DEL COMPAÑERO Y MIEMBRO DE ESPAI MARX, CARLOS VALMASEDA.
ÍNDICE
1. La situación económica en Chile.
2. La política exterior kazaja.
3. Nueva huelga en Italia por Palestina.
4. Por la paz en Sudán.
5. Las futuras caídas de las importaciones de petróleo.
6. China vista desde la izquierda occidental.
7. Vuelve el apocalipsis nuclear al cine.
8. Introducción a Debord.
9. Resumen de la guerra en Palestina, 17 de noviembre de 2025.
1. La situación económica en Chile.
Como siempre que hay elecciones, Michael Roberts analiza el estado económico del país. En esta ocasión, Chile.
https://thenextrecession.wordpress.com/2025/11/16/chile-another-turn-to-the-right/
Chile: ¿otro giro hacia la derecha?
Chile celebra hoy elecciones generales. Alrededor de 15 millones de votantes pueden participar en la primera vuelta para elegir un nuevo presidente, la cámara baja y la mitad de los escaños del senado. El actual presidente, Gabriel Boric, elegido en 2021, no puede presentarse a un segundo mandato consecutivo por motivos constitucionales. Así que todo está en juego.
Boric, un antiguo activista estudiantil, obtuvo una victoria decisiva en 2021. Con una participación del 56 %, la más alta desde que el voto pasó a ser voluntario, Boric, de 35 años, obtuvo el 56 % de los votos, frente al 44 % del ultraderechista Antonio Kast. Pero esta vez, la proporción de votantes podría invertirse. Aunque la alianza de izquierda liderada por Jeannette Jara, del Partido Comunista, que fue ministra de Trabajo de Boric, va en cabeza en las encuestas de opinión, no obtendrá una mayoría absoluta en la primera vuelta, como lo hizo Boric. Y es probable que una coalición de partidos de derecha aúne sus votos y lleve a Kast a la presidencia en la segunda vuelta, en diciembre.
Chile es el país más rico de América Latina en términos de PIB per cápita. Es miembro de la OCDE, el club de las naciones ricas, y del bloque comercial (TLCAN-T-MEC) con Canadá, México y Estados Unidos. Como resultado, su tasa de crecimiento real del PIB ha sido, en general, ligeramente superior a la del resto de América Latina, por lo que sus sucesivos gobiernos han sido relativamente estables.
Muchos economistas y teóricos políticos convencionales suelen utilizar esto para afirmar que Chile es un ejemplo de éxito económico capitalista de «libre mercado» y consideran a Chile como la «Suiza de América». Pero este aparente éxito es solo relativo en comparación con otras economías latinoamericanas. Además, estas ganancias han beneficiado principalmente a los ricos de Chile. La desigualdad de ingresos es una de las peores de la OCDE, solo superada por Brasil y Sudáfrica. La participación en los ingresos del decil inferior en Chile es una de las más bajas del mundo. Solo unos pocos países, en su mayoría de América Latina, tienen una participación en los ingresos más baja para el decil inferior de la distribución, y esta participación se ha deteriorado en términos relativos en los últimos 20 años.
El éxito económico relativo de Chile siempre se ha basado en sus exportaciones de cobre y minerales. El país ha sido el principal productor mundial de cobre durante más de 30 años, y cerca del 50 % de las exportaciones del país provienen de productos relacionados con el cobre. El sector minero contribuye con el 15 % del PIB de Chile y genera 200 000 puestos de trabajo. Si los precios del cobre y los minerales son altos y siguen subiendo, la economía de Chile mejora y, a la inversa, si bajan, empeora. La rentabilidad del capital chileno ha estado impulsada por el ciclo del cobre, como muestra el gráfico siguiente.
Fuente: Penn World Tables 11.0 series
El período neoliberal tras el golpe militar del general Pinochet en 1973 y tras la recesión mundial de principios de la década de 1980 logró un aumento temporal de la rentabilidad, lo que permitió al régimen mantener su control durante la década de 1980. Finalmente, Chile volvió a la democracia en 1989, y el auge de los precios de las materias primas de la década de 2000 provocó un nuevo aumento de la rentabilidad hasta la Gran Recesión de 2008-2009.

Fuente: Penn World Tables 11.0
La caída de la rentabilidad después de 2010 provocó una ralentización del crecimiento del PIB, la inversión y los ingresos, así como una mayor reducción de los servicios públicos antes de la crisis provocada por la COVID. Con la COVID y la catástrofe sanitaria, se produjo un colapso de la economía, cuyo impacto recayó principalmente en las personas con menores ingresos y peores empleos. Los precios del cobre se dispararon cuando terminó la crisis provocada por la pandemia, pero luego volvieron a caer casi un 10 % durante la presidencia de Boric.
¿Por qué es probable que pierda la Alianza de la Izquierda? La razón principal es que la presidencia de Boric no logró cambiar la estructura económica y las desigualdades sociales en Chile. En las últimas décadas, se han reducido los servicios públicos, lo que ha obligado a la población a recurrir a operaciones privadas con fines lucrativos. En particular, las pensiones están dominadas por empresas del sector privado. La mayoría de los chilenos consideran que sus ahorros para la jubilación son demasiado escasos para financiar un nivel de vida digno en la vejez. Las tasas de sustitución (es decir, los ingresos por pensiones en relación con los ingresos medios por trabajo) en Chile son muy bajas en comparación con otras economías de la OCDE. En medio del alto y rápido aumento del coste de la vida desde la pandemia, junto con el limitado crecimiento de los ingresos y las bajas pensiones, muchos hogares han acumulado una deuda considerable. Los impuestos a los ricos son bajos, por lo que la redistribución de los ingresos es menor que en casi todos los países de la OCDE y en muchas otras economías pobres.
El daño de la pandemia de COVID en la vida y los medios de subsistencia de las personas se atribuyó a Boric, al igual que a muchos gobiernos en el poder durante la COVID. Boric no se enfrentó a las empresas mineras, sino que simplemente intentó (y en general fracasó) redistribuir de forma algo más equitativa la generosidad apropiada por el capital. Tras la pandemia, la inflación se disparó y las multinacionales y el sector empresarial chileno, el Congreso y los medios de comunicación montaron una incesante campaña de ataques. La popularidad de Boric se desplomó. Se le culpó de todo, incluido el aumento de la delincuencia y la inmigración procedente de Venezuela, ya que millones de personas abandonaron ese país en busca de una vida mejor en Chile. Estas cuestiones parecen dominar ahora el electorado, más que la economía y el coste de la vida.
El principal candidato de la derecha en las elecciones, José Kast, está haciendo una campaña agresiva, al estilo de Trump, sobre estas cuestiones. Kast, admirador del antiguo dictador Pinochet, se opone al derecho al aborto y al matrimonio entre personas del mismo sexo. Quiere construir un muro al estilo Trump, llamado Escudo Fronterizo, con zanjas y barreras a lo largo de la frontera norte de Chile para mantener fuera a los inmigrantes. «Chile ha sido invadido… pero esto se ha acabado», ha declarado Kast.
Así pues, parece probable que otro gobierno de centroizquierda en Sudamérica acabe cayendo ante la extrema derecha, como ha ocurrido recientemente en Bolivia y quizá pronto en Colombia y Perú. Como dijo Javier Milei al ganar las recientes elecciones de mitad de mandato en Argentina, América Latina estaba viviendo un «renacimiento liberal». Expresando su esperanza de que las elecciones del próximo año en varios países importantes devuelvan al poder a gobiernos conservadores, Milei afirmó: «Esperamos que la ola azul continúe. Ya hemos tenido suficientes rojos. El mundo actual se encamina hacia un formato diferente, en el que habrá un bloque liderado por Estados Unidos, otro liderado por Rusia y otro liderado por China. En este orden mundial, Estados Unidos entiende que su bloque está en América y, sin duda, nosotros somos su mayor aliado estratégico».
2. La política exterior kazaja.
Vimos el otro día como los presidentes de los «tanes» se reunían con Trump. en The Cradle publican este artículo sobre uno de los más entusiastas, Tokayev, de Kazajistán.
https://thecradle.co/articles/abandoning-strategic-neutrality-kazakhstan-joins-the-abraham-accords
Abandonando la neutralidad estratégica, Kazajistán se une a los Acuerdos de Abraham
La desesperada apuesta del presidente kazajo por ganarse el favor de Estados Unidos le ha llevado a ensalzar a Trump como un líder mesiánico y a firmar los pactos coloniales de Tel Aviv, poniendo en riesgo el equilibrio regional y la legitimidad interna que tanto le ha costado conseguir.
Hazal Yalin
14 DE NOVIEMBRE DE 2025
El presidente de Kazajistán, Kassym-Jomart Tokayev, regresó recientemente de Washington tras una actuación diplomática aduladora, aunque políticamente arriesgada. Sentado junto a funcionarios estadounidenses y líderes de Asia Central, Tokayev elogió excesivamente al presidente estadounidense Donald Trump, yendo mucho más allá de la habilidad política:
«Usted es el gran líder, el estadista enviado por el cielo para devolvernos el sentido común y las tradiciones que todos compartimos y valoramos… Millones de personas en tantos países le están muy agradecidas. Usted es un gran estadista, enviado para restaurar el sentido común y la tradición en la política y la diplomacia estadounidenses».
Estas declaraciones, dirigidas al presidente estadounidense Donald Trump, fueron notablemente poco difundidas en los medios de comunicación oficiales de Kazajistán. Y por una buena razón. La obsequiosidad de Tokayev puede haber ganado sonrisas en Washington, pero dejó a muchos en su país y en las capitales aliadas desconcertados.
Sin embargo, lo que realmente marcó la visita fue la decisión de Kazajistán de respaldar formalmente los Acuerdos de Abraham, un gesto simbólico para un país que nunca ha tenido problemas con Israel desde que se establecieron las relaciones diplomáticas en 1992. Kazajistán satisface entre el 15 % y el 20 % de las necesidades de petróleo de Israel. En 2001 se firmó un acuerdo de cooperación en materia de defensa entre ambos países y en 2004 se creó una cámara conjunta de industria y comercio. Durante la visita, Trump también facilitó una llamada telefónica entre Tokayev y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Kazajistán, aparentemente consciente de la rareza diplomática, afirmó que «esta importante decisión se tomó únicamente en interés de Kazajistán y es totalmente coherente con la naturaleza equilibrada, constructiva y pacífica de la política exterior de la república», y reiteró su apoyo a la solución de dos Estados en virtud de las resoluciones de la ONU.
Sin embargo, la medida tiene menos que ver con la paz y más con la imagen: añadir otro país de mayoría musulmana a la campaña de relaciones públicas entre Estados Unidos e Israel, mientras Trump intensifica su impulso para ampliar la normalización en su segundo mandato.
Vagones y política de «wag-the-dog»
La visita de Tokayev a Estados Unidos, que él mismo calificó como una misión de acercamiento económico, se ha enmarcado como una «nueva era» en las relaciones entre Estados Unidos y Kazajistán. De hecho, el proceso comenzó durante su visita a finales de septiembre y, tras una serie de reuniones, Estados Unidos se comprometió a vender a Kazajistán vagones de ferrocarril por valor de 4000 millones de dólares. El secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, elogió el «acuerdo histórico» como una victoria para la industria estadounidense, añadiendo que «impulsa el empleo en el sector manufacturero estadounidense y acelera el crecimiento, las oportunidades y la conectividad en Estados Unidos y Asia Central».
Pero, ¿qué respalda esto en Kazajistán?
El país, rico en infraestructuras de la era soviética y con una profunda integración ferroviaria tanto con Rusia como con China, tiene pocos incentivos económicos racionales para importar vagones desde el otro lado del mundo. La medida de Tokayev parece tener menos que ver con el transporte y más con el tránsito político, lo que indica la voluntad de llevar las ambiciones estratégicas de Estados Unidos a toda Eurasia.
De hecho, Lutnick declaró que estos vagones se desplegarían a lo largo de un nuevo corredor entre Europa y Asia, pero con «tecnología estadounidense en su núcleo», un intento velado de crear una alternativa alineada con Estados Unidos a los corredores energéticos este-oeste de Rusia y a la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda (BRI) de China.
Vender la soberanía por el transporte
Estas propuestas no carecen de precedentes, ya que la historia ofrece paralelismos cautelares. En octubre de 1938, cuando el primer presidente de la República de Turquía, Mustafa Kemal Ataturk, yacía en su lecho de muerte, el embajador soviético en Ankara advirtió a Moscú de que los «círculos gubernamentales y empresariales» turcos se estaban volcando rápidamente hacia la Alemania fascista. En otras palabras, los intereses de los «círculos empresariales» determinaban la dirección de las decisiones del Gobierno. En Kazajistán se está produciendo una situación similar.
Durante el mandato del predecesor del presidente Tokayev, Nursultan Nazarbayev, los «círculos empresariales» oligárquicos de Kazajistán profundizaron sus lazos con los monopolios británicos —sobre todo con Shell— y abrieron la puerta a la influencia del MI6. El tribunal del Centro Financiero Internacional de Astana (AIFC) se situó explícitamente fuera del sistema jurídico de Kazajistán, obligado a seguir las normas de Inglaterra y Gales.
El alcance de este enredo se hizo más evidente el 1 de junio, cuando unos drones avanzados atacaron varias bases aéreas rusas en un ataque cuyo origen sigue sin estar claro. Aunque no se estableció ningún vínculo oficial con Kazajistán, los informes indicaban que los drones habían entrado en territorio ruso a través de rutas kazajas. Si se verifica, esto supondría una escalada dramática, lo que sugeriría que las operaciones de EE. UU. y la OTAN podrían estar ya probando nuevas vías de comunicación en Eurasia.
La consternación silenciosa de Moscú
A pesar de las aparentes provocaciones, Rusia ha respondido con una notable falta de ira pública. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, desestimó los elogios de Tokayev a Trump con un sarcasmo irónico: «¿Qué tiene de extraño? Es solo que muchos de los que llegan a la Casa Blanca empiezan a hablar exactamente así».
Sin embargo, la moderación de Moscú es estratégica. La visita de Tokayev a Rusia los días 12 y 13 de noviembre, pocos días después de su gira por Washington, condujo a la firma de una declaración conjunta que eleva las relaciones entre Kazajistán y Rusia a una «asociación estratégica y alianza integral».
La inclusión del término «alianza» es poco habitual en el lenguaje diplomático ruso y refleja el deseo de Moscú de mantener a Astana dentro de su órbita, incluso cuando Tokayev coquetea con Estados Unidos. El presidente ruso, Vladímir Putin, reiteró esto durante la visita de Tokáyev, describiendo a los dos países como «aliados fiables».
Sin mensaje, sin mediador
Algunos analistas especularon con que Tokáyev había transmitido un mensaje de Trump a Putin, especialmente después de que el presidente kazajo declarara al New York Times (NYT) que Putin había mostrado «la máxima flexibilidad» al proponer congelar la línea del frente en Ucrania. Pero los funcionarios rusos desestimaron rotundamente esta afirmación.
El asesor de Putin, Yury Ushakov, declaró rotundamente que Tokayev no había transmitido ningún mensaje de ese tipo. Y lo que es más importante, Moscú ha rechazado repetidamente cualquier sugerencia de congelar la línea del frente, lo que hace que las declaraciones de Tokayev sean, en el mejor de los casos, diplomáticamente irrelevantes y, en el peor, un torpe intento de autoengrandecimiento.
En este sentido, la visita a Washington parece menos una acción diplomática y más una actuación mal organizada para reconvertir a Tokayev en un estadista regional, a expensas de la equilibrada política exterior de Kazajistán.
Bailando con lobos
La tendencia regional general no es menos preocupante. El presidente de Uzbekistán, Shavkat Mirziyoyev, que también participó en la visita a la Casa Blanca, se comprometió a invertir 100 000 millones de dólares en Estados Unidos durante la próxima década, una promesa asombrosa para un país que sigue dependiendo del capital ruso y chino.
La reacción de Moscú no se hizo esperar. Putin mantuvo una conversación telefónica con Mirziyoyev el 11 de noviembre, seguida de la visita en persona de Tokayev. La declaración del Kremlin tras esta última reunión hizo hincapié en «las relaciones de alianza y asociación estratégica en varios ámbitos».
El experto ruso en Asia Occidental y Central, Aleksandr Knyazev, bromeó en Telegram: «La promesa estadounidense de invertir 100 000 millones de dólares en la economía kazaja es tan falsa como la promesa de Uzbekistán de invertir 100 000 millones de dólares en la economía estadounidense».
Es evidente que Rusia está dando señales de que el cortejo occidental a Asia Central no quedará sin respuesta.
Pero las consecuencias pueden ir mucho más allá de la diplomacia. Si Kazajistán y sus vecinos se inclinan aún más hacia Occidente, Rusia podría empezar a imponer restricciones punitivas, en particular en materia de migración laboral. Los trabajadores migrantes de Asia Central ya están sometidos a un escrutinio cada vez mayor debido a los temores de seguridad que suscitan las redes islamistas. Cualquier deterioro adicional de las relaciones podría dar lugar a expulsiones masivas o a nuevos obstáculos legales, lo que perturbaría tanto los flujos de remesas como la estabilidad interna de toda la región.
Caminando por una línea peligrosa
Las exportaciones energéticas de Kazajistán siguen dependiendo en gran medida de la infraestructura rusa y de las rutas de tránsito del mar Caspio, reguladas por consenso entre los Estados ribereños. Su red económica más amplia está estrechamente entrelazada con Rusia y China. Entonces, ¿qué lógica estratégica, si es que hay alguna, sustenta un giro que pone en riesgo esta estabilidad? ¿Por qué desmantelar el equilibrio para perseguir las precarias propuestas de un imperio en declive?
Las exportaciones energéticas de Kazajistán no solo transitan por rutas controladas por Rusia, sino que su infraestructura fue construida por redes postsoviéticas y sigue conectada a ellas. Incluso sus modestas capacidades de defensa dependen de la coordinación dentro de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC).
Por lo tanto, Tokayev puede obtener un aplauso temporal en Washington, pero corre el riesgo de alienarse a largo plazo de las mismas potencias que han garantizado la estabilidad de su país.
Y si Kazajistán se convierte en un corredor para operaciones extranjeras contra Rusia, las consecuencias podrían ser catastróficas.
La era del equilibrio estratégico puede haber terminado en Asia Central. Y Tokayev, a pesar de todas sus plegarias al cielo, puede descubrir que el favor divino no sustituye al sentido geopolítico.
3. Nueva huelga en Italia por Palestina.
Hedges se une a una iniciativa en apoyo a la futura huelga general en Italia en favor de Palestina.
https://chrishedges.substack.com/p/join-us-in-italy-to-support-the-nationwide
Únete a nosotros en Italia para apoyar la huelga nacional contra Israel
Estaré en Italia, junto con Francesca Albanese, Yanis Varoufakis y Greta Thunberg, para apoyar la huelga nacional convocada por los sindicatos italianos para detener todos los envíos de armas a Israel.
Chris Hedges
16 de noviembre de 2025
Las naciones occidentales no harán nada para detener la matanza de palestinos que está llevando a cabo Israel. No harán nada para aliviar el hambre y las enfermedades que están diezmando a los palestinos en Gaza. Nuestras naciones han sido, y siguen siendo, cómplices del genocidio. Seguirán siendo cómplices hasta que el genocidio llegue a su trágico final.
A menos que los detengamos.
Al menos 242 palestinos en Gaza han sido asesinados por Israel desde que se anunció el «alto el fuego». La primera violación importante del alto el fuego provocó ataques aéreos israelíes que mataron a más de 100 palestinos, entre ellos 46 niños, e hirieron a otros 150. Los palestinos de Gaza siguen soportando a diario bombardeos que destruyen sus hogares. Israel ha destruido más de 1500 edificios desde que comenzó el alto el fuego, a menudo diezmando barrios enteros con cargas de demolición. Los bombardeos y los disparos siguen matando y hiriendo a civiles, mientras que los drones siguen sobrevolando la zona, transmitiendo amenazas ominosas o disparando contra la población civil. Los alimentos básicos, la ayuda humanitaria y los suministros médicos siguen siendo escasos debido al asedio continuo. Y el ejército israelí controla más de la mitad de la Franja de Gaza, disparando a cualquiera, incluidas familias, que se acerque demasiado a su frontera invisible, conocida como la línea amarilla. ¿Su delito? Regresar a las ruinas de sus hogares.
Israel ha convertido sistemáticamente Gaza en un lugar inhabitable, transformándola en el vasto cementerio de todos los campos de concentración.
Pocos en Israel se oponen. El 82 % de los judíos israelíes apoya la idea de expulsar a toda la población de Gaza y casi la mitad apoya matarlos. El 80 % de los israelíes dice que «no le preocupa mucho» o «no le preocupa en absoluto» las noticias sobre la hambruna y el sufrimiento de la población de Gaza.
No nos equivoquemos. Israel es un Estado genocida y una sociedad genocida.
Por eso, los días 28 y 29 de noviembre estaré en Génova y Roma, junto con Francesca Albanese, Yanis Varoufakis y Greta Thunberg, para apoyar la huelga nacional convocada por los sindicatos italianos, con el fin de detener todos los envíos de armas a Israel y protestar contra las peticiones del Gobierno de la primera ministra Giorgia Meloni de aumentar el gasto en defensa.
No debemos permitir que nuestros líderes políticos normalicen el genocidio y la guerra. No debemos abandonar el estado de derecho. No debemos, con nuestro silencio o pasividad, ser cómplices. Debemos detener los envíos de bombas y armas a Israel. Debemos boicotear a las empresas que hacen negocios en Israel, así como todos los eventos deportivos con equipos israelíes, todos los conciertos de músicos israelíes y todos los intercambios con académicos y estudiantes israelíes. Debemos obligar a nuestras universidades e instituciones a desinvertir en Israel. Debemos romper las relaciones diplomáticas. Debemos estar presentes cuando los líderes israelíes celebren ruedas de prensa o visitas de Estado. Debemos estar presentes en todos los puertos cuando los barcos turísticos israelíes atraquen. Debemos poner fin al genocidio.
Depende de nosotros, de los que salimos a la calle, de los que organizamos huelgas. No hay otro mecanismo que nos salve. Ninguno.
No podemos fallar. Si lo hacemos, Gaza será solo el comienzo. El mundo se está desmoronando bajo el embate de la crisis climática, que está provocando migraciones masivas, Estados fallidos y catastróficos incendios forestales, huracanes, tormentas, inundaciones y sequías. A medida que se desmorona la estabilidad mundial, la aterradora maquinaria de violencia industrial indiscriminada y asesinatos en masa, tan familiar para los palestinos, se volverá omnipresente.
Los drones militarizados, los helicópteros de combate, los muros y barreras, los puestos de control, las bobinas de alambre de púas, las torres de vigilancia, los centros de detención, las deportaciones, la brutalidad y la tortura, la denegación de visados de entrada, la existencia de apartheid que conlleva la indocumentación, la pérdida de derechos individuales y la vigilancia electrónica, son tan familiares para los migrantes desesperados a lo largo de la frontera mexicana o que intentan entrar en Europa como lo son para los palestinos. Pronto, si no se controlan, estas herramientas de represión estatal se utilizarán contra nosotros.
Israel encarna el Estado etnonacionalista que la extrema derecha de Estados Unidos y Europa sueña con crear para sí misma, un Estado que rechaza el pluralismo político y cultural, así como las normas legales, diplomáticas y éticas. Israel es admirado por estos proto-fascistas precisamente porque es racista y sin ley, porque utiliza la fuerza letal indiscriminada para «limpiar» su sociedad de aquellos tachados de contaminantes humanos.
Al negarnos a cooperar, al paralizar la maquinaria del comercio y del Estado, al resistirnos al mal, afirmamos nuestra dignidad y nuestra libertad. Socavamos el edificio del poder despótico. Mantenemos vivas las llamas de la esperanza y la justicia. Mantenemos viva la capacidad de ser humanos.
Así que únete a los millones de personas que salen a las calles de Italia y a las de tu propia ciudad. La lucha por Palestina es la lucha de todos nosotros.
4. Por la paz en Sudán.
Se me había pasado enviaros el último boletín del Tricontinental, dedicado a la situación en Sudán, y cómo se podría actuar para conseguir la paz.
https://thetricontinental.org/es/newsletterissue/boletin-sudan-paz/
Que el pueblo sudanés camine hacia la paz | Boletín 46 (2025)
Con el respaldo de potencias extranjeras, las Fuerzas Armadas de Sudán (SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) están enfrentadas en una guerra sangrienta con consecuencias devastadoras para el pueblo sudanés.
Reem Aljeally (Sudán), Ribbon Line [Línea de cinta], 2025.
Queridas amigas y amigos,
Saludos desde las oficinas del Instituto Tricontinental de Investigación Social.
A principios de noviembre, el Secretario General de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, se refirió a la “horrible crisis en Sudán, que se está saliendo de control”, instó a las partes en conflicto a “poner fin a esta pesadilla de violencia, ahora”. Existe un camino para terminar la guerra, pero simplemente no hay voluntad política para hacerlo cumplir. En mayo de 2025, escribimos sobre la historia del conflicto. En 2019, explicamos el levantamiento que tuvo lugar ese año, así como sus consecuencias. Ahora, desde el Instituto Tricontinental de Investigación Social, la Asamblea Internacional de los Pueblos y Panafricanismo Hoy, llega la Alerta Roja n° 21 sobre la necesidad de paz en Sudán.
