Miscelánea 18/VI/2024

Del compañero y miembro de Espai Marx, Carlos Valmaseda.
1. Nota de CV.
2. El colapso europeo visto desde Turquía.
3. El futuro del sistema monetario.
4. Contra el Nuevo Frente Popular (observaciones de José Luis Martín Ramos, Joaquín Miras y Miguel Candel).
5. Desacumulación europea.
6. Mediación iraquí entre Siria y Turquía.
7. Ecologismo político revolucionario y Nuevo Frente Popular.
8. El futuro de Taiwán.
9. Difusión de la producción e imperialismo.
10. Resumen de la guerra en Palestina, 17 de junio.

1. Nota de CV

Obviamente, no estoy de acuerdo con todos los artículos que os envío, aunque no siempre lo especifique. Los envío si creo que tienen algún elemento que nos permita reflexionar sobre la situación política, como en este caso (“Europa entre Eros y Tánatos” https://www.sinistrainrete.)

Personalmente, no creo que la gente haya votado especialmente extrema derecha «contra la guerra». Tengo la impresión, y corregidme si me equivoco, que nadie en nuestros países cree realmente en una cercana guerra europea directa contra Rusia. Si se produce, y espero de todo corazón que no, será «como un rayo caído en cielo sereno», como diría Marx. Pero sí me parece que en el sentimiento de malestar por la situación actual que es uno de los elementos que lleva al crecimiento de la extrema derecha, está presente una cierta desazón por una guerra que no se ve como propia y a la que se cree que se destinan demasiados recursos. Y estoy pensando más en Alemania que en España.

2. El colapso europeo visto desde Turquía.

De vez en cuando echo un vistazo a la página de United World, que en realidad es turca, aunque no sé si «oficial». Hace unos días publicaron este artículo que me parece interesante para ver cómo analizan nuestro colapso desde una potencia vecina. El autor también cree que la creciente militarización anuncia una próxima guerra y apuesta porque Turquía entre en los BRICS para reducir tensiones. https://uwidata.com/35032-war-

Tambores de guerra en Europa, el conflicto de Ucrania salpica a África y el ingreso de Turquía en los BRICS

Mehmet Perinçek

Tras la declaración del Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, a favor de que Ucrania utilice armas suministradas por países occidentales para atacar objetivos militares en territorio ruso, los países occidentales, uno tras otro, empezaron a conceder permiso a Kiev al respecto.

Cada día que pasa, el frente atlántico da nuevos pasos para aumentar la intensidad de la guerra e incluso ampliar su escala y geografía.

Europa se prepara para la guerra

El presidente francés, Emmanuel Macron, lleva mucho tiempo hablando de enviar tropas a Ucrania.

El mundo entero se enteró por las grabaciones de audio filtradas de que los generales alemanes planeaban derribar el puente de Crimea.

Naturalmente, hay que suponer que existen muchos otros planes secretos que no se han filtrado.

Los países europeos multiplican varias veces sus presupuestos de defensa. En Alemania, vuelve el servicio militar obligatorio. Incluso el Ministro de Sanidad subraya que el sistema sanitario del país no es apto para la guerra, y que necesitan reestructurarlo.

En este sentido, el Reino Unido es ya el país líder en echar leña al fuego.

El intento de asesinato del Primer Ministro eslovaco, Robert Fico, y amenazas similares contra el Presidente serbio, Aleksandar Vucic, que tienen políticas diferentes a las de Francia, Alemania y el Reino Unido sobre la cuestión ucraniana, demuestran que el proceso ha entrado en otra fase.

Sin articularlo con más ejemplos, lo que sí podemos afirmar con certeza es que Europa se prepara para una guerra y experimenta un rápido proceso de militarización.

La era atlántica toca a su fin

Para entender este proceso, debemos examinar varios acontecimientos diferentes.

Empecemos por los hechos generales…

La hegemonía atlántica está en declive.

Por un lado, el centro de la economía mundial se está desplazando del Atlántico al Pacífico.

Con la pandemia y la guerra de Ucrania, todo el mundo puede ver que el sistema neoliberal está en un callejón sin salida. El frente atlántico tiene deficiencias en casi todas las guerras que libra.

La agresión israelí ha fracasado frente a la resistencia palestina, ni siquiera las políticas genocidas han podido quebrar la resistencia del pueblo palestino.

Occidente no pudo derrocar a Assad. Los planes occidentales en el Cáucaso meridional fracasaron.

En África surgen movimientos independentistas basados en los Estados. América Latina no es diferente.

Los países del Golfo, como Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, no ceden a la presión estadounidense. Están actuando en muchos asuntos, como el militar y el de los precios del petróleo, no de acuerdo con los intereses de Washington, sino con los suyos propios.

Además, los países de todas estas regiones, que son el objetivo del Atlántico, se están uniendo.

Asociaciones como la Organización de Cooperación de Shanghái, los BRICS y la Organización de Estados Turcos están cobrando fuerza rápidamente configurando un nuevo orden mundial multipolar.

Malas noticias desde el frente

Y el contexto de Ucrania…

Las sanciones económicas a Rusia no funcionaron. La economía europea sufrió, no la rusa. Al contrario, Rusia adquirió una oportunidad para romper con la dependencia occidental y centrarse en la producción nacional.

La contraofensiva ucraniana resultó ser un completo fracaso. Hubo un momento en que algunos en Occidente creyeron que el ejército ucraniano desfilaría en la Plaza Roja de Moscú.

Este fracaso en el frente también provocó grietas en el régimen de Kiev, que luchaba por el trono, y Occidente empezó a buscar alternativas a Zelenskyy. Por si fuera poco, el mandato de Zelenskyy expiró y perdió su legitimidad al no convocar elecciones.

En este periodo, asistimos a acusaciones entre los patrocinadores del régimen de Kiev, principalmente Estados Unidos y el Reino Unido. También se hicieron visibles los desacuerdos entre París y Berlín.

Sin duda veremos grietas más profundas en Europa. Los gobiernos del viejo continente, que han adoptado una política de «Europa para EEUU» en lugar de una «Europa para Europa», se enfrentan a objeciones sociales en casa.

Es inconcebible que los pueblos de Europa, que ya están pagando un precio económico, estén dispuestos a dar su vida en la guerra.

Todos estos acontecimientos crearían inevitablemente un sentimiento de pánico en Occidente. Harían todo lo posible por no perder la guerra.

Rusia parece estar preparándose para una ofensiva con la expectativa de hacerse con grandes ventajas en el frente. Occidente pretende disuadir a Rusia de ello. El atentado terrorista en Crocus City Hall pretendía distraer a Moscú desencadenando así una perturbación interna, para impedir una posible ofensiva. Todas las declaraciones procedentes de Occidente, desde el envío de tropas a Ucrania hasta la autorización del uso de sus armas en territorio ruso, están dedicadas a la disuasión.

Preparación de las próximas elecciones estadounidenses

También debemos tener en cuenta las próximas elecciones estadounidenses.

Todo el mundo ha empezado a hacer proyecciones basadas en el «regreso de Trump». Quién llenará el vacío cuando Washington se retire a su propio continente, renunciando a la pretensión de «ordenar el mundo». Macron se mostró muy entusiasta al respecto durante la primera era Trump, pero las cosas no salieron como él deseaba.

Cuando Biden llegó al poder, todas las potencias europeas aceptaron en silencio las directrices de Washington. Al fin y al cabo, compartían la misma mentalidad con Biden. Hoy, una vez más, los centros europeos debaten sustituir a EE.UU. si éste abandona el escenario. Las fuerzas dispuestas a una nueva aventura en Europa se preparan para las próximas elecciones estadounidenses.

¿Va Europa de farol?

Nuestra conclusión de lo anterior: Hay faroles para frenar a Rusia, por un lado, y los que quieren convertirse en el nuevo «Hitler» dentro de la gran burguesía europea, por otro.

El conflicto de Ucrania se extiende a África

Para lograr estos objetivos, el frente atlántico también quiere ampliar la geografía de la guerra.

En realidad, ya lo han intentado varias veces en Moldavia o en los Estados bálticos con el asunto de Transnistria. Pero no funcionó.

Ahora hay movimientos en una geografía aún más lejana: África.

Ya existe una confrontación en África. Los países africanos se rebelan contra las políticas neocolonialistas de Estados Unidos y Francia y los expulsan del continente paso a paso.

Rusia, China y Turquía son los pilares más importantes para los países africanos en esta lucha. Los tres funcionan como fuerza de contrapeso contra el neocolonialismo militar, económica y políticamente.

Ahora el frente atlántico pretende introducir un nuevo «jugador» en África.

Recientemente se han abierto nuevas embajadas ucranianas en diez países africanos (Costa de Marfil, Ghana, Ruanda, Botsuana, Mozambique, República Democrática del Congo, Sudán, Tanzania, Mauritania y Camerún). París, en particular, quiere compensar con esta medida su fracaso en el continente. Y para Ucrania, es una forma de pagar el precio de la ayuda que recibe de Occidente.

Incluso se reveló que fuerzas militares del servicio secreto ucraniano combatían en Sudán. El objetivo era romper la influencia de Rusia en África.

Mientras Kiev envía tropas a África para la política neocolonialista de Francia, también intenta reclutar soldados de allí para luchar contra Rusia en Ucrania.

Por ejemplo, después de que Ucrania abriera una embajada en Costa de Marfil, país conocido por su apoyo a la estrategia de Francia, la prensa publicó un documento sobre el reclutamiento de voluntarios para unirse al ejército ucraniano. En Senegal, las autoridades senegalesas intervinieron y se impidió a los reclutadores ucranianos viajar al frente contra Rusia.

Las embajadas ucranianas también presionan en favor de la «paz» occidental en África jugando la baza del «envío de grano».

Como no hay duda de que Ucrania también seguirá la estrategia occidental en África, las actividades de Ucrania no sólo tendrán como objetivo Rusia, sino también la lucha por la independencia de los pueblos africanos y, por tanto, Turquía como uno de los apoyos importantes de esta lucha en el continente.

Pertenencia a los BRICS: Contribución a la paz mundial

Los preparativos de guerra en Occidente y los planes para trasladar el conflicto de Ucrania a África revelan claramente la amenaza a la que se enfrenta el mundo.

En este contexto, el anuncio de Turquía de que desea unirse a los BRICS reviste especial importancia.

La forma de evitar una guerra es la consolidación del poder por parte de organizaciones multipolares como los BRICS. La unificación del frente euroasiático es lo que puede disuadir a Estados Unidos y Europa de lanzarse a aventuras peligrosas.

Un BRICS fuerte e institucionalizado, una Organización de Cooperación de Shanghái fuerte, una Organización de Estados Turcos fuerte obligarán a Biden, Macron y Scholz a actuar con más cautela. De lo contrario, parecen dispuestos a apelar a todo tipo de métodos violentos cuando perciben la más mínima debilidad en el bando contrario.

Al unirse a los BRICS, Türkiye haría una importante contribución a la paz mundial.

Turquía no debe buscar la «adhesión a los BRICS» como palanca para negociar con Occidente, como hizo en el pasado en diferentes cuestiones. En su lugar, Turquía necesita dar pasos concretos lo antes posible.

3. El futuro del sistema monetario.

En Rebelión publican este artículo copiado del blog del autor -supongo que argentino a pesar del apellido catalán-. Un interesante repaso a las posibilidades de un nuevo sistema monetario. https://rebelion.org/un-nuevo-

Un nuevo sistema monetario: Bretton Wood III o BRICS I

Por Alejandro Marcó del Pont | 17/06/2024 | Economía

La manera como se presentan las cosas no es la manera como son; y si las cosas fueran como se presentan la ciencia entera sobraría (Carlos Marx)

«Cuando termine esta guerra, el dinero no va a volver nunca a ser como era». Con esta frase, Zoltan Pozsar, director de estrategia de tipos de interés de corto plazo en Credit Suisse, describe lo que, en su documento titulado «Bretton Woods III«, estima que pasará con posterioridad a la guerra de Ucrania: el inicio de un nuevo orden monetario mundial.

Bretton Woods I concluyó el 15 de agosto de 1971, cuando el entonces presidente de EE.UU., Richard Nixon, suspendió este régimen monetario, que nació en 1945, y puso fin a los acuerdos que establecían un tipo de cambio fijo anclados en la convertibilidad del dólar en oro.

Bretton Woods II comenzó a languidecer cuando, en 2022, en respuesta a la operación especial rusa en Ucrania, la estrategia de congelar y apropiarse de activos rusos por parte de EE.UU. y el G7 marca un punto de inflexión en las relaciones financieras internacionales. El sistema económico, que prevaleció desde Bretton Woods II, ha llegado a su fin al tomar la decisión sin precedentes de congelar 260.000 millones de euros de activos del Banco de Rusia mantenidos en sus jurisdicciones. Ahora se explora la posibilidad de apropiarse no solo de estos activos congelados, sino también de los intereses generados por ellos (Enigmático interés por el interés). O sea, en un principio se socavó la credibilidad en las reservas y bonos americanos, y ahora se trasladó al euro.

El nuevo orden económico y geopolítico global nos lleva a formular preguntas fundamentales sobre el futuro de la estabilidad económica, entre otras: ¿alguien se benefició con estas sanciones? El dólar sigue siendo la divisa dominante, tanto en operaciones con mercancías. Con servicios financieras o como activo de reserva, aparece como el activo más usado, pero hay que tener en cuenta que en el año 2000 más del 70% de todas las reservas globales en divisas estaban compuestas de dólares. Los últimos datos, publicados por el Fondo Monetario Internacional revelan que este porcentaje ha caído a la zona del 55%, en contraposición con la subida de otras monedas, en especial el renminbi chino.

India alertó a Occidente repatriando su oro de Gran Bretaña, misma acumulación viene realizando Rusia desde hace tiempo, mientras China acapara oro, petróleo y cobre antes de que alguien pulse el botón de una de estas tres “guerras”. China está acumulando materias primas en grandes cantidades, según traders que operan a diario con oro, petróleo, plata o cobre aseguran que las compras por parte del gigante asiático son inusualmente elevadas. De modo que la gran pregunta para la que nadie tiene una sola respuesta es: ¿por qué Pekín está acaparando tal cantidad de materias primas? O la jugada es un poco más estratégica y envolvente que comprar materias primas.

Este juego de la ruptura financiera a través de una reconfiguración monetaria es lo que vamos a ver, y cómo China y los miembros de los BRICS lo están llevando a cabo. Lo primero que hay que hacer notar es que la desdolarización de China es un proceso lento y pausado. El grafico siguiente describe la idea temporal. Cuando China no tenía la capacidad de mantener una moneda como arma geopolítica la utilizó de manera defensiva. Como se ve en cuadro, el gigante asiático era la economía con más bonos del tesoro americano hasta 2022, cuando Japón pasó a ser el mayor tenedor de deuda americana.

En un primer tramo, China se resguardó y aposto al dólar como mecanismo de defensa. Sus reservas estaban en dólares, pero también era el mayor tenedor de deuda americana, por lo tanto, una latente amenaza para EE.UU. Cuando se creyó con capacidad, desarrolló otro formato, empezó a deshacerse de las reservas en dólares de manera progresiva, fortaleciendo el yuan y utilizando como mecanismo de presión al sistema por dos vías. Primero de 2020 a 2024 se deshizo de bonos del Tesoro por un valor mayor al PBI de Chile (U$S 324.6 MM) poniendo en aprietos el balance de la Reserva Federal y de todos los bancos que tuvieran estos activos refugio en su balance, ya que pierden su valor, por otro lado comprando materias primas.

