Del compañero y miembro de Espai Marx, Carlos Valmaseda.
1. Intercambio sobre el futuro del socialismo (observación de Joaquín Miras).
2. Protestas en Nigeria.
3. Hasina acusa a EEUU.
4. Revisión de la teoría marxiana del valor (observación de Manuel Martínez Llaneza).
5. Entrevista Prashad-Mertens.
6. El FPLP nos saca los colores.
7. Competencia en Asia por la descarbonización.
8. Resumen de la guerra en Palestina, 11 de agosto.
1. Intercambio sobre el futuro del socialismo
A Carlo Formenti desde el Foro Comunista Italiano le enviaron un libro con el que no está en absoluto de acuerdo. En su blog ha recogido las interacciones entre todos ellos.
https://socialismodelsecoloxxi.blogspot.com/2024/08/costruire-il-socialismo-del-secolo-xxi.html
Sábado 10 de agosto de 2024. PARA CONSTRUIR EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI NO ES NECESARIO RELEER EL PASADO CON VIEJAS CATEGORÍAS SINO ANALIZAR EL PRESENTE DESDE NUEVAS PERSPECTIVAS
SOBRE UN INTERCAMBIO EPISTOLAR ENTRE AMIGOS DEL FORO COMUNISTA ITALIANO Y YO
Desde hace algún tiempo, mis amigos del Foro Comunista Italiano me han incluido en su lista de correo. Hace unas semanas me enviaron un archivo con un libro de Roberto Gabriele que lleva el mismo título que mi blog (puede descargarse en la siguiente dirección). Me pidieron que hiciera una valoración crítica del mismo y que posiblemente escribiera un prólogo (o un epílogo) con vistas a la publicación que, si no he entendido mal, está prevista para después de este verano. Leí atentamente el texto en cuestión, sin embargo, a medida que avanzaba en mi lectura pasé de una expectativa benévola (debida al hecho de que los amigos del Foro, en comparación con la galaxia de partidos, grupos y grupúsculos neocomunistas que quedan de la disolución del PCI, del PdRC y de diversos matorrales, tienen al menos el mérito de rechazar el atajo de un reagrupamiento ilusorio por suma de lo existente), a una profunda irritación, debida al hecho de que, una vez más, la mirada se centra principalmente en el pasado en busca de errores y traiciones y de un mítico «hilo rojo» que marcaría la continuidad de una auténtica orientación comunista desde el Manifiesto de 1848 hasta nuestros días. En la onda de tal irritación respondí a la invitación anterior con el correo electrónico que reproduzco casi íntegramente a continuación (con sólo algunas correcciones y adiciones menores).
(…) Tengo la sensación de que todos los de la zona neopostcomunista leéis poco o, al menos, no muy atentamente las cosas que escribo en el blog y/o en mis libros. De lo contrario, os habríais dado cuenta de que estoy muy alejado del sesgo memorialista-nostálgico de planteamientos como el de Gabriele (y de muchos, por desgracia casi todos, los demás amigos de la redonda). Para ser brutalmente franco y simplificar al máximo:
1) Ya no creo que exista el socialismo «científico» mencionado en el libro. Lukács, Gramsci y muchos otros (como el benemérito, al menos en el tema que nos ocupa, Preve) han aclarado de una vez por todas que la de Marx (menos la de Engels) es una filosofía de la praxis que no pretende inferir supuestas «leyes» del proceso histórico (Marx lo negó explícitamente en varias ocasiones y Lukacs ha puesto la lápida en su obra maestra La ontología del ser social).Cualquier otra opinión al respecto es basura cientificista y positivista, empezando por las obscenas teorizaciones de Stalin sobre el llamado materialismo histórico y dialéctico. El método marxiano permite comprender tendencias» y no «leyes» en el proceso histórico y definir «posibilidades» y no previsiones, por no hablar de certezas, en relación con procesos históricos que son en gran medida contingentes e imprevisibles;
2) Cuando oigo hablar del desarrollo de las fuerzas productivas como condición previa «objetiva» para la transición al socialismo, pongo la mano en el cañón, pues la cruda realidad (TODAS las revoluciones socialistas victoriosas han tenido lugar en países «atrasados» y TODAS esas derrotas en países industrialmente avanzados) dicta que esta tontería debe tirarse por la borda ;
3) no hay una especie de hilo rojo que vaya del Manifiesto de 1848 a la Revolución Rusa del 17 , a laRevolución China del 49 y a la era post-Mao: que la historia está hecha de infinitas contradicciones, errores, conflictos (de clase y no sólo ideológicos) avances, retrocesos, derrotas, victorias, etc. de los que no se pueden extraer juicios y valoraciones unívocos
4) En cuanto a Lenin falta conciencia de su planteamiento HEREJE y no restaurador de la ortodoxia marxista, que es luego lo que le permitió ganar en el 17, al igual que falta una reflexión seria sobre el significado de la NEP, la defensa del capitalismo de Estado como etapa necesaria de la transición, y otras cosas que hacen inasimilable el pensamiento de Lenin al rígido y burdo esquematismo estalinista;
5) Por último, estoy harto de las reconstrucciones de la catástrofe comunista como efecto de la traición revisionista (los 56 de Jruschov, el giro de Berlinguer, etc., mientras que Togliatti pasa casi desapercibido). Más bien, sería hora de comprender QUÉ HIZO POSIBLES ESTAS TRANSACCIONES, para reflexionar sobre los fallos que había en el mango…
En resumen, hay que repensar toda la teoría revolucionaria fijándose mucho más en lo que ocurrió después de la Segunda Guerra Mundial en el resto del mundo,que en nuestra miserable Europa
Carlo Formenti
Soy consciente de que el lector de este blog, al no haber leído el texto de Gabriele (cosa que puede hacer siguiendo el enlace anterior) puede sentirse desplazado por la dureza de mi crítica. Sin embargo, podrá comprender mejor el objeto de la controversia viendo la doble réplica firmada respectivamente por Paolo Pioppi y el autor del texto que critico, Roberto Gabriele, así como mi posterior dúplica
Correo de Pioppi
Querido Formenti,
Le agradezco su respuesta, que he transmitido a Gabriele, quien probablemente querrá responder a su manera. Por lo que a mí respecta, no me molestan ni la franqueza ni el exabrupto por los que se disculpa, que son, en efecto, bienvenidos si sirven para disipar malentendidos. Y me parece que hay muchos malentendidos, ya que usted nos pone en el montón de los neopostcomunistas o de los devotos de una ortodoxia estéril, es decir, de los que siempre han sido el blanco de nuestras críticas.
He leído atentamente sus dos volúmenes sobre la guerra y la revolución (de la que reconozco que soy capaz) y no es casualidad que le pidiera que leyera y posiblemente comentara el folleto que queremos imprimir. En cambio, creo que usted se ha limitado a «olfatear» nuestros escritos con un enfoque prejuicioso que le hace oler cosas que no le gustan.
De hecho, nuestro trabajo trata de poner el dedo no en la continuidad de una doctrina inoxidable, sino por el contrario precisamente en la necesidad de explicar los momentos de ruptura tanto en la URSS (subrayando que no basta con denunciar el revisionismo y las traiciones, sino que hay que explicar también por qué se produjeron) como en China, donde polemizamos con la tendencia a pasar por alto los conflictos y las contradicciones clamorosas que se han atravesado para llegar a la situación actual, limitándonos a ser propagandistas del socialismo con características chinas como si esto por sí solo resolviera los problemas a los que nos enfrentamos en Italia (el papel asumido por Marx XXI en este sentido es típico).
Véase Formenti,
No somos analfabetos y hemos leído algo, pero no somos académicos y puede ser, de hecho es seguro, que algunas expresiones utilizadas no hayan sido suficientemente aclaradas.Es el caso de la expresión «socialismo científico» que tanto te escandaliza («Hace tiempo que no creo -escribes- que exista algo parecido al socialismo «científico» del que se habla en el libro»). Sin duda hay que historizar esa expresión, que tenía un sentido muy preciso de oposición al utopismo, valorizado también por Marx como precursor, también a la luz de la ambigüedad de la ciencia actual. Pero Marx fue un gran científico, como tal nunca satisfecho con las conclusiones a las que llegó, y como otros grandes científicos dejó un legado que es imposible desdeñar para quienes buscan comprender el proceso histórico en marcha. Tal vez sea mejor hablar de materialismo histórico, como ya propone nuestro folleto en su título, analizando la historia del movimiento comunista internacional a esta luz, o al menos haciendo una lista razonada de las cuestiones a tratar. Todo ello no con espíritu nostálgico, sino con la mirada puesta en el presente y en las contradicciones actuales, como atestiguan las últimas 20 páginas sobre las perspectivas del socialismo en el siglo XXI y el epílogo.
Con Gramsci y Labriola, se puede llamar al materialismo histórico, si se quiere, la «filosofía de la praxis», es decir, la producción humana colectiva no sólo de bienes materiales, sino también de todos los aspectos superestructurales de la sociedad. Más sencillamente, hemos subrayado en el primer capítulo la coexistencia en Marx del científico y del revolucionario, y hemos seguido en los capítulos siguientes los desarrollos, ciertamente no lineales, de esta atención a la realidad y a sus contradicciones y de ser revolucionario al mismo tiempo, que falta en algunos «marxistas» prestigiosos, y que en cambio acompaña subjetivamente a los protagonistas activos y creativos de la gran transformación del modo de producción capitalista de la que Marx el científico había sabido identificar las características básicas y la transitoriedad. En esto hay, en efecto, un «hilo rojo» que hay que redescubrir, y no por nostalgia de un pasado irrepetible.
En este pasado está, y ocupa un lugar muy destacado, Stalin. En tus palabras, aunque con el beneficio del inventario del calor de agosto y otros problemas, se percibe un gran desprecio por su figura, y en esto no haces ningún esfuerzo por distanciarte de la corriente dominante. Bueno, nunca hemos ido por ahí con iconos de Stalin, como tampoco lo hicimos con el librito rojo de Mao. La de «estalinistas», al fin y al cabo, es una etiqueta que suelen poner ad libitum los adversarios, y a estas alturas suele ser sustituida por la de «comunistas». Nosotros aplicamos un método diferente, planteando a cada paso la cuestión de las diversas posibilidades que se presentaban concretamente y de lo acertado o no de las opciones tomadas para las que, como siempre ocurre en la historia, no había respuestas prefabricadas. Este método debería aplicarse también, entre otras cosas, a la cuestión de la NEP, en la que algunos creen ver hoy la solución a todos los problemas de la revolución, sin tener en cuenta las contraindicaciones y olvidando, entre otras cosas, que China partió de la experiencia soviética. En cuanto a los trotskistas, siempre dispuestos a tomar la sartén por el mango, y descontando el hecho de que los epígonos de Trotsky son aún peores que el original (léase para creer las sandeces actuales sobre el sionismo), ¿se imaginan qué habría sido de la revolución rusa si Lenin no hubiera conseguido imponerse a Trotsky (y a los demás, incluido Bucharin) en la paz de Brest? ….
Paolo Pioppi
(Pido disculpas a Pioppi si no he citado también el último párrafo de su correo electrónico, pero su contenido era irrelevante para los temas de debate)
UNA PUESTA A PUNTO SOBRE EL COMUNISMO REAL
respuesta a una carta de Carlo Formenti
Ante el carácter «herético» del correo electrónico enviado por Carlo Formenti en respuesta a nuestra petición de prologar el folleto «Por una interpretación materialista de la historia del movimiento comunista», nos vemos obligados a hacer una defensa oficiosa del movimiento comunista tal como lo entendemos, aunque ello refuerce en él la idea del carácter «memorialista-nostálgico» de nuestra posición.
No queremos lanzar anatemas -no es ésta la fase- sino reiterar con fuerza una posición, por otra parte recurrente a lo largo del texto de nuestro panfleto, que nos parece la única que puede darnos la clave para interpretar la actual fase histórica y, al mismo tiempo, proporcionar también a los comunistas la lucidez para afrontar los dramáticos acontecimientos que todos tenemos ante nosotros.
Vayamos al fondo de las cuestiones planteadas por Formenti. ¿Existe un «socialismo científico» al que puedan referirse los comunistas para comprender las contradicciones del capitalismo y fijar su estrategia? Formenti argumenta que no, e introduce el concepto de «tendencias» y no de «leyes» en la forma en que Marx definió la cuestión. Podemos pasarnos el tiempo debatiendo sobre esto, pero para nosotros es el fondo lo que prima sobre la forma. En otras palabras, no hay movimiento comunista que no base su acción en una interpretación científica de los fenómenos históricos en la que basar su estrategia.
¿Qué es El Manifiesto de 1848? ¿Qué es El Capital en el que Marx analiza la dinámica del sistema capitalista? ¿Qué es, finalmente, la concepción materialista de la historia a la que Marx y Engels dedicaron parte de sus obras? Para nosotros, ésta es la base científica sobre la que descansa la continuidad del movimiento comunista, y aunque criticamos los esquematismos interpretativos que caracterizaron la fase engelsiana de al menos parte del movimiento comunista, reiteramos con Lenin que «sin teoría no hay revolución posible», y las fuentes de la teoría para nosotros son las que hemos citado.
Con el segundo punto de su respuesta, nos parece que el camarada Formenti ha cometido un verdadero desliz interpretativo, malinterpretando el sentido de lo que hemos escrito y acabando por hacer afirmaciones que no resisten un análisis de los hechos.
Nos referimos a la parte de la carta en la que dice que le dan ganas de sacar la pistola cuando oye hablar del desarrollo de las fuerzas productivas como condición de la transición al socialismo, ya que las revoluciones socialistas victoriosas han tenido lugar, sin excepción, en países «atrasados» y desde luego no en los puntos avanzados de desarrollo. Entonces, parece decir Formenti, ¿qué tiene que ver la revolución con el desarrollo de las fuerzas productivas?
Formenti olvida dos cosas: la experiencia china y la naturaleza de la crisis que llevó al colapso del socialismo en la URSS y en los países socialistas europeos. Ambas plantean, por supuesto, la cuestión de las fuerzas productivas. En el caso de China, es más que evidente que la derrota de la Revolución Cultural y la victoria de Deng Xiaoping se produjeron precisamente sobre la cuestión del desarrollo de las fuerzas productivas, es decir, sobre cómo acelerar un proceso de crecimiento económico que resultó decisivo para la supervivencia del socialismo. Por otra parte, en lo que respecta a la URSS y a los países socialistas europeos, el colapso se produjo debido a la incapacidad del grupo dirigente del PCUS para iniciar las transformaciones que habrían podido frenar una crisis interna que desembocó en la contrarrevolución.
Los hechos históricos han demostrado que con un polo imperialista muy activo, la cuestión del equilibrio económico con el sistema capitalista dirigido por Estados Unidos es uno de los retos decisivos para los comunistas en el poder si quieren construir el socialismo. No sólo eso, sino que la fuerza económica de China y de la red de los Brics está cavando la tumba del imperialismo occidental dirigido por Estados Unidos. ¿Tiene esto algo que ver con el desarrollo de las fuerzas productivas?
Formenti arremete contra quienes atribuyen la crisis del movimiento comunista a las «traiciones» de Jruschov, Togliatti, Berlinguer y otros, y sostiene que, para entender esas traiciones, hay que fijarse en la situación objetiva. Además, añade, también hay que mirar más allá de nuestra «miserable Europa» y comprender lo que ha ocurrido y está ocurriendo en el resto del mundo.
Pues bien, mientras tanto -y esto está bien subrayado en el panfleto- no somos de los que insisten en el término «revisionismo», factor puramente ideológico, en la interpretación de los hechos históricos de los que hablamos. De hecho, más allá de los anatemas, hay que explicar contextualmente por qué la URSS se derrumbó y el PCI se autoliquidó. La responsabilidad de los Jruschov o de Occhettos tiene evidentemente algo que ver, así como el reconocimiento de que, más allá de las causas objetivas, hay que hablar de contrarrevolución, como en Francia se hablaba entonces de Thermidor.
No se puede pasar por alto estas cosas mirando a otra parte y recomenzar el discurso sobre la revolución comunista desde cero. Hay que mirar todo el proceso histórico que han vivido los comunistas y encontrar el «hilo rojo» de su acción en la lucha por la transformación social.
Lo que ocurrió en esta «Europa miserable» en los años 90, tanto en el Este como en el Oeste, afecta a todo el movimiento comunista, no sólo por las consecuencias que se derivaron, sino porque es un punto crítico en el desarrollo del movimiento comunista, con el que hay que contar precisamente en lo que respecta al análisis teórico.
En conclusión, no consideramos escandalosa la carta de Carlo Formenti, y pensamos que sobre las cuestiones a las que se refiere debemos volver a ellas y confrontarlas, dada también la ausencia de discusión en el ámbito comunista. Pero sin perder la brújula, que para nosotros está representada por la experiencia histórica del movimiento comunista y las elaboraciones teóricas que lo acompañaron. De los críticos del movimiento comunista real seguimos esperando una demostración práctica de la eficacia de su acción. Por eso nos adherimos a Hegel cuando afirma que lo real es racional.
Roberto Gabriele
MI CONTRARRÉPLICA
¿No debemos «perder la brújula»? ¡Ojalá la hubierais perdido también vosotros, como yo me esfuerzo por hacer desde hace algunos años con mis modestos medios intelectuales, junto con algunos otros supervivientes del naufragio del comunismo occidental! Si efectivamente la brújula por la que os orientáis es la que se desprende de vuestros escritos, queridos amigos y camaradas, sólo puedo invitaros a tirarla por la borda. Pero veamos algunas cuestiones básicas (esquemáticamente, porque no puedo volver a escribir los cientos de páginas que he dedicado al tema).
Antes, sin embargo, algunas referencias que considero indispensables para cualquiera que desee razonar sobre la realidad histórica a la que nos enfrentamos: 1) Lukacs (no el de «Historia y conciencia de clase», que él mismo despachó con la frase «yo era entonces más hegeliano que Hegel», sino el de la obra maestra «Ontología del ser social»); 2) Arrighi (todos los últimos escritos, pero en particular «Adam Smith en Pekín») 3) algo de Preve (el del 84 no el del comunitarismo); algo de Losurdo (no el que escribió que los comunistas deberían aprender de lo mejor del liberalismo); 4) Zhok (véase la «Crítica de la razón liberal»); 5) Visalli (véase el análisis de las teorías de la dependencia desde Baran-Sweezy hasta el cuarteto Amin, Arrighi, Wallerstein, Frank); 6) algunos escritos de Vladimiro Giacché sobre la transición al socialismo; por último, queriendo inmodestamente autocitarme, mis escritos sobre Lukacs (en particular «Sombras rojas» y la introducción a la nueva edición de Ontología). Dicho esto (obviamente no es mi intención inducirles a leer lo que se acaba de enumerar, que sólo sirve para aclarar mi punto de vista, cuando sea de interés) procedo por puntos.
