Miscelánea 12/10/2022

Del compañero Carlos Valmaseda, miembro de Espai Marx.

1. Sapir sobre la nueva ronda de sanciones

Sapir publica este artículo sobre la octava ronda de daño autoinflingido que ha decidido Europa:

https://www.les-crises.fr/sanctions-une-8eme-vague-catastrophique-pour-l-ue-jacques-sapir/

Sanciones: ¿Una octava ola catastrófica para la UE? – Jacques Sapir

El Consejo de la Unión Europea ha adoptado un octavo «paquete» de sanciones contra Rusia en represalia por los referendos de anexión de las 4 antiguas provincias ucranianas [1]. Las medidas adoptadas están en consonancia con los otros siete «paquetes». Sin embargo, algunas de ellas podrían tener un efecto perverso sobre la economía europea, lo que se ha denominado «efecto boomerang» [2], constituyendo amenazas para la estabilidad de las economías de los países de la UE.

I. ¿Sanciones incoherentes?

Por ello, el Consejo de la Unión Europea ha adoptado medidas adicionales dirigidas a los implicados en la ocupación, la anexión y los referendos que se han organizado en los territorios ocupados, u «oblasts», de las regiones de Donetsk, Luhansk, Kherson y Zaporizhzhia. La lista también incluye a personas y entidades que trabajan en el sector de la defensa, como altos funcionarios y personal militar, así como empresas que apoyan a las fuerzas armadas rusas. Además, la UE sigue apuntando a los actores que difunden desinformación sobre la guerra, una fórmula vaga que en realidad esconde un deseo de censurar y controlar la información.

Estas medidas incluyen restricciones adicionales a la exportación introducidas con el objetivo de reducir el acceso de Rusia a los bienes militares, industriales y tecnológicos y su capacidad para desarrollar su sector de defensa y seguridad, así como restricciones a la importación que suponen casi 7.000 millones de euros de restricciones adicionales. En concreto, se prohíben las exportaciones de carbón, incluido el carbón de coque (que se utiliza en las plantas industriales rusas), componentes electrónicos específicos (que se encuentran en las armas rusas), artículos técnicos utilizados en el sector de la aviación, así como determinados productos químicos. En cuanto a las importaciones, la prohibición afecta a los productos siderúrgicos rusos acabados y semiacabados (con un periodo de transición para determinados productos semiacabados importados a gran escala por los países de la UE), la maquinaria y los aparatos, los plásticos, los vehículos, los productos textiles, el calzado, el cuero, la cerámica, determinados productos químicos y la joyería que no sea de oro.

Lo absurdo de algunas de estas últimas medidas es evidente. La UE era importadora de carbón y carbón de coque ruso. Rusia es totalmente autosuficiente en estos productos, que exporta. No tiene mucho sentido prohibirse a sí mismo la exportación de bienes que no exporta sino que importa, una realidad que debe estar más allá de las capacidades cognitivas de los Comisarios de la UE.

Lo mismo ocurre con los productos químicos, de los que Rusia era un exportador masivo. Lo mismo ocurre con las prohibiciones de importación. Las economías de los países de la UE son importadores masivos de productos laminados de fabricación rusa. Alguien tuvo que agarrar a los comisarios por la manga para que introdujeran una cláusula de periodo de transición. Si las industrias europeas encuentran otros proveedores, en un sector en el que la demanda de la economía china satura en gran medida las capacidades de exportación, seguramente no será al mismo precio. En este caso, las «sanciones» supondrán un aumento del coste de los componentes para las industrias europeas, lo que deteriorará su competitividad internacional. Así que ya podemos ver un «efecto boomerang». Pasemos a la prohibición de importar productos textiles, calzado y cuero. Por lo que sabemos, Rusia no es Italia, así que no está claro cuál es el objetivo. Por último, señalemos la curiosa excepción que se ha hecho con las joyas de oro; parece que los comisarios europeos querían que las esposas de los oligarcas europeos no estuvieran en peor situación que las esposas de los oligarcas rusos… Esto es conmovedor, y esperamos por ellas que reciban una recompensa acorde con su esfuerzo.

En el fondo, las nuevas sanciones parecen aún más incoherentes que las anteriores.

II. ¿Un nuevo ejemplo del efecto boomerang?

Pero esta no es probablemente la parte más importante del 8º paquete. También se trata de la aplicación del límite del precio del petróleo que se acordó en el reciente G7. Se supone que el octavo paquete marca el inicio de la aplicación en la UE del acuerdo del G7 sobre las exportaciones de petróleo ruso. Aunque se mantiene íntegramente la prohibición de la UE de importar crudo ruso transportado por vía marítima, se supone que la limitación de precios, una vez aplicada, permitirá a los operadores de los países de la UE (compañías navieras y aseguradoras) emprender y apoyar el transporte de petróleo ruso a terceros países, siempre que su precio se mantenga por debajo de un «techo» predefinido. Se supone que así se reducen los ingresos de Rusia, al tiempo que se mantiene la estabilidad de los mercados energéticos mundiales mediante un suministro continuo. El objetivo es, por tanto, luchar también contra la inflación y mantener estables los costes de la energía en un momento en el que los altos costes -especialmente los elevados precios del combustible- preocupan mucho a todos los europeos.

