Del compañero y miembro de Espai Marx, Carlos Valmaseda.
1. No aprendimos nada de la guerra de Iraq y Afganistán.
2. El uranio congoleño y las bombas atómicas.
3. La evolución económica de Rusia.
4. Más sobre la decadencia de Israel.
5. Locura en Israel.
6. El ejército israelí.
7. Los que se benefician de la guerra.
8. Hay que activar la Convención sobre el Genocidio.
9. La situación militar en la guerra de Palestina, 19 de noviembre.
1. No aprendimos nada de la guerra de Iraq y Afganistán
Parece que se repite lo que sucedió hace veinte años con la «guerra contra el terror»: movilizaciones masivas para intentar parar el conflicto antes de que empezase que no sirvieron de mucho. A nuestros gobiernos les dio lo mismo. Parece que se repite el patrón. https://www.middleeasteye.net/
Guerra entre Israel y Palestina: Europa sigue a EE.UU. en otra guerra desastrosa
Hamdullah Baycar, Ali Bakir 19 de noviembre de 2023
Los líderes del Reino Unido y de la UE que siguen ciegamente la política exterior estadounidense sobre Israel y Gaza obviamente no aprendieron nada de las catastróficas intervenciones occidentales en Irak y Afganistán
Desde el ataque sorpresa de Hamás del 7 de octubre, que se cobró unas 1.200 vidas, Israel ha respondido matando al menos a 11.500 palestinos, entre ellos 4.500 niños, lo que equivale aproximadamente a un niño muerto cada 15 minutos de cada día.
Sin entrar a debatir la causa fundamental del ataque de Hamás -que incluso el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, reconoció que era el resultado de «56 años de ocupación asfixiante [de tierras palestinas]»-, los europeos deben recordar la política estadounidense posterior al 11-S y los remordimientos que muchos de ellos han tenido desde entonces.
Inmediatamente después del atentado del 7 de octubre, muchos funcionarios, entre ellos el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, lo compararon con el 11 de septiembre.
De hecho, Biden matematizó la cuestión y afirmó que «para una nación del tamaño de Israel, fue como 15 11-S».
Las comparaciones de Biden con el 11-S distaban mucho de ser ciertas por muchas razones, entre ellas, como declaró el secretario general de la ONU, porque «[los palestinos habían visto su] tierra constantemente devorada por los asentamientos y asolada por la violencia; su economía asfixiada; su población desplazada y sus hogares demolidos. Sus esperanzas de una solución política a su difícil situación se han ido desvaneciendo».
Pero parece que el mundo, y especialmente el mundo occidental, está creando un entorno similar al posterior al 11-S, incluso repitiendo muchos de los errores que cometieron hace más de 20 años.
Seguir ciegamente la política exterior estadounidense
La administración estadounidense, a pesar de sus credenciales del Partido Demócrata, se está comportando de la manera más belicista imaginable; recuerda a las administraciones de los presidentes republicanos HW y GW Bush.
De hecho, la respuesta de Biden al ataque de Hamás y su apoyo incondicional a Israel suscitaron los elogios del segundo Bush, uno de los presidentes estadounidenses más infames por su guerra fabricada contra Irak. Cabría imaginar que ser elogiado por Bush, especialmente teniendo en cuenta su enfoque cuando ocupaba el cargo hacia Oriente Medio o los países de mayoría musulmana, podría ser un motivo para que Biden se detuviera a reflexionar sobre sus acciones.
No olvidemos que la respuesta de Israel ha sido la matanza desproporcionada de civiles mediante ataques aéreos indiscriminados y la violación del derecho internacional al utilizar herramientas de castigo colectivo en Gaza, con la retención de la ayuda y el corte del suministro de agua y electricidad.
Si Biden parece estar adoptando una línea estadounidense conocida y de línea dura en Oriente Medio, también lo están haciendo los países de la Unión Europea y el Reino Unido, que parecen no haber aprendido de los errores anteriores de seguir ciegamente la política exterior estadounidense.
Dos décadas después de los atentados del 11-S en suelo estadounidense, que acabaron con la desastrosa invasión de dos países, Afganistán e Irak, costando la vida a cientos de miles de civiles inocentes y sumiendo a la región en una agitación que persiste hasta hoy, los Estados occidentales parecen dispuestos de nuevo a cometer más errores deliberados.
Los errores que los líderes europeos están cometiendo esta vez son notablemente similares a los de hace 20 años. En primer lugar, están ignorando de nuevo las enormes protestas nacionales contra la guerra y las demandas públicas de un alto el fuego. En segundo lugar, están ignorando los llamamientos públicos generalizados para que pongan fin a su apoyo incondicional a Estados Unidos (y, hoy en día, a Israel).
En tercer lugar, los dirigentes europeos están aceptando de buen grado «información» que aún no se ha demostrado, al igual que la infame «inteligencia» que identificó las «armas de destrucción masiva» de Sadam Husein. Y, en cuarto lugar, no están aprendiendo las lecciones de las experiencias de Estados Unidos en Afganistán, donde una vez se aseguró el país frente a los talibanes pero luego se les entregó.
Aunque el apoyo a la invasión de Afganistán fue mucho mayor que el apoyo a la acción en Iraq, el público era muy consciente de que la campaña militar de Afganistán destruiría el país, y no sólo las «bases terroristas», como dejaron claro los manifestantes de la época al gritar «Destruid el imperialismo, no Afganistán» en la capital estadounidense, Washington, DC.
Fuera de contacto
Mientras que el Partido Conservador británico, dirigido por Rishi Sunak, y el Partido Laborista, dirigido por Keir Starmer, se han unido para condenar a Hamás y mostrar su pleno apoyo a Israel, las calles se han llenado de marchas propalestinas, incluida una de las mayores concentraciones jamás vistas en Gran Bretaña, el 11 de noviembre, que según los organizadores atrajo a 800.000 personas.
Esta enorme participación en apoyo de los palestinos enfureció a muchos comentaristas de la prensa británica, incluido el Spectator, revista proisraelí que dirigió en su día el ex primer ministro Boris Johnson.
Recientes sondeos de opinión en el Reino Unido han puesto de manifiesto lo alejados que están los líderes políticos británicos del sentir de la opinión pública. En una de ellas, publicada el 19 de octubre, el 76% de los encuestados apoyaba un alto el fuego.
En otro sondeo de YouGov, publicado el 24 de octubre, el 21 por ciento de los británicos encuestados apoyaba a Israel y el 18 por ciento a Palestina; el resto apoyaba a ambas partes por igual o no sabía; ni siquiera se acercaba a la respuesta del gobierno.
La divergencia entre gobierno y público es tan grande que la ex ministra del Interior, Suella Braverman, despedida por Sunak el 13 de noviembre por escribir un artículo crítico con la policía, calificó de «marchas del odio» las protestas propalestinas, a las que asistía un amplio sector del público británico.
El panorama no es diferente en la UE. Con la excepción de algunos países, como Irlanda, que ha sido crítica con Israel y que ella misma fue víctima de la colonización, y España, los líderes de la UE corrieron a Israel para posar con el Primer Ministro Benjamin Netanyahu y mostrarle toda su solidaridad.
Francia y Alemania fueron incluso más lejos que el Reino Unido y prohibieron casi todas las marchas propalestinas, penalizando el ondear de la bandera palestina o los cánticos en favor de los palestinos, al tiempo que fomentaban las concentraciones proisraelíes.
Más de 100 escritores y académicos judíos de Alemania firmaron una carta abierta pidiendo que se levantaran las prohibiciones propalestinas.
Propagación de mentiras
Tanto Hamás como los talibanes son despreciados por los gobiernos occidentales. De hecho, el Afganistán gobernado por los talibanes fue el primer objetivo de la venganza estadounidense tras el 11-S con el pretexto de la aparente libertad de Al Qaeda para operar en el país.
Dejando a un lado la discusión sobre si la invasión estadounidense de Afganistán fue justa o no, los Estados occidentales deberían aprender de los acontecimientos de 2021, cuando, dos décadas después de la invasión y la posterior campaña militar, que costó miles de vidas y miles de millones de dólares, la administración estadounidense, sin consultar demasiado a sus aliados europeos, se retiró del país y lo entregó a los talibanes.
Tomando esto como ejemplo, la sobre-securitización de Hamás, o de cualquier otra organización en Palestina, podría ser problemática, ya que EEUU podría decidir que cualquier organización puede gobernar el país. Los líderes europeos deberían recordar las caóticas y sangrientas escenas del aeropuerto de Kabul durante la evacuación antes de seguir ciegamente el ejemplo de Estados Unidos sobre Hamás.
Y luego está el historial de Estados Unidos de propagar el tipo de mentiras que condujeron a la invasión de Irak en 2003. En 2016, el informe Chilcot, tras una investigación pública británica sobre la guerra, concluyó que la base de la invasión iraquí -la afirmación estadounidense de que Sadam tenía armas de destrucción masiva- carecía de fundamento.
Sin embargo, el entonces primer ministro británico, Tony Blair, mostró su total apoyo a Estados Unidos, afirmando que Gran Bretaña estaba «hombro con hombro con nuestros amigos estadounidenses» para derrotar y erradicar el terrorismo internacional y que «nosotros, como ellos, no descansaremos hasta que este mal sea expulsado de nuestro mundo».
Con ecos de la saga de las armas de destrucción masiva iraquíes, el Presidente Biden afirmó haber visto vídeos que mostraban a Hamás decapitando bebés.
Biden declaró: «Nunca pensé realmente que vería, que habría confirmado, imágenes de terroristas decapitando niños».
