MISCELÁNEA 15/09/2025

DEL COMPAÑERO Y MIEMBRO DE ESPAI MARX, CARLOS VALMASEDA.

ÍNDICE
1. Cinco tesis sobre Nepal.
2. Bangladesh y el centrismo militante.
3. El capitalismo verde sigue en China.
4. Una visión más matizada sobre la Cuarta Transformación.
5. La deuda que viene.
6. Entrevista a biógrafo de Cabral.
7. El contrato social de posguerra en Alemania.
8. Entrevista a Antonio di Meo.
9. Resumen de la guerra en Palestina, 13 de septiembre de 2025.

1. Cinco tesis sobre Nepal.

Prashad y uno de los autores del artículo sobre Nepal que vimos el otro día, plantean cinco tesis explicativas de lo sucedido.

https://globalter.com/cinco-tesis-sobre-la-situacion-en-nepal/

Cinco tesis sobre la situación en Nepal

VIJAY PRASHAD Y ATUL CHANDRA

Tras la renuncia del primer ministro nepalí KP Oli en medio de protestas masivas impulsadas por la juventud del país, han circulado diferentes narrativas que simplifican y tergiversan las complejidades y la realidad sobre el terreno en Nepal que están en el origen de esta crisis.

Si tu casa no está limpia, las hormigas entrarán por la puerta y atraerán a las serpientes.

La crisis en Nepal se agravó a principios de septiembre, derrocando al gobierno de centro-derecha del primer ministro KP Oli (Proveniente del Partido Comunista). El detonante inmediato fue la regulación y prohibición de las redes sociales el 4 de septiembre. Las protestas por esta medida fueron reprimidas por la policía con disparos, dejando 19 manifestantes muertos. Fueron aumentando las protestas, que se convirtieron en manifestaciones masivas y ataques a las casas de políticos, al edificio del Parlamento nacional y a la residencia presidencial.

Circulan varias narrativas sobre la agitación actual, pero dos son las que predominan:

  1. Fracaso sistémico de la gobernanza: Los años de promesas incumplidas, corrupción y alianzas oportunistas han provocado una crisis de legitimidad no de este o aquel partido, sino del establishment. El auge actual se explica como una reacción popular debido al descuido acumulado.
  2. Tesis de la revolución de colores: que las protestas están orquestadas por una fuerza externa, y la mayoría de los dedos apuntan a los Estados Unidos y a la financiación del Congreso de los Estados Unidos a través de la Fundación Nacional para la Democracia a Hami Nepal (creada en 2015).

Ambas teorías permiten a las partes implicadas en Nepal eludir fácilmente su responsabilidad, ya sea achacándola a intromisiones extranjeras o a una vaga idea de la “clase política”. En estas teorías no se aborda el orden burgués subyacente y sus problemas en Nepal: una economía clientelar con mas de un siglo de historia, el control de la tierra, las finanzas y los contratos gubernamentales en manos de un oligopolio estrechamente vinculado a la monarquía, y un paradigma de crecimiento que depende de la exportación de trabajadores migrantes y del desarrollo de infraestructuras financiadas con deuda. Las causas estructurales de las reivindicaciones de la población se simplifican en conceptos simplistas, pero evocadores, por ejemplo, “corrupción” y “revolución de colores”.

Ninguna de estas teorías es totalmente incorrecta o correcta, sino que son solo parciales y su parcialidad puede ser muy engañosa. Este artículo no pretende corregir esa parcialidad por si solo, pero espera ofrecer algunas ideas para el debate. Las cinco tesis que se exponen a continuación solo pretenden enmarcar el debate que esperamos sea no solo sobre la difícil situación de Nepal, sino también sobre la de muchos países del Sur Global.

1. Mal manejo del momento de oportunidad. Después de que se promulgara la nueva Constitución en Nepal en 2015, había una gran esperanza de que la izquierda amplia pudiera mejorar la situación social de los nepalíes. Por lo tanto, en 2017, los distintos partidos comunistas obtuvieron el 75 % de los escaños en el Parlamento nacional.

Al año siguiente, los partidos comunistas más grandes se unieron para formar el Partido Comunista de Nepal, aunque la unidad no era muy profunda porque los partidos tenían sus propias estructuras y sus propios programas y no podían formar realmente un partido unificado, sino principalmente un bloque electoral unificado. La falta de un programa común para la actividad política comunista y de una agenda común para resolver los problemas del pueblo a través del instrumento del Estado condujo a la disipación de la oportunidad que se le había brindado a la izquierda.

El partido unificado se dividió en 2021 y, desde entonces, los distintos partidos de izquierda se han ido turnando en el poder, lo que el pueblo ha visto como practicas individualistas y opportunistas. Cuando el ministro del Interior Narayan Kaji Shrestha (2023-2024), del Centro Maoísta, intentó utilizar los instrumentos del Estado para investigar las prácticas corruptas, incluso en su propio partido, fue expulsado de su cargo.

Desde 2024, el Gobierno de Nepal incluía una facción derechista de la izquierda (liderada por K. P. Oli) y una facción de la derecha (el Congreso Nepalí), lo que lo convertía en un Gobierno de centro-derecha. La larga lucha por la democracia que comenzó con la Revolución de 1951, se intensificó con el Jana Andolan (Movimiento del Pueblo) de 1990 y luego pareció consolidarse con el Loktantra Andolan (Movimiento por la Democracia) de 2006, solo parece haber sido derrotada, cuando en realidad esa larga lucha reaparece bajo otras formas.

2. Incapacidad para abordar los problemas básicos de la población. Los problemas de Nepal en 2015, cuando se adoptó la nueva Constitución, eran graves. Un terremoto masivo en Gorkha devastó la provincia, dejando más de 10.000 muertos y dejando a cientos de miles de personas sin hogar. Al menos una cuarta parte de los nepalíes vivía por debajo del umbral de la pobreza. La discriminación por motivos de casta y etnia creó una gran sensación de desesperanza. La provincia de Madhesh, situada en la frontera entre Nepal y la India, estaba especialmente indignada por la sensación de desventaja y por el análisis de que la Constitución de 2015 la marginaba aún más. La débil sanidad y educación pública, que llevaban un siglo sin recibir la financiación necesaria, no podían satisfacer las aspiraciones de la clase media emergente.

Los gobiernos de izquierda propusieron diversas políticas para abordar algunas de estas cuestiones, sacando a amplios sectores de la población de la pobreza (la pobreza infantil pasó del 36 % en 2015 al 15 % en 2025) y del abandono de las infraestructuras (el acceso a la electricidad es ahora del 99 % y se ha registrado una mejora en el Índice de Desarrollo Humano).

Sin embargo, sigue existiendo una enorme brecha entre las expectativas y la realidad, ya que las tasas de desigualdad no disminuyen lo suficiente y la migración se mantiene en niveles alarmantemente altos. Los niveles de corrupción también siguieron siendo demasiado elevados en el país, ya que la percepción de la corrupción se deterioró (ocupando el puesto 107 de 180 en 2024). El gobierno no ha podido contener la corrupción, la desigualdad y la inflación, y ha cerrado acuerdos muy desfavorables en materia comercial y financiera con el FMI (el retorno al Servicio de Crédito Ampliado del FMI ha reducido sus posibilidades fiscales).

3. La tendencia a buscar refugio en la idea de la monarquía hindú. La pequeña burguesía nepalí, que envía a sus hijos a escuelas en inglés y que a menudo procede de castas hindúes oprimidas o “atrasadas”, se siente frustrada por el continuo dominio de las castas superiores y se inspira en la política de la pequeña burguesía hindutva de derecha de Uttar Pradesh, uno de los estados que limita con Nepal. Por eso en las marchas había muchos carteles con la imagen de Yogi Adityanath, líder del partido derechista Bharatiya Janata Party (BJP) de la India y jefe del gobierno de Uttar Pradesh. Esta fracción de la población también está dispuesta a “volver” a la monarquía, que es una monarquía hindú. Varias fuerzas políticas respaldan estas tendencias, por ejemplo, el partido pro-monárquico (Partido Rashtriya Prajatantra o RPP) y sus personas aliadas (Comité Conjunto del Movimiento Popular, formado en marzo de 2025 como parte de las protestas por el retorno a la monarquía, Shiv Sena Nepal, Vishwa Hindu Mahasabha).

Desde la década de 1990, el Hindu Swayamsevak Sangh (HSS), afiliado internacional del RSS indio, ha creado discretamente shakhas (grupos) y cuadros. El HSS, junto con un grupo tentacular de organizaciones, por ejemplo, el Shiv Sena y el RPP, ha hecho campaña contra las políticas seculares y a favor del retorno al Raj hindú. En lugar de limitarse a atacar el secularismo, el bloque Hindutva ha centrado su atención en lo que denomina una puerta giratoria de élites en Katmandú que ha mantenido el poder desde que se abolió la monarquía en 2008. Enmarcan su retórica civilizatoria en torno a la lucha contra la corrupción y la caridad, con movilizaciones a través de festivales hindúes y de personas influyentes en Internet, así como con una divulgación selectiva entre las castas marginadas y oprimidas en nombre de la unidad hindú. Este bloque, poderosamente organizado a diferencia de los jóvenes, tiene la capacidad de tomar el poder y restaurar el orden en nombre del Estado hindú y la monarquía, recuperando el autoritarismo en nombre de la lucha contra la corrupción.

4. Cansados de la válvula de escape de la migración. Si omitimos países pequeños, por ejemplo, Montserrat y San Cristóbal y Nieves, Nepal es el país con la tasa per cápita más alta de migración por motivos laborales. Con una población de 31 millones de habitantes, actualmente hay 534 500 nepalíes (registrados) que trabajan en el extranjero, lo que supone 17,2 personas por cada 1000 nepalíes. Las cifras han aumentado considerablemente en los últimos años. En 2000, la cifra registrada de nepalíes que obtuvieron permisos de trabajo en el extranjero era de 55 000, ahora es diez veces mayor. En 2022-23 se alcanzó un nuevo récord con 771 327 permisos expedidos.

Gran parte de la juventud está enfadada por no haber podido satisfacer sus necesidades de empleo dentro de Nepal, sino verse obligada a emigrar y, a menudo, a aceptar trabajos horribles. En febrero de 2025 se produjo un terrible incidente en Yeongam (Corea del Sur), cuando una persona migrante de 28 años, Tulsi Pun Magar, probablemente se suicidó porque el empleador de la granja porcina en la que trabajaba no dejaba de revisar a la baja su salario. Tulsi procedía de la comunidad gurkha de Pokhara. Tras su suicidio, se supo que 85 nepalíes habían fallecido en Corea del Sur en los últimos cinco años, la mitad de ellos por suicidio. Noticias como estas aumentaron la frustración y la ira hacia el gobierno. En Internet, muchos compartieron la opinión de que el gobierno se preocupaba más por los inversores extranjeros directos que por las personas migrantes propias, cuya inversión en Nepal a través de las remesas es mucho mayor que cualquier capital extranjero.

5. Las influencias externas de los Estados Unidos y la India. El Gobierno de centro-derecha de KP Oli había mantenido una estrecha relación con los Estados Unidos. Nepal se había unido a la Millennium Challenge Corporation (MCC) del Gobierno de los Estados Unidos en febrero de 2017, una decisión tomada por un Gobierno de izquierda que fue muy controvertida por gran parte de la izquierda. Debido a la presión desde abajo, el gobierno de Nepal se mantuvo al margen de la MCC, pero el gobierno de centro-derecha de Oli recibió a John Wingle (vicepresidente adjunto de la MCC) en Katmandú en agosto de 2025 para mantener conversaciones sobre la reanudación de la ayuda de los Estados Unidos y discutir la continuación de los proyectos de infraestructura. Mientras tanto, el gobierno de extrema derecha de Narendra Modi en la India trató de promover el papel del partido nacionalista hindú de extrema derecha en Nepal, que hasta ahora había estado al margen. Si hubo alguna actividad externa en las protestas de 2025, es más probable que la India, y no los Estados Unidos, tuviera algo que ver en los acontecimientos. Sin embargo, incluso en este caso, es posible que la extrema derecha nepalí se limite a aprovechar el colapso del gobierno de Oli y el enorme sentimiento anticorrupción.

Es importante reconocer que ninguna vivienda u oficina del RPP (Ndt: Partido pro-monarquía) fue atacada, mientras que en marzo los cuadros del RPP atacaron una oficina comunista, lo que prefiguraba lo que ocurre ahora en septiembre.

El ejército parece haber restablecido cierta calma en Nepal. Pero se trata de una calma que es sinónimo de desorden y peligro. Queda por ver qué sucederá a continuación. Llevará tiempo que se calme la situación. ¿Invitará el ejército a alguna de las celebridades de Internet a asumir el poder, por ejemplo, el alcalde de Katmandú, Balendra Shah? Los manifestantes han sugerido a Sushila Karki, una muy respetada ex presidenta del Tribunal Supremo de Nepal (2016-2017), que ha desarrollado su carrera manteniéndose al margen de los partidos políticos. Se trata de opciones provisionales. No tendrán el mandato de realizar cambios significativos. Fingirán estar por encima de la política, pero eso solo desilusionará a la gente con la democracia y sumirá al país en una crisis a largo plazo. Un nuevo primer ministro no resolverá los problemas de Nepal.

Vijay Prashad es historiador y periodista indio. Director del Instituto de Investigación Social Tricontinental. Ha escrito más de 20 libros. El último en colaboración con Noam Chomsky: “La retirada. Irak, Libia, Afganistán y la fragilidad del poder de Estados Unidos”, reseñado por David Bollero en Globalter.

Atul Chandra es coordinador del programa de Asia en Tricontinental.

Este artículo se publica en colaboración con Peoples Dispatch

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2. Bangladesh y el centrismo militante.

Aunque cada país es un mundo, puede ser útil ver lo que pasó con el levantamiento de Bangladesh para imaginar lo que puede pasar en Nepal.

https://www.jamhoor.org/read/militant-centrism-in-post-revolution-bangladesh

El centrismo militante en Bangladesh tras los levantamientos

26 de agosto de 2025

Nijjor Manush

A pesar de sus orígenes aparentemente revolucionarios, el partido liderado por estudiantes de Bangladés se encuentra en una situación cuestionable en el nuevo panorama político. ¿Qué nos dice su trayectoria sobre la política «posideológica»?

Nota del editor: El siguiente es un extracto del reciente libro de Nijjor Manush «¿Inquilab Zindabad? Un análisis socialista de Bangladesh tras los levantamientos». El libro se puede adquirir directamente a través de Nijjor Manush. El texto ha sido ligeramente editado.

El Partido Nacional Ciudadano (NCP), o Jatiya Nagorik Party en bengalí, se fundó el 28 de febrero de 2025. Es el más significativo de los nuevos partidos políticos que han surgido en Bangladesh tras los levantamientos. El NCP surgió conjuntamente de la plataforma Estudiantes contra la Discriminación (SAD), que había sido el órgano más destacado del movimiento liderado por los estudiantes, y su homólogo cívico, el JNC (Comité Jatiya Nagorik), que contaba con el apoyo de una amplia sección de la ciudadanía bangladesí.

El NCP está dirigido por el líder de SAD y antiguo asesor del Gobierno Provisional (IG), Nahid Islam, que fue una de las caras más visibles del movimiento estudiantil en 2024, junto con otras figuras centrales de SAD y JNC. Muchas personas que se dieron a conocer durante el levantamiento han conseguido puestos de liderazgo en el NCP, entre ellas Hasnat Abdullah, Sarjis Alam y Abdul Hannan Masud, aunque algunas, como la destacada portavoz del levantamiento, Umama Fatema, decidieron no afiliarse al partido. Dos de los líderes del SAD que actualmente ejercen de asesores en el IG, Mahfuj Alam y Asif Mahmud, aún no han manifestado sus intenciones sobre si se unirán o no al NCP en el futuro, aunque circulan rumores sobre su posible participación.

Ideológicamente, los órganos de dirección del partido están compuestos por figuras asociadas a formaciones estudiantiles de la derecha, el centro y algunas de la izquierda. Sin embargo, en un aparente intento de eludir las inevitables contradicciones políticas de tal formación, el partido se ha descrito continuamente a sí mismo como un partido amplio, centrista y «posideológico», que «no es ni de derechas ni de izquierdas», ni «está dominado por ningún individuo, grupo, clase, región o ideología específicos» y «no es ni secular ni teocrático». Más bien, la política del NCP puede describirse como centrismo militante: invoca la estética de la revolución con un programa de capitalismo liberal y democrático. Se caracteriza por ideas liberales de política cívica centradas en la lucha contra la corrupción y la discriminación y nociones vagamente definidas de igualdad, al tiempo que se posiciona como un partido soberanista frente a los vecinos de Bangladesh, afirmando que «no hay lugar para políticas proindias o propakistaníes» en el país.

Sin embargo, este enfoque de gran amplitud no ha impedido que el partido se enfrente a divisiones: apenas unos días antes de la presentación oficial del partido, una facción influyente del JNC, integrada por miembros asociados con Chhatra Shibir, el ala estudiantil de Jamaat-e Islami, se separó de la iniciativa del NCP y fundó posteriormente la plataforma United People’s Bangladesh para actuar como «grupo de presión». El Gono Odhikar Parishad (GOP), un partido centrista que surgió de una ola anterior del movimiento de reforma de las cuotas, también participó en la facción central SAD-JNC del NCP. Sin embargo, la relación entre la dirección del GOP y el NCP se deterioró rápidamente, y el coordinador jefe conjunto afiliado al GOP dimitió del NCP pocos días después de la creación del partido.

También hay indicios de que la actual dirección del NCP está dispuesta a establecer alianzas estratégicas con sectores de la derecha bangladesí para promover sus objetivos políticos. Aunque el NCP no ha declarado ninguna alianza electoral, se ha encontrado cada vez más en oposición al Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP), el heredero previsto del Gobierno tras las elecciones. Mientras tanto, sus llamamientos a abolir la Constitución y el acuerdo posteriores a la Guerra de Liberación también han alejado a los partidos de izquierda. Sin embargo, esas mismas demandas, así como su preocupación por conseguir que el Gobierno prohíba la Liga Awami, le han llevado a caer cada vez más en la órbita de los partidos islamistas: grupos como Jamaat-e-Islami y Hefazat-e-Islam han prestado su apoyo vocal y físico a sus campañas públicas, mientras que el coordinador jefe del NCP, Nasiruddin Patwary, ha hablado de la intención del NCP de «unir a los partidos proislámicos y probangladeses» en una alianza, centrada en este momento en la defensa de la IG.

El partido también ha demostrado su disposición a entregarse al conservadurismo social por derecho propio. Días después de que se anunciara el comité inicial del partido, un activista LGBTQ fue retirado sin ceremonias de la lista en respuesta a la reacción pública de algunos grupos musulmanes. Las figuras centrales del partido también expresaron su oposición, y los principales organizadores, Hasnat Abdullah y Sarjis Alam, declararon que «nada que vaya en contra de los valores religiosos tendrá cabida en nuestra política»; por otra parte, Alam se ha referido a las identidades LGBTQ como un «cáncer».

En este momento no está claro cuáles son las perspectivas electorales del partido. Una importante encuesta de opinión les situaba en solo el 5 % de los votos declarados, aunque esta encuesta se realizó días antes de la presentación oficial del partido y es probable que cambie en los próximos meses. Una posterior encuesta realizada entre los jóvenes bangladesíes reveló que esperaban que el partido obtuviera alrededor del 16 % de los votos. Según se informa, la dirección del partido también está considerando los escaños electorales de Daca como los más viables para ellos, debido a la naturaleza más transitoria y fluida del electorado de la capital y a la relativa debilidad de los bastiones partidistas arraigados allí.

¿Por qué se formó el NCP?

Con la formación del Gobierno Provisional liderado por Muhammad Yunus a instancias suyas, el SAD había obtenido un papel influyente en la administración, con dos (más tarde tres) líderes del SAD como asesores del IG. La importante influencia del SAD y sus asesores en las decisiones tomadas por el IG fomentó rápidamente el resentimiento entre otros grupos estudiantiles y partidos políticos, descontentos con la relación clientelista entre el IG y el SAD.

A finales de 2024, las relaciones entre el SAD y otros grupos y formaciones estudiantiles se habían deteriorado gravemente. El Jatiotabadi Chhatra Dal (JCD), el ala estudiantil del BNP, había comenzado a organizarse por separado del SAD, mientras que la Alianza Democrática de Estudiantes, una alianza de numerosos grupos estudiantiles socialistas y marxistas, también había boicoteado las iniciativas encabezadas por el SAD y condenado la plataforma por antidemocrática. Revolutionary Student Unity, miembro de la Alianza Democrática de Estudiantes, llegó incluso a pedir la disolución del SAD ya en septiembre de 2024, argumentando que se había convertido en un vehículo de corrupción y criminalidad bajo los auspicios del IG.

Sin embargo, la situación llegó a un punto crítico cuando las demandas del SAD al IG tras el levantamiento se volvieron más iconoclastas y, en última instancia, resultaron divisivas. En particular, medidas como la petición de abolir la Constitución de 1972 posterior a la Guerra de Liberación, la exigencia de destituir al presidente del país, con el consiguiente riesgo de una crisis constitucional, y, por último, la medida abortada de la SAD de emitir unilateralmente una «Declaración de julio» en nombre del movimiento de masas el 31 de diciembre de 2024, avivaron la controversia.

La reacción provocada por estas medidas de varios partidos políticos obligó al IG a adoptar un modelo de reforma más deliberativo, en el que el consenso entre los partidos prevalecía sobre las demandas callejeras del SAD-JNC y sus aliados. Por lo tanto, aunque inicialmente rechazaron la idea de formar un partido político, en diciembre de 2024 el SAD y el JNC anunciaron su intención de crear un partido en el nuevo año.

Desde su formación, el NCP ha desempeñado esencialmente el papel de amigo crítico del IG, al tiempo que se enfrentaba a acusaciones de ser un «partido del rey». Critica y se manifiesta contra el Gobierno por su lentitud en la consecución de las reformas, al tiempo que se moviliza en defensa del IG cuando, por ejemplo, Muhammad Yunus confiesa a los líderes del NCP que está considerando su dimisión en mayo.

Con el auge del NCP, el SAD se ha visto envuelto en una serie de escándalos y acusaciones de extorsión, faccionalismo y maniobras para subordinarlo al NCP. En junio de 2025, Umama Fatema abandonó dramáticamente la plataforma, revelando que había sufrido ataques personales y difamaciones desde dentro del SAD, y alegando que había sido testigo de cómo «los oportunistas habían carcomido [el SAD] desde dentro como termitas» y que «el futuro [del SAD] es ahora oscuro».

Las trampas de un partido político «no ideológico»

El NCP parece estar apostando por el recuerdo de julio, especialmente entre los estudiantes y los jóvenes, para reclamar la autoridad como custodios de los levantamientos. Su hipótesis es que esto les impulsará a su vez como un proyecto político y electoral viable. Mientras tanto, la suspensión de las contradicciones políticas a través de su enfoque político inclusivo, interclasista y no ideológico tiene por objeto mantener la «unidad» de julio para crear un nuevo acuerdo político en la sociedad bangladesí más allá de los binarios existentes establecidos desde 1971.

Sin embargo, no está claro que ninguna de estas suposiciones o afirmaciones siga siendo válida.

En primer lugar, el NCP se enfrenta actualmente al hecho de que los estudiantes y los jóvenes a los que defienden conscientemente no constituyen una comunidad política estable, y mucho menos un electorado. Muchos de los que marcharon junto a ustedes en julio de 2024 tendrán sus propias inclinaciones o afiliaciones políticas o partidistas a las que han vuelto desde entonces. Esto, junto con la fragmentación de los propios estudiantes en diversas formaciones, complica la afirmación del PCN de representar en exclusiva el legado del levantamiento.

