Del compañero y miembro de Espai Marx, Carlos Valmaseda.
1. Mi vídeo del día.
2. Una sola guerra no basta.
3. Legados y realidades postcoloniales.
4. El móvil y el bien común.
5. Tras Francia y Gran Bretaña, Países Bajos.
6. El nuevo enemigo público.
7. Reunión de partidos comunistas de la antigua Yugoslavia.
8. Un ministro turco se viene arriba.
9. Acabar con el G7.
10. Campaña electoral.
1. Mi vídeo del día.
Me siento muy identificado porque así me he sentido los últimos días -pero al menos sin lluvia, que el supertifón pasó de largo-. No por las elecciones, que me interesan relativamente, sino por salud. https://twitter.com/i/status/
2. Una sola guerra no basta.
La prensa china no se corta al calificar la reciente actuación de la OTAN en Serbia: lo de Ucrania no está saliendo como les gustaría, así que crean otro campo de batalla en Europa. https://www.globaltimes.cn/
La OTAN está creando otro campo de batalla en el continente europeo
Por Global Times Publicado: 30 de mayo de 2023 09:51 PM
A medida que se prolonga la crisis entre Rusia y Ucrania, la OTAN se ha convertido en el príncipe desestabilizador de la seguridad regional.
La situación en los Balcanes se encuentra ahora en un punto explosivo. La KFOR, la fuerza de mantenimiento de la paz dirigida por la OTAN en Kosovo, se enfrentó el lunes a manifestantes serbios. La tensión surgió después de que alcaldes de etnia albanesa tomaran posesión de sus cargos en la zona de mayoría serbia del norte de Kosovo tras unas elecciones celebradas en abril que los serbios boicotearon.
Kosovo y Serbia mantienen tensiones desde hace tiempo. Kosovo era originalmente una provincia autónoma de Serbia en la antigua Yugoslavia. Con el apoyo de Estados Unidos y Occidente, Kosovo ha intentado avanzar en el camino de la «independencia» y ha adoptado una actitud de línea dura hacia Serbia. La intervención de la OTAN ha exacerbado aún más las desavenencias entre Kosovo y Serbia, provocando conflictos militares entre ambas partes y socavando la paz y la unidad de los Balcanes Occidentales.
Ante la escalada de la situación, el jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha pedido a Kosovo que rebaje el tono de las tensiones con Serbia. Pero sigue siendo dudoso que la OTAN quiera realmente detener el conflicto. Los contingentes multinacionales dirigidos por la OTAN se desplegaron en cuatro municipios de Kosovo para contener «manifestaciones violentas» cuando «los alcaldes recién elegidos en los últimos días intentaron tomar posesión de sus cargos», dijo la KFOR en un comunicado.
Por un lado, la OTAN pide que se alivien las tensiones, pero, por otro, aumenta la presencia militar. Parece que la OTAN sólo está ganando tiempo para armar a Kosovo, según los analistas. Por sus guerras pasadas, está claro que a Estados Unidos se le da bastante bien fingir imparcialidad a la hora de detener una lucha mientras ayuda a un bando, ganando tiempo para aquellos a los que apoya pidiendo un alto el fuego. Las promesas hechas por la OTAN y otros países occidentales de proteger a los serbios de Kosovo simplemente no pueden cumplirse. Según un artículo del Financial Times, el empeño de Occidente por cerrar la brecha entre Serbia y Kosovo es nefasto.
Song Zhongping, experto militar chino y comentarista de televisión, declaró al Global Times que las fuerzas de la OTAN no se dedicaron realmente al mantenimiento de la paz en Serbia y Kosovo, sino que su objetivo era mantener el hecho básico de la «independencia de Kosovo» y ayudaron a Kosovo a oprimir a los serbios. La soberanía y la seguridad nacional de Serbia no son la prioridad de la OTAN.
«El conflicto entre Rusia y Ucrania no ha dado ningún resultado para la paz, y existe la posibilidad de una escalada. También existe la posibilidad de que se reanude el conflicto en los Balcanes. Dado que el conflicto Rusia-Ucrania no ha logrado el efecto deseado para EEUU, Washington necesita crear una nueva guerra en el continente europeo», afirmó Song.
Desde la perspectiva de EEUU, al país no le preocupa la posibilidad de que estallen más guerras en Europa, ya que no está directamente implicado en la región. Washington puede retirar sus fuerzas militares en cualquier momento. En realidad, Washington espera ver el caos en Europa, así como el desorden de la economía europea y la dependencia de Europa de EEUU. EEUU no quiere que exista una Europa unida y fuerte. Mientras tanto, como el conflicto entre Rusia y Ucrania ha consumido gran parte de la energía y los recursos estadounidenses, es probable que EE.UU. considere el agravamiento de las desavenencias entre Serbia y Kosovo como una oportunidad que puede aprovechar para debilitar la influencia de Rusia en Serbia y los Balcanes.
El objetivo último de EEUU es que tanto Europa como Rusia sufran pérdidas, lo que está más en consonancia con su estrategia global y sus intereses hegemónicos. Ahora EEUU ve a Europa como dos polvorines, uno en guerra caliente y otro a punto de explotar. A ojos de Washington, la crisis de Europa es una oportunidad que EEUU puede aprovechar.
