Del compañero y miembro de Espai Marx, Carlos Valmaseda
1. Si es rica tiene que ser blanca.
La curiosa historia de una niña afroamericana que se hizo rica gracias a un terreno que le habían dado porque pensaban que no valía nada, y a la que hicieron oficialmente blanca para poder viajar en primera en los trenes.
Sarah Rector se convirtió en barón multimillonario del petróleo y en la niña negra más rica con sólo 12 años.
Era tan rica que la legislatura de Oklahoma la declaró legalmente blanca.
arah Rector nació en 1902 en Oklahoma, hija de Joseph Rector y Rose McQueen. Eran afrodescendientes de los indios creek de la Nación Creek antes de la Guerra Civil, que pasó a formar parte de la Nación Creek tras el Tratado de 1866.
Como tales, ellos y sus descendientes figuraban como libertos y, por tanto, tenían derecho a la asignación de tierras en virtud del Tratado de 1866 firmado por Estados Unidos con las Cinco Tribus Civilizadas.
Cerca de 600 niños negros o menores Creek Freedmen (como se les llamaba) recibieron 160 acres de tierra cada uno. Este fue un paso obligatorio en el proceso de integración del Territorio Indio con el Territorio de Oklahoma para formar lo que hoy es el Estado de Oklahoma.
La parcela de tierra asignada a Sarah Rector estaba situada en Glenpool, a 60 millas de donde ella y su familia vivían. Se consideraba un suelo infértil inferior, no apto para la agricultura, y se reservaban mejores tierras para los colonos blancos y los miembros de la tribu.
La familia llevaba una vida sencilla pero no en la pobreza, pero el impuesto anual de 30 dólares sobre la propiedad de la parcela de Sarah era una carga tan pesada que su padre solicitó al Tribunal del Condado la venta de la tierra. Su petición fue denegada debido a las restricciones impuestas a la tierra.
Para ayudar a cubrir este gasto, en febrero de 1911, Joseph Rector arrendó la parcela de Sarah a la Standard Oil Company. En 1913, el perforador petrolífero independiente B.B. Jones perforó un pozo en la propiedad que produjo un «borbotón» que empezó a aportar 2.500 barriles de petróleo al día.
Rector comenzó a recibir un ingreso diario de 300 dólares de esta huelga. La ley de la época exigía que a los indios de pura sangre, adultos y niños negros que fueran ciudadanos del Territorio Indio y tuvieran propiedades y dinero considerables, se les asignaran tutores blancos «bien respetados».
En octubre de 1913, Rector recibió regalías por valor de 11.567 dólares. En cuanto Rector empezó a recibir mucho dinero, hubo presiones para cambiar la tutela de Rector de sus padres a un residente blanco local.
Dada su riqueza, la Legislatura de Oklahoma la declaró persona blanca, para que pudiera viajar en primera clase en el ferrocarril, como correspondía a su posición.
Al cumplir los 18 años, Rector ya era millonaria. Abandonó Tuskegee con toda su familia y se trasladó a Kansas City, Missouri.
2. La democracia británica.
No conocía el dato, pero me parece totalmente creíble. Dime de lo que presumes…
https://twitter.com/cybersygh/
3. Hazañas bélicas.
Es pura propaganda bélica, y no lo esconden en ningún momento, porque el vídeo lleva todo el tiempo la ‘mosca’ de PM Wagner, y parece pensado para animar a incorporarse a sus filas. La película «Los mejores del infierno» es una producción de PMW en la que se explica con todo detalle una operación militar con miles de disparos, montones de muertos y heridos (en la jerga militar rusa «200» significa muerto y «300» herido) y todos los cachivaches que tanto gustan a los militaristas. Pero la verdad es que está muy bien explicado todo ese ‘baile’ de ataques de baterías y contrabaterías, la guerra electrónica, los drones y todo lo demás. Aunque no se dice en ningún momento, uno de los ejércitos es el «amarillo» y el otro, ejem, es el «ejército blanco»… Por cierto, hay una cierta simpatía, o cuanto menos comprensión por el enemigo, al que se considera de la misma cultura. Un ejemplo es cuando tanto un soldado ucraniano como uno ruso colocan en su sitio un icono y se santiguan.
Por cierto, a Prigozhin también le gusta trolear, como a Medvedev. En EEUU acaban de declarar a su empresa una organización criminal. Este ha sido su comentario: «Finalmente, ahora Wagner PMC y los americanos son colegas. Nuestra relación a partir de ahora se puede llamar una guerra territorial entre clanes criminales.»
