Miscelánea 31/03/2024

Del compañero y miembro de Espai Marx, Carlos Valmaseda.
1. Introducción a Jason Moore: por una ecología de la revolución.
2. Hay que recuperar el miedo.
3. China ante el conflicto palestino.
4. Es genocidio.
5. India y Ucrania.
6. Resumen de la guerra en Palestina, 23-29 de marzo.
7. Historiografía marxista sobre sociedades precapitalistas.
8. Sobre las próximas elecciones en India.
9. Declaración del FPLP con motivo del Día de la Tierra

1. Introducción a Jason Moore : por una ecología de la revolución

Hace mucho que no os paso nada de Jason Moore, del que alguna cosa publicamos en nuestra página antes de las traducciones automáticas. En Italia acaban de publicar un libro suyo y en Sinistra in rete he visto la introducción, que os paso.

Más allá del infierno planetario por Gennaro Avallone
Ombre Corte publica estos días Oltre la giustizia climatica. Verso un’ecologia della rivoluzione [Más allá de la justicia climática. Hacia una ecología de la revolución], de Jason Moore y editado por Gennaro Avallone. Nos complace compartir la Introducción al texto de Gennaro Avallone, por la que damos las gracias al editor y al autor.
«No es el Hombre, sino el Capital el responsable del infierno planetario». Esta es una de las afirmaciones centrales de este libro. La frase encierra tres conceptos fundamentales para entender el mundo en que vivimos y los retos a los que nos enfrentamos. El primero se refiere al de Hombre, abstracción que ha acompañado a toda la modernidad en oposición al otro, el de Naturaleza, legitimando, a partir de esta polaridad, la superioridad de los seres humanos definidos como civilizados (Hombre) sobre todas las demás formas de vida, incluida la humana, identificadas como salvajes (Naturaleza). El segundo concepto es el de capital, la relación socioecológica que ha configurado el mundo desde finales del siglo XIV, construyéndolo como un enorme almacén de formas de vida de las que hay que deshacerse y formas de vida que hay que aniquilar, hasta la extinción, si son inútiles o un obstáculo para su reproducción. El tercer concepto es el de infierno planetario. Con él se identifican dos procesos. El primero se refiere a los efectos del calentamiento global y el cambio climático en curso, que están transformando partes del planeta en lugares totalmente hostiles para la vida humana y otras formas de vida debido a las altas temperaturas, la reducción de la fertilidad del suelo y la sequía, y la falta de acceso al agua potable. El segundo proceso se refiere al hecho de que para una parte de la humanidad, compuesta por varios miles de millones de personas, y para una multiplicidad de formas de vida animal, la vida en el planeta es estructuralmente un sufrimiento, debido a los procesos de devastación medioambiental y devaluación económica y cultural y a las profundas desigualdades socioecológicas que caracterizan al globo.
La investigación que Jason W. Moore propone desde hace cerca de dos décadas, en el seno de la red de investigación World-ecology, tiene como objetivo comprender los procesos históricos y estructurales que han dado lugar a lo largo del tiempo, concretamente a partir de finales del siglo XIV, con la instauración de la ecología-mundo capitalista, a este infierno planetario. En los últimos años, esta investigación se ha adentrado también en el estudio de alternativas al actual estado de cosas, reconociendo, por un lado, que la desesperanza no es una respuesta emancipadora y, por otro, el hecho de que en toda crisis se abren oportunidades y ello requiere opciones, decisiones, organización: en otras palabras, requiere un planteamiento político y, por tanto, una politización de la actual crisis socioecológica.
La crítica aguda de lo existente, concretamente de las lógicas de funcionamiento del mundo-ecológico capitalista tanto en su perspectiva a largo plazo como en la fase histórica actual caracterizada por el fin de las naturalezas baratas, por tanto de una condición estructural constitutiva del modo de producción y organización socioecológico actual, abre la necesidad de identificar las fuerzas capaces de cuestionar el orden actual. En los párrafos que siguen, presentamos, por tanto, algunas de las críticas que la perspectiva de Moore hace a la ecología-mundo capitalista y esbozamos las fuerzas y formas de vida interesadas en superarla, en la perspectiva -que da título a este libro- de una ecología de la revolución.
Dentro (y contra) el Capitaloceno[1]
La ecología-mundo capitalista se ha organizado a través de una relación socio-ecológica específica: la de la reducción barata de la totalidad de las naturalezas humanas y extrahumanas para sostener la producción privada y la apropiación del excedente ecológico y de la plusvalía económica y, con ellos, la reproducción ampliada de las relaciones de capital: [El] excedente ecológico es la relación entre la masa de capital en todo el sistema y la apropiación de trabajo/energía no remunerada en todo el sistema. En este caso, la «masa de capital» incluye no sólo el capital fijo, sino también las relaciones de reproducción humanas y extrahumanas que se capitalizan cada vez más: fuerza de trabajo, plantaciones de árboles, granjas, etc. (Moore 2015e, p. 13).
En esta interpretación, la esfera de la valorización -considerada la única realmente relevante para la economía política, así como para su crítica (Federici 2020)- tiene como base la esfera de la apropiación del trabajo humano y extrahumano (incluido el geológico) no remunerado, de esa trinidad que, a lo largo de la historia del capitalismo moderno, María Mies identificó en las mujeres, la naturaleza y las colonias y que Stefania Barca (2020) vio de forma similar en las fuerzas de reproducción. Según Mies (1986, p. 48)
«la producción general de la vida, o producción de subsistencia -realizada principalmente a través del trabajo no remunerado de las mujeres y otros trabajadores no remunerados como los esclavos, los trabajadores contratados y los campesinos de las colonias- constituye la base perenne sobre la que puede construirse y explotarse el trabajo productivo capitalista. […] Considero que el proceso de producción capitalista engloba ambas cosas: la superexplotación de los trabajadores no remunerados (mujeres, colonias, campesinos) sobre la que se basa la explotación del trabajo remunerado.
Esta relación constitutiva de la relación de capital no es, por tanto, un hecho puramente económico, sino que concierne al valor intrínseco atribuido a las naturalezas de las que hay que apropiarse, un valor que hay que reducir también a nivel simbólico y político para permitir su apropiación. Este doble sentido del proceso de reducción a lo barato califica el proyecto de civilización capitalista, fundado necesariamente en el hecho de dividir la naturaleza entre lo que hay que valorizar -el capital, como motor de la historia, por tanto de los imperios y de las innovaciones tecnológicas y científicas- y lo que hay que reducir a lo barato -las naturalezas de las que apropiarse, o de las que deshacerse si es necesario, a un coste que tiende a reducirse a cero. Es esta relación constitutiva la que define la civilización capitalista como aquella fase de la historia del planeta Tierra y de la humanidad que depende de la producción y apropiación de naturalezas -humanas y no humanas- a bajo precio: en ausencia de este proceso que define la base material y política de la valorización capitalista, no se realizan las tasas de acumulación suficientes para garantizar la rentabilidad de las inversiones económicas realizadas y, por tanto, la reproducción ampliada de las relaciones socioecológicas del capital. En otras palabras, lo que David Harvey (2011, pp. 133 y 274) denomina «la acumulación ininterrumpida de capital a una tasa compuesta del 3%», «considerada empírica y convencionalmente necesaria para el buen funcionamiento del capitalismo», no está garantizada.
Hay que producir y, sobre todo, buscar naturalezas baratas mediante el desplazamiento y la ampliación de la frontera de los recursos a utilizar en los procesos de producción y reproducción capitalistas. Requieren la conquista al menor coste posible de nuevas fronteras, con el efecto de reestructurar «el espacio geográfico en los márgenes del sistema de tal manera que requiera una mayor expansión» (Moore 2000, p. 410), y la necesidad de prácticas de apropiación del medio ambiente. Sin embargo, las fronteras no son ilimitadas, «es posible una mayor expansión siempre y cuando haya tierra no mercantilizada -y, en menor medida, mano de obra- más allá de la frontera» (Moore 2000, p. 412).
En el análisis de Moore, el periodo histórico actual, marcado por el cambio climático, se caracteriza por el fin de la larga historia de la naturaleza barata, debido al agotamiento relacionado con el calentamiento global de las fronteras de mercancías disponibles al nivel necesario para mantener bajos los costes de reproducción socioecológica y, por tanto, permitir que se mantenga el ritmo de acumulación global. El planteamiento de este análisis no supone que no puedan abrirse nuevas fronteras -como las relacionadas, por ejemplo, con la extensión de la economía y las relaciones digitales, con la extracción de datos de población a través de Internet o con el uso de la biotecnología[2]-, sino que no son suficientemente funcionales para la perpetuación del ecomundo capitalista. El fin de las fronteras de la naturaleza barata -en el sentido aquí definido- se explica por tres razones fundamentales entrelazadas. La primera se refiere al agotamiento de las fronteras históricas del ecomundo capitalista desde finales del siglo XIV hasta el siglo XXI. La segunda se relaciona con la manifestación de los efectos del cambio climático y las limitaciones de la biosfera que no puede absorber contaminantes y residuos hasta las últimas consecuencias. La tercera se refiere a la dimensión subjetiva, al conjunto de fuerzas en la red de la vida que han desafiado a lo largo del tiempo, y desde el final de la Segunda Guerra Mundial cada vez más a escala planetaria, la civilización de las naturalezas baratas. Las luchas anticoloniales y antiimperialistas; las acciones del movimiento contra la esclavitud y el racismo y sus tendencias a la deshumanización de las vidas definidas como inferiores; la afirmación de los movimientos indígenas, capaces de introducir en las constituciones de algunos Estados, como Ecuador y Bolivia, el reconocimiento de los derechos de las formas de vida no humanas; el movimiento feminista contra el confinamiento de las mujeres al trabajo reproductivo gratuito; las luchas obreras por la salud dentro y fuera del trabajo desplegadas en diferentes partes del mundo; la resistencia objetiva de diferentes formas de vida no humana al disciplinamiento y a la desvalorización: estos son algunos de los ejemplos de los obstáculos subjetivos – ricos en alternativas potenciales – al ecologismo-mundo capitalista y a sus lógicas de gobierno de la vida que se han afirmado y desplegado, en momentos históricos no siempre coincidentes, a partir de la década de 1950.
Estos movimientos no sólo reconocieron, sino que también politizaron la tendencia inherente a la reducción barata llevada a cabo por las fuerzas sociales y políticas dominantes en el mundo ecológico capitalista. Afirmaron la dignidad y el valor de todas las formas de vida. En esencia, han actuado como movimientos de autovalorización, contrarrestando la devaluación perpetrada por la pareja Estado-capital.
El conflicto entre devaluación y autovalorización constituye una dinámica histórica fundamental en el mundo ecológico capitalista. Ha sido reconocido por estudiosos como Antonio Negri (2003) en relación con el trabajo vivo, así como por estudiosos como Silvia Federici (2015) y Maria Mies (1986) en relación con el impacto del colonialismo y el patriarcado sobre las mujeres. Esta dialéctica revela cómo las formas de vida naturalizadas y devaluadas han empujado continuamente a las agencias capitalistas y estatales a reestructurar sus estrategias de reducción barata, llevándolas a sus límites geohistóricos.
Destacar la dialéctica devaluación-autovalorización nos permite asumir el hecho de que los protagonistas históricos de la ecología-mundo capitalista no son sólo los aparatos del Estado y del capital, sino también -y sobre todo- las capacidades de acción, resistencia y autovalorización de las formas de vida humanas y extrahumanas naturalizadas y devaluadas. Son éstas, como canta Linton Kwesi Johnson en una canción de 1984, las que hacen la historia (Making History): son las acciones colectivas de estos movimientos y la lucha incesante por la dignidad y la autovalorización las que han contribuido a la crisis de las naturalezas baratas y, por tanto, a sentar las condiciones subjetivas para la liberación de este proyecto civilizatorio.
Más allá de la ecología-mundo capitalista, más allá de la justicia climática
Los resultados del agotamiento de las naturalezas baratas son, por supuesto, inciertos, del mismo modo que deben considerarse dentro de un proceso que no tiene un punto final necesario. Esta incertidumbre puede abordarse con las herramientas de la llamada gestión planetaria o, siguiendo la crítica propuesta por Jason W. Moore, politizando la crisis socioecológica en curso, analizando y cuestionando así de forma práctica, además de teórica, las relaciones de poder que la han producido, en busca de alternativas a la lógica civilizatoria de la naturaleza barata.
Este es el reto que se propone: el de pensar la justicia climática dentro de una estrategia socialista, que cuestione el entrelazamiento de las relaciones socio-ecológicas que han conducido a la crisis actual, evitando separar la cuestión ecológica de la del imperialismo necesario para la apropiación de las naturalezas baratas y, por tanto, el movimiento ecologista del movimiento contra la guerra y el militarismo. En este sentido, la definición de justicia climática de Moore se aproxima a la propuesta por Paola Imperatore y Emanuele Leonardi (2023, p. 19), para quienes el concepto, surgido a finales de la década de 1990, se ha ido modificando con el tiempo bajo el impulso de los movimientos sociales, llegando a identificar un marco analítico según el cual el calentamiento global no designa primariamente una cuestión atmosférico-ambiental, sino una situación de inequidad. No sólo a la manera de Severn Cullis-Suzuki, es decir, como factor facilitador de soluciones, «aguas abajo»; sino también -y sobre todo- en términos de atribución de responsabilidades «aguas arriba»: quienes más han contribuido a crear el problema (en general, el Norte global) son también quienes menos sufren las criticidades asociadas al mismo. A la inversa, las zonas que históricamente han emitido menos (en general, el Sur global) son también las más afectadas por la mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos. En este contexto, el aumento de las temperaturas señala simultáneamente un nuevo frente de injusticia y un factor acelerador de todas las desigualdades ya existentes.
Esta condición de desigualdad socioecológica estructural y radical se ha asociado al apartheid. En un informe para las Naciones Unidas, el Relator Especial Philip Alston (2019) se refirió explícitamente al hecho de que «nos arriesgamos a un escenario de ‘apartheid climático’ en el que los ricos pagan para escapar del sobrecalentamiento, el hambre y los conflictos, mientras que el resto del mundo se queda sufriendo» (Naciones Unidas 2019).
La desigualdad socioecológica y el apartheid climático son los objetivos de la justicia climática. En el análisis propuesto en este libro, son necesarios pero no suficientes. Lo que hay que cuestionar son, simultáneamente, la lógica y las relaciones de poder globales que reproducen esta injusticia. Como sostiene Moore en un seminario celebrado en 2022[3]: ¿por qué no hemos querido relacionar la nueva militarización de la hegemonía unipolar estadounidense y la crisis climática? Si no podemos relacionar estas cosas, deberíamos hacer las maletas e irnos a casa y dejar de fingir que nos interesa hacer algo por la crisis climática. […] La crisis climática va mucho más allá de las cuestiones de la carbonización de la atmósfera, el crecimiento económico y el consumo, y el clima cada vez más volátil. Yo diría que cuando pensamos en el socialismo queremos ir más allá de lo que se ha puesto muy de moda en la izquierda, que es construir una lista de problemas. […] Yo diría que tenemos que presentar un mensaje que muestre la crisis climática concretamente interrelacionada, que revele cómo el capitalismo no es un sistema económico, no es un sistema social, sino que es una forma de organizar las relaciones de poder, el beneficio y la vida en torno a esta cristalización tan particular de la riqueza social, el capital.
Este llamamiento a una visión integral y relacional es coherente con la propuesta del concepto de Capitaloceno como alternativa al popularizado concepto de Antropoceno. Por un lado, está la crítica al poder de la ideología, que al utilizar el concepto de «antropogénico» (hecho por el ser humano) para referirse a la crisis climática y ambiental en curso, realiza una apología del capitalismo, de sus proyectos civilizatorios basados en la división hombre-naturaleza, y de su lógica clasista e imperialista (Moore 2021c). Por otro lado, está la propuesta de un concepto -el de Capitaloceno- entendido como una geopoética, una invitación a repensar el imperialismo, las geoculturas de la dominación (racismo, sexismo y proyectos civilizatorios in primis), la acumulación de capital y las luchas de clases en y a través de la red de la vida: en otras palabras, una alternativa histórica a la crisis del ecomundo capitalista y su proyecto civilizatorio. Este concepto reconoce que la economía global, la naturaleza y las relaciones entre los seres humanos y el medio ambiente están entrelazadas de formas que promueven el crecimiento y la acumulación capitalistas y, al hacerlo, contribuyen, a través de sus sistemas de gobernanza específicos, a la gravedad y complejidad de los desastres y la degradación ecológicos modernos (Leonardi y Barbero 2017). Abordar estos efectos requiere ir más allá de las políticas sectoriales o de la lista de problemas, como si fuera posible identificarlos y abordarlos uno a uno por separado, y comprender la interacción entre los factores políticos, sociales, económicos y ecológicos en el cambio ambiental para una estrategia que identifique las transformaciones estructurales necesarias para hacer frente a los desafíos socioambientales en curso (O’Lear, Masse, Dickinson y Duffy 2022).
Los protagonistas de esta alternativa civilizatoria se encuentran en la unidad diferenciada de biotariado, feminitariado y proletariado. Este último está constituido por la parte de la población mundial que vive de la venta de su fuerza de trabajo, dependiente de «la reproducción ampliada de los modos de dominación política y culturalmente impuestos necesarios para garantizar una oferta ampliada de trabajo no remunerado indispensable para la acumulación infinita» (Moore 2021c, p. 746). El biotariado consiste en «el trabajo reproductivo humano no remunerado» (Moore 2021c, p. 746). El biotariado representa «las redes alienadas y no remuneradas de la vida puestas a trabajar para el capital» (Moore 2021c, p. 746). Moore (2021c, p. 746) especifica que: la metáfora del Biotariado fue acuñada por el poeta y académico Stephen Collis (2016). El biotariado engloba todas las cosas en las que pensamos cuando oímos hablar de servicios ecosistémicos, pero también a muchos seres humanos devaluados sobre la base de la abstracción dominante Naturaleza: principalmente a través de la raza, la nacionalidad, el género, la sexualidad, etcétera.
Según Stephen Collis (2017b), el biotariado es «el agente social radical adecuado para el Antropoceno, o lo que yo prefiero llamar la era del capitalismo geofísico». Este nuevo cuerpo político fue propuesto por Collis en un poema titulado «Almost Islands», que se encuentra en la colección To the Barricades (Collis 2013). Explicando brevemente este poema, elabora la definición de biotariado de la siguiente manera, dándole una representación más amplia desde la perspectiva de las formas de vida incluidas: aquella porción de existencia que se encierra como ‘recurso’ por y para quienes dirigen y se benefician de la acumulación de riqueza. Así pues: los trabajadores y los ciudadanos de a pie; la mayoría de los animales y las plantas, incluidos los árboles y los ecosistemas forestales y de pastoreo; el agua; la tierra, ya que proporciona y permite la vida biológica; los minerales que se encuentran bajo la superficie de la tierra; los «residuos» y «sumideros» comunes hacia los que fluyen los productos de desecho de la producción y el uso de los recursos: la atmósfera y los océanos. Es muy grande. La vida encerrada y explotada de este planeta (Collis 2014).
El biotariado es el conjunto diferenciado de las múltiples formas de vida que históricamente han hecho posible el auge del ecomundo capitalista del lado de lo que se ha definido y gobernado como Naturaleza, así apropiada de manera útil para la acumulación de riqueza o eliminada si es un obstáculo para tal necesidad económica y política. El biotariado, en otras palabras, es el conjunto de vidas sometidas a la ecología necropolítica del capitalismo, según la cual las vidas son apropiables (en forma de trabajo no remunerado), explotables (en forma de trabajo vivo del que extraer plusvalía) o prescindibles (en forma de eliminación hasta la extinción o como residuo inútil) (Armiero 2021).
El biotariado es, por tanto, la alternativa a la forma de organizar, gobernar y clasificar la naturaleza propia del ecomundo capitalista. Desafía la lógica imperialista de la naturaleza social abstracta; por lo tanto, de las redes de vida que deben ser controladas, gestionadas, disciplinadas y subordinadas por la gestión planetaria a la acumulación infinita de capital, sacando a la luz el valor negativo, es decir, las «formas de naturaleza, incluidos los movimientos sociales, que no pueden ser gestionadas como lo han sido en los últimos cinco siglos» (Moore 2021d, p. 25). Sin embargo, la lógica imperialista no se detiene ante la emergencia de esta alternativa, y la multiplicación de guerras es una clara manifestación de ello incluso en los años actuales[4], incluyendo la de Ucrania que comenzó en 2022 y la de Gaza acelerada a nuevas metas en 2023.
Otra manifestación de la lógica imperialista se encuentra en las políticas científicas dominantes, en la llamada Buena Ciencia. Moore avanza una crítica también en este sentido, destacando la necesidad de discutir abiertamente cómo la Fábrica del Conocimiento no sólo forma y socializa a nuevos trabajadores, sino que produce consenso, proporcionando tanto Buena Ciencia para permitir la gestión de los salvajes, como conocimiento fragmentado cuya prioridad cultural es el borrado de la clase, el trabajo y el capital de nuestros paisajes interpretativos (Moore 2023, p. 31).
Por una ecología de la revolución
La politización de la crisis climática y su superación afecta a los modos generales de gobernar el entramado de la vida planetaria. Afecta a las políticas y lógicas imperialistas, así como a las políticas y lógicas científicas y, por tanto, tecnológicas. Por otra parte, su soldadura -la del imperialismo y la de la ciencia- se encuentra en la extensión de las guerras y en la militarización de la gestión de la crisis climática, de la que la militarización de las fronteras en función antimigratoria es una expresión paradigmática: la de una práctica selectiva que separa, a lo largo de la línea de color global, las poblaciones que pueden vivir de las que pueden, o deben, morir.
Una salida de la crisis climática que quiera abandonar la perspectiva del infierno planetario y de la injusticia debe necesariamente abordar el nexo militarización-ciencia (Lancione 2023). Debe cuestionar el aparato militar-industrial-tecnológico que aborda el cambio climático como un problema de orden, por tanto desde una perspectiva bélica y de control social, frente a la hipótesis alternativa de la justicia socio-ecológica. El desafío es enorme y profundo: se enfrenta a dos grandes puntos de ventaja y desventaja. La ventaja es aprender de la historia que las clases dominantes son vulnerables al cambio climático y, por tanto, que los momentos de cambio climático son momentos de posibilidad política. La desventaja es saber, al mismo tiempo, que la defensa de las clases dominantes puede adquirir connotaciones de represión y violencia, no necesariamente previsibles en sus resultados en la era de la proliferación de armas nucleares y químicas. Los movimientos por y más allá de la justicia climática ya se mueven y se moverán en el futuro dentro de esta oportunidad: dependerá de su fuerza e inteligencia sortear las limitaciones de la represión con propuestas políticas que respondan a las necesidades de la red de la vida y a las de sus protagonistas comprometidos en el trabajo cotidiano de la reproducción socioecológica.

