“¡Nunca abandonaremos al pueblo palestino!” por Ernesto Gómez de las Heras

Después de dos años de crímenes sin cuento -genocidio en realidad, pues la voluntad de realizar este quedó clara desde las primeras declaraciones de los más altos responsables políticos y militares del estado sionista- un supuesto alto el fuego llegó a Gaza el pasado 10 de octubre.Y decimos supuesto por cuanto lo sucedido en las cinco semanas transcurridas desde entonces muestra claramente lo justo de esta calificación.

En efecto, el ejército sionista sigue ocupando más de la mitad de la franja de Gaza. Un 56%, para ser exactos, delimitado por lo que han decidido llamar «línea amarilla». Línea cuyo cruce significa a menudo la muerte, aunque también es posible morir en el resto de Gaza, ya que los continuos bombardeos han acarreado ya unas 300 nuevas víctimas mortales durante ese supuesto alto el fuego. Además de las víctimas provocadas por la hambruna, pues apenas llegan a entrar 200 camiones diarios en Gaza, pese a que se sabe que hacen falta, cuando menos, 600 para hacer frente a la situación. Eso sí, incluso con esta pequeña porción de camiones que dejan entrar, los sionistas no desaprovechan la ocasión de expresar su malignidad: Todos los suministros enviados por la UNRWA (la organización de Naciones Unidas creada para proteger a los refugiados palestinos y que es objeto de un odio patológico por parte de los sionistas) han de borrar las señales que indican su procedencia. Tampoco hay que olvidar, por lo que respecta a eso de la malignidad y los odios patológicos, que la mayoría de los cadáveres de palestinos que han sido entregados por Israel muestran clarísimos signos de tortura. Algo que no es extraño cuando se sabe cual es la «suerte» que sufren los palestinos rehenes de los sionistas y las condiciones reinantes en sus cárceles. Cárceles en las que suele ser frecuente la presencia del ministro responsable para amenazar personalmente a los prisioneros. Precisamente de esto pueden dar fe los miembros de la flotilla «Sumud» que estuvieron en esas prisiones algunos días. ¡Los prisioneros palestinos (ahora mismo son casi 10.000) llevan años en ellas! Casi todos sin haber pasado siquiera por la parodia de un juicio ante un tribunal sionista. Claro que del sadismo reinante en el sistema penitenciario israelí lo dice todo el mero hecho de que la anterior fiscal general de las FDI se enfrente a graves cargos por haber permitido que se publicaran videos de un agresión sexual sufrida por un preso palestino a manos de sus carceleros, mientras estos últimos ni siquiera han sido reprendidos.

En cuanto a Cisjordania prosigue la intensificación de agresiones y muertes. Cada día nuevas aldeas palestinas son atacadas por bandas de colonos protegidos por las FDI. La recolección de aceitunas de este año se ve perturbada continuamente por estos ataques. Ataques que también son dirigidos contra los observadores internacionales que intentan proteger a los palestinos o a los periodistas presentes. También aumenta la destrucción de casas y la expulsión de millares de personas de sus pueblos para establecer nuevas colonias. Así como aumentan las provocaciones en la mezquita de Al-Aqsa.

¿Significa todo esto que la Resistencia palestina, desde el Frente Popular para la Liberación de Palestina, a Hamas, no acertaron al aceptar ese llamado alto el fuego? No es esta nuestra opinión, desde luego. Las organizaciones de la Resistencia, tanto civil como armada, han demostrado durante años que están profundamente insertas en el pueblo palestino, que emanan de él y se responsabilizan ante él. Por eso han hecho bien en aceptar esta diminuta tregua. Como hemos dicho Israel sigue con sus crímenes, al igual que hace en Líbano, donde el alto el fuego lleva ya un año de duración. Sin embargo el número de víctimas ha descendido y ciertos suministros (ya hemos advertido que en número insuficiente) han comenzado a llegar a Gaza. Este pequeño respiro, por breve que sea, es un importante beneficio para el pueblo palestino y es la razón fundamental para que la Resistencia lo haya aceptado.

