Del compañero y miembro de Espai Marx, Carlos Valmaseda.
1. Modi en Moscú.
2. Los matones de la OTAN.
3. Decrecentistas del mundo, uníos.
4. Entrevista a Kagarlitsky sobre el futuro de la izquierda.
5. La crisis de la vida (observaciones de José Luis Martín Ramos y CV).
6. Conciliación turco-siria.
7. Resumen de la guerra en Palestina, 11 de julio.
8. La aldea Potemkin occidental.
9. En Francia no ha ganado la izquierda,
1. Modi en Moscú
Modi acaba de entrevistarse con Putin en Moscú. Este es el análisis de Bhadrakumar. El punto clave, la colaboración entre los dos países para crear una alternativa al SWIFT estadounidense. https://www.indianpunchline.
Publicado el 12 de julio de 2024 por M. K. BHADRAKUMAR
Los lazos entre India y Rusia dan un salto cualitativo en la niebla de la guerra de Ucrania
El punto culminante de las conversaciones del Primer Ministro Narendra Modi con el Presidente ruso Vladimir Putin en Moscú los días 8 y 9 de julio, debe ser la revelación del Jefe Adjunto de la Administración Presidencial en el Kremlin Maxim Oreshkin de que los dos líderes discutieron el tema de los pagos en efectivo con el uso de tarjetas de los sistemas nacionales de pago como un elemento importante de la infraestructura de apoyo al comercio y la interacción en general.
Oreshkin añadió que los dos países también están estableciendo un acuerdo de interacción entre sus bancos centrales sobre la cuestión de la aceptación de tarjetas de pago nacionales.
De un plumazo, Modi electrizó la próxima cumbre de los BRICS, que se celebrará en Kazán en octubre. Modi también informó a Putin de que asistirá a la cumbre. No es ningún secreto que los Estados miembros de los BRICS quieren mejorar el sistema monetario y financiero internacional y dan prioridad a la creación de una plataforma que les permita realizar transacciones en monedas nacionales en el comercio mutuo.
El Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, había anunciado tras una reunión de los ministros de Asuntos Exteriores del bloque económico en Nizhni Nóvgorod (Rusia) el mes pasado que «Nuestra agenda es amplia. Incluye temas que afectarán directamente al futuro orden mundial basado en bases justas». De hecho, cada vez son más los países que dudan de SWIFT, después de que muchos bancos rusos quedaran desconectados del sistema de mensajería financiera con sede en Bélgica tras el inicio del conflicto de Ucrania en 2022.
Desde la perspectiva estadounidense, la terrible belleza del viaje de Modi a Rusia es que, tras su retórica antibelicista, el primer ministro creó un ambiente de alta consideración moral para Delhi que explotó rápidamente para provocar un cambio de paradigma en las relaciones entre India y Rusia.
No nos equivoquemos, SWIFT se traduce como hegemonía estadounidense; se trata de aislar a Rusia del sistema financiero internacional; y aquí vemos a India asociarse con Rusia para crear un sistema de pagos que utilice monedas locales. En teoría, no se trata de un movimiento antiamericano, porque la mayor parte del comercio sigue realizándose en la moneda estadounidense. Los cínicos dirán que India está corriendo con los perros y cazando liebres. Pero, ¿a quién le importa? Los estadounidenses deben de estar volviéndose locos. Petróleo, fertilizantes, centrales nucleares, sistema ABM, desarrollo y producción conjunta de armamento… y ahora, un ecosistema que ignora SWIFT .
Coincidencia o no, Modi llegó a Moscú el mismo día en que comenzaba en Washington la cumbre del 75 aniversario de la OTAN con una agenda cargada contra Rusia, mientras que Modi optó por pasar esa tarde encerrado con el líder ruso en su residencia de campo en los suburbios de Moscú para una comida privada, un paseo por el bosque y varias horas de intensa conversación para coreografiar un salto cuántico en las relaciones ruso-indias. Y todo ello mientras en la cumbre de la OTAN se renovaba el compromiso de derrotar a Rusia en la guerra de Ucrania.
Andrey Volodin, experto ruso de la Academia de Ciencias y al mismo tiempo profesor de la Academia Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, resumió la visita de Modi como un «gran avance» en las relaciones ruso-indues, caracterizado por un «nuevo clima de confianza, que ya existía en las relaciones entre la Unión Soviética y la India en tiempos de Indira Gandhi y Rajiv Gandhi».
Volodin enumeró como segundo resultado importante de la visita el aumento del volumen de negocios del comercio bilateral y la transición de las relaciones económicas a las monedas nacionales. Destacó que la cooperación en la esfera militar-industrial «recibió un cierto impulso», al igual que el desarrollo del Corredor Internacional Norte-Sur, que «abre oportunidades sin precedentes».
De hecho, haciendo caso omiso de las reiteradas expresiones de preocupación del portavoz del Departamento de Estado estadounidense esta semana por la consolidación de las relaciones entre India y Rusia, la declaración conjunta Putin-Modi afirmaba desafiantemente que la Comisión Intergubernamental sobre Cooperación Militar y Técnico-Militar celebrará su sesión en Moscú en el segundo semestre de este año, añadía la declaración conjunta,
«En respuesta a la búsqueda de autosuficiencia por parte de India, la asociación se está reorientando actualmente hacia la investigación y el desarrollo conjuntos, el codesarrollo y la producción conjunta de tecnología y sistemas de defensa avanzados. Las Partes confirmaron su compromiso de mantener el impulso de las actividades conjuntas de cooperación militar y ampliar los intercambios de delegaciones militares. «
Desde una perspectiva geopolítica, Volodin destacó dos puntos: en primer lugar, «India se ha declarado como una potencia mundial en desarrollo que no sucumbe a las presiones externas» y, en segundo lugar, «se ha dado un impulso (esta tendencia continuará en el futuro) al desarrollo del sistema de seguridad en Eurasia. Algunos países esperaban que India evitara este diálogo, pero no lo ha hecho».
Este es el quid de la cuestión. En la gran ceremonia celebrada el martes en la Sala de San Andrés del Gran Palacio del Kremlin, en la que Putin entregó la Orden de San Andrés Apóstol a Modi, el primer ministro hizo una declaración muy reveladora. Modi dijo: «Nuestra relación es extremadamente importante no sólo para nuestros dos países, sino también para el mundo entero. En el actual contexto mundial, India y Rusia, así como su asociación, han adquirido una nueva importancia. Ambos estamos convencidos de que es necesario redoblar los esfuerzos para garantizar la estabilidad y la paz mundiales. En el futuro, seguiremos trabajando juntos para alcanzar estos objetivos».
Lo importante es que India ha dado un salto de fe. Una cosa es no ceder ante la intimidación de Estados Unidos y otra muy distinta es que Delhi esté relacionando la experiencia india con la rusa, e incluso con la china. Curiosamente, Modi abandonó Moscú el martes y se dirigió a Austria, cuya neutralidad está anclada en el arte de gobernar de Joseph Stalin.
En la actualidad, las relaciones entre India y Rusia «florecen y se fortalecen a medida que pasa el tiempo» y su cooperación «representa una garantía para el futuro de nuestros pueblos», tomando prestadas las palabras de Modi. Ningún país del mundo puede dictar la trayectoria de la relación entre India y Rusia.
Sin duda, el paseo por el bosque de Putin y Modi en la finca presidencial de Novo-Ogaryovo fue mucho más que una foto. Putin había hecho bien sus «deberes».
En realidad, ya tuvimos un anticipo de ello en los comentarios enormemente significativos de Lavrov en el 10º foro internacional Primakov Readings, celebrado en Moscú el 26 de junio, a raíz de la «filtración a los medios» de que Modi iba a viajar a Rusia dentro de quince días. Fue uno de los discursos más importantes de Lavrov en los últimos tiempos.
Lavrov reveló que Rusia tiene previsto volver a convocar reuniones con India y China en el formato RIC. Lavrov subrayó que Rusia, India y China sólo se beneficiarán de la reactivación del formato RIC.
«También es obvio que Estados Unidos está tratando de arrastrar a India a su proyecto antichino… Tanto China como India están mucho más profundamente implicadas en el sistema occidental de globalización en términos de volumen de acuerdos financieros, de inversión y comerciales y muchas otras cosas. Pero el hecho es que, al igual que nosotros [Rusia], China e India son plenamente conscientes de la naturaleza discriminatoria de lo que está haciendo Occidente», declaró Lavrov.
Es seductor pensar que puede estar comenzando un largo viaje hacia el siglo asiático. Si el formato RIC revive al margen de la Cumbre de los BRICS en Kazán, el viaje se acelerará. China probablemente lo intuye.
Global Times publicó dos comentarios en días sucesivos elogiando la política exterior de Modi.(aquí y aquí) El segundo comentario cita la opinión de expertos chinos de que «la profundización de las relaciones entre Rusia e India es un paso importante hacia el equilibrio estratégico global».(aquí)
Mientras Modi seguía en Moscú, el representante especial de China en las conversaciones fronterizas con India, el ministro de Asuntos Exteriores Wang Yi, envió un mensaje al asesor de Seguridad Nacional Ajit Doval para expresarle su voluntad de colaborar con Delhi para «gestionar adecuadamente» las cuestiones relacionadas con la frontera en medio de la actual disputa en el este de Ladakh.
2. Los matones de la OTAN.
La visión de Pepe Escobar sobre la cumbre de la OTAN en Washington para Strategic Culture. Poco amable, como es de suponer. https://www.unz.com/pescobar/
Somos la OTAN y vamos a por ti
Pepe Escobar – 11 de julio de 2024
La losa epiléptica de madera noruega saliente que se hacía pasar por Secretario General de la OTAN dio todo un espectáculo.
Somos el mundo. Somos el pueblo. Somos la OTAN. Y vamos a por ti, estés donde estés, lo quieras o no.
Llámalo la última iteración pop del «orden internacional basado en normas», debidamente bautizado en el 75º aniversario de la OTAN en Washington.
Bueno, la Mayoría Global ya había sido advertida – pero los cerebros bajo el tecno-feudalismo tienden a reducirse a papilla.
Conviene, pues, recordarlo. Esto ya se había dicho en el primer párrafo de la Declaración Conjunta sobre la Cooperación UE-OTAN, emitida el 9 de enero de 2023: «Movilizaremos aún más el conjunto combinado de instrumentos a nuestra disposición, ya sean políticos, económicos o militares, (la cursiva es mía) para perseguir nuestros objetivos comunes en beneficio de nuestros mil millones de ciudadanos».
Corrección: apenas un millón, parte de la plutocracia del 0,1%. Desde luego, no mil millones.
Veamos la Declaración de la Cumbre de la OTAN de 2024, obviamente redactada, con una mediocridad estelar, por los estadounidenses, con el debido consentimiento de los otros 31 miembros vasallos.
He aquí la principal trifecta «estratégica» de la OTAN para 2024:
- Decenas extra de miles de millones de dólares en «ayuda» a la futura Ucrania rump; la inmensa mayoría de estos fondos se deslizará por el complejo industrial-militar de blanqueo de dinero.
- Imposición forzosa de gastos militares adicionales a todos los miembros.
- Exageración masiva de la «amenaza china».
En cuanto al tema musical del programa OTAN 75, en realidad hay dos. Aparte de «China Threat» (créditos finales), la otra (créditos iniciales) es «Free Ukraine». La letra dice algo así: parece que estamos en guerra contra Rusia en Ucrania, pero no te dejes engañar: la OTAN no participa en la guerra.
Bueno, incluso están creando una oficina de la OTAN en Kiev, pero eso es sólo para coordinar la producción de una serie bélica de Netflix.
La losa epiléptica de madera noruega que se hace pasar por Secretario General de la OTAN -antes de la llegada de su sustituto holandés de Gouda- dio todo un espectáculo. Destaca su feroz denuncia de «la creciente alianza entre Rusia y sus amigos autoritarios de Asia», es decir, «los líderes autoritarios de Irán, Corea del Norte y China». Todas estas entidades malignas «quieren que la OTAN fracase». Así que hay mucho trabajo por hacer «con nuestros amigos del Indo-Pacífico».
«Indo-Pacífico» es una burda invención del «orden internacional basado en normas». Nadie en Asia, en ningún lugar, lo ha utilizado nunca; todo el mundo se refiere a Asia-Pacífico.
La declaración conjunta culpa directamente a China de alimentar la «agresión» rusa en Ucrania: Pekín es descrito como un «facilitador decisivo» del «esfuerzo bélico» del Kremlin. Los guionistas de la OTAN incluso amenazan directamente a China: China «no puede permitir la mayor guerra en Europa de la historia reciente sin que ello afecte negativamente a sus intereses y a su reputación».
