Entre compañeros de Espai Marx (Gabriel Jover Avellà, Manuel Monleón Pradas, Manuel Martínez Llaneza).
Observación de Gabriel Jover Avellà
Buenos días
Creo que JM propone un factor importante sobre la reproducción social, y en concreto del capital: el debate sobre reproducción de la fuerza de trabajo, no el pago del trabajo necesario para fabricar un bien de cambio, sino el ‘pago’ de procrear la fuerza de trabajo y los cuidados que requiere un ser humano hasta que puede entrar en el mercado de trabajo.
El salario no cubre esa parte de la reproducción social que, como otros factores (naturaleza), son imprescindibles para el funcionamiento del capital. Estos procesos son externalizados y no retribuidos y no pasan por el mercado (excepto cuando se contrata un servicio remunerado). Por tanto no serían valores de cambio, y si imprescindibles para la reproducción del capital y la sociedad. Marx dijo muy poco al respecto, pero si en cambio R Luxemburgo, y posteriormente Mies, Fraser, etc. Lo mismo puede decirse de la naturaleza.
Biel
Observación de Manuel Monleón Pradas:
Algunos comentarios a cuenta de la anotación de Gabriel de ayer (reproducida abajo), que se refieren al tema de si Marx trató (bien, mal, mucho, poco) los “cuidados”, el “trabajo doméstico”, etc., y de si eso requiere revisar su concepto de “trabajo”. No sé hasta qué punto mis ideas sobre el asunto contradicen o no algún paso del comentario de Gabriel, como el que dice “…el ‘pago’ de procrear la fuerza de trabajo y los cuidados que requiere un ser humano hasta que puede entrar en el mercado de trabajo. El salario no cubre esa parte de la reproduccion social que, como otros factores (naturaleza), son imprescindibles para el funcionamiento del capital”.
Ahí van.
I. Mi primer comentario es puramente terminológico, y es acerca de la fortuna mayor o menor de los términos “valor de uso”, “valor” y “valor de cambio” empleados por Marx. Yo creo que llamar “valores de uso” a lo que podría llamarse “utilidades” ha podido confundir históricamente bastante, porque los tres conceptos comparten la palabra “valor”, que ya en el lenguaje normal es polisémica, pero, para Marx, el primero es de una naturaleza bien distinta a la del segundo y el tercero. Para Marx “producción de valores de uso” es equivalente a “producción de cosas útiles para satisfacer alguna necesidad”, y es (y será) algo común a todas las sociedades humanas a lo largo de la historia (“ganarás el pan con el sudor de tu frente”), mientras que “valor” es una categoría abstracta que traduce las proporciones en las que los hombres se reparten precisamente el resultado de esa producción de cosas útiles en un cierto tipo de sociedad, aquella en la que actúan con independencia unos de los otros y no se relacionan más que a través del intercambio en el mercado. Y “valor de cambio” es la “forma de manifestación” (Erscheinungsform, Hegel: Ciencia de la Lógica) del “valor”. Decir, en una discusión marxista, “valor” es referirse a un término técnico, no es el “valor” del lenguaje común. Así pues, “valor” (para Marx) no es un concepto moral, valorativo, sino una abstracción analítica para resolver un problema. Quizá Marx heredó el uso de Gebrauchswert (“valor de uso”) de la economía de su tiempo, y de hecho la economía utilitarista le da un papel que para nada es el que tiene en Marx. Donde Marx dice “valor de uso” leamos simplemente “utilidad” o “cosa útil”, y no nos confundiremos. Donde dice “valor”, hay que saber lo que dice.
II. El problema que Marx se plantea resolver en El Capital es descubrir cómo es posible el beneficio (el plusvalor) en condiciones de intercambio de equivalentes. Problema heredado de la Economía Política clásica y que podría parecernos, por tanto, obsoleto. Desde mi punto de vista, sin embargo, no lo está, pues esa idea sigue estando en el fundamento del derecho burgués (la igualdad de las “partes contratantes”, en términos del otro Marx). En El Capital Marx hace eso esencialmente; ése es su propósito (lo dice en sus prólogos: «descubrir la ley de movimiento de la sociedad capitalista» en su forma “pura”). No toca otros muchos temas (o los menciona de manera no principal) que sí que están tratados en otros escritos de Marx (¡y hay que añadir!:) y de Engels (prefacio a El origen de la familia…: «existen dos especies de producción: la de los medios de vida y la del ser humano mismo», idea que también está ya en la Ideología alemana).
