Del compañero y miembro de Espai Marx, Carlos Valmaseda.
1. Bombas de racimo.
2. No sé Rick…
3. Vivimos en el capitalismo. Su poder parece ineludible…
4. Convención NAFO.
5. La derecha “insumisa” francesa.
6. Negacionismo patrio.
7. Evolución de la economía rusa en el primer trimestre de 2023
8. Mi imagen del día: el mundo de hoy.
9. Más sobre el libro de González Reyes y Almazán.
10. Por qué Montevideo no tiene agua
1. Bombas de racimo.
Ya sabemos que la hipocresía es inevitable en una guerra. Pero conviene dejar claro que tanto rusos como ucranianos han utilizado bombas de racimo siempre que les ha parecido conveniente. Rusia, como EEUU o China, no es firmante del tratado que propone su eliminación. Es más, los ucranianos las utilizaron contra la población civil en 2014 -esa era en la prehistoria que no conoce ningún periodista occidental-. Human Rights Watch, para nada prorrusa, lo documentó: https://twitter.com/
Pero si retrocedemos un poco en el tiempo, esto es lo que hizo EEUU con bombas -incluidas las de racimo- en Laos: https://twitter.com/sahouraxo/
Estados Unidos lanzó 270 millones de bombas de racimo sobre Laos. «Cada ocho minutos, 24 horas al día, durante nueve años, desde 1964 hasta 1973, un avión cargado de bombas de racimo fue lanzado sobre Laos por los B-52 estadounidenses».
50 años después, los civiles (y los niños) siguen siendo volados por las bombas.
JLMR: ¿Rusia ha utilizado bombas de racimo en la guerra de Ucrania?
CV: Naturalmente Ucrania dice que sí, y la prensa otanista también. En la Wikipedia en inglés hay una entrada con una información totalmente sesgada. https://en.m.wikipedia.org/. Creo que tiene credibilidad cero. Curiosamente, tiene versión en ruso, pero las fuentes citadas en ruso son todas basura otanista, como Radio Liberty en ruso. Así que no he encontrado ninguna fuente independiente que lo demuestre, solo propaganda ucraniana y noticias de prensa otanistas, valga la redundancia. Sin embargo, me suena que he leído algún tuitero prorruso que no lo descartaba, pero no encuentro ahora enlace.
Eso sí, si quieren usarlas, tienen bombas de racimo para aburrir. En este hilo se describen las más importantes -en inglés-: https://twitter.com/_
2. No sé Rick
Si no nos podemos creer todo lo que vemos en internet, ¿qué nos queda? Así que con la esperanza de que la cita sea cierta, aquí os paso este mensaje de Extinction Rebellion Spain.
Fuente: https://twitter.com/
3. Vivimos en el capitalismo. Su poder parece ineludible…
Había leído muchas veces esta cita de Ursula K. Le Guin -una de mis escritoras favoritas de ciencia ficción-, pero no había visto nunca el vídeo de la ceremonia de entrega de premios en la que la pronunció.
He aquí un vídeo de las últimas frases, con su famosa cita sobre el capitalismo:
«Vivimos en el capitalismo. Su poder parece ineludible, pero también lo parecía el derecho divino de los reyes. Se puede resisitir a cualquier poder humano y puede ser cambiado por los seres humanos. La resistencia y el cambio comienzan a menudo en el arte. Muy a menudo en nuestro arte, el arte de las palabras.
He tenido una larga carrera como escritora, y buena, en buena compañía. Aquí, al final de la misma, no quiero ver cómo la literatura estadounidense termina siendo arrojada al garete. Los que vivimos de escribir y publicar queremos y debemos exigir nuestra parte justa de los beneficios; pero el nombre de nuestra hermosa recompensa no es el beneficio. Se llama libertad».
Por si queréis más, aquí tenéis el vídeo completo y la transcripción -en inglés-: Ursula K. Le Guin — National Book Foundation Medal: Ursula’s Acceptance Speech
Esta es la traducción:
Discurso de aceptación de la Medalla de la Fundación Nacional del Libro a la Contribución Distinguida a las Letras Americanas
A quienes me han concedido esta hermosa recompensa, mi agradecimiento de corazón. Mi familia, mis agentes, mis editores, saben que mi presencia aquí es tanto obra suya como mía, y que la hermosa recompensa es tanto suya como mía. Y me regocijo aceptándola y compartiéndola con todos los escritores que han sido excluidos de la literatura durante tanto tiempo: mis colegas autores de fantasía y ciencia ficción, escritores de la imaginación, que durante cincuenta años han visto cómo las hermosas recompensas iban a parar a manos de los llamados realistas.
Se avecinan tiempos difíciles, en los que necesitaremos las voces de escritores que puedan ver alternativas a cómo vivimos ahora, que puedan ver a través de nuestra sociedad presa del miedo y sus tecnologías obsesivas otras formas de ser, e incluso imaginar verdaderos motivos de esperanza. Necesitaremos escritores que recuerden la libertad, poetas, visionarios, realistas de una realidad más amplia.
Ahora mismo, necesitamos escritores que conozcan la diferencia entre la producción de una mercancía de mercado y la práctica de un arte. Desarrollar material escrito que se adapte a las estrategias de venta con el fin de maximizar los beneficios empresariales y los ingresos publicitarios no es lo mismo que la publicación responsable de libros o la autoría.
Sin embargo, veo cómo los departamentos de ventas controlan la edición. Veo a mis propios editores, en un pánico tonto de ignorancia y codicia, cobrando a las bibliotecas públicas por un libro electrónico 6 o 7 veces más de lo que cobran a los clientes. Acabamos de ver a un especulador intentar castigar a un editor por desobediente, y a escritores amenazados por una fatwa corporativa. Y veo a muchos de nosotros, los productores, que escribimos los libros y hacemos los libros, aceptando esto – dejando que los especuladores de mercancías nos vendan como desodorante, y nos digan qué publicar, qué escribir.
Los libros no son sólo mercancías; el afán de lucro entra a menudo en conflicto con los objetivos del arte. Vivimos en el capitalismo, su poder parece ineludible, pero también lo parecía el derecho divino de los reyes. Cualquier poder humano puede ser resistido y cambiado por los seres humanos. La resistencia y el cambio suelen comenzar en el arte. Muy a menudo en nuestro arte, el arte de las palabras.
He tenido una larga carrera como escritora, y buena, en buena compañía. Aquí, al final de la misma, no quiero ver cómo la literatura estadounidense se arroja al garete. Los que vivimos de escribir y publicar queremos y debemos exigir nuestra parte justa de los beneficios; pero el nombre de nuestra hermosa recompensa no es beneficio. Se llama libertad.
Gracias.
Ursula K. Le Guin
19 de noviembre de 2014
4. Convención NAFO
En Vilna, como prolegómeno a la reunión de la OTAN, se han reunido algunos de los frikis conocidos como NAFO, y la inmediata batalla con los tuiteros prorrusos nos están proporcionando grandes momentos de diversión. Los prorrusos, que los NAFO llamarían despectivamente «vatniks», tienen esta imagen mental de los NAFO:
Fuente: https://twitter.com/
Que conste que en todas partes cuecen habas, y algunos prorrusos pueden ser así -ayudados por el vodka-:https://twitter.com/ (La canción que baila loa al presidente Putin. Hay muchas. Si queréis un día os hago un hit parade)
Pero no se sabía muy bien quienes eran los NAFO porque suelen ser anónimos tras seudónimo. Hoy por fin hemos podido ponerles cara. Son estas:
Fuente: https://twitter.com/Navsteva/
Y este es el fundador: un polaco antisemita -este de verdad- admirador de Hitler. Este es el pollo: Fuente: https://twitter.com/
Pero quizá lo más gracioso sea que, como los chihuahuas bálticos no pierden oportunidad de hacer el ridículo, la convención ha recibido la bendición oficial de la presidenta de Estonia en esta declaración pública -en inglés, claro-:
5. La derecha “insumisa” francesa.
Recordemos que hubo algún momento que los franceses se plantaron ante una de las guerras promovidas desde EEUU. El discurso del ministro de exteriores frances Dominique Villepin en las Naciones Unidas contra la guerra de Irak debe ser uno de los últimos actos de independencia europea. El mismo Villepin, ante la estupefacción de la basura otanista habitual en prensa que le entrevista, argumenta que el mundo está con Rusia y que Europa debería intentar mantener un estatus propio en la geopolítica internacional.
Una intervención memorable en los tiempos que corren, la verdad. En francés subtitulada en francés. Estas son algunas de las frases destacadas:
«El mundo está con Rusia, hay que restablecer una relación»-de Villepin
«Rusia sí tiene de su parte a gran parte de los pueblos del mundo».
«Nos equivocamos si hablamos de neutralidad»,
«No podemos negarnos una relación con Rusia en el futuro».
6. Negacionismo patrio.
España no es un país especialmente negacionista. La inmensa mayoría de la población cree que sí hay cambio climático provocado por el hombre. Pero en redes los negacionistas voxeros son cada vez más activos. Un negacionista que escribe en redes o no tiene ni puta idea de lo que habla o está pagado para transmitir esos mensajes. En ninguno de los casos vale la pena contestar. Espero que en los futuros juicios climáticos de Nuremberg ejecuten a los que más hayan destacado en este campo. Pero el científico Fernando Valladares no piensa que sea inútil contestar, y con una paciencia infinita responde al alud de tarugos que responden a este tuit:
Fuente: https://twitter.com/
Aunque a uno se le lleven los demonios al leerlas, puede valer la pena ver esas respuestas voxeras para entender lo que nos vamos a encontrar cada vez con más frecuencia. Recordemos que una de las propuestas electorales de Vox es limitar la AEMET, la agencia española metereológica, ese «chiringuito»…
7. Evolución de la economía rusa en el primer trimestre de 2023
He intentado un par de veces enviar este mensaje con las imágenes a tamaño grande y pequeño y el servidor me avisa de que sigue pesando demasiado, así que las elimino. Las podéis ver en el artículo original…
Aunque no os lo he pasado cada mes, Sapir ha seguido estudiando la evolución mensual de la economía rusa. Se acaba de celebrar la 65ª sesión del seminario franco-ruso en el que participa -donde ha habido otras interesantes aportaciones-, y ha redactado este artículo que os paso en el que resume la evolución de la economía rusa en el primer semestre de 2023.
Cómo la economía rusa frustró las medidas de «guerra económica» de Occidente
Este texto fue escrito tras la 65ª sesión del seminario franco-ruso coorganizado por el Centre d’Études des Modes d’Industrialisation de la École de Guerre Économique (París) y el Instituto de Previsión Económica de la Academia Rusa de Ciencias (Moscú). Este seminario se celebró del 3 al 5 de julio, tanto presencialmente como a distancia, y fue acogido por la École de Guerre Économique, a la que quiero dar las gracias. Reunió a investigadores de Francia, Rusia, Armenia y Bielorrusia. Es testimonio de la determinación de estos investigadores por mantener la cooperación científica entre Francia y Rusia, a pesar de las circunstancias actuales.