Notas

[1] El título del párrafo recuerda el artículo de Miriam Tola (2017) «En y contra el Antropoceno. Challenges for post-operaism’, que introduce el volumen 116(2) de 2017 de la revista South Atlantic Quarterly dedicado al tema ‘Autonomía en el Antropoceno’.
[2] Sobre estos aspectos de la innovación tecnológica y las nuevas fronteras, véase Pellizzoni (2023), quien también propone un reexamen crítico del dualismo al que Moore, como otros y otras estudiosos, se refiere.
[3] El seminario se titula «Justicia climática y estrategia socialista». Puede consultarse en:
https://www.youtube.com/watch? Z9xgNn35A.
[4] El servicio de investigación del Congreso (2023) contabilizó 200 intervenciones militares del ejército estadounidense entre 1991 y 2018: como analizó el Centro Fletcher de Estudios Estratégicos (sin fecha), «con el fin de la era de la Guerra Fría, habríamos esperado que Estados Unidos disminuyera sus intervenciones militares en el extranjero, suponiendo una disminución de las amenazas y de los intereses en juego. Pero estos patrones revelan lo contrario: Estados Unidos ha aumentado su compromiso militar en el extranjero».

2. Hay que recuperar el miedo

No suelo enviar los artículos de Rafael Poch, no porque no me interesen, por supuesto, sino porque Salvador suele adelantarse. No es esta vez el caso. Como siempre, un análisis muy interesante de los difíciles tiempos que estamos viviendo.
https://rafaelpoch.com/2024/

La ruptura del canon y sus consecuencias

La ruptura occidental del canon en materia de relaciones entre potencias nucleares a lo largo de un cuarto de siglo, tiene por lógica consecuencia la loca escalada militar en Ucrania. En respuesta, Moscú reflexiona sobre qué hacer para que Occidente recupere el miedo, que considera perdido, a una guerra nuclear.

Mucha gente se pregunta estos días por las razones de la demencial escalada militar a la que se están entregando los políticos europeos. Las bravatas del caballerete Emmanuel Macron sobre el envío de tropas francesas (y bálticas y polacas) a Ucrania. Las presiones sobre el timorato canciller alemán Olaf Scholz para suministrar misiles alemanes capaces de golpear territorio ruso desde Ucrania. Las reveladas discusiones de sus generales sobre si conviene hacer eso como ya lo hacen los ingleses y los franceses con sus misiles “Scalp” y “Storm Shadow”, o si por el contrario convendría disimularlo de alguna forma. La histeria de los Borrell y von der Leyen acerca de que si no se detiene a “Putin” en Ucrania, éste continuará un avance militar sobre los países bálticos y Polonia, amenazando la seguridad europea. Todo eso, en definitiva, que llena nuestros medios de comunicación de titulares y de mensajes de nuestros necios expertos y comunicadores animando y preparando al público para una guerra aún mucho mayor en Europa. ¿Cómo se ha podido llegar a este trágico y extremadamente peligroso carnaval?