III. Por entrar en materia, pongo un ejemplo: la actividad de una cocinera o una cuidadora [o, entre corchetes, un profesor], bajo la suposición de que realizan trabajo útil necesario (“producen valores de uso”). Lo pueden hacer (al menos) en tres condiciones:
a. para su familia o un amigo (cocinar para, o cuidar a, su abuelo, hijo…) [dar clases particulares a su hija, o a la de un amigo]
b. como trabajo contratado para otra persona (trabajo doméstico de cocina, limpieza, cuidados) [dar clases particulares en domicilios particulares]
c. contratados por una empresa que ofrece ese servicio de cocina, limpieza, cuidados [dar clases en una academia, colegio o universidad privada] a terceros.
Supongamos que la actividad de cada uno, respectivamente, es la misma en a, b y c. Pero las relaciones de producción no lo son. En a y en b no se produce “valor”, en c se produce “valor”; en a y en b puede haber relaciones de opresión, discriminación, desprecio, violencia (racial, sexual, de edad), pero no hay explotación. En c pueden no existir ninguno de estos tipos de opresión, pero hay explotación.
IV. De acuerdo con Marx, el salario del obrero cubre también la reproducción y cuidado de su familia: de lo contrario la clase obrera desaparecería (esto está dicho explícitamente en El Capital). El valor de la fuerza de trabajo no está determinado por lo que hace el trabajador/a en su casa, sino por las mercancías (por la suma de valor de ellas) que necesita para su reproducción física, biológica y como clase.
V. Es cuando esas actividades se “externalizan”, ¡no cuando permanecen en el ámbito doméstico!, cuando se integran en el circuito mercantil y se pueden convertir en fuente de valor y plusvalor. De hecho, así ha sido históricamente, y actividades que antes eran domésticas—como hacer pan, jabón, hacerse o remedar la ropa, cocinar, limpiar, y cuidar a los enfermos—son hoy objeto de actividad empresarial contratada por cada vez más familias y particulares. Puede verse este proceso como otro marxiano ejemplo de subsunción del régimen familiar (producción no mercantil de “valor de uso”) bajo el régimen capitalista (producción de “valor de uso” sólo en la medida en que es portador de “valor de cambio”) (subordinación del “trabajo concreto” al “trabajo abstracto”).
VI. Sólo tras este tipo de análisis puede sustentarse juicios valorativos, del tipo “la producción de utilidades que no sean mercancías en una sociedad capitalista (en la que la mercancía es la “célula”, dixit Marx) está minusvalorada, despreciada o poco tenida en cuenta”. Pero es el análisis de por qué eso es así (la teoría del valor-trabajo expuesta por Marx en El Capital) lo que puede fundamentar esos juicios. De ahí el subtítulo de su obra (Crítica de la Economía Política).
Manuel (Manolo)
Observación de Manuel Martínez Llaneza:
Estando de acuerdo en general con el planteamiento de mi tocayo, hay un punto de discordancia que, aunque no anula lo fundamental, me parece de gran importancia.
Dice él: “… mientras que “valor” es una categoría abstracta que traduce las proporciones en las que los hombres se reparten precisamente el resultado de esa producción de cosas útiles en un cierto tipo de sociedad, aquella en la que actúan con independencia unos de los otros y no se relacionan más que a través del intercambio en el mercado”
Dice ‘El capital‘: “…aun cuando desaparezca el régimen capitalista de producción, siempre y cuando quede en pie la producción social, seguirá predominando la determinación del valor, en el sentido de que la regulación del tiempo de trabajo y la distribución del trabajo social entre los diferentes grupos de producción y, finalmente, la contabilidad acerca de todo eso, serán más esenciales que nunca“ (El capital. Libro III. Final del capítulo XLIX “Para el análisis del proceso de producción”)
Yo estoy más de acuerdo con lo que dice ‘El capital’ (y también ‘La crítica del programa de Gotha‘)
Manolo (Manuel)
Observación de Gabriel Jover Avellà
Hola Manuel,
Participo de tu interpretación de la teoría del valor de Marx, aunque a veces sea confusa en algunos pasajes, como mínimo en las traducciones que yo he leído en catalán, castellano o inglés. Sin embargo, este no era el foco de mi sugerencia.
