Entrevista a Alfredo Iglesias Diéguez sobre las elecciones gallegas de julio de 2020

Entrevista a Alfredo Iglesias Diéguez sobre las elecciones gallegas de julio de 2020.Ese es el problema, la falta de movilización social en torno a alternativas rupturistas.”

Rosa Guevara Landa

Alfredo Iglesias Diéguez (Vigo, 1966) es profesor de Geografía e Historia en el instituto Maruxa Mallo de Ordes (Galicia). Desde su juventud está vinculado a movimientos sociales, sindicales y políticos de izquierdas. Discípulo de Gibert, con quien trabajó en Orce y Cueva Victoria desde 1984, algunos de sus temas de interés son la evolución humana, la historia desde abajo, la historia de la ciencia….

Quisiera preguntarte en primer lugar…

Déjame hacer una reflexión antes de empezar, ya que no sé si luego tendrá mucha cabida en la entrevista.

Adelante con ella.

El domingo, cuando acudí a votar, me sentí de nuevo sólo, la soledad de quien sabe que su opción no sólo no va a ser la ganadora, sino que va a ser muy minoritaria (al final fuimos 50.000 personas). En este sentido, coincido con la reflexión de Errejón: volvimos a los resultados anteriores a 2012, cuando irrumpió en el Parlamento AGE. Es la soledad de los comunistas…

No sé cuándo y dónde lo leí, tampoco recuerdo quien lo dijo, y no sé si te sirve de consuelo, pero alguien comentó que “un comunista nunca está sólo”.
Cojo el hilo de la entrevista. ¿Qué abstención ha habido en las elecciones del pasado domingo, 12 de julio? ¿Mayor o menor que en otras elecciones?

La abstención fue baja: 41,12%, lo que significa que dejaron de votar 918.799 personas. Pero por cosas de la demografía envejecida de Galicia, este año el número de votantes fue 1.310.510 y en el 2016 fue de 1.448.962; el electorado se redujo en un 8,04%. Dicho de otra forma: el ganador del 2010 obtuvo menos votos que el ganador de 2016 (625.182 frente a 682.150).

¿Ha podido influir de algún modo el tema de la COVID-19 y los recientes brotes en algunas poblaciones gallegas?

Sobre esta cuestión no tengo una opinión muy elaborada; no obstante, cuando se anunció que Galicia sería la primera comunidad que accedería a la nueva normalidad, lo primero que pensé fue: “acaban de regalarle la mayoría absoluta al PP”. Los votos, por otra parte parecen mostrar que los rebrotes no tuvieron mayor incidencia: en A Mariña arrasó el PP, como siempre.

¿Qué porcentaje de votos mínimos deje tener una candidatura para contar en la asignación de representantes en Galicia? ¿Desde cuándo? ¿Es razonable en tu opinión?

En el año 1992, cuando Fraga llevaba un año gobernando con mayoría absoluta, promovió la reforma electoral que elevó al 5% el mínimo necesario para entrar en el Parlamento gallego.
¿Es razonable? Supongo que no, que es un obstáculo para que en el Parlamento esté mejor representada la voluntad popular…, pero creo que eso es confundir la crítica: también hay un sesgo provincial (Lugo, por ejemplo, está sobrerrepresentada con respecto a A Coruña) o el sistema de distribución de los votos está pensado para favorecer a las mayorías (concretamente a los dos primeros partidos).
En este sentido creo que el problema está en formar masa crítica en la calle, en la movilización social… “Cuando los tiempos fueron llegados”, el BNG o AGE no tuvo problemas en entrar ‘arrollando’ en el Parlamento. Ese es el problema, la falta de movilización social en torno a alternativas rupturistas…

¿No es sorprendente que la representación de la ciudadanía gallega se reduzca a tres partidos? ¿Por qué hay tanta concentración de voto?