Mientras tanto, su intento de ampliar el legado de julio para reclamarlo como base de su propia legitimidad ha enfrentado al PCN con muchos partidos bien establecidos. Entre ellos se encuentran partidos de izquierda, que se resisten a su enfoque iconoclasta de la historia posterior a 1971. Por ello, se ha visto a los dirigentes del NCP forjando alianzas profundamente inescrupulosas, apoyándose en la derecha islamista como fuerza movilizadora, lo que ha contribuido a crear un entorno propicio para la derecha.

Aunque rechaza la ideología, el NCP ha construido una política que ellos denominan «antifascismo». Según las definiciones del NCP, el «fascismo» se encuentra en la Liga Awami como partido, así como en las prácticas del «mujibismo» que introdujeron y que han dado forma al país desde la creación de su constitución en 1972. Con este «antifascismo» como principio político rector, junto con su llamamiento a una «segunda república» como reinicio político para el país, su intención es otorgar al levantamiento de 2024 la misma importancia que al de 1971 en la historia de Bangladés.

Este énfasis en el «antifascismo», así como su enfoque de gran coalición, ha permitido a los líderes del NCP racionalizar su proximidad con grupos de extrema derecha en Bangladesh como parte de una estrategia eficaz de frente popular para limpiar la influencia de la Liga Awami del país. Esto se ha extendido desde movilizaciones conjuntas contra la Liga Awami hasta el esfuerzo del NCP por construir un bloque de partidos islamistas centristas para apoyar al Gobierno de Yunus frente a las críticas. A su vez, también circulan informes preliminares de que los partidos islamistas de este bloque podrían estar considerando incorporar al NCP a su propia alianza electoral o acuerdo. Sin embargo, por el momento no está claro si el NCP se mostrará receptivo a ello.

Todo ello llegó a su punto álgido en mayo de 2025 con la campaña de acción directa del NCP, que finalmente tuvo éxito, para conseguir que el Gobierno prohibiera la Liga Awami. Esta prohibición se consiguió gracias a la colaboración directa con grupos como Jamaat-e-Islami y Hefazat-e-Islam, que constituían una gran parte de la fuerza de movilización en sus manifestaciones masivas. Cabe destacar que, durante esta acción, algunos grupos —supuestamente Shibir— interrumpieron el canto del himno nacional de Bangladés, y se difundieron ampliamente vídeos de participantes coreando «No hay lugar para la Liga Awami en el Bangladés de Ghulam Azam», en referencia al líder de Jamaat que colaboró con el ejército de Pakistán Occidental en 1971. En respuesta a la posterior reacción contra el NCP, el partido emitió un comunicado para salvar las apariencias en el que afirmaba que «reconocer y honrar los momentos cruciales de la lucha histórica de Bangladés en 1947, 1971 y 2024 es un «requisito previo para participar en la política». A pesar de ello, la alianza estratégica del NCP con los partidos islamistas, incluido Jamaat, ha seguido consolidándose.

Por otra parte, si la mencionada encuesta de opinión puede considerarse fidedigna, las preocupaciones de la población bangladesí en general parecen centrarse principalmente en cuestiones materiales urgentes y cotidianas, como la gestión de la subida de precios y el aumento del empleo, así como en la sensación generalizada de deterioro de la seguridad pública, más que en las cuestiones constitucionales y la noción de una «segunda república» que el NCP ha convertido en elementos definitorios de su programa. Por lo tanto, el partido tiene que lidiar con demandas que no tiene experiencia en abordar, ni un marco político claro a través del cual generar soluciones significativas.

Si bien la preocupación manifestada por el NCP por la desigualdad de riqueza y el fin de la discriminación económica podría inclinarse hacia algún tipo de políticas socialdemócratas, también podría convertirse fácilmente en una cuestión que se reconcilie con la ortodoxia neoliberal dominante o con el supuesto «capitalismo compasivo» promovido por Muhammad Yunus. El carácter del programa económico del NCP se puede encontrar en su programa «Visión 2035», presentado en la Cumbre de Inversión de Bangladesh en abril de 2025. En este documento se comprometían a convertir Bangladesh en un «paraíso de inversión» para el capital extranjero, prometían «garantizar siempre un entorno favorable a los negocios» y manifestaban su esperanza en que los avances digitales de alta tecnología modernizaran los negocios y combatieran la ineficiencia y la corrupción, sin ofrecer nada que los diferenciara de los tópicos neoliberales de sus competidores políticos, y mucho menos una crítica estructural del lugar que ocupa Bangladesh en la economía mundial. Este fue también el eje económico general de su manifiesto esbozado en agosto de 2025. Mientras tanto, junto con el IG, han tratado de eliminar el «socialismo» como pilar de la Constitución, asociándolo como un artefacto del «mujibismo».

El énfasis del NCP en la «inclusividad política» y la política tecnocrática de término medio puede funcionar para una campaña de un solo tema, un movimiento de protesta o una ONG. Sin embargo, no inspira confianza como base sostenible para un partido político, salvo para atraer potencialmente a algunos jóvenes de Bangladesh desvinculados de la política. En cambio, su política antiideológica puede derivar en indecisión y, en última instancia, en una falta de convicción política. Los problemas a los que se enfrenta Bangladesh no pueden resolverse con la entrada de otro actor en su ya abarrotada gama de partidos centristas.

Además, este intento de eludir la controversia ideológica hace que las posiciones políticas del partido queden sobredeterminadas por sus voces más fuertes, una cuestión que ya ha provocado descontento dentro del NCP. Las figuras públicas de los principales organizadores, Sarjis Alam y Hasnat Abdullah, a menudo se han considerado abrasivas, arrogantes y ávidas de atención, mientras que estas figuras también han cortejado visiblemente a la derecha musulmana fraternizando con Jamaat-Shibir y Hefazat. Sus acciones han desencadenado desacuerdos públicos con otras figuras del partido, así como críticas internas y el compromiso del partido de mejorar los procesos de rendición de cuentas internos para evitar una deriva hacia una política impulsada por la personalidad.

Sin embargo, como líderes de facto del partido, siguen ejerciendo un control desmesurado sobre el partido en su forma incipiente y se encuentran en la mejor posición para convertir la visibilidad en votos durante las elecciones. Si resultan elegidos, figuras como Alam y Abdullah podrían tener la influencia necesaria para proyectar su propia política como el camino que debe seguir el partido.

¿Es el NCP el verdadero heredero de julio?

Aunque el nuevo partido se vio rápidamente sometido a divisiones y escisiones, el linaje directo del NCP con las plataformas del SAD-JNC lo convierte, no obstante, en el representante más fácilmente identificable de los levantamientos en este momento. Sin embargo, cualquier intento del partido de presentarse como monopolizador de las aspiraciones políticas de los levantamientos es una cuestión mucho más controvertida.

Sin embargo, en este sentido, es revelador que ni el NCP ni ninguna de sus formaciones rivales posteriores a los levantamientos hablen conscientemente de sí mismos en términos de una ideología política claramente definida. United People’s Bangladesh, que comprende la antigua facción Shibir del JNC, se describe a sí misma como un «grupo de presión» para «defender el espíritu y las demandas de julio». Otra plataforma formada por estudiantes y antiguos alumnos de la Universidad de Daca, Inquilab Mancha (Plataforma Revolucionaria), se caracteriza a sí misma como una «organización cultural apolítica», aunque con una aparente inclinación hacia el BNP y siendo más crítica con el NCP por supuestamente «cooptar julio» y «destruir la unidad».

Por lo tanto, el carácter de las formaciones políticas posteriores a julio, incluidos el NCP y sus rivales, pone de manifiesto las profundas contradicciones del movimiento que derrocó a Hasina: aunque sin duda era justo, estaba ideológicamente desnutrido. Esta falta de definición política dentro del movimiento y su liderazgo ha creado en los meses siguientes un espacio para que las fuerzas de derecha se reafirmen o para que los ideales más nobles del momento del levantamiento se retiren de la conciencia pública hacia preocupaciones más prosaicas de supervivencia en Bangladesh.

Las demandas iniciales de reformas de las cuotas y de «meritocracia» en la función pública también eran dignas y válidas. Sin embargo, a primera vista, respondían a una política aspiracional pequeñoburguesa, aunque se trataba de una demanda que resonó ampliamente a la luz de la crisis de empleo a la que se enfrentan los jóvenes bangladesíes. Por lo tanto, el movimiento liderado por los estudiantes que se unió en torno a la demanda era de composición de clase mixta, y su éxito final el 5 de agosto fue posible gracias a su vinculación con las clases trabajadoras bangladesíes para generar un movimiento verdaderamente masivo. Pero, si bien está claro que la clase trabajadora estuvo presente como fuerza en julio, no está tan claro que las aspiraciones de la clase trabajadora se reflejen en el programa y la orientación del NCP más allá de los gestos retóricos.

Si bien es seguro que habrá disputas políticas dentro del NCP y entre sus diversas facciones, queda por ver si surgirá alguna medida de claridad ideológica del partido, qué orientación tomará, o si se osificará en las trampas del electoralismo burgués y continuará su inclinación inicial hacia el conservadurismo.

Nijjor Manush es una organización socialista para bengalíes en Gran Bretaña, fundada en 2018. Su libro Inquilab Zindabad? Un análisis socialista de Bangladesh tras los levantamientos fue elaborado junto con el Grupo de Solidaridad con Bangladesh de Nijjor Manush, creado tras los levantamientos de 2024. Sígales en Instagram: @nijjormanush.

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3. El capitalismo verde sigue en China.

Aunque en Europa parecen haberlo sustituido por el reame, en China sigue en marcha un proyecto que algunos consideran de «capitalismo verde».

https://www.rosalux.de/en/news/id/53605/green-capitalism-is-not-dead-yet

El capitalismo verde aún no ha muerto

Cómo el partido-Estado chino superó a Occidente en el mercado de las energías renovables
Philipp Köncke
Philipp Köncke es sociólogo y asistente de investigación en la Universidad de Erfurt.

En la UE, el Pacto Verde se ha derrumbado. Por el contrario, China sigue invirtiendo masivamente en la modernización ecológica. ¿Cómo se convirtió el país en líder tecnológico y qué tensiones geopolíticas se han producido?
La industria automovilística alemana está en crisis, ya que el modelo de crecimiento orientado a la exportación se está erosionando. Los esfuerzos de modernización del capitalismo verde están ahora bloqueados. Mientras tanto, la guerra comercial entre la «nueva tríada competitiva» —Estados Unidos, Europa y China— se está intensificando. La guerra arancelaria es, sobre todo, la expresión de una reorganización de las relaciones de poder dentro del capitalismo global.

Mientras que Occidente corre el riesgo de no conseguir crear un «capitalismo verde», China está logrando un rápido auge de las tecnologías «verdes». Las tres llamadas nuevas industrias —los coches eléctricos, las baterías y las energías renovables— ya contribuyen con un 40 % al crecimiento del PIB de China. El capital «verde» de China no solo domina el importante mercado interno del país, lo que agrava considerablemente la crisis de la industria automovilística alemana, sino que también se está abriendo paso con fuerza en los mercados occidentales: empresas como CATL ya producen en Europa, BYD está iniciando la producción en Hungría e incluso está considerando la posibilidad de abrir otra planta en Europa.

China demuestra que el capitalismo «verde» aún no ha muerto. Sin embargo, la reorganización de las relaciones de poder no termina con los coches eléctricos, sino que llega al corazón del capitalismo «verde»: el sector energético.

Vientos de cambio

En lo que respecta a Occidente, lo mejor que se puede decir es que la transición energética ha sido lenta. En Estados Unidos, es cierto que la cuota de energías renovables —impulsada por las subvenciones de la Ley de Reducción de la Inflación— ha aumentado ligeramente. No obstante, los combustibles fósiles y la energía nuclear siguen representando casi el 80 % del mix eléctrico.

La cuota de las energías renovables también ha crecido en Europa, especialmente gracias a la energía eólica. Sin embargo, los combustibles fósiles y la energía nuclear siguen representando la mitad de toda la producción de electricidad. Las inversiones en infraestructuras de gas y petróleo aumentaron enormemente tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, mientras que la eliminación gradual del carbón se ha ralentizado en países como Alemania o Francia. Además, existe el peligro de una reacción contra las energías fósiles debido al poder intacto del capital fósil, la radicalización del conservadurismo y el auge de los partidos de extrema derecha: la política energética de Trump, con el lema «drill, baby, drill» (perfora, nena, perfora), se centra en la promoción de la producción nacional de petróleo y gas mediante perforaciones marinas y fracking, con los consiguientes daños para la salud y el medio ambiente.

Pero incluso en Alemania, el canciller Friedrich Merz, de los demócratas cristianos (CDU), considera que las turbinas eólicas son una tecnología de transición, ya que «son feas y no encajan en el paisaje». Alice Weidel, del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), se sumó al coro contrario a la energía eólica en el congreso de su partido en Riesa: «¡Demoleremos todas las plantas de energía eólica! ¡Abajo estos molinos de viento de la vergüenza!».

Mientras que en Occidente las energías renovables se están convirtiendo en terreno de una Kulturkampf (lucha cultural) de la derecha, China, como «rival del sistema», avanza sin restricciones en su expansión, a un ritmo sin precedentes. Si hasta la década de 2010 el mercado mundial de la energía solar y eólica todavía estaba dominado por Estados Unidos y la Unión Europea, ahora está firmemente en manos de China: en 2024, con 358 gigavatios (GW) de capacidad eólica y solar recién instalada, China superó en cinco veces el aumento de la Unión Europea. Solo en 2024, la expansión de China superó toda la capacidad de producción de energía eólica y solar de Estados Unidos. Siete de los diez principales productores mundiales de módulos solares y seis de los diez principales productores de turbinas eólicas tienen su sede en la República Popular. Dominan cadenas de valor completas: el 85 % de todas las células solares y el 60 % de las palas de rotor para parques eólicos se fabrican en China. Esto significa que, aunque aumente la cuota de la electricidad solar en la combinación energética de Europa, los módulos solares proceden de China. Así, la creación de valor y los beneficios se quedan en la República Popular, y el capital «verde» del rival sistémico sigue expandiéndose.

El capitalismo «verde» del partido-Estado impulsa la inversión

¿Cómo surgió este dominio del mercado mundial en tan poco tiempo? El auge de las inversiones en energía solar y eólica es el resultado del modelo capitalista del partido-Estado.

Sin duda, los principales productores de módulos solares (LONGi Green Energy Technology, Trina Solar, JinkoSolar) y de energía eólica (Goldwind, Envision, Windey) son en su mayoría de propiedad privada, pero no actúan libres de la influencia del partido-Estado: los productores de turbinas eólicas como Goldwind y Mingyang, así como los productores de módulos solares como LONGi, JinkoSolar o Astronergy han establecido las denominadas «células del partido» en sus sedes corporativas, que controlan las decisiones estratégicas de las empresas. De este modo, el Partido Comunista se institucionaliza a nivel empresarial y puede dirigir las decisiones de inversión centrales. Además, los mayores productores de energía —sobre todo los «cinco grandes»: Huaneng Group, Huadian Group, China Energy, State Power Investment Corporation y Datang Group— son todos de propiedad estatal. A través de ellos, el partido-Estado ha podido dirigir de forma sistemática inversiones coordinadas y a gran escala.

La política de precios fue otro motor central de las inversiones en energías renovables. Financiado por los Fondos de Desarrollo de Energías Renovables, el Gobierno pagó generosas compensaciones por la energía eólica (terrestre desde 2009, marina desde 2014) y la energía solar (desde 2011). Estas compensaciones superaban los costes de la producción de electricidad y, por lo tanto, garantizaban beneficios seguros y predecibles. El partido-Estado también determinó el precio final al consumidor y las tarifas de red para los operadores de la red. Esto redujo la volatilidad de los precios y generó expectativas de beneficios estables y predecibles, lo que atrajo un enorme capital de inversión que impulsó la rápida construcción de energías renovables.

A esto se sumó un amplio apoyo de la política industrial: Desde el undécimo Plan Quinquenal (2006-2010), los sectores solar y eólico han desempeñado un papel central y han recibido subvenciones masivas, entre otras cosas para investigación y desarrollo, la instalación de parques eólicos y solares (por ejemplo, en el «Programa Sol Dorado») y para la internacionalización de los productores de módulos solares y turbinas eólicas, promovida mediante préstamos baratos de bancos comerciales y de desarrollo controlados por el Estado.

Con estas medidas de política industrial y de precios, el partido-Estado convirtió las energías renovables en «sumideros de capital» verdes, es decir, proyectos de inversión de gran volumen en los que el capital «verde» puede reproducirse de forma fiable y rentable. Este modelo catapultó a China a la vanguardia de la industria solar y eólica mundial.

Liberalización y crisis

Sin embargo, el funcionamiento de este capitalismo «verde» del partido-Estado no es en absoluto estático: a partir de las reformas del sector eléctrico de 2015, la clase estatal china ha aplicado un cambio de política destinado principalmente a liberalizar los precios y mercantilizar el comercio de electricidad.

A finales de 2017, cuando las autoridades energéticas evaluaron el déficit del Fondo de Desarrollo de Energías Renovables en 15 600 millones de dólares estadounidenses, se recortaron masivamente las tarifas reguladas y las subvenciones. El comercio de electricidad se mercantilizó gradualmente, y las «ventas de electricidad planificadas» dieron paso a los mecanismos de mercado. El comercio de electricidad se convirtió cada vez más en acuerdos de compra directa a medio y largo plazo entre productores y clientes finales, con precios negociados en gran medida de forma autónoma.

Además, el partido-Estado está introduciendo cada vez más mercados al contado basados en el modelo occidental. En los mercados al contado, la electricidad se comercializa a corto plazo. Los productores de electricidad están expuestos a fuertes fluctuaciones de precios, con la correspondiente incertidumbre en cuanto a la evolución de los precios y la rentabilidad. El sistema de tarifas reguladas fijas también está siendo sustituido gradualmente por un sistema de subastas en el que los proyectos se adjudican a los productores de energía solar y eólica que ofrecen los costes de producción de electricidad más bajos. Desde entonces, los productores de electricidad se han visto envueltos en una implacable guerra de precios, trasladando la presión de los costes a los fabricantes de módulos solares y turbinas eólicas y a sus proveedores.

Esta liberalización y mercantilización intensifica la competencia. Las presiones sobre los precios y los costes aumentan enormemente. El exceso de capacidad que se ha ido acumulando desde hace tiempo está teniendo un gran impacto en los precios. Los precios de los módulos solares y las turbinas eólicas están en caída libre, y los beneficios de los mayores productores se están desplomando. En el tercer trimestre de 2024, los mayores productores de módulos solares, como LONGi, Trina Solar y Tongwei, estaban sufriendo pérdidas. Destacados representantes del sector han pedido al partido-Estado que tome medidas contra la deflación de los precios y la caída de los beneficios. Gao Jifan, presidente de Trina Solar, hizo un llamamiento al Gobierno central para que coordinara mejor el sector y enfriara la competencia sobrecalentada: «Con los precios de licitación actuales, no hay beneficios en toda la cadena de suministro, y esto no puede ser sostenible».

Las contradicciones de la liberalización son cada vez más evidentes: la continua espiral descendente de los precios y los beneficios, incluso entre los mayores productores, parece intensificarse sin una intervención específica del partido-Estado. Sigue siendo cuestionable si la industria puede ser rentable a largo plazo sin controles de precios por parte del Gobierno, dado el alto nivel de exceso de capacidad. Aunque los mayores productores siguen teniendo elevadas ganancias acumuladas y reservas de efectivo, queda por ver cómo afectará la actual crisis de beneficios a la capacidad de inversión a medio plazo de la industria.

Contradicciones ecológicas

¿Salvará finalmente el capitalismo «verde» del partido-Estado chino, a pesar de sus contradicciones económicas, el clima mundial? Difícilmente. La otra cara del apoyo estatal a las energías renovables es la continua promoción de los combustibles fósiles. Lo «verde» coexiste con un persistente capitalismo «marrón» de partido-Estado.

Esto se evidencia en la continua dependencia del capitalismo chino del carbón, ya que China es el mayor productor y consumidor de carbón del mundo. El número de centrales eléctricas de carbón recién aprobadas se cuadruplicó en 2022-2023 en comparación con 2016-2020. En 2024, China comenzó la construcción de 94,5 GW de nuevas centrales eléctricas de carbón, la mayor tasa de expansión anual desde 2015. Esto significa que solo China representó el 93 % de todas las nuevas centrales eléctricas de carbón construidas en todo el mundo en 2024.

Además del carbón, China también está impulsando la expansión de la energía nuclear: entre 2014 y 2024, la capacidad instalada se triplicó, pasando de 19 a 57 GW. La expansión simultánea de las energías renovables, el carbón y la energía nuclear muestra que la modernización ecológica del sector energético no se está produciendo como una ruptura con el régimen energético de los combustibles fósiles (y la energía nuclear), sino como una adición al mismo. En cierto sentido, el carbón está canibalizando el efecto de descarbonización de las energías renovables. A pesar de la rápida expansión de las energías renovables, las emisiones de CO2 de China siguieron aumentando en 2024 debido al elevado consumo de carbón, aunque a un ritmo más lento.

Además, el capitalismo «verde» del partido-Estado está estrechamente vinculado a las inversiones extractivas en la minería de materias primas y minerales: una proporción significativa del capital chino que fluye hacia los países de la Iniciativa de la Franja y la Ruta se destina a las industrias metalúrgica y minera. Esto incluye inversiones en la extracción de cobre, litio, mineral de hierro, níquel y cobalto, materias primas clave para la «economía verde» (baterías de ionen litio, vehículos eléctricos, turbinas eólicas, células solares). La minería se lleva a cabo principalmente en países (semi)periféricos como Chile, Bolivia, Indonesia y numerosos países africanos. Tiene efectos destructivos sobre la calidad del suelo y el agua, la biodiversidad y los ecosistemas locales. La inversión china en la extracción de materias primas ha alcanzado recientemente nuevos máximos históricos: solo en 2023, se invirtieron un total de 19 400 millones de dólares estadounidenses en metalurgia y minería a lo largo de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

La explosión de la demanda energética de China —resultado del imperativo del crecimiento capitalista— crea así dependencias de los combustibles fósiles (y nucleares) y está estrechamente relacionada con la explotación de materias primas y la destrucción ecológica en países (semi)periféricos. Esto contrasta radicalmente con la necesidad ecológica de avanzar seriamente en la transición energética global y es una expresión de las contradicciones ecológicas del capitalismo «verde» del partido-Estado.

Cuando su transición energética depende de su rival sistémico

¿Y cómo está respondiendo la UE al auge de China como potencia capitalista verde líder? El dominio de China en uno de los sectores clave del capitalismo «verde», el declive de Europa y las exigencias de su propia transición energética están creando un área de tensión (geoeconómica). Esto se debe a que la implementación de los objetivos medioambientales de Europa depende de la tecnología de su «rival sistémico», China, lo que da un nuevo impulso al debate europeo sobre el fortalecimiento de las políticas económicas proteccionistas y tecnonacionalistas, dirigidas principalmente contra los productores chinos impulsados por el Estado y que han ido ganando impulso desde 2019.

En nombre de la seguridad energética, la UE está intentando reducir su dependencia no solo de Rusia (petróleo, gas), sino también de China (módulos solares, turbinas eólicas). Está respondiendo con una combinación de política comercial exterior proteccionista y medidas de política industrial dirigidas a los competidores chinos: las investigaciones antisubvenciones contra los fabricantes chinos de módulos solares y turbinas eólicas y el Reglamento sobre el trabajo forzoso tienen por objeto restringir su acceso al mercado de la UE. Esta estrategia se complementa con una política industrial vertical: medidas como el plan REPowerEU y el Plan Industrial del Pacto Verde proporcionan subvenciones y otros incentivos a la inversión para «devolver a Europa» las cadenas de valor «verdes». Estas medidas forman parte de una estrategia más amplia de la UE para frenar el auge del capital «verde» chino, como se ha reflejado recientemente en los aranceles punitivos impuestos a los fabricantes chinos de coches eléctricos.