¿Cuál es la situación real en Sudán?
El 15 de abril de 2023 estalló la guerra entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF, por su sigla en inglés), lideradas por el jefe del Consejo Militar de Transición, el general Abdel Fattah al-Burhan y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por su sigla en inglés), dirigidas por el teniente general Mohamed ‘Hemedti’ Hamdan Dagalo. Desde entonces, con el apoyo de diversos gobiernos fuera de Sudán, ambas partes han librado una terrible guerra de desgaste en la que la población civil es la principal víctima. Es imposible saber cuántas personas han muerto, pero claramente el número de víctimas mortales es significativo. Una estimación determinó que solo entre abril de 2023 y junio de 2024 el número de víctimas fue de hasta 150.000 y varias organizaciones de derechos humanos ya han documentado diversos crímenes contra la humanidad cometidos por ambos bandos. Al menos 14,5 millones de sudaneses de una población de 51 millones han sido desplazados. Las personas que viven en la franja entre El Fasher, Darfur del Norte y Kadugli, Kordofán del Sur, luchan contra el hambre aguda y la hambruna. Un análisis reciente de la Clasificación integrada de la seguridad alimentaria en fases de la ONU reveló que alrededor de 21,2 millones de sudaneses, el 45% de la población, se enfrentan a altos niveles de inseguridad alimentaria aguda y que 375.000 personas en todo el país se enfrentan a niveles “catastróficos” de hambre (es decir, al borde de la inanición).
Desde que inició la guerra, cientos de miles de personas desplazadas internamente buscaron refugio en El Fasher, entonces controlada en gran medida por las SAF. Aproximadamente 260.000 civiles todavía estaban allí en octubre de 2025 cuando las RSF vencieron la resistencia, entraron a la ciudad y llevaron a cabo una serie de masacres documentadas. Entre las personas asesinadas se encontraban 460 pacientes y sus acompañantes en la Maternidad Saudita. La caída de la ciudad ha significado que las RSF ahora controlan en gran medida la vasta provincia de Darfur, mientras que las SAF controlan gran parte del este de Sudán, incluyendo Puerto Sudán, el acceso del país al mar y al comercio internacional, así como la capital, Jartum.
Por el momento no hay indicios de que la situación vaya a mejorar.
Salah Elmur (Sudán), Farewell Wall [Muro de despedida], 2024.
¿Por qué luchan las SAF y las RSF?
Ninguna guerra de esta magnitud tiene una causa simple. La razón política es clara: esta es una contrarrevolución contra el levantamiento popular de 2019 que logró derrocar al presidente Omar al-Bashir, quien gobernó desde 1993 y cuyos últimos años en el poder estuvieron marcados por el aumento de la inflación y la crisis social.
Las fuerzas populares y de izquierda detrás del levantamiento de 2019 –que incluían al Partido Comunista Sudanés, las Fuerzas del Consenso Nacional, la Asociación de Profesionales Sudaneses, el Frente Revolucionario Sudanés, las Mujeres de los Grupos Cívicos y Políticos Sudaneses y muchos comités de resistencia locales y vecinales– obligaron al ejército a aceptar supervisar la transición a un gobierno civil. Con la asistencia de la Unión Africana, se estableció el Consejo de Soberanía de Transición, compuesto por cinco miembros militares y seis civiles. Abdalla Hamdok fue nombrado primer ministro y la jueza Nemat Abdullah Khair, presidenta del poder judicial, con al-Burhan y Hemedti también en el consejo. El gobierno cívico-militar arruinó aún más la economía al provocar la fluctuación monetaria y privatizar el Estado, haciendo así más lucrativo el contrabando de oro y fortaleciendo a las RSF (este gobierno también firmó los Acuerdos de Abraham, que normalizaron las relaciones con Israel). Las políticas del gobierno militar-civil exacerbaron las condiciones que condujeron al enfrentamiento por el poder (control sobre el aparato de seguridad del Estado) y por la riqueza (control sobre el comercio de oro).
A pesar de sus funciones en el consejo, al-Burhan y Hemedti intentaron dar golpes de Estado hasta que lo consiguieron en 2021. Una vez apartados los civiles, los dos líderes militares se enfrentaron entre sí. Los oficiales de las SAF intentaron mantener su control sobre el aparato estatal, que en 2019 absorbió el 82 % de los recursos presupuestarios del Estado (según confirmó el primer ministro Abdalla Hamdok en 2020). También tomaron medidas para mantener el control de sus empresas, administrando más de 200 compañías a través de entidades como el Sistema de Industrias de Defensa controlado por las SAF (con ingresos anuales estimados en 2.000 millones de dólares), capturando una participación significativa de la economía formal de Sudán en los sectores de la minería, las telecomunicaciones y la importación y exportación de materias primas.
Las RSF, con raíces en la milicia Janja’wid (demonios a caballo), intentaron aprovechar la economía de guerra autónoma centralizada en torno a la Corporación Al Junaid de Actividades Múltiples, que controla las principales zonas productoras de oro en Darfur y alrededor de media docena de yacimientos mineros, incluido Jebel Amer. Dado que, a partir de 2022, entre el 50 y el 80% de la producción total de oro de Sudán, en lugar de exportarse oficialmente, se contrabandea, principalmente a los Emiratos Árabes Unidos; y como las RSF dominan la producción en las zonas de minería artesanal del oeste de Sudán (que representan entre el 80 y el 85% de la producción total), las RSF capturan enormes sumas de los ingresos del oro cada año (estimados en 860 millones de dólares solo de las minas de Darfur en 2024).
Bajo estas disputas políticas y materiales subyacen presiones ecológicas que agravan la crisis. Parte de la razón del largo conflicto en Darfur ha sido la desertificación del Sahel. Durante décadas, las lluvias irregulares y las olas de calor provocadas por la catástrofe climática han expandido el desierto del Sahara hacia el sur, convirtiendo a los recursos hídricos en una causa de conflicto, provocando enfrentamientos entre la población nómada y lxs agricultores sedentarixs. La mitad de la población de Sudán ahora vive con inseguridad alimentaria aguda. La incapacidad de crear un plan económico para una población devastada por los rápidos cambios en los patrones climáticos, junto con el robo de recursos por parte de una pequeña élite, deja a Sudán vulnerable a un conflicto a largo plazo.
No se trata solo de una guerra entre dos personalidades fuertes, sino de una lucha por la transformación de los recursos y su saqueo por parte de potencias extranjeras. Una vez más se ha puesto sobre la mesa un acuerdo de alto el fuego, pero la probabilidad de que sea aceptado o respetado es muy baja mientras los recursos sigan siendo el premio más codiciado por los distintos grupos armados.
Omer Khairy (Sudán), Market Scene [Escena de mercado], 1975.
¿Cuáles son las posibilidades de paz en Sudán?
Un camino hacia la paz en Sudán requiere seis elementos:
- Un alto el fuego inmediato y supervisado que incluya la creación de corredores humanitarios para el tránsito de alimentos y medicinas. Estos corredores estarían bajo el liderazgo de los Comités de Resistencia, que cuentan con la credibilidad democrática y las redes para entregar ayuda directamente a quienes la necesitan.
- El fin de la economía de guerra, concretamente cerrando las rutas de oro y armas. Esto incluiría la imposición de sanciones estrictas sobre la venta de armas a los Emiratos Árabes Unidos y la compra de oro de ese país hasta que rompa todas las relaciones con las RSF. También deben implementarse controles de exportación en Puerto Sudán.
- El regreso seguro de las personas exiliadas por motivos políticos y el inicio de un proceso para reconstruir las instituciones políticas bajo un gobierno civil elegido o apoyado por las fuerzas populares, principalmente los Comités de Resistencia. Las SAF deben ser despojadas de su poder político y activos económicos y sometidas al gobierno. Las RSF deben ser desarmadas y desmovilizadas.
- La reconstrucción inmediata del poder judicial superior de Sudán para investigar y procesar a los responsables de las atrocidades.
- La creación inmediata de un proceso de rendición de cuentas que incluya el enjuiciamiento de los “señores de la guerra” a través de un tribunal debidamente constituido en Sudán.
- La reconstrucción inmediata de la comisión de planificación de Sudán y su ministerio de Finanzas para transferir el excedente de los enclaves de exportación hacia bienes públicos y protecciones sociales.
Estos seis puntos desarrollan los tres pilares de la Unión Africana y la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD por su sigla en inglés) de la Hoja de ruta conjunta para la resolución del conflicto en Sudán (2023). La dificultad con esta hoja de ruta –al igual que con propuestas similares– es que depende de donantes, incluidos actores que están implicados en la violencia. Para que estos seis puntos se conviertan en realidad, las potencias externas deben ser presionadas para que terminen su respaldo a las SAF y las RSF. Estos incluyen a Egipto, la Unión Europea, Qatar, Rusia, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos. Ni esta hoja de ruta ni el canal de Jeddah, una vía de mediación saudí-estadounidense lanzada en 2023 que se centra en treguas cortas y acceso humanitario, incluyen a grupos civiles sudaneses y mucho menos a los Comités de Resistencia.
Kamala Ibrahim Ishaq (Sudán), Loneliness [Soledad], 1987.
Aunque Sudán ha dado poetas que cantan sobre el dolor y el sufrimiento, terminemos con una nota diferente. En 1961, el poeta comunista Taj el-Sir el-Hassan (1935-2013) escribió Una canción afroasiática, que comienza conmemorando la masacre de Kosti en Joudeh, en 1956, cuando 194 campesinos en huelga fueron asfixiados hasta la muerte mientras estaban bajo custodia policial. Pero nos centraremos en el final de la canción, donde la voz del poeta resuena por encima de los disparos:
En el corazón de África estoy en la vanguardia,
y hasta Bandung se extiende mi cielo.
El retoño de olivo es mi sombra y mi patio,
oh, compañeras y compañeros:
oh, compañeras y compañeros de vanguardia, guiando a mi pueblo hacia la gloria,
sus velas están empapando mi corazón en luz verde.
Cantaré la estrofa final,
a mi amada tierra;
a mis compañeras y compañeros en Asia;
a Malasia,
y el vibrante Bandung.
Al pueblo de El Fasher, a aquellos en Jartum, a mis compañeras y compañeros en Puerto Sudán: caminen hacia la paz.
Cordialmente,
Vijay
5. Las futuras caídas de las importaciones de petróleo.
Una nueva entrada de B sobre el pico del petróleo. Esta vez, desde la perspectiva de la importación.
https://thehonestsorcerer.medium.com/the-oil-import-curse-34a20270aaa9
La maldición de las importaciones de petróleo
Por qué las importaciones de petróleo podrían caer mucho más rápido y mucho antes que el suministro
B
Hace 1 día
En la niebla. Foto de Zetong Li en Unsplash
Los países que dependen de las importaciones de petróleo se enfrentan a una situación difícil, y Estados Unidos tampoco será una excepción. Si el suministro mundial de petróleo se reduce a la mitad de su valor actual a mediados de siglo, como prevé la empresa de inteligencia energética Rystad, las regiones importadoras de petróleo podrían perder el 75 % de sus importaciones en cuestión de 15-20 años. Y no, esto no sucederá porque la clase directiva profesional se haya convencido a sí misma de que los coches eléctricos son el futuro. En cambio, nos enfrentamos a un declive muy desigual, en el que el juego de suma cero de la importación de petróleo se convierte en un juego de sillas musicales.
La capacidad neta mundial de exportación de petróleo alcanzó su máximo potencial en 2004 y no ha cambiado mucho en los últimos 21 años. Durante estas dos décadas, las naciones solo pudieron aumentar la cantidad que compraban en el extranjero a expensas de que otras renunciaran al consumo o sustituyeran las importaciones por nuevas fuentes de suministro. Y esto es exactamente lo que ha estado sucediendo desde 2005, cuando la revolución del esquisto comenzó a convertir a Estados Unidos (el mayor importador de petróleo del mundo en ese momento) en un exportador neto. Las importaciones de petróleo estadounidenses, sustituidas por esta nueva riqueza, permitieron a otras naciones (China, India y el resto del Sur Global) más que cuadruplicar (¡!) su consumo durante el mismo período, a pesar del estancamiento de la capacidad de exportación mundial. Si no fuera por el petróleo de esquisto, China e India no habrían podido alcanzar su estatus actual.

Potencial estimado de exportación neta de petróleo a nivel mundial. Dado que no se proporcionaron los datos de origen de todos y cada uno de los países, hubo que agrupar a algunas naciones, ocultando las pequeñas diferencias entre las exportaciones y las importaciones (de ahí el uso de la palabra «estimado»). Dado que estas agrupaciones representan solo el 2 % del suministro mundial de petróleo, el gráfico sigue mostrando el potencial de exportación neta de petróleo a nivel mundial con una precisión del 98 %. Fuente de datos: Energy Institute | Visualización: trabajo propio
Pero, ¿qué es esta capacidad de exportación neta? En pocas palabras, es la diferencia entre la cantidad de petróleo que produce un país o una región y la cantidad que importa. Si una nación extrae más petróleo del que compra en el extranjero, se denomina exportador neto. Por otro lado, las naciones que compran más de lo que venden son importadoras netas. Pero, ¿por qué las naciones productoras de petróleo importan petróleo en primer lugar? Bueno, porque no todo el petróleo es igual: algunos yacimientos producen líquidos pesados, densos y espesos, mientras que otros producen fluidos ligeros, finos y similares a la gasolina. Para satisfacer la demanda de todo tipo de productos petrolíferos, incluso los países productores de petróleo necesitan importar el tipo adecuado de petróleo para fabricar todo lo que necesitan, desde etileno (utilizado en la fabricación de plásticos) y gasolina, hasta combustible para aviones y diésel, por no hablar de productos más pesados como lubricantes, asfalto, etc. (De lo contrario, tendrían que importar ellos mismos los productos que les faltan). Por lo tanto, para determinar si un país es importador o exportador neto, hay que tener en cuenta el peso de todo el petróleo crudo más los condensados y los líquidos de gas natural (separados de la producción de gas natural) en el lado de la producción, al igual que hay que tener en cuenta toda la demanda interna (más la aviación internacional, los combustibles para buques, el combustible para refinerías y las pérdidas) en el lado del consumo. El resultado de ese cálculo es lo que se ve en el gráfico anterior y en los siguientes.
Ahora profundicemos un poco más y desmontemos algunos mitos sobre Estados Unidos como superpotencia energética. El siguiente gráfico habla por sí solo.

Fuente de datos: Energy Institute | Visualización: trabajo propio.
A pesar de toda la publicidad, Estados Unidos se ha convertido en exportador neto solo en 2023. Antes de eso, al menos desde la Segunda Guerra Mundial, la economía estadounidense dependía en mayor o menor medida de las importaciones de petróleo. Desde esta perspectiva, sería difícil calificar a Estados Unidos como «el productor oscilante mundial», como a muchos analistas energéticos les gusta describir al país. De hecho, a medida que la revolución del esquisto se va apagando lentamente debido al agotamiento de los recursos (1), es probable que Estados Unidos pierda su «independencia energética» en cuestión de años, volviendo a ser un importador neto mucho más rápido de lo que la mayoría esperaría. Compárese esto con la situación de Rusia, un país que nunca ha perdido su condición de gran exportador de petróleo, a pesar de contar con una importante base científica, industrial, aeroespacial, militar, agrícola y minera que exige cada vez más petróleo para funcionar. Gracias a su población relativamente baja en comparación con la cantidad de recursos de que dispone, Rusia siguió siendo el único país que podía valerse por sí mismo: alimentos, energía, materias primas, armas, lo que sea.
A modo de comparación, eche un vistazo a los datos de las otras tres principales regiones exportadoras: Canadá, América Latina y África. En este caso, Canadá también se ve favorecido por su baja densidad de población en comparación con el tamaño de sus reservas de petróleo. Las otras dos regiones apenas superan el umbral de rentabilidad, a pesar de ser zonas productoras del tamaño de un continente con un consumo de petróleo per cápita relativamente bajo.

Fuente de datos: Energy Institute | Visualización: trabajo propio.
Por último, pero no por ello menos importante, echemos un vistazo a los mayores importadores de petróleo del mundo: Europa y las principales economías asiáticas, junto con el resto del mundo.

Demanda neta de importación de petróleo. El resto del mundo se refiere a toda la demanda neta de petróleo de los países que no figuran en la lista anterior ni en los demás gráficos de este artículo. Fuente de datos: Energy Institute | Visualización: trabajo propio.
Como se puede ver, aparte de los principales exportadores netos que se muestran arriba, todos los demás dependen de las importaciones de petróleo. Lo que es aún más interesante es el hecho de que la supuesta electrificación del transporte por carretera haya tenido un efecto mínimo o nulo en el consumo de petróleo. Europa importa la misma cantidad de petróleo que hace veinte o treinta años. Al mismo tiempo, China superó al viejo continente como el mayor comprador mundial de hidrocarburos fósiles, a pesar de su alta tasa de electrificación. Sin embargo, no olvidemos que los vehículos eléctricos solo sustituyen el uso de la gasolina; el resto de la gama de productos, desde los precursores del plástico hasta el diésel y el combustible para aviones, el asfalto y los lubricantes, sigue teniendo que tenerse en cuenta a la hora de calcular el consumo de petróleo… Los productos derivados del petróleo, sin los cuales las minas no podrían producir minerales metálicos, los componentes no podrían entregarse a las fábricas, las carreteras no podrían pavimentarse ni podrían fabricarse salpicaderos, asientos, etc. de plástico. El petróleo no está desapareciendo. Ni en Europa, ni en China, ni en ningún otro lugar. Si alguna vez se ha preguntado por qué la cuestión de quién controla las exportaciones y los envíos de petróleo en todo el mundo es un tema tan candente hoy en día, no busque más la respuesta.
«Quien controla la especia controla el universo».
Dune, de Frank Herbert
El petróleo sigue siendo el sustento de esta civilización industrial que abarca todo el mundo. Perder el acceso a él significa perder el acceso a la agricultura mecanizada, el transporte de larga distancia, la construcción, la minería y el poder militar. El combustible diésel, que alimenta todas estas tecnologías, no puede sustituirse por ninguna otra forma de energía. Tras más de un siglo de desarrollo, la electrificación del transporte sigue limitándose a los vehículos de pasajeros y al transporte de mercancías de corta distancia. La maquinaria agrícola y minera, los carros de combate, los buques portacontenedores oceánicos y los camiones de largo recorrido siguen dependiendo irremediablemente del petróleo y del combustible diésel derivado de él. Menos petróleo significa menos transporte, menos alimentos, menos materias primas, un ejército más pequeño y una economía aún más reducida.
Ninguna de estas bestias funciona con polvo de hadas. Foto de Heiko Janowski en Unsplash
Entra en escena el estudio de Rystad Energy, lamentablemente poco difundido, publicado el año pasado, en el que se afirma que hemos agotado efectivamente nuestras reservas de petróleo en todo el mundo. Cualquier ajuste desde entonces ha sido puramente cosmético, procedente de la revalorización o devaluación de los recursos. Los descubrimientos reales no son suficientes para reemplazar ni siquiera una décima parte de la cantidad de petróleo que se consume cada año. Su informe de este año solo ha confirmado estos hechos:
«Los recursos petrolíferos recuperables a nivel mundial, incluidas las estimaciones de yacimientos aún por descubrir, se han estabilizado en aproximadamente 1,5 billones de barriles. La revisión más significativa de los últimos 10 años se ha producido en los recursos aún por descubrir, donde nuestra proyección se ha reducido en 456 000 millones de barriles. Esto se debe a un fuerte descenso de la exploración en zonas fronterizas, al fracaso de los proyectos de explotación de esquisto fuera de América y a la duplicación de los costes de la exploración en alta mar en los últimos cinco años. Rystad Energy prevé que la reposición de reservas procedente de nuevos proyectos de petróleo convencional sea inferior al 30 % de la producción en los próximos cinco años, mientras que la exploración solo reposicionaría alrededor del 10 %».
Otro estudio de la AIE, realizado este año, reveló que, a medida que los yacimientos petrolíferos maduran (es decir, se agotan), el descenso de la producción se acelera. Al principio, solo un poco, lo que se compensa fácilmente con técnicas mejoradas de recuperación de petróleo, pero luego cada vez más rápido… Hasta que el aumento de la inversión en energía y materiales necesarios para mantener el flujo ya no vale la pena y se detiene la extracción. La mala noticia es que, en 2024, alrededor del 80 % de la producción mundial de petróleo y el 90 % de la producción de gas natural procedían de yacimientos que habían superado su pico de producción (incluida la producción no convencional). Por eso, incluso organizaciones tecnoptimistas, como Rystad o la EIA, tuvieron que presentar a su público la realidad. Según su escenario más realista, la producción de petróleo (de todas las fuentes) alcanzará su máximo histórico en 2030, y luego se espera que caiga un 50 % durante las dos décadas siguientes. Es decir, para 2050. Cita:
«En una perspectiva más realista de la producción de petróleo, la producción total alcanzaría su máximo en 2030 con 108 millones de barriles diarios y descendería a 55 millones de barriles diarios en 2050, con precios del petróleo que se mantendrían en torno a los 50 dólares por barril en términos reales. En este escenario, alrededor de un tercio del petróleo recuperable del mundo, 500 000 millones de barriles, quedaría varado debido a la falta de rentabilidad de los proyectos».
Así es como se presenta el pico del petróleo y el gas natural, amigos míos. No es un precipicio, pero tampoco un paseo por el parque. Fuente: IEA
Ahora juguemos con esta idea… ¿qué podría significar una disminución tan drástica de la producción de petróleo para las distintas regiones del mundo? En 2024, menos de tres cuartas partes de la población mundial vivía en países y regiones que necesitaban importar grandes cantidades de petróleo para mantener su nivel de vida actual. En cambio, en 2050, nueve de cada diez personas tendrían que encontrar formas de reducir su demanda… y mucho.
Si bien hoy en día las regiones exportadoras de petróleo producen 42 millones de barriles más de los que consumen cada día, esta cifra podría reducirse a 11 millones de barriles diarios en 2050.
Según el escenario realista de Rystad, que prevé una caída del 50 % en la producción mundial de petróleo, solo Arabia Saudí y Rusia podrían mantener su condición de grandes exportadores netos, vendiendo aún entre 1,7 y 1,8 millones de barriles de su producción diaria al extranjero (2). Azerbaiyán, Kazajistán y Noruega juntos podrían añadir otros 1,5 millones de barriles al día, mientras que Canadá, Argentina y Venezuela juntos otro 1,1 millones. El resto provendría de algunos Estados de África y Oriente Medio que aún exportan.
Próximamente en los cines. Foto de Ashlee Attebery en Unsplash
Pero ¿por qué una caída tan desproporcionada de las exportaciones? —se preguntará usted—. ¿Por qué una caída del 50 % en la producción mundial de petróleo daría lugar a una caída del 75 % en las exportaciones, combinada con un marcado aumento del número de personas que necesitan importar petróleo? Según el modelo Export-Land, propuesto por el geólogo de Dallas Jeffrey Brown (basado en el trabajo de otros y ampliamente discutido en The Oil Drum y otros lugares), las exportaciones disminuyen a un ritmo mucho más rápido que la disminución de la producción de petróleo por sí sola. Es decir, incluso cuando la producción nacional de petróleo disminuye, la demanda no lo hace, lo que deja una cantidad desproporcionadamente menor para la exportación. No es difícil entender por qué. A menos que seas el jefe de un régimen cliente, respaldado por el poderío militar de una potencia mucho mayor, te asegurarás de que tu población obtenga todo el combustible que necesita… A menos que quieras ser derrocado en una rápida sucesión de acontecimientos.
El modelo Export-Land implica que los exportadores de petróleo reducirán primero sus volúmenes de exportación y solo cuando no quede nada para enviar al extranjero comenzarán a racionar el combustible en su país. Sin embargo, esta política solo funciona en una época en la que la caída de la producción del país A puede sustituirse fácilmente con exportaciones de otros lugares. Cómo responderían los principales actores, como China o Estados Unidos, a una caída de sus volúmenes de importación, al mismo tiempo que su producción nacional ya está disminuyendo y tampoco hay suficiente petróleo en los mercados internacionales, es otra cuestión. Una vez más, aunque las regiones exportadoras de petróleo siguen produciendo 42 millones de barriles más de lo que consumen en la actualidad, en las últimas dos décadas nos hemos encontrado en un juego de suma cero. No es de extrañar que la mayoría de las decisiones de política exterior giraran en torno a las exportaciones de petróleo: a quién excluir del comercio del petróleo y cómo no acabar sin suficiente petróleo para todos. (Basta pensar en la reciente revuelta del Senado por las huelgas en Venezuela, que puso de manifiesto la ansiedad petrolera de Estados Unidos.) Imaginemos la situación dentro de 25 años, cuando las exportaciones netas podrían caer a 11 millones de barriles al día, o menos. Una cifra inferior a lo que podría consumir solo Europa.