Las materias primas ya no se negocian a la par. Hay materias primas rusas cuyos precios están bajando y las no rusas que se están recuperando. El trabajo del Credit Suisse cree que lo que viene será una crisis de materias primas. Si esto es así, los bancos centrales occidentales no pueden cerrar la brecha de las “materias primas” porque sus respectivas monedas son los que impulsan las sanciones, el único que puede hacerlo es el Banco Popular de China. En el futuro tendrán que lidiar con los impactos inflacionarios de las materias primas y, para tratar de enfriarlos, lo harán con subidas de tipos de interés, pero no podrán acortar la brecha entre materias primas rusas y no rusas.

China encontró la forma de hacerlo, desprendiéndose de los bonos del tesoro americano de manera progresiva y comprando materias primas, de manera que, por dos vías, presiona a EE.UU., por un lado atacando los balances bancarios de quienes tengan bonos del tesoro y por otro aumentando el precio de las materias primas no rusas. Comprando materias primas rusas colabora con su socio.

Existencia de cobre de China al 27 de mayo 2024

Los analistas de JP Morgan han publicado un informe en el que analizan qué está sucediendo con las importaciones de materias primas en el ‘gigante asiático’. «China está comprando cantidades récord de materias primas…este movimiento no se puede explicar, quizás la acumulación por preocupaciones de seguridad nacional» o por tener garantía de reservas para una nueva moneda, como veremos. En términos de toneladas métricas, el volumen de importaciones mensuales mantiene una tendencia ascendente desde niveles de 2022.

Esto se cumple e incluyen alimentos, minerales, productos químicos, plásticos y cauchos, madera y papel y metales básicos, o una cesta más amplia todavía en la que se añade el hierro, carbón, cobre, zinc, níquel, petróleo crudo, gas natural licuado (GNL), soja, etc. Entre enero y septiembre, el crecimiento medio del volumen de importaciones de materias primas de China fue del 17%, superando el incremento medio de solo el 3,1% del total de importaciones. Es decir, las compras de materias primas están aumentando mucho más rápido que el resto de sus compras al exterior.

Mientras esto sucede, en EE.UU. las reservas estratégicas de petróleo están en niveles de 1985, tratando que la suba de combustible sea más suave y no afecte la campaña electoral. Aun así, los tipos de interés se mantiene altos y la inflación está un escalón por encima de los niveles de pre-pandemia

Acumulación de oro, materias primas, presión al dólar y a la tasa de interés, así como atacar activos refugio en su balance en los bancos es una idea. Acumular materias primas como medidas estratégicas, mientras se desprende de bonos del Tesoro americano, no está mal. El cobre, como muestra el gráfico, no es un elemento perecedero, su precio sube sin parar, asique aumentar su stock estratégico a futuro es una buena inversión. Pero hay algo más en los componentes de esta ecuación. Oro, materias primas y comercio mundial quizás den como resultado una moneda y lo que la respaldará.

La Unidad es, al parecer, la nueva moneda que los BRICS proponen como una solución fiable, rápida y económicamente eficiente para los pagos transfronterizos. La Unidad -transaccional- cambia las reglas del juego como una nueva forma de moneda internacional que puede emitirse de forma descentralizada y luego ser reconocida y regulada a nivel nacional. El ímpetu de la nueva moneda, conceptualmente, es eliminar la dependencia directa de la moneda de otras naciones y ofrecer especialmente a la mayoría global una nueva forma de dinero apolítico, con un enorme potencial para anclar el comercio y las inversiones justas, es decir, convivir con el dólar.

De hecho, es un nuevo concepto en términos de moneda internacional, respaldado en el oro (40%) y las monedas BRICS+ (60%), incluidas materias primas. Tiene, además, un condimento especial, un componente que consolida las materias primas, creando una nueva Bolsa Mercantil Euroasiática, donde el comercio y la liquidación se puedan realizar en una nueva moneda que sirva de puente entre los flujos comerciales y el capital, allanando así el camino para el desarrollo de nuevos productos financieros para la inversión extranjera directa.

En 2023, el 76% del comercio y los acuerdos entre los países de la Unión Económica Euroasiática no se realizaron en dólares, sino principalmente en monedas nacionales y amigas. Este año se espera una tasa del 90%, si bien el proceso de desdolarización no fue un objetivo independiente, propuesto durante la creación de la Unión Económica Euroasiática, dadas las acciones de los Estados Unidos, que violaron todos los principios del funcionamiento de una economía de mercado que habían sido promovidos por ellos durante muchas décadas. La idea es protegerse.

Espero que la idea haya quedado clara. Lo lamentable de este itinerario de conocimiento de la geopolítica y la geoeconomía mundial es que Argentina va en sentido contrario a cada idea racional y alternativa de los países del sur global. No ingresa a los BRICS como alternativa a Occidente, rompe el Estado cuando se lo necesita para regular los bienes y materias primas necesarios para un modelo de país con energía y recursos baratos. Y ahora, entrega las materias primas que serán el anclaje y el futuro de monedas, comercio y desarrollo del mundo, quedando fuera de cualquier idea de no ser una simple factoría de pobreza. La patética democracia corporativa lo está borrando del mundo.

Fuente: https://eltabanoeconomista.

4. Contra el Nuevo Frente Popular.

A Annie Lacroix-Riz y Georges Gastaud no les gusta el NFP. Una de las críticas es por el tema de Ucrania, claro. Otra, el «salto federal europeo». Y el otro elemento que destacan y también ya vimos es sobre la importancia de un movimiento social que impulse la unidad política, como en los 30. El problema es que, por mucho que defiendan el centralismo democrático de Lenin y Robespierre, la «force de FRAPPE» dirigida por un partido comunista de vanguardia no parece muy realista… https://www.legrandsoir.info/

17 de junio de 2024

¿Qué significa un verdadero «Frente Popular» en la Francia de 2024?

Georges GASTAUD, Annie LACROIX-RIZ

Como militantes antifascistas, antinacionalistas y antirracistas de toda la vida, estamos lejos de minimizar el peligro que supone para la democracia, para los trabajadores inmigrantes, para el movimiento obrero e incluso para el honor de Francia la posible llegada a Matignon de Jordan Bardella flanqueado por los desaforados ultrarreaccionarios Eric Ciotti y Marion Maréchal. ¿Habría que construir contra ellos un nuevo «Frente Popular», inspirado en el gran levantamiento obrero y republicano que, el 14 de julio de 1935, vio al PCF-SFIC, al PS-SFIO, a los Radicales, a la CGT y a la CGTU declarar juntos, bajo los pliegues mezclados de las banderas rojas y tricolores, el Juramento de un Frente Popular antifascista al que, por otra parte, el VII Congreso de la Internacional Comunista había llamado por voz de Georges Dimitrov? En principio, la respuesta a esta pregunta sólo puede ser mil veces Sí… a condición, claro está, de que se trate de una alianza digna de su gran precedente histórico de 1936, y no de un reciclaje más de la unión de euroizquierdistas atlantistas y liberal-compatibilistas cuyas reiteradas traiciones, sumadas a las políticas de euroausteridad de Sarkozy, Hollande, Valls y Macron, están precisamente en el origen de la marea «azul marino» en las clases populares.

Sin embargo, y lo decimos con un gran sentido de la responsabilidad hacia nuestro pueblo, este no es el camino que parece querer tomar el cártel político que sucede al NUPES bajo los auspicios de Mélenchon, Olivier Faure, Marie Tondelier, Fabien Roussel y el peligrosísimo y belicista agitador euroatlántico Raphaël Glucksmann.

Por una parte, el Frente Popular antifascista de 1936 no se contentó con luchar verbalmente contra la amenaza del fascismo: tomó ejemplo del proletariado en marcha, y luego de las ocupaciones de fábricas de la primavera de 1936 – todas cosas claramente aborrecidas por el actual Partido Socialista (admirador declarado del eurócrata Jacques Delors y del superamarillo Laurent Berger) y el neoconservador Glucksmann. De hecho, el Frente Popular de 1936, fuertemente alentado por el PCF leninista y revolucionario de la época, asumió francamente, contra la Europa de Hitler, Franco y Mussolini en marcha, y también contra su Quinta Columna en Francia, una dimensión patriótica que floreció francamente en el «Frente Francés» propuesto por Thorez en 1938, luego en la Resistencia del FTPF y del FTP-MOI y, finalmente, en la construcción del CNR volviendo a poner «el mundo del trabajo en el centro de la vida nacional«. Aunque la SFIO de Blum y los Radicales de Daladier se apresuraron a traicionar las dimensiones inequívocamente antifascistas, antiimperialistas y anticapitalistas del Frente Popular («Pausa Social» preparada en secreto por Blum y sus allegados en compañía del gran capital, los acuerdos de Matignon apenas firmados (junio de 1936), la No Intervención en España cocinada con Londres y Berlín (julio-agosto de 1936), con el Acuerdo de Múnich que da vía libre al Reich de Hitler en Checoslovaquia y en toda Europa del Este (30 de septiembre de 1938), el Frente Popular histórico no podía concebirse sin una dialéctica muy activa de antiimperialismo y antifascismo, enteramente vuelta contra el gran capital (las «200 familias» que controlan la Banque de France), simbolizada ofensivamente por la unión combativa de la Marsellesa y la Internacional (cfr. La vie est à nous, la gran película de Jean Renoir).

Sería un eufemismo decir que la construcción del actual «frente popular» ignora esta dialéctica victoriosa, rechazada airadamente a la derecha de esta alianza por los belicistas Glucksmann, los Verdes pro OTAN y el Partido Socialista euro-atlantista, y a su izquierda por el NPA, que, en la polvorienta tradición trotskista que sigue siendo la suya, sigue confundiendo, en el mismo rechazo cerril, la oligarquía francesa con la nación obrera, el NPA, que, en su polvorienta tradición trotskista, sigue confundiendo a la oligarquía francesa con la nación obrera que el Macronat maltrata a diario y que Bardella y compañía están convirtiendo en los más burdos xenófobos.

Por supuesto, se podría decir que, dado el peligro Lepénista, no deberíamos «hacernos los duros» y que deberíamos aceptar cualquier cosa y a cualquiera para bloquear a Bardella. Por supuesto, podemos oírlo y entenderlo. Pero el problema es que no solo hay UNA amenaza mortal que se cierne sobre nuestro pueblo: mientras escribimos esto, Macron se dispone a enviar tropas francesas disfrazadas de «instructores» al explosivo teatro de Ucrania, que se entrega a un poder muy oficialmente nostálgico del antisemita genocida Stepan Bandera, esbirro de Hitler en Ucrania. Habría que estar extremadamente ciego para no ver que si los ejércitos franceses, seguidos por los británicos, polacos, alemanes y, finalmente, estadounidenses, se enfrentan militarmente a Rusia (¡y mañana a la República Popular China, ya que este es el punto principal del programa de Trump!), será la Guerra Mundial, con el máximo riesgo de aniquilación de la población francesa, o incluso de la propia humanidad, cuando no de todos los seres vivos, dado el número de cabezas nucleares que acabarán desplegándose en todos los bandos en cuanto uno de los beligerantes pierda pie en la INICIAL guerra «convencional». ¿Cómo es posible que fuerzas que se proclaman provida y prohumanistas ignoren este enorme riesgo que sería una locura correr y, so pretexto de no banalizar el riesgo Bardella (¡por cierto, muy necesario!), metan completamente la cabeza en la arena ante la confrontación militar ‘sin líneas rojas’ abiertamente reclamada por Macron… y aplaudida por sus flanqueadores de ‘izquierda’, los Raphaël Glucksmanns y otros ‘Verdes’ alemanes y franceses? En resumen, ¿de qué manera el muy legítimo rechazo a banalizar a Bardella autoriza a los dirigentes de la izquierda parlamentaria avalados por Philippe Poutou, todos ellos más ‘jaurésianos’ que los demás de palabra, a banalizar a los peores belicistas atlantistas con tal de que se declaren ‘de izquierda’?

Además, estamos en vísperas del «salto federal europeo» que pondrá fin oficialmente a la existencia de una Francia independiente (el fin del principio de las decisiones tomadas por unanimidad señalaría el paso a una Europa federal y a un Estado europeo integrado), y por tanto capaz de decidir por sí misma y por sí mismo una nueva política orientada hacia el socialismo. Y lejos de luchar contra esta perspectiva, o incluso de informar a los franceses que no saben nada de ella, los Verdes y los «socialistas» están A FAVOR del Estado federal y del ejército euroatlántico, ya que votaron a favor en el Parlamento Europeo y en la Asamblea Nacional el pasado mes de noviembre. En cuanto a la LFI y el PCF, que ellos mismos votaron a favor del envío de armas francesas a Kiev a partir de noviembre de 2023, y que aceptan de facto la OTAN, en el mejor de los casos ignoran estas cuestiones vitales en favor de alianzas electorales a costa de lo que Jean-Luc Mélenchon llamaba hasta hace poco «la independencia francesa». Desgraciadamente, todo esto es un hecho, fácilmente verificable, ¡y en ningún caso una «polémica» gratuita!

Peor aún, cuando se leen los términos del acuerdo firmado entre el PS, LFI, PCF y los Verdes con vistas a la primera vuelta de las elecciones legislativas de junio, se lee, en el apartado dedicado a «la urgencia de la paz»:

«Para derrotar la guerra de agresión de Vladimir Putin y garantizar que responda de sus crímenes ante la justicia internacional: defender sin fisuras la soberanía y la libertad del pueblo ucraniano y la integridad de sus fronteras, entregando las armas necesarias».

En resumen, nuestros proclamados antifascistas están a favor de seguir armando a Kiev y de profundizar el compromiso bélico de la UE-OTAN (la OTAN ni siquiera se menciona en el programa: ¡en resumen, sería un hecho consumado y fuera de toda discusión!) mientras estamos a un paso de una conflagración europea o incluso mundial, ¡potencialmente aún peor en términos de posible devastación que las de 1914 y 1939!

En resumen, aún menos que en 1936, la lucha antifascista no puede disociarse hoy de la lucha contra el imperialismo, de la defensa de la independencia nacional y del compromiso de los pueblos para atar las manos, si aún están a tiempo, a los sucesores euroatlánticos de Hitler en su deseo de someter el mundo entero a su hegemonía global.

Porque detrás de la falsa narrativa de los medios de comunicación y de la falsa izquierda, de Biden a Glucksmann, no es la defensa de la Ucrania democrática amiga (¡plagada de neonazis incluso en el entorno de Zelensky!) lo que preocupa al bloque hegemonista mundial euroatlántico, o la independencia de Taiwán mientras Washington y sus vasallos, con Macron a la cabeza, rechazan cualquier autodeterminación para Donbass y Crimea, sino simplemente si el orden mundial seguirá eternamente dominado por el ejército estadounidense al servicio del rey dólar, o si el mundo será capaz de avanzar hacia un orden multilateral en el que cada país, cada lengua y cada cultura tengan un lugar IGUAL.

¡Y no nos digan que señalar estos hechos evidentes equivaldría a validar políticamente a Putin, porque en Rusia, como en Ucrania donde están prohibidos y perseguidos, es a los partidos comunistas a los que apoyamos y no a los destructores contrarrevolucionarios de la URSS que los socialdemócratas, verdes y trotskistas de todo pelaje alababan en 1989 cuando todos aplaudían a Walesa, Gorbachov y Yeltsin! Esta gente son vuestras criaturas, no las nuestras, dignos héroes de la «izquierda» anticomunista que todavía no han comprendido que el antisovietismo y el anticomunismo alimentan siempre y en todas partes al fascismo y a su gemelo, ¡la guerra mundial!