La respuesta no es la criminal invasión rusa de Ucrania iniciada en febrero de 2022 con su espantosa carnicería, de la misma forma en que la incursión palestina del 7 de octubre no es el desencadenante del genocidio israelí en curso. Si en Palestina hay que referirse a una larga historia de colonialismo y limpieza étnica, donde la incursión armada del 7 de octubre desde el gran campo de concentración de Gaza fue mero episodio de resistencia inmediatamente aprovechado, tergiversado y magnificado por Israel para avanzar en la “solución final” que el sionismo siempre ha concebido al problema del derecho a la existencia de la población autóctona de Palestina, en la guerra de Ucrania, y más en general en la cuestión de la seguridad europea, se trata de la ruptura continuada a lo largo de un cuarto de siglo, del canon en materia de relaciones entre superpotencias nucleares. Me refiero con eso a la ruptura del conjunto de normas y preceptos, expresos acuerdos y tratados internacionales, así como al sentido común militar que regía las relaciones entre las dos superpotencias nucleares del mundo bipolar de la guerra fría.

Aquel catálogo de normas y aquel sentido común político-militar extraído de la experiencia de los conflictos y tensiones entre las superpotencias desde que existe el arma nuclear capaz de destruir la civilización planetaria, prescribía límites y líneas rojas que no podían ser traspasadas sin arriesgarse a desencadenar una catástrofe que nadie deseaba. Establecía, por ejemplo, la imposibilidad de desplegar determinadas capacidades militares, armas, recursos y alianzas en determinadas geografías susceptibles de rodear geoestratégicamente al adversario o de fomentar tal sensación en él, como por ejemplo se vio en la crisis de los misiles de Cuba de octubre de 1962. Los expertos posmodernos del atlantismo insisten en que el mundo de hoy ha dejado atrás el anacronismo de las “zonas de influencia”, pero son desmentidos no solo por la práctica y proyección del hegemonismo occidental en el mundo, sino por la elocuencia de sus más genuinos representantes, como el ex Consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos John Bolton. John Bolton explica sin querer, por qué la política de EE.UU. sobre Rusia y China es errónea – Rafael Poch de Feliu

El peligro de la situación actual reside en el hecho de que en los últimos veinticinco años, Occidente ha roto por completo ese canon, mientras que Rusia continúa plenamente imbuida en él. De esa divergencia se desprende un gran peligro.

Una de las lecciones de la crisis de octubre de 1962 en el Caribe es la facilidad con la que los acontecimientos pueden escapar al control y la voluntad de los dirigentes políticos. En su magnífico libro de hace cuatro años Gambling with Armagedon (lamentablemente no hay edición española), el recientemente fallecido Martin J. Sherwin, evoca las peripecias de la flotilla de cuatro submarinos soviéticos diésel (los B-4, B-36, B-59 y B-130) enviados desde el Mar de Barents al puerto cubano de Mariel atravesando el bloqueo aeronaval de Estados Unidos a la isla. Los cuatro submarinos llevaban torpedos nucleares a bordo, circunstancia que los americanos desconocían. Tres de ellos fueron detectados y desde uno de ellos, el B-59 estuvo a punto de desencadenarse la Tercera Guerra Mundial. Constantemente marcados, por decenas de navíos de superficie, submarinos, aviones y helicópteros americanos a su alrededor, se intentaba obligar al B-59 a emerger, lanzándole granadas de mano envueltas en rollos de papel higiénico. En el interior del submarino, las explosiones hacían pensar en cargas de profundidad destinadas a hundirlos. El comandante de la nave, Valentin Savitski, creyó que estaban siendo atacados y ordenó armar un torpedo nuclear para su lanzamiento. ¿Significaban aquellas explosiones que había comenzado ya la guerra con Estados Unidos? No había posibilidad de comunicación y consulta con Moscú para saberlo y recibir instrucciones. Allá abajo en la profundidad del mar, reinaban las condiciones habituales en aquellos inhabitables sarcófagos diseñados en Leningrado para los mares del norte que estaban navegando en las cálidas aguas del Caribe. Espacios exiguos en los que 56 oficiales y tripulantes convivían, con tres retretes, dos duchas y unos treinta catres en los que se turnaban para dormir, en medio de un ambiente pútrido, olor a humanidad y gasoil, úlceras en la piel, desvanecimientos y temperaturas de hasta por encima de los cincuenta grados. En aquellas condiciones y rodeado del ruido de las explosiones, fue en las que el Capitán Savitski, que según miembros de la tripulación “no estaba físicamente muy bien”, ordenó preparar el torpedo. No hubo disparo porque por encima de su autoridad estaba la del jefe de brigada de la flotilla, el Capitán Vasili Arjípov, de 36 años de edad, embarcado precisamente en el B-59, que ordenó parar aquello.

Este incidente es, quizás, el más conocido entre los muchos registrados en submarinos americanos y soviéticos durante la guerra fría, con presencia o no de armas nucleares a bordo, documentados, entre otros, por el almirante Nikolai Mormul en el libro Katastrofi pod Vodoi ( Murmansk, 1999). Y la cuenta puede ampliarse a otros muchos incidentes en bases terrestres de misiles estratégicos y centros de control, algunos de ellos registrados en la época de Boris Yeltsin.

La peripecia del B-59 sucedió el 27 de octubre cuando Kennedy y Jrushov se encontraban en la recta final del acuerdo de distensión de la crisis alcanzado al día siguiente. Dos estadistas excepcionales. Uno sería asesinado un año después por el “estado profundo” de su país. El otro fue desplazado al año siguiente al asesinato del primero, por una conjura del Comité Central. Ambos estuvieron entonces a merced de situaciones sobre el terreno que escapaban completamente a su control y en las que se jugó la suerte de una guerra nuclear.

Esta excursión al pasado seguramente permite comprender mejor el hecho de que la ruptura del canon, desde hace un cuarto de siglo, de todo ese cuerpo de normas firmadas o implícitas sobre conductas y zonas de influencia entre las dos superpotencias nucleares que contribuyeron a evitar el desastre de una guerra nuclear, sazonada por el abandono unilateral por parte de Estados Unidos del grueso de los acuerdos de desarme y control de armamentos, nos coloca hoy a merced de peligrosos desarrollos que una vez desencadenados pueden escapar por completo a la voluntad de sus protagonistas. La ampliación de la OTAN hacia el Este, el despliegue de recursos militares junto a las fronteras de Rusia (años noventa y primeros 2000), el cambio de régimen en Ucrania (2014) y el intervencionismo militar occidental allá, con armas, dinero, asesoramiento cobertura de tecnología satelital y de información (desde 2015), y últimamente la bravata sobre el envío directo de tropas francesas, polacas y bálticas, son aspectos de la mencionada ruptura.

La actitud rusa ante esa serie ha sido claramente reactiva y tiene su propia serie en la anexión de Crimea (2014), el apoyo al secesionismo del Donbas (confuso al principio, creciente a partir de 2015), la creación de una nueva generación de armas estratégicas y convencionales capaces de anular los sistemas ya establecidos junto a sus fronteras (anunciada en 2018), y la invasión, conquista y anexión de las regiones del sur este de Ucrania (2022).

En los últimos meses, ante la perspectiva del envío de tropas regulares de países de la OTAN a Ucrania, asistimos en boca de varios autores relevantes del establishment de la seguridad rusa, a la reformulación de la política nuclear de Moscú. Se constata que la condición de Rusia como superpotencia nuclear ya no da miedo. Ese miedo que evitó, por disuasión, la guerra nuclear en el pasado, y que, por tanto, es imperativo recuperar hoy para evitar una catástrofe.

Sergei Karaganov, un intelectual orgánico el Kremlin que es, podríamos decir, el patriarca del pensamiento ruso en materia de seguridad nacional, un autor que ya en 1997 llegó a la conclusión de que la ruptura del canon desembocaría en una guerra, fue el primero en señalar, el año pasado, la necesidad de restablecer el miedo, rompiendo la moratoria de pruebas nucleares como aviso y contemplando incluso la locura de la posibilidad del uso de armas nucleares tácticas como advertencia para evitar la catástrofe de una guerra nuclear total. La tesis de Karaganov provocó la reacción critica de otros conocidos especialistas en la materia, como el politólogo Aleksei Arbátov. Más recientemente, otro destacado experto, Dmitri Trenin, que en los años noventa y hasta la crisis de Ucrania fue uno de los puntales del Centro Carnegie de Moscú (es decir pagado con dinero de Estados Unidos y frecuentemente consultado por tantos corresponsales de prensa occidental), está desarrollando nuevas ideas en la misma dirección. Trenin dirige hoy el Instituto de Economía y Estrategia Militar Mundial de Moscú. Algunas citas de su último artículo, titulado “Repensar la estabilidad estratégica”:

El principal motivo del conflicto ha sido el ninguneo consciente de Washington, a lo largo de tres décadas, de los intereses de seguridad de Moscú clara y meridianamente formulados. Aún más, en el conflicto ucraniano la dirección político-militar de Estados Unidos no solo formuló, sino que afirmó públicamente el objetivo de infringir una derrota militar estratégica a Rusia pese a su estatus de potencia nuclear”. Por ello, dice Trenin, “hay que convertir el miedo artificial e histérico a nuestra victoria en Ucrania, en miedo real a las consecuencias de sus intentos de impedirla”. A la hora de exponer propuestas de respuesta, este autor constata que en esta fase del conflicto ucraniano, “se ha agotado el límite de las intervenciones puramente verbales” y que “los principales mensajes deben enviarse ahora a través de acciones concretas: cambios doctrinales; ejercicios militares para ponerlos a prueba; patrullas submarinas y aéreas a lo largo de las costas del probable enemigo; advertencias sobre la preparación de pruebas nucleares y sobre las propias pruebas; introducción de zonas de exclusión aérea sobre parte del Mar Negro, etcétera. El objetivo de estas acciones no es sólo demostrar determinación y disposición a utilizar las capacidades disponibles para proteger los intereses vitales de Rusia, sino -lo que es más importante- hacer que el enemigo se detenga y animarle a entablar un diálogo serio”.

La peldaños de la escalada no terminan aquí”, continua Trenin. “A los pasos técnico-militares pueden seguir acciones militares, sobre las que ya se han anunciado advertencias: por ejemplo, ataques a bases aéreas y centros de abastecimiento en el territorio de países de la OTAN, etcétera.”(Dmitri Trenin, en : Переосмысление стратегической стабильности — Россия в глобальной политике (globalaffairs.ru) 21 de marzo. También, РСМД :: Как Россия может покончить с дефицитом страха в отношениях с Западом (russiancouncil.ru) 27 de febrero.

Lejos de ser un mero debate académico estas consideraciones se escuchan cada vez más en la televisión rusa en reacción a declaraciones como las de Macron o a revelaciones como las que se desprenden de las conversaciones entre generales alemanes o del artículo del New York Times del 27 de febrero en el que se reconocía la estrecha participación de la CIA en Ucrania desde mucho antes de la invasión rusa. En la edición del pasado 29 de febrero del popular programa Bolshaya Igrá (El gran juego), dedicado a política internacional y al seguimiento del conflicto ucraniano (el programa tiene tres ediciones diarias en el primer canal de televisión de lunes a viernes), el Teniente General Evgeni Buzhinski, uno de los especialistas más significados, también expresó la idea de derribar los drones americanos que sobrevuelan el Mar Negro para guiar los misiles británicos y franceses que se disparan contra Crimea, dejando claro que cualquier avión que ataque Rusia desde fuera del territorio ucraniano será objetivo militar ruso en sus bases en países de la OTAN. Buzhinski se quejaba de que cada vez que Putin reacciona a noticias que evidencian la participación de Estados Unidos en acciones militares ucranianas e incursiones en territorio ruso, el titular de los medios de comunicación occidentales sea “Putin amenaza”. “No puede haber negociación estratégica si tu interlocutor tiene como objetivo derrotarte estratégicamente”, señalaba este militar retirado.

Todo esto sugiere algo que los políticos y estrategas, particularmente en Bruselas donde parecen vivir en la inopia, no tienen en cuenta: que de la misma forma en que la ruptura del canon por Occidente a lo largo de veinticinco años ha acabado desembocando en una guerra en la frontera rusa, los avances en la implicación militar directa de la OTAN y la materialización del intervencionismo con soldados en el terreno como declara Macron, también la tendrán.