Pero poco después, la Casa Blanca corrigió a Biden, diciendo que el presidente no había visto imágenes ni confirmado tales informes de forma independiente. «El presidente basó sus comentarios sobre las supuestas atrocidades en las afirmaciones
del portavoz de Netanyahu y en informes de los medios de comunicación de Israel», según la Casa Blanca.
Modelo de lo que no se debe hacer
Y, por supuesto, el propio Israel tiene un largo historial de mentiras sobre asesinatos de civiles.
Ejemplos recientes de afirmaciones israelíes que más tarde se demostró que eran mentiras incluyen el ataque aéreo de 2014 que mató a niños que jugaban al fútbol en una playa de Gaza. Israel afirmó que el ataque, en el que murieron cuatro jóvenes de la familia Bakr, había sido un misil de Hamás. Sin embargo, periodistas extranjeros que se encontraban en las inmediaciones fueron testigos de la matanza, e Israel se vio obligado más tarde a admitir su culpabilidad, afirmando que el objetivo había sido un complejo de Hamás.
Una investigación posterior descubrió que los operadores del avión no tripulado habían disparado sin tener cuidado de distinguir entre los niños y los militantes.
Es muy posible que la afirmación de Israel de que la explosión en el Hospital Árabe al-Ahli de la ciudad de Gaza -en la que murieron 470 palestinos- fue causada por un misil de Hamás acabe resultando ser otra mentira más. Y ello a pesar de que Biden se apresuró a decir que probablemente lo hizo «el otro equipo», como si hablara de un partido de fútbol.
El asesinato de la periodista de Al Jazeera Shireen Abu Akleh en mayo de 2022 también tuvo un cariz similar. En los días posteriores a su asesinato, Israel negó su responsabilidad y afirmó que habían sido militantes palestinos. Tras meses de negación, Israel aceptó la alta posibilidad de que Abu Akleh hubiera sido asesinada por fuerzas israelíes.
Teniendo en cuenta todos estos factores y el largo historial de mentiras de Estados Unidos e Israel, las potencias europeas no deberían apresurarse a creer a Estados Unidos e Israel y prestarles un apoyo total e incondicional.
Como afirmó Zeynep Tufekci en su columna del New York Times: «Si la respuesta de EEUU tras el 11 de septiembre es un modelo, es un modelo de lo que no hay que hacer».
Quizá deberíamos repetir la frase, a menudo atribuida a Albert Einstein, que a su vez era judío, de que «locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes».
En este caso, la locura sería seguir el ejemplo de Estados Unidos, a pesar de su historial, y esperar resultados diferentes.
2. El uranio congoleño y las bombas atómicas
Relacionado con lo que os envíe ayer sobre la minería en África, especialmente en el Congo, un artículo con un dato que desconocía: el 80% del uranio empleado en las primeras bombas atómicas estadounidenses procedía del Congo, y el control sobre la mina del que se extrajo, en Katanga, pudo ser uno de los motivos para el derrocamiento y asesinato de Lumumba. https://www.elsaltodiario.com/
Un asesinato, uranio y el destino de un país
El 80% del uranio usado para las bombas de Hiroshima y Nagasaki se originó en el Congo belga, ahora la República Democrática del Congo (RDC).
Jasmine Owen Tara Drozdenko
Artículo publicado originalmente en Outrider.org.
Trabajos forzados y explotación
En 1885, y sin el apoyo del gobierno, el rey Leopoldo de Bélgica creó su colonia personal en lo que ahora es la RDC. Su ejército privado aterrorizó a la población indigena y convirtió en esencia todo el área en un campo de trabajos forzados para la extracción de recursos. Las violaciones de derechos humanos fueron tan extremas que la intensa presión diplomática sobre el gobierno belga condujo a que este tomara control oficial de la colonia en 1908, pasando esta a ser conocida como el Congo belga. La situación mejoró ligeramente, pero no mucho.
El artículo 3 de la Carta Colonial declaraba que “Nadie puede ser obligado a trabajar en favor y para el beneficio de empresas y personas particulares”. Pero nunca se respetó, y el gobierno belga continuó imponiendo trabajos forzados sobre la población con unos métodos menos obvios.
Cuando Alemania ocupó Bélgica en junio de 1940, los EEUU convencieron a la empresa propietaria de Shinkolobwe de destinar toda su producción allí por cuestiones de seguridad. 1200 toneladas de mineral se desplazaron desde el Congo hasta Staten Island, en Nueva York, donde se quedaron.
Cuando se dio inicio al Proyecto Manhattan en 1942, el gobierno estadounidense compró las 1200 toneladas, junto con otras 950 que seguían en el Congo. Con el objetivo de enviarlas a los EEUU, los trabajadores de la empresa belga tuvieron que trabajar sin descanso, clasificando y empaquetando a mano el uranio durante dos semanas. Es posible que los mineros se expusieran a radiación equivalente a un año entero en ese medio mes, sin conocer el riesgo que estaban corriendo.
En los 50, los EEUU quiso monopolizar el control sobre el sector del uranio congoleño para evitar la posible influencia soviética en el corazón de África. De esta manera, continuó la exportación de uranio a costa de la salud y la explotación de los trabajadores congoleños. Los mineros se vieron obligados a trabajar en secreto para producir el uranio a precios extraordinariamente bajos, todo por el bien de la seguridad nacional estadounidense.
Secesiones, asesinatos y dictadores
Cuando Congo consiguió la independencia en 1960, Patrice Lumumba se convirtió en el primer primer ministro elegido democráticamente en la historia del país. Desde el principio dejó claro que no concederían a los EEUU la misma libertad que había conocido con Bélgica, lo cual preocupó al gobierno estadounidense.
11 días tras la independencia de la RDC, la provincia de Katanga, donde se encontraba la mina Shinkolobwe, se secesionó del país. Resulta bastante probable que las compañías mineras privadas que trabajaban para los gobiernos occidentales buscaban mantener la constante producción y envío de uranio. Tras la secesión, Lumumba solicitó la ayuda de la Unión Soviética y de otros países, lo cual aumentó la preocupación de los EEUU.
Tras menos de seis meses en el gobierno, Patrice Lumumba fue asesinado en una misión autorizada por el presidente Eisenhower. Con el apoyo de la CIA, Joseph Mobutu se convirtió en el nuevo líder del país. En poco tiempo, la RDC se convirtió en una dictadura bajo el ala estadounidense. Desde entonces, el país ha conocido una sucesión de líderes autoritarios.
Corrupción, violencia y desigualdad económica
Mobutu se encargó de controlar la labor minera de la región de Katanga. La corrupción se extendió por todo el gobierno, los beneficios fueron mayormente hacia Mobutu y su círculo. Este robo sin paliativos condujo a la quiebra del sector minero en Congo. En 2000, se privatizó la empresa estatal del país, produciendo un vacío de poder y seguridad al desaparecer el papel del estado. La minería quedó completamente desregularizada; florecieron la minería a pequeña escala y la artesanía ilegal ante la grave crisis económica de la RDC. Las desigualdades económicas de la sociedad congoleña se han disparado, perpetuando el ciclo de pobreza.
Seguridad a cualquier precio
La historia del rol congoleño en el programa de armas nucleares americano está plagada de tensiones. La vemos entre la seguridad nacional y las violaciones de derechos humanos, en como los EEUU se abastecía de uranio por medio de acuerdos con una potencia colonial que recurría a los trabajos forzados para proveerlos. Durante la Segunda Guerra Mundial, la carrera armamentística con los nazis condujo a los EEUU a echar la vista gorda al respecto. Y, durante la Guerra Fría, los esfuerzos por prevenir que la Unión Soviética se hiciera con el control de los recursos congoleños, condujeron a EEUU a sacrificar la democracia de un país.
No hay manera de saber si la RDC hubiera progresado en otra dirección si EEUU no hubiera intervenido y asesinado a su primer líder democratico. Lo que sí sabemos es que la RDC estaba destinada al fracaso cuando empezó a transicionar de un líder autoritario a otro mientras el complejo armamentístico estadounidense estaba floreciendo a su costa.
Traducción de Raúl Sánchez Saura.
3. La evolución económica de Rusia
Sapir sigue publicando periódicamente hilos en Twitter con la evolución económica de Rusia. En crecimiento, por cierto. Aunque sea de Twitter, que reposteo directamente, os paso el último traducido. https://twitter.com/
I. Los resultados de la #economía rusa publicados esta mañana muestran que la economía se mantiene en su fuerte trayectoria de crecimiento iniciada a finales de marzo de 2023 con un +5,2% para el PIB (interanual). Un breve #hilo sobre el tema
II El crecimiento sigue siendo fuerte en la industria, pero también en otros sectores productivos como la agricultura y la construcción. Es probable que el crecimiento alcance al menos el 3% en 2023.
III Los datos de la industria confirman que, a pesar de una ligera caída de la industria extractiva, el auge de la industria manufacturera se mantiene e incluso se consolida. Esta tendencia, iniciada en 2020, está cambiando la fisonomía de la economía rusa.
IV Los sectores de consumo básico registran un fuerte crecimiento, como desde hace varios meses. Estos resultados reflejan un repunte del consumo
V Las industrias del sector químico, con la única excepción del refinado, también muestran un fuerte impulso de crecimiento, ya sea en respuesta a la demanda interna o a la demanda de exportación.
VI Sin embargo, es en la industria de la ingeniería mecánica donde los resultados son más significativos. Las ramas con un alto contenido tecnológico siguen avanzando con fuerza, lo que refleja la tendencia a la sustitución de importaciones.