Por eso, más que nunca, un auténtico frente popular antifascista debe ser también un frente anticapitalista, un frente contra los belicistas, un frente por la independencia nacional y el progreso social. Por supuesto, no habrá banalización de Bardella, a quien hay que combatir prioritariamente, junto con la Macronie destructora de la libertad y todos sus respectivos satélites. Pero nada de contrabando político consistente en vender a los antifascistas sinceros los dirigentes de la «izquierda» militarista a lo Glucksmann bajo la apariencia de un frente popular adulterado. ¡Una unión combativa de la verdadera izquierda popular, antifascista, patriótica y pacífica! Esta es una cuestión para los militantes de base de los sindicatos, del PCF y de la LFI, que deben DEFINITIVAMENTE dejar de aferrarse a la boya de plomo de la falsa izquierda socialimperialista… Y seguir ingenuamente a dirigentes que, mientras truenan contra el centralismo democrático de Lenin y Robespierre, dirigen su movimiento supuestamente «gaseoso» y «democrático» como perfectos déspotas…

En resumen, lo que necesitamos es un Frente Antifascista, Pacifista, Patriótico, Popular y Ecologista (FRAPPE) basado en las masas, que el PRCF propone constantemente, sin desvincular esta tarea unitaria de la reconstrucción urgente de las herramientas de combate del movimiento obrero francés e internacional: ¡un partido comunista de vanguardia que ilumine las maniobras del enemigo de clase y un sindicalismo de clase y de masas que pase resueltamente a la contraofensiva!

15 de junio de 2024 Por Georges Gastaud, filósofo, Annie Lacroix-Riz, historiadora

Observación de José Luis Martín Ramos:
Tu lo dices Joaquin, eso del FRAPPE no es viable, es un invento. Así que lo que toca es otra cosa. Una actualización de la NUPES, ¿y por qué no? Bajo el lema histórico del Frente Popular. ¿Por qué no? Pero en realidad no es simplemente un NUPES2, entre otras cosas por el peso y el papel del brazo socialista, para lo malo y para lo buenos; este final de semana un antiguo ministro de Macron, que dimitió, ha dicho que votará al FP, de la mano de Plaza Pública, es decir, el FP va más allá del frente de izquierdas que era NUPES, sociológica y políticamente. Eso tiene sus inconvenientes, por ejemplo no poder tomar un acuerdo sobre la cuestión de la energía nuclear o tomar un acuerdo manifiestamente mejorable sobre la guerra de Ukrania; y sus ventajas, ampliar la base social de la coalición. Comparar lo que llegó a ser el Frente Popular, propuesto en noviembre de 1934 y materializado en los términos en que lo reconoce Lacroix-Riz, con lo que está empezando a ser tiene poco sentido histórico y menos sentido político. Por otra parte, no deformemos el FP de los treinta, obviando sus contradicciones e insuficiencias, que por ellas no reaccionó adecuadamente a la guerra de España, un mes y medio después de constituirse el gobierno Blum, y entró en barrena desde comienzos de 1938.
Insisto en que podemos estar ante un comienzo; a las explosiones de rabia de los chalecos amarillos, las movilizaciones de la CGT contra la subida de la edad de jubilación, ahora sigue una movilización política contra el avance del neofascismo. Para reforzar esa movilización a los de la FI -lo propusieron ellos- les dio por bautizarlas con el nombre de Frente Popular y está claro que eso ha tenido un efecto movilizador; lo hemos visto en las manifestaciones del fin de semana y se está viendo en la evolución de las encuestas, en las que desde el anuncio de la constitución del nuevo acuerdo electoral el FP ha subido en expectativa de votos, del 22 en el momento de la disolución de la Asamblea Nacional hasta el 28,5% que se le llega a dar en la encuesta de Clúster con una muestra mayor de encuestados el 13 de junio (el 17 IFOP le sigue dando un 28); al revés de RN que muestra tendencia a la baja, desde el 34-35% que le daban las encuestas el 10 de junio, hasta una oscilación entre el 32-33 que llega al 29,5 en la de Clúster. Estamos al comienzo de la campaña electoral y las cosas pueden variar, pero el arranque es bueno. El único factor adverso que en estos momentos tiene la dinámica creciente del FP es la movilización sionista en su contra; Serge Klarsfeld, el «cazanazis francés», ha declarado que en segunda vuelta votará al RN, para no votar al «FP de Melenchon».
La posición de «frente antifascista» de Lacroix-Riz me dan la impresión de una nueva versión de las posiciones trotskistas de 1935-1936, que en nombre de un antifascismo combativo y revolucionario se oponían al acuerdo «interclasista» del Frente Popular; aderezado con esa invocación, discutible, del PC como «vanguardia iluminadora».

Observación de Joaquín Miras:
Mi duda sobre la posibilidad no es respecto de la propuesta en sí misma, sino a que no hay fuerza politica organizada que la asuma. No puede ser ese PCF actual mínimo y roto, ni estas intelectualidades académicamente valiosas, y además, siempre valientes, como son las firmantes, pero no conectadas con un tejido movilizatorio. Sí creo que en Occidente, la única sociedad que todavía tiene organizaciones de masas, desde campesinos, hasta todo lo que sabemos, es Francia.

Observación de José Luis Martín Ramos:
Una gran diferencia respecto al pasado es que no existe el PCF de 1934, pero… el PCF del 34 salía de un periodo muy poco feliz, con retroceso social y disensiones importantes (el conflicto Doriot). ¿Hizo Thorez el FP o el FP hizo a Thorez? Ahora la fuerza más organizada y que no puede decirse que no tenga contacto con masas es FI, mi duda es sobre las características personales de Melenchon; pero no descarto que un éxito del actual FP mejore a Melenchon como líder. El PCF está minimizado, pero no roto; puede jugar todavía un papel, siempre que no pretenda ser la «vanguardia iluminadora» sino el factor fundamental de unidad entre las tendencias a la dispersión y a la riña de gallos, como es el papel que también juega Olivier Faure, el primer secretario del PS. Confío en que el movimiento real que se está produciendo mejoré cualitativamente la realidad de la izquierda y la alternativa popular. Es pronto para decir una cosa o la otra, pero es el momento para que los franceses trabajen en una dirección positiva, y creo que, por ahora, lo están haciendo.

Observación de Miguel Candel:
Un matiz: decir que el acuerdo sobre la guerra de Ucrania es «manifiestamente mejorable» es como decir que la política israelí en Gaza es, también, «manifiestamente mejorable»… A lo negro hay que llamarlo negro, no gris. No diré aquello de «bonum ex integra causa, malum ex quocumque defectu». Pero me temo que si el FP ganara las elecciones, el compromiso adquirido de seguir apoyando a Ucrania (es decir, a la OTAN) sería uno de los pocos que no tendría dificultad en cumplir, y es un compromiso que puede llevarnos de cabeza a la guerra y a la consiguiente imposibilidad de cumplir todos los demás compromisos. Ampliar base está bien a condición de que no sirva de apoyo a proyectos contradictorios. Espero que no tengamos que decir de los FP franceses aquello de que la historia suele repetirse, pero primero como drama y luego como farsa.

Observación de José Luis Martín Ramos:
Matiz sobre matiz. La política israelí en Gaza no es mejorable. Compararlo con el acuerdo de compromiso del FP me parece fuera de lugar. El acuerdo de compromiso ha sido en política exterior un toma y daca para incluir las dos «líneas rojas» sin cuya aceptación ni Raphäel Glucksmann ni France Insumise habrían firmado el acuerdo: no puede interpretarse solo una parte aislada de la otra sino teniendo en cuenta las dos, por ser un intercambio de cromos. En estos momentos, gane RN o FP, ninguno de esos gobiernos va a modificar la inserción de Francia en la OTAN; la cuestión será como se gestionará eso -sin perder de vista que Macron mantiene mando- si lo hace Marine Le Pen, el antecedente Meloni no puede olvidarse; si lo hace R. Glucksmann o alguien afin será una cosa y si lo hace Melenchon o alguien afin otra.

Adjunto esa parte:

PROMOVER LA DIPLOMACIA FRANCESA AL SERVICIO DE LA PAZ

Hacer fracasar la guerra de agresión de Vladimir Putin y velar por que rinda cuentas de sus crímenes ante la justicia internacional: defender sin fisuras la soberanía y la libertad del pueblo ucraniano y la integridad de sus fronteras, entregando las armas necesarias, anulando su deuda externa, embargando los bienes de los oligarcas que contribuyen al esfuerzo bélico ruso en el marco permitido por el derecho internacional, enviando fuerzas de mantenimiento de la paz para asegurar las centrales nucleares, en un contexto internacional de tensión y guerra en el continente europeo, y trabajar por el retorno de la paz.
ACTUAR POR UN ALTO EL FUEGO INMEDIATO EN GAZA Y POR UNA PAZ JUSTA Y DURADERA

Romper con el apoyo culpable del gobierno francés al gobierno supremacista de extrema derecha de Netanyahu para imponer un alto el fuego inmediato en Gaza y garantizar el cumplimiento de la orden dea Corte Internacional de Justicia (CIJ), que se refiere sin ambigüedad a un riesgo de genocidio

Actuar por la liberación de los rehenes retenidos desde las masacres terroristas de Hamás, cuyo proyecto teocrático rechazamos, y por la liberación de los presos políticos palestinos

Apoyar a la Corte Penal Internacional (CPI) en su procesamiento de los dirigentes de Hamás y del gobierno de Netanyahu

Reconocer inmediatamente el Estado de Palestina junto al Estado de Israel sobre la base de las resoluciones de la ONU

Declarar un embargo sobre el suministro de armas a Israel
Imponer sanciones contra el gobierno de extrema derecha de Netanyahu hasta que respete el derecho internacional en Gaza y Cisjordania

Pedir la suspensión del Acuerdo de Asociación Unión Europea-Israel, supeditada al respeto de los derechos humanos

Permitir la celebración de elecciones libres bajo supervisión internacional para que los palestinos puedan decidir su propio destino

Garantizar el respeto de la soberanía del Líbano y la protección de las 700 tropas francesas que trabajan con cascos azules por el derecho internacional

5. Desacumulación europea

Una vaga propuesta de acción política tras las elecciones europeas de Zona de estrategia. Estoy de acuerdo en general con el análisis, pero hablar de «apertura de fronteras, redistribución y desmercantilización» me parece ahora mismo un brindis al sol. https://zonaestrategia.net/

Tras las elecciones: Caos y orden en la Unión Europea

Por Zona de Estrategia Jun 14, 2024

Todo el tiempo que perdamos en el relato del eterno retorno del fascismo será en detrimento de la construcción de una nueva posición política que apueste por la apertura de fronteras, la desmercantilización y la redistribución de la riqueza interna y externamente

Tras las elecciones europeas y la multiplicidad de análisis sobre sus resultados, quizá lo más señalable de este proceso electoral sea la visible falta de correspondencia entre las reacciones a los resultados en el discurso público y su realidad numérica. La narración colectiva que estas elecciones refuerzan es la de un ascenso de las fuerzas de extrema derecha en todo el continente que vendría de antes y que no se va a detener aquí: solo es el principio de algo más. En el horizonte del campo progresista, se vislumbra un futuro de ordalías electorales, cada una de ellas decisiva, en las que se dirimirá el combate definitivo entre fascismo y democracia y, en última instancia, entre el bien y el mal.

Sin embargo, un vistazo aunque sea superficial a los números muestra que los dos grupos mayoritarios del Parlamento Europeo siguen siendo fundamentalmente los que representan a los herederos de las dos grandes orientaciones políticas que conformaron la Unión: la democracia cristiana –en la forma del Partido Popular Europeo con 190 escaños– y la socialdemocracia –con 136–. Estos dos bloques, junto con liberales y verdes están por encima de los 450 escaños en un parlamento de setencientos, donde además, el peso político de un escaño en términos de votación es considerablemente menor que en los parlamentos nacionales.

Además de estos dos grandes grupos, existen muchos otros pequeños que conforman un bloque de derechas y otro de izquierdas. Efectivamente, es el espacio de la extrema derecha con dos grupos propios y partidos como Alternativa para Alemania en el de no alineados, el que más ha crecido en los últimos años, pero sin llegar a poner en cuestión la dinámica de los dos grandes bloques.

Desde luego, en este fenómeno de sobreinterpretación y de pánico por el «crecimiento del fascismo» hay algo de una disonancia cognitiva muy de nuestra época, que consiste en buscar emociones políticas fuertes en la política electoral que contrasta con la gris realidad social y económica. La mercadotecnia política, un nicho que ha crecido exponencialmente en los últimos años, se ve así investida con la función de construir narrativas y contruir afectivamente una coyuntura política que, de otra manera, sería intolerablemente aburrida y anodina. Pero en este caso, hay algo más. Algo que afecta de lleno al constructo político al que venimos llamando Europa. Desde su creación en la posguerra europea, la política continental ha sido más eficaz cuanto más invisible ha sido en su funcionamiento.

Como explica uno de sus mejores interpretes, el historiador británico Alan Millward, en su libro, ya clásico, El Rescate Europeo del Estado-Nación, los estados-nación europeos son herederos de los desastres expansionistas del sigo XIX que tuvieron como broche final las dos guerras mundiales. La única posibilidad de que Estados Unidos tolerara la existencia de estos estados era que estuvieran embridados por una entidad económica supranacional. Esta condición de posibilidad hizo que el proceso de «integración» europea, desde el punto de vista político, tuviera la peculiaridad de ser leído preferentemente desde las coyunturas políticas nacionales de manera que se tornaba así invisible en su dimensión específicamente continental.

Por volver de nuevo al marco de estas elecciones al Parlamento Europeo, la gran narrativa sobre el ascenso de un nuevo fascismo europeo, con toda su carga emocional, se construye desde la lectura de los resultados nacionales. No solo en España, en prácticamente todos los países de Europa, los resultados globales apenas tienen visibilidad o análisis propio –así es como debe funcionar– dejando el desorden a la política nacional, mientras el orden se construye silenciosamente en la escala europea. A nadie le interesa un relato de dos bloques sempiternos turnándose como mayoría en un parlamento europeo que no legisla pero reparte abundantes recursos a los partidos políticos nacionales. Sin embargo, interpretar la realidad como una lucha entre las dos europas, entre el fascismo y el antifascismo, similar a la de principios del siglo XX, es mucho más fácil de comprender que la situación actual, y sin duda, mucho más excitante.

Sin embargo, no todo funciona en Europa de acuerdo a los designios de sus diseñadores de la posguerra. De hecho, se puede argumentar que falta lo más importante: el crecimiento económico sostenido sobre el que se construyó la legitimidad popular de los estados-nación que la componen. El Green New Deal europeo, la formula crecimiento económico y descarbonización, solo puede funcionar en la cabeza de las muy alienadas élites europeas. Salvo desde el desconocimiento, nadie puede creer de verdad que el programa de crecimiento verde que la Unión Europea lleva predicando desde hace dos décadas en distintos formatos vaya a suponer solución alguna a la crisis climática, ni siquiera va a implicar un cambio de tendencia apreciable. Pero es que tampoco funciona ni mínimamente como motor «económico». De hecho, justamente esta semana, la Unión reconocía indirectamente haber perdido la batalla competitiva por el coche eléctrico contra China, banderín de enganche de todo el Green New Deal europeo, al anunciar fuertes aranceles a su exportación a Europa.

Hoy por hoy, simplemente no hay el menor atisbo de que un capitalismo en crisis permanente de sobreproducción, vaya a volver a conceder al viejo continente el menor dinamismo económico. Las posibilidades de que el régimen de crecimiento vuelva y con él, los fundamentos profundos de la legitimación de los estados-nación europeos son nulas. La reestructuración del orden capitalista postpandémico ha dejado a Europa en un lugar subalterno y prescindible desde el punto de vista del proceso de producción capitalista global. Europa está comenzando a devolver, justamente, parte de la gigantesca riqueza acumulada durante un ciclo largo de más de quinientos años de dominio europeo del mundo.

Precisamente es en torno a las formas en que va a suceder la «desacumulación» de las masas de riqueza europea donde tenemos el punto nodal del futuro político del continente. Lo que reflejan los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo es el miedo atroz a la relegación de una población europea envejecida e incapaz de reproducir económicamente su posición en el mundo antes que una amenaza de violencia fascista –siempre con cierto impulso juvenil– que en su día fue provocada por el recalentamiento de los estados-nación europeos tras la primera guerra mundial.

