De amigos y compañeros
Observaciones sobre Trotsky, Schrödinger y los Upanishads, Rusia, Bielorrusia y el negacionismo nacionalista de España
1. Sobre Horacio Marcus, “Trotsky, héroe trágico” https://conversacionsobrehistoria.info/2020/09/03/trotsky-heroe-tragico/. Del historiador José Luis Martín Ramos (06.09.2020):
«Mucha literatura y mucha apología. La IV no fracasó porque después de 1945 las cosas fueron diferentes. Fue un error, una propuesta burocrática y partidista, que erró en la percepción del fascismo y la lucha contra él. Toda esa terminología de la que se usa y abusa, hasta la ridiculez: «periodista brillante», «profeta de las revoluciones en Rusia», «judío errante», «el Tucídides capaz de liderar una revolución».…», gran escritor y gran lector».
Apología constante, sin ninguna consideración crítica. Todo lo que hizo lo hizo bien, estuvo magnífico… Hasta falsear la realidad, o enmascararla. No solo participó en los conflictos internos del POSDR, habría que añadir cómo lo hizo, con sus giros, sus cambios de posición. Ni una palabra sobre su defensa de la militarización de los sindicatos y el trabajo en las fábricas; ninguna referencia a su respuesta -la misma que Lenin, que Stalin, que Bujarin- ante el motín de Kronstadt y su responsabilidad política en el aplastamiento sin paliativos de los amotinados. Todo son luces, no hay ninguna sombra. Dice que negoció la paz de Brest-Litovsk, no es exacto; desde luego le tocó la negociación en primera línea porque era Comisario de Relaciones Internacionales del gobierno soviético, pero quien tomó las decisiones y las impuso fue Lenin, incluso en contra de su opinión que pretendía hacer algún pulso de fuerza con los alemanes (que Stalin se lo echase en cara años más tarde no quita que no fueran ciertas su vacilaciones). Ninguna referencia a su escasa popularidad, entre los campesinos desde luego pero también entre los obreros. Esa impopularidad fue la que le situó en minoría desde el principio del conflicto interno, a pesar de todo lo que había sido y aún era -Comisario de Guerra, jefe del Ejército Rojo. etc. Comparar al Lenin que se escondía con él, Trotsky, que se paseaba por Petrogrado, en un frase poco feliz o malintencionada, en la que no explica por qué tenía que esconderse Lenin.
Este apologeta bastante simple de Trotsky hace afirmaciones falsas y sorprendentes. Resumo:
1. Lo de Brest-Litovsk.
2. Que Trotsky fue el propulsor de la industrialización acelerada. Falso, solo lo propugnó en el programa de la Oposición de Izquierda. El propulsor fue Stalin.
3. Estratega de la revolución de octubre. Falso, lo fue Lenin, como el mismo autor escribe en el mismo texto.
4. Estratega de la Internacional Comunista. Uno de sus dirigentes, pero no el central, aunque tuviera intervenciones potentes en los congresos.
5. Dice que incluso encontró tiempo para escribir sobre literatura y vida cotidiana en 1923 «en medio del fragor de la revolución». En 1923 no había tales tragos, sino ya el ruido sordo de la discrepancia interna bolchevique y que dedicara tiempo a escribir sobre esos temas fue la otra cara de la moneda de su progresiva marginación en el partido.
6. Automarginación a comienzos de 1924 cuando estando fuera de Moscú no vio la importancia de volver a Petrogrado a participar en el entierro de Lenin. Grandísimo error.
7. Comparación con Tucídides: delirante. Protagonista de la historia, pero no es historiador de la revolución rusa. Su historia de la revolución rusa es un texto de interpretación política de la revolución.
8. Me escandaliza que entre las grandes figuras del XIX, a las que Trotsky se compararía, cite a Domingo Faustino Sarmiento, Presidente de Argentina y uno de los protagonista de la guerra de exterminio de los indios de la Pampa y continuador de la guerra de exterminio iniciada por Mitre contra los paraguayos. Autor del lema tan extraordinario de «civilización o barbarie» en el que contrapuso el mundo urbano al mundo campesino.