Este texto está redactado de acuerdo con las normas de Chatham House. Las contribuciones de los participantes son anónimas. No obstante, se hacen referencias a los documentos presentados durante el seminario. El autor de este texto desea agradecer a sus colegas sus comentarios y contribuciones durante el seminario. El autor es el único responsable de cualquier error u omisión en este texto.
¿Cómo ha afrontado la economía rusa las sanciones impuestas desde finales de febrero de 2022? Esta pregunta ha sido muy debatida, a menudo con más propaganda que hechos. Hay que recordar que las sanciones aplicadas contra Rusia desde el inicio de las hostilidades en Ucrania han sido profundas y de gran alcance[1]. Se suman a las sanciones puestas en marcha tras los acontecimientos de 2014[2]. Los analistas, tanto occidentales como rusos, han elaborado predicciones a menudo catastróficas sobre el aspecto que tendrá la economía rusa a finales de 2022. Sin embargo, no ha ocurrido nada dramático. Esta situación nos recuerda otro gran fracaso de las previsiones en 1998-1999, tras el crack financiero ruso.
Estas sanciones tuvieron un impacto, que fue y sigue siendo reconocido por las autoridades rusas. Pero la cuestión era, y sigue siendo, cuánto. Al final, para 2022, el crecimiento, que era del 3,5% en los dos meses anteriores a las sanciones, se convirtió en una recesión del -2,1%. Esto es ciertamente significativo, pero sigue siendo mucho menos de lo que se había previsto inicialmente, con cifras anunciadas del -8% al -10%. Evidentemente, la economía rusa no se ha hundido, ni financiera ni económicamente, y hay mucho debate sobre el impacto real de las sanciones.
Además, la economía rusa parece haber recuperado un crecimiento bastante sólido a finales del primer semestre de 2023. Desde finales del primer trimestre de 2023, la industria rusa ha registrado excelentes resultados. Los volúmenes y niveles de producción han vuelto a los niveles anteriores a las sanciones. Es importante destacar que esto se aplica a todos los sectores, no sólo a los que tienen potencial militar. Por otra parte, un estudio microeconómico muestra que el impacto de las sanciones aún no se ha borrado, aunque está siendo claramente absorbido. La industria rusa ha recuperado su eficacia, pero todavía no su eficiencia. En otras palabras, la economía y la industria han vuelto a los volúmenes de producción de principios de 2022, pero la productividad laboral ha caído.
Una evaluación general
El crecimiento de la industria y de la economía en general, que ya había sido fuerte en abril, se aceleró bruscamente en mayo. En términos interanuales, el PIB (en el sentido de la producción material) habría aumentado un 8,7% y, en sentido general, un 5,4% tras el 3,4% de abril. Las ventas al por menor aumentaron un 9,2% y el desempleo bajó al 3,2% de la población activa. Se estima que los salarios reales aumentaron un 10%. La producción industrial creció un 7,1% (con un aumento del 12,8% en la industria manufacturera, mientras que la producción de materias primas aumentó un 1,2%), la agricultura un 2,9% y la construcción un 13,5%.
¿Cómo explicar estos resultados, y también la excelente resistencia de la economía rusa a lo que es, y sigue siendo, el marco de sanciones más restrictivo jamás impuesto a un país, aparte de los casos de guerra? De hecho, las medidas adoptadas contra Rusia pueden asimilarse a una guerra económica. Parece que los iniciadores de las sanciones, Estados Unidos y los países de la Unión Europea, han subestimado la resistencia de la economía rusa, su capacidad de transformación y la capacidad de reacción del gobierno ruso.
Gráfico 1
Fuentes: FSGS (ROSSTAT) Sotsial’no-Yekonomitcheskoe Polozhenie Rossii, n°5, 2023
Estos últimos han sido significativos. El Gobierno ruso ha prestado una gran ayuda tanto a la población como a las empresas. Este nivel de ayuda no tiene precedentes desde hace más de una década. El Ministerio de Hacienda ha levantado su política restrictiva, y en particular la aplicación de la «regla presupuestaria». Las empresas también han respondido bien. El aumento de la inversión en 2022 (+5,4%), en un momento en que la economía se contraía, es el signo de esta combinación entre las ayudas públicas, los gastos en infraestructuras y los pedidos militares de mayo-junio de 2022, y las reacciones de las empresas. A esto hay que añadir los beneficios obtenidos por las empresas exportadoras (tanto de hidrocarburos como de subproductos y productos químicos). Estos beneficios pueden haber alimentado importantes inversiones directas, pero también importantes pedidos para el resto de la industria. Las empresas se han mostrado optimistas desde el otoño de 2022, y este optimismo es actualmente elevado. Un dato importante es que, desde principios de 2023, los beneficios del sector no petrolero ni gasístico han crecido más rápidamente que los del sector del petróleo y el gas. Los ingresos reales de la población se han resentido de la importante inflación registrada en abril-junio de 2022. Sin embargo, la ralentización de la inflación y la fuerte subida de los salarios nominales condujeron a una estabilidad general de los salarios reales en 2022 y a un aumento en el primer semestre de 2023.
Esto ha provocado un aumento del empleo y una caída histórica de la tasa de paro, que actualmente se sitúa en el 3,2% de la población activa y podría situarse por debajo del 3% a finales de año. De hecho, el número de personas que han abandonado el país ha sido muy limitado (no más de 500.000, de hecho).
Así pues, en mayo de 2023 la producción industrial ha vuelto a su nivel más alto desde diciembre de 2021, y la producción manufacturera de los 4 primeros meses del año ha aumentado un 4,8% con respecto a los resultados de 2022. Las previsiones para junio de 2023 indican un aumento del 7% al 8%. Sin embargo, hay que tener en cuenta el impacto de un importante efecto de base en la industria, ya que los datos de marzo a mayo de 2022 fueron malos. Esto puede explicar en parte los buenos resultados de abril y mayo de 2023. Sin embargo, los datos de abril y mayo muestran que la producción industrial en volumen está muy por encima de su nivel de 2021. Estamos efectivamente en presencia de un crecimiento absoluto.
Análisis por sectores[3]
El impulso de las industrias de consumo (alimentación, textil, muebles), que habían mostrado una notable resistencia a las sanciones, salvo la construcción de muebles tras la retirada de las empresas occidentales, se está acelerando bruscamente. La sustitución de importaciones podría explicarlo, y en particular la fortísima recuperación de la construcción de muebles en los últimos meses. En general, podemos suponer que la sustitución de importaciones se ha desarrollado rápidamente en los bienes de consumo, y que avanzará hacia productos con un mayor contenido tecnológico.
La química y el refinado, que habían registrado descensos del orden del -5% (lo que explica la caída de la contaminación observada por los satélites durante la segunda mitad de 2022[4]), parecen haber salido de la depresión desde el pasado mes de marzo. La tasa de beneficios de estos sectores fue especialmente elevada en 2022. Esto sugiere que estas industrias disponen de recursos financieros para financiar inversiones. Además, aunque la producción de fertilizantes se vio limitada durante parte del año debido a las restricciones a la exportación (sobre todo en los países de la UE), el aumento de la producción de pólvoras y explosivos (vinculada a la fabricación de municiones) compensó parte de las pérdidas de producción en el 2º semestre de 2022. La producción de medicamentos y material médico ha vuelto a un buen nivel, beneficiándose del apoyo público a la sustitución de importaciones.
Gráfico 2
Gráfico 3
Cabe señalar que la industria química experimentó un fuerte aumento de la inversión tanto antes como después de la crisis de COVID-19.
La metalurgia y los productos metálicos, un sector que en general no se vio afectado por las sanciones, experimenta ahora tasas de crecimiento impresionantes, sobre todo en el caso de los productos metálicos (perfiles y productos laminados).
Gráfico 4
Si nos fijamos ahora en la producción que implica procesos complejos (electrónica, óptica, maquinaria y equipos), que debería haber soportado todo el impacto de las sanciones, no sólo vemos una buena resistencia en 2022, sino que hay una clara aceleración en 2023. Sin embargo, este sector incluye una serie de actividades con implicaciones militares. No sería de extrañar, por tanto, que éstas hayan «tirado» hacia arriba de los resultados globales.
Producción militar
En el seminario se confirmó que las tres mayores plantas de producción militar para las fuerzas terrestres -Kurganmashzavod, Omsktransmash y Uralvagonzavod- habían registrado aumentos significativos de la producción. En el caso de Kurganmashzavod, que contaba con 1.700 empleados antes del estallido de las hostilidades en Ucrania, el empleo habría aumentado hasta 3.900 el 1 de marzo de 2023 (un incremento del 129%). Se estima que el número de horas trabajadas ha aumentado al menos un 10%. Esto explica el fuerte aumento de los salarios en la provincia de Kurgan. Esta fábrica parece estar especializada en la producción de nuevos vehículos de combate de infantería y en la modernización de este tipo de equipos. UralvagonZavod parece haberse especializado totalmente en la producción de nuevos tanques, mientras que la modernización de los tanques «viejos» parece haberse confiado a Omsktransmash (modernización de T-64 y T-80).
En el caso de Uraltransmash y las fábricas de reparación de material militar terrestre, el aumento del empleo equivale al menos a un +80% y las fábricas han pasado a un régimen de 2 turnos (de 14 a 16 horas al día). Aunque todavía no se ha llegado a un régimen de «tiempo de guerra» (3 x 8 / 7 x 7), es probable que la producción se haya duplicado como mínimo. También se ha producido un fuerte aumento del empleo, del 90% al 150%, en los «techzavods» que fabrican componentes para misiles, aviones y helicópteros.
Sin embargo, los aumentos de la producción de equipos electrónicos y eléctricos en los dos últimos meses han sido de tal magnitud que los pedidos militares no pueden explicarlos todos. También hay que señalar que, lógicamente, la producción y los pedidos militares deberían haber aumentado fuertemente a partir de junio-julio de 2022. También en este caso, la sustitución de importaciones debe haber desempeñado un papel importante para explicar tal aumento de la producción.
Gráfico 5
Por último, en equipos de transporte, podemos ver claramente el gran impacto de las sanciones occidentales en la producción de automóviles (fue mucho menor en el caso de los camiones). En este caso, se tardó un año en reequipar las líneas de producción en virtud de los acuerdos firmados con productores principalmente chinos. Los modelos producidos se cambiaron o modificaron ampliamente para aceptar nuevos componentes. La recuperación de este sector en abril (+30%) y mayo de 2023 (+87%) es, por tanto, espectacular.
Gráfico 6
La producción de camiones de diversos tipos también experimentó un fuerte aumento a finales del segundo semestre de 2022 como consecuencia de los pedidos militares.
