Lo que me ocurrió a mí es insignificante frente al sufrimiento del pueblo palestino. Mientras yo fui detenida unos días, hay miles de palestinas y palestinos que viven años —incluso toda una vida— en las cárceles de la ocupación, torturados, humillados, privados de luz, de justicia y de esperanza. Mi experiencia es apenas una grieta en un muro de injusticia y dolor. El énfasis está, y debe estar, en Palestina: en su pueblo, en su dignidad, en su resistencia.¡Viva Palestina Libre y Soberana desde el río hasta el mar!
Miércoles 1 de octubre
Esa noche, nuestro barco el Adara fue interceptado por las fuerzas de ocupación israelíes. Eran alrededor de las nueve de la noche cuando fuimos abordados, secuestrados y llevados a Israhell sin nuestro consentimiento…