Frente a este polo político, y con el indispensable apoyo de las narrativas del antifascismo electoral europeo, solo unos niveles crecientes de gasto público a nivel continental, otra forma de «desacumulación», mantienen viva la imagen de una Europa con cierto poder económico para evitar su propia decadencia. Una tolerancia con el gasto público que sin duda tiene su epicentro en Alemania, otrora gran disciplinadora europea, que ahora en cambio está sufriendo ella misma la recesión. Y mientras, el cruce de la narrativa antifascista electoral con el fracaso total en términos económicos de las industrias verdes, produce fenómenos curiosos como la conversión del Green New Deal en algo así como el programa económico «antifascista».

Frente a esta oleada ultraconservadora, que no fascista, se situaría una posición, aún no suficientemente formulada, que plantee una Europa como entidad política abierta, precisamente dispuesta a repartir su riqueza acumulada, material y no material, tanto en su interior como externamente. Apertura de fronteras, redistribución y desmercantilización parecen lejanas hoy, pero son algunos de los soportes materiales de cualquier posición emancipadora en el futuro. Y todo el tiempo que perdamos en el relato del eterno retorno del fascismo y la Europa de entreguerras del siglo XX será en detrimento de la construcción de esta nueva posición política.

6. Mediación iraquí entre Siria y Turquía.

Va a ser difícil, y más con la segura intromisión occidental, pero Irak se ofrece a mediar entre Siria y Turquía. Según el artículo, ya lo hizo entre Arabia Saudí y Irán. Un Asia occidental en paz es imprescindible para poder presentar una alternativa creíble a la supremacía occidental. https://thecradle.co/articles/

¿Puede Iraq mediar en la paz entre Siria y Turquía?

Irak está aprovechando su éxito en las conversaciones entre Arabia Saudí e Irán para mediar en la reconciliación entre Siria y Turquía. Pero persisten importantes obstáculos, como la perspectiva neo-otomana de Erdogan y las próximas elecciones estadounidenses.

Khalil Harb 17 DE JUNIO DE 2024

Los últimos acontecimientos indican un posible deshielo en las gélidas relaciones entre Damasco y Ankara, pero el avance sigue siendo incierto.

A pesar del sombrío panorama, Bagdad espera repetir sus éxitos pasados en la mediación entre adversarios. En abril de 2021, Irak facilitó una reunión secreta entre los rivales regionales Arabia Saudí e Irán, iniciada por el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman (MbS).

Ese diálogo inicial, dirigido por el consejero de Seguridad Nacional iraquí, Qasim al-Araji, acabó allanando el camino para la normalización de las relaciones entre Riad y Teherán, anunciada en Pekín en marzo de 2023. La web también reveló el año pasado que Irak había acogido conversaciones entre representantes de Irán y Egipto, encabezadas por el primer ministro Muhammad Shia al-Sudani.

Ahora, Sudani ha expresado su esperanza de avanzar en la reconciliación entre Siria y Turquía. En una entrevista con el periódico turco Haberturk, se refirió a las conversaciones en curso con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y el presidente sirio Bashar al-Assad.

A pesar del optimismo de Sudani, persiste el escepticismo. Cinco días después, habló con Assad, pero las declaraciones oficiales de Bagdad y Damasco no mencionaron un deshielo sirio-turco. Sin embargo, una fuente del gobierno iraquí citada por la agencia de noticias Shafaq sugirió que se están realizando esfuerzos para restablecer las relaciones, y se espera una próxima reunión mediada por Irak entre representantes de Ankara y Damasco.

Disputas territoriales y condiciones políticas

El general de división Abbas Ibrahim, ex director general de la Seguridad General de Líbano, mantiene sus dudas, citando la ocupación turca del territorio sirio como un obstáculo importante. Dice a The Cradle que «esta reconciliación no tendrá lugar mientras exista una ocupación turca del territorio sirio», señalando que Turquía  establece condiciones políticas para la retirada que son imposibles de aceptar para Siria porque atentan contra su soberanía».

El escritor libanés Mohammed Noureddine, experto en asuntos turcos, se hace eco de este sentimiento, atribuyendo la postura de Erdogan a una «ideología otomana» que pretende recuperar el norte de Siria.

Esto se remonta a las fronteras de la «Carta Milli» de 1920, que incluía el norte de Siria dentro de las fronteras aprobadas y trazadas por el parlamento otomano de la época.

«La presencia de Erdogan en el poder es un factor decisivo para no alcanzar la reconciliación con Siria», afirma Noureddine.

Las sombrías perspectivas de los expertos no están injustificadas. El 1 de junio, el ministro turco de Defensa, Yasar Guler, planteó lo que parecía ser una respuesta a las declaraciones de Sudani al periódico turco, redefiniendo las condiciones para dicho acercamiento, declarando: Estamos dispuestos a apoyar la adopción de una constitución integradora, la celebración de elecciones libres, la normalización general y el establecimiento de un entorno seguro. Una vez que se hayan cumplido estos objetivos y nuestra seguridad fronteriza esté plenamente garantizada, podremos considerar la retirada si es necesario.

Noureddine argumenta que las estrictas condiciones de Turquía obstaculizan el progreso porque «Turkiye no quiere la reconciliación con Siria si no es bajo sus condiciones, esta tregua se tambalea».

La «roca de Sísifo» a la que se enfrenta Irak para reconciliar a Damasco y Ankara puede no ser insuperable. Una vez que Erdogan se ha asegurado la victoria electoral, puede que ya no necesite aprovechar el conflicto sirio para obtener beneficios políticos.

Además, el actual clima político en Estados Unidos podría influir en los cálculos turcos. Si Donald Trump es reelegido presidente en noviembre, Turquía podría reconsiderar su enfoque hacia las zonas controladas por los kurdos en el noreste de Siria.

La inestabilidad en el norte de Siria preocupa mucho a Ankara. El actual conflicto regional y los ataques a las fuerzas de ocupación estadounidenses en el este de Siria por parte de facciones de la resistencia iraquí han llevado a un acuerdo temporal entre la administración Biden y Bagdad.

El factor estadounidense: Inestabilidad regional y ocupación militar

Este acuerdo implica el cese de las operaciones estadounidenses contra las facciones de la resistencia a cambio de detener los ataques contra las bases estadounidenses. Estos acontecimientos sugieren que la presencia militar estadounidense en el este de Siria es cada vez más vulnerable, aunque es poco probable que se produzca una retirada durante la actual temporada electoral.

Pero todo eso puede cambiar si el republicano Trump consigue apartar al presidente Joe Biden de la Casa Blanca.

Erdogan aún recuerda cómo Trump decidió de la noche a la mañana hablar de lo absurdo de la presencia militar estadounidense en el este de Siria y de la necesidad de retirar a los soldados estadounidenses de allí. Esta salida obligará a los turcos a recalcular sus relaciones con las zonas de la «administración autónoma» kurda en el noreste de Siria y puede abrir una puerta necesaria para contactar con Damasco.

El «vacío» en el norte de Siria es un escenario aterrador para Ankara. A la luz de la guerra que asola la región desde hace más de ocho meses, los analistas estadounidenses estiman cada vez más que la ocupación estadounidense al este del Éufrates sirio puede terminar si se produce una escalada de los ataques de las facciones de la resistencia iraquí y siria.

La administración Biden ha considerado la posibilidad de llegar a un acuerdo temporal con el gobierno sudanés: en este escenario, Estados Unidos detendría sus asesinatos y redadas contra las facciones de la resistencia iraquí a cambio del cese de los ataques contra bases militares estadounidenses, mientras prosiguen las negociaciones entre Bagdad y Washington sobre el destino de la presencia de fuerzas militares estadounidenses en Irak.

Estos acontecimientos han reforzado las evaluaciones de que las tropas estadounidenses estacionadas en el este de Siria se han vuelto más expuestas y vulnerables. Pero cualquier idea de retirada militar ahora, en época electoral, cosechará críticas contra Biden. Es más probable que la salida de las fuerzas estadounidenses se produzca el año siguiente a las elecciones, sea quien sea quien asuma el Despacho Oval.

Exigencias de Damasco: compromiso de retirada

El ministro sirio de Asuntos Exteriores, Faisal Mekdad, ha reiterado recientemente que cualquier diálogo con Turkiye debe incluir «promesas precisas que reflejen el compromiso de Turquía de retirarse de los territorios que ocupa y poner fin a su apoyo a las organizaciones terroristas».

En declaraciones a The Cradle, el analista político turco Albatakin Dursunoglu afirma que la aventura siria de Erdogan «no solo trajo cargas económicas y sociales a Ankara, sino también cargas geopolíticas», recordando cómo Erdogan presionó a Estados Unidos para que impidiera a Damasco llevar a cabo una operación militar para liberar Idlib de las garras de las facciones armadas en 2018: Desde entonces, se ha formado una ecuación entre el este del Éufrates e Idlib que garantiza la existencia de unos y otros, y mientras el Estado de las Unidades de Protección Popular [kurdas] en el este del Éufrates, con apoyo estadounidense, el emirato de Hayat Tahrir al-Sham [HTS] en Idlib está directamente protegido por Ankara.

Según Dursunoglu, «esto significa que miles de militantes, que Ankara considera terroristas, llegarán a Turquía, por lo que Ankara está intentando resolver las dos cuestiones de los dos cuasi-Estados, que suponen una amenaza para su seguridad nacional y constituyen un importante problema geopolítico para ella.»

La oposición del Departamento de Estado de Estados Unidos a la celebración de elecciones municipales en las zonas controladas por los kurdos al este del Éufrates y la declaración de Erdogan contra un Estado «terrorista» en el norte de Siria complican aún más la situación. La reciente visita «histórica» de Erdogan a Bagdad, destinada a abordar la amenaza separatista kurda, refleja su estrategia para reforzar el cinturón de seguridad de Ankara en territorio iraquí y sirio.

Han pasado casi dos meses desde la primera visita de Erdogan a Bagdad en 12 años. Su objetivo central, según informa una fuente iraquí a The Cradle, es el acercamiento a Irak en el «expediente del terrorismo», una referencia a los enemigos turcos, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF).

De hecho, el presidente turco se había abstenido de ultimar su visita a Irak hasta que Bagdad anunció la prohibición del PKK. Esta medida allanó el camino a los entendimientos en materia de seguridad, cuyo contenido reveló Erdogan al afirmar que su país se propone reforzar el «cinturón de seguridad» extendido de Turquía en territorio iraquí y sirio para bloquear las salidas explotadas por el partido.

A pesar de los anteriores fracasos de Erdogan a la hora de debilitar al PKK en Irak, ahora busca una alianza con Bagdad, ofreciendo alicientes como el aumento del caudal de agua y el proyecto de la «Ruta del Desarrollo». Las elecciones en las zonas controladas por los kurdos podrían haber acelerado una invasión turca, un escenario probablemente no deseado en los cálculos electorales de Biden.

Posibilidades de reconciliación

El investigador turco Muhammad Alloush afirma a The Cradle que la cooperación con Damasco podría ser crucial para que Ankara combata el proyecto separatista kurdo. Sin embargo, Javad Gok, consultor del Centro de Estudios Estratégicos de Turkiye, sigue siendo pesimista y cita la reticencia del gobierno turco a dar pasos concretos hacia la normalización con Damasco:  «La oposición turca está presionando mucho en relación con la cuestión del regreso de los refugiados sirios a Turquía y la necesidad de cooperación entre Ankara y Damasco. Sin embargo, el gobierno turco no responde a estas presiones, como si no quisiera deportar a los refugiados ni mostrar el movimiento político turco hacia Damasco. Mientras el gobierno turco guarde silencio sobre esta cuestión, no habrá pasos concretos por parte de Ankara en la normalización con Damasco».

Sin embargo, frente a los numerosos desafíos y el escepticismo generalizado, hay indicios de que la reconciliación entre Siria y Turquía aún puede ser posible. El analista regional Muhannad al-Haj Ali habla a La Cuna de «una iniciativa iraquí basada en la anterior iniciativa rusa» y de que «hay filtraciones que dicen que Turkiye aceptó retirarse del territorio sirio», una exigencia y condición clave fijada por el gobierno sirio para la normalización con Ankara.

Mientras Erdogan intenta mitigar las pérdidas tras su reciente victoria electoral, el papel mediador de Irak podría ser fundamental y presentar nuevas oportunidades de avances diplomáticos.

7. Ecologismo político revolucionario y Nuevo Frente Popular

Habíamos visto cómo los de Reporterre intentaban empujar el programa del Nuevo Frente Popular hacia el ecologismo. Os paso ahora el editorial de otra revista ecologista francesa, Terrestres, ante el nuevo panorama. He de reconocer que me ha gustado y me siento muy identificado con su postura. https://www.terrestres.org/

Inventario tras la disolución

EDITORIAL – Como medio de comunicación, y más aún como revista de ecología política, los acontecimientos electorales de esta semana son apremiantes. El aventurerismo de un Presidente desesperado y la radicalización del escenario electoral están abriendo las puertas del poder a la extrema derecha. ¿Cómo podemos interpretar lo que nos está pasando y emprender acciones eficaces, en las urnas y en otros lugares?

El equipo editorial de Terrestres

17 de junio de 2024

Más cerca de las luchas y experimentos políticos radicales que de los partidos establecidos, Terrestres lleva mucho tiempo interesada en desafiar al capitalismo e inventar alternativas concretas. Estas formas de oposición y confrontación con el orden social se expresan en dos tácticas de ruptura poderosas y plenamente legítimas: la huida (de los espacios dominados por el capitalismo) y la resistencia (contra las instituciones y los efectos del capitalismo).

Pero ahora nos ha golpeado una situación política que nos obliga a considerar lo que hemos estado descuidando: la política electoral. Porque junto a la huida y la resistencia, otras tácticas de lenta ruptura también forman parte del movimiento revolucionario de lo que el sociólogo Erik Olin Wright llamó «la erosión del capitalismo«1.

Domesticar

En primer lugar, está la táctica de domesticar ciertos sectores del capitalismo. Esto implica el juego electoral e institucional, y la existencia de poderosas fuerzas de izquierda lo más radicales posible. Esta parte del trabajo político, por impura y a menudo frustrante que sea, quizá no deba descuidarse. Reformar la ley y doblegarla a la izquierda puede facilitar otras tácticas: desde la profundización de las normas medioambientales, que complementan la ocupación de una Zad, hasta la defensa de las conquistas sociales, los contratos subvencionados o una renta digna para los agricultores que, con todas sus imperfecciones, son susceptibles de abrir agujeros de ratón en el muro de la violencia económica y estatal, que conducen a otras vidas.

Desmantelar

La segunda táctica que podría activarse e invertirse es la del desmantelamiento. Para Wright, el término no se refiere a acciones para «desarmar» infraestructuras, como las llevadas a cabo por movimientos como los Land Uprisings, sino al trabajo político que protege y profundiza las brechas existentes, aquellos espacios donde el capitalismo ha sido parcialmente desmantelado y donde ya existen otras formas de hacer un mundo común dentro del orden dominante. Pensamos ante todo en todas las seguridades sociales históricas, como tantas conquistas del mercado, a defender y actualizar en el presente. Pero esta táctica también nos invita a crear e inventar nuevos resquicios institucionales en el orden capitalista, a desmantelar los mercados y las instituciones.