En conjunto, la reacción de las distintas ramas de la industria durante 2022 y principios de 2023 parece haber sido el resultado de los siguientes factores:
1. El impacto de las sanciones en el suministro de equipos y la disminución gradual de este impacto como resultado de la introducción de fuentes alternativas para el suministro de dichos equipos (fabricación de automóviles, producción de medicamentos y equipos médicos, fabricación de muebles).
2. Impacto de las sanciones que provocan el cierre de los mercados de exportación tradicionales y la apertura de nuevos mercados, generalmente (pero no exclusivamente) situados en Asia (productos químicos, productos metálicos).
- Impacto de la política de sustitución de importaciones y del apoyo gubernamental a esta política (industria alimentaria, electrónica, material eléctrico).
1. Cambios en la demanda de los hogares (deprimida en el segundo y tercer trimestre de 2022, recuperándose en el cuarto trimestre de 2022 y el primero de 2023).
2. La importancia de la contratación pública y, en particular, de la militar.
También ha influido el impacto de las inversiones anteriores. Algunos sectores muestran un notable impulso inversor.
Gráfico 7
Evolución de las inversiones desde 2010
Fuente: presentación de Alexandre Shirov (IPE-ASR) en el seminario franco-ruso del 4 de julio de 2023
Globalmente, el 55% de las inversiones procede de fondos propios de las empresas (autofinanciación), el 10% del sistema bancario, el 20% de fondos públicos (presupuestarios y no presupuestarios) y el 15% de una mezcla de emisiones de títulos (2%) y préstamos concedidos por otras empresas en el marco de las relaciones con los subcontratistas.
¿Significa esto que la industria rusa se ha recuperado totalmente del impacto de las sanciones? Un análisis más microeconómico (una encuesta entre varios miles de empresas realizada por el IPE-ASR bajo la dirección de Dmitry Kuvalin) muestra que no es exactamente así, aunque también en este caso la mejora de la situación es indiscutible y muestra un importante potencial de crecimiento.
Cómo responden las empresas a las sanciones
En el primer semestre de 2023 prosiguió la recuperación de la economía rusa de la ralentización posterior a la crisis provocada por las sanciones exteriores a gran escala, observándose un crecimiento de la producción en casi todos los sectores clave de la industria rusa. Las encuestas semestrales realizadas por el Instituto de Previsión Económica (IPE-ASR) de Moscú, basadas en más de mil empresas (excluido el sector energético), muestran que las empresas se están adaptando y que persisten ciertas dificultades. Las estimaciones de las empresas indican una mejora de la situación y una adaptación progresiva de la economía rusa a las sanciones. En particular, un año después del inicio de las nuevas sanciones, el 31,5% de las empresas encuestadas estimaron inmediatamente que no habían sufrido ningún efecto negativo de estas sanciones y el 9% que no habían sufrido ninguna consecuencia «por el momento».
Tableau 1
Votre société a-t-elle été impactée par les sanctions
Avr-Mai 2022 |
Nov-Dec 2022 |
Avr-Mai 2023 |
|
Oui |
59,20% |
66,20% |
60,60% |
Non, pas pour l’instant |
22,30% |
14,60% |
7,90% |
Non |
18,50% |
19,20% |
31,50% |
(Total non) |
40,80% |
33,80% |
39,40% |
Cuadro 1
¿Se ha visto afectada su empresa por las sanciones?
Abr-mayo 2022 Nov-Dic 2022 Abr-mayo 2023
Sí 59,20% 66,20% 60,60
No, de momento no 22,30% 14,60% 7,90
No 18,50% 19,20% 31,50
(Total no) 40,80% 33,80% 39,40
La proporción de estas valoraciones optimistas fue significativamente mayor que en las encuestas de 2022. Sin embargo, la proporción de encuestados afectados por sanciones sigue siendo elevada (60,6%). En otras palabras, a pesar de la evolución positiva, el impacto de las sanciones en el conjunto de las empresas rusas sigue siendo significativo, aunque muy variable.
Tableau 2
Les sanctions ont-elles eu des conséquences sur votre entreprise
Nov-Dec 2022 |
Avr-Mai 2023 |
|
Pas de conséquences |
16,20% |
18,90% |
Conséquences positives |
0,80% |
3,90% |
Conséquences positives et négatives |
20,80% |
24,40% |
Conséquences négatives |
56,90% |
46,50% |
Ne se prononce pas |
5,30% |
6,30% |
Cuadro 2
¿Han repercutido las sanciones en su empresa?
Nov-Dic 2022 Abr-May 2023
Sin impacto 16,20% 18,90% Impacto positivo
Impacto positivo 0,80% 3,90% Impacto positivo y negativo
Consecuencias positivas y negativas 20,80% 24,40%
Consecuencias negativas 56,90% 46,50% Ninguna opinión
Sin opinión 5,30% 6,30% Sin opinión
La proporción de encuestados que afirman haber sufrido únicamente consecuencias negativas de las sanciones disminuyó del 56,9% a finales de 2022 al 46,5% en la primavera de 2023. Al mismo tiempo, la proporción de encuestados que creen que las sanciones no tuvieron consecuencias particulares para ellos aumentó ligeramente durante el mismo periodo, del 16,2% al 18,9%. La proporción de quienes afirman que las sanciones han tenido consecuencias positivas también aumentó hasta el 34,6%. Las empresas siguen señalando la existencia de problemas específicos causados por las sanciones. Al igual que en 2022, los problemas más acuciantes incluyen
Dificultades para abastecerse de materias primas y componentes importados (61,9% de las respuestas),
Subidas de precios (61,1%),
El aumento de la incertidumbre general en la economía (45,2%),
El aumento del coste de las importaciones (44,4%).
Al mismo tiempo, no ha habido un aumento significativo de los problemas asociados a las sanciones. La frecuencia de los informes sobre efectos negativos ha disminuido, mientras que la de los efectos «positivos» ha aumentado. Por ejemplo, en comparación con finales de 2022, los problemas para obtener importaciones, la reducción de las oportunidades de exportación y las restricciones a las importaciones de tecnología han empezado a mencionarse con menos frecuencia. Lo más probable es que esta dinámica de respuestas esté asociada a la introducción gradual de canales alternativos para los suministros transfronterizos, así como al fortalecimiento de los procesos de sustitución de importaciones.
Tableau 3
Quelles mesures ont été prises par votre entreprise en réaction aux sanctions ?
Avr-Mai 2022 |
Nov-Dec 2022 |
Avr-Mai 2023 |
|
Réduction du coût du personnel |
11,50% |
12,60% |
11,20% |
Réduire l’investissement |
36,90% |
30,70% |
34,80% |
Arrêter la production de certains produits |
14,80% |
18,10% |
8,00% |
Recherche de nouveaux fournisseurs en Russie |
69,70% |
78,00% |
67,20% |
Recherche de nouveaux fournisseurs à l’étranger |
36,10% |
42,50% |
34,00% |
Commencer la production de nouveaux produits |
21,30% |
27,60% |
20,60% |
Chercher de nouveaux marchés |
31,10% |
39,40% |
41,20% |
Restructurer et moderniser la production pour le futur |
14,80% |
33,10% |
32,80% |
Cuadro 3
¿Qué medidas ha tomado su empresa en respuesta a las sanciones?
Abr-mayo 2022 Nov-Dic 2022 Abr-mayo 2023
Reducir los gastos de personal 11,50% 12,60% 11,20
Reducir la inversión 36,90% 30,70% 34,80
Dejar de fabricar determinados productos 14,80% 18,10% 8,00
Buscar nuevos proveedores en Rusia 69,70% 78,00% 67,20
Buscar nuevos proveedores en el extranjero 36,10% 42,50% 34,00
Iniciar la producción de nuevos productos 21,30% 27,60% 20,60
Buscar nuevos mercados 31,10% 39,40% 41,20% Reestructurar y modernizar la producción
Reestructurar y modernizar la producción para el futuro 14,80% 33,10% 32,80
El predominio de los métodos «activos» de adaptación a las sanciones sobre los métodos «pasivos» es cada vez más evidente. En particular, en la primavera de 2023, la proporción de respuestas relativas a los distintos tipos de reducción de costes siguió disminuyendo. La proporción de respuestas sobre la reducción de los costes de inversión cayó del 36,9% en la primavera de 2022 y del 30,7% a finales de 2022 al 24,8% en la primavera de 2023. Del mismo modo, la proporción de respuestas relativas al cese de la producción de determinados tipos de productos descendió del 18,1% a finales de 2022 al 8,4% en la primavera de 2023. Al mismo tiempo, la frecuencia de los informes sobre la búsqueda de proveedores alternativos en Rusia y en el extranjero, la puesta en marcha de procesos de modernización de la producción y la búsqueda de nuevos mercados de venta siguió siendo elevada.
La rapidez con la que las empresas se adaptan a las sanciones depende en gran medida del apoyo de las autoridades. Las opiniones de las empresas rusas sobre el tipo de medidas de apoyo que las autoridades deberían aplicar antes del final de la primavera de 2023 no han cambiado mucho en comparación con las respuestas de 2022. En términos de frecuencia de mención tenemos:
Reducir (o frenar) los precios de la energía y el transporte (54,0% de las respuestas),
Reducir la carga burocrática (46,8%)
Reducir la presión fiscal sobre los productores (46,0%)
Apoyo a la demanda en la economía a través de la contratación pública (43,7% de las respuestas),
Apoyo financiero a la sustitución de importaciones (38,9%)
Lanzar grandes proyectos de infraestructuras (36,5%).
En respuesta a las preguntas sobre el papel del Estado en las condiciones actuales, la mayoría de las empresas encuestadas se mostraron, como antes, favorables a seguir aplicando una política económica estatal más activa. En la primavera de 2023, el 44,4% de los encuestados estaba a favor de una mayor intervención del Estado en la economía por métodos indirectos, y el 11,3% estaba a favor de una mayor intervención directa.
Al mismo tiempo, alrededor de un tercio de las empresas eran partidarias de una cierta reducción del papel del Estado en la economía. Si analizamos la dinámica de las respuestas a la pregunta sobre el papel deseable del Estado en la economía en los últimos 10 años, la proporción de los partidarios de un Estado más activo ha disminuido lentamente, mientras que la de los partidarios de la opinión contraria ha aumentado.
Con toda probabilidad, esta tendencia indica un aumento gradual de la confianza de las empresas rusas en su propia fuerza.
¿Qué tipo de crecimiento para 2023?
Existe un amplio debate sobre las perspectivas de crecimiento de la economía rusa en 2023. Algunos economistas prevén una fuerte ralentización del crecimiento en el segundo semestre de 2023, lo que debería limitar el crecimiento total al 1% o al 1,5%. Cabe señalar que estas cifras, que pueden parecer decepcionantes en comparación con los datos de los últimos meses, siguen siendo muy superiores a las estimaciones realizadas a principios de 2023 (enero-febrero), que preveían una recesión del -0,7% para 2023. Un crecimiento de entre el 1% y el 1,5% supondría una mejora con respecto a la previsión del FMI (abril de 2023) de +0,7% para 2023.