VII Dentro de estos sectores, destacan las industrias de ingeniería mecánica. Aumenta la producción de maquinaria y equipos, pero son sobre todo las industrias de automoción las que experimentan un mayor crecimiento.
VII En el sector del automóvil, muy afectado por las sanciones, la reactivación de la producción ha sido espectacular. De 20.000 vehículos al mes en enero, la producción pasó a 65.000 en septiembre (de 5.000 a 17.000 camiones).
VIII Estas cifras confirman la fuerte pendiente de crecimiento de la industria manufacturera, impulsada por tres factores distintos: el gasto militar (y su difusión por toda la economía), el crecimiento del consumo y la sustitución de importaciones.
IX El comercio al por menor sigue creciendo (+12,2% en septiembre), al igual que los salarios reales, que alcanzan el 109,2% interanual. El crédito también aumenta, mostrando poca elasticidad a la subida de los tipos de interés.
X Así pues, los distintos agentes de la economía parecen confiar en la solidez del crecimiento y en las expectativas de aumento de la renta real (salarios y beneficios).
4. Más sobre la decadencia de Israel
Hoy la selección casi parece un monográfico sobre la miseria moral y política en Israel. No ha sido premeditado, debe ser que mucha gente se ha puesto a la vez a reflexionar sobre esta terrible realidad de nuestros días. Ahora afloran también multitud de vídeos de cosas que han pasado en Palestina durante todos estos años pero a las que nadie ha hecho mucho caso. Además de la más obvia, la violencia directa, una que me ha llamado la atención es que el agua de la lluvia es considerada propiedad del estado de Israel, y por tanto está prohibido almacenarla. Si los palestinos lo hacen, destruyen las albercas o depósitos en las que la hayan recogido. «También la lluvia» en vivo y en directo… https://twitter.com/ Sobre el tema de la actitud israelí, mirad las imágenes de estas chicas, tras la firma de los acuerdos de Oslo, cuando una palestina les explica cómo vive: absoluta incredulidad y rechazo. https://twitter.com/ Algo que en estos últimos días se ha exacerbado. Mirad estas adolescentes, no solo reconociendo, sino orgullosas de matar bebés… https://twitter.com/
Todos estos autores que os envío hoy parecen coincidir no obstante, en que eso va a suponer el fin del estado de Israel por desmoronamiento. Ojalá, pero hemos visto demasiadas veces triunfar al mal. En Argentina, ahora mismo, sin ir más lejos. 🙂
Epicentro
El precio que Israel pagará por el genocidio es la desintegración moral. Su clase dominante está impregnada de cinismo y arrogancia
Franco ‘Bifo’ Berardi 19/11/2023
La desintegración
Moshe Dayan dijo en 1967 que Israel debe actuar como un perro rabioso, para que sus enemigos sepan que sus acciones hostiles recibirán una respuesta inconmensurable. Una estrategia que amplía infinitamente el bíblico “ojo por ojo”.
Golpear escuelas, destruir hospitales, matar, matar, matar. De acuerdo, lo hemos entendido, pero no sé si los líderes de Israel se dan cuenta del tsunami de horror que están desatando en la psicoesfera global. Un mes de horror ininterrumpido que, en primer lugar, borró de la psique colectiva el horror del 7 de octubre, y luego produjo las condiciones para una mutación monstruosa en la percepción de Israel por parte de la mente planetaria.
Desde una perspectiva clínica, la gran mayoría de los israelíes hoy aparecen como psicópatas que han perdido toda inhibición moral y, por lo tanto, son peligrosos para los demás pero también para ellos mismos y para cualquiera que confíe en ellos, para cualquiera que de alguna manera les haya entregado su destino.
Todo Occidente, por razones que no tienen nada de nobles (el sentimiento de culpa vinculado al Holocausto que se ha transformado en una identidad negativa de Europa), ha entregado su destino a Israel. El presidente Biden ha entregado su destino a Israel.
Ha habido masacres en el pasado: las de Daesh y Bashir el Assad en Siria, las de Faluya bajo el fósforo blanco de los estadounidenses en 2005, etc. Pero ninguno de los innumerables estallidos de violencia se había transmitido en todas las pantallas del mundo de forma continua durante un mes o quién sabe cuánto tiempo más. Nadie había ocupado tan completamente la infosfera y, en consecuencia, la psicosfera de todo el planeta.
¿Qué consecuencias esperan los vengadores israelíes de este tsunami de horror, más allá de la improbable aniquilación de Hamás?
¿Se puede exponer el cuerpo torturado de toda una población sin pagar el precio?
Nadie sabe cómo evolucionará la situación político-militar, pero podemos suponer que los Estados árabes, mucho más atentos al bolsillo de las élites nacionalistas que a la solidaridad islámica, seguirán con sus condenas sin renunciar a los negocios y acuerdos con Israel. Éste no es el precio que Israel pagará. El establishment occidental y el establishment árabe no romperán con la entidad sionista.
El precio que Israel pagará es su desintegración moral. La clase dominante de Israel está impregnada de cinismo y arrogancia, no retrocederá ante ningún crimen para mantener el control de la situación, pero no podrá mantener ese control por mucho tiempo, porque la catástrofe de los palestinos es la catástrofe moral de los israelíes. La memoria judía no puede coexistir por mucho tiempo con la responsabilidad por un genocidio. La comunidad judía estadounidense ocupó los pasillos del Capitolio y la Estatua de la Libertad para decir: “No en mi nombre”, para rechazar la identificación con los exterminadores de Israel.
Israel ya no es (si alguna vez lo fue) una representación del judaísmo; es su vergüenza, su imagen invertida.
Lo que el sionismo ha identificado incorrecta y peligrosamente como el Estado de los judíos no podrá sobrevivir en medio del odio que el genocidio israelí está despertando en poblaciones que tienen recuerdos de la humillación colonial. Y, sobre todo, el Estado de Israel está hoy aislado en las nuevas generaciones que se identifican con los palestinos de todo el mundo, no tanto por razonamientos históricos y políticos, sino por la percepción de una común condición claustrofóbica, de una común ausencia de futuro y de caminos de salida. Esta percepción convierte a los palestinos en la vanguardia de la última generación global.
Hay algo horrible en la forma en que los europeos dan la espalda cuando se está produciendo un genocidio a poca distancia de ellos, tal como lo hicieron en las décadas de 1930 y 1940, cuando se estaba produciendo un genocidio en su territorio, pero no ante sus ojos mediatizados como ocurre hoy.
La traición de la cultura hebraica moderna
Es difícil describir la mutación de Israel sin hacer referencia al trauma original, al Holocausto, al deseo de venganza que busca a sus víctimas y las construye a lo largo de décadas.
Todo esto tiene poco que ver con política y mucho con psicopatología. El perro rabioso del que hablaba Dayan está verdaderamente loco, es necesario comprender la génesis de su locura que no se manifiesta hoy sino que comenzó a manifestarse en 1948.
Tocamos aquí un punto extremadamente delicado y doloroso, que se refiere a la evolución del inconsciente israelí, alejándose y contrastando con la cultura judía.
Antes de su muerte en 1967, Isaac Deutscher escribió sobre el judaísmo atrapado en la trampa del Estado-nación:
“El mundo ha obligado a los judíos a abrazar el Estado-nación y estar orgullosos de él precisamente cuando hay pocas esperanzas para el futuro en esto. No se puede culpar a los judíos, el mundo es culpable de esto. Pero al menos los judíos deberían ser conscientes de la paradoja y comprender que su entusiasmo por la soberanía nacional está históricamente rezagado. Espero que los judíos eventualmente tomen conciencia de la insuficiencia del Estado nación” (Isaac Deutscher, The Non Jewish Jew).
No sucedió así: desde el principio, la existencia de Israel coincidió con la traición de la cultura judía moderna. Desde su origen Israel quiso ser una nación, y por ello puso en marcha la expulsión, persecución, internamiento y sometimiento de la población presente en ese territorio.
Ahora todo el mundo se da cuenta de la trampa en la que ha caído el Estado sionista.
El regalo de los colonialistas ingleses, prometido por Balfour en 1917 y entregado en 1948, se revela como lo que fue desde el principio: un regalo envenenado.
Los palestinos también han entrado en el túnel sin salida del Estado nación.
La fórmula “dos pueblos, dos Estados” sancionaba el carácter identitario y tribal del Estado nacional, y negaba cualquier posibilidad de coexistencia pacífica de dos comunidades dentro de una misma entidad política.
Ambas entidades estatales (la existente de Israel y la inexistente pero proclamada de Palestina) han acabado identificándose con sus componentes más identitarios, fundamentalistas, religiosos o abiertamente fascistas.
La línea de falla
El genocidio en Gaza es el epicentro de un cataclismo que dividirá la humanidad de manera duradera: el sur del mundo y los suburbios de las grandes metrópolis occidentales rodean la ciudadela blanca con un muro de odio que alimentará la venganza en los meses y años venideros. Este evento inaugura el siglo de enfrentamiento entre la raza colonial y el mundo colonizado.
Israel es el puesto de avanzada del racismo colonialista en el mundo.
El epicentro del terremoto está en la tierra de los tres monoteísmos, pero el terremoto está en todas partes. No me parece que de ese epicentro provengan vibraciones capaces de desencadenar una guerra mundial, sino más bien una guerra caótica compuesta de innumerables fragmentos de violencia.
Quizás el conflicto de Oriente Medio se haya convertido en una guerra entre fanáticos bárbaros, pero Occidente es responsable de la masacre y sus consecuencias, y está destinado a verse arrastrado a esta loca disputa.
En nombre de la defensa de Israel, Europa está borrando el Estado de derecho, prohibiendo las manifestaciones pro Palestina y criminalizando los símbolos palestinos.
