El “caso Montoro” tiene la virtud de aclarar con pelos y señales aspectos oscuros y poco divulgados de la sociedad en que vivimos. Porque muestra que, a diferencia de lo que nos hacen creer, el Estado no es el árbitro neutral que se sitúa por encima de los intereses y los conflictos privados, ni el poder político el que vela por el bien común al margen de éstos. Este caso ayuda también a ilustrar y ordenar la amplia casuística que se vislumbra bajo el término genérico de corrupción, al mostrar que no solo alberga malversación de caudales públicos por caminos diversos para el enriquecimiento o disfrute de algunos, sino también el uso discrecional del aparato del Estado para favorecer a ciertas personas o entidades que pagan por ello, acomodando la fiscalidad e incluso el marco legislativo a sus deseos y diluyendo, así, las fronteras de la supuesta división de poderes de la que acostumbra a hacer gala la democracia. Continuar leyendo «“Montoro o la fina línea entre el poder estatal y el empresariado” por José Manuel Naredo»