Los argumentos a favor de un bajo crecimiento en 2023 son los siguientes:
La inversión parece haberse debilitado notablemente en el 1er trimestre de 2023 y debería seguir débil en el 2º trimestre.
El contenido en «nuevos equipos» de la inversión en 2022 fue inferior al de 2021 (35,5% frente a 39,5%).
Las políticas fiscales y monetarias del Banco Central podrían volverse más restrictivas.
Las exportaciones ya no desempeñarán el papel de «locomotora» del crecimiento como en 2022.
La caída del tipo de cambio (deseada por el Banco Central para maximizar los ingresos fiscales del Estado) tendrá un impacto negativo en el abastecimiento y el consumo de los hogares.
Esto suscita una serie de comentarios.
Actualmente existe una gran incertidumbre en torno a la política económica del Gobierno. Han mantenido su política de apoyo a la economía y a los hogares en el primer trimestre de 2023, y han aceptado un déficit presupuestario relativamente elevado. No hay que subestimar la posibilidad de una «vuelta a la ortodoxia fiscal». Sin embargo, Rusia está a punto de entrar en un ciclo electoral (elecciones presidenciales en 2024). Lógicamente, la política fiscal debería seguir siendo relativamente expansiva y el Gobierno debería mantener su política de «mantequilla Y mantequilla», que tiene un efecto muy claro sobre el crecimiento. La política monetaria plantea otro problema. Los tipos de interés reales son muy elevados como consecuencia de la fuerte caída de la inflación. Esto podría ser un factor de ralentización de la actividad. Pero el crédito bancario interviene poco en la inversión, y la proliferación de mecanismos de «subvención» de los préstamos hace que los tipos oficiales sean mucho menos importantes que antes de 2022.
La cuestión del tipo de cambio puede abordarse de diferentes maneras. Evidentemente, un rublo que se deprecia encarece la compra de equipos y piezas de recambio en el extranjero y tiende a hacer subir los precios al consumo, aunque la proporción de bienes de consumo suministrados por las importaciones haya disminuido considerablemente. Sin embargo, esta depreciación aumenta el volumen de los impuestos sobre las importaciones, que naturalmente se recaudan en rublos, y permite una política fiscal más expansiva.
El análisis de la tasa de margen, que desempeña un papel decisivo en la inversión (tanto en términos de recursos financieros como de perspectivas de futuro), muestra que fue particularmente elevada en 2022 tanto para las industrias exportadoras (química, metalúrgica, minera) como para las industrias más centradas en el consumo interno (farmacéutica, material eléctrico, materiales de construcción y textil).
Gráfico 8
Fuente: Presentación de Alexandre Shirov (IPE-ASR) en el seminario franco-ruso del 4 de julio de 2023.
Los que adoptan una visión más optimista cuentan con un crecimiento superior al 2% en 2022, con un máximo (crecimiento potencial) del 4%. Los argumentos en favor de esta opinión son los siguientes:
La demanda interna privada se mantendrá elevada como consecuencia del aumento de los salarios reales y la revalorización de las pensiones y otras prestaciones.
La demanda pública seguirá siendo elevada, tanto por la continuación de las hostilidades en Ucrania como por los programas de infraestructuras lanzados por el Gobierno.
Las empresas avanzan hacia un fuerte crecimiento y sus expectativas son claramente optimistas.
Estos argumentos tienen cierta relevancia. En efecto, la subida de los salarios reales debería continuar en 2023.
Tableau 4
Évolution de du PIB, de l’emploi et de la productivité apparente en glissement annuel
PIB (glissement) |
Emploi (glissement) |
Productivité (glissement) |
|
1er T 2022 |
103,0% |
101,0% |
102,0% |
2ème T 2022 |
95,5% |
100,6% |
95,0% |
3ème T 2022 |
96,5% |
100,0% |
96,4% |
4ème T 2022 |
97,3% |
99,8% |
97,5% |
1er T 2023 |
98,2% |
101,9% |
96,4% |
2ème T 2023* |
103,0% |
102,0% |
100,9% |
Cuadro 4
Evolución interanual del PIB, del empleo y de la productividad aparente
PIB (a/a) Empleo (a/a) Productividad (a/a)
1er trimestre 2022 103,0% 101,0% 102,0%
2º trimestre 2022 95,5% 100,6% 95,0%
3er trimestre 2022 96,5% 100,0% 96,4%
4º trimestre 2022 97,3% 99,8% 97,5
1er trimestre 2023 98,2% 101,9% 96,4%
2º trimestre 2023* 103,0% 102,0% 100,9
*Estimación
Se ha producido un aumento significativo del empleo y una notable reducción del desempleo. Esto está provocando una importante escasez de mano de obra en algunas regiones. La caída de la productividad aparente del trabajo observada en los cuatro últimos trimestres (efecto de las sanciones y de la movilización parcial) agrava el fenómeno.
Gráfico 9
De hecho, la economía rusa puede considerarse ahora más una economía con restricciones de la oferta que una economía con restricciones de la demanda. Si seguimos esta línea de razonamiento, el crecimiento futuro puede entenderse mejor a través de la tasa de aumento del empleo y la evolución de la productividad aparente del trabajo.
Tableau 5
ESTIMATION DE LA CROISSANCE suivant hypothèses d’emploi et de productivité |
||||
H0 : Hypothèse de base |
||||
Population employée |
Accroissement |
Accroissement de la productivité (glissement) |
Accroissement du PIB |
|
Emploi 2021 |
71,717 |
|||
Emploi 2022 |
71,975 |
100,4% |
97,5% |
97,9% |
Emploi 2023 |
73,500 |
102,1% |
100,5% |
102,6% |
Emploi 2024 |
74,448 |
101,3% |
101,0% |
102,3% |
H1 : rétablissement rapide de la productivité |
||||
Population employée |
Accroissement |
Accroissement de la productivité (glissement) |
Accroissement du PIB |
|
Emploi 2021 |
71,717 |
|||
Emploi 2022 |
71,975 |
100,4% |
97,5% |
97,9% |
Emploi 2023 |
73,500 |
102,1% |
101,0% |
103,1% |
Emploi 2024 |
74,448 |
101,3% |
102,0% |
103,3% |
H2 : stagnation de la productivité et de l’emploi |
||||
Population employée |
Accroissement |
Accroissement de la productivité (glissement) |
Accroissement du PIB |
|
Emploi 2021 |
71,717 |
|||
Emploi 2022 |
71,975 |
100,4% |
97,5% |
97,9% |
Emploi 2023 |
73,100 |
101,6% |
100,0% |
101,6% |
Emploi 2024 |
73,800 |
100,5% |
100,0% |
100,5% |
Cuadro 5
CRECIMIENTO ESTIMADO a partir de las hipótesis de empleo y productividad
H0: Supuesto básico
Población empleada Crecimiento de la productividad (interanual) Crecimiento del PIB
Empleo 2021 71.717
Empleo 2022 71.975 100,4% 97,5% 97,9
Empleo 2023 73.500 102,1% 100,5% 102,6
Empleo 2024 74.448 101,3% 101,0% 102,3
H1: Rápida recuperación de la productividad
Población empleada Crecimiento de la productividad (interanual) Crecimiento del PIB
Empleo 2021 71.717
Empleo 2022 71.975 100,4% 97,5% 97,9
Empleo 2023 73.500 102,1% 101,0% 103,1%
Empleo 2024 74.448 101,3% 102,0% 103,3
H2: estancamiento de la productividad y el empleo
Población ocupada Crecimiento de la productividad (interanual) Crecimiento del PIB
Empleo 2021 71.717
Empleo 2022 71.975 100,4% 97,5% 97,9
Empleo 2023 73.100 101,6% 100,0% 101,6
Empleo en 2024 73.800 100,5% 100,0% 100,5
La diferencia de las estimaciones es de +1,6%/+3,1% para 2023 y de +0,5%/+3,3% para 2024. Esto muestra hasta qué punto el crecimiento de Rusia dependerá tanto de su capacidad para encontrar recursos laborales como para volver al nivel de productividad que prevalecía antes de la aplicación de las sanciones.
Uno de los comentarios de un partidario de una baja tasa de crecimiento para 2023 es que Rusia se enfrentará a una escasez de maquinaria y equipos necesarios para acelerar la modernización de su economía. En respuesta, podemos decir que el aumento de las importaciones, que ahora han vuelto a su nivel de finales de 2021/principios de 2022, contradice esta hipótesis. Además, el crecimiento de la productividad no depende únicamente de la estructura material de los equipos, sino también de la racionalización de la organización del trabajo y de la flexibilidad de las relaciones entre las empresas y sus subcontratistas. Por lo tanto, parece razonable suponer que la productividad volverá progresivamente a su nivel anterior a las sanciones. La mano de obra es el mayor obstáculo para mantener tasas de crecimiento elevadas a medio plazo. Sin embargo, la limitación que supone la demografía rusa a este respecto puede superarse tanto mediante la «inmigración interna» (acelerando la fluidez del mercado laboral) como mediante la inmigración externa. Desde este punto de vista, es probable que la actual caída de la inflación no sea sostenible, bien por un posible bucle «salarios-precios-salarios» inducido por la situación del mercado laboral, bien por la depreciación del tipo de cambio actual. Podría reanudarse a un nivel relativamente elevado (5% a 7%) en el transcurso del 2º trimestre de 2023.
Gráfico 10
Fuente: FSGS, КРАТКОСРОЧНЫЕ ЭКОНОМИЧЕСКИЕ ПОКАЗАТЕЛИ РОССИЙСКОЙ ФЕДЕРАЦИИ, https://rosstat.gov.ru/
Gráfico 11
Fuente: FSGS, КРАТКОСРОЧНЫЕ ЭКОНОМИЧЕСКИЕ ПОКАЗАТЕЛИ РОССИЙСКОЙ ФЕДЕРАЦИИ, https://rosstat.gov.ru/
Nótese, sin embargo, que los salarios reales, tras caer bruscamente como consecuencia del pico de inflación de abril-mayo de 2022, comenzaron a subir de nuevo a partir de octubre de 2022, bajo el doble efecto del aumento de los salarios nominales y la caída de la inflación.
Esta subida se ha acelerado desde febrero de 2023, alcanzando más del 10% en abril de 2023. La caída del 2º trimestre de 2022 está, pues, en vías de ser compensada, e incluso superada. Esto se refleja en un fuerte aumento de las ventas al por menor.