Los hipócritas están indignados por el antisemitismo que asoma la cabeza, pero está claro que el antisemitismo encuentra un terreno fértil en el odio que Israel alimenta, y cada día está más claro que Netanyahu ha conducido a su pueblo a la guerra suicida más aterradora, quizás olvidando que en la guerra suicida el fundamentalismo islámico es imbatible.
¿Por qué Europa es cómplice del genocidio? Se dice por ahí que un sentimiento de culpa empuja a los europeos a defender a Israel, pero creo que el punto es otro. La defensa acrítica de Israel es parte de un proceso de autodefensa de la decadente civilización occidental.
Los racistas se han movilizado para defender a Israel: los descendientes de Pétain, los colaboradores antisemitas de todos los tiempos, junto con el racista declarado Eric Zemmour, marchan reivindicando la representación de la Francia blanca, mientras la militante de setenta y dos años por los derechos de las mujeres palestinas Mariam Abu Daqqa es expulsada porque se atrevió a decir que Israel es responsable de una ocupación colonial, y mientras en todas las metrópolis las banlieues se retiran a un silencio amenazador.
5. Locura en Israel
¿A quién se le puede haber ocurrido que es buena idea grabar un vídeo de niños israelíes cantando «Los aniquilaremos a todos»? ¿Qué padres le pueden hacer eso a sus hijos? Hay que ser un fanático supremacista curtido para exhibir así a tus niños incitando al genocidio con imágenes de la destrucción de edificios en los que están muriendo otros niños. Pobres criaturas. https://electronicintifada.
Niños israelíes cantan «Aniquilaremos a todos» en Gaza
Ali Abunimah Media Watch 19 de noviembre de 2023
https://www.youtube.com/watch?
La emisora nacional israelí Kan subió esta canción a X (antes Twitter) en la que niños israelíes cantan para celebrar y apoyar la campaña de exterminio masivo de palestinos en Gaza por parte del ejército israelí.
Las dulces caras de los niños hacen un acompañamiento incongruente a la letra genocida.
«Cae la noche de otoño sobre la playa de Gaza, los aviones bombardean, destrucción, destrucción», cantan los niños con voces angelicales. «Dentro de un año aniquilaremos a todos, y luego volveremos a arar nuestros campos».
La letra fue traducida para The Electronic Intifada por el escritor y cineasta independiente David Sheen y puedes ver un vídeo subtitulado de la canción arriba, o en el tuit de abajo:
También puedes leer toda la letra a continuación.
La incitación al genocidio es un delito
Kan, la emisora israelí, publicó el vídeo completo de la canción en su cuenta X el domingo, pero lo borró poco después en medio de las protestas de usuarios israelíes y de otros países.
Algunos expresaron su preocupación por que contribuyera a la «propaganda de Hamás», mientras que otros parecían realmente disgustados por los mensajes violentos y genocidas del vídeo.
Todavía puede encontrarse en Internet una copia archivada del tuit de Kan, ahora eliminado. Kan también eliminó de su sitio web una página en la que aparecía la canción, pero también está archivada.
La página del sitio web de Kan, ahora eliminada, se titulaba: «El amor santificado por la sangre: Los niños de la Franja de Gaza vuelven a grabar La canción de la amistad».
No está claro por qué Kan eliminó el vídeo, pero es posible que a alguien de allí le preocupara que pudiera convertir al canal en cómplice de un genocidio.
Hace dos décadas, responsables de Radio Télévision Libre des Mille Collines fueron condenados por un tribunal internacional por incitación al genocidio por emisiones que promovían el exterminio de los tutsis en Ruanda nueve años antes.
La canción y el vídeo fueron creados originalmente por Ofer Rosenbaum, un «experto en comunicación de crisis» que dirige una empresa de relaciones públicas llamada Rosenbaum Communication.
Empresa de relaciones públicas para limpiadores étnicos
El vídeo fue publicado por «The Civil Front» (El Frente Civil), una organización dirigida por Ofer Rosenbaum que pretende movilizar al frente israelí en apoyo de la guerra contra Gaza.
En 2020, Rosenbaum fue el responsable de una campaña de vallas publicitarias en Tel Aviv en las que aparecían el líder de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, y el de Hamás, Ismail Haniyeh, arrodillados en el suelo con los ojos vendados, bajo el lema «La paz sólo se hace con enemigos derrotados».
El cliente de esta campaña fue el Israel Victory Project, un órgano del Middle East Forum, la organización dirigida por el notorio agitador antimusulmán Daniel Pipes.
El Proyecto para la Victoria de Israel promueve actualmente la limpieza étnica de la Franja de Gaza.
Rosenbaum también tuvo como cliente a Malka Leifer, ex director de una escuela judía femenina de Melbourne que pasó años intentando evitar su extradición de Israel a Australia para enfrentarse a cargos de abusos sexuales a menores.
Rosenbaum afirmó más tarde arrepentirse de esta decisión, aunque sólo después de que fracasaran los esfuerzos por detener la extradición de Leifer en 2021.
En agosto, Leifer fue condenado por un tribunal de Melbourne a 15 años de prisión por violar y abusar sexualmente de dos niñas.
Utilizar a niños para promover un mensaje de genocidio es otra forma de abuso.
«La canción de la amistad 2023»
Letra de Ofer Rosenbaum y Shulamit Stolero
Primera estrofa:
La noche de otoño cae sobre la playa de Gaza
Los aviones bombardean, destrucción, destrucción
Mira las FDI están cruzando la línea
para aniquilar a los portadores de la esvástica
Dentro de un año no habrá nada
Y regresaremos sanos y salvos a nuestros hogares.
Dentro de un año aniquilaremos a todos.
Y entonces volveremos a arar nuestros campos.
Coro:
Y recordaremos a todos
los bonitos y los puros
Nunca dejaremos que nuestros corazones
olviden una amistad así
Amor santificado con sangre
Volverás y florecerás entre nosotros
Segunda estrofa:
Nos hemos quedado sin palabras
Nuestra alma aún grita
Nuestra alma no sólo canta
Hoy nuestra alma también lucha
Un pueblo
El pueblo de siempre jamás
No dejaremos de proteger nuestros hogares
No nos callaremos
Mostraremos al mundo
cómo hoy destruimos a nuestro enemigo
El estribillo se repite
Letra traducida del hebreo para The Electronic Intifada por David Sheen.
6. El ejército israelí
Para el autor el ejército israelí es el núcleo de su identidad como nación. De hecho, tiene un libro sobre ese tema. https://www.elsaltodiario.com/
Las FDI, la construcción de la nación y el militarismo israelí
La deshumanización israelí de los palestinos no es un signo de fortaleza social, sino de una dolencia terminal del tejido social del sionismo. Es lo que provocará su disolución.
Haim Bresheeth-Zabner
Es profesor investigador asociado en SOAS (University of London) y miembro fundador de la Jewish Network for Palestine (Reino Unido). Autor de An Army Like No Other: How the IDF Made a Nation (2020). 19 nov 2023
Antes del 7 de octubre, Israel era ya una nación desgarrada. Tras nueve meses de manifestaciones masivas contra el primer ministro Benjamin Netanyahu y su golpe judicial, la polarización conocía máximos históricos. El rencor y la determinación concentrados en hacer caer a su gobierno habían galvanizado a más de la mitad del país. Notablemente, a las protestas se unieron antiguos oficiales del ejército, el Mossad y el Shabak, así como empleados de las principales empresas de alta tecnología, que constituyen la columna vertebral del complejo industrial militar israelí. Parecía que Netanyahu caería en cuestión de meses. Mientras todas las miradas se centraban en el esperado veredicto del Tribunal Supremo sobre uno de los cambios introducidos por la legislación en materia judicial aprobada por su gobierno, nadie prestó demasiada atención a Gaza. A pesar de las advertencias de los servicios de inteligencia egipcios, el ataque de Hamás del 7 de octubre constituyó una sorpresa. Para comprender plenamente la conmoción que este ha infligido a la sociedad israelí, hay que remontarse al momento de la creación de la nación israelí.
Una institución de construcción nacional
La construcción del ejército israelí comenzó mucho antes de la creación de Israel. Los dirigentes sionistas de la Palestina británica eran muy conscientes de la necesidad de disponer de una fuerza militar moderna para arrebatar la tierra a la población autóctona. En 1946 las organizaciones sionistas controlaban menos del 7 por 100 de los territorios palestinos. A lo largo de las décadas de 1920 y 1930, tres organizaciones rivales –la Haggana, el Irgun y Lehi– entrenaron y armaron secreta e ilícitamente a decenas de miles de combatientes y construyeron plantas de construcción de armamento rudimentarias pero eficaces. Al final de la guerra árabe-israelí de 1948, sus filas se habían engrosado hasta alcanzar los 120.000 efectivos tras unirse a ellos miles de soldados británicos que habían luchado en la Segunda Guerra Mundial y supervivientes de los campos de exterminio de la Alemania nazi. Durante la guerra de 1948 esta formidable fuerza derrotó fácilmente a los pocos miles de soldados irregulares carentes de entrenamiento procedentes de Palestina y a las fuerzas muy inferiores de los países árabes circundantes: Jordania, Egipto, Siria e Iraq. Como resultado de todo ello, aproximadamente 750.000 palestinos fueron expulsados de sus tierras y el nuevo Estado de Israel pasó a controlar el 78 por 100 de Palestina.