No sé si lo que voy a decir responderá a lo que me preguntas. Realmente creo que en Galicia pesa mucho la ‘cuestión nacional’. Fíjate, en estas elecciones, las fuerzas que consiguieron un mayor apoyo tenían a Galicia como lema de campaña: Galicia, Galicia, Galicia o Galicia é moito, por el PP; y Por unha nova GalizA!, por el BNG.
El Fraga que fue ministro de Información y Turismo de la dictadura, como presidente de la Xunta de Galicia (1990-2005), fue el promotor de dos iniciativas culturales que en cualquier lugar definirían como nacionalistas: la exposición/libro ‘Galicia fai dous mil anos: o feito diferencial galego’ (1997-1999) -por no mencionar las dos primeras ediciones del Congreso sobre la cultura celta (1998), que tiene continuidad bajo el gobierno de Feijóo (en 2011 se celebró la III edición)-; y, en el año 2004, por unanimidad, el Parlamento Gallego aprobó un documento que algunas organizaciones atacaron por suponer una agresión a la pervivencia del castellano en Galicia, me refiero al Plan xeral de normalización da lingua galega (2004); por no mencionar que, de acuerdo con nuestro himno oficial, vivimos en la “nación de Breogán”.
Obviamente el PP de Feijóo tiene una curiosa manera de reivindicar Galicia: es como Atila, por donde pasa arrasa, pero él insiste en que su única preocupación y compromiso es Galicia. En el polo opuesto el BNG también afirma lo mismo, aunque desde una perspectiva soberanista: con una Galicia soberana los problemas se resolverían porque controlaríamos nuestros recursos, no estaríamos tutelados por Madrid y hablaríamos con voz propia en la Unión Europea, que por cierto tiene una sede institucional en Vigo: la Axencia Europea do Control da Pesca.
Los partidos que se presentan con lemas como “É o momento: construírmos o futuro” o “A hora do cambio”, no tuvieron tanto éxito.

¿Victoria aplastante del PP o victoria aplastante de Feijóo?

¡Por supuesto del PP! ¿Crees que alguien en Galicia acudió a la sede del PCG a celebrar la victoria de su candidato? ¡En Galicia todo el mundo sabe que Feijóo es del Partido Popular!
Otra cosa es que haya que apuntar el tanto de esta victoria a Pablo Casado, lo que sería un error.

¿Es tan centrado y moderado como dicen el “eterno” presidente gallego? ¿Se corresponde esa supuesta moderación con la praxis real de su gobierno?

Realmente, creo que Feijóo, ya lo dije antes, por donde pasa arrasa: vendió las cajas gallegas a Banesco, un banco extranjero; vendió Barreras a Pemex y de aquella promesa de futuro hoy no queda nada; Pescanova, estuvo a punto de desaparecer; bajo su gobierno cerraron Alfageme, Vulcano…; no resuelve los problemas de Alcoa….
La sanidad gallega, cada vez más privatizada; la enseñanza pública, con profesorado trabajando más horas, más alumnado por aula…; Galicia sigue ardiendo…; el sector lácteo sigue vendiendo a precios de saldo sus productos, pero las empresas los comercializan a precio de oro…
El gallego está en caída libre…
El 52% de los gallegos consideran que durante su mandato sus condiciones de vida empeoraron…
Entonces, ¿qué es lo que hace bien?

Excelente pregunta. Tu respuesta…

Vender su imagen de gestor moderado, comprometido y responsable.

¿Qué sectores de la población se identifican con el PP durante años y años?

