Sobre Perú (22.03.2023)

Del historiador y miembro de Espai Marx, José Luis Martín Ramos.

El viernes 20 se mantuvo la pauta del 19: manifestaciones, incidentes violentos con saldos de muertos y heridos, y torpes declaraciones de Dina Boluarte [DB], que el 19 dijo que el gobierno lo tenía todo controlado. La prensa de derechas insiste en la teoría de la conspiración, sin más pruebas que la práctica peruana del «terruqueo» (acusar de terrorista al opositor). Las movilizaciones y bloqueos se mantienen en los mismos términos: generalizadas en el Sur, donde desde luego se ha perdido por completo el control por parte del gobierno y más localizadas en el Norte, en donde siguen habiendo focos de movilización y puntos de bloqueo como el del tramo Norte de la Panamericana en Viura; en ese tramos se mantiene un «juego», la policía presiona por desbloquear, lo consigue a veces , pero al cabo de poco tiempo los manifestantes vuelven a cortar la vía. La policía parece no tener suficientes efectivos para desbloquear todos los puntos cortados; el gobiernos ha maximizado la concentración en Lima y en los aeropuertos del Sur; algún político de la derecha -de Renovación Popular- ha pedido que el ejército intervenga para desbloquear la carretera, pero el ejército no interviene; solo presta apoyo de respaldo a la policía en los aeropuertos, en una segunda línea de disuasión por si los manifestantes rompen las líneas policiales (han estado a punto de conseguirlo alguna en vez en Juliaca y Puno). El Sur está perdido hoy por hoy para el gobierno y eso es reserva para el mantenimientos de las movilizaciones; y para que en el Norte pueda ampliarse la protesta, a lomos de las torpezas del gobierno. El saldo de heridos y muertos hasta el 19, incluido, era de 380 heridos asistidos en los centros de salud público -76 hospitalizados- y hay desde luego muchos otros más de menor consideración entre los civiles que no han ido a los hospitales y 54 muertos; ahora esa cifra ya está rebasada, vamos por los sesenta muertos y los heridos crecen. Ayer en Puno un policía, pistola en mano, disparó contra los manifestantes que tenía enfrente matando a uno de ellos e hiriendo de gravedad a media docena; la foto circula en la prensa. El uso de bombas lacrimógenas no es inocuo; ayer los gases entraron en un hospital, en la sección de oncología. Una de las hipótesis del incendio del caserón de Lima es que se debió a una bomba lacrimógena; la policía dice que fue por un artefacto pirotécnico de los que llevan los manifestantes. En cualquier caso, no fue intencionado. No hay, en general incendios intencionados, que respondan a una iniciativa de los manifestantes; son -salvo alguna excepción, que los manifestantes atribuyen a infiltrados- acciones de rabia, de respuesta ante la brutal acción policial, como la de las asesinatos de Macusani, producidos por disparos de rifle desde la comisaría, que cuando se conoció que habían provocado muerte produjeron la reacción de la destrucción de la comisaría y los juzgados.

DB no para de echar leña al fuego, con una imprudencia sorprendente. Ayer por la mañana dijo que el gobierno iba a abrir «carpetas fiscales», es decir, investigaciones judiciales a todos los azuzadores que localizaran. Produjo una cadena de respuestas, y no solo desde la izquierda, diciendo que eso era injerencia del ejecutivo en la justicia, pura dictadura; hasta la fiscalía tuvo que recordarle que es un poder autónomo. Hoy está callada; o la han hecho callar. Pero la policía azuza el conflicto, con su comportamiento, y anunciado que tiene ya listas de azuzadores, 130 la última que refirió, y que todos van a ser llevados ante la justicia. El Comercio hoy en primera plana da la noticia de que Iber Maraví, dirigente del SUTEP-CGTP, el sindicato de maestros, ex-ministro de Castillo en 2021, ha sido elegido nuevo Presidente del Frente de Defensa del Pueblo de Ayacucho, al que sigue considerando una organización senderista. Iber Maraví ya había sido presidente de ese organismo, y la derecha siempre le ha acusado de haber sido senderista en 1980-1982, algo que nunca ha pasado de la especulación. El FREDEPA, ya lo señalé en nota anterior, es una organización constituida antes de Sendero Luminoso, que, en efecto, fue penetrada por el PCP-SL en los setenta, antes de la insurrección senderista, pero que acabó rompiendo con el senderismo y se reconstituyó ajeno a él. La cuestión es que en los inicios de la insurrección senderista fueron muchos los que simpatizaron y colaboraron con ella, incluso muchos campesinos, hasta que reaccionaron en contra por la política terrorista de SL, contra la izquierda y contra las propias comunidades campesinas a las que imponían su «estado»; de manera que la derecha tienen un amplio campo para acusar de senderismo a mucha gente, que no lo fueron o que si lo fueron se alejaron de él a las primeras. El movimiento actual no tiene nada que ver con un senderismo, derrotado social y políticamente, que puede recuperar alguna militancia en la ciudad pero ya no en el campo. Por cierto, el gran protagonista de las movilizaciones campesinas son las Rondas, que se crearon y se expandieron en el Sur para enfrentarse a los senderistas y fueron un factor clave de su derrota. Es difícil imaginarse una colusión actual entre restos del senderismo y el movimiento comunero de las rondas campesinas.