En el punto
IV. De acuerdo con Marx, el salario del obrero cubre también la reproducción y cuidado de su familia: de lo contrario la clase obrera desaparecería (esto está dicho explícitamente en El Capital). El valor de la fuerza de trabajo no está determinado por lo que hace el trabajador/a en su casa, sino por las mercancías (por la suma de valor de ellas) que necesita para su reproducción física, biológica y como clase.
La frase subrayada es el centro de mi discrepancia. No sé si Marx pensaba eso, pienso que no, y si lo pensaba no estoy de acuerdo. El salario cubre las necesidades básicas de las familias (la cesta de consumo en cada período histórico), aquello que permite trabajar a los miembros de la familia. Mediante el salario del ganador del pan (bread winner) aseguraba el mantenimiento de su familia (habría que contar otros ingresos, de las mujeres y niños), pero no los trabajos de reproducción y cuidados. Eso quiere decir que el salario paga el pan o el pescado que alimenta a la familia, o la escoba y la lejía, pero no paga el trabajo que implica ir a comprar, preparar la comida, hacer la limpieza, criar a los hijos o atender a los mayores. El salario permite comprar cosas, pero la elaboración de esos bienes o los cuidados y la reproducción es trabajo no pagado.
Y, como bien dices, solamente cuando ese trabajo necesario aflora en el mercado, y es transformado en valor de cambio, y es contabilizado como parte del PNB o PIB. Así pues, las horas de trabajo de las mujeres (que siguen haciéndolas de forma muy mayoritaria) en las labores domésticas o en los cuidados u otras actividades no remuneradas, precisamente constituyen la mayor y más secreta explotación del capitalismo: que la preproducción de la mano de obra sea asumida por el trabajo femenino y no por el capital. Cuando parte de esos trabajos no remunerados -cuidados, educación o salut- han sido proporcionados por el mercado o por el estado de bienestar, que ha sido siempre financiado en su inmensa mayor parte por los impuestos de la clase trabajadora, han emergido como valores de cambio.
El capital ha externalizado elementos importantes de su reproducción (además de los militares, infraestructuras, etc.), como dice Nancy Fraser el Capital necesita esas funciones del estado para su reproducción. Además de otros elementos de carácter financiero sobre las que no voy a entrar. La teoría del valor, como reivindica Matzucato, que no es marxista, está más viva que nunca. Y exige no olvidarla, recuperando a Marx, pero ampliándola a partir de las realidades actuales, especialmente por lo que se refiere, en su caso de estudio, a la crítica al capital financiero.
Observación de Manuel Monleón Pradas:
Sobre lo que señalas, querido Manuel: no es contradictorio con lo que yo dije, aunque es un tema que ha sido muy discutido (recordad el debate sobre la vigencia o no de la “ley del valor” en el socialismo que hubo en la URSS). Creo que la compatibilidad entre ambos enunciados es algo sutil, y requiere distinguir dos niveles de análisis. En el tomo I de El Capital Marx se está planteando cómo puede producirse plusvalor, y en su análisis llega a la conclusión de que esta magnitud (“valor”) queda determinada por el tiempo de trabajo (socialmente necesario, etc). Otro nivel de análisis, diferente, es: una vez producido, cómo se distribuye el valor y el plusvalor (Libros II y III), y aquí entran la competencia entre capitalistas que lleva a la formación de una tasa uniforme de beneficio (o no: hoy hay quien lo discute, pero Marx lo asumió), la teoría de la renta de la tierra, la lucha de clases, etc. etc. Entonces: es posible asumir que exista siempre en toda sociedad el “valor” como expresión del tiempo de trabajo socialmente necesario invertido en algo, como señala el pasaje que citas, pero ello no implica que se distribuya los productos del trabajo de manera (más o menos) proporcional a sus “valores” como sucede en la sociedad mercantil, sino que puede haber, en otras sociedades, otros criterios: “de cada uno según su trabajo, a cada uno según sus necesidades” es el que imaginó Marx…
Manolo
Observación de Manuel Martínez Llaneza:
De acuerdo. Una cosa es el valor que se genera y otra cosa es cómo se distribuye. Por eso es necesario distinguir en primer lugar el valor que se crea y después cómo se generan los precios con que se distribuyen las mercancías y la plusvalía total que los burgueses llaman beneficio. En el mercado implícito en el análisis de Marx, el principal elemento de distribución era la tasa de ganancia, pero son posibles otros mercados, incluso entiendo que deben considerar muchos matices sobre quién son las tasas a considerar (hay luchas en la burguesía y el panorama ha cambiado mucho y no está claro que la competencia en este contexto pueda asegurar la igualación, de hecho, no lo hace), pero esto no afecta al punto que yo señalaba que es que el valor (no su distribución) no es algo exclusivo de la sociedad capitalista y desaparecerá con ella, sino, como dice Marx, es inherente al trabajo social de cualquier sociedad. Y recordemos que el concepto de valor no es de Marx; él explica el beneficio entre supuestos intercambio de iguales, pero es el elemento que nos distingue del marginalismo y sus herederos como indica Michael Hudson en el reciente artículo que nos envió Carlos.