3. Legados y realidades postcoloniales
Extractos de una entrevista a Vijay Prashad en Counterpunch, aunque el enlace no me funcionaba y lo he visto en esta otra página. Como siempre, me parece muy sensato lo que plantea Prashad, como esta perfectamente aplicable hoy a nuestro país: «Trabajo duro, paciencia y sacrificio: tres cosas que tenemos que aprender para nuestros tiempos.» https://orinocotribune.com/
Legados coloniales y realidades poscoloniales: Vijay Prashad (Entrevista)
30 de mayo de 2023
En este interesante debate, Vijay Prashad, destacado historiador y comentarista indio, compartió sus valiosos puntos de vista sobre diversos temas, como el papel de la diáspora india en la formación de perspectivas globales sobre la política y la cultura indias, su motivación para estudiar las intersecciones entre imperialismo, capitalismo y globalización, y los efectos duraderos del colonialismo en la India y otras naciones colonizadas. Gracias a sus profundos conocimientos y experiencia, Prashad aportó perspectivas sugerentes que arrojaron luz sobre importantes cuestiones históricas y contemporáneas.
Como Director del Tricontinental: Institute for Social Research, Prashad sigue dando forma a un discurso crítico y provocando análisis reflexivos. Prashad es autor de numerosas publicaciones influyentes, que sirven de hitos intelectuales para comprender cuestiones históricas y contemporáneas. Con un profundo conocimiento de la política mundial, las obras de Prashad desentrañan las intrincadas intersecciones entre el poder, la cultura y la resistencia, ofreciendo una valiosa visión de las complejidades de nuestro mundo.
Extractos de la entrevista;
Pregunta [P]: Como historiador y comentarista indio, ¿cómo ve el papel de la diáspora india en la configuración de perspectivas globales sobre la política y la cultura indias?
Respuesta [A]: La diáspora india es muy variada y oscila entre personas que casi no hacen política y otras que son partidarias de la extrema derecha. Hubo un tiempo en que la diáspora india era el hogar de la izquierda. El primer partido político indio de izquierdas se creó en California en 1913. Era el Ghadar Party. Muchos de los que se sintieron atraídos por él fueron más tarde a la URSS para aprender a ser comunistas y luego se unieron al movimiento comunista en la India. El Partido Comunista de la India fue fundado en Tashkent (URSS) en 1920, en su mayoría por indios emigrados, un tipo diferente de diáspora. Pero, tras la independencia, la naturaleza de la emigración cambió, ya que sectores de la clase media india abandonaron el país por motivos económicos y su vida política reflejó el viaje de la clase media india dentro del país. La diáspora india de clase media es hoy el complemento exacto de la clase media india dentro del país.
P: ¿Qué le motivó a estudiar y escribir sobre la intersección entre imperialismo, capitalismo y globalización, especialmente en relación con el Sur Global?
R: Nací y crecí en Calcuta, India, que es una ciudad de grandes maravillas, pero también una ciudad de inmensas desigualdades. Para personas como yo, nacidas en un entorno educado y con medios, lo más sorprendente de nuestras vidas era la brecha entre lo que experimentábamos y la absoluta devastación de la pobreza que definía la vida de las personas que nos rodeaban. Esa desigualdad social me golpeó fuerte y me sigue golpeando. Es lo que me obligó a informarme sobre por qué se reproduce la desigualdad, a buscar respuestas en los hechos y, por tanto, a descubrir que el origen de esa desigualdad era el feo sistema capitalista impulsado por el beneficio, que había absorbido jerarquías miserables anteriores al capitalismo, como el sistema de castas. ¿Por qué la India no fue capaz de trascender las jerarquías de castas y la fealdad del capitalismo? No fue sólo por la codicia de los burgueses indios y los terratenientes, sino también por el inmenso poder de la estructura neocolonial mantenida por las antiguas potencias coloniales. No se puede entender la pobreza de las calles de Colombo, por ejemplo, sin tener una comprensión cabal del sistema imperialista.
P: En su obra, a menudo destaca el impacto del imperialismo en los países y regiones que ha afectado. ¿Cómo describiría los efectos duraderos del imperialismo en la India y otras naciones colonizadas?
R: En primer lugar, es importante señalar que el imperialismo británico -que gobernó la India durante siglos- robó decenas de billones de libras al pueblo indio. Varios economistas han intentado calcular esta enorme «fuga de riqueza». Los beneficios obtenidos en la India y la riqueza acumulada en el país no se reinvirtieron, sino que se llevaron e invirtieron en el Reino Unido. Esto provocó una cascada de infrainversión en India y, por tanto, el empobrecimiento del país. En segundo lugar, como consecuencia de esta infrainversión -la falta de uso del capital formado en la India- se redujeron las oportunidades de empleo para la población, incluida la falta de inversión en agricultura que provocó las catastróficas hambrunas de la Era Victoriana. En tercer lugar, el Estado imperial británico en la India no invirtió en desarrollo social -en concreto, en sanidad y educación-, lo que repercutió gravemente en las condiciones de vida de la población. Cuando los británicos fueron expulsados de la India, la tasa de alfabetización era de apenas el 13% (en el Reino Unido, durante el mismo periodo, la tasa de alfabetización rondaba el 98%). Estos tres efectos -el robo de capital al Reino Unido, la escasa inversión en la agricultura india y la falta de inversión social- han tenido repercusiones catastróficas a largo plazo en la India.
