La rotación del capital. Capital fijo y capital circulante.

La nueva lectura de Marx de Michael Heinrich (XXXII)

La rotación del capital. Capital fijo y capital circulante

Mientras todo lo sólido se disuelva en el aire, la vivida descripción presente en El capital de las fuerzas que gobiernan nuestras vidas -y de la inestabilidad, la alienación y la explotación que generan- nunca perderá su resonancia o su poder para analizar el mundo. Tal como concluía el artículo publicado en el New Yorker en 1997: “Valdrá la pena leer sus libros mientras perdure el capitalismo.” Lejos de acabar enterrado bajo los escombros del Muro de Berlín, Marx acaso esté ahora emergiendo en todo su sentido. Todavía cabe la posibilidad de que se convierte en el pensador más influyente del siglo XXI.
Francis Wheeen (2007)

Seguimos en el capítulo VI: “La circulación del capital”, pp. 175-184, uno de los más breves del libro. Lo forman tres apartados, en el segundo de ellos: “La rotación del capital. Capital fijo y capital circulante”, pp. 179-181.

Un breve comentario al final de todo de Manuel Martínez Llaneza.

Recordemos el compás inicial de este capítulo. En el proceso de valorización del capital, señala MH haciendo un resumen de resultados ya alcanzados, el capital adopta las formas de mercancía y dinero. Como se desprende de la fórmula general del capital, D-M-D’, el proceso de valorización comprende actos de producción y de circulación, de ambos. El autor alemán nos recuerda que el proceso de producción fue expuesto por Marx en el libro I y que la investigación del proceso de circulación del capital es asunto del libro segundo. En este capítulo, el 6º, nos advierte que solo va a comentar y exponer algunos conceptos de esta investigación -la de Marx del segundo libro-, solo los conceptos necesarios para la comprensión del contenido del libro III.

Entremos en materia.

Si se considera el ciclo del capital no como un fenómeno aislado, comenta el filósofo alemán, sino como un proceso periódico, se habla entonces de rotación del capital. El tiempo de rotación es la suma del tiempo de producción y de circulación: “es el tiempo durante el cual un capitalista tiene que adelantar capital hasta que lo recupera valorizado”.

Una parte de los medios de producción (edificios, máquinas,…) solo se desgastan después de varios períodos de producción. Conforme a su desgaste medio, transfieren solo una parte de su valor al valor del producto.

La ilustración: si una máquina puede ser utilizada durante veinte períodos de producción, transfiere al producto de cada uno de estos veinte períodos una vigésima parte de su valor. Mientras que el valor de esta máquina ingresa parcialmente en la circulación, la máquina en su forma natural queda fijada a la esfera de la producción. Los componentes del capital constante que tienen esta propiedad son designados como capital fijo.

A él se contrapone el capital líquido o circulante: los componentes del capital que se consuman materialmente durante un proceso de producción (por lo que su forma natural desaparece). Está constituido por las partes no fijas del capital constante: las materias primas y las materias auxiliares, la energía, así como por todo el capital variable.

MH nos advierte que la diferencia entre capital fijo y capital circulante no es una diferencia material (como, por ejemplo, una diferencia de cosas móviles e inmóviles) sino una diferencia en la circulación del valor. Esta diferencia, señala, es de enorme importancia para los capitalistas.

El valor del capital circulante, en condiciones normales, se reintegra tras una rotación y entonces tiene que ser inmediatamente adelantado para el siguiente período de producción. El valor del capital fijo solo se transfiere al producto en el curso de varios períodos de producción, por lo que solo refluye parcialmente tras una rotación.

Estos reflejos no son necesarios de inmediato, sino solo cuando los elementos materiales del capital fijo tienen que ser efectivamente sustituidos. Por ejemplo, cuando se adquiere una nueva máquina. Entonces tiene que ser adelantado de una vez el importe total del capital fijo. Hasta ese momento, los reflujos del capital fijo constituyen un fondo de amortización.

Tanto la distinción entre capital fijo y circulante, como la distinción entre capital constante y variable, son distinciones del capital productivo, “del valor del capital que se transforma en medios de producción y en fuerza de trabajo”.

La diferencia entre el capital constante y el variable se refiere a la formación del valor: el capital constante c simplemente transfiere su valor al producto; el capital variable, por el contrario, crea un nuevo valor en la cuantía de v + p.

La distinción entre capital fijo y circulante se refiere, en cambio, a la circulación del valor, no a su formación. Se refiere al momento en el que el correspondiente valor del capital regresa de nuevo al capitalista.

La distinción entre capital constante y capital variable, concluye finalmente MH, presupone toda una serie de conocimientos teóricos sobre el proceso de formación del valor (conexión entre valor y trabajo, diferencia entre trabajo y fuerza de trabajo, comprensión de que el salario como pago del trabajo es una expresión imaginaria, etc). Estos conocimientos no son de esperar en la conciencia espontánea del capitalista (MH nos remite al capítulo X para amplar este punto). En cambio, prosigue, la distinción entre capital fijo y circulante, a causa de su importancia práctica, es inmediatamente comprensible para el capitalista y constituye la base de sus cálculos. “En tanto que esta distinción agrupe como capital circulante al capital variable y a una parte del capital constante, oculta más la diferencia entre capital constante y capital variable”.

El siguiente apartado del capítulo, el tercero y último, se titula: “La reproducción del capital social global”, pp. 181-184.

PS. El comentario del profesor Manuel Martínez Llaneza sobre este resumen:

No tengo nada que comentar a este resumen, solo insistir en que la división del capital entre constante y variable o entre fijo y circulante no obedece a ninguna razón intrínseca al capital o a la producción capitalista, sino a objetivos metodológicos, por lo que no representa contradicción alguna considerar cualquiera de los dos puntos de vista cuando convenga, siempre que no se confundan.

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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