Bajmut

Dos aproximaciones. Carlos Sánchez Ferlosio y editorial de mpr21

La batalla de Artemovsk (V)

Zhukov

Carlos Sánchez Ferlosio, oficial de artillería

Hoy he leído un interesante artículo acerca de la batalla de Artyomosk. En él se afirma que la batalla ha sido la más sangrienta e importante del siglo XXI. El grado de importancia lo decidirá, a mi entender, el paso del tiempo, pero en cuanto a su sangriento carácter, tardará tiempo en haber otra similar. O igual no.

Se afirma que Bajmut ha sido una “picadora de carne” porque el objetivo del ejército ruso no era capturar la ciudad, sino destruir las fuerzas ucranianas y, muy especialmente, el equipo militar de la OTAN.

El 80 por cien de esa tarea no ha sido obra de Wagner, sino de la artillería y el apoyo aéreo de cercanía, es decir, de las unidades regulares del ejército ruso.

De nuevo podemos discutir más o menos sobre la implicación o no del resto de las fuerzas rusas en relación a Wagner, pero para mí no ofrece dudas. Wagner pertenece a esa especie de unidades, casi extintas, que se llaman Tropas de Asalto. Digo lo de casi extintas porque con la formulación de las modernas teorías bélicas, este tipo de fuerzas han desaparecido de los ejércitos occidentales. Lo fueron, en su tiempo, los Marines o la Legión tanto francesa como española, pero han sido reconvertidas en brigadas dotadas con medios móviles, pero alejadas de aquel concepto de asalto. Dicho esto, una unidad de asalto clásica se encarga de la parte mas dura de la batalla: atacar frontalmente las posiciones enemigas que no ha sido posible destruir mediante el fuego aéreo, artillería o las armas pesadas de infantería. Han de asumir elevadas pérdidas, pero aún así, sin la acción previa de los medios de apoyo de fuego, difícilmente podrían cumplir con su misión. Por otra parte, por la naturaleza de su forma de combatir, no pueden ocuparse de los flancos. Estos han de ser cubiertos por otras unidades que garanticen la cobertura y seguridad a los que asaltan.

En Artyomosk se han dado todas las características de un tipo de combate que creíamos pertenecía a tiempos pretéritos. Y estoy de acuerdo con la afirmación de que la intención del ejército ruso no era capturar la ciudad, sino destruir las fuerzas ucranianas.

Al hacer un cerco operativo, no uno real, se evitaron el problema que tiene toda fuerza sitiadora: tener que atender al frente y a su retaguardia. Este problema ya lo vivió César en Alesia y sigue vigente hasta el día de hoy. La fuerza cercada queda configurada como la que es en el momento de completarse el cerco, pero las reservas enemigas pueden emplearse en atacar las posiciones de retaguardia de los sitiadores.

Mediante el cerco operativo, en cambio, el atacante no expone retaguardia alguna. A cambio cede un corredor que siempre puede batir por el fuego, por el cual el enemigo puede llevar refuerzos a la posición atacada. Tampoco es que sea una situación ideal siempre y cuando el enemigo sepa hacer ciertos deberes. Pero el Ejército Ucraniano no los hizo.

Me explico. Para un ejército que presume de estar listo para lanzar una ofensiva en profundidad sobre el despliegue enemigo, más importante que reforzar una y otra vez la posición asediada llevando refuerzos que sufren tremendas pérdidas por acción del fuego enemigo, es tratar de aliviar la presión atacando precisamente esos flancos que han de ser guardados por unidades más convencionales. Si los mismos ceden, el sitiador se verá obligado a reforzarlos detrayendo fuerzas del esfuerzo principal. Otra opción es abrir un segundo frente que, al hacer peligrar posiciones sensibles, obliguen a redistribuir fuerzas.