Para contrarrestar tal malignidad, la OTAN ampliará sus «asociaciones» con los Estadosdel «Indo-Pacífico «.
Incluso antes de la declaración de la cumbre, el Global Times ya perdía la calma con estas inanidades: «Bajo el bombo y platillo de Estados Unidos y la OTAN, parece que China se ha convertido en la ‘clave’ para la supervivencia de Europa, controlando el destino del conflicto Rusia-Ucrania como una ‘potencia decisiva'».
En Pekín, el festival retórico de pacotilla de Washington no servirá de nada: el hegemón sólo quiere «penetrar más profundamente en Asia, intentando establecer una «OTAN Asia-Pacífico» que contribuya a la consecución de la «Estrategia Indo-Pacífica» de Estados Unidos».
El Sudeste Asiático, a través de canales diplomáticos, está esencialmente de acuerdo: con la excepción de filipinos equivocados comprados y pagados, nadie quiere graves turbulencias en Asia-Pacífico como las que la OTAN ha desatado en Europa.
Zhou Bo, investigador principal del Centro de Seguridad y Estrategia Internacional de la Universidad de Tsinghua y oficial retirado del Ejército Popular de Liberación, también descartó los tejemanejes del Indo-Pacífico incluso antes de la cumbre: mantuvimos un excelente intercambio al respecto a finales del año pasado en el Foro de Astana, en Kazajstán.
Pase lo que pase, Excepcionalistán seguirá en marcha. La OTAN y Japón han acordado establecer una línea de «información de seguridad altamente confidencial» las veinticuatro horas del día. Así que cuenta con el manso Primer Ministro japonés Fumio Kishida para potenciar el «papel fundamental» de Japón en la construcción de una OTAN asiática.
Todo el mundo con cerebro, desde Urumqi hasta Bangalore, sabe que el lema en toda Asia, para los excepcionalistas, es «Hoy Ucrania, mañana Taiwán». La mayoría absoluta de la ASEAN, y esperemos que la India, no caerán en la trampa.
Lo que está claro es que el circo de la OTAN de los 75 no tiene ni idea de lo que ha ocurrido en la reciente cumbre de la OCS en Astana. Especialmente cuando se trata de la OCS, que ahora se posiciona como un nodo clave en el establecimiento de un nuevo acuerdo de seguridad colectiva para toda Eurasia.
En cuanto a Ucrania, una vez más Medvédev Unplugged, con su inimitable estilo, expuso la postura rusa: «La Declaración de la Cumbre de Washington del 10 de julio menciona ‘el camino irreversible de Ucrania’ hacia la OTAN. Para Rusia, son aceptables dos posibles maneras de cómo termina este camino: o Ucrania desaparece, o lo hace la OTAN. Mejor aún, ambas».
Paralelamente, China está realizando maniobras militares en Bielorrusia sólo unos días después de que Minsk se convirtiera oficialmente en miembro de la OCS. Traducción: olvídate de la «expansión» de la OTAN hacia Asia cuando Pekín ya está dejando claro que está muy presente en el supuesto «patio trasero» de la OTAN.
Una declaración de guerra contra Eurasia
Michael Hudson ha vuelto a recordar a todos los que tienen cerebro que el espectáculo belicista de la OTAN no tiene nada que ver con el internacionalismo pacífico. Se trata más bien de «una alianza militar unipolar de Estados Unidos que conduce hacia la agresión militar y las sanciones económicas para aislar a Rusia y China». O más concretamente, para aislar a los aliados europeos y otros de su antiguo comercio e inversión con Rusia y China, haciendo a esos aliados más dependientes de Estados Unidos».
La declaración de la OTAN de 2024 es en realidad una renovada declaración de guerra, híbrida y de otro tipo, contra Eurasia, así como contra Afro-Eurasia (sí, hay promesas de «asociaciones» que avanzan por todas partes, desde África hasta Oriente Medio).
El proceso de integración de Eurasia tiene que ver con la integración geoeconómica, incluidos, de manera crucial, los corredores de transporte que conectan, entre otras latitudes, el norte de Europa con Asia Occidental.
Para el Hegemón, ésta es la última pesadilla: la integración de Eurasia alejando a Europa Occidental de Estados Unidos e impidiendo ese sueño húmedo perenne, la colonización de Rusia.
Así que sólo se aplicaría el plan A, con absoluta crueldad: Washington -literalmente- bombardeó la integración Rusia-Alemania (Nord Stream 1 y 2, y más) y convirtió las tierras vasallas de unos europeos asustados y descolocados en un lugar potencialmente muy peligroso, justo al lado de una Guerra Caliente furiosa.
Así que, una vez más, volvamos todos a ese primer párrafo del comunicado conjunto UE-OTAN de enero de 2023. Eso es a lo que nos enfrentamos hoy, reflejado en el título de mi último libro, Eurasia contra el OTANstán: La OTAN -en teoría- totalmente movilizada, en términos militares, políticos y económicos, para luchar contra cualquier fuerza de la Mayoría Global que pueda desestabilizar la Hegemonía Imperial.
(Reeditado de Strategic Culture Foundation con permiso del autor o su representante)
3. Decrecentistas del mundo, uníos
Se celebró el mes pasado en Pontevedra la X Conferencia Internacional sobre Decrecimiento, y en la sesión de micro abierto, se hizo esta propuesta que publican ahora en Znetwork. https://znetwork.org/
Decrecentistas del mundo, uníos: Una propuesta para que académicos, activistas y profesionales del decrecimiento unan sus fuerzas como iguales.
By Félix Garnier, Vlad Bunea 11 de julio de 2024
Carta abierta presentada por Félix Garnier en la Conferencia de Pontevedra el 19 de junio de 2024, en la sesión de micrófono abierto.
Colegas, amigos, compañeros,
Los activistas del decrecimiento están cada vez más frustrados porque la tendencia general del movimiento del decrecimiento sigue estando muy centrada en Europa y es excesivamente académica. Miles de activistas del decrecimiento luchan en las sombras del capitalismo para contribuir al movimiento, mientras tienen que llegar a fin de mes con pocos ingresos, o sin ingresos de ningún tipo. El reconocimiento del esfuerzo sigue estando fuertemente ligado al estatus académico, la antigüedad o la popularidad. En un verdadero movimiento igualitario, el mérito y el estatus no tendrían cabida[i], y serían reconocidos como lo que realmente son: creaciones delirantes de la sociedad.
La mayor parte de la literatura sobre decrecimiento sigue profundamente atrapada por la jerga y las piruetas teóricas abstractas. La jerga académica sigue siendo en gran medida impenetrable para muchos sindicalistas, para la clase trabajadora en general y, en concreto, para muchas personas que se encuentran en las barricadas de la vida en el mundo mayoritario. Puede que un investigador teórico doctorado no entienda el trabajo de un maestro electricista, y puede que nuestro maestro electricista no disfrute con el lenguaje de las estrategias simbióticas de las reformas no reformistas. Esta comparación de profesiones no pretende sugerir antiintelectualismo, ni elevar una profesión por encima de otra. Es una llamada a la solidaridad y al reconocimiento igualitario del esfuerzo.
Tras una década de conferencias, se ha avanzado poco en el compromiso personal con la clase trabajadora, al margen de la teoría publicada y de los animados debates teóricos. Aunque entendemos la necesidad -y algunos argumentan que la inevitabilidad- del decrecimiento, el trabajo de relaciones públicas del decrecimiento sigue faltando, a pesar de los esfuerzos de muchos eruditos y activistas.
Estas realidades nos inspiran las siguientes cinco propuestas dirigidas a todos los estudiosos, activistas y profesionales del decrecimiento:
1. Desvincular el reconocimiento del estatus y el mérito. El esfuerzo por construir el movimiento del decrecimiento se distribuye de forma desigual. También se construye sobre historias desiguales. Algunos tuvieron la suerte de convertirse en académicos bien pagados, otros trabajan en cadenas de montaje, en granjas o en cubículos. Todos compartimos la misma finitud y la misma singularidad como seres humanos. La camaradería y el entendimiento deben basarse en los principios igualitarios de finitud y singularidad, y no en el estatus o la ubicación sociogeográfica en la vida.
2. Crear un Fondo de Solidaridad. La contribución sería voluntaria, pero creemos firmemente que sería una buena manera de apoyar la difusión de voces más diversas dentro de la comunidad del decrecimiento. Hablar por hablar tiene más posibilidades de cambiar el mundo que hablar por hablar o escribir por escribir. El Fondo de Solidaridad estaría gestionado por personas seleccionadas por sorteo, que rotarían con frecuencia. Dejamos abierta la cuestión de la selección a debate. Podrían considerarse varios grupos: personas que contribuyan con dinero, o miembros registrados de la IDN, o cualquiera que contribuya a la Global Policy Cloud con una entrada (véase el enlace más abajo), incluidas personas del Sur Global. Nos inclinamos por un fondo que incluya a los no contribuyentes. Los administradores del fondo distribuirían el dinero basándose en decisiones transparentes. Todos los decrecentistas autodeclarados podrían contribuir con el 1% de los ingresos antes de impuestos hasta 50.000 dólares o equivalente, el 3% de lo que supere los 50.000 dólares hasta 100.000 dólares, o equivalente, y el 100% de todos los ingresos que superen los 100.000 dólares, o equivalente. Esta propuesta se inspira en el trabajo de los sindicatos, y debería recibir un apoyo significativo dentro del movimiento decrecimiento, ya que la renta máxima y la riqueza máxima figuran entre las principales políticas decrecimiento.
3. Realizar esfuerzos proactivos para comprometerse con la clase trabajadora, los pueblos indígenas, los activistas medioambientales y los pueblos del mundo mayoritario. Invitar a los participantes a las conferencias sobre decrecimiento financiando su participación en persona, o a distancia, a través del Fondo de Solidaridad.
4. Promover activamente y apoyar la colaboración dentro del movimiento -como el trabajo de la Red Internacional de Decrecimiento y todos sus miembros- en los eventos de decrecimiento y en la literatura sobre decrecimiento, en la medida de lo posible. La solidaridad consiste en tender puentes y apoyarse mutuamente. Parece que con demasiada frecuencia la comunidad académica no está dispuesta a dar más espacio o publicidad a los activistas y a la clase trabajadora. Esto tiene que cambiar. Si tú les apoyas, ellos te apoyarán a ti y a nosotros.
5. Crear o apoyar misiones sobre el terreno de activistas remunerados que se comprometan con la clase trabajadora, los pueblos indígenas, los activistas medioambientales, los pueblos del Sur Global y las comunidades locales. Estos activistas profesionales organizarán actos de enseñanza-aprendizaje-escucha con el fin de construir marcos ascendentes de política, visión y estrategia que convenzan a los gobiernos para que actúen, a la clase dirigente para que dé marcha atrás y a los ciudadanos del mundo para que se levanten. Estos actos pueden adoptar la forma de asambleas ciudadanas en las que los oradores exponen sus problemas y, a continuación, se inician debates más amplios en los que todos interactúan con todos los demás para enseñar-aprender-escuchar a los demás. Los activistas pueden ser los organizadores de estos actos. Actuarían como un conducto. Serán actos entre iguales. Las aportaciones de estos eventos pueden recogerse en una nube de políticas, documentos, grabaciones, etc., y mantenerse en el dominio público para la investigación, la acción política y la estrategia, para uso de cualquier organización, red o alianza que trabaje para eliminar el capitalismo.
Colegas, amigos, compañeros, estamos juntos en esta lucha. Recordemos que son las palabras de las barricadas, de los pobres, de los oprimidos las que cambian el mundo. Las palabras del Acuerdo de los Pueblos de Cochabamba. Las palabras del Acuerdo Rojo. PODEMOS trabajar juntos. DEBEMOS trabajar juntos como iguales. Compartimos una misma humanidad.
Una propuesta para la creación de una Nube Política Global puede verse aquí: https: //znetwork.org/znetarticle/a-
[i] Se trata de una referencia al determinismo. Para una conversación más amplia, véase Robert Sapolsky – Determined, Ingrid Robeyns – Limitarianism, Tom Malleson – Against Inequality.