Pero se trata de una medida ridícula y poco frecuente. La OPEP+, es decir, la coordinación entre Arabia Saudí y Rusia, decidió el 5 de octubre un fuerte recorte de la producción diaria que hará inviable la contención del precio del petróleo[3]. 3] En su respuesta a las críticas occidentales a la decisión, Arabia Saudí la calificó de arrogancia occidental. Los analistas del banco suizo MIGROS hablan incluso de una bofetada a Occidente [5]. Analizan esta decisión de la OPEP+ como: «…una afrenta a la política internacional en su intento de aislar aún más a Rusia y reducir su peso económico en el mundo. Y el más perjudicado es Joe Biden. El presidente estadounidense considera que el aumento de los precios de los combustibles es muy inoportuno de cara a las elecciones de mitad de mandato de noviembre. De hecho, la moral de los consumidores -y por tanto la satisfacción de los votantes- está íntimamente ligada a los precios de los surtidores en un país como Estados Unidos, donde el automóvil es el rey. Además, los republicanos podrán explotar políticamente el hecho de que la visita de Joe Biden en julio a Arabia Saudí, el mayor país de la OPEP, fue en definitiva un encuentro amoroso.

Por otra parte, las medidas relativas a las condiciones de fletamento de los buques de transporte fueron claramente anticipadas por Rusia, como se indica en el artículo de Sergueï Koudijarov publicado en el nº 38 del semanario EKSPERT el 18 de septiembre[6], que yo había traducido para los lectores de Les Crises el 21 de septiembre[7]. Un artículo publicado el 22 de septiembre en la página web del Club Valdai por Vitaly Yermakov mostraba que Rusia estaba de hecho preparada para esta eventualidad[8].
Por lo tanto, las medidas relativas a la limitación de los precios del petróleo pueden tener consecuencias desastrosas para los países de la UE. No sólo no bajarán los precios, con la OPEP+ vigilando de cerca, sino que además es probable que el tráfico de petróleo se aleje por completo de las navieras europeas. De hecho, muchos países tratarán de evitar posibles sanciones evitando en lo posible a sus empresas. Así, los europeos no sólo pagarán más por su petróleo, sino que también verán disminuir el volumen de negocio de sus compañías navieras.

Como puede verse, el efecto boomerang de esta octava oleada de sanciones adoptadas por la UE será especialmente fuerte. Las sanciones, por sus incoherencias e ineficacia, contribuyen así un poco más cada día a la destrucción de las economías europeas.

2. Rifirafe colapsista.

La disputa de la que os hablaba el otro día, acabó degenerando en insultos, pero también en esta respuesta que me parece mucho más matizada de Emilio Santiago en forma de este largo hilo: https://twitter.com/E_Santiago_Muin/status/1579638632197283840

Y ya puestos, os paso también el de su compañero Héctor Tejero:

https://twitter.com/htejero_/status/1579400998661259265

3. Selección de Rosa Luxemburg.

Otra edición en papel, y gratuita en formato digital, de Ediciones Uno en Dos.

https://twitter.com/ed_unoendos/status/1579834910160060419

4. Medvedev ‘el duro’

Para los que crean que Putin es de lo más duro en el establishment político ruso, os paso el último mensaje del que fuera también presidente, Medvedev tras los ataques a las infraestructuras ucranianas:

«Se ha interpretado el primer episodio.

Habrá otros.

Y algo más. Expresaré mi posición personal. No puedo dejar de mencionarlo ahora. El estado ucraniano en su configuración actual con el régimen político nazi representará una amenaza constante, directa y clara [todo esto en cursiva] para Rusia. Por lo tanto, además de proteger a nuestra gente y proteger las fronteras del país, el objetivo de nuestras acciones futuras, en mi opinión, debe ser el desmantelamiento [en negrita] completo del régimen político de Ucrania”

5. Energía.

Hace días que no os paso nada, porque viene a ser más de lo mismo. Así están las cosas:

-En Malasia han tenido una avería y ven difícil cumplir con el envío que tenían previsto a Japón. Estos le piden que haga todo lo posible:

Japón pide a Malasia que reponga los envíos de GNL perdidos tras una fuga en un gasoducto que interrumpió las exportaciones

El ministro de Comercio de Japón dijo que están «apelando fuertemente» al gobierno de Malasia

Petronas declaró este mes fuerza mayor en algunos envíos de GNL a Japón https://twitter.com/SStapczynski/status/1579676134098497537

-En la fraterna y solidaria Europa se había decidido cortar el suministro a Serbia a través del oleoducto que pasa por Croacia. Húngaros y serbios han decidido por tanto crear un nuevo oleoducto que los una con Rusia. Se llamará Amistad.

