Resumen (comentado) de El capital en la era del Antropoceno de Kohei Saito (XXV)

Seguimos en el capítulo IV, en el apartado “Un desgarramiento insanable en el metabolismo.”

Unas sugerencias previas.

1. Fuera de tema, de enorme interés: Manuel Monleón, “Sobre la IA” https://espai-marx.net/?p=13926

2. Miguel Pajares, “La moto que nos venden sobre la transición energética” https://blogs.publico.es/Por transición energética deberíamos entender el hecho de que el crecimiento de las energías renovables conlleve decrecimiento en el consumo de combustibles fósiles, algo que justamente no está ocurriendo. Más bien, lo que sucede es que, por mucho que crecen las energías renovables, también crecen los combustibles fósiles. ¿Por qué ocurre tal cosa?”

3. Jorge Riechmann, “A propósito de “Contra el mito del colapso ecológico». Un libro mal orientado” https://vientosur.info/a- “En junio de 2023, mi amigo Emilio Santiago Muíño (ocasionalmente abreviaremos ESM) publica Contra el mito del colapso ecológico.[1] Lo peor de este libro es su título -y la dirección en que orienta (desorienta) el mismo. El título es mentiroso: si hay algo real, a estas alturas del Siglo de la Gran Prueba, es el colapso ecológico,[2] es decir, el radical empobrecimiento de la biosfera que ya estamos causando las sociedades industriales (extinción de especies, devastación de ecosistemas, caída en picado de las poblaciones de muchos seres vivos: que se lo pregunten a los y las expertas del IPBES).[3]

4. Asier Arias, “¿El nuevo Consenso de Washington? Notas sobre estrategia ecologista” Mientras tanto, junio de 2023. “Voy a dedicar estas líneas a cuestiones «estratégicas» —lato sensu—, de forma que lo más honesto será que comience por explicitar mi principal intuición estratégica: no creo que nadie tenga nada particularmente sólido que decir sobre «estrategia». Si esta intuición se me presenta como válida en el plano de las luchas específicas, tanto más en ésos que se aproximan en generalidad al de la pugna por una humanidad libre y una sociedad justa en un planeta habitable.[1] En aquellas luchas, en esta pugna, nos lo jugamos todo, de forma que nos vemos obligados a reflexionar sobre estrategias, y a juzgarlas, por poco que confiemos en nuestros juicios estratégicos.”

5. Con palabras de Carlos Valmaseda: “Termino de momento esta discusión sobre el posible desacople de la economía de los países ricos con este hilo de un economista -porque hay alguno que vale la pena-, Jaime Nieto. https://twitter.com/jaimenie/

6. Ecologistas en Acción se solidariza con Les Soulèvements de la Terre tras la orden de disolución dada por el gobierno francés • Ecologistas en AcciónEl miércoles 21 de junio el consejo de ministros francés decidió ordenar la disolución del movimiento ecosocial Les Soulèvements de la Terre (LSDT, Los levantamientos de la Tierra), tal como había anunciado previamente el ministro del interior Gerald Darmain. Este anuncio llega tras una intensa represión contra el movimiento, con varias oleadas de detenciones de militantes en sus domicilios en diferentes ciudades de Francia (la última el 20 de junio) llevadas a cabo por la subdirección antiterrorista (SDAT) y brutales intervenciones policiales como la de la protesta de Sainte-Soline contra las mega-balsas de riego. La repercusión de esta actuación policial, que estuvo a punto de costarle la vida a un joven, Serge S., que aún se recupera tras haber salido de un coma, dio a conocer internacionalmente el movimiento.”

7. Emilio Santiago: «El colapsismo genera desmovilización en los desmovilizados» https://www.publico.es/. Comentario de Carlos Valmaseda: “Emilio Santiago sigue dando entrevistas para promocionar su libro, y a Más Madrid-Sumar en las próximas elecciones, claro, con su proyecto Green New Deal -el de Santiago, al menos, no necesariamente el de Sumar-. No me parece mal, que conste. Pero no sé si un discurso optimista para «engañar» a la gente diciendo que no hay por qué preocuparse tanto es lo que necesitamos en este momento. Sinceramente no lo sé, no es una pose.”