Pero China tampoco se queda de brazos cruzados. El partido-Estado está explotando no solo su dominio en la producción de módulos solares y turbinas eólicas, sino también en la extracción y el procesamiento de materias primas estratégicas (por ejemplo, metales de tierras raras, galio, germanio, cobalto y litio). La UE y los Estados Unidos dependen en gran medida de China para obtener estas materias primas, lo que a su vez explota estratégicamente esta dependencia y responde con restricciones a la exportación, por ejemplo, de galio, germanio e imanes de tierras raras.

Las tensiones ecoimperiales destinadas a reterritorializar las cadenas de valor «verdes» están llegando a un punto crítico. La UE y EE. UU. luchan por obtener o recuperar el control de las cadenas de valor globales en sectores estratégicos frente a su «rival sistémico», China. Sin embargo, el capitalismo de partido-Estado chino dispone de mayores recursos de poder geoeconómico: gracias a su dominio en la producción de módulos solares y turbinas eólicas y a su control sobre las materias primas estratégicas, China ha logrado crear dependencias críticas.

A pesar de sus éxitos en la expansión de las capacidades de energía renovable, incluso el capitalismo de partido-Estado «verde» no cumple los requisitos de una transición energética sostenible, ecológica y basada en la solidaridad. Una vez más, queda claro que, en última instancia, son las barreras estructurales del propio capitalismo (el afán de lucro, la presión por crecer, la competencia entre los capitales individuales, la competencia internacional entre Estados) las que bloquean las transiciones cooperativas y ecosolidarias radicales que tanto necesitamos.

Este artículo apareció por primera vez en LuXemburg.

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4. Una visión más matizada sobre la Cuarta Transformación.

Tras los artículos en el Tricontinental, una visión menos idílica de la Cuarta Transformación mexicana en las charlas semanales del sociólogo César Pineda, del que alguna vez os he enviado algún texto suyo, como esta en la que analiza la presentación por parte de la presidenta de un reciente informe sobre los logros de la 4T.

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5. La deuda que viene.

B plantea en esta ocasión el tema de la deuda, en una línea que recuerda a la de Hudson, porque llega a la conclusión de que tiene que acabar siempre necesariamente con una condonación. B lo hace desde su conocida perspectiva de crisis ecosocial.

https://thehonestsorcerer.medium.com/the-debt-surge-ahead-3cbaaf4527ba

El aumento de la deuda que se avecina

¿No acabamos de pasar por una señal de callejón sin salida?

B

Nos espera otro enorme aumento de la deuda, no solo en lo que respecta a lo que debe el Gobierno, sino a todo tipo de deuda. Quizás esta sensación no sea nada nuevo, pero ¿se pueden acumular las deudas para siempre? Según los datos históricos, los precios de la energía parecen ser un indicador sorprendentemente bueno de la ratio deuda/PIB de EE. UU., pero la reciente crisis energética que comenzó en 2021 podría resultar demasiado difícil de manejar para el sistema.

Empecemos por afirmar que la deuda pública por sí sola es solo la mitad del panorama general. A pesar de que las deudas de los hogares y las empresas siempre han sido más altas que las del gobierno (excepto en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial), los medios de comunicación parecen centrarse únicamente en la relación entre la deuda federal y el PIB, como si el sector privado estuviera funcionando perfectamente. Pero no es así. Entonces, ¿por qué no incluir eso también? De hecho, si echamos un vistazo a todas las deudas internas (no financieras) pendientes, la deuda federal de EE. UU. por sí sola parece casi insignificante. El gráfico siguiente, cortesía del Banco de la Reserva Federal de St. Louis, muestra una cifra de 77,2 billones de dólares en el primer trimestre de 2025. Esta métrica por sí sola indica que la actual crisis de la deuda no se debe únicamente al gasto excesivo del Gobierno federal, sino que se trata de un problema general que afecta a toda la economía estadounidense (y a la mayoría de las economías occidentales) (1).

Sectores no financieros nacionales; títulos de deuda y préstamos; pasivo, nivel [TODNS], extraído de FRED, Banco de la Reserva Federal de St. Louis; https://fred.stlouisfed.org/series/TODNS, 5 de septiembre de 2025.
Ahora, echemos un vistazo a la relación entre la deuda de EE. UU. y el PIB a la luz de lo anterior. Sin embargo, esta vez la calcularemos utilizando toda la deuda, los valores y los préstamos del sector no financiero nacional de EE. UU. Lógicamente, si el PIB se calcula utilizando la fórmula Consumo + Gasto público + Inversión + Exportaciones netas, ¿por qué deberíamos comparar solo la deuda pública con nuestro producto interior bruto? ¿Por qué no incluir la deuda de todos los sectores? Al hacer los cálculos, dividiendo toda la deuda interna por el producto interior bruto de cada trimestre, surge un patrón notablemente estable a lo largo del tiempo, intercalado con períodos de crisis en los que esta ratio deuda/PIB saltó al siguiente nivel… y se mantuvo allí hasta que llegó la siguiente crisis.

Toda la deuda de EE. UU. en relación con el PIB a lo largo del tiempo, frente al precio de la electricidad (correlación: 0,94). Fuente de datos: FRED

Este patrón nos recuerda inmediatamente los precios de la electricidad, el tema del ensayo de la semana pasada (léalo para comprender claramente por qué los precios de la electricidad son un buen indicador de la crisis económica y geopolítica). Lo que es aún más notable que la relativa estabilidad del nivel de deuda de EE. UU. en relación con el PIB es la fuerte correlación que muestra con los precios de la energía. De hecho, ¡el coeficiente de correlación resultó ser de 0,94! En lenguaje sencillo, esto significa que la economía se endeuda cada vez más cada vez que aumenta el coste de la electricidad.

En un mundo en el que una correlación de 0 significa que no hay conexión alguna y una de 1 significa una coincidencia del 100 %, el precio de la electricidad debería ser uno de los principales indicadores económicos. Pero no lo es, porque la economía dominante es totalmente ciega al papel indispensable de la energía… Sin embargo, si echa un vistazo al extremo derecho del gráfico, podrá descubrir la mayor anomalía de nuestra regla general establecida hasta ahora. A pesar de que el precio de la energía se ha disparado en los últimos años, el nivel de deuda con respecto al PIB se ha mantenido igual… Es más, ¡casi ha vuelto a los niveles previos a la pandemia! ¿Qué está pasando? ¿De repente la inflación del precio de la energía ya no importa? ¿O los niveles de deuda están a punto de aumentar significativamente, aunque con un ligero retraso, tal y como ocurrió durante la crisis de 1979-1987?

Bueno, para responder a estas preguntas, primero debemos entender qué es realmente la deuda y cómo se relaciona con la inflación. Contrariamente a un mito aún muy extendido, cuando los hogares y las empresas solicitan un préstamo a un banco o utilizan sus tarjetas de crédito y débito, el cajero no recurre a los ahorros de otros, sino que crea dinero de la nada. Como explica la página web del Banco de Inglaterra (el énfasis es mío):

«El dinero es más que billetes y monedas. Si tiene una cuenta bancaria, puede utilizar lo que hay en ella para comprar cosas, normalmente con una tarjeta de débito. Como puede comprar cosas con su cuenta bancaria, consideramos que se trata de dinero, aunque no sea efectivo.

Por lo tanto, si pide prestadas 100 libras al banco y este le ingresa esa cantidad en su cuenta, se ha creado «dinero nuevo». No existía hasta que se ingresó en su cuenta.

Esto también significa que, a medida que paga el préstamo, el dinero electrónico que creó su banco se «elimina», es decir, deja de existir. Usted no se ha hecho más rico ni más pobre. Puede que tenga menos dinero en su cuenta bancaria, pero sus deudas también han disminuido. Así que, en esencia, los bancos crean dinero, no riqueza.

Los bancos crean alrededor del 80 % del dinero de la economía en forma de depósitos electrónicos de esta manera. En comparación, los billetes y las monedas solo representan el 3 %».

Permítame repetirlo, porque es muy importante: son los bancos los que crean el 80 % del dinero que circula en la economía, no el gobierno. (Créame, realmente no hay máquinas de imprimir dinero en el sótano de la Casa Blanca). En consecuencia, a medida que toda la economía se endeuda cada vez más, se presta cada vez más dinero. ¿Y qué hace todo ese dinero recién acuñado? Va tras la misma cantidad de bienes. Por lo tanto, cada vez que hay un aumento repentino de la deuda pendiente, es seguro que se producirá inflación.

Pongamos un ejemplo concreto. Usted solicita un préstamo para reformar su casa. En cuanto firma los papeles, se presta dinero nuevo y se transfiere a su cuenta bancaria. Inmediatamente después, usted va a la ferretería local, hace un pedido por Internet, quizá contrata a uno o dos contratistas… En otras palabras: gasta casi todo de inmediato. Esta nueva oferta monetaria se extiende entonces por toda la economía: la ferretería la utiliza para reabastecerse (lo que a su vez hace que las fábricas compren materias primas y gasten energía), mientras que los contratistas salen a comer o la gastan en bienes… Y así sucesivamente. Su pequeño «proyecto de inversión» acaba de dar un impulso inmediato a la economía. Sin embargo, las cuotas mensuales (deducidas de su salario) surten efecto muy lentamente, reduciendo su consumo futuro en unos cientos de dólares cada vez, mientras se amortiza la deuda en cuestión. Mientras tanto, y especialmente si mucha otra gente hace lo mismo, la masa monetaria sigue creciendo y creciendo con cada dólar de deuda pendiente que se añade a esa pila creciente.

Por eso la Reserva Federal, junto con los bancos centrales de todo el mundo, cree que puede frenar el crecimiento de la oferta monetaria (y, por tanto, «combatir» la inflación) subiendo los tipos de interés, lo que desincentiva el gasto a crédito. Sin embargo, como se puede ver en el gráfico anterior, su tasa de éxito es *ejem* bastante baja: la pila parece seguir creciendo, pase lo que pase. Dado que la práctica de subir los tipos de interés tiene muy poco efecto sobre la expansión de la deuda pendiente (y, por lo tanto, sobre la oferta monetaria; véase el gráfico anterior), lo único que consiguen estas subidas de tipos es una transferencia masiva de riqueza de los propietarios de empresas y los hogares medios a la clase financiera.

Verán, a medida que suben los tipos, también lo hacen los pagos de las hipotecas, las comisiones de las tarjetas de crédito y otros costes financieros, lo que desvía el dinero de la economía productiva y lo transfiere a manos de los inversores y los grandes bancos. Así que sí, en cierto modo, los tipos de interés altos matan la demanda al gravar efectivamente el consumo de los hogares y las empresas, pero hacen muy poco para detener el crecimiento de la acumulación de dinero que se observa arriba. Los tipos de interés más altos mantienen elevados los costes de los préstamos para fines operativos, lo que da lugar a mayores tasas de morosidad y recargos por demora, al tiempo que obliga a muchos hogares y empresas a refinanciar sus préstamos, es decir, a sustituir un préstamo antiguo por uno nuevo, perpetuando así el problema.

Por otra parte, los tipos de interés elevados impiden a las empresas invertir en la expansión de la producción, especialmente si ello implica la compra de nuevos equipos de fabricación, la apertura de una nueva mina o la construcción de un edificio. Estas actividades requieren una elevada inversión inicial que, combinada con un tipo de interés más alto, significa que las empresas deben poder vender sus productos y servicios con un beneficio cómodamente elevado. Sin embargo, en la situación actual, con las reservas minerales agotadas y un rendimiento energético cada vez menor, se gana muy poco dinero con el aumento de la producción. Por lo tanto, los tipos de interés elevados frenan de forma efectiva el crecimiento del suministro de materias primas y energía, con muy poco retraso. La escasez de insumos económicos resultante hace que los precios se mantengan elevados, lo que agrava el problema… Al menos hasta que la demanda se vea destruida por los precios obstinadamente altos y las elevadas comisiones que se pagan a los bancos, lo que finalmente conduce a la deflación. Pero entonces ya será demasiado tarde para intervenir. En un planeta finito, con una cantidad finita de recursos fáciles (y baratos) de obtener, el aumento de los niveles de deuda no es señal de que se avecinen buenos tiempos.

El otro coste oculto de los préstamos con intereses son los propios pagos de intereses. Verá, cuando los bancos crean dinero, solo crean la suma que usted necesita, no la que debe devolver. Un rápido vistazo a su contrato hipotecario revela la enorme magnitud del problema: al final del periodo de amortización, a menudo tiene que devolver el doble o el triple del dinero que le prestaron. ¿Y de dónde sale esa cantidad de dinero, que no es precisamente pequeña? Lo ha adivinado: se crea mediante un préstamo: otra persona tiene que pedir un préstamo, comprar su producto o servicio a crédito y proporcionar a la economía ese crecimiento económico tan deseado.

Nuestro sistema bancario es un esquema Ponzi de proporciones épicas. Cualquier tipo de interés superior al 0,0 % garantiza que los préstamos (y, por lo tanto, la oferta monetaria) acabarán descontrolándose, salvo que se produzca una condonación de la deuda o, al menos, se descubra de vez en cuando otro planeta habitable repleto de recursos. Aparte de estas dos opciones, los niveles de deuda acabarán descontrolándose, y esto es una certeza matemática, no una opinión. Así pues, para responder a las preguntas que plantea la desviación de los precios de la energía de unos niveles de deuda ya demasiado elevados: parece muy improbable que se produzca otro aumento de la ratio deuda/PIB. Si ocurriera, la (hiper)inflación resultante acabaría con la economía y «obligaría» a los bancos centrales a subir los tipos de interés de forma significativa (y, con ello, acabaría con el suministro de materias primas y energía). Si, por el contrario, los niveles de deuda se mantienen iguales a pesar del aumento de los precios de la energía, tanto los hogares como las empresas se verán incapaces de pagar la energía y otros insumos materiales críticos, lo que provocará una caída del consumo y, muy posiblemente, una combinación de deflación y declive económico. Bueno, maldita sea si lo hace, maldita sea si no lo hace. Sinceramente, ¿qué esperábamos? ¿Un crecimiento infinito que durara para siempre?

Hasta la próxima,

B

Notas:

(1) Si lo miramos más de cerca, podemos ver que los hogares debían 20,3 billones de dólares (principalmente en forma de hipotecas y créditos al consumo), mientras que las empresas tenían una deuda de 21,8 billones de dólares a principios de este año. El pasivo de estos dos sectores juntos era de 42,1 billones de dólares, muy por encima de la deuda pública, que era de 35,2 billones de dólares.

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6. Entrevista a biógrafo de Cabral.

En el aniversario del nacimiento de Cabral, entrevista al autor de una biografía del revolucionario africano.

https://roape.net/2025/09/12/amilcar-cabrals-life-legacy-and-reluctant-nationalism-an-interview-with-antonio-tomas-2/

La vida, el legado y el nacionalismo reticente de Amílcar Cabral: entrevista con António Tomás

12/09/2025

Dado que el mes de septiembre marca el 101.º aniversario del nacimiento de Amílcar Cabral, volvemos a publicar una entrevista con António Tomás, autor de la biografía de Cabral en el siglo XXI. Tomás habla sobre la evolución política de Cabral, así como sobre sus habilidades como profesor, diplomático revolucionario y líder. Pero también analiza sus inseguridades, sus defectos y los mitos que rodean la liberación nacional en Guinea-Bissau.
¿Qué le motivó a escribir una biografía de Amílcar Cabral en el siglo XXI?

Cuando escribí la primera versión de la biografía de Cabral, estaba en Portugal y escribí el libro en portugués. La introducción es diferente a la de la versión en inglés. No considero que Amílcar Cabral: la vida de unnacionalista reacio (2020) sea una traducción. Prefiero decir que es la versión en inglés del libro que fue escrito en portugués. Cuando empecé a trabajar en este proyecto a principios de la década de 2000, nadie, al menos de mi generación, hablaba de Cabral en Portugal.

Pero Cabral, su generación y todas las personas que luchaban por la independencia y la liberación de África eran estudiantes en Lisboa. La mayoría de ellos vivían en Lisboa. Cabral estaba casado con una portuguesa. Así que, como estudiante, formaba parte del debate sobre la negritud en Europa y la negritud en Portugal. Cuando empecé a escribir sobre Cabral en portugués (O Fazedor de Utopias – Uma Biografia de Amílcar Cabral (2007), solo intentaba comprender, como hombre negro, cómo reflexionar y comprometerse con Cabral y su lucha en el contexto de la raza, no tanto en el de la independencia, que es el tipo de cosas que me interesaron después de ir a Estados Unidos y hacer mi doctorado en la Universidad de Columbia. Intentaba comprender el lugar que ocupaban la raza y la negritud en Lisboa en el contexto de los inmigrantes portugueses negros o africanos.

Muchos años después, cambié algunas cosas en la versión inglesa del libro. El debate inicial sobre la raza y el racismo está menos presente. Pero lo interesante ahora es que la versión portuguesa está agotada en Portugal. Lleva agotada muchos años. Ahora estoy preparando una nueva edición en la que recupero el debate sobre la raza, porque hay muchos avances: un partido de derecha en Portugal y un movimiento negro emergente y muy fuerte, formado en su mayoría por personas que quieren llevar los debates sobre el racismo y el legado del colonialismo a la agenda nacional. Es un buen momento para volver a estas cuestiones originales que me llevaron a investigar el legado de Cabral.

¿De qué manera cree que la vida y la obra de Amílcar Cabral son relevantes para los jóvenes que están desarrollando su conciencia racial y política tras las protestas de Black Lives Matter?

Es una figura muy importante, le guste o no le guste. Si lo compara con Walter Rodney, ambos regresaron a África y se involucraron en cuestiones de transformación social y racismo. No se trataba solo de criticar el imperialismo y el colonialismo. En el caso concreto de Cabral, se trataba de cómo crear nuevas sociedades y cómo crear sociedades que fueran más allá de la forma en que estos países surgieron a través del colonialismo. Es importante apropiarse de estas figuras e incorporarlas a los debates sobre lo que está sucediendo ahora con cuestiones como Black Lives Matter, la violencia estructural y el racismo.

Pero es importante situar a estos pensadores en su contexto particular y hacer el tipo de ejercicio que hizo David Scott con Conscripts of Modernity cuando dice que no tenemos que encontrar la respuesta, sino la pregunta que ellos plantearon en relación con su contexto. Es muy importante comprometerse con estas figuras y aprender, pero también comprender que luchaban en épocas diferentes utilizando recursos diferentes, como Cabral, que utilizó la lucha armada, etc.

Una cosa que me gusta de su libro es su negativa a contar la historia de Cabral en retrospectiva, como si todo lo que hizo desde niño estuviera destinado a convertirlo en un líder revolucionario. ¿Puede contarme un poco sobre quién era Cabral? ¿Cómo se politizó y se volvió políticamente activo?

Soy de Angola y crecí en Angola durante el comunismo. La gente de mi generación (nací antes de 1975, el año de la independencia) creció con todas estas tradiciones de grandes hombres, como Agostinho Neto, Brezhnev, Tito y Che Guevara. Incluso hoy en día, la toponimia de la ciudad (Luanda) lo refleja, con calles que llevan el nombre de Kwame Nkrumah y Amilcar Cabral. Las biografías de estas figuras se han registrado de una manera muy problemática. Se habla de ellas como si sus vidas fueran lineales. No tienen retos, no tienen dudas y saben desde el principio lo que van a hacer. Tienen un destino y lo cumplen. Pero lo que se ve en mi libro sobre Cabral es que la vida no es así. Líderes como Cabral tuvieron que tomar decisiones muy difíciles. La mayoría de las veces se vieron envueltos en situaciones que no habían elegido. Es la conjunción de circunstancias lo que les lleva a esos momentos en los que tienen que tomar decisiones difíciles.

Cabral nació en 1924 en Guinea-Bissau, de padres caboverdianos, y se mudó con su familia a Cabo Verde en 1932 y luego a Lisboa, en 1945. Cabral no era el más politizado de su generación de estudiantes africanos en Lisboa. Agostinho Neto, que más tarde se convirtió en el primer presidente de Angola, era mucho más politizado que Cabral. Ya estaba en prisión por culpa de la policía secreta portuguesa incluso antes de que Cabral supiera nada sobre lo que haría como nacionalista. Cabral solo intentaba hacer lo mejor que podía en las circunstancias en las que se encontraba. Tenía amigos radicales e intentaba ayudarles. Cuando sus amigos fueron acosados y arrestados por la policía, él era el único que tenía un trabajo formal como agrónomo para el Estado colonial. Así, podía viajar por el imperio portugués, ir a Angola y Guinea-Bissau, poner en contacto a personas y distribuir dinero y cartas. Pero llegó un momento en que ya no pudo seguir haciéndolo. Así que tuvo que tomar una decisión. Y eso fue en 1959 o 1960, en Londres, cuando escribió esos famosos documentos, Hechos contra el colonialismo, con los que se presenta como nacionalista.

Lo interesante es que, como no estaba tan politizado ni dedicado a la política como muchos otros de su generación, como Mário Pinto de Andrade o incluso Agostinho Neto, tuvo tiempo para recurrir a otros recursos, como su formación como científico y sus escritos. Todo ello le permitió hacer cosas que nadie había hecho en ningún otro lugar en la lucha contra el colonialismo portugués, como crear las zonas liberadas durante la guerra anticolonial en Guinea-Bissau y promover un enfoque de igualdad de género a lo largo de la lucha. Al retrasar el momento de convertirse en un nacionalista en toda regla, tuvo tiempo de aportar mucho más a la lucha.

Mis descripciones de lo que Cabral estaba haciendo en 1959 transmiten la sensación de esperanza de que había llegado el momento de África. Era el momento de que los africanos mostraran al mundo lo que podían hacer. Era el momento de que los africanos construyeran sociedades que pudieran hacer frente y superar todas las estructuras que el colonialismo y el imperialismo les habían impuesto. Y luego llegaron los años sesenta, una década maravillosa en África. Por supuesto, las cosas empeoraron en la década de 1970 y, sobre todo, en la de 1980, con el FMI y el ajuste estructural, pero fue una época muy importante en África y creo que deberíamos revisar ese momento formativo y quizás intentar recuperar un poco del optimismo de la década de 1960.

Su libro señala las discrepancias entre los mitos y la realidad de la lucha de liberación nacional. Recuerdo que cuando estudiaba la lucha de Guinea-Bissau en la universidad, disfrutaba leyendo a Lars Rudebeck, que pinta un cuadro muy idealista de la lucha, y también a Basil Davidson. ¿Cuáles son las discrepancias que debemos conocer?

Esta es una pregunta muy importante. Leer a autores como Lars Rudebeck y Basil Davidson y conocer cómo se entendían las luchas en África en el contexto de las luchas globales por la libertad. Pero esto conlleva un problema. Estos escritores liberales y progresistas estaban tan involucrados en la lucha, en particular Basil Davidson, que perdieron la objetividad. Para ellos, estas luchas por la liberación en África se consideraban parte de las luchas ideológicas que se libraban en Europa. Para ellos, era casi obligatorio defender que todo iba bien y que el movimiento de liberación nacional prevalecería. Sobre las decisiones críticas que había que tomar, no encontrará mucho en sus escritos. Pero la lucha es un asunto muy duro. Siempre que se recurre a la violencia para liberar un país, hay gente que muere. En el caso de la lucha en Guinea, que no aparece en los escritos de estos autores, esa guerra se libró en el contexto de las rivalidades históricas entre caboverdianos y guineanos dentro del movimiento nacional, el PAIGC (Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde). Así pues, las preguntas eran entonces: ¿quién luchaba y quién lideraba?