En ruso con subtítulos en inglés. Me extraña que los de Youtube dejen publicar esto, así que, si os va el «militarist porn» aprovechad mientras se pueda.
PMC Wagner | Best in Hell | 2022 (English subtitles)
4. Arestovich desatado.
Ahora dice que es improbable que Ucrania gane la guerra, o incluso que sobreviva.
5.Más nostalgia socialista.
Un tuitero reproduce varias encuestas sobre la ‘nostalgia de la URSS’. No os paso todo el texto porque la estructura del hilo lo hace un poco complicado. Y desconozco la fiabilidad de los datos, aunque va en la línea de lo que hemos visto otras veces:
En esta misma línea, un tuitero alemán ha puesto a Bulgaria como «buen ejemplo» frente a Serbia, y ha hecho una pequeña encuesta. Con resultados no muy satisfactorios para el tuitero, porque casi el 85% de los tuiteros han defendido «que Serbia siga apoyando a Rusia» 😀
Un tuitero ha respondido con este gráfico, que desconocía:
Bulgaria tenía casi 9 millones de habitantes en 1990. Hoy tiene menos población que en 1950. Su occidentalización trajo la devastación del país.
Fuente: https://twitter.com/_Punhal_/
Y hablando de Bulgaria, un reportaje de Die Welt explica el papel fundamental en el suministro de municiones a Ucrania en los primeros compases de la guerra:
El diario alemán Die Welt publicó un artículo con el sonoro titular «El país que salvó en secreto a Ucrania». A principios de 2022, funcionarios del gobierno búlgaro organizaron el suministro de armas y municiones a las AFU, saltándose la prohibición de su propio parlamento.
Bulgarien: Das Land, das heimlich die Ukraine rettete – WELT
Resulta extraño que los periodistas alemanes acaben de enterarse de la existencia de los planes de reexportación grises utilizados por los funcionarios búlgaros durante todo este tiempo. Ya en septiembre, el equipo de Rybar explicó en detalle cómo las armas búlgaras llegaron a Ucrania gracias a contratistas estadounidenses y a la mafia local.
Se calcula que durante la fase inicial de las hostilidades, alrededor de un tercio de la munición de Ucrania procedía de Bulgaria. Las entregas a través de Rzeszow (Polonia) fueron financiadas por Estados Unidos y el Reino Unido. En ocasiones, Bulgaria cubría hasta el 40% de las necesidades de diesel del ejército ucraniano.
Según el canal BulgariaZ, los búlgaros siguen viendo trenes de combustible interminables con destino a Ucrania. El tráfico de mercancías de Bulgaria ha aumentado drásticamente: Trenes de 40 vagones, a veces con 2 o 3 locomotoras, se dirigen a Ucrania, algo que los búlgaros no veían desde hace más de 20 años.
6. Lavrov sobre la carta de las Naciones Unidas.
No me gusta nada su deriva sobre el derecho de autodeterminación extendido a cualquier población a la que su propio gobierno ataque, sin más matizaciones, pero hay que reconocer que se explica bien: https://twitter.com/
7. Después de Ramstein
La política de EEUU hacia la guerra de Ucrania es cada vez más peligrosa, y nos acerca paso a paso a un conflicto nuclear. Pero al menos los alemanes parece que están intentando ganar tiempo -¿hasta que se hunda Ucrania?-, y en la reunión de Ramstein no han cedido ante las presiones de EEUU, Polonia y los chihuahuas. Un par de artículos al respecto.
El que nos recomendó Poch y una de las últimas entradas de Slavyangrad:
Crimea como clave
Entrega de armas a Ucrania para la ofensiva
Por Reinhard Lauterbach
Estados Unidos está siguiendo una estrategia en el conflicto de Ucrania que moralmente puede calificarse de viciosa y mendaz, aunque no le lleve a ninguna parte políticamente. El Washington Post describió la estrategia hace unos días como «hervir la rana»: aumentar la tensión en pequeños pasos para evitar que la rana de la metáfora -en lenguaje llano: Rusia- salte del agua que se calienta lentamente y se salve.
Ahora, al parecer, el próximo giro del mando de la calefacción es inminente. El New York Times informó el miércoles, citando a fuentes internas del Gobierno estadounidense, de que el presidente Joseph Biden está cada vez más dispuesto a proporcionar a Ucrania armas que le permitan también atacar Crimea -y, por tanto, un territorio en el que Rusia se ha instalado semidomésticamente desde 2014, y con la amplia aprobación de la población local-.