El recién creado Israel tenía un gran ejército pero no tenía nación. Los 650.000 judíos de la nueva entidad política distaban mucho de ser un grupo homogéneo: hablaban numerosas lenguas, procedían de culturas diversas y no compartían una ideología política. El primer presidente del gobierno de Israel, David Ben-Gurion, se percató inmediatamente de ello. La nación que él crearía sería una nación en armas, que se encontraría en un estado permanente que no sería ni de paz ni de guerra. Para que este modo de existencia se convirtiera en el modus vivendi de Israel, se necesitaría un gran proyecto de ingeniería social que duraría décadas y exigiría una renovación constante. Así pues, al igual que el Estado israelí fue creado por el ejército sionista, también lo fue la nación israelí. Al fin y al cabo, era la institución de mayor envergadura, la más rica y la más poderosa de Israel.
La conscripción de todos los varones adultos, así como de muchas mujeres, creó una experiencia común a partir de la cual empezó a surgir una identidad común basada en el conflicto con los palestinos y las naciones árabes. A través de una larga serie de guerras iniciadas por Israel, así como de campañas militares más limitadas lanzadas entre ellas, se creó una identidad nacional totalmente dependiente del ejército. Otros asuntos podían dividir a los israelíes, pero prácticamente la totalidad de su población era miembro del mayor club de la sociedad israelí, el cual traspasaba fronteras de clase, cultura, lengua y religión. El ejército se convirtió en una organización en la que confiaba la totalidad de los judíos israelíes, a diferencia de todas las demás organizaciones cívicas y estatales, que dividían a la población en lugar de unirla. Israel se convirtió así en una democracia guerrera similar a una Esparta moderna, dotada de un ejército ciudadano de judíos del que formaba parte también una pequeña minoría de drusos y beduinos.
De un ejército profesional a una policía colonial
El ejército de Israel fue elevado en la opinión pública a tales cotas de prestigio que incluso cuando las fuerzas egipcias y sirias le asestaron un golpe devastador en la guerra de 1973, la culpa recayó principalmente sobre los políticos, ya fuera la primera ministra Golda Meir o el ministro de Defensa Moshe Dayan, y no en los oficiales del mismo. La derrota parcial fue una señal temprana de un importante proceso que había comenzado en 1967, esto es, la transformación del ejército israelí en una fuerza policial colonial glorificada.
A sus tropas, en lugar de concentrarse en la amenaza de combatir a los ejércitos extranjeros, se les encomendó la tarea de subyugar a más de un millón de palestinos en los territorios recién ocupados de Cisjordania y Gaza. Cuando el Estado israelí empezó a colonizar ilegalmente esas tierras, el ejército fue desplegado para vigilar y facilitar el proceso. Otro factor que aceleró aún más esta transformación fue la pacificación y normalización de las relaciones con los Estados árabes logradas con la ayuda del aliado más cercano de Israel, Estados Unidos, que ejerció la consabida presión sobre los mismos. Estos esfuerzos diplomáticos dejaron totalmente de lado a los palestinos. La normalización comenzó con la firma del tratado de paz con Egipto en 1979, al que siguió el firmado con Jordania en 1994. Luego vinieron los Acuerdos de Abraham de 2020 firmados con los EAU, Bahréin, Marruecos y Sudán, que normalizaron también sus relaciones, mientras Arabia Saudí declaraba su voluntad de seguir su ejemplo.
Este proceso eliminó la amenaza de ataques militares contra Israel procedentes de los países árabes vecinos, lo que permitió al ejército israelí concentrarse en la represión de la población palestina. Más confiado que nunca en sus acuerdos de seguridad, el Estado israelí se volvió también mucho más extremista en sus políticas hacia los palestinos, lo cual se agravó ulteriormente en 2023, cuando el primer ministro Benjamin Netanyahu volvió al poder, impulsado por los Acuerdos de Abraham y apoyado por diversos partidos de colonos de extrema derecha. Su gobierno comenzó a orientarse de forma aún más agresiva hacia la fase final del proyecto sionista: despojar a los palestinos del 12 por 100 de la Palestina histórica que aún se halla bajo su control parcial. Recientemente, al aumentar la tensión en Cisjordania debido a los pogromos ejecutados por los colonos, miles de tropas israelíes fueron trasladadas allí tras retirarlas de la operación de cercamiento de Gaza para proteger a estos en sus continuos ataques perpetrados contra la población palestina y facilitar así la expulsión de sus tierras de las familias palestinas.
En medio de esta escalada, Netanyahu siguió creyendo que era altamente improbable que se produjeran problemas cuyo origen fuese Gaza, ya que Hamás y la Yihad Islámica no podían enfrentarse al poderío del ejército israelí, dada su superioridad tecnológica y su vasto aparato de inteligencia. Ello encajaba en todo caso con la política israelí de ayudar a Hamás para debilitar a la Autoridad Palestina. Los palestinos eran una nación desorganizada, pobre y aislada, privada de un ejército propiamente dicho y carente de armamento pesado de todo tipo: ¿de qué había que preocuparse?
La conmoción del 7 de octubre
Pero entonces, surgido de la nada, llegó el ataque de Hamás del 7 de octubre y el cielo se derrumbó. Una pequeña fuerza palestina de poco más de 2.000 combatientes penetró en territorio israelí y se apoderó de varias bases militares y bastiones situados en el sur de Israel. Al igual que en 1973, el ataque por sorpresa pilló desprevenido al ejército israelí y algunos soldados aún estaban en ropa interior y sin sus fusiles en la mano, cuando fueron conscientes de lo que estaba pasando. En cuestión de horas, utilizando una combinación de ataques con misiles, aviones no tripulados, armas ligeras, motocicletas y parapentes motorizados, los combatientes de Hamás fueron capaces de derrotar a todas las fuerzas que defendían el teatro de Gaza, matar a cientos de soldados israelíes, llevar a cabo masacres de civiles y regresar a Gaza con más de 250 rehenes, que planeaban canjear por los miles de prisioneros palestinos presos en las cárceles israelíes.
Tras la conmoción inicial, al ejército israelí le costó lanzar una respuesta coordinada. Algunas unidades de refuerzo tardaron horas en llegar al lugar de los hechos y, cuando lo hicieron, los combates con los combatientes de Hamás no estuvieron en absoluto bien concebidos. De acuerdo con determinados informes, civiles retenidos como rehenes y tropas israelíes pueden haber muerto en el fuego cruzado o debido a la realización indiscriminada de disparos, ataques aéreos y fuego de tanques para atacar a los combatientes de Hamás parapetados en los kibutzes. El ejército no fue capaz de restablecer el control total del sur durante varios días.
Tal vez todo esto no era tan sorprendente, dado que el ejército israelí nunca ha ganado una batalla de forma decisiva desde 1967 y no ha luchado contra un ejército regular desde 1973. Cuando se ha enfrentado a pequeños grupos de la resistencia, como la OLP, Hezbolá o Hamás, su éxito ha sido discreto. La explicación de esta situación es la transformación del ejército israelí en una brutal fuerza policial colonial, que durante décadas ha combatido sobre todo contra hombres, mujeres y niños desarmados. El ejército israelí carece en estos momentos de entrenamiento para librar una guerra y subestima continuamente la capacidad y los recursos de sus enemigos. Lo que resultó especialmente impactante para los israelíes del ataque de Hamás fue el hecho de que los portavoces y mandos del ejército admitieran el caos absoluto y los innumerables errores cometidos por todos los implicados en la respuesta militar al mismo. Los israelíes se dieron cuenta de que su ejército no era capaz de protegerles a pesar del enorme presupuesto de que dispone, del enorme número de soldados que conserva, de las avanzadas tecnologías que emplea, etcétera. El hecho de que esta dolorosa derrota fuera infligida por un adversario tan inferior es el insulto más hiriente que pueda proferirse a la identidad militarizada israelí.
Dado que la mayoría de los israelíes adultos, hombres y mujeres, han servido en el ejército israelí, su identidad, tanto personal como socionacional, le debe más al mismo que a cualquier otra institución de Israel. Cuando el ejército fracasa de forma tan espectacular, se trata de un fracaso compartido por todos los israelíes. La derrota del ejército israelí es una derrota de la totalidad de los judíos israelíes. El cambio sociopolítico registrado en Israel ha sido inmediato y generalizado, desplazando a los judíos israelíes bruscamente hacia la derecha racista a la que muchos de ellos se oponían antes de la crisis de Gaza. Incluso famosos académicos, como el sociólogo Sami Shalom Chetrit, consideraron aceptable y necesario escribir, sólo dos días después del ataque lo siguiente: «En primer lugar quiero hacer una aclaración: todos los miembros de Hamás, desde el jefe hasta el asesino más rastrero, morirán. Me disgustan las guerras (con una tuve suficiente) pero no soy pacifista. Yo mismo les dispararía».
Esta actitud es típica de muchas reacciones de la clase media profesional y desde luego no se cuenta entre las declaraciones más inquietantes. Uno tiene la tentación de pensar que estas palabras se escribieron en caliente, pero no es así: la reacción al ataque de Hamás y la profunda humillación que ha causado a la totalidad de los y las israelíes judíos les ha empujado a extender la posición anteriormente mantenida por las milicias de colonos de extrema derecha protagonistas de los pogromos a todos los palestinos. «Todo el mundo en Gaza es Hamás» es un lema normalizado de muchos periodistas y columnistas en estos momentos, mientras las apuestas se elevan a diario y se intensifican con el pleno apoyo de la población. No creo que estos comportamientos sean fenómenos pasajeros ni que sean reversibles. Y no hay signos de ningún examen de conciencia en la opinión pública israelí ahora que está meridianamente claro que no hay solución militar al conflicto colonial, a menos que Israel decida emprender la eliminación de todos los habitantes de Gaza. Esta opción genocida ya ha sido barajada por algunos ministros israelíes; uno de ellos incluso sugirió utilizar armas nucleares para llevar a cabo esta tarea. Por desgracia, como señalaba la activista y periodista Orly Noy en un artículo reciente, amplios sectores de la sociedad israelí también la han abrazado.