Gráfico 12
Fuente: FSGS, КРАТКОСРОЧНЫЕ ЭКОНОМИЧЕСКИЕ ПОКАЗАТЕЛИ РОССИЙСКОЙ ФЕДЕРАЦИИ, https://rosstat.gov.ru/
Este indicador del consumo de los hogares había disminuido más allá de la caída de los salarios reales como consecuencia de las incertidumbres derivadas de la situación vinculada a las hostilidades en Ucrania. La propensión al ahorro de los hogares había aumentado significativamente. La fuerte subida de abril y mayo de 2023 muestra que el consumo de los hogares ha vuelto a su nivel anterior a la crisis.
En cualquier caso, los factores que impulsan el crecimiento siguen siendo importantes al final del primer semestre de 2023. Así lo confirma el aumento de los ingresos que pasan por el Banco Central de Rusia en el 2º trimestre de 2023 y, en particular, en junio de 2023[5]. Así pues, el crecimiento económico debería ser relativamente elevado a lo largo del año, superior a la previsión del FMI (+0,7%) y ciertamente igual o superior al 1,5% en 2023. Debería mantenerse a buen nivel en 2024 si prosigue la política de apoyo del Gobierno.
Perspectivas a medio plazo
Pasando ahora al potencial a medio plazo de la economía rusa, se han señalado varios puntos que merecen atención.
En primer lugar, la actual evolución geopolítica ha alterado profundamente la geografía económica de Rusia. Las relaciones económicas (así como políticas, científicas y culturales) con los países de la Unión Europea se han congelado. Mientras que antes de 2022 Rusia aparecía como un «puente» entre Occidente y Oriente, durante varios años la frontera occidental de Rusia será una frontera «muerta» con muy poco tráfico. Por el contrario, la importancia de las zonas fronterizas con Asia (China, Corea, Japón) aumentará rápidamente. Esto podría provocar un cambio a largo plazo. Ciudades como Vladivostok, pero también Jabárovsk y Komsomolsk-na-Amure, adquirirán una nueva importancia y dejarán de ser meros puntos de tránsito de los flujos Este-Oeste, o incluso «puestos avanzados» de Rusia en Asia. Una política pública de desarrollo de las infraestructuras en Siberia Oriental y Extremo Oriente se hará necesaria con relativa rapidez. Ya es el caso de las infraestructuras de transporte (gasoductos y oleoductos, pero también ferrocarriles). Pero estas infraestructuras no pueden limitarse al transporte. Para facilitar la implantación de las empresas cerca del que será el principal mercado de Rusia en los próximos veinte años, habrá que desarrollar infraestructuras de vivienda y de apoyo.
En general, la evolución geopolítica también tendrá un impacto importante en las redes de transporte. Desde este punto de vista, el desarrollo de lo que las autoridades rusas llaman el «corredor Norte-Sur», es decir, el acceso de Rusia a Irán y al Golfo Pérsico, se convertirá en una prioridad. Además de dar a Rusia acceso a una salida marítima, tiene el potencial de acelerar el tránsito de mercancías hacia países como India y Pakistán. Pero el desarrollo de este corredor tendrá múltiples consecuencias. No sólo requerirá la construcción de grandes infraestructuras, sino que este corredor se construirá seguramente con un ramal «oriental» y otro «occidental» en relación con el mar Caspio. Esto significará desarrollar las relaciones con países como Azerbaiyán y Armenia, así como con los países de Asia Central. El desarrollo de este corredor también cambiará el peso de ciertas regiones de la propia Rusia, con ciudades como Kazán, Astracán, Volgogrado, Sarátov, Samara y Uliánovsk adquiriendo una nueva importancia. Por último, cabe señalar que este corredor enlazará con los proyectos chinos de la «Ruta de la Seda», que discurren de Este a Oeste hacia Turquía y los Balcanes. Será interesante seguir la coherencia de estos dos proyectos, que podrían confluir en Irán.
Esta evolución también repercutirá en los vecinos de Rusia. Armenia, que se ha beneficiado enormemente de la evolución en 2022 (con la creación de más de 1.100 empresas de capital ruso) y que ha experimentado un crecimiento muy fuerte (+12%), podría consolidar su posición como plataforma para las empresas rusas si consigue encajar bien en la rama «occidental» del corredor Norte-Sur. Las relaciones con Irán, que ya son importantes, están llamadas a desarrollarse aún más.
Por el contrario, Bielorrusia se enfrenta a una situación complicada. Está perdiendo su papel de centro de tránsito entre los países de la Unión Europea y Rusia. Sin embargo, el nivel de desarrollo de sus industrias podría permitirle beneficiarse de inversiones en sustitución de importaciones en el marco de una integración más estrecha con la industria rusa.
Por último, los cambios geoestratégicos que se han producido desde finales de febrero de 2022 también tendrán consecuencias para el sistema financiero ruso. Aunque el tipo de cambio RUB/USD sigue siendo actualmente el tipo de cambio central para la economía rusa, el aumento del volumen de transacciones materiales y financieras en yuanes podría hacer que el tipo de cambio RUB/Yuan apareciera como un nuevo pivote.
Además, el gran déficit presupuestario podría permitir a Rusia desarrollar sus relaciones financieras sobre la base de una circulación regional del rublo, un viejo proyecto que las autoridades rusas han estado alimentando durante más de diez años, pero que, con el aumento de la relación deuda/PIB hasta valores del orden del 20% al 25%, podría adquirir una nueva realidad en los próximos años.
Conclusión
La economía rusa se ha adaptado notablemente bien a la nueva situación creada por las medidas de «guerra económica» adoptadas por los países occidentales. Esta adaptación caracteriza tanto la dimensión macroeconómica como la microeconómica. Esta adaptación explica la leve recesión que Rusia experimentó en 2022, a pesar de las previsiones apocalípticas. Esta adaptación conducirá a un crecimiento relativamente fuerte en 2023 y, sin duda, en 2024.
Pero esta adaptación aún no se ha completado, y requerirá una importante reestructuración de la industria y la agricultura. La necesidad de modernización seguirá siendo elevada hasta que la productividad aparente del trabajo recupere y supere su nivel de finales de 2021. Por consiguiente, la economía seguirá dependiendo de las ayudas públicas y de diversas medidas de apoyo durante otros 18 meses. La dinámica del sector privado no parece capaz de garantizar un nivel de actividad satisfactorio antes de 2025. El mantenimiento o no de la política pública de apoyo a la industria será determinante para el dinamismo económico de Rusia en 2023 y 2024.
Jacques Sapir
Director de Estudios de la EHESS y profesor de la Ecole de Guerre Économique
Director del CEMI-EGE
Miembro extranjero de la Academia Rusa de Ciencias
ANEXO
Lista de participantes
Boris Nikolaevich Porfiryev – Director Científico del IPE-ASR, Académico de la Academia Rusa de Ciencias
Alexander A. Shirov – Director del Instituto de Previsión Económica de la Academia Rusa de Ciencias (IPE-ASR), miembro correspondiente de la Academia Rusa de Ciencias
Dmitry Kuvalin – Director Adjunto del IPE-ASR, Doctor en Economía, Jefe de Laboratorio
Oleg Dzhondovich Govtvan – Investigador Jefe, IPE-ASR, Doctor en Economía
Igor Eduardovich Frolov – Director Adjunto del IPE-ASR, Doctor en Economía
Yury Alekseevich Shcherbanin – Jefe de Laboratorio, Instituto de Economía, Academia Rusa de Ciencias, Doctor en Economía, Profesor
Valery Semikashev – Jefe de Laboratorio, Instituto de Economía, Academia Rusa de Ciencias, candidato en economía
Elena Valerievna Ordynskaya – Jefa de Laboratorio, Instituto de Economía, Academia Rusa de Ciencias, candidata a economista
Alexander Olegovich Baranov – Subdirector del Instituto de Economía y Comercio de la rama siberiana de la Academia Rusa de Ciencias (Novosibirsk), doctor en economía
Mariam Voskanyan – Jefa del Departamento de Economía y Finanzas del Instituto de Economía y Empresa de la Universidad Ruso-Armenia, doctora en Economía, profesora
Ashot Tavadyan – Jefe de Departamento en la Universidad Ruso-Armenia, Doctor en Economía, Profesor
Irina Petrosyan – Jefa de Departamento de la Universidad Ruso-Armenia, candidata a economista
Alexander Vladislavovich Gotovsky – Subdirector del Instituto de Economía de la Academia Nacional de Ciencias de la República de Bielorrusia, candidato a economista
Jacques Sapir – Director del Centre d’études des modes d’industrialisation (CEMI-EGE), Director de Estudios de la École des hautes études en sciences sociales (EHESS), profesor de la École de Guerre Économique, miembro extranjero de la Academia Rusa de Ciencias.
Hélène Clément-Pitiot – Investigadora en el CEMI-EGE, profesora titular en la Universidad de Cergy-Pontoise y en el CEMI.
Jean-Michel Salmon – Profesor titular en la Universidad de Martinica, investigador en el CEMI-EGE
Renaud Bouchard – Investigador del CEMI-EGE
Maxime Izoulet – Investigador en el CEMI-EGE, Educación Nacional.
David Cayla – Profesor en la Universidad de Angers (Universidad de Angers)
Notas
[1] https://www.piie.com/blogs/
[2] Véase: https://www.europarl.europa.
[3] Fuentes de los distintos gráficos: FSGS (ROSSTAT) Sotsial’no-Yekonomitcheskoe Polozhenie Rossii, n°5, 2023, p.26, 32, 60-61, 39-40, 41, 43, 45, 48-49, 51, 52-53, 54, 55-56, 57-58, 58-59
[4] Rosen P., «Russia’s economy is suffering from industrial decline as satellites detect less pollution in the air», 5 de mayo de 2023, Markets Insider, https://markets.
[5] BCR, Monitoring Otraclebykh Finansovykh Potokov, nº 7 (76) / 06.07.2023
8. Mi imagen del día: el mundo de hoy
Ante el aumento del negacionismo, al menos en redes, mood of the day:
Fuente: https://twitter.com/
9. Más sobre el libro de González Reyes y Almazán
Puede ser un poco repetitivo, lo siento, pero cuando se presenta un libro suelen pasar estas cosas. Os paso dos materiales en este mensaje: una nueva entrevista a González Reyes, y la reseña del libro de Azahara Palomeque en Climática-La Marea.
La entrevista en Lapoliticaonline: https://www.lapoliticaonline.
«No hay tiempo para apostar por el capitalismo verde, necesitamos parar la máquina por supervivencia»
Luis González Reyes, doctor en ciencias químicas, miembro de Ecologistas en Acción y autor del libro «Decrecimiento: del qué al cómo. Propuestas para el Estado español», habló en exclusivo con LPO
Por Andrés Actis (Madrid)08/07/2023
La crisis multidimensional -climática, ecológica, energética- que amenaza la civilización globalizada e industrializada es indisimulable. Ejemplos sobran. Los últimos registros meteorológicos confirman que junio fue el mes más caluroso de la historia, las temperaturas superficiales del mar no tienen precedentes y que la extensión del hielo marino antártico está en un mínimo que desconcierta y preocupa a los científicos.