Creo que es importante recordarlo, por eso señalé el matiz.
Manuel
PD. Recurdo un lema de un sector del anarquismo: “la propiedad de todos, pero a cada uno lo que él produce”. Ya respondió Marx, me lo ahorro.
Observación de Manuel Martínez Llaneza:
Permitidme intervenir, Gabriel y Manuel, porque creo que todos pensamos lo mismo aunque lo expresemos con diferente énfasis.
Mi punto de vista es que de la misma forma que el burgués industrial extrae la plusvalía y no se la queda toda porque tiene que atender al pago de determinados intereses y servicios ‘no productivos’, el proletario percibe el sueldo que engloba el trabajo no remunerado de su entorno familiar, principalmente de las mujeres. Puede haber diferencias en la contabilidad, pero creo que no en la explotación.
Un ejemplo: esta sociedad ha experimentado un cambio en la incorporación de las mujeres al trabajo. ¿Al trabajo? No, al trabajo retribuido por una empresa. No se ha duplicado en absoluto el ingreso real de la familia, porque la mujer trabaja para comprar la lavadora que le permite no bajar todos los días al lavadero. Entiéndaseme.
Manuel
Observación de Manuel Martínez Llaneza
Entiéndaseme, por si no se me entiende, no es que ignore el cambio social que supone la liberación (bastante parcial hasta ahora, pero significativo) de las mujeres y no sepa que no sólo dejan de ir al fregadero, sino que se trata de un cambio radical de la sociedad. Hice la simplificación para mostrar la continuidad de la explotación del trabajo humano. Creo que basta para un porsicacaso.
Manuel
Observación de Gabriel Jover Avellà
Hola no quiero insistir mas, pero el punto clave es que el salario no es un pago por los trabajos domésticos, de cuidados y reproducción, sino un pago por un tiempo de trabajo al obrero (junto a otros salarios de las mujeres que cobraban la mitad por el mismo trabajo) que en la primera mitad del siglo XIX cubrió las necesidades básicas de la familia, pero no el resto de trabajos domésticos. Este es uno de los ‘hallazgos’ de la economía feminista marxista: Picchio, Carrasco, Narotzky, Mies, Fraser, etc. y que a mi entender tiene (como el caso de la naturaleza) un papel clave en la construcción del marxismo y el socialismo más allá (y sobre) de Marx.
Manuel Martínez Llaneza
No lo entiendo, Gabriel. ¿Quién o qué cubría entonces “el resto de trabajos domésticos”?
Gabriel Jover Avellà
Hola Manuel, me refería a los cuidados, limpieza, cocinar, esos que no eran remunerados.