Y esto nos lleva a una pregunta intrigante. ¿Podrán estos exportadores restantes mantener (y mucho menos aumentar) su producción económica y, por lo tanto, el consumo de combustible, en un mundo en el que todos los demás experimentan un rápido descenso del nivel de vida? ¿Cómo llegarían sus productos al mercado (o cómo podrían importar nada) en un mundo en el que no hay suficiente combustible para hacer funcionar los barcos? No es muy difícil imaginar que estos exportadores netos restantes tendrían que cerrar rápidamente sus fronteras e intentar convertirse en autarquías —economías totalmente autosuficientes y protegidas en la medida de lo posible del caos exterior— o compartir su riqueza petrolera, voluntariamente o no. Y mientras que Rusia podría sin duda hacer lo primero, protegida por el mayor arsenal nuclear del mundo, Arabia Saudí y otros países de Oriente Medio se verían cada vez más obligados a vender su petróleo para comprar alimentos con los que alimentar a su población.
Europa en 2040: y ese es el escenario optimista. Foto de Krisztián Korhetz en Unsplash
Europa, al otro lado del Mediterráneo, se volvería totalmente dependiente del petróleo noruego, azerbaiyano y kazajo. El problema es que sus volúmenes de exportación combinados apenas cubrirían el 15 % de la demanda de importación de Europa en 2050… Esa cantidad de petróleo sería (quizás, pero solo quizás) suficiente para producir y distribuir alimentos en el viejo continente, y para llenar los depósitos de gasolina de los coches de policía, pero nada más. La construcción, la minería y la industria se paralizarían por completo. Tener un coche se convertiría en un lujo. Por otro lado, la completa desindustrialización de Europa liberaría al menos suficiente gas natural y electricidad para mantener las luces encendidas y las casas calientes en invierno.
En este escenario, Europa se convertiría en una economía agrícola pobre, que vendería cereales a cambio de petróleo y gas. Sin recursos energéticos propios fiables e independientes —y no, el combustible nuclear comprado a Kazajistán o los paneles solares importados de China no entran en esa categoría—, Europa tendría que volver a una política comercial y exterior más pragmática (3). No darse cuenta de este hecho, o iniciar una guerra importante, solo empeoraría mucho más su situación. Cuanto antes recupere Europa el sentido común, mejor futuro podrá labrarse.
Mientras tanto, Estados Unidos podría seguir produciendo la mitad del petróleo que consume hoy en día, a pesar de la drástica caída de la producción en las décadas de 2030 y 2040. Eso seguiría siendo más que el consumo actual de petróleo per cápita de la UE-27… Esto significa que el nivel de vida moderno, combinado con una política industrial sensata y una agricultura en gran medida autosuficiente, seguiría estando al alcance. Por otro lado, un imperio militar en expansión no lo estaría. En combinación con las exportaciones de petróleo de Canadá y, potencialmente, de Venezuela, Estados Unidos podría seguir siendo un lugar envidiable para vivir, si no cae en un caos político, económico y social total hasta entonces. Algo que, lamentablemente, parece cada vez más un hecho consumado con cada día que pasa.
En este escenario, Sudamérica, África y Australia se convertirían o seguirían siendo colonias pobres en recursos, extrayendo minerales a cambio de alimentos y algo de petróleo para hacer funcionar lo que queda del resto de la economía. Sin embargo, a medida que las minas se agoten y el comercio mundial se ralentice debido a la falta de combustible diésel, la actividad económica en estas regiones también disminuiría rápidamente. Esto, a su vez, daría lugar a una caída de la demanda de energía, dejando más petróleo para la agricultura y la logística interna. Si el calentamiento global lo permite, un estilo de vida autosuficiente y de baja tecnología seguirá siendo una opción viable para estas naciones durante muchas décadas.
China y la India, por su parte, podrían verse envueltas en una guerra caliente por el acceso al petróleo de Oriente Medio… A menos que ambas puedan acordar renunciar al 44-47 % de su consumo per cápita actual, volviendo a los niveles de 2012. No es imposible, pero esperar que los vehículos eléctricos ahorren de alguna manera combustible para la agricultura no será suficiente. La política mundial girará cada vez más en torno a la relación/rivalidad de estas dos naciones de 1400 millones de habitantes. Sin duda, nos esperan tiempos interesantes.

El precipicio de Séneca, propuesto por el prof. Ugo Bardi. Aquí, el prof. Bardi utiliza el aumento constante de la contaminación como factor limitante (que conduce a un rápido declive). Sin embargo, el aumento constante de los costes de extracción de recursos también puede deberse a una demanda cada vez mayor de energía y materiales a medida que se agotan los yacimientos de fácil acceso, lo que conduce a un rápido empeoramiento del rendimiento energético de la inversión. En cualquier caso, el resultado es el mismo: un rápido declive, que solo empeora a medida que nos acercamos cada vez más a estos límites.
Todos los países del mundo deberían preparar planes de contingencia sobre cómo gestionar el próximo declive. El petróleo es un recurso finito pero, por desgracia, insustituible… Y realmente no importa si encontramos un método técnico para retrasar el pico del petróleo hasta 2035 o incluso 2040. El estudio de la AIE nos mostró (en línea con la ciencia de sistemas) que cuanto más retrasemos el descenso de la producción de un recurso finito, más pronunciado será ese descenso. Dicho esto, no creo que tengamos que esperar décadas para ver la primera caída en los volúmenes netos de exportación de petróleo. Sospecho que estos acontecimientos comenzarán a tomar forma ya en 2030. Sin embargo, aunque pueda parecer drástico, una caída del 50 % en el suministro mundial de petróleo no significaría el fin del mundo, si las naciones logran mantener su capacidad de cooperar y compartir sus recursos cada vez más escasos. Sin embargo, lo que nuestra clase dirigente y la burocracia permanente que preside un sistema financiero y económico ultrafragil tendrá que decir al respecto es otra historia.
Tenga a mano las palomitas y el dosímetro.
Hasta la próxima,
B
Notas:
(1) «La previsión de StanChart sobre los inminentes recortes de producción por parte de los productores estadounidenses se ve respaldada por el hecho de que los costes de producción del esquisto en Estados Unidos han ido aumentando, impulsados por el agotamiento de los recursos primarios y la necesidad de perforar en zonas y formaciones más especulativas y complejas. Los analistas de Enverus han pronosticado que el coste marginal de producir petróleo en la zona de esquisto de EE. UU. podría aumentar de unos 70 dólares por barril a 95 dólares por barril a mediados de la década de 2030. Este cambio se está produciendo a medida que la industria pasa de las reservas principales de fácil acceso a recursos menos probados, lo que conlleva un aumento de los costes. Muchos productores de petróleo estadounidenses, en particular los más pequeños y los de regiones como la cuenca del Pérmico, necesitan que los precios del petróleo superen los 65 dólares por barril para obtener beneficios con las nuevas perforaciones, una cifra que ha ido aumentando debido a la inflación. Los productores más grandes pueden tener un punto de equilibrio más bajo, a veces en torno a los 50 dólares, mientras que los pozos más antiguos ya existentes pueden seguir generando flujo de caja positivo a precios más bajos, ya que los costes iniciales de perforación ya se han cubierto». — Fuente
(2) En aras de la simplicidad, he supuesto una caída uniformemente distribuida de la producción de petróleo en todo el mundo. Sin embargo, si los precios se mantuvieran bajos durante mucho tiempo (debido, por ejemplo, a una crisis económica mundial que durara décadas), la producción de petróleo no convencional, más cara, en Canadá, Venezuela, Argentina y, cada vez más, en China, podría caer más del 50 %, o incluso colapsar por completo. Esto dejaría solo a Rusia, Kazajistán, Azerbaiyán y Oriente Medio como únicos exportadores netos del mundo.
(3) Romper con el Imperio Transatlántico en Red, que utiliza Europa como plataforma de lanzamiento para librar guerras en Oriente Medio y Europa del Este, podría ser un buen punto de partida. Restablecer las relaciones diplomáticas, buscando beneficios mutuos, podría resultar una idea aún mejor. Además, ¿por qué querría alguien conquistar esta región con una economía en rápido declive, desprovista de recursos y llena de jubilados? ¿Para pagar pensiones y prestaciones?
6. China vista desde la izquierda occidental.
Vimos recientemente un artículo de Sheehan sobre marxismo e historia de la filosofía. Ahora en MR le publican este artículo a su visión sobre China a lo largo de los años. Es el liberado esta semana.
https://monthlyreview.org/articles/exploring-the-chinese-revolution-today/
Explorando la revolución china hoy
por Helena Sheehan
Helena Sheehan es filósofa. Es profesora emérita de la Universidad de la Ciudad de Dublín, donde impartió clases de filosofía de la ciencia, historia de las ideas y estudios sobre medios de comunicación, y profesora visitante en la Universidad de Pekín, donde enseña filosofía marxista. Es autora de varios libros, entre ellos Marxism and the Philosophy of Science (Verso, 1985, 2018), The Syriza Wave (Monthly Review Press, 2017), Navigating the Zeitgeist (Monthly Review Press, 2019) y Until We Fall (Monthly Review Press, 2023), así como de numerosos artículos en revistas sobre política, cultura, filosofía y ciencia.
Durante décadas, China estuvo allí, en la distancia. Transformándose muchas veces, incluso mientras el resto del mundo se transformaba, como yo también me transformaba, irradió una miríada de significados a lo largo de las décadas.
Cuando era niña, la «China Roja» se perfilaba como un espectro misterioso, pero amenazador. Nos hacían temer que los comunistas pudieran llegar a nuestras habitaciones y exigirnos que renunciáramos a nuestra religión, a nuestros padres y a nuestro país. Al mismo tiempo, nos hacían simpatizar con sus hijos, porque cuando nos resistíamos a comer nuestras gachas o espinacas, nos decían que a los niños de China les encantaría tenerlas. Deseábamos que pudieran tenerlas.
Ellos crecieron y nosotros también. Ahora los veíamos como guardias rojos, exigiendo remodelar el mundo de una manera que armonizara con nuestros nuevos sueños de izquierda. Los veíamos enfrentarse a sus mayores, examinar los fundamentos del conocimiento, traspasar los límites del orden social, tal y como hacíamos nosotros. También había una dimensión de ir de las ciudades al campo, tendiendo un puente entre la vida urbana y la rural, incluso entre el trabajo intelectual y el manual, que también apelaba a nuestra sensibilidad. Luego pareció convertirse en una historia de terror, de intelectuales honestos denunciados, libros quemados y cuentas ajustadas. Esto nos detuvo en seco, especialmente a aquellos de nosotros que aspirábamos a ser intelectuales. ¿Qué estaba pasando? Estaba tan lejos. Nadie que yo conociera había estado nunca en China. No podía creer a los medios de comunicación convencionales, pero ¿cuál era la narrativa alternativa? No creía que los que agitaban libritos rojos y gritaban sobre perros falderos y tigres de papel supieran más que yo. Leí Red Star Over China, de Edgar Snow, y Fanshen, de William Hinton.1
Se desarrollaron muchos acontecimientos dramáticos. China fue finalmente aceptada en las Naciones Unidas. Richard Nixon fue a China. Incluso se hizo una ópera sobre ello. Zhou Enlai y Mao Zedong murieron. La Banda de los Cuatro fue juzgada y la Revolución Cultural terminó. Deng Xiaoping anunció un nuevo camino llamado Reforma y Apertura. Mientras tanto, yo había pasado de la nueva izquierda a la vieja izquierda y pertenecía a un partido comunista del lado soviético de la ruptura sino-soviética. Cuando fui a Moscú y asistí a una conferencia sobre China, Fydor Burlatsky dijo: «Te contaré un secreto. No todo está claro. No todo está resuelto». Me quedé pensando. Había tantas preguntas y las respuestas estaban tan lejos de mi alcance.
En 1989, mientras iba y venía de Europa del Este, el mundo parecía estar patas arriba. Todos los noticiarios mostraban multitudes en las calles exigiendo desde una reforma del socialismo hasta una transición al capitalismo. Vi lo que estaba sucediendo en China como parte de esta misma marea histórica. En Europa del Este, los que querían tomar el camino del capitalismo se salieron con la suya. Los oligarcas se enriquecieron en un frenesí de expropiaciones, mientras que las masas se sumían en la desposesión y la desesperación.
En China, la historia fue diferente, pero ¿cuál fue esa historia? Comenzó a surgir una imagen del capitalismo internacional entrando en escena, del capitalismo nacional construyéndose, a menudo con negocios dudosos en la interfaz entre el capital y el partido-Estado. La agricultura fue descolectivizada. Se obligó a las empresas estatales a competir con las empresas privadas sin ninguna de sus obligaciones de proporcionar vivienda, educación o atención sanitaria. Algunos gerentes se convirtieron en propietarios y despojaron de activos a las empresas que habían gestionado. Tanto de lo que se había creado con tanto esfuerzo se estaba disipando y destruyendo. Al mismo tiempo, se produjo un desarrollo asombroso. Las zonas subdesarrolladas se convirtieron en ciudades modernas. Las masas salieron de la pobreza. El nivel de vida se disparó.
Había más idas y venidas desde China. Los estudiantes chinos comenzaron a aparecer en mis clases. Los académicos chinos acudían a conferencias académicas y otros eventos internacionales. Los sondeé y aprendí todo lo que pude de ellos. Aparecieron más artículos y libros sobre China, que abordaban el país desde muchos puntos de vista. Muchos eran hostiles, incluso belicistas, con títulos como Countering China’s Great Game (Contrarrestar el gran juego de China) y When China Attacks (Cuando China ataca). Los medios de comunicación estaban cada vez más llenos de historias sobre China con calumnias diarias: «China está trabajando para acabar con la libertad en todo el mundo» y «Alerta roja: riesgo de guerra al descubierto». Las noticias sobre el éxito económico de China se filtraban, sobre todo porque el capital internacional dependía de su éxito. Al mismo tiempo, había noticias contradictorias que afirmaban que la economía china se estaba ralentizando, que estaba en crisis, incluso a punto de colapsar.
Había muchos rumores sobre escándalos, especialmente en torno a los juicios de funcionarios corruptos del partido. A veces no sabía cómo interpretar esas noticias, especialmente cuando se trataba de Bo Xilai. Me había animado la noticia sobre el experimento de Chongqing, liderado por el secretario provincial del partido Bo, un movimiento para revitalizar las tradiciones revolucionarias, para «alabar lo rojo y atacar lo negro». Implicaba cantar canciones rojas y leer libros rojos, tomar medidas enérgicas contra el crimen y la corrupción, alejarse de la liberalización del mercado y adoptar un programa redistributivo de apoyo a las empresas estatales e inversión en vivienda pública, salud y medio ambiente. Luego llegaron las noticias de la caída de Bo, la denuncia del modelo de Chongqing como una vuelta a la Revolución Cultural, junto con detalles escabrosos sobre la huida del teniente de alcalde al consulado estadounidense, el asesinato de un empresario británico, la detención de la esposa de Bo por el asesinato y, posteriormente, la detención y encarcelamiento del propio Bo. Leí muchos detalles al respecto, pero aún así me costaba entenderlo. Era obvio que detrás de todos los detalles escabrosos de la historia había algún tipo de lucha de poder, pero no me pareció que los medios de comunicación occidentales fueran más fiables en este aspecto que en su análisis de todas las demás noticias sobre China.
Por supuesto, también había revistas y editoriales de izquierda que ofrecían otras perspectivas sobre China, que me parecían mucho más plausibles. Monthly Review y Monthly Review Press han sido especialmente buenos a la hora de presentar relatos creíbles sobre China. Libros como The Unknown Cultural Revolution, de Han Dongping; From Commune to Capitalism, de Xu Zhun; The Battle for China’s Past, de Gao Mobo, y The Rise of China and the Demise of the Capitalist World Economy, de Minqi Li, me han aclarado muchas cosas.2 Sin embargo, incluso los textos marxistas han adoptado líneas bastante diferentes, lo que se ejemplifica de manera más llamativa en la diferencia entre dos autores que conozco. Revolution and Counter-Revolution in China, de Lin Chun, adopta un enfoque muy crítico, pasando de una descripción positiva del período revolucionario a una valoración negativa del período de reformas hasta la actualidad, al que considera una ruptura radical con los valores de la revolución, mientras que The East Is Still Red, de Carlos Martínez, defiende la posición del PCCh de continuidad esencial desde la revolución hasta la reforma y hasta ahora, citando a menudo a Deng Xiaoping de forma tan favorable como a Mao Zedong o Xi Jinping.3 Ambos libros y sus autores me han parecido creíbles y útiles para definir mi propia postura.
Conocía a un número cada vez mayor de académicos que iban a China. Se multiplicaban los vínculos institucionales, así como la asistencia a conferencias. También había académicos occidentales que impartían clases allí. Recibí correos electrónicos de académicos chinos que me indicaban que mi trabajo era conocido allí y me pedían que escribiera para revistas publicadas en ese país. Esperé a que me invitaran a ir sin hacer nada para que eso sucediera. Finalmente, sucedió. Mis primeras invitaciones fueron a una conferencia que luego se pospuso y luego a otra en un momento en el que no podía asistir. Luego llegó una solicitud para dar clases en la Universidad de Pekín, lo que hice debidamente. Desde el momento de la primera invitación, supe que iría y me embarqué en un estudio intensivo de China. Leí muchos libros y artículos sobre política, economía, historia y cultura, así como novelas, incluidas novelas policíacas.
También vi muchas películas y series de televisión chinas, donde aprendí mucho que no podía aprender en los libros, detalles sobre la textura de la vida cotidiana y las transformaciones en ese ámbito a lo largo de las décadas. Descubrí este rico recurso casi por casualidad. Había estado leyendo la novela En nombre del pueblo, de Zhou Meisen, que trata sobre la campaña anticorrupción iniciada por Xi, e hice una búsqueda para obtener más información sobre el libro y el autor.4 Para mi sorpresa, encontré un enlace a una serie de televisión basada en ella y cobró vida para mí en nuevas dimensiones. Trataba sobre la moralidad política y las luchas de poder en torno a la campaña anticorrupción. Inspirado por Honoré de Balzac, el autor criticaba las novelas modernas que habían bajado el listón y no exigían un conocimiento global de las cosas. Aspiraba a ofrecer una reflexión panorámica de una sociedad en una época de rápidos cambios, con personajes que expresaran la sensibilidad de los distintos estratos que experimentaban ese cambio. Resultaban especialmente interesantes las escenas en las que los miembros del partido, atrapados en la red de la corrupción, ya fuera como investigadores o como culpables, se interrogaban a sí mismos y entre ellos sobre cómo habían perdido el rumbo.
Las series de televisión han sido una parte importante de la cultura popular de mi época, y he visto muchas desde muy joven. También he escrito artículos y libros sobre ellas, aplicando el marxismo al excavar las cosmovisiones subyacentes en las narrativas culturales.5 Por lo tanto, era natural que acogiera con agrado la posibilidad de conocer lo que China estaba produciendo en este ámbito y aplicar este enfoque analítico. Gran parte de lo que se produce, que es muy popular, no es de mi agrado. En la plataforma de redes sociales Red Note, la gente pide y recibe recomendaciones constantemente. Dos de las favoritas que se mencionan constantemente son Empresses in the Palace y Love between the Fairy and the Devil. Hay muchas series centradas en intrigas dinásticas, tramas fantásticas con divinidades, demonios, profecías, pociones y poderes mágicos, así como romances frívolos y viajes en el tiempo de ciencia ficción. Yo paso de estos dramas tanto en Oriente como en Occidente. Sin embargo, hay muchos otros que son de mi gusto, como los misterios de asesinatos, las sagas familiares, los docudramas históricos y los escenarios de la vida contemporánea en entornos domésticos y laborales.
El drama histórico Age of Awakening era otro de los favoritos que se mencionaba constantemente en Red Note y entre mis alumnos chinos. Me encontraba refiriéndome a él constantemente en mis clases y conversaciones. Narra el movimiento cultural nuevo, el movimiento del 4 de mayo y la fundación del Partido Comunista de China, mostrando la transformación de los personajes principales del liberalismo al anarquismo y al comunismo. Muestra a los jóvenes Mao y Zhou en el proceso de convertirse en marxistas bajo la influencia de sus mentores Chen Duxiu y Li Dazhao, que solo les llevaban un paso de ventaja en este proceso. Gran parte de la acción tuvo lugar en la Universidad de Pekín, donde yo iba a dar clases. Otras, como The Founding of a Party, The Founding of a Republic y The Pioneer, también eran fascinantes y hacían que la historia que estaba estudiando fuera mucho más vívida. Otra fue Situación diplomática, que trata de la política exterior en las primeras décadas de la República Popular China, fascinante en muchos aspectos, pero que carece de credibilidad en su descripción de los líderes extranjeros, especialmente en su caracterización de Nixon y Henry Kissinger como simples sinófilos soñadores sin ideología imperialista ni sangre en las manos.
Algunas series seguían el destino de una familia, un pueblo o un pequeño grupo de personajes a lo largo de décadas, mostrando cómo los grandes cambios históricos se reflejaban en los detalles cotidianos de sus vidas. A Lifelong Journey, The Bond y Like a Flowing River siguen la transición de la Revolución Cultural a la Reforma y Apertura y el espectacular aumento del nivel de vida que siguió. Minning Town comienza con un pueblo remoto, todavía primitivo y pobre en la década de 1990, cuya población fue trasladada al desierto de Gobi, donde construyeron nuevas viviendas, granjas, empresas industriales y, de hecho, una ciudad completamente nueva y moderna. When Mountain Flowers Bloom recrea la lucha por devolver al sistema educativo a las niñas rurales que abandonaban la escuela para ser casadas a la fuerza. Todas ellas muestran los numerosos contratiempos y dificultades, incluso injusticias, que se encontraron en el camino, pero transmiten de forma convincente el trabajo extremadamente duro que construyó la China que vemos hoy en día. De hecho, esta es una característica destacada de estos dramas, que los diferencia de los occidentales que he visto toda mi vida, es decir, que se centran en la producción y no solo en el consumo. Rara vez he tenido la sensación de cómo se produce realmente la riqueza y el papel del trabajo en la configuración de la sociedad a partir de los dramas occidentales.
Aunque estas historias tienden a ser favorables al papel del capital, tanto extranjero como nacional, no son en absoluto acríticas. Mientras que algunas, como Like a Flowing River y All Is Well, describen a los ricos empresarios chinos como personas que han ganado su riqueza, otras, como Burning, un misterio de asesinato en el que se entrelazan dos familias a lo largo de décadas y que acaban en lados opuestos de la ley, exponen cómo una gran empresa se construyó sobre el asesinato, el fraude y la explotación. In the Name of the People y The Long Night muestran cómo las empresas privadas expropiaron la riqueza acumulada en las empresas públicas y la ampliaron mediante la colusión con policías y funcionarios públicos corruptos. Sunrise on the River se centra en las tensiones entre el desarrollo industrial y la protección del medio ambiente. A menudo se muestran protestas por las condiciones de vida y de trabajo.
Todos estos dramas revelan mucho sobre el posicionamiento de clase, la sensibilidad generacional, los roles de género, las obligaciones familiares, las tradiciones culturales, las políticas y las fuerzas económicas. Lo hacen con personajes complejos, interesantes y, a veces, extravagantes, que hacen que el público se interese por su destino. También hay varios matices sobre las costumbres, las actitudes, el lenguaje corporal y las formas de dirigirse a los demás que el público local da por sentados, pero que a mí, como extranjero, me llamaron la atención. Persisten los estereotipos tradicionales sobre el género e incluso los personajes que son profesionales con estudios y miembros del partido tienden a hacer generalizaciones rutinarias sobre la masculinidad y la feminidad que serían cuestionadas en Occidente. Estos personajes también hacen a veces referencias sorprendentes a la vida después de la muerte.
En la historia de la ficción china durante la vida de la República Popular China, ha habido muchos cambios, así como diferencias en la percepción de estos cambios. Durante el periodo maoísta, gran parte del mundo lo consideraba una bestia de carga de la propaganda del partido, mientras que todo lo que se prohibía en China se convertía en la base de lo que se apreciaba en Occidente. Durante el periodo dengista, florecieron nuevos géneros experimentales y se produjo un salvaje oeste literario. Hoy en día, la mayoría de los escritores no escriben ni para cumplir con los decretos del partido ni para satisfacer las expectativas extranjeras. Hay muchas novelas en línea con narrativas estructuradas como videojuegos, con una jerarquía geek de niveles, tesoros y magia, que muestran una sorprendente falta de desarrollo de los personajes y de madurez moral.6 Xi, que ha demostrado una aguda conciencia del papel de la dimensión cultural, ha instado a los artistas a no dejarse llevar por la marea de las fuerzas del mercado.
Gran parte de la ficción china contemporánea, ya sea en novelas o en obras de teatro, articula la dislocación causada por los drásticos cambios en la política gubernamental, tal y como se experimenta a nivel local: cómo la privatización ha desintegrado las comunidades tradicionales, ha creado una vasta población flotante, ha socavado las identidades basadas en los trabajadores y los campesinos como amos de la sociedad que construyen el socialismo, y cómo de repente se sienten a la deriva. Los personajes se preguntan cómo distinguir ya entre capitalismo y socialismo. Se preguntan si la corrupción es una consecuencia del desarrollo económico o si es la naturaleza humana la que hace que el egoísmo sea difícil de contener. Otros no se dan cuenta. En los cuarenta y seis episodios de All Is Well, que exploran las tensiones de género, generacionales y entre hermanos, solo hay familia y capital. Nunca se menciona al partido, al gobierno o al socialismo.