La decisión de Cabral de iniciar la guerra fue muy difícil de tomar. En primer lugar, Cabral no tenía ninguna formación militar. Si hubiera podido, sin duda habría buscado la liberación de Guinea-Bissau y Cabo Verde de forma no violenta. Resistió la presión para iniciarla en 1961, cuando comenzaba la guerra anticolonial en Angola. Solo cuando sus hombres fueron sorprendidos por las autoridades de Guinea-Conakry contrabandeando equipo militar y su compañero fue encarcelado por Sekou Touré en 1962, no tuvo más remedio que mostrar los usos de las armas contrabandeadas. Si no le hubiera mostrado a Sekou Touré que las armas y el equipo militar eran para luchar contra los portugueses, Touré seguramente habría pensado que era una forma de alimentar a uno de los grupos que se oponían a él.

Volviendo a su pregunta, creo que la forma en que los escritores liberales y progresistas se involucraron en la lucha también ha contribuido a oscurecer nuestro conocimiento sobre el asesinato de Cabral. Muchas de las personas que escribían sobre Cabral eran personas que estaban comprometidas con la teoría y la práctica de Cabral, con la ideología de Cabral. Por lo tanto, no prestaban mucha atención o no estaban interesados en comprender el asesinato de Cabral en relación con las contradicciones que el movimiento de liberación nacional había puesto de manifiesto. La idea de que António de Spinóla, el gobernador portugués en Guinea-Bissau, había ordenado el asesinato, o que la PIDE (Polícia Internacional e de Defesa do Estado) lo había planeado, era una buena explicación. Sin embargo, también creo que esta explicación impidió a muchos de estos estudiosos abordar realmente las contradicciones del colonialismo y las contradicciones del poscolonialismo. Y esto es parte de lo que intenté hacer en mi comprensión de Cabral.

Existe una contradicción entre esos caboverdianos pequeñoburgueses, algunos de los cuales lideran el PAIGC, y las masas guineanas, que son mucho más pobres en comparación. ¿Cómo se manifiesta esta contradicción a lo largo de la lucha por la liberación y en la independencia?

Cabral intentó reflexionar sobre esta cuestión con lo que propuso como el suicidio de clase de la pequeña burguesía. Sabía que existía una contradicción y sabía que era muy difícil para la gente superar estas contradicciones. Cabral propuso que la pequeña burguesía tenía que trascender lo que era. Tenía que dejar de lado todos los privilegios y abrazar a las masas. Pero, ¿cómo se hace esto en la práctica cuando existen estructuras muy profundas que enfrentan a unas personas con otras, en términos de idioma, de cultura, de los mecanismos que los portugueses crearon para diferenciar a las personas, como las leyes nativas? Estas leyes fomentaban la abrumadora distinción entre nativos y civilizados. La idea central detrás de esta legislación es que a un grupo de personas se les concedían privilegios porque eran capaces de asimilar un modo de vida que los portugueses consideraban civilizado: podían comer con cubiertos, podían hablar portugués y vestirse como los europeos. Aquellos que no podían demostrar estas habilidades eran sometidos al estatuto de nativos.

Para Cabral era una tarea difícil unir a estos grupos. Los guineanos resentían a los caboverdianos porque los consideraban agentes del colonialismo. Muchos caboverdianos no se sentían cómodos con los guineanos debido a sus diferentes idiomas, costumbres y tradiciones. Para Cabral, se trataba de diluir estas diferencias culturales. Y luego estaba el poder colonial portugués, que buscaba formas de exacerbar estas diferencias para crear aún más problemas en el movimiento de liberación nacional. Si el suicidio de la pequeña burguesía era algo difícil de considerar durante la lucha, era aún más difícil después de la independencia, cuando los Estados poscoloniales se convirtieron en máquinas de acumulación. Así, se empieza a producir una especie de diferenciación entre los que tienen y los que no tienen.

Llamé a la versión portuguesa de este libro O Fazedor de Utopias («El creador de utopías») debido a las dificultades de convertir el movimiento de liberación nacional en una máquina funcional y operativa. Era difícil reunir a personas diferentes. La realidad es demasiado compleja para eso. Las personas son demasiado complejas para eso. Los seres humanos, en su mayoría, se sienten cómodos con lo que tienen. Eso es una cosa. Pero la otra es que debemos dar crédito a quienes piensan que es posible trascender las diferencias. Es difícil, por supuesto, pero vale la pena soñarlo y aspirar a ello. Todavía tenemos que creer que es posible un mundo sin racismo ni discriminación.

¿Puede hablar de la identidad política de Cabral? En la versión inglesa de su libro lo llama «nacionalista reacio». ¿Qué significa eso exactamente?

Cabral era renuente en muchos temas y dudaba en muchos otros. Los cubanos querían que Cabral terminara la guerra anticolonial invadiendo Bissau. Tenía los números a su favor. Pero para hacerlo, habría que traer más gente, más violencia, más muertes y más sangre. Por eso dudaba. En cuanto a la «renuencia» de su nacionalismo, hay dos razones que hay que tener en cuenta. Cuando comenzó a involucrarse en el activismo político, la noción de nacionalismo, para los portugueses negros, no existía. Cabral estaba casado con una portuguesa, Maria Helena, y en su correspondencia, publicada recientemente, hay algo que nos permite entender a Cabral como el producto de una identidad diferente. Es un portugués negro. Era caboverdiano, lo cual era una cultura, no una nacionalidad. La idea de dejar de ser súbdito del Imperio portugués y obtener una nacionalidad que no fuera la portuguesa era inconcebible como ciudadano portugués de segunda clase porque, en 1951-52, Portugal modificó la Constitución para eliminar el concepto de colonia y sustituirlo por uno más antiguo, el de provincias de ultramar. Así pues, existía la idea de que Angola, Mozambique, Guinea-Bissau y Cabo Verde eran provincias de Portugal. Los nacidos en estos territorios eran portugueses, pero no eran como los portugueses blancos, eran portugueses de segunda clase. Si leen a Cabral en portugués, lo que escribió en aquella época, se considera a sí mismo un portugués negro y hay una importante tradición de portugueses negros desde la década de 1920. Así pues, esta es la primera idea que explica por qué Cabral era un nacionalista reacio.

La segunda idea es que, cuando Cabral tuvo la oportunidad de proponer una noción de nacionalismo, no tenía ninguna. No hablaba de una nación. No creía en las naciones. Creía que podía crear una subnacionalidad que uniera a los caboverdianos y los guineanos porque pensaba que los caboverdianos procedían de Guinea: sus antepasados habían sido llevados a la isla de Cabo Verde durante la trata de esclavos. A menos que pueda convencerme de lo contrario, el tipo de nacionalismo que Cabral proponía no es en modo alguno un nacionalismo tradicional como el que Benedict Anderson describiría en Comunidades imaginadas, en torno a la cultura y el idioma.

¿Qué lugar ocupa el panafricanismo en la mente de Cabral?

Estaba muy influenciado por este movimiento. Y si usted es portugués negro, sabía lo que ocurría en Nueva York durante el Renacimiento de Harlem. Todos esos maravillosos poetas, como Langston Hughes, formaban parte de las conversaciones que los estudiantes africanos mantenían junto con la música jazz. Como Cabral hablaba francés, podía leer lo que llegaba de París con la negritud. En el pensamiento y la escritura de los estudiantes negros de Lisboa procedentes de África se encuentran todas estas influencias. Se ve la influencia de Aimé Césaire, se ve la influencia de Du Bois, de Garvey volviendo a África.

Pero lo interesante de Cabral y de muchos de estos autores, Du Bois, Nkrumah y Senghor, es que están en ambos lados. Porque eran ellos los que escribían sobre «¡imaginen cómo sería una África independiente!». Luego estaban en el otro lado, como líderes que intentaban aceptar la formación de estos nuevos países y nuevas nacionalidades. Era una posición muy difícil. Guinea-Bissau no se independizó hasta 1973. Cabral estaba pensando sin duda en cómo evitar la dictadura y el régimen de partido único, porque estaba viendo lo que ocurría en África, con la propagación de los golpes de Estado y la violencia política de la época.

¿Cuál fue la influencia del marxismo en Cabral?

El Partido Comunista Portugués (PCP) era muy fuerte en Portugal y constituía una parte importante de la resistencia al Estado Novo, el régimen fascista de Portugal. El PCP era la oposición ilegal más organizada al Estado Novo. Por lo tanto, era natural que todos los que se oponían al Estado Novo gravitara En casi todo lo que Cabral ha escrito se ve la huella de esta tradición intelectual, con muchas contradicciones también. El Partido Comunista estaba en contra del Estado Novo, pero no se posicionó a favor de la independencia de los países africanos. Los comunistas de Portugal tardaron mucho tiempo en adoptar una postura clara sobre la independencia de África.

Amílcar Cabral, el diplomático revolucionario, reunido con el líder rumano Nicolae Ceauşescu en junio de 1972

¿Hasta qué punto Cabral y su ejército guerrillero estuvieron influenciados por la Unión Soviética, China y Cuba?

La Unión Soviética con Lenin tenía la lucha contra el imperialismo como eje central de sus políticas. Lenin y Mao escribieron sobre el imperialismo, Fidel Castro estaba interesado en la liberación de América Latina del yugo del imperialismo. Estaba claro que apoyarían cualquier movimiento de liberación nacional que luchara contra cualquier forma de colonialismo e imperialismo en África. Lo que hizo Cabral, al aceptar sus estrategias insurgentes, fue utilizar todas estas experiencias. Las influencias son evidentes, por ejemplo, en el tipo de apoyo que recibió a lo largo de la guerra. En la fase inicial de la guerra, debido a las condiciones geográficas de Guinea, basada en su mayor parte en la producción de arroz, la naturaleza de la movilización se basaba en el maoísmo chino. Pero hacia el final de la insurgencia, a finales de la década de 1960, toda la organización se inclina más hacia el modelo soviético-cubano, en el que existe una separación entre las estructuras de toda la organización y los cuadros. Así, los cuadros, los que realizaban el trabajo político, estaban por encima de los elementos militares del PAIGC. Esta estructura también le resultaba útil a Cabral. Él no era un soldado. A lo largo de la guerra y hasta su muerte en 1973, siempre estuvo tratando de encontrar formas de someter el poder de los militares al poder de los civiles.

Al leer su libro y pensar en las acciones y el internacionalismo de Cabral, da la impresión de ser más un diplomático revolucionario que un soldado. Alguien capaz de gestionar relaciones complejas con líderes de otras naciones. ¿Hasta qué punto es acertada esa descripción?

El rasgo más interesante de la personalidad de Cabral era su inclinación por la diplomacia. Porque era un mundo muy loco. Con la Guerra Fría, era muy fácil para muchos líderes simplemente tomar partido. Pero Cabral no tomó partido. Intentó utilizar sus habilidades diplomáticas para unir a todos o para que todos se sumaran a su movimiento. Tenía muy buenas relaciones con la izquierda portuguesa que luchaba contra el Estado Novo. Tenía muy buenas relaciones incluso con el Vaticano. Durante los años 60 y siguientes, mantuvo muy buenas relaciones con el norte de Europa, con países como Suecia y Noruega. Recibió apoyo humanitario de confesiones religiosas de todo el mundo. También obtuvo mucho apoyo de asociaciones y grupos de Francia. Hacia el final de su vida, intentó convencer al grupo más difícil de apoyar su lucha contra el colonialismo: los estadounidenses. Hizo varios viajes a Estados Unidos. Habló en el Congreso. Siempre es fascinante ver cómo Cabral se ocupaba de la diplomacia durante la Guerra Fría. Un día daba un discurso en el aniversario de Lenin en un congreso en la Unión Soviética y, unos días más tarde, hablaba en el Congreso de Estados Unidos. No hay muchos líderes revolucionarios que hayan hecho eso. La diplomacia era muy importante como herramienta para conseguir cosas. Era el punto fuerte de Cabral. E incluso reunir a los caboverdianos y los guineanos también formaba parte de su esfuerzo diplomático para superar las diferencias.

Lo que me gustó de Cabral al leer su obra fue su cualidad como profesor. Especialmente en cómo forma a los reclutas del PAIGC y dedica mucho tiempo a ayudarles a comprender la sociedad que intentan cambiar. ¿Qué puede decir sobre esa capacidad de Cabral?

A lo largo de los años, se ha hecho un gran esfuerzo y mucha gente ha intentado ver a Cabral como el teórico de la revolución. Pero Cabral no era así. Era un organizador, pero era sobre todo, como usted dice, un maestro. Era muy, muy bueno explicando ideas muy complejas, ideas científicas, a personas que no tenían ningún tipo de educación. Gran parte de lo que Cabral ha escrito, y que ahora leemos como contribuciones teóricas, son en realidad enseñanzas. Casi todo es Cabral hablando a sus soldados, a sus compañeros. Es alguien que había estado en Portugal y había tenido la oportunidad de aprender. E intentaba explicar todas estas ideas tan complejas a personas que no habían estado expuestas a nada. Además de sus habilidades diplomáticas, la enseñanza y el intercambio de conocimientos eran la parte más fuerte de Cabral.

Me pregunto qué cree que se puede generalizar de los escritos y discursos de Cabral para la actualidad.

Esa es una buena pregunta, son tiempos muy diferentes. Ahí está la dificultad. Es más fácil leer a Fanon y comprometerse con Fanon porque tiene todo el lado psicoanalítico y era un escritor brillante. Formaba parte de una escuela filosófica muy profunda, y si lee a Fanon, encontrará todas las resonancias de todo lo que estaba sucediendo en la literatura y la filosofía francesas con Jean-Paul Sartre y el existencialismo. No encuentra nada de esto en Cabral. A diferencia de Fanon, Cabral no era un escritor especulativo. Realmente intentaba escribir sobre el día a día en Guinea en aquella época. En ese sentido, es muy difícil encontrar en Cabral cosas que se puedan utilizar y aplicar fácilmente a las luchas que tenemos hoy en día. Incluso en lo que respecta al Estado posindependiente, cómo pensar en él y cómo entenderlo, no encontrarán en muchos casos en los que Cabral hablara de cómo imaginaba la independencia. Hablaba de la unidad, quería crear un país que reuniera a Cabo Verde y Guinea. Pero todo lo relacionado con cómo funcionaría eso no se encuentra en los escritos de Cabral.

Una parte importante de su personalidad era su capacidad para aprender de los errores de los demás. Inició la guerra en Guinea y no quería repetir los mismos errores de otros movimientos y luchas de liberación nacional. Eso le dio mucho margen para hacer cosas y sacar adelante algo muy original. Pero esto plantea algunas preguntas: ¿qué tipo de líder poscolonial habría sido Cabral? ¿Cómo serían Guinea-Bissau y Cabo Verde con Cabral como líder? Nunca tendremos respuestas a estas preguntas.

António Tomás es autor de Amílcar Cabral: la vida de un nacionalista reluctante (disponible aquí). Imparte clases en la Escuela de Posgrado de Arquitectura de la Universidad de Johannesburgo. Tiene un doctorado en Antropología por la Universidad de Columbia. Ha trabajado como periodista en Angola y Portugal y ha escrito sobre temas relacionados con el África lusófona.

Fotografía destacada: Amílcar Cabral pronunciando un discurso (9 de junio de 2007).

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7. El contrato social de posguerra en Alemania.

Con una reseña de un libro sobre el tema, Streeck analiza la política económica y el pacto social entre capital y trabajo en algunos países de Europa occidental tras la IIª Guerra Mundial.

https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/08913811.2025.2542013

Contrato social o gobierno de los expertos: capitalismo, política democrática, conocimientos económicos y la batalla contra el «populismo»

Wolfgang Streeck

Publicado en línea: 3 de septiembre de 2025

RESUMEN

El Wirtschaftswunder alemán no fue el resultado de los conocimientos económicos aplicados por Ludwig Erhard a la Alemania Occidental de la posguerra. No existe una teoría y una práctica universalmente aplicables de una «economía social de mercado». Una economía capitalista es una economía política que requiere un acuerdo político —siempre frágil— entre el capital y el trabajo, que debe renegociarse periódicamente a la luz de las relaciones de poder cambiantes entre las clases. En la medida en que esto requiere conocimientos especializados, se trata de los conocimientos de los profesionales de la política, no de los economistas. «La economía» no es una segunda naturaleza, sino un campo de batalla social.

El libro de François Godard, Alemania, Francia y los capitalismos democráticos de la posguerra: el gobierno de los expertos, basado en su tesis doctoral en la Universidad de Ginebra, no podría ser más ambicioso: una historia de la política económica posterior a 1945, de hecho, de la construcción política y económica del Estado, o de la construcción de la democracia, en los dos países más grandes de Europa occidental, Alemania y Francia, complementada con dos casos paralelos, el Reino Unido e Italia, que se extienden a lo largo de casi tres décadas. En resumen, lo que tenemos aquí es un institucionalismo histórico de alto nivel, impulsado por un programa dual: empírico-histórico, para mostrar que la prosperidad de la posguerra en Europa occidental no se debió al compromiso político entre el capital y el trabajo, sino a que los Estados y los gobiernos aplicaron los conocimientos expertos sobre la economía a la economía; y, desde el punto de vista teórico-paradigmático, sugerir que lo que cuenta en el mundo del capitalismo democrático, y presumiblemente no solo allí, son las ideas expertas, o «modelos ideacionales», adoptadas y realizadas por el gobierno, más que los intereses económicos o los acuerdos alcanzados con ellos y entre ellos. Tengo comentarios sobre ambos puntos, y en particular sobre las conclusiones de Godard al final de su libro sobre lo que nos enseñan sobre cómo lidiar con el «populismo». A continuación, me limitaré a Alemania, el ejemplo principal de Godard, y luego pasaré a hacer algunas observaciones generales sobre la gobernanza del capitalismo democrático entre la política y la «experiencia».

¿Hubo un «acuerdo de posguerra» en Alemania que precedió y hizo posible la prosperidad económica y la estabilidad democrática en la década de 1950 y más allá? ¿O solo hubo Ludwig Erhard y el Bank Deutscher Länder, que más tarde se convertirían, respectivamente, en ministro de Economía y en el Bundesbank? El concepto de acuerdo de posguerra se originó en la anglosfera, no durante el evento, sino después, mirando hacia atrás en un esfuerzo por discernir las similitudes fundamentales en las economías políticas de Europa occidental que, después de 1945, se encontraron en el ámbito de los Estados Unidos.Nota al pie1. Se entendió que lo que se designaba con el concepto se materializó en diferentes versiones nacionales, lo que, de hecho, fue el punto de partida para teorizar al respecto. Nota al pie2 Sin entrar en detalles, creo que las personas razonables pueden estar de acuerdo en que lo que más tarde se denominó el acuerdo de posguerra —a veces el segundo acuerdo de posguerra, ya que se supone que el primero se produjo en 1918— incluía instituciones como la democracia parlamentaria; sindicatos independientes con derecho a la negociación colectiva autónoma; un Estado que asumía la responsabilidad del pleno empleo; derechos políticos plenos e iguales de ciudadanía para todos; protección de los asalariados frente a los caprichos de los mercados laborales y de productos; la seguridad social en sentido amplio, proporcionada por un Estado del bienestar en expansión y «desmercantilizado» (Esping-Andersen Citation1985), un paquete inspirado más o menos en el New Deal estadounidense y promovido por los Estados Unidos como alternativa al comunismo, así como por temor a que lo que los Estados Unidos tenían que tener por razones políticas internas supusiera una desventaja competitiva para ellos si otras democracias capitalistas no tenían que tenerlo también.

Entonces, ¿lo tenía Alemania? La respuesta, en mi opinión, no puede ofrecer lugar a dudas. De hecho, tras doce años de dominio nazi, el retorno de la democracia parlamentaria e industrial —los dos pilares de la democracia capitalista posliberal— supuso una refundación dramática de la economía política alemana, ampliamente entendida como una reescritura del contrato social del país entre, sobre todo, el capital y el trabajo.Nota al pie3. No es de extrañar que el acuerdo de posguerra alemán fuera quizás aún más específico a nivel nacional que los demás. Creo que Godard subestima el hecho, aunque lo menciona, de que entre 1945 y 1949 no existía un Estado alemán, ni tampoco un pueblo alemán donde más tarde se construiría ese Estado, es decir, no en Alemania, que ya no existía, sino solo en la mitad occidental de lo que había sido Alemania antes de la guerra. Fundada bajo la supervisión de los aliados, la República Federal existió durante las cuatro décadas siguientes en un territorio que solo tenía la mitad del tamaño del Reich después de Versalles, con una población residente superviviente de unos 42 millones de habitantes, que a finales de la década de 1950 se vio comprimida con más de ocho millones de expulsados y refugiados de la antigua Alemania Oriental. Fue en las extraordinarias condiciones de esta convulsión social y política cuando se fue construyendo paso a paso la versión alemana del acuerdo de posguerra.

La historia de Godard sobre la resurrección económica y política de Alemania está escrita en gran medida como la historia de Ludwig Erhard, a quien se le atribuye la introducción del marco alemán en 1949 —la Währungsreform— y la liberalización simultánea de los precios al consumo y los mercados; juntos, según afirman Godard y muchos otros, ambos inauguraron el «milagro económico», el Wirtschaftswunder. Nota al pie4 Erhard es descrito como un «experto» más que como un político, alguien con conocimientos especializados sobre cómo reactivar una economía capitalista mediante la política económica. Se afirma que esos conocimientos, basados en la experiencia, no políticos, por así decirlo, científicos, le hicieron comprender que la liberalización económica lograría lo que la planificación económica no podía: estimular el crecimiento económico y, con ello, garantizar o restaurar la estabilidad política. Según los admiradores de Erhard, entre los que se puede incluir sin duda a Godard, la milagrosa resurrección de la economía alemana por parte de Erhard enseña a la política económica una receta de validez eterna y aplicabilidad universal, a saber, que la gobernanza de una economía nacional debe ser retirada de las manos de los políticos y confiada a reyes filósofos no políticos, como los que hoy en día se forman, presumiblemente, en los departamentos de economía de las universidades estadounidenses.

A continuación, argumento que esta «lección de Erhard», defendida con fuerza por Godard y otros, se basa en dos malentendidos: uno, que lo que se vendía y se vende a veces como la fórmula de éxito universalmente aplicable, e incluso científica, de Erhard solo funcionó porque se ajustaba a las circunstancias únicas de la Alemania de la posguerra; y dos, que su éxito solo fue posible porque estaba integrada en la política anticuada, que Erhard despreciaba, de su principal, el canciller federal Konrad Adenauer: un «experto» sin igual, no en economía —una disciplina que no le importaba muchoNota al pie5—, sino en conocer las limitaciones políticas y aprovechar las oportunidades políticas cuando las veía. Nota al pie6 Comienzo relatando la historia de Erhard, cubriendo no solo su ascenso, sino también su caída, en un intento de ilustrar lo que creo que son dos malentendidos de Godard y otros.

El milagro de Erhard

Para empezar, parece seguro afirmar que la «experiencia» de Erhard no se derivaba de una teoría general, ya que nunca había recibido formación en este campo y, de hecho, la economía tal y como la conocemos, ya sea al estilo del MIT o de Chicago, ni siquiera existía en su época. En lugar de economía técnica, se encuentra una Weltanschauung personal que simplificaba radicalmente el mundo real de una manera que coincidía fortuitamente con el mundo real simplificado de los años de la posguerra alemana. En todo caso, la experiencia de Erhard, o quizás su «modelo ideológico», parece haber sido una mezcla de intuiciones idiosincrásicas y prejuicios políticos en línea, en última instancia, con el Carl Schmitt de 1933, tanto prefascista como preordoliberal, con su ideal de una economía libre garantizada por un Estado fuerte (Schmitt Citation1932; Streeck Citation2015). Nota al pie7

Destacan tres fundamentos erhardianos: el hombre es un consumidor nato (¡véase el negocio de bienes de consumo de la familia Erhard!); la paz social comienza con una moneda estable (¡el recuerdo de la Gran Inflación de 1921-23!); y el Estado no debe ser capturado por intereses especiales, es decir, intereses en corregir los resultados de los mercados competitivos (la lección, para Erhard, tanto de la socialdemocracia de Weimar como de la dictadura nazi). Aquí no hay lugar para el problema básico poschmittiano del capitalismo democrático de posguerra, que era cómo combinar y hacer compatibles la negociación colectiva autónoma y la garantía política del pleno empleo, en una relación tripartita entre un Estado dependiente del apoyo electoral de una clase obrera organizada, sindicatos libres y empresas privadas con ánimo de lucro. Erhard nunca tuvo que preocuparse por esto: no existía un Estado alemán tras la rendición incondicional de 1945, y los aliados lo sustituían por el momento, con poderes dictatoriales y totalmente independientes de la sociedad que gobernaban; había sindicatos, pero lo que intentaban representar incluía a una masa hambrienta de refugiados y expulsados desempleados y desarraigados; y había una clase empresarial cuyos líderes, antes todopoderosos, estaban en prisión o en la clandestinidad.