¿Sin teoría no hay revolución? Claro, sólo hay que entender el significado del término teoría… Porque si por teoría se entiende el llamado «socialismo científico», puede que no me lleve las manos a la pistola, pero desde luego me las pongo en el pelo. Por lo tanto: no creo que haya una ciencia burguesa y una ciencia proletaria (los científicos soviéticos que pensaban así parieron monstruos como las teorías de Lysenko sobre la evolución). La ciencia moderna es una y es una mezcla inextricable de conocimiento objetivo sobre el mundo e intereses de clase que, en muchos casos y últimamente cada vez en mayor medida, invalidan todo o parte de ese conocimiento. Lukacs y otros han dejado claro de una vez por todas que el pensamiento de Marx no forma parte de la ciencia en cuestión (si acaso, sus interpretaciones ilustrado-positivistas, sobre todo en el terreno económico, forman parte de ella).
La única ciencia reconocida por Marx, escribe Lukacs, es la historia. Pero cuidado, no se refiere aquí a ese obrobrio estalinista que es el diamat (materialismo histórico y dialéctico) que dio origen a las otras tonterías de las «cinco etapas» (por cierto, producto -desgraciadamente cómplice Engels- de la ambición de construir una «ciencia unificada» de la historia, la naturaleza y la sociedad), por la que se excluye a priori la idea de la existencia de algo así como la «necesidad» histórica (las llamadas leyes históricas): el análisis histórico no hace predicciones a priori sobre el futuro, sino que descubre a posteriori las dinámicas (tendencias) que han producido determinados resultados del proceso histórico (por cierto, Marx, en una polémica carta al revisor ruso de El Capital, negó explícitamente que hubiera pretendido identificar leyes universalmente válidas del proceso histórico: el texto se cita en la antología «India, China Rusia» publicada en 1960 por Saggiatore).
Si entonces quisiéramos extraer del Manifiesto del 48 la descripción de tales leyes, me siento peor: se trata de un texto ultractualizado y lleno de predicciones rotundamente erróneas (la reducción de las clases al binomio capital-trabajo, la negación del potencial revolucionario de las masas campesinas, la teoría del empobrecimiento progresivo y, por último, pero no por ello menos importante, la globalización: la tesis que entusiasma a los apologistas del imperio de las barras y estrellas à la Negri pero que la incuestionable inversión de tendencia actual está falsificando). Este juicio podría extenderse a muchos otros textos canónicos, con la excepción de la mayor parte de El Capital.
La cuestión es que Marx no era un «marxista», es decir, no era un científico, y al fin y al cabo (diga lo que diga Preve, que incluso le da la licencia de idealista) ni siquiera era un filósofo (véanse las glosas a Feuerbach), lo suyo era más bien (los últimos en entenderlo en Italia, antes de que Lukacs lo reiterara, fueron Labriola y Gramsci, a añadir a la lista de lecturas de arriba) filosofía de la praxis que evitaba la oposición metafísica entre idealismo y materialismo y leía la realidad concreta en función de la lucha de clases. De ahí que estuviera dispuesto a reformular la teoría de vez en cuando a partir de esos análisis concretos (véase la hipótesis, en total contraste con las afirmaciones anteriores, de la posibilidad de una transición directa al socialismo de las comunidades campesinas rusas sin pasar por la horca del capitalismo, retomada por los marxistas latinoamericanos y africanos para realzar el potencial anticapitalista de ciertas comunidades originarias: cf. Linera, Dussel, Cabral, etc.).
Volviendo a la cuestión de las fuerzas productivas aquí, tu lectura de los «hechos» (que, notoriamente, si se observan a través de las gafas equivocadas dan resultados bastante extraños) es curiosa. Los hechos nos dicen que de las teorías de Marx y Engels sobre la transición al socialismo (véase lo que escribe Giacché sobre ellas) no queda hoy piedra sobre piedra. En primer lugar, el «hecho» sigue siendo que ningún país industrial avanzado ha hecho (aparte de los intentos abortados tras la Primera Guerra Mundial) la revolución (porque sus respectivos proletariados estaban felizmente integrados en el sistema), mientras que ésta tuvo lugar en los «eslabones débiles» (Lenin docet) y tuvo como protagonistas a las amplias masas campesinas aliadas a proletariados en formación y pequeñas burguesías urbanas.
Entonces, ¿qué nos dice el éxito de China? Nos dice que para resistir el impacto del cerco capitalista era necesario reintroducir el mercado, y no sólo en el campo, sino también en la gran industria. La sociedad china actual es una sociedad de mercado, en la que el partido-Estado mantiene el control de las finanzas y de ciertos sectores clave e impide que la burguesía acceda al poder político. Se trata de un sistema mixto sin precedentes históricos, que nadie había previsto y que sólo Arrighi ha empezado a analizar seriamente (apreciando las características histórico-culturales específicas de la nación china). Lenin había tenido intuiciones similares en la época de la NEP (desarrolladas sólo en parte, ya que la situación socioeconómica rusa era muy diferente de la china medio siglo después). No tengo espacio aquí para discutir las analogías con los experimentos de las revoluciones bolivarianas y las de las colonias portuguesas.
¿Y la Unión Soviética? ¿Crees seriamente que su colapso se debió a que perdió la carrera por desarrollar sus fuerzas productivas frente al Occidente capitalista? ¿No te sugiere nada la rapidez con la que surgió una sociedad en la sombra y se hizo rápidamente con el control de la nación, la economía, la cultura, etc.? Por supuesto que fue una contrarrevolución, pero no un golpe de burócratas y revisionistas vendidos, ¡no hay contrarrevolución sin raíces de clase! Las clases en Rusia, a pesar de las destituciones del régimen, nunca desaparecieron y las clases burguesas explotaron los intersticios del sistema para preparar su propia venganza, que celebraron en cuanto tuvieron la oportunidad (que les dio una clase dirigente incapaz de leer la composición social y la dinámica de su país).
Paso por alto a Stalin (el mérito de la derrota del nazismo prefiero atribuírselo al patriotismo heroico de su pueblo y a la pericia de los generales que sobrevivieron a sus purgas) porque no creo que su «obra» ofrezca ningún punto teórico serio para la discusión. Ça suffit por ahora (me he extendido demasiado), concluiré diciendo que me temo que no hay «hilos rojos» que recuperar y que no concluiremos nada a menos que reconozcamos que estamos en el año cero y que la tarea más urgente no es escrutar el pasado, porque allí no encontraremos respuestas para los desafíos tan reales y terribles a los que nos enfrentamos, sino analizar el presente con nuevas herramientas.
Carlo Formenti
Observación de Joaquín Miras:
Los tres nombres que él cita sí dicen lo que él dice. Por ejemplo: Lukács propone un proceso de creación de una causa eficiente, un movimiento de masas que luche por el control de la actividad, o sea, la democracia, o, dicho de otro modo, la democratización en proceso permanente, y no propone palabras para el radiante porvenir: socialismo o lo que sea. Ser comunista es ser igualitarista y estar por ese proceso, que tiene sus problemas -era una sociedad post capitalista-. La dialéctica de metabolismo con la naturaleza hace que haya personas que tengan conocimientos técnicos muy específicos -el ejemplo suyo, de fines de los sesenta, es la energía nuclear-, y los que tienen conocimientos de calibre tienen más poder material, y eso no se puede resolver con simples leyes y funcionarios -si lo sabría él, eso es la burocracia socialista, se hace una ley y todo resuelto- con lo que el proceso de democratización sustantiva es dinámico y tiene luchas internas. Por supuesto es totalmente contrario a la democracia como elección de gobernantes. Eso es no salir de la supeditación infantilizante. Se trata de que las personas generen nueva antropología mediante su nueva actividad de lucha por el control sustantivo de la actividad que ellas generan (poder = control de la actividad).
De hecho el mejor Lenin estaba, no por el mañana o por la tarde, -el socialismo-, sino por el aumento de la fuerza organizativa del PODER REVOLUCIONARIO. Dicho en aristótélico: no por la causa final sino por la fuerza y la persistencia de la Causa Eficiente, y ya esa, si existe, ella irá viendo.
2. Protestas en Nigeria
También en Nigeria se están dando movilizaciones por el empeoramiento de las condiciones de vida. https://links.org.au/economic-
La penuria económica desata una protesta nacional en Nigeria
Por Baba Aye Publicado el 10 de agosto de 2024
Publicado por primera vez en Socialist Workers League (Nigeria).
Decenas de miles de personas han salido a las calles de Nigeria en las protestas nacionales #EndBadGovernance contra la penuria y el hambre, desde el 1 de agosto. Se espera que esta fase del movimiento de protesta dure hasta el 10 de agosto. Se han celebrado manifestaciones en el Territorio de la Capital Federal, Abuja, así como en 29 de los 36 estados de la federación. En los siete estados en los que no hubo protestas en las calles, los residentes se unieron a la protesta nacional sentados en sus casas, como ocurrió en Enugu.
Según el sector privado organizado, la economía nigeriana perdió 500.000 millones de nairas (305 millones de dólares) sólo el primer día.
Al menos 13 personas murieron ese día a manos de las fuerzas de seguridad, que se enfrentaron a los manifestantes en algunos estados con balas reales, según Amnistía Internacional. Y para el 3 de agosto, el número de muertos, según el Congreso Laboral de Nigeria, podría haber ascendido a más de 40. También se han producido detenciones masivas. Más de 1.200 personas han sido detenidas. Pero todo ello no ha conseguido aplacar la ira masiva que impulsa las protestas.
Hubo llamamientos para que el presidente se dirigiera al pueblo, aunque los organizadores insistieron en que les preocupaba más que se atendieran sus demandas que un mero discurso presidencial. Finalmente, el Presidente Bola Ahmed Tinubu se dirigió a la nación el domingo. Como era de esperar, su discurso estuvo cargado de autoelogios, pero escaso de contenido serio sobre cómo se mejorarían las penurias de la gente, más allá de las promesas vacías de que estos tiempos difíciles conducirían a una mayor prosperidad en un futuro indefinido.
En el transcurso de su discurso aludió a que las protestas eran el designio de «unos pocos con una clara agenda política para destrozar esta nación», con una amenaza apenas velada de «garantizar el orden público». Al mismo tiempo, instó a los manifestantes «que desean un país mejor y más progresista» a suspender las protestas y abrazar el diálogo.
Algunos reformistas en las filas de los manifestantes, así como algunos claramente quintacolumnistas, se han hecho eco de la desconvocatoria de las protestas, tras el discurso del presidente. De hecho, algunos, entre ellos algunos ex izquierdistas, habían pedido a los manifestantes que abandonaran las calles tras los dos primeros días, diciendo que su punto de vista había quedado claro y que, con la violencia que se había registrado en varios estados, no había necesidad de continuar en las barricadas.
Pero esas posturas no representan el estado de ánimo en las trincheras de este movimiento. En Lagos, Abuja y en todo el país, el espíritu de resistencia ha permanecido inquebrantable, a pesar del aumento de los ataques de la policía y los matones alineados con el partido gobernante.
El camino hacia #DaysOfRage
El principal motor de esta protesta nacional son las insoportables penurias y el hambre que llevan a millones de nigerianos al borde de la cordura y de la vida misma, como consecuencia de las políticas económicas del actual gobierno. Ha sido el que más ha aplicado las políticas neoliberales. De hecho, mientras se dirigía a los zares de los negocios en Alemania el pasado noviembre, el Presidente Tinubu declaró que merecía el reconocimiento del Guinness World Records por sus reformas económicas.
Durante su toma de posesión, el 29 de mayo de 2023, se limitó a anunciar que «se acababa la subvención de la gasolina», lo que provocó un aumento inmediato del 240% del precio del combustible en los surtidores. La moneda también perdió un 70% de su valor frente al dólar, tras devaluarse en junio de 2023, y también a principios de 2024.Una subida de las tarifas eléctricas de más del 300% también ha sumido en la preocupación a hogares, empresas, escuelas y hospitales. La inflación de los precios al consumo, que había alcanzado una media del 13,0% entre 2002 y 2022, se sitúa ahora en el 34,%. Lo que esto significa en términos concretos para los trabajadores del país es que decenas de millones de personas apenas pueden alimentarse, pagar sus alquileres o costearse la atención sanitaria en un país donde más del 76% del gasto sanitario corre a cargo del bolsillo. Ahora la gente muere de enfermedades fácilmente tratables.
Mientras tanto, las demandas de la clase trabajadora de un salario digno como el nuevo salario mínimo nacional se vieron amenazadas por el desprecio. Después de mucho ruido y pocas nueces, los sindicatos se conformaron con un aumento del salario mínimo nacional de 30.000 a 70.000 rupias, que se convirtió en ley en julio. Pero, en realidad, los salarios reales han bajado, y mucho, una vez más. N30.000 cuando se acordó en 2019 era de 83,50 dólares (el salario mínimo de 2011 de N18.000 era de 115,68 dólares). Pero el nuevo salario mínimo de N70.000 es de solo 46,35 dólares.Los trabajadores de la economía informal se encuentran en una situación aún más terrible. Apenas tienen dónde acudir para obtener créditos. Y otros trabajadores apenas encuentran dinero para pagar las cosas que les compran.
El estado generalizado de penuria y hambre de los trabajadores del país era una receta para la rebelión. La primera oleada estalló espontáneamente a principios de febrero en el estado de Níger (centro-norte) y en Kano (noroeste). En dos semanas se había extendido a varios estados, incluidas otras zonas geopolíticas del norte y el sur del país. La entrada en escena del Congreso Laboral de Nigeria, que declaró los días 27 y 28 de febrero como días de protesta de los trabajadores de todo el país, generalizó aún más el impulso, aunque los sindicatos se apaciguaron tras sólo el primer día. La oleada continuó en marzo, bajo la atmósfera de una inminente huelga general que los sindicatos habían creado, pero que no consiguieron cumplir. Esto contribuyó significativamente a la extinción de ese primer acto de un momento en desarrollo, del que los #DaysOfRage de agosto son el segundo acto. Pero incluso en ese momento, estaba claro para cualquier ojo perspicaz que la primera ronda de protestas era un heraldo de lo que podría ser un período de intensa resistencia de masas contra el Estado y sus políticas que están haciendo la vida insoportable para las masas trabajadoras.
A raíz de la revuelta de los jóvenes kenianos, empezaron a circular por varias redes sociales propuestas de #DaysOfRage para protestar contra el hambre en el país y #EndBadGovernance. Al principio fue incipiente. El movimiento Take It Back, que formaba parte de esta emergencia discursiva en línea, intervino con Omoyele Sowore, su coordinador nacional, realizando una encuesta en línea para destilar un conjunto compartido de demandas. A medida que se agudizaban los llamamientos a la acción y se acercaba la fecha fijada del 1 al 10 de agosto, reformistas liberales como Peter Obi, del Partido Laborista, así como el Congreso Laboral de Nigeria y el Congreso de Sindicatos, dejaron claro que no iban a participar en las protestas, pero instaron al gobierno a respetar la libertad de asociación y expresión de los manifestantes. Mientras tanto, grupos de la izquierda con poca o ninguna influencia en el movimiento emergente reivindicaron ser sus «líderes».
El Estado nigeriano, por su parte, sacó a relucir toda su artillería para impedir que se celebrara la acción masiva. Varios funcionarios del Estado amenazaron al gobierno con aplastar cualquier intento de organizar las protestas del #DaysOfRage. También se recurrió al chantaje y al alarmismo. Se recurrió a pastores, obispos, imanes, gobernantes tradicionales, académicos y un sinfín de personas respetadas para que se hicieran eco de las posturas de la clase dirigente: las protestas conducirían al caos, las protestas nunca han conseguido nada, los quintacolumnistas secuestrarían las protestas aunque empezaran como manifestaciones pacíficas, etc. Pocos días antes del inicio de los #DaysOfRage, Lagospedia, una cuenta X con más de 41.000 seguidores que afirma proclamar las virtudes de Lagos, lanzó una campaña #IgboMustGo.
Todo esto no funcionó. El ambiente de un gran movimiento en los horizontes era palpable. El Estado y sus secuaces cambiaron de táctica. Empezaron a difundir noticias falsas de que la protesta se había pospuesto al 1 de octubre, el Día de la Independencia de la Bandera. Hubo rápidas réplicas de varios sectores de personas que se organizaban en favor del movimiento de protesta. La última carta de reacción antes de que se desplegara el movimiento fue un intento de domesticarlo. Para ello se emplearon varias tácticas. La más estratégica fue con una serie de órdenes judiciales en vísperas de la protesta, que limitaban las manifestaciones a lugares designados donde el Estado preveía que se limitaría la interrupción de las actividades públicas. Las fuerzas de seguridad hicieron una demostración de fuerza en varias ciudades importantes. Y al amanecer del 1 de agosto, estaban estratégicamente situadas en todas las capitales de Abuja y de los estados, para cortar de raíz las protestas o, al menos, reducirlas a la insignificancia.
Dinámica, trayectorias y perspectivas
Las manifestaciones presentan dinámicas peculiares en las distintas regiones, así como en los distintos Estados de las mismas regiones. Estas reflejan en parte la naturaleza de las fuerzas sociales y los elementos de diferencias en las historias de sus repertorios de resistencia. Se ha hablado mucho de que las protestas han degenerado en violencia, incluso por parte del Presidente Tinubu. Incluso Ebun-Olu Adegboruwa, que había intervenido como abogado de los organizadores de la protesta unos días antes, hizo un llamamiento a los manifestantes el 2 de agosto para que «se retiraran del recinto de la protesta» y «suspendieran las protestas inmediata e indefinidamente» porque «se decía que las protestas habían sido secuestradas con agentes patrocinados».
Lo que este tipo de llamamientos no supo apreciar no es sólo la diversa naturaleza de la violencia, sino que la única forma constante, en prácticamente todos los estados, fue la desatada por el Estado y sus agentes patrocinados. En algunos casos, la policía trabajó codo con codo con los matones para atacar las concentraciones. En la mayoría de los casos en que los matones actuaron solos, en los primeros días fueron repelidos por el gran número de manifestantes. Cuando la policía actuó sólo en su nombre, se atrevió a disparar gases lacrimógenos e incluso balas reales, con el resultado de víctimas mortales. Los manifestantes también desataron la violencia en varios estados del Norte, especialmente en respuesta a la violencia policial. Un caso tragicómico fue el de un policía que murió a manos de su compañero mientras disparaba contra manifestantes en el estado noroccidental de Katsina.
Cuando el genio de la violencia salió de la botella, se produjeron incendios y saqueos. Los gobiernos estatales intervinieron para proteger la propiedad y restablecer el orden. El gobierno del estado de Katsina declaró el toque de queda de 24 horas en el gobierno local de Dutsinma y de 12 horas en el resto de áreas de gobierno local del estado. Otros cinco estados repartidos por las tres zonas geopolíticas del Norte también han decretado el toque de queda. Los organizadores de las protestas fueron detenidos en sus domicilios durante el fin de semana, y la policía inició registros casa por casa para recuperar «propiedades saqueadas».