P: Algunos críticos sostienen que los movimientos e ideologías antiimperialistas suelen idealizar y romantizar a ciertos regímenes o líderes, incluso cuando pueden haber incurrido en prácticas opresivas. ¿Cómo responde usted a estas críticas y cómo pueden los movimientos antiimperialistas evitar caer en esta trampa?
R: El camino para salir de las estructuras neocoloniales no es fácil. Los habitantes de países muy pobres, con instituciones estatales atrasadas, luchan por establecer su soberanía sobre su territorio y por crear dignidad para su pueblo. Se enfrentan a ataques incesantes, lo que a menudo lleva a los Estados asediados a replegarse sobre sí mismos. Los problemas dentro del camino de los proyectos anticoloniales no son nada comparados con los problemas que estructuran esos fracasos, es decir, el sistema neocolonial. A las antiguas potencias coloniales les resulta cómodo señalar con el dedo los problemas de los Estados poscoloniales, pero les resulta más difícil aceptar su propio papel en la creación de las condiciones propicias para el fracaso del Estado y las prácticas opresivas.
P: ¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentan los países poscoloniales para alcanzar la soberanía económica y política, y cómo pueden abordarlos eficazmente?
R: Los retos más importantes son dos: en primer lugar, la obcecación de las antiguas potencias coloniales que se niegan a permitir la soberanía y, por tanto, utilizan cualquier medio (incluidas invasiones y golpes de Estado) para aferrarse al poder (aunque permitan la independencia por bandera), y en segundo lugar, el robo de riqueza por parte de las potencias coloniales que deja a los nuevos Estados en una relación de dependencia respecto a sus antiguos gobernantes coloniales, pero esta vez no a través del poder político sino de las interconexiones económicas. Si un Estado poscolonial intenta establecer su soberanía sobre su propio territorio y materias primas (como Chile a principios de la década de 1970), se enfrenta a un sabotaje económico y luego a un golpe de Estado (1973). Esta historia se repite una y otra vez.
P: Su obra critica a menudo el intervencionismo y el imperialismo occidentales. Sin embargo, algunos sostienen que hay casos en los que la intervención internacional puede estar justificada, como en casos de genocidio o abusos de los derechos humanos. ¿Cómo se desenvuelve en este complejo terreno ético?
R: Obviamente, debe haber margen para la intervención exterior en tiempos de auténtico genocidio. Ese principio no está establecido por las Naciones Unidas. Sin embargo, Occidente también abusa de ese principio para cumplir sus propios objetivos. Por ejemplo, utilizó el término genocidio para justificar la destrucción de Libia en 2011 (una vez finalizado el bombardeo, Amnistía Internacional demostró que no había nada parecido a un genocidio en Libia). Además, las intervenciones occidentales -como en Irak- han provocado una destrucción masiva (incluida la pérdida de vidas y los abusos contra los derechos humanos). Debemos tener mucho cuidado cuando oímos hablar de genocidio, ya que las potencias occidentales han utilizado el término de forma instrumental para justificar sus propias intervenciones militares con sus propios y estrechos fines imperialistas.
P: El concepto de «tercermundismo» ha sido fundamental en su análisis. ¿Podría explicar este concepto y su relevancia en el contexto mundial actual?
R: En realidad, no utilizo este término, ya que el propio término no es lo suficientemente preciso. Utilizo el término «Proyecto del Tercer Mundo» para especificar la dinámica social establecida al final de la era colonial, cuando los Estados colonizados se unieron para impulsar un programa combinado contra el sistema neocolonial. Estos Estados se reunieron en Bandung, Indonesia, en 1955, y más tarde crearon el Movimiento de Países No Alineados en 1961. Este Proyecto del Tercer Mundo fue destruido en los años 80 durante la crisis de la deuda del Tercer Mundo, cuando perdieron su fuerza política debido a la devastación de sus economías y a la utilización por parte de Occidente del Fondo Monetario Internacional para dañar la integridad de los nuevos Estados. Hoy tenemos un contexto diferente, posibilidades diferentes. Ésa es nuestra historia.
P: Las ideologías marxistas han sido muy criticadas por su asociación histórica con regímenes autoritarios. ¿Cómo aborda usted estas críticas y cuál cree que es el papel del marxismo en la construcción de una sociedad justa e integradora?
R: El término «régimen autoritario» es un término ideológico. Su base más científica la proporcionó Hannah Arendt en su obra Los orígenes del totalitarismo (1951), en la que defendía que el fascismo y el comunismo son prácticamente lo mismo. La asociación entre fascismo y comunismo no sólo es perezosa desde el punto de vista analítico, sino que cumplió una tarea para los Estados imperialistas occidentales que querían difamar el comunismo a pesar del papel histórico desempeñado por la URSS en la destrucción del nazismo. Entonces, ¿qué entendemos por regímenes autoritarios? No añadimos en su lista los regímenes totalitarios instaurados por el imperialismo occidental tras los golpes de Estado en Irán (1953) y Guatemala (1954), ni las democracias impulsadas por el dinero en Occidente que han corrompido la democracia y han llevado a los pueblos a la pasividad social total o a la rabia neofascista. Los marxistas nos oponemos a este tipo de totalitarismos.
P: El cambio climático es un problema urgente al que se enfrenta el mundo hoy en día. ¿Qué opina sobre la responsabilidad de las naciones ricas a la hora de abordar la justicia climática y apoyar al Sur Global para que afronte los retos medioambientales?
R: Mis pensamientos no son tan significativos como las obligaciones de los tratados de las potencias occidentales, que firmaron el marco de Río de 1992 de «responsabilidades comunes pero diferenciadas», lo que significa que reconocen los problemas comunes de la destrucción medioambiental y el cambio climático, pero ven que hay responsabilidades diferenciadas basadas en el abuso histórico del planeta por parte de las potencias imperialistas. Se trata de una obligación contraída en virtud de un tratado. Y, sin embargo, Occidente no ha cumplido con su propia obligación. Deberían ser llevados ante el Tribunal Penal Internacional por esta fechoría.
P: Su libro «The Darker Nations» se centra en el surgimiento del Movimiento de Países No Alineados y la Conferencia de Bandung. ¿Cómo ve la relevancia y el legado de estos movimientos en el panorama geopolítico actual?
R: Hoy en día, el contexto de aquel periodo en el que brilló el Proyecto del Tercer Mundo es muy diferente. Ciertos Estados del mundo en desarrollo -China, India, Brasil, México, Indonesia, Sudáfrica- han asumido un papel importante en el liderazgo mundial. La creación de los BRICS (2009) y el surgimiento del Nuevo No Alineamiento han abierto nuevas posibilidades. Esta apertura se basa en el legado del pasado, pero no lo repite. Estos grandes Estados ya no quieren aceptar la pretensión de Occidente de que sus intereses particulares son universales. Estos Estados quieren defender sus propios intereses nacionales. Tenemos que estudiar de cerca este Nuevo No Alineamiento.
P: La política identitaria se ha convertido en un tema polémico en los últimos años. ¿Cuál es su punto de vista sobre el papel de los movimientos identitarios en las luchas sociales y políticas, y cómo pueden contribuir a movimientos más amplios por la justicia y la igualdad?
R: El término política identitaria es muy general. Por supuesto, hay jerarquías sociales históricas -como el sistema de castas y el patriarcado- que hay que cuestionar y derrotar frontalmente. Esto tendrá lugar mediante amplias luchas contra la casta y el patriarcado. Ha surgido la idea de que sólo las víctimas de estos sistemas pueden luchar en esta lucha. Esto reduce la lucha y la debilita. Tenemos que reunir luchas de base amplia de toda la gente para luchar por liberar a la humanidad de la miseria.
P: ¿Cómo ve la relación entre marxismo y antiimperialismo? ¿Cree que el marxismo proporciona un marco eficaz para abordar los retos únicos a los que se enfrentan las sociedades poscoloniales?
R: El marxismo es uno de los únicos marcos que aborda adecuadamente el sistema capitalista en crisis que produce tendencias imperialistas entre sus países más poderosos. Ninguna otra teoría del mundo explica adecuadamente el ciclo de crisis y la puntualidad de las guerras. Si aparece otra teoría, hágamelo saber.
P: Sin embargo, hay quien sostiene que la globalización y el capitalismo, a pesar de sus defectos, han traído consigo un desarrollo económico significativo y han sacado a millones de personas de la pobreza. ¿Cómo responde a este argumento y qué modelos económicos alternativos propone?
R: Si nos fijamos en los datos de la ONU, veremos que el país que ha sacado a más personas de la pobreza es China. Y el pueblo chino no ha erradicado la pobreza absoluta a través de la globalización y el capitalismo. Lo han hecho, como demuestra nuestro estudio Tricontinental, por la labor central del Partido Comunista de China y del aparato del Estado, que de forma muy estudiada y clara persiguió determinados problemas sociales que había que superar para erradicar la pobreza. Los países que han debilitado las estructuras estatales -un subproducto necesario del neoliberalismo extremo- han visto aumentar sus índices de pobreza.
P: Sus análisis se centran a menudo en los efectos negativos del imperialismo y el capitalismo. Sin embargo, ¿puede reconocer algún aspecto positivo o consecuencias imprevistas que puedan haber surgido de estos sistemas?
R: No veo ninguno.
P: En su opinión, ¿cuáles son las lecciones clave que pueden extraerse de la historia de las luchas anticoloniales y cómo pueden informar e inspirar a los movimientos contemporáneos que luchan por la liberación, la autodeterminación y la justicia social?
R: La lección más importante es la del duro trabajo de las personas que construyeron estos movimientos, su paciencia al trabajar para establecer el carácter de masas de sus movimientos y los sacrificios que sufrieron para establecer sus movimientos y nuestra libertad. Trabajo duro, paciencia y sacrificio: tres cosas que tenemos que aprender para nuestros tiempos.
P: Para concluir, a medida que la inteligencia artificial sigue avanzando, surgen preocupaciones sobre su posible impacto en la mano de obra mundial. ¿Cómo ve el futuro del trabajo en un mundo cada vez más impulsado por la IA, y qué medidas pueden tomarse para mitigar cualquier efecto negativo sobre el empleo?
R: El capitalismo aplica necesariamente lo último de la ciencia para mejorar las fuerzas productivas, cuyo avance eleva la tasa de productividad, pero luego acaba provocando una crisis tras otra al caer la tasa de beneficios. Se trata de un ciclo de aumento de la productividad y posterior agudización de la crisis que viene produciéndose desde finales del siglo XIX. La IA no es más que el último de los nuevos avances tecnológicos. La única forma de mitigar el impacto negativo del desempleo es socializar las ganancias de la productividad, que es otra forma de decir trascender el capitalismo e ir al socialismo.
