Miscelánea 11/07/2023

Del compañero y miembro de Espai Marx, Carlos Valmaseda.
1. Más sobre la evolución de los verdes alemanes.
2. La visión de Ritter de la cumbre de la OTAN.
3. Hickel en el especial decrecimiento en Monthly Review.
4. El análisis de la cumbre de Bhadrakumar (observación de José Luis Martín Ramos).
5. Los niños y la guerra.
6. BRICS y la nueva moneda.
7. Las amenazas a Juan Diego Botto.
8. Resúmenes de Rybar.

1. Más sobre la evolución de los verdes alemanes

Creo que no presenta muchas novedades a lo que aquí hemos ido viendo, pero está bien porque el autor aboga por la reconstrucción de la unidad de los movimientos ecologista y pacifista. https://ctxt.es/es/20230701/

Divide y vencerás

La brecha entre los movimientos ecologistas y pacifistas, agrandada por la guerra, sólo beneficia a quienes quieren mantener el ruinoso orden mundial. El Partido Verde alemán defiende ahora el rearme y la expansión de la OTAN

Fabian Scheidler10/07/2023

Actualmente los movimientos ecologistas y pacifistas están profundamente divididos en muchos países. La crisis de la covid y la guerra de Ucrania han intensificado aún más esas divisiones. Desde la invasión rusa de Ucrania, muchos partidos verdes, especialmente en Alemania, han abogado cada vez más por el rearme y la militarización de la política exterior.

Sin embargo, los movimientos ecologistas y pacifistas estuvieron muy vinculados décadas atrás. Greenpeace, por ejemplo, surgió del movimiento pacifista; se fundó en 1971 en contra de las pruebas de bombas nucleares estadounidenses en Alaska. Posteriormente, se preocupó por salvar a las ballenas y resistirse a la militarización.

La fundación del Partido Verde en Alemania a finales de la década de 1970 hermanó a estos movimientos y los vinculó a una transformación social postcapitalista. El manifiesto de 1980 declaraba: “La política exterior ecológica es una política no violenta. (…) La no violencia no significa capitulación, sino asegurar la paz y la vida por la vía política en lugar de la militar. (…) El desarrollo de un poder civil fundado en el valor que rige la paz debe ir de la mano de la disolución inmediata de los bloques militares, sobre todo de la OTAN y el Pacto de Varsovia”. El manifiesto también exigía el “desmantelamiento de la industria armamentística alemana y su reconversión a la producción pacífica, por ejemplo, a nuevos sistemas energéticos y a una fabricación que protegiera el medio ambiente”. Respecto al sistema económico alemán, afirmaba: “Es preciso desenmarañar las grandes corporaciones para transformarlas en empresas manejables que sean autogobernadas de un modo democrático por las personas que trabajan en ellas”. Y por último: “Condenamos la presunción de los países industrializados de imponer su civilización técnico-materialista uniforme a todos los pueblos en función de los intereses económicos”.

El modo en que el Partido Verde dio un giro de 180 grados.

¿Y hoy? El partido con nombre verde está haciendo exactamente lo contrario de lo que antes defendía en prácticamente todos los ámbitos. Ya en 1999, durante la guerra de Yugoslavia, el ministro de Asuntos Exteriores de los Verdes, Joschka Fischer, ayudó a impulsar el bombardeo de Serbia junto a Estados Unidos violando el derecho internacional: la primera guerra de agresión desde suelo alemán desde 1945. Para la actual ministra de Asuntos Exteriores y jefa diplomática de los Verdes, Annalena Baerbock, la diplomacia en la guerra de Ucrania es tabú. De este modo, adopta incondicionalmente las posiciones de los halcones neoconservadores del Departamento de Estado estadounidense. Su modelo a seguir, según sus propias declaraciones, es Madeleine Albright, que, como es sabido, manifestó que la muerte de unos 500.000 niños como consecuencia de las sanciones contra Irak lideradas por Estados Unidos “había merecido la pena”. Baerbock, como muchos compañeros de partido, había participado durante mucho tiempo en redes transatlánticas, por ejemplo como miembro del German Marshall Fund. Muchos dirigentes del Partido Verde, como Claudia Roth, Cem Özdemir y Karin Göring-Eckhardt, fueron miembros del Atlantic Bridge, una red de banqueros, estrategas militares, expertos de los medios de comunicación y políticos cuyo objetivo es someter aún más a Alemania a los intereses económicos y militares de Estados Unidos. El actual presidente del partido, Omid Nouripour, incluso forma parte de la junta directiva de la organización. La cooptación ha dado sus frutos: el partido defiende el rearme, la expansión de la OTAN y la militarización de la política exterior con más vehemencia que ningún otro. Los Verdes son también los acólitos más leales de los halcones estadounidenses en la confrontación contra China.

En materia de política medioambiental, el partido también ha dado un giro de 180 grados. Para sustituir el gas natural ruso, el ministro de Economía Verde, Robert Habeck, está impulsando la construcción por la vía rápida de terminales de GNL en reservas naturales sensibles. De este modo, se está importando a gran escala una de las fuentes de energía más perjudiciales para el clima del mundo: el gas extraído por fracturación hidráulica procedente de Estados Unidos. En primavera, el ministro verde del Interior del Estado alemán de Renania del Norte-Westfalia utilizó la intervención masiva de las fuerzas policiales para desalojar los campamentos de miles de activistas climáticos que protestaban contra la expansión de la minería de lignito a cielo abierto. Previamente, la dirección del partido federal había acordado la destrucción de más poblaciones para la mayor fuente de CO2 de Europa. El devastador impacto medioambiental y climático de la nueva carrera armamentística tampoco supone un problema para el Partido Verde, por no hablar de la reconversión de la industria armamentística en tecnología verde, como se pidió en su día.

Entretanto, en el ámbito de los derechos humanos, cuya defensa proclaman a bombo y platillo los políticos Verdes, el partido ha traicionado casi todo lo que antaño figuraba en su programa. En el caso de Julian Assange, los líderes Verdes habían pedido la liberación del periodista antes de las últimas elecciones federales. Sin embargo, desde que el partido está en el Gobierno, casi no se ha oído hablar del caso. Y ello a pesar de que la extradición de Assange podría ser ahora inminente e incluso el primer ministro australiano pide que se archive el caso. El servilismo del Partido Verde a los intereses estadounidenses ya no tiene fisuras. Recientemente, el partido también acordó endurecer aún más las leyes de asilo de la Unión Europea. Decenas de miles de inmigrantes ya han muerto en la militarizada frontera exterior de la UE, y es probable que las nuevas normas aumenten esa cifra.

Las profundas desavenencias entre los movimientos por el clima y por la paz

El Partido Verde apenas tiene puntos de encuentro con lo que una vez fue; hoy no defiende ni la paz ni los derechos humanos ni una protección creíble del medio ambiente y el clima. Pero ¿y los movimientos? El movimiento por el clima ha galvanizado y movilizado a millones de personas por su causa y ha desafiado con éxito al núcleo fósil del complejo militar-industrial, a menudo en contra de las políticas del Partido Verde. Pero no quiere tener nada que ver con el nuevo movimiento pacifista. En Alemania, los partidarios de la diputada del partido de izquierdas Sahra Wagenknecht y de la feminista Alice Schwarzer, por ejemplo, que fueron capaces de movilizar a 50.000 personas para una manifestación por la paz en Berlín en febrero, son considerados por muchos activistas climáticos demasiado blandos con Rusia, cuando no títeres camuflados de Putin. Por el contrario, muchos de los que hoy abogan por una solución negociada en Ucrania piden al mismo tiempo combustibles fósiles baratos, algunos ven la protección del clima como una amenaza a su modelo de prosperidad. Las desavenencias son profundas.

Sin embargo, incluso hoy, paz, ecología, clima y justicia social son inseparables. El nuevo enfrentamiento en bloque con China y Rusia significa que cientos de miles de millones de dólares y euros fluyen hacia la industria más destructiva del planeta –la militar– y dejan de estar disponibles para una transformación socioecológica. La nueva guerra fría también bloquea acuerdos internacionales urgentemente necesarios para mantener los combustibles fósiles bajo tierra. La diplomacia y la distensión, por difíciles que sean hoy, son por tanto indispensables para preservar nuestros medios de vida.

Por el contrario, la paz y la justicia no pueden conseguirse sin una protección ambiciosa del clima y la biodiversidad. Nos enfrentamos a peligrosos puntos de inflexión en el sistema terrestre, ya sea en la selva amazónica, en los suelos de permafrost de Siberia o en las masas de hielo de Groenlandia y la Antártida Occidental. Si se sobrepasan, la Tierra amenaza con entrar en un estado completamente nuevo, la “Tierra invernadero”, zonas del sur de Asia, Oriente Medio y África podrían volverse inhabitables. Las ya devastadoras sequías en Europa podrían convertirse en emergencias hídricas que amenazarán nuestra propia existencia.

