MISCELÁNEA 5/12/2025

DEL COMPAÑERO Y MIEMBRO DE ESPAI MARX, CARLOS VALMASEDA.

ÍNDICE
1. Poch sobre el proceso de paz en Ucrania.
2. La represión en Gran Bretaña.
3. La burbuja IA recuerda a la fiebre ferroviaria.
4. Der Untergang.
5. Entrevista a Esteban Hernández.
6. El monocultivo de cerdos en Cataluña.
7. Ajuste de la REI.
8. ¿Quién es «nosotros»?.
9. Resumen de la guerra en Palestina, 4 de diciembre de 2025.

1. Poch sobre el proceso de paz en Ucrania.

Como siempre, un análisis interesante el que hace de la situación en Ucrania y la posibilidad de un «proceso de paz».

https://rafaelpoch.com/2025/12/03/el-ambiguo-proceso-de-paz-para-ucrania/

El ambiguo “proceso de paz” para Ucrania

“He dicho cien veces que no vamos a entrar en guerra con Europa, pero si Europa lo hace, estamos preparados”, dice Putin.

El lunes el presidente del comité militar de la OTAN, Almirante Giuseppe Cavo Dragone, declaró al Financial Times que la OTAN estudia actuar de forma “mas agresiva” contra Rusia. Un “ataque preventivo” contra Moscú “podría considerarse una acción defensiva”, dijo. Pocos días antes dos cargueros con destino a Rusia, el “Kairós” y el “Veirat”, fueron atacados con drones marítimos ucranianos en aguas turcas del Mar Negro y un tercero, el “Mersin”, sufrió otro ataque frente a las costas de Senegal. Según el influyente y bien informado diputado ruso Konstantin Zatulin, los ataques a barcos con carga rusa, de los que ha habido más de una docena en los últimos meses en diversos lugares del mundo, los planifican militares británicos destacados en el “Centro de operaciones marítimas 73” de la ciudad ribereña ucraniana de Ochákovo. Zatulin dice que las operaciones las dirige un almirante británico y que en el lugar hay fuerzas especiales inglesas.

 

 

El martes Putin fue preguntado por estos ataques. Dijo que los europeos continúan viviendo “en la ilusión de infringir una derrota estratégica a Rusia” y aunque saben que eso no es posible, no están dispuestos a admitirlo y se dedican a obstaculizar las conversaciones con Trump para una paz negociada.

Evidentemente, Trump no es un mediador. Al igual que en Gaza, donde es un protagonista del genocidio, en Ucrania preside la potencia que maneja el conflicto contra Rusia utilizando al gobierno de Kíev y, por supuesto, el propio conflicto de este con Rusia. Pero Trump negocia porque quiere economizar sus recursos transfiriendo la contención de Rusia a los europeos, y ganar de paso dinero vendiéndoles las armas, para recolocar el grueso de sus fuerzas en Asia en el frente contra China (el “pivot to Asia” iniciado ya por Obama). Esta genuina reconversión imperial, causa tensiones y diferencias en el establishment de Estados Unidos, con manifiestas divisiones en el interior de la propia administración de Trump.

El martes, horas antes del inicio de unas conversaciones sobre Ucrania mantenidas en el Kremlin entre el Presidente Putin y los enviados de Trump, Steve Witkoff y Jared Kushner, otro carguero ruso, el Midvolga 2, cargado de girasol para Georgia, fue atacado con drones marítimos ucranianos en el Mar Negro. Trump envió a Moscú a sus hombres de confianza, su amigo Witkoff y su yerno ultrasionista Kushner, y no al secretario de estado y consejero de seguridad nacional, Marco Rubio, que es más inflexible hacia Rusia. Trump hizo lo mismo la semana pasada cuando envió a Kiev a otro emisario para apretarle los tornillos a Zelensky y obligarle a aceptar algo, después de haber despedido al general Keith Kellogg, demasiado amigo de Zelensky y organizarle un escándalo de corrupción a través de la agencia antocorrupción ucraniana (NABU) muy controlada por la CIA. Washington se deshizo así de la mano derecha de Zelensky, Andrei Yermak. Trump no envió a extorsionar a Zelensky al secretario de guerra, Peter Hegseth, sino al más pragmático Dan Driscoll, al mando del ejército de tierra.