Hungría y Serbia acuerdan construir un nuevo oleoducto para el crudo ruso | DW | 10.10.2022

– Biden se está pensando las sanciones contra Arabia Saudita por ‘confraternizar’ con Rusia. Más allá de que esto pueda suponer la muerte del petrodólar, Javier Blas destaca algo: Por primera vez, los occidentales no tienen a nadie dentro del cartel que vele por sus intereses. En 1973-74, podían contar con Irán; en 1979, con Arabia Saudita; en 1990 cuando Saddam Hussein invadió Kuwait, tanto con los saudíes como con los venezolanos. En 2003, con la guerra de Irak, de nuevo con Arabia. ¿Y ahora?

https://www.bloomberg.com/opinion/articles/2022-10-05/the-saudi-russian-oil-axis-snubs-biden-with-oil-production-cuts

-Algunos analistas consideran que Europa tiene suerte porque en China están todavía con la política de Covid 0, por lo que han reducido su consumo de gas. De hecho, los chinos hacen negocio vendiendo más caro el gas que habían comprado para ellos. Veíamos el otro día que ya no nos cabe. Se está acumulando en barcos fuera de puerto. https://twitter.com/SStapczynski/status/1579854519093297153

-Eso sí, los precios de los fletes de gas se han disparado.

El coste de fletar un barco de GNL en el Atlántico saltó a 397.500 dólares/día, según @SparkCommo
. Eso es un aumento de ~500% en lo que va de año

La falta de buques es el último reto para los compradores. https://twitter.com/SStapczynski/status/1579846794372345856

-Y una noticia de última hora: parece que hay una fuga en un oleoducto que pasa por Polonia. «En Polonia, se informa de una despresurización y una fuga en el oleoducto de Druzhba, cuyas causas se desconocen – operador del PERN. Hay que tener en cuenta que el ramal es la ruta principal para el suministro de petróleo a Alemania»

6. La entrevista semanal a Turiel en la COPE.

Debería comprar un micro mejor, porque a veces cuesta oír bien, pero aquí la tenéis:

https://www.cope.es/emisoras/illes-balears/baleares/mallorca/la-manana-cope-mallorca/audios/turiel-siguen-alimentando-patrana-una-transicion-energetica-suave-gente-siente-estafada-20221011_2077144

7. 12 de octubre

No todo van a ser cantos a la Pilarica. Impresionante imagen del homenaje a Labordeta hace un par de días en el pregón de las fiestas de Zaragoza: https://twitter.com/periodicoaragon/status/1578855414187577344

8. Discurso de Borrell.

Gracias, como siempre, Salvador. En mi opinión, el discurso de Borrell es la constatación de un viejo político que ve que su mundo se desmorona. Tiene capacidad de verlo, cierto, pero es incapaz de ofrecer ninguna vía alternativa. Dejando lo de «cuando yo era joven ya se decía que se acababa el petróleo», una frase de cuñao que pensaba que ya nadie utilizaba, si analizamos las propuestas concretas, en lo único que insiste es en el control del relato. Que sigan «su consigna» diaria en su blog. Lo que tiene de positivo es que así, al menos, retuiteando, los embajadores de la UE repartidos por el mundo tendrían algo que hacer. Ahora mismo, nadie sabe muy bien para qué sirven.

9. Situación militar.

Los frentes están más o menos estabilizados, aunque todo el mundo está esperando que algo suceda pronto. Sobre todo, un ataque ucraniano antes de que el clima haga difícil grandes desplazamientos. Naturalmente, ambos bandos se vigilan, y así se creen que están ahora mismo las zonas en las que ambas partes consideran que «hay acumulaciones de tropas masivas para una ofensiva»: Fuente: https://twitter.com/GeromanAT/status/1579966592825589764

Como es lógico, los ucranianos siguen insistiendo ante el G7 para que entren en el país «fuerzas de interposición» que, por un lado, les vigilen las fronteras con Bielorrusia y, por otro, haga más fácil que se acaben incorporando militarmente en los combates.

Según el jefe del KGB en Bielorrusia -allí no cambiaron el nombre-, Ivan Tertel, declaraba esta mañana que «habrá un punto de inflexión en la guerra entre noviembre y febrero del año que viene». https://twitter.com/descifraguerra/status/1579945267008507905

Pero, mientras tanto, la noticia destacada sigue siendo el bombardeo de las infraestructuras mediante misiles y drones.. Curiosamente, al New York Times le parece que están matando a pocos civiles, así que la única explicación posible no es que intenten ataques «quirúrgicos» contra las instalaciones, sino que los misiles son defectuosos…

De momento, parece que se ha destruido un 30% de la capacidad eléctrica del país. Ucrania, con una industria fallida, varias centrales nucleares y con retroceso demográfico, era excedentaria y vendía energía a otros países europeos. Eso se ha acabado de momento, provocando las críticas de Polonia, que dice que deben seguir suministrándoles lo pactado:

-El suministro de electricidad a Moldavia desde Ucrania ha bajado un 30%. https://twitter.com/Tom_Fowdy/status/1579968029617958915

-En dos días, el precio mayorista de la electricidad en Polonia se ha duplicado. Tras el cese de las importaciones de Ucrania por los ataques de advertencia de Rusia, el país compra más a Suecia y Alemania. https://twitter.com/AZgeopolitics/status/1579908932403089409

Como es lógico, los ucranianos siguen insistiendo ante el G7 para que entren en el país «fuerzas de interposición» que, por un lado, les vigilen las fronteras con Bielorrusia y, por otro, haga más fácil que se acaben incorporando militarmente en los combates.