Abandonados a su suerte, todos los movimientos individuales, ya sean por el clima, la paz o la justicia social, están condenados al fracaso. Un movimiento pacifista aislado tiene pocas posibilidades frente a un nuevo militarismo interpartidista; un movimiento por el clima que únicamente se centre en su propia cuestión de fondo y no forme alianzas amplias no podrá ganar suficiente fuerza ni aceptación social. La creciente polarización y división únicamente beneficia a quienes quieren mantener el ruinoso orden mundial actual el mayor tiempo posible. 

Por estas razones es crucial intentar salvar las distancias. Sin duda, se trata de todo un reto. Porque sería necesario analizar qué ha provocado que las fisuras sean tan profundas. Esto no se aplica únicamente a la guerra de Ucrania y a la política energética. También es clave realizar una revisión seria de la era del coronavirus, que ha dejado muchas heridas. Significaría superar las barreras sociales e ideológicas y reanudar las conversaciones entre nosotros, allí donde el diálogo se ha roto. Puede que estar por ahí en la burbuja de Twitter de cada uno y ocupar paneles con los amigos políticos alimente nuestros egos, pero de poco sirve en la actual situación global.

Solo, te desgastarán”, cantaba en su día la legendaria banda alemana Ton Steine Scherben. La historia de los movimientos sociales les da la razón. Únicamente cuando los movimientos de diferentes ámbitos y empeños unen sus fuerzas, las cosas se vuelven incómodas para las élites políticas y económicas. En las décadas de 1960 y 1970, fue la confluencia del movimiento por los derechos civiles de los negros junto con la resistencia a la guerra de Vietnam, los movimientos indígenas, el movimiento feminista y, por último, el emergente movimiento ecologista, lo que sacudió la estructura de poder de la posguerra. El gobierno estadounidense estaba tan preocupado por esta cooperación que sacudía el sistema que encargó al FBI amplias operaciones clandestinas diseñadas para “desacreditar, desestabilizar y desmoralizar” a los movimientos. Este programa, conocido como COINTELPRO por el gran público gracias a las filtraciones de 1971, sembró el espíritu de división con la ayuda de agentes provocadores, entre otros, que lanzaban posturas sectarias. La izquierda siempre ha sido muy buena desmontándose y dividiéndose a sí misma; no necesita al FBI para hacerlo. Pero hay algo que podemos aprender de la historia: nada asusta tanto a la gente en el poder como la cooperación entre movimientos ecologistas, pacifistas y de justicia social. Y nada les facilita tanto el gobierno como dividirlos.

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Fabian Scheidler es autor del libro The End of the Megamachine. A Brief History of a Failing Civilization, que ha sido traducido a varios idiomas. Su último libro es The Stuff We Are Made Of. Rethinking Nature and Society. Es periodista freelance y ha escrito para Berliner Zeitung, Frankfurter Rundschau, Wiener Zeitung, Taz, Blätter für deutsche und internationale Politik y Radio France, entre otros medios. En 2009 obtuvo el Premio de Periodismo Crítico Otto Brenner. www.fabianscheidler. 

Traducción de Paloma Farré.

2. La visión de Ritter sobre la cumbre de la OTAN

Un resumen de lo sucedido desde la cumbre de Madrid y qué puede esperarse de la de Vilna. Nada bueno para ellos, según Ritter.

SCOTT RITTER: NATO Summit, a Theater of the Absurd

La Cumbre de la OTAN, un teatro del absurdo

10 de julio de 2023
Las metas y objetivos incumplidos de la reunión del año pasado en Madrid se ciernen sobre la alianza militar atlántica. Cuando los miembros se reúnan en Vilna esta semana, normalizar el fracaso podría ser la mejor descripción de lo máximo que se puede lograr.
Por Scott Ritter
Especial para Consortium News
Los líderes de los 31 estados miembros constituyentes de la OTAN han comenzado a reunirse en Vilna, la capital de Lituania, para la 33ª cumbre de la alianza, un evento que ha llegado a simbolizar la tarea cada vez más difícil de la organización militar de transformar la voluntad política en una realidad tangible.
Desde la Cumbre de Gales de 2014, cuando la OTAN hizo de Rusia una prioridad absoluta tras la anexión rusa de Crimea, y la Cumbre de Varsovia de 2016, cuando la OTAN acordó desplegar «grupos de combate» en el suelo de cuatro miembros de la OTAN (Letonia, Estonia, Lituania y Polonia) en respuesta a la percibida «agresión» rusa en la región, Rusia ha dominado la agenda de la OTAN y, por extensión, su identidad.
La cumbre de Vilna promete no ser diferente en este sentido.
Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los dirigentes de la OTAN es que la cumbre de Vilna se celebra bajo la sombra de la cumbre de Madrid del año pasado, convocada a finales de junio tras el inicio de las operaciones militares rusas contra Ucrania.

La cumbre de Madrid se produjo tras el sabotaje deliberado por parte de Boris Johnson de un acuerdo de paz entre Ucrania y Rusia que debía firmarse el 1 de abril de 2023 en Estambul, y la decisión de Estados Unidos en mayo de 2023 de ampliar a Ucrania una ayuda militar superior a 45.000 millones de dólares en el marco de un nuevo acuerdo de «arrendamiento financiero».
En resumen, la OTAN había renunciado a una resolución pacífica del conflicto entre Rusia y Ucrania y, en su lugar, optó por librar una guerra por poderes -con mano de obra ucraniana casada con equipos de la OTAN- diseñada para lograr lo que la embajadora de Estados Unidos ante la OTAN, Julianne Smith, en mayo de 2022, llamó la «derrota estratégica» de Rusia en Ucrania.
La cumbre de Madrid generó una declaración oficial de la OTAN que declaraba que «Rusia debe detener inmediatamente esta guerra y retirarse de Ucrania», añadiendo que «Bielorrusia debe poner fin a su complicidad en esta guerra.»
En lo que respecta a Ucrania, la declaración de Madrid fue igualmente firme. «Nos solidarizamos plenamente con el gobierno y el pueblo de Ucrania en la heroica defensa de su país», decía.

«Reiteramos nuestro apoyo inquebrantable a la independencia, soberanía e integridad territorial de Ucrania dentro de sus fronteras internacionalmente reconocidas que se extienden hasta sus aguas territoriales. Apoyamos plenamente el derecho inherente de Ucrania a la autodefensa y a elegir sus propios acuerdos de seguridad.  Acogemos con satisfacción los esfuerzos de todos los aliados comprometidos en la prestación de apoyo a Ucrania. Les ayudaremos adecuadamente, reconociendo su situación específica».
En busca confiada de una «derrota estratégica»
Parecía que la OTAN confiaba plenamente en su capacidad para lograr el resultado que tanto deseaba: la derrota estratégica de Rusia.
Qué diferencia hace un año.
La ayuda de la OTAN a Ucrania se tradujo en una exitosa contraofensiva que obligó a Rusia a retirarse del territorio alrededor de la ciudad de Jarkov, así como a abandonar partes del óblast de Kherson, situado en la orilla derecha del río Dniéper. Una vez solidificadas las defensas rusas y paralizado el ataque ucraniano, tanto la OTAN como Rusia comenzaron a prepararse para la siguiente fase del conflicto.
La OTAN inició un esfuerzo de meses para equipar y adiestrar a nueve brigadas del ejército ucraniano según los estándares de la OTAN, proporcionándoles tanques, vehículos blindados y artillería de la Alianza y adiestrándolas en la guerra de armas combinadas al estilo de la OTAN.
Por su parte, Rusia llevó a cabo una movilización parcial tanto de sus efectivos (llamando a filas a unos 300.000 reservistas y reclutando a otros 150-200.000 voluntarios) como de su industria de defensa (aumentando espectacularmente su producción de tanques, misiles y munición de artillería). Además, Rusia preparó posiciones defensivas endurecidas de acuerdo con una doctrina militar que había sido actualizada para tener en cuenta las lecciones del primer año de la Operación Militar Especial en Ucrania.
La OTAN había depositado grandes esperanzas en que el ejército ucraniano fuera capaz de llevar a cabo una contraofensiva contra Rusia que lograra resultados perceptibles tanto en términos de territorio recapturado como de bajas infligidas al ejército ruso. Los resultados, sin embargo, han sido desalentadores hasta la fecha: decenas de miles de bajas ucranianas y miles de vehículos destruidos, al tiempo que no se ha conseguido romper ni siquiera la primera línea de las defensas rusas.
Uno de los retos a los que se enfrentará la OTAN en Vilna es la cuestión de cómo recuperarse de este revés. Muchos países de la OTAN están empezando a mostrar «fatiga ucraniana» al ver sus arsenales desnudos y sus arcas vacías en lo que, por donde se mire, parece ser una causa perdida.
El alcance y la escala de la derrota militar ucraniana son tales que muchos miembros de la OTAN parecen estar dejando de centrarse en el objetivo poco realista de derrotar estratégicamente a Rusia para centrarse en el objetivo más realista de lograr un cese del conflicto que preserve a Ucrania como una nación viable.
El Presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, asistirá a la cumbre de la OTAN. Sin embargo, sus demandas de ingreso en la OTAN no serán atendidas: el propio presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se ha pronunciado al respecto, afirmando que esto no será posible mientras Ucrania esté en guerra con Rusia.

Gestos para salvar la cara
Habrá gestos para salvar la cara por parte de la OTAN, como la creación de un Consejo OTAN-Ucrania y hablar de posibles garantías de seguridad tras el conflicto. Pero la realidad es que la presencia de Zelensky hará más mal que bien a Ucrania, ya que no hará sino acentuar el desacuerdo interno en el seno de la OTAN sobre la cuestión de la adhesión de Ucrania y poner de relieve la impotencia de la OTAN a la hora de hacer algo que pueda alterar de forma significativa la trayectoria actual en el campo de batalla, que se encamina hacia una derrota estratégica tanto para Ucrania como para la OTAN.
La visión de la cumbre de Madrid fue la de la OTAN capitalizando su victoria estratégica contra Rusia para ampliar aún más sus filas en Europa (tanto Finlandia como Suecia fueron invitadas), e impulsar su influencia en el Océano Pacífico. Aunque los socios de la OTAN en el Pacífico (Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur) han sido invitados a Vilna, las esperanzas de que su presencia coincidiera con el anuncio de la apertura de una oficina de enlace de la OTAN en Japón han sido sofocadas por Francia, que se opone a que una alianza ostensiblemente centrada en la seguridad del Atlántico Norte se involucre en el Pacífico.

Si bien Finlandia se ha adherido a la OTAN, Suecia no lo ha hecho, y su ingreso resulta cada vez más problemático dada la oposición de Turquía. El reciente anuncio del Presidente turco Recep Erdogan de que Turquía aceptará el ingreso sueco en la OTAN cuando la Unión Europea admita a Turquía parece ser una píldora envenenada que echa por tierra definitivamente las esperanzas de ingreso de Suecia, pues la Unión Europea no está dispuesta a admitir a Turquía.
Lo más probable es que la cumbre de Vilna quede definida por estas cuestiones y por la incapacidad de la Alianza para alcanzar un consenso significativo sobre la mejor forma de abordarlas.
Es de esperar que los miembros de la OTAN adopten una gran cantidad de posturas retóricas, pero lo cierto es que la verdadera misión de la cumbre de Vilna es encontrar la mejor forma de conseguir un aterrizaje suave tras el incumplimiento de las metas y objetivos establecidos el año pasado en Madrid.
Normalizar el fracaso podría ser la mejor descripción de lo que la OTAN puede conseguir en Vilna.
Cualquier fracaso a la hora de intentar detener la acumulación de debacles que representa la actual política de la OTAN hacia Ucrania provocará un mayor colapso de la situación militar en Ucrania, y de la situación política en Europa, que, en su conjunto, acercan a la OTAN al momento de su desaparición definitiva.
Esta perspectiva no presagia nada bueno para aquellos cuya tarea es dar el giro más positivo posible a la realidad. Pero la OTAN hace tiempo que dejó de enfrentarse a un mundo basado en los hechos, convirtiéndose en un teatro del absurdo en el que los actores se engañan a sí mismos haciéndose creer la historia que están contando, mientras el público mira consternado.

3. Hickel en el especial decrecimiento en Monthly Review

Gabriel ya envió ayer el enlace al artículo en inglés. Los van «liberando» semana a semana -la semana pasada os pasé dos-, y el de Hickel es uno de los de esta. Como ya había empezado a pasarlo por el traductor, os lo envío en español, aunque sea repetido. Hickel es uno de los autores decrecentistas que más me interesa.

https://monthlyreview.org/

Sobre tecnología y decrecimiento

por Jason Hickel
(01-jul-2023)
Jason Hickel es profesor del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA-UAB) y del Departamento de Antropología Social y Cultural de la Universidad Autónoma de Barcelona. Es autor de The Divide: Una breve guía de la desigualdad global y sus soluciones (Penguin) y Menos es más: Cómo el decrecimiento salvará el mundo (Penguin).

Quiero abordar un problema que parece surgir repetidamente en los debates públicos sobre el crecimiento verde y el decrecimiento. Algunos comentaristas prominentes parecen asumir que el debate aquí es principalmente sobre la cuestión de la tecnología, con el crecimiento verde promoviendo soluciones tecnológicas a la crisis ecológica, mientras que el decrecimiento promueve sólo soluciones económicas y sociales (y en las tergiversaciones más atroces es presentado como «anti-tecnología»). Esta narrativa es inexacta, e incluso una revisión superficial de la literatura es suficiente para dejarlo claro. De hecho, los estudiosos del decrecimiento aceptan el cambio tecnológico y la mejora de la eficiencia, en la medida (crucial) en que sean empíricamente viables, ecológicamente coherentes y socialmente justos. Pero también reconoce que esto por sí solo no será suficiente: también son necesarias transformaciones económicas y sociales, incluida una transición para salir del capitalismo. Por lo tanto, el debate no gira principalmente en torno a la tecnología, sino a la ciencia, la justicia y la estructura del sistema económico.
Ya está bien establecido que los escenarios de crecimiento verde adolecen de un difícil problema. Parten del supuesto de que los países ricos del «núcleo» del sistema mundial deben seguir aumentando la producción agregada y el consumo («crecimiento») durante el resto del siglo. Pero el crecimiento no surge de la nada. Requiere energía. Los países ricos ya se apropian de niveles extremadamente altos de energía, muchas veces más que el resto del mundo y muy por encima de lo que se necesitaría para proporcionar una buena vida a todos1.
Este elevado consumo de energía es un problema, no sólo porque está provocando el colapso climático y contribuyendo a traspasar otros límites planetarios, sino también porque hace que sea muy difícil lograr una descarbonización lo suficientemente rápida (es decir, una descarbonización coherente con las cuotas justas de los presupuestos de carbono conformes con París), incluso con hipótesis optimistas sobre la velocidad de despliegue de las energías renovables.2 Para resolver esta cuestión, los escenarios de crecimiento verde recurren a varios supuestos profundamente problemáticos.3

En primer lugar, asumen que podemos sobrepasar los límites del Acuerdo de París ahora y confiar en el despliegue masivo de tecnología especulativa de emisiones negativas en el futuro (principalmente bioenergía con captura y almacenamiento de carbono, o BECCS), para extraer el exceso de carbono de la atmósfera. Los científicos han puesto el grito en el cielo ante este planteamiento. BECCS requeriría vastas extensiones de tierra para el monocultivo de biocombustibles, hasta tres veces el tamaño de la India, apropiadas en su gran mayoría del Sur Global, exacerbando la deforestación, el agotamiento del suelo, el agotamiento del agua, la pérdida de biodiversidad y otros daños a los ecosistemas, al tiempo que limita la disponibilidad de alimentos. Confiar en este enfoque es injusto y ecológicamente incoherente. También es arriesgado, porque si, por cualquier razón tecnológica o política, este esquema no puede ampliarse en el futuro, entonces estaremos encerrados en una trayectoria de altas temperaturas de la que será imposible escapar.4

Un segundo supuesto importante en los escenarios de crecimiento ecológico es que las mejoras de la eficiencia pueden lograrse en una medida que desvincule radicalmente el PIB del uso de la energía. El principal problema aquí es que las tasas de desacoplamiento asumidas no están respaldadas por la literatura empírica: están muy lejos incluso de los logros documentados más heroicos. Además, los estudios empíricos revelan que en una economía orientada al crecimiento, las ganancias derivadas de las mejoras de eficiencia tienden a aprovecharse para ampliar los procesos de producción y consumo, lo que tiende a erosionar las reducciones absolutas en el uso de energía o materiales.5 En resumen, las mejoras de la eficiencia son importantes, pero en una economía organizada en torno al crecimiento y la acumulación no ofrecen los resultados que necesitamos. Por tanto, el problema no es principalmente nuestra tecnología, sino los objetivos de la economía.
Por último, los escenarios de crecimiento verde mantienen altos niveles de uso de la energía en los países de renta alta limitando el uso de la energía, y por tanto el desarrollo, en el Sur Global -en algunos casos a niveles inferiores a lo que se requiere incluso para las necesidades básicas.6 Este enfoque es obviamente inmoral e injusto (me viene a la mente el término ecofascista), y claramente inaceptable para los negociadores del Sur Global. Cabe señalar aquí, además, que lograr y mantener una economía descarbonizada para los países de renta alta con sus actuales niveles de uso de la energía (y del automóvil) requeriría niveles extraordinarios de extracción de materiales para toda la infraestructura energética y las baterías, la mayoría de los cuales se obtendrán del Sur Global a través de cadenas de suministro que ya son en muchos casos social y ecológicamente destructivas. Sí, necesitamos una transición energética renovable. Pero un uso innecesariamente elevado de la energía en los países ricos significa que esta transición será más lenta y que los costes sociales y ecológicos serán mayores.