Para Wright, una organización socioeconómica nunca es pura, y toda revolución exitosa consiste en actualizar una red de contrainstituciones que la preexisten, a diferentes escalas, ya se trate de instituciones de evasión, de domesticación, de resistencia o de desmantelamiento. Si no defendemos algunas de estas contrainstituciones, ¿no nos estamos privando colectivamente de una poderosa herramienta política para anclar nuestras propuestas y reflexiones políticas? ¿No sería una actualización ecológica de las instituciones de seguridad social de 1946, por poner sólo un ejemplo, una reivindicación en sintonía con las demandas y ansiedades del presente? ¿Qué podría ser más convincente, incluso desde una perspectiva electoral y programática? Desde este punto de vista, sumarse a la lucha contra el desmantelamiento implica luchar contra cualquier captura de la idea misma de seguridad común por parte de quienes sólo defienden su sentido xenófobo, autoritario y policial.

Componer

¿No habría que intentar mejorar los vínculos entre estas cuatro estrategias? Sería también una forma de remediar la falta de correlación entre el escenario electoral, cada vez más a la derecha, y la evolución real de la sociedad, que según politólogos y sociólogos se inclina sin embargo hacia una mayor inclusión e igualdad2, a partir de la toma de conciencia de la emergencia ecológica. Tal vez hayamos actuado y pensado demasiado en mantener una distancia casi sanitaria con respecto a las votaciones y los programas, como si el ámbito electoral y el trabajo político que conlleva fueran coto privado de las burocracias de los partidos.

No perdemos de vista a los poderes pre-fascistas y a los bollorizados medios de comunicación dominantes, que son criminalmente responsables de los acontecimientos de los últimos días. Ni tampoco a la izquierda partidista, que ha perdido su credibilidad cada vez que ha estado en el poder, y que es en gran parte responsable de su propia desaparición.

Sin embargo, también parece importante reflexionar sobre los límites de nuestras tácticas cuando nos aíslan de los componentes más institucionales de la izquierda, en particular de los sindicatos. Tras la amargura de los resultados y el vértigo provocado por la odiosa partida de póquer del ejecutivo, es esencial que las fuerzas de la izquierda levanten juntas la cabeza. Esto significa defender la unidad, aunque sólo sea como medida de higiene política elemental. Como nos recuerdan útilmente nuestros camaradas de la revista Contretemps, esta «unidad es una lucha3«, cuyo objetivo puede y debe ser «reconstruir una izquierda de masas sobre bases radicales», poniendo en marcha instituciones políticas más acordes con la sociedad y las movilizaciones.

En otras palabras, defender el sindicato significa también recordar constantemente al conjunto de la izquierda su horizonte revolucionario, es decir, ecologista, feminista, antirracista, decolonial, decrecentista y anticapitalista. Lo que significa también tener presente que, antes de luchar por las ideas, luchamos por desarmar los cimientos de un mundo bélico, desigual, autoritario, mercantilizado, con los más vulnerables y por la emancipación de todos, humanos y no humanos.

Tras la «convergencia de las luchas» y la «complementariedad de las tácticas», veamos la articulación de las estrategias, y las posibilidades de unirnos sin transigir. Sin dejar de librar nuestras luchas fuera del marco de los partidos y de la política institucional, tenemos que reconocer la necesidad de actuar amplia y urgentemente para evitar una catástrofe electoral, incluso si eso significa volver, junto a nuestros otros compromisos, a prácticas políticas que a veces hemos abandonado durante mucho tiempo: desde el simple voto hasta la participación activa en una campaña electoral. El antifascismo se combatirá tanto en las urnas como en la defensa concreta y autoorganizada de los territorios amenazados por la depredación capitalista.

Como editores de Terrestres, nos proponemos continuar y ampliar -pase lo que pase- nuestra contribución, por modesta que sea, a la vinculación de los conocimientos intelectuales y prácticos, las investigaciones y el compromiso que llevamos a cabo desde hace más de 5 años. Es un trabajo lento, paciente, exigente, a veces cruelmente desfasado cuando se contrasta con la urgencia y la tragedia de los acontecimientos actuales. Pero es un trabajo fundamental, que esperamos sea útil, y que pretendemos ampliar para empezar a pensar y alimentar todas las batallas contra la administración capitalista de la catástrofe, ya se libren en parlamentos, sindicatos, Zads, granjas o urbanizaciones.

Un espectro de resistencia para seguir diciendo juntos,

¡No Bassaran [lema habitual en la lucha contra las megabalsas impulsadas por el agronegocio francés], No Macadam, No Pasarán!

Notas

  1. Erik Olin Wright, Stratégies anticapitalistes pour le XXIe siècle, La Découverte, 2020, cap. 3[].
  2. «Contrariamente a la retórica de RN, año tras año las encuestas realizadas por la Comisión Nacional Consultiva de Derechos Humanos muestran que la aceptación de las minorías y los inmigrantes ha aumentado en los últimos treinta años, impulsada por la renovación generacional, los mayores niveles de educación y la creciente diversidad de la sociedad. Pero esto no se refleja en las urnas. Tampoco las expectativas de justicia social y dignidad en el trabajo que se reflejaron en las protestas masivas contra la reforma de las pensiones. En Francia, como en todas las viejas democracias, la participación electoral es decreciente y socialmente sesgada. (…) Al final, los votos proceden de un electorado más reducido, de más edad, más acomodado, menos diverso y más de derechas que el electorado potencial. Es una fuente de frustración y un enorme potencial electoral que, si se moviliza, podría cambiar el juego», Nonna Mayer, columna de opinión, Le Monde, 10 de junio de 2024, https://www.lemonde.fr/idees/ En la misma línea, véase también Vincent Tiberj, Le Mythe de la droitisation française, Presses universitaires de France, que se publicará en septiembre[].
  3. «La unidad es una lucha. Editorial en la revista Contretemps», 11 de junio de 2024, https://www.contretemps.eu/]

8. El futuro de Taiwán

Un detallado estudio de Xulio Ríos sobre la situación política en Taiwán para el Anuario Ceipaz 2023-2024. https://politica-china.org/

El incierto destino de Taiwán

Xulio Ríos 2024-06-12

Taiwán inicia un nuevo tiempo político. A resultas de los comicios presidenciales y legislativos del 13 de Enero de 2024, la isla ofrece un panorama marcado por el reflejo institucional de la la división de la propia sociedad taiwanesa en un aspecto crucial que afecta a su identidad futura: la preservación o no de la actual soberanía de facto. A un lado, el presidente Lai Ching-te, que asume el relevo de la presidenta Tsai Ing-wen, a la cabeza del soberanismo, enmienda cualquier propósito de caminar hacia la reunificación con el continente. A otro, una oposición articulada en torno a dos fuerzas principales (el Kuomintang de Eric Chu y el Partido Popular de Taiwán de Ko Wen-je) que, con diferentes matices, no descartan avanzar hacia un escenario de convergencia con China continental, aunque ninguno de los dos suscriben los principios ideados por Beijing para lograr aquel objetivo, muy especialmente el de “un país, dos sistemas”.

Este nuevo tiempo político en la isla tiene su reflejo en la mayor determinación expresada por Beijing para frenar el auge del soberanismo y, en paralelo, la intensificación del compromiso de EEUU -y otros actores como Japón- con la defensa de la isla. La premisa de la protección del sistema liberal vigente en Taiwán frente al autoritarismo continental se sustancia en un auxilio acrecentado (político, económico, en el ámbito de la seguridad) cuyo objetivo no es otro que mantener alejado a Taiwán de la estrategia de unificación del Partido Comunista de China (PCCh).

Las elecciones del 13 de Enero de 2024

A tres bandas, la más reciente carrera electoral permitió solidificar las tres principales opciones sobre la mesa en Taiwán. El escenario está definido principalmente por la posición de los candidatos sobre las relaciones a ambos lados del Estrecho, es decir, cuál debe ser la posición de Taiwán entre China y Estados Unidos. Por un lado, el soberanista Partido Democrático Progresista (PDP), en el poder desde hace 8 años; por otro, el opositor Kuomintang (KMT), más cercano de Beijing; y, en tercer lugar, la del nuevo partido populista, el Partido Popular de Taiwán (PPT), más centrado en canalizar las quejas internas y estratégicamente más ambiguo sobre la política hacia China continental.

Ningún partido obtuvo la mayoría en el Yuan Legislativo de Taiwán por primera vez desde 2004: el PDP obtuvo 51 escaños, el KMT 52 y el PPT ocho. Otros dos escaños fueron ganados por independientes alineados con el KMT. El PDP, con una mayoría en el organismo de 113 escaños desde 2016, sufrió una pérdida neta de 11 escaños, cayendo de 62 a 51 y perdiendo su posición de dominio.

Sin ningún partido capaz de obtener una mayoría, que necesitaría al menos 57 escaños, cabe imaginar una amplia colaboración entre el KMT y el PPT que, en cierta medida, ya fructificó en la confirmación de una presidencia opositora en el legislativo de la mano de Han Kuo-yu (KMT).

La última vez que ningún partido tuvo mayoría fue en 2004, cuando la legislatura de Taiwán tenía 225 escaños. El PDP obtuvo 89 escaños, el KMT 79, el Partido el Pueblo Primero (PPP) 34 y la Unión de Solidaridad de Taiwán 12. El KMT, junto con el PPP ideológicamente alineado y algunos miembros de la Alianza de Solidaridad No Partidista continuaron con una mayoría funcional de 2004 a 2008, cuando el Yuan Legislativo se redujo a 113 escaños después de que se aprobara una enmienda constitucional.

Pero la relación entre el KMT y el PPT no será fácil. Previamente a las elecciones, las conversaciones sobre una candidatura conjunta KMT-PPT parecían condenadas al fracaso desde el principio, incluso cuando los dos partidos de oposición comenzaron a mediados de octubre a explorar la posibilidad de una candidatura presidencial conjunta.

A pesar de participar en múltiples rondas de negociaciones, los dos bandos estuvieron constantemente en desacuerdo, discutiendo sobre el método que debería usarse para elegir al líder de la candidatura y, más tarde, cómo evaluar las encuestas de opinión, hasta que desaparecieron todas las posibilidades de llegar a un acuerdo.

El intento de varios meses para formar una candidatura conjunta terminó oficialmente cuando Ko y Hou You-yi registraron por separado sus candidaturas presidenciales el 24 de noviembre, fecha límite fijada por la Comisión Electoral Central (CEC).

Fue el desmoronamiento de esa alianza potencial lo que marcó el declive de Ko en las encuestas de opinión, ya que cayó del segundo al tercer lugar en la mayoría de ellas.

Los ocho escaños obtenidos por el PPT, un aumento de tres en comparación con las elecciones de 2020, podrían posicionar al partido como una minoría crítica en la Legislatura. Además, Ko logró obtener más del 26 por ciento del voto popular, lo que el PPT considera un «puntuación aprobatoria».  Ko podría convertirse en una fuerza a tener en cuenta en las próximas elecciones presidenciales de 2028 si logra extender su atractivo a los votantes de mayor edad y si el PPT logra un buen desempeño en las elecciones de gobiernos locales de 2026.

Según el recuento oficial de votos de la Comisión Electoral Central, Lai obtuvo la victoria con 5.584.920 votos, o el 40,05 por ciento del total. Hou obtuvo 4.671.021 votos, o el 33,49 por ciento, mientras que Ko recibió 3.690.466 votos, lo que representa el 26,46 por ciento.

El balance de Tsai Ing-wen

Al hacer balance de los ocho años de su mandato (2016-2024), Tsai Ing-wen (PDP) admitió que las relaciones a través del Estrecho fueron, sin duda, el mayor desafío. Y si en su despedida algo ha pretendido destacar es la voluntad y la capacidad para gestionar riesgos, centrándose en la transformación de Taiwán en un país indispensable para el mundo (chips), internacionalizando el problema de forma que terceros países puedan participar y comprometerse en mayor medida en la gestión  conjunta de los riesgos asociados a las relaciones entre ambas partes del Estrecho.

En lo económico, desde 2016, Taiwán ha subido ocho puestos hasta el sexto lugar entre 64 economías en el Ranking de Competitividad Mundial para 2023 publicado por el Instituto Internacional para el Desarrollo Gerencial (IMD).

El producto interno bruto (PIB)  ha aumentado de NT$ 17,5 billones (USD 564,5 mil millones) en 2016 a más de NT$ 23 billones en 2022, y el mercado de valores de Taiwán ha aumentado de aproximadamente 8.000 puntos en mayo de 2016 a más de 17.000 puntos en la actualidad (CNA, 18 de Enero de 2024).

Estos logros, reconoce el propio gobierno, han sido en parte el resultado de proyectos de infraestructura promovidos por el gobierno en el marco del Programa de Desarrollo de Infraestructura con Mirada al Futuro desde 2017.

En 2022, Taiwán se convirtió en la 21.ª economía más grande del mundo, con un ingreso per cápita anual que superó los 30.000 dólares estadounidenses, lo que la convierte en la décima con mejor desempeño entre las economías con una población de más de 21 millones y la segunda más fuerte a juzgar por la paridad del poder adquisitivo.

También en los últimos ocho años, el crecimiento del PIB de Taiwán promedió un 3,1 por ciento, mejor que el de Singapur, Corea del Sur y Hong Kong, dijo.

En el mismo período, la inversión extranjera acumulada ascendió a 2,49 billones de dólares taiwaneses (80.320 millones de dólares estadounidenses) y la inversión extranjera directa en 2022 alcanzó un máximo de 15 años de 13.300 millones de dólares estadounidenses (CNA, 24 de enero de 2024).

Por contra, la gestión social ha sido una grieta en la armadura del PDP. Aunque el gobierno ha aumentado constantemente el salario mínimo en Taiwán, de NT$20.008 (US$646) en 2016 a NT$27.470 actualmente, y ha ampliado los subsidios para la crianza de los niños, persisten las carencias, por ejemplo, en ámbitos como la seguridad social o la protección a las personas mayores, el acceso a la vivienda, etc. La brecha de ingresos entre los hogares se ha ido ampliando porque el tamaño de las familias se ha reducido, lo que pesa sobre sus ingresos generales, a medida que la población de Taiwán envejece rápidamente. No obstante, el coeficiente de Gini de Taiwán,  fue de 0,277 en 2021, más leve que el 0,333 de Corea del Sur, el 0,386 de Singapur y el 0,382 de China continental (CNA, 24 de enero de 204).

Una mención especial merece la política energética.  La oposición ha sido muy crítica con la propuesta de un «Taiwán Libre de Energía Nuclear 2025» del PDP, que relaciona con los reiterados apagones ocurridos en los últimos seis años. Según la presidenta Tsai, si existiera una nueva tecnología nuclear que garantizara la seguridad, resolviera el problema de los desechos y contara con un consenso social suficiente, quizás se podría adoptar una actitud más abierta. Sin embargo, estas condiciones aún no están maduras en la actualidad.

Para la oposición, el problema es  la escasez de energía. En 2016, la capacidad de reserva de energía fue extremadamente baja, alcanzando tan solo el 1,64 %. En contraste, durante todo el año 2023, la capacidad de reserva no fue inferior al 6 %, manteniéndose entre el 6 % y el 10 % (CNA, 24 de enero de 2024). Además, desde 2022, la capacidad total de generación de energía renovable en Taiwán superó a la de la energía nuclear.

Las tres plantas de energía nuclear de Taiwán representaron entre el 16 y el 20 por ciento de toda la energía generada en la isla entre 2000 y 2014, y entre el 11 y el 12 por ciento entre 2016 y 2021, después de que los permisos de la primera planta expiraran y fuera cerrada.

Ante el desafío de la transición a la neutralidad de carbono en 2050 y los estándares internacionales como RE100 para cadenas de suministro, Tsai reafirmó el compromiso de acelerar el desarrollo de energías renovables para cumplir con los objetivos establecidos en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28): duplicar la energía renovable para 2030 y mejorar la eficiencia energética. Esto, según la presidenta, es esencial para asegurar la competitividad internacional de la industria taiwanesa.

