Miscelánea 16/06/2024

Del compañero y miembro de Espai Marx, Carlos Valmaseda.
1. ¿Adiós al petrodólar?
2. Las organizaciones internacionales futuras.
3. Pasar cuentas.
4. Los BRICS y Palestina.
5. Assemblea Catalana per la Transició Ecosocial.
6. Los supuestos que tenemos que creer.
7. El presidente serbio también cree que la guerra es inminente.
8. América Latina y la 3ª GM.
9. La AMOC no va a colapsar -ya-

1. ¿Adiós al petrodólar?

Hay muchos rumores en las redes sobre el supuesto fin del pacto que creó los petrodólares hace 50 años. Algunos dicen que no existe un documento con fecha como tal. Bhadrakumar da su opinión. https://www.indianpunchline.

Publicado el 14 de junio de 2024 por M. K. BHADRAKUMAR

La muerte del petrodólar es un legado de Biden”

El Estado Profundo debería haber estado alerta hace cinco años, cuando el candidato Joe Biden anunció que, si era elegido presidente, estaba decidido a hacer que los gobernantes saudíes «pagaran el precio, y convertirlos de hecho en los parias que son.»

Biden fue tajante hasta el punto de ser brutal sobre la familia real saudí, diciendo que había «muy poco valor social redentor en el actual gobierno de Arabia Saudí» bajo el mandato del rey Salman.

Pero, en lugar de eso, el Estado Profundo se sintió encantado de que Biden fuera justo el hombre adecuado para suceder a Donald Trump y revertir la práctica de la era Trump de perdonar las violaciones saudíes de los derechos humanos con el fin de preservar los puestos de trabajo en la industria armamentística estadounidense.

Biden probablemente ya sabía que la inteligencia estadounidense había llegado a la conclusión del papel de Mohammed bin Salman, el príncipe heredero saudí y líder de facto del país, en el asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi, que era un «activo estratégico» de la CIA para llevar a buen puerto la próxima sucesión saudí y el consiguiente cambio de régimen. La decapitación de Khashoggi echó por tierra el plan de Washington para instaurar un gobernante dúctil en Riad.

Hoy, todo eso es historia. Pero a diferencia de los Borbones, la realeza saudí nunca olvida ni perdona. También tienen una paciencia infinita y su propio concepto del tiempo y el espacio. Y el pasado domingo, 9 de junio, dieron el golpe.

Con gran estilo real, el domingo pasado Riad dejó que expirara el acuerdo de 50 años sobre el petrodólar entre Estados Unidos y Arabia Saudí.

Para recapitular, el término «petrodólar» se refiere al papel fundamental del dólar estadounidense como moneda utilizada para las transacciones de crudo en el mercado mundial, según el acuerdo entre Estados Unidos y Arabia Saudí que se remonta a 1974, poco después de que Estados Unidos abandonara el patrón oro.

En la historia de las finanzas mundiales, pocos acuerdos han reportado tantos beneficios como el pacto del petrodólar para la economía estadounidense. En esencia, el acuerdo estipulaba que Arabia Saudí fijaría el precio de sus exportaciones de petróleo exclusivamente en dólares estadounidenses e invertiría sus excedentes de ingresos petroleros en bonos del Tesoro estadounidense y, como contrapartida, Estados Unidos proporcionaría apoyo militar y protección al reino.

Con este acuerdo, Estados Unidos se aseguraba una fuente estable de petróleo y un mercado cautivo para su deuda, mientras que Arabia Saudí garantizaba su seguridad económica y general. A su vez, la denominación del petróleo en dólares elevaba el estatus del dólar como «moneda de reserva» mundial.

Desde entonces, la demanda mundial de dólares para comprar petróleo ha contribuido a mantener la fortaleza de la divisa, no sólo ha abaratado relativamente las importaciones para los consumidores estadounidenses, sino que, en términos sistémicos, la afluencia de capital extranjero a los bonos del Tesoro estadounidense ha respaldado los bajos tipos de interés y la solidez del mercado de bonos.

Baste decir que la expiración del acuerdo de 1974 entre Estados Unidos y Arabia Saudí de «petróleo por seguridad» tiene implicaciones de gran alcance. En el nivel más obvio, pone de relieve la cambiante dinámica de poder en el mercado del petróleo con la aparición de fuentes de energía alternativas (por ejemplo, energías renovables y gas natural) y nuevos países productores de petróleo (por ejemplo, Brasil y Canadá) que desafían el dominio tradicional de Asia Occidental. Pero esto es más bien la óptica.

La expiración del petrodólar podría debilitar el dólar y, por extensión, los mercados financieros estadounidenses. Si el petróleo pasara a cotizarse en una moneda distinta del dólar, podría producirse un descenso de la demanda mundial del billete verde, lo que, a su vez, podría traducirse en una mayor inflación, tipos de interés más altos y un mercado de bonos más débil en Estados Unidos.

Baste decir que en el futuro cabe esperar un cambio significativo en la dinámica del poder mundial, con la creciente influencia de las economías emergentes, el cambiante panorama energético y un giro tectónico en el orden financiero mundial al entrar en una era «postestadounidense». La conclusión es que el dominio del dólar estadounidense ya no está garantizado.

No cabe duda de que Arabia Saudí tiene una hoja de ruta preparada. Cuatro días antes de que expire el acuerdo de petróleo por seguridad, Reuters informó de que Arabia Saudí se ha unido a un ensayo transfronterizo de moneda digital de un banco central dominado por China, «en lo que podría ser otro paso hacia que menos del comercio mundial de petróleo se haga en dólares estadounidenses. «

Así lo anunció el 4 de junio el Banco de Pagos Internacionales (BPI), con sede en Suiza, una institución financiera internacional propiedad de los bancos centrales miembros. Significa que el banco central saudí se ha convertido en «participante de pleno derecho» del Proyecto mBridge, una colaboración iniciada en 2021 entre los bancos centrales de China, Hong Kong, Tailandia y Emiratos Árabes Unidos.

El anuncio del BPI señalaba que mBridge había alcanzado la fase de «producto mínimo viable», es decir, que está listo para superar la fase de prototipo. Por cierto, 135 países y uniones monetarias, que representan el 98% del PIB mundial, están estudiando actualmente la posibilidad de crear monedas digitales de banco central, o CBDC .

La entrada de Arabia Saudí, una de las principales economías del G20 y el mayor exportador de petróleo del mundo, indica una ampliación a corto plazo de la liquidación de materias primas en una plataforma distinta del dólar, con una nueva tecnología detrás. Curiosamente, las transacciones de mBridge pueden utilizar el código en el que se basa el e-yuan chino.

La intención es modernizar los pagos con nuevas funcionalidades y ofrecer una alternativa al efectivo físico, que de todos modos parece en declive terminal. China domina el proyecto mBridge y está llevando a cabo el mayor proyecto piloto nacional de CBDC del mundo, que llega ya a 260 millones de personas y abarca 200 escenarios, desde el comercio electrónico a los pagos de estímulo del Gobierno.

De hecho, otras grandes economías emergentes, como India, Brasil y Rusia, también tienen previsto lanzar monedas digitales en los próximos 1-2 años, mientras que el Banco Central Europeo ha empezado a trabajar en un proyecto piloto de euro digital antes de un posible lanzamiento en 2028.

Ahora, añádase a esto el plan maestro de Rusia para crear un nuevo sistema de pagos de los BRICS que prescinda por completo del dólar. La Bolsa de Moscú anunció el miércoles que dejará de negociar dólares y euros a partir del jueves 13 de junio.

Así, la expiración del acuerdo entre EE.UU. y Arabia Saudí el pasado fin de semana es emblemática de un desafío en cascada desde varios frentes a la preeminencia del dólar como «moneda de reserva». En particular, se acerca el fin de la libertad sin trabas de la que gozaba Estados Unidos para imprimir divisas en dólares a su antojo y vivir muy por encima de sus posibilidades e imponer la hegemonía mundial de Estados Unidos.

Existe un creciente malestar entre las élites estadounidenses por la posibilidad de que la buena vida esté llegando a su fin a medida que la aplastante carga de la deuda hunde la economía estadounidense. En una entrevista concedida ayer a la CNBC, la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, advirtió de que los elevados tipos de interés también se están sumando a la carga mientras EE.UU. gestiona su enorme carga de deuda de 34,7 billones de dólares.

Por supuesto, aún no existen alternativas claras al dólar estadounidense como principal divisa de reserva del mundo, pero se intuye que las tensiones comerciales mundiales y el aumento del uso de aranceles o sanciones podrían socavar su papel más pronto que tarde, a medida que aumenta la preocupación de los inversores extranjeros por la sostenibilidad de la deuda pública estadounidense.

FitchRatings señaló ayer que «los grandes déficits primarios y los mayores costes del servicio de intereses harán que la carga de la deuda soberana estadounidense siga aumentando tras las elecciones de noviembre, independientemente de quién gane».

En resumen, lo que hasta ahora parecía una rivalidad geopolítica en torno a la expansión de la OTAN y Taiwán -o el establecimiento de estándares comerciales/tecnológicos en la Cuarta Revolución Industrial- está adquiriendo una dimensión existencial para Washington, ya que está en juego el futuro del dólar. Hay suficientes indicios que atestiguan los movimientos coordinados de Moscú y Pekín para acelerar el proceso de «desdolarización».

Por un lado, Rusia está haciendo todo lo posible para presentar al mundo, en la próxima cumbre de los BRICS en octubre, un sistema de pago sin dólares para liquidar los intercambios comerciales, mientras que, por otro, China se deshace sistemáticamente de sus tenencias de bonos del Tesoro estadounidense que le darán más libertad a la hora de la verdad.