Recopilando mis pensamientos de toda una vida de reflexión y lectura sobre China, partí hacia Pekín con la intención de aprovechar la oportunidad para investigar las preguntas que se habían cristalizado en mi mente. ¿En qué sentido es China capitalista y/o socialista? ¿Cuán fuerte es la creencia sincera en el marxismo? ¿Cómo influye esto en las diversas disciplinas académicas de las universidades? ¿Cómo repercute en todo el conjunto de instituciones sociales y en la vida cotidiana? Estas eran las grandes preguntas, pero tenía muchas más. Fui tanto para enseñar como para aprender.
Llegué después de un vuelo largo, sin dormir y abarrotado, sintiéndome como un zombi, pero decidido a lidiar con el jet lag lo mejor que pudiera y ponerme manos a la obra. Los estudiantes me recibieron en el aeropuerto y me ayudaron de muchas maneras en los días siguientes. Mi residencia universitaria era Zhongguanyuan Global Village, un complejo donde viven profesores y estudiantes extranjeros. Hubo una encantadora cena de bienvenida con profesores y estudiantes que a veces se parecía más a un seminario, con una pregunta tras otra que me pedían que me pronunciara sobre temas importantes: «Profesor, ¿cuáles cree que fueron las razones de la caída de la Unión Soviética?», «Profesor, ¿cómo explica el auge de la extrema derecha?».
El campus de la Universidad de Pekín tiene muchas aulas e instalaciones como cualquier universidad moderna, pero también características distintivas, como edificios con aleros curvados, pagodas, pabellones, torres, jardines, lagos y puentes. Podía ser muy tranquilo sentarse junto al lago al atardecer, pero aterrador perderse en la oscuridad con cientos de motocicletas acercándose a mí desde todas las direcciones. Hay muchos recuerdos del pasado revolucionario y del papel que desempeñó esta universidad en todos los grandes movimientos de su época. El primer día, me propuse visitar la tumba de Edgar Snow y la estatua de Li Dazhao. A menudo pensaba en Li, que fue el primero en dar clases sobre marxismo en esta universidad, y me sentía honrado de estar entre los muchos que siguieron sus pasos al hacerlo.
Trabajaba en la Escuela de Marxismo, una unidad con aproximadamente sesenta profesores, trescientos estudiantes de posgrado y ochenta de grado. También hay profesores visitantes del extranjero que imparten cursos completos o dan conferencias puntuales. Hay secciones sobre los principios básicos del marxismo, la historia del marxismo, el marxismo chino, el marxismo en el extranjero, la educación política, la historia china, la economía política, el socialismo científico y la construcción del partido. Hay Escuelas de Marxismo en la mayoría de las universidades chinas, aunque la Universidad de Pekín es quizás la más destacada, dadas sus tareas como la creación de un centro documental para la investigación marxista y la organización del Congreso Mundial de Marxismo (llamado «Davos para marxistas»). Yo hablaré en el próximo congreso. Xi hizo su doctorado en Marxismo en la Universidad de Tsinghua, especializándose en educación política, y ha sido un gran promotor de estas escuelas. También di clases en la Escuela de Marxismo de la Universidad Renmin.
Diseñé mis clases para que se ajustaran lo mejor posible a lo que tenía que ofrecer y a las lagunas que pudiera haber. Cada clase trataba un tema como la modernidad, la ciencia, la cultura, la historia de la filosofía, la filosofía de la historia, la totalidad, la clase y la política de identidad. Comencé cada clase con una serie de preguntas, esbocé el pensamiento de pensadores clásicos, como Karl Marx, Frederick Engels, V. I. Lenin, Nikolai Bukharin, y lo desarrollé más a fondo con Mao, Georg Lukács, Antonio Gramsci, J. D. Bernal y otros. Destacaba los puntos controvertidos y las posiciones adoptadas en los debates clave. Al final dejaba tiempo para incitarles a tomar posiciones. Algunos estudiantes universitarios chinos eran tímidos a la hora de hablar y no estaban acostumbrados a los debates en clase, pero los estudiantes extranjeros y los estudiantes de posgrado chinos no tenían ninguna vacilación. Las clases eran muy animadas. Cada semana aumentaba el número de asistentes y había muchos más que los que cursaban la asignatura para obtener créditos.
Dediqué mucho tiempo a hablar con los estudiantes, preguntándoles por sus antecedentes, sus esperanzas para el futuro y las razones por las que habían elegido estudiar marxismo avanzado y afiliarse al partido. La mayoría de los profesores y estudiantes de la escuela son miembros del partido o aspirantes a serlo. Les pregunté por el procedimiento para afiliarse al partido, que dura varios años, durante los cuales participan en diversas actividades y grupos de estudio y redactan informes. En una ceremonia, dos patrocinadores de cada candidato hablan sobre ellos, el candidato lee su declaración sobre por qué quiere afiliarse al partido, luego se celebra una votación y, finalmente, prestan juramento de «trabajar duro, luchar por el comunismo durante toda mi vida, estar dispuesto en todo momento a sacrificarlo todo por el partido y el pueblo». Creo que estos estudiantes lo dicen sinceramente.
Sin embargo, hay más de cien millones de miembros del Partido Comunista de China y cabe preguntarse cuántos de ellos son comunistas dedicados a sacrificarlo todo por el comunismo. Hay muchos que lo hacen por las mismas razones por las que en todas partes hay gente que se afilia a un partido en el poder. Se considera necesario para ocupar cargos en el Gobierno. En las escuelas y universidades, hay un alto grado de afiliación al partido, incluso entre aquellos que no emplean el marxismo en su enseñanza e investigación, e incluso algunos que articulan posiciones contrarias al marxismo. Este es particularmente el caso en campos como la economía, donde el neoliberalismo es fuerte, incluso dominante en algunos lugares. En China, al igual que en la URSS y en otros lugares, conocí a miembros de partidos comunistas que no eran comunistas. También conocí a marxistas serios que no eran miembros del partido, en parte debido a la presencia y el poder de quienes no eran marxistas en los partidos.
Tuve el honor de ser invitado por la rama del partido de la Escuela de Marxismo a participar en una jornada de trabajo y debate en una granja. Cosechamos batatas, preparamos y comimos la comida, paseamos por la granja y, finalmente, tuvimos una reunión del partido, en gran parte sobre las tareas que nos esperan a la luz del Tercer Pleno del XX Comité Central. Hablaron de profundizar la reforma, de garantizar que vaya en dirección socialista y de las críticas del extranjero, tanto de la derecha como de la izquierda. El secretario del partido utilizó la analogía de montar en bicicleta, avanzando mientras se mantiene el equilibrio. Me pidieron que hablara en ella. Hablé de mis experiencias en la URSS y de lo importante que es para China no seguir el camino de la URSS. El Partido Comunista de China ha estudiado detenidamente la historia de la URSS en todas sus fases. Finalmente, recibí un gran aplauso por insistir en que los marxistas nunca podrían jubilarse.
Exploré el barrio local, la zona de Haidian en Pekín. Encontré un gimnasio al aire libre, donde hacía ejercicio regularmente y conocía a gente del lugar. El primer día, solo había un hombre allí. Caminaba en círculos cantando con una belleza y una compostura conmovedoras. Otros días había gente practicando tai chi o bailando, sola o en grupo. Cuando me aventuraba más lejos, a menudo me acompañaban estudiantes, que me ayudaban a orientarme en el sistema de transporte y a descubrir lugares interesantes de la ciudad, como los hutongs (calles con viviendas tradicionales), parques y museos.
Los museos estaban comisariados con verdadero estilo, dando vida a diversas personas, acontecimientos y movimientos de la forma más creativa. El museo del partido, inaugurado en 2021 para conmemorar el centenario del partido, era monumental, como correspondía a la monumental historia que conmemoraba. Entre las exposiciones más memorables se encontraban las reconstrucciones que evocaban la larga marcha de una manera muy visceral y la horca en la que fue ahorcado Li Dazhao. Poco después, asistí a una ópera sobre los últimos días y la muerte de Li. Era muy teatral, con una iluminación llamativa, bailes, cantos y diálogos. Había demasiadas letras sobre las glorias de la juventud, pero también fuertes afirmaciones del marxismo y la seriedad de sus convicciones políticas. Los coros representaban a los estudiantes, las masas trabajadoras, la policía y los verdugos. Al final se cantó La Internacional. En los museos y en otros lugares, me impresionó cómo se honraba a Chen Duxiu como uno de los primeros marxistas de China, profesor de la universidad, fundador del partido y su primer secretario general, a pesar de que más tarde fue expulsado del partido y se convirtió en líder del movimiento trotskista. En la URSS, habría sido borrado de la historia oficial, al igual que Nikolái Bujarin, Grigori Zinóviev, León Trotski, etc.
En estos museos, especialmente en los dedicados a la universidad, el Estado y el partido, luché con las cuestiones historiográficas que me atormentaban, sobre todo la tendencia a restar importancia a los logros del periodo maoísta, a ofrecer una visión desequilibrada de la Revolución Cultural, a no ofrecer ninguna explicación o análisis de acontecimientos como los de la plaza de Tiananmen en 1989 y el modelo de Chongqing, y a articular una posición acrítica sobre el periodo de reformas.
La línea sobre la Revolución Cultural era básicamente que una facción ultraizquierdista llegó al poder, se produjo el caos, se interrumpió la educación, se quemaron libros, se destruyeron objetos culturales y se atacaron ministerios y embajadas. Según esta versión, personas inocentes sufrieron hasta que el partido tomó medidas para reequilibrar el país y garantizar el progreso futuro. Hay algo de verdad en esto, pero la historia no acaba ahí. Otros sostienen que fue una movilización masiva destinada a acelerar el avance hacia el socialismo, que permitió una participación democrática radical y trajo grandes avances en la producción agrícola e industrial, así como en la salud y la educación rurales. Continúan argumentando que las políticas del período que siguió desmantelaron las estructuras colectivizadas, incentivaron las empresas capitalistas, provocaron el deterioro de la salud y la educación rurales, condujeron a una migración masiva y desempoderaron tanto a los migrantes rurales como a los trabajadores urbanos. Desaparecieron los sistemas sociales que proporcionaban empleo, vivienda, salud, educación y seguridad en la vejez desde la cuna hasta la tumba, ya que el gobierno impuso la mercantilización de estas funciones.7 Conocí a una persona que vivió la Revolución Cultural y que, aunque admitía sus excesos, seguía considerándola como la reivindicación de los trabajadores de su lugar como dueños de la historia, y creía que lo que vino después fue una traición a la revolución. Otra persona mostraba orgullo al cantar las canciones revolucionarias y al recordar el compromiso que todos hicieron como jóvenes pioneros de que las preciosas vidas de quienes hicieron la revolución no se desperdiciarían. Para Lin, la Revolución Cultural fue «doblemente trágica». No solo no alcanzó su objetivo y se desacreditó a sí misma, sino que también provocó exactamente lo que pretendía evitar.8
Muchos de los que se levantaron durante la Revolución Cultural observaron lo que estaba sucediendo durante la reforma y se preguntaron en qué se estaba convirtiendo el país a medida que la economía y, de hecho, toda la cultura del capitalismo se afianzaban. Aunque el partido argumentaba que todavía estaba en el camino hacia el socialismo, muchos tenían dudas. Muchos de ellos se levantaron de nuevo en una serie de protestas a finales de la década de 1980. Este es el período más polémico de la historiografía de la República Popular China. El principal problema es que existe una narrativa dominante en el mundo sobre la plaza de Tiananmen en 1989, así como una contranarrativa creíble, pero la China oficial tiende a ignorar todo el asunto. Me paré en la plaza de Tiananmen y pregunté a los estudiantes que me acompañaban qué pensaban sobre lo que había ocurrido allí. Me dijeron que no lo habían estudiado, que no había nada al respecto en Internet en China y que se mostraban reticentes a buscar en Internet, porque no sabrían qué creer. Les expresé mi opinión de que este acontecimiento ocupaba un lugar muy importante en la narrativa mundial sobre China y que era importante desarrollar criterios para evaluar las afirmaciones contradictorias sobre este y muchos otros asuntos. Seguí insistiendo en este tema en otras conversaciones. Algunos creían que los miembros del partido no podían hablar de ello, mientras que otros, incluidos miembros del partido, sí lo hacían.
La opinión predominante en el resto del mundo es que los estudiantes y otras personas se rebelaron contra todo el sistema y que el Estado intervino con armas y tanques y masacró a los manifestantes pacíficos en la plaza de Tiananmen. Existe una narrativa contraria procedente de diversas fuentes, entre ellas periodistas y diplomáticos extranjeros que se encontraban en el lugar, que afirman que no se produjo ninguna masacre en la plaza, que el hombre del tanque se marchó, que los manifestantes atacaron y mataron a policías y soldados en las calles circundantes, que hubo enfrentamientos en los que murieron varios cientos de personas y que hubo participación de la CIA y el MI6.9 Cuando lo vi desde lejos en 1989, vi estos acontecimientos dentro de una ola de acontecimientos similares en Europa del Este, donde estaba mucho más cerca de la acción. Tal y como lo veo ahora, los que protestaban en China y en otros lugares abarcaban todo un espectro, desde los que querían una forma mejor de socialismo hasta los que querían abandonar el socialismo. En China, abarcaba tanto a los que temían que el país tomara el camino del capitalismo como a los que querían que acelerara por ese mismo camino. Si bien lo que ocurrió en China fue trágico, lo que ocurrió en Europa del Este lo fue aún más. China abrió más las puertas al capitalismo, pero mantuvo abierta una vía hacia el socialismo.
En gran parte del mundo ha habido una tendencia a creer que China fue primero socialista y pobre, y luego capitalista y rica. Sin embargo, tanto el partido como sus críticos de izquierda señalan que los avances logrados por China en el último período no podrían haberse logrado sin las bases sentadas durante el período anterior. El problema era en qué se estaba convirtiendo China. Tanto en China como en el extranjero, la gente se pregunta si China es capitalista o socialista. Cuando me lo preguntan, respondo que es ambas cosas. Creo que China está llevando a cabo un enorme experimento histórico mundial en una nueva relación entre el capitalismo y el socialismo, utilizando de alguna manera el capitalismo para construir el socialismo. Algunos aspectos de esta dinámica ya existían, por ejemplo, en la URSS durante la Nueva Política Económica y de nuevo durante la perestroika, pero la escala en China es única. Me reconforta el papel del Estado en el control de los puntos clave de la producción y la inversión, así como en la propiedad de la tierra, pero me preocupa el alcance y el poder del capital a la hora de explotar la mano de obra y socavar los valores socialistas. También me impresiona la mayor regulación del capitalismo y la renovación del énfasis en el marxismo bajo el mandato de Xi.
China no pretende haber logrado nada más que una etapa primaria del socialismo y se encuentra en un largo camino hacia una forma más avanzada de socialismo. A pesar de todo lo que se logró entre 1949 y 1976, entiendo por qué era necesaria una nueva dirección y por qué la reforma y la apertura han traído consigo inversiones industriales, avances científicos y tecnológicos, reducción de la pobreza e interacción internacional. Sin embargo, me pregunto si era necesario descolectivizar la agricultura, privatizar las empresas estatales o mercantilizar la vivienda, la sanidad, la educación y otros servicios sociales públicos.
Existe una interacción compleja y dinámica entre los elementos capitalistas y socialistas, en la que las líneas de batalla a menudo se difuminan en un discurso sobre la reforma y la modernización que oscurece la tensión entre el capitalismo y el socialismo. Hay muchas conferencias, seminarios, artículos y libros sobre el «camino chino hacia la modernización», en los que gran parte de este discurso es interesante, pero a menudo repetitivo y evasivo, desplazando el discurso sobre el capitalismo y el socialismo y sin aclarar cómo esta impresionante y acelerada modernización va a convertirse en un socialismo avanzado. El objetivo intermedio es la prosperidad común, un objetivo deseable, pero que muchos países reivindicarían, incluso si sus gobiernos están en deuda con fuerzas nacionales e internacionales que lo socavan, mientras que China está más genuinamente comprometida con su consecución. Sin embargo, no aborda la cuestión de la distribución justa, de cuánto de lo que se produce colectivamente puede ser apropiado de forma privada. Está muy lejos de «de cada uno según sus capacidades, a cada uno según sus necesidades».
Hay personas en China que se enfrentan a estas cuestiones de forma honesta e inteligente. El ambiente intelectual en China es mucho más libre de lo que mucha gente cree. Los límites del discurso son difusos y fluidos. En cada encuentro, yo ponía a prueba los parámetros. Había personas con las que podía decir cualquier cosa y estar seguro de que cada pregunta sería respondida con una respuesta bien informada y sin restricciones. Otros eran más reservados y/o menos informados. Esto es muy similar en todas partes, incluida la tendencia a la autocensura cuando el territorio de la transgresión no está claramente delimitado. La buena noticia global de Deepseek se vio empañada para mí por el número de veces que ofrecía respuestas impresionantes, que rápidamente desaparecían para ser sustituidas por «Lo siento, eso está fuera de mi alcance actual. Hablemos de otra cosa». Una de mis preocupaciones mientras me preparaba para venir a China era cómo sortear el Gran Cortafuegos de China para poder acceder al correo electrónico de mi universidad. Entiendo la vigilancia justificada contra la subversión, porque hay fuerzas poderosas que conspiran para derribar a China. Un estudiante estadounidense que conocí allí insinuó que algunos de sus compatriotas que aprendían chino probablemente eran espías. La CIA, el MI6 y otros servicios de seguridad aprovecharían cualquier posibilidad de fomentar una revolución de color en China.
Hay muchos extranjeros en China dedicados a muchas actividades. Conocí a bastantes y expresaron opiniones diversas, incluidas algunas muy hostiles. Un profesor visitante me abordaba cada día durante el desayuno para exponer todos sus argumentos liberales contra el marxismo. Otros estaban haciendo su vida en China, algunos dedicándose a explicar China al resto del mundo y el resto del mundo a China. Ben Norton, a quien ya seguía en las redes sociales, me pareció especialmente impresionante en este sentido, centrado en la economía geopolítica. Allí llevaba mucho más tiempo Fred Engst, profesor de economía, nacido en China y que había pasado gran parte de su vida allí. Su padre, Erwin Engst, y su madre, Joan Hinton, trabajaron en China desde la década de 1940. Su tío William Hinton fue el autor de Fanshen, Shenfan y The Great Reversal. Fred, junto con su tío y sus padres, apoyó la revolución y se opuso a la reforma que le siguió. Mis conversaciones con él me dieron mucho que pensar.
Los nacidos más tarde crecieron con la perspectiva de la «literatura de la cicatriz», que enfatiza los impactos negativos del período revolucionario. En la escuela secundaria y la universidad, a Xu le enseñaron que la colectivización fue un fracaso y que la descolectivización era necesaria para avanzar. Él aceptó esto hasta que más tarde leyó a Mao y Hinton y habló con personas de su propia zona rural que habían vivido la colectivización y la descolectivización, y llegó a la conclusión opuesta. Su libro De la comuna al capitalismo lleva por subtítulo Cómo los campesinos chinos perdieron la agricultura colectiva y ganaron la pobreza urbana, y muestra cómo la descolectivización desempoderó y empobreció a las poblaciones rurales, al tiempo que sentó las bases para una mayor privatización y transición capitalista.10 Viajando entre Oriente y Occidente, es otra persona experta en explicar China al resto del mundo y viceversa. Forma parte del renacimiento marxista en China. Aunque muchos chinos estaban esclavizados por el mundo capitalista, Xu sostiene que la experiencia real del capitalismo les ha abierto los ojos y les ha hecho volver a mirar hacia el socialismo. Pasamos horas paseando por el campus de la Universidad de Pekín, donde él fue estudiante, discutiendo muchas dimensiones de la coyuntura actual. Me pareció una persona especialmente abierta, conocedora y perspicaz, no solo en materia de política y economía, sino también de cultura.
Otra persona que también se graduó en Economía en la Universidad de Pekín y en la Universidad de Massachusetts y que cambió de opinión es Minqi Li. Era un activo defensor del neoliberalismo y la transición capitalista y fue detenido en 1990. Durante su estancia en prisión, leyó a Mao y otras obras marxistas y se convirtió en un marxista convencido y opositor del neoliberalismo y la transición al capitalismo. Defiende con firmeza que el auge global de China erosionará los cimientos de la acumulación de capital y acelerará la desaparición del sistema capitalista, y que la única forma de evitar el colapso de la civilización será la transición a un sistema mundial socialista.11
Mientras que muchos en China buscaban seguir el camino de Estados Unidos con la economía neoliberal, la cultura al estilo de Hollywood y los estilos de vida individualistas, otros contraatacaron, no solo aquellos que recordaban los años revolucionarios, sino también aquellos que se los habían perdido. Un libro titulado China Can Say No (China puede decir no) se convirtió en un éxito de ventas y le siguieron otras secuelas de Say No (Di no).12 Sitios web como Utopia y Red China han contraatacado contra la occidentalización y han buscado revivir las tradiciones revolucionarias. El renacimiento marxista se ve impulsado tanto desde arriba como desde abajo. El partido y el Estado, durante la presidencia de Xi, aunque han hecho hincapié en la continuidad con el período de reformas, han tomado medidas para regular el capital, purgar la corrupción, criticar el nihilismo histórico y promover el marxismo. Lo han hecho no solo apoyando cursos, conferencias y textos marxistas, sino también producciones culturales creíbles, como las series que he estado viendo. La era del despertar, por ejemplo, tuvo un enorme impacto. Tras un episodio en el que se mostraba a los hijos de Chen Duxiu siendo ejecutados en la horca, miles de jóvenes acudieron en masa a sus tumbas. Aunque este renacimiento cuenta con el respaldo oficial, en gran parte se trata de un movimiento genuino desde abajo. Veo pruebas de ello cada día cuando navego por Red Note, con muchos debates serios y viñetas e memes ingeniosos que ilustran la diferencia entre el capitalismo y el socialismo. También lo veo en mis clases.
Otros no están tan seguros. En las novelas chinas encuentro expresiones de desorientación, falta de arraigo y crisis de sentido, similares a las que encuentro en las novelas contemporáneas en general. En China, esto tiene un tono específico, que refleja el desorden causado por los cambios sociales, no solo en materia de políticas, sino también de significado y valores. Por ejemplo, los personajes de Cocoon, de Zhang Yueran, explican la trayectoria de sus vidas con pensamientos como: «Los tiempos cambiaban tan rápidamente que un paso en falso y te encontrabas fuera de terreno firme, cayendo en picado al abismo. Seguir la corriente era realmente muy difícil… No tengo una visión del mundo. Simplemente voy pasando la vida día a día… No era tan simple como la infelicidad. Todo su cuerpo apestaba a decadencia. Algo había muerto: su pasión, su fe, su espíritu de lucha. Irreversiblemente perdido».13 Un nuevo libro de Xu Jilin sostiene que la generación más joven es individualista, está desconectada de la cultura roja, no le interesan las grandes narrativas y solo vive para su propio bienestar, pero sus vidas se caracterizan por un profundo vacío y hastío. 14 Lin observa que se ha producido una fractura del tejido social, lo que ha dado lugar a la disonancia social, la alienación, la crisis de identidad y la decadencia moral.15 Esto se manifiesta en un auge de la superstición, el realismo, el consumismo, el individualismo, la involución, la confusión, la adicción a los juegos y al juego, la depresión y el suicidio. En la última clase de mi curso, mencioné que estaba escribiendo algo sobre la crisis de sentido en el capitalismo, que los estudiantes quisieron profundizar durante y después de la clase, insistiendo en que los síntomas que yo identificaba también estaban presentes en China. Le pregunté a una estudiante de otra universidad de Pekín por su vida y me respondió con tristeza: «No hay ambiente socialista».
Los valores socialistas siguen siendo fuertes. Incluso las expresiones de desorientación y decepción revelan un deseo de socialismo. Si China siguiera el camino de la URSS, sería un desastre, no solo para China, sino para el mundo. Estados Unidos está en declive, mientras que China avanza con fuerza. El capitalismo en sí mismo está en un declive prolongado, causando caos, confusión y destrucción a gran escala. China se presenta ante el mundo como una sociedad que avanza con fuerza. El capitalismo es decadente, pero sigue siendo dominante, y cada día muestra síntomas cada vez más virulentos de desintegración civilizatoria. En China, el ambiente es diferente. Hay una sensación de alternativa y de avance.