En resumen, los escenarios de crecimiento verde juegan a la ligera con la ciencia, asumen acuerdos increíblemente injustos y juegan con el futuro de la humanidad -y de toda la vida en la Tierra- simplemente para mantener unos niveles cada vez mayores de producción agregada en los países de renta alta, que, como veremos, ni siquiera son necesarios.
Los economistas ecológicos señalan que cuando reducimos nuestros supuestos sobre el cambio tecnológico a niveles que son, citando a la física y economista ecológica Julia Steinberger, «no demenciales», y cuando rechazamos la idea de que el crecimiento en los países ricos debe mantenerse a expensas del Sur Global, queda claro que confiar en el cambio tecnológico no basta, por sí solo, para resolver la crisis ecológica. Sí, necesitamos un rápido despliegue de energías renovables, mejoras de la eficiencia y difusión de tecnología avanzada (cocinas de inducción, electrodomésticos eficientes, bombas de calor, trenes eléctricos, etc.). Pero también necesitamos que los países de renta alta reduzcan drásticamente el consumo total de energía y materiales, a una velocidad superior a la que las mejoras de la eficiencia por sí solas podrían conseguir. Para lograrlo, los países de renta alta deben abandonar el crecimiento como objetivo y reducir activamente las formas de producción menos necesarias, para reducir directamente el exceso de uso de energía y materiales7.

Esto nos lleva a un punto de vital importancia. Debemos tener claro qué es realmente el crecimiento. No es innovación, ni progreso social, ni mejora del bienestar. Se define de forma muy restringida como un aumento de la producción agregada, medida a precios de mercado (PIB). El PIB no distingue entre 100 dólares de gas lacrimógeno y 100 dólares de atención sanitaria. Esta métrica no pretende medir lo que es importante para las personas, sino lo que es importante para el capitalismo. Por supuesto, lo importante para el capitalismo no es satisfacer las necesidades humanas, ni lograr el progreso social, sino maximizar y acumular capital. Si el progreso social y el bienestar son nuestro objetivo, lo que importa no es el valor de mercado de la producción agregada, sino lo que estamos produciendo (¿gases lacrimógenos o atención sanitaria?), y si la gente tiene acceso a bienes y servicios esenciales (¿la atención sanitaria está privatizada o es universal?). Esto es básico para el pensamiento socialista.
En el capitalismo, los bienes esenciales están infraproducidos (transporte público) o mercantilizados y su precio está fuera del alcance de los hogares de la clase trabajadora (vivienda, sanidad, educación superior, etc.). Esto explica por qué incluso en los países ricos, a pesar de sus altos niveles de producción agregada, muchas personas no pueden llegar a fin de mes. En Estados Unidos, una cuarta parte de la población vive en infraviviendas y casi la mitad no puede permitirse la atención sanitaria. En el Reino Unido, 4,3 millones de niños viven en la pobreza. ¿Por qué? Porque las fuerzas productivas se organizan en torno a los intereses del capital y no en torno a los intereses de las personas.

El decrecimiento no exige que se reduzcan todas las formas de producción. Por el contrario, aboga por reducir las formas de producción ecológicamente destructivas y socialmente menos necesarias, como los vehículos deportivos utilitarios, los jets privados, las mansiones, la moda rápida, las armas, la carne de vacuno industrial, los cruceros, los viajes aéreos comerciales, etc., al tiempo que se recorta la publicidad, se amplía la vida útil de los productos (prohibiendo la obsolescencia programada e introduciendo garantías obligatorias a largo plazo y derechos de reparación) y se reduce drásticamente el poder adquisitivo de los ricos. En otras palabras, se centra en las formas de producción organizadas principalmente en torno a la acumulación de capital y el consumo de las élites. En medio de una emergencia ecológica, ¿deberíamos producir vehículos utilitarios deportivos y mansiones? ¿Deberíamos desviar energía para apoyar el consumo obsceno y la acumulación de la clase dominante? No. Esa es una irracionalidad que sólo el capitalismo puede amar.

Al mismo tiempo, los estudiosos del decrecimiento insisten en una política social fuerte para garantizar las necesidades humanas y el bienestar, con servicios públicos universales, salarios dignos, una garantía de empleo público, reducción del tiempo de trabajo, democracia económica y una desigualdad radicalmente reducida.8 Estas medidas suprimen el desempleo y la inseguridad económica y garantizan las condiciones materiales para una vida digna universal -de nuevo, principios socialistas básicos. Esta doctrina exige mejoras de la eficiencia, sí, pero también una transición hacia la suficiencia, la equidad y una economía postcapitalista democrática, en la que la producción se organice en torno al bienestar de todos, como dijo Peter Kropotkin, en lugar de en torno a la acumulación de capital.
La virtud de este enfoque debería ser inmediatamente clara para los socialistas. El socialismo insiste en basar su análisis en la realidad material de la economía mundial. Insiste en la ciencia y la justicia. Sí, el socialismo adopta la tecnología -y promete de forma creíble gestionar la tecnología mejor que el capitalismo-, pero las visiones socialistas de la tecnología deben tener una base empírica, ser coherentes desde el punto de vista ecológico y justas desde el punto de vista social. No deberían basarse en la especulación ni en el pensamiento mágico, y mucho menos en la perpetuación de las desigualdades coloniales. Las visiones del crecimiento verde son contrarias a estos valores socialistas fundamentales.

Podemos ver claramente el doble movimiento de eficiencia más suficiencia en los escenarios macroeconómicos de post-crecimiento y decrecimiento publicados. El modelo de decrecimiento de Eurogreen, por ejemplo, parte de un escenario de referencia en el que todo sigue igual y, a continuación, añade medidas de eficiencia (como la tarificación del carbono, la mejora de la eficiencia, la innovación, la electrificación, la transición a las energías renovables, etc.) y, por último, añade políticas económicas y sociales transformadoras (reducción de la producción menos necesaria, semana laboral más corta, garantía de empleo, impuestos sobre el patrimonio, etc.) para obtener resultados9. Este mismo enfoque en dos partes es el que adopta el modelo LowGrow.10 De hecho, esto es cierto incluso para el «escenario de estabilización» original del MIT World3 de los años 70: primero despliega las medidas del escenario de «tecnología integral» y luego añade la estabilización de la producción.
Podemos ver los mismos principios en un estudio reciente sobre la descarbonización del sector del transporte en los países de renta alta publicado en Nature. Los autores escriben: «Llegamos a la conclusión de que, además de introducir cambios en el diseño de los vehículos que reduzcan las emisiones, es necesaria una reducción rápida y a gran escala del uso del automóvil para cumplir los estrictos presupuestos de carbono y evitar una elevada demanda de energía «11. En otras palabras, sí, necesitamos la transición a los vehículos eléctricos, pero también necesitamos reducir la industria del automóvil al mismo tiempo, al tiempo que mejoramos y ampliamos las opciones de transporte público para garantizar la movilidad para todos. Eficiencia, sí. Innovación tecnológica, sí. Pero también suficiencia y equidad.

Este enfoque también se adopta en los recientes escenarios del modelo de «energía para una vida digna», que se han convertido en una piedra de toque en la investigación sobre el decrecimiento.12 Estos escenarios asumen fuertes mejoras de la eficiencia y tecnología avanzada, al tiempo que organizan la producción en torno a la suficiencia y las necesidades humanas, y reducen drásticamente la desigualdad.13 Los resultados indican que si adoptamos este doble enfoque (innovación tecnológica y suficiencia), sería posible garantizar un nivel de vida digno a una población mundial de diez mil millones de personas -más que el pico previsto a mediados de siglo- y, al mismo tiempo, reducir el consumo de energía y descarbonizar con la rapidez suficiente para limitar el aumento de la temperatura a menos de 1,5°C a finales de siglo. Una breve nota: todos estos modelos tienen sus puntos débiles, y los investigadores están desarrollando una nueva generación para dar cuenta de una gama más amplia de políticas de decrecimiento, incluyendo estrategias de descolonización y convergencia radical Norte-Sur en la economía mundial14.
Así pues, el debate público sobre el decrecimiento se basa en una falsa dicotomía. El verdadero conflicto no es entre tecnología y antitecnología. Se trata de cómo se imagina la tecnología y de las condiciones en las que se despliega. La investigación sobre el decrecimiento reivindica con fuerza un enfoque más científico (y más justo) de las visiones tecnológicas.
¿Qué ocurre con la cuestión del progreso tecnológico? En el discurso de los medios de comunicación, el crecimiento capitalista se confunde a menudo con el progreso tecnológico, o incluso se considera necesario para él. Pero, una vez más, se trata de un pensamiento descuidado.