2. Las organizaciones internacionales futuras

En el think tank ruso Valdai Club se plantean si tienen futuro las organizaciones internacionales occidentales: OTAN, G7, etc. y cómo pueden ser las nuevas organizaciones del Sur Global. https://valdaiclub.com/a/

¿Son viables las instituciones internacionales en el futuro orden mundial?

14.06.2024 Timofei Bordachev

Será mucho más fácil para el mundo occidental aceptar gradualmente que sus recursos son finitos que para quienes actualmente consideran insatisfactorio el dominio de Estados Unidos y Europa establecer nuevos modelos de colaboración, escribe Timofei Bordachev, Director del Programa del Club Valdai.

Uno de los retos más importantes a los que se enfrenta actualmente la comunidad mundial de naciones en relación con el desmantelamiento de la hegemonía occidental es el riesgo concurrente de colapso de todo el marco de cooperación internacional: tanto en términos de aplicación práctica como de sus fundamentos conceptuales. Sin embargo, esto también podría suponer una oportunidad para que el resto del mundo, incluida Rusia, desarrolle nuevas instituciones y marcos en las próximas décadas, que se parecerían poco a los actuales. Es probable que esto sea necesario, ya que el actual sistema de instituciones, normas y valores que ha surgido en los últimos siglos se ha construido en torno al dominio de un grupo selecto de Estados, y está diseñado fundamentalmente para servir a los intereses de ese grupo. Por lo tanto, no sería factible reproducir las prácticas existentes, aunque tuvieran mucho éxito, y no hay necesidad de intentar tal curso de acción.

Sin embargo, es posible que las nuevas prácticas no puedan alcanzar el mismo nivel de éxito, simplemente debido a los principios fundamentales que están arraigados en ellas desde el principio.

A nivel práctico, esto implica que los países ajenos al «Occidente colectivo» no podrán reproducir en sus relaciones interestatales las prácticas establecidas para coordinar los esfuerzos de Estados Unidos y Europa en la represión del resto del mundo. Entre las organizaciones internacionales más exitosas del mundo moderno destacan el G7, la OTAN y la Unión Europea. Sin embargo, estas organizaciones son muy específicas en sus objetivos y estructura interna, ya que pretenden salvaguardar los derechos especiales de los países miembros en sus relaciones con otras naciones. Esta es la razón por la que varios países más pequeños de la antigua Unión Soviética solicitan su adhesión, y Turquía sigue siendo miembro de la OTAN. En una comunidad de este tipo, incluso el actor más pequeño recibe beneficios inalcanzables para cualquier potencia que actúe en solitario.
El principio fundamental que subyace al éxito de este tipo de organizaciones también está relacionado con esto: todas sirven como instrumentos para la distribución organizada de diversos beneficios públicos. En el caso de la OTAN, estos beneficios incluyen la seguridad comparativa, mientras que la Unión Europea proporciona ventajas económicas. El G7, por su parte, se estableció como la máxima autoridad para coordinar las políticas occidentales en las relaciones con otros países.
Además, tras la Segunda Guerra Mundial, las instituciones y los sistemas políticos del mundo occidental experimentaron una importante transición. Anteriormente, durante el periodo del colonialismo europeo, sus alianzas estaban compuestas por miembros iguales y, por lo tanto, solían ser inestables. Ahora, una característica notable de las instituciones occidentales es la presencia de una jerarquía estricta y una estructura vertical de poder, organizada según el principio de «líder y seguidores». De hecho, esta estructura ha permitido a Occidente funcionar como una entidad cohesionada y le ha permitido hasta ahora mantener su posición privilegiada en relación con otras naciones.
Sin embargo, es importante señalar que el establecimiento de este sistema jerárquico, con Estados Unidos en su cúspide, fue resultado de las dos guerras mundiales del siglo XX. Durante estos conflictos mundiales, la soberanía de potencias económicas sustanciales como Alemania y Japón se vio completamente socavada.
El resto de las grandes naciones occidentales también han perdido la capacidad de determinar de forma independiente su política exterior y de defensa. Éste es, de hecho, el secreto de la cooperación pacífica entre los países de la alianza occidental: todos menos uno están privados de la capacidad de actuar de forma revolucionaria.

Podemos afirmar con certeza que grupos como los BRICS y, a escala regional, la Organización de Cooperación de Shanghái, no pueden reproducir el modelo que tanto éxito ha dado al mundo occidental. En primer lugar, los objetivos de sus miembros no son explotar al resto de la humanidad. En consecuencia, el nivel de coordinación de las políticas nacionales tampoco puede alcanzar un grado tan elevado. Simplemente porque, al participar en los BRICS, por ejemplo, los países no abordan las cuestiones más fundamentales de la supervivencia ni alcanzan los objetivos de desarrollo. En otras palabras, todo lo que Occidente crea va dirigido contra el resto del mundo, y no hay excepciones. Quienes ahora se oponen a Occidente, ya sea mediante una oposición dura como la de Rusia o mediante la búsqueda de alternativas más suaves como la de India y los países árabes, no orientan inicialmente sus políticas hacia la lucha contra toda la humanidad. Por lo tanto, les resultará difícil crear una forma alternativa de cooperación institucional.

En segundo lugar, la estructura organizativa de las nuevas alianzas de países del Sur Global no puede basarse en un modelo de líder único. Así, grandes países como Rusia, China e incluso India no se han unido al bloque occidental porque, debido a sus diferencias estructurales, no pueden aceptar la autoridad incuestionable de otra gran potencia para cumplir todas sus exigencias, como hace Europa con Estados Unidos.

Ahora, el Sur Global intenta establecer sus propias instituciones, pero, por razones objetivas, aún le queda mucho camino por recorrer para entender cómo pueden funcionar estas instituciones sin ser réplicas de los modelos occidentales. Esto se aplica incluso a ámbitos de cooperación más específicos, que en Occidente están estrictamente regulados según jerarquías de poder internas.
Sin embargo, el aspecto teórico de la cuestión es igualmente interesante.

En este sentido, incluso el propio concepto de «orden internacional» puede resultar controvertido e incluso inaceptable en algunos aspectos en el futuro.

El hecho es que todo el marco conceptual que nos permite debatir la política internacional de forma relativamente coherente se desarrolló en condiciones específicas inherentes a los acontecimientos mundiales de los últimos quinientos años. Esto implica que actualmente no podemos determinar la relevancia que tendrá en las próximas décadas el contenido de conceptos bien conocidos de la realidad internacional.
Por ejemplo, el «orden de Westfalia» es un concepto que surgió como resultado de la resolución jurídica de un conflicto intraeuropeo entre mediados del siglo XVI y mediados del XVII, con escasa relevancia para el resto del mundo. Sin embargo, debido al dominio de las potencias occidentales, este orden -como mecanismo de relaciones interestatales- se ha extendido desde entonces por todo el planeta.
En esencia, el sistema actual se ha impuesto a otros países. Un ejemplo notable es China, que se «conectó» al sistema de Westfalia a través de la agresión militar de las potencias europeas a principios del siglo XIX. Esto podría llevar a una situación en la que las palabras utilizadas por los líderes políticos y los académicos carezcan de sentido.
Una cuestión importante para el futuro es cómo se integrarán los países occidentales en el nuevo orden internacional. La presencia de grandes arsenales de armas nucleares en algunos Estados no garantiza que Estados Unidos y Europa Occidental no sean derrotados militarmente, como ha ocurrido en el pasado con los imperios. Por el contrario, seguirán existiendo de alguna forma, y todos los países del mundo deberán encontrar la forma de acomodar a Occidente como miembro de pleno derecho de la comunidad mundial de naciones soberanas.
En este sentido, Estados Unidos puede tener más posibilidades que Europa debido a su autosuficiencia en términos de recursos básicos. Sin embargo, el principal obstáculo para que Estados Unidos coopere y adopte un comportamiento más adecuado es la falta de esfuerzos convincentes por parte de Rusia, China, India y otros países para limitar los privilegios de Occidente.
Para resumir nuestro análisis preliminar, podemos afirmar que conseguir que el mundo occidental acepte gradualmente que sus recursos son finitos será mucho más fácil que establecer nuevos modelos de colaboración para quienes actualmente consideran insatisfactorio el dominio de Estados Unidos y Europa. Sin embargo, si se produce (o, más bien, cuando se produzca) tal evolución, brindará la oportunidad de avanzar significativamente hacia modos más civilizados de interacción internacional. Esto, naturalmente, no puede sino infundir cierto optimismo en estos momentos.

3. Pasar cuentas.

Los datos de las partes hay que tomarlos siempre con infinita prevención, pero nos permiten al menos hacernos una idea de por dónde van los tiros, nunca mejor dicho. Indi acaba de publicar el último «informe trimestral» de Hezbolá. Estos son sus datos. https://indi.ca/hezbollahs-

Informe trimestral de Hezbolá

Hezbolá publica lo que yo llamo un «informe trimestral». Es como la llamada a las ganancias de los yihadistas. Las cifras principales (hasta junio) son que han llevado a cabo 2.125 operaciones militares (en total), infligido más de 2.000 bajas a las fuerzas de ocupación israelíes y descolonizado tierras a 35 km de profundidad en la Palestina ocupada, desestabilizando a más de 230.000 colonos. Ha sido otro mal trimestre de genocidio por parte de las IOF, y un buen trimestre de guerra por parte de la Resistencia.

Los «israelíes» son muy conscientes de ello, a pesar de la censura masiva en tiempos de guerra. Pueden ver cómo se queman las colinas, los colonos están profundamente inquietos. Sólo ayer, 30 aviones teledirigidos de ataque y 150 cohetes apuntaron a 15 emplazamientos militares en la Palestina ocupada. Los residentes de «Nueva Galilea» han amenazado con la secesión a menos que el gobierno haga algo al respecto. Los ministros de la corriente dominante, como Smotrich y Ben-Gvir, llaman a atacar Líbano ahora, para ponerle fin, pero los generales saben que no es así.

