Del presidente de Espai Marx, Joaquín Miras.
He leído el artículo de Escobar. Es cierto que trata el tema de la guerra. Pero es un tema en que él, y nosotros, los no otanistas, jugamos con las fichas negras.
El guerrerismo, pues se trata de guerras, no de simple militarismo, es un factor impuesto por los EEUU. Guerras proxys contra Rusia en el Caucaso, Yugoslavia, Libia, Palestina, Afganistán, los golpes de estado promovidos en África, las bases -900-, el armar hasta los dientes a Ucrania para la guerra y querer poner una base OTAN en Odessa, frente a Crimea, y otra en el mar de Azov, frente a la costa Rusa. y los preparativos para la guerra contra China. EEUU ha sobrepasado su capacidad de gran potencia, yendo más allá de sus muy grandes posibilidades, pero este ir más allá la desestabiliza, tener un proyecto loco, produce una sublevación generalizada, ante la que emplea en armas y acciones bélicas recursos que hacen que su propia sociedad interna se arruine y desgaste -hay confrontación civil en EEUU, nunca pensé en poder verlo- y se hace, desde luego, más peligrosa, porque se ve decaer, con lo que retroalimenta su armamentismo y se lanza a la apertura de frentes de guerra. Hablar de guerra es inevitable. Por lo demás, Escobar sí plantea el asunto de las civilizaciones, y se apunta a la idea de que Rusia es una alternativa de civilización. Lo es, por lo menos, ante la charada en la que se ha convertido el occidente colectivo, frente a esta carencia de culturas de vida comunes lo es desde luego.
Los hispanoamericanos que nos contemplen, a los que habíamos considerado, condescendientemente, el epítome de la penetración cultural liberal, -«patio trasero»- seguro que están alucinados ante la putrefacción cultural nuestra, de Europa y EEUU, incluida España: el «corral delantero». La izquierda no existe, porque, de existir, se notaría en la defensa de alternativas culturales de vida. En nuestro país, es que no tenemos ni referente para denominar un ethos, una eticidad o cultura material de vida, porque eso es lo que se denominaría España, no «Estado español». Los nacionalismos no poseen culturas alternativas de vida, como demuestra las invenciones ridículas de las torres humanas, els diables y demás horteradas, una performatividad huera que además se mezcla con claveteados de cara, tatus, cortes de pelo que son todos iguales, y elegeteebismo plus. La monda lironda. Dejemos «pa otro día» lo de la izquierda española. Nunca Togliatti apoyó el separatismo sardo ni el «napoletano». Nunca lo hizo el PCF de Thorez con normandos, bretones, etc, pero en el caso francés, esto siempre tiene fácil excusa: son jacobinos insensibles estos franceses, dos datos empíricos, desde luego.