Sí, necesitamos innovación para resolver la crisis ecológica. Necesitamos mejores paneles solares, mejor aislamiento, mejores baterías, mejor reciclaje, mejores métodos para producir acero, etc. Pero no necesitamos un crecimiento agregado para conseguir estas cosas. Si el objetivo es lograr tipos específicos de innovación, entonces diríjase directamente a ellos en lugar de hacer crecer toda la economía indiscriminadamente y esperar que por arte de magia se produzca la innovación que necesitamos. ¿Es realmente razonable hacer crecer la industria del plástico, la carne de vacuno y la publicidad para conseguir trenes más eficientes? ¿Realmente tiene sentido cultivar cosas sucias para conseguir cosas limpias? Debemos ser más inteligentes. Las innovaciones necesarias pueden conseguirse directamente -mediante la inversión pública en innovación- al tiempo que se reducen las formas de producción menos necesarias. De hecho, lo primero es posible gracias a lo segundo. El talento de ingeniería que actualmente se organiza en torno al desarrollo de, por ejemplo, algoritmos publicitarios, puede movilizarse en su lugar para desarrollar mejores energías renovables y sistemas de tránsito.

Además, hay que tener en cuenta que los imperativos del crecimiento capitalista limitan a menudo el progreso tecnológico. En el capitalismo, las empresas organizan la innovación no en torno a objetivos socialmente necesarios, sino en torno a lo que sirve a su crecimiento y a sus beneficios. Así, obtenemos innovaciones para maximizar la extracción de combustibles fósiles o la obsolescencia programada, pero muy pocas en ámbitos que son claramente necesarios pero menos rentables (como las energías renovables) o nada rentables (como el transporte público, los productos reparables o los medicamentos para enfermedades tropicales desatendidas)15 . Además, incluso cuando las innovaciones son socialmente beneficiosas, a menudo quedan encerradas bajo patentes que impiden su rápida difusión (como ocurre con las vacunas COVID-19 y la tecnología de las baterías).
En un escenario socialista democrático, estas limitaciones podrían superarse. Podríamos liberar la innovación para que sirviera a la sociedad y a la ecología en lugar de a los beneficios, invertir directamente en las innovaciones que necesitamos con tanta urgencia y garantizar la rápida difusión de las tecnologías necesarias.
De lo anterior debería desprenderse claramente que el decrecimiento se entiende mejor como un elemento dentro de una lucha más amplia por la transformación ecosocialista (y antiimperialista). Debemos lograr el control democrático de las finanzas, la producción y la innovación, así como organizarlo en torno a objetivos tanto sociales como ecológicos. Esto requiere asegurar y mejorar las formas de producción social y ecológicamente necesarias, reduciendo al mismo tiempo la producción destructiva y menos necesaria.

Por último, cabe señalar que nuestra comprensión de lo que cuenta como tecnología no debe limitarse a la maquinaria compleja. A veces las tecnologías más simples son más eficaces, más eficientes y más democráticas: las bicicletas, por ejemplo, son una tecnología increíblemente poderosa para ayudar a descarbonizar el transporte urbano, y los métodos agroecológicos son vitales para restaurar la fertilidad del suelo. Además, no hay que subestimar el poder de las tecnologías sociales. Por citar un ejemplo clásico de la literatura socialista feminista: los lavavajillas y las lavadoras son fundamentales para liberar a las personas (y en particular a las mujeres) del trabajo, pero también lo son las guarderías públicas y las cocinas comunitarias. Debemos asegurarnos de que nuestras visiones de la tecnología no estén contaminadas y limitadas por supuestos y visiones del mundo capitalistas. Una tecnología mejor es posible.

Notas

  1.  Joel Millward-Hopkins, Julia K. Steinberger, Narashima D. Rao, and Yannick Oswald, “Providing Decent Living with Minimum Energy,” Global Environmental Change 65 (2020).
  2.  Jason Hickel, “Quantifying National Responsibility for Climate Breakdown: An Equality-Based Attribution Approach for Carbon Dioxide Emissions in Excess of the Planetary Boundary,” Lancet Planetary Health 4, no. 9 (2020): e399–e404.
  3.  Jason Hickel et al., “Urgent Need for Post-Growth Climate Mitigation Scenarios,” Nature Energy 6, no. 8 (2021): 766–68. A free PDF of this article is available at jasonhickel.org/research.
  4.  For references, see citations in Hickel et al., “Urgent Need for Post-Growth Climate Mitigation Scenarios.” This text also addresses problems with scaling direct air carbon capture and storage.
  5.  For references, see citations in Hickel et al., “Urgent Need for Post-Growth Climate Mitigation Scenarios.” See also Anne Berner, Stephan Bruns, Alessio Moneta, and David I. Stern, “Do Energy Efficiency Improvements Reduce Energy Use? Empirical Evidence on the Economy-wide Rebound Effect in Europe and the United States,” Energy Economics 110 (2022).
  6.  Jason Hickel and Aljosa Slamersak, “Existing Climate Mitigation Scenarios Perpetuate Colonial Inequalities,” Lancet Planetary Health 6, no. 7 (2022): e628–e631.
  7.  Lorenze Keyßer and Manfred Lenzen, “1.5 °C Degrowth Scenarios Suggest the Need for New Mitigation Pathways,” Nature Communications 12, no. 1 (2021).
  8.  Jefim Vogel et al., “Socio-Economic Conditions for Satisfying Human Needs at Low Energy Use,” Global Environmental Change 69 (2021).
  9.  Simone D’Alessandro, André Cieplinski, Tiziano Distefano, and Kristofer Dittmer, “Feasible Alternatives to Green Growth,” Nature Sustainability 3, no. 4 (2020): 329–35.
  10.  Peter Victor, Managing without Growth (Cheltenham: Edward Elgar, 2018).
  11.  Lisa Winkler, Drew Pearce, Jenny Nelson, and Oytun Babacan, “The Effect of Sustainable Mobility Transition Policies on Cumulative Urban Transport Emissions and Energy Demand,” Nature Communications 14, no. 1 (2023).
  12.  Millward-Hopkins, Steinberger, Rao, and Oswald, “Providing Decent Living with Minimum Energy.”
  13.  Joel Millward-Hopkins and Yannic Oswald, “Reducing Global Inequality to Secure Human Wellbeing and Climate Safety,” Lancet Planetary Health 7, no. 2 (2023): e147–e154.
  14.  Jason Hickel, “How to Achieve Full Decolonization,” New Internationalist, October 15, 2021.
  15.  Brett Christophers, “Fossilised Capital: Price and Profit in the Energy Transition,” New Political Economy 27, no. 1 (2021): 146–59.

2023Volume 75, Number 3 (July-August 2023)

4. El análisis de la cumbre de Bhadrakumar

Otro análisis en vísperas de la reunión de la Otan en Vilna.

What to expect from NATO Summit 2023 – Indian Punchline

Publicado el 11 de julio de 2023 por M. K. BHADRAKUMAR
Qué esperar de la Cumbre de la OTAN de 2023
La trayectoria de la guerra de Ucrania pende de un hilo. Todas las miradas están puestas en la llegada del presidente estadounidense Joe Biden a Vilna para asistir a la cumbre de la OTAN (11 y 12 de junio). Biden ya recibió un gran impulso con el compromiso del presidente turco Recep Erdogan de transmitir el Protocolo de Adhesión de Suecia a la Gran Asamblea Nacional de Turquía para su rápida ratificación.
El hecho de que este compromiso se produjera antes de la reunión a solas de Biden con Erdogan en Vilnius tiene también una gran óptica, que inevitablemente fortalecerá sus manos para forjar un consenso de la OTAN sobre el camino a seguir en la guerra de Ucrania.
La declaración de Biden decía: «Estoy dispuesto a trabajar con el presidente Erdogan y con Turquía para mejorar la defensa y la disuasión en la zona euroatlántica». La redacción elude específicamente la guerra de Ucrania, pero es indicativa de que Erdogan regresa al redil de la OTAN como un hijo pródigo tras haber alcanzado un acuerdo de gran alcance para su país: Erdogan había mencionado la reanudación del proceso de adhesión de Turquía a la UE como el precio que Occidente debía pagar. De hecho, la corrección del rumbo de Turquía (alejándose de la OCS y los BRICS) repercutirá en el equilibrio de fuerzas en el Mar Negro, que es fundamental para las futuras ofensivas militares rusas.