China ha logrado lo que quizás sea la modernización más espectacular de la historia del mundo en cuanto a duración y escala, logrando y superando en décadas lo que en otros lugares llevó siglos. A pesar de algunos pasos en falso, desgracias e incluso tragedias, ha desarrollado fuerzas productivas en la agricultura, la industria, la tecnología, la ciencia y la cultura. Ha sacado a millones de personas de la pobreza y las ha llevado a la prosperidad. Se ha integrado en el sistema global, para bien y para mal. Fabrica gran parte de lo que consume el resto del mundo. Es líder mundial en energía verde y otros avances científicos y tecnológicos necesarios para la supervivencia global. Es una fuerza para la paz en un mundo loco en el que los tambores de guerra suenan más peligrosamente que nunca. Por eso, veo a China como la esperanza del mundo.
En mi proceso de descubrimiento de China, me doy cuenta de que no soy Marco Polo y que estoy lejos de ser una experta en China, a diferencia de otros autores de Monthly Review sobre China. Ni siquiera llegué a visitar muchas de las magníficas atracciones turísticas ni volví con fotos de deslumbrantes paisajes urbanos, trenes bala o guerreros de terracota, pero me he involucrado en asuntos de importancia histórica mundial para todos nosotros en mis investigaciones sobre China, con la esperanza de que sea útil compartir lo que he aprendido de mis lecturas, observaciones, escuchas, viajes y enseñanzas con otras personas que no han tenido esas oportunidades. Vuelvo para enseñar de nuevo y aprender más, con la aspiración de ser una voz de claridad para contrarrestar la confusión y la hostilidad generadas en la nueva Guerra Fría contra China.
Notas
- ↩ Edgar Snow, Red Star Over China (Nueva York: Random House, 1938); William Hinton, Fanshen (Nueva York: Monthly Review Press, 1966).
- ↩ Dongping Han, The Unknown Cultural Revolution (Nueva York: Monthly Review Press, 2000); Zhun Xu, From Commune to Capitalism (Nueva York: Monthly Review Press, 2018); Mobo Gao, The Battle for China’s Past (Londres: Pluto Press, 2008); Minqi Li, The Rise of China and the Demise of the Capitalist World Economy (Nueva York: Monthly Review Press, 2008).
- ↩ Lin Chun, Revolution and Counterrevolution in China (Londres: Verso, 2021); Carlos Martinez, The East is Still Red (Londres: Praxis Press, 2023).
- ↩ Zhou Meisen, In the Name of the People (Londres: ACA Publishing, 2021).
- ↩ Helena Sheehan, Irish Television Drama: A Society and Its Stories (Dublín: Radio Telefis Eireann, 1987) y Helena Sheehan y Sheamus Sweeney, «The Wire and the World: Narrative and Metanarrative», Jump Cut 51 (primavera de 2009).
- ↩ Megan Walsh, The Subplot: What China is Reading and Why It Matters (Nueva York: Columbia Global Reports, 2022).
- ↩ Esta imagen surge de los libros de Xu Zhun, Han Dongping, Lin Chun y Gao Mobo citados anteriormente, así como de muchas otras fuentes que he leído, como Rebecca Karl, Mao Zedong and China in the Twentieth-Century World: A Concise History (Durham: Duke University Press, 2010).
- ↩ Lin, Revolution and Counterrevolution in China, 115.
- ↩ Qiao Collective, «Tiananmen Protests Reading List», 4 de junio de 2025, qiaocollective.com.
- ↩ Xu, From Commune to Capitalism.
- ↩ Li, The Rise of China and the Demise of the Capitalist World Economy.
- ↩ Song Qiang, Zhang Zangzang, Qiao Bian, Tang Zhengyu y Gu Qingsheng, China Can Say No (Pekín: China Times Publishing Company, 1996).
- ↩ Zhang Yueran, Cocoon (Nueva York: World Editions, 2022), 8, 23,163.
- ↩ Xi Jilin, Waves of the Past and Future (Shandong: Shanghai Sanlian Bookstore, 2025), resumido por Thomas Des Garets Geddes, «Xu Jilin on Sexuality, Boredom and Political Apathy Among China’s Youth (Part 1)», Sinification, 28 de febrero de 2025, sinification.com.
- ↩ Lin, Revolution and Counterrevolution in China, 273.
7. Vuelve el apocalipsis nuclear al cine.
Una casa llena de dinamita es cine mainstream, y me llama la atención que vuelva el tema de la posibilidad de una guerra nuclear entre grandes potencias. No como algo fantasioso o de ciencia ficción, sino como una posibilidad muy real, y con un desarrollo de la acción perfectamente creíble, y en un periodo de tiempo angustiosamente corto. Y la conclusión es bastante descorazonadora. Os paso una reseña reciente en Microsiervos y una entrevista a su directora y a su guionista del Boletín de Científicos Atómicos. En la entrevista hay spoiler, aviso.
Una casa llena de dinamita: una película sobre la amenaza de un apocalipsis nuclear
Ya lleva algunas semanas en Netflix y en cines: Una casa llena de dinamita, la última película de Kathryn Bigelow (En tierra hostil, La noche más oscura), y no puedo sino recomendarla fervientemente. Ahí va mi humilde opinión, sin spoilers más allá de lo que muestra el tráiler.
Es una peli sobre los minutos previos a la respuesta a un ataque nuclear. Varias formas de ver esos minutos críticos en tiempo real, muy al estilo de la mítica serie 24. Cada escena hace subir las pulsaciones e infunde entre miedo y terror, con una pizca de humanidad. La historia está contada desde varios puntos de vista, con alguna que otra sorpresa como forma estupenda de resolver las diferencias entre el 2025 real y el 2025 de ficción, aunque la estructura hay quien dice que la hace un poco «repetitiva».
Muy buena la producción para ser «una peli de Netflix», unos efectos visuales perfectos, porque casi todo son pantallas e interfaces bien resultas, además de algunos exteriores con helicópteros, la Casa Blanca y demás, y un gran elenco de actores, con Rebeca Ferguson (Silo, Dune) y Jared Harris (Fundación, Chernobyl) tal vez como los más destacados.
Creo que la peli está bien documentada y refleja cuál es la situación en cuanto a los protocolos, pasos previos y detalles técnicos del asunto, con militares por un lado, políticos por otro y servicios de emergencia revoloteando por ahí, mientras el DEFCON no para de bajar. El factor X (que diría Recuenco) es vital en esta situación, aunque aquí todo el mundo es por lo general responsable y se ajusta a su «guion».
Los expertos dicen que la premisa de la película es una situación que es imposible que se de en la vida real, pero… habría que verlo, porque cosas más raras han sucedido. De hecho se mencionan muchas de ellas: errores, falsas alarmas, ejercicios militares… incluso «ataques de cuernos». Algo complicado, especialmente en cuanto a la respuesta, porque básicamente ante un ataque con misiles balísticos intercontinentales no hay nada que hacer. La réplica, tal y como plantea la película, sería devastadora.
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Una conversación con Kathryn Bigelow, directora de «A House of Dynamite», y el guionista Noah Oppenheim
Por John Mecklin | 23 de octubre de 2025
En un momento de la nueva película de Kathryn Bigelow, A House of Dynamite, la capitana Olivia Walker (interpretada por Rebecca Ferguson) supervisa la sala de crisis de la Casa Blanca mientras un misil nuclear se dirige hacia el corazón de Estados Unidos. En medio de los tensos esfuerzos por interceptar el misil, Walker encuentra en su bolsillo un dinosaurio de juguete que pertenece a su hijo pequeño. En ese momento, la angustia y el terror de los menos de 20 minutos que faltan para el impacto abruman a Walker, y sospecho que a muchos de los que han visto la película en los cines. De repente, lo que está en juego queda claro: todos los niños pequeños, todos sus padres, todos los animales del planeta se enfrentan a la extinción. No como una vaga posibilidad o un concepto teórico debatido en informes políticos, no como algo que podría suceder en algún momento, sino como una realidad inevitable que está sucediendo realmente. Ahora mismo.
En el panteón de las películas sobre catástrofes nucleares, el poder emocional de A House of Dynamite solo es rivalizado, en mi opinión, por Fail Safe, en la que Henry Fonda, en el papel de presidente de los Estados Unidos, debe lanzar la bomba sobre la ciudad de Nueva York para expiar un ataque erróneo de los Estados Unidos contra Moscú y evitar una guerra nuclear total. El escenario igualmente implacable de A House of Dynamite es superficialmente simple: se identifica un único misil balístico intercontinental sobre el Pacífico occidental, que se dirige a algún lugar del centro de Estados Unidos. Su lanzamiento no fue detectado por los sensores de los satélites, por lo que no está claro qué país podría haber iniciado el ataque. El intento de derribar el misil fracasa, a pesar de los esfuerzos de una serie de militares y civiles, y queda claro que, salvo que se produzca un fallo técnico en la ojiva del misil, Chicago quedará destruida. La respuesta de Estados Unidos al ataque podría desencadenar una guerra nuclear mundial.
La eficacia emocional de la película de Bigelow se debe en parte a su estructura tripartita —la historia se cuenta tres veces, desde tres puntos de vista diferentes, cada uno de los cuales complementa y amplía a los demás— y en parte a las sólidas interpretaciones de un reparto relativamente numeroso, sin olvidar detalles como el dinosaurio. En cierto sentido, la película es un thriller, lleno de tensión creciente impulsada por una fecha límite aterradora. En un sentido más amplio, es una tragedia para cada uno de los dedicados funcionarios públicos que intentan evitar el fin del mundo y, en ese sentido, es una tragedia que todos debemos contemplar seriamente.
La semana pasada hablé con Bigelow y Noah Oppenheim, guionista de la película, antes de su estreno mañana en Netflix. Se estrenó ampliamente en los cines estadounidenses a principios de mes, por lo que no he intentado evitar los spoilers en la siguiente entrevista, que ha sido editada y condensada para facilitar su lectura. Si aún no saben que A House of Dynamite termina de forma ambigua, sin mostrar explícitamente si Chicago y el mundo son destruidos o no, ahora ya lo saben.
John Mecklin
Antes de morir, Daniel Ellsberg me habló de cómo no conseguía publicar un libro sobre armas nucleares y de cómo nadie quería hacer nada al respecto de las amenazas nucleares. Y seis años después, llega la película Oppenheimer y ahora la suya. ¿Le costó mucho convencer a Netflix para que hiciera esta película, Kathryn?
Kathryn Bigelow
Bueno, gracias al extraordinario guion de Noah Oppenheim, les encantó. Fue un proceso muy fluido y sencillo, y se mostraron muy entusiasmados con la idea. Les comenté que lo que me interesaba era mantener una conversación sobre la reducción del arsenal nuclear y la no proliferación. Y así fue como empezó todo.
Yo también conocí a Daniel Ellsberg, en la gira de prensa de The Hurt Locker. Fue extraordinario.
Mecklin
Era un buen tipo; es muy triste que haya fallecido.
La película me pareció muy eficaz, pero me intrigó la decisión de no mostrar los efectos nucleares en la pantalla. No había bombas explotando. La película tiene lo que algunos consideran un final ambiguo. No se sabe realmente qué pasó después. ¿Por qué no hay explosiones?
Bigelow
Sentí que el hecho de que la bomba no explotara era una oportunidad para iniciar una conversación. Con una explosión al final, todo habría quedado perfectamente resuelto y se podría señalar con el dedo [y decir] «es malo lo que ha pasado». Pero eso nos absolvería, a la raza humana, de responsabilidad. Y, de hecho, no, somos responsables de haber creado estas armas y, en un mundo perfecto, de deshacernos de ellos.
Mecklin
¿Tiene usted una respuesta diferente a eso, Noah?
Noah Oppenheim
No, no la tengo. Creo que esa es la respuesta. Si tuviera que añadir algo, solo sería que creo que el público ya está insensibilizado ante las representaciones de destrucción masiva. Llevamos años viendo películas basadas en cómics en las que las grandes ciudades quedan reducidas a escombros como si no fuera nada. Creo que simplemente decidimos adoptar un enfoque diferente para intentar captar lo que es este peligro.
Bigelow
Y para estimular el debate. Con un final ambiguo, uno sale del cine pensando: «Bueno, un momento». La película podría interpretarse como una llamada a la acción.
Mecklin
Entre los expertos se está debatiendo la parte de la película dedicada a la defensa antimisiles. Ni a ellos ni a mí nos sorprende que la defensa antimisiles no sea perfecta. A algunos les preocupa que esta representación en la película impulse a la gente a decir: «Oh, necesitamos una mejor defensa antimisiles. Deberíamos construir el Golden Dome, ¿no?». ¿Qué opinan al respecto? Kathryn primero.
Bigelow
Creo que eso es un poco erróneo. De hecho, creo que, en todo caso, nos damos cuenta de que no estamos protegidos, no estamos seguros. No hay ninguna situación mágica que vaya a salvarnos. Estoy segura de que usted sabe mucho más sobre esto, y Noah sabe mucho más que yo, pero por lo que he leído por encima, se podrían gastar 300 000 millones de dólares en un sistema de defensa antimisiles y aún así no sería infalible. En mi opinión, esa no es una medida inteligente.
Mecklin
Noah, obviamente usted ha hablado con expertos y ha leído mucho sobre la amenaza nuclear en general, pero también sobre la defensa antimisiles. ¿Cómo supo que la eficacia de los interceptores de misiles estadounidenses era del 61 %?
Oppenheim
Eso proviene directamente de una de las pruebas que se han realizado en nuestro actual sistema de interceptación terrestre. Escuche, mientras haya armas nucleares en el mundo, obviamente sería mejor que tuviéramos sistemas de defensa más eficaces. Pero creo que el mito de un sistema de defensa antimisiles perfecto ha dado a mucha gente una falsa sensación de seguridad a lo largo de los años. En muchos sentidos, parece ser una solución más fácil de perseguir. ¿Verdad? ¿Cómo podemos eliminar el problema nuclear? En su lugar, tal vez podamos construir un escudo impenetrable bajo el que todos podamos refugiarnos.
Pero creo que, al fin y al cabo, no existe ningún escudo impenetrable, o al menos ninguno que hayamos sido capaces de construir hasta ahora. Y por todas mis conversaciones con personas que trabajan en la defensa antimisiles —y, de nuevo, creo que todos estamos de acuerdo y esperamos que esos sistemas puedan mejorarse—, creo que ellos son los primeros en reconocer que, al fin y al cabo, se trata de un problema físico realmente difícil que quizá nunca podamos resolver por completo.
Por lo tanto, tenemos que empezar a considerar la otra parte de este problema, que es el tamaño del arsenal nuclear. ¿Cómo podemos reducir el número de armas que existen en el mundo y cómo podemos reducir la probabilidad de que se utilicen alguna vez?
Mecklin
Antes de pasar a otros temas, quería darle la oportunidad de mencionar a los expertos a los que ha consultado y que le han ayudado a pensar o a escribir la película.
Oppenheim
Es una lista larga. No sé, Kathryn, ¿quiere hablar de Dan Karbler, que trabajó en defensa antimisiles para STRATCOM?
Bigelow
Adelante.
Oppenheim
Tuvimos a un general de tres estrellas que se dedicaba al campo de la defensa antimisiles y que tiene dos hijos, de los que habla, que ahora también trabajan en defensa antimisiles. Hablamos con personas que han ocupado puestos de alto nivel en el Pentágono, la CIA y la Casa Blanca. Tuvimos oficiales de STRATCOM en el plató casi todos los días que estuvimos rodando esas secuencias. Y luego nos basamos en el increíble trabajo que han acumulado durante años las personas que trabajan en el campo nuclear. Quiero decir, hablamos mucho del hecho de que la amenaza nuclear ha dejado de ser un tema de interés para el público en general desde hace mucho tiempo. Pero existe una increíble comunidad de expertos en política y periodistas que nunca han dejado de pensar en ella, de preocuparse por ella y de analizarla.
Así que, ya sea alguien como [el difunto investigador de Princeton y antiguo misilista] Bruce Blair o un periodista como Garrett Graff, que ha escrito sobre la continuidad del protocolo gubernamental, o Fred Kaplan y su libro The Bomb, existe una magnífica biblioteca de recursos a la que pueden recurrir.
Mecklin
En mi trabajo he descubierto que los expertos en energía nuclear y los periodistas son muy exigentes. Y tengo curiosidad: por lo general, con este tipo de cosas, al intentar hacer una película muy precisa desde el punto de vista técnico, es inevitable que haya gente que diga: «Oh, se ha equivocado en esto. Se ha equivocado en aquello». ¿Ha tenido alguna experiencia de este tipo de la que quiera hablar?
Bigelow
En realidad, al contrario, justo ayer, en The Atlantic, Tom Nichols escribió un artículo sobre la película y dijo que uno pensaría que podría haber algunas discrepancias, que podría haber algunos detalles inexactos, pero según él, que es un gran conocedor de este tema, es relativamente precisa en su totalidad. Y plantea la necesidad de un debate sobre el hecho de que existen todas estas armas en el mundo.
Mecklin
Que Tom dé su visto bueno es algo bueno, porque es un tipo inteligente y ha dado un giro increíble para convertirse en una especie de periodista, cuando yo lo conocí como experto en la materia.
Ahora, tengo que preguntarle esto: ¿por qué los dinosaurios? ¿Es un comentario sobre la extinción o simplemente era el juguete que había allí?
Bigelow
[Risas] Definitivamente es un comentario sobre la extinción, y también subraya la humanidad. Quiero decir, ¿qué está en juego si destruimos toda la civilización? Lo que está en juego es la humanidad. Eso es lo que estamos a punto de perder o lo que estamos a punto de perder. Quiero decir, mire a todos los animales de África. Son tan inocentes. No tienen nada que ver con esto, pero todos morirán. Todo morirá.
Mecklin
Probablemente esta pregunta sea más para Noah, pero ¿por qué Chicago? ¿Qué rencor le guardaba a Chicago?
Bigelow
Sí, yo también quiero saberlo.
Oppenheim
[Risas] Vamos, no le guardo ningún rencor a Chicago. Creo que, una vez más, no hay casualidades en las películas de Kathryn Bigelow, ya sea con los dinosaurios o con Chicago. Una de las muchas cosas que intentábamos transmitir es la universalidad del peligro. No es un problema que solo afecte a quienes viven en Washington D. C., Nueva York o Los Ángeles, sino a toda la humanidad. Y la ciudad de Chicago, justo en el corazón de Estados Unidos, creo que representa el hecho de que nadie está a salvo de esta amenaza y de estas armas.
Mecklin
Bien, voy a elegir un dato para usted: la cifra de víctimas, la cifra de muertos que se da en la película. Era como 10 millones o algo así. ¿De dónde salió eso? ¿Cómo lo obtuvo?
Oppenheim
Salió de la población de la ciudad de Chicago y sus alrededores. Y, como dice el personaje, eso no tiene en cuenta lo que podría pasar a favor del viento.
Mecklin
De acuerdo, hay toda una serie de películas y telefilmes sobre armas nucleares. Me preguntaba si alguno de ustedes querría hablar sobre la influencia que han tenido en esta película. ¿Hubo intentos de hacerla diferente a las anteriores? The Day After: tiene que ser diferente a The Day After; tiene que ser diferente a Dr. Strangelove. ¿Cómo influyó eso en su forma de pensar?
Bigelow
Para mí, en todo caso, fue el hecho de que realmente no hay películas sobre este tema desde Fail Safe, siendo The Day After una maravillosa excepción. Pero ha habido un silencio increíble sobre este tema, sin duda en lo que respecta al medio cinematográfico, y sentí que era un vacío importante que había que llenar.
Mecklin
¿Y usted, Noah?
Oppenheim
Estoy de acuerdo con Kathryn. Ha pasado mucho tiempo desde que alguien intentó abordar este tema. Strangelove fue una de mis películas favoritas de todos los tiempos; Fail Safe; incluso me encantó la película War Games. Probablemente la he visto 100 veces. Así que me encanta este género cinematográfico desde que era niño. Y, al igual que Kathryn, me llamó la atención el hecho de que hubiera caído en el olvido y sentí que había una oportunidad para hacer algo nuevo en ese ámbito. Y creo que también es interesante hasta qué punto esas películas están ahora en diálogo con las personas que trabajan en el campo nuclear. Si se fijan en la película, en STRATCOM, debajo de los grandes monitores, pone «the big board» (el gran tablero), que está directamente sacado de Dr. Strangelove. No es una idea nuestra; en realidad, en STRATCOM, en Omaha, lo han puesto debajo de su gran tablero. Así que, de la misma manera que El padrino influyó en la mafia en Estados Unidos, las películas nucleares han influido en el establishment nuclear en Estados Unidos. Y usted sabe que esa conversación sigue abierta, y esperamos volver a llamar la atención sobre este tema, porque nos afecta a todos y es muy serio.
Bigelow
Por supuesto.
Mecklin
Voy a hacer una pregunta sobre el proceso creativo. La narrativa de la película cuenta esencialmente la misma historia tres veces desde diferentes puntos de vista. Me gustaría que ambos hablaran sobre por qué lo hicieron y los retos que supuso. Porque la segunda y tercera vez… bueno, quizá la gente se aburra y se vaya del cine.
Bigelow
No parece que sea así.
Me interesaba contar esta historia en tiempo real, pero, por supuesto, el misil tarda 18 o 19 minutos en impactar, lo que no es suficiente para un largometraje. Además, no es la misma historia, porque se ve desde diferentes perspectivas. Se ve desde el punto de vista de los encargados de la defensa antimisiles en Ft. Greely. Luego la ve desde la Sala de Situación de la Casa Blanca, donde necesitan transmitir la información al presidente de la forma más rápida y completa posible. Y luego la ve a través del STRATCOM, que es la sede del paraguas nuclear. Y luego, por supuesto, finalmente, el secretario de Defensa y el presidente. Así que cada vez la ve a través de un conjunto de parámetros diferentes.
Mecklin
¿Y eso le resultó difícil, Noah, a la hora de escribirlo? Tiene que haber una narrativa que mantenga a la gente interesada, ¿no?
Oppenheim
En primer lugar, como ha mencionado Kathryn, era muy importante intentar que el público comprendiera de forma visceral lo breve que sería el periodo de tiempo en el que se desarrollaría algo así. Pero durante ese periodo de tiempo increíblemente corto, el número de piezas móviles dentro del Gobierno y dentro de nuestro ejército es enorme, así que, en realidad, lo vi como una oportunidad, ¿no? Porque están pasando muchas cosas en varias agencias —en Greeley, en STRATCOM, en el Pentágono, la situación en la Sala de Situación— y así tiene la oportunidad de ir añadiendo capas a la comprensión del público con cada nueva narración. Porque la primera vez que lo experimenta, creo que es abrumador, solo entenderlo todo. Y luego, la segunda y tercera vez, puede apreciar matices adicionales y profundizar su comprensión del desafío al que se enfrentarían nuestros responsables políticos y oficiales militares. Y creo que el peso de eso se acumula a lo largo de la película, cuando se da cuenta de lo que estaríamos enfrentando si esto sucediera.
Bigelow
Y he oído a muchos espectadores decir que cada vez aprendían más y más. Por eso, mi interés es transmitir toda la información posible sin que resulte, no sé, demasiado pedagógica.
Mecklin
Noto que la gente está intentando sacar a Kathryn de la cámara a mi izquierda, así que voy a hacerle una última pregunta. Han hablado de querer iniciar una conversación. ¿Qué esperan realmente que suceda como resultado de la película? ¿Qué les gustaría que sucediera?
Bigelow
Bueno, me gustaría que la gente decidiera que no quiere vivir en un mundo tan volátil y tan inflamable. Y luego, por supuesto, el siguiente paso es ponerse en contacto con sus representantes e intentar, ya saben, crear un movimiento.
Mecklin
Noah, usted proviene de los medios de comunicación. ¿Qué le gustaría que sucediera en ese ámbito?
Oppenheim
Como Kathryn insinuó al principio de la conversación, nosotros creamos las armas nucleares. Nosotros creamos esta amenaza. Por lo tanto, tenemos la capacidad de resolverla. Es demasiado fácil sacarla de nuestras mentes. Es demasiado fácil ignorarla porque parece algo abstracto. Pero es una calamidad que podría desatarse en cualquier momento, y no deberíamos dejar la toma de decisiones al respecto en manos de un pequeño grupo de expertos. Todos deberíamos participar en la conversación y en el intento de impulsar al mundo hacia un lugar más seguro.
Bigelow
Lo ha expresado de forma magnífica.
8. Introducción a Debord.
No lo he leído, así que esta introducción a La sociedad del espectáculo de Debord me ha servido para hacerme una idea.
Introducción a La sociedad del espectáculo, de Guy Debord
Tom Bunyard
La sociedad espectacular
La sociedad del espectáculo fue escrita, como dijo una vez Guy Debord, «con la intención deliberada de perjudicar a la sociedad espectacular».[1] Resulta, pues, algo irónico que se haya convertido en un hito tan consolidado dentro de la cultura a la que pretendía atacar: casi sesenta años después de su primera publicación en 1967, el libro de Debord se menciona a menudo en artículos de prensa, salas de conferencias y comentarios culturales. Sin embargo, su prominencia se ha visto facilitada por una visión bastante reduccionista de sus afirmaciones centrales. A menudo se da por sentado que el concepto central del libro, el «espectáculo», denota las imágenes visuales de la cultura capitalista y, por lo tanto, la gran masa de escaparates, pantallas y entretenimientos que caracterizan la vida social contemporánea. Entendido en estos términos, el libro puede servir como un útil punto de referencia en los comentarios sobre estos fenómenos; de ahí su prominencia. Sin embargo, esta lectura simplemente no puede dar cabida a todo lo que Debord dice en el libro, lo que hace que su teoría resulte opaca. Además, si el espectáculo significa simplemente imágenes visuales, no tenemos mucha idea de cómo y por qué podría estar relacionado con su declarada política revolucionaria. Con esta lectura, las supuestas intenciones y el significado perjudiciales del libro pueden pasar desapercibidos.