Todos. Hace muchos años, se decía que cuando mueran las personas mayores que mamaron la dictadura el PP dejaría de ser una fuerza tan presente en la sociedad gallega… Esas personas ya murieron y el PP sigue estando ahí.
El PP fue la fuerza más votada en 298 de los 313 concellos de Galicia. El PP arrasa en comarcas rurales; en vilas de tamaño intermedio, en ciudades… El menor porcentaje de voto del PP fue en Vigo, la principal ciudad gallega, y concellos de tamaño medio-pequeño: Corcubión, O Grove, A Illa de Arousa e Entrimo.
En Vigo, donde gobierna con sobradas mayorías absolutas el PSOE, aunque mejoró los resultados de las últimas elecciones, quedó por debajo del PP…
El BNG sigue teniendo un fuerte bastión en Allariz, una pequeña villa del interior de Ourense; y los mejores resultados de Galicia en Común, que no pasaron del 10%, fueron en Ferrol, una de las ciudades donde el movimiento obrero estaba más arraigado -hasta que la reconversión se lo llevó por delante-, O Grove, Mugardos y Cangas, estos tres últimos concellos de tradición marítimo-industrial.
El PP tiene apoyos en todos los sectores de la población gallega. Feijóo sabe muy bien vender su marca: siempre muestra preocupación e interés, sabe hacerte sentir escuchado… y siempre tiene una solución para todos los problemas de Galicia, aunque al final no la pueda llevar adelante porque otros ponen dificultades. Sabe que es lo que tiene que ofrecer cuando está en una granja del rural, cuando está con empresarios y cuando está con jóvenes…
Además, 900.000 personas se quedaron en casa sin votar. Es decir, aunque no tienen la necesidad de ir a votar por el PP, no tienen ningún interés en que las cosas cambien.

¿Derrota o victoria del PP de Casado?

A esta pregunta creo que ya contesté.

Tienes razón. ¿Quieres añadir algo más?

Si por Pablo Casado fuese, lo digo por lo que impuso en Euskadi, creo que tanto la campaña como la candidatura sería diferente, por lo tanto, en este sentido, Pablo Casado no salió muy reforzado de esta cita electoral; de hecho, ¿cuánto tiempo tardarán en pedirle a Pablo Casado que comience a imitar el modelo de Feijóo, que es una garantía de éxito?

¿Un éxito rotundo del BNG? ¿De dónde y por qué ese nuevo aluvión de votos?

Sólo hay que hacer unos pocos números: los votos que en años anteriores fueron a AGE y a las mareas, hoy se fueron al BNG, que volvió a resurgir como un ‘voto seguro’. A eso me refería antes cuando te decía lo del 5%; si hay una masa crítica, los límites se superan fácilmente.

¿Es cierto, como se dice, que el BNG está controlado por un partido marxista leninista: Unión do Povo Galego (UPG)?

Eso dicen. El BNG es una formación que aglutina partidos y personas a título individual; de todos los partidos, el que tiene una mayor trayectoria histórica y un mayor peso dentro de la formación es la UPG. Sin embargo, yo no veo que el BNG sea una formación dirigida por un partido comunista -que se supone que es lo que quiere decir ‘marxista-leninista’-. Su discurso está demasiado centrado en la ‘cuestión nacional’.

¿Pero no es una formación que se dice de izquierdas y que mantiene pactos con Junts per Catalunya?

Pues a eso vamos… Sé que Bildu y la CUP también apoyan el proceso secesionista, pero no tengo muy claro que eso una demostración de izquierdismo.
Creo que la izquierda con la ‘cuestión nacional’ va perdida. Oír a la ministra Yolanda Díaz decir: ‘mi país, que es Galicia’, le crea dificultades de comprensión al nacionalismo. Desde mi perspectiva galaica, si defiendes la identidad nacional de Galicia, si consideras que Galicia es un país, tienes que ser nacionalista; si defiendes que Galicia es una comunidad autónoma con identidad propia -hablamos gallego, tenemos una historia propia, unas tradiciones propias…-, entonces eres del PP. El PSOE y otras formaciones de izquierda no nacionalistas -aunque reconozcan la nacionalidad gallega-, son españolistas. Yo soy un españolista.
La izquierda tiene que reconocer las identidades nacionales, por supuesto, pero no construir proyectos políticos interclasistas para construir estados-nacionales. Mi identidad política no es la nación; mi identidad política es la clase… y mi lucha la igualdad, de género, de etnia, de identidad sexual…, no la independencia de mi país. Yo soy tan gallego como Feijóo -Fraga arrasó con una campaña cuyo lema era ‘Galego coma tí’- y como Ana Pontón, pero mi proyecto político, es decir, el futuro que quiero construir, es diametralmente opuesto al suyo: yo apoyaría la nacionalización de empresas, el control obrero de la actividad empresarial, una fiscalidad progresiva…

¿Éxito, fracaso o ni una cosa ni la otra en el caso del PSOE?