La salsa de las tensiones internas americanas de este culebrón fueron las noticias sobre la salud de Trump y su presunta mermada capacidad cognitiva, la filtración de supuestos consejos de Witkoff a Putin sobre la manera de camelar a Trump, y el informe del Financial Times acerca de la ambición de Driscoll por desplazar a Hegseth del departamento de guerra. Todo eso, más lo que desconocemos, que suele ser mucho más, forma parte del esfuerzo por impedir la negociación. En cualquier caso, este ambiguo y equívoco “proceso de paz” ucraniano, con conversaciones y negociaciones en curso pero envueltas en conspiraciones para hacerlas zozobrar, nunca habría sido posible si el ejército ruso no estuviera avanzando y ganando en el campo de batalla. Eso es lo que determina todo.

Al mismo tiempo, hay que decir que, aunque aquellos iniciales 28 puntos del “plan de paz” (cesión del Donbas, no pertenencia de Ucrania a la Otan, límite de 600.000 hombres para las fuerzas armadas ucranianas, 100.000 millones rusos para la reconstrucción de Ucrania, la ridícula “readmisión” de Rusia en el G-7 hacia el que Moscú ha perdido todo interés, etc.) no fueron consensuados con Rusia, Putin lo considera una “base de discusión”. Las últimas sanciones petroleras contra empresas rusas parecen haber hecho daño en Moscú. Según Bloomberg hace cinco semanas que Rusia exporta medio millón de barriles de crudo menos al día, aunque Goldman Sachs asegura que se ha encontrado remedio… El mensaje del Kremlin es que Rusia no está interesada en proseguir la guerra y Putin lo dejó bien claro el martes en una declaración que muchos malos informadores españoles presentan como mera “amenaza”:

“No vamos a entrar en guerra con Europa, ya lo he dicho cien veces”, dijo Putin. “Pero si Europa de repente quiere entrar en guerra con nosotros y lo hace, estamos preparados ahora mismo. Europa no es Ucrania. Con Ucrania actuamos de forma quirúrgica, con cuidado. No es una guerra en el sentido directo y moderno de la palabra”. Con Europa sería diferente, dijo Putin, sugiriendo que una cosa es luchar contra los parientes ucranianos y otra muy distinta contra quienes han invadido el país en cuatro ocasiones en los últimos tres siglos, dos de ellas con propósito aniquilador.

A continuación Putin fue preguntado sobre cómo responder a los ataques a los barcos con carga rusa, cuyo tránsito los medios occidentales pretenden criminalizar sin el menor fundamento con la denominación “flota fantasma”:

“Ampliaremos la gama de nuestros ataques contra las instalaciones portuarias y los barcos que entran en los puertos ucranianos, eso en primer lugar. En segundo lugar, si esto continúa, consideraremos la posibilidad, no digo que lo vayamos a hacer, pero consideraremos la posibilidad de tomar medidas de respuesta contra los buques de los países que ayudan a Ucrania a llevar a cabo estas acciones piratas” Y a continuación Putin añadió lo más importante: “la forma más radical”, dijo, “sería cortar el acceso de Ucrania al mar”. Eso significa extender la conquista militar rusa de Ucrania a las regiones de Nikolayev y Odesa, convirtiendo Ucrania en un reducido enclave terrestre sin apenas relevancia geopolítica y cortando por lo sano la ambición británica de una presencia naval en el Mar Negro. Hasta ahora varios expertos rusos consideraban militarmente irreal completar la conquista de toda la franja marítima de Ucrania, pero si el ejército de ese país colapsa y los europeos siguen hostigando, nada puede excluirse. Sea como sea, últimamente Putin ha comparecido varias veces de uniforme, algo nuevo, y diciendo a sus generales “estamos preparados para ir mas allá de la Operación Militar Especial”, que es como se llama oficialmente en Rusia a la guerra de Ucrania.

El “plan de paz” ni está consensuado con Rusia, ni tiene consenso en Estados Unidos – ni siquiera en la administración Trump – ni es aceptado por los europeos. El proyecto europeo es “la perpetuación de la guerra por procuración contra Rusia durante por lo menos otros dos o tres años, desplegando tropas alemanas en el Báltico, rearme masivo, y preparativos para una guerra relámpago preventiva contra Kaliningrado”, lo que indica que la guerra contra Rusia está destinada a realizarse, dice la analista alemana Almut Rochowanski.