Mientras «Israel» ha estado pre-ocupado con un genocidio en el sur, han perdido el norte. Como he comentado antes, Hezbolá ha estado sistemáticamente echando el ojo a los cíclopes y, ahora, la mitad de las veces ni siquiera suenan las sirenas. Hezbolá puede disparar a discreción y la Cúpula de Hierro está rota. Los puntos fronterizos de «Israel» han sido desmantelados y están completamente abiertos a la invasión terrestre. Los problemas de ‘Israel’ se agravan cada día que pasa el desgaste, y ya van nueve meses de ataques diarios. Israel puede bombardear Líbano cuando quiera, pero ahora Hezbolá puede bombardear Israel cuando quiera. El cálculo estratégico se ha tambaleado.

Esto puede verse en las cifras brutas del informe trimestral:..

Las cifras en bruto

Cifras vía RNN, he añadido las tasas de crecimiento intertrimestral

Aquí están todos los datos comparados con el último «informe trimestral», y no en árabe. Ten en cuenta también que cuando digo Q1 o Q4 estoy haciendo una aproximación, creo que utilizan el calendario árabe. Si lo lees como si fuera un informe comercial incruento, es fascinante lo que te dicen los cambios del Q4 al Q1. Mucho crecimiento en verticales clave, mientras que ciertas SKU son menos populares.

Las áreas de bajo crecimiento son en realidad las más interesantes. Por ejemplo, Hezbolá ataca relativamente menos puntos fronterizos (sólo un 14% más) y utiliza menos francotiradores y ametralladoras (+6%). Esto indica que Hezbolá ya no se enfrenta a las IOF a corta distancia, porque las IOF se han retirado más lejos. Las IOF han abandonado en gran medida la frontera física, así que simplemente hay menos a lo que disparar. Israel ha retrocedido 35 km. Esto también se puede ver en las cifras, porque Hezbolá está utilizando más municiones de largo alcance, para golpearles cada vez más en la retaguardia.

Lo que esto significa, estratégicamente, es que «Israel» está ahora completamente abierto al ataque terrestre. La Fuerza Radwan puede recorrer 35 km antes de que Israel la vea o pueda atacarla. Lo que el líder de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasrallah, dijo en un discurso en octubre de 2023 se ha hecho realidad.
Lo que ha ocurrido desde el 8 de octubre no tiene precedentes: todas las posiciones israelíes, desde el mar hasta las alturas de las granjas de Shebaa y (inaudible) [se tambalean] bajo operaciones ofensivas intensificadas a diario, dirigidas contra estos puestos y lo que hay entre ellos: tanques, vehículos blindados, drones, grupos de personal y, sobre todo, instalaciones técnicas que son los ojos y los oídos de Israel.

Hezbolá ha estado golpeando la antigua frontera durante nueve meses y simplemente ya no existe, hay una nueva frontera, e «Israel» está cada vez más cerca de ser borrado del mapa, inshallah. Estratégicamente, este «ablandamiento» significa que Hezbolá puede entrar cuando quiera. Y tienen un pequeño ejército dedicado precisamente a eso. La Fuerza Radwan se formó con el propósito explícito de tomar Galilea. Desde que el comandante Hajj Radwan fue asesinado en 2006, su muy enfadada reencarnación ha estado entrenando, planeando y preparándose para este momento. Ahora «Israel» tiene que hacerse la pregunta de Harry el Sucio: «¿Me siento afortunado? ¿Y tú, gamberro?».

[Vídeo en el original]

Lo repetiré porque es importante. A partir de junio de 2024, Hezbolá puede penetrar hasta 35 km de profundidad sin A) toparse con muchos soldados ‘israelíes’ y B) ser ‘visto’ por los comandantes ‘israelíes’. ‘Israel’ masacrará sin duda a los ciudadanos del sur de Líbano, pero perderán el norte de ‘Israel’. Esto cambia el equilibrio de poder en la región. La línea de contacto se ha trasladado físicamente a «Israel», lo que en realidad nunca había ocurrido.

También se puede ver que la línea de contacto se ha movido sólo por los números. Tanto los ataques a larga distancia con drones como los ataques a centros de mando han aumentado un 82%. Hezbolá es capaz de apuntar más profundamente en la Palestina ocupada, y golpear objetivos antes bien protegidos. La Cúpula de Hierro es ahora el Colador de Hierro, e «Israel» parece «macarrones en una olla», como dijo Cardi B. Durante días, los asentamientos están literalmente en llamas. Israel no puede ocultarlo.

Diablos, la Cúpula de Hierro ya ni siquiera puede protegerse a sí misma, los ataques a las plataformas han aumentado un 50%. La línea de contacto se desplaza cada vez más al sur, de 20 km de profundidad en abril a 35 km en junio (+52%). Ahora Hezbolá es capaz de atacar fábricas militares (3 en total), destruir aeronaves militares (2) y derribar drones caros (7). Incluso son capaces de hacer que cazas «israelíes» den media vuelta y huyan. Israel ya no tiene la supremacía aérea. Hay un nuevo rey en el norte, y es descendiente del profeta Mahoma (lo que significa Sayyed).

Análisis

Lo que se puede ver en este informe trimestral es que Hezbolá tiene un plan a largo plazo y ha realizado inversiones en consecuencia. Hezbolá lleva preparándose para invadir «Israel» desde 2006, cuando parecía una quimera. Pero invirtieron y ahora da sus frutos. Hezbolá tenía un plan detallado para desactivar primero los ojos y oídos y los puestos fronterizos de «Israel», e inmediatamente después del 7 de octubre lo pusieron en marcha. Y tienen un plan para cada peldaño de la escalera de la escalada, que conduce a la liberación total.

Israel no tiene respuesta a esto, y tampoco capacidad, ya que están un poco ocupados con el genocidio en este momento. Cada vez que «Israel» asesina a un comandante, como Hajj Abu Taleb esta semana, recibe un golpe 100 veces más duro. Cada vez que bombardean un pueblo, levantan otro batallón para la Resistencia. Después de décadas de intentar someter a esta gente, el pueblo sigue resistiendo, e «Israel» es cada vez más débil. Y así, la abominación histórica «Israel» se va alejando poco a poco. 35 km de Palestina están mucho más cerca de la liberación.

4. Los BRICS y Palestina

Pepe Escobar, que parece muy activo estos días, escribe sobre las posturas de varios países de los BRICS en relación con Palestina. https://thecradle.co/articles/

Los BRICS opinan sobre Palestina

La gravedad que rodea a la recién ampliada constelación de los BRICS está atrayendo a los partidarios árabes, musulmanes y del Sur Global hacia el mensaje del influyente grupo sobre el derecho internacional, Palestina y el cese de las guerras eternas.

Pepe Escobar 15 DE JUNIO DE 2024

MOSCÚ – El 23 de mayo ocurrió en Moscú algo de extraordinaria magnitud. El rey de Bahréin, Hamad bin Isa Al Jalifa, pidió personalmente al presidente ruso, Vladímir Putin, que le ayudara a organizar una conferencia de paz sobre Palestina, a la que Rusia sería la primera nación no árabe invitada.

Al Jalifa y Putin mantuvieron dos rondas de conversaciones -una de ellas a puerta cerrada- durante las cuales el tema principal fue siempre Palestina. El monarca bahreiní señaló que, en una rara muestra de unidad, el mundo árabe se había puesto por fin de acuerdo para poner fin a la guerra en Gaza. Se dio a entender que Rusia fue elegida posteriormente como el mediador más fiable para poner fin al brutal conflicto.

Bahréin -y la Liga Árabe- reconocen que la postura rusa se centra en lo que Putin había definido anteriormente como la «fórmula de la ONU»: un Estado palestino independiente con capital en Jerusalén Este.

Resulta que esa es la postura de las naciones BRICS-10 y de prácticamente toda la Mayoría Global. Crucialmente, también es la posición común de China y el mundo árabe, reafirmada en Pekín sólo una semana después de la reunión Rusia-Bahréin.

El problema es cómo aplicar la «fórmula» cuando el hegemón estadounidense, aliado incondicional de Israel, ejerce un dominio casi absoluto sobre las Naciones Unidas.

En 2020, mientras Tel Aviv anunciaba abiertamente la inevitable anexión de Cisjordania, los Acuerdos de Abraham rompían un importante tabú árabe sobre el apoyo abierto a Israel, a través de los acuerdos de normalización firmados en Washington DC por Bahréin, los EAU, Marruecos y Sudán.

Hace nueve meses, Palestina estaba virtualmente aislada y destinada a la extinción a través de las silenciosas políticas israelíes para forzar progresivamente la expulsión. Pero nunca hay que subestimar el poder de un genocidio cometido a plena luz del día, en vídeo. Hoy, la asociación estratégica Rusia-China, los BRICS y la Mayoría Global se han movilizado para consagrar a Palestina como Estado soberano, fieles a la reciente votación por supermayoría de la Asamblea General de la ONU para aceptar a Palestina como miembro de la ONU.

Será un camino largo, sinuoso y espinoso que tiene el potencial de partir el mundo en dos.

Lavrov lo explica todo

El foro de San Petersburgo de la semana pasada ofreció tres mensajes cruciales a la Mayoría Global, centrados en torno a los BRICS. Puede que el meollo de las sesiones fuera la geoeconomía, pero un mensaje ya inevitable de apoyo a Palestina se coló en los márgenes.

Tras un panel en el que se debatió ostensiblemente sobre la oferta y la demanda de petróleo y gas, y en el que se abordó el papel de principio de Yemen en el Mar Rojo dirigido contra el genocidio de Gaza, el apoyo a Palestina, entre sonrisas amistosas (pero extraoficiales), fue rotundo por parte de todos: desde el secretario general de la OPEP, Haitham al-Ghais, hasta el ministro de Energía de los EAU, Suhail Mohamed al-Mazrouei.

