«El feminismo de mi padre”. Publicado en el País, 14/07/2023. Nadie le pide al antirracismo, al ecologismo, al anticapitalista o al movimiento LGTBI que esté en contra del machismo.
Qué lástima no haber tenido a mano el teléfono para hombres en crisis que propone Sumar para acabar con la violencia machista el día que mi padre me despertó de un profundo sueño agarrándome por la cabellera y me lanzó por las escaleras. O las tantas veces que molió literalmente a palos a mi madre. Seguro que si hubiera podido hablar con Elizabeth Duval se habría trabajado su masculinidad y habría entendido que no está bien odiar a las mujeres. O igual no, puesto que quien se ocupa ahora dela portavocía de feminismo en Sumar lleva años insultando a señoras que le rebaten sus enclenques argumentos. Duval se queja de que se le cuestionen por su edad (22 años) pero no tolera la discrepancia y arremete con acusaciones de transfobia a todo el que le lleve la contraria. Su falta de experiencia en asuntos de igualdad es más que evidente, como también su nulo contacto con las organizaciones feministas de base. ¿Cómo se van a atajar los asesinatos leyendo a Butler? Háblenles a los huérfanos del machismo de la deconstrucción y la perfomatividad o las sexualidades disidentes y transgresoras. Si algo necesita este asunto en el que nos estamos jugando la vida es seriedad y políticas concretas. ¿Feminismo del 99% para hacer qué? ¿Para seguir permitiendo que los proxenetas se lucren en esos campos de concentración llamados burdeles? ¿Van a proponer que en el porno haya diversidad racial? ¿Que el hijab y el burkini sean ecosostenibles? ¿Y a quiénes incluye ese 99%? Por supuesto que a los amigos de Pedro Sánchez que se sienten incómodos con la igualdad, los de Vox, los proxenetas, los violadores y esos varones a quienes tener una crisis les lleva a matar a sus parejas en vez de comprarse una moto. También estaría mi padre y el imam salafista, no sea que se sientan discriminados.
Pero es que lo que propone Sumar es una verdadera minorización de las mujeres al presentarnos como un colectivo (en nada pondrán una M al final del LGTBI+ y con eso no dirán que nos callemos) cuando somos el 51% de la población. Por si no fuera poco se nos carga con los fardos de otros movimientos sociales porque el feminismo tiene que ser antirracista, ecologista, anticapitalista y no sé cuántas cosas más. Eso sí, nadie le pide al antirracismo, al ecologismo, al anticapitalista o al movimiento LGTBI que esté en contra del machismo. Por eso alguien con un largo historial de insultos a mujeres puede ocuparse, qué cosas, ¡del feminismo!
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Soy tan soberana como Mohamed VI
“El racismo geopolítico se justifica a sí mismo aduciendo razones estratégicas o económicas que permiten a los líderes de izquierdas afirmar sin sonrojarse cosas como que en Marruecos no hay una dictadura sino una “cosoberanía” entre el pueblo y el rey.”
Si no fuera por el apoyo y la complicidad de las grandes potencias occidentales, para quienes la democracia, la libertad y los derechos humanos son sagrados a menos que quienes aspiren a disfrutarlos sean cuatro moros o cuatro negros insignificantes, los regímenes arabo-islámicos habrían caído hace tiempo. El racismo geopolítico se justifica a sí mismo aduciendo razones estratégicas o económicas, que permiten a los líderes de formaciones de izquierdas afirmar sin sonrojarse cosas como que lo que hay en Marruecos no es una dictadura, sino una “cosoberanía” entre el pueblo y el rey, o que para qué van a votar en un referéndum los saharauis si ya no son los que eran hace 40 años. Estas declaraciones son de Agustín Santos Maraver, número dos de Yolanda Díaz por Madrid. Al hasta ahora diplomático también le parece exagerado definir como apartheid la situación de los palestinos, que lo que les pasa es que están en riesgo de que Israel les aplique un “estatus jurídico distinto”. Qué lejos queda el internacionalismo de la izquierda y su solidaridad con los damnificados de la tierra, qué neocolonialismo más cuqui, tan lleno de sonrisas y palabras bonitas.
Estoy por llamar a mis parientes de Marruecos y contarles la buena nueva que anuncia Santos: que no se preocupen si en esta fiesta del Eid las pasan canutas para comprar el pertinente corderillo y que no les importe la subida de precio de la odiada patata de consumo diario, que se sepan tan cosoberanos como su querido Príncipe de los Creyentes, aunque el hijo de Hassan II cuente con una fortuna valorada en 57.000 millones de dólares y ellos tengan que sudar el par de duros que necesitan para dar de comer a sus hijos. Cosoberanas deben de ser también las madres solteras cuyos hijos son considerados ilegales, las niñas dadas en matrimonios pederásticos, los homosexuales y las adúlteras perseguidos por ley o los activistas que siguen a la sombra por pedir trabajo, educación y sanidad. Los torturados en las cárceles y la prensa crítica asediada, todos están en las mismas que Mohamed VI. Ah, pero sigo leyendo la entrevista dada por Santos a Efe y descubro la razón de su miopía: es que “Rabat es un socio estratégico con el que tenemos que desarrollar espacios de coprosperidad”. Una coprosperidad muy blanca, muy europea, tan republicana, tan socialista y tan ecofeminista que se alía con las élites extractivas y opresoras en vez de hacerlo con el pueblo aplastado por el peso de la dictadura.