4. Entrevista a Kagarlitsky sobre el futuro de la izquierda
Desde la prisión, Kagarlitsky ha respondido a las preguntas de la revista Историческая экспертиза [Istoricheskaia ekspertiza] que han traducido al inglés en Links. Reflexiona sobre la situación actual y el futuro de la izquierda mundial. https://links.org.au/black-
«Un «cisne negro» se posará inevitablemente»: Boris Kagarlitsky sobre por qué el movimiento de izquierdas tendrá que construirse de nuevo
Por Boris Kagarlitsky, Historical investigation Publicado el 12 de julio de 2024
Publicado por primera vez en ruso en Historical Investigation. Traducción de Renfrey Clarke para LINKS International Journal of Socialist Renewal.
Desde una prisión rusa, el destacado académico, teórico marxista y preso político Boris Kagarlitsky responde a las preguntas de Investigación Histórica, exponiendo su punto de vista sobre las razones de la crisis de la izquierda. Sugiere que los miembros de la izquierda no han estado preparados para una crisis sistémica y que, en consecuencia, el movimiento de izquierda tendrá que fundarse de nuevo. También habla del colapso de la utopía de la izquierda, del neoliberalismo, de la herencia soviética, de la idea de una «renta básica universal», del destino de la socialdemocracia europea y del «socialismo del siglo XXI» latinoamericano, del peligro que supone para la democracia la extrema derecha y de la posibilidad de una guerra nuclear. En su opinión, la izquierda tiene una sólida base teórica, pero necesita éxitos prácticos para demostrar la viabilidad del proyecto socialista.
Boris Yulyevich Kagarlitsky es candidato a ciencias políticas, sociólogo marxista, disidente de la era soviética, activista social y preso político condenado en virtud del artículo 205.2 del Código Penal de la Federación Rusa («llamamientos públicos para la realización de acciones terroristas, justificación pública del terrorismo o propaganda en apoyo del terrorismo»). Actualmente está encarcelado en la Colonia Correccional 4, Torzhok, provincia de Tver, Rusia.
El movimiento de izquierdas tendrá que construirse de nuevo
Axel Honneth observa un fenómeno paradójico: la crisis de la izquierda ha aparecido en un contexto de desilusión con el capitalismo. ¿Está de acuerdo en que la izquierda está en crisis? ¿Cuáles son las razones de esta crisis?
Honneth tiene indudable razón al hablar de una crisis de la izquierda, algo que yo también traté en mis libros Between Class and Discourse y The Long Retreat. Esta crisis es visible a simple vista. Pero también se da la aparente paradoja de que la crisis de la izquierda se produce en el contexto de una crisis del capitalismo y de la disminución de la confianza en él en la mayoría de las sociedades. En realidad, no se trata de ninguna paradoja en particular. Podríamos recordar el colapso de la Segunda Internacional (no sólo el artículo de [Vladimir] Lenin con este nombre, sino también el propio colapso). Al igual que los generales siempre se preparan para luchar en la guerra anterior, los políticos, y especialmente los políticos de izquierdas, se preparan para enfrentarse a la crisis anterior. Sus tácticas y estrategias siempre* van por detrás de los cambios en la sociedad. Los vuelcos revolucionarios no sólo están ligados al radicalismo de las diversas medidas proyectadas, sino que siempre reflejan un cambio radical en la táctica y la estrategia, que se «ponen al día» con la realidad. Mientras tanto, es importante señalar que casi todas las revoluciones significativas han sido criticadas como «incorrectas» por las fuerzas de izquierda que eran ortodoxas en ese momento concreto. En este sentido, merece la pena recordar el título del otrora célebre libro de Régis Debray, La revolución en la revolución.
Por supuesto, sería un error sostener que la táctica y el programa de la izquierda no han cambiado en los últimos veinte años. Pero, por desgracia, estos cambios no se han dirigido a desarrollar un programa diseñado para contrarrestar los problemas y contradicciones del capitalismo actual. Por el contrario, el objetivo ha sido adaptarse al capitalismo, encontrar un lugar para la izquierda dentro del capitalismo, de modo que los partidarios de la izquierda puedan establecerse cómodamente dentro del sistema. Básicamente, este objetivo se ha logrado. Pero ahora nos ha golpeado una crisis sistémica, y la izquierda se ha encontrado no sólo no preparada, sino superflua, un elemento en un paisaje que desaparece. En consecuencia, el movimiento de izquierda tendrá que construirse de nuevo, y no por primera vez. Lo decisivo, sin embargo, es la necesidad de éxitos prácticos, no en el plano de las victorias electorales, sino en el de cambios sociales realmente exitosos y significativos, que puedan señalarse como ejemplos. Las personas que consigan esto conformarán el modelo político del movimiento para los próximos años.
¿En qué momento se encuentra el mundo? ¿Es correcto decir que estamos en la época del neoliberalismo? ¿Y qué es el neoliberalismo? ¿Qué relación tiene con la transición de la sociedad industrial a la sociedad de la información?
Por desgracia, el término «neoliberalismo» se utiliza con demasiada frecuencia sin prestar atención a su contenido. Podríamos, por supuesto, remitirnos al excelente libro de David Harvey Una breve historia del neoliberalismo. Pero, en resumen, de lo que se trata es del desmantelamiento de las instituciones del Estado del bienestar que se establecieron en el siglo XX, y de la conversión en mercancías de bienes y servicios que antes se producían y distribuían sobre una base diferente. De este modo, el capital crea nuevos mercados para sí mismo y contrarresta la tendencia a la baja de las tasas de beneficio, al tiempo que recupera posiciones sociales a las que antes había renunciado. El problema es que los recursos incluidos en el ámbito de la distribución privada del mercado se están agotando y esto está dando lugar a una crisis sistémica. Los partidarios del sistema hacen hincapié en la libertad del mercado, pero esto es correcto sólo hasta cierto punto. La supresión de los límites a las prácticas de mercado tiene como efecto el fortalecimiento de las grandes empresas, que son las que mejor pueden aprovecharse de esta situación. En resumen, asistimos a la monopolización y al sometimiento de las pequeñas y medianas empresas a las corporaciones. Por supuesto, todos conocemos ejemplos contrarios, de personas de éxito como Pavel Durov y Elon Musk. Pero estas personas hace tiempo que dejaron de pertenecer a la categoría de pequeños empresarios; la cuestión sobre ellos es que fundaron corporaciones.
¿Está todo esto ligado a la aparición de nuevas tecnologías? Sí, pero sólo en parte. Cualquier cambio serio en el capitalismo, y en la economía en general, siempre se produce en un contexto de cambios tecnológicos. La cuestión es si estas tecnologías pueden utilizarse de otra manera, de forma no capitalista, y esto es algo que está plagado de luchas. Los conflictos en torno a los códigos de programa abiertos en la industria informática, en torno a la propiedad intelectual, etc., demuestran que sí existe una alternativa, y es interesante que ahora haya una notable afluencia de especialistas en informática al movimiento de izquierdas. Antes, este medio se inclinaba principalmente por el liberalismo, pero ahora la tendencia ha cambiado. No sólo se mueve hacia la izquierda, sino que se radicaliza.
«No hay nada más inútil que intentar imaginar un futuro brillante».
El «socialismo realmente existente» del siglo XX desprestigió al movimiento de izquierdas. Tras el «archipiélago gulag», muchos se convencieron de que la puesta en práctica de cualquier proyecto encaminado a crear una sociedad basada en los principios de la justicia social conduciría inevitablemente a un nuevo gulag. ¿Cómo deben relacionarse los miembros de la izquierda con la trágica experiencia de la URSS? ¿Cómo podemos convencer a la gente de que hablar de socialismo es hablar del futuro, y no de la historia de la Unión Soviética? Al fin y al cabo, hoy en día hay mucha gente que no distingue entre la economía de mercado neoliberal y la democracia, del mismo modo que los pueblos nativos americanos imaginaban que el caballo y el conquistador eran el mismo animal. Como resultado, la gente considera el socialismo como una amenaza para la democracia. ¿Es posible un socialismo basado en principios democráticos?
Comparar la opinión pública con la de los aztecas, que no distinguían entre el caballo y su jinete, me parece bastante acertado. Sin embargo, la respuesta al problema no reside en la teoría, sino en la experiencia; los mismos nativos americanos aprendieron con la práctica viva no sólo a entender a los caballos, sino a montarlos. Decenas de textos muy persuasivos, empezando por las primeras críticas al experimento soviético por parte de Rosa Luxemburgo y los mencheviques de izquierda, se han propuesto demostrar que el socialismo sin democracia es imposible, y que el colapso de la Unión Soviética estuvo vinculado al hecho de que el sistema no era democrático -que la URSS no podía llevar a buen puerto el proyecto socialista, sino que se limitaba a modernizar la sociedad y llevar a cabo la industrialización, antes de volver a asentarse finalmente sobre los raíles del capitalismo. Sin embargo, todo esto no cambia nada. Lo que hace falta es el éxito práctico, y en cuanto éste se produzca la discusión cesará por sí sola, igual que la discusión sobre si eran posibles las máquinas voladoras más pesadas que el aire. En cuanto el primer avión levantó el vuelo, la discusión terminó. En nuestro caso, hasta ahora todos los «vuelos» han terminado en accidentes. No de forma inmediata, como vemos en la historia de la URSS, pero los accidentes se han producido de todos modos. Esta es la experiencia que invariablemente citarán los partidarios de la derecha. Hemos utilizado muchas veces nuestra teoría para refutar sus argumentos, pero ha sido en vano. Tenemos que demostrarlo en la práctica.
Zygmunt Bauman escribió que la sociedad moderna es incapaz de imaginar un mundo mejor que aquel del que forma parte actualmente. ¿Es correcto considerar que el declive de la popularidad de la izquierda refleja su falta de una visión atractiva del futuro? ¿Cómo debería ser el socialismo del siglo XXI? ¿Qué opina de la idea de una renta básica universal?
Bauman, por supuesto, tenía razón en lo que afirmaba. Sólo que la respuesta no hay que buscarla en el campo de la teoría. No hay nada más inútil que intentar imaginar un futuro resplandeciente. Lo que necesitamos son soluciones prácticas a problemas concretos. ¿Es una renta básica universal esa respuesta? Estoy convencido de que no. En esencia, la idea de una RBI es un intento a corto plazo de atenuar la crisis de demanda provocada por las políticas neoliberales (o más exactamente, por el agotamiento de los recursos que el neoliberalismo utilizó para crear nuevos mercados). La RBI consiste en dar más dinero a la gente para que pueda comprar más. A largo plazo, esto no resuelve nada, ni siquiera dentro del marco del neoliberalismo: el estímulo proporcionado por las inyecciones extra de dinero se agotará, y nos encontraremos con el mismo problema a un nivel superior. Y lo que es más importante, una RBI no presupone ningún cambio estructural, ni en el ámbito de la producción ni en el de la distribución. Lo único que ocurrirá es que se simplificará y reorganizará el sistema de pagos y prestaciones sociales. A los burócratas se les facilitará un poco el trabajo. Lo más probable es que los salarios disminuyan un poco, ya que las empresas reasignarán al Estado parte del coste de reproducción de la fuerza de trabajo. No, esto es un callejón sin salida, como he escrito en repetidas ocasiones. La izquierda apoya esta idea por impotencia, incluida la impotencia intelectual. Una auténtica perspectiva de izquierdas se concentra en reformar y ampliar un sector social renovado (y democratizado), que se caracterice por la desmercantilización, algo sobre lo que Patrick Bond ha escrito largo y tendido. Diversos ámbitos de la vida, como la sanidad, la educación, la vivienda, el transporte, etc., se liberan gradualmente del mercado, de modo que los resultados de la actividad dejan de ser mercancías. El proceso puede llevar cierto tiempo, y no siempre será sencillo, pero lo importante es la dirección de los cambios. La reproducción de la existencia humana, de la vida cotidiana y de las relaciones, no debe reducirse a una suma de transacciones de mercado. Mientras tanto, el nuevo factor social representado por la planificación democrática es un tema especial, que en general ha sido bastante bien explorado. Aquí puedo citar varios trabajos de la década de 1960 (los de Ota Šik, Włodzimierz Brus y otros), mi propio libro La politología de la revolución, etc. En definitiva, está claro lo que hay que hacer, pero la cuestión es de voluntad política.
«Los mecanismos fundamentales del sistema económico y social en Rusia y Estados Unidos, en Irán y en Italia, son completamente idénticos».
El siglo XX estuvo marcado por un enfrentamiento entre capitalismo y socialismo en el curso del cual se produjo una «convergencia» en Occidente, que condujo a la aparición del Estado del bienestar. Hoy en día, el conflicto crucial es entre las patrias de la democracia neoliberal (convencionalmente descrita como Occidente), y los partidarios de los llamados «valores tradicionales». ¿Qué cree que puede surgir de esta confrontación? ¿Qué posición debería adoptar la izquierda al respecto?