El segundo intento de Alemania de instaurar una democracia capitalista después de Weimar no surgió de una situación revolucionaria, a diferencia del Pacto Stinnes-Legien de 1918, con un movimiento comunista-sindicalista que se enfrentaba a un Partido Socialdemócrata que, a su vez, se enfrentaba a una derecha radical emergente. Más bien, se implantó desde el exterior en un terreno político baldío tras una derrota sin precedentes en una guerra sin precedentes. Fue aquí donde la intuición como experiencia de Erhard se encontró en un mundo hecho para ella, no para siempre, claro está, pero sí durante un kairós suficientemente largo. Lo que Erhard vio en su mundo fue una clase media empobrecida ansiosa por volver a ser consumidora; empresas familiares medianas que frenaban la producción porque los precios regulados no cubrían sus costes y la inflación amenazaba con devorar sus beneficios; y grandes centros de producción industrial inactivos por falta de demanda. Erhard, con su empatía hacia la clase media, pensaba que una moneda estable combinada con precios de mercado competitivos sería la solución, ya que la desigualdad no era un problema para las personas que necesitaban trabajo y ropa nueva, incluidos los miembros de los sindicatos de la época. Los comunistas que fomentaban el descontento tampoco eran un problema después de que se hubieran trasladado, o hubieran sido trasladados, a ese otro estado alemán y, en cualquier caso, los aliados occidentales mantenían los ojos tan abiertos como sus celdas. Tampoco era necesaria una gestión macroeconómica keynesiana, ya que la baja demanda interna debido a los bajos ingresos podía compensarse invitando a la demanda extranjera, especialmente de Estados Unidos, con su ilimitada disposición en aquel momento a absorber los productos de otros países. El resultado fue un crecimiento impulsado por las exportaciones en lugar de por la demanda interna, un patrón muy familiar en Alemania y aún más adecuado para un país dividido en dos, con una capacidad industrial sobredimensionada dentro de sus nuevas fronteras.

La experiencia de Erhard era intuitiva, no teórica, basada en la empatía personal con un mundo vital histórico que él podría haber considerado el mundo vital ahistórico de la humanidad en general, y resultó eficaz solo porque se inscribía en un contexto político contingente que necesitaba, pero que no podía producir ni preservar, ni necesitaba comprender. No es de extrañar que Adenauer, maestro de la política, nunca se tomara en serio a Erhard. Es cierto que, tras la Währungsreform, Adenauer no pudo deshacerse de él; para mantener unida su coalición, necesitaba el carisma de Erhard y su prestigio en el ala liberal-protestante del espectro político de Alemania Occidental. Pero fue Adenauer quien, gracias a su apoyo al ala sindical de su partido recién fundado, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), de carácter católico y protestante, y a su relación personal con los líderes de la confederación sindical nacional DGB, ahora formalmente independiente desde el punto de vista político y ya no socialista, hizo posible durante unos años formativos la «economía social de mercado» de Erhard, o soziale Marktwirtschaft, aceptable para un movimiento sindical que estaba destinado a hacerse más fuerte y exigente precisamente como resultado de la recuperación económica.Nota al pie 8 También fue Adenauer quien logró integrar a Alemania, de forma temprana y profunda, contra la resistencia inicial de Francia, en el nuevo orden económico occidental, abriendo para la economía de Alemania Occidental los mercados de exportación que llenaron el vacío de la demanda interna causado por la distribución desigual de los frutos de la reforma monetaria y los precios de mercado. Y fue Adenauer quien saboteó la estricta legislación sobre competencia de Erhard, que fue rechazada apasionadamente por la gran industria alemana porque podría haber supuesto una ventaja competitiva para Alemania S. A. —la Deutschland-AG— en los mercados internacionales necesarios para compensar la falta de demanda interna en una economía política erhardiana.

Como se ha indicado, el gran momento de Erhard y de su experiencia no duró mucho. En las elecciones al Bundestag de 1957, Adenauer, que entonces ya tenía 81 años, obtuvo la primera y única mayoría absoluta en la historia de la república de Alemania Occidental. A partir de entonces, una de sus principales preocupaciones políticas fue impedir que Erhard le sucediera. En 1961, ya con 85 años, Adenauer se presentó una vez más a las elecciones para canciller, tras darse cuenta de que, como presidente federal, cargo que había considerado brevemente ocupar, no tendría poder para rechazar el nombramiento de Erhard como canciller federal si este era elegido por mayoría parlamentaria. Solo prometiendo que cedería la cancillería a Erhard a mitad de su mandato, en 1963, Adenauer pudo convencer a los liberales, el FDP, que necesitaba para formar una coalición, de que le concedieran dos años más. Pero entonces, cuando dimitió para ceder finalmente su cargo a Erhard, este último ya había pasado hacía tiempo su mejor momento. En 1965, la CDU/CSU y el FDP obtuvieron una mayoría por un estrecho margen, lo que confirmó a Erhard en el cargo por el momento. Sin embargo, poco más de dos años después, a finales de 1966, Erhard se vio obligado por su propio partido a dimitir,Nota al pie9 en medio de lo que entonces se consideraba una crisis económica. Nota al pie10 Tras deshacerse de Erhard, la CDU/CSU formó una gran coalición con el SPD, a la que siguió, tras las siguientes elecciones ordinarias, a finales de 1969, una coalición social-liberal entre el SPD y el FDP bajo el liderazgo de Willy Brandt.

La tragedia de Erhard fue que, cuando llegó al poder, lo que Godard considera su «experiencia» estaba tan desfasada como el mundo que se ajustaba a sus intuiciones. Ya en la década de 1950 se habían producido huelgas generalizadas, convocadas en su mayoría por el poderoso sindicato de metalúrgicos IG Metall. En 1963 se produjo un importante cierre patronal en la industria metalúrgica que duró varias semanas, organizado por los empresarios y liderado por el ejecutivo de Mercedes Benz, Hanns Martin Schleyer, un antiguo oficial de alto rango de las SS. La anestesia política y social de los años de la posguerra había terminado, se había instalado una nueva normalidad, en el camino de vuelta a la antigua normalidad de una economía política capitalista. El crecimiento del Wirtschaftswunder había terminado y un malestar general se había apoderado de la sociedad de Alemania Occidental. Erhard, o sus asesores, se dieron cuenta de que estaba sucediendo algo que, de forma desconcertante, no estaba previsto en el mundo en el que su experiencia podía ser útil. En 1965, Erhard pidió al intelectual interno de la Cámara de Industria y Comercio Alemana (Deutscher Industrie- und Handelstag, DIHK), Rüdiger Altmann, admirador y conocido personal de Carl Schmitt, que le asesorara a él y al público sobre cómo se podía restaurar el orden natural que había prevalecido en los años vírgenes después de 1945: una sociedad unida en la búsqueda incansable y decidida del Wohlstand für alle. De ahí surgieron una serie de discursos de Erhard en los que propagaba una formierte Gesellschaft, una sociedad «formada» de alguna manera por el gobierno en un todo orgánico. Nota al pie11 Probablemente para sorpresa de Erhard, el concepto, que había comenzado a ocupar un lugar destacado en su retórica, suscitó una acalorada controversia, especialmente con los sindicatos. Probablemente con razón, los sindicatos sospechaban que detrás de él se escondían planes para una Verbändegesetz, una ley que regulaba los derechos y las estructuras de las asociaciones de intereses en general, pero dirigida principalmente a los sindicatos, en un esfuerzo por convertirlos en pilares fiables de una sociedad disciplinada de felices contribuyentes al bien común capitalista.

Cambio de guardia

Por supuesto, en la década de 1960 no había posibilidad alguna de que se implantara el tipo de corporativismo al estilo de Mussolini que algunos creían que era el «modelo ideológico» de Altmann y que Erhard podría haber esperado que restaurara en la sociedad un orden de trabajo capitalista, uniéndola detrás de una volonté générale capitalista, una voluntad del pueblo en su conjunto que se superpusiera a las voluntades conflictivas de sus facciones egoístas. El tipo de experiencia político-económica que ahora se demandaba era el corporativismo liberal de Karl Schiller, el ministro de Economía socialdemócrata de la Gran Coalición, profesor de Economía y autodenominado «keynesiano», cuya receta para el crecimiento económico post-Erhardiano consistía en conseguir que las empresas y los trabajadores se unieran al Gobierno en una «Acción Concertada» tripartita, un contrato social explícito y no solo implícito. Su objetivo era una política de ingresos nacionales que proporcionara a los trabajadores aumentos salariales que no fueran demasiado pequeños para ellos ni demasiado altos para sus empleadores, lo suficientemente moderados como para atraer nuevas inversiones, pero no demasiado moderados, de modo que los trabajadores trabajaran y ganaran lo suficiente para que la demanda fuera suficiente para el crecimiento.

La macroeconomía —Globalsteuerung— dominó la escena, hasta que también resultó no estar a la altura de las circunstancias. En el verano y el otoño de 1969, unos meses antes de las elecciones que, como esperaban el SPD y los sindicatos, darían lugar al primer gobierno federal socialdemócrata, los trabajadores industriales, siguiendo el ejemplo de sus compañeros de Italia, Francia y otros lugares un año antes, se declararon en masa en huelga durante una semana contra la «asimetría social» de una política de ingresos diseñada, según la lógica del capitalismo, para aumentar los beneficios antes que los salarios. Al igual que en el extranjero, lo más destacable de esas huelgas fue que no fueron convocadas por los sindicatos, lo que las convirtió en huelgas no oficiales (wilde Streiks), sino por los líderes de los centros de trabajo, a menudo miembros elegidos de los comités de empresa. Tal era la situación que la ola de huelgas mejoró, en lugar de perjudicar, las perspectivas electorales del SPD, sobre todo porque Schiller consiguió cambiar en poco tiempo la política salarial por la política cambiaria como tema principal de la política económica del SPD. Bajo las fuertes protestas de la industria, prometió una revaluación del marco, con el objetivo declarado de pasar de un crecimiento impulsado por las exportaciones a uno impulsado por la demanda interna, abandonando así uno de los principios fundamentales de la fórmula mágica del Wirtschaftswunder de Erhard.

Por supuesto, esto tampoco funcionó, a pesar de la experiencia académica certificada de Schiller. Tras las huelgas no oficiales de 1969, IG Metall se había jurado a sí mismo que nunca más se vería envuelto en una política tripartita que implicara la moderación salarial, a riesgo de que sus miembros tomaran las negociaciones salariales en sus propias manos. Además, tras un breve periodo de ajuste al nuevo tipo de cambio, las industrias exportadoras alemanas recuperaron sus mercados extranjeros, ya que la preocupación inveterada de los trabajadores por la competitividad internacional como condición para la estabilidad del empleo, junto con la restrictiva política de tipos de interés del Bundesbank, fomentó la moderación salarial incluso fuera del «intercambio político» (Pizzorno Citation1978). Aun así, a principios de la década de 1970 hubo inflación en Alemania, con la crisis del petróleo de 1972 y el fin de Bretton Woods, aunque en menor medida que en el Reino Unido, Italia, Japón y Estados Unidos. A cambio de su moderación, los sindicatos lograron obtener de la coalición social-liberal una ampliación significativa de los derechos de los comités de empresa (la Ley de Constitución de Empresas de 1972) y de la participación de los trabajadores en los consejos de supervisión de las grandes empresas (la Ley de Codeterminación de 1978). Schiller, por su parte, dimitió en 1972 como «superministro» de Economía y Finanzas en el gabinete social-liberal de Willy Brandt. Más tarde se unió a la CDU, el partido de Ludwig Erhard, y abandonó la política.

Al igual que Erhard, Schiller, considerado un nuevo tipo de experto por el partido que en su campaña de 1969 había prometido construir «das moderne Deutschland» («la Alemania moderna»), no había comprendido que las «soluciones a los problemas» en una sociedad capitalista —una sociedad dividida por clases— no podían ser más que provisionales; que no existía una fórmula general en el capitalismo para la gestión político-económica, y mucho menos para la justicia social, porque no había un interés colectivo unificado; y que cualquier solución promulgada por el Gobierno para cualquier problema político-económico actual corría el riesgo de convertirse en uno de los dos cuernos de un dilema, susceptible de convertirse en un problema en sí mismo que exigiría una nueva solución que pronto resultaría ser tan problemática como su predecesora. Erhard aborrecía de todo corazón a los sindicatos porque estaba convencido de que siempre provocarían imprudentemente el descontento, incluso con la mejor política económica posible, es decir, la suya. Lo que no entendía en absoluto era que su presencia era el precio que el capitalismo de posguerra tenía que pagar por la sociedad medianamente estable que necesitaba para ser rentable. Adenauer, a quien tampoco le gustaban especialmente los sindicatos, sabía que si se quería tener un Estado de posguerra que fuera democrático, en el sentido de no ser ni comunista ni fascista, había que permitir una representación independiente de los que no poseían capital y convivir con ella, una solución que no era la mejor, pero era la única disponible. Que Erhard pudiera considerar simplemente a los sindicatos como una molestia, una impureza empírica infligida a su modelo ideal de economía liberal, y desear que desaparecieran, se debía a que Adenauer, experto en economía política más que en economía, hacía el trabajo político por él.

Es aquí, donde entran en juego los sindicatos, donde Godard, en mi opinión, se equivoca gravemente. Al revisar la política económica alemana bajo el mandato de Erhard y después de él, se decanta por una fórmula según la cual los sindicatos de Alemania Occidental fueron «domesticados», no abolidos, sino incapacitados, comprados a bajo precio, lo que permitió que el liberalismo erhardiano floreciera sin obstáculos. Esto no es solo una exageración —no eran tan dóciles—, sino una tergiversación sistemática. Los sindicatos, como todos los actores, colectivos o no, siempre están «domesticados» en el sentido de que no pueden hacer todo lo que quieren en las circunstancias imperantes. Las opciones de los sindicatos están limitadas por los gobiernos y los empresarios, y no solo por ellos: al igual que IG Metall después de 1969, los sindicatos también pueden verse obligados por sus miembros a hacer algunas cosas y no otras, por ejemplo, cooperar en políticas de ingresos tripartitas. No es fácil predecir qué intentarán exactamente los sindicatos en las condiciones siempre cambiantes de una sociedad capitalista, salvo que, al actuar o no actuar, pueden suponer un riesgo para el tipo de estabilidad social que otros consideran deseable. El hecho de que en Alemania el gobierno institucionalizara legalmente, en tres oleadas sucesivas, los sólidos derechos de los trabajadores a la representación en el lugar de trabajo —en los años cincuenta, setenta y dos mil, bajo el mandato de Schröder— fue mucho más que un simple tranquilizante político, un soborno por el que los sindicatos traicionaron a sus miembros o un medio para vincular los intereses de los sindicatos y los trabajadores a los intereses de los empresarios en materia de rentabilidad. Puede que haya sido todo eso en algún momento, pero también proporcionó a los sindicatos alemanes un recurso de poder político y económico real, no solo imaginario (Korpi Citation1978; Citation1983), para utilizarlo en los conflictos laborales, con el fin de obtener concesiones a cambio de su cooperación en el punto más importante del capitalismo: el punto de producción, no solo de mercancías, sino sobre todo de beneficios. Nota al pie12 De hecho, en lugar de aceptar con gratitud la representación en el lugar de trabajo como una recompensa por su obediencia industrial y política, los sindicatos alemanes vieron en ella una herramienta para defender los intereses de sus miembros en una economía en la que se podía conseguir un empleo estable a cambio de la moderación salarial, lo que se ajustaba a la necesidad de una economía nacional dependiente de las exportaciones para seguir siendo competitiva en mercados extranjeros lejanos.

Gobernar el capitalismo

¿Qué nos dice mi relato, inevitablemente incompleto, del ascenso y la caída de Erhard sobre el tipo de conocimientos necesarios para gobernar una economía capitalista —o mejor dicho, una economía política capitalista— y sobre la naturaleza de ese gobierno? Aquí es necesario un breve ejercicio de definición, ya que en el libro de Godard no se hace ningún esfuerzo por rendir homenaje al hecho de que los países que estudió funcionan con una economía capitalista, y no con una economía genérica en general. En primer lugar, una economía es capitalista si su estabilidad —su reproducción actual— depende de la acumulación abierta y exitosa de capital privado para invertir en una acumulación privada de capital abierta y continua. En segundo lugar, una sociedad es capitalista en la medida en que su economía es —predominantemente— capitalista; si lo es, su estabilidad como sociedad depende de la estabilidad de su economía —capitalista—. En tercer lugar, de ello se deduce que, en una sociedad capitalista, el bienestar del capital privado —en otras palabras, su acumulación continua e ilimitada— es una condición para el bienestar de esa sociedad, y no al revés. O, dicho de otro modo, el bienestar de una sociedad que ha entregado su economía al capitalismo depende del bienestar de su economía capitalista, de que esa economía genere suficientes beneficios para que los propietarios del capital sigan invirtiendo en ella. O, pasando de un lenguaje funcionalista a uno estructuralista, el bienestar de la clase propietaria del capital en una economía política capitalista es una condición necesaria, pero no necesariamente suficiente, para el bienestar de la clase operadora del capital, o clase trabajadora, de nuevo, no al revés.

Un Estado democrático-capitalista, por lo tanto, debe garantizar, con medios liberal-democráticos, la cooperación formalmente voluntaria, es decir, basada en el mercado, entre el capital y el trabajo (entre los inversores de capital y los operadores de capital) con el fin de asegurar la acumulación infinita de cantidades infinitas de capital (privado), garantizando así la estabilidad económica y social y, con ello, cuando las circunstancias lo permitan o lo requieran, el bienestar de las clases no propietarias de capital, en la medida en que ello no menoscabe el bienestar del capital, es decir, de sus propietarios. Garantizar la cooperación entre clases al servicio de la acumulación de capital por parte de un Estado democrático-capitalista requiere una hábil mediación política, que se valga de las herramientas del arte de gobernar en el sentido más amplio, en un espacio de acción delimitado por dos puntos de salida —o fronteras exteriores de dos zonas de aceptación (Herbert Simon siguiendo la zona de indiferencia de Chester Barnard)—, ambos sujetos en cierta medida a la manipulación por parte de la intervención estatal: el beneficio de reserva del capital (cuando el beneficio es tan bajo que el capital renuncia a seguir invirtiendo) y el salario de reserva del trabajo (cuando los salarios, incluido el salario social, son tan bajos que la mano de obra se retira del trabajo). Nota al pie13 Debido a la rigidez social de la mano de obra como mercancía imperfecta y «ficticia» (Karl Polanyi), salir del trabajo es menos fácil para la mano de obra que salir de la inversión para el capital, lo que crea una asimetría fundamental de poder entre las dos clases de una economía política capitalista.Nota al pie14 La política en el capitalismo democrático implica, por tanto, que los gobiernos moderen la presión del capital para reducir el salario de reserva de la mano de obra en su búsqueda de beneficios, así como que moderen la búsqueda por parte de la mano de obra de la tasa de beneficio más baja a la que el capital siga invirtiendo en lugar de retirarse.

Dada la primacía funcional de la acumulación continua de capital a una tasa de beneficio mínima o superior sobre el empleo continuo de mano de obra a un salario mínimo o superior, es más probable que la mediación del gobierno entre el capital y la mano de obra para garantizar una cooperación productiva entre ambos implique intentar reducir el salario mínimo más que el beneficio mínimo. Esto es especialmente cierto en la era neoliberal, en la que la globalización elevó la tasa de ganancia de reserva al facilitar la salida del capital, al tiempo que redujo el salario de reserva mediante, por ejemplo, la desvinculación sindical, la inmigración o «el fin del bienestar tal y como lo conocíamos» (Bill Clinton). Nota al pie15 El resultado, como es bien sabido, fue y es una disminución a largo plazo de la participación salarial, acompañada tendencialmente por un aumento a largo plazo de la rentabilidad, como condición para la estabilidad económica, social y política bajo la distribución existente de los recursos estratégicos de poder.

La conclusión es que una economía capitalista, de hecho una economía política, es un campo de batalla más que un tribunal de justicia o, en realidad, una máquina autónoma y autoptimizada que requiere, en todo caso, una programación experta ocasional. En la vida real no existe un punto ideal que divida entre el capital y el trabajo los beneficios de una economía capitalista en el espacio de posibilidades delimitado por el salario de reserva y el beneficio de reserva, en el que se beneficia la sociedad en su conjunto; en la sociedad capitalista no existe una función de utilidad integrada, ni tampoco una distribución justa. Qué clase consigue empujar los ingresos de la otra clase lo más cerca posible, pero sin sobrepasar, el punto en el que esta se negará a cooperar, al tiempo que empuja sus propios ingresos lo más lejos posible de su propio punto de reserva, ganando así, por así decirlo, una renta de colaboración, es una cuestión de negociación relativa y, si es necesario, de lucha de poder, en términos de capacidad de salida. No se trata de una cuestión de aplicación jurídica de una norma general que defina una recompensa justa por el trabajo realizado o la inversión realizada, ni corresponde a los economistas calcular matemáticamente un punto de equilibrio imaginario. Nota al pie16 La política gubernamental puede, dentro de ciertos límites, influir en la relación entre las clases o sus respectivos límites de pérdida, ayudando al capital a aumentar su beneficio de reserva y a reducir el salario de reserva de la mano de obra, o viceversa, ayudando a la mano de obra a elevar su salario de reserva, por ejemplo, apoyando el sindicalismo, o reduciendo el beneficio de reserva del capital, por ejemplo, limitando la movilidad del capital. Se pueden idear y aplicar todo tipo de trucos, con o sin éxito, algunos más probables por parte de gobiernos liberal-capitalistas, otros por parte de gobiernos socialdemócratas. Sin embargo, en última instancia, parece más fácil para los gobiernos garantizar una colaboración productiva y, por lo tanto, la estabilidad económica y social, reduciendo el salario de reserva de la mano de obra en lugar de los beneficios de reserva del capital, dada la mayor movilidad y flexibilidad —la falta de hogar— del capital, así como, lo que es más importante, que la felicidad de la mano de obra depende de la felicidad del capital y no viceversa, ya que el juego en cuestión se llama capitalismo y no socialismo, y no en vano.

¿Qué es un experto en economía?

¿Qué tipo de conocimientos especializados se necesitan, entonces, para hacer grande una economía capitalista y mantenerla así? Y, en una economía política capitalista, ¿qué es un experto en economía? Las respuestas se derivan de la naturaleza de la economía como sistema social, lo que convierte a la economía en una ciencia social más que en una ciencia natural, y la formulación de políticas económicas en un ejercicio de comprensión empática —en Verstehen— más que en ingeniería. Descubrir qué quiere el capital como recompensa por su presencia y cooperación continuadas, y hasta dónde está dispuesto a llegar el trabajo a cambio —qué imposición del capital y del Estado sobre el trabajo sería excesiva— requiere habilidades más propias de un antropólogo social que de un matemático. Cabe señalar que a los profesionales de la política económica les gusta describir lo que hacen como un arte más que como una ciencia, afirmando que la mitad, si no más, de su trabajo es «psicología», con lo que se refieren a comprender y trabajar con un mundo vital de actitudes, esperanzas y temores muy diferente del mundo vital de la gente normal: los negocios como una tribu con una cultura propia.