En los estados afectados del noreste y el centro-norte, los manifestantes desafiaron los toques de queda tras unos días de acatamiento. El 3 de agosto, los manifestantes volvieron a salir a la calle en Kano, la segunda ciudad más grande después de Lagos. Según los informes, uno de los manifestantes dijo: «Preferimos morir de balas que morir de hambre, no podemos quedarnos en casa y morir de hambre». Curiosamente, varios manifestantes de Kano marcharon con la bandera rusa izada en alto. Una situación similar se produjo en Katsina dos días después, aunque Rusia se ha desvinculado de ello. Los manifestantes no sólo ondeaban la bandera rusa en estos estados, sino que también pedían la toma del poder por los militares para salvar a las masas pobres, como lo que suponían que era la situación en los estados del Sahel, en particular Níger, con los que comparten historia, cultura e incluso parentesco.
La violencia en los estados del sur fue en gran parte unilateral: de la policía y los matones. Pero no fue así del todo. En el estado de Delta, un policía disparó e hirió a un manifestante el 2 de agosto. La protesta, hasta entonces pacífica, se tornó violenta. Jóvenes y mujeres del mercado intentaron linchar al presidente del gobierno local, que afortunadamente salió ileso.
En Lagos, el epicentro se situó en torno al Parque de la Libertad Gani Fawehinmi, en Ojóta, uno de los principales puntos de entrada al estado, con miles de manifestantes procedentes de distintas partes del estado cada día. También había sido el epicentro en Lagos del levantamiento #OccupyNigeria de enero de 2012. El estado lo designó como lugar de la protesta #EndBadGovernance en Lagos con una trampa: los manifestantes debían entrar en el parque cerrado. Su resistencia llevó a la policía a concederles que ocuparan los alrededores del parque sin quedar atrapados en sus instalaciones. Hubo otros puntos de concentración en desafío a la directiva estatal, como frente a la Asamblea del Estado de Lagos en Alausa. Pero ninguno congregó a tanta gente como el de Ojota.
El entusiasmo de los manifestantes era palpable. El viernes, los coordinadores de la barricada sugirieron un descanso de fin de semana, hubo un fuerte grito de no, como respuesta. Al día siguiente, había hasta cinco mil personas en el lugar de la concentración. Sin embargo, se acordó que el domingo sería un día tranquilo. Tras el discurso del presidente Tinubu el domingo, los quintacolumnistas intentaron aprovechar la oportunidad de la escasa participación prevista y la ausencia de la mayoría de los camaradas que habían ejercido allí el liderazgo para desmovilizarse, alegando que la protesta se había desconvocado. Este engaño, unido a una presencia antidisturbios mucho más masiva, hizo que el número de manifestantes allí el lunes disminuyera. Había menos de mil personas, el menor número desde que comenzó la protesta.
Curiosamente, el lunes pudo celebrarse una protesta en el estado de Ondo, donde unos matones habían atacado a unos activistas que se reunían para protestar el primer día de los #DaysOfRage. Esto podría inspirar acciones en algunos de los siete estados restantes.
Conclusión
La protesta nacional en curso sería el tercer movimiento masivo de protesta en la Nigeria del siglo XXI, tras el levantamiento #OccupyNigeria de 2012 y la rebelión #EndSARS de 2020. Pero, mientras que 2012 y 2020 comenzaron como respuestas populares en gran medida espontáneas y sin un tiempo establecido, estos #DaysOfRage comenzaron con fechas de inicio y fin claramente definidas. Dentro de la «falta de estructura» y «falta de líderes» que definió el #EndSARS y la mayoría de los movimientos sociales de inspiración autonomista que se están desarrollando (consciente o inconscientemente) desde #OccupyWallStreet, está surgiendo un sentido de organización. Esto es posible en gran medida gracias al papel de una plataforma nacional de izquierda radical y no sectaria, el movimiento Take It Back, que fue igualmente fundamental para cohesionar las demandas y la movilización del movimiento #EndSARS.
Los sindicatos también podrían estar perdiendo su relevancia como fuerza social totalmente representativa de la clase trabajadora. Lo que ocurrió los días 1 y 2 fue efectivamente una huelga general. Pero sería crucial que el movimiento emergente fuera capaz de ir más allá de laparticipación pasivade los trabajadores de base y se comprometiera activamente en la construcción del poder de los trabajadores.
También es significativo que las reivindicaciones de esta protesta comenzaran donde terminaron las reivindicaciones de #EndSARS antes de que se ahogara en sangre: #EndBadGovernance. Fomentar la comprensión de la necesidad de un cambio de sistema y una democracia revolucionaria desde abajo, arraigada en el poder de los trabajadores, para «acabar con el mal gobierno» es de suma importancia para el trabajo político de la izquierda en el período que se está desarrollando. Esto, entre otras cosas, ayudaría a disipar las ilusiones en Putin, Rusia y el vanguardismo militar de cualquier tipo.
Ya ha pasado la mitad de los #DaysOfRage. A la luz de la represión y las artimañas lanzadas contra él, el movimiento de protesta ha sido, en gran medida, un éxito. Mucho más importante que los próximos días es la tierra que ha arado para las semillas de una próxima ola de vendaval, y que es probable que sea muy pronto.
Como señalaron los organizadores de la protesta cuando el Estado estaba buscando a personas a las que responsabilizar como movilizadores de la protesta, los principales movilizadores son el hambre y la penuria generalizada en el país. Y no hay indicios de que vayan a desaparecer pronto.
3. Hasina acusa a EEUU
Bhadrakumar sigue pensando que el cambio en Bangladesh se ha producido por la intervención occidental. https://www.indianpunchline.
Publicado el 11 de agosto de 2024 por M. K. BHADRAKUMAR
Sheikh Hasina se pronuncia sobre el complot estadounidense
El reportaje exclusivo que publica hoy el Economic Times con las primeras declaraciones de Sheikh Hasina tras su destitución será una bofetada en la cara de los papanatas de nuestro país que se explayan elocuentemente sobre los acontecimientos en ese país como un momento de democracia independiente en la política regional.
Hasina declaró a ET: «Dimití para no tener que ver la procesión de cadáveres. Querían llegar al poder sobre los cadáveres de los estudiantes, pero no lo permití, dimití del cargo de primer ministro. Podría haber seguido en el poder si hubiera renunciado a la soberanía de la isla de San Martín y hubiera permitido que Estados Unidos dominara el golfo de Bengala. Ruego a la gente de mi tierra: ‘Por favor, no os dejéis manipular por los radicales'».
El informe de ET, que cita fuentes de la Liga Awami, da a entender que el verdugo de la revolución de colores en Bangladesh no es otro que Donald Lu, el actual subsecretario de Estado para Asuntos del Sur y Asia Central que visitó Dhaka en mayo.
Esto es bastante creíble. Una comprobación de los antecedentes del historial de Lu revela la historia. Este «diplomático» chino-estadounidense fue funcionario político en Peshawar (1992 a 1994); asistente especial del embajador Frank Wisner (cuyo linaje familiar como operativos del Estado Profundo es demasiado conocido para ser explicado) en Delhi (1996-1997); posteriormente, como jefe adjunto de la misión en Delhi de 1997 a 2000 (durante la cual su cartera incluía Cachemira y las relaciones entre India y Pakistán), heredando el puesto, curiosamente, de Robin Raphel, cuya reputación como bête noire de India aún está viva en la memoria: analista de la CIA, miembro de grupos de presión y «experto» en asuntos de Pakistán.
De hecho, Lu visitó Bangladesh a mediados de mayo y se reunió con altos funcionarios del gobierno y líderes de la sociedad civil. Y poco después de su visita, Estados Unidos anunció sanciones contra el entonces jefe del ejército bangladeshí, el general Aziz Ahmed, por lo que Washington calificó de implicación en «corrupción significativa. «
Tras su visita a Dhaka, Lu declaró abiertamente a Voice of America: «Promover la democracia y los derechos humanos en Bangladesh sigue siendo una prioridad para nosotros. Seguiremos apoyando la importante labor de la sociedad civil y los periodistas y abogando por los procesos e instituciones democráticos en Bangladesh, como hacemos en países de todo el mundo…».
«Nosotros [Estados Unidos] condenamos abiertamente la violencia que empañó el ciclo electoral [en enero] y hemos instado al gobierno de Bangladesh a que investigue de forma creíble los incidentes de violencia y exija responsabilidades a los autores. Seguiremos comprometidos con estas cuestiones…».
Lu desempeñó un papel proactivo similar durante su anterior misión en Kirguistán (2003-2006), que culminó con una revolución de colores. Lu se especializó en impulsar y organizar revoluciones de colores que condujeron a cambios de régimen en Albania, Georgia, Azerbaiyán, Kirguistán y Pakistán (derrocamiento de Imran Khan).
La revelación de Sheikh Hasina no ha podido sorprender a la inteligencia india. En el periodo previo a las elecciones celebradas en Bangladesh en enero, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso había denunciado abiertamente que la diplomacia estadounidense estaba cambiando de táctica y planeando una serie de acontecimientos para desestabilizar la situación en Bangladesh en el escenario postelectoral.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores declaró en un comunicado en Moscú: «Los días 12 y 13 de diciembre, en varias zonas de Bangladesh, opositores al actual gobierno bloquearon el tráfico rodado, quemaron autobuses y se enfrentaron a la policía. Vemos una relación directa entre estos sucesos y la actividad incendiaria de las misiones diplomáticas occidentales en Dhaka. En particular, la del embajador estadounidense P Haas, de la que ya hablamos en la sesión informativa del 22 de noviembre.
«Hay serias razones para temer que en las próximas semanas se utilice un arsenal de presión aún más amplio, incluidas sanciones, contra el gobierno de Bangladesh, que es indeseable para Occidente. Las industrias clave pueden ser objeto de ataques, así como una serie de funcionarios que serán acusados sin pruebas de obstruir la voluntad democrática de los ciudadanos en las próximas elecciones parlamentarias del 7 de enero de 2024.
«Por desgracia, hay pocas posibilidades de que Washington entre en razón y se abstenga de otra burda injerencia en los asuntos internos de un Estado soberano. No obstante, confiamos en que, a pesar de todas las maquinaciones de fuerzas externas, la cuestión del poder en Bangladesh la decidirá en última instancia el pueblo amigo de este país, y nadie más.»
No obstante, Moscú y Pekín han adoptado una postura escrupulosamente correcta de no injerencia. Fiel al pragmatismo ruso, el embajador de Moscú en Bangladesh, Alexander Mantytsky, señaló que su país «cooperará con cualquier líder y gobierno elegido por el pueblo de Bangladesh que esté dispuesto a un diálogo igualitario y mutuamente respetuoso con Rusia».
Dicho esto, tanto Rusia como China deben estar preocupadas por las intenciones de Estados Unidos. Además, no pueden sino mostrarse escépticos sobre la forma de las cosas que están por venir, dado el pésimo historial de los regímenes clientes de Estados Unidos catapultados al poder mediante revoluciones de colores.
A diferencia de Rusia, que tiene intereses económicos en Bangladesh y es parte interesada en la creación de un orden mundial multipolar, los intereses de seguridad de China e India se verán directamente afectados si el nuevo régimen de Dhaka no cumple lo prometido y el país cae en la crisis económica y la anarquía como Estado fallido.
Por lo tanto, es discutible si este cambio de régimen en Dhaka, planeado por Washington, está «centrado en India» o no. El quid de la cuestión es que, en la actualidad, India está flanqueada al oeste y al este por dos regímenes hostiles que están bajo la influencia de Estados Unidos. Y esto ocurre en una coyuntura en la que abundan los indicios de que la política exterior independiente del gobierno y su obstinada adhesión a la autonomía estratégica han trastornado la estrategia Indo-Pacífica de Estados Unidos.
Lo paradójico es que la revolución de color en Bangladesh se puso en marcha una semana después de la reunión ministerial de la Cuadrilateral en Tokio, que, por cierto, también fue una iniciativa estadounidense organizada a toda prisa. Posiblemente, la clase dirigente india se dejó llevar por una sensación de complacencia .
El ministro británico de Asuntos Exteriores, David Lammy, se puso en contacto telefónico con el ministro de Asuntos Exteriores, S. Jaishankar, el 8 de agosto, coincidiendo con el nombramiento del gobierno interino en Dhaka, que el Reino Unido ha acogido con satisfacción, al tiempo que ha instado a «una vía pacífica hacia un futuro democrático inclusivo» para Bangladesh, por mucho que el pueblo de ese país merezca «rendir cuentas». [Énfasis añadido].
India guarda silencio. La única manera de que Bangladesh pueda salir de la trinchera es mediante un proceso democrático inclusivo. Pero el nombramiento, aparentemente por recomendación de los estudiantes, de un abogado formado en Estados Unidos como nuevo presidente del Tribunal Supremo de Dhaka es otra señal ominosa de que Washington está estrechando el cerco.
En este contexto geopolítico, un comentario publicado el jueves en el diario chino Global Times, titulado China-India relations easing, navigating new realities, da que pensar.
Hablaba del imperativo para India y China de «crear un nuevo tipo de relación que refleje su estatus de grandes potencias… Ambos países deben acoger y apoyar la presencia del otro en sus respectivas regiones vecinas». De lo contrario, subrayaba el comentario, «será difícil mejorar el entorno diplomático de ambos países».
El cambio de régimen en Bangladesh es testimonio de esta nueva realidad. La conclusión es que, mientras que, por un lado, los indios se creyeron la narrativa estadounidense de que son un «contrapeso a China», en realidad, Estados Unidos ha empezado a explotar las tensiones entre India y China para mantenerlas separadas con vistas a avanzar en su propia agenda geopolítica de hegemonía regional.
Delhi debería tener una visión estratégica de dónde estarían sus intereses en este cambio de paradigma, ya que la forma habitual de pensar o de hacer algo en nuestra vecindad se ve bruscamente sustituida por una experiencia nueva y diferente que Washington ha impuesto unilateralmente. Lo que quizá no hayamos comprendido es que las semillas del nuevo paradigma ya estaban presentes en el existente.
4. Revisión de la teoría marxiana del valor.
Reseña del libro de Michael Heinrich sobre la teoría marxiana del valor a partir de las novedades de MEGA2 -publicado ahora en italiano, pero originalmente en alemán hace ya bastantes años-. https://www.sinistrainrete.
La ciencia del valor
Crítica de Ascanio Bernardeschi
Michael Heinrich, La scienza del valore. La critica marxiana dell’economia politica tra rivoluzione scientifica e tradizione classica, a atención por Riccardo Bellofiore e Stefano Breda, tr. en. por Stephen Breda, Pgreco ediciones, Milan 2023, pp. 559, 26,60 €.
Durante demasiados años, en Italia no se han difundido adecuadamente los importantes estudios basados en la nueva edición crítica de las obras de Marx y Engels (Mega2). Una ruptura significativa de este ensordecedor silencio se produjo en 2001 con la publicación por Roberto Fineschi de Ripartire da Marx, del que recientemente se ha publicado una edición actualizada titulada La logica del capitale (Istituto Italiano per gli Studi Filosofici Press, Nápoles 2021). Fineschi también dirigió la valiosa nueva edición del primer libro de El Capital, que incluye un volumen de aparatos que documentan importantes variaciones entre las distintas ediciones. Por supuesto, ha habido otros ensayos sobre el tema de autores italianos, pero la primera traducción importante de una obra de un estudioso extranjero me parece la casi inencontrable Dialéctica de la forma del valor , de Hans Georg Backhaus (Editori Riuniti, Roma 2009). Por tanto, es de agradecer que a finales de 2023 se publique la traducción de una gran obra de Michael Heinrich, cuya primera edición alemana data de 1991, revisada considerablemente en ediciones posteriores: Die Wissenschaft vom Wert. Die Marxsche Kritik der politischen Ökonomie zwischen wissenschaftlicher Revolution und klassischer Tradition. Breda nos advierte acertadamente de que la traducción de Wissenschaft con ciencia no responde plenamente al significado original y podría llevar al lector a una yuxtaposición con las ciencias exactas, mientras que el término alemán se utiliza para referirse en general a las actividades sistemáticas de producción de conocimiento. Basta pensar, por ejemplo, en el título de la gran obra de Hegel, Die Wissenschaft der Logik, la conocida Ciencia de la Lógica.
El libro incluye unas extensas notas introductorias de Riccardo Bellofiore, que en realidad constituyen un ensayo dentro del ensayo. Bellofiore confronta los principales elementos de la obra de Heinrich, como en un diálogo a distancia. El elemento más significativo tratado es la relación entre dinero, valor y precio en la teoría del capital, con la conceptualización del trabajo asalariado y del dinero-crédito, en línea con otros escritos recientes del co-comisario. Otros aspectos son la caída tendencial de la tasa de ganancia y las crisis. Ni siquiera hay espacio aquí para esbozar estas interesantes reflexiones; baste decir que si él se declara «crítico comprensivo» de la obra de Heinrich, lo mismo podría decir yo con respecto a Bellofiore. En otra nota introductoria, Vittorio Morfino se centra en la relación entre Heinrich y Louis Althusser, y lo hace revisando cuidadosamente diversos pasajes de las obras más importantes del filósofo francés. La nota sostiene que ciertos conceptos althusserianos constituyen el punto de partida de Heinrich, permitiéndole identificar un campo teórico común a los clásicos y a los neoclásicos (antropologismo, individualismo, abstraccionismo y empirismo), así como captar la importancia de la ruptura marxiana con este campo.
Llegando a la obra de Heinrich, nos encontramos ante un trabajo monumental. La primera parte consiste en un examen crítico de la teoría económica clásica -y de su recepción «inadecuada y distorsionadora» por Marx- y de la teoría marginalista. Con respecto a los clásicos, se subraya la discontinuidad absoluta entre las mejores adquisiciones del Marx maduro y el «campo teórico» de Smith y Ricardo, campo que, en contra de la opinión del filósofo de Tréveris, se pretende común al de la economía vulgar. Habría mucho que discutir al respecto, pero no es el caso aquí de detenerse en la espinosa cuestión.