Lo mismo en un panel Rusia-Omán , procedente del Ministro de Comercio Qais bin Mohammed bin Moosa al-Yousef.

A principios de esta semana, la tragedia palestina se abordó en detalle -en los puntos 34 y 35- en la declaración conjunta de los 10 Ministros de Asuntos Exteriores de los BRICS, que se sentaron a la misma mesa por primera vez en Nizhni Nóvgorod, para preparar la importantísima cumbre anual de los BRICS del próximo mes de octubre en Kazán, bajo presidencia rusa. Allí se abordaron tres puntos muy importantes:

En primer lugar, los Ministros «reafirmaron su rechazo a cualquier intento dirigido a desplazar, expulsar o transferir por la fuerza al pueblo palestino de su tierra». En segundo lugar, «expresaron colectivamente su grave preocupación por el continuo y flagrante desprecio por parte de Israel del derecho internacional, la Carta de la ONU, las resoluciones de la ONU y las órdenes de la Corte». Y en tercer lugar, los diez ministros de Asuntos Exteriores: «Reafirmaron su apoyo a la plena pertenencia de Palestina a las Naciones Unidas y reiteraron su compromiso inquebrantable con la visión de la solución de dos Estados basada en el derecho internacional, incluidas las resoluciones pertinentes del CSNU y de la AGNU, y la Iniciativa de Paz Árabe, que incluye el establecimiento de un Estado de Palestina soberano, independiente y viable en consonancia con las fronteras internacionalmente reconocidas de junio de 1967, con Jerusalén Oriental como su capital, que conviva en paz y seguridad con Israel.»

El BRICS habla con una sola voz, incluidos, sobre todo, los representantes de los principales países de mayoría musulmana: Irán, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Egipto.

A continuación, el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, en una sesión ampliada de los BRICS definida como BRICS+/BRICS Outreach, ofreció un contexto adicional, importante. «Celebramos una reunión intrapalestina en Moscú. Lo hemos hecho en repetidas ocasiones. La última vez que se celebró, a finales de febrero y principios de marzo de este año, estuvieron presentes todas las facciones palestinas, incluidas Hamás y Fatah. Por primera vez, un acto de este tipo concluyó con la adopción de una declaración conjunta en la que todos, incluido Hamás, expresaron su disposición a unir las filas palestinas sobre la base de la plataforma de la Organización para la Liberación de Palestina. Antes no era posible conseguirlo».

Lavrov explicó por qué, para Rusia, es esencial restablecer la unidad palestina: «Sólo una Palestina unida puede ser un socio en las negociaciones encaminadas a lograr el máximo resultado deseado. Mientras los palestinos estén divididos, es poco probable que esto funcione. Ahora, sin palestinos, están empezando a pensar qué hacer a continuación con la Franja de Gaza: o establecer algún tipo de protectorado de países árabes, o introducir algún tipo de fuerza de mantenimiento de la paz, o declarar artificialmente que serán territorios gobernados por la Autoridad Nacional Palestina. Todas estas son iniciativas impuestas por actores externos».

Y esto nos lleva al núcleo de la posición rusa: «El componente más importante de nuestra política a largo plazo en este ámbito será apoyar el movimiento para la creación de un Estado palestino en pleno cumplimiento de las resoluciones de la ONU».

Cómo responder «simétricamente»

Todo lo anterior resume la posición oficial rusa, cuidadosamente calibrada. Moscú detesta la escalada irracional e ininterrumpida de Israel, mientras abundan las propuestas de alto el fuego. Al mismo tiempo, no tomará partido, ni por Hamás ni por Ansarallah de Yemen. Es un consenso que diplomáticos y analistas rusos expresan habitualmente: Rusia no se meterá en una guerra a miles de kilómetros de distancia cuando está luchando contra una amenaza existencial de Estados Unidos y la OTAN justo en su frontera occidental.

Tras las respuestas de Putin en el turno de preguntas y respuestas posterior a su intervención en la sesión plenaria de San Petersburgo, se desató el debate sobre qué tipo de respuestas «simétricas» idearía el Ministerio de Defensa ruso para contrarrestar la luz verde de la OTAN a los ataques con misiles de largo alcance dentro de la Federación Rusa.

Asia Occidental, como era de esperar, figura en el escenario favorito: armas de ataque avanzadas desplegadas en Siria, descritas como «armas sirias» para reflejar el subterfugio occidental de las «armas ucranianas». Estas armas complementarían las ya desplegadas en las bases rusas de Jmeimim y Tartus -que cubren el Mediterráneo oriental, Líbano, Israel y las bases estadounidenses en Jordania, la Siria ocupada y el Iraq ocupado- y serían manejadas por personal ruso, de forma similar a como el personal estadounidense/OTAN maneja las armas «ucranianas».

Una espina para los BRICS

Ahora llegamos a la espina clavada en el arreglo floral de los BRICS: Arabia Saudí.

Una desconcertada Casa Blanca y el Estado Profundo estadounidense parecen haber encontrado una fórmula para apartar a Riad de su nuevo papel de actor fuerte de los BRICS: un histórico tratado de defensa, bautizado como Acuerdo de Alianza Estratégica, entre bastidores a la espera de que Riad formalice sus relaciones con Tel Aviv.

El Acuerdo de Alianza Estratégica necesitaría obtener una mayoría de dos tercios de los votos en el Senado estadounidense. Sin embargo, la insistencia en la «normalización con Israel» puede acabar con el acuerdo, ya que el príncipe heredero saudí Mohammad bin Salman (MbS) tiene ahora opciones que considerar cuidadosamente, no solo en relación con la tragedia de Gaza, sino también sobre sus nuevas alianzas BRICS.

La posición oficial de Riad sobre Palestina está ligada a los BRICS; el fin de la guerra/genocidio en Gaza y el establecimiento de un Estado palestino. Y cada grano de arena en las tierras del Islam es plenamente consciente de que una Tel Aviv gobernada por una turba etnocéntrica de extremistas no aceptará una solución de dos Estados.

Además, una alianza militar saudí-estadounidense es totalmente incompatible con que Riad se convierta en un miembro influyente de los BRICS. Los movimientos en el tablero de ajedrez apuntan más bien a una posible alianza militar de la Mayoría Global, tarde o temprano, para contrarrestar la escalada de la guerra de EE.UU. y la OTAN -híbrida y de otro tipo- contra el amanecer de un mundo multipolar multinodal, policéntrico y, en la terminología de Putin en San Peterburgo, «armónico».

A ello se añade la expiración, a principios de esta semana, del acuerdo entre Estados Unidos y Arabia Saudí firmado hace 50 años para establecer el petrodólar, esencialmente a cambio de la protección militar estadounidense.

Ya el año pasado Riad dejó claro que el acuerdo no se renovaría cuando cerró un trato con China basado en el comercio de energía utilizando el petroyuan.

En teoría, estamos avanzando hacia la desaparición del petrodólar y la expansión del yuan digital. El Banco Central de Arabia Saudí es ahora «participante de pleno derecho» en el Proyecto mBridge, que reúne al Centro de Innovación del BPI, el Banco Central de Tailandia, el Banco Central de los EAU, el Banco Popular de China y la Autoridad Monetaria de Hong Kong.

En esencia, mBridge es una plataforma de moneda digital de múltiples bancos centrales (CBDC) compartida entre bancos centrales y comerciales, que permite pagos y liquidaciones transfronterizos instantáneos. Tailandia, por ejemplo, compra petróleo a los EAU utilizando mBridge.

Hay nada menos que 26 observadores de mBridge, un grupo bastante heterogéneo que incluye el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), dirigido por China, el Banco Central Europeo, el FMI y el Banco Mundial.

Mientras Arabia Saudí se une a mBridge, Saudi Aramco -tras abrirse a los inversores extranjeros con una enorme OPV- acaba de ceder un 0,64% adicional de su capital, con un 60% de compradores estadounidenses. Aramco es una enorme fuente de dividendos para los accionistas: este año, ascenderán a la friolera de 141.000 millones de dólares.

¿Adivina quiénes son los principales inversores? Los tres grandes: Vanguard, BlackRock y State Street, que ahora se regodean en el petróleo saudí.

Árabes, CENTCOM e Israel: ¿en la cama juntos?

Y ahora el último factor de complicación.

El lunes, oficiales militares de Bahréin, Egipto, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Jordania -que incluye a tres miembros de los BRICS y a Bahréin, amigo de Rusia- se reunieron con Herzi Halevi, Jefe del Estado Mayor de las FDI, para tratar… la cooperación en materia de defensa.

La reunión fue facilitada nada menos que por el CENTCOM estadounidense. Aunque de perfil muy bajo, la reunión se filtró, dada la yuxtaposición del genocidio de Gaza con una reunión de altos dirigentes árabes con los peores enemigos del mundo árabe.

Un epígono posmoderno de los cínicos que moraban en el Ágora de la Antigua Grecia observaría que con «amigos» árabes del CENTCOM como éstos -tres de ellos miembros del BRICS- Palestina no necesita enemigos.

Mientras tanto, la tragedia persiste a muchos niveles. Mientras los estudiantes chinos de secundaria de toda la civilización muestran su apoyo a Palestina tras realizar sus exámenes de acceso a la universidad,el eje Estados Unidos-Israel homogeneiza el terrorismo, vinculado a la debacle del Proyecto Ucrania, unido a la matanza incesante de palestinos.

Todo está siendo absorbido por el agujero negro del terrorismo, con la OTAN rearmando abiertamente al neonazi Batallón Azov, y Kiev atacando a civiles en Belgorod con drones y esparciendo minas en parques donde juegan los niños.