Un documento interno fechado el 13 de octubre pasado y filtrado a los medios de comunicación israelíes deja al descubierto el objetivo final israelí tras la «esperada derrota de Hamás». En él se describen las tres fases de la planificada toma israelí de la Franja de Gaza, que incluyen una campaña de bombardeos centrada en el norte, un ataque terrestre para limpiar la red subterránea de túneles y búnkeres y, por último, la expulsión de los civiles palestinos a la península egipcia del Sinaí sin opción de retorno. En los últimos días, hemos sido testigos de cómo este programa de tres fases tomaba forma en el terrible paisaje de la destrucción israelí de Gaza. En el momento de escribir estas líneas, Israel ha matado a más de 10.000 palestinos y herido a decenas de miles, además de provocar casi tres mil desapariciones bajo los escombros de los edificios destruidos. La ira de Israel no tiene límites. La deshumanización israelí de los palestinos no es un signo de fortaleza social, sino de una dolencia terminal del tejido social del sionismo. Creo que es lo que provocará su disolución.
El ejército israelí, autor y verdugo de la Nakba de 1948 y de la Naksa de 1967, lleva a cabo ahora la Nakba de 2023. Es un acto terrorífico de genocidio y limpieza étnica, que probablemente no será el último. Todavía hay más de cuatro millones de palestinos entre el río y el mar. El plan para expulsarlos está escrito desde hace mucho tiempo. Los dirigentes de Occidente, en su criminalidad política y moral, han suscrito con entusiasmo este plan sin siquiera leerlo. Si creen que esto ayudará a Israel y traerá estabilidad a la región, deben ser realmente muy ilusos.
Artículo original: Israel’s military failed the nation, but that won’t end Israeli militarism, publicado originalmente por Al Jazeera y traducido y republicado con permiso expreso de su autor por El Salto.
7. Los que se benefician de la guerra
Un artículo en la línea del último de Hedges sobre la industria militar israelí.
Cuando se trata de la «guerra contra el terror» dirigida por Israel, hay que seguir el dinero
Israel se está embarcando en una «guerra contra el terror» que beneficiará a su complejo militar-industrial, pero que tendrá consecuencias devastadoras.
Antony Loewenstein
Periodista y cineasta independiente Publicado el 19 Nov 2023
Es fácil distraerse con la promesa de los funcionarios estadounidenses de recabar apoyos para una «pausa humanitaria» y reducir el número de víctimas civiles en el bombardeo israelí de Gaza.
Pero lo que importa son las acciones de la administración Biden, no los tópicos vacíos. A principios de noviembre, el Departamento de Estado de Estados Unidos aprobó la venta de kits de bombas guiadas por valor de 320 millones de dólares, que al parecer ayudarán a Israel a alcanzar con mayor precisión objetivos en Gaza. Según The New York Times, «los ejércitos modernos suelen añadir los sistemas de guía en sus bombas con el objetivo de minimizar las víctimas civiles, aunque los daños pueden seguir siendo devastadores, especialmente en las zonas urbanas.»
Las Naciones Unidas y todos los principales grupos de derechos humanos del mundo han condenado sistemáticamente las acciones israelíes en Gaza, junto con la barbarie de Hamás el 7 de octubre, y han acusado al ejército israelí de posibles crímenes de guerra. Human Rights Watch ha pedido, con razón, la suspensión de todas las transferencias de armas a Israel y Hamás.
El espectro del 11-S y la catastrófica respuesta de Estados Unidos tras aquel fatídico día de septiembre de hace 22 años planea sobre las acciones israelíes del último mes.
El presidente estadounidense Joe Biden, en declaraciones en Israel el 18 de octubre, declaró: «Tras el 11-S, en Estados Unidos estábamos enfurecidos. Y aunque buscamos justicia y obtuvimos justicia, también cometimos errores».
Calificar de «errores» algunas acciones de Estados Unidos tras el 11-S es el colmo de la arrogancia imperial. Durante el gobierno de Bush y después, sin duda la presidencia estadounidense más destructiva del siglo XXI, se produjo una campaña mundial de tortura, la creación y ampliación del centro de detención de Guantánamo, la invasión ilegal de Irak, el uso de lugares negros para entregas extraordinarias y la muerte de casi cinco millones de personas, según el Proyecto Coste de la Guerra de la Universidad Brown.
Hoy, Israel también está lleno de ira y venganza y no le importa un ápice la muerte de civiles palestinos. Muchos miembros del gobierno dirigido por Netanyahu han expresado su intención genocida contra toda la población palestina. La mayoría de los militares israelíes y de la opinión pública celebran los abusos físicos contra los palestinos. En medio de una atmósfera notablemente similar a la de Estados Unidos tras el 11-S, la «guerra contra el terror» israelí está tomando forma.
Con la rotunda aprobación de la opinión pública, el ejército israelí ha emprendido un bombardeo sistemático de la Franja de Gaza, arrojando en un mes más de 25.000 toneladas de explosivos, el equivalente a dos bombas nucleares. El bombardeo del pequeño enclave es un reflejo de las campañas aéreas estadounidenses que utilizaron una extraordinaria cantidad de artillería en Irak y Afganistán durante dos décadas, dejando tras de sí una inmensa devastación.
Ya hay informes de que Israel también está intensificando el uso de la tortura contra los detenidos. Desde el 7 de octubre, sus fuerzas han acorralado a miles de palestinos, incluidos niños, en la Cisjordania ocupada. Muchos denuncian graves abusos físicos y detenciones arbitrarias. Palestinos de Gaza que habían trabajado en Israel también fueron detenidos y torturados antes de ser liberados y devueltos a Gaza.
La violencia de colonos y soldados israelíes también se ha recrudecido en Cisjordania ocupada. Más de 200 palestinos han sido asesinados, muchos de ellos con munición real, mientras los colonos israelíes de extrema derecha aprovechan la oportunidad para aterrorizar a la población palestina mientras la atención del mundo está puesta en Gaza.
El gobierno israelí ha entregado miles de armas a los colonos, y podría haber más en camino, dejando a los palestinos aún más expuestos que antes a la violencia mortal, sin ninguna autoridad legítima capaz de protegerlos.
En los próximos meses y años, es probable que Israel ponga en marcha una campaña mundial de asesinatos para localizar, perseguir y matar a dirigentes de Hamás y a sus principales partidarios, que recordará a la campaña estadounidense de los denominados asesinatos selectivos tras el 11 de septiembre. El antiguo jefe de los servicios de inteligencia israelíes, Amos Yadlin, ha confirmado este inevitable plan de venganza mundial.
Pero la «guerra contra el terror» de Israel no será sólo venganza, como no lo fue la de Estados Unidos.
La industria armamentística israelí ha prosperado en los últimos años, con un récord de ventas de 12.500 millones de dólares en 2022, el doble que hace una década. En el último año, el 24% de las armas fueron a parar a Estados árabes, entre ellos Bahréin, Marruecos y Emiratos Árabes Unidos. Según las propias cifras del Ministerio de Defensa israelí, el número de países que compran drones israelíes se ha disparado un 40 por ciento en los últimos tres años, las municiones han crecido un 45 por ciento y los programas espía y equipos cibernéticos relacionados se han disparado de 67 a 83 países en 2022.
Como escribo en mi libro El laboratorio de Palestina, Israel ha utilizado tanto la interminable ocupación de Cisjordania y Jerusalén Este como el asedio a Gaza para «probar en batalla» nuevas formas de represión y vigilancia en constante evolución. Estas herramientas ofensivas se comercializan y venden después a la mayoría de las naciones del planeta.
En este contexto, la actual guerra contra Gaza será sin duda un buen negocio. El equipo de medios sociales del ejército israelí ya está promocionando con orgullo el uso por primera vez en combate de la Honda de hierro fabricada por Elbit, un mortero diseñado para alcanzar los puntos de lanzamiento de cohetes de Hamás. Se trata de una guerra para un público local y mundial, así como para posibles compradores extranjeros que quieran aumentar su arsenal.
Es probable que Israel también espere ampliar la venta de sus herramientas militares y de inteligencia de alta tecnología. Incluso la empresa israelí de software espía NSO Group, envuelta en escándalos desde hace años, quiere entrar en acción, presentándose a Washington como parte esencial de esta nueva «guerra contra el terror».
En su asalto a Gaza, el ejército israelí se ha jactado de utilizar la inteligencia artificial (IA) en combate para «obtener objetivos fiables con rapidez y precisión». Durante años, Israel ha afirmado que es pionero en la guerra con IA, pero no hay pruebas de que haya reducido el número de víctimas civiles al utilizarla. La cifra actual de más de 12.000 muertos en Gaza -la gran mayoría civiles- no da crédito a esta afirmación.
En la Cisjordania ocupada, la IA se utiliza para profundizar la vigilancia y el control total de los palestinos. No es una tecnología liberadora en Palestina. Es todo lo contrario.
La persecución por parte de Israel de una agenda etnonacionalista pone en peligro tanto a los palestinos como a los judíos críticos dentro del país y en todo el mundo. Israel sigue siendo una fuente de inspiración para amplios sectores de la derecha y la extrema derecha mundial, desde la India hasta Hungría, en la construcción de una coalición mundial de naciones contrarias a la inmigración, el multiculturalismo y el respeto de las normas de derechos humanos.