Dentro del ecologismo, hay dos grandes posturas de cómo enfrentar este tsunami. Las dos corrientes coinciden que el actual capitalismo global es insostenible y que los países desarrollados tienen que reducir drásticamente sus consumos materiales y energéticos.
Una de ellas, aferrada al Green New Deal, propone llegar a este inevitable nuevo orden a través de un capitalismo verde anclado en el despliegue masivo de las renovables, transición institucional que está en marcha y que, por las correlaciones de fuerzas, es lo «políticamente posible» en estos momentos.
La otra postura, atravesada por el movimiento decrecentista, una teoría que ha dejado de ser tabú en la discusión política -en mayo el Parlamento Europeo albergará la conferencia «Beyond Growth 2023«- reniega de la transición verde («no hay tiempo») y no le teme a la palabra colapso, el norte al que va la humanidad en caso de no pegar un brusco volantazo.
Luis González Reyes, doctor en ciencias químicas y miembro de Ecologistas en Acción, es uno de los máximos representantes de esta segunda corriente. Junto a Adrián Almazán (licenciado en Física y Doctor en Filosofía) escribió un libro que surfea el decrecimiento del qué al cómo (enfoque por lo general incómodo y escondido) y que propone una transformación económica y social en el Estado español desde la perspectiva del Decrecimiento.
El título del libro tiene una palabra difícil de encontrar en el marco teórico del decrecimiento: cómo. ¿Por qué se habla tan poco del cómo?
Este cómo lo podemos diferenciar de dos formas. Por un lado qué tipo de políticas hay que poner en marcha para avanzar en el decrecimiento. Y cómo hacemos que esas políticas se hagan realidad. En lo primero, necesitamos reducir nuestro consumo material y energético, necesitamos economías basadas en lo local, necesitamos economías integradas en los ecosistemas, necesitamos aterrizar estas ideas macro en el turismo, en la industria, en el sector alimentario, etc. A partir de analizar cómo es la economía productiva de España en estos sectores planteamos en el libro qué políticas se podrían poner en marcha para que nos metamos dentro de los márgenes de seguridad ambiental. Este aterrizaje necesita un segundo cómo: cómo conseguimos la fuerza social para impulsar esta transformación. Ahí reflexionamos sobre los tres grandes nichos de actuación de los movimientos sociales a nivel histórico: la resistencia frente a la degradación social y ambiental, la construcción de nuevos marcos culturales y nuevos sistemas de valores, y la construcción de alternativas políticas concretas para enfrentar esta crisis sistémica. Esa es la esencia del libro.
¿Qué ejemplo práctico le darías a un ciudadano que escucha hablar de decrecimiento y no entiende la magnitud de la transformación?
Por ejemplo: en el sector del turismo y de la construcción, que están muy relacionados, necesitamos reducir la actividad. No va haber una capacidad real de meternos dentro de los márgenes de seguridad ambiental construyendo la cantidad de casas que construimos o teniendo las millones de visitas que estamos teniendo. Hay una parte de reducción, sí. Pero en realidad la cosas es más complicada. Porque cuando te metes a hilar fino descubres que no todo el turismo tiene un impacto ambiental. Se podría mantener el turismo de las clases populares, más de proximidad. Con la construcción pasa lo mismo. No hacen falta nuevas casas. En el libro damos cuenta de cuántas viviendas vacías hay en España, la mayoría en lugares donde tenemos que fijar población, en el mundo rural. La transformación del sector incluye la reducción, pero también la adaptación. En esta necesidad de reconversión, el sector estrella en España es el alimentario, sobre todo su industrialización. Este sector sí tiene que crecer de forma considerable ante la necesidad de economías agrarias que se inserten dentro de estos nuevos ecosistemas, pero desde el paradigma agroecológico. Conclusión: algunos sectores tienen que decrecer porque están absolutamente sobredimensionados y otros pueden crecer y a partir de ahí crear nuevos nichos de actividad económica y empleo. Ambos casos implica la reconfiguración de nuestras formas de vida.
En lo teórico suena todo muy bonito. ¿Pero cómo se hace para no destruir millones de empleos? ¿Este no es un talón de Aquiles del decrecimiento?
La destrucción de empleos en sectores concretos es inevitable. Y que esos sectores van a tender a la desaparición, también. Y eso va a ocurrir lo pongamos en marcha de manera más o menos ordenada o lo hagamos de forma caótica. Un ejemplo: España es un exportador neto de automóviles, un sector que se va a reducir. Y esto va a pasar porque se mueve por un combustible que está empezando a dar síntomas de agotamiento y porque las alternativas que hay sobre la mesa, el motor eléctrico, el motor de hidrógeno, tienen límites. Repito: hay sectores que por las buenas o por las malas van a decrecer. Y que no tienen posible reconversión. ¿Esto significa que tengamos una pérdida neta de empleos? Pues no. Porque una de las cosas que plantean distintos estudios sobre la economía española, sobre cómo meternos dentro de los márgenes de seguridad climática es que si reducimos la jornada laboral, de 30 horas semanales, lo que tenemos es una creación neta de empleos. Esto significa que no podemos avanzar solamente por la senda de la sostenibilidad ambiental, sino que a la vez tenemos que dar una lucha sindical muy fuerte por el reparto del empleo.
La reducción de la jornada laboral ya está sobre la mesa en esta campaña electoral. La propuesta de Yolanda Díaz es una política de decrecimiento, entonces.
Exacto. Va en ese camino. Otra línea que planteamos sobre el empleo, sobre cómo los ciudadanos van a ganarse la vida, es esta: si yo tengo que comprar todas mis necesidades en el mercado, la energía, los alimentos, el transporte, etc. necesito un empleo bien remunerado con muchas horas de trabajo al no tener autonomía, al depender de ese mercado para hacer todas mis necesidades. Pero si una parte de la energía no la tengo que comprar porque la produzco, si algunos alimentos tampoco porque también puedo producirlos, si por la economía de cercanía me alcanza con la bicicleta, avanzaríamos en una autonomía económica, fundamental en políticas de corte decrecentistas. Qué le pasa a un trabajador de Volkswagen en Navarra: puede ser muy consciente de los impactos climáticos, pero con toda lógica dice «es esto o me muero de hambre». Necesitamos alternativas. Las hay.
Empezamos hablando del qué y del cómo y hemos omitido el diagnóstico. ¿No le temes a un término que genera mucha crispación en el ecologismo que es el colapso?
Lo que vemos es que ahora mismo se están juntando desde la perspectiva ambiental elementos muy preocupantes, todos a la vez. Estamos viviendo un cambio climático que poco a poco se está disparando con efectos directos en la economía. A la vez tenemos una crisis de biodiversidad grandísima que está generando un desestabilización sistémica que también está teniendo impactos de primer orden sobre la economía. También tenemos una crisis energética, con síntomas claros de agotamiento de nuestro principal motor energético, los combustible fósiles. Sri Lanka está en la quiebre porque no tiene diésel, producto de restricciones en los mercados y las capacidades extractivas a nivel global.
La destrucción de empleos en sectores concretos es inevitable. Y que esos sectores van a tender a la desaparición, también. Y eso va a ocurrir lo pongamos en marcha de manera más o menos ordenada o lo hagamos de forma caótica
Y un último elemento, no menos importante, es que muchas materias primas que son vitales para las industrias que tenemos están también con síntomas de escasez. Desde 2021 tenemos problemas de abastecimiento en las cadenas de producción globales que se deben a múltiples razones, una de ellas es que algunos materiales estratégico empiezan a escasear. Tenemos un magma que ya está afectando a la economía y que no va a ir a mejor. Que va ir a peor. Nuestro diagnóstico es que el sistema ya está colapsando, entendido como un proceso que dura décadas, pero que significa la ruptura de un orden. No sabemos qué otros órdenes van a surgir. En este contexto es en el que enmarcamos las políticas decrecentistas.
¿Por qué, a pesar de un diagnóstico compartido, da tanto pavor, dentro mismo del ecologismo y del progresismo político, hablar abiertamente de decrecimiento?
Hay dos elementos que juegan un papel importante. Uno el estratégico comunicativo. Y otro que hace al diagnóstico. En el primer punto, lo que se pone sobre la mesa es que determinados términos que hagan una confrontación muy abierta con nuestros ordenes sociales, no tienen una capacidad de acción política. Esto desde mi punto de vista tiene dos problemas. El primero es pensar que existe una especie de ciudadano medio al que se le comunica algo determinado. Esto no existe. No hay un ciudadano medio. Ni una clave comunicativa. Decir entonces que el decrecimiento es un término desmovilizado no es cierto. Podrá serlo para algunas personas. Para otras será un términos movilizador. Y no tenemos especial apego al término más allá que sea clave en el título del libro. Lo podemos llamar de otra forma. En determinados contextos no hablaremos de decrecimiento, utilizaremos otras palabra, y no pasa nada. Pero el otro tema diferenciador es el diagnóstico. Hay quienes piensan que vamos a poder mantener nuestras sociedades industriales en el tiempo utilizando fuentes renovables y reciclando todos nuestros materiales. Para nosotros esto no es real. Las energías renovables son las energías del futuro, pero de un futuro distinto. Que la economía circular es el futuro, pero incompatible estructuralmente con el capitalismo. Este orden se sostiene a partir de unas bases energéticas y materiales que se viene abajo. Si nuestro orden se basa en transportar mercancías, personas e información a largas distancias, en cortos tiempos y en grandes volúmenes, y esto solo se puede hacer con combustibles fósiles, claramente no es posible.
Muchos autores que comparten que hay que decrecer, sostienen que la única viabilidad política es que hay que transitar años de un «capitalismo verde» para avanzar luego sí en esta transformación estructural y sistémica. ¿Qué se le responde?
El argumento más fuerte es que no hay tiempo. Si este libro lo hubiésemos escrito en 1970 sería un libro distinto. Había márgenes temporales que permitían plantear políticas más de corte reformistas. Había margen para las transiciones. Pero estamos en el 2023 con una crisis ecosistémica que no es algo del futuro, es una realidad que ya nos condiciona. No hay tiempo para una transición en dos pasos, primero lo fácil y después lo difícil. Tenemos que hacer una transición en un paso y de una vez. Esto nos coloca en otra dimensión estratégica. Este es un argumento muy pragmático por el que creemos que no se puede apostar al capitalismo verde. Sin tiempo, no hay forma de elegir estrategias.
Nuestro diagnóstico es que el sistema ya está colapsando, entendido como un proceso que dura décadas, pero que significa la ruptura de un orden. No sabemos qué otros órdenes van a surgir. En este contexto es en el que enmarcamos las políticas decrecentistas.