Según el jefe del KGB en Bielorrusia -allí no cambiaron el nombre-, Ivan Tertel, declaraba esta mañana que «habrá un punto de inflexión en la guerra entre noviembre y febrero del año que viene». https://twitter.com/descifraguerra/status/1579945267008507905

Pero, mientras tanto, la noticia destacada sigue siendo el bombardeo de las infraestructuras mediante misiles y drones.. Curiosamente, al New York Times le parece que están matando a pocos civiles, así que la única explicación posible no es que intenten ataques «quirúrgicos» contra las instalaciones, sino que los misiles son defectuosos…

De momento, parece que se ha destruido un 30% de la capacidad eléctrica del país. Ucrania, con una industria fallida, varias centrales nucleares y con retroceso demográfico, era excedentaria y vendía energía a otros países europeos. Eso se ha acabado de momento, provocando las críticas de Polonia, que dice que deben seguir suministrándoles lo pactado:

– El suministro de electricidad a Moldavia desde Ucrania ha bajado un 30%. https://twitter.com/Tom_Fowdy/status/1579968029617958915

– En dos días, el precio mayorista de la electricidad en Polonia se ha duplicado. Tras el cese de las importaciones de Ucrania por los ataques de advertencia de Rusia, el país compra más a Suecia y Alemania. https://twitter.com/AZgeopolitics/status/1579908932403089409

Y este es el análisis de hoy en Slavyangrad.es:

https://slavyangrad.es/2022/10/12/el-segundo-dia/

El segundo día

Por segundo día consecutivo, las fuerzas aeroespaciales rusas atacaron infraestructuras críticas ucranianas en un acto que ha sido nuevamente condenado por Ucrania y sus socios, que consideran inaceptable que Rusia haga, más de 200 días después del inicio de su intervención militar, lo que la OTAN y sus países más importantes acostumbran a hacer de partida. Rusia continuó atacando ayer centrales eléctricas e hidroeléctricas, lo que ha obligado a Ucrania a detener la exportación de electricidad y pedir a la población que reduzca el consumo. Ciudades como Lviv han quedado sin suministro eléctrico.

Al contrario que en el primer día de esta fase activa de ataques contra las infraestructuras civiles ucranianas, los misiles rusos atacaron también las infraestructuras ferroviarias, entre las que destacan dos: el nudo de comunicaciones de Pavlograd en la región de Dnipropetrovsk y Shepetovsky, en la región de Jmelnitski, en el oeste del país, clave para la logística de las entregas de armas occidentales y su llegada al frente.

En las últimas horas, Ucrania ha centrado el discurso en la condena al uso de drones iraníes, argumento que ha utilizado recientemente, sobre todo en su intento de lograr suministro de armas, concretamente para su defensa aérea, por parte de Israel. Sin embargo, no son los drones iraníes sino los misiles rusos los que están causando gran parte de los daños materiales. Pero como han apuntado expertos militares, los Geran-2 cumplen un papel importante: su uso, menos costoso que el uso de misiles Kalibr, permite ataques más intensos, con lo que la gran cantidad de objetivos simultáneos consigue saturar a las defensas aéreas ucranianas. Y es que, pese a la superioridad material de la que Rusia disfrutó en los primeros momentos de su intervención militar, Moscú nunca ha sido capaz de dominar completamente los cielos.

Ucrania no necesitó de la intervención de la OTAN para limitar al máximo las posibilidades de actuación de la aviación rusa y sus defensas aéreas han respondido con solvencia durante todos estos meses. Sin embargo, como se ha visto también al otro lado del frente, ninguna defensa aérea es infalible y el uso combinado de una gran cantidad de proyectiles y drones es capaz de saturar y superar las defensas enemigas. Esa ha sido la táctica en objetivos importantes como el puente Antonovsky en Jerson y parece estar siendo utilizada también por las fuerzas rusas en este reciente ataque.

Los ataques de misiles rusos -y drones iraníes- a las infraestructuras energéticas ucranianas han causado una amplia ola de indignación en Ucrania y entre sus socios, que han olvidado que las subestaciones eléctricas y las infraestructuras de suministro y filtrado de agua han sido uno de los objetivos recurrentes de las tropas ucranianas en Donbass a lo largo de los últimos ocho años. De ahí que, al otro lado del frente, pese a la solidaridad que pueda haber con la población civil, este ataque que busca limitar las comunicaciones para limitar las posibilidades ofensivas de Ucrania se haya visto como algo justificado.

