Según el diario El País, mañana, martes 18 de noviembre del 2025, un tal Zelensky, acompañado de Pedro Sánchez, visitará el Congreso de los Diputados, la máxima sede de la soberanía popular que otro golpista hizo famosa en aquella aciaga tarde-noche del 23-F de 1981.
Supongo que el Presidente del Gobierno, mientras se detengan a observar las huellas de aquella asonada, le informará de que su cabecilla ya no está en el hemiciclo. Que no le busque. No podrá saludarle ni abrazarle. No obstante, podrá sugerirle, por si le compensara, que visite a Franco en el cementerio de El Pardo-Mingorrubio o que busque por la costa mediterránea al teniente coronel golpista.
El conocido “Euromaidan” en Ucrania fue eso, un golpe de Estado promovido por Occidente a finales del 2013. Se cobró al Presidente legítimo, Víctor Yanukovich, dando paso a una situación de persecución y represión de toda la oposición política, sindical y social, primero a manos del ultranacionalista Poroshenko y después, desde el 2019, a manos del comediante Zelensky. Todo ello bajo la exhibida impronta política del líder nazi de Ucrania, Stepan Bandera.
La violación de los acuerdos de Minsk (2014 y 2015), los bombardeos y matanzas del gobierno Zelensky (más de 15.000 muertos) a las poblaciones rusófilas de las zonas del Dombass y de Crimea, sumado a la agresiva expansión de la OTAN en todo el este europeo y hasta las mismísimas fronteras de Rusia, provocaron en 2022 el actual conflicto militar en Ucrania.
Mañana se piensa recibir en la capital de España a un señor que, además, estos mismos días y según la “Oficina nacional anticorrupción de Ucrania”, protagoniza un sonado escándalo de corrupción política, ya que se le vincula a una tupida red de desvío de fondos de la empresa pública del sector energético y nuclear ucraniano.
Nada sorprendente. Ya en el 2021, el señor Zelensky apareció señalado en los implacables “Pandora-papers” como gran evasor fiscal, junto por cierto al hijo del Presidente Biden. Conclusión: entre golfos anda el juego. El Presidente Sánchez y buena parte de los líderes del Occidente, maestros de la “doble vara de medir”, hacen la vista gorda, le invitan, agasajan y exhiben con un propósito que para ellos es muy superior a la moralidad y ética en la vida pública: justificar socialmente el gigantesco negocio que representa el emprendido Rearme y Militarización con el que dicen querer proteger a los pueblos de los planes imperialistas rusos: invadir toda Europa: a nivel global, es el engaño del Siglo.
Ya que estamos con los bulos, engaños y revisionismos históricos, me resulta indecente promover una campaña de actos oficiales por los supuestos 50 años de Democracia en nuestro país. El engaño consiste en hacer creer a las gentes, especialmente a los jóvenes, que la muerte de Franco, aquel 20 de noviembre de 1975, supuso el restablecimiento de las Libertades y la Democracia en España. Nada más inexacto. A nivel nacional, una relevante manipulación de la Historia.
Ignorar lo que sucedió en España desde la muerte del dictador hasta la reconquista de las libertades democráticas que consagró la Constitución de 1978 sólo obedece a una operación política propia de un Gobierno agotado: la de aprovechar el nefasto recuerdo de la Dictadura para seguir levantando muros, sembrando polarización política y miedo social, con los que conseguir que se imponga aquello que se conoce como el mal menor: o yo, o los fachas.
Es de dominio público que, a la muerte del dictador, se intentó el mantenimiento del franquismo sin Franco mediante los Gobiernos Arias Navarro-Fraga Iribarne. Recuérdese el clima de terror fascista que, dos meses antes, produjo el fusilamiento de 2 miembros de ETA y 3 del Grapo. O bien, recuérdese que, a principios de noviembre del 75, pocos días antes de la muerte del dictador, mientras seguían encarcelados numerosos luchadores antifranquistas, entre los cuales estaban los líderes de CC.OO del “juicio 1001”, fueron detenidos en Madrid los dirigentes comunistas Simón Sánchez Montero, Armando López Salinas, Víctor Díaz Cardiel y Pepe Cabo. A este último, Fraga le negó el permiso para poder acudir al entierro de su padre, fallecido el 5 de diciembre.
No es este el lugar para listar todo lo que pasó en ese final de año 75 y durante el 76. Me limitaré a señalar que las masivas movilizaciones obreras, estudiantiles y ciudadanas reclamando Libertad y Amnistía para los presos políticos; la detención en Madrid de los miembros del Secretariado clandestino del PCE, encabezado por Santiago Carrillo en diciembre del 76; y, de modo sobresaliente, el asesinato de los 5 abogados comunistas de Atocha, el 24 de enero del 77 (los verdaderos últimos asesinatos del franquismo), indican claramente que la muerte de Franco, hace 50 años, en absoluto representó la recuperación de la Libertad y la Democracia en España, sino el inicio de un tormentoso periodo político que, a partir de los Gobiernos de Adolfo Suarez (julio 1976), se fue concretando en lo que se conoce como periodo de Transición hacia la Democracia, culminándose con la legalización del PCE en el famoso “Sábado Santo Rojo” de 1977 y las primeras elecciones democráticas tras el franquismo, aquel soleado 15 de junio de 1977. Unas elecciones que alumbraron unas Cortes Constituyentes, aprobándose masivamente (el 87,8%) en Referéndum la Constitución Española, el 6 de diciembre de 1978.
De modo que, en la cúpula de la Unión Europea, dominan quienes parecen añorar su pasado antisovietismo, mutándolo hoy en activa rusofobia, al tiempo que en España los hay que, con tal de contener su decadencia y poder mantenerse en la gobernación del país, se inventarían al general Franco y su larga dictadura fascista si estos no hubieran existido.
Lo dicho: indecentes nostalgias.
Madrid, lunes 17 de noviembre 2025.