La segunda parte consiste en una precisa reconstrucción de la laboriosa evolución del pensamiento materialista de Marx, desde su adhesión a la izquierda hegeliana y al materialismo incompleto de Feuerbach hasta su superación y la crítica de la economía política. El autor, aunque critica ciertos aspectos de la interpretación althusseriana, se adhiere a la tesis del filósofo francés de que nos encontramos ante una clara ruptura desde los Manuscritos económico-filosóficos del 44 hasta La ideología alemana y la Crítica de la economía política. En esta sección se ilustra de manera convincente la nueva concepción marxiana de la ciencia. La tercera parte se adentra en la crítica de la economía política, ilustrando preliminarmente tanto el plan original de Marx en siete libros como las modificaciones posteriores que determinaron la estructura de El Capital. Esta gran parte se centra en la teoría del valor, acertadamente denominada «monetaria», y señala que, aunque trata el dinero como una mercancía -la «mercancía excluida»-, esta teoría también se aplica en ausencia de la mercancía-dinero. Otros puntos agradables son la abstracción del trabajo, el análisis de la forma del valor, la no neutralidad del dinero y la moneda, la relación entre la magnitud del valor y el precio, la vieja cuestión de la transformación de los valores en precios de producción también en relación con la crítica de la escuela sraffiana, la crítica a la teoría cuantitativa del dinero, la teoría del capital, el capital productor de intereses, el crédito y el capital ficticio, la dinámica del modo de producción capitalista, la crisis y la llamada ley de la caída tendencial de la tasa de ganancia, y finalmente la concepción del socialismo. Esta breve enumeración ni siquiera da cuenta del índice de la obra, mucho más articulado: además, en relación con cada uno de estos temas habría que subrayar la agudeza del análisis de Heinrich y, en muchos casos, su absoluta originalidad. Dado el espacio necesariamente limitado de una reseña, me limitaré a comentar algunos de estos puntos.
En cuanto a la adhesión sustancial a la tesis de Althusser de una ruptura entre el Marx joven y el maduro, mi opinión es que más bien hubo una evolución paso a paso y que con la Crítica de la economía política se cerró el círculo, coronando las premisas filosóficas de los Manuscritos en un plano científico y -esto sí- más coherentemente materialista; en cualquier caso, la idea de que el modo de producción capitalista contradice a la humanidad sigue firme. Ahora bien, es cierto que la esencia humana es una abstracción, es decir, que sólo puede determinarse prescindiendo del hombre como determinado histórica y socialmente, de forma análoga a como se ha tratado el proceso de trabajo en general con respecto a los modos de producción individuales y específicos; sin embargo, debe quedar claro que este concepto de hombre debe considerarse para relacionarlo con la redefinición continua, a través del proceso histórico, del hombre real. La posterior negación marxiana de la existencia de una esencia humana debe tomarse, por tanto, como una crítica a la negación de los diferentes estadios de humanidad determinados por las relaciones sociales. Es correcto evitar la incorporación de características históricas a la esencia humana, como ha hecho la economía burguesa, por ejemplo, al incorporar el concepto de capital al concepto genérico de fuerzas productivas. Se puede estar de acuerdo, sin embargo, con Heinrich en que el modo de producción capitalista no contradice la naturaleza humana en abstracto; sin embargo, sí contradice el concepto de lo humano tal y como se ha desarrollado en la historia gracias también, paradójicamente, al propio modo de producción capitalista. Y Heinrich señala también que el Marx de 1844 todavía no razona plenamente en estos términos. Sin embargo, en mi opinión, se trata más de un desarrollo, de una maduración de la conciencia, que de una ruptura. También son importantes las anotaciones sobre el individualismo metodológico predominante en la economía política: estoy de acuerdo con la tesis de que «no son simplemente los individuos los que constituyen la sociedad, sino que son las estructuras sociales las que posibilitan a los individuos determinadas posiciones desde las que luego pueden promulgar su «acción constituyente»». En esencia, los nexos sociales no se determinan a partir del comportamiento de los individuos: si acaso, es exactamente lo contrario. Por ejemplo, los capitalistas operan como capital personificado y si no siguen la racionalidad desde el punto de vista del capital fracasan.
Otras anotaciones importantes se refieren a: la abstoricidad, debida al hecho de que las relaciones de mercado se consideran la forma social natural como -añadiría yo- relaciones de producción capitalistas; y la crítica del empirismo, que implica que el objeto bajo observación es tal como aparece y que, por tanto, la observación es suficiente para conocerlo. También aquí la economía política burguesa se detiene en la apariencia fenoménica sin buscar su fundamento. Estoy particularmente de acuerdo con la tesis de Heinrich sobre la dificultad de respetar los niveles puros de abstracción. Un buen ejemplo es el hecho de que la ley de la caída tendencial de la tasa de ganancia debería desarrollarse independientemente de los problemas de realización de la plusvalía; pero Marx sólo tuvo que desarrollarla en el tercer libro de El Capital porque no se puede hablar de una tasa de ganancia media en ausencia de competencia. Así pues, es irrelevante que los diferentes planos de abstracción se crucen en algún momento. Los que han considerado rígidamente esta ley sobre la base de su ubicación en el tercer libro han llegado de hecho a menudo a una teoría que hace depender la caída de la tasa de ganancia de los problemas de realización, como hacen por ejemplo algunos «marxkeynesianos». Esta observación, sin embargo, es forzada por el autor hasta el punto de llevarle a afirmar que Marx no procede de lo más abstracto a lo más complejo, mientras que es mi opinión que éste es el camino principal seguido, aunque con algunas desviaciones circunscritas y necesarias.
Me desconcierta la observación de que «temporalmente, la mercancía (y con ella también la magnitud del valor) existe siempre sólo en el intercambio; antes del intercambio sólo hay valores de uso». En realidad, para el poseedor de la mercancía que la lleva al mercado, no es un valor de uso: de lo contrario, no la pondría a la venta. En cambio, la mercancía sólo es valor en potencia, que debe ser validado por el mercado: para convertirse en valor real, debe ser reconocido como valor de uso por el comprador. Sólo el trabajo socialmente necesario objetivado crea un valor que permanece latente hasta su validación: sólo puede medirse externamente a través de una suma de dinero, mientras que la medida inmanente sigue siendo el tiempo de trabajo. En un nivel posterior de abstracción, el mercado establece entonces los precios en función de la demanda, es decir, establece en qué medida el producto es útil para la sociedad: estos precios divergen normalmente de los valores, que sin embargo siguen siendo el centro de gravedad y conservan su objetividad. En cambio, Heinrich me parece ir más allá de la necesidad de que el mercado reconozca que el trabajo se gasta de forma socialmente útil. Considerar que es en última instancia el mercado el que determina el valor corre el riesgo de constituir una ayuda para quienes rechazan la teoría marxiana del valor. Además de la teoría monetaria del valor, el autor defiende la existencia de una teoría monetaria del capital, lo que constituye una ruptura con los clásicos: el capital no consiste en una cantidad de mercancías, sino en una cantidad de dinero que se sitúa tanto al principio como al final de su metamorfosis; en esencia, es el dinero el que se autovaloriza. Gracias también a esta adquisición, Heinrich nos ofrece una ilustración llana y fácil de leer tanto del problema de la transformación de los valores en precios de producción, como de las posteriores críticas neoricardianas a este procedimiento y, por último, del debate suscitado por quienes rechazan este sistema. Esto lleva al autor a afirmar que estamos en presencia de una exposición del problema de la transformación en una fase aún no desarrollada de la teoría monetaria del valor y del capital, es decir, de una «revolución científica» aún no madura. Heinrich apoya esta tesis apoyándose en manuscritos marxianos escritos en diferentes épocas y que documentan el desarrollo de esta revolución científica. Sin embargo, opino que tanto la literatura dominante como el propio Heinrich subestiman la conciencia que Marx tenía del problema. El hecho de que exponga la transformación partiendo no de valores sino de precios de coste, por tanto de valores ya expresados en términos monetarios, no se subraya suficientemente, mientras que algunos pasajes marxianos que subrayan el error que se cometería partiendo en cambio de valores se leen como una subestimación superficial de estos errores; para el autor, serían considerados por Marx como insignificantes, y no más bien la indicación de una conciencia más fundada de la necesidad de evitarlos.
En cuanto al tipo de interés, el autor afirma que se puede observar un movimiento del tipo de interés en el ciclo industrial: bajo en periodos de prosperidad, para alcanzar su máximo durante la crisis; «sin embargo, no se puede hacer ninguna afirmación general sobre cuál es el nivel medio del tipo de interés en las distintas fases». Mi opinión al respecto no coincide con esta afirmación. Puesto que el interés no es más que una parte de la plusvalía, será bajo cuando los beneficios sean bajos y viceversa: ésta creo que era también la opinión de Marx. Importantes y agradables son algunas afirmaciones sobre el dinero-mercancía y el papel crucial del dinero fiduciario y del crédito. Aquí se subraya que sólo el dinero-mercancía es adecuado para el modo de producción capitalista desarrollado. También es digna de apoyo la observación de que, aunque Marx se enfrentó a un sistema monetario y crediticio muy diferente del actual, su teoría ya contiene todos los elementos que son útiles para analizar también los acontecimientos actuales.
En cuanto a la ley de la caída tendencial de la tasa de ganancia, la tesis de Heinrich es que se formuló en una fase aún inmadura del sistema de análisis marxiano y se dejó de lado en una fase más madura. Dado que, efectivamente, los manuscritos del tercer volumen, además de estar muy inacabados, se detuvieron en este nivel de análisis insuficientemente desarrollado, y que no existen tratados posteriores explícitos y suficientemente elaborados, esta tesis no puede demostrarse: aunque se utilicen algunas citas que podrían constituir un indicio de ello, ciertamente no equivalen a una prueba. Por otra parte, me parece que la cita de una nota a pie de página que Engels tomó de la copia manuscrita del primer libro de Marx en la tercera edición tampoco constituye un indicio. La nota a pie de página afirma que si la expansión del capital es cualitativa, entonces la tasa de ganancia aumentará con una mayor composición orgánica del capital. Heinrich considera esta anotación como una ocurrencia tardía de Marx, ya que es posterior a la redacción de los manuscritos publicados más tarde por Engels como Libro Tercero. Aquí el autor cae en un malentendido: el capital con mayor composición orgánica debido a la introducción de una innovación obtiene un beneficio individual extra en detrimento de los competidores; de hecho, puede vender temporalmente a un precio superior al valor individual de su producto, pero la misma innovación disminuye el salario medio cuando se generaliza. Es decir, la comparación entre los salarios individuales en un momento dado se confunde con la comparación entre los salarios medios de beneficio en dos momentos sucesivos, antes y después de la introducción generalizada de innovaciones que ahorran trabajo. Para Marx, el factor tiempo y las repercusiones en el tiempo de una inversión inicial desempeñan un papel clave.
Más allá de la exégesis, Heinrich razona sobre el teorema de Marx argumentando articuladamente su indemostrabilidad. Sin entrar en los detalles de su razonamiento, uno puede suscribir su afirmación de que la demostración de Marx, en esa fase de su elaboración, es deficiente. Sin embargo, mi opinión es que de alguna otra manera la ley puede demostrarse a partir de ciertos supuestos que forman parte del cuerpo de la teoría de Marx. En resumen, el argumento de que con el aumento de la productividad los elementos individuales del capital constante también se devalúan -sin que sepamos si su valor total crece con las innovaciones que ahorran trabajo- se presta a la objeción de que la acumulación no es sólo acumulación de valores de uso, máquinas, materias primas y fuerza de trabajo, sino que también es esencialmente acumulación de valor: por lo tanto, el valor del capital total debe crecer, al menos hasta que una crisis lleve a la destrucción de una fracción del capital. Además, como la plusvalía que puede derivarse de una sola unidad de trabajo tiene un límite (llevándolo al extremo: la jornada de 24 horas), la ley es válida mientras el valor del capital por asalariado tienda a crecer sin límite. Me parece que éste es también un supuesto que forma parte de la caja de herramientas de Marx: las innovaciones se introducen para ahorrar trabajo y mantener siempre un ejército industrial de reserva razonable. Para Heinrich, no sería una gran pérdida renunciar a la ley de la caída tendencial de la tasa de ganancia, ya que la teoría de la crisis de Marx no dependería en absoluto de esta ley. Una vez más, «las tendencias del capitalismo a la crisis no se basan en una tendencia a la caída de la tasa de ganancia. Esto significa que incluso si la ley de la tendencia a la baja de la tasa de ganancia es eliminada de la crítica de la economía política como una construcción errónea, esto no significa que haya desaparecido un elemento central, sino más bien un elemento del que se puede muy bien prescindir» (pp.444- 5). Pero, se podría objetar, si nos limitamos a considerar las otras explicaciones de Marx, -a saber, las relacionadas con la realización de la plusvalía-, sólo vemos una cara de la moneda y no su otra cara: el hecho de que las políticas expansivas de la demanda entran en conflicto con la protección de los beneficios y, a la inversa, las políticas neoliberales y las nuevas formas de organización del trabajo tienen por objeto crear tendencias contrarias a su caída, al tiempo que deprimen la demanda. Descuidar la importancia de esta ley daría un poco más de razón a los economistas keynesianos que atribuyen el recurso a estas políticas a errores analíticos, olvidando que corresponde más bien a intereses de clase muy precisos.
En cuanto a la relevancia de Marx, el autor afirma con razón que las crisis capitalistas también se hunden en el mercado mundial y que esto no estaba suficientemente claro para Marx. Pero quizás esto se deba a que no le fue posible desarrollar el análisis del mercado mundial, que formaba parte del plan inicial de su obra, posteriormente abandonado. La importancia del contexto histórico, incluyendo elementos como la estructura del capital nacional, las condiciones institucionales del sistema bancario, las relaciones entre el capital y el trabajo, los patrones de consumo, el papel de los sistemas de seguridad social, la disponibilidad de factores de producción baratos, etc., también está correctamente expuesta. – elementos que el autor de El Capital no pudo tratar en profundidad. En mi opinión, el hecho es, sin embargo, que los elementos fundamentales, entendidos como los ladrillos del armazón de una teoría de la crisis que se sostiene, siguen siendo más o menos válidos, a pesar de lo incompleto e inabarcable de los textos, aunque no se pueda sino estar de acuerdo con la necesidad de desarrollar más las intuiciones teóricas a partir de las categorías fundamentales de la crítica de la economía política. Sin embargo, los pocos, aunque no menores, elementos de desacuerdo expresados anteriormente son mucho menos numerosos que los de consenso: por ejemplo, la importancia de la distinción entre crisis «menores», que permiten permanecer, aunque con reestructuraciones, dentro de las formas de acumulación y distribución existentes, y crisis «mayores», que en cambio «exigen precisamente una ruptura con estas formas y la formación de un nuevo modelo de acumulación y regulación»; o la buena representación de la evolución del pensamiento de Marx sobre las crisis, también con referencia a las posibilidades de una revolución y a los acontecimientos y crisis contemporáneos a él; o también el carácter incompleto de varios manuscritos del tercer libro, incluido el capítulo quince sobre el «desarrollo de las contradicciones inherentes a la ley» de la caída tendencial de la tasa de ganancia; o el papel de la destrucción de capital en la superación de las crisis y la necesidad de tratar también el crédito para esbozar una teoría completa de la crisis.
También estoy particularmente de acuerdo con la observación de que en la transposición de esta teoría se han contrapuesto de forma improductiva factores «reales» y «puramente monetarios»; y con la otra crítica, muy importante, al concepto de equilibrio, producto de la imaginación y la abstracción del teórico, según el cual no se sale de una crisis reconstituyendo un nuevo equilibrio, ya que con tal salida se crean las condiciones favorables para un nuevo proceso de acumulación, pero también se ponen en marcha los elementos que conducen a la siguiente crisis.
Hay muchos otros puntos en los que me identifico casi plenamente con la obra de Heinrich, pero ni siquiera se pueden enumerar en esta reseña demasiado larga. Sólo expresaré mi apoyo a la parte de la discusión en el capítulo final donde discute las revoluciones socialistas reales (en presencia de capitalismos atrasados), las posibilidades revolucionarias actuales, la crítica del capitalismo y el concepto de socialismo. Aquí el autor también argumenta -y cómo no estar de acuerdo con él- que la obra maestra de Marx no se limita a proporcionar una explicación adecuada de la plusvalía, sino que tiene una implicación política al distanciarse de una crítica moral del capitalismo, como la de los socialistas utópicos. Sin embargo, soy más crítico con la parte de este capítulo que se distanciadel Anti-Dühring de Marx y Engels, que atribuyen al mercado la tarea de realizar a posteriori los valores ya fijados de las mercancías individuales. La razón de mi desacuerdo ya la he expresado antes, pero aquí hay una implicación más. Heinrich reprocha que incluso Marx, cuando se trata de abolir la producción de mercancías, presupone una teoría no monetaria del valor. Pero, en mi opinión, aquí ya no estamos en el terreno del análisis del capitalismo: estamos hablando del socialismo. Más allá de la practicidad del cálculo de las horas de trabajo, que sólo es posible hoy gracias a la potencia informática y de recopilación de información de que disponemos, en este contexto es posible trascender e ir más allá de la teoría monetaria del valor que se aplica a las economías de mercado.
En conclusión, algunas inevitables diferencias de punto de vista no socavan mi convicción de que estamos ante una obra muy importante cuya lectura es recomendable para el estudioso o el activista político avanzado, para que se forme su propia opinión leyéndola.
* * * *
Para quienes deseen seguir en directo alguna de las numerosas presentaciones de este volumen, enumeramos aquí algunas especialmente significativas, disponibles en línea en los siguientes enlaces:
- por el Centro para la Reforma del Estado:https://youtu.be/
- por la Fundación Lelio y Lisli Basso:https://www.youtube.com/
- por TCS Teoría Crítica de la Sociedad – Universidad Bicocca:
Observación de Manuel Martínez Llaneza:
Sobre las teorías de Heinrich, ya hizo Salvador -hace un año, en este mismo medio- un gran esfuerzo en desmigar sus “aportaciones” a destruir la teoría marxista del valor. Yo contribuí algo a la clarificación, por lo que me remito a lo dicho, pero quiero hacer un comentario al trabajo de ciertas hormigas del formalismo académico que, en mi opinión, trabajan incansablemente en destruir cualquier avance de la ciencia discutiendo en el fondo sobre los autores y no sobre sus teorías. Por poner un ejemplo (obligatoriamente todo ejemplo es algo burdo): si se quieren analizar las discrepancias entre Newton y Huygens en su concepción de lo que es la luz, el valor de lo que pensaran de niños estos científicos es muy pequeño, lo mismo que lo reaccionario que era Newton. Tengo la impresión (no científica) de que, si a Marx le comentaran algo de lo que dice en El capital en función de una nota antigua suya, se echaría a reír. No se entienda que critico todo estudio, pero un mundo en que cada treinta años se pone patas arriba una supuesta ciencia no parece muy equilibrado. ¡Qué razón y qué gracia tuvo Jenny cuando hizo que Karl subtitulara su La Sagrada Familia como Crítica de la crítica crítica!