Y ¿cual es el motivo de que los sionistas también lo hayan hecho? Desde luego, el ejército de los ocupantes no ha conseguido eliminar militarmente a la Resistencia, aunque haya asesinado a millares de personas desarmadas. Por otra parte Israel, con el apoyo mayoritario de su población, no va a cesar de perseguir el objetivo tradicional sionista: quedarse con toda la tierra de Palestina y eliminar, por genocidio o expulsión, a toda su población autóctona. Pero se estaba quedando sin aliento. Si algo han mostrado los dos últimos años es la extrema dependencia del proyecto colonial sionista del apoyo militar estadounidense, así como de su apoyo político y de la complicidad en este, así como en el comercial, financiero y propagandístico, de los satélites de Washington. No nos vamos a extender sobre las formas que esto adopta, pues ya lo ha hecho de forma exhaustiva la relatora de Naciones Unidas Francesca Albanese. No obstante este apoyo estaba teniendo un coste excesivo para las plutocracias occidentales. Estaba dejando al descubierto la cáscara vacía en que se han convertido las proclamas de libertad y democracia con las que tratan de anestesiar a sus pueblos. Su reacción frente a la ola de simpatía desencadenada en favor de Palestina ha sido la eliminación de derechos de expresión y manifestación, el encarcelamiento de ciudadanos (especialmente sangrante en el caso del Reino Unido) y las amenazas e insultos a troche y moche. Junto a ello el desgarro a que han sometido todo el tejido del Derecho Internacional nacido tras la II GM, ha puesto en claro que la única razón que impera hoy en Occidente es la razón de la fuerza. De aquí que les conviniera, a ellos y a Israel, apartar los focos del genocidio, no para detenerlo definitivamente, pero sí para realizarlo a cámara lenta y que no se note tanto.

Por eso se montó, hace mes y medio, todo el espectáculo de Sharm El-Sheij. Naturalmente también han intervenido en ello algunos otros intereses. Jordania y Egipto deseaban este paréntesis, ya que siempre han estado aterrados por la posibilidad de que se hiciera realidad el intento sionista de expulsar a los palestinos sobrevivientes a sus países. Las autocracias del Golfo, siempre proclives a entenderse con Israel (los Emiratos Árabes Unidos llevan años cooperando militarmente con los sionistas), saben que ese entendimiento en medio de un genocidio podía hacer saltar a sus sociedades, por más que estas estén vigiladas y controladas al máximo. Nunca olvidan que hace tres lustros tuvieron que enviar tanques a Bahrein y ametrallar a los manifestantes para impedir lo que iba camino de ser una revolución.

En esta situación, mientras el pueblo palestino respira un poco y la Resistencia reordena sus filas y reorganiza sus fuerzas para hacer frente a las nuevas formas que adopte la agresión colonial sionista, la obligación de todos los amigos de Palestina es hacer que la atención pública siga mirando a lo que allí sucede y presionando en favor del pueblo palestino. Como ha recordado la Fundación Hind Rajab, creada en memoria de una niña palestina asesinada a balazos en Gaza “la mera suspensión de operaciones militares no pone fin a un proceso genocida de naturaleza material y estructural”. Por eso, prosigue, es necesario “intensificar la movilización y los esfuerzos para que haya justicia y el pueblo palestino pueda vivir libre y seguro en su tierra natal, único camino hacia la paz”.

Los cómplices de Israel están intentando pasar página y que olvidemos lo que allí sucede. Sus medios de comunicación apenas le dedican espacio ya. Pero nosotros no lo vamos a hacer así. Vamos a seguir contando las cosas. Vamos a seguir reivindicando que haya un auténtico e integral embargo de armas contra el estado sionista. Que se corten todas las relaciones, comerciales, financieras, académicas, culturales, artísticas y deportivas, con él. Vamos a reclamar que los criminales sean juzgados, como lo fueron los nazis en Núremberg y que se apliquen las decisiones del Tribunal Internacional de Justicia y del Tribunal Penal Internacional. Igual que defenderemos el derecho, reconocido por Naciones Unidas, que tiene el pueblo palestino (como lo tuvieron los pueblos sojuzgados por los nazis) a recurrir a la lucha armada para lograr su liberación.

¡DESDE AL RÍO, HASTA EL MAR, PALESTINA VENCERÁ!

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Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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