«El Mediterráneo, cementerio de pobres» de Marcos Roitman Rosenmann

Magnífico (y sensible) artículo del profesor y escritor Marcos Roitman. El enlace: https://www.jornada.com.mx/2019/08/25/opinion/022a1mun.Su obertura:

Mientras la culta Europa mira hacia otro lado, miles de subsaharianos mueren ahogados en las aguas de un mar cuya historia está cargada de acontecimientos. Tres civilizaciones, dirá Braudel, han confluido en su articulación política, dando vida a personajes, proyectos de dominación y desencuentros. Ha sido campo de guerra, de control imperial. Ha enfrentado a Occidente, Roma y Grecia; cristianos, ortodoxos, y musulmanes. Hoy es un cementerio de indigentes. La aporofobia: miedo, rechazo, aversión a los pobres se apodera de las clases dominantes de la Europa mediterránea. Miles de emigrantes viven una tragedia, huyen del hambre, la tortura, guerras civiles, canallas, operaciones humanitarias organizadas por la OTAN y los países civilizados, Libia sin ir más lejos. Ingenuos, piensan ser recibidos con los brazos abiertos, tal y como reza el nombre de uno de los barcos que los ha recogido en alta mar: Open Arms. Sin embargo, no son bienvenidos por los gobiernos y autoridades. Provienen de una patera, no de yates o cruceros que hacen la ruta turística por un Mediterráneo donde todo es maravilloso. De ser sus ocupantes los damnificados nadie recriminaría la acción de salvamento. Pero los sobrevivientes son pobres, sus historias irrelevantes. No pertenecen a la beatiful people, ni beben champagne, ni poseen generosas cuentas bancarias. Deberían haber muerto, no tienen derecho a una vida digna. Constituyen un problema. El mismo que enfrentó el Ocean Viking, barco fletado por Médicos sin Fronteras y SOS Mediterranée, con 356 personas rescatadas a bordo, que no tenía donde atracar. Sus ocupantes son apestados. Para justificar su rechazo se les estigmatiza, si se les acoge otros vendrán a continuación, produciéndose un efecto llamada. Hay que ser inflexibles. Su destino es ahogarse o la repatriación.

Sus palabras de cierre:
Desde Libia o Sudán, la historia es recurrente. Así relata a Médicos Sin Fronteras un joven de 16 años su experiencia antes de ser rescatado: Salí de Sudán después que un grupo armado matara a mi padre (…) Tarde siete días en cruzar el Sahara (…) Traté de cruzar dos veces, pero fui capturado por la Guardia Costera de Libia (…) Estaba en Tayura cuando el Centro de detención fue bombardeado . Mucha gente murió. Logre escapar (…) puedes ver las cicatrices en los pies. Corrí descalzo por las llamas (…) quiero ir a Europa; donde se respeten los derechos humanos, donde me traten como un ser humano y donde pueda encontrar trabajo… Y Yuka Crickmar, técnica de asuntos humanitarios de MSF remata: Cada persona con la que he hablado ha sido encarcelada, ha sufrido extorsión, ha sido forzada a trabajar en condiciones de esclavitud o tortura. También he visto las cicatrices (…) cuando miro sus ojos queda claro por lo que han pasado estas personas. Me decían que estaban listas para morir en el mar, en lugar de pasar otro día más sufriendo en Libia.
Son pobres, existen para ser explotados y extraditados al infierno. No han ganado el primer millón de euros en YouTube, ni son influencers. ¿Para qué rescatarlos? Esta es la verdadera Europa humanitaria. No nos engañemos.

No nos engañamos.

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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