9. No conoce mucho del s. XX si solo conoce esos intelectuales políticos. Para empezar Azaña y si buscamos encontraremos unos cuantos más.
10. Los textos de Trotsky en los años 30 sobre el fascismo no fueron de la lucidez que se pretende. Y lo que no resultó de ninguna lucidez fue su consigna de fascismo o socialismo, en nombre de la que rechazó la política del Frente Popular.
11. Los errores de Trotsky en esa época fueron trascendentes porque fueron los que marcaron la rígida identificación política de la IVª Internacional. Es esa rigidez la que la cuarteó desde el principio e hizo de los trotskistas el objeto de los chistes fáciles contra ellos: se juntan dos trotskistas, ¿qué resulta? Una escisión. Y la cuarteó también porque fue un invento.
12. Trotsky que tanto criticaba el burocratismo en la Unión Soviética -esa crítica la inició Lenin en 1922 con sus textos finales- quiso superar a la Tercera Internacional que con todos los defectos era un proyecto y una organización de masas, con un aparato de élite, autoirrogado como dirigente. Una solución burocrática, aunque fuera la burocracia intelectual que él estaba dispuesto a sumir.
13. La IV no fracaso a partir de 1945, fue un fracaso desde 1938, a pesar de la brillantez de su fundador y de que no fuera en absoluto desconocido. Quizás si Trotsky no hubiese sido tan soberbio en vez de pretender fundar, por sí y ante sí, una Cuarta Internacional se hubiese mantenido al frente de una corriente de opinión de una disidencia que era lo que era, no habría cosechado ese fracaso.
14. Y para culminar eso de poner como signo de la referencia ético-política, para cada nueva generación que se supone que era Trotsky, el éxito de la novela de Padura es una memez. Padura es un buen escritor de novelas policiacas -sin exagerar- pero ese libro que cita [El hombre que amaba los perros] es muy poco fiable en el relato histórico. Que haya tenido éxito tiene otras muchas claves que no la supuesta indiscutible referencia ético-política de la figura de Trotsky.
15. Para acabar: repasad el llamado testamento de Lenin y su opinión sobre Trotsky. ¡La soberbia, ¡ay, la soberbia! Que le llevó a pasar del entierro de 1924 (ya lo vio Deutscher) y a fundar toda una Cuarta Internacional.”
2. Sobre Viraj Kulkarni, “What Erwin Schrödinger Said About the Upanishads.” https://science.thewire.in/the-sciences/erwin-schrodinger-quantum-mechanics-philosophy-of-physics-upanishads/.
De Manuel Martínez Llaneza (08.09.2020):
«Contaban que dijo Jesús: “Me voy, pero no os abandono. Me marcho, pero permanezco entre vosotros. Yo soy el que soy”. Y dijo Pedro: “Lo que más me gusta del Maestro es lo claro que se explica”.
Pedro parece que era un poco simple, pero no es muy distinto lo de: «el Brahman forma todo lo vivo o no vivo … el sabio sabe que todos los seres (beings) son idénticos con su ser (self), y su ser (self) es el ser (self) de todos los seres (beings)» [Esto tiene mucho mérito, porque en español no se hubiera podido escribir por lo del ‘self’ y el ‘being’]. Venir ahora con lo de los Upanishads, o peor, los Vedas, como fuente del o apoyo al pensamiento científico suena muy fuerte. No me extrañaría que, al citarlo en una conferencia, alguien interrumpiera: “La gallina”, pensando que se proponía una adivinanza. Lo de Oppenheimer me impresionó mucho de joven, pero no se trataba de ciencia, sino de Muerte, y aleteaba la guerra fría como él mismo pudo comprobar posteriormente; poco de ciencia.
Esta ‘investigación’ sobre los Upanishads y la ciencia me recuerda las majaradas reaccionarias de Hegel para justificar la no-historia de la India (las que usa para la no-historia de China son a su lado meros cuentos simples de emperadores).