Hoy no hay base para hablar de una confrontación sistémica. Los mecanismos fundamentales del sistema económico y social en Rusia y Estados Unidos, en Irán y en Italia, son completamente idénticos. Las diferentes formas ideológicas reflejan las peculiaridades del proceso político en estos países y las tradiciones de las burocracias locales. Recordemos que en Rusia, la mayoría de los defensores de los «valores tradicionales» empezaron siendo liberales. En Oriente Medio, por su parte, fueron precisamente los islamistas quienes aplicaron muchas de las reformas económicas neoliberales. ¿Qué se esconde tras estas pantallas ideológicas? En primer lugar, un deseo de controlar la sociedad (a este respecto, carece totalmente de importancia lo que las autoridades fomenten, ya sea un desfile gay o una cruzada; lo principal es que exista un conjunto de prácticas mediante las cuales se ritualice la lealtad al sistema). En segundo lugar está la ambición de las élites de varios países de la periferia y la semiperiferia, mediante el aprovechamiento de una coyuntura favorable en los mercados de materias primas, de elevar su estatus en el sistema-mundo y establecer sus propias esferas de influencia, protegidas contra la competencia de Occidente. Si las políticas de este tipo tienen éxito, los antiguos aliados se rasgarán inmediatamente las vestiduras. Lo más probable, sin embargo, es que no haya ningún éxito, porque lo que está en juego no es el progreso socioeconómico ni el desarrollo tecnológico e industrial, sino los mercados de materias primas y la fuerza militar. En otras palabras, el tipo de desarrollo sigue siendo totalmente periférico y no se produce una modernización global de todos los aspectos de la vida, como ocurrió en la URSS.
Está claro que la izquierda no tiene nada que ganar involucrándose en tales contiendas, del mismo modo que no tenía sentido para los trabajadores distinguir entre imperialistas «buenos» y «malos» durante la Primera Guerra Mundial. De esto no se deduce que no existan diferencias: las hay. Pero desde el punto de vista de la estrategia de izquierdas, estas diferencias no son lo principal. Debemos tenerlas en cuenta, pero no podemos construir nuestra política sobre esta base.
¿Por qué la izquierda no desempeña un papel clave en los cambios de régimen actuales, que la gente se ha acostumbrado a llamar «revoluciones»? ¿Es esto una prueba de que la izquierda rechaza las formas revolucionarias de lucha? ¿O son las revoluciones clásicas un vestigio de la época de la sociedad industrial, es decir, de la Edad Moderna, y algo que ya no responde a las exigencias de la civilización de la información que está naciendo?
La verdad es que las llamadas «revoluciones naranjas» no tienen nada en común con las revoluciones en sentido político o histórico. Evidentemente, la democracia es mejor que la dictadura. Pero una transición a la democracia, por muy propicia que sea para el desarrollo de la sociedad, no es lo mismo que una revolución. Aquí el problema es diferente. Muchas revoluciones sociales auténticas también han comenzado con cambios políticos bastante superficiales, con vuelcos democráticos e incluso con reformas desde arriba. Pero posteriormente, el proceso se ha hecho más profundo y más amplio, empezando a afectar a las estructuras sociales, las relaciones económicas, las instituciones políticas clave, la cultura, etc. Es entonces cuando los cambios o los vuelcos desembocan en la revolución. Es significativo que los líderes de las llamadas «revoluciones de colores» entiendan esto perfectamente. Así que desde el principio hacen todo lo posible por restringir y controlar el proceso, para impedir que siga desarrollándose. Todo debe limitarse a un cambio de liderazgo o, como mucho, a una reestructuración parcial de las élites bajo el lema de la democratización. El problema es que, como resultado, incluso los logros democráticos formales conseguidos durante la fase inicial se pierden muy rápidamente. Si el proceso no se profundiza, retrocede. La política de la izquierda tiene que construirse precisamente sobre la lucha por profundizar y ampliar el proceso. Sin transformaciones sociales, la democracia tampoco tendrá éxito. Y si en una sola localidad, en un solo país, el proceso rebasa los límites de una mera remodelación de las élites, entonces llegamos a ver algo completamente diferente: lo que la ciencia política llama una «revolución».
En la América Latina de principios del siglo XXI, el «giro a la izquierda» asociado a Hugo Chávez provocó una oleada de entusiasmo. Pero es difícil describir a la Venezuela de hoy como un país de éxito: está marcada por la crisis económica, la inflación y los problemas con su democracia. ¿Ha quedado en nada este «giro a la izquierda»? ¿Tienen los gobiernos de Brasil, Chile o Colombia el potencial para revivirlo?
El «socialismo del siglo XXI» proclamado por Hugo Chávez fue un hermoso eslogan, una promesa que desgraciadamente no pudo cumplirse. El «giro a la izquierda» en América Latina aún está lejos de agotarse, pero por el momento no podemos hablar de su éxito. Los gobiernos de izquierda suelen apoyarse en amplias pero inestables coaliciones populistas que pronto se desintegran tras ganar las elecciones. Además, suele ocurrir que los presidentes de izquierdas no cuenten con mayoría parlamentaria. Con todo, ha habido algunos éxitos. En Colombia, Gustavo Petro consiguió inesperadamente que su proyecto de reforma de las pensiones fuera aprobado por el Parlamento, después de que su reforma del sistema sanitario fuera derrotada. En México, Claudia Sheinbaum fue elegida Presidenta, al tiempo que obtenía una sólida mayoría en el Parlamento. En general, Sheinbaum merece que se le preste mucha atención. Su predecesor [Andrés Manuel] López Obrador dejó un legado contradictorio. Por un lado, los salarios experimentaron un crecimiento récord, pero por otro aparecieron notables tendencias autoritarias. ¿Será capaz Sheinbaum de profundizar en las reformas sociales, manteniendo al mismo tiempo las instituciones democráticas? Desde luego, espero que sí. Pero la conclusión general es que, por el momento, la izquierda latinoamericana no ha logrado superar la crisis de estrategia que apareció tras el colapso del experimento chavista en Venezuela.
«La extrema derecha está llenando un vacío emocional y político que ha aparecido desde que la izquierda abandonó la política de clases».
En Europa hemos asistido en los últimos años a un creciente apoyo a la ultraderecha. En algunos países se ha roto el llamado «cordón sanitario» y radicales de derechas han entrado en los gobiernos. Las elecciones al Parlamento Europeo nos obligaron una vez más a hablar de amenaza fascista. Aunque la ultraderecha sólo aumentó su representación en el Parlamento Europeo en una cantidad insignificante, sus éxitos en Francia y Alemania fueron un shock. ¿Existe el peligro de que las dictaduras de derechas lleguen al poder en Europa? ¿Se puede comparar a los ultraderechistas actuales con los fascistas? ¿Qué debería hacer la izquierda para contrarrestar la amenaza de la ultraderecha?
La amenaza que supone la ultraderecha para la democracia es real, pero por el momento no veo motivos para el pánico. Los radicales de derechas de hoy no son los fascistas de los años veinte – han parasitado de la crisis del neoliberalismo, pero se parecen más a populistas que juegan con eslóganes y emociones. No hay ninguna señal de que los representantes de las grandes empresas hayan apostado por estas fuerzas, que no tienen ninguna estrategia para rescatar el capital. La extrema derecha está llenando un vacío emocional y político que ha aparecido desde que la izquierda abandonó la política de clase, entendida en el sentido socialdemócrata o comunista, y en su lugar apostó por lo políticamente correcto, por las minorías, etcétera. La clase obrera se ha sentido traicionada y, de hecho, ha sido traicionada: esto es lo que están aprovechando los populistas de derechas. Aquí no hay nada fundamentalmente nuevo. Lo que es realmente interesante es el hecho de que, con el crecimiento del populismo de derechas, una parte de la burguesía liberal ha empezado a entrar en pánico. Esto está abriendo ciertas oportunidades para la izquierda, con la gente mirando a las fuerzas de izquierdas como contrapeso a la ultraderecha. Es en Francia donde este cambio ha sido especialmente notable, pero también hay algunos signos de ello en Estados Unidos y Alemania. Se está abriendo una ventana de oportunidad, y es esencial aprovecharla. Lo que se necesita en este caso, sin embargo, no son eslóganes políticamente correctos ni discursos populistas, sino propuestas concretas que en las nuevas* circunstancias devuelvan a la izquierda la confianza y el apoyo de los trabajadores. Fijémonos en las políticas de [Jean-Luc] Mélenchon en Francia, y de Claudia Sheinbaum en México. Todavía no hay nada decidido, pero es posible que se produzcan giros interesantes.
¿Por qué los partidos socialdemócratas se han convertido en paladines del neoliberalismo y por qué desempeñan cada vez más a menudo el papel de socios menores de las fuerzas políticas neoliberales?
Desde los años 90, la política de los socialdemócratas se ha reducido al principio de «si no puedes con ellos, únete a ellos». La cuestión es que si bien el bloque soviético, con sus represiones, desacreditó por supuesto al socialismo, también ejerció presión sobre Occidente y creó allí condiciones favorables para las reformas sociales que servían a los intereses de los trabajadores. Después de 1989-91 la situación cambió y, para los socialdemócratas, la relación de fuerzas se hizo más adversa. Si los socialdemócratas lograron recuperar el gobierno, o mantenerse en él, fue gracias a un compromiso con los neoliberales y, al mismo tiempo, a la promesa de suavizar las consecuencias sociales de las reformas neoliberales. Los socialdemócratas se convirtieron en rehenes de sus socios neoliberales y de sus propias decisiones anteriores. Las protestas de las bases del partido contra estas políticas tomaron la forma de revueltas que acabaron siendo aplastadas -podríamos considerar el destino de Jeremy Corbyn en Gran Bretaña, y también los intentos, utilizando métodos similares, de asfixiar a Mélenchon. El problema es que una victoria del aparato sobre los activistas se convierte en un vacío político. El aparato carece de la capacidad de desarrollar estrategias a largo plazo, lo que significa que las revueltas se repetirán.
Por muchos libros maravillosos que escribamos, no encontraremos respuesta a la pregunta principal: ¿quién va a lograr un avance decisivo en el desarrollo social, dónde y cómo?
Ahora se habla mucho de descolonización y neocolonialismo. ¿Qué peligros entraña el neocolonialismo para el mundo?
El término «neocolonialismo», como otros elementos del vocabulario político, está cargado de emotividad y, al mismo tiempo, es sumamente oscuro. Lo que hay que examinar no son los eslóganes, sino las estrategias de desarrollo económico y social de los países de la periferia. No es casualidad que repita la palabra «estrategia», quizás hasta el punto de resultar cansino. Simplemente tenemos que tener en cuenta las consecuencias de las decisiones que tomamos y asumir la responsabilidad de las mismas. ¿Qué políticas están aplicando los gobiernos del Sur Global con respecto a sus propias poblaciones? Ese es el criterio principal, y todo lo demás no es más que retórica. Es cierto que existen limitaciones globales. Pero cuando intentamos superarlas o mitigarlas, lo primero que tenemos que hacer es formular nuestros objetivos y tareas, antes de ponernos a entender quién y qué se interpone en nuestro camino.
¿Qué obras de pensadores de izquierdas aparecidas en la última década presentan, en su opinión, los modelos más interesantes para un futuro que difiera tanto del «socialismo real» del siglo pasado como del neoliberalismo actual?
Como he dicho antes, no es una cuestión de teoría. La izquierda no tiene problemas con sus pensadores. Si simplemente necesitamos sugerencias de lecturas interesantes, recomiendo los libros de Nick Srnicek. También está el utilísimo blog en inglés del economista marxista Michael Roberts. Desde la izquierda keynesiana, hay obras de varios partidarios de la Teoría Monetaria Moderna. A menudo se les malinterpreta como si sostuvieran que simplemente es necesario imprimir más dinero, pero en realidad no es eso de lo que hablan. Lo que realmente dicen es que es necesario utilizar recursos financieros para movilizar recursos materiales y laborales en beneficio de la sociedad.