Todos los componentes de la Legión Extranjera del Terror alimentada por los hegemones se están uniendo, al unísono con Israel, que es esencialmente ISIS con armas nucleares. Pero a pesar de sus elevados ideales y su sagrada creencia en la ONU, los BRICS aún no han presentado una estrategia sólida y práctica para luchar contra el horror.

5. Assemblea Catalana per la Transició Ecosocial

La Assemblea Catalana per la Transició Ecosocial acaba de presentar un documento con las 53 medidas que propone. Os paso el artículo de presentación con el enlace al documento. https://assembleaecosocial.

Ja disponibles les Mesures per a una Transició Ecosocial a Catalunya

Aquest dimarts 7 de maig al matí, hem celebrat una roda de premsa a La Comunal per presentar l’acTe oficialment a la societat catalana, així com les Mesures per a una Transició Ecosocial a Catalunya (les podeu descarregar aquí). Integrada per 273 entitats i moviments socials, professionals i activistes de diversos sectors, l’acTe es presenta amb l’objectiu d’impulsar una transició ecològica i social a Catalunya que sigui justa i democràtica.

La presentació, que coincideix amb el període electoral al Parlament de Catalunya, s’ha plantejat com una oportunitat per abordar la importància i l’impacte que tindrà l’acTe en el panorama polític i social de Catalunya, així com per visibilitzar les necessitats i demandes dels col·lectius socials en la transició ecosocial del territori.

Durant la presentació s’han compartit les “50 Mesures per a una Transició Ecosocial a Catalunya”. Aquest conjunt de propostes, fruit d’un procés col·lectiu, ofereix un marc complet per abordar els reptes ecològics i socials que afronta el territori català. Amb cinc eixos temàtics que inclouen relació amb la natura, sistema econòmicenergia, alimentació i territoridemocràcia i drets socials, i canvi cultural, les mesures busquen promoure una vida digna per a tothom mentre es minimitzen les conseqüències negatives de l’escalfament global i aborden la crisi actual des d’una perspectiva integral.

A la presentació han participat també representants de diferents moviments socials, entre elles, Aigua és Vida, Plataforma Aturem Hard Rock, Aliança contra la Pobresa Energètica, Sindicat de Llogateres, LaFede.cat – Organitzacions per la Justícia Global, Observatori DESCA, Xarxa per la Sobirania Energètica, Ecologistes en Acció, Regularización Ya, End Fosil, Xarxa d’Economia Solidària, Xarxa pel Dret a la Cura i la Federació d’Associacions de Veïnals de Barcelona. Cada un d’aquests actors ha presentat les propostes vinculades a les seves lluites i, posades en conjunt i com a part d’un propòsit compartit, han demostrat que tenim un projecte de país per a aconseguir una transició ecològica justa i democràtica.

6. Los supuestos que tenemos que creer.

Un repaso de Jonathan Cook a algunas cosas que a nuestros dirigentes les gustaría que diésemos por supuestas. https://jonathancook.substack.

En nuestra política de mentira, los hilos que mueven los superricos son demasiado visibles

Biden se aleja del escenario o camina como un robot geriátrico. Sin embargo, se supone que debemos creer que nos está guiando cuidadosamente a través de los cables nucleares de las guerras en serie de Occidente.

Jonathan Cook 15 de junio de 2024

Vivimos en un mundo de política ficticia, un mundo en el que los hilos que mueven los intereses de los superricos son cada vez más visibles. Y, sin embargo, se espera de nosotros que finjamos que no vemos esos hilos. Y lo que es aún más sorprendente, mucha gente parece realmente ciega ante el espectáculo de marionetas.

1. El «líder del mundo libre», el presidente Joe Biden, apenas puede mantener la atención durante más de unos minutos sin desviarse del tema o salirse del escenario. Cuando tiene que caminar ante las cámaras, lo hace como si estuviera audicionando para el papel de un robot geriátrico. Todo su cuerpo está atenazado por la concentración que necesita para caminar en línea recta.

Y, sin embargo, se supone que debemos creer que está manejando cuidadosamente los resortes del imperio occidental, haciendo cálculos críticamente difíciles para mantener a Occidente libre y próspero, al tiempo que mantiene a raya a sus enemigos -Rusia, China, Irán- sin provocar una guerra nuclear. ¿Es realmente capaz de hacer todo eso cuando le cuesta poner un pie delante del otro?

2. Parte de ese complicado acto de equilibrio diplomático que supuestamente está llevando a cabo Biden, junto con otros líderes occidentales, está relacionado con la operación militar de Israel en Gaza. La «diplomacia» de Occidente -respaldada por transferencias de armas- ha provocado el asesinato de decenas de miles de palestinos, en su mayoría mujeres y niños; la inanición gradual de 2,3 millones de palestinos durante muchos meses; y la destrucción del 70% del parque de viviendas del enclave y de casi todas sus principales infraestructuras e instituciones, incluidas escuelas, universidades y hospitales.

Y, sin embargo, se supone que debemos creer que Biden no tiene ninguna influencia sobre Israel, a pesar de que Israel depende totalmente de Estados Unidos para obtener las armas que está utilizando para destruir Gaza.

Se supone que debemos creer que Israel está actuando únicamente en «defensa propia», aun cuando la mayoría de las personas asesinadas son civiles desarmados; y que está «eliminando» a Hamás, aun cuando Hamás no parece haberse debilitado, y aun cuando las políticas de hambruna de Israel se cobrarán víctimas entre los jóvenes, los ancianos y las personas vulnerables mucho antes de matar a un solo combatiente de Hamás.

Se supone que debemos creer que Israel tiene un plan para el «día después» en Gaza que no se parecerá en nada al resultado que estas políticas parecen destinadas a conseguir: hacer de Gaza un lugar inhabitable para que la población palestina se vea obligada a marcharse.

Y encima de todo esto, se supone que debemos creer que, al dictaminar que se ha presentado un caso «plausible» de que Israel está cometiendo genocidio, los jueces del más alto tribunal del mundo, la Corte Internacional de Justicia, han demostrado que no entienden la definición jurídica del delito de genocidio. O, posiblemente, que les mueve el antisemitismo.

3. Mientras tanto, los mismos líderes occidentales que arman la matanza israelí de decenas de miles de civiles palestinos en Gaza, incluidos más de 15.000 niños, han estado enviando cientos de miles de millones de dólares en armamento a Ucrania para ayudar a sus fuerzas armadas. Hay que ayudar a Ucrania, nos dicen, porque es víctima de una potencia vecina agresiva, Rusia, decidida a la expansión y al robo de tierras.

Y sin embargo, se supone que debemos ignorar las dos décadas de expansión militar occidental hacia el este, a través de la OTAN, que finalmente ha llamado a la puerta de Rusia en Ucrania, y el hecho de que los mejores expertos occidentales en Rusia advirtieron durante todo ese tiempo que estábamos jugando con fuego al hacerlo y que Ucrania sería una línea roja para Moscú.

Se supone que no debemos hacer comparaciones entre la agresión rusa contra Ucrania y la agresión de Israel contra los palestinos. En este último caso, Israel es supuestamente la víctima, a pesar de que lleva tres cuartos de siglo ocupando violentamente el territorio de sus vecinos palestinos mientras, en flagrante violación del derecho internacional, construye asentamientos judíos en el territorio destinado a formar la base de un Estado palestino.

Se supone que debemos creer que los palestinos de Gaza no tienen ningún derecho a defenderse comparable al derecho de Ucrania, ningún derecho a defenderse contra décadas de beligerancia israelí, ya sean las operaciones de limpieza étnica de 1948 y 1967, el sistema de apartheid impuesto a la población palestina remanente después, el bloqueo de Gaza durante 17 años que negó a sus habitantes lo esencial para vivir, o el «genocidio plausible» que Occidente está armando ahora y al que está dando cobertura diplomática.

De hecho, si los palestinos intentan defenderse, Occidente no sólo se niega a ayudarles, como ha hecho con Ucrania, sino que los considera terroristas, al parecer incluso a los niños.

4. Julian Assange, el periodista y editor que más hizo por sacar a la luz los entresijos de las instituciones occidentales y sus planes criminales en lugares como Irak y Afganistán, lleva cinco años entre rejas en la prisión de alta seguridad de Belmarsh. Antes de eso, pasó siete años detenido arbitrariamente -según expertos jurídicos de las Naciones Unidas- en la embajada de Ecuador en Londres, obligado a pedir asilo allí por persecución política. En un interminable proceso legal, Estados Unidos busca su extradición para poder encerrarlo en un régimen de casi aislamiento durante un máximo de 175 años.

Y, sin embargo, se supone que debemos creer que sus 12 años de detención efectiva -sin haber sido declarado culpable de ningún delito- no tienen nada que ver con el hecho de que, al publicar cables secretos, Assange revelara que, a puerta cerrada, Occidente y sus dirigentes suenan y actúan como gángsters y psicópatas, especialmente en asuntos exteriores, y no como los administradores de un orden mundial benigno que dicen supervisar.

Los documentos filtrados que publicó Assange muestran a dirigentes occidentales dispuestos a destruir sociedades enteras para favorecer el dominio de los recursos occidentales y su propio enriquecimiento, y deseosos de esgrimir las mentiras más escandalosas para lograr sus objetivos. No tienen ningún interés en defender el valor supuestamente preciado de la libertad de prensa, excepto cuando esa libertad se utiliza como arma contra sus enemigos.

Se supone que debemos creer que los líderes occidentales quieren de verdad que los periodistas actúen como guardianes, como freno a su poder, incluso cuando están acosando hasta la muerte al mismo periodista que creó una plataforma de denunciantes, Wikileaks, para hacer precisamente eso. (Assange ya ha sufrido un derrame cerebral por el esfuerzo de más de una década de lucha por su libertad).