Cojo el hilo de Saito.

Marx advirtió en El Capital que el capitalismo terminará causando en el metabolismo un “desgarramiento insanable”, señala el filósofo nipón. Nos da el pasaje de El Capital en el que, Marx, citando a Liebig, analiza el latifundio que sostiene la gestión agrícola de tipo capitalista: “Por el otro lado, la gran propiedad del suelo reduce la población agrícola a un mínimo en constante disminución, oponiéndole una población industrial en constante aumento, hacinada en las ciudades; de ese modo engendra condiciones que provocan un desgarramiento insanable en la continuidad del metabolismo social, prescrito por las leyes naturales de la vida, como consecuencia de lo cual se dilapida la fuerza del suelo, dilapidación esta que, en virtud del comercio, se lleva mucho más allá de las fronteras del propio país. (Liebig)”.

El capital, observa el filósofo nipón, “dio la voz de alarma por el desmantelamiento de las condiciones necesarias en el que incurría el capitalismo a través de la alteración, fractura o desgarramiento en el metabolismo. El capitalismo, por lo tanto, dificulta una gestión sostenible del metabolismo entre el hombre y la naturaleza, y constituye una rémora para la mejora social.”

En definitiva, “en El capital no consta ninguna afirmación que constituya una alabanza acrítica del desarrollo de las fuerzas productivas a través de la modernización”. No hay desarrollismo ciego. Más bien, señala Saito, “lo que hay es una crítica clara al desarrollo de la capacidad de producción y la tecnología para permitir al capital la búsqueda ilimitada del beneficio, como mero «progreso [basado] en el arte de esquilmar».”

La investigación ecológica posterior a la publicación del tomo I de El capital es el título del siguiente apartado.

Que Marx era consciente del peligro que suponen las grietas en el metabolismo generadas por el capital es algo a lo que se hace referencia en las obras introductorias más atentas sobre El capital publicadas en los últimos años, observa Saito. Pero las ideas ecológicas del último Marx, añade, “no se quedaron en una simple aceptación de la crítica de la «agricultura del saqueo» de Liebig”. A pesar de que durante los 15 años que mediaron entre la publicación del primer libro de El capital y su muerte en 1883, “Marx apenas publicó sus escritos, lo cierto es que se embebió en el estudio de las ciencias naturales”. Y, como se comentó, “la compilación de unas nuevas obras completas del proyecto MEGA, con una cantidad ingente de borradores y cuadernos inéditos, nos permite, finalmente, revelar la crítica ecologista al capitalismo de la última etapa de Marx, desconocida hasta ahora.”

El alcance de las investigaciones de Marx en ciencias naturales es realmente asombroso, comenta Saito. “Existe un número colosal de cuadernos de investigación acerca de sus estudios sobre geología, botánica, química o mineralogía”. En su libro La naturaleza contra el capital. El ecosocialismo de Karl Marx, él mismo analizó detalladamente su contenido. “Aquí diré simplemente, que leyendo esos cuadernos, uno se da cuenta de que los conocimientos de Marx superaban con creces la crítica de Liebig en la agricultura del saqueo”. Marx comenzaba “a tratar los asuntos ecológicos, como la deforestación excesiva, el derroche de combustibles fósiles o la extinción de especies animales y vegetales, como contradicciones del capitalismo.”

El abandono definitivo del determinismo de las fuerzas productivas” es el título del siguiente apartado.

El filósofo nipón nos recuerda que uno de los autores a los que Marx leyó con fruición en esta etapa de investigación ecológica tras la publicación del primer libro de El capital, fue al agrónomo Karl Fraas. “En su obra Clima y vida vegetal en el tiempo, una contribución a la historia de ambos, Fraas describe los procesos de colapso de las civilizaciones antiguas, como Mesopotamia, Egipto o Grecia. Según él, la causa común de la caída de todas ellas fue la dificultad sobrevenida para la práctica de la agricultura autóctona debida al cambio climático regional causado por una tala excesiva de los bosques. Ciertamente, en la actualidad todas aquellas regiones son muy áridas; pero no siempre lo fueron. Perdieron su fertilidad por culpa de la explotación desmedida de su naturaleza”.