Decir que una nueva gran guerra en Europa o que una Tercera Guerra Mundial que implique no solo a Rusia sino también a China es inverosímil, es tan poco tranquilizador como considerar poco probable un enfrentamiento nuclear: su mera posibilidad es demasiado terrible para ser barajada y obliga a actuar para evitarlo. Como dijo Charles Wrigt Mills en los años sesenta, “la causa inmediata de la III Guerra Mundial es la preparación militar para ella”, y entre unos y otros – hay que decir que mucho más unos que otros- la están preparando.

3. China ante el conflicto palestino

Un repaso a la postura china respecto al conflicto en Palestina: a favor de los palestinos, pero negociando con Israel. https://www.elsaltodiario.com/

La intrincada postura de China respecto al conflicto palestino-israelí

Beijing ha simpatizado históricamente con la causa palestina y ha apoyado constantemente a la OLP desde la década de 1960. Al mismo tiempo, China es actualmente la segunda socia comercial de Israel.

Javier Barroso Nerea Hernández 30 mar 2024 08:30

Reconocemos la legitimidad de la gente de luchar por la liberación contra la dominación extranjera y colonial; contra cualquier tipo de sometimiento por cualquier medio disponible, incluida la lucha armada. Este reconocimiento aparece en distintos convenios internacionales. La lucha armada, cuando está ligada a la autodeterminación de un territorio frente a operaciones coloniales, se distingue del terrorismo y este es un derecho que emana de la legislación internacional”. Con estas palabras se dirigía el 22 de febrero a la Corte Internacional de Justicia Ma Xinmin en representación del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, reconociendo el derecho a ejercer la lucha armada por parte del pueblo palestino contra la opresión israelí.

Desde el pasado octubre, el Gobierno chino ha mantenido una postura de “neutralidad pro-Palestina”. China lleva años haciendo declaraciones públicas en el plano internacional a favor del derecho legítimo del pueblo palestino a crear un Estado libre y soberano, elegido por los propios palestinos. Este último matiz es característico de la política diplomática china: oposición al intervencionismo de terceros. Por otro lado, Palestina cuenta con una embajada “informal” en Sanlitun, el distrito diplomático de la capital china. Beijing ha simpatizado históricamente con la causa palestina y ha apoyado constantemente a la OLP desde la década de 1960. Fue el primer país no árabe en reconocer a Palestina como Estado.

El 1 de enero de este 2024 en la web oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores aparecía un comunicado en el que detallan los ocho acuerdos alcanzados en una reunión entre China y el Secretario General que representa a los siete Estados de la Liga Árabe. En este acuerdo exigen el “total e inmediato cese al fuego y las violaciones del derecho internacional y humanitario; la oposición al desplazamiento forzado de la población palestina y la creación de un corredor humanitario inmediato”. En los tres siguientes puntos señalan que cualquier acuerdo de paz tiene que implicar que Palestina gobierne sobre su territorio, poniendo énfasis en la solución de los Dos Estados, regresando a las fronteras de 1967, y que Palestina entre como miembro oficial en las Naciones Unidas en “una solución que permita una coexistencia pacífica de los pueblos judío y árabe”.

La posición oficial del Gobierno chino ha quedado reflejada de nuevo en la décimo cuarta Asamblea Popular Nacional de China, el máximo órgano legislativo del país asiático, que tuvo lugar entre la última semana de febrero y primera de marzo. El 两会 (liang hui), ‘Dos Sesiones’, es el evento político más importante de China que reúne a los representantes políticos de todas las regiones, la mayoría de ellos hombres y con una tímida y simbólica presencia de mujeres. Estas sesiones marcan la agenda y los puntos principales de actuación política del año que comienza en China, tras haberse debatido previamente en el seno del Partido.

En el contexto de las “Dos Sesiones”, a las 10 de la mañana del pasado 7 de marzo de 2024, Wang Yi, ministro de Asuntos Exteriores y miembro del Comité Central del Partido Comunista, atendió en rueda de prensa las preguntas de periodistas extranjeros y nacionales. Respecto al conflicto palestino-israelí, Wang Yi afirmó que “esta ronda del conflicto entre Israel y Palestina ha causado 100.000 víctimas civiles, además de incontables vidas inocentes enterradas bajo los escombros. No hay distinción en el valor de las vidas y no puede ser establecida por motivos religiosos. No hay una sola razón que justifique la continuación de este conflicto, ni una sola razón que justifique el asesinato de civiles”. Wang Yi llamó también a la comunidad internacional a tomar parte inmediatamente e imponer un alto al fuego como prioridad absoluta. “Las personas de Gaza tienen derecho a vivir en este mundo, a ser ayudadas, socorridas y cuidadas, todas las personas detenidas deben ser liberadas y cualquier acto de ataque sobre civiles debe parar”, añadió en esta rueda de prensa.

Más allá de las palabras: las armas y los semiconductores

Una vez repasadas las comunicaciones oficiales, si echamos un vistazo a los lazos comerciales entre China y las dos partes del conflicto la perspectiva cambia. En el caso de China y Palestina, según fuentes oficiales del Gobierno chino, el volumen de comercio bilateral entre ambos territorios alcanzó los 160 millones de dólares, reflejando un aumento del 23% respecto al año anterior. Aunque la práctica totalidad son exportaciones chinas. Los datos entre enero y junio de 2023, meses antes de que comenzase la última oleada de ataques, los datos reflejaban un balance de 90 millones. Estas ventas de China a Palestina suponen un 5% del total de importaciones en Palestina y se encuadran dentro de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, en el que la potencia asiática busca fortalecer sus relaciones económicas con distintas áreas de Asia, América Latina, Europa y África.

El asesor emérito del Observatorio de la Política China, Xulio Ríos, señalaba no obstante en un análisis de octubre de 2023 que “China es la principal socia comercial de Teherán y la dependencia económica de Irán de China es sustancial. A su vez, Irán proporciona ayuda financiera, armas, entrenamiento y apoyo tecnológico a Hamás”.

Si vamos a las relaciones económicas entre China e Israel, China es actualmente la segunda socia comercial de Israel, con un valor comercial total de 24.500 millones de dólares, lo que supone un aumento del 10% en 2022 respecto al año anterior. En particular, entre 2019 y 2022, el comercio entre ambos países experimentó un repunte significativo, marcando un aumento de 6.410 millones de dólares, lo que supuso un crecimiento del 57%. Dicho incremento se ha dado en las importaciones de China. En 2021 China superó a Estados Unidos para convertirse en la mayor fuente de importaciones de Israel. Y este aumento que sigue disparándose en los últimos años se debe al desarrollo de tecnología punta por parte de ambos.

Dentro de este amplio volumen comercial de importaciones encontramos a la compañía DaJiang Innovation Technology que se dedica al comercio de tecnología punta militar. Las fuerzas policiales y de represión israelíes se sirven de los drones que vende esta compañía para el control y represión de la población.

La cooperación comercial entre ambos países, que empezó focalizada en la compra a Israel de material militar, ha ido virando hacia los materiales de infraestructura y tecnología civil, como los semiconductores. El papel clave geopolítico actual de los semiconductores coloca en un plano delicado las relaciones económicas con Israel, ya que las empresas chinas están sufriendo bloqueo y restricciones por parte de EE UU en esta área tan delicada como fundamental.

En conjunto se observa un desequilibrio o incongruencia entre los aspectos puramente diplomáticos, que posicionan a China a favor del pueblo palestino y de la solución de los dos Estados; y en el económico, donde la vinculación comercial con Israel es prácticamente incomparable, de 240.000 a 160 millones de dólares.

Pequeñas redes de solidaridad

El periodista palestino Khaled Abujarad, afincado en Beijing, que trabaja para el medio CCTV+, destaca que “tanto el Gobierno como el pueblo chinos han mantenido una postura firme de apoyo a Palestina desde el comienzo”. Reconoce que, “aunque no llega al nivel de implicación del Estado de Yemen, China ha mantenido una posición valiente en comparación con el resto del mundo”.

Abujarad relata que su familia está en Rafah, intentando sobrevivir en una ciudad que se ha convertido en ratonera para más de un millón y medio de gazatíes. Reconoce estar viviendo en un estado de constante angustia y se lamenta por no poder hacer nada al respecto. Aunque dice que sus familiares directos se encuentran bien, no puede estar en paz porque “todo el pueblo palestino es mi familia y está sufriendo”.

Abujarad nos cuenta que varios amigos chinos han querido donar dinero para ayuda humanitaria y él está facilitando esta cadena de solidaridad a través de su cuenta en Egipto.

Además de la comunidad palestina afincada en Beijing que tratan de colaborar con sus familiares enviando remesas, personas chinas han decidido dar un paso más allá y tratar de organizar de alguna forma grupos de ayuda directa al pueblo palestino. En la plataforma Zhihu, un foro de uso similar al de Reddit, el más utilizado del país asiático, encontramos hilos en torno a la cuestión de si es más importante enviar dinero y recursos a Palestina o presionar políticamente a Israel mediante la opinión pública con miles de intervenciones. El Gobierno chino, además, asegura estar enviando ayuda humanitaria desde octubre de 2023.

Un vistazo a las redes

Hablar de la opinión pública china es problemático en tanto en cuanto hablamos de 1.400 millones de personas, pero asomándonos un poco a las redes sociales podemos encontrar algunas opiniones que destacan en los buscadores. Dos periodistas chinos de la agencia de noticias CCTV+, Lin Xiaoyu y Dong Feng (que nos han pedido cambiar sus nombres para preservar el anonimato), que están muy en contacto con la actualidad de las redes sociales, nos cuentan que “la opinión mayoritaria es de apoyo al pueblo palestino.

El apoyo se genera desde el mundo virtual e inunda las redes sociales. Aunque no se han producido manifestaciones, el posicionamiento público en internet es mayoritariamente de apoyo a Palestina”. Entrando en la red Douyin (TikTok) e iniciando una búsqueda con palabras clave sobre el conflicto, en seguida destacan, sobre todo, videos de gazatíes heridos o muertos tras los ataques israelíes, o bien de menores de edad heridos en busca de sus familias. En la red Xiaohongshu también se están organizando campañas esporádicas llamando al boicot de productos israelíes.

Según Lin y Dong, “la oposición a la agresión israelí en Gaza ha sido muy clara desde el comienzo en las redes sociales, donde múltiples cuentas han difundido y siguen difundiendo vídeos con traducción al chino de la barbaridad del genocidio en Gaza. También se han volcado en la creación gráfica de solidaridad con el soldado estadounidense inmolado Aaron Bushnell. La viralización del vídeo de Aaron Bushnell completo ha creado gran conmoción en las redes sociales”.

También, durante el pasado 8 de marzo, según el portal de análisis marxista de la actualidad china, Chuang, el colectivo Chinese & Taiwanese Queers & Feminists for Palestine publicó un manifiesto, que también imprimió en fanzines y repartió en algunas ciudades, donde alertaban contra el pinkwashing que estaba realizando la propaganda israelí al presentar sus masacres como una liberación para las mujeres. Bilibili es la principal red social para ver videos en China. Si introducimos las palabras Israel y Palestina en el buscador y buscamos los videos con más reproducciones, que se cuentan en millones, encontramos que se tratan, en su mayoría, de videos de análisis históricos de algunos canales especializados que tratan de explicar las raíces del conflicto.

Echando un vistazo a los comentarios en estos videos, sobre todo aquellos con más “me gusta”, podemos encontrar dos puntos de vista principales. En primer lugar, que Israel ha pasado de ser víctima a ser perpetrador. De hecho, uno de los videos utiliza las figuras clásicas del cazador de dragones que se transforma en un dragón malvado. No pocos señalan que está incurriendo en las mismas prácticas genocidas que el nazismo. Encontramos también varios mensajes de críticas al Gobierno Palestino dentro y fuera del territorio por no apoyar más radicalmente a Hamás, a quien por lo general se considera un grupo de guerrilla y no un grupo terrorista.

El tono de simpatía por Palestina aparece muchas veces asociado al sentimiento anticolonialista arraigado en el pueblo chino a través de la educación y la historia de la Guerra de Resistencia contra Japón, que no ha cumplido todavía un siglo de historia. El tono de no pocas alusiones en las redes podría recordar a las declaraciones oficiales durante la etapa del maoísmo en el que el Partido Comunista era mucho más contundente al respecto.

La reacción a las masacres en Palestina se manifiesta también como uno de los escenarios donde se disputa la rivalidad geopolítica entre China y Estados Unidos, principal aliado de Israel. Tras el bloqueo de EEUU a cualquier tipo de acción (haciendo uso del veto hasta en tres ocasiones) para frenar las masacres en el Consejo de Seguridad de la ONU, China fue contundente en su rechazo a esta acción. El pasado lunes 25 de marzo, casi un mes después, el portavoz de Exteriores de China, Lin Jian, afirmó que “China seguirá apoyando al Consejo de Seguridad para que adopte medidas responsables y significativas”, en referencia a la resolución presentada por Argelia, Guyana, Malta, Mozambique, Sierra Leona, Eslovenia y Suiza —un texto que demanda el alto el fuego inmediato—. Finalmente se aprobó otra resolución, esta vez sin el veto de EEUU.