La lógica es clara. Para Rusia, el control de Crimea es clave para su presencia en los mares Negro y Mediterráneo y su proyección de poder en Oriente Próximo, por ejemplo, apoyando al Gobierno sirio. Y para la OTAN, la clave para expulsar definitivamente a Rusia de esta región del mundo. Si Crimea quedara bajo el control de Ucrania y, por tanto, de la OTAN, la costa rusa del Mar Negro quedaría bloqueada antes de que se disparara el primer tiro. A continuación, estallaría algún tipo de separatismo en el Cáucaso multiétnico, con Ucrania reclamando ya a media voz la región norcaucásica de Kuban como «territorio cosaco», como si los cosacos fueran necesariamente ucranianos. En el lado ucraniano, georgianos y chechenos luchan ya por cambiar la situación en su región a costa de Rusia.
Cuando Vladímir Putin advierte en sus apariciones públicas del peligro de una escisión de Rusia en caso de derrota en la guerra de Ucrania, esto se comenta en Occidente, en el mejor de los casos, como una expresión de paranoia y signos de un «mundo paralelo» en el que el presidente reside mentalmente. Después de todo, nadie tiene la intención… etc. Basta con visitar la página web del canal de propaganda estadounidense Radio Liberty y ver en qué idiomas y para qué grupos de destinatarios emite para convencerse de lo contrario.
Hasta ahora, Rusia ha aceptado el armamento de la OTAN destinado a Ucrania de forma sorprendentemente tácita, es decir, sólo con críticas verbales, pero sin ningún intento de detener realmente las entregas. Presumiblemente con la esperanza de haber creado hechos sobre el terreno antes de que las armas de la OTAN estuvieran listas para su uso. Las entregas de tanques previstas a Ucrania están destinadas a permitirle lanzar la próxima gran ofensiva, probablemente no en el Donbass, sino en las regiones esteparias entre Zaporizhzhya y el mar de Azov. Y así en dirección a Crimea.
Escalada occidental
Publicado por @nsanzo 20/01/2023
Continuando con la tendencia actual y en preparación para la cumbre que se celebra hoy en la base de Ramstein, Alemania, para coordinar la asistencia militar a Ucrania en la guerra común de Kiev y sus socios occidentales, Volodymyr Zelensky volvió a insistir ayer en la necesidad de acelerar las entregas de armamento pesado. El presidente ucraniano subrayó también el motivo de la desaceleración de la batalla: el invierno. Sin embargo, la primavera se acerca y Ucrania quiere estar preparada para lo que tanto sus dirigentes políticos y militares como la prensa occidental viene anunciando recientemente: la gran ofensiva ucraniana de primavera para romper el frente.
En preparación para la reunión en Alemania, los países occidentales han utilizado esta semana para anunciar más paquetes de ayuda a Ucrania. Ayer, Estonia se jactaba de que, con su último envío, que incluye carros de combate, el país ha invertido un 1% de su PIB en asistir militarmente a Ucrania. No es el primer país en superar esa barrera, Lituania ya lo hizo hace varios meses. También los países más potentes, como Estados Unidos y el Reino Unido, han anunciado esta semana un aumento del suministro. En el caso británico, el paquete incluye 14 tanques Challenger 2, un número limitado de un material que no está considerado como puntero, pero que pretender ser un mensaje de presión a sus socios. La campaña de presión a Alemania para que autorice el envío de Leopard 2 y que, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial tanques alemanes disparen contra tropas rusas, sigue en alza. “Si Alemania ha aprendido realmente algo de su historia, debe enviar tanques para defender Ucrania”, ha escrito esta semana en The Guardian Timothy Garton Ash.
Ayer, el primer ministro polaco Mateusz Morawiecki afirmó que Polonia no precisa de permiso alemán para suministrar tanques Leopard en su arsenal. A las declaraciones belicistas del primer ministro holandés o la primera ministra finlandesa se unió ayer Suecia, también para anunciar la entrega de carros blindados. Incluso Dinamarca aprovechó las horas anteriores a la cumbre de Ramstein para anunciar sus entregas: 19 howitzers de fabricación francesa. En las últimas horas antes de la reunión de ministros de Defensa, Estados Unidos anunció su más reciente paquete de ayuda a Ucrania: 2.500 millones de dólares que sumar a los más de 47.000 que ya ha comprometido a Ucrania y en el que se encuentran los vehículos blindados Bradley ya anunciados, pero no los deseados tanques.