Con disculpas. Manuel
5. Entrevista Prashad-Mertens
Hace unos meses -30 de marzo- os pasé una entrevista de L’humanité a Peter Mertens con motivo de la publicación de su último llibro, Mutinerie. Creo que también es interesante esta entrevista de Mertens con Vijay Prashad, una de las inspiraciones del libro. https://lavamedia.be/fr/les-
Los pobres no son los únicos que están enfadados
Vijay Prashad Peter Mertens -26 de junio de 2024
Peter Mertens es Secretario General de la PVDA y diputado al Parlamento Europeo. Sociólogo de formación, es autor de varios bestsellers políticos, entre ellos Ils nous ont oubliés (EPO, 2020), Au pays des profiteurs (EPO, 2016) y Comment osent-ils? (EPO, 2011).
Vijay Prashad es historiador y periodista indio. Entre sus libros destacan Washington Bullets (Monthly Review, 2020), Red Star Over the Third World (Pluto Press, 2019) y The Darker Nations (The New Press, 2008).
Motín, el último libro de Peter Mertens, trata de la rápida evolución del equilibrio de poder en el mundo. El historiador y escritor marxista indio Vijay Prashad es una de las personas que inspiraron a Peter. Lava los reunió para conversar sobre el nuevo estado de ánimo en los países del Sur.
«Motín es un libro sobre la lucha de clases, aunque probablemente no se utilice ese término ni una sola vez», explica Vijay Prashad, que, como editor, quiere difundir él mismo este tipo de historias. «Estas historias sobre la lucha de clases a escala mundial son necesarias para comprender que unas pocas reformas en el propio entorno no bastan para resolverlo todo».
«Analizar todo lo que ocurre en las conferencias hasta que te vas a casa con una crisis nerviosa no aporta conciencia socialista», coincide Mertens. «Los trabajadores tienen potencial de poder, y ese potencial es mayor de lo que la mayoría de la gente cree. Tenemos que aportar perspectiva, para que la gente camine con la cabeza alta, orgullosa de su clase».
No es la primera obra de este tipo de Mertens. El análisis y la teorización a través de la narración se han convertido en una marca de fábrica única. Ya lo hizo con Comment osent-ils? sobre el euro y la crisis bancaria, Au pays des profiteurs sobre la élite y sus políticos, e Ils nous ont oubliés sobre la pandemia de Covid. Todos estos títulos se han convertido en bestsellers y han encontrado un público entusiasta más allá de las fronteras nacionales, en francés, inglés, alemán y español.
En Motín, usted mira al mundo entero y analiza cómo los acontecimientos en Bélgica y Europa están relacionados con lo que ocurre en el Sur global. ¿Por qué ha optado esta vez por esta perspectiva más amplia?
Peter Mertens Cuando nuestros agricultores protestan, como están haciendo en este momento, no se trata sólo de un problema local. Cuando se observa la formación de los precios a lo largo de toda la cadena alimentaria, se ve que también está vinculada a las multinacionales de la alimentación e incluso a las petroleras. Todo gira en torno a la inflación y los superbeneficios. Europa está convulsionada, con muchas luchas sociales. Me he dado cuenta, por ejemplo, de que en Francia hay hoy más huelgas, más gente en huelga y más días de huelga que en 1968. Sin embargo, 1968 está grabado en la memoria colectiva como el año de las manifestaciones masivas. Al escribir el capítulo sobre la enfermera británica Kath, descubrí que hoy hay más días de huelga en Gran Bretaña contra el Gobierno y las políticas de austeridad que los que hubo contra Margaret Thatcher en los años ochenta. Los conflictos sociales van en aumento. La lucha de clases sigue muy viva en Europa.
También quería mostrar que existe un vínculo con lo que está ocurriendo en el Sur global. También aquí algo está cambiando. Creo que la hegemonía de Estados Unidos está llegando a su fin. Esto está creando contradicciones y conflictos en el Norte y el Sur globales. En estas circunstancias, es importante que los movimientos sociales de Europa y del Sur unan sus fuerzas.
¿Por qué fue a Berlín para reunirse con Vijay Prashad y entrevistarle para su libro?
Peter Mertens Cuando estaba escribiendo Ils nous ont oubliés, mi anterior libro, leí la obra de Vijay y conocí la Asamblea Popular Internacional, un movimiento de base internacional. Fue como un soplo de aire fresco para mí; era exactamente lo que necesitaba. Y es difícil escribir un libro como éste sin consultar a una voz del Sur.
Vijay, has publicado Ils nous ont oubliés en Inde. ¿De dónde viene tu interés? Es un libro sobre Bélgica, un pequeño punto en el mapa del mundo.
Vijay Prashad Lo que decía Peter sobre la lucha de clases en Europa es muy interesante. No es sólo en Europa donde la lucha ha disminuido en la percepción de la gente. Lo mismo ocurre en India. Cientos de millones de trabajadores están en huelga y los medios de comunicación indios apenas informan de ello. En ese sentido, está en marcha una lucha de clases global. Y estoy buscando formas de contar historias sobre ella. A los grandes grupos mediáticos simplemente no les interesa. Así aprendes que no sólo luchas contra tu propio gobierno, sino contra un sistema. Alguien que vive en Bélgica y tiene problemas en su empresa se entera por estas historias de que alguien en Argentina o India tiene problemas similares. Obtienes una perspectiva más amplia de la lucha. Aprendes que unas pocas reformas en tu propio entorno no bastan para resolverlo todo. Lo que me pareció interesante de Ils nous ont oubliés es que el libro no trata realmente de Bélgica. Trata de lo que vivió la clase trabajadora durante la pandemia de COVID, en todo el mundo. Bélgica es una sociedad mucho más rica que, por ejemplo, Namibia, pero la experiencia de enfermeras, médicos, bomberos, conductores de ambulancias, etc., fue universal.
¿Qué le dice el nuevo libro de Peter?
Vijay Prashad Lo que me gusta de Motín es que analiza la lucha a través de la experiencia de personas que están justo en medio de ella. Es un libro sobre la lucha de clases, aunque probablemente no se utilice ese término ni una sola vez. Muestra cómo se desarrolla la lucha de clases y cómo la viven las personas que se encuentran en su centro.
Por ejemplo, el libro da la palabra a una economista y luego a otra mujer que describe el impacto de las políticas económicas en su vida y su determinación de hacer algo al respecto. ¿Por qué no debería leer esta historia alguien en Pakistán o en cualquier otro lugar? En todas partes dirán: «Conozco el sentimiento». Me siento como esa trabajadora en Bélgica».
Motín cuenta la historia de lo que usted llama a veces «el nuevo estado de ánimo en el Sur», un nuevo despertar y resistencia a la dominación imperialista. Es un tema sobre el que ha escrito mucho.
Vijay Prashad En efecto. Hoy asistimos a multitud de motines, en diferentes lugares. El libro comienza en Bélgica, Inglaterra, etc., con las clásicas luchas sindicales en Europa. Luego está la lucha de los agricultores en India, que también es una lucha sindical. Pero hay otras jerarquías en el mundo. No sólo existe la jerarquía de los empresarios y de las personas que trabajan para ellos. También hay jerarquías geográficas, gubernamentales, estatales y de relaciones mundiales.
Tomemos el ejemplo de Namibia, un pequeño país del suroeste de África que fue colonia alemana. Durante años, Namibia estuvo gobernada por la SWAPO, que en sus orígenes fue un movimiento de liberación, pero ahora es un partido neoliberal que ha incluido políticas de austeridad en su programa. Este año, el Primer Ministro de Namibia acudió a la Conferencia de Seguridad de Múnich. El anfitrión alemán le preguntó: «¿Por qué Namibia no condena a Rusia?». El Primer Ministro le miró directamente a los ojos y le dijo: «Cuando luchamos contra el apartheid, la Unión Soviética nos ayudó, pero ustedes no». En efecto, le estaba diciendo a Alemania: «¿Por qué tenemos que dejar que nos digan a quién condenar y a quién no?». Así que la Primera Ministra de Namibia también forma parte del motín. Puede que represente a fuerzas con las que no estamos de acuerdo en términos de política local, pero yo la situaría dentro del motín. Si nos limitamos a las luchas con las que estamos de acuerdo, nos perderemos los verdaderos cambios del mundo.
Peter, en tu libro utilizas la metáfora del motín en la cubierta inferior y en la superior. ¿Se refiere a los diferentes niveles mencionados por Vijay?
Peter Mertens Sí, estoy completamente de acuerdo con Vijay. La izquierda tiene que dar esperanza y perspectivas a la gente. Cuando estuve en Sudáfrica, un miembro del sindicato metalúrgico NUMSA se me acercó y me dijo que le daba pena porque yo era de Europa. Cuando le pregunté por qué, me habló del auge de la extrema derecha y de que la clase trabajadora ya no es tan combativa como antes. No creo que esa sea la manera de movilizar a la gente. Al contrario, hará que la gente se sienta pequeña e impotente. Es como esas conferencias académicas en las que los intelectuales analizan todo hasta que te vas a casa deprimido. Eso no crea conciencia socialista. Así que tenemos que ofrecer una perspectiva, para que la gente camine con la cabeza alta, orgullosa de su clase. Quiero que construyamos un movimiento esperanzado, pero no ingenuo. No debemos creer que todo cambiará mañana. En general, la conciencia de clase está bajo mínimos. Lo mismo ocurre en la mayoría de los países del Sur global.
¿Cómo podemos trabajar por este movimiento?
Peter Mertens Hay que leer la situación, ver y sentir el movimiento, y luego intentar atraerlo hacia la perspectiva socialista, democrática y ecológica. Por supuesto, somos de izquierdas y por eso queremos ser la voz de los de la cubierta inferior, pero al mismo tiempo tenemos que ser conscientes de lo que ocurre en la cubierta superior. Fíjense en Sudáfrica. Estuve en La Haya cuando Sudáfrica presentó su caso de genocidio contra Israel ante el Tribunal Internacional de Justicia. Fue impresionante ver cómo el gobierno sudafricano se enfrentaba al imperialismo. Pero, al mismo tiempo, entiendo que el sindicato sudafricano NUMSA proteste contra este mismo gobierno. Apoyo a Sudáfrica en su caso contra Israel y, al mismo tiempo, apoyo al NUMSA en sus protestas contra las políticas neoliberales del gobierno del CNA. De esto trata la metáfora del motín en la cubierta superior y el motín en la cubierta inferior.
Los jóvenes muestran una gran solidaridad con Palestina y exigen un alto el fuego. Parece que cada generación tiene un problema internacional que la moviliza y le enseña cómo funciona el mundo. Pensemos en la Guerra del Golfo, la guerra de Irak… ¿Es la guerra de Gaza un acontecimiento comparable para la generación actual?
Peter Mertens Sí y no. En 2003 se produjo la guerra de Iraq. Para mi generación, fue la primera vez que sentimos que no sólo había un movimiento belga o europeo, sino también un movimiento mundial. No hay que olvidar que en aquella época Internet era todavía un fenómeno relativamente nuevo. Podíamos ver lo que ocurría en Washington o Islamabad y eso nos daba una sensación de poder: una generación que se había enfrentado a los «Estados Unidos de la agresión».
Hoy ocurre lo mismo. Es un movimiento mundial. La diferencia es que entonces era un movimiento contra una superpotencia que se creía intocable. Quizás en aquella época no había casi nadie en el movimiento antiimperialista que pensara que el imperialismo estadounidense llegaría a su fin. Hoy, el imperialismo estadounidense está llegando a su fin. Sigue ahí y su poder militar es enorme, pero en todo el mundo existe la sensación de que su fin se acerca. Por eso hay algo más poderoso y más fuerte en el movimiento actual. Al final de una era, una superpotencia se vuelve más violenta, pero por otro lado, el movimiento de solidaridad mundial también se vuelve más poderoso.
Vijay Prashad Cuando dices que la superpotencia se está volviendo más agresiva en su fase final, hay una buena razón para ello: la crisis económica. Ahora nos encontramos en una situación en la que Estados Unidos y sus aliados se apoyan en dos formas de poder. La primera es el poder sobre la información. No podemos subestimarlo. Siguen teniendo una capacidad abrumadora para definir el discurso a escala mundial. La segunda es el poder militar. Estados Unidos, la OTAN y sus aliados, como Japón y Corea del Sur, representan el 75% del gasto militar mundial.
¿Podrá romperse alguna vez este poder militar?
Peter Mertens Incluso esta potencia militar tiene sus puntos débiles. Todas estas armas tienen que fabricarse y transportarse. En cierta ocasión, un trabajador que cargaba mercancías en el aeropuerto de Bruselas vio unas cajas destinadas a Tel Aviv. Él y un compañero descubrieron que se trataba de material militar con destino a Israel. Un tercero sugirió hablar del asunto con el sindicato.
Los sindicatos han decidido finalmente boicotear los envíos de armas a Israel. Bastó que un trabajador inspeccionara una caja y lo comunicara a sus compañeros para que los sindicatos belgas decidieran dejar de transportar armas a Israel. Australia siguió entonces el ejemplo de los sindicatos belgas. Lo mismo está ocurriendo en otros países. Incluso en esta orgía de muerte y violencia, hay signos de esperanza. Tenemos que contar las historias de lucha, porque la gente tiene mucha fuerza. Los trabajadores tienen poder, y ese poder es mayor de lo que la mayoría de la gente cree.
¿Ve algún signo de esperanza en el cambio de postura de los organismos oficiales?
Peter Mertens Ciertamente . El gobierno belga está siendo hipócrita al no ser transparente sobre las entregas de armas a Israel. De palabra, apoya a Palestina, pero en los hechos está armando a Israel. Pero los jóvenes y el movimiento de solidaridad ejercen presión y salen a la calle. Esto influye en la agenda política y marca la diferencia.
Algunos se preguntan si realmente supone una diferencia, por ejemplo en el caso ante el Tribunal Internacional de Justicia. «¿Qué diferencia hay?» Bueno, hace una gran diferencia, porque ahora estamos hablando oficialmente de un riesgo de genocidio. Eso es una bofetada en la cara de los Estados Unidos. Y todo es el resultado de la presión desde abajo.
¿Ve también alguna diferencia entre Europa y Estados Unidos, e incluso entre países europeos? ¿Son signos de esperanza?
Peter Mertens En Europa también se producirán otros choques. Fijémonos en la cuestión energética. Estados Unidos ya puede vender su gas natural licuado (GNL) a Europa en lugar del gas ruso. Esta es la primera batalla que han ganado, pero no es el final de la historia. Habrá una reacción de las fuerzas imperialistas de la Unión Europea contra Estados Unidos, porque ahora son ellos a los que toman el pelo. Pero no nos equivoquemos, el objetivo no es construir un proyecto imperialista europeo contra Estados Unidos. Sin embargo, podemos utilizar cualquier oposición a Estados Unidos para debilitar el imperialismo. También en Europa puede haber una especie de sublevación de los de arriba. Que hoy estemos bajo el pulgar de Estados Unidos no significa que siempre lo estaremos.
Vijay Prashad La cuestión energética es un auténtico barril de contradicciones. Francia, por ejemplo. Este país ha dependido tradicionalmente de Níger como principal proveedor de uranio para su industria nuclear. Níger es uno de los países del Sahel donde recientemente se produjo un golpe de Estado. Los nuevos dirigentes expulsaron a Francia de Níger. Si la situación se agrava, podrían negarse a suministrar uranio. Y ahora mira el problema de Francia. Depende del caro GNL de Estados Unidos. Este gas es mucho más caro que el antiguo gas ruso. No entra más uranio.
Su factura energética aumenta, lo que en última instancia significa que todos los precios siguen subiendo. ¿Dónde queda Francia como país? ¿Dónde está el proyecto francés del difunto General de Gaulle? ¿Habrá algún político francés que opte por una política gaullista (por el ex presidente francés Charles de Gaulle, que defendió la independencia de Francia y abandonó el mando integrado de la OTAN en 1966, nota del editor) y diga: «Un momento, en interés de Francia, ¿realmente necesitamos la paz en Ucrania?».
Es posible que dentro de unos años los rusos ya no quieran suministrar gas natural a Europa. Ya han construido un gran número de gasoductos hacia China. Y pueden decir simplemente que ya no quieren vendernos gas natural. Así que Francia sigue dependiendo del gas licuado de Estados Unidos. Es una locura. Es malo para el planeta. La huella de carbono es terrible. Es extremadamente caro. Y cada vez dependemos más de Estados Unidos. ¡Si eso no es una contradicción en los términos!
Pero, por el momento, no vemos grandes cambios…
Vijay Prashad Estas contradicciones no son matemáticas. No son lineales. Las contradicciones son más fuertes allí donde tiene lugar la lucha de clases. En un país como Alemania, en este momento, el 90% de los partidos tienen prácticamente el mismo programa político. El 90% piensa que la guerra en Ucrania debe continuar. El 90% piensa que deben aumentar el gasto militar. Es una locura. En un país como Alemania, ¿dónde está el espacio para el debate racional y la discusión dentro de la clase política? ¿Cuánto tiempo puede durar esto? La gente debería poder discutir las cosas libremente, pero en muchos países el debate abierto no tiene lugar realmente. Por eso el papel de la izquierda es explicar la situación, no con grandes palabras ideológicas, sino en un lenguaje comprensible.
Peter Mertens No creo que hoy exista ninguna expresión política del gaullismo. Pero creo que es posible un retorno. La conciencia se manifiesta en diferentes etapas. Hay una primera etapa, intuitiva. Creo que se subestima la inteligencia de mucha gente. Mucha gente siente que las cosas no van en la dirección correcta en un país como Alemania. En el Bundestag, todo el mundo apoya al gobierno, pero hay una diferencia con lo que dice la gente en la calle. En las encuestas, la mayoría de los alemanes se opone a esta política. Puede que este movimiento aún no haya encontrado expresión política hoy, pero puede que llegue.
En primer lugar, quieren que gastemos más en el ejército, con la norma del 2%. En segundo lugar, está la inflación y la respuesta a la inflación. El aumento de los tipos de interés encarece el reembolso de la deuda. Así que tendremos que subvencionar a la industria, como está haciendo Estados Unidos con su Ley de Reducción de la Inflación. Se está inyectando mucho dinero en sectores estratégicos. Europa también debe responder con mucho dinero en esta guerra de subvenciones. Estamos hablando de miles y miles de millones.
Y si se suman estos tres elementos: más y más gasto militar, reembolsos de la deuda más caros y subvenciones a las grandes empresas privadas… entonces ya se sabe quién va a pagar. Por eso se están preparando para la Austeridad 2.0. Algunos ya me han preguntado si será igual que en 2011, cuando escribí un libro sobre la austeridad. Pero la situación será peor que en 2011. Y el clima social se resentirá. Estuve en Alemania investigando el libro y, cuando me encontré con algunos sindicalistas, me dijeron: «En Bélgica tenéis un gran sistema ferroviario». «Perdonen», les dije, «debe de ser una broma». Pero cuando me hablaron de la situación en Alemania, me di cuenta de que allí era aún peor que aquí. Ocurre lo mismo con las escuelas, la vivienda, el personal sanitario, etcétera. Y cuando fui a Londres, conocí a Grace Blakeley, que me habló de la situación en el Reino Unido. En toda Europa, la inversión en servicios públicos está cayendo.