Fraas, prosigue Saito, advertía acerca del impacto de las subidas de las temperaturas sobre la agricultura, ocasionadas por la deforestación y la sequedad atmosférica, como el origen del hundimiento de las civilizaciones. “Lo que, ya en su día, Fraas veía con preocupación era la amenaza que representaba la intromisión humana en el corazón de los bosques si el capitalismo continuaba promoviendo el desarrollo de las técnicas de tala o las tecnologías de transporte”

Marx alabó la obra de Fraas y vislumbró una tendencia socialista en sus advertencias. “Fraas criticaba el saqueo de la naturaleza bajo el capitalismo y defendía una relación sostenible con los bosques. Marx comenzaba a asimilar esta postura como una tendencia. socialista. Corría el año 1868, apenas un año desps de la publicación de El capital.”

Marx también conocía las ideas de Jevons, al que Saito se refirió al hablar de la paradoja de Jevons en el capítulo 2 de su libro. “Este había alertado de los peligros derivados de los problemas de la reducción de las reservas de carbón en un área de fácil extracción del mineral en la Gran Bretaña de entonces, basándose en la crítica de la agricultura del saqueo de Liebig.”

Además, “en sus estudios sobre geología, se observa su interés por el problema de la extinción de un gran número de especies biológicas debido a la actividad humana.”

A través de estas investigaciones, “Marx quiso constatar en distintos ámbitos la existencia de fracturas en el metabolismo. Y se propuso un discurso que tratara dichas grietas corno una contradicción inherente al capitalismo.”

La actitud investigadora de Marx, que emerge de los cuadernos de su última etapa, observa Saito, “se contradice abiertamente con un optimismo simplista que creyera posible la superación del capitalismo mediante el aumento de la productividad y la dominación de la naturaleza. Huelga decir que, en ese momento, ya había roto definitivamente con el determinismo de las fuerzas productivas. Pero esto tampoco lo llea abrazar inmediatamente una teoría del desmoronamiento de las civilizaciones tan simple que la atribuyera a crisis climáticas.”

s bien, en opinión de Saito, “el Marx posterior a El capital centró su atención en la relación entre el capitalismo y el medio ambiente. El capitalismo se dedica a ganar tiempo a base de transferir al exterior, por diferentes medios que permite la innovación tecnológica, la fractura en el metabolismo que causa su actividad incesante. Sin embargo, precisamente esa transferencia es la que va ahondando el desgarramiento insanable a escala planetaria. Al final, ni el propio capitalismo logrará sobrevivir.”

Tras la publicación del tomo I de El capital, concluye Saito este apartado, Marx trató de examinar este proceso en concreto de transferencia -”de pescadilla que se muerde la cola”- del que ya dio cuenta en el capítulo I del libro.

Hacia el crecimiento económico sostenible del ecosocialismo” es el título del siguiente apartado.

Más o menos en el periodo en que se publicó El capital, Marx abandonó la alabanza sesgada del aumento de la capacidad de producción y comenzó a indagar, devorando todo tipo de libros, la vía hacia el desarrollo económico sostenible bajo el socialismo. “Aquí, Marx ya tenía la firme convicción de que en el capitalismo solo se puede crecer saqueando la naturaleza de forma despiadada y de que, por lo tanto, un crecimiento sostenible es imposible bajo este sistema. Es decir, por mucho que se insistiera en mejorar la capacidad de producción en el capitalismo, nunca se avanzaría hacia el socialismo”. Es así como habían evolucionado sus ideas.

Marx, señala Saito, “comenzó a pensar que, en vez de perseguir el aumento de productividad bajo el capitalismo, sería mejor completar antes la transición a ·otro sistema económico, o sea, al socialismo, y, una vez en él, buscar un crecimiento sostenible. Esta es la visión ecosocialista de Marx en torno al periodo en que se publicó el tomo I de El capital.”

Sin embargo, concluye Saito, el último Marx superó incluso esta visión ecosocialista.

El tambaleo de la visión de la historia como progreso” es el título del siguiente apartado.

Volvemos en septiembre.

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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