En el ámbito diplomático, el balance de los dos mandatos de Tsai es problemático: frente a las deserciones de algunos aliados, cabe reconocer que la impronta de la isla entre los gobiernos de los países más desarrollados, muy especialmente EEUU, ha crecido notoriamente. No obstante, no ha dado los frutos esperados en todos los sentidos. Por ejemplo, la decisión del gobierno del PDP de permitir las importaciones de productos cárnicos que contienen ractopamina desde los EEUU y levantar la prohibición sobre la importación de productos alimenticios japoneses provenientes de áreas afectadas por desastres nucleares no dio como resultado que Taiwán tuviera acceso a un bloque comercial regional ni a acuerdos de libre comercio con Japón y Estados Unidos.

Un eje sustancial de la política de Tsai ha sido la determinación del gobierno de construir la autonomía de Taiwán en el área de los sistemas de defensa. Su política se ha centrado en que Taiwán obtenga «autonomía defensiva», concentrando los esfuerzos en fortalecer sus sistemas de defensa,  impulsados en parte por su deseo de demostrar sus capacidades y su compromiso con la autoprotección.

En el futuro inmediato, los principales desafíos son cómo la administración entrante de Lai Ching-te garantiza que los beneficios y oportunidades que surgen del crecimiento económico se compartan equitativamente y cómo pueden florecer los sectores de la economía, incluida la industria de semiconductores. Será difícil implementar una reforma inmediata, pero al nuevo presidente compete buscar la cooperación con grupos políticos, civiles y académicos para lograrla.

Expectativas de la cohabitación interna

Al asumir el 20 de mayo, Lai Ching-te deberá enfrentar una legislatura donde ningún partido tiene mayoría, la misma situación que enfrentó el presidente del PDP, Chen Shui-bian, de 2000 a 2008. En cualquier caso, Lai no puede obviar que el 60 por ciento del electorado «quería un cambio» y votó por alguien diferente. Esto representa un importante desafío para su gobierno.

Tras proclamarse los resultados, el candidato del PDP dijo que esperaba trabajar con la nueva legislatura y que buscaría mejorar la comunicación, la consulta, la participación y la cooperación con legisladores de otros partidos políticos. Además, planteó la posibilidad de celebrar una “conferencia de asuntos nacionales” con los partidos de la oposición para encontrar áreas de consenso y cooperación. Aun así, es probable que se produzca un estancamiento político en el Yuan Legislativo.

El papel del PPT será objeto de escrutinio y especial atención por parte de las otras dos principales formaciones. En buena medida, tiene la llave de la estabilidad. Aunque su presidente, Ko Wen-je, dijo una vez que “odiaba aún más al PDP”, es poco probable que trabaje demasiado estrechamente con el KMT. Cualquier colaboración con el KMT enojaría a los jóvenes partidarios del PPT, y lo sabe. Por eso, en la última fase de las elecciones declaró que seguiría la agenda de la presidenta Tsai Ing-wen en materia de asuntos exteriores de Taiwán.

Un botón de muestra puede haber sido su decisión de no apoyar la propuesta del KMT para presidir el Yuan legislativo, optando por presentar un candidato propio. Pero no siempre será tan fácil. Y cualquier decisión puede llevarle a tener que lidiar con divisiones internas, una situación que otras pequeñas formaciones han tenido que afrontar en el pasado (el Partido Nuevo Poder (PNP) o el Partido el Pueblo Primero (PPP). Mal gestionadas, les llevaron a la irrelevancia política.

Las dudas sobre el sentido de las alianzas de Ko Wen-je o la sinuosa trayectoria de sus negociaciones en los últimos años  explorando dobles tratos junto al valor crítico de sus votos, fundamentan las acusaciones de  falta de fiabilidad y de oportunismo, a menudo tomando decisiones en el último momento basadas en maquinaciones políticas en lugar de principios.

Las pulsiones de la relación con China continental

Durante los últimos ocho años, las relaciones entre Taiwán y China continental han sido tensas. Beijing considera a la saliente Tsai Ing-wen y al PDP como defensores de la independencia de Taiwán. Tsai, cuando asumió el cargo en 2016, adoptó la posición de «mantener el statu quo» a través del estrecho (Ríos, 2020). Su sucesor, Lai, asegura seguir comprometido con ese concepto.

Por contra, Beijing se adscribe al llamado “consenso de 1992”,  un entendimiento tácito entre el entonces gobierno del Partido Nacionalista Chino (KMT) y el gobierno chino (Ríos, 2005). El KMT lo ha presentado sistemáticamente como un reconocimiento por parte de ambas partes de que sólo hay “una China”, siendo cada parte libre de interpretar lo que significa “China”. El PDP rechaza la existencia de este consenso.

En las relaciones bilaterales existen esencialmente dos escenarios: o las posiciones de las dos partes están alineadas y todo funciona sin problemas, o hay un conflicto de intereses. La posición continental ha ido subiendo el tono en paralelo a la denuncia de las políticas de desinización en la isla auspiciadas por el PDP o de la connivencia con EEUU interesado en utilizar el problema de Taiwán para contener a China.

En un simposio celebrado para conmemorar el 130º aniversario del nacimiento de Mao Zedong, el presidente chino Xi Jinping prometió resueltamente impedir que alguien “separe Taiwán de China” (Xinhua, 27 de diciembre de 2023). En su discurso de Año Nuevo, Xi volvió a calificar de “inevitable” la “reunificación” de China con Taiwán. La alocución fue una nueva redacción de su “Mensaje a los compatriotas en Taiwán” de 2019. Los dos lados del Estrecho de Taiwán alcanzaron el “consenso de 1992” para buscar la unificación basada en el “principio de una China” de Beijing, y la fórmula “un país, dos sistemas” proporciona una base sobre la cual eso podría lograrse. Esta es la síntesis de la perspectiva continental. Los comentarios de Xi dejan claro que “una China” significa la República Popular China, sin lugar a la interpretación del KMT de que “una China” pueda significar la República de China.

Sin embargo, la mayoría de los taiwaneses rechazan el “consenso de 1992”. Después de que Xi afirmó su definición en 2019, una encuesta mostró que más del 80 por ciento de los taiwaneses no estaban de acuerdo con el marco propuesto por China de “un país, dos sistemas”, el 75 por ciento estaba en contra del “consenso de 1992” basado en el “principio de una China” y más del 50 por ciento dijo que el “consenso” no existe. Estas cifras se han mantenido en el tiempo. Pese a ello, el KMT le presta validez al enfoque.

La política continental hacia Taiwán incluye la adopción de medidas de diverso tipo. En lo económico, por ejemplo, priman las propuestas de atracción con base en los incentivos que puede ofrecer el continente, complementarios de una realidad exportadora de la que Taiwán depende en grado sumo (en torno al 40 por ciento y con superávit). No obstante, esto no impide que en determinadas ocasiones también se apliquen aranceles a determinados productos (también en reacción a comportamientos idénticos adoptados por Taipéi) o incluso se ponga en cuestión la continuidad del Acuerdo Marco de Cooperación Económica (AMCE), firmado en 2010 por el entonces presidente Ma Ying-jeou (KMT).

Tras superar la pandemia del Covid-19, en un importante ámbito como es el turismo, el toma y daca prima por el momento sobre cualquier otra consideración, víctima propicia del estado general de las relaciones. La Administración de Turismo de la isla mantiene cancelados los planes para reabrir viajes grupales a China, en protesta por la decisión de Beijing de alterar unilateralmente las rutas de vuelo.

Un dato revelador es la dinámica de las inversiones de los empresarios taiwaneses en China que en 2023  alcanzaron un mínimo histórico del 11,4 por ciento de la inversión extranjera total, según el Consejo de Asuntos de China continental (CNA, 19 de Febrero de 2024). Esta cifra representó un enorme descenso respecto del 83,8 por ciento en 2010, principalmente porque los empresarios taiwaneses han estado diversificando sus inversiones a nivel mundial durante los últimos años.

En medio de agitaciones geopolíticas y crecientes disputas comerciales y tecnológicas entre Estados Unidos y China, los empresarios taiwaneses han ajustado su estrategia de diseño global de acuerdo con la reestructuración de las cadenas de suministro internacionales. De este modo, han reducido la inversión en China y han aumentado la inversión en Estados Unidos, Europa, Japón y los países cubiertos por la Nueva Política hacia el Sur del gobierno para diversificar los riesgos de producción.

La estrategia continental tiene también otras referencias principales. La primera es la diplomacia. Apenas dos días después de las elecciones del 13 de enero, Nauru rompió relaciones diplomáticas con Taiwán y estableció vínculos con la República Popular China. Por primera vez –de ahí la escalada– un país que cambia su lealtad citó la Resolución 2758 de la Asamblea General de las Naciones Unidas como su justificación. La Resolución 2758 otorgó a la República Popular China un asiento en la ONU. Al aludir a la resolución por parte de Nauru, China está señalando un mayor esfuerzo en el recurso a fundamentos que relaciona con la legalidad internacional para aislar a Taiwán a nivel.

La batalla diplomática entre los dos lados del Estrecho de Taiwán ha estado en curso desde 1949. Esta competencia esencialmente expandió la Guerra Civil china al escenario internacional. Beijing y Taipéi han estado compitiendo por el reconocimiento como representante legítimo de “China” en las relaciones diplomáticas.

Antes de 1971, el KMT, que entonces representaba a China en la ONU, disfrutaba de un historial de votación favorable y un fuerte apoyo de los aliados diplomáticos. Después de que Chiang Kai-shek fuera expulsado del organismo mundial, la representación legítima de China se trasladó a Beijing.

Entre 1971 y 1978, el número de aliados diplomáticos de la República de China se desplomó de 68 a 22. Incluso Japón y Estados Unidos dejaron de reconocer al régimen del KMT como representante legítimo de China en 1972 y 1979, respectivamente. Durante ese período, el objetivo de la República Popular China era achicar al máximo el espacio internacional de la República de China. Mientras tanto, el KMT siguió abogando por la unificación con China. Así lo hizo mientras mantuvo el poder ininterrumpido en la política interna hasta 1999.

El enfoque diplomático de Taipei ha cambiado desde 2000, cuando experimentó su primera transición política. Desde entonces hasta 2008, durante el primer mandato presidencial del PDP, Beijing cambió la batalla diplomática de un legado persistente de la guerra civil a una que reprime la defensa de la independencia de Taiwán. Durante los ocho años de Chen Shuibian en el cargo, nueve aliados diplomáticos cortaron lazos con Taiwán, pero también recuperó cuatro aliados diplomáticos de China.

Para Beijing, si ambos lados del Estrecho compiten por la representación de “China”, la reunificación aún podría ser una posibilidad. Sin embargo, si Taipéi abandona su búsqueda de la representación de “China” y elige un camino de independencia, Beijing se quedaría solo en la afirmación de cualquier soberanía sobre Taiwán. Por eso, durante la presidencia de Ma Ying-jeou, de 2008 a 2016, cuando el gobierno del KMT defendía la “política de una sola China con sus respectivas interpretaciones” (el llamado “consenso de 1992”) y se oponía a la independencia de Taiwán, Beijing defendía la “tregua diplomática” y frenaba incluso el cambio de reconocimiento.

Si la oposición a la independencia se traducía en la permisividad en materia de conservación de los aliados diplomáticos, desde 2016, cuando el PDP recuperó el poder, Beijing ha vuelto a priorizar el rechzao a la independencia de Taiwán cercenando el apoyo diplomático a Taipéi. Como resultado, la administración de la presidenta Tsai Ing-wen ha perdido 10 países con relaciones diplomáticas oficiales. Tampoco ha podido participar en ninguna organización internacional como la Asamblea Mundial de la Salud o la INTERPOL, la OACI, etc., donde Ma Ying-jeou había logrado abrir camino.

La deserción de Nauru sugiere que el presidente chino Xi Jinping será más activo en este ámbito. Lo cual sugiere también que Lai encontrará más presión de China que la actual presidenta Tsai Ing-wen cuando asumió el cargo hace ocho años.

La seguridad y la defensa

El esfuerzo en seguridad ha representado una característica sobresaliente del doble mandato de Tsai Ing-wen que, a buen seguro, se mantendrá con su sucesor, Lai Ching-te. La “creciente coerción militar” del Ejército Popular de Liberación (EPL) es el argumento que justifica el aumento progresivo del presupuesto de defensa de Taiwán en un porcentaje superior al del PIB anual. Ello a sabiendas de que no importa cuánto gaste Taiwán en su autodefensa, pues China es mucho más grande y siempre gastará más, haga lo que haga Taiwán. En ello, el PDP no estará solo: el PPT propuso aumentar el presupuesto de defensa al 3 por ciento del PIB, más que el récord del 2,5 por ciento que el gobierno del PDP detalló en su propuesta de presupuesto para 2024.

Una crisis potencial a lo largo del Estrecho de Taiwán fue calificada como una «contingencia de Nivel 1» en un informe del Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos publicado el 4 de enero por cuarto año consecutivo. Una crisis a través del Estrecho fue calificada como de probabilidad moderada y de alto impacto, añadió la encuesta. Entró por primera vez en el ranking como contingencia de Nivel 2 en 2019, y ha sido calificado como contingencia de Nivel 1 desde 2021.

El informe de la Encuesta de Prioridades Preventivas 2024 señala que «la intensificación de la presión económica y militar de China hacia Taiwán, especialmente en torno a las elecciones presidenciales taiwanesas de 2024, precipita una grave crisis a través del Estrecho que involucra a Estados Unidos y otros países de la región».

Desde la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a la isla en 2022, la presencia militar del EPL en el Estrecho de Taiwán se ha intensificado. En los últimos meses, la detección de globos aerostáticos de la República Popular China cruzando la línea divisoria del Estrecho para perturbar la defensa aérea y marítima de Taiwán unido a vuelos de aviones chinos (entrando en la Zona de Identificación de Defensa Aérea) o la presencia de buques realizando actividades cerca del área del Estrecho, han pasado a conformar una nueva normalidad.

Taiwán también echa sus cuentas. El Ministerio de Defensa reiteró el derecho a la autodefensa en respuesta a informes de los medios de que ha ajustado su modus operandi para un contraataque de autodefensa. La definición militar de «primer disparo» de China se había actualizado para denotar un «primer movimiento» que involucra aviones o buques militares chinos «que cruzan la frontera», es decir, entrar en las aguas territoriales y el espacio aéreo de Taiwán (CNA, 8 de marzo).

El concepto de «primer paso» se adoptó en 2021 y la definición se desarrolló aún más después de la visita de Nancy Pelosi, que llevó a China a realizar ejercicios militares a gran escala en todo Taiwán.

El reciente episodio del naufragio y muerte de dos marineros chinos como consecuencia de una persecución de la guardia costera taiwanesa ha dado pie a una nueva vuelta de tuerca en la presión continental. Beijing ha expresado el rechazo al concepto de «áreas prohibidas o restringidas», argumentando que los pescadores de ambos lados del Estrecho han operado tradicionalmente en las aguas alrededor de Xiamen y Kinmen, que están separadas por una distancia de menos de 10 kilómetros. El entendimiento tácito alguna vez sostenido entre China continental y Taiwán de que las aguas alrededor de Kinmen, Matsu y otras zonas periféricas eran «restringidas» o «prohibidas» parecen estar rotas. Y, en teoría, en estas aguas áreas marítimas controladas por Taiwán, según la ley, tiene derecho a defender si entran barcos chinos. El riesgo de incidentes ha aumentado de forma exponencial.

Por otra parte, el ajuste unilateral de China de las rutas de vuelo cercanas a la línea media del Estrecho de Taiwán, ha desatado otro frente de discordia. Beijing anunció la cancelación de lo que llamó una «medida de compensación» para la operación en dirección sur de la ruta de vuelo M503, que se encuentra al oeste de la línea media del Estrecho de Taiwán. Según Taipéi, los ajustes unilaterales a las rutas de vuelo cercanas a la línea mediana del Estrecho de Taiwán tienen como objetivo invadir aún más la frontera anteriormente tácita y ejercer más presión sobre Taiwán mientras monitorea el espacio aéreo en sus alrededores.