La economía, la teoría que supuestamente aplican los expertos económicos, es en realidad, según Weber, una verstehende Wissenschaft, hermenéutica más que analítica. Lo que la teoría económica estándar, sobre el crecimiento, la inflación, la distribución y similares, trata como naturaleza es una reificación y, como resultado, una parodia en forma de representación cuantitativa abstracta de las propensiones históricas del capital a invertir o no invertir, y del trabajo a doblegarse o no doblegarse a la necesidad de que el capital sea feliz como condición para que el trabajo también sea feliz. Esas propensiones cambian, con circunstancias que la teoría económica estándar no puede explicar, y mucho menos predecir, razón por la cual la teoría económica cambia continuamente, un cambio que los economistas afirman que es un progreso científico, cuando en realidad es el resultado de un profundo desajuste entre el «modelo ideacional» y la realidad.

Comprender la economía del capitalismo requiere sorprendentemente poca «teoría económica», pero sí una gran dosis del interaccionismo simbólico de George Herbert Mead, consistente en «asumir el papel del otro» (Mead Citation1934). Consideremos, por ejemplo, la famosa explicación de Michal Kalecki sobre por qué los capitalistas se oponen a la gestión keynesiana de la demanda, a pesar de que el pleno empleo garantizado por el Estado les ofrecería protección frente a las crisis cíclicas y la oposición política (Kalecki Citation1943). En menos de diez páginas de revista, y sin pretensiones matemáticas, Kalecki, argumentando que el pleno empleo garantizado políticamente haría que los trabajadores fueran más exigentes —aumentando su salario de reserva— y, por lo tanto, haría que los empleadores se sintieran menos cómodos, capta como pocos la lógica del conflicto de clases y la cooperación bajo el capitalismo, al presentar a sus lectores el misterioso mundo y la visión del mundo, nada menos que exótica para la gente normal, de los «creadores de plus» (Marx) en el campo de batalla de la economía política capitalista. En este mundo, no es necesario ser un experto en economía estándar para serlo en capitalismo y política económica capitalista. De hecho, en Alemania, los grupos parlamentarios de los principales partidos políticos del Bundestag han designado formalmente «expertos» en casi todo, desde las relaciones exteriores hasta la homosexualidad, que, tras un examen más detallado, resultan ser enlaces con organizaciones y comunidades de interés específicas y políticamente relevantes. La mayoría de ellos, como los antropólogos sociales o los diplomáticos, tienden a «asimilarse», a menos que sean nativos desde el principio, convirtiéndose en embajadores y lobistas de los grupos que se les ha asignado vigilar y explicar a sus partidos.Nota al pie17

Cuando se trata del gobierno de una economía capitalista por parte de un Estado capitalista, los expertos que se necesitan no son economistas; de hecho, aquellos que saben lo que hay que saber para este fin suelen considerar a los economistas formados como tales con cierto desdén, como ignorantes poco prácticos, en el mejor de los casos, idiotas útiles. Nota al pie 18 Para hacer el trabajo, hay que ser capaz de leer, no ecuaciones estructurales, sino los niveles actuales de la reserva de beneficios del capital y la reserva salarial del trabajo, siendo la primera, por supuesto, más importante que la segunda, y encontrar —mediante la intuición política, no el cálculo teórico— un punto entre ambas en el que tanto el capital como el trabajo estén dispuestos, más o menos de buen grado, a seguir cooperando, por el momento. Nota al pie19 Como se ha señalado, Erhard no era ni economista ni político. Pero su visión del mundo, su mentalidad como teoría, encajaba tan bien con el mundo real de su época que, protegido por Adenauer y con la ayuda de los estadounidenses, pudo promover el tipo de economía política que más tarde le llevó a la Cancillería: un Parsifal del capitalismo am Nullpunkt. Schiller, en comparación, un profesor de economía de mediana importancia, era mucho más experto en el sentido técnico y utilizó esta imagen políticamente para conseguir una estrecha mayoría para el gobierno de Brandt en 1969. Incluso comprendió los límites de la experiencia económica y política en el gobierno de una economía política capitalista; cuando el crecimiento no se recuperó como se había prometido, dejó claro que «se puede llevar a los caballos al abrevadero, pero ellos tienen que beber por sí mismos» (man kann die Pferde zur Tränke führen, saufen müssen sie selber), refiriéndose, por supuesto, a los actores decisivos del capitalismo, los capitalistas con su natural inconstancia. Nota al pie20 Más tarde, sin embargo, como era de esperar en un economista académico, Schiller no entendió por qué los sindicatos se negaban a disciplinarse aún más de lo que ya lo habían hecho por su cuenta. Esto selló su destino político.

Hay más casos como este, de hecho, es una historia interminable. Schröder, afirma Godard, aplicó sus conocimientos económicos para elaborar a principios de 2003 su llamada Agenda 2010, que él y otros sostienen que rescató a la economía alemana del bajo crecimiento, la baja competitividad y el alto desempleo. Pero, de nuevo, hubo muy poca economía técnica involucrada, si es que hubo alguna, solo el buen sentido común neoliberal de siempre. La Agenda 2010 fue elaborada por un comité de no economistas presidido por Peter Hartz, director de recursos humanos de Volkswagen, antiguo funcionario y por entonces todavía miembro del sindicato de metalúrgicos IGM, acompañado por un grupo de jóvenes aspirantes a directivos del departamento de relaciones públicas de Volkswagen. Hartz fue elegido para garantizar a la IGM que el problema del empleo se abordaría de manera que no perjudicara los intereses de los trabajadores del sector automovilístico y otros sectores industriales con salarios altos, siempre que continuaran moderando sus reivindicaciones salariales a cambio de un empleo estable. Al recortar las prestaciones sociales de los desempleados, la mayoría de ellos en el sector de los servicios con salarios bajos y poca cualificación, la Agenda cumplió su objetivo principal, aunque rara vez mencionado públicamente: reducir el déficit público de conformidad con las normas de la Unión Monetaria Europea, después de que Schröder y Chirac las infringieran abiertamente en 2002 y 2003, solo tres años después de su entrada en vigor. Podría decirse que la posterior disminución del desempleo en Alemania se debió principalmente a un efecto, más o menos imprevisto, de la unión monetaria, que proporcionó a la economía alemana, muy orientada a la exportación, un tipo de cambio considerablemente inferior al que habría tenido si Alemania hubiera seguido teniendo una moneda nacional en lugar de una moneda europea. No obstante, al subestimar el temor de los trabajadores a una mayor presión sobre su salario de reserva, Schröder perdió el apoyo de su partido, mientras que este perdió el apoyo de amplios sectores de su electorado tradicional, lo que pone de manifiesto los límites de los conocimientos técnicos en materia de política económica en una sociedad dividida por clases, un efecto que perdura hasta hoy, ya que nada menos que el 38 % de los trabajadores manuales que votan ya no apoyan al SPD, sino a la AfD.

Lucha contra el populismo

¿Qué es el populismo en política económica? ¿Pueden los populistas y el populismo ser combatidos, como sugiere Godard, por expertos económicos, desplegados por un Estado fuerte e independiente que se arma con su experiencia como Wunderwaffe antipopulista? Basándonos en lo dicho anteriormente sobre la naturaleza y la centralidad del conflicto distributivo en el capitalismo, un populista en el mundo de Godard sería alguien que exige justicia normativa para los trabajadores donde no puede haberla, solo una secuencia de treguas entre el capital y el trabajo, de alto el fuego temporales y compromisos provisionales de corta duración. Desde una perspectiva tecnocrática —es decir, la de Godard—, hablar de la economía en un lenguaje normativo-moralista no reconoce su naturaleza objetiva y, por lo tanto, no solo es inapropiado, sino también totalmente irresponsable, ya que puede generar expectativas políticas que no pueden cumplirse. Para Godard, hay que mantener a raya a esas personas mediante un Estado fuerte e independiente que insista en la factualidad objetiva del mundo económico. Pero esto pasa por alto que la retórica funcionalista del experto económico también es populista, en el sentido de que también predica la justicia, no social, por supuesto, sino funcional, no normativa, sino técnica. Al igual que su contraparte populista del pueblo, el populismo del capital olvida que en el centro del capitalismo realmente existente se encuentran las elecciones estratégicas del capital, tergiversadas por los populistas del capital como una fuerza cuasi natural de equilibrio sistémico, mientras que los populistas del pueblo imaginan al capitalista como un orden moral más que racional en cuanto a las ganancias. Los expertos, es decir, en su versión populista del capital, presentan la búsqueda de la maximización de los beneficios por parte del capital como un servicio a la sociedad, con los beneficios como un bien colectivo y no solo individual, una bendición pública y no solo privada. Los capitalistas populistas también se parecen a sus homólogos populistas populares en que no hacen justicia a la capacidad estratégica de sus oponentes, que, aunque no es tan fuerte como la del capital, puede movilizarse para interferir en el curso natural de la «creación de plusvalía» (Marx), mediante argumentos morales más que racionales. Aquí compiten dos sentidos comunes populistas, uno del pueblo y otro del capital: el sentido común de la justicia normativa y el sentido común de la necesidad funcional que hace que el orden normativo sea redundante en un mundo panglossiano, el mejor de los mundos posibles.Nota al pie21

A diferencia de la teoría económica, la teoría de la economía política nos dice que no existe un orden normativo, ni un conjunto compartido de normas de justicia económica, al que se pueda recurrir para arbitrar el conflicto distributivo entre el trabajo y el capital en el capitalismo, ni existe un interés único y consolidado de la sociedad capitalista en su conjunto, ya sea normativo o funcionalista. Todo lo que hay es un espacio entre los dos puntos de salida del capital y el trabajo, en el que es posible la cooperación entre clases en la acumulación de capital, en términos diferentes y ventajosos para las dos clases. Esto significa que sería inútil intentar combatir el populismo de tipo I con el populismo de tipo II. Lo que se necesita funcionalmente en el populismo de capital no suele presentarse como moralmente necesario en el populismo de trabajo, y viceversa. Además, la movilización moralista, aunque errónea en cuanto a la naturaleza del conflicto distributivo capitalista, puede aumentar los recursos de poder del trabajo y permitir a los trabajadores y a los sindicatos subir su salario de reserva o bajar el beneficio de reserva del capital, desplazando el espacio de posible compromiso a favor del trabajoNota al pie 22, del mismo modo que los expertos en economía pueden intentar rebajar el salario de reserva del trabajo generando una resignación funcionalista. Nota al pie23 Al igual que en la política en general, la movilización «irracional» y la acción «radical» pueden mejorar la posición de un grupo en el campo de batalla social, aunque solo sea a corto plazo. Sin embargo, para los trabajadores, que no viven tanto como el capital, lo que suele importar es el corto plazo.

Tanto los populistas del pueblo como los populistas del capital se encuentran en una economía política dividida en clases, por encima de todo, representantes de intereses grupales, defensores de bandos opuestos en un conflicto fundamental sobre quién obtiene qué y de quién, a partir del producto de la cooperación entre clases. La diferencia entre ellos es que solo los defensores del capital son reconocidos por la opinión capitalista hegemónica como expertos científicos, a quienes un Estado democrático que actúa en interés de una sociedad capitalista dependiente del capital debe pagar y obedecer.Nota al pie24 Por otro lado, los defensores de los trabajadores, los «populistas» identificados como tales por populistas antipopulistas objetivamente racionales, son agitadores sin formación, a los que deben enseñar economía responsable expertos antipopulistas que les dicen lo que es a la vez funcional y justo, o justo porque es funcional: defensores del sentido de la justicia del capital, encarnado en matrices de insumos y productos, que se distingue del sentido de la justicia de los trabajadores, formado en mítines sindicales masivos y huelgas.

Notas

1 Por ejemplo, en la obra de John Kenneth Galbraith (Citation1958) y Andrew Shonfield (Citation1965).

2 Lo que finalmente dio lugar a una nueva disciplina académica, la economía política comparada, también conocida como CPE. Para una visión general reciente, véase el volumen colectivo editado por Marino Regini (Citation2025).

3 Otros fueron el catolicismo y el protestantismo, los Estados nacionales y subnacionales, y el socialismo y la doctrina social católica.

4 En un libro reciente de Carl-Ludwig Holtfrerich (Citation2024) se cuenta una historia muy diferente, ya que atribuye la mayor parte del mérito de la Währungsreform a un joven oficial del gobierno de ocupación estadounidense, Edward A. Tenenbaum. Dejo de lado esta cuestión, aunque plantea dudas sustanciales sobre si Erhard era realmente el genio solitario y el destacado conocedor que presenta Godard.

5 Es famoso que, cuando se le preguntó en quién confiaba en materia de política económica, Adenauer mencionó a dos amigos personales, ambos banqueros, uno de ellos el director general del Deutsche Bank, Herman Josef Abs, y el otro su banquero personal durante su etapa como alcalde de Colonia (1917-1933), Robert Pferdmenges. Nunca se le habría ocurrido mencionar a su ministro de Economía, Ludwig Erhard.

6 Más que la economía, incluso la economía aún relativamente poco técnica de su época, a Adenauer le interesaba la sociología. Elegido alcalde de Colonia en 1917, aún durante la guerra, uno de sus primeros proyectos fue el Forschungsinstitut für Sozialwissenschaften (Instituto de Investigación en Ciencias Sociales) de la Universidad de Colonia, el primero de este tipo en Alemania. El propio Adenauer pronunció el discurso inaugural el 1 de abril de 1919. En él instó al nuevo instituto a idear «medidas eficaces sobre una base científica para la reconciliación de los conflictos sociales». Con este fin, el instituto debía prestar la misma atención a la doctrina social católica, al liberalismo y al socialismo, los tres igualmente representados en la dirección del instituto. Con su característica confianza en sí mismo, Adenauer dejó claro que personalmente «concedía gran importancia a la realización (del instituto), porque la idea surgió en mí y se hizo realidad».

7 Para una biografía de Ludwig Erhard, véase Mierzejewski (Citation2004).

8 Conviene recordar que, durante sus años como alcalde de Colonia (desde 1917 hasta su destitución por los nazis en 1933), Adenauer, un católico burgués donde los haya, había establecido una eficaz relación de trabajo con Hans Böckler, desde 1919 hasta la Machtübernahme, líder local de la confederación sindical socialdemócrata (ADGB). Después de 1945, Böckler ascendió a presidente de la Deutscher Gewerkschaftsbund (DGB), cargo en el que se convirtió en un interlocutor frecuente de Adenauer como Bundeskanzler.

9 Cabe señalar que, formalmente, Erhard se había negado durante mucho tiempo a afiliarse a la CDU, considerándose de alguna manera un experto y profeta no partidista en asuntos económicos, bajo su lema característico, Wohlstand für alle (Prosperidad para todos). Erhard se afilió a la CDU solo cuando esta se disponía a abandonarlo.

10 Mientras que en 1965 la economía de Alemania Occidental aún había crecido un 5,7 %, al año siguiente cayó al 3,0 %. El desempleo, que había sido del 0,7 % en 1965, alcanzó el 0,8 % en 1966. La posición de Erhard se volvió insostenible cuando su ministro de Economía, Kurt Schmücker, hizo público en 1966 que la «crisis» que atravesaba Alemania Occidental no era el resultado de una política económica errónea, sino una bienvenida Reinigungskrise («crisis de limpieza») necesaria de vez en cuando para mantener la buena salud de la economía capitalista.

11 Altmann era una especie de inconformista en su época. En la década de 1950 había sido alumno en Marburgo de Wolfgang Abendroth, el único politólogo marxista de Alemania Occidental en aquella época. Por lo que yo sé, nunca publicó nada coherente sobre su formierte Gesellschaft. La única obra que salió a la luz en la década de 1960 (Altmann Citation1965) era una colección de aforismos, en gran parte ininteligibles, que un editor admirador publicó como edición privada para los admiradores de Altmann, aparentemente distribuida de forma gratuita. El mismo texto apareció 33 años más tarde como capítulo de una recopilación de las obras de Altmann, titulada Abschied vom Staat (Adiós al Estado; Altmann Citation1998). Para entonces, se dice, Altmann se había afiliado al SPD.

12 Si no hubiera sido así, al menos en parte, los empresarios y los gobiernos alemanes de la era del neoliberalismo no se habrían molestado en intentar deshacerse de la democracia industrial y socavar las instituciones que se crearon en su búsqueda.

13 Véase Simon (Citation1947), Barnard (Citation1938).

14 Un equivalente débil de la huelga de inversión del capital es la huelga de los trabajadores. Es un equivalente débil porque es más difícil de organizar (el capital sigue silenciosamente las señales del mercado, los trabajadores necesitan señales sindicales organizadas). La huelga de los trabajadores también puede estar sujeta a sanciones civiles por incumplimiento de contrato o a enjuiciamiento penal por alteración del orden público; ninguno de estos riesgos existe para el capital. Además, los trabajadores deben luchar por conseguir el derecho a volver a su puesto de trabajo después de una huelga. Cuando no existe ese derecho, la huelga puede acabar en una lista negra y en el desempleo permanente. Esto tampoco es un problema para el capital.

15 «El propietario de acciones es, en realidad, un ciudadano del mundo y no está necesariamente vinculado a ningún país en particular. Sería propenso a abandonar el país en el que se viera expuesto a una inquisición vejatoria, con el fin de que se le aplicara un impuesto oneroso, y trasladaría sus acciones a otro país en el que pudiera continuar con su negocio o disfrutar de su fortuna con mayor tranquilidad. Al trasladar sus acciones, pondría fin a toda la industria que estas habían mantenido en el país que abandonaba. Las acciones cultivan la tierra; las acciones emplean mano de obra. Un impuesto que tendiera a ahuyentar las acciones de un país concreto tendería a agotar todas las fuentes de ingresos tanto del soberano como de la sociedad. No solo los beneficios de las acciones, sino también la renta de la tierra y los salarios de la mano de obra se verían necesariamente disminuidos en mayor o menor medida por su traslado». Adam Smith, La riqueza de las naciones, 1776, Libro V: Sobre los ingresos del soberano o de la comunidad, Capítulo II: Sobre las fuentes de los ingresos generales o públicos de la sociedad, Parte II: Sobre los impuestos.

16 Aquí, como tantas otras veces, Marx lo expresa así: «Es evidente que entre los dos límites de la tasa máxima de ganancia es posible una inmensa escala de variaciones. La fijación de su grado real solo se decide mediante la lucha continua entre el capital y el trabajo, ya que el capitalista tiende constantemente a reducir los salarios a su mínimo físico y a prolongar la jornada laboral hasta su máximo físico, mientras que el trabajador presiona constantemente en la dirección opuesta. La cuestión se reduce a una cuestión de los respectivos poderes de los combatientes». (Karl Marx, 1898: Valor, precio y ganancia. Conferencias ante el Consejo General de la Asociación Internacional de Trabajadores, 20 y 27 de junio de 1865, Londres: S. Sonnenschein.

17 Un ejemplo sería Friedrich Merz, que ganó las elecciones al Bundestag de 2025 como líder de la oposición CSU/CSU. En su primera carrera política, antes de que Angela Merkel le pusiera fin a principios de la década de 2000, Merz ejerció como Wirtschaftsexperte de su partido en el Bundestag, aunque nunca había recibido una formación seria en economía (había estudiado Derecho). Su «experiencia» consistía en contactos estrechos y duraderos con las asociaciones nacionales de empresas alemanas, en particular la BDI. La experiencia económica práctica, si es que se le puede llamar así, la adquirió, junto con un suculento salario, solo después de 2009, cuando dejó el Bundestag para incorporarse a la filial alemana de BlackRock como su principal lobista.

18 Por buenas razones, no solo políticas, sino también «científicas» (Streeck Citation2011).

19 Por eso los expertos deben ser, ante todo, lo que yo he denominado Kapitalversteher (Streeck Citation2012), especialistas en «comprender» el capital. El término es ligeramente irónico, ya que insinúa una relación de subordinación devota, como recientemente en Putinversteher, que significa aquellos que defienden lo que los partidarios de la guerra permanente contra Rusia denominan apaciguamiento.

20 Basándose en Keynes, que utilizó la misma metáfora en 1933, afirmando: «No podemos, mediante la acción internacional, hacer que los caballos beban. Eso es asunto suyo. Pero podemos proporcionarles agua».

21 Sobre el profesor Pangloss, véase Voltaire (Citation2020 [1759]).

22 Véase al respecto Eugen von Böhm-Bawerk, Macht oder ökonomisches Gesetz? (Citation1968 [1914]).

23 En la larga huelga de 1984 en la industria metalúrgica alemana por la semana laboral de 35 horas, los empresarios apaciguaron a los trabajadores con el eslogan «Die 35-Stunden-Woche schafft Arbeitsplätze – in Asien» (la semana laboral de 35 horas crea puestos de trabajo, en Asia).

24 Los revisionistas de la «teoría crítica», que consideran que la sociabilidad política que se sitúa por encima de la estructura profunda de los intereses capitalistas es lo único real, reduciendo la política a «acción comunicativa», tienden a reconocerles el mismo mérito. Pueden hacerlo declarando que «la economía» (die Wirtschaft) es Arbeit, a diferencia de Interaktion: ontológicamente pre-social, dura y no blanda, un mundo de acción racional más que social, naturaleza y no Lebenswelt, que puede ser «sometida», como el mundo natural en el Génesis (« … y dominad los peces del mar … ») mediante una intervención deliberada guiada por la experiencia científico-tecnocrática. El conflicto social se reduce así a debates sobre normas que sustituyen a las luchas por el control. La teoría crítica más antigua, por supuesto, experimentaba la sociedad, incluida su «economía», como un campo de batalla político-clasista entre gobernantes y gobernados, en la era moderna: capitalistas y no capitalistas.

REFERENCIAS

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8. Entrevista a Antonio di Meo.

El experto en Gramsci es entrevistado por Nando Zamorano para El Salto con motivo de la publicación de su libro Descifrar a Gramsci.

https://www.elsaltodiario.com/marxismo/entrevista-antonio-di-meo-experto-gramsci

Antonio di Meo: “Gramsci fue también un analista del papel histórico de la pasividad de las masas”

El experto en el pensamiento de Gramsci Antonio di Meo recuerda que la hegemonía sería una categoría que permite la investigación de la historia y la política de los Estados modernos.

AntonioDiMeoAntonio Di Meo, historiador de la ciencia y la cultura, estudioso del pensamiento de Antonio Gramsci.

Nando Zamorano
13 sep 2025

Conversamos con Antonio Di Meo, historiador de la ciencia y miembro de la International Gramsci Society (IGS) – Italia, sobre algunos conceptos gramscianos como hegemonía, catarsis, revolución pasiva o transformaciones moleculares que aparecen en su libro de 2020 Decifrare Gramsci. Una lettura filológica, publicado en castellano por Enclave de Libros en 2024 como Descifrar a Gramsci. Una lectura filológica.

En Descifrar a Gramsci. Una lectura filológica, te refieres al debate sobre la cuestión de la hegemonía que se desarrolló entre los socialdemócratas rusos antes de la Revolución Rusa de 1917. ¿Se puede pensar que al elaborar el concepto de hegemonía Gramsci tuvo en cuenta tanto la contribución de Lenin como los debates italianos del Risorgimento?
No cabe duda de que el uso del concepto de hegemonía que hicieron los socialdemócratas rusos y luego los bolcheviques, especialmente Lenin, contribuyó al uso que hará Gramsci. De hecho, el concepto ya está presente en sus escritos de juventud, en particular en el ensayo Alcune temi della questione meridionale (1926, pero publicado en 1930) en el que escribía, siguiendo la elaboración de Lenin, vinculada a la problemática del Estado, que la “hegemonía del proletariado” —es decir, la alianza política entre obreros y campesinos— era la base social de la dictadura proletaria y del Estado obrero. Sin embargo, ya en 1924 había aplicado el mismo concepto a la política de un sector de la burguesía del norte de Italia hacia el movimiento obrero en su artículo “Mezzogiorno e fascismo”: “La Stampa ve el peligro meridional y trata de resolverlo determinando la entrada de la aristocracia obrera en el sistema de hegemonía gubernamental septentrional-piamontés”. Ya en ese momento, pensaba en el concepto de hegemonía en un sentido más general, y no solo limitado a los problemas de la hegemonía proletaria y la fundación de un Estado socialista.