Con Israel afirmando que libra una guerra entre los llamados valores occidentales y la «barbarie», la diezmación de las vidas y medios de subsistencia de los palestinos en Gaza es un signo de un Estado israelí cada vez más errático y salvaje. Y, sin embargo, mientras se embarca en una oscura y sangrienta «guerra contra el terror», el mundo occidental lo apoya a cada paso.
8. Hay que activar la Convención sobre el Genocidio
Aunque el autor, antiguo embajador, dice que no es papel mojado, en todo el resto del artículo viene a indicar que sí lo es, pero no estaría mal presionar para que algún estado acabe invocando la Convención sobre el Genocidio.
Craig Murray: Activar la Convención sobre el Genocidio
19 de noviembre de 2023
No hay lugar a dudas de que los bombardeos de Israel contra civiles palestinos y la privación de alimentos, agua y otras necesidades vitales son motivos para invocar la Convención sobre el Genocidio de 1948.
Por Craig Murray CraigMurray.org.uk
Hay 149 Estados Partes en la Convención sobre el Genocidio. Cada uno de ellos tiene derecho a denunciar el genocidio en curso en Gaza e informar de ello a las Naciones Unidas.
En caso de que otro Estado parte impugne la denuncia de genocidio -e Israel, Estados Unidos y el Reino Unido son todos Estados parte-, entonces la Corte Internacional de Justicia debe pronunciarse sobre «la responsabilidad de un Estado por genocidio».
Estos son los artículos pertinentes de la convención sobre el genocidio:
«Artículo VIII
Cualquiera de las Partes Contratantes podrá recurrir a los órganos competentes de las Naciones Unidas para que adopten, con arreglo a la Carta de las Naciones Unidas, las medidas que consideren apropiadas para la prevención y represión de actos de genocidio o de cualquiera de los demás actos enumerados en el artículo III.
Artículo IX
Las controversias entre las Partes Contratantes relativas a la interpretación, aplicación o cumplimiento de la presente Convención, incluidas las relativas a la responsabilidad de un Estado por genocidio o por cualquiera de los demás actos enumerados en el artículo III, serán sometidas a la Corte Internacional de Justicia a petición de cualquiera de las partes en la controversia.»
Obsérvese que aquí «partes en la controversia» significa los Estados que impugnan los hechos de genocidio, no las partes en el genocidio/conflicto. Cualquier Estado parte puede invocar la Convención.
No cabe duda de que las acciones de Israel equivalen a genocidio. Numerosos expertos en derecho internacional lo han dicho y la intención genocida ha sido expresada directamente por numerosos ministros, generales y funcionarios públicos israelíes.
Definición de genocidio
Esta es la definición de genocidio en el derecho internacional, de la Convención sobre el Genocidio:
«Artículo II
En la presente Convención, se entiende por genocidio cualquiera de los actos siguientes cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal:
(a) Matanza de miembros del grupo;
(b) Causar graves daños físicos o mentales a miembros del grupo;
(c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial;
(d) Imponer medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo;
(e) Trasladar por la fuerza a niños del grupo a otro grupo».
No me cabe la menor duda de que la actual campaña israelí de bombardeos contra civiles y de privación de alimentos, agua y otras necesidades vitales a los palestinos equivale a genocidio en virtud de los artículos II a), b) y c).
También merece la pena considerar los artículos III y IV:
«Artículo III
Serán punibles los actos siguientes
(a) El genocidio;
(b) La conspiración para cometer genocidio;
(c) La instigación directa y pública a cometer genocidio;
(d) Tentativa de genocidio;
(e) Complicidad en genocidio.
Artículo IV
Serán castigadas las personas que cometan genocidio o cualquiera de los otros actos enumerados en el artículo III, sean gobernantes constitucionalmente responsables, funcionarios públicos o particulares».
Existen, como mínimo, indicios razonables de que las acciones de Estados Unidos, el Reino Unido y otros países, al proporcionar abiertamente apoyo militar directo para ser utilizado en genocidios, son cómplices de genocidio.
El punto del Artículo IV es que los individuos son responsables, no sólo los Estados. Así pues, el Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el Primer Ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, tienen responsabilidad individual. También la tienen todos aquellos que han estado pidiendo la destrucción de los palestinos.
Definitivamente, merece la pena activar la Convención contra el Genocidio. Una sentencia de la Corte Internacional de Justicia que declare a Israel culpable de genocidio tendría un efecto diplomático extraordinario y causaría dificultades internas en el Reino Unido e incluso en Estados Unidos para seguir subvencionando y armando a Israel.
Relación entre la CIJ y la CPI
La Corte Internacional de Justicia es la más respetada de las instituciones internacionales; mientras que Estados Unidos ha repudiado su jurisdicción obligatoria, el Reino Unido no lo ha hecho y la UE la acepta positivamente.
Si la Corte Internacional de Justicia determina la existencia de genocidio, la Corte Penal Internacional no tiene por qué determinar que ha habido genocidio.
Esto es importante porque, a diferencia de la augusta e independiente CIJ, la CPI es en gran medida una institución títere de los gobiernos occidentales que se escabullirá de la acción si puede.
Pero una determinación de la CIJ de genocidio y de complicidad en genocidio reduciría la tarea de la CPI a determinar qué individuos son responsables. Se trata de una perspectiva que, en efecto, puede alterar los cálculos de los políticos.
También lo es el hecho de que una referencia al genocidio obligaría a los medios de comunicación occidentales a abordar la cuestión y utilizar el término, en lugar de limitarse a bombear propaganda sobre que Hamás tiene bases de combate en hospitales.
Además, una sentencia de la CIJ desencadenaría automáticamente una referencia a la Asamblea General de las Naciones Unidas, y no al Consejo de Seguridad, vetado por Occidente.
Todo esto lleva a preguntarse por qué ningún Estado ha invocado aún la Convención sobre el Genocidio. Esto es especialmente notable, ya que Palestina es uno de los 149 Estados parte de la Convención sobre el Genocidio, y a estos efectos tendría legitimación tanto ante la ONU como ante la CIJ.
Me temo que la cuestión de por qué Palestina no ha invocado la Convención sobre el Genocidio nos lleva a un lugar muy oscuro. Cualquiera que, como George Galloway y yo mismo, se haya curtido en la política de izquierdas del Dundee de los años 70 tiene (larga historia) su experiencia y contactos con Fatah, y mis simpatías siempre han estado más con Fatah que con Hamás.
Todavía lo hacen, con la aspiración de una Palestina democrática y laica. Es Fatah quien ocupa el asiento palestino en las Naciones Unidas, y la decisión de que Palestina ponga en juego la Convención sobre el Genocidio corresponde al presidente palestino Mahmoud Abbas.
Cada día es más difícil apoyar a Abbas. Parece extraordinariamente pasivo, y la sospecha de que está más preocupado por reanudar la guerra civil palestina que por resistir el genocidio es imposible de eludir.
Invocando la Convención contra el Genocidio podría volver a situarse a sí mismo y a Fatah en el centro de la narrativa. Pero no hace nada. No quiero creer que la corrupción y la promesa del Secretario de Estado estadounidense Antony Blinken de heredar Gaza sean las motivaciones de Mahmoud. Pero en este momento, no puedo aferrarme a ninguna otra explicación en la que creer.
Cualquiera de los 139 Estados parte podría invocar la Convención contra el Genocidio contra Israel y sus cómplices. Entre esos Estados se encuentran Irán, Rusia, Libia, Malasia, Bolivia, Venezuela, Brasil, Afganistán, Cuba, Irlanda, Islandia, Jordania, Sudáfrica, Turquía y Qatar. Pero ninguno de estos Estados ha denunciado el genocidio. ¿Por qué?
No es porque la Convención sobre el Genocidio sea papel mojado. No lo es. Bosnia y Herzegovina la invocó contra Serbia y la CIJ falló contra Serbia en relación con la masacre de Srebrenica. Esto alimentó directamente los procesamientos de la CPI.
Es posible que algunos Estados simplemente no hayan pensado en ello. Para los Estados árabes en particular, el hecho de que la propia Palestina no haya invocado la Convención sobre el Genocidio puede servir de excusa. Los Estados de la UE pueden escudarse en la unanimidad del bloque.
Pero me temo que la verdad es que a ningún Estado le importan lo suficiente los miles de niños palestinos ya asesinados y los miles más que serán asesinados en breve, como para introducir otro factor de hostilidad en su relación con Estados Unidos.
Al igual que en la cumbre del pasado fin de semana en Arabia Saudí, en la que los países islámicos no pudieron acordar un boicot de petróleo y gas a Israel, la verdad es que a los que están en el poder realmente no les importa un genocidio en Gaza. Les importan sus propios intereses.
Sólo hace falta que un Estado invoque la Convención sobre el Genocidio y cambie la narrativa y la dinámica internacional. Eso sólo ocurrirá a través del poder de la gente para presionar a sus gobiernos. Aquí es donde todo el mundo puede hacer algo para aumentar la presión. Por favor, hagan lo que puedan.
Me quito el sombrero ante el infatigable Sam Husseini, el periodista independiente que ha estado presionando a la Casa Blanca para que apruebe la Convención sobre el Genocidio.
Craig Murray es autor, locutor y activista de derechos humanos. Fue embajador británico en Uzbekistán de agosto de 2002 a octubre de 2004 y rector de la Universidad de Dundee de 2007 a 2010. Su cobertura depende totalmente del apoyo de los lectores. Agradecemos las suscripciones para mantener este blog.