Se supone que debemos creer que Occidente le dará a Assange un juicio justo, cuando los mismos Estados que conspiran en su encarcelamiento -y en el caso de la CIA, en su asesinato planificado- son los que él ha denunciado por participar en crímenes de guerra y terrorismo de Estado. Se supone que debemos creer que están siguiendo un proceso legal, no una persecución, al redefinir como delito de «espionaje» sus esfuerzos por aportar transparencia y responsabilidad a los asuntos internacionales.

5. Los medios de comunicación pretenden representar los intereses de los públicos occidentales en toda su diversidad y actuar como una verdadera ventana al mundo.

Se supone que creemos que estos mismos medios de comunicación son libres y pluralistas, incluso cuando son propiedad de los superricos así como de los estados occidentales que hace tiempo fueron vaciados para servir a los superricos.

Se supone que debemos creer que un medio de comunicación cuya supervivencia depende por completo de los ingresos de las grandes empresas anunciantes puede ofrecernos noticias y análisis sin miedo ni favoritismos. Se supone que debemos creer que un medio de comunicación cuya función principal es vender audiencias a las empresas anunciantes puede preguntarse si, al hacerlo, está desempeñando un papel beneficioso o perjudicial.

Se supone que debemos creer que unos medios de comunicación firmemente enchufados al sistema financiero capitalista que puso de rodillas a la economía mundial en 2008, y que nos ha estado precipitando hacia la catástrofe ecológica, están en condiciones de evaluar y criticar ese modelo capitalista desapasionadamente, que los medios de comunicación podrían de alguna manera volverse contra los multimillonarios que los poseen, o podrían renunciar a los ingresos de las corporaciones propiedad de multimillonarios que apuntalan las finanzas de los medios de comunicación a través de la publicidad.

Se supone que debemos creer que los medios de comunicación pueden evaluar objetivamente los méritos de ir a la guerra. Es decir, las guerras emprendidas en serie por Occidente -de Afganistán a Irak, de Libia a Siria, de Ucrania a Gaza- cuando las corporaciones mediáticas están integradas en conglomerados empresariales cuyos otros grandes intereses incluyen la fabricación de armas y la extracción de combustibles fósiles.

Se supone que debemos creer que los medios de comunicación promueven acríticamente el crecimiento sin fin por razones de necesidad económica y sentido común, a pesar de que las contradicciones son flagrantes: que el modelo de crecimiento eterno es imposible de sostener en un planeta finito en el que los recursos se están agotando.

6. En los sistemas políticos occidentales, a diferencia de los de sus enemigos, existe supuestamente una elección democrática significativa entre candidatos que representan visiones del mundo y valores opuestos.

Se supone que debemos creer en un modelo político occidental de apertura, pluralismo y responsabilidad, incluso cuando en Estados Unidos y el Reino Unido se ofrece a los ciudadanos una pugna electoral entre dos candidatos y partidos que, para tener posibilidades de ganar, necesitan ganarse el favor de los medios de comunicación corporativos que representan los intereses de sus propietarios multimillonarios, necesitan mantener contentos a los donantes multimillonarios que financian sus campañas y necesitan ganarse a las grandes empresas demostrando su compromiso inquebrantable con un modelo de crecimiento sin fin que es completamente insostenible.

Se supone que debemos creer que estos líderes sirven al público votante -ofreciéndole una elección entre la derecha y la izquierda, entre el capital y el trabajo- cuando, en realidad, al público sólo se le presenta una elección entre dos partidos postrados ante el Gran Dinero, cuando los programas políticos de los partidos no son más que competiciones sobre quién puede apaciguar mejor a la élite de la riqueza.

Se supone que debemos creer que el Occidente «democrático» representa el epítome de la salud política, a pesar de que repetidamente arrastra a las peores personas imaginables para dirigirlo.

En Estados Unidos, la «elección» que se impone al electorado es entre un candidato (Biden) que debería estar dando vueltas por su jardín, o tal vez preparándose para sus últimos y difíciles años en una residencia, y un competidor (Donald Trump) cuya búsqueda incesante de adoración y enriquecimiento personal nunca debería haber ido más allá de presentar un reality show televisivo.

En el Reino Unido, la «elección» no es mejor: entre un candidato (Rishi Sunak) más rico que el rey británico e igualmente mimado y un competidor (Sir Keir Starmer) tan vacío ideológicamente que su historial público es un ejercicio de décadas de cambio de forma.

Todos, señalémoslo, están totalmente de acuerdo con el genocidio continuado en Gaza, todos permanecen impasibles ante los muchos meses de matanza y hambruna de niños palestinos, todos están demasiado dispuestos a difamar como antisemitas a cualquiera que muestre una pizca de los principios y la humanidad de los que ellos carecen de forma tan obvia.

Puede que los superricos no estén a la vista, pero los hilos que mueven son demasiado visibles. Es hora de liberarnos.

7. El presidente serbio también cree que la guerra es inminente.

En una entrevista para la suiza Weltwoche Vucic, el presidente serbio, comenta brevemente -minuto 19:30- que espera una gran guerra si no mundial si grande en los próximos 3-4 meses. Y también comenta de pasada que está revisando los stocks disponibles en Serbia de aceite, harina, azúcar, etc. -minuto 24:13-…

https://www.youtube.com/watch?

8. América Latina y la 3ª GM.

Aunque los países de América Latina no participaron en las dos primeras, las cosas apuntan -ejem- a que en la 3ª si van a estar implicados.

https://jacobinlat.com/2024/

América Latina y la guerra por venir Pablo Gandolfo

El portaaviones insignia de la marina estadounidense, el buque USS George Washington, ahora de paso por mar argentino, es un arma destinada a que los países periféricos sigan siéndolo. Festejarlo es padecer un Síndrome de Estocolmo geopolítico.

Para los sudamericanos, la idea de una guerra mundial —una en la que nuestros países puedan estar involucrados— puede sonar a ciencia ficción. Por no haber participado de manera directa en ninguna de los dos grandes enfrentamientos bélicos del siglo XX, Sudamérica es una región en donde aquella posibilidad está mucho menos presente de lo que puede estar en Europa o Estados Unidos. Eso es una buena noticia. Pero viene con un riesgo: dar por supuesto que, aún en el caso de una guerra, los países sudamericanos no se verían afectados de manera directa.

Ese mal aqueja también a las dirigencias políticas, incapacitadas para pensar mas allá del corto plazo y ver más lejos que la punta de su nariz. Con ese punto de partida es imposible tomar decisiones en función de los escenarios que el futuro pueda deparar. Sin hacerlo, nuestros países no son más que juguetes manipulables en manos de las potencias hegemónicas.

Sobre ese horizonte de inconsciencia, las performances guerreristas a las que recurre regularmente el presidente argentino Javier Milei pasan como si se tratara de otra de sus excentricidades, carentes de consecuencias prácticas. No caemos en la cuenta del precio que ya estamos pagando por sus morisquetas en materia geopolítica, en un momento donde el mundo se apresta a una reconfiguración que parirá un nuevo orden.

La Casa Blanca planifica a largo plazo.
Para comprender la deriva en curso, conviene colocar los hechos en perspectiva y apuntar que hace más de una década, desde que la secretaria de Estado Hilary Clinton anunció el giro estratégico denominado «pivote en Asia-Pacífico», Estados Unidos comenzó los preparativos para un enfrentamiento militar con China. Esa tercera guerra mundial no es un mero evento futuro: ya comenzó, solo que avanza de a capítulos. Hay abiertos dos frentes principales, Rusia y Ucrania (con toda la OTAN detrás) y, por el otro, Israel —también con la OTAN, por supuesto— contra el pueblo palestino, pero atacando además objetivos en Líbano, Siria, Irak, Yemen e Irán.

África se encuentra atravesada por decenas de conflictos armados en los que las precondiciones locales que las permiten se superponen con la intervención geopolítica de las potencias. Los países de la región del Sahel son escenario de una guerra proxy en la que Rusia se está enfrentando de manera indirecta a Francia y Estados Unidos. En la última década, la presencia francesa viene retrocediendo en esa región. El último capítulo fue Níger, un país que abastece del 18% del uranio que utilizan sus 56 reactores nucleares, según France 24. En abril pasado, Estados Unidos confirmó que retirará su presencia militar, mientras Rusia presta asistencia armamentística al gobierno de facto. Tenemos además conflictos militares en Burkina Faso, Somalia, Sudán, Etiopía, Nigeria, Chad, Mauritania, Senegal y la lista sigue.

En Asia hay enfrentamientos armados en Myanmar, Yemen y Siria. En ese continente se encuentra el que puede ser el punto clave del porvenir: el estrecho de Taiwán, en donde si bien no hay un enfrentamiento militar directo, Estados Unidos echa leña periódicamente para mantener vivo el fuego. Ese avispero será el que moverá el Pentágono en el momento en que esté interesado en escalar la confrontación. Mantenerlo tibio es parte de esa estrategia.

Magnus Öberg director del UCDP (Programa de Datos de Conflictos de Uppsala), una organización sueca que monitoriza los enfrentamientos, señala una tendencia inequívoca: «El número de conflictos y el número de muertes relacionadas con combates ha aumentado en un 97% solo en 2022, con un aumento de más del 400% desde el inicio de la década de 2000».

Mientras desde los centros imperialistas tradicionales —Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, con otros detrás de ellos— se manipulan, instrumentalizan y potencian los conflictos proxy en función de sus propios intereses, se aceleran también los preparativos para la etapa siguiente, cuando ya no se trate de guerras proxy sino de enfrentamientos directos. A medida que nos acerquemos al punto de definición del conflicto hegemónico, los riesgos y la tendencia de que las disputas se resuelvan en el terreno militar irán in crescendo. En este escenario, América Latina está bien lejos de tener garantizada su exclusión de la tendencia.