Sin embargo, el panorama general hay que buscarlo en la rueda de prensa del Consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, el domingo de camino a Londres, primera etapa de la gira europea de Biden que le llevará a Vilna y Helsinki. En cuanto a la atmósfera, simplemente, Sullivan evitó cualquier forma de tono beligerante hacia Rusia: ni amenazas, ni propuestas desafiantes, ni difamar a Rusia o demonizar personalmente al Presidente Vladimir Putin. De hecho, ¡ya no es «la guerra de Putin»! Incluso sobre la controvertida cuestión del jefe de Wagner, Yevgeny Prigozhin, Sullivan simplemente se encogió de hombros diciendo que no tenía «ninguna actualización» al respecto.
Por supuesto, la Casa Blanca ya se había enterado de la reunión que Putin mantuvo en el Kremlin el 29 de junio con los comandantes de Wagner y Prigozhin. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, confirmó ayer que sí hubo reunión: «Invitó [Putin] a 35 personas: todos los comandantes de escuadrón y la dirección de la compañía [Wagner], incluido Prigozhin». La reunión tuvo lugar en el Kremlin el 29 de junio y duró casi tres horas.
«Desconocemos los detalles, pero lo único que podemos decir es que el presidente dio su valoración de la actuación de la compañía [Wagner] en el frente durante la operación militar especial y los sucesos del 24 de junio.

«Putin escuchó las explicaciones de los comandantes [de Wagner] y les ofreció más opciones de empleo y de uso ulterior en combate. Los propios comandantes compartieron su versión de lo sucedido, subrayaron que son partidarios incondicionales y soldados del jefe del Estado y del comandante en jefe supremo, y también dijeron que están dispuestos a seguir luchando por la Patria».
Peskov concluyó significativamente: «Esto es todo lo que podemos decir sobre esta reunión». Es de suponer que habrían ocurrido muchas más cosas en esa reunión a puerta cerrada de tres horas en el Kremlin, que asume la naturaleza de un epílogo de la épica historia del intento fallido de golpe de Estado en Rusia el 24 de junio.
Es concebible que Washington dedujera que fue una reunión de «verdad y reconciliación» presidida por Putin. Y se habrían tomado algunas decisiones importantes para que el Kremlin pueda mantener plena y óptimamente sus ojos en la pelota en el frente de Ucrania.
Ahora bien, esto prácticamente apagará el destello de esperanza entre los aliados de la OTAN sobre las incertidumbres políticas dentro de Rusia que obstaculizan el esfuerzo bélico del Kremlin. Obviamente, no se ven «grietas» en ninguna parte del muro del Kremlin. Putin sigue firmemente al mando y las operaciones militares para dispersar la ofensiva ucraniana de un mes de duración están teniendo un éxito superior al esperado.
En consecuencia, los aliados de la OTAN se muestran más realistas. Desgraciadamente, decisiones políticas trascendentales para la seguridad europea se basaron en datos de inteligencia erróneos.

Los estadounidenses no tenían ni idea de la capacidad del armamento ruso ni de la industria de defensa del país, ni de su capacidad sin fisuras para movilizarse en una guerra continental, ni del estado de ánimo del pueblo ruso, ni de la sólida base de poder de Putin, con una valoración constante del 80% (más del doble que la de Biden), ni de la resistencia de la economía rusa para soportar sanciones, ni del retroceso de las sanciones, que acabarían devastando las economías europeas.
El Kremlin confió en Pekín
De nuevo, divagando un poco, todos los indicios disponibles apuntan a que China estaba al tanto de lo que ocurría en el asunto Wagner. Probablemente, China fue el único país en el que el Kremlin confió. Esto tampoco habrá pasado desapercibido en las capitales de la OTAN.
Recapitulando, cuando la AFP preguntó en la rueda de prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores chino del 26 de junio si el presidente Xi Jinping había tenido ya la oportunidad de hablar personalmente con Putin sobre el incidente Wagner, Mao Ning, portavoz, respondió lo siguiente:
«El incidente del Grupo Wagner es un asunto interno de Rusia. Como vecino amistoso de Rusia y socio estratégico integral de coordinación para la nueva era, China apoya a Rusia en el mantenimiento de la estabilidad nacional y en la consecución del desarrollo y la prosperidad, y creemos en la capacidad de Rusia para lograrlo. Nuestros dos países han mantenido una comunicación estrecha y sólida a diversos niveles. En cuanto a su pregunta sobre conversaciones telefónicas específicas, no tengo nada que compartir. [Énfasis añadido.]

Curiosamente, un comentario en el Global Times del 26 de junio ya había sacado la conclusión, a las cuarenta y ocho horas de los dramáticos acontecimientos en Rusia, de que los funcionarios estadounidenses estaban simplemente «hablando mal del gobierno ruso», como de costumbre, con la agenda de «amplificar algunos de los problemas internos de Rusia para lograr el objetivo de seguir debilitando al país y causar daño a la moral militar de los soldados rusos, como parte de la guerra cognitiva lanzada por el Occidente liderado por Estados Unidos contra Rusia».
El comentario titulado China apoya y cree a Rusia en el mantenimiento de la estabilidad nacional señalaba que la erupción de Wagner «ha sido sofocada en poco tiempo con un impacto limitado en la autoridad de Putin». Más que definirla como una verdadera rebelión, debe considerarse como una lucha de poder, ya que Prigozhin no ha lanzado ninguna consigna contra Putin ni ha atacado la autoridad de éste».
De hecho, la reunión en el Kremlin entre Putin y los comandantes de Wagner y Prigozhin tuvo lugar sólo 2 días después. La parte china sabía exactamente lo que estaba ocurriendo, ¡y lo que cabía esperar!

Mientras tanto, la continuidad de la comunicación estratégica entre Pekín y Moscú fue notable. El 25 de junio, el consejero de Estado y ministro de Asuntos Exteriores de China, Qin Gang, se reunió en Pekín con el viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Rudenko Andrey Yurevich; el 3 de julio, el ministro de Defensa chino, Li Shangfu, se reunió en Pekín con el jefe de la armada rusa, el almirante Nikolai Yevmenov; el 10 de julio, el presidente Xi recibió en el Gran Salón del Pueblo a la presidenta del Senado ruso, Valentina Matviyenko.
En el contexto de la Cumbre de la OTAN, la reunión de Xi Jinping con Matviyenko (diplomática de carrera de profesión y número 2 en la jerarquía política rusa después de Putin) es oportuna y enormemente significativa. Hoy ha sido el titular principal del Diario del Pueblo.
Según un informe de Xinhua, «Durante mi visita de Estado a Rusia en marzo de este año, el presidente Putin y yo alcanzamos un nuevo e importante consenso sobre la profundización de la coordinación estratégica integral bilateral y la cooperación práctica en diversos campos», dijo Xi, señalando que el desarrollo de las relaciones China-Rusia es una elección estratégica que los dos países han hecho sobre la base de los intereses fundamentales de sus respectivos países y pueblos.
«China continuará trabajando con Rusia para desarrollar una asociación estratégica integral de coordinación para una nueva era, que se caracterice por la asistencia mutua, la integración profunda, la innovación y los resultados beneficiosos para todos, a fin de impulsar el desarrollo y la revitalización de los dos países y promover la construcción de un mundo próspero, estable, justo y equitativo, dijo Xi.»
Una garantía de seguridad para Ucrania

No podría haber una afirmación más contundente de apoyo al liderazgo de Putin por parte de Pekín. Baste decir que la cumbre de la OTAN tendrá en cuenta la realidad geopolítica, por desagradable que sea, de que la guerra de Ucrania no ha aislado a Rusia, sino que, por el contrario, ha contribuido a reforzar y ampliar la órbita de influencia diplomática y política de Moscú en la mayor parte de la comunidad mundial.
Al mismo tiempo, también en el frente militar, las ilusorias esperanzas de los países de la OTAN de derrotar a Rusia se han desvanecido y las decisiones de la cumbre de Vilna tendrán en cuenta esta realidad sobre el terreno.
La Administración Biden ya ha admitido que el Pentágono se ha quedado sin municiones para abastecer a Ucrania y que habrá que reforzar la capacidad industrial. Pero ése es un objetivo a medio plazo, mientras que la guerra tiene sus necesidades inmediatas. Y para satisfacer las necesidades actuales, Biden ha decidido suministrar a Ucrania bombas de racimo, un arma sucia prohibida por el derecho internacional por la ONU.
Así, poco a poco se va perfilando que no habrá un ingreso de Ucrania en la OTAN, ni ahora ni nunca. Ayer, Richard Haas, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores y creador de opinión enormemente influyente en el establishment de la política exterior estadounidense, escribió en Project Syndicate (con la vista puesta en la audiencia europea) una contundente crítica titulada Ascending the Vilnius Summit: «Ofrecer el ingreso en la OTAN en principio, como se hizo cuando los líderes de la OTAN se reunieron en Bucarest en 2008, parece vacío…».