Y ahora el clima político está cambiando hacia la extrema derecha. Pero no debemos olvidar que esto es una ola, y que las olas suben y bajan. Así que tenemos que prepararnos para la próxima ola y asegurarnos de empujarla hacia la izquierda. Pero una cosa es segura: se avecina otra ola. Creo que se subestima la ira de la gente. Es más, la gente piensa que son sólo los pobres los que están enfadados, lo que no es cierto. La clase trabajadora, la gente que tiene un empleo, un buen empleo protegido por los sindicatos, también está enfadada porque siente lo que está pasando. Imagínate: trabajas en BASF y te va bien. Pero entonces algún político decide dejar de importar gas de Rusia. Y de repente la planta de amoniaco tiene que cerrar.
En su libro, Peter destaca la importancia de la organización. ¿Reconoces esto, Vijay?
Vijay Prashad ¡Sí, esta parte del libro es excelente! La idea de convertir esta conciencia de clase en una fuerza organizada es muy interesante. Ha sido un fenómeno interesante en el movimiento durante más de 100 años. Karl Marx escribió sobre cómo el topo cava bajo tierra y hace galerías. Y dijo que la actividad revolucionaria no es cuando el topo sale a la superficie. La actividad revolucionaria es lo que el topo hace bajo tierra. La gente se desanima y se dice: «¿Por qué tenemos que volver a reunirnos con nuestro grupo?». ¿Por qué tenemos que ir a esas pequeñas manifestaciones? ¿Por qué tenemos que hacer todas estas cosas? ¿Vale realmente la pena?». Pero en realidad, se están preparando para que llegue otra gran ola y saque el topo a la superficie. Y si no estás preparado, te pierdes la gran ola.
Lo vi en la plaza Tahrir de El Cairo. En Egipto se produjo este levantamiento espontáneo en 2011, la Primavera Árabe. Entonces visité a los manifestantes en la plaza Tahrir, donde se manifestaron durante meses. Fue un levantamiento de todas las clases y todos los sectores de la sociedad, pero no había ninguna organización capaz de dirigirlo. Sé que cuando se produce un levantamiento de masas como éste, no puede llegar una organización y hacerse cargo. Hay muchas organizaciones implicadas. Pero hace falta una organización que guíe a todas esas organizaciones.
Les pondré un ejemplo. Hubo un día en que la gente se sintió frustrada por la forma en que los medios de comunicación estatales egipcios informaban de lo que estaba ocurriendo. Ese día hubo mucho debate. Pero si hubiera habido un partido bien organizado en esa plaza, acudiendo todos los días, ayudando a establecer la seguridad, ayudando a instalar los aseos, ayudando a preparar la comida y ganándose la confianza de la gente, los miembros del partido podrían haberse levantado en ese momento y haber dicho: «Camaradas, ahora son las cuatro menos veinte». A las cuatro y media nos reuniremos e iremos a la oficina de los medios de comunicación estatales para ocuparla y hacernos cargo de las emisiones». Nadie sabía cómo.
Un líder tiene que ganar mucha confianza cuando se pone delante de una multitud. Para ello, tiene que pasarse la vida excavando como un topo, aprendiendo técnicas, sabiendo leer el ambiente, sabiendo que no puede levantarse y decir nada hasta que la gente lo sienta por sí misma. Para todo esto, crear una organización es crucial. Vas de reunión en reunión, de discusión en discusión. Pero sin esas discusiones no puede haber avances. La plaza Tahrir fue aplastada porque nadie fue capaz de canalizar la energía de un levantamiento de masas.
Por eso es importante comprender el estado de ánimo imperante y saber cuándo está preparada la gente. Tenemos que prepararnos, lo que significa organizarnos. Y quien piense que la organización es 100% online está loco. Hay que reunirse, hablar, generar confianza. El trabajo político no siempre consiste en tener la mejor línea política o saber explicarla bien. Se trata de generar confianza. Y ahora es el momento de hacerlo. Es muy importante ganarse el cariño de la gente a través de tus actividades. Lo he visto en muchos sitios. Cuando te has ganado la confianza de la gente, llegas y dices: «Mira, puedo ofrecer liderazgo político»; y te dirán: «Te estábamos esperando».
Es como dijo el poeta iraní Forugh Farrokhzad en los años sesenta:
Los estamos esperando.
No sabemos quiénes son, pero los estamos esperando.
Sabemos que vienen.
Los estamos esperando.
Cualquiera que lea este poema hoy pensará que se trata de un poema religioso. En efecto, en la fe chií, el Profeta regresa. Pero en realidad, el título es»La bandera roja».
6. El FPLP nos saca los colores
El FPLP ha publicado un comunicado criticando la política española con el envío de un portahelicópteros a la región. Y con toda la razón. Somos una vergüenza. https://x.com/JC_1789/status/
COMUNICADO
Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP)
10 de agosto de 2024
Las POLÍTICAS HIPÓCRITAS del GOBIERNO ESPAÑOL SE ALÍAN CON ESTADOS UNIDOS PARA APOYAR LA AGRESIÓN Y LA GUERRA DE EXTERMINIO
El FPLP denuncia que el envío de buques de guerra a la región por parte del gobierno español dentro de formaciones hostiles a las fuerzas de resistencia que defienden al pueblo palestino constituye un acto hostil en toda regla y en apoyo a la agresión y los crímenes de guerra cometidos por la ocupación y su socio estadounidense.
El Frente declara que la participación del buque de guerra portahelicópteros ‘Juan Carlos’ en la coalición hostil encabezada por los Estados Unidos en la región representa la continuación de una política hipócrita liderada por el gobierno de Pedro Sánchez, que anuncia oficialmente su rechazo a la guerra de genocidio mientras que apoya la agresión contra los pueblos de la región. Ha participado y sigue participando en diversas formas de apoyo a la ocupación y en acuerdos militares y de seguridad con ella. El Frente destaca que estas fuerzas y unidades de guerra fueron enviadas para participar en la agresión contra los países y pueblos de la región y para apoyar las políticas agresivas y los crímenes de guerra cometidos por el régimen genocida sionista con la cobertura, la participación y el apoyo de los Estados Unidos
El Frente dice que quienes afirman en su discurso oficial que apoyan los derechos del pueblo palestino saben muy bien que primero deben dejar de apoyar y armar al sistema genocida sionista, rechazar cualquier cooperación con él en cualquier campo y no enviar fuerzas militares para participar en la agresión y las amenazas contra nuestros pueblos. El Frente Popular destaca su gran aprecio por las posiciones de las fuerzas progresistas y antiimperialistas en el Estado español, así como por el gran movimiento de masas que este país ha presenciado en apoyo de los derechos del pueblo de Palestina, en rechazo a la guerra de genocidio y en su repulsa a cualquier silencio sobre las políticas agresivas contrarias a la voluntad de los pueblos. El Frente insta a los partidarios de Palestina, a los opositores de las políticas imperialistas y a las fuerzas progresistas del Estado español y los países de la Unión Europea a intensificar la lucha para detener estas prácticas hostiles por parte de los gobiernos de sus países.
Frente Popular para la Liberación de Palestina
Departamento Central de Medios
7. Competencia en Asia por la descarbonización
El artículo liberado esta semana en Monthly Review en su número sobre EEUU y la región de Asia-Pacífico está dedicado al problema de la transición energética hacia la descarbonización. https://monthlyreview.org/
Net-Zero y el desafío chino: La descarbonización en medio de la competencia entre grandes potencias en el Indo-Pacífico
Por Julie de los Reyes y Jewellord Nem Singh
(01/07/2024)
Julie de los Reyes es profesora adjunta del Centro de Estudios del Sudeste Asiático de la Universidad de Kioto y becaria del Transnational Institute de Ámsterdam. Jewellord Nem Singh es Coordinador del Programa GRIP-ARM e Investigador Visitante en el Instituto de Estudios Avanzados sobre Asia de la Universidad de Tokio.
Este artículo ha contado con el apoyo financiero de la Japan Society for the Promotion of Science Grant-in-Aid for Early-Career Scientists 20K20038 y ERC Starting Grant 950056.
Con el aumento de las tensiones entre Estados Unidos y China, el Indo-Pacífico vuelve a estar en el punto de mira geopolítico. El 11 de abril de 2024 se celebró la primera cumbre trilateral entre Estados Unidos, Filipinas y Japón, supuestamente en respuesta a la creciente presencia militar china en la región. La cumbre, anunciada como la primera de muchas, pretende señalar un frente unido contra cualquier amenaza a la estabilidad de la región, y Estados Unidos promete un apoyo «férreo» a sus aliados del Pacífico. Aunque la cooperación militar en materia de defensa ocupó un lugar destacado en la agenda, un pilar clave del nuevo compromiso en materia de seguridad es la cooperación energética, centrada en los intereses compartidos para asegurar las cadenas de suministro de minerales esenciales, los proyectos de energías renovables y las tecnologías limpias.
A medida que se acelera el ímpetu mundial de descarbonización, ha aumentado la importancia estratégica de la región como proveedora de materias primas fundamentales para la transición y como vasto mercado de destino para las tecnologías bajas en carbono. En este artículo examinamos cómo la descarbonización está llevando a los principales actores a reconsiderar sus prioridades estratégicas, sus alianzas y sus (re)compromisos, centrándonos en particular en los fundamentos energéticos de la rivalidad entre Estados Unidos y China y cómo ésta se manifiesta en el Indo-Pacífico. Argumentamos que los fundamentos materiales de esta rivalidad abarcan ahora un conjunto de recursos y tecnologías mucho más amplio que antes, generando nuevos patrones de dependencia e interdependencia entre las potencias regionales y las fronteras de recursos emergentes. La reincorporación de Estados Unidos a la región forma parte de una estrategia más amplia para contener a China, aprovechando las capacidades militares estadounidenses para controlar las rutas comerciales clave y, al mismo tiempo, establecer asociaciones económicas sobre minerales esenciales, infraestructuras de energía limpia y cadenas de suministro, sobre las que China ejerce un control significativo. Examinamos además cómo esta asociación afecta y se alinea con los intereses de Filipinas y Japón y sus implicaciones para la descarbonización.
Geopolítica de la transición energética
El sistema energético basado en los combustibles fósiles ha formado parte integrante de la construcción de las economías industrializadas. La adopción por el Reino Unido del carbón para generar energía térmica -considerado el punto de inflexión histórico que facilitó su ascenso como fuente dominante en la primera mitad del siglo XX- anunció un salto en la capacidad productiva, haciendo del carbón un elemento central en la emergencia de Gran Bretaña como primera potencia industrial del mundo. Del mismo modo, la disponibilidad de petróleo nacional abundante y barato hizo posible el auge económico posterior a la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos, que impulsó al país al liderazgo económico mundial. Las fuentes de energía son una «moneda de cambio clave para los Estados», que influye en su posición en el orden internacional.1 Por ello, el acceso a estos recursos y su control constituyen una prioridad y una cuestión de interés estratégico.
En un régimen de combustibles fósiles, garantizar la estabilidad y la seguridad de los suministros es todo un reto, dada la concentración espacial que caracteriza a los recursos de combustibles fósiles (por ejemplo, los de Oriente Medio en el caso del petróleo, y los de Rusia en el del gas natural). Esto ha dado lugar a una dependencia energética de una liga de Estados exportadores. Esto ha sido históricamente una fuente de vulnerabilidad para quienes carecen de acceso. Por ello, los Estados han adoptado estrategias para reducir su vulnerabilidad forjando alianzas con los poseedores de recursos. Para Estados Unidos, la dependencia del petróleo centró sus relaciones en Oriente Medio y determinó sus objetivos de política exterior y sus compromisos militares en la región.2 Dado que los flujos transfronterizos de energía son muy susceptibles de sufrir «estrangulamientos» estratégicos en el transporte, los Estados también han desplegado fuerzas navales para proteger las principales rutas marítimas y han invertido en oleoductos para diversificar las rutas de transporte. En el Indo-Pacífico, los riesgos asociados al transporte de larga distancia de petróleo y gas han configurado tanto la cooperación como el antagonismo interestatal. La presencia de la Marina estadounidense en la región -la mayor concentración de personal militar fuera de Estados Unidos- se justifica como disuasión de posibles amenazas al statu quo y mantenimiento de la «libertad de navegación» en aguas disputadas. Más del 30% del comercio marítimo mundial de petróleo crudo pasa por el Mar de China Meridional, una importante ruta comercial y un punto álgido de tensiones geopolíticas por las fronteras marítimas y las reivindicaciones territoriales superpuestas.3 Los riesgos e incertidumbres asociados a los combustibles fósiles condicionaron en gran medida la formación de alianzas en distintos segmentos de la cadena de suministro, desde el punto de extracción hasta los mercados de destino.
La aprobación del Acuerdo de París en 2015 y las subsiguientes promesas de los países industrializados de alcanzar emisiones netas cero introducen en este contexto nuevas oportunidades y retos en el panorama energético. Para alcanzar el objetivo de limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5 °C, el 80% de la demanda mundial de energía primaria debe proceder de fuentes de energía renovables para 2030, y todas las fuentes de combustibles fósiles deben eliminarse progresivamente para 2050. Esto implicará, además, hacer «inquemables» o «inextraíbles» importantes reservas de combustibles fósiles.4 Según estimaciones recientes, casi el 60% del petróleo y el gas metano generados por combustibles fósiles y el 90% del carbón deben permanecer bajo tierra, y la producción de petróleo y gas alcanzará su punto máximo «ahora o durante la próxima década».5
El cambio hacia fuentes de energía renovables y limpias conllevará nuevas dependencias de materiales que son notablemente diferentes de las fuentes con alto contenido en carbono.6 Mientras que los combustibles fósiles son finitos y están concentrados geográficamente, las energías renovables son inagotables y están muy dispersas.7 Al mismo tiempo, las tecnologías necesarias para su generación requieren un uso intensivo de minerales y metales, y su producción se concentra en unos pocos países. Algunos de estos minerales, especialmente los que son componentes esenciales de las tecnologías de energías limpias, se consideran «críticos», es decir, con un alto riesgo de interrupción del suministro. Lograr la seguridad energética, por tanto, exige establecer nuevas alianzas, así como encontrar nuevos modos de cooperación distintos de los establecidos para garantizar los recursos energéticos tradicionales.
Estas diferencias entre combustibles fósiles y renovables implican distintos acuerdos geopolíticos que podrían repercutir en la distribución mundial del poder. Para los países industrializados que consumen grandes cantidades de energía, como Estados Unidos, la transición a un sistema con bajas emisiones de carbono abre nuevas vulnerabilidades derivadas de su gran dependencia de los combustibles fósiles, que actualmente cubren cerca del 80% de sus necesidades energéticas. Su lugar en el orden internacional se ha construido, y sigue basándose, en el control del suministro de combustibles fósiles. Para las economías emergentes y en desarrollo como China, la transición requerirá nada menos que una revisión de la base energética que hizo posible su rápido ascenso a la prominencia económica. A pesar de los retos, esta transición también ofrece importantes oportunidades para alcanzar la autosuficiencia, diversificar las fuentes de energía y asumir el liderazgo en tecnología y acción climática. El camino hacia la neutralidad de carbono para Estados Unidos y China pasa por aprovechar estas oportunidades, lo que, en medio de la rivalidad entre ambos países, está cambiando el panorama geopolítico de forma trascendental para los objetivos climáticos.
Potencias rivales
Para las economías intensivas en carbono, como Estados Unidos y China, comprometerse con la neutralidad del carbono revitaliza la preocupación por el abastecimiento energético. Ambos países siguen dependiendo en gran medida de los combustibles fósiles para cubrir sus necesidades energéticas y son conscientes de los retos que plantea el cambio de sus economías a fuentes alternativas. Las promesas climáticas de Estados Unidos fijan un objetivo de reducción de emisiones del 50-52% para 2030, en línea con los 1,5°C, mientras que China, bajo el mandato de Xi Jinping, se comprometió a reducir las emisiones de dióxido de carbono desde su punto máximo antes de 2030 y alcanzar la neutralidad de carbono antes de 2060.
En los últimos años, China ha dado saltos en la expansión de la capacidad de energía renovable a nivel nacional, con los consiguientes efectos a nivel mundial. Entre 2019 y 2024, China representó el 40% de la expansión de la capacidad renovable en todo el mundo. Aunque el carbón sigue siendo su fuente de energía más importante, representando el 60,6% de su combinación energética en 2021, los sectores de energías limpias son ahora su mayor motor de crecimiento económico, aportando hasta el 40% del crecimiento del PIB en 2023.8 Esta contribución resultó fundamental para que China alcanzara su objetivo de crecimiento ese año. Más allá de los imperativos medioambientales, la descarbonización es cada vez más decisiva para alcanzar los objetivos industriales y económicos más amplios del país.
La emergencia de China como líder mundial en energías renovables, muy por delante de sus homólogos occidentales y de Asia Oriental, conlleva una mayor influencia en la orientación de los mercados energéticos mundiales. Unas políticas gubernamentales sólidas y sostenidas de apoyo a la innovación en sectores estratégicos como la energía solar han facilitado una rápida expansión de la capacidad y una reducción de los costes, lo que ha repercutido en la adopción de las energías renovables en el extranjero. China es actualmente líder mundial tanto en producción como en despliegue de tecnologías solares, lo que le permite establecer una presencia significativa en mercados clave. Más allá de la cuota de mercado, la expansión global de China también crea vías para ampliar su esfera de influencia, especialmente en el Sur Global. La Iniciativa «Belt and Road» (BRI), el ambicioso programa chino de infraestructuras, ha sido fundamental para financiar proyectos de infraestructuras energéticas (y relacionadas con la energía) adaptados a las necesidades de los países de renta media y baja. Si bien las infraestructuras de combustibles fósiles han representado hasta ahora una parte considerable de las inversiones en energía de la BRI (sobre todo porque la diplomacia china en materia de infraestructuras también pretende ayudar a reducir su dependencia de las importaciones de energía que atraviesan aguas disputadas), los nuevos compromisos de capital en el marco del programa han dado prioridad a los proyectos de energías limpias y han alejado la financiación del carbón.9 Diez años después de la puesta en marcha de la BRI, China prometió nuevas iniciativas de energías limpias, como la Asociación de Inversión y Financiación Verdes, y nuevas inyecciones de capital para reforzar sus programas.