9. La situación militar en la guerra de Palestina, 19 de noviembre
El resumen de Rybar. https://rybar.ru/chto-
Lo que está pasando en Palestina e Israel: Crónica del 19 de noviembre
19 de noviembre de 2023 Rybar
Continúan los ataques aéreos masivos en la Franja de Gaza y las FDI se preparan para una nueva fase de la operación terrestre. Los grupos palestinos realizan incursiones, pero no se trata de contraataques en toda regla: pequeños grupos de menos de 10 personas operan en el entorno urbano.
En la frontera libanesa, la situación sigue siendo tensa. Hezbolá ha atacado más de 13 pasos fronterizos y bases militares de las FDI, algunos varias veces. Los israelíes atacaron cerca de 30 localidades con artillería y ataques aéreos.
En Cisjordania, tras una breve tregua, volvieron a producirse incursiones masivas y enfrentamientos entre las FDI y los jóvenes árabes locales. La ola de violencia se extendió por varias ciudades y una docena de asentamientos y campos de refugiados. Los enfrentamientos más violentos tuvieron lugar en Yenín.
Los huzíes de Yemen iniciaron una nueva ronda de enfrentamientos con Israel al apresar en el Mar Rojo un buque británico de carga seca, propiedad en parte de un empresario judío. El buque fue remolcado a Hodeidah. La tripulación, en la que al parecer había una minoría de israelíes, fue capturada.
Mapa de alta resolución en inglés https://rybar.ru/piwigo/
Sobre la investigación de la masacre del «Festival de la Muerte»
La publicación israelí Haaretz publicó una noticia interesante: resulta que la investigación sobre las circunstancias del ataque de Hamás reveló que algunas de las víctimas de entre los visitantes del festival de música Nova no fueron asesinadas por militantes, sino por un helicóptero de las FDI, cuya tripulación cometió un error con la elección de los objetivos. Un vídeo publicado la semana pasada de un helicóptero de ataque AH-64A Peten que operaba cerca de la frontera con la Franja de Gaza el 7 de octubre podría corroborar esta afirmación. Las imágenes muestran a personas que se dispersan desde los coches, con más aspecto de civiles corrientes que de miembros de grupos palestinos. https://vk.com/video-
Nada es imposible en una situación así: el fuego amigo en general no es infrecuente en la guerra, y en la confusión de las primeras horas del ataque de Hamás, los israelíes ni siquiera podían entender con precisión las zonas de control. Y sin embargo, algunos de los civiles muertos, por trágico accidente, estaban «en la cuenta» de las IDF. Por cierto, en el mismo artículo los periodistas de Haaretz, citando a sus fuentes, informaban de que inicialmente los grupos palestinos ni siquiera sabían nada del festival de música. Si hubiera sido el objetivo principal del ataque, es muy probable que hubiera habido aún más víctimas.
Secuestro de un barco israelí por los huzíes
Al parecer, los huzíes yemeníes del movimiento Ansarallah han pasado a acciones más activas en la confrontación con Israel. Ha aparecido en Internet información sobre el secuestro de un «buque israelí» «Galaxy Leader» en el Mar Rojo. A pesar de que oficialmente el buque no tiene nada que ver con Israel, fueron las autoridades de Tel Aviv unas de las primeras en reaccionar, condenando el apresamiento. El buque de carga seca pertenece al Reino Unido y actualmente está arrendado a una empresa japonesa, y no hay israelíes a bordo. El buque viajaba a la India desde Turquía con una tripulación civil internacional.
Diversas fuentes afirman que entre 22 y 52 tripulantes (ucranianos, búlgaros, filipinos y mexicanos figuran entre los secuestrados, según afirmaciones israelíes), al tiempo que vinculan el buque a la empresa israelí Ray Shipping LTD y al magnate israelí Avraham Ungar (Rami Ongar).
Por el momento, según algunos informes, el barco ha sido remolcado a Hodeida, en Yemen, y se están llevando a cabo investigaciones. Según el informe oficial de los huzíes , «la Marina yemení llevó a cabo una operación militar en el Mar Rojo, que tuvo como resultado la captura del barco israelí y su traslado a la costa yemení». Además, su líder Yahya Sari aclaró que las Fuerzas Armadas yemeníes trataron a la tripulación del barco de acuerdo con las enseñanzas y valores de la religión islámica.
Las Fuerzas Armadas yemeníes advirtieron a todos los buques que pertenezcan o traten con Israel de que se convertirán en objetivo legítimo de las Fuerzas Armadas y pidieron a todos los países cuyos nacionales trabajen en el Mar Rojo que se abstengan de realizar cualquier trabajo o actividad con buques israelíes o pertenecientes a israelíes, y confirmaron que seguirán llevando a cabo nuevas operaciones.
Estado de las hostilidades
Franja de Gaza
No se han producido cambios significativos en la línea del frente en la Franja de Gaza. Fuentes palestinas informan tradicionalmente de múltiples ataques aéreos de las IDF sobre Gaza, Yabaliya, la zona de Tal al-Zatar, así como Beit Lahiya. Las IDF siguen destruyendo edificios de gran altura, preparando sistemáticamente el terreno para una nueva fase de la operación. El ala militante de Hamás Kataib Iz Ad-Din Al-Qassam informó de combates en el barrio de Juhr Al-Diqa, al sur de Gaza, mientras que los medios de comunicación palestinos informaron de enfrentamientos en los barrios de Al-Rimal, Al-Sheikh Ijlin, Al-Nasr y Al-Sheikh Radwan y en la ciudad de Beit Hanoun.
Además, se publicó un vídeo de un equipo de asalto palestino atacando el hospital Ar-Rantisi, ocupado por el ejército israelí, e imágenes de ataques contra varios vehículos blindados de las fuerzas de Israel. Los militantes consiguieron ponerse a distancia de tirode los vehículos y al menos dañar los blindados. Sin embargo, es significativo que no hubiera imágenes de vehículos blindados definitivamente destruidos, excepto el primer día, aunque sí de la evacuación de tanques Merkava dañados de Gaza.
Dirección sur
La situación en la dirección sur es relativamente tranquila. «Saraya al-Quds» anunció un ataque con mortero contra posiciones de las fuerzas israelíes en la zona del complejo turístico de An-Nur y Juhr al-Dik, mientras que «Kataib Iz Ad-Din al-Qassam» informó de un ataque contra la base militar de Tseherim de las IDF.
Frontera con Líbano
La frontera con Líbano sigue agravándose. «Hezbolá» ha atacado más de 13 pasos fronterizos y bases militares de las IDF, algunos como Jal al-Alam, Hanita y Yiftah varias veces. Los libaneses han utilizado APC y MLRS artesanales y no tan artesanales.
A su vez, las IDF están atacando con artillería. Los medios de comunicación libaneses informaron de la existencia de una densa niebla en el sur del país, que impide volar a los UAV de reconocimiento. Bajo el fuego israelí estuvieron durante el día más de 25 asentamientos, que atacaron incluso infraestructuras civiles. Los bombardeos en las proximidades de la colina de Lobia dañaron un cable eléctrico, provocando cortes de electricidad en Tel al-Nhas, Kafr Kila, Deir Memas y Burj al-Muluk.
Cisjordania
En la Autoridad Palestina, tras varios días de relativa calma, volvieron a producirse incursiones masivas y enfrentamientos entre las IDF y jóvenes árabes locales. El epicentro fue Yenín, donde una operación de las IDF se prolongó durante varias horas, destruyendo numerosas calles y tiendas. En el barrio de Jabriyat detonó un artefacto explosivo, sin que se registraran víctimas.
Además, se produjeron enfrentamientos en Hebrón, Nablús, el campo de Balata, Belén y otros pueblos y campos de refugiados. Las FDI utilizaron equipos pesados, arrasaron las comunicaciones y destruyeron las viviendas de la población local, apoyando potencialmente a Hamás.
Acciones de las milicias proiraníes en Oriente Próximo
Mapa de alta resolución en inglés https://rybar.ru/piwigo/
Las milicias proiraníes informaron de lanzamientos de UAV contra bases estadounidenses en Irak y Siria, donde fueron atacadas las bases de Harir y Tel Beidar, respectivamente. No se informó de víctimas ni de daños. Además, los medios de comunicación informaron de ataques contra el yacimiento petrolífero de Al-Omar y la planta de Conoco, pero nadie ha reivindicado aún la autoría de los hechos.
Trasfondo político y diplomático
Sobre la retirada de ciudadanos rusos de Gaza
Otro vuelo especial del Ministerio de Emergencias ruso con 117 ciudadanos rusos evacuados voló de El Cairo a Moscú. Previamente, los médicos evaluaron su estado y les permitieron volar. Hasta ahora han sido evacuados de la Franja de Gaza un total de 550 rusos, entre ellos 230 niños.
Sobre el reconocimiento de Palestina por España
El presidente del gobierno español informó de que el gobierno va a reconocer el estado de Palestina tras el llamamiento de la cámara baja del parlamento del estado europeo. En la actualidad, el Estado de Palestina está reconocido oficialmente por 135 Estados miembros de la ONU. Sin embargo, como demuestra la práctica, el reconocimiento no da absolutamente nada.
Sobre la discriminación de los no judíos en Israel
Los políticos israelíes de la coalición Likud van a realizar enmiendas a la Ley Básica «Sobre el Estado-Nación», aprobada en 2017 y que consagra a nivel constitucional los derechos especiales de los judíos y no menciona la igualdad de todos los ciudadanos de Israel. Todavía no se sabe exactamente qué y cómo se va a dictaminar la ley discriminatoria, pero conviene reconocer que es improbable que el Gobierno israelí de extrema derecha apueste por esta. Y da absolutamente igual cuántos drusos y de otras nacionalidades mueran en Gaza y en la frontera con Líbano.