Como señala Ríos en otro de sus análisis, los ecos de rivalidad entre EEUU y China resuenan en este conflicto. China lleva desde el año 2022 sugiriendo una batería de propuestas políticas en su “Marco de Seguridad Global”, que pretende ser una alternativa a la profundización en la violencia y el aumento de la influencia de EE UU en las regiones de Asia.

4. Es genocidio

Chris Hedges vuelve a escribir sobre Palestina. Es genocidio, y hemos sabido siempre que se iba hacia ese resultado. https://chrishedges.substack.

Un genocidio anunciado
El genocidio de Gaza es la etapa final de un proceso iniciado por Israel hace décadas. Cualquiera que no lo haya visto venir se ha cegado ante el carácter y los objetivos últimos del Estado de apartheid.
Chris Hedges 30 de marzo de 2024

No hay sorpresas en Gaza. Cada acto horrible del genocidio de Israel ha sido telegrafiado de antemano. Así ha sido durante décadas. La desposesión de los palestinos de sus tierras es el corazón palpitante del proyecto colonial de los colonos israelíes. Esta desposesión ha tenido momentos históricos dramáticos -1948 y 1967- cuando se tomaron enormes partes de la Palestina histórica y cientos de miles de palestinos fueron objeto de una limpieza étnica. La desposesión también se ha producido en incrementos: el robo de tierras a cámara lenta y la constante limpieza étnica en Cisjordania, incluido Jerusalén Este.
La incursión del 7 de octubre de Hamás y otros grupos de resistencia en Israel, que causó la muerte de 1.154 israelíes, turistas y trabajadores migrantes y la toma de rehenes de unas 240 personas, dio a Israel el pretexto para lo que ansía desde hace tiempo: la eliminación total de los palestinos.
Israel ha arrasado el 77% de las instalaciones sanitarias de Gaza, el 68% de las infraestructuras de telecomunicaciones, casi todos los edificios municipales y gubernamentales, los centros comerciales, industriales y agrícolas, casi la mitad de las carreteras, más del 60% de las 439.000 viviendas de Gaza, el 68% de los edificios residenciales -el bombardeo de la torre Al-Taj, en la ciudad de Gaza, el 25 de octubre, mató a 101 personas, entre ellas 44 niños y 37 mujeres, e hirió a cientos- y ha arrasado campos de refugiados. El ataque contra el campo de refugiados de Yabalia, el 25 de octubre, mató al menos a 126 civiles, entre ellos 69 niños, e hirió a 280. Israel ha dañado o destruido las universidades de Gaza, todas ellas cerradas, y el 60% de otras instalaciones educativas, incluidas 13 bibliotecas. También ha destruido al menos 195 lugares patrimoniales, entre ellos 208 mezquitas, iglesias y los Archivos Centrales de Gaza, que contenían 150 años de registros y documentos históricos.
Los aviones de guerra, misiles, aviones no tripulados, tanques, proyectiles de artillería y cañones navales de Israel pulverizan a diario Gaza -que sólo tiene 20 millas de largo y cinco de ancho- en una campaña de tierra quemada como no se había visto desde la guerra de Vietnam. Ha lanzado 25.000 toneladas de explosivos -equivalentes a dos bombas nucleares- sobre Gaza, muchos objetivos seleccionados por Inteligencia Artificial. Lanza municiones no guiadas («bombas tontas») y bombas «revienta-búnkeres» de 2.000 libras sobre campos de refugiados y centros urbanos densamente poblados, así como sobre las denominadas «zonas seguras»: el 42% de los palestinos muertos se han producido en estas «zonas seguras», donde Israel les ordenó huir. Más de 1,7 millones de palestinos se han visto desplazados de sus hogares, obligados a refugiarse en albergues superpoblados de la UNRWA, pasillos y patios de hospitales, escuelas, tiendas de campaña o al aire libre en el sur de Gaza, a menudo viviendo junto a fétidos charcos de aguas residuales sin tratar.
Israel ha matado al menos a 32.705 palestinos en Gaza, entre ellos 13.000 niños y 9.000 mujeres. Esto significa que Israel está masacrando hasta 187 personas al día, incluidos 75 niños. Ha matado a 136 periodistas, muchos de ellos, si no la mayoría, atacados deliberadamente. Ha matado a 340 médicos, enfermeras y otros trabajadores sanitarios: el 4% del personal sanitario de Gaza. Estas cifras no reflejan ni de lejos el número real de víctimas mortales, ya que sólo se contabilizan los muertos registrados en depósitos de cadáveres y hospitales, la mayoría de los cuales ya no funcionan. Si se tienen en cuenta los desaparecidos, el número de muertos supera con creces los 40.000.
Los médicos se ven obligados a amputar miembros sin anestesia. Los que padecen enfermedades graves – cáncer, diabetes, cardiopatías, enfermedades renales – han muerto por falta de tratamiento o morirán pronto. Más de cien mujeres dan a luz cada día, sin apenas atención médica. Los abortos espontáneos han aumentado un 300%. Más del 90% de los palestinos de Gaza padecen una grave inseguridad alimentaria, y la gente come piensos y hierba. Los niños mueren de hambre. Escritores, académicos y científicos palestinos y sus familiares han sido perseguidos y asesinados. Más de 75.000 palestinos han resultado heridos, muchos de los cuales quedarán lisiados de por vida.
«El 70% de las muertes registradas han sido sistemáticamente mujeres y niños», escribe Francesca Albanese, Relatora Especial sobre la situación de los derechos humanos en los Territorios Palestinos Ocupados desde 1967, en su informe publicado el 25 de marzo. Israel no pudo demostrar que el 30% restante, es decir, los varones adultos, fueran combatientes activos de Hamás, condición necesaria para que pudieran ser atacados legalmente». A principios de diciembre, los asesores de seguridad de Israel afirmaron haber matado a «7.000 terroristas» en una fase de la campaña en la que se había identificado a menos de 5.000 varones adultos en total entre las bajas, dando a entender así que todos los varones adultos muertos eran «terroristas»».
Israel utiliza trucos lingüísticos para negar a cualquier persona de Gaza la condición de civil y a cualquier edificio -incluidas mezquitas, hospitales y escuelas- la condición de protegido. A todos los palestinos se les tacha de responsables del ataque del 7 de octubre o se les considera escudos humanos de Hamás. Todas las estructuras son consideradas objetivos legítimos por Israel porque supuestamente son centros de mando de Hamás o se dice que albergan a combatientes de Hamás.
Estas acusaciones, escribe Albanese, son un «pretexto» utilizado para justificar «la matanza de civiles bajo un manto de supuesta legalidad, cuya omnipresencia sólo admite intenciones genocidas».
En escala no hemos visto un asalto a los palestinos de esta magnitud, pero todas estas medidas -el asesinato de civiles, el despojo de tierras, las detenciones arbitrarias, la tortura, las desapariciones, los cierres impuestos a ciudades y pueblos palestinos, las demoliciones de casas, la revocación de permisos de residencia, la deportación, la destrucción de la infraestructura que mantiene la sociedad civil, la ocupación militar, el lenguaje deshumanizador, el robo de recursos naturales, especialmente acuíferos- definen desde hace tiempo la campaña de Israel para erradicar a los palestinos.
La ocupación y el genocidio no serían posibles sin Estados Unidos, que da a Israel 3.800 millones de dólares anuales en ayuda militar y ahora envía otros 2.500 millones en bombas, incluidas 1.800 bombas MK84 de 2.000 libras, 500 bombas MK82 de 500 libras y aviones de combate a Israel. Esto también es nuestro genocidio.
El genocidio de Gaza es la culminación de un proceso. No es un acto. El genocidio es el desenlace predecible del proyecto colonial de colonos de Israel. Está codificado en el ADN del Estado de apartheid israelí. Es donde Israel tenía que acabar.
Los dirigentes sionistas hablan abiertamente de sus objetivos.
El ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, anunció después del 7 de octubre que Gaza no recibiría «ni electricidad, ni alimentos, ni agua, ni combustible». El ministro israelí de Asuntos Exteriores, Israel Katz, dijo: «¿Ayuda humanitaria a Gaza? No se encenderá ningún interruptor eléctrico, no se abrirá ninguna boca de riego». Avi Dichter, ministro de Agricultura, se refirió al asalto militar israelí como «la Nakba de Gaza», en alusión a la Nakba o «catástrofe», que entre 1947 y 1949 expulsó a 750.000 palestinos de sus tierras y vio cómo las milicias sionistas masacraban a miles de ellos. La diputada del Likud en la Knesset israelí Revital Gottlieb publicó en su cuenta de las redes sociales: «¡¡¡Derriben edificios!!! Bombardead sin distinción!!…Aplastad Gaza. ¡Sin piedad! Esta vez, ¡no hay lugar para la piedad!». Para no ser menos, el ministro de Patrimonio, Amichai Eliyahu, apoyó el uso de armas nucleares contra Gaza como «una de las posibilidades».
El mensaje de los dirigentes israelíes es inequívoco. Aniquilar a los palestinos de la misma manera que aniquilamos a los nativos americanos, los australianos aniquilaron a los pueblos de las Primeras Naciones, los alemanes aniquilaron a los herero en Namibia, los turcos aniquilaron a los armenios y los nazis aniquilaron a los judíos.
Los detalles son diferentes. El proceso es el mismo.
No podemos alegar ignorancia. Sabemos lo que les ocurrió a los palestinos. Sabemos lo que les está pasando a los palestinos. Sabemos lo que les ocurrirá a los palestinos.
Pero es más fácil fingir. Fingir que Israel permitirá la entrada de ayuda humanitaria. Fingir que habrá un alto el fuego. Fingir que los palestinos volverán a sus hogares destruidos en Gaza. Fingir que Gaza será reconstruida. Fingir que la Autoridad Palestina administrará Gaza. Fingir que habrá una solución de dos Estados. Fingir que no hay genocidio.
El genocidio, que Estados Unidos está financiando y sosteniendo con envíos de armas, dice algo no sólo sobre Israel, sino sobre nosotros, sobre la civilización occidental, sobre quiénes somos como pueblo, de dónde venimos y qué nos define. Dice que toda nuestra cacareada moralidad y respeto por los derechos humanos es una mentira. Dice que las personas de color, especialmente cuando son pobres y vulnerables, no cuentan. Dice que sus esperanzas, sueños, dignidad y aspiraciones de libertad no valen nada. Dice que garantizaremos la dominación global mediante la violencia racializada.
Esta mentira -que la civilización occidental se basa en «valores» como el respeto de los derechos humanos y el Estado de derecho- es algo que los palestinos, y todos los del Sur Global, así como los nativos americanos y los estadounidenses negros y morenos, conocen desde hace siglos. Pero, con el genocidio de Gaza retransmitido en directo, esta mentira es imposible de sostener.
No detenemos el genocidio de Israel porque somos Israel, infectados por la supremacía blanca e intoxicados por nuestro dominio de la riqueza del planeta y el poder de arrasar a otros con nuestras armas industriales. ¿Recuerdan al columnista de The New York Times Thomas Friedman diciendo a Charlie Rose en vísperas de la guerra de Iraq que los soldados estadounidenses deberían ir casa por casa desde Basora a Bagdad y decir a los iraquíes «chupaos esta»? Ese es el verdadero credo del imperio estadounidense.
El mundo fuera de las fortalezas industrializadas del Norte Global es plenamente consciente de que el destino de los palestinos es su destino. A medida que el cambio climático pone en peligro la supervivencia, a medida que escasean los recursos, a medida que la migración se convierte en un imperativo para millones de personas, a medida que disminuye el rendimiento agrícola, a medida que se inundan las zonas costeras, a medida que proliferan las sequías y los incendios forestales, a medida que fracasan los Estados, a medida que los movimientos de resistencia armada se alzan para luchar contra sus opresores junto con sus apoderados, el genocidio no será una anomalía. Será la norma. Los vulnerables y pobres de la Tierra, aquellos a los que Frantz Fanon llamaba «los desdichados de la Tierra», serán los próximos palestinos. 

5.  India y Ucrania

El ministro de exteriores ucraniano ha visitado India, se supone que para intentar «aflojar» sus lazos con Rusia. El exdiplomático Bhadrakumar nos cuenta sus impresiones.

https://www.indianpunchline.