Los fundadores del análisis del sistema mundial -[Immanuel] Wallerstein, Samir Amin y André Gunder Frank- ya han fallecido, y existe una crisis notable en ese ámbito. Aun así, me parece que el potencial de esa escuela no se ha agotado. También merece la pena tener presente al economista singapurense Martin Hoare, recientemente fallecido. En resumen, hay mucho que leer. Incluso desde que estoy en la cárcel han aparecido nuevos libros, y corro el riesgo de quedarme atrás en el debate. Sin embargo, las cuestiones principales no están en el campo de la teoría, sino en el de la práctica política. Por muchos libros maravillosos que escribamos, no encontraremos respuesta a la pregunta principal, que es: ¿quién va a lograr un avance decisivo en el desarrollo social, y dónde, y cómo? Leer y pensar son necesarios no sólo por sí mismos, sino para poder actuar, y actuar políticamente.
Si tenemos la sensación de que los acontecimientos se repiten, es porque pensamos en términos de analogías con el pasado».
Cada vez con más frecuencia, los políticos afirman que la época de paz está llegando a su fin. ¿Tiene la humanidad alguna posibilidad de evitar una Tercera Guerra Mundial y un armagedón nuclear? ¿Qué debería hacer la izquierda para evitarlo?
Permítanme ser franco: si las élites gobernantes del mundo están decididas a iniciar otra guerra mundial, no vamos a poder detenerlas. De la misma manera, la Segunda Internacional no pudo evitar la Primera Guerra Mundial, a pesar de abrazar el concepto de revolución y celebrar congresos. Cuando Jean Jaurès intentó hacer algo, lo mataron.
A pesar de todo, soy optimista. El conflicto mundial se está desarrollando ahora siguiendo unas líneas muy distintas a las de la experiencia del siglo XX. Si tenemos la sensación de que los acontecimientos se repiten, es porque estamos pensando en términos de analogías con el pasado: si China y Estados Unidos se pelean por Taiwán, eso significa que inevitablemente entrarán en guerra; si Rusia se pelea con la Unión Europea, el conflicto necesariamente empezará a extenderse. Nada de esto es obvio en absoluto. Me parece que todos los principales conflictos internacionales actuales están llegando a su punto álgido, y la preocupación básica de las élites es cómo escapar de ellos. Pero ahí es donde radica el problema: las élites no encuentran soluciones convenientes que les permitan desescalar. En todos los países envueltos en conflictos, la salida de estas disputas viene inevitablemente asociada, directa o indirectamente, a crisis internas. Alguien tiene que ser tachado de culpable y alguien tiene que indemnizar a las víctimas. Alguien tiene que pagar para cambiar la relación de fuerzas dentro de los grupos gobernantes, y alguien tiene que aportar soluciones, no sólo medidas de compromiso, sino acuerdos viables.
Hasta ahora, nada ha funcionado. El proceso histórico está empantanado. Sin embargo, tarde o temprano ocurrirá algo y el «equilibrio catastrófico» se destruirá. Un «cisne negro» se posará inevitablemente. No excluyo, por cierto, que este «cisne» -un fenómeno absolutamente imprevisto, que confunde todas las ideas preconcebidas- se posara hace mucho tiempo y esté posado en algún lugar no muy lejano, mientras nosotros simplemente no nos damos cuenta, o nos negamos a verlo.
¿Cuál es entonces la tarea de la izquierda? Seguir con nuestras rutinas habituales no tiene sentido. Cuando aparece en escena un proceso social de enormes dimensiones, tenemos que implicarnos en él, intentando darle forma política, convirtiendo las necesidades* de las masas en demandas concretas*, sus estados de ánimo en consignas y sus expectativas en un programa. El trabajo político no puede hacerse por adelantado, y no hay forma de preparar un programa por adelantado y ponerlo sobre la mesa mientras esperamos el momento adecuado. Cuando llegue ese momento, como mínimo habrá que modificar el programa. Y el programa no puede limitarse a reflejar valores o ideas abstractas. Aunque se base en nuestros valores, tiene que responder a las preguntas que surgen en un momento concreto marcado por una relación de fuerzas definida, pero cambiante.
Para una política de izquierdas -es decir, para una política exitosa, transformadora y liberadora- son necesarias ciertas condiciones, condiciones creadas por una crisis de las élites y por una revitalización de las masas. Este es un tema que abordó Lenin, y debemos observar cómo llamó la atención sobre el hecho de que las masas de la población son atraídas a la política por las propias masas. En Francia, por ejemplo, las elecciones al Parlamento Europeo no jugaron un gran papel: la población era pasiva. Pero el presidente Macron, alarmado por el crecimiento de la extrema derecha, convocó elecciones anticipadas al Parlamento nacional, estimulando un debate público que politizó la sociedad.
Veremos qué nuevas oportunidades se abren ante nosotros en el próximo periodo. Estoy seguro de que nos esperan grandes acontecimientos, en los que participará un gran número de personas.
5. La crisis de la vida
El último boletín de Vijay para el Tricontinental está dedicado a sus reflexiones con motivo de su estancia en Colombia, y la política de Petro de fomentar el desarrollo sostenible -aunque sabemos que eso es un oxímoron-. https://thetricontinental.org/
Construir un planeta de paz es la única cosa realista que se puede hacer | Boletín 28 (2024)
En Isla Grande, los residentes afrocolombianos abogan por una central eléctrica sostenible, alineándose con el impulso del presidente Petro por la energía solar y el desarrollo sostenible.
julio 11, 2024
Queridos amigos y amigas,
Saludos desde las oficinas del Instituto Tricontinental de Investigación Social.
Hay momentos en la vida en los que uno quiere dejar a un lado la complejidad y volver a la esencia de las cosas. La semana pasada, viajaba en una embarcación por el mar Caribe, de Isla Grande a tierra firme en Colombia, cuando comenzó a llover torrencialmente. Aunque nuestra embarcación era modesta, no corríamos mayor peligro con Ever de la Rosa Morales en el timón, líder de la comunidad afrocolombiana de las veintisiete Islas del Rosario (situadas frente a la costa de Cartagena). Durante el aguacero, me invadieron una serie de emociones humanas, desde el miedo hasta el estremecimiento. Esa lluvia estaba relacionada con el huracán Beryl, una tormenta que azotó Jamaica con un nivel de categoría cuatro (el más alto que ha experimentado el país) y luego se dirigió hacia México con una ferocidad más atenuada.
El poeta haitiano Frankétienne canta el “dialecto de los huracanes lunáticos”, la “locura de los vientos que chocan” y la “histeria del mar que ruge”. Son expresiones apropiadas para describir cómo experimentamos el poder de la naturaleza, un poder que se ha duplicado como consecuencia de los daños que le inflige el capitalismo. El Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático sugiere que el Atlántico Norte ha experimentado, con casi total seguridad, huracanes más fuertes y frecuentes desde la década de 1970. Los científicos afirman que las emisiones de gases de efecto invernadero a largo plazo han provocado un calentamiento de las aguas oceánicas, que recogen más humedad y energía y provocan vientos más fuertes y más precipitaciones.
En Isla Grande, lugar donde los piratas ocultaban su botín y adonde huyeron hace más de quinientos años lxs africanxs que escapaban de la esclavitud, lxs residentes se reunieron en asamblea a principios de julio para discutir la necesidad de una central eléctrica que beneficie a lxs isleñxs. La asamblea forma parte de una larga lucha que les permitió permanecer en estas islas, a pesar del intento de la oligarquía colombiana de desalojarlxs en 1984, y logró expulsar al acaudalado propietario de las mejores tierras de Isla Grande, sobre las que construyeron el pueblo de Orika mediante un proceso denominado minga (solidaridad comunitaria). Esta Junta de Acción Comunal, que dirigió la lucha para defender sus tierras, se llama ahora Consejo Comunitario de las Islas del Rosario. Parte de ese consejo celebró la asamblea, un ejemplo de la minga permanente.
La isla está unida por este espíritu de minga y por los manglares, que preservan el hábitat frente a la subida de las aguas. La asamblea de residentxs sabe que debe ampliar su capacidad eléctrica, no sólo para promover el ecoturismo, también para su propio uso. Pero, ¿cómo pueden generar electricidad en estas pequeñas islas?
El día de las lluvias, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, visitó el municipio de Sabanalarga (Atlántico), para inaugurar el Parque Bosques Solares de Bolívar, un complejo de cinco parques solares con una capacidad de 100 megawatts. Este Parque beneficiará a 400.000 colombianxs y reducirá la emisión de 110.212 toneladas anuales de CO2 (lo que equivale a 4,3 millones de viajes en automóvil de Barranquilla a Cartagena). En este evento, Petro hizo un llamado a lxs alcaldes del Caribe colombiano para que construyan parques solares de 10 megawatts en cada municipio, y de este modo reduzcan las tarifas eléctricas, descarbonicen su economía y promuevan el desarrollo sostenible. Tal vez esta sea la solución más concreta a la fecha para las islas, cuyas costas están siendo devoradas por la subida de las aguas.
Mientras Petro hablaba en Sabanalarga, recordé su discurso ante las Naciones Unidas del año pasado, en el que hizo un llamamiento a lxs líderes mundiales para que reconocieran las “crisis de la vida” y solucionaran juntos nuestros problemas en lugar de “perder el tiempo matándonos entre nosotros”. En ese discurso, Petro describió líricamente la situación en 2070, dentro de cuarenta y seis años. En ese año, dijo, Colombia será “sólo desiertos”. La gente se irá al norte, ya no atraída por las lentejuelas de la riqueza, sino por algo más simple y vital: el agua. “Miles de millones”, dijo, “desafiarán a los ejércitos y cambiarán la tierra” mientras viajan en busca de las fuentes de agua que quedan.
Esta distopía debe ser evitada. Para ello, como mínimo, dijo Petro, debemos financiar plenamente los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), establecidos por un tratado en 2015. Aunque el proceso de elaboración de estos ODS está plagado de dificultades, como la forma en que desarticulan problemas intrínsicamente relacionados (la pobreza y el agua, por ejemplo), el hecho que existan y hayan sido aceptados por los gobiernos del mundo brinda la oportunidad de insistir en que se tomen en serio. El 8 de julio, el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas inauguró el Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible 2024, que tendrá una duración de 10 días. La brecha entre los fondos comprometidos para cumplir los ODS y la cantidad real proporcionada para implementar el programa en los países en desarrollo es ahora de 4 billones de dólares al año (frente a los 2,5 billones de dólares en 2019). Es improbable que este foro obtenga resultados significativos sin financiamiento suficiente.
Anticipándose al foro, la ONU publicó el Informe sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2024, que muestra que solo se han logrado avances “mínimos o moderados” respecto a casi la mitad de los diecisiete objetivos, y que más de un tercio se han estancado o han retrocedido. Mientras que el primer objetivo de desarrollo sostenible es erradicar la pobreza, por ejemplo, el informe señala que “la tasa mundial de extrema pobreza aumentó en 2020 por primera vez en décadas”, y que para 2030, al menos 590 millones de personas estarán en situación de extrema pobreza y menos de uno de cada tres países reducirá a la mitad la pobreza nacional. Del mismo modo, aunque el segundo objetivo es acabar con el hambre, en 2022 una de cada diez personas padecía hambre, 2.400 millones vivían en una situación de inseguridad alimentaria moderada o grave y 148 millones de niños menores de cinco años sufrían retraso en el crecimiento. Estos dos objetivos, acabar con la pobreza y terminar con el hambre, son quizá los que cuentan con un mayor consenso mundial. Y, sin embargo, no estamos ni siquiera cerca de alcanzar una interpretación modesta de estos objetivos. Acabar con la pobreza y el hambre también ayudaría en el quinto ODS, la desigualdad de género, ya que reduciría la creciente carga de trabajo de cuidados que recae sobre todo en las mujeres, que soportan en gran medida el peso de las políticas de austeridad.
Existe, como dijo el presidente Petro, una “crisis de la vida”. Parece que preferimos la muerte a la vida. Cada año gastamos más y más en el ejército mundial. Al 2022 esta cifra se acercaba ya a los 2,87 billones de dólares anuales, que es justo lo que se necesita para financiar los ODS durante un año. Es extraño cómo lxs defensores un planeta en guerra afirman que son realistas, mientras quienes quieren un planeta de paz son vistos como idealistas. De hecho, lxs que quieren un planeta en guerra son exterminadores, y quienes abogamos por un planeta de paz somos lxs únicos realistas posibles. La realidad exige la paz por encima de la guerra, que nuestros preciosos recursos se inviertan en resolver nuestros problemas comunes – el cambio climático, la pobreza, el hambre, el analfabetismo – por encima de todo lo demás.