Artículo Original: DonRF

No somos dioses, estamos lejos de serlo, somos simples humanos. Son humanos quienes sirven en las Fuerzas Aeroespaciales de la Federación Rusa y que hoy, contrariamente a los que aseguraban los políticos de ayer, han probado que “podemos repetir” es algo más que un eslogan. Por supuesto, han repetido a una escala ligeramente más baja, menos épica que el día anterior, pero que no engañe el mapa: ha ido bien. Se han utilizado tanto los Kalibr de la flotilla del mar Caspio como los X-101 junto a drones Geran-2 [de fabricación iraní] para abrir las defensas aéreas y misiles aire-aire R-37M a modo de distracción.

El resultado es que la defensa aérea ha sido sobrepasada otra vez: todos los objetivos han sido alcanzados de forma más clara que el primer día. Primero, los Geran colapsaron la central de Ladizhenskaya y posteriormente los Kalibr iluminaron de nuevo la ciudad de Lviv, destruyendo dos plantas. Una vez más, algo impactó en la central de Bushitinskaya, pero el gobernador de la región, como buen partisano, se mantuvo en silencio y solo habló entre dientes para decir que todo va a ser reparado y que las defensas aéreas habían interceptado todos los misiles. Y sigue la lista, por ejemplo, en Sepetovka, la patria de Nikolai Ostrovsky, explotó un polvorín. Y una unidad militar. La lista es larga. La herencia soviética pasa a estar en la lista de pérdidas y los Iris-T alemanes no ayudan, es a ella a quien superaron los misiles Kalibr. La atravesaron.

Como respuesta, el enemigo golpea al tan sufrido Donbass y la frontera con la Federación Rusa, roto de ira y consciente de que mañana habrá más misiles. Y los seguirá habiendo. Por el momento, la población de Kiev empieza a comprender lo que ocurre y se marcha de la ciudad. Hacen lo correcto, esto no son sellos sobre el puente de Crimea, sino los misiles de las Fuerzas Aeroespaciales rusas. También recomendaría a la población de ciudades cercanas a infraestructuras críticas que hicieran algo parecido y lo hicieran rápido. Nunca se sabe qué puede pasar en el futuro.

Estoy lejos de estar contento, porque estamos en guerra contra nosotros mismos, hay rusos matando a otros rusos. Y no es una victoria, solo es algo como la artillería antes de la ofensiva. Una vez más, los civiles sufrirán y las posibilidades de que los ataques cesen antes de tiempo no tienden a cero. Pero al ver estos pasos en la dirección correcta, que reforzarán a Rusia, no puedo no alegrarme. No me importa lo que digan los humanistas. Trabajad, camaradas oficiales. Seguid trabajando. Por Donbass y por los territorios fronterizos, por las víctimas de Maidan, por los ataques terroristas y los torturados, por aquellos civiles que han vivido durante meses en sótanos. Y por aquellos que, gracias a estos misiles, sobrevivirán sobre el terreno cuando llegue la batalla terrestre.

10. El invierno de 2023.

Pego la noticia de El confidencial, pero imagino que ha salido en el resto de la prensa. Que no es que lo digan los colapsistas, sino la directora del Fondo Monetario Internacional:

https://www.elconfidencial.com/mercados/2022-10-11/el-aviso-del-fmi-a-europa_3504823/

El aviso del FMI a Europa: «El invierno de 2022 será difícil, pero el de 2023 será peor»

La “grave crisis energética” en la que se ha sumido el continente europeo está “encareciendo bruscamente el coste de la vida y dañando la actividad económica”, explica el FMI

La Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) Cristalina Georgieva. (EFE/Lenin Nolly)

Por

M. R. P.

11/10/2022 – 16:24

El Fondo Monetario Internacional (FMI) no ha dejado hoy lugar para la complacencia. La institución advierte de que la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania abocará a la recesión a muchas de las grandes economías del planeta. Pero el aviso se extiende más allá: los cambios en materia de energía son estructurales y el mundo que conocíamos no volverá.

La crisis energética, especialmente en Europa, no es un shock transitorio. El realineamiento geopolítico del suministro de energía derivado de la guerra de Rusia contra Ucrania será amplio y permanente. El invierno de 2022 será difícil para Europa, pero el de 2023 será probablemente mucho peor”, se puede leer en el informe sobre ‘Perspectivas para la Economía Mundial’.

El impacto del encarecimiento de la energía se está contagiando a todo el sistema. La “grave crisis energética” en la que se ha sumido el continente europeo está “encareciendo bruscamente el coste de la vida y dañando la actividad económica”, continúa el FMI.

Y da varios datos: el precio del gas se ha multiplicado por cuatro desde 2021, el suministro de gas ruso a las economías europeas se ha reducido en un 80% y cada vez hay más probabilidades de cortes de suministros. Tanto para este invierno como para más adelante.

La institución recomienda a los Gobiernos de la Unión Europea que coordinen su estrategia energética para mitigar en lo posible el impacto, pero también advierte contra medidas que han sido ampliamente adoptadas en el continente hasta ahora, como los controles de precios y las ayudas fiscales masivas, en lugar de enfocarse en las familias y empresas más vulnerables.

Las señales que mandan los precios son esenciales para moderar la demanda y estimular la oferta. Los controles de precios, las subvenciones generalizadas o los vetos a la exportación son fiscalmente onerosos y llevan a un exceso de demanda, una reducción de la oferta, una ineficiente asignación de los recursos, racionamientos e incentivos para el surgimiento de mercados negros”, avisa el informe. “La historia nos demuestra que [estas medidas] muy rara vez funcionan”, continúa.

El FMI recomienda en su lugar proteger a los más vulnerables a través de ayudas fiscales “temporales” y “focalizadas”. Y en el caso de que se siga optando por subvenciones masivas, urge a los gobiernos que se estrechen el cinturón en el futuro: “Si algunas medidas de apoyo fiscal agregado no pueden evitarse […] es importante incrustar estas políticas en un marco fiscal creíble a medio plazo”.

11. Más sobre el debate colapsista

La respuesta, sobre todo a Emilio Santiago, de Jorge Riechmann en su blog: http://tratarde.org/unas-pocas-observaciones-sobre-colapsismo/

Unas pocas observaciones sobre “colapsismo”

Los movimientos ecologistas hemos sido acusados de pesimismo y catastrofismo, de manera casi rutinaria, a lo largo de seis decenios, desde posiciones tanto de izquierda como de derecha política. Matar al mensajero portador de malas noticias (o por lo menos lapidarlo un poco) es una reacción frecuente entre los animales humanos.

Estamos en 2022 (no en 1972, ni en 1992, ni en 2002)… El problema de los ecologismos de los que venimos no es que hayan sido demasiado radicales, sino justo lo contrario: durante demasiado tiempo nos acomodamos en exceso al posibilismo del “desarrollo sostenible”. En tiempos de trágico agravamiento de la crisis ecosocial tocaría más bien el movimiento contrario.

Si se dejara fuera de juego al sector ahora bautizado como “colapsista”, responsable de buena parte de los análisis más realistas sobre la crisis de civilización que atravesamos, se privaría a los movimientos sociales de algunos de sus mejores órganos sensoriales y analíticos. Y eso no puede conducir a buenos resultados en términos de cambio ecosocial. (Aunque quizá sí a cogobernar, vale. Pero para eso ya está haciendo lo que puede Teresa Ribera…)

Con ocasión de la pequeña polvareda que levantó el artículo de Clemente Álvarez “El discurso del colapso divide a los ambientalistas” (El País, 9 de agosto de 2022) pregunté a mi amigo Emilio Santiago Muíño: un mundo de apartheid con genocidio –digamos, eliminar a cinco o seis mil millones de personas en unos pocos decenios–, donde la mayor parte del planeta Tierra fuese ya inhabitable, ¿no lo llamarías colapso? Y me contestó que no. Que eso sería una pesadilla moral inenarrable, pero semejante mundo de apartheid ecológico y ecofascismo no sería el colapso, aunque fuese horrible (y que tal desenlace, por otra parte, le parecía más probable que un derrumbe).

Es curioso. Situado ante uno de los famosos escenarios del informe The Limits to Growth de 1972, que Emilio conoce muy bien y cuya dinámica básica siempre hemos descrito como extralimitación seguida de colapso, uno tiene la impresión de que hoy, para él, mientras siga habiendo ejércitos regulares capaces de combatir, ¡prohibido hablar de colapso! Todo se subordina a (tratar de) alcanzar el gobierno del Estado… Bueno, lo menos que podemos decir es que el concepto de colapso que maneja Emilio es muy sui generis.

Propone en ocasiones restringir el término “colapso” a los Estados fallidos, lo cual supone una noción extraordinariamente idiosincrásica de colapso. Ya digo: aunque estuviesen masacrándonos los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, mientras la policía patrullase las avenidas principales y los Registros de la Propiedad siguiesen abiertos (aunque fuera ya sólo en precarios asentamientos donde se concentrasen restos de humanidad superviviente cerca del Círculo Polar Ártico o en las desheladas tierras antárticas), para Emilio o para Héctor Tejero no deberíamos hablar de colapso.

¿A qué cabe llamar colapso social? Creo que lo plantea bien Luis González Reyes: una pérdida de la complejidad social rápida en términos históricos (aunque lenta en plazos vitales). Y esta complejidad se puede medir mediante cuatro indicadores: población (número de personas), interconexión entre las personas, nivel de especialización social e información que fluye por la sociedad.

Expliqué con cierto detalle (en mi libro Otro fin del mundo es posible) que el futuro está abierto en muchos sentidos, y que no tenemos ni tendremos bola de cristal para adivinar la evolución de sistemas complejos como las sociedades humanas. Pero eso no implica que todas las trayectorias sean posibles a partir de cierto momento de cierto desarrollo: y por desgracia tenemos, creo, buenas razones para pensar que, estando donde estamos en 2022, no lograremos evitar desenlaces catastróficos.