Publicado el 30 de marzo de 2024 por M. K. BHADRAKUMAR
La misión de Kuleba a la India es un éxito con matices
Las conversaciones del ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, en Nueva Delhi el viernes se redujeron esencialmente a reuniones con sólo dos funcionarios indios: su homólogo indio, S. Jaishankar, y el viceconsejero de Seguridad Nacional, Vikram Misri. El Primer Ministro Narendra Modi no recibió a Kuleba. En conjunto, el país anfitrión adoptó una estudiada actitud de perfil bajo ante la visita de Kuleba.
Al igual que el fantasma de Banquo en el banquete de Macbeth para los thanes escoceses en la obra de Shakespeare, el horrible atentado terrorista del 22 de marzo en el Ayuntamiento Crocus de Moscú dramatizó en cierto modo la visita de Kuleba.
En esta situación de emergencia, el aplomo y la dignidad con que Jaishankar interpretó al imperturbable anfitrión fueron notables. A diferencia de Macbeth, que se angustió tanto cuando los thanes tuvieron que marcharse y decidió visitar a las brujas al día siguiente, Jaishankar fue un diplomático consumado, aunque el terrorismo transfronterizo -especialmente la variante patrocinada por el Estado- es un tema muy delicado para los indios.
Tan pronto como las noticias de última hora de Crocus City Hall llegaron a Jaishankar en tránsito por Singapur en una gira de la ASEAN, éste se pronunció sobre la profunda relación de India con Rusia. Jaishankar subrayó por qué India debe y quiere considerar su relación con Rusia desde su perspectiva.
«Díganme, ¿nos ha ayudado Rusia o nos ha perjudicado? ¿Ha contribuido Rusia en momentos cruciales o ha obstaculizado? De cara al futuro, ¿se pueden obtener beneficios de Rusia o sólo se obtendrán perjuicios?». preguntó Jaishankar.
Y añadió: «Si hago mis cálculos desde mi perspectiva y mis experiencias, obtendré la respuesta. Y la respuesta en este caso es que Rusia es un país con el que siempre hemos mantenido una relación positiva».
«Tanto India como Rusia han tenido ese cuidado extra de velar por los intereses de la otra parte. Así que creo que deberíamos tener esa confianza a medida que avanzamos».
De hecho, las declaraciones de Jaishankar marcaron el tono de la visita de Kuleba una semana después. Había algo inconexo en el calendario de la visita de Kuleba. Mientras mantenía conversaciones en Delhi, llegó de Moscú la noticia de que los investigadores rusos del incidente de Crocus estaban cada vez más cerca de aportar pruebas de la complicidad de los nacionalistas ucranianos en el incidente. El viernes, reunieron pruebas de que los autores fueron pagados con criptomoneda.
La misión de Kuleba tenía como principal objetivo conseguir que la India se sumara a una probable «cumbre de paz» que se celebraría en Suiza en verano, basada en la denominada «fórmula para la paz» que el presidente Vladimir Zelensky había presentado en noviembre de 2022, en la que se pedía, entre otras cosas, la retirada de las fuerzas rusas de sus nuevos territorios de Donbass, las provincias de Zaporozhye y Kherson y la península de Crimea. Antes de la llegada de Kuleba a Delhi, Zelensky hizo una llamada al primer ministro Narendra Modi para instarle a participar en la «cumbre de paz». La respuesta de Modi, sin embargo, se limitó a reafirmar el «apoyo constante de la India a todos los esfuerzos encaminados a lograr la paz y poner fin al conflicto lo antes posible».
Lo curioso de la cumbre de paz es el plan de juego de Occidente para mantener a Rusia fuera de ella, incluso cuando los representantes de los países civilizados elaboren un plan de arreglo y sólo entonces familiaricen a Moscú con su decisión. La idea es aislar a Rusia.
La trampa aquí es que Zelensky ha promulgado impetuosamente una ley que le prohíbe expresamente participar en conversaciones de paz con Rusia. Al parecer, lo ha hecho para aplacar a Estados Unidos y al Reino Unido. Por otro lado, Ucrania se encuentra hoy en una posición mucho más débil. Occidente ya no confía en que Rusia pueda ser derrotada en la guerra.
La fórmula de paz de Zelensky no está ganando terreno en el Sur Global. Es aquí donde la participación de China e India en la cumbre prevista en Suiza es vista por Ucrania y sus mentores occidentales como un potencial «cambio de juego».
India se asoció al proceso en las anteriores reuniones celebradas en Arabia Saudí y Turquía, aunque eso no supuso ningún cambio en la postura india sobre la cuestión ucraniana como tal. India sigue de cerca los pasos de China en este tipo de actos de trapecio y ya ha señalado que está considerando participar en la próxima cumbre de paz, al tiempo que añade la advertencia de que todas las partes interesadas, incluida Rusia, deben participar en la resolución de la crisis ucraniana. Es probable que Delhi imite la postura de Pekín.
Durante su estancia en Delhi, Kuleba se mostró inusualmente comedido en lo que respecta al terreno vedado de las relaciones entre India y Rusia. Pero en otra entrevista con el Financial Times, un periódico que, como sagaz observador de la política de Washington, sabría que es excepcionalmente cercano a la Administración Biden, mostró destellos de su agudo ingenio.
Kuleba rebatió abiertamente las declaraciones de Jaishankar en Singapur diciendo al FT que «la cooperación entre India y Rusia se basa en gran medida en el legado soviético. Pero no es un legado que se mantenga durante siglos; es un legado que se está evaporando».
En buena medida, Kuleba añadió: «La relación chino-rusa debería ser de especial atención para India a la luz de sus prerrogativas de seguridad nacional». Los comentarios gratuitos delataban un sentimiento de frustración.
Sin duda, FT tomó nota de que «Kiev ha luchado por ganarse la simpatía de India y de muchos otros países del llamado Sur Global. Estos Estados han evitado en su mayoría tomar partido en una guerra que consideran asunto de las naciones ricas, y cuyo precio económico han pagado en comercio interrumpido y costes más elevados».
«Es poco probable que la presión de los ucranianos en favor de un posible reequilibrio de los lazos entre Nueva Delhi y Moscú se imponga en un país que se enorgullece de su política exterior independiente y que mantiene una estrecha relación con Rusia desde hace décadas… El primer ministro Narendra Modi felicitó calurosamente este mes a Putin por su reelección en una contienda en la que la oposición no tuvo ninguna oportunidad significativa de contender».
Sin embargo, la cuestión de fondo sigue siendo que Delhi puede enviar un representante a la cumbre de Suiza, pero es poco probable que cambie su postura inicial sobre la necesidad de resolver el conflicto de forma bilateral. Así pues, el representante de Nueva Delhi, al tiempo que registra su presencia en Suiza, mantendrá los ojos y los oídos bien abiertos, pero no va a firmar nada que atente contra la sensibilidad y las principales preocupaciones de Rusia.
No obstante, Kuleba puede reivindicar el éxito de su misión en Delhi en la medida en que pueda interpretar que la participación india en la cumbre la eleva a la categoría de acontecimiento a gran escala que implica también al mundo no occidental.
Delhi es muy consciente de la alta probabilidad de que la guerra de Ucrania se recrudezca tras el atentado terrorista contra el Crocus City Hall de Moscú. La Administración Biden está singularmente desinteresada en cualquier conversación de paz con Rusia -al menos, no hasta las elecciones de noviembre.
Esto es evidente en la tentadora insinuación dada por el Presidente del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., el general C.Q. Brown, el jueves, de que proporcionar misiles ATACMS de largo alcance a Ucrania, que puedan alcanzar Moscú, no significaría necesariamente cruzar la «línea roja» del Kremlin. Según la revista Defense One, la muda respuesta de Rusia a una serie de recientes ataques ucranianos bien dentro del territorio ruso ha envalentonado al Pentágono para sacar una conclusión tan audaz.

6. Resumen de la guerra en Palestina, 23-29 de marzo

Tras una ausencia de varios días, vuelve el resumen en vídeo de Rybar sobre la guerra en Gaza. Lo han hecho semanal, del 23 al 29 de marzo. No parece confiar mucho en la capacidad militar de los palestinos. Hoy, en cambio, no hay resumen de Mondoweiss. Supongo que han parado por la Pascua.

https://twitter.com/rybar_

Crónicas del conflicto palestino-israelí: lo más destacado de la semana del 23 al 29 de marzo de 2024

  • En el norte de la Franja de Gaza, las tropas israelíes prosiguen su operación de captura de militantes de Hamás y sus partidarios en el hospital Al-Shifa. Desde el comienzo de la escalada en esta zona, se ha eliminado a más de 200 miembros de la facción y se ha detenido a unos mil más.
  • Las milicias palestinas responden con incursiones y disparos de mortero dirigidos contra los lugares de reunión de las FDI. Sin embargo, los militantes de Hamás siguen sin infligir daños significativos a las IDF ni perturbar la operación.
  • También se produjeron enfrentamientos en la zona del hospital Al-Nasr, donde tuvieron lugar los últimos combates hace cuatro meses. Esta vez terminó en una serie de incursiones separadas sin una operación antiterrorista a gran escala.
  • Al mismo tiempo, continúan los ataques masivos de las fuerzas israelíes en todo el norte del enclave. En la última semana, más de 200 palestinos han muerto y más de 500 han resultado heridos.
  • Las milicias palestinas siguen atacando los asentamientos fronterizos israelíes. Sin embargo, la mayoría de las municiones son interceptadas por la defensa antiaérea o caen en terreno abierto.
  • En la parte central de la Franja de Gaza, los israelíes volvieron a disparar contra varios asentamientos palestinos. Al mismo tiempo, el mando israelí sigue reduciendo gradualmente las operaciones en esta zona.
  • Los militantes de Hamás en esta parte del enclave dispararon misiles contra las localidades fronterizas de Be’eri y Kisufim. Sin embargo, los israelíes informaron de que el ataque fue rechazado y no se produjeron daños.

7. Historiografía marxista sobre sociedades precapitalistas

Desde una postura trotska, que exige empezar por cargar contra el estalinismo, una revisión de publicaciones recientes de historia marxista sobre las sociedades precapitalistas. Fundamentalmente, a partir de la reedición de Godelier y de la publicación de los archivos de la Sociedad de Estudio del Feudalismo, del PCF.
https://vientosur.info/el-

El marxismo: una herramienta conceptual aún fructífera para el estudio de las sociedades precapitalistas

Laurent Ripart 28/Mar/2024
A gran escala, el marxismo sigue siendo hoy concebido como historicismo, es decir, como una concepción determinista de la historia, un conjunto de leyes de hierro que determinarían la marcha inevitable de la humanidad hacia los radiantes horizontes del socialismo.

Esta visión del “materialismo histórico” –terminología que proviene de Engels y no de Marx– se desarrolló, a partir de finales del siglo XIX, en las diferentes corrientes que se reclamaban del marxismo. Sin embargo, encontró una expresión particularmente caricaturizada en el pequeño tratado que Stalin publicó en 1936 bajo el título Materialismo dialéctico y materialismo histórico. Con la intención de sentar los principios que preludiarían cualquier enfoque marxista ortodoxo de la historia, la obra de Stalin se publicó en todos los idiomas, empezando por el francés, puesto que el PCF hizo una traducción en 1937, con una introducción que afirmaba que se trataba de una obra de envergadura, cuya importancia para la humanidad sólo podría compararse con el Discurso del método de Descartes1/.

Materialismo histórico y estalinismo

Stalin explicó en primer lugar que no se debería pensar en el marxismo como un humanismo, capaz de fundar el sueño de una sociedad mejor, sino como una “ciencia” de la que el Partido Comunista era el único heredero legítimo. Después de estas observaciones generales, Stalin explicó que Marx habría descubierto el secreto de las “leyes de la historia”, al demostrar que la evolución de la humanidad se basaba en el desarrollo de las fuerzas productivas, lo que habría llevado a todas las civilizaciones a pasar por cinco etapas fundamentales: la comuna primitiva, la esclavitud, el régimen feudal, el régimen capitalista y el régimen socialista. A través de este texto, Stalin buscaba demostrar que si la marcha hacia el socialismo era inevitable, no podía lograrse mediante la revolución permanente, sino mediante el respeto, bajo la autoridad del Partido Comunista, de las “leyes naturales” de la historia que exigían no quemar las etapas.

La definición de estas “cinco etapas fundamentales” tuvo tanto más éxito en los círculos obreros por cuanto que sólo constituía una nueva versión del economicismo que los líderes de la Segunda Internacional habían desarrollado a finales del siglo XIX. Preocupados por rechazar la violencia revolucionaria, ya habían invocado las “leyes naturales” del materialismo histórico, afirmando que ellos mismos conducirían a la humanidad hacia el socialismo, lo que hacía superflua la revolución. La concepción estalinista de la historia constituyó así sólo un refrito de las viejas lunas del revisionismo socialdemócrata que, como ya había señalado Lukács2/, pretendía ignorar el carácter eminentemente revolucionario de la dialéctica marxista.