En vez de hacer esto, los ucranianos mordieron el anzuelo una y otra vez y desviaron fuerzas de Zaporyzhia, no a atacar a los flancos rusos, no a abrir un segundo frente, por ejemplo en Lugansk, no, sino para introducirlos en la ciudad y desgastarse en ella. Y aquel comentario de que unas fuerzas entrenadas por la OTAN fueron derrotadas por otra compuesta por presidiarios dirigidos por un cocinero cobra valor. No por el comentario, totalmente injusto, para unos y otros, y equivocado, sino porque se enfrentaron tropas entrenadas para la maniobra, reconvertidas a infantería estática, contra tropas de asalto.

El postrer, tardío y tímido ataque ucraniano por los flancos llegaba tarde, se ejecutó sin convicción y, si acaso, tuvo el efecto de permitir escapar a los restos de las tropas ucranianas. Dejo el enlace del artículo, que reproduzco también al final.

https://mpr21.info/la-batalla-

Ese ejército que fue incapaz de repeler un ataque ejecutando una acción de manual, ese ejército que mordió un anzuelo tan obvio que merecería que fusilaran a todo su Estado Mayor, ese Ejército que ha sacrificado a toda una oficialidad, de capitán a alférez y a unos suboficiales, fundamentalmente sargentos, que son la base de la operatividad de las unidades en el campo de batalla, por ser los que plasman en acciones concretas las órdenes de las planas mayores y los Estados Mayores, nos dicen que está listo para la gran Ofensiva.

No hay medio occidental hoy que no lo publique en alguna columna.

Empecemos por Podolyak: «La contraofensiva de las tropas ucranianas ya ha comenzado en forma de operaciones preliminares.» (Operaciones como la payasada de Belgorod.)

El Mundo: «Ucrania asegura que está «lista» para recuperar su territorio y multiplica los ataques a la logística rusa.» (Llamamos logística al diario bombardeo de Donetsk.)

El Confidencial: «Personal ucraniano asegura que están listos para lanzar la contraofensiva.» (¿Igual de listos que en Bakhmut?)

El Español: «Ucrania insinúa el inicio de la contraofensiva de forma inminente: «Es el momento de recuperar lo nuestro.» Aquí van un poco mas lejos: «Ucrania, mi patria natal; Señor, bendice nuestra ofensiva decisiva, nuestra sagrada venganza, nuestra santa victoria», proclama el jefe del ejército.» (¿Qué Señor? ¿El de los Anillos o el de la Iglesia Patriótica creada por unos ateos dirigentes ucranianos?)

Ayer, el ex embajador José Antonio Zorrilla y el experto en geopolítica Fernando Moragón [https://www.youtube.com/watch?v=sQSjvEUn6l4.], colaborador también de Negocios TV, uno de los pocos objetivos, siquiera sea por la visión económica, en un canal de Youtube, afirmaban que Ucrania ha perdido ya la guerra. No puedo estar más de acuerdo con sus afirmaciones. Las pérdidas sufridas son tan irrecuperables (las cifraban, de manera muy conservadora, en torno a 50.000 muertos y 85.000 heridos no recuperables), que en la práctica, lo que queda, no puede sino ser muy inferior en preparación.

50 aviones occidentales o incluso 100 no pueden cambiar nada. Ni que los piloten polacos, británicos o americanos disfrazados. No son furtivos y jamás han confrontado a sistemas antiaéreos avanzados. A ver cuántos «voluntarios» se montan en un F-16 sin aviónica avanzada, por si las moscas, para batirse contra Su-35 o S300 o S400.

Por cierto, de tres baterías Patriot , dos han sido destruidas, y de cuatro Nassams no queda ninguno. No menciono al Aspide, si es que alguna vez fue entregado y puesto en servicio. Las bajas de Iris -T son cuantiosas, aunque todavía no contabilizadas, y los Storm Shadow, después de la inicial sorpresa, están siendo neutralizados todos.

La batalla de Bajmut es la más importante y sangrienta en lo que va de siglo XXI

Redacción 26 de mayo de 2023

Aunque la caída de Bajmut no va a determinar por sí sola el resultado de la guerra, es una victoria importante para Rusia. Es tan importante que la OTAN y Ucrania tardaron demasiado en reconocer la evidencia y, cuando lo hicieron, tratan de minimizarla, tender cortinas de humo, como la incursión en Belgorod, e incluso silenciarla.

