Sobre Perú

Del historiador y miembro de Espai Marx, José Luis Martín Ramos.

Aprovecho para un breve comentario, no lo hago más extenso porque no hay grandes novedades.

El último ciclo de movilizaciones, protagonizado por CGTP, la Coordinadora de rondas campesinas y los sindicatos de enseñantes (el SUTEP y la FENATEP), puso de manifiesto más sus debilidades que sus fortalezas, no solo por el descenso de participación sino porque se circunscribieron prácticamente al Sur.

Se anunció un nuevo ciclo de paros puntuales y marcha a Lima para finales de agosto, pero no tengo constancia de que se esté avanzando en ese sentido. En cualquier caso el clima de la movilización social es de calma chicha, aunque pueda haber mar de fondo en el seno de las comunidades del Sur. El gobierno ha conseguido controlar la situación, reduciendo la brutalidad policial y beneficiándose de la limitación territorial de la protesta. Lo que no significa que ni el gobierno, ni el congreso, haya aumentado su crédito ante la población; por el contrario los porcentajes de rechazo se mantienen del 80% para arriba. Da la sensación de que hay una resignación general sobre el cumplimiento del período legislativo, por lo que, a menos que se produjese una nueva explosión social como la de diciembre 22-marzo 23 (lo que no parece probable en estos momentos), las elecciones generales no se producirán hasta 2026 y habrá que esperar a entonces para ver que movimientos de continuidad, cambio o ruptura política se produce.

Por hora lo más destacado en el seno de la izquierda política es la nueva crisis de Perú Libre – políticamente más importante que las anteriores- por la decisión de Vladimir Cerrón de pactar con el fujimorismo la elección de la nueva mesa del Congreso; Vladimir Cerrón lo justificó como la única manera de que la izquierda estuviese presente en la Mesa, sugiriendo que con el cambio de ésta se activaría un nuevo rumbo político con decisiones del Congreso sobre adelantamiento de elecciones o revocación de Boluarte.

Perú Libre está en la nueva Mesa, con protestas retóricas en favor de la Asamblea Constituyente, pero no se ha producido ninguna iniciativa sería de revisión de la situación política. El pacto con el fujimorismo para la constitución de la Mesa supuso el abandono de Jaime Quito, diputado por Arequipa. Había sido el candidato de Perú Libre más votado en las elecciones de 2021 y era un peso fuerte de Perú Libre. Junto con él, abandonaron Perú Libre otros cuatro diputados, de manera que el partido que en las elecciones de 2.021 había obtenido 37 diputados y era la minoría mayoritaria del Congreso ahora solo tiene 12. El descalabro de PL es un factor importante en la falta de acompañamiento político desde la izquierda a la movilización social.

Juntos por Perú-Cambio Democrático no solo ha mantenido su estabilidad sino que se ha beneficiado de la crisis recurrente de Perú Libre y tiene 10 diputados, doblando el número que había obtenido en las elecciones. Pero todo eso son movimientos en el seno del Congreso, de un Congreso que tiene más del 80% de rechazo en todo el país. Cuando se produzcan las elecciones veremos qué cuentas pasa la sociedad a todo ello. Hay que dar por seguro una reacción hacia la derecha en respuesta al fiasco de la administración de Castillo y a las movilizaciones sociales; una reacción que el fujimorismo está en condiciones de aprovechar, aunque también pueden optar a encabezarla líderes nuevos, como el hasta ahora regional César Acuña, antiguo alcalde Trujillo y actual gobernador de La Libertad, fundador del partido Alianza Para el Progreso. Veremos qué apoyo social tienen las dos formaciones de la izquierda que participaron en el gobierno de Pedro Castillo, Perú Libre y JP/Cambio Democrático. Cuál es la base social real de la disensión para mí la más importante de PL, que es el grupo de Jaime Quito. Y está por ver si llega a traducirse en algo los intentos de impulsar nuevas formaciones que se anunciaron en el momento álgido de la movilización social, como los que encabezaban Aníbal Torres o Alfonso López-Chau, populista de izquierda con toques de indigenismo el primero, más o menos socialdemócrata el segundo; con la incógnita de la incidencia de Antauro Humala, a quien le puede haber pasado su momento, y la supervivencia del espectro senderista, cuya presencia social -más allá del terruqueo- se intuye quizás residual en términos generales pero presente en el Sur. Lo único cierto, por ahora es que la izquierda está más dividida y que su división tiende a territorializarse perdiendo proyección nacional.

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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