No cabe duda de que, para Gramsci, el mérito de Lenin consistió en haber teorizado y sobre todo, practicado la teoría de la hegemonía tanto en la revolución de 1905 como en las dos revoluciones (febrero y octubre) de 1917, y en haberla concretado conduciendo al bloque obrero-campesino a la victoria e iniciando la construcción del socialismo en Rusia. Al modificar la realidad, Lenin había contribuido a alterar la forma de pensar tanto del proletariado ruso como del resto del mundo. Puede decirse que de cada hombre singular y de todos los hombres. Como afirma Gramsci, su obra tenía de hecho un valor filosófico, metafísico. Por eso, la realización de la hegemonía no era solo una elaboración doctrinaria, sino un acontecimiento político y al mismo tiempo filosófico, y en este sentido deben interpretarse los pasajes de los Cuadernos de la cárcel, teniendo siempre presente el estatuto ampliado que Gramsci había atribuido al concepto de filósofo (“todo hombre es filósofo”).

Sin embargo, para Gramsci la de hegemonía sería, además, una categoría que permite la investigación de la historia y la política de los Estados modernos. Precede a la formación de un Estado, pero se cumple en él y es necesaria para mantenerlo estable y en equilibrio frente a los diversos intereses en conflicto que se encuentran en este. Podría decirse que solo en la sociedad comunista puede prescindirse de la hegemonía, como de todas las categorías políticas relacionadas con el Estado.

El concepto de catarsis es uno de los menos mencionados en los estudios gramscianos actuales. ¿Qué relación existe entre el momento catártico y la hegemonía?
Gramsci utilizó el término de catarsis, originalmente médico y teatral, que en su época tenía también un considerable significado psicológico y psicoanalítico, precisamente para indicar la posibilidad de una toma de conciencia social e histórica, ético-política, más general, que invistiera más profundamente tanto a los individuos como a los sujetos colectivos. La perspectiva catártica estaba presente en Gramsci como resultado de su idea —que se remonta a Marx— de la existencia de una organización individual y colectiva inconsciente o parcialmente, ideológicamente, consciente dentro de determinadas formas de vida, configuradas por la serie histórica de los modos sociales de producción, especialmente el más avanzado, el capitalista-burgués. De hecho, la catarsis presuponía una toma de conciencia radical del propio lugar subjetivo en el presente histórico y también de los residuos de un pasado que siempre permanece como radiación de fondo, aunque a menudo de manera inconsciente, en la realidad material y en la mentalidad colectiva. De ahí la atención que Gramsci dedicará a la cuestión de las costumbres, su interés por la cultura popular, el folclore y todas las formas de vínculos culturales entre los estratos sociales humanos “altos” y “bajos”.

Una de las principales funciones del momento catártico era el paso de la necesidad a la libertad; es decir, la constitución de una personalidad histórica autónoma capaz de postularse como agente hegemónico. Esta cuestión formaba parte de la profunda convicción de Gramsci de que la política debía ser considerada un arte, una “filología viviente”, que no podía ser considerada a través de un enfoque racionalista, basado en modelos físicos y matemáticos, en los que la verdad es evidente por sí misma. Para Gramsci es fundamental  en la historia y en la política entra en juego la voluntad, es decir, la intervención consciente de distintas subjetividades más o menos conscientes.

El libro presenta novedades muy interesantes sobre el tema de la revolución pasiva. La primera de ellas es que al antecedente conocido de Vincenzo Cuoco se añade el de Thomas Paine. ¿Puedes explicarlo un poco más?
El concepto de revolución pasiva (y el concepto conjugado de revolución activa) está presente y operativo en la teoría política y en la historiografía italianas desde 1799, durante la breve existencia de la jacobina República napolitana, que comenzó en enero y terminó trágicamente en junio de ese mismo año. Este concepto sería ampliamente difundido, ya que fue utilizado por el político e historiador Vincenzo Cuoco en su Saggio storico sulla Rivoluzione di Napoli (1801, 1806). Sin embargo, ya estaba presente en los Rights of Man, Part the Second, Combining Principle and Practice (1792) del revolucionario estadounidense Thomas Paine, que también había participado en la Revolución Francesa como miembro de la Convención Nacional. La obra de Paine circuló ampliamente en el Reino de Nápoles en una edición francesa del mismo año 1792. En realidad, en contra de lo que a menudo se ha escrito, Cuoco tenía como punto de referencia la Revolución Americana y no la Revolución Francesa: de ahí su relación con las ideas de Paine. Para ambos pensadores, la “revolución pasiva” significaba un proceso revolucionario en el que el propio pueblo elegía sus propios objetivos a alcanzar, sin que nadie desde fuera impusiera su propio esquema abstracto con el que movilizarlo, como en su día se consideró que era el esquema jacobino en Italia y en el resto de Europa. Por tanto, el papel de los intelectuales en este tipo de revoluciones era tan solo identificar lo más claramente posible esos objetivos en el seno mismo del pueblo y limitarse a su realización, sin ir más allá.

Como puede verse, este uso era diferente del uso liberal y moderado posterior realizado principalmente por Benedetto Croce en sus estudios sobre la Revolución de 1799, en los que el concepto se declinaba como “revolución sin revolución”, es decir, sin la participación activa del pueblo. Por lo tanto, el indudable “moderantismo” de Cuoco no fue en absoluto una anticipación del liberalismo del siglo XIX, sino una estrategia totalmente implantada en la cultura política abierta tanto por la Revolución Francesa como por la Revolución Americana. La de Cuoco era una posición que podría definirse dentro del campo revolucionario como de “justo medio”, de equilibrio entre tendencias históricas extremas. Elementos como estos fueron utilizados en un sentido moderado o incluso conservador, sin embargo, me parece que son coherentes con el Cuoco patriota de la época bonapartista.

Gramsci hizo suyo el concepto de revolución pasiva en los Cuadernos de la cárcel. Cabe preguntarse por qué se produjo esta asimilación de conceptos de Cuoco a Gramsci y por qué este mostró tanto interés por el concepto hasta el punto de hacerlo suyo y utilizarlo ampliamente en su reflexión teórico-política carcelaria. Creo que por su adjetivo, es decir, pasiva. En efecto, Gramsci aunque conocido como el teórico de la “filosofía de la praxis” o de la voluntad subjetivada y consciente, fue también un analista de lo que puede parecer su contrario: del papel histórico de la pasividad de las masas. De hecho, para tener una mayor profundidad conceptual la filosofía de la praxis debía incluir necesariamente una teoría de la pasividad, que era a su vez una forma subordinada pero eficaz de praxis. Para Gramsci, estos conceptos debían situarse dentro de una verdadera teoría de la psicología individual y colectiva que podríamos llamar costumbre. Para muchos filósofos, sociólogos y psicólogos de los siglos XIX y XX, la costumbre era una realidad profunda de la estructura del individuo y de las sociedades. De hecho, para algunos de ellos, era el verdadero tejido conectivo automático que subyacía a su funcionamiento más íntimo, el verdadero y propio “subsuelo de la historia”, precisamente porque, en gran medida, se adquiría con diversos grados de conciencia y luego se actuaba sobre él de manera más inconsciente, es decir, pasivamente. No solo eso, para Gramsci la pasividad era una fuerza histórica. Ya en sus escritos de juventud, había sostenido que la pasividad, incluso en forma de indiferencia, era una fuerza históricamente activa. En efecto, la pasividad de las masas no era solo una condición de su subalternidad, sino que era un elemento de profunda resistencia al cambio y una tendencia a restablecer la situación anterior a este, en caso de que se hubiera producido. Era una especie de fricción con el movimiento histórico, sobre todo si éste se presentaba de forma acelerada e intensificada, en forma de revolución, cuya superación exigía también un esfuerzo mental: “La indiferencia opera poderosamente en la historia. Opera pasivamente, pero opera”.

El concepto de revolución pasiva se articulará en los Cuadernos de la cárcel. Como ocurre con otros conceptos que Gramsci traduce de contextos diferentes al marxismo, se transforma en un canon historiográfico general con el que explicar muchos procesos históricos sobre todo a partir de la Restauración posnapoleónica, es decir, la que se inicia con el Congreso de Viena de 1814-1815, en el sentido de un cambio considerado solo aparentemente retrógrado, pero que en realidad es una forma de restauración de las modos fundamentales de poder del bloque de clases dominantes que se modifica parcialmente, tanto interiormente como en relación a las clases subalternas. Como en el caso del establecimiento de formas constitucionales de monarquía; de la lenta pero progresiva ampliación del electorado; de la reforma de los códigos judiciales; de las unidades de medida; o en el caso de las leyes subversivas del feudalismo o de la manumisión eclesiástica. Gramsci utilizará el concepto de revolución pasiva no solo para Italia, como en el caso del Risorgimento, sino también para toda la época histórica europea, americana y mundial, como cuando trata el fenómeno conocido como americanismo y el fordismo, visto como una revolución económica, productiva y de la forma de vida, especialmente de las clases trabajadoras y subalternas.

En esencia, las revoluciones pasivas fueron una de las formas más extendidas de cambio y transformación dentro de las formaciones económico-sociales, en nuestro caso capitalistas-burguesas. Las transformaciones eran a menudo dirigidas desde arriba, por las clases dominantes como respuesta a las luchas de los subalternos, que no podían expresar un carácter propio autónomo y hegemónico. También podían tener lugar de forma invisible y molecular.

Dedicas el cuarto capítulo de tu libro a los procesos y transformaciones moleculares, una metáfora original que Gramsci toma de la química y la biología y que, en general, no ha sido muy tratada en los estudios gramscianos. Al mismo tiempo, te refieres al interés de Gramsci por los factores que determinan las formas de pasividad. ¿Podrías explicar un poco ambas cuestiones?
En efecto, el recurso a este concepto está muy extendido en los escritos de Gramsci, y originalmente estuvo presente en la química, la física y posteriormente en las ciencias de la vida, en los estudios sobre los problemas de las relaciones mente-cuerpo o la psicología experimental, y finalmente en distintas filosofías que tuvieron una relación privilegiada —y en algunos casos fundamental— con estas ciencias (Henri Bergson, William James, Charles Peguy, etc.).

 

El concepto molecular hace referencia a la existencia de procesos de transformación a un nivel no sensible de la realidad, que a veces podría manifestarse de manera sensible incluso de tipo explosivo, es decir, revolucionario. En este sentido, este concepto puede vincularse al de revolución pasiva, o al menos a una de las formas en que esta puede articularse. Pero la dinámica molecular, aplicada en las teorías psicológicas de la época de Gramsci, también hacía referencia a las transformaciones de las personalidades individuales y colectivas: el hombre-individuo, el hombre-colectivo y/o el hombre-masa, en las que la pasividad o incluso la actividad dependía de un fuerte componente cultural, ideológico y lingüístico; por tanto, este debía ser bien identificado: de ahí la minuciosa investigación que Gramsci hizo de la literatura popular; sobre la literatura religiosa; sobre las viejas y nuevas formas de aculturación de masas (melodrama, teatro, cine, etc.); sobre los movimientos heréticos populares, sobre el folclore; sobre la lengua y los dialectos; etc. Todas eran formas de penetración cultural molecular entre las capas sociales subalternas, de ideas e ideologías capaces de fundirse con ellas, dando lugar a un bloque social y ético-político consuetudinario capaz de oponerse a momentos progresistas o incluso revolucionarios de la historia, pero también de iniciarlos. En este sentido, las creencias y las costumbres se consideraban tendencias intrapsíquicas que permitían, incluso a nivel molecular, la utilización de un mínimo esfuerzo o energía mental en la vida cotidiana, oponiéndose así a los cambios.

Gramsci intenta traducir el modelo pluralista y complejo de la personalidad o de la individualidad que aparecía en la psicología y la sociología de la época dentro de su interpretación del materialismo histórico. Un modelo distinto, pero no necesariamente opuesto, a los que derivaban de estas ciencias, con los que era necesario llegar a un acuerdo, aunque sólo fuera porque daban lugar a otras poderosas imágenes del hombre y de las dinámicas sociales en las que estaba inmerso. Se había propuesto redefinir, a la luz de su filosofía de la praxis, lo que era el hombre, que identificaba como el resultado de su historia social, en continuo devenir.

En diciembre de 2024 publicaste en Italia otro libro de temática gramsciana, Gramsci fra due secoli. Il sottosuolo della storia e la soggettività. ¿Nos puedes contar un poco sobre la idea o el tema subyacente del nuevo libro, cuáles son los temas tratados y explicar un poco el porqué de este subtítulo?
He escrito un nuevo libro pensando que el enfoque particular que he tratado de adoptar —es decir, el recurso de Gramsci a conceptos y metáforas científicas (y no sólo científicas) en conexión con las diversas teorías de los procesos históricos y la emergencia de subjetividades relacionadas con ellos— podría tener cierta utilidad para quienes quieran investigar aún más profundamente en el mundo intelectual en el que Gramsci operó entre dos siglos decisivos de la historia contemporánea: la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX.

¿Por qué “subsuelo” de la historia? Porque al abordar algunos aspectos teóricos del pensamiento de Gramsci, muchos de los conceptos que utilizó como molecular, catarsis, revolución pasiva, personalidad, sujeto, etc., remiten a un cierto tipo de subsuelo de la historia humana que no es directamente visible en su dinámica profunda ni en su manifestación en la superficie; es decir, se refieren a la dialéctica entre conciencia e inconsciencia que es central en este pensador (pero también en Marx y o en Antonio Labriola), y que Gramsci analizó a través de un método en el que se entrelazaban historia, estructura y superestructura, y dentro de ellas mentalidades y sentido común muy diferenciados (pero en un acepción particular de este concepto), incluso niveles inconscientes del comportamiento humano (pasiones, sentimientos, hábitos, creencias, etc.).

En los últimos años han aumentado significativamente en las redes sociales los argumentos antivacunas, negacionistas del cambio climático, terraplanistas e incluso creacionistas que cuestionan el conocimiento científico. Como historiador de la ciencia, ¿crees que estamos viviendo una cierta crisis de la ciencia o, al menos, un cuestionamiento de esta?
Paradójicamente, estos movimientos de opinión y argumentaciones contra la ciencia, o de miedo, temor o inquietud hacia ella, se producen a menudo cuando nos encontramos en puntos de inflexión significativos en sus desarrollos y éxitos, casi siempre asociados a avances tecnológicos. No solo eso, ya que el conocimiento científico moderno obliga al ser humano a replantearse continuamente su condición en relación con el resto de la naturaleza, con otros seres vivos o con otros humanos histórica y culturalmente muy diferenciados. Como afirmó Sigmund Freud, Nicolás Copérnico destronó al hombre del centro del Universo; Charles Darwin del centro de la creación; y él mismo había demostrado que el hombre no es dueño ni siquiera de su propia casa, es decir, de su propia conciencia. Ante estos golpes mortales al narcisismo humano, al antropocentrismo arraigado en la psicología del hombre y en la cultura generalizada, las reacciones han sido a menudo de consternación e incluso de rechazo violento, a veces vinculadas a ideologías de diversa índole: cultas o populares, a menudo de tipo eminentemente religioso o mágico.

No cabe duda de que el desarrollo moderno de la ciencia y de la tecnología se ha producido en un contexto cultural hostil en muchos aspectos a algunas de las posibles conclusiones que de él pueden, aunque a menudo se han aceptado y utilizado algunos beneficios más “prácticos”, tanto en lo que respecta a formas de vida elementales como a más desarrolladas. Esto ha significado que también puede ser vista como una realidad ajena a la vida, incluso opuesta a ella. Además, el carácter especializado de la profesión y de los contenidos científicos hace que las multitudes puedan sentirse excluidas del proceso de producción de esos contenidos y de su aplicación y uso, entre otras cosas porque se ofrecían y se ofrecen de una manera que puede parecer autoritaria y dogmática, y utilizando un lenguaje de difícil acceso. Aunque, en realidad, se substituye un supuesto dogmatismo (el científico) por otro auténtico, quizá de tipo mágico y/o religioso o hecho pasar por científico.

Muchas de estas ideas que hoy se presentan como alternativas fueron elaboraciones teóricas muy depuradas que aparecieron dentro de la cultura de ese movimiento mundial que fue conocido como mayo del 68. Sin embargo, mientras esa cultura se presentaba al sistema capitalista burgués dominante de manera radicalmente alternativa, especialmente por parte de las nuevas generaciones, los subproductos resultantes de esa experiencia, inicialmente de carácter antiautoritario, se convirtieron en una suerte de sentido común deteriorado, a veces de tipo pintoresco, una suerte de folclore alternativista que involucraba, e incluía ampliamente, también a la ciencia, con una postura cultural decididamente reaccionaria. No es que los usos de la ciencia no tengan características que estén influidas por las intenciones e intereses de quienes la producen y la aplican. Pero esta posición elimina la posibilidad de que sus contenidos puedan ser bien conocidos y utilizados con fines de liberación y progreso. En este sentido, puede ser útil la lección de Gramsci. Para este, toda clase que aspire a formar y fundar una nueva civilización debe sentirse críticamente heredera de todo el patrimonio intelectual y material que ha sido creado históricamente por otras civilizaciones anteriores.

Este enfoque es tanto más pertinente en nuestros días, en los que existe una crisis global de hegemonía por parte de las élites gobernantes, especialmente las de orientación liberal-democrática y socialdemócrata, incluso en el frente intelectual y cultural. Estas, en parte convencidas de que el hundimiento de los países del “socialismo real” y de los más importantes partidos comunistas europeos habría nuevas posibilidades para su hegemonía, han tenido que constatar que en realidad sus ideas y políticas han producido una ola conservadora y reaccionaria sin comparaciones en épocas recientes, que se asienta, entre otras cosas, precisamente en ese folklore anticientífico detrás del cual se esconde la eclosión de un nuevo poder tecnológico y financiero, absolutamente nuevo y ultramoderno, que piensa que puede prescindir de cualquier tipo de regla: social, jurídica y política. Busca atacar cualquier forma de conocimiento que funcione racionalmente de manera crítica e intersubjetiva, como el conocimiento científico, y trata de someterlo a la lógica de su propio plan de control social totalitario mientras se muestra como una forma de individualismo extremo y paroxístico. Gramsci nos ensaña que detrás de esto se esconde una forma de determinismo absoluto. Un individualismo muy elitista y opresivo para la mayoría, que carece de impulso vital y que, como en la cultura fascista y nazi, parte en buena parte de ideas de muerte.

En mi opinión, este individualismo paroxístico y subalterno está en la base del actual rechazo de la ciencia que en sus mecanismos más íntimos exige de una ética que el sociólogo Robert Merton ha resumido en el siguiente esquema de principios: universalismo, comunismo, desinterés, escepticismo. Para este, el criterio de veracidad de una teoría debe estar sujeto a criterios impersonales, de acuerdo con la observación y con los conocimientos ya conocidos y confirmados. Por ello, la nacionalidad, la raza, las ideas políticas o religiosas, la clase, el sexo o las cualidades personales del descubridor no pueden jugar ningún papel en ella. El comunismo defiende el hecho de que, como fruto de una actividad social generalizada, los resultados de la ciencia pertenecen a todos los seres humanos y deben ponerse libremente a disposición de todos, investigadores y no investigadores. La postura ética representa una fuerza impulsora muy poderosa sobre la posibilidad de crecimiento del patrimonio científico y es funcional al mismo. Finalmente, el escepticismo sistemático impide la transformación de las verdades relativas de la ciencia en verdades absolutas, por lo que es insensible a los intentos de cuestionar parcial o totalmente su validez.

La ciencia es democrática solo dentro de las reglas de las comunidades de investigadores que la producen. Una vez producida, su aplicación entra dentro de los más amplios criterios de valoración social: por ello, es necesario un gran esfuerzo de aculturación generalizada, de tipo popular, en el que deben participar los propios científicos y todos aquellos que sean capaces de influir positivamente en el proceso de formación de la opinión pública.

Para acabar ¿qué utilidad pueden tener el pensamiento y la obra de Gramsci para quienes trabajan con la intención de cambiar el orden de cosas existente y en construir un mundo más justo y humano en estos tiempos?
La actual y cada vez mayor difusión mundial del pensamiento de Gramsci entre amplios sectores de intelectuales de diversas orientaciones y especializaciones, sugiere que es ampliamente utilizado y puede servir para descifrar nuestro mundo, en los multiformes aspectos en que este presenta. Por otra parte, las ideas de Gramsci se prestan a ser utilizadas en múltiples direcciones, incluida la de constituir el marco intelectual de una acción política que tienda a modificar a mejor el estado de cosas existente. Es decir, para producir en los más diversos individuos y colectivos una conciencia del contexto histórico por el que transitan y, sobre todo, puede ser una motivación para la acción, brindando así la posibilidad de alcanzar un nivel de voluntad activa y operativa. Desde este punto de vista, todas las categorías e ideas comentadas anteriormente, y muchas otras, me parece que son muy congruentes.

Por otra parte, para no ser consideradas una especie de reliquia arqueológica, esas ideas deben ser sometidas seriamente a prueba en la historia en acto, es decir, en lo que realmente sucede hic et nunc. Como enseña el propio Gramsci, la operación misma de pensar es ya un modo de operar: no hay pensamientos que no sean también acciones, que no se traduzcan luego en ideas o palabras que no actúen y retroactúen dentro de un determinado ambiente social-humano. Obviamente, todo esto tiene lugar en varios y diferentes niveles: desde el más elemental, vinculado a las necesidades más básicas, hasta los más complejos que alcanzan el nivel que Gramsci denominó ético-político, donde se juega verdaderamente el juego de la plena conciencia histórica y, por tanto, de la hegemonía, donde la política es la historia en acción. El político, es decir el intelectual, debe posicionarse y operar dentro de estos juegos de la historia. Digo “juegos” porque para Gramsci la historia tiene fuertes elementos de imprevisibilidad, aunque dentro de límites y mecanismos relativamente cognoscibles y, por tanto, predecibles. Sin embargo, siempre es el lugar de lo inédito y requiere de una forma de creatividad e intuición, tanto individual como colectiva.

Desde este punto de vista, la idea gramsciana del intelectual colectivo puede aplicarse al partido, como en la primera formulación del concepto, pero también a toda agregación social que produzca en su seno conciencia de sí misma y de su operar y también de los fines realistas que quiere alcanzar, dentro de determinadas relaciones de poder, tanto materiales como intelectuales.

Debemos subrayar también que el político (y para Gramsci todo hombre es político) debe actuar necesariamente dentro de un proceso democrático en el que se desenvuelve, donde no basta la racionalidad extrínseca de las propuestas y de las ideas, sino que también son necesarias la coherencia individual y el sentido común: como sostenía Gramsci, es necesario crear un círculo virtuoso del “saber al comprender, al sentir y viceversa del sentir al comprender, al saber”, y facilitar así una conexión verdaderamente democrática entre los momentos estructurales, económicos, sentimentales, pasionales y ético-políticos. Este complejo proceso debe involucrar a los seres humanos colocados en una relación mutuamente educativa y de intercambio de roles entre dirigentes y dirigidos, para evitar las tendencias oligárquicas inherentes a toda forma de agregación social, como estamos viendo cada vez más claramente en este período histórico.

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9. Resumen de la guerra en Palestina, 13 de septiembre de 2025.