Haas explicó que los países de la OTAN pueden, en cambio, «extender bilateralmente un compromiso de seguridad para defender el derecho de Ucrania a existir… sin referencia a un territorio concreto… comparable a lo que Estados Unidos ha hecho durante mucho tiempo por Israel».
Haas cree que ese compromiso formal y abierto, respaldado con «las armas, la inteligencia y el adiestramiento que requiere», señalaría que Estados Unidos «no permitirá que ninguna entidad amenace» la existencia de Ucrania, pero sin vincularlo «a ningún mapa concreto» del territorio de Ucrania.
Curiosamente, al ser preguntado al respecto durante la rueda de prensa del domingo, Sullivan también confirmó que está sobre la mesa un concepto de este tipo por el que Estados Unidos, sus aliados y socios «dentro de un marco multilateral, negociarán compromisos bilaterales de seguridad con Ucrania a largo plazo… para proporcionar diversas formas de asistencia militar, intercambio de inteligencia e información, apoyo cibernético y otras formas de apoyo material para que Ucrania pueda tanto defenderse como disuadir futuras agresiones».
La conclusión es que la cumbre de Vilnius hará sonar la corneta para que se sepa que la OTAN se retira ordenadamente de Ucrania. A diferencia de lo ocurrido en Afganistán, Estados Unidos sin duda mantendrá informados a los aliados, ya que esto afecta principalmente a la seguridad europea, y lo que es más importante, no debería convertirse en otra retirada caótica como las de Kabul o Saigón en el pasado. Esto, a su vez, exige la unidad absoluta de la OTAN.

Así, Biden aterrizó en Londres de camino a Vilna para convencer al Reino Unido de que Ucrania no puede ser el campo de batalla de su sueño de una «Gran Bretaña global». El rey Carlos intervino para suavizar las plumas erizadas en la «relación especial» entre Estados Unidos y el Reino Unido. Biden había vetado antes la recomendación británica de Ben Wallace, secretario de Defensa y halcón empedernido de Rusia, como próximo secretario general de la OTAN.
Evidentemente, los pormenores de una retirada ordenada tendrán que elaborarse minuciosamente en el marco de un alto el fuego en la guerra. Esto significa entablar un diálogo con Rusia en un futuro próximo y disuadirla de seguir adelante con cualquier ofensiva importante para poner fin a la guerra de forma concluyente a su favor.
Mientras tanto, según se comenta en Kiev, el comandante en jefe de las fuerzas armadas, el general Valeri Zaluzhny, ha recomendado a su presidente Zelensky que la actual ofensiva militar ucraniana, que dura ya un mes, simplemente no es sostenible frente a las abrumadoramente poderosas fuerzas rusas y debe suspenderse.

Observación de José Luis Martín Ramos:

Lo de Turquía veremos. No sé si hay corrección de rumbo o simplemente una maniobra de Erdogan, dentro del rumbo que ha venido manteniendo; la «cuarta vía turca»: ni pro-occidental, ni pro-sur, ni neutral. Lo de Turquía en la UE veremos, está Grecia de por medio que ya es miembro de la UE y está cuestión de Chipre, estratégica en el Mediterráneo oriental. Turquía ya es miembro de la OTAN -lo que en este momento no sé si ayuda a la política expansionista de la OTAN- y tiene una relación comercial preferente con la UE, porque la UE no quiso la entrada de Turquía. La entrada la solicitó Turquía, y la solicitud la impulsó Erdogan a partir de 2003, pero ha sido la UE quien la ha bloqueado en 2015. Las manifestaciones de estos días me suenan más a dialéctica política que a cambio de rumbo: mira, si me admitís en la UE yo acepto la entrada de Suecia en la OTAN, lo que quiere decir como que no me admitis en la UE sigo vetando la entrada de Suecia y, en cualquier caso, la relación la OTAN y la UE es de quid pro quo, no de sometimiento. Veo difícil que como están las cosas en Europa oriental, se modifique el stand by de la cuestión de Chipre y si no se modifica eso, hay un escollo importante para la entrada de Turquía en la UE,cuando a menos a corto y medio plazo.

5. Los niños y la guerra.

La verdad es que no consigo entender por qué sigue habiendo niños en ciudades como Donetsk, bombardeada diariamente. Yo en su lugar de sus padres los hubiera enviado lo más lejos posible, pero supongo que no siempre tendrán esa posibilidad. Me han dado mucha pena estos dos que piden al menos poder irse de vacaciones para no escuchar continuamente las explosiones, y tienen que dejar la entrevista precisamente porque cae una bomba. Puede que sea todo pura propaganda y esté preparado, pero en ese caso son muy buenos actores.

https://twitter.com/narrative_

Al menos estos ya lo han conseguido:

https://twitter.com/narrative_

6. BRICS y la nueva moneda.

En la próxima reunión de los BRICS en agosto se especula con la posibilidad de que se anuncie algún tipo de nueva moneda impulsada por estos países. También que habría una especie de patrón oro acompañado por el respaldo de varias materias primas. Pero también se acaba de anunciar que India se opone a esta medida, y así lo ha dicho directamente su ministro de asuntos exteriores. Veamos cómo está la cosa…

Esta es la postura que publica China en un periódico «oficial», el Global Times:

https://www.globaltimes.cn/

La cumbre presencial de los BRICS se centrará en la cooperación y la expansión; «no se desviará por la asistencia de Putin

Por Zhang Han Publicado: Jul 10, 2023

El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, anunció el domingo que la cumbre de los BRICS, prevista del 22 al 24 de agosto, se celebrará «físicamente» tras un paréntesis de tres años.

Con gran parte de la atención de Occidente fijada en torno al conflicto entre Rusia y Ucrania, observadores chinos señalaron el lunes que el BRICS no se distraerá de su tema del desarrollo y puede dar paso a un nuevo potencial en la profundización de la cooperación entre las economías emergentes.
La expansión del BRICS, una moneda común dentro del bloque y garantizar la seguridad alimentaria y energética son algunos de los temas clave de la agenda, según informan los medios de comunicación.
Cada vez son más los países que han solicitado su adhesión al BRICS o han expresado su interés en hacerlo, entre ellos Etiopía, Nicaragua, Venezuela, Argentina, Irán, Argelia, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.
Zhu Tianxiang, director del Instituto de Relaciones Exteriores del Instituto de Investigación sobre los BRICS de la Universidad de Estudios Internacionales de Sichuan, predijo que se puede avanzar mucho en la ampliación, pero que es poco probable que se dé un paso audaz para permitir la entrada de muchos países. «Sin embargo, la dirección ya ha demostrado el potencial y el atractivo de los BRICS».
Los miembros del bloque debatirán y llegarán a un consenso sobre principios, normas y procedimientos antes de dar la bienvenida a nuevos miembros, dijo Zhu, que «subrayó la ‘naturaleza igualitaria’ de BRICS en contraste con algunas alianzas de ‘un solo hombre tiene la palabra’ que sólo refuerzan la hegemonía.»  

El potencial económico de los BRICS se aprecia en su contribución al 31,5% del PIB mundial, así como en el desarrollo del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), también conocido como el «banco de los BRICS». El NDB ha recibido como nuevos miembros a Bangladesh, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Uruguay, y Arabia Saudí está en conversaciones para incorporarse.
El NDB ha sido una importante estructura de financiación para los países en desarrollo, que normalmente se ven lastrados por las condiciones políticas establecidas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, según Zhu, que describió el NDB como una marca crucial del papel de pilar de los BRICS en la cooperación económica.
Zhu cree que en la cumbre de agosto, China también puede proponer ideas sobre cómo poner en práctica la Iniciativa de Civilización Global, arrojando luz sobre cómo los países de diferentes orígenes de civilización pueden llevar a cabo la cooperación y los intercambios, manteniendo la diversidad en un mundo de turbulencias, conflictos e inclinación hacia la confrontación de bloques.
El máximo diplomático chino, Wang Yi, declaró en junio que la cooperación del BRICS es la plataforma más importante para la solidaridad y la cooperación entre los países en desarrollo y el mecanismo más central que representa a los países del Sur.
Hablar mal del BRICS no es nada nuevo y las perspectivas de expansión y profundización de la cooperación del bloque hablan por sí solas, dijo Zhu, añadiendo que a pesar de las frecuentes comparaciones entre el BRICS y el Grupo de los Siete, el BRICS nunca excluye la cooperación con los países desarrollados, ni desea la oposición entre el Sur y el Norte Globales.

Las informaciones periodísticas sobre el presidente francés, Emmanuel Macron, llamando a las puertas de los BRICS causando sensación solo demuestran que el desarrollo y el verdadero multilateralismo están ganando la partida a la hegemonía y la confrontación de bloques, según los analistas.