El dominio de China en los mercados de energías renovables refleja sus esfuerzos paralelos por ganar supremacía en tecnología y fabricación en industrias estratégicas y sobre las que ha alcanzado el estatus de líder o competidor. Este meteórico ascenso la ha puesto a menudo en competencia con Estados Unidos, pero también ha hecho que la economía estadounidense dependa en gran medida de China, una relación que ha sido fuente de malestar dentro del establishment estadounidense.Las declaraciones públicas, por ejemplo, ponen de relieve la vulnerabilidad de Estados Unidos ante las tendencias a convertir en armas los recursos naturales con fines geopolíticos.10 La preocupación por que «las cadenas de suministro de energías limpias corran el riesgo de convertirse en armas del mismo modo que el petróleo en la década de 1970 o el gas natural en Europa en 2022», como señaló Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de la administración Biden, subraya el consenso emergente sobre la importancia geopolítica de los recursos energéticos alternativos.11
La preocupación por la seguridad energética se ha centrado especialmente en la forma en que se organizan las cadenas de suministro de minerales críticos emergentes. Los cuellos de botella debidos a la limitada disponibilidad de elementos de tierras raras -diecisiete metales cruciales para la producción de energía solar, turbinas eólicas y baterías de vehículos eléctricos-, así como el control por parte de China del 60% de la producción de estos metales y el control casi total de su refinado y procesamiento, han elevado la «criticidad» de estos recursos, a pesar de su amplia presencia geológica.12
Abordar las vulnerabilidades de la cadena de suministro estadounidense ha dado lugar a políticas dirigidas a desarrollar las cadenas de suministro locales y a estimular las inversiones en la fabricación nacional. El consenso bipartidista en este frente también estuvo detrás de la adopción en Estados Unidos de la Ley de Reducción de la Inflación, la Ley de Creación de Incentivos Útiles para la Producción de Semiconductores y Ciencia, y la Ley de Inversión en Infraestructuras y Empleo, cuyo objetivo es reforzar la resistencia de las cadenas de suministro en sectores considerados cruciales para los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos. En los últimos años, se han impuesto aranceles a las importaciones chinas con políticas más asertivas, con el objetivo estratégico de recuperar la ventaja comparativa para las industrias estadounidenses y «eliminar el riesgo de China «13. Con estas medidas se pretende devolver el golpe al poder industrial de China basado en las exportaciones, que ha sido fundamental para su crecimiento económico, y del que se han beneficiado y al que han contribuido las empresas transnacionales estadounidenses, a expensas de la desindustrialización de EstadosUnidos14.
El fenomenal ascenso de China supone un desafío directo al dominio estadounidense en varios ámbitos. Aunque Estados Unidos sigue siendo la potencia militar preeminente del mundo -una posición que no será cuestionada a corto o medio plazo- y conserva una influencia económica y diplomática significativa, el posible cambio en el equilibrio de poder mundial sugiere un orden mundial multipolar en el que China desempeña un papel importante. Dado que China se percibe cada vez más como una amenaza para el orden liberal liderado por Estados Unidos, este país se ha movilizado para reunir a sus aliados en el Indo-Pacífico en un intento de restablecer el equilibrio a su favor.
¿Trilateralismo verde?
Estados Unidos considera la región Indo-Pacífica de vital importancia para su seguridad y prosperidad. Durante décadas, su compromiso ha estado impulsado por el imperativo estratégico de salvaguardar sus intereses y fomentar alianzas para contrarrestar los desafíos geopolíticos emergentes. A diferencia de la política exterior de Donald Trump, abiertamente centrada en «América primero», la administración de Joe Biden ha vuelto a un enfoque trilateral (y minilateral) menos abierto para aliarse con antiguos aliados, vinculando las preocupaciones de seguridad regional de larga data con las preocupaciones energéticas emergentes en el Indo-Pacífico. Estados Unidos considera que un «entramado» de alianzas en la región es crucial para contrarrestar a China en todos los frentes.
Japón
Los intereses estratégicos de Estados Unidos coinciden con la creciente inquietud por la influencia regional de China en los últimos años. China se considera cada vez más incompatible con la estrategia japonesa de «Indo-Pacífico libre y abierto», que pretende establecer un orden regional basado ostensiblemente en el Estado de derecho, el libre comercio y la libertad de navegación. Con este fin, Japón, especialmente bajo el mandato del ex primer ministro Shinzo Abe, ha desplegado sus recursos diplomáticos, económicos y militares para reforzar las alianzas y asociaciones con naciones afines como Estados Unidos, Australia y, en menor medida, India. El éxito de esta estrategia depende en gran medida del compromiso y la voluntad de Estados Unidos de participar en la región. Japón, que depende en gran medida del transporte marítimo para más del 99% de sus importaciones y exportaciones, es plenamente consciente de la importancia que tiene para su prosperidad económica mantener abiertas las rutas marítimas y unas condiciones marítimas estables. De hecho, su desarrollo económico posterior a la Segunda Guerra Mundial se debe en gran medida a su emergencia como centro neurálgico de la construcción naval, que le permitió movilizar materias primas a escala mundial para atender a su crecimiento.15 Desprovisto de combustibles fósiles, Japón depende casi por completo del petróleo, el gas natural licuado (GNL) y el carbón importado por mar para sus suministros energéticos primarios. Tras el cierre de sus centrales nucleares después de la catástrofe de Fukushima, la proporción de combustibles fósiles ha aumentado: en 2021, se situaba en el 83% de su combinación energética.16 Aunque, en principio, un cambio energético está preparado para reducir finalmente esta dependencia y, con ella, las tensiones geopolíticas asociadas a los combustibles fósiles, la estrategia japonesa de cero emisiones apuntala el GNL como «combustible de transición», y su desarrollo de alternativas bajas en carbono sigue basándose en el transporte marítimo de recursos procedentes del extranjero.
Estas estrategias refuerzan la importancia de las rutas tradicionales del petróleo y el gas en la región, aunque las fuentes y los recursos energéticos son cada vez mucho más diversos. La creación de una estrategia del hidrógeno, componente central de las ambiciones netas cero de Japón, implica reutilizar la infraestructura marítima de GNL existente y capitalizar las rutas marítimas establecidas para su transporte. El liderazgo de Japón en el desarrollo de la tecnología del GNL y su posicionamiento estratégico como «puente» entre los combustibles fósiles y las energías renovables también están abriendo nuevos mercados en el Sudeste Asiático, que inevitablemente dependen del transporte marítimo para los envíos de GNL.
Al mismo tiempo que Japón trata de desarrollar fuentes de energía renovables, se está intensificando su necesidad de elementos de tierras raras, para los que depende casi al 100% de las importaciones, el 60% de las cuales proceden de China.17 Para garantizar un suministro estable de estos recursos, Japón busca la participación de productores emergentes para diversificar las cadenas de suministro, así como desarrollar su propia capacidad de producción mediante la minería de aguas profundas. La prohibición por parte de China en 2010 de exportar tierras raras a Japón durante dos meses en medio de las disputas por las islas Senkaku puso de manifiesto la vulnerabilidad de depender de una única fuente. Eludir a China también requiere desarrollar capacidades de refinado y fundición fuera de China, y Malasia y Australia se perfilan como socios clave. Un «Indo-Pacífico libre y abierto» se considera un pilar importante de estos acuerdos alternativos.
Japón encuentra un firme aliado en Estados Unidos, dado el interés mutuo en contrarrestar el temor a la expansión militar y económica de China. A su vez, Estados Unidos confía en Japón, Taiwán y Corea del Sur para ampliar su capacidad industrial, aprovechando la ventaja tecnológica que tanto les ha costado conseguir en el procesamiento de metales, la producción de productos químicos y las industrias intensivas en capital (por ejemplo, automoción, semiconductores y tecnología digital) para excluir a China de las cadenas de suministro críticas. Sin embargo, una alianza de este tipo tiene dos caras. Como aliado de confianza, Japón está claramente bien posicionado para beneficiarse de la iniciativa estadounidense de «friendshore» y «reshore» de sus cadenas de suministro. El Acuerdo sobre Minerales Críticos entre Estados Unidos y Japón y la Alianza Chip 4, por ejemplo, dan a empresas japonesas como Panasonic y Toyota acceso a subvenciones y créditos fiscales estadounidenses que podrían permitirles alcanzar a sus competidores del este asiático. Sin embargo, Japón también debe tener en cuenta las posibles repercusiones de sus vínculos económicos con China, que sigue siendo su principal socio comercial y el tercer destino de las inversiones de las empresasjaponesas18. Además, Japón sigue dependiendo en gran medida de China para la mayoría de sus suministros de minerales críticos, lo que complica los esfuerzos por diversificar sin socavar su propia competitividad. Se trata de un delicado acto de equilibrio, dada la importancia tanto de Estados Unidos como de China para la seguridad y la economía de Japón.
Filipinas
El florecimiento de los lazos diplomáticos entre Estados Unidos y Filipinas bajo la presidencia de Ferdinand Marcos Jr. revierte la postura generalmente favorable a China de su predecesor. En la anterior administración filipina, las centenarias relaciones entre Estados Unidos y Filipinas (derivadas del dominio colonial estadounidense) estuvieron a punto de interrumpirse tras los múltiples intentos del ex presidente Rodrigo Duterte de derogar el Acuerdo de Fuerzas Visitantes, un acuerdo que Estados Unidos considera clave. Duterte también cortejó el favor de China durante su mandato, y se mostró abiertamente hostil a Estados Unidos. China prometió 24.000 millones de dólares en inversiones y proyectos de gran envergadura en el marco de la BRI, que en gran medida no se materializaron al dar marcha atrás en el intento de reducir las tensiones en el Mar de China Meridional. Tras la victoria presidencial de Marcos, Estados Unidos persiguió abiertamente renovar su posición militar en su antigua colonia. Para Estados Unidos, Filipinas ocupa una posición geoestratégica sin parangón como posible punto de escala para una intervención estadounidense, dada su proximidad a Taiwán y al mar de China Meridional.
Aparte de una mayor cooperación militar con Japón y Estados Unidos, entre los principales resultados de este giro de 180 grados figuran un nuevo pacto nuclear con Estados Unidos para ayudar a descarbonizar su economía mediante la energía nuclear y un acuerdo de asociación para diversificar la cadena mundial de suministro de semiconductores. También se han anunciado proyectos energéticos y de infraestructuras en el marco de la Asociación para la Infraestructura y la Inversión Globales (PGI), la contrapartida estadounidense de la BRI, que establecerá el primer corredor económico en el marco de la PGI en Luzón, la isla más grande de Filipinas. Las inversiones en infraestructuras, minerales esenciales y energías renovables -las áreas prioritarias identificadas- se traducirán en inversiones por valor de 100.000 millones de dólares en la próxima década. Las credenciales ecológicas de la asociación encajan perfectamente en el programa de Marcos de «impulsar agresivamente» el despliegue de las energías renovables y la energía nuclear.19 Desde que asumió el poder, Marcos trató inmediatamente de reactivar la central nuclear de Bataan, paralizada, un proyecto heredado de su padre, el ex dictador Ferdinand Marcos, que nunca llegó a activarse debido a problemas de seguridad y de otro tipo que afectaron a su construcción. Filipinas es también el segundo productor de níquel después de Indonesia, con importantes reservas sin explotar. Tras la prohibición indonesia de exportar mineral de níquel, es, en palabras del Secretario del Departamento de Comercio e Industria filipino, «efectivamente, el único gran productor actual de minerales que sigue vendiendo al mercado mundial, en particular a China».20 Como la mayoría de los países en desarrollo, la colonia está intentando posicionarse en las cadenas de suministro emergentes para las tecnologías con bajas emisiones de carbono, especialmente aprovechando el interés de Estados Unidos y Japón por construir una cadena de suministro de níquel alternativa.
El abrazo del joven Marcos a Estados Unidos se produce en un momento de empeoramiento de las relaciones diplomáticas con China, a raíz de los repetidos conflictos relacionados con los buques filipinos en el mar de China Meridional tras el fin del «Acuerdo de caballeros» para reducir las tensiones del periodo de Duterte. Internamente, Marcos se enfrenta a disturbios militares, divisiones políticas dentro de su administración y amenazas de secesión de Mindanao por parte de Duterte, que sigue gozando de apoyo popular. Las acusaciones de corrupción y los malos resultados económicos (que dispararon el precio de productos básicos, como las cebollas) alimentaron aún más el descontento y la persistente desconfianza hacia la familia Marcos. Al consolidar los lazos con Japón, una potencia industrial y económica, y con Estados Unidos, cuyo poder militar sigue siendo inigualable, Marcos espera superar las amenazas internas y externas. En medio de las crecientes tensiones con Duterte, quien más que ningún otro presidente anterior trató de alinear a Filipinas con China, y la creciente desconfianza hacia su vicepresidenta, Sara Duterte, hija del ex presidente, Marcos espera aumentar la influencia de su facción a través de la realineación exterior.21 Hacerlo ayuda a debilitar al ex presidente Duterte y a sus aliados, que se beneficiaron de unas relaciones más estrechas con China durante su mandato. Así, aunque Marcos expresó inicialmente su intención de adoptar un enfoque más equilibrado en las relaciones diplomáticas, con el objetivo de ser «amigo de todos y enemigo de nadie», la debilidad interna y la presión externa favorecieron un giro más decidido hacia Estados Unidos y Japón.
Los límites de la contención
El Indo-Pacífico es un centro clave de crecimiento para la economía mundial, que representa más del 60% del PIB mundial, y se prevé que sea el mayor contribuyente al crecimiento mundial en las próximas tres décadas.22 El Indo-Pacífico es un importante socio comercial tanto para China como para Estados Unidos: En 2022, el comercio entre Estados Unidos y la región superó los 2 billones de dólares, y Estados Unidos recibió 956.000 millones de dólares en inversión extranjera directa.23 Sin embargo, China es el principal socio comercial de la mayoría de los países del Indo-Pacífico. China y el bloque de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) son también los mayores socios comerciales entre sí, y la BRI es un importante motor de la cooperación económica entre ambos.
Con el giro de Estados Unidos hacia el proteccionismo durante la administración Trump, el compromiso estadounidense en la región se centró en lo militar. En este periodo también se produjo la retirada de Estados Unidos de la Asociación Transpacífica, un acuerdo comercial entre doce países ribereños del océano Pacífico. La ambivalente relación comercial de Trump con la región contrastó con la agresiva diplomacia económica de China.En la última década, China ha invertido más de 200.000 millones de dólares en el Sudeste Asiático, contribuyendo a colmar importantes lagunas en infraestructuras de transporte y energía, entre otros sectores.24 Esto desencadenó una carrera geopolítica, en la que Estados Unidos y sus principales economías aliadas del Pacífico lanzaron iniciativas paralelas, ya que la BRI pasó a considerarse un instrumento geopolítico que garantizaría una mayor influencia de China en la región. Más recientemente, una encuesta realizada por un think tank con sede en Singapur señalaba que los sentimientos están cambiando a favor de China.25 Cuando se les pidió que eligieran entre las dos potencias rivales, más de la mitad de los encuestados de los países de la ASEAN prefirieron alinearse con China antes que con Estados Unidos. El favoritismo de China es especialmente pronunciado en Malasia, Indonesia y Laos, que son los principales receptores de inversiones en el marco de la BRI. Esto ha llevado al primer ministro japonés, Fumio Kishida, a prometer una ampliación de la presencia de Japón para «ofrecer una alternativa atractiva a los países asiáticos».26
Estas rivalidades se desarrollan en una región que representa más de la mitad de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, un porcentaje que se espera que aumente en las próximas décadas, aunque también se perfila como una de las más afectadas por el cambio climático.27 La senda energética de la región se considera decisiva para alcanzar los objetivos climáticos mundiales, a pesar de que le resulta extremadamente difícil descarbonizarse. Las enormes diferencias en desarrollo económico, estructuras de gobernanza, dotación de recursos y crecimiento demográfico complican los esfuerzos para eliminar gradualmente los combustibles fósiles, especialmente en un contexto de demanda creciente. Países de rápida industrialización como Indonesia, Vietnam y Filipinas, por ejemplo, tendrán dificultades para reducir su dependencia del carbón, el mayor contribuyente a las emisiones de carbono, sin el apoyo infraestructural, tecnológico y financiero de las economías más avanzadas.
Las iniciativas que buscan facilitar una cooperación más estrecha en materia de energías limpias y renovables podrían ayudar a acelerar el proceso de transición. Los proyectos de energías renovables requieren un importante capital inicial y conocimientos técnicos que las economías desarrolladas y los pioneros en tecnologías están bien posicionados para ayudar a abordar. Estados Unidos, Japón y China son algunos de los mayores financiadores de infraestructuras energéticas a escala regional y mundial. Sus cuantiosas inversiones han influido significativamente en las trayectorias energéticas de los Estados receptores, que, durante la mayor parte de las dos últimas décadas, se dedicaron a apoyar los combustibles fósiles. Las primeras inversiones de la BRI, por ejemplo, se destinaron a infraestructuras de combustibles fósiles, como centrales eléctricas de carbón y oleoductos y gasoductos, reflejando las prioridades de China en aquel momento y su tradicional fortaleza en estos sectores. Japón y Estados Unidos siguieron un camino similar, destinando su financiación bilateral en el extranjero a proyectos de gas natural y carbón.28 Dada la larga vida útil de las infraestructuras energéticas (la vida media típica de una central eléctrica de carbón es de cuarenta años), cualquier inversión adicional en combustibles fósiles tendrá el efecto de fijar las emisiones futuras. Así pues, las inversiones energéticas impulsadas por las grandes potencias regionales tendrán implicaciones para los objetivos de emisiones netas cero para 2050.
Esta década se considera especialmente crucial para poner en marcha infraestructuras energéticas que se ajusten a los objetivos y plazos establecidos en el Acuerdo de París. Según la Agencia Internacional de la Energía, la triplicación de la capacidad renovable para 2030 «proporciona las mayores reducciones de emisiones» esta década en línea con un escenario neto cero.29 De una serie de posibles tecnologías, el rápido crecimiento de la energía solar fotovoltaica y eólica, los vehículos eléctricos y el almacenamiento en baterías serán fundamentales. Por tanto, será necesario un cambio drástico en la dirección actual de la financiación relacionada con la energía para apoyar el despliegue de las energías renovables. El apoyo a proyectos de energías verdes y limpias en el marco del acuerdo trilateral y compromisos similares en el Marco Económico Indo-Pacífico son pasos positivos. La ecologización del marco de la BRI en los últimos años también alinea las contribuciones de China a las ambiciones climáticas mundiales. Sin embargo, los juegos de poder geopolítico que animan todas estas iniciativas están llamados a socavar los avances.