En este blog ya adelantábamos en julio de hace dos años que Ucrania perdía la guerra pero que probablemente eso no significaría una verdadera victoria rusa Ucrania está perdiendo la guerra, pero Rusia no la está ganando. – Rafael Poch de Feliu Hoy la hipótesis de un mal cierre de esta guerra tiene muchos más partidarios y el principal mérito para su cumplimiento, de momento, es europeo.

Los dirigentes europeos no pueden considerar la paz como opción. Como apunta el analista italiano Andrea Zhok La guerra de Ucrania llega a su fin (pero no será un verdadero final) – Rafael Poch de Feliu , “para gente como von der Leyen y Kallas se aplica el lema de aquella película de Alberto Sordi «Mientras haya guerra, hay esperanza»: Mientras siga viva la descabellada narrativa de «hay un agresor y un agredido, no teníamos otra opción», toda la catastrófica conducta de las clases dirigentes europeas puede evitar llegar a rendir cuentas. Por esta razón, la perspectiva que nos espera es la de una guerra híbrida permanente, en la que los paramilitares ucranianos proporcionarán parte de la mano de obra y Europa proporcionará los medios tecnológicos y económicos”.

El pacifismo de Trump para Ucrania tiene la misma sustancia que el “plan de paz” de Gaza que nunca funcionará porque ha sido diseñado para mantener la masacre israelí sin alto el fuego, manteniendo la ocupación, el bloqueo de ayuda y alimentos y los bombardeos, también contra Siria y Libano. La negociación de Trump con Putin no cancela sino mantiene y refuerza la presión para rodear a Rusia y debilitarla en su periferia, como muestra la política mantenida hacia Georgia, Armenia, Moldavia y la última iniciativa de Trump con los autócratas de Asia Central. Y no solo con Rusia. El impulso hacia China es idéntico.

Los intentos de Trump de sancionar comercialmente a China se derrumbaron cuando Pekín anunció su respuesta de cortar toda exportación de tierras raras, un recurso del que, hoy por hoy, dispone casi en solitario, y que actuaría como un verdadero leñazo para la potencia económica y militar americana. Washington ha reculado, pero ha impulsado a Japón para debilitar a China de la misma forma en que lo ha hecho con Ucrania hacia Rusia. Ese es el contexto de las declaraciones de la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, de que Taiwán es estratégicamente relevante para Japón y que su país desplegará misiles cerca de su territorio. Japón no tiene mala imagen en Taiwan, isla que ocupó durante medio siglo hasta 1945, hasta el punto de que a diferencia de los coreanos, algunos taiwaneses no solo no odian a Japón sino que se consideran próximos. Es un recurso ideal para provocar a Pekín y fomentar la confrontación militar allá.

Como dice Laura Hein, una historiadora especialista en Japón, aunque a menudo hablamos de la guerra en términos de vencedores y vencidos, olvidamos la lógica intrínseca de la guerra que apunta hacia una devastación cada vez mayor. Una vez comenzada, todas las presiones se dirigen hacia una mayor destrucción. Los grandes conflictos pueden empezar casi sin quererlo, pero una vez iniciados la lógica de escalada hace que sea mucho más difícil detenerlos que iniciarlos. Tal es el implacable impulso de la guerra en sí misma.

En la era de la crisis del capitalismo antropocénico, el Norte Global se está metiendo en esa catastrófica espiral bélica para “resolver” el desastre planetario al que nos ha conducido.

(Publicado en Ctxt)

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2. La represión en Gran Bretaña.

La represión se produce en todo «el jardín», pero quizá con especial crudeza en Gran Bretaña, donde los presos políticos de Palestine Action están desde hace semanas en huelga de hambre. Ante el silencio cómplice de la prensa basura. Y en el ataque a la libertad de expresión se llega a casos absurdos, como nos explica Craig Murray en su última entrada.

https://jonathancook.substack.com/p/the-hunger-strike-is-not-being-televised

La huelga de hambre no se está retransmitiendo por televisión, ni tampoco los últimos suspiros de nuestras libertades agonizantes.

Seis presos políticos que atacaron fábricas que arman el genocidio de Israel llevan semanas en huelga de hambre. Pero, a diferencia de la huelga de hambre del IRA en la década de 1980, esta está siendo ignorada por los medios de comunicación.

Jonathan Cook

4 de diciembre de 2025

Si realmente tuviéramos unos medios de comunicación libres en el Reino Unido, en lugar de unos que solo sirven a los intereses del Estado y de la clase multimillonaria, esta sería una noticia de portada:
Seis presos políticos, recluidos ilegalmente durante un año o más en prisión preventiva y considerados retroactivamente «terroristas» por intentar detener el genocidio de Gaza, llevan muchas semanas en huelga de hambre en prisión. Al menos uno de ellos ya se encuentra gravemente enfermo.

Los medios de comunicación han guardado un silencio absoluto sobre estos acontecimientos y apenas han informado sobre las terribles condiciones a las que están sometidos estos presos políticos desde que el Gobierno de Sir Keir Starmer reclasificó a Palestine Action como organización terrorista, después de su detención.

Cabe destacar que es la primera vez que un grupo de acción directa, que dirige su violencia contra la propiedad —es decir, fábricas que fabrican armas para matar a civiles en Gaza— y no contra las personas, ha sido declarado organización terrorista y puesto al mismo nivel que Al Qaeda y el Estado Islámico.

En virtud de la draconiana Ley contra el terrorismo británica, cualquier persona que exprese una opinión, incluso de forma inadvertida, que pueda «fomentar el apoyo» a una organización proscrita —entre las que ahora se incluye Palestine Action— puede ser detenida por apoyar el terrorismo y enfrentarse a una condena por terrorismo.

Con al menos 2500 personas detenidas por llevar pancartas en las que se leía «Me opongo al genocidio. Apoyo a Palestine Action», las cárceles británicas podrían verse pronto inundadas de muchos más presos políticos de este tipo.

https://substack.com/@jonathancook/note/c-181175707

En los últimos días se ha celebrado en el Tribunal Superior una revisión judicial de la decisión del Gobierno, aunque es poco probable que usted lo sepa, dada la falta de interés de los medios de comunicación británicos. Se espera que los jueces se pronuncien sobre la legalidad de la decisión del Gobierno a mediados de enero.
Pero una sentencia relacionada dictada esta semana por un juez de Jersey, que juzgaba un caso de terrorismo contra la activista por la paz Natalie Strecker, abre aún más la puerta a los procesos políticos. A pesar de liberar a Strecker, el juez Saunders pareció aceptar el argumento del gobierno británico de que es ilegal defender el derecho internacional, que establece expresamente que los pueblos ocupados, como los palestinos, tienen derecho a resistirse a su ocupación ilegal.

Para cualquiera que tenga buena memoria, el silencio actual de nuestros medios de comunicación debería resultar impactante. La última gran huelga de hambre de presos políticos en el Reino Unido tuvo lugar a principios de la década de 1980. Fue entonces cuando el IRA Provisional —una organización que reivindicó expresamente la autoría de atentados con bombas contra pubs, hoteles y parques públicos, en los que murieron cientos de civiles— organizó una huelga de hambre en la prisión de Maze, cerca de Belfast, para exigir la mejora de las condiciones carcelarias.

Uno de los huelguistas, Bobby Sands, se convirtió en un nombre muy conocido en Gran Bretaña. Su historia acaparó los titulares durante semanas y provocó un importante enfrentamiento, a través de los medios de comunicación, con el Gobierno de Thatcher. Su muerte tuvo repercusiones durante mucho tiempo y, en última instancia, dio paso al proceso de paz en Irlanda del Norte.

Contrasta eso con nuestro momento actual. Los miembros encarcelados de Palestine Action, una organización que rechaza expresamente la violencia contra las personas y que está tratando de detener una matanza en Gaza que los principales grupos humanitarios y estudiosos del genocidio coinciden en calificar de genocidio, están en huelga de hambre porque sus derechos están siendo violados de forma grave y sistemática, como presos políticos. Y los medios de comunicación apenas se hacen eco de ello.

Cabe destacar que la cobertura mediática de las condiciones carcelarias y los abusos legales de otro preso político reciente fue igualmente mínima. El periodista y editor Julian Assange pasó cinco años en la prisión de alta seguridad de Belmarsh, en Londres, acusado de cargos falsos para justificar su extradición a Estados Unidos por publicar detalles de los crímenes de guerra británicos y estadounidenses en Afganistán e Irak.

Los medios de comunicación dieron a su caso una cobertura muy superficial y evitaron detallar de qué se le acusaba, porque esos detalles habrían pintado un panorama condenatorio para los gobiernos británico y estadounidense. Sin una pizca de ironía, la prensa prestó más atención a los discursos de los mismos políticos que encarcelaron a Assange en los que condenaban el sufrimiento de los presos políticos, incluidos los periodistas, en Rusia y China.

Nada de esto debería ser normal. La huelga de hambre de Palestine Action es, obviamente, una noticia de gran relevancia. El hecho de que casi no se le dé cobertura es una prueba de la represión activa del Gobierno y de la connivencia activa de los medios de comunicación en esa represión.
Incluso las huelgas de hambre de los presos políticos palestinos recluidos ilegalmente en cárceles israelíes reciben más cobertura de la prensa israelí que la que los medios británicos están dando a la huelga de hambre de los presos políticos de Palestine Action.

https://www.youtube.com/watch?v=oHZr9LeUaTc&embeds_referring_euri=https%3A%2F%2Fjonathancook.substack.com%2F
Francesca Nadin, antigua presa política de Palestine Action, ha declarado a Electronic Intifada que los periodistas «mainstream» que muestran interés por la huelga de hambre no pueden publicar sus artículos porque los editores los rechazan. Observa que ha habido «un silencio casi total en los medios de comunicación mainstream sobre esta noticia».

Al parecer, los editores suelen utilizar cuestiones legales como excusa para negarse a informar sobre la huelga. Se trata de un pretexto, no de una razón.

Gran Bretaña tiene un sistema voluntario de censura militar, llamado Comité D-Notice. Al unirse al comité, los editores británicos aceptan de facto evitar informar sobre cualquier asunto que el Gobierno declare como «cuestión de seguridad nacional». En la práctica, esto suele referirse a asuntos que podrían avergonzar al Gobierno.

Para los editores, el sistema ofrece una negación plausible, ya que colaboran en la censura. Para los lectores, hace que los medios de comunicación sean más que inútiles en los asuntos más urgentes y graves de nuestro tiempo.

A diferencia de la década de 1980, cuando los medios de comunicación británicos informaban —aunque rara vez de forma comprensiva— sobre las huelgas de hambre del IRA, ahora los medios están aún más controlados por el Estado británico. Como prueba, cabe destacar el giro de 180 grados de The Guardian con respecto al Comité de Notificaciones D en 2014, cuando se enfrentó a una dura reacción por parte de los servicios de seguridad por las revelaciones de Edward Snowden sobre la vigilancia masiva ilegal de sus propias poblaciones por parte de los Estados occidentales.

Por primera vez, el periódico aceptó unirse al Comité D-Notice, integrándose plenamente en la arquitectura del estado de seguridad nacional. A cambio, fue recompensado con entrevistas «exclusivas» en primera plana con los jefes del MI5 y el MI6. The Guardian se regodeó en lo que debería haber sido la máxima vergüenza para un periódico que se autoproclamaba guardián del poder.
La verdad es que el ataque a las libertades fundamentales en Gran Bretaña está muy avanzado. La disidencia política está bajo asedio. Las huelgas de hambre no se retransmiten por televisión, ni tampoco los últimos estertores de nuestras libertades moribundas.
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https://www.craigmurray.org.uk/archives/2025/12/the-terrifying-case-of-natalie-strecker/

El aterrador caso de Natalie Strecker

2 de diciembre de 2025

Estoy convencido de que más de dos millones de personas en el Reino Unido han compartido opiniones sobre el genocidio en Gaza que son más contundentes que cualquier cosa que haya expresado Natalie Strecker.

Estoy bastante seguro de que yo soy uno de esos dos millones.

Sin embargo, Natalie Strecker, una pacifista declarada, se enfrenta hoy a una pena de hasta diez años de prisión en virtud de la Ley contra el terrorismo cuando se dicte la sentencia en su caso.

Strecker está acusada de incitar al apoyo a Hamás y Hezbolá, basándose en ocho tuits, seleccionados por la policía y la fiscalía entre los 51 000 tuits que envió, principalmente desde la cuenta del Comité de Solidaridad con Palestina de Jersey.

Los tuits se leyeron rápidamente en el tribunal y se volvieron a mencionar ocasionalmente, en su totalidad o en parte. Puede que haya pequeñas imprecisiones que no afectan al sentido, pero esta es la mejor reconstrucción de esos tuits que puedo hacer (no se mostraron al público):

«La gente resistirá individualmente: de lo contrario, les estaríamos pidiendo que se sometieran al genocidio de rodillas».

«La solidaridad con el pueblo del Líbano y Hezbolá tiene derecho a resistir según el derecho internacional, les recuerdo que el ocupante no lo tiene y que está legalmente obligado a intentar impedir el genocidio».

«Solidaridad con la resistencia. Del mismo modo que la resistencia luchó contra los nazis en Europa, debemos apoyar la lucha contra los nazis de nuestra generación».

«La resistencia es su derecho legal según el derecho moral e internacional. Si no quieres resistencia, entonces no crees las circunstancias que la requieren. Solidaridad con la resistencia».

«Esta tontería en la que ha caído nuestra nación, donde un lado está cometiendo genocidio y el otro está proscrito por combatirlo. Creo que Hezbolá puede ser la última esperanza de Palestina».

«Hamas, la resistencia, no salió de su campo de concentración para atacar a los judíos por ser judíos. Podemos debatir si la resistencia armada es legítima. Por supuesto, no debería haber ataques contra civiles».

«Estoy harto de la propaganda de los medios de comunicación sobre las «cifras del Ministerio de Salud dirigido por Hamás». Hamás es el gobierno de Gaza. Todos los ministerios de salud del mundo están dirigidos por sus respectivos gobiernos».

«¿Estás despierto? Entonces depende de gente corriente como tú y como yo ponerle fin. Debemos recuperar nuestro poder. Únete a mí en solidaridad con el pueblo del Líbano y Palestina. Solidaridad con la resistencia».

Eso es todo. La acusación sostiene que estos tuits, tanto en su conjunto como individualmente, equivalen a una invitación a apoyar a Hamás y Hezbolá, lo que conlleva una pena de hasta diez años de cárcel en Jersey, o 14 años de cárcel en el Reino Unido continental.

La acusación declaró explícitamente, y el juez intervino para asegurarse de que todo el mundo lo entendiera, que afirmar que los palestinos tienen derecho a la resistencia armada en virtud del derecho internacional constituye un delito de apoyo al terrorismo.

El juez John Saunders interrumpió a la fiscalía para preguntar si estaban diciendo que él sería culpable de apoyo al terrorismo si, en una conferencia, dijera a una clase de derecho internacional que los palestinos tienen derecho a la resistencia armada según el derecho internacional.

Tras cierto revuelo ante una pregunta tan incómoda, la fiscalía respondió que sí, que podría ser delito decir eso a los estudiantes de derecho.

Debo señalar, a riesgo de morir en la cárcel, que los palestinos son sin duda alguna un pueblo ocupado según el derecho internacional y que, igualmente sin duda, un pueblo ocupado tiene derecho a la resistencia armada.

Afirmar que los palestinos tienen derecho a la resistencia armada según el derecho internacional no es en absoluto controvertido como declaración de derecho. Algunos sionistas chiflados intentarían discrepar, pero el 95 % de los juristas internacionales de este planeta estarían de acuerdo.

Supongo, por extensión perfectamente lógica, que esto significa que la fiscalía debe creer que es un delito terrorista según la legislación del Reino Unido, por ejemplo, citando la Resolución 37/43 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que:

2. Reafirma la legitimidad de la lucha de los pueblos por la independencia, la integridad territorial, la unidad nacional y la liberación de la dominación colonial y extranjera y de la ocupación extranjera por todos los medios disponibles, incluida la lucha armada;

3. Reafirma el derecho inalienable del pueblo namibio, del pueblo palestino y de todos los pueblos sometidos a dominación extranjera y colonial a la libre determinación, la independencia nacional, la integridad territorial, la unidad nacional y la soberanía sin injerencia exterior;

También vale la pena señalar que el viernes la fiscalía declaró, con estas mismas palabras, que «la resistencia es sinónimo de Hamás y Hezbolá» y que cualquier apoyo o justificación de la resistencia palestina es un apoyo a una organización proscrita.

Repito, hay millones de personas en el Reino Unido que han dicho cosas más contundentes que los tuits anteriores. Yo incluida. Y, como ha señalado repetidamente la defensa, solo se han encontrado ocho tuits tras cientos de horas de trabajo policial, y se han encontrado entre decenas de miles de otros tuits sobre Oriente Medio, cientos de los cuales instan específicamente a la no violencia.

Entonces, ¿por qué la policía le hace esto a Natalie? ¿Por qué seis policías armados irrumpieron en su apartamento y la despertaron a las 7 de la mañana hace un año, confiscando todos sus dispositivos electrónicos y documentos, arrestándola y no permitiéndole ir al baño sin dejar la puerta abierta para poder observarla?

Aquí es donde la historia se vuelve realmente oscura.

No se trata de una iniciativa local de Jersey.

La acusación se dirige desde Londres y Alison Morgan KC, abogada principal del Tesoro (abogada del Gobierno británico), se sienta junto al fiscal local, manipulándolo abiertamente en cada paso del proceso.

Entonces, ¿por qué ha elegido el Gobierno británico Jersey para procesar a una pacifista local cuyas declaraciones constituyen posiblemente el caso más débil de apoyo al terrorismo que se haya visto jamás en un tribunal del mundo occidental?

La respuesta es que aquí, en Jersey, no hay jurado.

Si se enfrentara a esta acusación en el Reino Unido continental, Natalie tendría un jurado, y no hay ningún jurado en el Reino Unido que no desestimara en cinco minutos esta tontería evidentemente vengativa.

¿Por qué merece la pena que Whitehall dedique tiempo y dinero a enviar a Alison Morgan KC aquí para dirigir un caso débil contra alguien que obviamente no es un terrorista?

La respuesta clara es que se trata de una prueba piloto de lo que pueden conseguir en el continente cuando supriman los jurados en este tipo de juicios, como ha anunciado el «ministro de Justicia», David Lammy.

En Jersey, el sistema es heredado de los normandos. El juez se sienta con dos «jurats» o magistrados legos. Ellos determinan la inocencia o la culpabilidad. Estos proceden de un grupo de 12 jurats permanentes. En la práctica, se trata de profesionales jubilados que suelen tener fuertes vínculos con el sector de los servicios financieros.

Lo que los jurats definitivamente no son es el tipo de compañeros de clase trabajadora de Natalie Strecker que estarían representados en un jurado. Recomiendo encarecidamente este breve artículo sobre la corrupción de la sociedad de Jersey, escrito por un hombre que fue durante 11 años asesor económico del Gobierno de Jersey.

El juez, Sir John Saunders, parece un anciano decente, con aire de director de colegio. Ha declarado ante el tribunal que «la buena reputación de la Sra. Strecker no ofrece ninguna duda». El viernes afirmó que se trataba de «un caso muy difícil y, en muchos sentidos, muy triste para el tribunal. Pero tengo que interpretarlo de acuerdo con principios jurídicos estrictos».

En el caso de la proscripción de Palestine Action, como ya informé, el abogado del Gobierno británico declaró abiertamente: «No negamos que la ley sea draconiana. Se supone que debe serlo». En las detenciones masivas de personas decentes por Palestine Action, la gente ha comprendido lo terriblemente autoritaria que es la ley del régimen de proscripción.

Un observador inteligente no puede sentarse en la sala del juez Saunders sin darse cuenta de que él piensa que se trata de una ley terrible, pero acepta que su trabajo es hacerla cumplir. Me recuerda a la caricatura del lúgubre director que afirma: «Esto me va a doler más a mí que a ti».

En efecto, Alison Morgan y el Gobierno británico están intentando, a través de este proceso judicial, convertir incluso la expresión más básica de apoyo a Palestina en un delito grave. Recuerden que una condena por terrorismo destruye su vida: es casi seguro que conlleva la pérdida del empleo, la exclusión bancaria y severas restricciones para viajar.

La Corte Internacional de Justicia ha decidido que Israel tiene que responder por genocidio, y la mayoría de los expertos creen que Israel está cometiendo genocidio. En la acertada imagen de Natalie, el Gobierno del Reino Unido está tratando de convertir en delito de terrorismo cualquier cosa que no sea decir que los palestinos deben someterse silenciosamente al genocidio de rodillas.

El peligro es que la arrogancia de los magistrados legos lleve a los jurados a intentar interpretar hábilmente los comentarios de Natalie como apoyo al terrorismo, en línea con los deseos del Gobierno. Sin embargo, Natalie tiene una defensa en Jersey que no está disponible en el Reino Unido continental: aquí, en Jersey, la fiscalía tiene que demostrar la intención, es decir, que ella tenía la intención de causar apoyo a organizaciones terroristas.

La fiscalía también se ha basado en la definición extremadamente amplia de apoyo adoptada en los casos de terrorismo en el Reino Unido, según la cual «apoyar» significa simplemente «expresar acuerdo con».

