«BIENVENIDO, Mr. RATZINGER» por Francisco Fernández Buey

Cuando el asunto parecía finalmente liquidado

y era seguro que “aquello” no regresaría

para inquietar atormentadas mentes infantiles,

cuando su crisis había sido diagnosticada como última

y “aquello” era sólo materia para chistes académicos,

cuando podíamos ya airear nuestras miserias

sin las viejas restricciones moralistas,

cuando ya el otro Karl no tenía adversarios

de talla

y el canto al final de las ideologías

bajaba de la Academia a la calle,

cuando ya nada se oponía, amigos,

a que pudiéramos ser tan cínicos

como nuestros enemigos,

cuando empezábamos a identificarnos con la Auténtica Vida,

esto es, la de los otros,

y el ser de una pieza resultaba de mal gusto,

cuando la divisa del día era ya todo vale

y todos estábamos de acuerdo

en que todo está permitido

menos alterar las sabias leyes del mercado,

la bicha volvió.

La desenterró el Inquisidor Ratzinger, oh maravilla,

contra los nuevos teólogos.

Y entonces quedó definitivamente demostrado

que el marxismo no era una ciencia,

compañeros.

[De Discursos para insumisos discretos, Libertarias, Madrid, 1993]

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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