En primer lugar, las incertidumbres que rodean la disociación de las dos mayores economías del mundo tienen un efecto moderador sobre las inversiones a largo plazo, con repercusiones especialmente perjudiciales en los sectores que pueden verse afectados negativamente por la escalada de las tensiones comerciales y los cambios de política entre China y Estados Unidos. La reducción de las inversiones en energías alternativas debido a los aranceles estadounidenses no sólo perjudicará a la producción china, sino también a los intereses de Estados Unidos. Las nuevas restricciones a las baterías de vehículos eléctricos fabricadas en China, por ejemplo, afectarán a la adopción de vehículos eléctricos en Estados Unidos y, por tanto, a su capacidad para descarbonizar su sector del transporte, que actualmente representa una cuarta parte de sus emisiones, con el objetivo de la administración Biden de alcanzar una penetración del 50 por ciento de los vehículos eléctricos en el mercado. Dejar a China fuera de segmentos clave de las cadenas de suministro de minerales críticos también interrumpirá el flujo de insumos necesarios para las tecnologías renovables en un momento en que la producción debería estar aumentando para acelerar la transición. Los grandes saltos en la capacidad de las energías renovables en la última década tienen mucho que ver con la capacidad de China para lograr una ventaja comparativa en estas tecnologías, lo que la convierte en un socio omnipresente en la lucha contra el cambio climático.
En segundo lugar, la diversificación de la cadena de suministro requiere tiempo y capital. Sólo el segmento ascendente -la extracción de minerales esenciales- implica largos plazos entre el descubrimiento y la producción inicial de estos recursos, y requiere considerables inversiones iniciales a las que pocos agentes del mercado pueden o quierencomprometerse30. El establecimiento de cadenas de suministro alternativas también implica navegar por los marcos normativos y abordar las preocupaciones medioambientales en torno a la extracción, que, en el caso de los elementos de tierras raras, implica materiales radiactivos. Garantizar la licencia social para operar ha sido una de las tareas más difíciles para las industrias con importantes repercusiones medioambientales y sociales. Más arriba en la cadena de suministro, el refinado de minerales de tierras raras es muy complejo y caro, un proceso que China tardó tres décadas en dominar, incluso con un apoyo gubernamental fuerte y sostenido. Obtener valor y beneficios en medio de estos requisitos e incertidumbres es desalentador, lo que ha sido una razón clave por la que las empresas occidentales han optado por confiar en las cadenas de suministro integradas de China, en lugar de competir con ellas. Los esfuerzos liderados por Estados Unidos para debilitar el control de China sobre este sector a medida que entraban en vigor los controles de las exportaciones chinas de minerales críticos se han topado con obstáculos técnicos, medioambientales y normativos. Aunque en el mejor de los casos los esfuerzos concertados pudieran acabar dando sus frutos, la diversificación será un proceso gradual cada vez más incompatible con la escala y la velocidad que requiere una transición ecológica.
Para muchos países del Sur Global, la incapacidad de Estados Unidos, Japón y los países aliados para igualar los logros de China subraya el fracaso flagrante del orden internacional liberal a la hora de abordar los acuciantes problemas sociales y medioambientales. Los países de África, América Latina y Asia están adoptando cada vez más una relación más pragmática con el Estado y el capital chinos para satisfacer sus necesidades energéticas y cumplir sus compromisos climáticos. Los gobiernos africanos han acogido con satisfacción la ayuda y los préstamos chinos, dadas sus laxas condicionalidades políticas en comparación con los prestamistas financieros internacionales tradicionales. Aunque, naturalmente, estas asociaciones no están exentas de problemas, China ha proporcionado una vía alternativa para perseguir el desarrollo y el crecimiento. Sin embargo, en un mundo con restricciones de carbono, China se ve en apuros para ofrecer una alternativa creíble. Aunque su modelo de desarrollo dirigido por el Estado ha proporcionado avances tecnológicos vertiginosos, su enfoque también se ha visto empañado por su buena dosis de problemas éticos y medioambientales. Internamente, este éxito también ha tenido un coste, que se ha manifestado en una grave degradación medioambiental y desigualdad social. A pesar de sus nuevas ofertas más ecológicas, China tendrá que demostrar su liderazgo para poner fin a la acumulación de combustibles fósiles que ha permitido en parte.
Las soluciones requerirán un enfoque colectivo que se tome en serio, sobre todo, la urgencia de la crisis climática. En términos prácticos, esto requerirá encontrar formas de construir una relación constructiva entre Estados Unidos y China. Para Estados Unidos y sus aliados, esto puede significar aceptar a China como un socio inevitable para facilitar la adopción mundial de tecnologías con bajas emisiones de carbono y, en términos más generales, para resolver la crisis climática, a pesar del desafío que supone para la hegemonía estadounidense. No se trata, por supuesto, de una tarea fácil. Pero como dice la Estrategia Indo-Pacífica de EE.UU: «ningún país [debería] frenar el progreso en cuestiones transnacionales existenciales debido a diferencias bilaterales».31
Notas
- Thijs Van de Graaf y Benjamin K. Sovacool, Global Energy Politics (Nueva York: John Wiley and Sons, 2020), 53.
- Gavin Bridge y Philippe Le Billon, Oil (Nueva York: John Wiley and Sons, 2017); Timothy Mitchell, Carbon Democracy: Political Power in the Age of Oil (Londres: Verso, 2011).
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- Christophe McGlade y Paul Ekins, «The Geographical Distribution of Fossil Fuels Unused When Limiting Global Warming to 2°C», Nature 517, nº 7533 (2015): 180-97; Dan Welsby, James Price, Steve Pye y Paul Ekins, «Unextractable Fossil Fuels in a 1.5°C World», Nature 597, nº 7875 (2021): 230-34.
- Welsby et al., «Combustibles fósiles inextraíbles en un mundo de 1,5 °C», 230.
- Julie Ann de los Reyes, «Resources and Extraction», en Contemporary Economic Geographies (Bristol: Bristol University Press, 2024).
- Roman Vakulchuk, Indra Overland y Daniel Scholten, «Energías renovables y geopolítica: A Review», Renewable and Sustainable Energy Reviews 122, nº 109547 (2020).
- Agencia Internacional de la Energía, «China: Coal», sin fecha, iea.org; Lauri Myllyvirta, «Analysis: Clean Energy Was Top Driver of China’s Economic Growth in 2023«, Carbon Brief, 25 de enero de 2024.
- Kevin P. Gallagher y otros, The BRI at Ten: Maximizing the Benefits and Minimizing the Risks of China’s Belt and Road Initiative (Boston: Boston University Global Development Policy Center, 2023).
- Jewellord Nem Singh, «¿Minería para salir del enigma del cambio climático? The Power of a Social Justice Perspective», Wilson Center, octubre de 2021.
- Tobita Rintaro y Takafumi Hota, «In EV Tax Rules, U.S. Prefers China Decoupling over Decarbonization», Nikkei Asia, 5 de diciembre de 2023.
- Agencia Internacional de la Energía, «Clean Energy Supply Chains Vulnerabilities 2023», sin fecha; Przemyslaw Kowalski y Clarisse Legendre, «Raw Materials Critical for the Green Transition: Production, International Trade and Export Restrictions», OECD Trade Policy Paper no. 269, Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos, abril de 2023; Julie Michelle Klinger, Rare Earth Frontiers: From Terrestrial Subsoils to Lunar Landscapes (Ítaca, Nueva York: Cornell University Press, 2018).
- Valerie Volcovici, «US Energy Transition Needs to Avoid China Dependence», Reuters, 26 de octubre de 2023.
- Walden Bello, «De la asociación a la rivalidad: China and the USA in the Early Twenty-First Century», Journal of Contemporary Asia 53, no. 5 (2023).
- ↩ Stephen Bunker and Paul Ciccantell, East Asia and the Global Economy: Japan’s Ascent, with Implications for China’s Future (Baltimore: Johns Hopkins University Press, 2007).
- ↩ Agency for Natural Resources and Energy of Japan, Japan’s Energy (Ministry of Economy, Trade, and Industry, February 2023).
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- Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón, «Japan-China Economic Relationship and China’s Economy», 24 de enero de 2024.
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- Kris Crismundo, «PH Eyes Joining US, Japan Critical Mineral Deal», Philippine News Agency, 23 de abril de 2024.
- Alvin Camba, «De Aquino a Marcos: Political Survival and Philippine Foreign Policy towards China», Journal of Contemporary East Asia Studies 12, nº 1 (noviembre de 2023): 9-31.
- White House, Indo-Pacific Strategy of the United States (Washington DC: The White House, 2022).
- Departamento de Estado de EE.UU., «The United States’ Enduring Commitment to the Indo-Pacific: Marking Two Years Since the Release of the Administration’s Indo-Pacific Strategy», comunicado de prensa, 9 de febrero de 2024.
- Girish Luthra y Prithvi Gupta, «China’s Belt and Road Initiative in the Energy Sector: Progress, Direction, and Trends», Issue Brief nº 677, Policy Commons, 5 de diciembre de 2023.
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- « China supera a EEUU como superpotencia preferida en el Sudeste Asiático, según una encuesta».
- Joseph Green, Kevin Madaya, Adam Gramann y Erin Hughey, Indo-Pacific 2050 Climate Change Impact Analysis (Hawai: Pacific Disaster Center, 2023).
- Xu Chen, Zhongshu Li, Kevin P. Gallagher y Denise L. Mauzerall, «Financing Carbon Lock-In in Developing Countries : Bilateral Financing for Power Generation Technologies from China, Japan, and the United States», Applied Energy 300 (octubre de 2021): 117318.
- Agencia Internacional de la Energía, «Executive Summary», en Net Zero Roadmap: A Global Pathway to Keep the 1.5°C Goal in Reach (Agencia Internacional de la Energía, 2023).
- Agencia Internacional de la Energía, «Reliable Supply of Minerals», en The Role of Critical Minerals in Clean Energy Transitions: Reliable Supply of Minerals (Agencia Internacional de la Energía, 2022).
- Casa Blanca, Estrategia Indo-Pacífica de Estados Unidos.
2024, Volumen 76, Número 03 (julio-agosto 2024)
8. Resumen de la guerra en Palestina, 11 de agosto
El resumen de Haaretz. https://www.acro-polis.it/HAARETZ: Esto es lo que necesitas saber a 310 días de la guerra. De A D
Israel ha recibido indicaciones de que el líder de Hamás, Yahya Sinwar, está interesado en un acuerdo de alto el fuego/liberación de rehenes, según declaró una fuente israelí a Haaretz, añadiendo que «la cuestión es si Netanyahu lo quiere.»Al parecer, funcionarios árabes han pedido a Hizbulá que retrase su respuesta al asesinato de su jefe de Estado Mayor hasta después de una cumbre dedicada a ultimar un acuerdo de alto el fuego en Gaza, que debe comenzar el jueves. Un israelí muere y otro resulta herido moderado en un tiroteo en Cisjordania.
Lo que ha pasado hoy
GAZA: Las FDI pidieron a los residentes del barrio de Al-Jala, en el norte de Jan Yunis, que evacuaran la zona, que se encuentra dentro de una zona humanitaria designada. Los residentes del barrio de Hamad informaron de que las IDF atacaron varias torres residenciales de la zona. La mayoría de los residentes ya habían sido evacuados y, según los que se quedaron, las FDI siguieron llevando a cabo ataques en todo Jan Yunis, principalmente en las zonas norte y este.
Las FDI afirmaron que sus servicios de inteligencia indicaban que no había mujeres ni niños en la escuela de la ciudad de Gaza que atacaron el sábado y que se utilizaba como centro de mando de Hamás. Hamás afirmó que casi 100 personas habían muerto en el ataque.
«Hay una alta probabilidad» de que el comandante de brigada de los campamentos centrales de la Yihad Islámica Palestina, Ashraf Juda, estuviera en la escuela, dijeron las FDI, que añadieron que aún no se sabe si resultó herido o muerto en el ataque.
Philippe Lazzarini, jefe de UNRWA, dijo que los habitantes de Gaza estaban atrapados y no tenían adónde ir. «Algunos sólo pueden llevarse a sus hijos, otros llevan toda su vida en una pequeña bolsa. Van a lugares superpoblados, donde los refugios ya están abarrotados de familias. Lo han perdido todo y lo necesitan todo», dijo.
Según las cifras publicadas el jueves por el Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por Hamás, al menos 39.790 palestinos han muerto y 91.722 han resultado heridos desde el comienzo de la guerra.
ISRAEL-LÍBANO: Al menos tres misiles cayeron en una zona abierta cerca de la comunidad de Matat, en el norte de Israel, según informaron las FDI. A primera hora del domingo, un misil antitanque disparado desde el Líbano alcanzó una casa en Moshav Netu’a, en la Galilea Occidental, causando daños materiales. Un avión no tripulado explotó cerca del cruce de Ko’ah, en la región de la Alta Galilea, en el norte de Israel, a última hora de la tarde del sábado, causando daños materiales pero sin causar víctimas.
Las FDI afirmaron haber atacado infraestructuras de Hezbolá en el sur de Líbano. La emisora Al-Mayadeen, afiliada a Hezbolá, informó de que un dron israelí había atacado una motocicleta en el sur del Líbano, cerca de Taybeh.
En respuesta a las amenazas de Irán y Hezbolá de tomar represalias contra Israel por las matanzas de Beirut y Teherán, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, declaró que «se espera que cualquiera que nos haga daño de una forma en la que nunca antes hemos operado nos haga daño de una forma en la que nunca antes hemos operado, y las IDF tienen capacidades significativas».
Hezbolá declaró que había disparado contra la base Michve Alon del ejército israelí en respuesta al ataque israelí en Sidón del pasado viernes, durante el cual murió un dirigente de Hamás.
Funcionarios árabes pidieron a Hezbolá que pospusiera su respuesta al asesinato de Fuad Shukr, jefe del Estado Mayor del grupo, hasta después del inicio de la cumbre de negociaciones para la liberación de rehenes, prevista para el jueves, según informes en Líbano, que añadieron que los funcionarios dijeron a Hezbolá que un ataque contra Israel antes de la cumbre podría perjudicar las negociaciones, y que el grupo asumiría la responsabilidad de hacerlo.
El gobierno israelí ha adoptado una propuesta para bloquear el acceso a Al-Mayadeen, canal de noticias afiliado a Hezbolá, anunció el domingo el ministro de Comunicaciones, Shlomo Karhi.
La legislación, que la Knesset aprobó el 1 de abril y el gobierno adoptó por unanimidad en mayo, permite al ministro de Comunicaciones, con el consentimiento del primer ministro, ordenar la interrupción de las emisiones de un canal extranjero durante 45 días si el primer ministro está convencido de que el contenido de las emisiones inflige un daño real a la seguridad del Estado israelí.
REHENES: Israel ha recibido indicios de que el líder de Hamás, Yahya Sinwar, está interesado en un acuerdo, según declaró una fuente israelí a Haaretz, añadiendo que «la cuestión es si Netanyahu lo desea o si se adherirá al ultimátum de Ben-Gvir de disolver el gobierno. Estará Netanyahu a la altura de las circunstancias y propiciará la liberación de los rehenes, o preferirá salvar su coalición».
Fuentes diplomáticas dijeron a Haaretz que se ha dejado claro al PM Netanyahu que la administración Biden -que hasta ahora ha culpado exclusivamente a Hamás del estancamiento de las conversaciones de alto el fuego- está llegando a un punto en el que el comportamiento del PM llevaría a la Casa Blanca a acusarle públicamente de perjudicar las conversaciones e impedir la liberación de los rehenes. Incluso Qatar y Egipto, que han criticado principalmente a Israel en las últimas semanas, han dejado claro que si Hamás torpedea las conversaciones, lo dirán claramente.
El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, declaró a la CBS que «todavía es posible» conseguir un acuerdo de alto el fuego en Gaza que libere a los rehenes israelíes. «El plan que he elaborado, aprobado por el G7, aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU, etcétera, sigue siendo factible. Y estoy trabajando literalmente cada día -junto con todo mi equipo- para asegurarme de que no se convierta en una guerra regional», afirmó.
El canciller alemán, Olaf Scholz, dijo al primer ministro Netanyahu en una llamada telefónica que es importante romper «la espiral destructiva de la violencia de represalia, reducir las tensiones y trabajar constructivamente para la desescalada», y añadió que es hora de ultimar un acuerdo sobre la liberación de los rehenes y un alto el fuego, según un portavoz del gobierno alemán.
El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, respondió a una declaración de la Casa Blanca en la que se criticaba su postura sobre un acuerdo de alto el fuego, afirmando que Israel no se someterá a presiones externas «del mismo modo que Estados Unidos rechazaría las presiones internacionales para alcanzar un acuerdo de rendición con Al Qaeda y Bin Laden».
«Pronto, se puede especular, los estadounidenses pondrán una nueva oferta puente sobre la mesa y dirán tanto a Israel como a Hamás: ‘lo tomas o lo dejas’. Aquí es donde podría surgir un enfrentamiento directo entre Netanyahu y Biden. El comportamiento de Netanyahu se basa en sus cálculos, en lo seguro que está de que Trump vencerá a Harris en noviembre» – Amos Harel
Cisjordania: Un israelí de 20 años murió y otro resultó herido moderadamente en un ataque a tiros en Mehola Junction, Cisjordania, informaron las FDI, que añadieron que las fuerzas de seguridad israelíes están buscando a los autores de los disparos.
La legisladora de extrema derecha Limor Son Har-Melech justificó un incidente en el que colonos judíos atacaron a mujeres árabes israelíes que habían entrado accidentalmente en su puesto de avanzada, afirmando que «un incidente así podría ser espionaje o recogida de información» y alegando que el coche de las mujeres no tenía matrícula israelí.
ISRAEL: Se ha prorrogado tres días la detención de cinco de los soldados sospechosos de maltratar a un detenido palestino en el centro de detención de Sde Teiman.
El Fiscal General Militar de Israel, general de división Yifat Tomer-Yerushalmi, compareció ante la Comisión de Asuntos Exteriores y Defensa de la Knesset para hablar de la investigación de las FDI sobre presuntos abusos.
«En esta guerra, resulta que el verdadero peligro no es Irán ni Hezbolá, ni Hamás ni los Houthis. Está creciendo y surgiendo desde dentro. No se puede eludir el reconocimiento de este hecho y la necesidad de prepararse para la gran batalla contra este peligro» – Ex Primer Ministro Ehud Olmert
ISRAEL-IRÁN: El ministro jordano de Asuntos Exteriores, Ayman Safadi, declaró a la cadena de televisión saudí Al Arabiya que su país «no será un campo de batalla ni para Irán ni para Israel. Hemos informado a iraníes e israelíes de que no permitiremos que nadie viole nuestro espacio aéreo y ponga en peligro la seguridad de nuestros ciudadanos. Interceptaremos cualquier cosa que atraviese nuestro espacio aéreo o que consideremos que representa una amenaza para nosotros o nuestros ciudadanos».
SIRIA: Cinco miembros de una milicia respaldada por Irán murieron en un ataque aéreo cerca de la frontera con Irak, según informes en Siria.
Fuente: Haaretz, 11-08-2024.