Siempre hay margen para actuar (lejos de mí ningún fatalismo): pero esa capacidad de acción ¿es conmensurable con los cambios de la magnitud necesaria, en los plazos temporales disponibles? Probablemente se nos agotó el tiempo. Si pensamos en términos de transiciones ecosociales, sabemos que los cambios infraestructurales requieren décadas (transformar la matriz energética en primer lugar), y sabemos que los cambios culturales, “superestructurales” si se quiere, requieren décadas (transformar la cultura productivista, extractivista y consumista en primer lugar). Y no sólo eso: no es que la sociedad se halle convencida de la necesidad de esa metamorfosis y el camino esté expedito para avanzar, sino que nuestras sociedades están muy desorientadas, muy confundidas, muy desvertebradas, y enfrente tenemos un capitalismo senescente y caníbal que defiende sus posiciones con uñas y dientes.

Hay algo aún peor. El capitalismo es una máquina de externalizar daños e impactos. Como nos hallamos en situación de extralimitación ecológica (eso que los anglosajones llaman overshoot), pero vivimos (aún) en el centro del sistema, conservamos capacidad para desplazar elementos de colapso hacia las periferias (y lo hacemos todo el tiempo). Hacia los tres tipos de colonias (en sentido lato) de que suele hablar la pensadora ecofeminista Maria Mies: la naturaleza, los pueblos del Sur global, las mujeres. Así, empecinarnos en continuar la trayectoria de “progreso” industrial que hemos conocido en el pasado reciente (durante un tiempo muy breve en términos históricos) por esta vía de “externalizar” daños e impactos puede prolongar un poco nuestra desastrosa trayectoria (lo está haciendo), pero al precio de dañar aún más profundamente las opciones de miríadas de seres vivos (entre ellos, muchos millones de seres humanos) ahora y en el futuro.

¿De cuánto tiempo disponemos todavía? “Nunca es tarde para evitar el colapso”, dice Antonio Turiel tratando de animar al personal, “pero el primer paso es asumir que tienes un problema”. Pero por supuesto que a partir de ciertos puntos críticos, en una trayectoria de colapso, resulta imposible evitar el desenlace.

Hablar de “catastrofismo” como si fuese una especie de subgénero literario, en vez de atender en detalle a qué está pasando con el clima, la energía, la trama de la vida en el planeta Tierra, es de una frivolidad que corta el aliento; pero así está funcionando la vida cultural de esta sociedad.

No tengo ningún monopolio de la verdad, pero sé que hay acumulado conocimiento suficiente para poner en entredicho las interpretaciones de nuestra situación que suscitan más consenso. Y así, ignorando a los y las “catastrofistas”, nuestras sociedades siguen avanzando a toda marcha hacia el abismo, con una buena venda delante de los ojos…

Ya he contado alguna vez aquel encuentro en un pasillo de la Universidad de Barcelona, hacia 1991. Dos de mis estudiantes charlaban animados entre sí, sin darse cuenta de que yo estaba al lado, y al final se despidieron: “Bueno, vamos a la clase de catastrofismo del profesor Riechmann”.

Catastrofismo” era entonces –entonces, cuando aún era posible, quizá, evitar la catástrofe– explicarles The Limits to Growth (1972) y darles algunas herramientas para entender el mundo en que vivían (incluyendo historia del feminismo, en aquel curso sobre crisis de civilización).

El “colapsismo” se rechaza de antemano, y así construimos interpretaciones de la realidad voluntariamente ciegas ante los aspectos más desazonadoras de ésta –lo cual, a la postre, hace inevitable el colapso.

Como ha observado en alguna ocasión Manuel Casal Lodeiro, la diferencia entre el escenario de “los catastrofistas tenían razón pero no actuamos drásticamente” y el de “los catastrofistas no tenían razón pero nos adelantamos a hacer sociedades poscrecimiento/ posfósiles/ resilientes” es tan brutal que debería llevar a la acción incluso a los más reacios a la radicalidad… Pero no sucede así, claro. Nos falta la mínima racionalidad colectiva como para plantear la cuestión en esos términos.

Nuestra reacción como sociedad ante las malas noticias que transmiten los movimientos ecologistas era, entonces como hoy, ponernos una buena venda delante de los ojos. Y cuando las cosas empeoran, una segunda venda más tupida, o una tercera si hace falta…

Por no ser capaces del movimiento del “menos” (decrecimiento) es por lo que estamos destruyendo las perspectivas de vida civilizada (quizá de vida humana a secas), dañando a las demás formas de vida y degradando de forma radical la biosfera. Es el tremendo proceso donde nos hallamos. Los procesos destructivos globales (el “cambio global”) son de tal magnitud, y tienen tanta inercia, que lo que hagamos a partir de ahora probablemente ya no podrá evitar un planeta Tierra convertido parcial o totalmente en infierno (para los seres humanos y para muchos seres no humanos: la perspectiva cambia mucho no sólo cuando salimos del cortoplacismo, sino cuando cuestionamos el marco antropocéntrico). Estamos hablando del calentamiento global, la acidificación de los océanos, el desmoronamiento de los ecosistemas, la Sexta Gran Extinción… Ay.