El bloque occidental prácticamente al completo se encuentra actualmente en un momento de anuncios de ayuda militar no solo masiva, sino cada vez más pesada y cada vez con intenciones más claras. El objetivo, como ya se ha repetido en días anteriores, es lograr que Alemania apruebe la entrega de Leopard 2, que posiblemente fueran la vía para la entrega también de tanques Abrams estadounidenses, con lo que Ucrania obtendría una elevada cantidad de carros de combate con los que preparar su tan deseada ofensiva.
Las características del frente en Donbass y la dificultad de forzar el Dniéper en la región de Jersón dejan como dirección previsible la de Melitopol. Pese al triunfalismo con el que se refieren a las perspectivas de éxito de esta campaña tanto Ucrania como la prensa internacional afín, se trata de una dirección extremadamente peligrosa para Ucrania, que no debería descartar la posibilidad de sufrir las dificultades que sufrió en 2014, cuando sus tropas quedaron constantemente rodeadas cuando trataban de penetrar profundamente en las defensas de las Repúblicas Populares. Sin embargo, la posibilidad de poner a Rusia contra las cuerdas en Crimea y la facilidad con la que cualquier mención a la península causa nerviosismo en Rusia es demasiado tentadora. Moscú y Kiev comparten la importancia que dan a Crimea.
Frente a un Donbass destruido e industrial, sector de escaso interés para Ucrania en estos momentos que busca convertirse en potencia agrícola y formar parte de la Europa postindustrial, la península es el territorio que realmente ansiaría conquistar. El jueves, Volodymyr Zelensky volvió a insistir en ello afirmando, en referencia a Crimea que “liberaremos nuestros territorios”. No es la primera ocasión en la que el presidente ucraniano se manifiesta en ese sentido. Mucho antes del inicio de la intervención militar rusa, el presidente ucraniano ya causó la ira de Moscú con su “declaración Crimea”, que planteaba utilizar todos los medios a su disposición para recuperar la península. En aquel momento, los medios disponibles eran escasos y se limitaban a una diplomacia que nunca iba a devolver a Ucrania a la población a la que Kiev negó el suministro de agua durante años y a quien intentó también interrumpir el suministro eléctrico. A diferencia de Ucrania, Moscú cuenta en Crimea con el favor de la población, un aspecto irrelevante para Ucrania, que se escuda en una imaginaria “colonización” rusa, reasentamiento de población a la península, desde 2014.
Aquella “Declaración Crimea” causó ya preocupación en Rusia y entre la población de Crimea, que vio el manifiesto como lo más cercano posible a una declaración de guerra. Ahora mismo, Ucrania cuenta con el apoyo occidental para tratar de recuperar la península por la fuerza y contra la opinión de la población, un aspecto irrelevante para Kiev, cuyos propagandistas no dudan en hablar de la expulsión de “ocupantes”, es decir, personas que se consideran rusas, que realizarían tras la conquista. Pero además de esa aparente autoridad moral para obligar a Crimea a regresar a Ucrania por la fuerza, las autoridades buscan el material para hacerlo.
Durante meses, diferentes facciones políticas y militares del establishment e incluso del Gobierno de Estados Unidos han utilizado la prensa para filtrar su postura ante la posibilidad de la escalada que supondrían ataques ucranianos contra Rusia y contra Crimea. Sectores vinculados al Pentágono se han mostrado cautos, dejando claras las escasas posibilidades de Kiev de conquistar el territorio frente a unas tropas rusas que utilizarían todas las armas a su alcance para defender un territorio cuyo peligro se consideraría existencial para el Estado ruso. Frente a esa moderación, halcones como Wesley Clark o Philip Breedlove han exigido armamento para ese objetivo. Ahora, según publicaba ayer The New York Times, “la administración Biden está considerando el argumento de que Kiev precisa de la capacidad para atacar la península ucraniana anexionada por Rusia en 2014”. En un signo más de que se impone el ala política y más radical de la administración Biden frente a una parte del Pentágono que busca mantener el control del nivel de la guerra, Estados Unidos se plantea ya aprobar esos ataques y suministrar el material necesario para ello.
Cualquier riesgo para la península de Crimea es fuente de preocupación para Rusia y la posibilidad de riesgo miliar supone, se refiera a la intención real de una ofensiva o otra treta ucraniana para crear pánico en Rusia y en el población, esa cuyo territorio pretende liberar, una preocupante escalada. No es Rusia quien escala en estos momentos la contienda, sino que es la parte occidental en bloque, la que busca alcanzar el nivel de guerra total.