El debate que tuvo lugar en Gran Bretaña a mediados el siglo XIX y más allá sobre el salario de subsistencia (el salario mínimo) es muy esclarecedor respeto qué cubría el salario pagado al cabeza de familia. Básicamente las necesidades básicas de consumo de una familia obrera nuclear (dos adultos y dos menores que no podían trabajar). El salario alcanzaba para la alimentación, alquiler, energía y vestido, y poco más. Sin embargo, no incorporaba el trabajo de cocinar, los cuidados, la educación, la sanidad, etc. En la actualidad el debate sobre estas cuestiones es muy amplio e instructivo, respecto de cuestiones que se están dando ahora, uno de los resultados más inesperados ha sido la recuperación de la obra de Engels, “La situación de la clase obrera en Inglaterra”, pues los nuevos estudios empíricos ¡¡¡le han dado la razón!!! Uno de los trabajos famosos al respecto, sobre las condiciones de la clase obrera inglesa de la época, se titula Engels’ pause del historiador económico Robert C. Allen, en el sentido del deterioro de las condiciones de vida de la clase obrera en la etapa 1815-1850, cuando los salarios no alcanzaban a cubrir las necesidades de consumo mínimas.
No sé si he ayudado en algo, o lo he liado en cualquier caso, como siempre, un placer marxiano aprender de vosotros
Biel
Observación de Manuel Martínez Llaneza:
Sigo con la impresión, Gabriel, de que no diferimos más que en el lenguaje, pero no tengo ahora tiempo y voy a estar unos días fuera de juego. M.
Observación de Gabriel Jover Avellà
Hola Manuel M, seguro, un abrazo.
Observación de Manuel Monleón Pradas
Hola Gabriel,
No estamos tan en desacuerdo como pudiera parecer. Tú dices » No sé si Marx pensaba eso, pienso que no, y si lo pensaba no estoy de acuerdo. El salario cubre las necesidades básicas de las familias (la cesta de consumo en cada período histórico), aquello que permite trabajar a los miembros de la familia»; a ello yo únicamente había añadido “y la reproducción de la clase”. Aduzco abajo sólo un pasaje de El Capital para apoyarlo (doy mi traducción directa de MEW 23 e indico dónde está el paso en la traducción de Scarón, que es el único pdf que tengo). A las expresiones de Marx «reproducción de la familia trabajadora», «conservación y reproducción continuada de la clase trabajadora», es al aspecto al que yo me quería referir al decir que el salario ha de garantizarlas (y hay que tener en cuenta que todos estos conceptos han de ser considerados históricamente relativos). Ello no me parece incompatible con lo que tú dices a continuación, con lo que estoy completamente de acuerdo: el salario «no paga el trabajo que implica ir a comprar, preparar la comida, hacer la limpieza, criar a los hijos o atender a los mayores. El salario permite comprar cosas, pero la elaboración de esos bienes o los cuidados y la reproducción es trabajo no pagado». Estamos de acuerdo en que en la sociedad hay multitud de ocupaciones útiles y “necesarias” que son “trabajo no pagado” como tú dices. Pero, para mí, ello no implica que Marx lo ignorase, y que haya que “completar” o “corregir” la teoría de Marx para incluir las labores de limpieza, cocina, cuidados, etc, no mercantiles. Al contrario: es la teoría de Marx la que revela que, para este modo de organización social, necesariamente quedarán sin reconocer y retribuir un sinnúmero de actividades útiles, mientras no contribuyan a la valorización del capital en la máxima medida posible. (Esta afirmación es “teórica”, considerando el asunto “en su pureza”; ya sabemos que la lucha de clases puede desplazar los equilibrios y redistribuir hasta un cierto punto.) Como dice Marx en ese pasaje que cito abajo, fuera de lo “absolutamente imprescindible” para garantizar la reproducción de la clase trabajadora ningún trabajo útil que no esté en el circuito mercantil produce o valor. Ojo: esto es lo que Marx dice que sucede en el modo de producción capitalista, no dice que a él le guste o le parezca bien, sino que, de su análisis, se deduce que eso es así.
Marx: «La conservación y reproducción continuada de la clase trabajadora es la condición permanente de la reproducción del capital. El cumplimiento de ésta puede confiarla el capitalista a los instintos de autoconservación y de reproducción de los trabajadores. Él sólo ha de procurar que, en la medida de lo posible, el consumo individual del trabajador se mantenga restringido a lo estrictamente necesario» (MEW23, 597; Scarón, 704), o, como dice un poco más arriba «dentro de los límites de lo absolutamente necesario, el consumo de la clase trabajadora es (…) producción y reproducción de un medio de producción imprescindible para el capitalista: el propio trabajador» (este pasaje, por cierto, está muy abreviado en la edición de Scarón comparada con el original).
Manolo