No pretendo negar que el libro de Debord aborde los fenómenos visuales y de los medios de comunicación de masas con los que a menudo se identifica. La tesis n.º 6 de La sociedad del espectáculo presenta explícitamente «las noticias, la propaganda, la publicidad y el entretenimiento» como «manifestaciones particulares» de la sociedad del espectáculo. Pero lo cierto es que, aunque sin duda forman parte de la problemática que aborda el libro, no son más que un aspecto de la misma. Y, como afirma Debord al principio de su libro, en la tesis n.º 5, no se puede comprender toda la problemática centrándose solo en uno de sus elementos: «El espectáculo no puede entenderse», afirma allí, «como un mero exceso visual producido por las tecnologías de los medios de comunicación de masas». Este punto se refuerza en la tesis n.º 24, que describe «los medios de comunicación de masas» como la «manifestación más llamativamente superficial» del espectáculo. Por lo tanto, es evidente que se trata de algo más que una simple diatriba contra la cultura visual moderna.
Según la interpretación que esbozo aquí, la teoría del espectáculo de Debord se entiende mejor como una crítica de la separación del poder social de sus productores. Es un relato de una sociedad que se ha separado efectivamente de su propia agencia histórica, debido al grado en que sus poderes colectivos se han vinculado al funcionamiento y la agenda de una economía efectivamente autónoma. Para Debord, somos «espectadores», no solo de demasiadas pantallas e imágenes, sino de toda una forma de vida social que escapa a nuestro control colectivo; y, en su opinión, esa situación solo podría superarse mediante un cambio social total, transformador y revolucionario (de ahí el sentido en el que el libro se comprometía, por citar de nuevo la observación de Debord, a «dañar a la sociedad del espectáculo»).
A continuación, intento ofrecer lo que espero que sea una introducción accesible a estos aspectos del libro. Como cada vez se reconoce más, el libro está impregnado de Hegel, Marx y material relacionado, y una lectura completa del texto requiere cierto compromiso con estas y otras fuentes similares.[2] Pero intentaré exponer aquí solo lo esencial de esas ideas y, al exponer mis argumentos, me referiré a tesis específicas del texto. (He proporcionado enlaces a los capítulos pertinentes de la traducción de Knabb, aunque animo a los lectores interesados a compararla con las otras dos: la traducción de Perlman es más fiel al francés original, y la versión de Nicholson-Smith es quizás la mejor traducción al inglés; sin embargo, la de Knabb es más legible y fácilmente accesible en línea). Pero, aunque intentaré mantener a raya a Hegel, Marx y otras fuentes filosóficas, pondré un énfasis considerable en lo que considero el elemento central de este libro y, de hecho, de la obra más amplia de Debord: su preocupación por la temporalidad. Espero demostrar que la teoría del espectáculo se ocupa fundamentalmente del tiempo y de lo que hacemos en él.
Comienzo esbozando el concepto de espectáculo y la forma en que los diagnósticos críticos de la sociedad moderna que se recogen en el libro se relacionan con la concepción altamente politizada de la temporalidad de Debord. Una vez hecho esto, examino brevemente la recepción inicial del libro, antes de ofrecer una breve visión general de los orígenes y el desarrollo de las ideas que presenta. Para ello, examinaré las raíces de esas ideas en las primeras preocupaciones vanguardistas de Debord; la formación y el desarrollo de la Internacional Situacionista (IS); y el compromiso creciente de Debord con Marx y Hegel. A continuación, volveré a La sociedad del espectáculo y comentaré el contenido y la estructura del libro. Concluiré con algunas breves observaciones sobre su legado y sobre las formas en que podría evaluarse hoy en día.
Sujeto y objetos
La palabra «espectáculo», con sus connotaciones de show, exhibición y entretenimiento, evoca una relación entre la imagen y el observador. Sugiere una relación en la que lo que se observa es activo, y tal vez hipnotizante y cautivador, y en la que el sujeto observador es comparativamente pasivo y receptivo. Sin duda, esto se refiere a las imágenes visuales con las que ahora se asocia comúnmente el libro, pero podemos acercarnos más al significado que Debord pretendía si pensamos en esa relación de manera más amplia y metafórica. La idea tiene sus raíces en su temprana preocupación por que esa dinámica estuviera presente en la contemplación de los objetos artísticos. Debord se dedicó a la cultura de vanguardia, y en particular al surrealismo, desde muy joven, y el motivo vanguardista de unir el arte y la vida recorre toda su obra. En sus inicios, la relación entre un observador pasivo o un miembro del público, confrontado con un objeto o una actuación separados y fascinantes, ejemplificaba la separación del arte de la vida, y su idea inicial de la construcción de «situaciones» tenía por objeto remediar esa separación. Las situaciones serían momentos de experiencia vivida, construidos y vividos como creaciones artísticas. Pero estas primeras ideas se desarrollaron, a finales de la década de 1950, hasta convertirse en la visión de que la vida moderna en su conjunto se había visto marcada por esa misma dinámica de separación. Y, a medida que la teoría del espectáculo tomó forma en la década de 1960, la relación entre un sujeto humano pasivo y un objeto de contemplación comparativamente activo se tomó como ejemplo del problema definitorio de la sociedad moderna en su conjunto: a saber, la aparición de una forma de vida social tan alienada de sus productores y participantes que parecía un objeto de «contemplación» separado e independiente.
Quizás la forma más fácil de abordar esto sea a través de las deudas de Debord con Feuerbach, cuya crítica de la religión influyó en el joven Marx y que proporciona el epígrafe del primer capítulo de Debord). Para Feuerbach, en la religión proyectamos nuestros propios poderes y capacidades colectivas en un cielo imaginario y los adoramos en forma de un Dios ficticio. Más tarde, Marx sostuvo que una condición similar estaba presente en las relaciones sociales capitalistas: «Así como el hombre está gobernado, en la religión, por los productos de su propio cerebro», escribió, «así, en la producción capitalista, está gobernado por los productos de sus propias manos».[3] Debord coincidió con esto, pero lo planteó como un problema que ahora se extiende mucho más allá de las paredes de la fábrica, y a lo largo de todo el tejido de la vida social. Según la Tesis n.º 20, «el paraíso ilusorio que representa una negación total de la vida terrenal ya no se proyecta en los cielos, sino que está incrustado en la propia vida terrenal». El problema feuerbachiano de los agentes humanos que se inclinan ante sus propias creaciones ya no se aplicaba solo a las construcciones religiosas, sino a todo un modo de vida social.
Debord se basó en gran medida en los primeros escritos de Marx al componer La sociedad del espectáculo (como señaló en su correspondencia, casi todas las referencias y extractos de Marx empleados en el libro provienen de obras que Marx produjo entre 1843 y 1846),[4] pero su comprensión general de este problema de separación sumisa proviene de la descripción posterior de Marx del fetichismo en El capital. Para esbozarlo muy brevemente: Marx describió la subordinación de los sujetos humanos a los objetos económicos que crean, y las formas en que las relaciones sociales capitalistas implican atribuir a esos objetos características que se derivan de la actividad social de sus productores. Fuera de esas relaciones sociales, el dinero y las mercancías son meras cosas. Sin embargo, dentro de las relaciones sociales capitalistas, se les atribuye y se les anima con una forma de valor que deriva de las acciones e interacciones sociales de sus productores y usuarios. Entonces adquieren un grado de poder independiente de sus productores, en la medida en que su movimiento en el mercado da forma a las acciones e interacciones de los sujetos humanos que los crean, persiguen y consumen. Y, dado que su movimiento está impulsado por el capital —y dado que, para Marx, el capital deriva de la actividad productiva de los sujetos humanos—, el resultado es un modo de organización social en el que los agentes humanos se separan, se dejan cautivar y se subordinan al funcionamiento efectivamente independiente de sus propios poderes colectivos alienados.
Debord sostenía que el desarrollo del capitalismo, desde la época de Marx, había ampliado enormemente esta problemática de separación, subordinación y apariencia. La sociedad del espectáculo afirma que la sociedad moderna se ha divorciado de su capacidad para configurar y determinar su propia existencia histórica (es decir, su existencia en el tiempo) debido al grado en que la vida individual y social se ha visto gobernada por los dictados de su propia economía cuasi autónoma. La terminología visual del libro —y, por tanto, la dinámica entre el observador pasivo y la imagen activa que esbocé anteriormente— se utilizó para captar esa condición. Pero quizá valga la pena subrayar que, por entonces, no intentaba presentar un análisis socioeconómico detallado. En cambio, el libro de Debord utiliza su terminología visual para captar y dar voz a la amplia problemática existencial que, en su opinión, caracterizaba a la sociedad moderna en su conjunto —es decir, la condición de separación generalizada esbozada aquí— y para articular las frustraciones y las demandas revolucionarias a las que daba lugar esa problemática. El libro presenta una forma de vida que se ha alienado tanto de sus productores y participantes que les parece de alguna manera ajena, y al hacerlo, expone lo que Debord consideraba los retos del proyecto revolucionario moderno.
Esto permitió un vocabulario bastante impreciso, el uso de toda la gama de connotaciones y significados de su terminología visual, y su aplicación extraordinariamente extendida y omnímoda. Como hemos visto, efectivamente se refiere a los anuncios, las modas y las tendencias del mundo moderno. Pero también se refiere a una amplia gama de fenómenos sociales que generan obediencia, emulación o deseo de formas que favorecen la perpetuación del statu quo capitalista existente. Debord y la IS describieron toda una serie de cosas diferentes como «espectaculares»: la religión, el dogma, los roles jerárquicos e institucionales, las formas de liderazgo político, etc., se englobaron en estos términos. Sin duda, se trata de cosas dispares; sin embargo, como dijo Debord en la Tesis n.º 10, «el concepto de espectáculo interrelaciona y explica una amplia gama de fenómenos aparentemente inconexos». En su opinión, están conectados en la medida en que todos pueden interpretarse como formas de poder social separado (el líder, el dogma, la celebridad, todos poseen poder solo en la medida en que se lo otorgan sus seguidores) y, juntos, componen las «imágenes» del espectáculo. Al igual que las construcciones ideológicas, fomentan patrones de actividad e interacción que se ajustan al orden actual de las cosas; pero, a diferencia de la noción tradicional de ideología, no son meramente mentales o ideales, ya que adoptan una forma concreta en una serie de estructuras y prácticas diferentes (véase, por ejemplo, Tesis n.º 212). Y al interiorizar y actualizar las normas que expresan, la vida social concreta se convierte así en una mera «representación» de la autodeterminación y la realización existencial que ellas ofrecen y promueven de manera falaz.
La afirmación central de Debord, entonces, es que nos hemos convertido en «espectadores» no solo de un mundo lleno de pantallas de televisión e imágenes visuales, sino de un modo de vida social gobernado por nuestra propia actividad alienada. En su opinión, somos pasajeros alienados dentro de una forma de vida social que creamos, en la que interactuamos y que perpetuamos, pero que se mueve y funciona según su propia agenda, efectivamente independiente; «espectadores» deslumbrados de una especie de representación colectiva, aunque sea una representación en la que nosotros mismos actuamos (véase Tesis n.º 30-1).
Espectáculo y temporalidad
Según Debord, la difícil situación que esto planteaba solo podía resolverse mediante la superación de las estructuras sociales que componen esta forma de vida defectuosa. Y eso, en su opinión, requería un cambio social revolucionario. Este último punto merece ser subrayado, dado el intenso desprecio que Debord profesaba a los lectores que no lo reconocían[5] y dada también la medida en que su política ha sido tratada como una especie de extra opcional añadido a la teoría. Como he señalado, el concepto de espectáculo tenía por objeto servir como medio para definir lo que estaba en juego en el proyecto revolucionario moderno. Y, cuando este último se plantea en estos términos, cambia: en lugar de una demanda de condiciones de trabajo más justas o de una distribución más equitativa, se convirtió en una demanda mucho más extrema de control directo, colectivo y autodeterminado sobre la conducción de la vida social y para el florecimiento de la experiencia vivida en su conjunto. Su visión inicial de superar la separación entre el arte y la vida mediante la construcción de situaciones había dado lugar así a una nueva visión lúdica y ferozmente utópica del comunismo. La realización de esta última y la desaparición del espectáculo exigían que se superaran todas las formas de poder social separado. El objetivo no era solo la mercancía y sus derivados, sino todas las formas de jerarquía, liderazgo político, manipulación y dogma.
El libro presenta esta exigencia centrándose en la temporalidad. Contiene dos capítulos completos sobre el tiempo, y a lo largo de sus tesis se encuentran referencias al tiempo, la historia y la experiencia temporal (véase, en particular, la tesis n.º 158). Sorprendentemente, este énfasis en la temporalidad está casi totalmente ausente en gran parte de la literatura y los comentarios sobre la teoría de Debord. Sin embargo, el tiempo es fundamental para las afirmaciones del libro. En su opinión, la pobreza material que había motivado las demandas revolucionarias anteriores se había absorbido en una forma más existencial de pobreza, debido a la denigración por parte de la sociedad moderna de la capacidad de sus habitantes para dirigir su propio tiempo vivido y a la desaparición generalizada de la capacidad de esta sociedad para dirigir consciente y colectivamente su propio futuro. La revolución que defiende el libro (y que, debemos recordar, pretendía anunciar) es, por tanto, un nuevo modo de comunismo en el que el control colectivo se ejercería no solo sobre los medios para satisfacer las necesidades materiales de la sociedad, sino también sobre los medios para configurar el tiempo vivido en sí mismo. La tesis n.º 163 habla de la «realización temporal del comunismo auténtico»; del mismo modo, la tesis n.º 200, que alude al Manifiesto Comunista, declara que «la historia misma persigue a la sociedad moderna como un espectro».
Debord veía esto como la cara actual de un antiguo proyecto. De hecho, consideraba tanto el espectáculo como su potencial resolución revolucionaria como versiones contemporáneas de dinámicas de larga data. El espectáculo moderno era simplemente una forma nueva y más extrema de una tendencia hacia el poder social separado que había sido inherente a todas las sociedades del pasado. Por ejemplo, en una carta de 1971, escribió:
[El espectáculo] tiene su base en el pensamiento griego; se intensificó hacia el Renacimiento (con el pensamiento capitalista); y aún más en el siglo XVIII, cuando se abrieron al público las colecciones de los museos; apareció en su forma completa alrededor de 1914-1920 (con la propaganda [bourrage de crâne] de la guerra y el colapso del movimiento obrero).[6]
El problema de la separación de poderes y las cuestiones relacionadas con el control de la historia y la revuelta se remontan muy atrás en el tiempo (de hecho, la Tesis n.º 25 afirma que «todo poder separado ha sido espectacular»). El capitalismo de consumo moderno simplemente había puesto de relieve estas cuestiones, obligando al movimiento obrero revolucionario a reconocerlas y enfrentarlas con nueva claridad: de ahí su afirmación en la Tesis n.º 143 de que «al exigir vivir el tiempo histórico que produce, el proletariado descubre el núcleo simple e inolvidable de su proyecto revolucionario». En otras palabras, la pobreza existencial de la sociedad moderna había puesto de relieve y aclarado la exigencia de un control libre y autodeterminado sobre el tiempo vivido, inherente a todas las luchas y reivindicaciones del pasado.
Esta visión ampliamente hegeliana de la revolución moderna, según la cual la sociedad espectacular saca a la luz una problemática histórica profunda y duradera en el presente de Debord, se apoya en la filosofía de la historia extraordinariamente ambiciosa que se expone en el quinto capítulo del libro y en la historia de los movimientos obreros de los siglos XIX y XX que se expone en el cuarto capítulo (y, en menor medida, en la historia de la cultura que se presenta en el octavo capítulo).
La idea central aquí, para Debord, es que las diferentes formaciones sociales han proporcionado a sus habitantes diferentes grados de poder para configurar su propia existencia en el tiempo y, por lo tanto, para gobernar su propia historia. Pero estas formaciones sociales también se han caracterizado por diferentes grados de acceso a dicho poder. La trayectoria general descrita en el quinto capítulo del libro es aquella en la que ese poder ha crecido a lo largo de la historia de la humanidad, en paralelo a su creciente separación de sus productores. Esto había conducido a un extremo supuestamente explosivo en el presente de Debord (nótese que el capítulo uno se titula «Separación perfeccionada [achevée]»), y se consideraba que había moldeado los tropiezos y fracasos de los movimientos obreros hacia la comprensión de que nada menos que el control total, directo y colectivamente autodeterminado sobre el tiempo vivido sería suficiente.
El relato de Debord sobre esta trayectoria comienza en el capítulo cinco con las primeras sociedades humanas. Las describe como moldeadas por la naturaleza y las estaciones, y por lo tanto marcadas por una experiencia «cíclica» del tiempo (véase Tesis n.º 126-7). Sin embargo, las formaciones sociales posteriores produjeron gradualmente un mayor sentido del tiempo como histórico e «irreversible». Su organización económica permitió la liberación de algunos sectores de la sociedad del trabajo agrario, y su cultura y capacidades tecnológicas fomentaron una mayor capacidad para concebir y llevar a cabo cambios en el tiempo (véase Tesis n.º 128-9). Sin embargo, el control de este mayor poder para configurar el cambio histórico era prerrogativa de los amos de esas sociedades, y seguía estando alejado de aquellos cuya actividad social lo hacía posible. Debord sostiene entonces que la llegada de la sociedad capitalista profundizó esta separación. El capitalismo industrial produjo una nueva conciencia de la potencial mutabilidad del mundo y la sociedad, pero también significó que el control sobre la capacidad de llevar a cabo ese cambio se separó aún más de sus productores y se relegó a una economía cada vez más soberana (véase la Tesis 143: «La burguesía ha […] dado a conocer el tiempo histórico y lo ha impuesto a la sociedad, pero ha impedido que la sociedad lo utilice»; véanse también las Tesis n.º 144-6). El capítulo cuatro describe el creciente impulso del movimiento obrero para rectificar esa situación. Comienza con la explicación filosófica de Hegel sobre el cambio histórico, presentando este último como una visión imperfecta, pero no menos crucial, de la existencia histórica de la humanidad, y luego pasa a la crítica de Marx al capitalismo: «El proyecto de Marx», escribe Debord en la Tesis n.º 80, era «un proyecto de historia consciente». A continuación, el capítulo detalla el desarrollo y los errores del movimiento obrero, sosteniendo que esto lo había llevado, en su presente, a una posición y una situación en la que se podía ver claramente la necesidad de superar todas las formas de espectáculo. Ahora era necesario rechazar a todas las figuras y líderes revolucionarios, ya que, como dice la Tesis n.º 122, «la organización revolucionaria ha tenido que aprender que ya no puede combatir la alienación con formas alienadas de lucha». El resultado, en efecto, es una forma peculiarmente militante de anarquismo colectivista (que, para Debord, debía organizarse inicialmente a través de consejos obreros: véanse las Tesis n.º 116-19).
El concepto de espectáculo, entonces, se refiere al tiempo, o más bien a lo que hacemos en el tiempo. Su objetivo era captar una condición de separación del control sobre el tiempo vivido, y la consiguiente exigencia de rectificar esa separación (véanse las citas de Shakespeare y Gracián utilizadas como epígrafes de los capítulos quinto y sexto del libro). Y el tiempo, además, conecta el concepto de espectáculo con la política revolucionaria totalmente intransigente de Debord. Si se descuida esto y se reduce el libro a una descripción de un modo de vida social inundado de imágenes visuales, sus compromisos políticos pueden pasar desapercibidos (Debord, cabe señalar, predijo de hecho tales lecturas en el propio libro: la Tesis n.º 203 observa que «el concepto crítico de «espectáculo» puede», si se separa de la praxis revolucionaria, «convertirse sin duda en una fórmula más de la retórica sociopolítica utilizada para explicar y denunciar todo en abstracto, sirviendo así para reforzar el sistema espectacular»).
La recepción inicial de La sociedad del espectáculo
Puede ser útil señalar que La sociedad del espectáculo se consideró en su momento con auténtica alarma, y que las ideas defendidas por la Internacional Situacionista (IS) —el grupo radical que Debord ayudó a fundar en 1957 y con el que él y su libro están estrechamente relacionados— se consideraron en su momento una auténtica amenaza. En 1966, el año anterior a la publicación de La sociedad del espectáculo, un grupo de estudiantes radicales logró ser elegido para el sindicato de estudiantes de la Universidad de Estrasburgo. Utilizaron la totalidad de sus fondos para imprimir 10 000 copias de un texto situacionista titulado «Sobre la miseria de la vida estudiantil: considerada en sus aspectos económicos, políticos, psicológicos, sexuales y, sobre todo, intelectuales, con una modesta propuesta para acabar con ella». El escándalo resultante provocó una indignación horrorizada: según el juez que presidió el posterior cierre del sindicato, el texto promovía el rechazo de «toda moralidad y restricción legal», «el robo, la destrucción de la erudición, la abolición del trabajo, la subversión total y una revolución proletaria mundial permanente con el «placer desenfrenado» como único objetivo»[7] (no estaba del todo equivocado). En consecuencia, cuando se publicó por primera vez La sociedad del espectáculo en noviembre de 1967, ya estaba en el aire la idea de que algo llamado «situacionismo» podía suponer una amenaza peligrosa, violenta y, sin embargo, extrañamente hedonista para la sociedad moderna. [8]
A La sociedad del espectáculo le siguió solo un mes después otro libro situacionista, La revolución de la vida cotidiana, escrito por Raoul Vaneigem, el otro teórico principal de la IS (su título en francés es ligeramente diferente: Traité de savoir-vivre à l’usage des jeunes générations). Debido al creciente interés por las ideas situacionistas, ambos libros fueron reseñados en la prensa popular. Recibieron una mezcla de elogios cautelosos, desprecio y preocupación, y fueron presentados como ejemplos significativos de los florecientes movimientos de protesta de la época. The Times Literary Supplement llegó a describir La sociedad del espectáculo y La revolución de la vida cotidiana, respectivamente, como «el Capital y Qué hacer, por así decirlo, del nuevo movimiento»; Le Monde habló de la «violencia negativa y provocadora» del tono y las exigencias de los dos libros, y señaló que su extravagante hostilidad «aturde el pensamiento» y hace que su lectura resulte «desagradable»; The New York Times observó que, para Debord, «hay que destruir toda autoridad, especialmente la del Estado, negar todas las restricciones morales, exponer el conocimiento fosilizado y todos los «establecimientos»».[9] Esta reacción se vio reforzada solo unos meses después, cuando París se vio sacudida por los levantamientos de mayo de 1968. Se pintaron consignas inspiradas en el situacionismo por todo el Barrio Latino, y las ideas, la literatura y el estatus de la IS cobraron mayor relevancia (Debord y la IS rápidamente interpretaron los levantamientos de mayo como una confirmación de su opinión de que la sociedad moderna estaba embarazada de potencial revolucionario). [10]
En el momento de su primera publicación, La sociedad del espectáculo estaba claramente vinculada al malestar social. Tanto su autor como sus admiradores y sus preocupados críticos la consideraban una articulación de las frustraciones y demandas de un proyecto revolucionario emergente. Y, en lo que respecta a Debord, tuvo un éxito considerable en ese sentido. Como comentó más tarde, «muchos [libros] ni siquiera se abren; pocos se copian en las paredes».[11]
La unificación del arte y la vida
Una vez esbozadas las ideas centrales del libro y señalada su intencionada militancia, podemos intentar arrojar un poco más de luz sobre su contenido analizando los orígenes y el desarrollo de sus afirmaciones, así como las influencias que lo inspiraron. Y para ello, resultará útil remontarnos primero a las primeras conexiones de Debord con la cultura de vanguardia.
En 1951, cuando solo tenía 19 años, Debord asistió al festival de cine de Cannes. Allí conoció a Isidore Isou, la figura principal de un grupo llamado los letristas. Estos se preocupaban por remediar lo que consideraban el estancamiento de la cultura moderna mediante la destrucción artística, e Isou y otros letristas habían asistido al festival con el objetivo de promocionar su película deliberadamente provocativa Tratado sobre la baba y la eternidad. Debord, que ya estaba muy interesado en el dadaísmo, el surrealismo y la vanguardia, quedó muy impresionado. Siguió en contacto con ellos después de que terminara el festival y pronto se mudó a París para unirse a ellos.