Estrangulamiento marítimo
En la infinidad de pasos que supone esa compleja planificación de la geopolítica internacional por parte de las grandes potencias, hay muchos que involucran a América Latina. Pero aquí nos interesa subrayar uno: la importancia que tienen los denominados choke points o puntos de estrangulamiento marítimo. Esos lugares incrementarán su valor geoestratégico, ya que antes de que empiecen a volar los misiles Estados Unidos buscará dificultar el abastecimiento chino de materias primas, incrementar el costo logístico, obligar a desvíos que encarezcan el flete, etc. En definitiva, afectar la competitividad de la economía-objetivo y ralentizar su desarrollo económico.

En las condiciones actuales, el punto más importante es el estrecho de Malaca, ubicado entre Malasia, Indonesia y Singapur. Se trata de la ruta comercial más transitada del mundo y es una puerta de entrada a China. Lo sigue de cerca el estrecho de Ormuz, ubicado entre Irán y Omán, ya que por allí transita la mercancía más importante de la economía mundial, el petróleo que se produce en el Golfo Pérsico.

Siguiendo siempre en orden de importancia, vienen luego otros puntos de estrangulamiento, como el estrecho de Bab el Mandeb, ubicado entre Yibuti y Yemen (el ingreso al Mar Rojo que, en su otro extremo, nos deja en el Canal de Suez, puerta de acceso al mar Mediterráneo). Otros puntos importantes son el Bósforo y los Dardanelos —la salida del Mar Negro—, el Estrecho Danés —la salida del Báltico— el estrecho de Gibraltar, que une el Mediterráneo con el Atlántico, y el Cabo de Buena Esperanza que conecta el Océano Atlántico con el Índico.

En el continente americano el punto de estrangulamiento por excelencia es el Canal de Panamá, que une los océanos Atlántico y Pacífico. Para comprender la importancia que tiene Panamá para Estados Unidos debemos subrayar que, además del comercio internacional entre distintos países, a través del Canal transita parte del comercio interno de Estados Unidos (el que va desde la costa este a costa oeste, o viceversa).

La independencia definitiva de Panamá respecto de Colombia data de una fecha relativamente tardía, 1903. El firme involucramiento de Estados Unidos en esa secesión llevó al historiador Ovidio Díaz Espino a titular su libro sobre la historia de la independencia de Panamá como El país creado por Wall Street. El canal era —sigue siendo— tan importante para Estados Unidos que valía la pena dar apoyo financiero para crear un país cuya función era contenerlo.

Panamá es habitualmente considerado el único paso directo entre los océanos Atlántico y Pacífico. Pero hay un segundo pasaje.

La funcionaria estadounidense de mayor rango que trajina su agenda en América Latina es la generala Laura Richardson, Jefa del Comando Sur, uno de los 6 comandos con criterio geográfico en los que Estados Unidos divide el mundo. En su visita a la Argentina, durante el mes de abril, se dirigió a Tierra del Fuego. Lo mismo había hecho un año antes, durante una visita a Chile, cuando sobrevoló en helicóptero el Estrecho de Magallanes.

¿Por qué un alto mando militar estadounidense muestra tanto interés en la punta de América más alejada de Estados Unidos, un territorio de clima frío y escasamente poblado? La respuesta es simple: el Estrecho de Magallanes, entre Argentina y Chile, es el segundo paso directo que conecta el Atlántico con el Pacífico. Y para la guerra con China que Estados Unidos lleva más de una década preparando, constituye otro de los puntos de estrangulamiento marítimo que debe controlar.

El extremo sur contiene tres variantes de paso, todas ubicadas alrededor de la isla de Tierra del Fuego. Entre esa isla y el continente está el mencionado Estrecho de Magallanes. Entre Tierra del Fuego y las islas ubicadas más al sur se encuentra el Canal de Beagle. Aún más al sur, entre esas islas y la Antártida, se encuentra el Mar de Hoces o paso de Drake. Todas son rutas de difícil navegación debido a condiciones climáticas y geográficas, muy poco utilizadas comercialmente. Aquí se puede observar el tráfico en tiempo real y compararlo con otras rutas.

La importancia de estos lugares radica en dos motivos: el primero, ante un eventual cierre del Canal de Panamá sería la única forma de pasar de manera directa desde el Atlántico hacia el Pacífico. El segundo es que aún con Panamá operando, barcos muy grandes como los portaaviones de la clase Nimitz (a la que pertenecen 10 de los 11 actualmente operativos que tiene Estados Unidos) no pasan por el canal.

Dejemos volar nuestra imaginación. Pensemos en una confrontación entre Estados Unidos y China que escala hasta convertirse en un enfrentamiento bélico directo. Vayamos mas allá: supongamos que somos militares estadounidenses y nos ganamos el sueldo pensando cómo podemos hacer para joder a los chinos y también que podrían hacer los chinos para jodernos a nosotros. En ese juego de rol, controlar Panamá es clave para dificultar a China el abastecimiento de materias primas provenientes de Centroamérica y el norte de Sudamérica.

A la hora de pensar qué podrían hacer los chinos para jodernos a nosotros, probablemente descartaríamos que vayan a tener la capacidad ofensiva para capturar y controlar Panamá. Pero no podríamos desechar que tengan capacidad para dañar el canal e impedir el tráfico. De esa manera, China podría impedir que la flota militar de Estados Unidos que se encuentra en el Atlántico pueda pasar al Pacífico, pero al mismo tiempo crearía un descalabro de toda la línea de abastecimiento y desarticularía franjas de la logística interna de Estados Unidos.

Este juego de rol, que para nosotros es solo eso, un juego, para los altos mandos militares de Estados Unidos y de China —y para Laura Richardson en el caso de Sudamérica— es un trabajo de planificación al que se dedican a diario, durante años y décadas. De esa planificación, de ese trabajo diario en la construcción de escenarios, surge la importancia del Estrecho de Magallanes. Y por eso es precisamente ahora, y no en cualquier otro momento, que este punto incrementa su relevancia. Porque ahora es cuando Estados Unidos se prepara para evitar por medios militares que la economía china lo sobrepase.

Planificación e improvisación
Por estos días, el portaaviones de propulsión nuclear USS George Washington se encuentra realizando ejercicios conjuntos en aguas argentinas. Luego partirá hacia el sur y atravesará el Estrecho de Magallanes antes de empezar a remontar el continente. Su paradero será la Base Naval de Yokosuka, en Japón, sede de la Séptima Flota —la mayor—, que se encarga de mantener vigilado el Pacífico y que jugará un rol de vanguardia ante una eventual escalada. Los portaaviones son considerados el eslabón clave en el despliegue militar estadounidense, y este sería la nave insignia de una posible guerra con China.

Estados Unidos planifica sus pasos con décadas de anticipación. China lo hace más detalladamente, procurando mantener un control más férreo de la economía. Esa diferencia en la planificación —no el libre mercado— es la que le permitió a un país campesino y periférico, que entregado al libre albedrío del capital transnacional habría sido saqueado, desarrollarse aceleradamente y cumplir objetivos estratégicos en función de su interés nacional. Esa trayectoria, estatalmente planificada, es la que le permite ubicarse como desafiante de la hegemonía estadounidense.

Un siglo atrás, la Unión Soviética recurrió a los mismos instrumentos para pasar rápidamente de ser un país atrasado a una potencia industrial primero, y la contracara de la superpotencia luego. En el siglo transcurrido desde la Revolución de Octubre, ningún país llegó a desarrollarse tan aceleradamente por medios capitalistas. Ningún país capitalista llegó a la cima del mundo para plantarse como contracara de Estados Unidos. Los que más alto llegaron, Alemania y Japón, lo hicieron en condición de vasallos, y hoy pagan el precio.

Las socialdemocracias europeas no son proclives a reconocer los méritos de la URSS, pero fue su existencia —aún con todas las deformaciones que conocemos y que la alejaron del socialismo— la que mantuvo a raya el avance del capital sobre el trabajo, que se desplegaría sin limitaciones luego de su caída. De esa manera, parte del bienestar que conocieron esas sociedades es también imputable a la existencia de otras sociedades que no seguían los dictados del libre mercado.

En Argentina, los admiradores del imperio no aprenden las lecciones de China y de la Unión Soviética, pero además falsifican las de Estados Unidos. Dicen que el Estado interfiere en el buen funcionamiento del mercado, y que mejor que planificar es improvisar. Lo dicen junto a empresarios que desarrollaron sus corporaciones bajo el cobijo del Complejo Militar Industrial. De yapa, se alinean con Estados Unidos para ahogar a un país periférico que supo encontrar la fórmula para romper el lugar al que lo condenaban las potencias coloniales y su división internacional del trabajo.

Lo que las experiencias socialistas no lograron resolver no fue su industrialización y desarrollo, ámbito en el cual demostraron ser más eficientes que el propio capitalismo y la única forma disponible para los países periféricos. La cuenta pendiente es evitar que en el interior de ese desarrollo realizado mediante una acumulación de capital estatalmente dirigida, germine un proceso termidoriano donde la burocracia administradora culmine su trayectoria queriendo convertirse en propietaria, tal como León Trotsky predijo que ocurriría en la década del 30.

Ese mal no solo afectó a los países del socialismo real. Una infección análoga se produjo en los países periféricos que no se propusieron el socialismo pero que, bajo gobiernos de signo nacionalista, desarrollaron poderosos sectores públicos. El peronismo en Argentina y el PRI en México son ejemplos de cómo el virus termidoriano que se transmite por vía de la propagación de las relaciones de producción capitalistas afecta también —y aún más fácilmente— a burocracias estatales que sin haberse vuelto socialistas, bregaban por lo público. Esas burocracias (o sus herederos), que dirigieron un proceso de acumulación de riqueza social bajo la forma de empresas públicas, fueron las mismas que luego las despedazaron.