En septiembre de 2023, un mes antes de que comenzara el actual ataque genocida contra Gaza, Petro pidió a la ONU que patrocinara dos conferencias de paz, una para Ucrania y otra para Palestina. Si se logra la paz en estos dos puntos de conflicto, dijo Petro, “nos enseñarían a hacer la paz en todas las regiones del planeta”. Esta sugerencia perfectamente razonable fue ignorada entonces y lo sigue siendo ahora. Sin embargo, esto no impidió que Petro organizara un multitudinario concierto latinoamericano por la paz en Palestina a principios de julio.
Nuestras decisiones son una locura. Los ingresos solo de los cinco principales traficantes de armas (todos domiciliados en Estados Unidos) alcanzan los 276 mil millones de dólares, una cifra que debería ser un reproche permanente a la humanidad. Lxs israelíes han lanzado unas 13.050 “bombas tontas” (o no guiadas) MK-84 sobre Gaza, que tienen una capacidad explosiva cercana a los 900 kgs por unidad. Cada una de estas bombas cuesta 16.000 dólares, por lo que su costo en sí supera los 200 millones de dólares. Resulta extraño que los mismos gobiernos (incluido el de Estados Unidos) que suministran a Israel estas bombas y que le dan cobertura política, a su vez financien a Naciones Unidas para desmantelar las “bombas tontas” sin explotar en Gaza durante la pausa entre bombardeos. Mientras tanto, la ayuda para el socorro y el desarrollo en el Territorio Palestino Ocupado (que incluye Gaza) se ha mantenido en cientos de millones – en un buen año. Se ha gastado más en armas y menos en la vida – la fealdad de nuestra humanidad necesita ser transformada.
Mohamed Sulaiman es un joven artista que creció en el campamento de refugiados de Smara (Argelia) de lxs desplazadxs del Sáhara Occidental. Después de estudiar en la Universidad argelina de Batna, Sulaiman regresó al campamento para hacer su arte, basado en tradiciones de caligrafía que utilizan las historias orales del pueblo saharaui, así como poemas de escritores árabes contemporáneos. En 2016, Sulaiman fundó el Motif Art Studio, construyéndolo para que se pareciera a las casas del desierto pero con materiales reciclados. En su estudio, inaugurado en 2017, Sulaiman cuelga Libertad roja, que lleva un verso del poeta egipcio Ahmad Shawqi (1868-1932): “La libertad roja tiene una puerta a la que llama cada mano manchada de sangre”. El verso procede de “La difícil situación de Damasco”, un poema que reflexiona sobre la destrucción de Damasco por los franceses en 1916 como venganza por la revuelta árabe. El poema expresa no sólo la fealdad de la guerra, sino también la promesa de un futuro:
Las patrias tienen, en la sangre de lxs que son libres,
Una mano que vino antes y con la que tenemos una deuda.
La mano manchada de sangre es la mano de quienes antes que nosotrxs han luchado por construir un mundo mejor, muchos de los que han muerto en esa lucha. Con ellxs y con las generaciones futuras tenemos una deuda. Debemos convertir esta “crisis de la vida” en una oportunidad para “vivir lejos del apocalipsis”, como dijo Petro el año pasado: “Que bonito horizonte en medio de la tempestad y las oscuridades del hoy. Horizonte que sabe a esperanza”.
Cordialmente,
Vijay
Observación de José Luis Martín Ramos:
¿No será el «crecimiento sostenible» el oxímoron? Por otra parte, no podremos avanzar en políticas de decrecimiento si no tenemos en cuenta la ley del desarrollo desigual de los sistemas nacionales.
Comentario de Carlos Valmaseda:
Hay países que tienen que crecer, pero en las cosas realmente importantes: seguridad alimentaria, educación, sanidad y transportes públicos. El problema es que quieren crecer como nosotros, yéndose de viaje al quinto pino y con un coche para cada uno. Y así, no. Y el resultado mundial debe ser un decrecimiento, por lo que nosotros tenemos que decrecer bastante para que ellos puedan crecer un poco. Crecimiento sostenible, efectivamente, es un oxímoron. Si hay crecimiento no hay sostenibilidad. Si hay sostenibilidad, no hay crecimiento.
Observación de José Luis Martín Ramos:
Obviamente la burguesia, los capitalistas de cada país querrán crecer así; pero no es el caso de todos y, en cualquier caso, el desarrollo desigual, el crecimiento en la satisfacción de las necesidades fundamentales, ha de estar en el plan. El «crecimiento sostenible», el que plantea Petro por ejemplo, está en esa tesistura, no en la del «despilfarro sostenible» o el de «la tasa de ganancia sostenible».
Comentario de Carlos Valmaseda:
Es lo que he visto en India y Filipinas. Evidentemente, la burguesía quiere exactamente eso, despilfarrar como nosotros. Las clases populares no lo hacen porque no pueden, pero, en su imaginario, a eso aspiran también. Es mi experiencia en las grandes ciudades. Quizá en el campo sea diferente, pero lo desconozco. Dicen que parte de los suicidios de campesinos en India se debe a que llega un momento en el que no pueden pagar la moto que se han comprado. Que no niego que les haga falta, pero es también una cuestión de estatus
6. Conciliación turco-siria
La verdad es que Turquía sigue ocupando territorio sirio, pero se plantea la posibilidad de que se produzca un acercamiento entre los dos países con la mediación de Irak y Rusia. https://thecradle.co/articles/
¿Pueden Bagdad y Moscú reavivar los lazos entre Siria y Turquía?
A pesar del giro retórico conciliador de Erdogan, la cuestión crítica sigue siendo si Ankara está dispuesta a traducir las palabras en acciones que recuperen la confianza de Damasco.
Haidar Mustafa 11 DE JULIO DE 2024
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan ha suavizado considerablemente su retórica hacia Siria, sustituyendo 12 años de declaraciones agresivas por un tono más conciliador.
En lugar de exigir el derrocamiento del Estado sirio, Erdogan hace ahora hincapié en el apoyo mutuo y el establecimiento de un nuevo contrato social, justo y global, con Damasco. Este cambio se puso de manifiesto en sus declaraciones a su regreso la semana pasada de Astaná (Kazajstán), donde Turquía participó en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) como interlocutor de la potencia euroasiática de 10 miembros.
«Siempre estaremos al lado de una Siria próspera, unida e integradora que se abrace sobre la base de un nuevo contrato social», declaró Erdogan.
De regreso de una visita a Alemania el 7 de julio, Erdogan fue más allá: Extenderemos nuestra invitación [a Assad]; con esta invitación, queremos restaurar las relaciones turco-sirias al mismo nivel que en el pasado. Nuestra invitación puede extenderse en cualquier momento. … Ahora hemos llegado a un punto en el que si Bashar Assad da un paso hacia la mejora de las relaciones con Turquía, nosotros también mostraremos ese acercamiento hacia él.
La cuestión clave ahora es si Erdogan cree que sus declaraciones reconstruirán años de confianza rota con Damasco, una confianza que las políticas turcas han erosionado sistemáticamente desde 2011.
De la diplomacia a la discordia
En 2011, cuando comenzó a desarrollarse el conflicto armado en Siria con apoyo extranjero, Turquía adoptó una serie de medidas de escalada contra Damasco. Fue un cambio drástico respecto a lo que se había descrito como un periodo de «luna de miel»entre los dos Estados vecinos tras la visita del expresidente turco Ahmet Necdet Sezer a Damasco en 2000.
Aquella visita había marcado el inicio de una nueva era de cooperación y entendimiento, afianzada con la llegada del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) a la escena política turca y la implantación de un nuevo modelo de política exterior turca, «cero problemas con los vecinos», formulado por el ex ministro de Asuntos Exteriores Ahmet Davutoglu.
Pero esa calma prácticamente desapareció en agosto de 2011, cuando Davutoglu visitó Damasco con un mensaje repleto de exigencias, que los sirios rechazaron. En breve, la relación bilateral inició una espiral descendente, con Ankara pidiendo la dimisión del presidente Assad y armando a militantes que formarían el llamado Ejército Sirio Libre. Turquía cerró su embajada en Damasco en marzo de 2012 y celebró una conferencia para las fuerzas de la oposición siria un mes después.
A partir de ese momento, Ankara trabajó sistemáticamente para destruir la economía siria, armando a las milicias que atacaron y devastaron la infraestructura de Siria. Esto incluyó facilitar el saqueo de fábricas en la ciudad industrial Sheikh Najjar de Alepo, lo que provocó una destrucción generalizada y el declive económico de la ciudad.
Como relata el investigador político Nader al-Omari a The Cradle, Turkiye «utilizó la carta de los refugiados para presionar al Estado sirio, así como para chantajear a Occidente con el fin de obtener fondos, y creó justificaciones para interferir en los asuntos internos de Siria desde un punto de vista militar».
Hoy, sin embargo, Omari cree que las recientes aperturas turcas hacia Siria derivan de un callejón sin salida estratégico: El esfuerzo turco por intervenir en las crisis regionales e internacionales con el objetivo de revivir el sultanato otomano de una nueva forma o demostrar su presencia a nivel regional e internacional ha llegado a un callejón sin salida y ha coincidido con un declive significativo de la economía turca y una gran bofetada sufrida por Erdogan y su partido. Las recientes elecciones parlamentarias mostraron el declive de la popularidad del AKP y la creciente influencia de la oposición interna.
«El temor del régimen turco a que Donald Trump llegue de nuevo al poder en Estados Unidos son todos factores que allanaron el camino para que el régimen turco se retractara de una serie de políticas que llevó a cabo durante una década», añade.
El difícil camino hacia la normalización
Pero el llamamiento de Erdogan a normalizar las relaciones con Damasco ha provocado malestar entre las facciones sirias leales a Ankara, que habían creído que la victoria electoral de Erdogan garantizaría sus intereses. Siguieron protestas y enfrentamientos en el noroeste de Siria, aunque se calmaron rápidamente. Como explica a La Cuna el experto en asuntos turcos Sarkis Qasrjian: La reacción de los grupos armados era de esperar, sobre todo porque este choque y los signos del inicio de la senda de normalización fueron los más fuertes en comparación con sus predecesores. Pero la reacción no fue generalizada.
Qasrjian señala que Turquía puede gestionar estas reacciones, sobre todo en las ciudades en las que tiene una influencia significativa a través de los grupos controlados por la inteligencia turca. La cuestión de los grupos terroristas en el norte de Siria sigue siendo un obstáculo importante para el acercamiento.
Turquía exige seguridad a lo largo de sus fronteras, pero aún no ha abordado la presencia de estas decenas de miles de militantes en zonas como Idlib y el norte de Alepo. Qasrjian sostiene que las preocupaciones de seguridad de Turquía no se sustentan en la realidad sobre el terreno, ya que los ataques contra Turquía no se han originado en zonas controladas por el Gobierno sirio o la milicia kurda respaldada por Estados Unidos, las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS).
Conversaciones con mediación iraquí y rusa
La posibilidad de que Irak y Rusia faciliten un proceso de normalización fiable entre Siria y Turquía ha generado un importante debate en las últimas semanas. Los analistas están examinando las áreas de convergencia y desacuerdo que podrían influir en el restablecimiento de las relaciones entre los dos Estados vecinos. Como dijo Erdogan a los periodistas durante su vuelo de regreso de Berlín: El presidente ruso, Vladimir Putin, tiene un planteamiento respecto a nuestra reunión [con Assad] en Turquía, y el primer ministro iraquí también. Aquí hablamos de mediación, ¿por qué no con nuestro vecino?
Pero a pesar de estos renovados esfuerzos de mediación, las ambiciones turcas parecen lejos de hacerse realidad. Ankara carece de una visión madura para resolver la crisis de los refugiados sirios y hacer frente a la presencia de terroristas y su armamento en el norte de Siria. Además, Turquía no ha asumido la responsabilidad de los cambios demográficos que ha provocado en el norte de Siria.
Las conversaciones de acercamiento entre Turquía y Damasco siguen careciendo de las medidas concretas exigidas por Siria, la principal de las cuales es la retirada total de las fuerzas turcas de sus zonas de despliegue.
Una fuente de los medios de comunicación familiarizada con las conversaciones informa a La Cuna de que Ankara ha insistido en que los detalles de cualquier reunión entre ambas partes sigan siendo confidenciales, incluidas las fechas y los términos de discusión en la próxima mesa de diálogo de Bagdad.
Aunque no se ha fijado una fecha para la reunión de Bagdad, una fuente informada confirma los esfuerzos en curso para llegar a un entendimiento mutuo basado en las condiciones sirias para el anuncio de retirada de tropas por parte de Turquía.