Sobre las sociedades precapitalistas: una nueva edición del texto de Maurice Godelier

Las Ediciones Sociales han publicado en 2022, una nueva edición ampliada del conjunto de textos de Marx y Engels Sobre las sociedades precapitalistas que Maurice Godelier había publicado en 19703/. Aunque Maurice Godelier evolucionó considerablemente desde entonces, su obra sigue siendo un clásico, hasta el punto de constituir una ruptura epistemológica dentro del marxismo. Godelier fue, de hecho, el primero en denunciar a gran escala “la falsificación dogmática que pasó, durante toda una época, por el marxismo”, afirmando que la idea de que todas las civilizaciones humanas estaban conducidas a pasar por los “cinco tipos fundamentales de relaciones sociales” era totalmente ajena a la visión de Marx y Engels. Para demostrarlo, Godelier citó, tras una larga introducción general, todos los textos escritos por Marx y Engels sobre las sociedades pre-capitalistas. Estos cientos de páginas demostraron, sin la menor ambigüedad, que el pensamiento de Marx no tenía nada que ver con la caricatura hecha por Stalin, sino también por sus epígonos que estaban en la primera fila de la delantera en aquel momento.

En el prefacio de la reedición de su obra, Godelier, que tras haber sido militante del PCF lo abandonó en 1968 durante la invasión de Checoslovaquia, recuerda los fundamentos de esta ruptura epistemológica. Subraya la importancia que tuvo el cisma chino en los años 1960 y los debates que entonces suscitó el maoísmo, en particular en el seno del Centro de Estudios e Investigaciones Marxistas (CERM), un importante círculo de investigadores marxistas en ciencias sociales que el PCF había impulsado para intentar controlar el surgimiento del pensamiento crítico. La influencia de la revolución cultural, pero también la traducción en 1964 de la obra de Karl Wittfogel sobre El despotismo oriental4//, que tuvo una gran resonancia entre los marxistas franceses, había dado un nuevo impulso a los viejos debates que se desarrollaron a finales de los años veinte, sobre la naturaleza de lo que Marx había llamado“el modo de producción asiático”.

¿Podría haber otro camino en Asia que el tomado por los partidos comunistas europeos? Ésta era la pregunta a la que Stalin quería responder con su dogma de los “cinco modos de producción”, que pretendía condenar la idea de que Asia podría haber tenido una historia y una estructura diferente a la de Europa. La cuestión era entonces fundamental, porque al afirmar que en China como en otros lugares la sociedad no podía pasar directamente del feudalismo al capitalismo, Stalin pretendía afirmar que el Partido Comunista Chino debía aliarse con los nacionalistas burgueses para avanzar hacia la construcción del capitalismo, en la medida en que era un requisito previo esencial para la construcción socialista. Al publicar textos como la entonces poco conocida carta a Vera Zassoulitch, en la que Marx explicaba que era perfectamente imaginable que Rusia pudiera pasar directamente de la comuna rural al socialismo, sin experimentar nunca la expropiación capitalista, Godelier demostró que el estalinismo no era más que una flagrante falsificación del marxismo.

El marxismo no es un historicismo

Si bien los debates sobre “el modo de producción asiático” han perdido hoy gran parte de su relevancia, el libro de Godelier sigue siendo de gran interés para los estudios marxistas. Los textos recopilados muestran en primer lugar la riqueza del método marxista que, lejos de constituir un pensamiento dogmático, se desarrolló a modo de hipótesis, construidas a partir de hechos concretos y no de conceptos abstractos. En un pasaje de La ideología alemana , Marx y Engels explican que si la filosofía puede “establecer una síntesis de los resultados generales que es posible abstraer del estudio del desarrollo histórico de los hombres, estas abstracciones, tomadas en sí mismas, desligadas de la historia real, no tienen absolutamente ningún valor”. En otras palabras, Marx consideraba que la filosofía de la historia no podía sustituir al conocimiento de la “historia real”, antes de concluir que las “abstracciones” filosóficas no pueden “constituir una receta o un esquema según el cual se puedan dividir las épocas históricas”. No hay mejor refutación de la concepción estalinista de la historia.

Al partir de los hechos, Marx pudo tomar diversos caminos para elaborar textos cuya coherencia global debe ser redescubierta. Por tanto, es difícil analizar en su conjunto las Formen, que constituyen el texto histórico más desarrollado de Marx, y la introducción a la Contribución a la crítica de la economía política, dos textos que datan del mismo período pero que ofrecen claves de lectura significativamente diferentes de la evolución de las sociedades humanas. Conviene, por tanto, tratar el pensamiento histórico de Marx con cautela, subrayando que si bien sus textos todavía ofrecen hoy una notable fuente de juicios fértiles y enfoques teóricos fructíferos, sería en vano tratar de encontrar allí, incluso en el estado de esbozo, un sistema global de interpretación de la evolución de las civilizaciones humanas.

Marxismo y feudalismo

Si, siguiendo el ejemplo de Godelier, los antropólogos de finales del siglo XX recurrieron a menudo a Marx para su enfoque de las sociedades pre-capitalistas, los historiadores no han hecho menos. Cualquiera que sea las reticencias de los profesionales de la “historia real” a referirse a una totalidad conceptual, el marxismo ha desempeñado un papel importante en los estudios históricos, como lo demuestra la reciente publicación en open text por el Taller del Centro de Investigación Histórica de los archivos de la Sociedad de Estudio del Feudalismo5/, un círculo de estudios históricos que el PCF había creado en 1970, bajo la autoridad de Guy Bois, su principal responsable en la Sorbona. La publicación de estos archivos constituye una importante iniciativa editorial, tanto para los estudios marxistas como para la investigación histórica, sobre todo porque va acompañada de toda una serie de textos y entrevistas, la mayoría de los cuales son inéditos. Estos materiales muestran hasta qué punto los grandes nombres que han hecho la historiografía francesa a finales del siglo XX (Georges Duby, Jacques Le Goff, Emmanuel Le Roy Ladurie, Fernand Braudel, etc.) se alimentaron del marxismo, que inspiró sus avenidas más fructíferas de investigación, llevándolos a pensar en una civilización histórica como una “totalidad concreta”, donde se entrelazan economía, sociedad, poderes y religión.

Entre estas obras, cabe destacar la traducción por Alain Guerreau, uno de los medievalistas franceses más prolíficos del último medio siglo, del estudio publicado en 2012 en alemán por el gran historiador marxista Ludolf Kuchenbuch sobre Marx y el feudalismo6//. Examinando todos los textos en los que Marx habla de la Edad Media –y no sólo las Formen, como había hecho Eric Hobsbawm7/ – Kuchenbuch muestra en este artículo que Marx utilizó un vocabulario flotante, que le llevó a calificar sucesivamente el período de“feudal”, “germánico”, “teutónico”o cristiano-germánico”.

Estas imprecisiones terminológicas no significan, sin embargo, que Marx no tuviera una idea muy precisa de la sociedad feudal. Es además esta comprensión de la sociedad medieval la que permitió a Marx romper con el eurocentrismo, como ha demostrado recientemente de manera convincente Kevin Anderson8/. Marx conocía suficientemente bien la sociedad feudal como para comprender que el concepto de feudalismo no podía aplicarse a otras civilizaciones que, como China o la India, tenían estructuras sociales muy diferentes. Sin embargo, su conocimiento de la Edad Media sólo podía basarse en el entonces naciente estado del medievalismo, que hizo obsoletos algunos de sus juicios9/. Así, Marx y Engels fueron influenciados por las concepciones, refutadas desde hace casi un siglo, de Von Maurer sobre las Markgenossenschaften (“comunidades ambulantes”), que habían llevado a la historiografía romántica a pensar que los antiguos germanos habían practicado originalmente la propiedad comunitaria de la tierra.

Si Marx estaba muy interesado en la historia de la Edad Media, Kuchenbuch subraya, por otro lado, que nunca buscó definir la naturaleza del feudalismo y sólo se acercó a él a través del espejo del capitalismo, haciendo de la Edad Media a la vez su antítesis y su origen. Así, fue cuando explicó que el capitalismo había separado al trabajador de sus medios de producción, al Estado de la sociedad civil, a la religión de la política, cuando Marx pasó a hablar del feudalismo para explicar que los tenía a todos estos elementos imbricados. Del mismo modo, cuando Marx habló de la fetichización de la mercancía, señaló que si el capitalismo había impuesto una cosificación de las relaciones sociales para enmascarar mejor su naturaleza, el feudalismo había desarrollado un enfoque transparente, enfatizando que “el diezmo a entregar al sacerdote es más claro que la bendición del sacerdote”. Marx añadía que esta transparencia de las relaciones sociales era parte de una sociedad donde “el catolicismo desempeñaba el papel principal”, fórmula que ha inspirado en gran medida a los desarrollos recientes de la historiografía francesa sobre la Iglesia como “institución dominante” del feudalismo10/.

No deja de ser interesante señalar que Marx haya evocado en primer lugar y ante todo a la Edad Media en sus capítulos sobre la renta, hasta el punto de que veía en este método de recaudación una reliquia del feudalismo, donde la plusvalía era tomada en forma de renta por un terrateniente. La apropiación privada es lo que, según Marx, distinguía al feudalismo de los modos de producción “asiáticos”, en los que el Estado extorsionaba la renta de la tierra en forma de impuestos. Para Marx, el feudalismo se basaba así en la apropiación privada de la tierra, a la que todo estaba subordinado, lo que explica por qué el siervo estaba apegado a la gleba, que el parentesco señorial se organizase en torno a la transmisión de la tierra o incluso que el orden señorial se basase en el entrelazamiento del poder político en la posesión de la tierra. Esta concepción del feudalismo como una estructura donde el ser humano y la tierra eran uno es sin duda uno de los legados más vivos de Marx en la historiografía actual del feudalismo11/.

2/3/2024 Revue L’Anticapitaliste n°148, Traducción: viento sur

Notas

1/ Joseph Stalin, Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico.

2/ Georg Lukacs (2021) “El cambio de función del materialismo histórico”, en íd. Historia y conciencia de clase, Ed. Grijalbo (traducción Manuel Sacristán).

3/ Karl Marx, Friedrich Engels, Sur les sociétés précapitalistes, Nueva edición aumentada, éd. Maurice Godelier, Paris, Les Éditions sociales, 2022.

4/ Karl Wittfogel, Le despotisme oriental. Étude comparative du despotisme total, Paris, Éditions de Minuit, 1964 (édition originale : Yale, 1957).

5/ https://journals.openedition.

6/ Ludolf Kuchenbuch, Marx und der Feudalismus. Zur Entwicklung des Feudalismuskonzepts im Werk von Karl Marx, Berlin, Helle Panke, 2012 (Philosophische Gespräche, 24) ; pour la traduction française : :
https://journals.openedition.

7/ Hobsbawm, Karl Marx, Precapitalist Economic Formations, Lawrence & Wishart Ltd, Londres, 1964, (en castellano Formaciones económicas pre-capitalistas).

8/ Kevin Anderson, Marx aux antipodes. Nations, ethnicité et société non occidentales, Paris, Syllepse, 2015.

9/ Sobre las fuentes históricas de Marx, v. Alain Guerreau, “Marx und das Mittelalter. Zur Frage seiner Quellen”, en Marx und der Feudalismus II, Berlin, 2012 (Philosophische Gespräche, 25), p. 5-36.

10/ Joseph Morsel, “L’ecclesia, institution dominante du féodalisme : retour sur des malentendus”:
https://journals.openedition.

11/ Es esta relación a la vez personal y real lo que la tradición marxista actual define como un dominio: Alain Guerreau, Le Féodalisme. Un horizon théorique, Paris, Le Sycomore, 1980, p. 179-184.

8. Sobre las próximas elecciones en India

La deriva autoritaria del BJP se está asegurando el triunfo en las próximas elecciones con un recurso muy simple: meter a los líderes de la oposición en la cárcel y cercenar su acceso a dinero para las elecciones. Lo último ha sido la detención del popular líder del AAM Kejriwal. Es como si justo antes de las próximas elecciones se detuviese -ejem- a Isabel Ayuso…

https://scroll.in/article/

¿Serán libres y justas las próximas elecciones indias?
The India Fix: Un boletín sobre política india de Scroll.in.
Shoaib Daniyal Mar 29, 2024
El 31 de enero, la Dirección de Ejecución de la Ley detuvo al Ministro Principal de Jharkhand, Hemant Soren, del partido de la oposición Jharkhand Mukti Morcha, acusándole de blanquear dinero mediante la compra de 8,5 acres de terreno. El 21 de marzo, detuvo al ministro principal de Delhi, Arvind Kejriwal, del partido Aam Aadmi, alegando que su gobierno había aceptado sobornos cuando lanzó una nueva política de venta de licores al por menor en el estado. Unos días antes, la agencia había detenido a la líder del Bharat Rashtra Samiti, K Kavitha, por el mismo caso.
La detención de Kejriwal se produjo un año después de que su viceministro principal, Manish Sisodia, fuera arrestado por la Oficina Central de Investigación. También se encuentran entre rejas altos ministros del Congreso Trinamool de Bengala, como Partha Chatterjee y Jyoti Priya Mallick.
Falta menos de un mes para las elecciones generales en India. Se trata del mayor ejercicio democrático del mundo, en el que casi mil millones de personas votarán para elegir la cámara baja del parlamento. Sin embargo, una vez que miramos más allá de la mera escala, las elecciones parecen menos impresionantes.

Olla electoral
Por ejemplo, la oleada de detenciones. El gobierno de Modi ha utilizado a los organismos centrales para paralizar a la oposición. Kejriwal, por ejemplo, es uno de los líderes más populares de la India y su partido gobierna en dos estados. En un momento en el que debería estar planeando estrategias y dando mítines, el líder del Partido Aam Aadmi está en la cárcel, encerrado por su principal oponente, el Partido Bharatiya Janata.
La detención directa de ministros principales, ministros y otros líderes de la oposición es la forma más explícita en que el BJP se ha asegurado de que no haya igualdad de condiciones en las elecciones. Mientras el BJP acapara la mayor parte de la financiación, las agencias de investigación bajo su control han congelado los fondos del partido del Congreso. El partido hindutva monopoliza el tiempo de los medios de comunicación e, inexplicablemente, tiene una influencia judicial desmesurada. Por ejemplo, los tribunales han impedido los intentos de los estados gobernados por la oposición de copiar al BJP y detener a sus principales dirigentes, incluso denegando la libertad bajo fianza a los líderes de la oposición.
Desde hace algunos años, los expertos han dado la voz de alarma sobre la salud de la democracia india. Sin embargo, la mayoría de ellas tenían que ver con que su carácter liberal se estaba empañando. Por ejemplo, en 2018, el Instituto Varieties of Democracy, con sede en Suecia, comenzó a clasificar a India como una «autocracia electoral». Sin embargo, como muestra el período previo a las elecciones de 2024, las
propias elecciones están cada vez más bajo una nube en la India.
No sólo no hay igualdad de condiciones para los partidos de la oposición, sino que han surgido serias dudas sobre la independencia de la Comisión Electoral. Algunos expertos incluso han expresado su preocupación por el propio acto de votar.

Volver a la media
India siempre ha sido un país atípico por la calidad de su democracia en comparación con sus niveles de renta. El carácter masivo del Congreso durante el movimiento por la libertad se aprovechó tras la independencia para crear una democracia multipartidista bastante impresionante. Como todos los actores políticos, el Congreso no era un santo y a menudo podía socavar los mandatos democráticos; Nehru destituyó al gobierno comunista de Kerala en 1959, por ejemplo. Sin embargo, casi todos los observadores sostenían que el proceso de votación en sí era en gran medida justo.
En la era Modi, parece que India está volviendo a la media en lo que respecta a la correlación entre ingresos y democracia.
Si Modi se sale con la suya y las elecciones de 2024 son consideradas significativamente injustas, ¿cómo será la política de esta nueva India?

Mucho en juego
El mayor cambio podría ser el fin de la tradición de transferencias de poder sin fisuras. Hasta ahora, perder el cargo en la India rara vez significaba que los políticos se enfrentaran a penas de cárcel. Sin embargo, esto ha cambiado. Incluso altos dirigentes de partidos de la oposición al partido gobernante en el Centro están siendo encarcelados durante largos periodos. Invariablemente, esto significa que intentarán cambiar las tornas cuando lleguen al poder. El resultado: una derrota electoral conlleva ahora riesgos peligrosamente altos. No es sólo una pérdida de poder y prestigio para los políticos: puede significar perder la libertad.
Aunque los indios apenas se están despertando a este fenómeno, es común en los países vecinos. En Bangladesh, la principal líder de la oposición, Khaledia Zia, lleva en la cárcel desde 2018 acusada de corrupción. Las elecciones generales de Pakistán se llevaron a cabo a principios de este año con su popular político, Imran Khan también en la cárcel también por cargos de corrupción (las acusaciones de corrupción son una herramienta poderosa en todo el sur de Asia).
En ambos países, el régimen gobernante simplemente no puede arriesgarse a gobernar, ya que abandonar el poder significaría intercambiar su lugar con la oposición, en la cárcel. Esto crea una espiral de muerte. Bangladesh, por ejemplo, acaba de celebrar unas elecciones fraudulentas, en las que el principal partido de la oposición no ha participado. Mientras que el partido de Khan fue prohibido en Pakistán, sus miembros se presentaron como independientes y, sorprendentemente, se convirtieron en el bloque más numeroso. Sin embargo, una coalición de partidos respaldados por el ejército pakistaní le impidió acceder a la presidencia.
En la actualidad, Narendra Modi goza de una gran popularidad y es muy probable que ganara en una votación abierta. Sin embargo, llegará un día en que esto no sea así. En ese escenario, perder el poder le abriría el mismo tipo de proceso penal por el que hoy están pasando el Aam Aadmi Party o el Trinamool. Las elecciones en India ya están bajo una nube. Pero estas apuestas extremadamente altas incentivarían aún más a los titulares a aferrarse a cualquier precio.

9. Declaración del FPLP con motivo del Día de la Tierra

Os paso el texto de una declaración del FPLP con motivo de la celebración ayer del Día de la Tierra https://libya360.wordpress.

Declaración emitida por el Frente Popular para la Liberación de Palestina en el aniversario del Día de la Tierra
Frente Popular: El Día de la Tierra es un día para enfatizar nuestra adhesión a nuestra tierra Palestina desde su río hasta su mar
Las masas de nuestro heroico pueblo palestino, las masas de nuestra nación árabe y todos los pueblos libres del mundo,
En este día, 30 de marzo de 1976, nuestro pueblo de Galilea, el Triángulo, el Néguev y otros pueblos y ciudades del interior palestino ocupado se levantó en defensa de su tierra, dignidad e identidad, recordando con su sangre pura y grandes sacrificios a esta entidad sionista usurpadora y a sus creadores que esta tierra es puramente palestina, y que el pueblo palestino nunca ha renunciado ni renunciará a su tierra e identidad.
Al recordar esta ocasión inmortal, evocamos imágenes de heroísmo, sacrificio y redención en todo lo que encarna la firme y profunda afiliación y conexión del palestino con la tierra de sus padres y abuelos, haciendo añicos a través de esta inmortal epopeya sacrificial el eslogan de los colonos sionistas (una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra), para confirmar que es palestino hasta la médula, y que es incapaz de ser roto o desarraigado, por muy criminales y represivos que sean los crímenes y prácticas sionistas, la judaización y la colonización.
Las masas de nuestro valeroso pueblo,
El aniversario del inmortal Día de la Tierra llega cuando el enemigo racista sionista está librando una guerra de aniquilación en la Franja de Gaza en todos los sentidos de la palabra, haciendo caso omiso de las leyes internacionales y de todas las normas humanitarias, bajo los auspicios y la asociación de la administración estadounidense y la complicidad de la comunidad internacional y a la sombra de un sospechoso silencio árabe, mientras practica todas las formas de terrorismo y asesinato contra nuestro pueblo en Cisjordania y Jerusalén, y contra nuestros valientes prisioneros en las cárceles de ocupación. A pesar de ello, nuestro pueblo palestino resiste y defiende su tierra y su supervivencia con una firmeza y una constancia sin precedentes, una resistencia sólida y una voluntad profundamente arraigada en la tierra de Palestina que no puede ser conquistada ni derrotada, ni puede ser disuadida de continuar su lucha contra esta criminal entidad sionista hasta que logremos nuestros legítimos objetivos.
Nosotros, en el Frente Popular para la Liberación de Palestina, a la sombra de este inmortal aniversario, y ante este fatídico momento en la historia de nuestro pueblo, y la heroica epopeya que nuestro pueblo está librando contra la máquina de muerte sionista apoyada por Estados Unidos y Occidente, y ante la exposición de la verdad de esta artificial entidad sionista ante el mundo entero, en la que la causa palestina se ha convertido en brújula e inspiración para todos los pueblos libres del mundo, destacamos en esta ocasión lo siguiente:
Primero: Saludamos el aniversario del Día de la Tierra, que constituyó un acontecimiento cualitativo acumulativo en el contexto de la batalla continua y global que nuestro pueblo libra contra el proyecto racista colonialista sionista, colonialista y de colonos. Les llamamos a unirse y enfrentarse a las políticas y leyes racistas sionistas, y a la necesidad de abandonar cualquier ilusión que vea la participación política, electoral y parlamentaria en instituciones enemigas, y rechazar todas las justificaciones que han saltado por los aires por la naturaleza agresiva de la entidad y su visión racista de las masas árabes como minorías y como una amenaza demográfica y estratégica para el futuro de la entidad.
Segundo:: Afirmamos la adhesión de nuestro pueblo a nuestra tierra, desde su río hasta su mar, y nuestros derechos legítimos e inalienables a devolver a los refugiados a sus tierras y hogares de los que fueron desplazados por la fuerza. Preservar la identidad y defender la existencia palestina requiere una resistencia integral y un amplio compromiso popular sobre el terreno fuera de las instituciones del enemigo, sobre el principio de que los derechos se ganan y no se mendigan, y de que lo que se tomó por la fuerza sólo puede recuperarse por la fuerza, no por la mendicidad, los acuerdos y las negociaciones que condujeron a una verdadera catástrofe para nuestro pueblo.
Tercero:: Los importantes logros sobre el terreno y la derrota estratégica de la entidad sionista y su sistema militar y de seguridad, y la actual guerra genocida sionista sin precedentes contra la Franja de Gaza han revelado la verdadera cara de esta entidad sionista criminal y de sus patrocinadores de la administración estadounidense y de Occidente, que por primera vez en su historia se sienta en el banquillo de los acusados como entidad terrorista criminal y paria ante la Corte Internacional de Justicia. Estos hechos conllevan importantes cambios históricos, a través de los cuales la causa palestina vuelve al primer plano de los acontecimientos en el mundo y encabeza la agenda internacional, y coloca a la entidad sionista ante una verdadera crisis existencial de la que no puede despertar
Cuarto: A pesar de todas las formas de matanza, destrucción, masacres, hambre y asedio, el enemigo sionista no ha logrado ninguno de sus objetivos declarados de la agresión a la Franja de Gaza, y la resistencia sigue agotando al enemigo sionista y librando una larga batalla de desgaste contra él. Las grandes pérdidas sufridas por el enemigo sionista, y la capacidad de la resistencia para golpear incluso en zonas que han sido invadidas y destruidas, indican que el enemigo sionista se está ahogando en el atolladero de la Franja de Gaza, y que está muy lejos y es incapaz de lograr ninguno de sus objetivos.
Quinto: Subrayamos que todos los planes de la ocupación y de la administración estadounidense para el llamado próximo día de guerra en la Franja de Gaza, la administración fiduciaria, traer fuerzas internacionales de paz, imponer una administración en la Franja, o interferir en los asuntos palestinos bajo pretextos humanitarios o de socorro son intentos sospechosos que están inevitablemente condenados al fracaso, ya que es el pueblo palestino el que determinará el futuro de la Franja de Gaza y su sistema político, y resistirá y se enfrentará a estos planes.
Sexto: En el aniversario del Día de la Tierra, renovamos el llamamiento a reconsiderar las dimensiones árabe e internacional y a movilizar todas las energías de los pueblos, partidos y movimientos internacionales amigos para innovar e intensificar las formas de lucha en apoyo del pueblo palestino, y a seguir asediando las embajadas sionistas y occidentales y las sedes de las instituciones internacionales en victoria por la causa de Palestina. Vemos las masivas y airadas manifestaciones en las plazas de algunos países árabes, especialmente los que mantienen relaciones con la entidad sionista, como un rayo de esperanza de que los pueblos árabes recuperarán la iniciativa, se levantarán por Palestina, rechazarán la normalización y barrerán a la entidad sionista de nuestras tierras árabes.
En conclusión, en el aniversario del Día de la Tierra, renovamos nuestro compromiso de continuar la intifada, la resistencia, la escalada de la confrontación y los enfrentamientos abiertos con el enemigo sionista en toda nuestra tierra palestina, hasta que hagamos realidad nuestros derechos al retorno, a la autodeterminación y al establecimiento del Estado palestino desde su río hasta su mar, con Jerusalén como capital.
Gloria a los mártires de la tierra en su día inmortal
Gloria a las fuerzas de resistencia en toda nuestra tierra
Libertad para los prisioneros y pronta recuperación para los heridos
Somos definitivamente victoriosos
Frente Popular para la Liberación de Palestina
Departamento Central de Medios
30 de marzo de 2024

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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