Al defender el tuit sobre las cifras del Ministerio de Salud dirigido por Hamás, el abogado de Natalie Strecker, Luke Sette, respondió bastante bien cuando dijo: «No es delito hacer que la gente piense menos mal de Hamás».

Sin embargo, confieso que me sorprende un poco que la defensa no haya argumentado que las posiciones de la fiscalía constituyen violaciones gravemente desproporcionadas de la libertad de expresión en virtud del artículo X del Convenio Europeo de Derechos Humanos.

Hubiera pensado, por ejemplo, que era lo natural decir en respuesta a la afirmación de la fiscalía de que sería un delito que un profesor de Derecho dijera a sus alumnos que el pueblo palestino tiene derecho a la resistencia armada según el Derecho internacional.

El veredicto se decidió ayer por la tarde entre el juez y los jurados. Se presentará por escrito en su totalidad dentro de una hora.

Este es un caso realmente horrible para Natalie, que no puede permitirse perder su trabajo en una agencia gubernamental de Jersey y que, sin duda, no desea ir a la cárcel. Me pellizco para asegurarme de que todo esto está sucediendo realmente.

Es un caso verdaderamente espantoso en cuanto a lo que el Gobierno de Starmer pretende hacer en el continente para criminalizar aún más el apoyo a Palestina.

No apoyo a Hamás ni a Hezbolá, ya que me opongo a la teocracia. Pero que sea ilegal hablar del genocidio en Gaza y del papel de estas dos organizaciones, a menos que se haga sin ningún contexto ni matices, es orwelliano.

La disidencia occidental también es víctima del genocidio sionista.

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3. La burbuja IA recuerda a la fiebre ferroviaria.

Michel Roberts sigue analizando la burbuja de la IA, y la compara con otro momento histórico: la «railway mania» del siglo XIX, analizada en su momento por Marx.

https://thenextrecession.wordpress.com/2025/12/04/ai-and-the-railway-mania/

La IA y la fiebre ferroviaria

La burbuja de la IA continúa. Las siete magníficas de los medios tecnológicos siguen impulsando el mercado bursátil estadounidense, junto con las empresas de IA. Las diez mayores empresas estadounidenses por valor bursátil, que concentran más del 40 % de la capitalización total del índice S&P 500, han seguido subiendo de precio, muy por encima de cualquier aumento de los beneficios registrados.

Los recientes resultados de las principales «hiperscalers» (empresas de desarrollo de IA) estadounidenses muestran que el crecimiento de los ingresos sigue siendo fuerte, pero que el flujo de caja libre se ve absorbido por el aumento de los gastos de capital. Por lo tanto, estas empresas están recurriendo al arrendamiento y a nuevas deudas para mantener la carrera por el desarrollo de la IA. Las empresas que invierten en IA representan ahora el 75 % de la rentabilidad del S&P 500, el 80 % del crecimiento de los beneficios y casi el 90 % del crecimiento del gasto de capital en el último año. La inversión global en infraestructura de IA se acercará a los 400 000 millones de dólares en 2025 y, para 2030, el gasto acumulado podría superar los 5-7 billones de dólares. Aproximadamente el 60 % de esta inversión se destinará a semiconductores y hardware informático, un nivel de inversión sin precedentes en una nueva tecnología que acaba de empezar a utilizarse comercialmente.

 

No es del todo cierto que la inversión en tecnología de la información sea el único motor de la actividad económica de Estados Unidos. Gran parte del equipo que se utiliza en los centros de datos es importado, lo que significa que hay contribuciones negativas que compensan el PIB. Aun así, la «montaña de silicio» sigue creciendo.

La burbuja de la IA, y eso es lo que es, tiene sorprendentes similitudes con la llamada «fiebre del ferrocarril» en Gran Bretaña en la década de 1840 y más tarde en Estados Unidos en la década de 1870. Entonces, los ferrocarriles también se consideraban una nueva y poderosa tecnología que podía transformar el transporte y los viajes, y así impulsar la productividad. Esto dio lugar a una especulación masiva con las acciones ferroviarias, ya que una empresa tras otra lanzó una nueva línea ferroviaria en toda Gran Bretaña durante la década de 1840, y más tarde, en la década de 1870, en todo Estados Unidos, culminando en la conexión ferroviaria transcontinental.

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