La teoría de la conspiración tiene diversas facetas: manera de desprestigiar al movimiento, argumentación de campaña en favor del fujarismo (el que detuvo a Abimael Guzmán y derrotó finalmente a SL) y desprecio también -muy limeño- hacia los brutos indios del Sur. Una de las sorpresa de la derecha es cómo se coordinan los manifestantes. Hoy la prensa -incluso La República, que al final tiene una línea política centrista- se sorprende que ayer se produjera un nuevo intento asalto a los aeropuertos de Juliaca, Cusco y Puno entre las 13 y las 15, preguntándose quién los mandaba. Como si los quechuas, aymara y canchas del Sur no supieran utilizar el móvil y las redes sociales; lo utilizan y cada vez hay más fotos de móvil hechas denunciando los atropellos policiales.

Lo que sí es cierto es que además del objetivo político general la protesta del Sur tiene un objetivo propio, y actúa contra lo que considera que está perjudicándoles social y económicamente: el turismo y las grandes compañías mineras; intentan ocupar los aeropuertos, no lo consiguen pero obligan a su cierre; y han pasado a atacar las instalaciones de dos compañías mineras , la Antapaccay de Cusco y la Arab Mining Co; también han cortado la ruta al Machu Picchu, inutilizando un tramo de rieles. Pero no atacan ni el transporte ni el comercio.

Hoy sábado siguen las movilizaciones en todos sus formatos. Pero lo que ha destacado es la entrada de la policía, a petición de la Rectora, en la Universidad Nacional San Marcos, tanqueta en ristre que ha derribado la barrera que habían puesto en la puerta en el acceso al campus; persiguiendo a los manifestantes que se habían alojado pernoctando en él, y deteniendo finalmente a más de doscientos. El hecho ha levantado una oleada de indignación que desborda las filas de la protesta general. Puede haber sido una nueva torpeza del gobierno.

La imagen [SLA: no incluida], por desgracia, recuerda muchas otras [la del Chile del golpe militar, por ejemplo].

Suma, sigue y crece. Pero la salida política sigue siendo muy incierta y el desenlace final mucho más, Perú está en crisis institucional desde 2016, tras el fin de la presidencia decepcionante de Ollanta Humala, que había prometido la reforma constitucional y no cumplió; en crisis política desde hace mucho tiempo. La guerra de los ochenta, la dictadura de Fujimori en los noventa, destruyó el sistema político histórico, el APRA ha desaparecido, de la democracia cristiana de Belaude Terry solo queda un rescoldo, el PCP que se fragmentó desde finales de los sesenta (siguen habiendo tres PCP) sobrevive gracias a políticas de coalición que le han llevado a participar en una de las dos principales plataformas (Perú Libre/ Juntos por Perú Cambio-Democrático). Las nuevas fuerzas de izquierda están por consolidar; como se ha puesto de manifiesto en el período presidencial de Castillo. Solo el fujimorismo parece mantener una posición firme, pero ha de ganar de calle, porque nadie quiere ser el aliado del fujimorismo. Sólo tiene opciones si se presenta como única barrera a un triunfo de la izquierda, que es lo que busca, El resultado electoral es impredecible, pero sea el que sea, las demandas del Sur y la demanda generalizada de proceso constituyente seguirán estando presentes en la agenda inmediata.

 

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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