Hoy, en un solo día, consumimos unos 7.000 años de la acumulación fotosintética que llevó a la formación de los combustibles fósiles. A medida que va agotándose el inmenso tesoro fósil que ha posibilitado dos siglos de crecimiento económico acelerado (en los países centrales del sistema), las ilusiones se disipan. Al mismo tiempo que los efectos climáticos de esa desacumulación de carbono fósil amenazan con llevarse por delante a la especie humana y tornar el planeta inhabitable para la mayor parte de las otras especies con las que hoy lo compartimos. Cualquier política seria para hacer frente al calentamiento global implica cierta clase de empobrecimiento, por dos vías: dejar bajo tierra la mayor parte de los combustibles fósiles hoy aún existentes, y desviar recursos enormes de inversión hacia la nueva infraestructura energética renovable, que no puede permitirnos usar demasiada energía.

Así que nos empobreceremos colectivamente, o por las buenas o por las malas. Mi propuesta de ecosocialismo descalzo trata de ayudar a que tomemos el camino de “por las buenas”, deshaciéndonos de ilusiones (la abundancia material fue presupuesta para pensar el socialismo de los siglos XIX y XX) e impulsando dinámicas de decrecimiento material y energético, redistribución masiva, educación en la “igualibertad”, relocalización productiva, tecnologías sencillas, agroecología, recampesinización de nuestras sociedades, renaturalización de zonas extensas de la biosfera, cultivo de una Nueva Cultura de la Tierra…

A partir de 2030, según cierta prospectiva científica razonable (Ugo Bardi), la población humana puede estar reduciéndose en quinientos millones de personas por decenio –básicamente muertes por hambre. Si estoy vivo entonces, yo seré septuagenario. Y ése será el mundo que habremos creado, básicamente en el Norte global, las dos o tres últimas generaciones de seres humanos –con nuestra acción y nuestra inacción… No se trata de “salvar el planeta”: la cosa va de no convertirnos en asesinos de nuestros hijos e hijas, nietas y nietos.

Las clases medias urbanas (venidas a menos) que se creen la propaganda del “no te conformes con menos”, the sky is the limit y “lo mejor está por venir”, en un mundo de recursos escasos que se precipita al colapso ecológico-social, ¿podrán evitar convertirse en nazis? Es la tragedia política del Siglo de la Gran Prueba.

Pero ¡es que el colapsismo desmoviliza!” Sí, es verdad: se diría que las capacidades éticas del animal humano no están a la altura de las situaciones que él mismo ha creado. Es otra faceta de la Gran Desproporción.

Al final, la impugnación del “colapsismo” viene determinada por: 1) Me angustiáis a la peña, y eso dificulta ganar elecciones. 2) No se pueden ganar elecciones tratando a la gente como adultos racionales, así que ¡cállate la boca, puto colapsista!

El colapsismo, dice Emilio, “es estéril para plantear políticas viables en las instituciones realmente existentes y con el pueblo que hoy somos”. Es cierto. Pero no se hace política sólo dentro de las instituciones realmente existentes, sino a veces impugnándolas; y “el pueblo que somos” debería avergonzarnos en cuanto nos examinásemos frente al espejo con una mínima serenidad (de manera que la cuestión de la conversión cobra más actualidad que nunca).

No digo que no haya un elemento sociológicamente veraz al diagnosticar el tipo de sociedad en que nos ha convertido la profundización capitalista de los últimos decenios. Manuel Sacristán deploraba nuestra “vida social culturalmente tan inorgánica” ¡en 1979! Si el pobre pudiera ver lo que tenemos hoy… Al lado de la papilla sociocultural que somos, la sociedad española de 1979 le parecería un admirable dechado de vertebración y organicidad.

Lo que tiene potencial de mayorías no nos saca del atolladero ecológico. (Es el modelo que capta de forma insuperable el chiste del borracho buscando las llaves bajo la farola. El borracho está buscando su llave debajo de esa luz, aunque es consciente de que se le ha caído en un lugar oscuro veinte metros más allá, por valerse de la iluminación). Y lo que nos sacaría del atolladero ecológico no tiene potencial de mayorías…

En fin, diría que sí, que afrontamos perspectivas de colapso, que ya perdimos las opciones de “buenas” transiciones ecosociales y que la perspectiva debería ser ahora colapsar mejor. (Dicho todo lo cual: cuando discuto con amigos como Emilio sobre esta cuestión, siempre comienzo y termino diciendo que ojalá sea yo quien se equivoque con esa clase de previsiones sombrías.)

Nos hemos metido en una trampa. ¿Podemos considerar, como seres humanos racionales y adultos ⸺y no como niños malcriados⸺, que nos hemos metido en una trampa? Si hay una mínima posibilidad de salir de la misma, pasa por reconocer que estamos dentro de una trampa.

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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