La derrota concierne a la OTAN, que armó al ejército ucraniano con lo mejor que podía ofrecerle, no sólo en términos de material de guerra, sino también de inteligencia, incluyendo sus numerosos satélites y dispositivos electrónicos.

Eso demuestra que la estrategia de la OTAN es equivocada y que su error deriva de la experiencia en guerras asimétricas contra enemigos pequeños. Pero Bajmut ha sido la primera batalla convencional entre adversarios afines que utilizan sistemas de armas y equipamiento modernos.

Una tecnología avanzada es insuficiente para ganar una batalla cuando el rival también está bien equipado.

La batalla ha sido de desgaste y ha durado nueve meses, en los que Rusia ha agotado los arsenales de los 30 países de la OTAN, que no han sido capaces de superar al ejército ruso prácticamente en ningún terreno.

En Bajmut el ejército ucraniano se ha roto la espina dorsal. Le llevará tiempo reagruparse, y es más que dudoso que pueda organizar una última línea de defensa en otra ciudad. Si lo intenta, probablemente será el choque que los doblegue de manera definitiva.

Bajmut ha sido una “picadora de carne” porque el objetivo del ejército ruso no era capturar la ciudad, sino destruir las fuerzas ucranianas y, muy especialmente, el equipo militar de la OTAN.

El 80 por cien de esa tarea no ha sido obra de Wagner, sino de la artillería y el apoyo aéreo de cercanía, es decir, de las unidades regulares del ejército ruso.

No había forma de que los ucranianos ganaran en Bajmut, al igual que no hay forma de que ganen la guerra y, lo que es peor, ni siquiera podrán recuperar lo que llevan perdido desde 2014.

La participación de la OTAN en la Guerra de Ucrania está siendo contraproducente en un sentido capital: el ejército ruso conoce ahora de primera mano cómo funciona el nuevo armamento occidental. Esta información vale su peso en oro.

La batalla se ha caracterizado por una guerra posicional urbana en la que los rusos siempre llevaron la iniciativa. Lucharon casa por casa.

No hay cifras exactas del número de víctimas. Las imágenes de vídeo de los cementerios y las operaciones de combate geolocalizadas indican que los ucranianos sufrieron mucho más que los rusos en número.

Sean cuales sean las cifras, Bajmut se ha ganado a pulso el sobrenombre de “la picadora de carne”, en referencia a los numerosos soldados ucranianos muertos, heridos y desaparecidos.

El ejército ucraniano se obstinó en introducir en la zona numerosas unidades militares, equipadas con avanzados sistemas de armamento suministrados por la OTAN, y siguió haciéndolo hasta el final.

En Bajmut el ejército ucraniano ha perdido el equivalente a 3 ó 4 divisiones, todo un cuerpo de ejército. Supone un tercio de sus fuerzas militares. La mayoría de las unidades fueron destruidas o han quedado incapacitadas para realizar operaciones militares.

Más de una docena de brigadas ucranianas de infantería mecanizada participaron en la batalla en algún momento. En cambio, los ataques rusos fueron llevados a cabo principalmente por los miembros de la misma unidad, Wagner, apoyados por artillería, blindados y ataques aéreos rusos regulares.

El uso de este tipo de tropas como punta de lanza es novedoso. Ha servido para proteger al ejército regular ruso, minimizar las pérdidas y mantener grandes fuerzas en reserva.

Los rusos han llevado a cabo descargas de artillería masivas y continuas, que han tenido un efecto devastador. Tanto en términos de piezas de artillería como de proyectiles disparados, la OTAN no ha sido capaz de igualar la cadencia de fuego, ni siquiera acercarse a ella.

El ejército ruso ha demostrado que es posible llevar a cabo con éxito operaciones de infantería urbana durante largos periodos de forma sostenida y abastecerlas de suministros.

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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