¿Qué escenario imaginas si este decrecimiento, que es inevitable según lo que planteas, lo hace el mercado y fuerzas políticas ultraconservadoras?
En el libro diferenciamos dos tipos de decrecimiento. Uno con minúscula, ese hecho que va a suceder como consecuencia del choque con los límites ambientales y todo lo que ya hemos hablado, y otro con mayúscula, que es una propuesta política. Y es lo que lanzamos en el libro. Si lo hacemos vía mercado, lo que vamos a tener son situaciones de mucha pobreza energética, en las que el acceso a una elemento básico que es la energía va a depender de tu capacidad adquisitiva. Se van a agudizar y generalizar situaciones que ya están pasando. Por eso planteamos un proceso de desmercantilización con una fuerte apuesta por la autogestión. Necesitamos racionalizar y repartir. Pero también apoderarnos de esta transformación. ¿Un ejemplo? Las comunidades energéticas. Colectivos que se organizan para producir y repartir la energía. Esta es la tendencia del decrecimiento en mayúsculas.
La pregunta iba porque hoy las urnas se abren y la tendencia es la conformación de gobiernos conservadores con participación de formaciones de extrema derecha.
Lo que tenemos es ante un diagnóstico de colapso y distintas visiones de cómo enfrentarlo y gestionarlo que podemos resumirlas en dos grandes extremos. Una es repartimos los bienes y los recursos disponibles y vamos hacia vidas frugales pero dignas. O bien las élites mantienen sus situaciones de privilegio con situaciones de exclusión más grandes porque la torta se va haciendo cada vez más chiquita. Esto último es lo que defiende estas fuerzas. En la sociedad española, una sociedad claramente enriquecida a nivel global, que se ha acostumbrado a vivir muy bien en lo que respecta a consumos materiales y energéticos, hay sectores que abrazan el mantenimiento de los privilegios. En el libro rechazamos la lógica de la confrontación en esta disputa de sentidos. Proponemos la lógica del encuentro, pero no el encuentro naif, sino encuentros como nos han enseñado los feminismos, en la que estoy con mi antagonista, con ese hombre machista y maltratador, y en el que la gestión del conflicto no es nada violenta. No nos queremos «cargar» a la otra parte, sino transformarla. Y también vamos a necesitar frentes amplios para parar los neofacismos que se abren. Es difícil pensar que tengan más del 25% de apoyo de la población, por tirar una cifra estimativa. Nunca vamos a tener una sociedad 90% fascista, que abrece esos valores. Los frentes amplios son claves para movilizar las zonas grises. Esto es la socialdemocracia, no digo solo el PSOE, también la socialdemocracia más sociológica, todos los que se enmarcan dentro del progresismo. Pero no deja de ser una alianza conflictiva. Porque esta parte de la población, clases medias, han sido las que han construido las bases de la situación en la que estamos ahora. Las alianzas claramente van a estar en la barricada antifascista, pero tenemos que saber que vamos a ir de la mano sabiendo que nos separan muchas cosas. Esto tenemos que aprender a hacerlo. No nos podemos sacar los ojos.
«El decrecimiento es un mal marco político, es demasiado opuesto al sentido cultural dominante»
Entiendo que estás haciendo una autocrítica por la crispación que hoy se respira dentro del ecologismo. ¿Por qué tanta virulencia discusiva en la misma trinchera?
La confrontación tiene mucho de matices, pero también hay diferencias de fondo, en parte del diagnóstico y en parte de las estrategias. Y no pasa nada. Necesitamos entender nuestras diferencias, ponerlas sobre la mesa, porque enriquece el debate. Un ejemplo real: desde hace décadas las cinco organizaciones ecologistas de ámbito estatal (Ecologistas en Acción, SEO/BirdLife, WWF, Greenpeace y Amigos de la Tierra) hemos tenido una capacidad de interlocución y de hacer frente comunes en un montón de temas siendo organizaciones marcadamente distintas.
Los frentes amplios son claves para movilizar las zonas grises. Esto es la socialdemocracia, no digo solo el PSOE, también la socialdemocracia más sociológica, todos los que se enmarcan dentro del progresismo. Pero no deja de ser una alianza conflictiva.
Ecologistas en Acción, claramente anticapitalista, que se enmarca dentro del decrecimiento, asamblearia, anclada en lo local, tiene muy poco que ver con WWF, una sucursal de una multinacional ecologista, que hace convenios con grandes empresas, etc. Así y todo, llevamos a cabo decenas de acciones conjuntas, por ejemplo en los pozos que están secando Doñana. Esto es lo que tenemos que trabajar.
Traducción: decrecentistas y capitalistas verdes tienen que encontrarse.
Así es. Cuando nos ponemos a discutir sobre las estrategias, discusiones que hay que dar porque no son para nada irrelevantes, afloran las diferencias. Pero cuando nos vamos al charco de lo concreto estas diferencias se diluyen. En la política para pasado mañana es más fácil coincidir. Luego se juntan egos y elementos que van más allá de lo político que tienen que ver con las idiosincrasias personales y las herramientas de comunicación, sobre todo las redes sociales. Tenemos que ser responsables. Nos jugamos mucho más que nuestra carrera, que nuestros prestigios. Nos estamos jugando cosas muy serias a nivel de nuestras vidas. Esto significa una autocontención a gente que está de nuestro lado de la barricada por más que haya cosas que nos diferencias profundamente. En lo personal tengo fuertes diferencias con Pedro Fresco o con Emilio Santiago Muiño, pero están en mi barricada. Esto no me va a impedir llegar a acuerdos.
El capitalismo intrínsicamente no va a poder meterse dentro de los márgenes de seguridad. Decir lo otro es hacernos trampas al solitario. Podemos tener un capitalismo menos depredador. Lo podemos hacer y es mucho mejor, no caben dudas. Pero no podemos tener un capitalismo que no sea depredador, porque es su esencia. Y ahora necesitamos un sistema económico que deja de depredar y que sane
Una diferencia con este sector del ecologismo es el escepticismos hacia las renovables. En el libro hablan de mito. ¿Por qué?
Son un mito porque, simplificando, tienen características antagónicas a los combustibles fósiles, que son una fuente energética muy concentrada. Las renovables son fuentes dispersas, esto quiere decir que para conseguir un montón de radiación solar tengo que cubrir mucha área de panales solares, lo que hoy es un problema porque se necesitan altos costes energéticos y de materiales en la construcción de esos paneles, y porque además este despliegue entre en conflicto con otros usos del territorio relacionados con la biodiversidad y con la agricultura. Este problema es estructural. Un segundo elemento es que los combustibles fósiles están en formato stock: quemo el petróleo y el carbón cuando me da la gana, independientemente si es de día, de noche, si sopla el viento o si llueve. Las renovables son intermitentes y estocásticas, ya no sé cuando va a soplar más el viento, por ejemplo. Y en tercer lugar las renovables no tienen la capacidad de generar la energía que nos han permitido los combustibles fósiles. En un escenario de máximo la disponibilidad energética sería mucho menor. Por lo tanto estos tres elementos, que no dependen ni de coyunturas política, económicas y tecnológicas, nos plantean que las renovables no van a mantener el mundo como los fósiles. Nosotros decimos que las renovables son claramente el futuro, pero de un futuro distinto.
La tecnología no nos va a «salvar» entonces.
La idea fuerte sería: cuando se plantea que la tecnología va a salvar lo que tenemos es un pensamiento muy poco científico. Estamos diciendo que vamos a inventar junto lo que necesitamos, justo en el momento en el que lo necesitamos, que además va a ser económicamente rentable y que vamos a poder expandirlo por todo el planeta a una velocidad de vértigo. Esto no es un pensamiento científico, es mágico. No nos engañemos. Los seres humanos somos falibles. La ciencia y la tecnología, apéndices humanos, no son omniscientes y omnipotentes. Y otra cosa: a diferencia de la idea extendida de que inventamos cada vez cosas más rápidas, los datos científicos plantean que cada vez avanzamos más lento. Lo que tenemos por descubrir es cada vez más complicado. Tiene más sentido anclarse en cosas que sabemos que funcionan que puedan dar satisfacción a nuestras necesidades.
Volviendo a las bases del decrecimiento, ¿se puede decrecer dentro del sistema capitalista global o el decrecimiento es tan revolucionario como lo fue el comunismo en el siglo XX?
Desde nuestra perspectiva claramente hay que cambiar de sistema. El capitalismo intrínsicamente no va a poder meterse dentro de los márgenes de seguridad. Decir lo otro es hacernos trampas al solitario. Podemos tener un capitalismo menos depredador. Lo podemos hacer y es mucho mejor, no caben dudas. Pero no podemos tener un capitalismo que no sea depredador, porque es su esencia. Y ahora necesitamos un sistema económico que deja de depredar y que sane. Necesitamos parar la maquinaria no ya por una cuestión ideológica, sino de supervivencia, nos va la vida en ello.
¿Y cómo hacer para que lo ecológicamente necesario, cambiar de sistema, nada menos, sea políticamente posible?
No existen recetas mágicas. En el libro plantemos algunas ideas. Pero todas requieren picar piedras. No hay ningún asalto a ningún palacio de invierno en el que vamos a llegar y hacer las transformaciones. Es un camino de construcción y de mucho conflicto. Pensar que podemos hacerlo con facilidad es engañarnos. Las correlaciones de fuerza son totalmente desiguales. Dentro de ese margen, algunas ideas que pueden tener una conexión con el deseo más de lo que a priori podemos pensar. Si tu le dices a la gente qué pasa si te quedas sin consumo energético, te van a decir que no mola nada. Pero si le dices a la gente qué pasa si en lugar de currar 40 horas a la semana va a currar 30, ya es otra cosa. La construcción del deseo que tiene que ver con la buena vida es determinante. Pensar en comer más sano, en vivir con más tranquilidad, en trabajar menos horas, es un camino a lo políticamente posible.
La destrucción de empleos en sectores concretos es inevitable. Y que esos sectores van a tender a la desaparición, también. Y eso va a ocurrir lo pongamos en marcha de manera más o menos ordenada o lo hagamos de forma caótica
Ligas el deseo con el decrecimiento. A priori uno puede pensar que es todo sacrificio.
Es que el mundo en el que hemos entrado ya no tiene nada de normalidad. Vamos a tener nuevas excepcionalidades. Ayer una pandemia, hoy una guerra de implicancias geopolíticas muy grande. Tenemos muchas papeletas para que tengamos fuertes distorsiones de nuestras vidas. Y esto es un elemento de disputa que nos puede permitir dar saltos cualitativos que de otras maneras tenemos más complicado. La pandemia es el ejemplo más claro. Cuando nos encerramos en nuestras casas nos dimos cuenta de que lo que deseamos, de izquierda a derecha, no era ir a comprar al centro comercial, sino estar físicamente con la gente que queríamos. Este es un elemento fundamental de bienestar humano que encajan perfectamente con las ideas decrecentistas. Cuando vimos lo que el Gobierno definió como servicios básicos nos damos cuenta que coincide mucho con lo que plantemos en el libro. Y la economía se paró, contradiciendo este oxímoron de que la economía nunca se para. Se paró y se puso la salud por delante. Necesitamos en esas situaciones de ruptura de la normalidad disputar los relatos. Tenemos que cabalgar en las situaciones de shock y disputemos para salidas emancipadoras.