4. El móvil y el bien común.
Imbecilidad -obviamente el teléfono ya no funcionaría-, tecnolatría, corrupción, nulo respeto al bien común… A un funcionario que se le cayó el móvil en un pantano no se le ocurrió nada mejor que vaciarlo para recuperarlo. Le han puesto una multa, pero barata me parece: 600 euros. Chhattisgarh official told to pay Rs 53,000 after draining reservoir to retrieve phone
5. Tras Francia y Gran Bretaña, Países Bajos
Dándole la vuelta a la frase de Shannon que utiliza Peirano en su libro, «el sistema conoce el enemigo». La criminalización de los movimientos ecologistas crece y crecerá. https://www.telesurtv.net/
6. El nuevo enemigo público
En la línea de la noticia de Países Bajos, el nuevo enemigo para el poder, según este artículo publicado en Sin Permiso. https://sinpermiso.info/
Por qué el decrecimiento se ha convertido en el enemigo público número uno del poder Romaric Godin 26/05/2023
El informe sobre la transición ecológica del economista Jean Pisani-Ferry, cercano desde hace tiempo a Emmanuel Macron, se inscribe en un movimiento más amplio de descalificación del concepto de decrecimiento. Estos esfuerzos reflejan una posición de debilidad de los poderosos, que aún está por explotar políticamente.
«¡El decrecimiento es el enemigo! Esta es ahora la consigna de todos los dirigentes políticos, económicos y mediáticos de Francia y de Europa. Frente a la crisis ecológica, social y geopolítica que sacude el planeta, la prioridad es ahora salvar el crecimiento del PIB, que de repente se ha convertido en sinónimo de bienestar, de desarrollo e incluso de humanidad.
Así, el lunes 22 de marzo, el primer ministro belga, Alexander de Croo, un liberal flamenco aliado a nivel europeo con Emmanuel Macron, fustigó el decrecimiento como «completamente contrario a la naturaleza humana» frente a los líderes empresariales alemanes. Una «naturaleza humana» que el partido liberal flamenco Open-VLD parece conocer mejor que dos milenios y medio de filósofos que aún dudan sobre su definición.
El miércoles 24 de mayo, uno de los blogueros económicos más influyentes de Estados Unidos, Noah Smith, publicó un texto sobre el peligro del decrecimiento titulado: «No podemos dejar que se produzca el decrecimiento». En él señalaba la nefasta influencia del movimiento del decrecimiento en Europa.
Dos días antes, en París, el economista Jean Pisani-Ferry, próximo al Gobierno, presentó a la Primera Ministra, Elisabeth Borne, un informe de France Stratégie que él coordinó sobre el «impacto económico de la transición ecológica». Este informe tiene todas las posibilidades de desaparecer del debate público tan rápidamente como apareció, puesto que el gobierno ya ha cerrado la puerta a la mayoría de las propuestas del informe, en particular el impuesto sobre el patrimonio.
Pero el interés de este texto está quizá en otra parte: también en este caso, toda la introducción del informe pretende descartar la opción del decrecimiento, que «implicaría anular la mayor parte de las ganancias reales de renta de los últimos siglos». El argumento es bien conocido y ha sido resumido en una frase ya célebre de Emmanuel Macron: el decrecimiento sería una lógica «Amish», llamada así por esta secta protestante americana que intenta vivir como en el siglo XVII.
Jean Pisani-Ferry concluye que «no es a través del decrecimiento como lograremos la neutralidad climática». Todo el mundo se siente, pues, aliviado. Empezando por Dominique Seux, editorialista de France Inter y Les Echos, que en su columna del martes 23 de mayo pudo proclamar que «crecimiento y descarbonización son compatibles» y que «son claramente los más pobres quienes […] serían las víctimas» del decrecimiento. En otras palabras, cállate, el decrecimiento es una moda; deja paso a la inteligente modelización de los macroeconomistas para explicar cómo el crecimiento nos salvará.
Antes de examinar estos argumentos, conviene recordar que no son triviales. Hasta hace unos años, el «decrecimiento», o más bien la salida del crecimiento, era una opción que no parecía merecer una línea en un editorial de Dominique Seux. Ahora, la opción se discute al más alto nivel, es cierto que en un intento de descartarla, pero este hecho es significativo. En realidad, se plantea la cuestión del decrecimiento.
El impulso del decrecimiento
La salida de Alexander de Croo se produce una semana después de un coloquio en el Parlamento Europeo titulado «Más allá del crecimiento», que puede haber sentado las bases para alejarse de la obsesión por el crecimiento. Este tipo de acontecimientos no surgen de la nada. También es fruto de un largo trabajo científico de Éloi Laurent, Kohei Saito y Tim Jackson, y popularizado en Francia, por ejemplo, por Timothée Parrique, autor del bestseller Ralentir ou périr (Le Seuil, 2022).
Ante la gravedad de la crisis, estas reflexiones, tan respetables y rigurosas como las de Jean Pisani-Ferry, que durante años se ha limitado a acompañar el desastre de un capitalismo de bajo nivel destructor y socialmente represivo, han ganado terreno de forma natural. Y es precisamente por ello que los defensores del crecimiento deben, a cambio, presentar soluciones alternativas.
Sin embargo, si se mira más de cerca, queda claro que los detractores del decrecimiento se sienten algo avergonzados. En realidad, apenas entablan un debate con esta nueva corriente de pensamiento, que, por otra parte, es bastante diversa. Pasemos por alto los tópicos metafísicos de Alexander de Croo y concentrémonos en el informe de Jean Pisani-Ferry.
Si bien se percibe un cierto malestar por parte del economista con respecto al decrecimiento y el deseo de imponer una «pericia» sobre la peligrosa inconsciencia de los decrecentistas, los argumentos para «evacuar» la opción del decrecimiento son, en conjunto, bastante débiles y ya han sido ampliamente desmontados por el campo contrario.
El mito del desacoplamiento
El primero es el de la inutilidad. Se utilizan gráficos para explicar que el «desacoplamiento» ya se ha producido: el crecimiento del PIB en algunos países ya ha ido acompañado de una reducción de las emisiones de dióxido de carbono (CO2). De ahí el argumento de «compatibilidad» esgrimido por Dominique Seux: crecimiento y descarbonización van de la mano.
Jean Pisani-Ferry considera que se trata de un engaño de los partidarios del declive, que quieren hacernos creer que esta disociación es imposible. Sin embargo, como escribe en su informe, «al menos para los países avanzados, la realidad demuestra que es posible disociar crecimiento y emisiones de gases de efecto invernadero».
Y sin embargo, aquí es donde radica el meollo del problema. Resulta bastante sorprendente ver cómo los economistas y editorialistas que tanto elogian la globalización evitan mencionarla aquí: el capitalismo contemporáneo está globalizado. En otras palabras, la organización económica depende de bienes producidos en otros lugares. Esta dependencia puede ser directa, a través de las importaciones, pero también indirecta, mediante la utilización del valor producido en otros lugares para alimentar la acumulación de capital en los países avanzados a través de los mercados financieros.
Pongamos un ejemplo concreto: Bernard Arnault puede muy bien emitir menos CO2 en sus actividades francesas, pero la rentabilidad de su grupo depende ahora en gran medida de sus ventas asiáticas, que no caen del cielo. Son el producto de las emisiones de los países de esta zona. Una vez repatriados a Occidente, los beneficios se reinvierten en el sector inmobiliario o en los mercados financieros y se traducen en un crecimiento del PIB. Pero este crecimiento se descarboniza sólo en apariencia.
En la nueva división internacional del trabajo, los países llamados «avanzados» se concentran en una pequeña franja de la industria y principalmente en la producción de servicios. Esto reduce naturalmente las emisiones directas de CO2, pero esta organización en torno a los servicios sólo es posible dentro de un sistema globalizado.
En otras palabras, es incoherente, en la organización actual del capitalismo, limitar sus estadísticas de emisión de CO2 a Francia e incluso a los países avanzados. Nada indica que la generalización de este desacoplamiento sea posible. La realidad es más bien que este desacoplamiento localizado sólo puede entenderse a la luz del fuerte aumento de las emisiones en otros lugares. La pregunta que estas mentes agudas no logran responder es simple: si el desacoplamiento se explica principalmente por el predominio de los servicios (y no por el cambio de las fuentes de energía), ¿cómo sería entonces un sistema capitalista totalmente terciarizado?
Crecimiento a media asta a pesar de todo
He aquí el segundo punto problemático de este desacoplamiento. Allí donde se ha producido, ha ido acompañado de un debilitamiento del ritmo de crecimiento. Allí donde el crecimiento sigue siendo fuerte, como en los países asiáticos, las emisiones siguen siendo muy elevadas. En otras palabras, parece difícil no sacrificar el crecimiento para reducir las emisiones, lo que Jean Pisani-Ferry reconoce implícitamente al mencionar los «costes» de la transición, es decir, las cargas que el crecimiento no podrá financiar.
¿Por qué? Porque el crecimiento se verá disminuido precisamente por esta transición. En este caso, el argumento del decrecimiento no parece del todo irrelevante: se trata de organizar este efecto negativo de la crisis ecológica sobre el crecimiento para resolver primero la crisis ecológica.
En resumen, el desacoplamiento se parece a una fábula que tranquiliza a los economistas desde el púlpito pero que tiene poca sustancia. Sobre todo porque, como señala Timothy Parrique en Slow Down or Perish, este desacoplamiento, aunque fuera generalizado y posible, sería ampliamente insuficiente para resolver la cuestión del calentamiento climático. Sobre todo, se centra únicamente en la cuestión del carbono, a pesar de que esta crisis ecológica es polimorfa y conduce también a una crisis de la biodiversidad, cuya solución suele ser… la financiarización.
¿Empobrecimiento generalizado?
Visto de cerca, el argumento de la disociación no resiste el menor análisis. Queda un segundo argumento, el menos sólido a nivel teórico, pero el más sólido a nivel político: el «decrecimiento» significaría un empobrecimiento generalizado. Una vuelta a un nivel de vida inferior, como dice Jean Pisani-Ferry. El argumento es poderoso porque hace que el decrecimiento parezca poner en peligro el modo de vida de la población.
Pero también en este caso es en gran medida incoherente. En primer lugar, porque lo que amenaza nuestro modo de vida y nuestro nivel de vida no es el decrecimiento, es sobre todo la crisis ecológica. Cuando el agua escasee y las temperaturas se acerquen regularmente a los 50 grados, cuando la desaparición de los insectos alcance a la producción de alimentos, cada cual podrá medir el interés de haber preservado su capacidad de disponer de un vehículo individual, de un smartphone o de una pantalla gigante para ver las series americanas.
La lógica del decrecimiento, o más bien del «no crecimiento», nos permite adaptar nuestro estilo de vida a una actividad ecológicamente sostenible y hacerlo ya. Esto implica una nueva organización económica y social, y elecciones conscientes sobre lo que es y no es sostenible. En este contexto, el decrecimiento no propone bajar el nivel de vida sino, al contrario, organizarlo de otra manera: tomando decisiones tecnológicas, pero también centrándose en preservar el nivel de vida de la mayoría de la población.
Contrariamente al discurso que se difunde deliberadamente, el decrecimiento no es una recesión. No implica miseria sino, al contrario, una solidaridad reforzada. Puede adoptar muchas formas, pero todas tienen por objeto proteger a la población de los efectos de la falta de crecimiento. Esta es precisamente la idea central: el crecimiento deja de ser la condición sine qua non de la organización social.
Evidentemente, si juzgamos esta organización por el rasero del presente, negando su carácter de cambio sistémico, entonces confundimos alegremente decrecimiento con recesión y podemos presentarnos como defensores de los más pobres porque queremos preservar los empleos que dependen del crecimiento. Pero en realidad es lo contrario: estamos salvaguardando una organización económica y social desigual que lucha por garantizar el nivel de vida del mayor número.
No es ésta la menor de las paradojas de la posición de los economistas dominantes: quieren salvar a toda costa un sistema de crecimiento justo en el momento en que el sistema capitalista se esfuerza por producir crecimiento y muestra los límites económicos de esta lógica. Desde hace medio siglo, la tasa de crecimiento no deja de disminuir. Con cada crisis, se produce una ruptura violenta e irreversible con la tendencia anterior. Al mismo tiempo, esta baja tasa de crecimiento produce más desigualdades y agrava la crisis ecológica.
Los economistas dominantes son incapaces de responder a esta profunda crisis del sistema de crecimiento. Así que proponen una avalancha de «reformas» para volver a un ritmo de crecimiento «aceptable»: reducción de la protección de los trabajadores, bajada de impuestos, ilusión de solucionismo tecnológico o inversión pública. Pero la crisis es la crisis del modelo de crecimiento global y de la forma de medirlo. El crecimiento no sólo produce desastres ecológicos, sino que ya no puede cumplir sus promesas en la lógica capitalista.
Visto desde este ángulo, el decrecimiento no parece una utopía ni un retroceso sino, por el contrario, una posición realista. En 2019, Éloi Laurent sostenía en Mediapart que «salir del crecimiento significa volver a la realidad». Además, los economistas desde el púlpito están teniendo todos los problemas del mundo para evitar este callejón sin salida. El informe de Jean Pisani-Ferry es particularmente sintomático de este punto de vista. Al abandonar la lógica de un mercado capaz de gestionar por sí solo la emergencia ecológica, demuestra que el «crecimiento verde» necesita muletas económicas, sociales y medioambientales: de ahí la idea de que necesitamos planificación, justicia fiscal o sobriedad.
Estas muletas pretenden salvar el crecimiento, permitirle recuperarse tras la dolorosa fase de transición. En resumen, no se trata más que de comprar la adhesión al crecimiento salvaguardando el «modo de vida actual». Salvo que, aparte de los modelos macroeconómicos que nunca han descrito ninguna realidad concreta, nadie puede garantizar el retorno del crecimiento y su sostenibilidad ecológica. Lo que Jean Pisani-Ferry promete bajo el resplandeciente disfraz de la moderación superficial no es más que una apuesta de futuro muy arriesgada.
Una elección de la sociedad
¿Quién quiere jugar a los dados con el futuro? Principalmente quienes tienen interés en que todo cambie para que nada cambie, es decir, los ganadores de la actual organización social y económica. Y esto es lo que realmente se esconde detrás de la retórica en defensa del crecimiento. Lejos de ser un deseo de preservar la vida de los más frágiles, es, por el contrario, un deseo de mantener un régimen de dominación social.
Y no es casualidad que estos argumentos contra el decrecimiento movilicen las tres formas de discurso reaccionario identificadas por Albert Hirschman en su libro Deux siècles de discours réactionnaires (Fayard, 1991). Está el efecto de inanidad (el decrecimiento es una ilusión), el efecto perverso (el decrecimiento aumentará la pobreza) y la amenaza (el decrecimiento pondrá en peligro la estabilidad). Todo este discurso, que tiene muy poca base científica, apoya un orden social establecido que hay que preservar por encima de todo, en medio de crisis ecológicas y sociales.
La estrategia de Jean Pisani-Ferry es, pues, más fácil de entender: propone que la clase dirigente haga algunas concesiones (como el impuesto sobre la riqueza temporal) para salvar lo esencial, su poder. Y como demuestra la negativa del gobierno a considerar siquiera esta posibilidad, la ceguera de estas clases es tal que ya consideran este compromiso demasiado costoso.
Pero si esta radicalidad es posible, aunque los argumentos de los economistas dominantes sean tan débiles, es sin duda porque el movimiento de declive tiene sus debilidades. Su diversidad es sin duda un signo de su vitalidad, pero a veces dificulta la construcción de una alternativa. Además, el propio término «decrecimiento», aunque haya permitido tocar la fibra sensible de la gente e irrumpir en el debate público, tiene sus límites. Preocupa a una parte de la población y oculta la complejidad del movimiento que engloba.
Satisfacer las necesidades en un marco sostenible
El decrecimiento presupone el fin del crecimiento, es decir, de la obsesión por la creación de plusvalía como condición previa de cualquier acto social. Este proyecto, una vez realizado, implica un cambio radical de la organización económica y social centrado en la satisfacción de las necesidades dentro de un marco sostenible. En un libro publicado en 2021 por Editions Critiques, L’Impasse capitaliste : travail, besoins et urgence écologique, Tom Thomas afirma que «no puede haber disminución de la producción […] sin una transformación radical de las necesidades y los comportamientos que [esta producción] genera». Por tanto, es el modo de producción el que hay que confrontar y por eso también las reacciones de las clases dominantes son tan violentas y sistemáticas.
Este cambio no pasa por una «limitación» artificial del crecimiento (lo que supondría seguir midiéndolo), sino por dar prioridad a estas necesidades. En este marco, es posible que en algún momento se necesite más actividad y tecnología. Pero este aumento no sería un fin en sí mismo y sería temporal, ya que se pondría al servicio de un modo de vida más sostenible.
En última instancia, la construcción de esta alternativa implica salir del duelo entre «crecimiento» y «decrecimiento», que son los términos de un debate que forma parte del marco actual. Lo que debe ser central a partir de ahora son las condiciones y los medios para superar el crecimiento. Esto es lo que han entendido claramente los adversarios de este cambio y por eso intentan mantener el debate en su marco actual. La tarea de los partidarios de una política realista frente a la crisis económica es ahora no dejarse atrapar en este falso debate y construir una alternativa deseable.
Romaric Godin
Periodista, es analista político de Mediapart, Francia.
Fuente: https://www.mediapart.fr/
Traducción: Antoni Soy
7. Reunión de partidos comunistas de la antigua Yugoslavia
Poco creo que se pueda hacer ahora en los Balcanes tras las terribles guerras por la ruptura de Yugoslavia, pero al menos lo intentan. En otro orden de cosas, curiosamente el que lo publica es un francés indepe -catalanista, se entiende-. Pero no se lo tengo en cuenta porque va publicando cositas de los comunistas en diferentes partes del mundo: https://www.editoweb.eu/
Los comunistas de Yugoslavia se reunieron en Montenegro
Martes, 30 de mayo de 2023
La 13ª sesión del Comité de Coordinación de los Partidos Comunistas y Obreros de la antigua Yugoslavia se celebró el 28 de mayo en el Comité Municipal de Nikšić del Partido Comunista Yugoslavo de Montenegro (JKPCG).
Artículo y traducción de Nico Maury
El Partido Comunista de Yugoslavia en Montenegro (JKPCG) organizó esta reunión, en la que participaron representantes de los comunistas de Serbia, el Partido Comunista de Macedonia, la Unión de Comunistas de Bosnia-Herzegovina y el Partido Socialista de los Trabajadores de Croacia.
La reunión estuvo presidida por Radislav Stanišić, Presidente del Comité Central del JKPCG. Señaló que el objetivo del comité de coordinación era crear un programa político único que se propondría a todos los partidos comunistas y obreros del territorio de la antigua Yugoslavia. Mirko Raca, Presidente en funciones de la Unión de Comunistas de Bosnia-Herzegovina, anuncia que las nuevas generaciones se interesan por el comunismo y que los comunistas pueden responder a esta necesidad.
A partir de este encuentro común, con programas comunes, los comunistas de la antigua Yugoslavia quieren recuperar la fraternidad, la unidad y la libre circulación de personas en todas las repúblicas.
El Consejo de Coordinación se creó en 2009 por iniciativa del Partido Socialista de los Trabajadores de Croacia (SRP). El Nuevo Partido Comunista de Yugoslavia (NKPJ) no está afiliado a esta coordinación.
8. Un ministro turco se viene arriba.
Ya sabemos que los turcos juegan con cuatro o cinco barajas a la vez, pero son notables estas declaraciones del ministro del Interior turco, Soylu, en los últimos días. Hay que tener en cuenta, eso sí, que era durante las elecciones, donde todo vale:
-«Llamadnos cobardes si no echamos a quienes causen problemas a nuestro país, incluidas las tropas americanas, en los próximos cinco años».
-«Es la primera vez que hemos tenido esta oportunidad. Es la primera vez que hemos pillado a Occidente. Es la primera vez que hemos pillado a América».
-«Estamos en nuestra posición más fuerte en los últimos 300 años, por la gracia de Alá. Mañana será el punto de inflexión para salvar al mundo de su opresión y sus malos actos -de Occidente, se entiende-.
9. Acabar con el G7
El último boletín del Tricontinental
El G7 debiera cerrarse de una vez | Boletín 21 (2023)
https://thetricontinental.org/es/newsletterissue/cumbre-g7/
10. Campaña electoral.
Sin ánimo de ofender, y si me permitís otro vídeo de bichos, así me imagino yo las campañas electorales ahora que no las sigo en vivo. Tanto trabajo con el relato pa ná. https://twitter.com/