De toda esta profunda explicación solamente se deduce que Todo es uno; vale, bueno, como el tango Cambalache, pero no creo que eso ayude mucho en los laboratorios.
Menos mal que el propio texto (que no está mal, aunque tiene algunos errores en los que no entro ahora) señala: “Nada atestigua menos la importancia de estos edificios filosóficos que la afirmación absurda de que Schrödinger y otros científicos simplemente cocinaron las lecciones de los Upanishads en teoría cuántica. Estas afirmaciones son completamente erróneas. Schrödinger era, ante todo, un físico profundamente afianzado en los métodos de la ciencia. La filosofía india tranquilizaba su alma pero es improbable que le ayudase a formular ecuaciones matemáticas”.
Me repuso algo del susto.
Siempre me ha parecido palabrería de tertulianos cosas como la comparación de la concepción moderna del átomo con la de Demócrito, que no tiene nada que ver, pero ha estado muy de moda. No digamos lo que puede dar de sí la física cuántica. La relatividad está ya superada porque es vox populi que todo es relativo.
Me consta que Heisenberg leía a Platón en griego, pero estoy seguro de que le fue más provechoso el Eutifrón que el Timeo para su labor científica. En su conciencia y felicidad no entro.
No estoy negando la importancia cultural ni siquiera la utilidad de conocer los textos clásicos de todas las culturas, pero sería bueno que dejáramos de buscar paralelismos imposibles (para el que sabe algo de ciencia) y sacáramos otros provechos, bien estéticos, bien sobre el lenguaje y la expresión, bien sobre la sociedad y la evolución de la humanidad …
Por poner un ejemplo, creo que la Ilíada no puede ayudarnos en las competiciones náuticas o bélicas actuales, pero es muy útil para que calemos a pájaros como Agamenón (ya le dieron su merecido) o que veamos qué sería hoy la areté de Aquiles, aparte de ser invulnerable de fábrica y tener una madre que cogía su venablo y lo clavaba en el enemigo mientras esparcía una nube de polvo para que no hicieran fotos. Aunque, la verdad sea dicha, tuvo un detalle inesperado con Príamo dejándole llevar los despojos de Héctor, lo que también puede ser motivo de reflexión y enseñanza. ¡Pero no recuperemos ahora la areté homérica porque acabaremos saludando con el brazo en alto!
Ahora estoy dispuesto a recibir bofetadas hasta en el carnet de identidad, pero soy muy mayor para jugar al academicismo formalista: ya no puede darme sexenios (aunque nunca lo ha hecho, los míos los he ganado a pulso).”
De Miguel Candel (07.09.2020):
“Puaj, el comunísimo (ojo, nada que ver con el comunismo) lugar común de los seguidores de la New Age (con toquecitos de Heidegger), que confunden la crítica a la moderna cultura «occidental» con la idealización de una «sabiduría antigua» y, sobre todo, de un «orientalismo» con el que ya casi no comulga ningún oriental. A este paso, tendrán que venir los chinos y los indios a volver a enseñarnos física y matemáticas y a recordarnos que además de la acupuntura existen los antibióticos. Un síntoma más de la «decadencia de Occidente».”
3. Sobre Rusia. De José Luis Martín Ramos (07.09.2020):
“Yo pienso que ni en esta lista [Debats Espai Marx] ni en la izquierda política hay ningún apego ni valoración positiva ni de Putin ni del sistema ruso actual. Lo que ocurre es que aquí cuando hemos tenido que hablar de Rusia ha sido con motivo de conflictos internacionales, en los que EEUU y los países de la OTAN han actuado como potencias intervencionistas, cuando no agresoras y Rusia como potencia intermediadora y a la defensiva.
Lo de los envenenamientos. Hay que coger todo eso con muchas pinzas, porque los juegos subterráneos son muy oscuros. Te recomiendo una película, que precisamente no es rusófila, sobre los juegos sucios en la política internacional: “La conspiración de noviembre” (aunque como peli es mediocre). No entiendo que la OTAN tenga que exigir nada públicamente.
La rusofobia. Viene de muy lejos. De los clichés de la política internacional del XIX: guerra de Crimea, el “oso ruso”,…. esta interiorizada en la cultura europea y corregida y aumentada tras la revolución del 17 y la guerra fría. Y se mantiene hoy por parte de la OTAN y de EEUU de manera muy activa porque conviene a sus políticas internacionales en Europa del Este y en Próximo Oriente.”
4. Sobre el negacionsimo nacionalista de España. De José Luis Martín Ramos (08.09.2020):
“Para mí lo más importante es esa negación de España como nación, que se origina en Prat de la Riba, que es núcleo duro del nacionalismo catalán configurado desde 1898 y que la izquierda política catalana, en una muestra de subordinación cultural, fue asumiendo, hasta convertirlo en la única manera posible de identificar a España en la transición. En Francia se puede hablar del estado francés o de la República francesa, pero nunca como uso exclusivo del término que excluye la identidad de Francia como nación. Lo mismo digo para Italia y aún más para Alemania”.
5. Sobre Bielorrusia. También de José Luis Martín Ramos (07.09.2020):
«Yo creo que se distribuyó en la lista un artículo de Poch [“Jaque mate bielorruso” https://rafaelpoch.com/2020/08/31/jaque-mate-bielorruso/#more-515], bastante útil. Parece que Lukashenko ganó las elecciones; pero malacostumbrado por la debilidad de la oposición se excedió en aumentar el saco de votos, de manera tan grosera que él mismo provocó la protesta. Bielorrusia es un país raro; aquí si que tendríamos, quizás, que hablar de estado y no de nación. En 1918 no quería constituirse en República Soviética propia, quería formar parte de la Rusa; Lenin y Trotsky prefirieron que se constituyera como república supuestamente independiente, para hacer de tapón ante Polonia. Pero siguió manteniendo muchas dependencias en las decisiones económica y políticas. Cuando quebró la URSS estuvieron en contra de su desaparición, y de nuevo querían mantenerse pero los estatocidas (me lo acabo de inventar, je, je) de la URSS prefirieron que Bielorrusia fuera independiente. Lukashenko asumió el papel de hacer juegos de equilibrios y no desmontó el estado asistencial ni fomentó el capitalismo salvaje, como en Rusia. El balance de la gestión económica y social de Lukashenko parece que no es negativo. Pero en medio de esa disfunción entre un estado, que existe sin duda, y una nación que duda de sí misma, debe haber sido difícil construir un sistema político plural y demasiado fácil caer en la inercia autoritaria. ¿Qué está pasando, ahora? Puede haber una suma de conflictos, el agotamiento del autoritarismo inicialmente benévolo de Lukashenko, la falta de alternancia política sólida, la aspiración de una emergente clase media, crecida en el relativo bienestar bielorruso que quiere empezar a decidir por sí misma; y por último, pero no en última instancia como se suele decir, el conflicto del gasoducto ruso que ya hace tiempo que introduce cuñas de desestabilización en Europa Oriental. Y pasa, como siempre, que las informaciones que nos llega son notas de agencia que nuestros «medios de comunicación» de aquí reproducen como «la» información; y se cuidan muy bien de contrastar con los medios del demonio: Russia Today, la televisión internacional iraní, etc. etc. que seguramente tampoco dicen todo lo que pasa, pero cuya información habría de ser tenido en cuenta para contrastar, comparar, descartar, etc…
Y como siempre, pongamos una vela a Graham Greene (el ángel bueno de la literatura de espías) y otra a Le Carré (el ángel malo, quizás algo arrepentido).”
Del profesor Miguel Candel (09.09.2020):
«Muy sensato el análisis. Tengo un conocido casado con una bielorrusa, precisamente, pero residente aquí de años, y más bien de derechas, que reconoce a Lukashenko los méritos que señalas en política social e industrial (conservan bastante industria pesada). Y muy bueno lo de las velas a Graham Greene y a John Le Carré. En todo caso, está claro que es estos asuntos siempre hay que contar con las maquinaciones del «americano impasible».»