Las ambiguas intenciones de Ankara
Las recientes declaraciones de Erdogan no han aclarado qué ofrecerá Ankara a este respecto. Qasrjian cree que «Turquía no pagará nada como compensación por los resultados de sus políticas en los últimos 12 años, y económicamente no está en condiciones de pagar nada. Por el contrario, espera obtener beneficios, sobre todo políticos».
Sugiere que el principal interés de Ankara puede ser fomentar una relación con Siria que sirva de puente para mejorar las relaciones con los países occidentales. Esto podría abrir un horizonte político para la normalización entre Siria y Occidente. Por otra parte, el compromiso con Siria podría proporcionar al presidente turco una influencia tanto en Oriente como en Occidente.
Una importante base común para el diálogo entre Damasco y Ankara podría ser la amenaza que representan las Fuerzas de Autodefensa y otros grupos kurdos bajo protección estadounidense. Sin embargo, las advertencias para ambas partes son significativas.
Los beneficios políticos y económicos deseados de este acercamiento siguen siendo difíciles de alcanzar. Entre los funcionarios sirios y la opinión pública prevalece la creencia de que cualquier camino hacia la normalización debe incluir pasos prácticos y garantías reales.
Sin ellos, los avances serán lentos y cautelosos. Aunque es posible que los intentos de las potencias regionales de presionar positivamente consigan restablecer parcialmente las relaciones al nivel de rivalidad negativa que existía en los años ochenta y noventa, la vuelta al periodo de «luna de miel» de principios de la década de 2000 requiere intenciones sinceras y pasos serios por parte de Turquía.
7. Resumen de la guerra en Palestina, 11 de julio
El resumen de Haaretz. https://www.acro-polis.it/
HAARETZ: Esto es lo que hay que saber 279 días después del inicio de la guerra
De A D
Un israelí resulta gravemente herido en un ataque de un dron de Hezbolá en el norte de Israel. Una delegación israelí encabezada por el jefe del Shin Bet, Ronen Bar, partió hacia El Cairo para proseguir las negociaciones con Hamás sobre la liberación de rehenes y el alto el fuego. Las FDI publican los resultados de una investigación sobre los sucesos del 7 de octubre en el kibutz Be’eri, tras presentarlos a los residentes de la comunidad. El ministro de Defensa israelí pidió la creación de una comisión estatal de investigación sobre las «condiciones que llevaron a la construcción del poder de Hamás en los últimos diez años». Estados Unidos impone sanciones a tres personas y cinco entidades israelíes a las que acusa de socavar la estabilidad en Cisjordania.
Lo que ha pasado hoy
Alto el fuego/Rehenes: El equipo negociador de Israel para la liberación de los rehenes regresó de Doha para celebrar consultas tras las conversaciones de alto el fuego del miércoles. Otra delegación encabezada por el jefe del Shin Bet, Ronen Bar, partió hacia El Cairo para proseguir las negociaciones, según informó la oficina de Netanyahu.
Hamás afirmó en un comunicado que Israel sigue «dando largas» para ganar tiempo y frustrar la actual ronda de conversaciones, y añadió que aún no ha recibido información actualizada sobre las negociaciones.
Un alto funcionario israelí declaró a Haaretz que la estimación es que el equipo israelí puede llegar a un acuerdo con Hamás sobre la base de «líneas rojas» políticas: «Hay una lista de propuestas e ideas que pueden, en determinadas condiciones, apaciguar a ambas partes». Una fuente extranjera declaró que «ambas partes conocen el precio de este acuerdo. En cuanto decidan que están dispuestas a completar el acuerdo a este precio, podrá ejecutarse en pocos días».
Israel y Hamás han acordado un plan de «gobierno provisional» en Gaza como parte de la segunda fase de un posible acuerdo que pondría fin a la guerra, según el columnista del Washington Post David Ignatius, citando a una fuente de la administración Biden que afirmó que el plan de gobierno provisional en Gaza utilizaría una fuerza de seguridad de unos 2.500 gazatíes respaldados por la Autoridad Palestina que serían entrenados por Estados Unidos.
Estados Unidos se muestra cautelosamente optimista sobre las conversaciones de alto el fuego en Gaza, según declaró el miércoles a CNN el portavoz de la Casa Blanca, John Kirby. El asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, afirmó el jueves que aún quedan muchos detalles por concretar para garantizar un acuerdo entre Israel y Hamás.
Familiares de los rehenes se encuentran a mitad de camino de una marcha desde la sede del Ministerio de Defensa en Tel Aviv hasta la Oficina del Primer Ministro en Jerusalén, para pedir al primer ministro Netanyahu que garantice un acuerdo para la liberación de los rehenes.
GAZA: La administradora de USAID, Samantha Power, declaró que Estados Unidos proporcionará 100 millones de dólares adicionales en ayuda humanitaria a los palestinos de Gaza y Cisjordania. Power, de visita en Israel, mantendrá reuniones con «socios de la ONU y ONG» para debatir «cuestiones de seguridad que afectan a los trabajadores humanitarios y a la distribución de la ayuda, en un contexto de creciente anarquía y conflicto en curso entre Israel y Hamás». Power también se reunirá con funcionarios israelíes para tratar el aumento de la ayuda a Gaza y la protección de los trabajadores humanitarios.
El portavoz de la Defensa Civil Palestina, Mahmoud Basal, afirmó que el 85% de los edificios del barrio de Shuja’iya, en la ciudad de Gaza, ya no son aptos para vivir, y que los miles de cadáveres bajo los escombros contribuyen a la propagación de enfermedades e infecciones entre los residentes y desplazados.
Según el Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por Hamás, al menos 38.345 palestinos han muerto y 88.295 han resultado heridos desde el comienzo de la guerra.
«Netanyahu cree que lo más probable es que un acuerdo sobre los rehenes provoque el colapso de su gobierno, algo que intenta evitar a toda costa. Funcionarios de Defensa que hablaron con Haaretz dijeron que en su intento de descarrilar las negociaciones, Netanyahu se basó en información clasificada y manipuló información sensible» – Michael Hauser Tov
ISRAEL-LÍBANO: Un hombre israelí resultó gravemente herido en un ataque de un dron de Hezbolá, que según Hezbolá tenía como objetivo una base de mando y control de artillería israelí cerca del kibutz Kabri, en el norte de Israel.
Las IDF declararon que habían alcanzado objetivos de Hezbolá en el sur de Líbano y que varios «objetivos aéreos» habían sido interceptados en todo Líbano, mientras que varios drones aterrizaron en la zona de Galilea Occidental, en el norte de Israel.
ISRAEL: El portavoz de las FDI, Daniel Hagari, pidió disculpas a los residentes del kibutz Be’eri, atacado por Hamás el 7 de octubre, afirmando que «las FDI no estaban en Be’eri, no protegimos el kibutz», según una fuente presente en la reunión. Hagari estaba presentando los resultados de la investigación del ejército sobre el ataque, que se publicaron el jueves por la noche. Murieron 101 residentes del kibbutz; 32 personas fueron tomadas como rehenes, de las cuales 11 siguen prisioneras en Gaza. Las FDI calcularon que 340 miembros de Hamás invadieron el kibbutz.
El informe de las IDF afirma que «el ejército no estaba preparado para un escenario de penetración masiva en Israel, como el del 7 de octubre, que incluía múltiples puntos de entrada por los que entraron miles de terroristas y docenas de frentes en los que atacaron».
En una declaración, los residentes del kibutz pidieron la creación de una comisión de investigación estatal «que no deje piedra sin remover, examine la conducta de todas las partes implicadas y nos proporcione respuestas definitivas».
El Fiscal Militar Jefe de Israel, Yifat Tomer-Yerushalmi, declaró que se están investigando «cientos de incidentes de combate» relacionados con acoso o presunta violencia contra detenidos en Gaza, y añadió que «la capacidad de investigar y procesar cuando sea necesario es una de las cosas que nos distingue de nuestros enemigos» y es «crucial para la resistencia de las IDF y su capacidad de seguir luchando».
El ministro de Defensa, Yoav Gallant, pidió la creación de una comisión estatal de investigación sobre las «condiciones que han conducido a la construcción del poder de Hamás [en Gaza] durante los últimos diez años», y añadió que debería examinar la conducta del propio primer ministro Netanyahu y de los jefes de Defensa israelíes.
Unas horas antes de que el Tribunal Superior de Justicia de Israel atendiera las peticiones contra el controvertido centro de detención de Sde Teiman, el Estado publicó enmiendas a la ley sobre las condiciones del centro y los derechos de los detenidos, entre ellas la reducción del tiempo en que se puede impedir a los detenidos el acceso a un abogado.
Cisjordania: Estados Unidos ha emitido sanciones contra tres personas y cinco entidades israelíes a las que acusa de socavar la estabilidad en Cisjordania, a saber, la organización supremacista judía Lehava, dirigida por el ya sancionado Bentzi Gopstein, estrecho asesor del ministro de Policía israelí de extrema derecha, Itamar Ben-Gvir, y miembros de Tzav 9, grupo derechista que interrumpe los convoyes de ayuda a Gaza.
Los ministros de Asuntos Exteriores del G7 se unieron a las Naciones Unidas y la Unión Europea en la condena de la decisión de Israel de legalizar cinco puestos avanzados en Cisjordania, calificando el plan de «incoherente con el derecho internacional y contraproducente».
La Secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, instó a Israel a «mantener la estabilidad económica en Cisjordania» transfiriendo sistemáticamente los ingresos que recauda en nombre de la Autoridad Palestina y garantizando unas relaciones bancarias «ininterrumpidas» entre los bancos israelíes y palestinos.
La Media Luna Roja Palestina informó de que las fuerzas israelíes habían matado a un palestino de 17 años en la localidad de Tubas.
Fonte: Haaretz, 11-07-2024
8. La aldea Potemkin occidental
El repaso de un exembajador italiano a la erosión de la imagen occidental ante sus últimas actuaciones. https://www.middleeasteye.net/
La falsa imagen occidental de la realidad se derrumba
Marco Carnelos 11 de julio de 2024
Desde el desastroso debate presidencial en EE.UU. hasta la revelación de que Israel es un Estado genocida, las falsas narrativas ya no pueden resistir la presión de la realidad.
La aldea Potemkin, que se remonta a la Rusia zarista, es una figura retórica que designa una representación de la realidad muy diferente de la verdad.
Durante la década de 1940, nazis y fascistas aplicaron este concepto para ocultar sus crímenes y su desgobierno. Para las generaciones más jóvenes, la noción fue sondeada en la excelente película El show de Truman.
Durante años, las democracias occidentales construyeron su propia aldea de Potemkin para apoyar políticas y narrativas divorciadas de la realidad. En la actualidad, todo se enmarca en una lucha épica entre democracia y autocracia.
Pero su aldea de Potemkin se derrumba lentamente. Las señales parecen inequívocas.
La última ha sido la repentina toma de conciencia del Partido Demócrata estadounidense -tras el desastroso debate presidencial entre Joe Biden y Donald Trump- de que el primero está claramente, y cada vez más, incapacitado para presentarse a las elecciones de noviembre.
Los aparentes lapsus cognitivos de Biden han sido tema de debate público durante años, incluso cuando personas de dentro y fuera de su administración, apoyadas por unos medios de comunicación complacientes, han ocultado este hecho. Ahora, su truco ha sido descubierto y les ha entrado el pánico. El artículo principal de The Economist de la semana pasada tenía más de 1.000 palabras; su primera frase utilizaba explícitamente el término «encubrimiento».
La tergiversación de la realidad fue resumida sin piedad en el Wall Street Journal: «Nos han engañado y gaseado durante cuatro años, todo en nombre de la ‘democracia’ … [Los demócratas] evidentemente pensaron que podían salirse con la suya promoviendo la ficción de la competencia del Sr. Biden. Al perpetuar esa ficción también estaban revelando su desprecio por los votantes y por la propia democracia.»
Traición a la democracia
Cómo es posible ahora criticar y desprestigiar a los llamados populistas cuando señalan a un sistema empeñado en preservar su propio poder? Los «sospechosos habituales» no podrán excusarse de nuevo diciendo que deben salvar la democracia estadounidense de Trump, cuando lo que están practicando es una parodia de democracia.
Los que aún son capaces de discernir pueden preguntarse legítimamente: ¿quién está al mando? La respuesta ineludible es un puñado de grandes donantes y burócratas de Washington. Esto no es democracia liberal, sino, a todos los efectos, oligarquía hipócrita.
Desgraciadamente, la luz de gas y el engaño no se limitan al defectuoso sistema político estadounidense. En las elecciones al Parlamento Europeo del mes pasado, los votantes transmitieron un claro mensaje de descontento a sus dirigentes.
Fueron ignorados por los líderes de la UE, que se apresuraron a reconfirmar a Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea. Por si fuera poco, eligieron a la primera ministra estonia Kaja Kallas -cuyo objetivo declarado es dividir la federación rusa en diferentes Estados, divididos según criterios étnicos- como alta representante para Asuntos Exteriores. Un conflicto interminable entre la UE y Rusia está prácticamente asegurado.
Con los líderes de la UE atrincherados en su aldea de Potemkin, el Partido Laborista británico obtuvo la semana pasada en torno al 33% de los votos en las elecciones nacionales, con una participación cercana al 60%. Al partido se le ha asignado más del 60 por ciento de los escaños del Parlamento. Bajo el liderazgo de Keir Starmer, los laboristas recibieron millones de votos menos que bajo el desprestigiado (y posteriormente expulsado por Starmer) Jeremy Corbyn en 2017 – y, sin embargo, el resultado fue retratado como una avalancha laborista.
En Francia, una coalición de centro-izquierda que discrepa en todo menos en frenar a la extrema derecha ha impedido inteligentemente que la Agrupación Nacional de Marine Le Pen lidere el próximo gobierno. El resultado, por ahora, es un parlamento bloqueado. ¿Cómo podría gobernar el partido neoliberal del presidente Emmanuel Macron junto al líder de France Insoumise, Jean-Luc Melenchon, que pide el reconocimiento de Palestina?
Engaño y gaslighting
En Alemania, la coalición «semáforo» se sitúa en torno al 30% en las encuestas y sigue aplicando políticas contradictorias para remilitarizar y desindustrializar el país simultáneamente. En Italia, los Hermanos de Italia, de extrema derecha, sólo han conseguido gobernar plegándose a la representación de la aldea de Potemkin.
Mientras tanto, tras más de dos años de falsos discursos sobre la eficacia de las sanciones contra Rusia, Europa ha visto cómo el Banco Mundial elevaba a Rusia de país de renta media-alta a país de renta alta.
Y tras dos años de predicciones catastróficas sobre la amenaza existencial que Rusia representa para Europa, junto con aumentos masivos de los presupuestos militares europeos, de repente, enterrada en una frase de un artículo del New York Times, encontramos una evaluación de los servicios de inteligencia estadounidenses según la cual el presidente ruso Vladimir Putin nunca tuvo intención de ampliar el conflicto actual más allá de Ucrania.
La región de Oriente Próximo no es una excepción en lo que respecta al engaño y la luz de gas. Desde el 7 de octubre, sólo ha habido una narrativa: Israel tiene derecho a defenderse y punto. Se ignoran las décadas de despiadada ocupación israelí de tierras palestinas.
Desde su creación, Israel nunca ha dudado en defenderse de las formas más despiadadas, y las democracias occidentales nunca se han opuesto sustancialmente. Ahora, la aldea de Potemkin israelí también ha empezado a derrumbarse. Incluso las opiniones públicas occidentales se están dando cuenta de que el «derecho a defenderse» de Israel no es más que una licencia para llevar a cabo una venganza masivamente desproporcionada.
Las obsesivas representaciones de «el ejército más moral» del mundo y «la única democracia de Oriente Medio» -que supuestamente luchan en nuestro nombre contra el terrorismo y el extremismo islámico- están dando paso a las realidades de los crímenes de guerra y el genocidio, con acusaciones que llegan a las principales instituciones jurídicas del mundo.
Desafíos crecientes
Como brazo militar de la aldea Potemkin, la OTAN no duda en defender la necesidad -o incluso la inevitabilidad- de una confrontación directa con sus rivales, incluso a riesgo de una Tercera Guerra Mundial. El Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, cuya próxima partida no provocará el derramamiento de lágrimas, acusó recientemente a China de instigar el mayor conflicto en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
El Financial Times también publicó la semana pasada una esclarecedora retrospectiva sobre la tensa cumbre de la OTAN de 2018, en la que Trump amenazó con retirar a Estados Unidos de la alianza si sus demás miembros no aumentaban el porcentaje de su PIB dedicado al gasto militar. Solo el pequeño Luxemburgo se atrevió a desafiarle, lo que dice mucho de las espaldas de los demás líderes europeos de la OTAN.
Desde la década de 1980, con las revoluciones de Thatcher y Reagan, el liberalismo tradicional ha dado paso al neoliberalismo. Una oligarquía antiliberal ha dado forma a una economía hiperfinanciarizada, produciendo una asombrosa deuda global y desigualdades tóxicas. Ahora se encuentra en su fase final.
Esperemos que, después de más de cuatro décadas, el individualismo y el egoísmo den paso a una estructura más solidaria en nuestras sociedades, donde las necesidades de la comunidad prevalezcan sobre las de los individuos, por poderosos que sean. Las finanzas podrían por fin volver a estar al servicio de la economía real, y no al revés.
La mentalidad envenenada según la cual las élites financieras oligárquicas y los directores ejecutivos de alta tecnología poseen exclusivamente las habilidades y los activos para gestionar este complejo mundo está siendo cuestionada cada vez más por los públicos estadounidense y europeo, y más ampliamente por el Sur Global. Esta es, por cierto, la verdadera razón por la que los gestores de la aldea de Potemkin de Occidente detestan tanto a China, Rusia y los de su calaña, que han rechazado el orden internacional basado en los necios.
Incluso antes de la competición entre grandes potencias, se trata de un debate intelectual. El consejero delegado de Palantir, Alex Karp, comentó recientemente las protestas en los campus contra el genocidio de Gaza diciendo: «Si perdemos el debate intelectual, [no] podremos desplegar ningún ejército en Occidente, nunca». ¿Por qué un exitoso multimillonario de la alta tecnología aboga por la incuestionable capacidad de desplegar ejércitos?
Esta gente ganó el debate intelectual en los años setenta y ochenta, con trágicas consecuencias. Esperemos que no lo vuelvan a hacer.
Marco Carnelos es un antiguo diplomático italiano. Ha estado destinado en Somalia, Australia y las Naciones Unidas. Formó parte del equipo de política exterior de tres primeros ministros italianos entre 1995 y 2011. Más recientemente ha sido coordinador del proceso de paz en Oriente Medio, enviado especial para Siria del Gobierno italiano y, hasta noviembre de 2017, embajador de Italia en Irak.
9. En Francia no ha ganado la izquierda
Pues nada, os envío lo que he visto hasta ahora esta mañana, sin mucha selección. Empiezo con la visión de Augusto R. Zamora de las elecciones en Francia. https://globalter.com/
Elecciones en Francia AUGUSTO ZAMORA R.
¿Ha habido en Francia una nueva revolución? ¿Los herederos de Robespierre han tomado el poder y van a establecer un nuevo orden social y económico, que despoje a los bancos, derribe a la obscena clase dominante y pugne por establecer un sistema menos explotador, desigual y corrupto? No, nada de eso, ni cosa alguna que se le parezca. Ha ocurrido que una alianza contra natura de comunistas, socialdemócratas, liberales, verdes, ultracapitalistas y jugadores de fútbol archimillonarios pidieron votar contra el partido de extrema derecha de Le Pen y, como no podía ser de otra manera, lo lograron, de forma que los lepenistas no alcanzaron la mayoría absoluta necesaria para poder acceder al gobierno (que, no olvidemos, no es lo mismo que acceder al poder, que esos son otros misterios, los verdaderos, que nunca van a elecciones).
Por ese hecho, previsible, han lanzado en Francia y otros países atlantistas las campanas al vuelo, como si se tratara de la segunda derrota de Hitler. Tan babosas, simples y desideologizadas están hoy las sociedades europeas que una pendejada como estas elecciones legislativas son celebradas como si se hubiera dado una nueva revolución en Francia, pero ocurre que es todo lo contrario.
Empecemos aclarando una cuestión, que mi alter ego y yo creemos principal. No estamos en el siglo XX, ni vivimos en un mundo bipolar. Estamos en el siglo XXI, más exactamente, en casi la mitad de la tercera década del siglo XXI, de forma que las categorías políticas, económicas e ideológicas -válidas hace medio siglo-, hoy carecen de validez, contenido y sustancia. Intentar explicar los fenómenos del siglo XXI con las caducas categorías del siglo XX lleva a estas confusiones y a aplaudir como victoria izquierdosa el resultado de las elecciones legislativas francesas, en las que no estaba en juego el modelo neoliberal, sino otra cosa, que no se dice, pero que era núcleo de ese átomo: el partido de Le Pen era el único -repetimos, el único-, que se oponía a la política de la OTAN en Ucrania. Todos los demás -todos, desde la derruida izquierda a la derecha neoliberal-, eran y son atlantistas convencidos y fervorosos creyentes de ir a la guerra con Rusia.
Explicándolo de otra manera, el terror del establishment francés y atlantista a los lepenistas no era por su ideología derechista, sino porque habían prometido que, si llegaban al gobierno, prohibirían el envío de soldados franceses a Ucrania, impedirían el uso de armas francesas contra territorio ruso y reducirían la asistencia al régimen de Kiev. En resumen, que se iban a alinear con otros gobiernos opuestos a la guerra, como los derechistas gobiernos de Hungría y Eslovaquia. Ese era el nudo gordiano y lo que se jugaba.
El llamado Nuevo Frente Popular (remembranza del formado en los años 30 del pasado siglo), incluía en su programa lo siguiente:“Hacer fracasar la guerra de agresión de Vladimir Putin y velar por que rinda cuentas de sus crímenes ante la justicia internacional: defender sin fisuras la soberanía y la libertad del pueblo ucraniano y la integridad de sus fronteras, entregando las armas necesarias, anulando su deuda externa, embargando los bienes de los oligarcas que contribuyen al esfuerzo bélico ruso en el marco permitido por el derecho internacional, enviando fuerzas de mantenimiento de la paz para asegurar las centrales nucleares, en un contexto internacional de tensión y guerra en el continente europeo, y trabajar por el retorno de la paz.”
Es decir, la guerra total contra Rusia, en términos que ni siquiera el Departamento de Defensa de EEUU ha empleado (Biden sí, pero el señor presidente de EEUU ya no sabe dónde está parado, literalmente, y encajaría mejor de líder de la Liga Mundial de Zombis, de la que forman parte ya Macron y Scholtz).
¿Ganó la izquierda? No. Ganó por aplastamiento el establishment atlantista, que, por el momento, ha logrado alejar la amenaza de un gobierno francés a lo húngaro, lo que habría sido un descalabro para su política antirrusa. Porque no es lo mismo una Hungría díscola, con Viktor Orbán de presidente, reuniéndose con Putin en Moscú ¡¡horror de horrores! -, que una Francia cuyo primer ministro podía hacer lo de Orbán y volar a Rusia para parlotear con Vladimiro. Que Hungría es un Estado pequeño y Francia la segunda economía europea.
Importa poco a los atlantistas quién gobierne qué país en Europa, siempre que no se salga del carril guerrerista. Ahí tienen a la Meloni, en Italia, que es de la liga de Le Pen, gobernando feliz, porque sigue fielmente las directrices de la OTAN. Grecia está gobernada por caníbales derechistas y ¿quién oye nada de Grecia? Ni van a oír. EEUU la tiene como puerto principal de descarga de armamento y municiones para Ucrania, que siguen luego ruta por Bulgaria y Rumania, hasta llegar a manos de los carniceros de Kiev.
Así que no. No había en Francia una lucha entre partisanos comunistas y legiones de Goebbels. Para nada. Esas categorías se fueron con el siglo XX y con el asesinato de la Unión Soviética. Ahora la izquierda es -sin olvidar nuestras señas identitarias de todo el poder a los soviets-, la lucha contra la OTAN y todo lo que representa; el combate contra la acumulación obscena e inmoral del capital nacional y mundial en cada vez menos manos; la multipolaridad y la descolonización de NNUU. Esas cosas, ninguna de las cuales estaba en lid en Francia.
Toca actualizar categorías para distinguir entre lo que hoy es la izquierda y lo que sigue siendo la derecha, desde Asurbanipal. Que la derecha cambia poco en lo sustantivo, aunque no tiene problema alguno en cambiar en lo adjetivo. No lo olviden, que, si lo hacen, pueden acabar aplaudiendo a la Alianza Atlántica y pareciéndose a Biden, un señor que no está para merecer, siendo compasivos, que este señor no lo es.