De todas formas, en la parálisis económica de la pandemia, los poderes públicos, los Estados nacionales y en el caso de Europa la UE, fueron determinantes para mantener a flote el sistema. En el libro sostienen que el decrecimiento no necesita Estados fuertes. ¿Cómo se explica?
Nuestra propuesta es que los Estados no pueden ser los actores que nos lleven a estas transformaciones estructurales. Lo cual no quiere decir que en determinados momentos pueden cumplir un papel importante. ¿Por qué? Porque si miramos la historia del Estado descubrimos que es una estructura jerárquica. No existe en la historia de la humanidad ningún Estado que haya sido justo, democrático y sostenible dentro de una amplia gama de matices. Entonces si queremos avanzar en políticas justas, democráticas y sostenibles el Estado no puede ser el actor principal. Difícilmente uno puede pensar que los Estados se van a pegar un tiro en el pie en políticas netamente decrecentistas. Por eso decimos que el Estado no puede ser el motor del cambio, no puede ser el actor que genera las transformaciones. Hay que buscar en otro lado. ¿Dónde? En la ciudadanía organizada que monte otras formas de satisfacer nuestras necesidades. El Estado sí puede catalizar los cambios. Poner su financiación, su capacidad económica, sus legislaciones al servicio de estas transformaciones, pero siempre fruto del empuje de los movimientos sociales.
Retomando a lo políticamente posible. Si uno mide las actuales correlaciones de fuerza, con el avance en casi toda Europa de la ultraderecha, la consolidación de una capitalismo verde, con sus límites, parece revolucionario. ¿No es arriesgado dinamitar este anclaje institucional cuando el decrecimiento aún no lo tiene?
Dos ideas. Es cierto que el decrecimiento no tiene un anclaje institucional. Pero la institución no es la misma de antes. Izquierda Unida, una formación clave dentro de Sumar, tiene una corriente interna que se enmarca dentro del decrecentismo. Las CUP no son una formación mayoritaria, pero tienen una implantación en Cataluña que no es menor. También se enmarcan en estas líneas decrecentistas. Incluso si nos vamos al PSOE descubrimos que su presidenta, Cristina Narbona, es una persona con posiciones políticas y planteos retóricos que pueden sonar con cierta música decrecentista. La primera conclusión es que en el plano institucional están cambiando las cosas. Hasta hace nada esto era impensado. El debate era tabú. Y la segunda idea es que cuando pensamos quién hace la política dentro de los Estados, descubrimos que si bien los partidos políticos son actores fundamentales, no son los únicos. Yo vengo de Ecologistas en Acción y tenemos un montón de ejemplo que hemos impulsado, que hemos puesto en marcha e incluso que hemos redactado, políticas que se plasmaron fruto de la presión social. Las políticas públicas también se hacen en la calle. Obviamente en el juego de la presión, no solo juegan los movimientos sociales, también los lobbies empresariales con sus cabildeos.
Has hecho hincapié en la necesidad de aprovechar las situaciones de ruptura para avanzar movilizar a los ciudadanos con este enfoque. Pero en el libro, a diferencia del dogma marxista de «cuanto peor, mejor», hablan que en esta crisis ecosocial «cuanto peor, peor». ¿No es contradictorio?
Frente al lema al lema del siglo XX de cuanta más explotación a la clase obrera más fácil las revueltas, más contradicciones y por ende la revolución. Nuestra tesis es antagónica. Porque planteamos que cuanto más avance el proceso de degradación ambiental en peores condiciones vamos a estar, porque somos ecodependientes, necesitamos de las naturaleza para satisfacer nuestras necesidades. Esto no quiere decir que no vamos a tener que enfrentar situaciones de shock. Estamos en la época de las consecuencias. En esas situaciones tenemos que tejer comunidad, fortalecer las redes de apoyo vecinal que hubo en los edificios durante el confinamiento. Estamos hablando de que le hicimos la compra al vecino al que no habíamos hablado en la vida.
¿Qué papel cumplen las prácticas individuales en el decrecimiento?
Buena pregunta. Hablamos del mercado, de los Estados y de los movimientos sociales. Pero también están los individuos. Y desde el ecologismo se suele hacer énfasis en las conductas individuales, de las compras conscientes, por ejemplo. Y es importante. Si uno no es capaz de hacerse cargo de su propia vida, tiene que olvidarse de hacer transformaciones más macro. Es necesario pero insuficiente. La clave está en las colectividades, en la organización.
Y la reseña de Azahara Palomeque:
https://www.climatica.lamarea.
«Ante la falta de tiempo, radicalidad” – una propuesta decrecentista
Luis González Reyes y Adrián Almazán apuestan por una transición ecosocial que amplíe el bienestar en tiempos de descenso energético y crisis climática en su último libro, ‘Decrecimiento: del qué al cómo’ (Icaria, 2023).
7 julio, 2023
Dicen Adrián Almazán y Luis González Reyes, dos nombres históricos del ecologismo español, que necesitamos “sembrar cantando”, que la alegría es clave en cualquier transición ecosocial, y que ojalá logremos construir “un horizonte de deseo basado en el reparto del trabajo y de la riqueza” y luego materializarlo con acciones colectivas.
Ese es el contexto emocional que enmarca su libro Decrecimiento: del qué al cómo. Propuestas para el estado español, publicado recientemente en la editorial Icaria. Un volumen completísimo que desvenda multitud de aristas en torno a ese verbo que no para de escucharse tanto en círculos universitarios, organizaciones de base, e incluso en instituciones como el Parlamento Europeo: decrecer. Cuya definición supone reducir el consumo energético y de recursos naturales “hasta los marcos ecológicamente viables”, es decir, en consistencia con los límites biofísicos del planeta, y hacerlo además de una manera que beneficie al conjunto de la sociedad, según valores de igualdad y justicia.
González Reyes, doctor en ciencias químicas, y Almazán, doctor en filosofía, aúnan aquí sus conocimientos interdisciplinares para componer una suerte de manual de actuación adaptado a las necesidades de nuestro país, teniendo en cuenta que no se trata de salvarnos como nación sino de efectuar unos cambios que asuman una lógica de restitución decolonial frente a territorios tradicionalmente saqueados en pro del crecimiento capitalista.
El libro, que viene precedido de una introducción a cargo de la antropóloga y pensadora ecofeminista Yayo Herrero, parte de datos científicamente comprobados en torno a la degradación ecológica que estamos sufriendo –la crisis de biodiversidad o el calentamiento global– y al declive de los combustibles fósiles disponibles para afirmar un colapso del modelo económico, depredador con los ecosistemas y materialmente inviable. Dicho colapso, como desmoronamiento del orden actual, no conduce forzosamente a la catástrofe política, sino que “da paso a una situación abierta” que se puede gestionar en comunidades organizadas en torno al bienestar de todos.
Tras este diagnóstico esbozado en la primera parte, el ensayo se estructura en dos bloques principales. Por un lado, una batería de análisis y medidas que poner en marcha dividida en diez sectores de la economía productiva mercantilizada, entre los que destacan la energía, el turismo, el transporte, la industria, la resiliencia climática y restauración ecológica, o el combo agricultura-pesca-ganadería. Por otro lado, los investigadores se centran en apuntalar cuestiones relacionadas con la comunicación, y el tejido cultural y afectivo imbricado en la ejecución de sus propuestas desde los movimientos sociales.
El primer bloque presenta la ventaja de proporcionar un estudio pormenorizado de los sectores con datos actualizados, y es de agradecer la claridad de la exposición: frente al fosilismo vigente, reducción del consumo y gestión comunitaria de la energía, renovable pero no “hipertecnológica”, distanciándose así de las loas al Green New Deal; frente a la agricultura industrializada, agroecología y disminución del consumo de carne; frente a la destrucción ecológica, más rewilding o resilvestración de los territorios.
Todo ello debería producirse en un contexto de desalarización y desmercatilización de la economía, donde las personas no estuviesen obligadas a ser “cómplices” del sistema y ganasen una autonomía manifiesta, por ejemplo, en la capacidad de garantizarse el alimento mediante huertos compartidos o residir en una vivienda ajena a la especulación inmobiliaria, pues sería un bien en derecho de uso. La minuciosidad de las explicaciones, sin embargo, provoca cierta monotonía que podría alejar a un lector no especializado, un matiz de tono que el humanismo del segundo bloque rompe.
Esta última parte, la más interesante a mi modo de ver, profundiza en las estrategias comunicativas y las mudanzas culturales que harían de esa sociedad decrecentista un éxito político, a pesar de las disrupciones ecológicas. Así, los autores, apuestan por situar en un segundo plano la verdad frente a la crisis climática y enfatizan el papel de las prácticas colectivas; “juntémonos”, avisan, como lema que permita asimismo limar las discrepancias ideológicas.
Además, subrayan la aceptación del miedo, un agente movilizador que está presente en obras tan imprescindibles como La primavera silenciosa (1962), de la bióloga Rachel Carson, sin la cual habría sido difícil la creación de la Agencia de Protección Medioambiental en Estados Unidos. Junto al miedo, la activación de la imaginación artística, poética, en ecotopías y una esperanza que aúpe la elevación de “sociedades justas, democráticas y sostenibles” serían ingredientes ineludibles para las transformaciones por venir, dentro de un marco –señalan– donde el estado perdería vigor y se procedería a una desmilitarización sustanciosa.
En definitiva, nos encontramos ante un libro ambicioso, sobradamente documentado, que no omite la gravedad de nuestra contemporaneidad ecocida ni ofrece diagnósticos descafeinados frente a riesgos factibles –el ascenso del autoritarismo o la posibilidad de que algunos bucles de realimentación positiva se hayan activado ya, degenerando en más destrucción medioambiental –, pero que tampoco prescinde de pensamiento utópico dentro del margen empírico que nos queda para la acción.
Conscientes de que “no hay tiempo”, González Reyes y Almazán se lanzan hacia supuestos radicales que desmantelan las falacias del capitalismo verde y cualquier tentativa de greewashing. “No tenemos dos balas”, advierten, así que la única que queda debe emplearse en disparar al objetivo, que no es otro que aumentar la alegría, el bienestar y la felicidad comunes en tiempos de decrecimiento material y energético.
10. Por qué Montevideo no tiene agua
Un breve vídeo con algunas claves importantes: