Miscelánea 19/05/2023

Del compañero y miembro de Espai Marx, Carlos Valmaseda.
1. La película del Papa
2. Donde dije Diego…
3. Seat no fabricará coches.
4. Juegos de guerra.
5. El hidrógeno está verde.
6. De cómo los verdes alemanes se hicieron atlantistas.
7. El ministro húngaro de exteriores sigue hurgando en la herida.
8. Imagen del día: chistes filosóficos.

1. La película del Papa.

Ana Iris Simón ha publicado en El Confidencial este artículo sobre el documental en el que Jordi Évole entrevistó al Papa Francisco. Supongo que arreciarán las acusaciones de rojipardismo…

Fuente: https://www.elconfidencial.

Lo que Jordi Évole no se atrevió a preguntar al papa Francisco

La Iglesia no es solo imperfecta sino problemática en muchas ocasiones, pero también lo es la pareja o la familia, en cuyo seno se dan los traumas más terribles pero también las vivencias más bellas

2. Donde dije Diego…

Tremenda recogida de cable del embajador de los EEUU en Sudáfrica.

https://twitter.com/NoColdWar/ (vídeo con las declaraciones iniciales)

El 11 de mayo, el embajador de Estados Unidos en Sudáfrica acusó públicamente a Sudáfrica de armar a Rusia, afirmando que «apostaría mi vida» por ello.

Sin embargo, al día siguiente fue convocado al Ministerio de Asuntos Exteriores de Sudáfrica y «se disculpó sin reservas» por sus comentarios.

3. Seat no fabricará coches.

Ya lo hemos ido viendo por aquí incluso en declaraciones de su máximo dirigente. En este artículo de una publicación dedicada al mundo de los coches se le pone fecha: 2030. https://testcoches.es/

SEAT dejará de vender coches, esta es la fecha clave de su cambio radical

Por Carlos González

4. Juegos de guerra.

Un nuevo artículo de Enrico Tomaselli sobre la guerra de Ucrania visto en sinistra in rete, pero publicado en Giubbe Rosse:

https://sinistrainrete.info/

Juegos de guerra
por Enrico Tomaselli
Los juegos de guerra entre Rusia y Estados Unidos son cada vez más peligrosos, pero es precisamente detrás del deseo de evitar la confrontación directa mientras se juega simultáneamente al tira y afloja donde acechan los mayores peligros. Una vez más, ninguno de los adversarios parece comprender plenamente al otro, y esto puede tener terribles consecuencias. Corremos el riesgo de encontrarnos seriamente en guerra, sin que nadie lo desee realmente.
El Kremlin se modera
Se ha discutido mucho, incluso en estas páginas, sobre los objetivos que Moscú se propuso alcanzar con el lanzamiento de la Operación Militar Especial, y cómo éstos resultaron muy pronto inalcanzables. Esto obligó también a un cambio radical en la estrategia militar.
Pero una cosa es cierta: a pesar de que la propaganda occidental lo ha retratado como un loco sediento de sangre, el nuevo Hitler-Putin (y el grupo dirigente que lo apoya, empezando por Lavrov) es, por el contrario, un hombre prudente, en cierto modo podría decirse que moderado. Ciertamente, la estrategia político-militar desarrollada desde el 24 de febrero de 2022 se ha caracterizado y se caracteriza por un alto grado de autocontrol, que busca constantemente evitar la escalada del conflicto.
Esta elección, que es ante todo política, y por la que los europeos deberían estar eternamente agradecidos, no es el resultado de un posible miedo a la OTAN (a su poderío militar), sino de un cálculo preciso.
Obviamente, y sobre todo desde el momento en que en Moscú se dieron cuenta de que se trataba de una guerra de la OTAN contra la Federación Rusa, y no de un mero conflicto regional de interés marginal para la Alianza Atlántica, a los dirigentes rusos les quedó meridianamente claro que una parte importante del conflicto se libraría fuera de Ucrania, en la arena internacional.
No quedar aislado internacionalmente era y es vital para una perspectiva estratégica a largo plazo. Esto empieza por China, que es un socio clave precisamente de cara al futuro, pero no sólo. Todo lo que Moscú ha conseguido poner en marcha en los últimos 15 meses -desde el increíble impulso dado por los BRICS+ hasta el fortalecimiento de la OCS, desde la relación comercial con India hasta la también política con Turquía, desde la expansión de la influencia en África hasta la pacificación en Oriente Próximo (1)- no habría sido posible si, por el contrario, se hubiera lanzado a una destructiva campaña militar.

Pekín es consciente de que Occidente obligó a Rusia a entrar en el conflicto, del mismo modo que es consciente de que es el próximo objetivo. Por ello, el fortalecimiento de la alianza estratégica entre ambos países es de interés mutuo. Pero, al mismo tiempo, la mera existencia de un conflicto armado, que EEUU y la OTAN están utilizando para levantar un nuevo telón de acero, va definitivamente en contra de sus propios intereses comerciales y, por tanto, políticos. Para China, por tanto, la no escalada es crucial, y Xi Jinping sin duda se lo ha dejado claro a su amigo Putin.