Si bien sigue siendo poco probable que el EPL intente una acción militar  en el corto plazo, las medidas descritas y otras por venir se intensificarán en el inmediato futuro, entrañando importantes riesgos que podrían escalar en un contexto de incomunicación entre ambas partes.

EEUU, Japón y los chips

El papel desempeñado por Taiwán en la producción mundial de semiconductores constituye un auténtico escudo para la seguridad de la isla ya que involucra directamente a importantes potencias en su protección.

Taiwán sigue siendo el principal centro de producción para TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company), con siete plantas avanzadas de envasado desde Hsinchu hasta el sur de la isla. Aunque se espera que Japón busque atraer inversiones en este ámbito bajo su política de revitalización de semiconductores, Taiwán sigue siendo la principal sede de producción para TSMC.

El gigante taiwanés de los semiconductores TSMC está expandiendo su presencia global con la planificación de una fábrica de procesadores de 3 nanómetros en Japón, siendo Osaka la ubicación más probable. Los planes abarcan desde EEUU, Europa o la India. Este movimiento se produce en medio de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Muchos ofrecen importantes incentivos para atraer a TSMC y fortalecer su industria. Para Taiwán es de vital importancia garantizar que pueda mantener una posición de liderazgo en el complejo “triángulo del silicio” entre Estados Unidos, China y Taiwán.

En dicha perspectiva, el gobierno taiwanés se propone desarrollar una lista de tecnologías centrales y críticas para reforzar su dominio de la tecnología de semiconductores, y también cooperar con aliados internacionales en un sistema multilateral de control de exportaciones que evite la salida de tecnología de chips avanzada a China, así como el tráfico ilegal, la transferencia o movilidad de equipos, tecnología y talentos clave en semiconductores, para proteger las tecnologías centrales y el talento destacado en semiconductores.

Ese contexto, más allá de la razón política o estratégica, opera como un catalizador de alianzas con la mirada puesta en la preservación del status de la isla. Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, por ejemplo, han acercado posiciones para subrayar la importancia de la paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwán en una declaración conjunta emitida tras un primer Diálogo trilateral Indo-Pacífico en Washington (Taipei Times, 8 de enero de 2024).

La postura de Japón con respecto a la cuestión (“una contingencia de Taiwán es una contingencia de Japón”) es conocida, mientras que Corea del Sur ha comenzado a expresar preocupación sobre la situación a través del Estrecho en la segunda mitad de la administración del ex presidente surcoreano Moon Jae-in (2017-2022).

Durante las XVII Conversaciones de Coordinación de Políticas de Defensa entre China y EE.UU., celebradas los días 8 y 9 de enero en Washington, Beijing exigió a Washington que deje de armar a Taiwán y no apoye su independencia.

Desde el final de la Guerra Fría, Taiwán ha sido la joya del dominio regional indiscutible de Estados Unidos. La política de “ambigüedad estratégica” le procuraba cierta holgura en el manejo de las diferencias a través del Estrecho (Chan, 2023). El expresidente estadounidense Donald Trump cristalizó la política de sus predecesores hacia Taiwán al tomar varias iniciativas importantes, incluida la Ley de Autorización de Defensa Nacional para el año fiscal 2018, que exigía fortalecer la asociación de defensa entre Estados Unidos y Taiwán. Durante los primeros tres años de la administración del presidente estadounidense Joe Biden, Washington ha seguido profundizando los vínculos con Taiwán. Si bien esto quedó evidente en la visita de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, la declaración de Biden de que Estados Unidos protegería militarmente a Taiwán si China atacara fue vista como un cambio importante en la política estadounidense. La Ley de Política de Taiwán de Washington aprobada en 2022 habla de garantizar la estabilidad regional y disuadir “nuevas agresiones” de la República Popular China contra Taiwán. También amenaza con severas sanciones contra China por acciones hostiles contra Taiwán. La nueva ley se ha centrado en profundizar las capacidades de defensa de Taiwán y Estados Unidos se ha comprometido a proporcionar varios miles de millones de dólares en asistencia de seguridad durante los próximos cuatro años. A mayores, ha designado a Taiwán como un “importante aliado no perteneciente a la OTAN”.

La cercanía de Washington y Taipéi se manifiesta igualmente en otros ámbitos. En lo político, por ejemplo, las delegaciones estadounidenses arriban a Taiwán con tanta frecuencia como prontitud. Nada más conocerse la elección de Lai Ching-te se anunciaba la presencia del ex asesor de seguridad nacional Stephen Hadley. Le sucederían muchas más. El presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Michael McCaul, planea visitar Taiwán para asistir a la ceremonia de investidura del nuevo presidente, Lai Ching-te, el 20 de mayo. China continental podría realizar ejercicios militares en respuesta.

Por otra parte, las ventas de armas han experimentado un progreso significativo. La administración Biden avanzó hasta trece paquetes de venta, subrayando la importancia que el gobierno estadounidense otorga a las necesidades de defensa de la isla y a la sólida asociación entre Taiwán y Estados Unidos.

La propuesta de presupuesto para 2025 publicada por la Casa Blanca incluye una solicitud de 100 millones de dólares para ayudar a Taiwán a fortalecer la disuasión y mantener la paz y la estabilidad a través del Estrecho de Taiwán (CNA, 11 de marzo de 2024). Es la primera vez que Estados Unidos incluye a Taiwán de forma independiente en su presupuesto, asignando fondos para fortalecer su capacidad de disuasión.

Sobre si los 100 millones de dólares incluyen fondos para una misión de entrenamiento permanente de las tropas de las Fuerzas Especiales estadounidenses en Taiwán, el Pentágono se remite a una «asistencia de seguridad tradicional». Fuentes taiwanesas (CNA, 15 de marzo de 2024) hablan de una “colaboración militar significativa” con Taiwán que implicaría el despliegue de fuerzas especiales en Kimen y Penghu. La presencia de Fuerzas Especiales estadounidenses en suelo de Taiwán fue confirmada por primera vez por la presidenta Tsai Ing-wen en una entrevista con CNN en 2021, aunque no se publicó ninguna información sobre su ubicación. El jefe del Comando Indo-Pacífico de Estados Unidos, el almirante John Aquilino, dijo que  no hay personal de fuerzas especiales estadounidenses estacionado permanentemente en la remota isla Kinmen de Taiwán (CNA, 20 de marzo de 2024).

Además, en un resumen presupuestario separado publicado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos, su propuesta de presupuesto fiscal para 2025 incluye una solicitud de 500 millones de dólares para reponer las existencias de armas estadounidenses en Taiwán a través de la Autoridad Presidencial de Reducción de Disposiciones, que toma armas de las existencias existentes del Pentágono y las envía al extranjero.

El fortalecimiento de la asociación de seguridad entre EEUU y Filipinas tiene una gran importancia para Taiwán. Washington y Manila reconocen que las tropas y los activos militares estacionados en la “primera cadena de islas” podrían servir para contrarrestar una hipotética acción del EPL. Hay planes para que Estados Unidos financie la construcción de una base naval en un puerto filipino en Batanes, en el estrecho de Luzón. Esta ubicación sería crucial para la defensa de Taiwán.

En el frente económico, la Iniciativa entre Estados Unidos y Taiwán sobre el proyecto de ley comercial del siglo XXI firmado por el presidente estadounidense Joe Biden en agosto de 2023, se ha definido como un ejemplo de “apuntalamiento de aliados”.

Conclusiones

Desde las elecciones del 13 de enero, las expectativas generales sobre la evolución de la situación en Taiwán se han vuelto más pesimistas (Courmont, 2024). China propicia la instauración fáctica de una “nueva normalidad” que restrinja la soberanía de facto de Taiwán.

El fin de los recortes arancelarios para algunos de los productos incluidos en el AMCE, el corte de relaciones diplomáticas por parte de Nauru, el desvío por parte de China de la ruta del vuelo M503, la suspensión de viajes de grupos turísticos a China, o la escalada de las controversias marítimas en torno Kinmen y Xiamen, trazan un panorama de mayor incertidumbre.

Dicha tendencia, que inicialmente podría interpretarse como un intento de influir en la orientación de la presidencia de Lai Ching-te, podría prolongarse a lo largo de su mandato. Lai es visto por Beijing como un cripto-independentista recalcitrante. Se ha descrito en más de una ocasión como un «trabajador pragmático por la independencia de Taiwán», y la última vez tuvo lugar en 2017, cuando era primer ministro. Sin embargo, ha bajado el tono de su retórica desde 2020, cuando asumió el cargo de vicepresidente, proclamando que «Taiwán ya es un país soberano e independiente» y que «no hay necesidad de declarar la independencia». Como parte de sus promesas de continuar con la política exterior y a través del Estrecho de la presidenta Tsai, Lai suscribe el mantenimiento del statu quo en el Estrecho de Taiwán.

Beijing persiste en su determinación de avanzar hacia la reunificación como expresión de la  gloria del rejuvenecimiento de la nación china. En la isla, el KMT no lo rechaza. El expresidente Ma Ying-jeou dijo a los medios de comunicación alemanes que Taiwán no tiene más remedio que confiar en el presidente chino Xi Jinping  en las relaciones a través del Estrecho, y que Taiwán nunca podría ganar una guerra contra China (Deutsche Welle, 17 de enero de 2024). Para Lai, Taiwán debe defender su democracia ya que se convertiría en otro Hong Kong si se adhiere a la idea de “una sola China”.

Más del 80 por ciento de los taiwaneses quieren mantener el statu quo con China, y los que prefieren mantener el estatus actual de Taiwán indefinidamente aumentan drásticamente, mientras que los que quieren la independencia han ido disminuyendo desde 2020, según el resultados de una encuesta (CNA,Taipei, 23 de febrero).

En la reunión entre el presidente estadounidense Joe Biden y el presidente chino Xi Jinping al margen de una cumbre de APEC en San Francisco en noviembre de 2023 se aludió a la creación de “barandillas” para gestionar las tensas relaciones entre Washington y Beijing. Sin duda, Taiwán es la más explosiva. Cuando Xi califica “la reunificación de la patria” como una necesidad histórica y llama a resolver “la cuestión de Taiwán en un momento determinado” debe entenderse como un momento en el que el equilibrio de poder entre Estados Unidos y China favorece a Beijing, en lugar de un cronograma específico. Pero la independencia es una “línea roja” (Ríos, 2023).

La posibilidad de una reelección de Donald Trump en EEUU incrementa los riesgos (Burdy, 2024). La histórica llamada telefónica entre el entonces presidente electo Trump y la presidenta Tsai Ing-wen en diciembre de 2016, abrió un importante frente de discordia con Beijing. marcó la primera vez que un presidente estadounidense o un presidente electo habló directamente con un presidente taiwanés desde que Taipei y Washington rompieron relaciones diplomáticas oficiales en 1979.

Una guerra por Taiwán causaría pérdidas por 10 billones de dólares a la economía global, una suma equivalente al 10 por ciento del PIB mundial, dijo David Alton, citando a Bloomberg Economics (Bloomberg, 9 de enero de 2024). Además, sería una catástrofe geopolítica para Estados Unidos y sus aliados. Para el almirante retirado de la Armada estadounidense James Stavridis, quien sirvió como comandante del Cuartel General Supremo de las Potencias Aliadas en Europa de la OTAN de 2009 a 2013, China no estará lista para enfrentarse a Estados Unidos de una manera muy madura hasta dentro de una década.

Xulio Ríos es asesor emérito del Observatorio de la Política China.

Referencias bibliográficas

Burdy, Jean-Paul (2024), Taïwan, le Japon et la Chine face à l´hypothèse dúne deuxième présidence Trump, En Diplomatie 126, Mars-Avril.

Courmont, Barthélémy (2024), Quel avenir pour Taiwan. En Diplomatie 126, Mars-Avril.

Chan, Steve (2023), La ambigüedad estratégica. En Vanguardia Dossier, nº 87, Abril/Junio 2023.

Ríos, Xulio (2005). Taiwán, el problema de China. Madrid: Catarata.

Ríos, Xulio (2020). Taiwán, una crisis en gestación. Madrid: Popular.

Ríos, Xulio (2023). La más roja de las líneas. En Vanguardia Dossier, nº 87, Abril/Junio 2023.

Para un acompañamiento de la evolución de Taiwán se sugiere: https://politica-china.org/

(Este texto forma parte del Anuario Ceipaz 2023-2024: ceipaz.org/anuari0-2023-2024/)

9. Difusión de la producción e imperialismo

En su nota semanal para Peoples Democracy Patnaik insiste en su conocida tesis de la importancia de los productos de la zona tropical y semitropical para el capitalismo, y cómo la transferencia de la producción a esas zonas no ha cambiado la esencia del imperialismo. https://peoplesdemocracy.in/