En la URSS, la burocracia soviética terminó matando el cuerpo social que la alojaba. Colapsó el sistema y puso en marcha una fuerza centrífuga que se llevó puesta la unidad territorial. La recomposición de Rusia desde la asunción de Vladimir Putin necesitó frenar ese proceso y recuperar la dirección estatal de la economía para evitar que la balcanización por efecto de las fuerzas fragmentadoras que activa el capital (principalmente en situaciones de crisis) se lleve puesta también la unidad de Rusia. Es sintomático que medidas de ese tipo hayan sido tomadas por un dirigente procapitalista como Putin, que no tiene en su horizonte la superación del modo de producción ni mucho menos la liberación social, pero que no quiere ver a su país balcanizado.

Es previsible que esa misma contradicción que en la URSS se expresó entre la burocracia administradora y el modo de producción en algún momento se desarrolle en este nuevo esquema como una tensión creciente entre el capital local, deseoso de recuperar la transnacionalización que perdió desde el inicio de la guerra en Ucrania, y el poder político que lo mantiene disciplinado. Y es previsible que una tensión análoga crezca en China, marchando al compás de la internacionalización de sus empresas.

La respuesta a ese riesgo se encuentra en el desarrollo de relaciones de producción que vayan más allá del capital, lo cual supone recrear una nueva institucionalidad, crecientemente democrática, que abarque todas las esferas de la vida. Una agenda de ese tipo no está presente a escala mundial, pero reaparecerá en la medida en que se produzcan revoluciones (que, como sabemos, suelen hacerse presentes en tiempos convulsos como los que se avecinan).

Aún con todas las prevenciones y dudas acerca de lo que esos regímenes son, en el contexto actual la caída o derrota de Rusia y sobre todo de China darían lugar, al igual que ocurrió en la década de los 90, a una contraofensiva global del capital contra el trabajo y de las economías centrales en contra de las periféricas. En definitiva, a una nueva vuelta de rosca regresiva a las condiciones de vida del 99% del planeta. La función de los países periféricos y europeos que permanezcan junto a Estados Unidos será la de ser territorios de sacrificio, de entrega de recursos y mercados y de sostenimiento de una hegemonía que se tambalea.

El portaaviones que estos días navega el mar argentino y chileno, y que el gobierno de Javier Milei saluda con entusiasmo, es un arma apuntada a la cabeza de China. Pero también a la nuestra.

Pablo Gandolfo Periodista freelance y analista geopolítico, colabora en El Salto (España).

9. La AMOC no va a colapsar -ya-

En Climática intentan arrojar algo de luz sobre las noticias del colapso de la AMOC y una posible glaciación en Europa -que nadie anunció como tal, pues quedaba claro que el resto del mundo se seguiría calentando aunque Europa estuviese cubierta de nieve-. A Turiel lo están poniendo a caldo por esto, sin motivo. Creo que le está pasando factura, y en su última entrada en su blog, se lamenta: https://crashoil.blogspot.com/

https://climatica.coop/amoc-

Ni la AMOC va a colapsar esta década ni habrá una glaciación en Europa: ¿qué se sabe realmente?

Medios de comunicación y perfiles en redes han alarmado estos días con el colapso de la corriente atlántica en 2030 y una edad de hielo en el continente europeo. Pero este problema (que es grave sin necesidad de desinformar) está lleno de incertidumbres y una gran certeza: hay que dejar de calentar el planeta.

Isabel Moreno y Eduardo Robaina 12 junio, 2024

Un reputado científico alemán publica un tuit con las conclusiones de un taller sobre la AMOC al que ha asistido y, al poco, hay medios digitales españoles –e incluso especialistas– que, tras hacer su propia interpretación de la realidad, titulan que habrá una glaciación en Europa para 2030. Munición para los negacionistas y retardistas climáticos.

La corriente atlántica (conocida como AMOC, del inglés Atlantic Meridional Overturning Circulation) es una corriente de agua que circula en superficie desde el Atlántico sur hacia el norte, y una vez que llega a regiones polares, baja hacia las profundidades y vuelve hacia el hemisferio sur. Esa bajada hacia el abismo se produce en dos zonas. Una es en el giro subpolar (hacia el sur de Groenlandia, en los mares de Irminger y el Labrador). La otra está aún más al norte, en los mares nórdicos.

Aunque parezca increíble, la distribución que tiene la AMOC la hace muy especial porque transporta calor desde el hemisferio sur hacia el norte, ayudando a que sea de media más cálido que el austral. También es clave para que zonas como el norte de Europa tengan temperaturas mucho más altas que las que les corresponde por latitud. En resumen: regula el clima de Europa, África y América.

La corriente atlántica ha tenido momentos en los que ha circulado más rápido, otras más lento, e incluso se ha llegado a detener. Estos dos últimos casos se relacionan con periodos más fríos, sobre todo en el hemisferio norte y Europa porque deja de llegar tanto calor a esta zona.

Una de las formas de frenar la AMOC es a través de un gran deshielo (fruto del aumento de las temperaturas), ya que dificulta que la corriente baje a las profundidades por una cuestión de densidad. Si nos pasamos de hacer dulce esa agua, llega un punto en el que colapsa. Se para y pasa a otro estado. Pero ojo: como señalamos al principio, la AMOC no se hunde en un único sitio, por lo que puede frenarse en un lugar, pero no pararse por completo.

No es fácil estudiar la AMOC

Ahora bien, modelizar la AMOC y saber dónde están esos puntos de colapso es una tarea muy complicada. Para ello, es necesario meter no solo movimientos inmensos de agua, sino múltiples variables, como puede ser la interacción con el deshielo. Y a eso se le suma que saber los impactos concretos a escala global complica aún más las tareas de modelización.

Por lo general, los modelos suelen mostrar una AMOC muy estable. El profesor Stefan Rahmstorf, quien lleva tres décadas estudiando este tema, señalaba en un artículo reciente que generalmente los modelos muestran una AMOC estable y no levantan ninguna alarma si se pasan con esta firmeza porque aquellos que así lo hacen reflejan el clima del presente muy bien. Así que, ¿por qué no lo iban a hacer para el futuro?

La cuestión es que a medida que los modelos han ido mejorando y han ido reproduciendo mejor cómo se combina con el deshielo y cómo baja la AMOC a las profundidades –lo que llamamos convección–, se ha abierto la puerta a que el colapso del giro subpolar (al sur de Groenlandia) esté más cerca de lo que se creía.

Eso –el colapso de una parte de la AMOC– es lo último que apuntan los modelos de alta calidad, como ha señalado Rahmstorf en Twitter tras asistir a un taller de tres días con más especialistas en el tema. En concreto, el físico asegura que en el 35-45% de los modelos la convección en el giro subpolar colapsaría en la década de 2030 debido al calentamiento global. Es decir, él en ningún momento habla de un colapso total de la AMOC, y menos de que vaya a producirse en los próximos años, como señalan diversos medios de comunicación españoles estos días. 

Aun así, no hace falta llevarlo al extremo para que el tema ya sea lo suficientemente preocupante. Lo es y mucho, ya que tendrá efectos en el clima mundial y el riesgo es muy alto. Sobre todo, teniendo en cuenta que no sabemos exactamente cuándo puede ocurrir y es probable que sea antes de lo que se pensaba.

La (no) glaciación

Sobre el hipotético futuro de un colapso total de la corriente atlántica se han publicado diversos estudios científicos. El verano pasado, investigadores de la Universidad de Copenhague estimaron que el colapso de la AMOC comenzaría en cualquier momento entre 2025 y 2095 y, muy probablemente, a mediados de este siglo. A principios de año, otro estudio publicado por un grupo de la Universidad de Utrecht, referentes a nivel mundial en la investigación de la AMOC, presentaba nuevas evidencias de que “la AMOC está en vías de colapsar”. Antes, en 2019 y 2021, el IPCC señalaba en sus informes que las señales de cambios en la circulación atlántica son evidentes, pero era más prudente en su análisis (que se basa en el consenso de miles de estudios científicos): no existen datos suficientes para cuantificar la magnitud del debilitamiento.

Más allá de esto, lo que es seguro es que no va a ocurrir –a pesar del alarmismo de determinados medios e incluso investigadores– una glaciación (entendida como una edad de hielo). Lo ha confirmado a Climática el propio Stefan Rahmstorf vía email.

Como muestra la figura de arriba, un colapso total de la AMOC podría dar lugar a una bajada importante en las temperaturas medias del Atlántico norte, que dejarían de recibir el calor que transporta esa corriente. Sin embargo, no podemos dejar a un lado que esa imagen corresponde a un experimento en el que se dobla la cantidad de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera respecto a 1990 y la AMOC colapsa completamente 300 años más tarde. Incluso en ese caso extremo, el resultado no apunta a que Europa vaya a sufrir una glaciación, ni mucho menos. Es más, esta distribución podría favorecer incluso que las masas de aire cálidas lleguen con más facilidad a regiones del norte de Europa. Es decir, tendríamos un clima aún más extremo en esta parte del mundo. Además, al cambiar la diferencia de temperatura entre el hemisferio norte y el sur, también se moverían los cinturones donde se producen las lluvias tropicales. Igualmente, al debilitarse aún más la AMOC, se favorece que suba el nivel del mar en la costa este de América del Norte. 

En 2019, el IPCC publicó el informe especial El océano y la criosfera en un clima cambiante (SROCC, en inglés), donde incluía una infografía con las teleconexiones e impactos debidos al colapso o debilitamiento sustancial:

Aun así, todo esto sigue sujeto a muchísima incertidumbre ante la dificultad de reproducir con modelos qué pasará exactamente y cuándo. Tanto esta incertidumbre como el riesgo con este tema son tan grandes que no merece la pena seguir forzando el sistema y despejar las dudas a través de nuestra experiencia sobre cómo, cuándo y qué pasará con un colapso tanto parcial como total de la AMOC. Por todo ello, tenemos que hacer frente al cambio climático cuanto antes, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero responsables del calentamiento global.

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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