Estas son las declaraciones del ministro de exteriores indio:

https://www.hindustantimes.

Jaishankar Makes Big Comment on BRICS Currency Plans Amid De-Dollarisation Push | Watch

India ha hecho una gran declaración en medio de las especulaciones sobre una nueva moneda de los BRICS. El ministro indio de Asuntos Exteriores, S. Jaishankar, declaró que no hay planes para una nueva moneda BRICS y que el objetivo es fortalecer la moneda nacional. La declaración se produce en medio de informes sobre discusiones sobre una nueva moneda en la Cumbre de los BRICS. Sin embargo, esto confirma que el BRICS está considerando alternativas al sistema de pagos dominado por el dólar. Algunos informes afirman que 41 países, entre ellos Bangladesh, Egipto, Bielorrusia, Irán, Arabia Saudí e Indonesia, están incluso a favor de una moneda propia del BRICS. Pero los BRICS no son partidarios de una moneda, ya que podría acarrear problemas en los sectores financieros. Por otro lado, India quiere que la rupia se fortalezca en medio de la «desdolarización». #brics #india #russia #china #brazil #southafrica #bricssummit #bricscurrency #indianrupee #usdollar #dollardominance #globalpaymentsystem #trader Hindustan Times Videos te trae noticias, opiniones y explicaciones sobre temas de actualidad en India y en todo el mundo. Siempre nos entusiasma informar de las noticias lo más rápidamente posible, utilizar nuevas herramientas tecnológicas para llegar mejor a ti y contar historias con una visión de 360 grados para que entiendas mejor el mundo que te rodea.

7. Las amenazas a Juan Diego Botto

Lo vi ayer en un tuit del propio Botto, pero aquí se explica con mayor amplitud lo sucedido. No hay duda de que los fachas están desatados…

https://www.eldiario.es/

«Hijo de terrorista”, los insultos y amenazas de la extrema derecha contra Juan Diego Botto por una noticia falsa

El actor ha visibilizado los comentarios en redes sociales y ha anunciado medidas legales por un presunto delito de difamación en un foro de política y criptomonedas

Javier Zurro

10 de julio de 2023 18:04h
Actualizado el 10/07/2023 18:18h

El actor Juan Diego Botto ha denunciado a través de su cuenta de Twitter los terribles insultos y amenazas que está sufriendo por parte de la extrema derecha debido a una noticia falsa publicada en una web llamada Burbuja y que se define como un »foro de economía, política, inversiones, bolsa, criptomonedas, actualidad y algo de ocio“. Allí, un usuario ha compartido un titular fabricado y falso en el que se le atribuía a Botto una declaración en la que decía que se alegraría si ETA volviera ante una victoria de VOX en las elecciones. Un enlace que, en cuanto el actor denunció la campaña de odio que estaba sufriendo, fue retirado. ”Hay un claro elemento de difamación“, ha dicho el actor en declaraciones a elDiario.es y ha anunciado acciones legales.

El usuario que publicó el bulo también dejaba escrito un mensaje en el que insultaba al actor y le amenazaba haciendo referencias a su padre, que fue asesinado por la dictadura argentina. “Este argentino montonero, hijo de terrorista, está muy nervioso ante la llegada de Vox y la pérdida de las subvenciones con las que se paga la coca y las jovencitas. Este hijo de puta está pidiendo a gritos que le suban a un helicóptero a darse un paseo como hicieron con el terrorista de su padre”, decía el mensaje del usuario.

El actor, que acaba de regresar de Argentina donde ha presentado Una noche sin luna, la obra sobre Lorca y la memoria histórica, ha contestado también por redes sociales a dichas amenazas. “Me mandan esta captura de un foro en el que se me atribuye una frase que obviamente jamás he dicho, ni se me pasaría por la cabeza siquiera pensar. Así funciona la extrema derecha; mienten y alimentan su odio sobre falsedades”, y ha añadido en un segundo mensaje: “Quien ha colgado la noticia falsa acusa de terrorista a mi padre y pide que me tiren de un helicóptero como hizo la dictadura militar Argentina con mi padre. (Eran aviones no helicópteros pero en fin…) Matar a quien piensa diferente apoyado en mentiras…”. 

También ha manifestado su intención de denunciar los hechos a la policía: “Al margen de la denuncia y las acciones legales pertinentes lo relevante es reflexionar sobre toda una estrategia de odio, de voluntad de exterminar a quien piensa distinto apoyado en falsedades, bulos noticias falsas. Así hemos llegado hasta aquí”.

El actor ha explicado e elDiario.es que lo primero que le ha chocado “es la difamación”. “Pensar que alguien ponga en mi boca una barbaridad semejante. Eso es lo primero que me ha resultado ofensivo. Jamás he dicho eso. Jamás se me pasaría por la cabeza decir eso, y luego está lo que eso genera”, explica. Después de la sorpresa por la noticia falsa, el actor ha leído los comentarios que surgían. “Hemos buscado el origen y la persona que había puesto ese comentario, obviamente sin citar ninguna fuente porque es imposible citar ninguna fuente, porque eso no lo he dicho en mi vida, pone otro comentario donde dice que soy hijo de un terrorista, que yo mismo soy un montonero y que merezco acabar como mi padre. Después de eso hay un montón de comentarios en el foro donde hay mucha gente que pide mi muerte. Evidentemente no es algo cómodo, es molesto, es punible penalmente y haré lo que corresponda legalmente”, añade. «Hay un comentario donde dice que soy hijo de un terrorista, que yo mismo soy un montonero y que merezco acabar como mi padre. Después de eso hay un montón de comentarios en el foro donde hay mucha gente que pide mi muerte»
Juan Diego Botto — Actor y director

Para Juan Diego Botto lo que ha pasado le hace reflexionar sobre el auge de las fake news y su impacto en las elecciones. “Me preocupa porque esta es la fuente de información principal de un montón de gente. Estas elecciones están condicionadas por un montón de grupos de WhatsApp, de foros de Telegram, de foros en internet, donde la principal fuente de información de mucha gente son estos bulos que terminan determinando lo que la gente va a votar, lo que la gente piensa. Y no sería sorprendente que cualquier día de estos, a mi hermana, a mí, a mi compañera, a Carlos Bardem o a Almodóvar, alguien nos parta la cara y no sabremos por qué, y será por algo que alguien se ha inventado, que nosotros no hemos dicho. Eso es lo terrible, estas mentiras que van generando un odio en la gente y que su función es esa, generar odio, polarizar, dividir y sembrar la extrema derecha hasta el punto de lo que estamos viendo estos días”, apunta el actor. «No sería sorprendente que cualquier día de estos, a mi hermana, a mí, a mi compañera, a Carlos Bardem o a Pedro Almodóvar, alguien nos parta la cara y no sabremos por qué, y será por algo que alguien se ha inventado, que nosotros no hemos dicho.»
Juan Diego Botto — Actor y director

No recuerda un clima tan enfermizo como este, pero subraya que esto es algo que “se ha ido sembrando poco a poco”. “Esto no aparece de golpe. Me consta que ha habido periodistas o políticos que han vivido cosas mucho peores que esto que me ha pasado a mí”, añade y menciona el temor a lo que puede ocurrir en el futuro: “Me da mucho miedo porque el huevo de la serpiente, de la extrema derecha, sabemos cómo se siembra pero nunca sabremos cómo explota una vez que eclosiona. La extrema derecha está ganando poder en toda Europa. Antes podíamos pensar que Europa se iba a encargar de hacer imposible una agenda de la extrema derecha en cualquier lugar, pero la extrema derecha está gobernando en Italia, está gobernando en Hungría, está gobernando en Polonia, está con un enorme poder creciente en Alemania, una cosa que era impensable, y está a punto de ganar en Francia”.

Una extrema derecha con “una agenda apoyada en el odio” y que hace recordar a tiempos pasados de nuestro país: “Aquí tenemos el ejemplo de de lo que fue un gobierno de extrema derecha. Las dos únicas dictaduras que conocemos en el siglo XX en España fueron dictaduras de derechas y una muy particularmente genocida. Y si no, que se lo pregunten a Lorca. Ahí tenemos su ejemplo. No quiero ponerme especialmente dramático, pero no fue un tipo militante, no estuvo adscrito a ninguna organización, ni políticamente muy comprometido, pero ese compromiso, simplemente estar en un sindicato o ser maestro ya fue suficiente. Cuando la mentira genera tanto odio cualquier excusa es suficiente”.

8. Resúmenes de Rybar.

Acaban de publicar el resumen del día 10. Ya que no lo hice antes, os paso también el de los días 8 y 9 -los fines de semana no publican resumen-:
https://twitter.com/rybar_
https://twitter.com/rybar_ (8 y 9)

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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