“COP 26: la crisis ecológica pide respuestas urgentes” por Jordi Mir

Ha empezado el COP26, un encuentro cuyo nombre es una abreviación de su título más largo: Conferencia de las Partes. Una denominación que hace referencia a los encuentros de Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas. Un organismo, la ONU, que debería servir para que el conjunto de los países del mundo pudieran tratar de todo lo que nos afecta de manera global.” El autor es profesor de la UPF, discípulo de Francisco Fernández Buey.

Esta conferencia número 26 es la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático de 2021 y debe tratar el mayor riesgo que tenemos como humanidad: la crisis ecológica. Tiene lugar en Glasgow, Escocia, entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre. Durante estos días existen diferentes actividades que dan continuidad al trabajo que ya se está haciendo. En un espacio como este no solo se encuentran las personas representadas por los gobiernos, también hay quien va en nombre de organizaciones sociales, empresas… No todo el mundo tiene la misma posición, ni los mismos intereses, y conviene que puedan debatir sobre aquello que nos está pasando.
El conjunto de la humanidad desde hace años no está haciendo sus deberes y va muy tarde para hacer frente a esta crisis ecológica que ya nos está afectando. Lo podemos ver, por ejemplo, en el número de personas desplazadas en contextos de cambio climático, personas que se marchan de su hogar porque el cambio climático dificulta que puedan vivir. Se calcula que 20 millones lo fueron solo en el 2018. Un informe del Banco Mundial habla de la posibilidad de que en el 2050, dentro de sólo 30 años, haya 216 millones de personas tengan que desplazarse por efectos de la crisis ecológica. También hay previsiones más pesimistas.
En nuestra casa también nos está afectando esta crisis ecológica, aunque quizás no seamos demasiado conscientes de ello. Lo podemos ver en los millares de vidas que mueren antes de tiempo por efecto de la contaminación en nuestro país, o en el agravamiento de los fenómenos meteorológicos extremos que también estamos viviendo… Todo esto está motivado por cómo los seres humanos han afectado la vida en el planeta: por la forma que tenemos de producir, fabricar, consumir, desplazarnos… Ya es tiempo de que lo resolvamos.
De esta COP26 debería salir una convicción firme del conjunto de los países para que sus planes nacionales de acción climática (NDC por Nationally determined contributions) respondan a las necesidades que tenemos: frenar las emisiones contaminantes a la atmósfera, frenar el cambio climático, frenar el calentamiento global… Cada país debe hacer un plan para dar respuesta a la crisis que tenemos. El conocimiento científico no deja lugar a dudas, disponemos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático, IPCC (Intergubernmental Panel on Climate Change) y sus informes. El IPCC es una organización de la ONU cuya misión es proveer al mundo conocimiento riguroso sobre el cambio climático, sus impactos, riesgos y las opciones que tenemos para dar respuesta. En su último informe el IPCC, que incorpora a 234 personas investigadoras de 66 países diferentes, nos dice que en el escenario más optimista, el incremento de temperatura del planeta a finales de este siglo sería de 2,7 grados por encima de los niveles preindustriales. En el COP21, en 2015, se llegó al llamado Acuerdo de París donde se establecía el Compromiso para mantener el aumento de temperatura global de media por debajo del 2 °C y seguir haciendo esfuerzos para limitar el aumento a 1.5 °C. Estamos lejos de poder mantener ese crecimiento y debemos asumir que todo crecimiento ya es malo.
No hacemos los deberes. No hacemos los deberes en este compromiso, ni en otros. Por ejemplo, lo que llevaría a los países más enriquecidos a ofrecer recursos que permitan a los países más afectados por el cambio climático poder darles respuesta. Los países más enriquecidos son los principales causantes del cambio climático y los países más empobrecidos los que más lo padecen y los que tienen menor capacidad para actuar.
Hace años que lo saben y hace años que hay quienes han reivindicado respuestas. Si no lo hemos hecho ha sido por una clara falta de voluntad política que responde a los intereses económicos por mantener el modelo económico que nos ha llevado hasta esta crisis ecológica. ¿Hay alternativas? Sí, siempre han existido. Podemos vivir bien, podemos conseguir que todo el mundo en el planeta viva mejor de lo que lo hace hoy, pero debemos decidir vivir de otra forma.
Podemos recordar las palabras de Rachel L. Carson (1922-1964), alguien que ya entonces hizo investigaciones que nos avisaban del mal camino que llevábamos y llevamos: «El ser humano forma parte de la naturaleza, y su guerra contra la naturaleza es inevitablemente una guerra contra sí mismo».
Ahora que nos acercamos al centenario de su nacimiento y al 60 aniversario de la publicación de su obra Primavera silenciosa, obra precursora de la conciencia ecologista. Se ha publicado Rachel Carson y el libro que cambió el mundo. Obra muy recomendable para personas mayores y pequeñas, para hacer frente a los retos que tenemos, para cambiar verdaderamente el mundo.
https://catalunyaplural.cat/es/cop-26-la-crisis-ecologica-pide-respuestas-urgentes/

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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