Causas y objetivos (occidentales) de la guerra de Ucrania

Del historiador José Luis Martín Ramos, miembro de Espai Marx.

Extracto algunas informaciones procedentes de un par de artículos de Le Monde Diplomatique de octubre, uno sobre la batalla por la energía nuclear y el otro sobre el objetivo occidental (del vector democrático según Borrell) y su cumplimiento.

Espero que algún día se sepan los detalle del por qué de la intervención militar rusa el 24 de febrero (los detalles son fundamentales, por ejemplo hoy sabemos que la decisión de la intervención militar soviética en Afganistan se produjo después de que el gobierno soviético confirmara que EEUU no iba a firmar las SALT II). Un detalle, no menor, es el que proporciona Marc Endeweld en su artículo en LMD: cinco días antes, el 19 de febrero, Zelensky puso en cuestión en la Conferencia de Seguridad de Munich, los acuerdos de Budapest de 1994 estos sí firmados) entre Rusia, EEUU y GB por el que Ucrania entregaba todo su arsenal nuclear a cambio de seguridad. La cuestión de la hipotética renuclearización de Ucrania estaba sobre la mesa desde poco después del golpe del Maidán, en principio solo en el campo de la energía nuclear civil; pero la línea que divide el uso civil y el uso militar de la energía civil es difusa y tiene mucho que ver con la capacidad propia de producirla. En principio, no solo el acuerdo de 1994 sino el sistema de conexión de Ucrania a la red eléctrica rusa y bielorrusa , y el hecho de que Ucrania comprara el uranio enriquecido para sus centrales nucleares a Rusia, garantizaba que esa línea no se traspasaría. Esas garantías -como tantas otras- empezaron a romperse tras el Maidán. En 2015 el gobierno ucraniano, con la colaboración del francés -que movilizó para ello a RTE y EDF- la Polenergia polaca y la Westinghouse iniciaron la aplicación de un plan para la sustitución del combustible nuclear ruso por el procedente de occidente. La sustitución quedó en manos de Westinghouse, que empezó a obtener contratos parciales y que desde 2019, con Zelenski, obtuvo del gobierno ucraniano del contrato de prioridad para consumar esa sustitución. En la actualidad 4 de los 6 reactores de la central de Zaporiya utilizan combustible de Westinghouse; y en junio de 2022 un nuevo acuerdo encargó a W la construcción de 9 reactores más. En agosto de 2021 un acuerdo de cooperación entre Ucrania y EEUU acordó la construcción a cargo de Westinghouse de una fábrica de combustible nuclear. No se ha producido todavía la sustitución total -por falta de tiempo y condiciones materiales- pero ese es el camino desde hace tiempo, acelerado por…Zelensky. La nuclearización militar de Ucrania está sobre la mesa desde 2019. Ante las negociaciones de marzo de 2022 en Turquía, Zelensky manifestó estar dispuesto a declarar la neutralidad de Ucrania y la aceptación de estatuto de país desnucleraizado (militarmente); incluso, según Endeweld, llegó a decir «si mal no recuerdo, fue por lo que Rusia empezó la guerra». Luego el incidente de Bucha en los primeros días de abril fue aprovechado por Ucrania y la OTAN para cerrar la puerta de las negociaciones.

¿Cuál es el futuro de Ucrania? ¿Quién lo sabe?. El presente es que Ucrania, que ha desconectado su red eléctrica de Rusia y Bielorrusia desde horas antes del inicio de la intervención militar rusa (otro detalle), está siendo empujada, por la UE-OTAN y muy particularmente por Polonia, a ser un exportador de energía eléctrica barata procedente de su planta en expansión de centrales nucleares. No sólo eso, el protocolo de asociación económica a la UE, también firmado tras el Maidán y que entró en vigor en septiembre de 2017, establece la transposición de todas las normas de libre mercado de la UE y más, con la anulación en particular de las leyes sociales vigentes desde antes de 1992. Uno de los objetivos programáticos del partido de Zelensky, es desde su victoria electoral llevar adelante -a lo Yeltsin- esa «transposición» y en particular la desregulación laboral, para convertir a Ucrania en un nuevo paraíso de deslocalizaciones en el centro mismo de Europa (Zara ya no tendrá que ir a la India a fabricar su roba barata): en la actualidad el salario mínimo mensual no supera los 180 euros -quizás la huída de Ucrania también tenga que ver con ello-, desde agosto de este año las pequeñas y medianas empresas, que dan empleo al 70% de los trabajadores ocupados, dejan de regirse por el código laboral y sólo serán válidas las reglas de trabajo y remuneración establecidas por los patrono en sus contratos; lo sindicatos lo aceptaron cambio de la promesa verbal de que sería una medida temporal mientras durase la guerra, pero desde el partido de Zelensky ya se ha dicho que ese es el futuro deseable. Y más; los próximos proyectos de ley que se quieren presentar con el de la jornada de 12 horas y el del despido libre.

 

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *