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No tengo pensamiento propio sobre Marx. No lo he leído suficientemente. Me baso en lecturas de otros: Lenin, Lukács, Gramsci, Althusser, Balibar, Albiac (en su tiempo marxista), Manuel Sacristán, Paco Fernández Buey, Toni Domènech, Jorge Riechmann, Néstor Kohan, David Harvey, Mike Davis, Carlos Fernández Liria, Luis Alegre Zahonero, Manuel Martínez Llaneza, Joaquín Miras, Santiago Alba Rico. También, ahora, Michael Heinrich y otros autores de la nueva lectura de Marx (Clara Ramas por ejemplo). Me olvido de muchos nombres. Y, por supuesto, en los trabajos, siempre interesantes, claros y originales, de mi compañero de mesa, el profesor Miguel Candel, maestro y amigo desde hace muchos años.
Mi idea central de la tradición político-filosófica que el compañero de Jenny von Westphalen inaugura (por decirlo con alguna inexactitud), reorienta más bien, se puede resumir en dos enunciados-reflexiones del que considero un verdadero maestro de varias generaciones socialistas y comunistas (y de personas de otras tradiciones político-filosóficas alejadas; Andreu Mas-Colell, el ex de Economía, sería un ejemplo destacado), Manuel Sacristán (1925-1985):
1. El autor de este artículo (“Corrientes principales del pensamiento filosófico”, 1968), por su parte, ha negado que pueda hablarse de filosofía marxista en el sentido sistemático tradicional de filosofía, sosteniendo que el marxismo debe entenderse como otro tipo de hacer intelectual, a saber, como la conciencia crítica del esfuerzo por crear un nuevo mundo humano.
2.“No se debe ser marxista (Marx); lo único que tiene interés es decidir si se mueve uno, o no, dentro de una tradición que intenta avanzar, por la cresta, entre el valle del deseo y el de la realidad, en busca de un mar en el que ambos confluyan” (Es una nota de lectura comentando un texto de finales de los años setenta de Lucio Colletti, un marxista o ex marxista que también leímos de jóvenes, y que, como recuerdan, finalizó su trayectoria política en las “turbulentas aguas del cálculo egoísta” representadas por la “Força Italia” de Berlusconi).