Creo que ni una cosa ni la otra… Éxito desde luego no fue, pero tampoco considero un fracaso mantener el número de actas parlamentarias, a pesar de que haya perdido su condición de segunda fuerza política gallega. Quizás el candidato no fue el apropiado. Emilio Pérez Touriño abandonó precipitadamente la política gallega y creo que desde entonces, al margen de que Abel Caballero sea un fenómeno universal, el PSdeG no acaba funcionar.

La pregunta del millón: ¿qué paso con Unidas Podemos de Galicia? ¿Cuántos votos ha perdido? ¿Errores propios, la “coyuntura”, la desunión?

Galicia en común, que era la coalición de Unidas Podemos, Anova As Mareas e Equo, los herederos más o menos directos de AGE, se quedaron con 51.223 votos… Algo más de los 16 mil del 2009. En fin, volvemos a los orígenes.
Si proyectas la evolución de AGE-En Marea-Galicia en común, a lo largo de 2012-2016-2020, las cifras hablan por si solas: 200.828 votos (una formación con apenas semanas de vida y una campaña precipitada), 273.523 votos y 51.223 votos… y lo comparas con la evolución del BNG (146.027, 119.446 y 310.137), está claro que hay un caladero de alrededor de 300 mil votos que esperaban un proyecto alternativo de izquierdas frente a la desilusión del bipartito (cuando el papel del BNG fue decepcionante).
Es el voto que se puede identificar como de izquierdas que bandea del nacionalismo del BNG a otras opciones alternativas. Una masa social que se aglutinó alrededor del rechazo al proyecto de Constitución de la UE, el Nunca Máis (a consecuencia de la marea negra del Prestige), el Non á guerra de 2004, el Foro Social Galego… y que llevó a Touriño y a Quintana al gobierno gallego en 2005. No hay más…
Quien llegue a ese sector de la población, se lleva la mayoría. El problema es que no llegamos a 900 mil votantes que les es indiferente que gobierne Feijóo, a pesar de eso les lleve a la ruina, y por supuesto no llegamos al votante del PP que sociológicamente debería estar apoyando programas de izquierdas.
Es obvio que hay mucho que hacer…

Déjame insistir. ¿Qué fue del proyecto que en su momento representó AGE, al alternativa galega de izquierdas?

Creo que ya contesté. Solamente una cuestión: aunque aparentemente en cosa de 60 días se constituyó AGE, lo cierto es que había mucho trabajo detrás, muchos años debatiendo, convenciendo de que unir a las fuerzas que podía aglutinar Beiras (el Encontro Irmandiño), Ferrín (Fronte Popular Galega) y Esquerda Unida (en ese momento liderada por Yolanda Díaz) era una opción viable y necesaria. Quizás para algo que costó tanto construir se hicieron demasiado mal las candidaturas… Pero de la posterior experiencia de las mareas no se salió reforzado… Todo lo contrario!
Vuelvo a lo mismo de antes. Hay mucho trabajo por hacer, por supuesto en la calle, pero también en el terreno de las ideas: un proyecto de izquierdas, que sólo sea feminista y ecologista, que se olvide de la lucha de clases y del internacionalismo proletario… en un contexto de resurgimiento de identidades nacionales tiene todas las de perder.

¿Quieres añadir algo más?

Creo que por hoy es suficiente. Gracias por hacerme esta entrevista, que contesto desde mi condición ciudadana, no quiero, no pretendo que esta sea la visión de un analista profesional o politólogo. Es una reflexión de un votante comunista que le gustaría ver como se construye un futuro alternativo.

Como tal la tomamos. Gracias.

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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