La difusión mundial de la producción y el concepto de imperialismo
Prabhat Patnaik
EN LA economía mundial se ha producido una importante difusión de la producción. Muchos llaman a este fenómeno el paso de una economía mundial liderada por Estados Unidos a una «economía mundial multipolar», pero se piense lo que se piense de esta descripción, el hecho de la difusión es indudable. En 1994, por ejemplo, los países del G-7 (EE.UU., Reino Unido, Alemania, Francia, Japón, Italia y Canadá) producían el 45,3% de la producción mundial, mientras que los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, junto con los nuevos miembros Irán, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Etiopía) producían el 18,9%; en 2022, sin embargo, las proporciones habían pasado a ser 29,3 y 35,2, respectivamente. (Son cifras del Banco Mundial citadas por el economista Jeffrey Sachs).
Incluso si tomamos una agrupación algo mayor, a saber, EE.UU., Reino Unido, Canadá, UE, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, su participación en la producción mundial ha caído del 56% en 1994 al 39,5% en 2022. La negativa de EE.UU. a reconocer las ramificaciones de esta difusión, y su intento de conservar el poder del que gozaba sobre el mundo en los viejos tiempos, le hace extremadamente agresivo frente a Rusia, China, Irán y otros; de hecho, su agresividad está empujando al mundo a peligrosos enfrentamientos militares.
Esta difusión de la producción se ha visto sin duda enormemente favorecida por la aparición del socialismo. No sólo la propia descolonización se vio favorecida por la existencia del socialismo, sino que la creación de capacidades nacionales, capacidad tecnológica, infraestructuras y capacidad productiva en las sociedades poscoloniales se produjo inicialmente bajo la égida de regímenes dirigistas que sólo se sostuvieron frente a la hostilidad occidental gracias a la importante ayuda soviética; Más tarde, por supuesto, tras el colapso del socialismo en la Unión Soviética y Europa del Este, y el fin del dirigismo en el Tercer Mundo, este proceso de difusión fue llevado adelante por los flujos internacionales de capital en la producción que fueron facilitados por el orden global neoliberal, pero los requisitos previos para tales flujos habían sido creados en muchos casos importantes por los regímenes dirigistas. La difusión de la producción que se está produciendo en la actualidad a países fuera del bloque liderado por Estados Unidos se está produciendo bajo la égida del capitalismo (China, por supuesto, es un caso aparte).
La cuestión que esto plantea es: ¿en qué sentido podemos hablar de imperialismo en el contexto actual? El término imperialismo se ha asociado a una dicotomía en la economía mundial, entre una metrópoli desarrollada y una periferia subdesarrollada; si esta dicotomía se está borrando, si los países que pertenecían a la periferia registran ahora tasas de crecimiento de la producción incluso superiores a las de los propios países metropolitanos, ¿cómo podemos seguir hablando de imperialismo? La realidad parece apuntar, por el contrario, hacia una «convergencia» entre países, en la que países que pertenecían al sur global están alcanzando ahora a los del norte global y, lo que es más, lo están haciendo (exceptuando de nuevo a China) bajo el propio modo de producción capitalista. El capitalismo ya no es el culpable de perpetuar la división del mundo en un segmento desarrollado y otro subdesarrollado; por lo tanto, ya no se le puede acusar de imperialismo. Surge la pregunta: ¿es esto correcto?
En primer lugar, mientras que la difusión es inequívoca, hablar de «convergencia» es inverosímil. Esto es así, en parte, porque no hay que exagerar el propio fenómeno de la difusión: los países que han sido testigos de tal difusión son todavía pocos, y muchos de ellos bien podrían experimentar reveses de fortuna en los días venideros; esto sucedería porque la crisis del neoliberalismo los está atrapando en trampas de deuda que implicarían «austeridad fiscal», deflación interna y, por tanto, estancamiento y recesión económicos. La historia da amplio testimonio de tales retrocesos, que han sido especialmente generalizados en los países ricos en minerales. Myanmar es un ejemplo clásico de un país que en su día se consideró en el umbral de la prosperidad, pero que ahora figura entre los «países menos desarrollados». En nuestra propia vecindad vemos cómo los países retroceden debido a la carga de la deuda externa.
La segunda razón por la que la «convergencia» está fuera de cuestión reside precisamente en el imperialismo. Para verlo hay que fijarse en un segundo fenómeno que caracteriza a la economía mundial pero que, en lugar de recibir la atención que tan obviamente merece, se intenta camuflar por organizaciones como el Banco Mundial que sólo hacen hincapié en el hecho de la difusión. Consiste en el hecho de que durante la era neoliberal, en la que se ha producido una difusión de actividades desde el Norte global hacia el Sur global bajo la égida del capitalismo, y en la que este último ha mostrado una tasa media de crecimiento del PIB superior a la del primero, se ha producido simultáneamente un aumento del grado de privación nutricional en este último; y si se considera que la privación nutricional refleja la privación general, de la que hay abundantes pruebas en los niveles de renta del Sur global, entonces se ha producido un aumento del grado de pobreza absoluta. No cabe duda de que la población del sur se ha beneficiado de las mejores carreteras, electricidad y otras infraestructuras que se han construido; pero su consumo privado se ha resentido precisamente durante el periodo en que el socialismo y los regímenes dirigistas relativamente autónomos apoyados por el socialismo se han derrumbado y se ha establecido la hegemonía del capitalismo neoliberal sobre la economía mundial.
Postular la «convergencia» es, por tanto, una lectura errónea de la situación; todo lo que se puede decir es que la línea divisoria que existía en el mundo capitalista entre la metrópoli y la periferia se ha desplazado geográficamente ahora al interior de la propia periferia; la gran burguesía y la élite del Sur global se encuentran ahora en el mismo lado de la línea divisoria que el capital metropolitano. Ya no está del mismo lado que los pueblos del Sur global, como ocurría generalmente durante la lucha anticolonial.
Sin embargo, el término imperialismo nunca se refirió a una división geográfica, sino a la coerción ejercida por el modo de producción capitalista sobre su entorno. En otras palabras, su punto de partida siempre fue la economía política y no las fronteras geográficas. Merece la pena recapitular algunos puntos de esta economía política.
El modo de producción capitalista alcanzó la mayoría de edad con la revolución industrial que se produjo en la industria textil del algodón en Gran Bretaña. Pero Gran Bretaña no puede cultivar algodón en bruto. Por lo tanto, la propia mayoría de edad del modo capitalista se basó en su acceso a toda una serie de productos primarios que no pueden cultivarse en su base, ni en absoluto, ni en cantidades suficientes, ni durante todo el año; en su lugar, suelen cultivarlos millones de campesinos y pequeños productores en regiones tropicales y semitropicales del mundo que están, y han estado históricamente, densamente pobladas. Estas regiones son, en términos generales, coterminales con la periferia; e incluso cuando el capitalismo se extiende a estas regiones, tanto este capitalismo local como el capitalismo de la metrópoli siguen dependiendo de la obtención de un suministro creciente de una serie de productos primarios de estos millones de productores no capitalistas a precios que no sólo no aumentan, sino que en realidad han mostrado una disminución absoluta en términos de unidad de dólar durante décadas.
Aunque el valor de cambio de estas mercancías es relativamente bajo, lo que es un legado de la drástica compresión que se ha impuesto a los pequeños productores de estas mercancías a lo largo de los años y que crea la impresión totalmente falsa de que estas mercancías son bastante poco importantes para el sistema, el capitalismo simplemente no puede prescindir de ellas como valores de uso. Ahora bien, la obtención de los suministros necesarios de tales mercancías, especialmente de productos agrícolas tropicales y semitropicales a partir de una masa de tierra que ya está más o menos plenamente utilizada, requeriría poca coerción si los pequeños productores situados allí emprendieran prácticas e innovaciones de «aumento de la tierra» (es decir, de aumento del rendimiento de la tierra). Pero tales innovaciones y prácticas, ya sea el riego o la investigación y popularización de variedades de semillas de alto rendimiento, suelen requerir un esfuerzo considerable del Estado, que el capitalismo, especialmente el capitalismo neoliberal, desaprueba. No quiere que el Estado participe en ninguna actividad que promueva los intereses de nadie que no sea el capital internacional y sus aliados locales, la oligarquía corporativa-financiera del propio Sur global. Ciertamente no desea que el Estado promueva los intereses de los campesinos y los pequeños productores, razón por la cual se evitan las medidas de «aumento de tierras» y los suministros necesarios de productos primarios se obtienen comprimiendo los ingresos locales, y por tanto la demanda local de dichos productos, dentro del Sur global. Esta compresión es imposible sin, al menos, una coacción implícita.
El descenso de la producción per cápita de cereales en el Sur global, y el descenso aún mayor de la disponibilidad per cápita de cereales (debido al desvío en los últimos años de los cereales hacia los biocombustibles) son consecuencia de esta coacción, de la que la privación nutricional observada es una manifestación. Por lo tanto, la difusión de la producción hacia el Sur global no obvia en absoluto el fenómeno del imperialismo.

10. Resumen de la guerra en Palestina, 17 de junio.

Ayer hubo resumen en Mondoweiss. Os lo paso. Aprovecho también para pasar uno de los resúmenes semanales que vuelven a hacer en Rybar, centrado en las operaciones militares. Es del 8 al 15 de junio, con vídeo.

https://mondoweiss.net/2024/

Día 255 de la «Operación Al-Aqsa»: Netanyahu disuelve el gabinete de guerra israelí

Las autoridades de Gaza acusan a Israel y Estados Unidos de inducir el hambre en Gaza como arma de guerra para forzar sus «objetivos políticos».

Por Qassam Muaddi 17 de junio de 2024

Bajas

  • 37.347 + muertos* y al menos 85.372 heridos en la Franja de Gaza.
  • Más de 544 palestinos asesinados en Cisjordania ocupada y Jerusalén Este.**
  • Israel revisó a la baja su estimación de víctimas mortales del 7 de octubre, de 1.400 a 1.140.
  • Desde el 7 de octubre han muerto 662 soldados israelíes y al menos 3.664 han resultado heridos.***

* El Ministerio de Sanidad de Gaza confirmó esta cifra en su canal de Telegram el 17 de junio de 2024. Algunos grupos de derechos humanos estiman que el número de muertos es mucho mayor si se tienen en cuenta los presuntos muertos.

** El número de muertos en Cisjordania y Jerusalén no se actualiza periódicamente. Según el Ministerio de Sanidad de la AP el 13 de junio, esta es la última cifra.

*** Estas cifras las da a conocer el ejército israelí, enumerando los soldados cuyos nombres «se permitió publicar». Según declaró el jefe de la asociación de heridos del ejército israelí al Canal 12 de Israel, El número de soldados israelíes heridos supera los 20.000, incluidos al menos 8.000 discapacitados permanentes, a 1 de junio.

Principales acontecimientos

  • Israel mata a 81 palestinos y hiere a 270 desde el jueves 13 de junio en toda Gaza, lo que eleva el número de muertos desde el 7 de octubre a 37.347 y el de heridos a 85.372, según el Ministerio de Sanidad de Gaza.
  • Netanyahu disuelve el gabinete de guerra israelí, formado tras el atentado del 7 de octubre.
  • El canal 12 de Israel dice que Netanyahu formará un pequeño comité compuesto por ministros de guerra y asuntos estratégicos, para las decisiones políticas urgentes, en sustitución del gabinete de guerra.
  • El Tribunal Supremo de Israel suspende la investigación sobre el fracaso del 7 de octubre.
  • La Corte Penal Internacional espera dictar decisiones sobre las órdenes de detención contra Netanyahu y Gallant, así como contra los dirigentes de Hamás Haniyeh, Sinwar y Deif, en los próximos 10 días.
  • El ejército israelí anuncia que en la última semana han muerto 12 soldados y 19 han resultado heridos en Gaza.
  • El gobierno israelí prorroga el servicio militar de los reservistas durante 3 meses más.
  • Las fuerzas israelíes matan al periodista palestino Mahmoud Qassem en la ciudad de Gaza. Es el 151º periodista asesinado por Israel desde el 7 de octubre.
  • La OMS afirma que 10.000 personas de Gaza necesitan recibir tratamiento médico urgente fuera de la franja.
  • UNRWA dice que las operaciones militares en Rafah continúan, a pesar de que el ejército israelí anunció el domingo un alto táctico.
  • Noruega aumenta la financiación de la UNRWA.
  • La oficina de medios de comunicación del gobierno de Gaza afirma que Israel y Estados Unidos están explotando las necesidades de civiles y niños mediante la inanición con fines políticos.
  • Colonos israelíes incendian tierras de cultivo en la aldea de Burqa, al noreste de Ramala.
  • El gobierno israelí aprueba la legalización de cuatro puestos avanzados de colonos en Cisjordania.
  • Líbano: Israel bombardeó las localidades de Amra, Naqoura y ِAitaroun, en el sur de Líbano, mientras Hezbolá atacaba una base del ejército israelí en el monte Meron, en Galilea.
  • Líbano: El portavoz del ejército israelí afirma que Hezbolá ha lanzado 5.000 cohetes contra Israel desde el 8 de octubre.

Netanyahu disuelve el gabinete de guerra, el enviado de EE.UU. llega a la región

El lunes, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, disolvió el gabinete de guerra del gobierno israelí que se formó inmediatamente después del ataque del 7 de octubre, y que ha estado dirigiendo la guerra durante nueve meses.
La medida de Netanyahu se produjo una semana después de que dos miembros clave del gabinete de guerra, Benny Gantz y Gadi Eizenkot, dimitieran en protesta por el liderazgo de Netanyahu y pidieran elecciones anticipadas.
La formación del gabinete de guerra, que excluía a los aliados de Netanyahu en la coalición de gobierno, Itamar Ben-Gvir y Bezalel Smotrich, fue la condición de Gantz para formar parte de él, allá por octubre. Tras las dimisiones de Gantz y Eizenkot, tanto Ben-Gvir como Smotrich, controvertidos para los aliados occidentales de Israel por su retórica explícitamente racista, han exigido formar parte del gabinete.
Se espera que las dimisiones aumenten la presión sobre Netanyahu para que concluya un acuerdo de alto el fuego e intercambio de prisioneros con Hamás. Sin embargo, Netanyahu se enfrentará ahora a menos oposición dentro del gobierno, desde el que ahora dirigirá la guerra. El canal 12 de Israel informó el lunes de que Netanyahu formará un pequeño comité, que incluirá a los ministros de Guerra y Asuntos Estratégicos, para una consulta política urgente.
Mientras tanto, el enviado especial de Estados Unidos, Amos Hochstein, llegó el lunes a Tel Aviv para reunirse con altos funcionarios israelíes, en un intento de evitar una escalada mayor entre Israel y Hezbolá de Líbano. La semana pasada, el grupo libanés lanzó el mayor ataque con cohetes contra Israel hasta la fecha, en respuesta a la muerte de uno de sus comandantes por un ataque israelí en el sur del Líbano. Mientras tanto, Israel sigue atacando ciudades del sur del Líbano, matando al menos a 414 libaneses.
El domingo, el presidente estadounidense, Joe Biden, repitió que el acuerdo redactado por Estados Unidos a principios de junio era la mejor forma de poner fin a la guerra actual. Washington sostiene que el borrador es una propuesta israelí, mientras que funcionarios israelíes lo han rechazado públicamente.

El hambre se extiende por Gaza a medida que se intensifican los combates

La oficina de medios de comunicación del gobierno de Gaza declaró el lunes que Israel y Estados Unidos utilizan la hambruna para aprovecharse de las necesidades de la población civil para sus propios objetivos políticos. La declaración se produjo días después de que la Organización Mundial de la Salud advirtiera de que la mitad de la población de Gaza se morirá de hambre en julio, mientras Israel sigue cerrando los pasos fronterizos de la franja.

El jueves pasado, la ONU declaró que se había diagnosticado desnutrición a unos 8.000 niños en Gaza. Varios informes han alertado en las últimas semanas de una nueva oleada de hambruna en el norte de la Franja de Gaza. Según los informes, ya son 32 los palestinos, 28 de ellos menores de cinco años, que han muerto de desnutrición desde octubre.

Israel lleva cerrando los pasos terrestres de Gaza desde su invasión de Rafah, a principios de mayo, reduciendo considerablemente la ya mermada entrada de ayuda humanitaria a la franja.

Mientras tanto, durante el fin de semana se intensificaron los combates entre las fuerzas israelíes y los grupos de resistencia palestinos en Rafah, especialmente en torno al corredor Philadelphi, a lo largo de la frontera egipcia.

El sábado El ejército israelí admitió la muerte de ocho de sus soldados en la explosión de un vehículo de transporte de personal, tras ser atacado por combatientes palestinos, en Tel al-Sultan, en Rafah. Las fuerzas israelíes también anunciaron la muerte de un oficial y un soldado en Rafah, y de dos oficiales en el norte de la Franja de Gaza.

https://x.com/rybar_force/

Crónicas del conflicto palestino-israelí: lo más destacado de la semana del 8 al 15 de junio de 2024
El norte de la Franja de Gaza permaneció relativamente tranquilo durante la semana. En Jabaliya se retiraron los escombros dejados por una operación terrestre de las Fuerzas de Defensa de Israel.
Mientras tanto, en el sur de la capital del enclave palestino, unidades de las FDI avanzaron en la zona de Al-Zeitoun. Los israelíes ampliaron su zona de control en el área de la calle Al-Sikka y el cruce de Kuwait.
Un acontecimiento destacado fue la liberación de cuatro rehenes israelíes en Nuseirat, en el centro de la Franja de Gaza. La operación conjunta del ejército y los servicios de inteligencia llevaba semanas desarrollándose.
Se llevaron a cabo ataques masivos sobre Nuseirat al mismo tiempo que la operación de rescate. El número oficial de muertos y heridos se cuenta por centenares, pero puede ser muy exagerado.
Al sur, las tropas israelíes se retiraron del este de Deir al-Balah tras enfrentamientos con militantes de Hamás. Estaban allí con el objetivo declarado de eliminar la infraestructura terrorista.
Continuó la operación terrestre de las Fuerzas de Defensa de Israel en el sur de la Franja de Gaza. Se produjeron intensos combates en la zona del campamento de al-Shaboura, situado en el centro de Rafah.
Militantes de Hamas llevaron a cabo con éxito una emboscada contra las unidades de las FDI en esta zona, ya desaparecida. Varios soldados israelíes murieron en la explosión de un edificio con trampas explosivas.
Mientras tanto, en la zona costera, los israelíes lanzaron una ofensiva limitada contra el campo de refugiados de al-Mawasi. La zona fue intensamente bombardeada, a lo que siguió un rápido movimiento de vehículos blindados.

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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