El seguimiento en directo de Middle East Eye.

https://www.middleeasteye.net/live/israel-rejects-hamas-truce-offer-thousands-forced-flee-gaza-city

En directo: Israel intensifica los ataques contra la ciudad de Gaza, con 62 muertos desde el amanecer

Mientras tanto, otros siete palestinos mueren de hambre por culpa de Israel en las últimas 24 horas

Puntos clave

El exjefe del ejército israelí admite que hay más de 200 000 víctimas palestinas en Gaza

La ofensiva israelí contra la ciudad de Gaza arrasa bloques de viviendas y escuelas

La cumbre de líderes árabes y musulmanes se dispone a condenar el ataque israelí en Doha

Actualizaciones en directo

Resumen de la tarde

Nuestro blog en directo cerrará en breve hasta mañana por la mañana.

Estos son los acontecimientos más destacados del día:

  • Al menos 62 personas han muerto desde el amanecer del sábado, 49 de ellas en la ciudad de Gaza, según informó Al Jazera Arabic.
  • Un exgeneral israelí ha afirmado que el ejército ha matado o herido a más de 200 000 palestinos en su ataque contra Gaza y que «ni una sola vez» durante el genocidio el ejército se ha visto limitado por el asesoramiento jurídico.
  • La Oficina de Medios de Comunicación del Gobierno en Gaza afirma que más de un millón de personas, entre ellas más de 350 000 niños, permanecen en Gaza y en las provincias del norte.
  • Mahmoud Bassal, portavoz de la defensa civil de Gaza, afirma que los ataques aéreos israelíes han dejado hoy a más de 6000 personas sin hogar.
  • El Ministerio de Asuntos Exteriores de Qatar ha anunciado que acogerá una cumbre de líderes árabes y musulmanes para denunciar el ataque de Israel a Doha y mostrar su solidaridad con el país del Golfo.
  • El primer barco de la Flotilla Global Sumud con destino a Gaza ha zarpado del puerto tunecino de Bizerta. El resto de barcos se reunirán en alta mar y pondrán rumbo al territorio asediado.
  • La agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa) ha advertido de que el ataque de Israel a la ciudad de Gaza está obligando a más familias a abandonar sus hogares, sin ningún lugar donde refugiarse.
  • El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, afirmó que Washington «no está contento» con los ataques aéreos israelíes contra Hamás en Catar, pero subrayó que el ataque no alterará la alianza de Estados Unidos con Israel.

Cada vez más universidades rompen sus lazos con el mundo académico israelí por el genocidio de Gaza

Un número cada vez mayor de universidades y organismos académicos de Europa y Sudamérica están rompiendo sus lazos con las instituciones israelíes por su complicidad con el genocidio de Israel en Gaza.

El año pasado, la Universidad Federal de Ceará (UFC) de Brasil canceló una cumbre sobre innovación con una universidad israelí, mientras que universidades de Noruega, Bélgica y España rompieron sus vínculos con instituciones israelíes.

Este año, otras, como el Trinity College de Dublín, han seguido su ejemplo.

En marzo, la Universidad de Ámsterdam anunció que suspendía un programa de intercambio de estudiantes con la Universidad Hebrea de Jerusalén, mientras que la Asociación Europea de Antropólogos Sociales declaró que no colaboraría con instituciones académicas israelíes.

Sin embargo, la mayoría de las universidades del Reino Unido, Francia y Alemania se han resistido a la creciente presión del personal y los estudiantes para que hagan lo mismo.

Un ataque israelí alcanza una tienda de campaña para desplazados en Gaza y mata a una persona

Un ataque aéreo israelí ha alcanzado una tienda de campaña que albergaba a familias desplazadas cerca de la base naval al oeste de Deir al-Balah, en el centro de Gaza, según ha informado Al Jazeera Arabic. Según sus informaciones, una persona ha muerto y varias más han resultado heridas en el ataque.

Al menos 62 muertos por los ataques israelíes en Gaza desde el amanecer

Al menos 62 personas han muerto desde el amanecer del sábado, 49 de ellas en la ciudad de Gaza, según ha informado Al Jazera Arabic.

Un ataque israelí mata a cuatro personas en un refugio del estadio de Gaza, según los médicos

Fuentes médicas informaron a Al Jazeera Arabic de que al menos cuatro palestinos murieron y varios más resultaron heridos cuando las fuerzas israelíes atacaron una tienda de campaña que albergaba a familias desplazadas en el estadio Palestina, en el centro de la ciudad de Gaza.

La explosión provocó un incendio que se extendió rápidamente desde la tienda de campaña atacada a los refugios vecinos, añadieron las fuentes.

Estados Unidos afirma que la alianza con Israel no ha cambiado a pesar de los ataques a Catar

El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, afirmó que Washington «no está contento» con los ataques aéreos israelíes contra Hamás en Catar, pero subrayó que el ataque no alterará la alianza de Estados Unidos con Israel.

Los ataques no provocados del martes, los primeros de Israel contra Catar, aliado de Estados Unidos, han sido condenados en la región y han tensado los esfuerzos diplomáticos para impulsar una tregua en Gaza.

«Lo que ha pasado, ha pasado. Obviamente, no estamos contentos con ello, el presidente no está contento con ello», declaró Rubio a los periodistas antes de partir de Washington para mantener conversaciones en Israel.

«No va a cambiar la naturaleza de nuestra relación con los israelíes, pero tendremos que hablar de ello, principalmente, de qué impacto tiene esto» en los esfuerzos por lograr un alto el fuego, añadió.

Los ataques israelíes dejan 6000 personas sin hogar en Gaza, según la defensa civil

Mahmoud Bassal, portavoz de la defensa civil de Gaza, afirma que los ataques aéreos israelíes han dejado hoy a más de 6000 personas sin hogar.

Según él, el ejército bombardeó edificios que no habían recibido órdenes de evacuación, causando la muerte de un número indeterminado de personas.

«Los residentes de la ciudad de Gaza viven ahora en condiciones extremadamente difíciles bajo el asedio y los bombardeos continuos», añadió Bassal.

Un ataque israelí en Jan Yunis mata a tres personas y hiere a 16

Las ambulancias y los equipos de emergencia de Gaza afirman que tres palestinos han muerto y 16 han resultado heridos después de que las fuerzas israelíes atacaran el barrio de Al-Amal, en el noroeste de Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza.

La fantasía del Gran Israel se está convirtiendo en una pesadilla regional

A finales de 2024, un pequeño grupo de colonos radicales israelíes cruzó brevemente la frontera con el Líbano y estableció un puesto avanzado. El grupo estaba liderado por el Movimiento Uri Tzafon, una organización sionista religiosa que ha organizado actos para exigir el asentamiento judío en el sur del Líbano.

Esta visión es compartida por el movimiento de colonos Nachala. Un vídeo en su sitio web presenta el espíritu pionero de los judíos que construyen, desarrollan y colonizan Cisjordania. Respaldado por Daniella Weiss, la madrina del proyecto de colonización sionista, Nachala también aboga por la colonización judía en Gaza, el Líbano y más allá.

«La colonización judía es lo único que traerá estabilidad regional y seguridad al Estado de Israel, junto con una economía estable, resistencia nacional y disuasión», declaraba una publicación de Facebook en diciembre de 2024.

«En Gaza, en el Líbano, en todo el territorio de los Altos del Golán, incluida la «meseta siria», y en todo el monte Hermón», continuaba.

La publicación incluía un mapa bíblico titulado «Las fronteras de Abraham», en el que aparecían Israel, todo el Líbano y la mayor parte de Siria e Irak. En su sitio web, Nachala explica que su objetivo es «alentar y ayudar al Gobierno a llevar a cabo un plan oficial del primer ministro [israelí] Yitzhak Shamir, que sentó las bases para que 2 millones de judíos se establecieran en Judea y Samaria [Cisjordania]».

Los hospitales de Gaza afirman que 51 personas han muerto por los disparos israelíes desde el amanecer

Fuentes médicas de Gaza informan de que las fuerzas israelíes han matado a 51 personas desde el amanecer del sábado, 40 de ellas en la ciudad de Gaza.

Las autoridades de Gaza afirman que más de un millón de personas se niegan a ser desplazadas del norte

La Oficina de Prensa del Gobierno en Gaza afirma que más de un millón de personas, entre ellas más de 350 000 niños, permanecen en Gaza y en las provincias del norte.

Las autoridades subrayaron que «rechazan categóricamente» los planes israelíes de obligar a los civiles a desplazarse hacia el sur.

Netanyahu ha cambiado la diplomacia por la fuerza y, aun así, ha sufrido una derrota.

Benjamin Netanyahu tenía 39 años cuando se estaban realizando los preparativos para la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 1989, una enérgica estrella diplomática que ocupaba el cargo de embajador de Israel ante la ONU.

Fue precisamente en su propio terreno, justo antes de que terminara su mandato, cuando se produjo una de las derrotas diplomáticas más graves de Israel.

El líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasser Arafat, fue invitado a intervenir en la Asamblea General, que se iba a celebrar en Nueva York.

Arafat era entonces 20 años mayor que Netanyahu, más reconocido que él en la escena internacional, y no necesariamente en sentido positivo.

La Primera Intifada, que comenzó de forma espontánea diez meses antes, convirtió al líder de la OLP en el líder nacional de los palestinos y en un símbolo del destino del pueblo palestino.

El ataque de Israel a Gaza provoca una nueva ola de desplazamientos masivos: Unrwa

La agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa) ha advertido de que el ataque de Israel a la ciudad de Gaza está obligando a más familias a abandonar sus hogares, sin ningún lugar donde refugiarse.

La Unrwa afirmó que, a principios de septiembre, casi el 86 % del territorio estaba bajo operaciones militares o se enfrentaba a órdenes de evacuación forzosa.

Los palestinos «necesitan un alto el fuego antes de que sea demasiado tarde», afirmó la agencia.

El primer barco de la Flotilla Global Sumud zarpa de Túnez hacia Gaza

El primer barco de la Flotilla Global Sumud con destino a Gaza ha zarpado del puerto tunecino de Bizerta.

Los demás barcos se reunirán en alta mar y zarparán hacia el territorio asediado.

La flotilla, formada por más de 40 barcos con más de 800 activistas de 44 países, transporta alimentos y ayuda médica hacia Gaza con la intención de romper el bloqueo israelí.

Las imágenes difundidas en Internet mostraban a voluntarios cargando suministros en los barcos antes de la salida.

En fotos: Los palestinos huyen del norte de Gaza ante la ofensiva israelí

Los palestinos desplazados huyen hacia el sur ante la ofensiva israelí sobre la ciudad de Gaza, 13 de septiembre de 2025 (REUTERS/Mahmoud Issa)

Los palestinos huyen hacia el sur ante el asedio militar israelí de la ciudad de Gaza, 13 de septiembre de 2025 (REUTERS/Mahmoud Issa)

Palestinos huyen hacia el sur en medio del asedio militar israelí a la ciudad de Gaza, 13 de septiembre de 2025 (REUTERS/Mahmoud Issa)

El número de muertos el sábado asciende a 41

Las fuerzas israelíes han matado al menos a 41 palestinos en ataques en toda Gaza desde el amanecer.

De esa cifra, al menos 29 han muerto en la ciudad de Gaza en medio de la ofensiva israelí, que ha arrasado edificios residenciales y escuelas que albergaban a personas desplazadas.

Anteriormente, el ejército israelí confirmó que había atacado otro edificio de gran altura en la ciudad y advirtió de un «ritmo creciente de ataques».

Las facciones palestinas entregan las armas del mayor campo de refugiados del Líbano

Las facciones palestinas comenzaron a entregar las armas del mayor campo de refugiados del Líbano el sábado, como parte de una iniciativa del Gobierno para desarmar a los grupos no estatales.

Abdel Hadi al-Asadi, de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), dijo en un comunicado de prensa que la organización paraguas llevó a cabo «la operación de entrega de nuevos lotes de armas».

Se entregaron cinco camiones cargados de armas en el campo de Ain al-Hilweh, el más grande del país y situado a la entrada de la ciudad meridional de Saida. Por su parte, se entregaron tres camiones cargados desde el campo de Beddawi, en el norte, cerca de la ciudad de Trípoli.

Los ataques aéreos israelíes alcanzaron el campo de Beddawi el año pasado y mataron a un comandante de Hamás, a su esposa y a sus dos hijas, según el grupo palestino.

La campaña para desarmar a las facciones palestinas en los 12 campos de refugiados del Líbano se considera parte de un esfuerzo más amplio por remodelar el panorama político del país. Se produce tras un importante revés para Hezbolá, después de que la guerra con Israel del año pasado eliminara a gran parte de sus líderes, incluido su líder Hassan Nasrallah.

Las fuerzas israelíes matan a 31 personas en Gaza desde el amanecer

Al menos 31 palestinos han muerto en ataques israelíes en Gaza desde el amanecer, según informa Al Jazeera, citando fuentes médicas.

De esa cifra, 22 murieron en la ciudad de Gaza, donde el ejército israelí está arrasando edificios residenciales y escuelas.

Seis solicitantes de asilo también fueron asesinados a tiros por el ejército israelí: cuatro en un centro de distribución en el centro de Wadi Gaza y dos cerca de un centro al norte de Rafah, en el sur de Gaza.

Mientras tanto, siete palestinos han muerto de inanición impuesta por Israel en las últimas 24 horas.

El ataque israelí al campo de Bureij mata al menos a una persona

Al menos un palestino ha muerto en un ataque israelí al campo de Bureij, en el centro de Gaza, según informa Al Jazeera Arabic.

El informe añade que otro ataque contra el barrio de Tal al-Hawa, en el suroeste de Gaza, ha derribado un edificio de varias plantas.

Cumbre de líderes árabes y musulmanes para condenar el ataque israelí contra Doha

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Catar ha anunciado que acogerá una cumbre de líderes árabes y musulmanes para condenar el ataque de Israel contra Doha y mostrar su solidaridad con el país del Golfo.

El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Majed al-Ansari, ha declarado que en la reunión del lunes se revisará «un proyecto de resolución sobre el ataque israelí al Estado de Catar» que se redactará el domingo en una reunión ministerial.

Ha añadido que la cumbre reflejará «la amplia solidaridad árabe e islámica con el Estado de Catar frente a la cobarde agresión de Israel… y el rechazo categórico del terrorismo de Estado de Israel», según comentarios difundidos por la agencia oficial de noticias QNA.

Se ha informado de que el presidente iraní, Masoud Pezeshkian, y el primer ministro iraquí, Mohammed Shia al-Sudani, asistirán a la reunión. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, también estará en Doha, pero su presencia en la reunión aún no se ha confirmado.

Información de la AFP

Tras el ataque de Israel, ¿seguirá Qatar con la mediación en Gaza? Opinión de Sansom Milton

El ataque de Israel este mes contra el equipo negociador de Hamás en Doha, que se había reunido para discutir la última propuesta de alto el fuego en Gaza presentada por la administración Trump, no logró su objetivo de acabar con los líderes del grupo.

Sin embargo, el ataque causó la muerte de seis personas, entre ellas un agente de seguridad qatarí, y transformó irrevocablemente la arquitectura de mediación internacional sobre Gaza, en particular el papel de Doha, en medio de informes que apuntan a que podría suspender sus esfuerzos de mediación.

Cualquier medida de este tipo no sería sorprendente y estaría justificada. Qatar ya amenazó con retirarse de los esfuerzos de mediación multipartitos en medio de un punto muerto el año pasado, pero las conversaciones finalmente continuaron, incluso cuando Israel seguía bombardeando Gaza a diario.

Tras el ataque iraní contra la base aérea de Al-Udeid el pasado mes de junio, en respuesta a los ataques estadounidenses contra instalaciones nucleares en Irán, Qatar redobló su compromiso con la diplomacia y medió en un acuerdo entre Irán e Israel que se ha mantenido desde entonces.

Sin embargo, el ataque israelí contra Doha es una situación completamente diferente.

El ataque iraní de junio, cuidadosamente coreografiado, se llevó a cabo con el conocimiento previo de Qatar. Como señaló el analista Kristian Coates Ulrichsen, Qatar «se sacrificó por el equipo» y ayudó a calmar la dramática crisis.

Sin embargo, a pesar de las afirmaciones de que Qatar tenía conocimiento previo del ataque israelí del 9 de septiembre, los funcionarios qataríes dicen que solo fueron notificados cuando los aviones de combate israelíes estaban lanzando sus bombas.

El exjefe del ejército israelí admite que hay más de 200 000 víctimas palestinas en Gaza

El excomandante del ejército israelí Herzi Halevi ha afirmado que más de 200 000 palestinos han muerto o resultado heridos en la guerra de Israel contra Gaza, y que «ni una sola vez» durante el genocidio el ejército se ha visto limitado por el asesoramiento jurídico.

Más del 10 % de los 2,2 millones de habitantes de Gaza han muerto o resultado heridos, es decir, «más de 200 000 personas», declaró Halevi en una reunión comunitaria celebrada en el sur de Israel a principios de esta semana.

Halevi dirigió la ofensiva israelí contra Gaza durante los primeros 17 meses de la guerra, antes de dimitir como jefe del Estado Mayor en marzo por la grave brecha de seguridad del 7 de octubre de 2023.

La cifra coincide con las estimaciones del Ministerio de Salud palestino en Gaza, que Israel ha desestimado, aunque las Naciones Unidas y las agencias humanitarias internacionales las consideran fiables.

Múltiples informes autorizados de grupos de derechos humanos israelíes, palestinos e internacionales han concluido que Israel está cometiendo genocidio en Gaza, citando pruebas de sus actos de asesinato y destrucción, así como pruebas de la intención de destruir a los palestinos como grupo en el enclave sitiado.

Un nuevo ataque contra la ciudad de Gaza hiere a varios palestinos

Al Jazeera informa de que un nuevo ataque aéreo en la ciudad de Gaza contra un bloque de viviendas en el noroeste ha herido a varias personas.

Esto se produce después de que los ataques israelíes se dirigieran contra bloques de viviendas y escuelas gestionadas por la UNRWA en la ciudad y sus alrededores.

El número de muertos en Gaza desde el amanecer asciende a 16

Al menos 16 personas han muerto en los ataques israelíes en Gaza desde el amanecer, según informa Al Jazeera.

De esa cifra, 11 murieron en ataques contra la ciudad de Gaza.

Siete palestinos más mueren de hambre en Gaza

Siete palestinos más, entre ellos dos niños, han muerto de hambre en Gaza a causa del bloqueo impuesto por Israel, según ha informado el Ministerio de Sanidad del enclave.

Las últimas cifras elevan a 420 el número total de muertes relacionadas con la inanición en el territorio, incluidos 145 niños, según el ministerio.

Los ataques israelíes contra la ciudad de Gaza matan al menos a 32 personas, entre ellas 12 niños

Al menos 32 personas, entre ellas 12 niños, han muerto en los ataques israelíes contra la ciudad de Gaza durante la noche y hasta el sábado, según informa el periódico Haaretz, citando al personal médico del hospital al-Shifa.

Israel ha intensificado su asalto a la ciudad, arrasando edificios residenciales y escuelas minutos después de emitir órdenes de expulsión. El sábado por la mañana, bombardeó dos escuelas de la UNRWA donde se refugiaban palestinos desplazados, matando al menos a dos personas.

Entre los fallecidos se encuentra una familia de 10 miembros del barrio de Sheikh Radwan, incluida una madre y sus tres hijos.

En unas imágenes difundidas en Internet, un niño palestino rompe a llorar tras un ataque contra una escuela en el campamento de Al-Shati el viernes. Miles de personas han huido al campamento ante la continua ofensiva israelí.

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Los ataques israelíes contra la ciudad de Gaza matan a dos personas

Al menos dos personas han muerto en los ataques de Israel contra varios edificios residenciales en la ciudad de Gaza, según informa Al Jazeera.

Doce palestinos muertos en ataques israelíes desde el amanecer

Los ataques israelíes en Gaza han matado al menos a 12 palestinos desde el amanecer, según informa la agencia de noticias Wafa, citando fuentes médicas.

Según las fuentes, seis cadáveres fueron trasladados al complejo médico Al-Shifa, uno al hospital árabe Al-Ahli, cuatro al hospital Al-Awda y uno al hospital Al-Aqsa Martyrs.

Mientras tanto, como informamos anteriormente, cuatro palestinos murieron cuando las fuerzas israelíes abrieron fuego contra personas que buscaban ayuda cerca de un punto de distribución en el centro de Wadi Gaza.

En la ciudad de Gaza, la ofensiva israelí está arrasando edificios residenciales y escuelas, dando a los palestinos unos minutos para huir.

El exjefe del ejército israelí admite que hay más de 200 000 víctimas palestinas en Gaza

Un exgeneral israelí ha afirmado que el ejército ha matado o herido a más de 200 000 palestinos en su ofensiva contra Gaza y que «ni una sola vez» durante el genocidio el ejército se ha visto limitado por el asesoramiento jurídico.

Herzi Halevi, que se retiró en marzo tras liderar el ejército israelí durante los primeros 17 meses de su ofensiva contra Gaza, admitió durante una reunión comunitaria en el sur de Israel a principios de esta semana que «más de 200 000 personas» han sido asesinadas o heridas por las fuerzas israelíes desde octubre de 2023.

La cifra se asemeja a las estimaciones del Ministerio de Salud de Gaza, que Israel ha desestimado, a pesar de que las ONG internacionales las consideran precisas.

«Esta no es una guerra suave. Nos quitamos los guantes desde el primer minuto. Lamentablemente, no antes», dijo Halevi, en una grabación publicada por el sitio web de noticias israelí Ynet.

Halevi insistió en que el ejército israelí respeta el derecho internacional humanitario, pero admitió que «ni una sola vez» ningún asesoramiento jurídico había restringido sus acciones.

«Hay asesores jurídicos que dicen: «sabremos cómo defender esto legalmente ante el mundo», y esto es muy importante para el Estado de Israel», afirmó Halevi en declaraciones recogidas por Ynet.

Israel mata a cuatro personas que buscaban ayuda en el centro de Gaza

Las fuerzas israelíes abrieron fuego contra un grupo de personas que buscaban ayuda en el centro de Wadi Gaza, matando al menos a cuatro personas, según informa Al Jazeera.

Las escuelas de la ciudad de Gaza bombardeadas minutos después de que Israel emitiera amenazas de expulsión

Israel ha bombardeado dos escuelas de la UNRWA que albergaban a personas desplazadas en el campo de refugiados de al-Shati, minutos después de emitir nuevas órdenes de expulsión para varios edificios de la ciudad de Gaza, según informa Al Jazeera.

Las órdenes también se aplicaban al bloque residencial de al-Rayas, que comprende cuatro edificios de gran altura.

Durante su incursión en la ciudad, Israel ha emitido repetidamente órdenes de expulsión para edificios residenciales minutos antes de lanzar un ataque.

Actualización matutina

Buenos días, lectores de Middle East Eye, aquí tienen las últimas novedades:

  • Israel ha emitido nuevas órdenes de expulsión para varios edificios de la ciudad de Gaza, mientras los ataques aéreos bombardean la zona y arrasan viviendas.
  • Al menos 11 personas han muerto en los ataques israelíes en Gaza desde el amanecer de hoy.
  • Las fuerzas israelíes abrieron fuego contra un grupo de personas que buscaban ayuda en Wadi Gaza, matando al menos a una persona.
  • El grupo hutí de Yemen reivindicó un ataque contra «objetivos sensibles» en la ciudad israelí de Jaffa. El ejército israelí afirmó que sus defensas aéreas interceptaron un misil lanzado desde Yemen.
  • El presidente estadounidense, Donald Trump, recibe al primer ministro de Catar tras el ataque israelí a Doha.
  • Miles de personas se manifiestan a favor de Palestina en Auckland (Nueva Zelanda), en lo que, según los organizadores, es la mayor protesta de este tipo desde el inicio de la ofensiva israelí sobre Gaza.

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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