El tiempo que Debord pasó con los letristas influyó en sus opiniones posteriores sobre las limitaciones y la pasividad de la cultura moderna. Pero esas opiniones quedaron claramente evidenciadas al año siguiente, en su primera película. Howlings in Favour of Sade, de 1952, consiste únicamente en una pantalla que alterna entre blanco y negro; es silenciosa cuando la pantalla es negra, solo presenta diálogos y declaraciones extrañas y fragmentarias cuando la pantalla se vuelve blanca, y termina con 24 minutos de silencio completo. Su intención era deliberadamente irritar al público y poner a prueba su capacidad para el aburrimiento y la aceptación muda. El concepto de espectáculo no tomaría forma hasta unos años más tarde —no aparece en sus escritos hasta alrededor de 1955—, pero, en esta etapa temprana, Debord ya intentaba atacar y subvertir las formas de espectador pasivo. Tras la película, él y varios otros miembros de los letristas se separaron de Isou y formaron un grupo escindido llamado Internacional Letrista (LI). Adoptaron una perspectiva más radical que la facción de Isou, llevaron un estilo de vida marcado por el exceso y los delitos menores, y desarrollaron algunas de las ideas que más tarde se asociarían firmemente con la Internacional Situacionista. El urbanismo unitario,[12] la psicogeografía,[13] la dérive[14] y el détournement[15] surgieron en esta época; y, lo que es más importante, también lo hizo la situación construida.
Como se ha indicado anteriormente, la situación construida era un intento de unir el arte y la vida: emplear los poderes creativos y transformadores del arte en la construcción deliberada y lúdica de momentos enriquecidos de experiencia vivida. El arte se «realizaría» al dar forma a los momentos necesariamente transitorios del tiempo vivido, en lugar de moldear las formas comparativamente estáticas propias de sus medios tradicionales (como dijo más tarde Debord: «no nos importa nada la permanencia del arte ni de cualquier otra cosa»).[16] Esto se planteó como un intento de cumplir las promesas tanto del dadaísmo como del surrealismo. Para Debord, el dadaísmo había apuntado hacia el colapso de la separación del arte de la experiencia vivida, a través de sus ataques a las instituciones y normas establecidas del arte, pero había contribuido relativamente poco en cuanto a indicar qué debía sustituirlo. El surrealismo, por su parte, había previsto una transformación de la vida cotidiana, pero lo había hecho sin salir de los límites del mundo artístico existente. La posición resultante se expresaría más tarde de forma sucinta en la Tesis n.º 191 de La sociedad del espectáculo:
El dadaísmo buscaba abolir el arte sin darse cuenta; el surrealismo buscaba realizar el arte sin abolirlo. La posición crítica desarrollada desde entonces por los situacionistas ha demostrado que la abolición y la realización del arte son aspectos inseparables de una única trascendencia del arte.
Sin embargo, en la década de 1950, estas ideas aún estaban tomando forma y, a pesar de la extrema hostilidad de Debord hacia Sartre, el existencialismo sartriano también desempeñó un papel en la configuración de estas opiniones. Sartre había argumentado que nuestras vidas se componen de «situaciones»: contextos y situaciones difíciles en los que nos vemos inmersos y en los que debemos elegir y actuar. Sin embargo, para Debord, en lugar de limitarnos a aceptar estos momentos que nos imponen los patrones estandarizados de la vida moderna, deberíamos moldear conscientemente los momentos del tiempo vivido. Como él mismo dijo más tarde: «La vida de una persona es una sucesión de situaciones fortuitas, y […] la inmensa mayoría de ellas son tan indiferenciadas y aburridas que dan una impresión definitiva de monotonía […] Debemos intentar construir situaciones». [17] En su opinión, este era el siguiente paso que debía dar la vanguardia. Estas ideas se desarrollaron a mediados de la década de 1950 y se vincularon a la opinión de que el movimiento revolucionario de los trabajadores podía provocar tal estado de cosas. La posición que surgió —una posición que más tarde se convertiría en las afirmaciones expuestas en los capítulos cuatro, cinco y ocho de La sociedad del espectáculo— puede esbozarse de la siguiente manera.
Debord sostenía que las primeras décadas del siglo XX habían albergado el potencial para una forma de vida social completamente nueva: una en la que el arte y lo cotidiano pudieran fusionarse. Esta posibilidad se debía a la conjunción potencial, en aquel momento, del movimiento obrero revolucionario y el arte de vanguardia. El movimiento obrero era una fuerza en auge y exigía más de la vida; por su parte, el arte de vanguardia atacaba las normas y las instituciones del mundo del arte existente y, al tiempo que se alejaba cada vez más de su función de representar la vida, también apuntaba, en el surrealismo, hacia formas de enriquecer y reconfigurar la vida misma. Sin embargo, este momento de potencialidad se perdió: el movimiento obrero sucumbió a la jerarquía y la autoridad, el arte degeneró en la repetición vacía de formas familiares y triunfó la mercancía (este conjunto de ideas se encuentra en la raíz de las posteriores afirmaciones de Debord de que el surgimiento de una sociedad plenamente espectacular se remontaba a principios del siglo XX). Esto llevó a la opinión de que, para que la cultura avanzara a una nueva etapa y, por lo tanto, realizara el potencial que albergaba, se requería un gran cambio social; y, en ausencia de una revolución —causada, en parte, por la subordinación de los movimientos obreros a las restricciones de la política partidista y estatista—, la cultura se había estancado. En la década de 1950, entonces, Debord señala que el «retroceso de la política revolucionaria» había provocado que el «movimiento de descubrimiento cultural» culminara «alrededor de 1930»[18] y que «las premisas para la revolución, tanto a nivel cultural como estrictamente político, no solo están maduras, sino que han comenzado a pudrirse». [19]
La Internacional Situacionista
Estas ideas inspiraron el influyente «Informe sobre la construcción de situaciones» de Debord, de 1957: un texto que comienza afirmando que «En primer lugar, creemos que hay que cambiar el mundo», y que continúa argumentando la necesidad de investigar y promover las posibilidades de un modo de vida social completamente nuevo, centrado en el enriquecimiento creativo del tiempo vivido. El «Informe» se escribió como preparación para lo que se convertiría en la conferencia inaugural de la Internacional Situacionista. En 1956, Debord y otros miembros de la LI se reunieron con figuras de otros grupos vanguardistas europeos en la ciudad italiana de Alba, con el argumento de que todos ellos avanzaban en direcciones muy similares. Al año siguiente se celebró una nueva reunión en Cosio d’Aroscia, también en Italia, y se presentó a los asistentes el «Informe» de Debord. Este se convirtió en el documento fundacional de la incipiente Internacional Situacionista.
El «Informe» seguiría siendo un hito importante, pero muchas de las posiciones expuestas en él se desarrollarían y modificarían posteriormente. Dos de ellas revisten especial importancia. En primer lugar, el «Informe» contiene algunas referencias bastante breves y enigmáticas al «espectáculo», e incluso sostiene, de forma sugerente, que «la construcción de situaciones comienza más allá del colapso moderno de la noción de espectáculo».[20] En esta etapa, Debord parece pensar en el «espectáculo» principalmente en términos de cultura, y parece haber pensado en la cultura en el sentido relativamente estrecho del consumo de arte, literatura, teatro, etc., más que en términos de la vida social per se. Sin embargo, incluso así, ya podemos ver cómo se desarrolla su visión de que la cultura, aunque sea en ese sentido estrecho, se había caracterizado por la relación de un observador pasivo con un objeto contemplado. El «principio del espectáculo», escribe en el «Informe», es la «no intervención»,[21] y, al tiempo que hace referencia a Brecht, respalda las producciones culturales que han dado pasos para desafiar esta relación (debemos recordar aquí su primera película, deliberadamente provocadora). Pero esto también empezaría pronto a cambiar para centrarse en la separación de los agentes sociales de la vida social propiamente dicha.
A finales de la década de 1950 y principios de la de 1960 también se produciría un cambio en la comprensión de la naturaleza y el papel de la propia IS. El «Informe» refleja la concepción inicial de la IS de la actividad del grupo, entonces orientada en gran medida al arte, como una forma de investigación sobre el tipo de comportamiento autodeterminado que la revolución permitiría en una sociedad futura. Al dedicarse a experimentar con la construcción de situaciones, la IS elaboraría las posibilidades de la nueva forma de vida social que crearía la revolución. Pero, a principios de la década de 1960, Debord había llegado a la conclusión de que la IS debía centrarse en fomentar y facilitar esa revolución. El grupo pasó a interesarse por la teoría social crítica, en lugar del análisis del arte y la cultura, y por la organización revolucionaria, en lugar de la investigación cultural prefigurativa. De este modo, el grupo evolucionó rápidamente desde sus orígenes vanguardistas iniciales hasta convertirse en una organización política mucho más militante.
Debord produjo dos películas más tras la creación de la IS en 1957, y en ambas podemos ver cómo sus ideas posteriores comienzan a tomar forma. En 1959, Sobre el paso de algunas personas por un momento bastante breve del tiempo se esforzó por expresar las limitaciones de la vida moderna en general y declaró que la «era de Debord había alcanzado un nivel de conocimiento y tecnologías que hacían posible, y cada vez más necesario, una construcción directa de todos los aspectos de una forma de vida mental y materialmente liberada [d’une existence affective et pratique libérée]». [22] En 1961, produjo Critique of Separation (Crítica de la separación), una película que también buscaba expresar cinematográficamente la naturaleza defectuosa de la vida moderna y que ponía de relieve la preocupación por la autonomía, que se convertiría en un elemento crucial de su teoría madura del espectáculo. La película se queja de que «somos incapaces de hacer nuestra propia historia, de crear libremente situaciones»[23], y sostiene que «la cuestión no es reconocer que algunas personas viven más o menos mal que otras, sino que todos vivimos de formas que escapan a nuestro control». [24]
El giro hacia el marxismo hegeliano
Esa afirmación de Crítica de la separación refleja un importante desarrollo y cambio de énfasis. A finales de la década de 1950 y principios de la de 1960, Debord comenzó a profundizar en las ideas hegelianas y marxistas. Los primeros escritos de Marx tuvieron aquí una importancia especial (principalmente, los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844 y La ideología alemana). También lo fue una interpretación peculiarmente francesa de Hegel, que enmarcó la filosofía de este último como una visión imperfecta pero indispensable del movimiento conflictivo y dinámico de la vida social y el cambio histórico.
Esta combinación de influencias informa la concepción de los sujetos humanos que más tarde se emplearía en La sociedad del espectáculo. La descripción de la historia y la temporalidad esbozada en las secciones anteriores depende de una visión particular de la existencia humana. Para Debord, somos criaturas sociales e históricas: nos transformamos a nosotros mismos y a nuestro mundo a través de la actividad social a medida que transcurre el tiempo, y lo hacemos de maneras que están moldeadas, habilitadas y restringidas por las formaciones sociales mutables en las que residimos y actuamos (véase, por ejemplo, Tesis n.º 125, que alude a los Manuscritos de Marx y que comienza con una cita de Hegel; véase también Tesis n.º 161). Esta visión de la existencia humana —como temporal, mutable, articulada socialmente y, por lo tanto, potencialmente autodeterminada y autocreada— sustenta el relato de la historia humana descrito anteriormente.
La adopción por parte de Debord de las ideas marxistas hegelianas también se vio influida por su relación con varias figuras influyentes. La primera que cabe mencionar aquí es Cornelius Castoriadis, que fue la figura principal dentro de Socialisme ou Barbarie, un grupo al que Debord se afilió muy brevemente entre 1960 y 1961. Debord acabaría considerando a Castoriadis con considerable desdén, pero las ideas de este último coincidían con su visión en desarrollo de que la contestación revolucionaria en una sociedad de consumo próspera no debía centrarse de forma reduccionista en el empobrecimiento material y la relación salarial, como en el marxismo tradicional, sino que debía considerarse como una lucha entre aquellos que quieren más de la vida y aquellos que están dispuestos a aceptar sus formas actuales. Debord y los situacionistas se inclinaban hacia la visión que más tarde inspiraría La sociedad del espectáculo: a saber, que el «nuevo» proletariado moderno era todo aquel que había sido separado de los medios para configurar su propia vida: todos aquellos que, «independientemente de las variaciones en su grado de riqueza»,[25] no tenían «ninguna posibilidad de alterar el espacio-tiempo social que la sociedad les asignaba». [26] Esta clase social efectivamente sin clase era enorme (la tesis n.º 26 de La sociedad del espectáculo sostiene que la situación del espectáculo «proletariza el mundo»), y su demanda de enriquecimiento de la vida se consideraba potencialmente más extrema que cualquier simple impulso hacia condiciones de trabajo más tolerables y una distribución más equitativa (véase la tesis n.º 114 y los objetivos utópicos expresados por los situacionistas de manera más amplia).
Henri Lefebvre fue otra figura significativa. Para Lefebvre, la vida cotidiana era un tema de suma importancia, aunque a menudo pasado por alto, y el primer volumen de su obra Crítica de la vida cotidiana, publicado en 1947, sin duda fue leído por el joven Debord. Entre las ideas de Lefebvre se encontraba la opinión de que la banalidad, la alienación y el aburrimiento de la vida cotidiana contemporánea estaban salpicados de «momentos» de intensidad y pasión que ponían de relieve sus deficiencias. Debord y la IS reconocieron las afinidades entre estas ideas y las suyas propias, y se estableció una amistad efímera. Su relación con la IS se rompió en 1962 por acusaciones mutuas de plagio, pero fue claramente un intercambio productivo para ambas partes. En 1961, Lefebvre publicó el segundo volumen de su Crítica, que se hacía eco de muchas de las preocupaciones de la IS; ese mismo año, Debord presentó una conferencia (grabada en una cinta de casete) al Grupo de Investigación sobre la Vida Cotidiana de Lefebvre titulada «Perspectivas para cambios conscientes en la vida cotidiana» . La conferencia incluye las siguientes líneas, que prefiguraban claramente la premisa básica de La sociedad del espectáculo:
La historia (la transformación de la realidad) no puede utilizarse actualmente en la vida cotidiana porque las personas que viven esa vida cotidiana son el producto de una historia sobre la que no tienen control. Por supuesto, son ellos mismos quienes hacen esta historia, pero no la hacen libre ni conscientemente.[27]
La noción de separación de la historia, descrita anteriormente, estaba tomando forma. Su desarrollo en ese momento también se debió en gran medida a la obra de Georg Lukács Historia y conciencia de clase, de 1923. El libro de Lukács ejerció una gran influencia en el pensamiento de Debord, aunque en gran medida no reconocida (la única referencia a Lukács en La sociedad del espectáculo es una crítica demoledora en la Tesis n.º 112) . Muchas de las citas de Hegel y Marx que Debord utilizaría en su libro también aparecen en Historia y conciencia de clase[28] —es muy posible que las haya extraído de sus páginas— y la reelaboración marxista de Lukács de las ideas hegelianas es fundamental para las tesis básicas de Debord. Para Lukács, el mundo social está moldeado por la acción humana, y la continuidad de sus actuales formaciones capitalistas depende de que los agentes humanos sigan comportándose de la manera necesaria para perpetuarlo. Sin embargo, para Lukács —que también se inspiró en gran medida en el tema del fetichismo de Marx—, el mundo social capitalista parecía de alguna manera independiente, fijo y, de hecho, «natural» o inevitable; un «dado» inmutable al que debemos adaptarnos y acomodarnos. La proximidad entre el libro de Lukács y las afirmaciones de Debord es sorprendente: según Historia y conciencia de clase, la sociedad capitalista se había subordinado a su propia economía, y los agentes humanos habían adoptado lo que él describía como una relación meramente «contemplativa» con su propia existencia social.[29] Lukács también sostenía que el proletariado estaba en condiciones de reconocer y responder a este dilema. La naturaleza de sus circunstancias les obligaría a reconocer que, de hecho, eran los creadores de esta sociedad y que poseían la capacidad de remodelarla. El mundo social objetivo era el resultado de su agencia histórica subjetiva y, aunque esta última se había visto atrapada en las relaciones sociales del capitalismo, la destrucción de esas relaciones sociales liberaría su capacidad para moldear su propia existencia objetiva de forma libre, colectiva y consciente. Espero que los ecos entre esta visión y las ideas de Debord sean fácilmente apreciables (también son significativos a un nivel más técnico y filosófico, en la medida en que el uso que Lukács hace de los temas hegelianos influyó en el propio Debord: el motivo lukácsiano de la unidad sujeto-objeto es evidente, creo, en Tesis n.º 74, 116-7, y passim).
En términos más generales, uno de los temas más importantes que debería destacarse en el desarrollo de las ideas de Debord a principios de la década de 1960 era el de la «realización de la filosofía». En sus primeras obras críticas sobre la religión, Marx subrayaba que no bastaba con que el pensamiento crítico y filosófico se limitara a señalar la naturaleza ilusoria de los dogmas religiosos. Además, sostenía que era necesario abordar las condiciones sociales defectuosas que llevaban a las personas a encontrar consuelo paliativo en esas promesas ilusorias y, de ese modo, proporcionar a quienes buscaban cambiar esas condiciones los análisis intelectuales de la sociedad que les permitieran hacerlo. En otras palabras, la crítica filosófica de la sociedad se convertiría en una fuerza práctica real y, al hacerlo, permitiría al proletariado superar su propia condición proletaria (por lo tanto, «la filosofía no puede realizarse sin la superación [Aufhebung] del proletariado, y el proletariado no puede superarse a sí mismo dentro de la realización [Virwirklichung] de la filosofía») .[30] Esta idea tuvo un marcado impacto en el pensamiento de Debord e influye en gran medida en el proyecto general de La sociedad del espectáculo. Influye en la crítica que hace el libro de todas las formas de contemplación intelectual distante y pasiva, y en el énfasis que pone en la necesidad de actualizar la teoría en la acción concreta (véanse, por ejemplo, las tesis n.º 19, 90, 191 y 203); en términos más generales, también influye en el argumento general del libro a favor de la actualización de todas las formas de poder social en la actividad histórica transformadora. Además, dio forma al desarrollo de la propia Internacional Situacionista.
En 1962, la IS sufrió una importante escisión. Para entonces, Debord había llegado a la conclusión de que, si la tarea consistía en transformar la sociedad y la cultura para permitir una forma de vida social completamente nueva, entonces el papel de una auténtica vanguardia, en este contexto, debía ser el de fomentar la revolución social; y, si el mundo del arte existente era parte del problema que había que abordar, seguir participando en él solo podía ser reaccionario. La tarea ahora, sostenía, era generar la teoría social crítica que facilitara la revolución. Esto dio lugar a una ruptura con los artistas en activo, principalmente escandinavos y alemanes, dentro de la IS, y al inicio de una nueva etapa en las actividades del grupo, centrada en la revolución, tal y como se concebía a través del concepto de espectáculo. La frase utilizada para resumir este desarrollo fue: «La IS debe ahora hacer realidad la filosofía».[31]
La sociedad del espectáculo
Las ideas que Debord desarrolló durante la década de 1950 se refinaron y adquirieron un tono más agudo y hegeliano y marxista a finales de la década de 1950 y durante la década de 1960; y, tras la escisión de 1962, la IS se volvió cada vez más militante y se preocupó cada vez más por la contestación revolucionaria. La sociedad del espectáculo surgió de esta nueva versión más dura de la IS, y su objetivo era sintetizar y expresar las ideas que Debord y el grupo habían elaborado hasta ese momento. Debord comenzó a escribirla en 1965,[32] tras decidir que quería que la Internacional Situacionista tuviera «un libro de teoría» que estuviera «presente en los disturbios que pronto se producirían» y que también sirviera para transmitir las ideas del grupo «a la vasta secuela subversiva que estos disturbios no podían dejar de desencadenar» .[33] Y, en consonancia con el tema de la realización de la filosofía en la praxis revolucionaria, la contribución que el libro se proponía hacer era la de captar, con la mayor claridad posible, el núcleo fundamental de la revolución moderna.
Esto nos lleva de vuelta a las ideas que esbocé anteriormente. Como vimos allí, el concepto de espectáculo fue ideado como un medio para captar y ver todo el momento histórico de Debord desde la perspectiva de una revolución inminente y explosiva. Como vimos anteriormente, Debord señala en la Tesis n.º 10 que el libro utiliza el concepto para captar una serie de aspectos aparentemente diversos de la vida social como aspectos de esta problemática general y efectivamente omnímoda. Se sostiene que el dominio del tiempo vivido por la economía ha obligado a los revolucionarios a comprender el núcleo profundo y fundamental de todas las luchas revolucionarias anteriores —la exigencia de tomar el control libre, consciente y colectivo de la vida misma— y a rechazar así todas las formas de subordinación al poder social separado. Ese rechazo implicaba la oposición no solo a la mercancía y a todo lo que se deriva de ella, sino también a todas las formas de jerarquía, autoridad arbitraria, figuras revolucionarias emblemáticas, dogma y fe (como se ha señalado, y a pesar de las observaciones críticas expuestas en la Tesis n.º 92-4, la postura general del libro se acerca a aspectos del anarquismo colectivista). El problema básico del espectáculo es el poder social separado y, aunque la ubicuidad de la forma mercantil había generado un orden social que había llevado esa separación al extremo, el libro también advierte contra cualquier otro caso en el que las colectividades de agentes sociales puedan subordinarse a expresiones concentradas de su propio poder colectivo (de ahí las observaciones expuestas en las tesis 121-2). Pero, tras haber esbozado las ideas del libro y sus orígenes, podríamos ahora examinar, aunque sea brevemente, su peculiar modo de presentación.
Si La sociedad del espectáculo se limitara a describir, prescribir o simplemente representar la oposición a la sociedad espectacular, no sería más que una crítica espectacular del espectáculo. Así pues, en lugar de limitarse a describir la negación de la cultura moderna en sus páginas, el libro se esfuerza por plasmar esa negación en la propia forma de la obra.
A lo largo de la obra de Debord se pueden encontrar intentos similares de unificar la forma y el contenido de la crítica cultural. Podríamos pensar aquí en las Mémoires de Debord y Jorn, a las que se les dio una cubierta de lija para que rasgaran cualquier libro que se apilara junto a ellas; en la declaración de Debord en su película détourné In Girum Imus Nocte et Consumimur Igni de que «desprecia los fragmentos de imágenes que la componen»; [34] o, de hecho, de su comentario en Critique of Separation de que su «pobreza de medios» tiene «por objeto revelar la escandalosa pobreza del tema»,[35] es decir, la pobreza de la vida moderna. Huelga decir que nada de esto hace que estas obras sean fáciles de entender. Sin embargo, Debord —un autodidacta que tenía muy poco respeto por las universidades modernas o por quienes trabajan en ellas— cultivaba un aire de desdén casi aristocrático ante cualquier queja de este tipo. Para citar una vez más a In Girum: «A aquellos que les molesta no poder entender todas las alusiones, o que incluso admiten que no tienen ni idea de lo que realmente quiero decir, solo les responderé que deben culpar a su propia esterilidad y falta de educación, en lugar de a mis métodos; han perdido el tiempo en la universidad, comprando a precio de ganga fragmentos gastados de conocimiento de segunda mano». [36] La hostilidad abierta hacia la sociedad moderna que contienen estas obras da forma a su propia estructura y presentación.
Teniendo esto en cuenta, el uso que Debord hace del détournement en La sociedad del espectáculo puede considerarse no como algo arbitrario u ornamental, sino como un modo de expresión acorde con el contenido del libro. El détournement consiste en apropiarse, alterar y reformular frases de otras obras, con el fin de insuflar nueva vida y oposición a ideas cuyo significado se había fosilizado (el ejemplo más famoso se encuentra en la Tesis n.º 1, que reelabora la frase inicial de Marx en El capital). Esto concuerda con el deseo del libro de animar la vitalidad sofocada de la sociedad del espectáculo. Además, y a pesar del deseo de la IS de evitar la estética tradicional,[37] el intento de Debord de unir forma y contenido también puede considerarse como poseedor de una dimensión estética. La sociedad del espectáculo no es solo una contribución teórica a la lucha revolucionaria. Lo es, sin duda, pero, en cierta medida, también consigue ejemplificar su propia exigencia de que el arte y la poesía deben unirse a la oposición revolucionaria y emplearse en la contestación activa. La fría elegancia de la escritura, y las formulaciones poéticas y el modernismo de esta última, se acercan a un tipo de belleza que es uno con la política revolucionaria que se esfuerza por articular: una belleza de negación, de cambio, destrucción y transformación, que opera dentro de los mismos détournements que componen el libro, y que forma parte de su negativa a entrar en diálogo con la cultura que ataca, o a condescender con ella.
La teoría del espectáculo después de 1968
En 1969, en un ensayo titulado «Cómo no entender los libros situacionistas», en el que respondían a las reseñas de los libros de Debord y Vaneigem, la IS señaló que La sociedad del espectáculo era «un libro al que solo le faltaban una o varias revoluciones». [38] Dos años después de la publicación del libro, y solo un año después de mayo de 1968, también pudieron señalar, con cierta satisfacción, que tales disturbios «no tardaron en llegar». [39]
En lo que respecta a Debord y la IS, mayo de 1968 proporcionó al menos una confirmación parcial de sus afirmaciones. Sin embargo, considerando que el grupo había realizado una importante contribución hasta ese momento y reconociendo que su momento había pasado, Debord disolvió la IS en 1972. En su opinión, el grupo había servido para articular y promover las luchas de su época, y si seguía existiendo más allá de ese período de relevancia, correría el riesgo de convertirse en una figura decorativa obsoleta.
Debord siguió escribiendo y produciendo películas tras la disolución de la IS (incluida, en 1974, una versión cinematográfica de La sociedad del espectáculo), y continuó empleando el concepto de espectáculo en su obra. En los años posteriores a 1968, se centró cada vez más en los complicados patrones de revuelta, represión, vigilancia, manipulación y terrorismo que surgieron tras los levantamientos. En este sentido, le fascinaron especialmente los anni di piombo italianos, y su estudio de estas circunstancias influyó en su otra gran obra sobre el concepto de espectáculo: Comentarios sobre la sociedad del espectáculo, de 1988.
Comentarios es, aparentemente, un texto mucho más sombrío que La sociedad del espectáculo. El libro sostiene que, en los años posteriores a 1968, el espectáculo «siguió cobrando fuerza» y afirma que «incluso aprendió nuevas técnicas defensivas, como suelen hacer los poderes que se ven atacados». [40] Comentarios se propone así detallar las «consecuencias prácticas» de «la rápida expansión del espectáculo»[41] durante las dos décadas transcurridas desde la publicación de La sociedad del espectáculo y desde mayo de 1968. Comentarios carece de los rastros de euforia que matizan la visión de La sociedad del espectáculo sobre la revolución inminente. Describe un orden social que había demostrado ser capaz de «eliminar» casi «todas las tendencias revolucionarias organizadas»[42] y sostiene que «dondequiera que reine el espectáculo, las únicas fuerzas organizadas son las que quieren el espectáculo»[43].
Sin embargo, Comentarios no es una admisión de derrota[44] (Debord señaló en su correspondencia, en relación con Comentarios, que «el papel de la crítica revolucionaria no es, sin duda, llevar a la gente a creer que la revolución se ha vuelto imposible»).[45] Sin duda, es menos optimista: su argumento básico es que las condiciones descritas en La sociedad del espectáculo se habían agravado y afianzado, lo que, por un lado, hacía que la revolución fuera aún más importante y, por otro, aún más difícil de lograr. Sin embargo, en 1992, dos años antes de su muerte, Debord escribió un nuevo prefacio a La sociedad del espectáculo, en el que afirmaba que su libro de 1967 seguía describiendo con precisión la naturaleza defectuosa de la sociedad moderna, y en el que también hacía la siguiente observación:
La misma formidable pregunta que ha estado rondando al mundo durante dos siglos está a punto de plantearse de nuevo en todas partes: ¿cómo se puede hacer trabajar a los pobres una vez que sus ilusiones se han desvanecido y la fuerza ha sido derrotada?[46]
Casi cuarenta años después, esa afirmación puede parecer ahora bastante precipitada. Además, el compromiso de Debord con un cambio revolucionario total e intransigente puede resultar realmente inquietante; en ocasiones, puede parecer una especie de guerra santa furiosamente secular, pero no menos ferviente. En consecuencia, garantizar que se mantenga a la vista el estrecho vínculo entre el concepto de espectáculo y la política revolucionaria es sin duda esencial para cualquier evaluación crítica de esta obra en la actualidad. Pero, al mismo tiempo, hay aspectos del pensamiento de Debord que pueden parecer sorprendentemente oportunos. La política mundial se ha caracterizado por la manipulación, la confusión y la conspiración, la vida cotidiana se ha visto sometida a nuevas formas de empobrecimiento material y existencial, y la evidente incapacidad de la sociedad capitalista para gestionar su propio futuro se está demostrando de forma contundente con las amenazas inminentes del calentamiento global y otras crisis medioambientales, económicas y políticas. En este contexto, la afirmación de Debord, y de hecho las afirmaciones más amplias expuestas en este libro, pueden adquirir un significado renovado y profundizado.
Referencias
Bunyard, Tom, 2018, Debord, Time and Spectacle: Hegelian Marxism and Situationist Theory, Chicago: Haymarket.
Bunyard, Tom, 2022, «Spectacle and Strategy: On the Development of Debord’s Theoretical Work from The Society of the Spectacle to Comments on the Society of the Spectacle», en Selva: A Journal of the History of Art, 1:4, 2022.
Debord, Guy, 1989, «Las tesis de Hamburgo de septiembre de 1961», traducido por Reuben Keehan, disponible en <http://www.cddc.vt.edu/sionline/postsi/hamburg.html>.
Debord, Guy, 1998 [1988], Comentarios sobre la sociedad del espectáculo, traducido por Malcolm Imrie, Londres: Verso.
Debord, Guy, 2001 [1985], Consideraciones sobre el asesinato de Gerard Lebovici, traducido por Robert Greene, Los Ángeles: Tam Tam.
Debord, Guy, 2003a [1978], Obras cinematográficas completas: guiones, fotogramas y documentos, traducido y editado por Ken Knabb, Edimburgo: AK Press.
Debord, Guy, 2003b, Correspondance Volume 3: Janvier 1965 – Décembre 1968, París: Librairie Arthème Fayard.
Debord, Guy, 2004, Correspondance Volume 4: Janvier 1969 – Décembre 1972, París: Librairie Arthème Fayard.
Debord, Guy, 2006, Oeuvres, París: Gallimard.
Lukács, Georg, 1971 [1923], Historia y conciencia de clase: Estudios sobre la dialéctica marxista, traducido por Rodney Livingstone, Londres: Merlin.
Marcus, Greil, 1989, Lipstick Traces: A Secret History of the Twentieth Century, Londres: Faber and Faber.
Marx, Karl, 1975, Early Writings, traducido por Rodney Livingstone y Gregor Benton, Middlesex: Penguin.
Internacional Situacionista, 1997, Internationale Situationniste, París: Librairie Arthème Fayard.
Internacional Situacionista, 2006 [1981], Antología de la Internacional Situacionista, traducida y editada por Ken Knabb, Berkeley: Bureau of Public Secrets.
[1] Debord 2006, p. 1794.
[2] La lectura que expongo aquí se basa en Bunyard 2018. En ese libro, presento con más detalle las diversas fuentes intelectuales, culturales y políticas del libro, e intento reconstruir el enfoque peculiarmente existencial del marxismo hegeliano que sustenta su obra.
[3] Marx 1990, p. 772.
[4] Debord 2004, p. 140
[5] Véase, por ejemplo, su prefacio de 1979 a la cuarta edición italiana de La sociedad del espectáculo, que incluye las siguientes observaciones: «De todos los que han citado este libro para reconocer su importancia, hasta ahora no he visto a ninguno que se haya arriesgado a decir, ni siquiera brevemente, de qué trata: de hecho, su preocupación era simplemente dar la impresión de que no lo desconocían. … En la mayoría de los casos, los comentaristas fingían no comprender para qué podía servir un libro que nunca podría clasificarse en ninguna de las categorías de producciones intelectuales que la sociedad dominante quiere tener en cuenta, y que no estaba escrito desde el punto de vista de ninguna de las profesiones especializadas que ella fomenta. Así, las intenciones del autor parecían oscuras» (Debord 2006, pp. 1462-3).
[6] Debord 2004, pp. 455-6.
[7] SI 2006, p. 501
[8] Cabe señalar que «situacionismo» es un término que la IS rechazaba con vehemencia, ya que sugiere precisamente el tipo de doctrina fija a la que se oponía el grupo. «No existe tal cosa como el situacionismo, que significaría una doctrina para interpretar las condiciones existentes. La noción de situacionismo es obviamente ideada por antisituacionistas» (SI 2006, p. 51; 1997, p. 13).
[9] IS 2006, p. 501.
[10] Véase, en particular, el texto de la IS (escrito por Debord) «El comienzo de una era», publicado en Internationale Situationniste 12.
[11] Debord 2006, p. 1461.
[12] El urbanismo unitario fue un intento de combinar la arquitectura, la planificación urbana, el arte y otros medios creativos en la construcción deliberada de formas de interacción social y experiencia vivida.
[13] La psicogeografía era el estudio de los efectos que el entorno geográfico ejerce sobre la experiencia subjetiva y el comportamiento de los individuos.
[14] La dérive, o «deriva», era una técnica utilizada en el estudio de la psicogeografía. Los derivadores deambulaban por los entornos objeto de estudio, individualmente o en grupos, y anotaban las respuestas y los recorridos que estos entornos les sugerían.
[15] El détournement era una técnica en la que se subvertían y alteraban las formas culturales existentes para transmitir mensajes de oposición. Los ejemplos más famosos son quizás las tiras cómicas alteradas de la IS, pero también se podría pensar en la propia Sociedad del espectáculo: muchas de sus tesis incluyen pasajes de otros textos que han sido ligeramente modificados (véase, por ejemplo, la tesis n.º 1, que modifica la primera línea de Marx en El capital).
[16] IS 2006, p. 41; Debord 2006, p. 326.
[17] S.I. 2006, p. 40; Debord 2006, p. 325.
[18] Debord 2006, p. 195.
[19] SI 2006, p. 14; Debord 2006, p. 221.
[20] S.I. 2006, p. 40; Debord 2006, p. 325, traducción modificada.
[21] S.I. 2006, p. 40; Debord 2006, p. 325.
[22] Debord 2003a, pp. 18-9; 2006, p. 476; énfasis en el original.
[23] Debord 2003a, p. 32; 2006, p. 545.
[24] Debord 2003a, p. 31; 2006, p. 543.
[25] S.I. 2006, p. 141; 1997, p. 309.
[26] S.I. 2006, p. 141; 1997, p. 309.
[27] SI 2006, p. 93; 1997, p. 32.
[28] Véase Bunyard 2018, p. 29 para consultar una lista.
[29] Lukács 1971, p. 89.
[30] Marx 1975, p. 257.
[31] Debord 1989; SI 1997, p. 703, traducción modificada.
[32] Debord 2003b, p. 21.
[33] Debord 2006, p. 1463.
[34] Debord 2003a, p. 146; 2006, p. 1349.
[35] Debord 2003a, p. 35; 2006, p. 549.
[36] Debord 2003a, pp. 149-50; 2006, p. 1353.
[37] Véase, por ejemplo, el texto de Debord de 1961 «Por un juicio revolucionario del arte».
[38] SI 2006, p. 340; 1997, p. 615.
[39] SI 2006, p. 340; 1997, p. 615.
[40] Debord 1998, pp. 2-3, traducción modificada; 2006a, p. 1594.
[41] Debord 1998, p. 4; 2006a, p. 1595.
[42] Debord 1998, p. 80; 2006a, 1641.
[43] Debord 1998, p. 21; 2006a, p. 1605.
[44] Véase Bunyard 2022 para comentarios sobre este punto.
[45] Debord 2006, p. 450.
[46] Debord 2006, p. 1794.
9. Resumen de la guerra en Palestina, 17 de noviembre de 2025.
El seguimiento en directo de Middle East Eye.
https://www.middleeasteye.net/live/live-israel-dropped-153-tonnes-bombs-gaza-sunday
En directo: La mayoría de los palestinos fallecidos bajo custodia israelí eran civiles, según un informe
Mientras tanto, colonos israelíes atacan a una comunidad beduina al este de Jerusalén y bombardean Gaza
Puntos clave
Las fuerzas de paz de la ONU afirman que soldados israelíes les dispararon en el sur del Líbano
Los hospitales de Gaza reciben 17 cadáveres en las últimas 24 horas
La defensa civil de Gaza ayuda a las víctimas de las inundaciones en la ciudad de Gaza y Khan Younis
Actualizaciones en directo
La votación de la ONU conducirá a la paz «en todo el mundo», afirma Trump
El presidente Donald Trump afirmó que «se harán muchos más anuncios emocionantes en las próximas semanas» en una publicación de Truth Social el lunes, después de que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara un proyecto de resolución respaldado por Estados Unidos, que incluye una línea que prevé un futuro Estado palestino.
Afirmó que la votación pasará a la historia como «una de las mayores aprobaciones en la historia de las Naciones Unidas y conducirá a una mayor paz en todo el mundo», antes de dar las gracias a todos los países que votaron a favor de la resolución.
Trump afirmó que lideraría la Junta de Paz junto con líderes de todo el mundo.
Hamás afirma que una fuerza internacional de estabilización dentro de Gaza favorecería a Israel
Hamás afirmó el lunes en un comunicado en Telegram que una fuerza internacional de estabilización dentro de Gaza favorecería a Israel y que solo debería desplegarse «en las fronteras».
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó el lunes un proyecto de resolución respaldado por Estados Unidos que esboza los planes del presidente estadounidense Donald Trump para el futuro de Gaza, incluida una línea que prevé un futuro Estado palestino.
«Asignar a la fuerza internacional tareas y funciones dentro de la Franja de Gaza, incluido el desarme de la resistencia, le despoja de su neutralidad y la convierte en parte del conflicto a favor de la ocupación [israelí]», afirma el comunicado.
«Cualquier fuerza internacional, si se establece, debe desplegarse únicamente en las fronteras para separar las fuerzas, supervisar el alto el fuego y estar totalmente bajo la supervisión de la ONU».
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) aprobó el lunes un proyecto de resolución respaldado por Estados Unidos que esboza los planes del presidente estadounidense Donald Trump para el futuro de Gaza, incluida una línea que prevé un futuro Estado palestino.
La votación se redujo a 13 miembros a favor y dos abstenciones de Rusia y China en el CSNU, compuesto por 15 miembros. Hay cinco miembros permanentes y diez miembros rotatorios. Israel pudo asistir a la reunión, pero no pudo votar.
Israel había presionado en el último momento a la ONU para que Estados Unidos retirara de su texto cualquier mención a la creación de un Estado palestino, aunque fuera solo una aspiración.
El hecho de que Estados Unidos mantuviera finalmente el lenguaje sobre la condición de Estado palestino indica que la Administración Trump se toma en serio el mantenimiento de sus cordiales relaciones con los principales aliados musulmanes, a pesar de la oposición de Israel.
Washington no incluyó inicialmente ninguna referencia a la autodeterminación palestina, pero introdujo el cambio para apaciguar a las naciones musulmanas y árabes, de las que espera que proporcionen tropas para una «Fuerza Internacional de Estabilización» en el enclave.
La resolución, ahora denominada UNSC 2803, afirma que «pueden darse las condiciones para una vía creíble hacia la autodeterminación y la creación de un Estado palestino» si la Autoridad Palestina (AP) lleva a cabo reformas y la reconstrucción de Gaza «ha avanzado».
Puede leer más aquí.
Los palestinos regresan a Gaza por primera vez en más de dos años tras recibir tratamiento médico
Cerca de 80 personas que habían abandonado Gaza para recibir tratamiento médico regresaron a la franja por primera vez en más de dos años el lunes.
La Media Luna Roja Palestina afirma que transportó a las 76 personas que habían buscado tratamiento en un hospital de Israel o de Cisjordania antes de los ataques del 7 de octubre de 2023 y que no habían podido regresar a sus hogares desde entonces.
Al menos 13 civiles palestinos desarmados resultaron heridos en un ataque con drones israelíes en la ciudad de Gaza el lunes por la noche, según informó la agencia de noticias Wafa.
El corresponsal de Wafa dijo que un cuadricóptero israelí lanzó un artefacto explosivo sobre un grupo de civiles que se habían reunido cerca de la escuela Asad As-Saftawi, en el barrio de Daraj. Todas las víctimas fueron trasladadas de urgencia al hospital árabe Al-Ahli.
El ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben Gvir, ha pedido el arresto del presidente palestino Mahmoud Abbas si las Naciones Unidas reconocen la condición de Estado palestino.
También pidió a Israel que asesinara a los altos funcionarios de la Autoridad Palestina (AP), a los que calificó de «terroristas».
«Se deben dar órdenes para el asesinato selectivo de altos funcionarios de la Autoridad Palestina, que son terroristas en todos los sentidos, así como una orden para el arresto de Abu Mazen», publicó Ben Gvir en X, utilizando un nombre honorífico para Abbas.
También afirmó que ya se había preparado una celda especial de aislamiento en la prisión de Ketziot para Abbas.
Sus comentarios se producen antes de la votación del Consejo de Seguridad de la ONU del lunes sobre una resolución estadounidense que respalda el plan de paz de Gaza, que hace referencia a una «vía creíble» hacia la creación de un Estado palestino.
Puede leer más aquí.
Israel derriba un asentamiento ilegal en la Cisjordania ocupada
Las fuerzas de seguridad israelíes derribaron el lunes un asentamiento ilegal en la Cisjordania ocupada tras «graves incidentes de violencia».
Se desplegó un gran contingente en el asentamiento de Tzour Misgavi, construido en Cisjordania sin permiso israelí, en la zona de Gush Etzion, al sur de Jerusalén.
Se pudo ver maquinaria pesada preparándose para demoler las estructuras, y en un vídeo se veía una excavadora golpeando el lateral de un edificio con personas encima.
Los medios de comunicación israelíes informaron de que 25 familias fueron evacuadas del lugar.
Activistas pro palestinos comparecen ante un tribunal de Londres
Seis personas acusadas de irrumpir el año pasado en las instalaciones de una empresa de defensa con sede en Israel en el Reino Unido comparecieron el lunes ante un tribunal británico.
Un grupo de unas dos docenas de manifestantes, con pancartas y banderas palestinas, se reunió a las puertas del Tribunal de la Corona de Woolwich y coreó «Palestina libre» en el exterior.
Los seis están acusados de formar parte de un grupo que cometió robo con agravantes, daños criminales y disturbios violentos en las instalaciones de la empresa israelí Elbit Systems en Bristol el 6 de agosto de 2024.
Samuel Corner, Jordan Devlin, Charlotte Head, Leona Kamio, Fatema Zainab Rajwani y Zoe Rogers llegaron poco después de las 11 de la mañana para el juicio, que se espera que dure 10 semanas.
Las autoridades israelíes expulsaron el lunes a decenas de pacientes palestinos de los hospitales de Jerusalén de vuelta a la Franja de Gaza, según informan los medios de comunicación locales.
Los pacientes y sus familias, originarios de la Franja de Gaza, habían buscado tratamiento en Jerusalén antes de que estallara la guerra en octubre de 2023 y permanecieron en la ciudad desde entonces.
Algunos habían completado su tratamiento y expresaron su deseo de regresar a la Franja de Gaza, según el Ministerio de Salud palestino.
Sin embargo, existía la preocupación de que otros se vieran obligados a regresar, según Arab48.
Los medios locales informaron de que dos autobuses que transportaban a algunos de los pacientes y sus familias llegaron al cruce de Kerem Abu Salem, entre la Franja de Gaza e Israel, el lunes por la mañana.
Una mujer palestina mira desde una tienda de campaña, en el centro de la Franja de Gaza, el 16 de noviembre de 2025 (Reuters/Mahmoud Issa)
La llegada a Sudáfrica de un avión con 153 palestinos la semana pasada fue «sospechosa» e indicó «una clara agenda para expulsar a los palestinos de Gaza y Cisjordania», afirmó el lunes el ministro de Asuntos Exteriores del país.
El grupo llegó en un vuelo chárter y sin sellos de salida de Israel en sus pasaportes.
«Como Gobierno sudafricano, sospechamos de las circunstancias que rodean la llegada del avión», afirmó el ministro de Asuntos Exteriores, Ronald Lamola, y añadió: «Se trata de un claro plan para expulsar a los palestinos de Gaza y Cisjordania».
Informe: la mayoría de los palestinos que murieron bajo custodia israelí eran civiles
La mayoría de los presos palestinos de Gaza que murieron en prisiones israelíes eran civiles, según una investigación paralela.
Al menos 98 palestinos han muerto bajo custodia desde octubre de 2023, en muchos casos aparentemente como consecuencia directa de torturas, negligencia médica y inanición, según datos israelíes obtenidos por Médicos por los Derechos Humanos – Israel (PHRI).
Es probable que el número real de palestinos muertos en las cárceles israelíes sea considerablemente mayor, ya que cientos de personas detenidas en Gaza están desaparecidas, según ha afirmado un grupo de derechos humanos con sede en Israel.
En sus propios informes, el ejército israelí clasificó a menos de un tercio de los palestinos detenidos en Gaza como militantes, según la investigación.
Soldados israelíes junto a un camión repleto de hombres palestinos sin camisa y una mujer en la asediada Franja de Gaza el 8 de diciembre de 2023 (Reuters/Yossi Zeliger).
Un ataque con drones israelíes mata a un hombre en Gaza
Un ataque con drones israelíes mató a un hombre en Beit Lahia, en el noroeste de la Franja de Gaza, en lo que parece ser una nueva violación del alto el fuego, según informó la agencia de noticias Wafa.
Varios palestinos más, entre ellos un niño, resultaron heridos cuando un cuadricóptero israelí lanzó un artefacto explosivo sobre un grupo de civiles en el distrito de Shuja’iyya, al este de la ciudad de Gaza, según la agencia.
El ejército israelí también demolió edificios residenciales al este de Khan Younis, en el sur de Gaza, mientras que la artillería israelí bombardeó el campo de refugiados de Jabalia, en el norte del enclave.
Noticia: Se cancela la declaración de Netanyahu en el juicio por corrupción del miércoles
La vista para la declaración del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en su juicio por corrupción, prevista para el miércoles, se ha cancelado por «motivos de seguridad» no revelados.
La jueza Rivka Friedman-Feldman aceptó cancelar la sesión tras recibir una solicitud de los abogados de Netanyahu, según Channel 12.
Netanyahu fue acusado en 2019 en tres casos relacionados con regalos de amigos millonarios y por supuestamente buscar favores regulatorios para magnates de los medios de comunicación a cambio de una cobertura favorable.
Alemania reanudará las exportaciones de armas a Israel a partir del 24 de noviembre
El Gobierno alemán levantará la orden de suspensión de algunas ventas de armas a Israel a partir de la próxima semana, tras el acuerdo de alto el fuego alcanzado el mes pasado, según informó el lunes un portavoz del Gobierno.
«Por regla general, el Gobierno volverá a examinar caso por caso las decisiones sobre la exportación de armas y responderá a los nuevos acontecimientos», afirmó el portavoz.
La decisión permitirá reanudar a partir del 24 de noviembre las exportaciones suspendidas en agosto, según el portavoz.
Alemania, el segundo mayor exportador de armas a Israel después de Estados Unidos, anunció en agosto la suspensión de algunas exportaciones de armas a Israel, en medio de la creciente presión popular por la guerra de Israel contra Gaza.
Niños palestinos se abren paso entre los escombros de edificios destruidos en el campo de refugiados de Al-Shatee, al este de la ciudad de Gaza, el 8 de noviembre de 2025 (AFP).
Un niño muere en Gaza por el fuego de un dron israelí
Un niño murió y varios palestinos resultaron heridos por el fuego de un dron israelí en el barrio de Shujaiyya, en la ciudad de Gaza, según informó la agencia de noticias Quds, citando fuentes médicas.
Un niño muere en Gaza por el fuego de un dron israelí
Un niño murió y varios palestinos resultaron heridos por el fuego de un dron israelí en el barrio de Shujaiyya, en la ciudad de Gaza, según informó la agencia de noticias Quds, citando fuentes médicas.
El ejército israelí detiene al menos a cuatro palestinos en Cisjordania
Las fuerzas israelíes irrumpieron al este de Nablus, en la Cisjordania ocupada, registraron varias viviendas en el campo de Balata y detuvieron a tres ciudadanos, Muhammad Hamdallah Hashash, Ahmed Salah Sabah e Iyad Kayed Hashash, según el Centro de Información Palestino.
El ejército también detuvo al exdetenido Muhammad Naji Sabha tras irrumpir en su casa en Anabta, al este de Tulkarm, en la Cisjordania ocupada, según informó la agencia de noticias Quds.
Colonos israelíes atacan a la comunidad beduina al este de Jerusalén
Colonos israelíes atacaron a la comunidad beduina de al-Tabna, cerca de Khan al-Ahmar, al este de la Jerusalén ocupada, en la madrugada del lunes, según la agencia de noticias Wafa.
Fuentes locales informaron de que los colonos lanzaron piedras contra las casas y las propiedades de los residentes, utilizaron altavoces por la noche y condujeron vehículos todoterreno cerca de las casas de la comunidad con el objetivo de acosar y, finalmente, desplazar a los residentes de la comunidad.
La comunidad beduina ha sido testigo de una serie de ataques por parte de colonos israelíes en las últimas semanas.
Buenos días, lectores de Middle East Eye,
Aquí tienen las últimas novedades:
- El Consejo de Seguridad de la ONU votará el lunes una resolución redactada por Estados Unidos que respalda el plan de paz de Donald Trump para Gaza, especialmente el despliegue de una fuerza internacional.
- Al Jazeera informa de intensos disparos desde helicópteros israelíes detrás de la línea amarilla al este de la ciudad de Khan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza.
- El ejército israelí llevó a cabo seis ataques aéreos en las zonas orientales de la ciudad de Khan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, según el Centro de Información Palestino.
- El portavoz de Hamás, Hazem Qassem, ha afirmado que las enmiendas al borrador de la resolución estadounidense no contribuyen a la estabilidad en la Franja de Gaza, y ha advertido de que la propuesta sustituye efectivamente la ocupación israelí por una forma diferente de tutela internacional.
- La oficina de prensa del Gobierno en Gaza ha afirmado que Israel continúa con su «política de hambre» al impedir la entrada de suministros alimentarios básicos y permitir el paso de artículos de lujo.
Autor: admin
Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales. Lee todas las entradas de admin

