Del historiador y compañero de Espai Marx, José Luis Martín Ramos.
La CDU y el SPD se han ido alternando en la victoria, pero ciertamente la correlación ha sido -al menos desde 2000- más ajustada. El gran protagonista de las elecciones es la abstención; en las de 2017 participó el 65,1%, en estas solo el 55,55%, la más baja en lo que llevamos de siglo (las anteriores más bajas fueron en 2010 y 2012). De manera que aunque la CDU también baja (de 2,8 millones a 2,5), la caída de SPD (pasa de 2,6 a 1,9) le da una amplia victoria. Los Verdes suben por primera vez por encima del millón de votos (1,3, su anterior mejor resultado fue en 2010, con poco más de 900.000). Baja también y mucho más en términos relativos, el FPD (de un millón de votos a poco más de 400.000) y Die Linke que se hunde (de 415.000 votos en 2017 -rozando el 5% para conseguir por primera vez escaño- a 146.000). Los Verdes se convierten en partido escoba de los descontentos con los partidos tradicionales. No creo que haya recibido de los primeros votantes de Alternativa por Alemania -que se presentó por primera vez en la región en 2017- ni de los de Die Linke. “Gran éxito” de este último en su último giro incomprensible.