En un plano más estrictamente militar, Moscú debe considerar dos aspectos.
El primero, menor pero no demasiado, es que la guerra acabará tarde o temprano, y tendrá que compartir una frontera (ahora más larga) con Ucrania. La destrucción del país, aunque podría haber acelerado el final de la guerra, aún habría dejado un profundo sentimiento de hostilidad, en el que se habrían revolcado tanto las fuerzas del resurgido nazismo europeo como la OTAN (que, además, históricamente utiliza a las primeras en función antirrusa). El interés ruso no es simplemente la victoria, sino la seguridad; por tanto, no es simplemente la paz, sino hasta cierto punto la pacificación.
El otro aspecto es que, en cierto modo, este conflicto es muy importante no sólo para Rusia, sino también para la OTAN. Aunque de diferentes maneras y en diferentes momentos, ambos están jugando un juego estimulante. Para Moscú, el político y (quizás) territorial, para la Alianza el de la supervivencia como coalición político-militar. De ello se deduce -y el Kremlin es consciente de ello- que Washington no puede permitirse la derrota. Y cuanto más dure el conflicto, cuanto más crezca la inversión política, económica y militar de la OTAN, más difícil le resultará retirarse.
Por tanto, debe evitarse el riesgo de un conflicto directo con las fuerzas de la Alianza Atlántica, no sólo por las razones anteriores, sino también porque tendría un coste potencialmente aterrador. Incluso si se mantuviera en el marco de un conflicto convencional, las bajas humanas y la destrucción material serían enormes en ambos bandos.
Una tercera razón para mantener (relativamente) bajo el nivel de confrontación se refiere a la propia Rusia. Las referencias cada vez más explícitas a la Gran Guerra Patria están evidentemente dirigidas a remodelar el sentimiento popular en esta longitud de onda, también con respecto al conflicto con la OTAN. Pero Putin y los suyos saben perfectamente que la Rusia actual no es la Unión Soviética (y no sólo en tamaño). Si entonces era un país predominantemente obrero y campesino, con un poderoso partido-líder, dotado de una fuerte ideología (y recién salido de una gran revolución…), la Rusia de hoy es en realidad mucho más parecida al Occidente europeo. Enfrentarse a una guerra a gran escala con la OTAN significaría una movilización general, una aceleración aún mayor hacia una economía de guerra, así como un estrujón interno; todo lo cual, en la Rusia actual, sería muy complicado.
Por eso los dirigentes rusos están trabajando en el renacimiento de una identidad rusa, distinta de la occidental. Pero es un proceso que lleva tiempo, por lo que no se puede correr el riesgo de forzarlo.
Los extremistas de la OTAN

Por su parte, la OTAN se embarcó en la aventura ucraniana teniendo en mente los objetivos que pretendía alcanzar (romper las relaciones Rusia-Europa, aislar y agotar a Moscú), pero -como resultó- sin una idea precisa de cómo lograrlos. La temible combinación del fanatismo ideológico de los progresistas democráticos y el cinismo feroz de los neoconservadores se propuso atacar a Rusia, fracasando en todos los objetivos estratégicos excepto en uno, a saber, poner en cintura a los vasallos europeos y relanzar la OTAN como una coalición de ascarios que se emplearía en futuras guerras, siempre que fuera necesario.
Paradójicamente, sin embargo, es precisamente esta improvisación estratégica la que acaba planteando un peligro potencialmente explosivo. Precisamente en un momento en el que el imperio estadounidense se dispone a jugar la partida definitiva por el dominio global, y en el que por tanto resulta esencial no sólo contrarrestar simultáneamente su propio declive y el ascenso de las nuevas potencias, sino también poder disponer plenamente del instrumento militar de la OTAN, se encuentra con una Alianza Atlántica militarmente debilitada y en riesgo de implosión.
Si el conflicto ucraniano se saldara con una clara derrota del diseño estratégico estadounidense, es evidente que la OTAN crujiría y las incertidumbres y dudas se abrirían paso entre los aliados que más tienen que perder. Si este es el panorama, es fácil comprender que para Washington es crucial no salir perdedor de la guerra ucraniana.
Pero, por supuesto, se trata de un resultado que no sólo no es fácil de conseguir, sino sobre el que ni siquiera hay uniformidad de opiniones. Aparte de los aliados clave (Gran Bretaña y Polonia), que son también los más beligerantes, sigue habiendo diferentes partidos dentro de las oligarquías estadounidenses. Hay quienes piensan que vale la pena seguir apoyando a Kyev hasta el amargo final, porque esto desgastará de todos modos el aparato militar ruso. Hay quienes piensan que sería mejor encontrar una salida diplomática, obligando a los ucranianos a aceptar (al menos temporalmente) renunciar a sus territorios perdidos. Pero también hay quienes siguen creyendo que es posible vencer a Moscú sobre el terreno.
El resultado es que, por un lado, se siguen arrojando enormes recursos a la picadora de carne ucraniana (ya vamos por varios cientos de miles de millones…), pero siempre poco a poco, de modo que nunca llegan a convertirse en masa crítica suficiente para cambiar el equilibrio, mientras que, por otro lado, se está produciendo de hecho una escalada, con el suministro de armas cada vez más potentes.
Juegos de guerra
Mientras en el campo de batalla rusos y ucranianos se masacran mutuamente, Moscú y Washington siguen jugando su gran juego. El riesgo, cada vez mayor, es que el juego se les vaya de las manos y los juegos de guerra se conviertan en una guerra real, sin que nadie haya querido inicialmente llegar a ella. Porque -no nos cansaremos de decirlo- una vez iniciada, la guerra tiene vida propia.

Y la dialéctica bélica que se ha establecido entre la Federación Rusa y la OTAN es extremadamente peligrosa.
Por un lado, el imperio estadounidense -que no quiere una confrontación directa- se ve obligado a invertir cada vez más (más dinero, más armas, más potencia de fuego) para evitar la derrota. Por otro, Rusia deja que la OTAN aumente su compromiso, sin una reacción firme, porque a su vez no quiere una confrontación directa.
Pero todo esto puede conducir fatalmente al abismo. Es la misma vieja historia de la rana hervida. Si no se pone un freno firme, la temperatura subirá poco a poco hasta que sea demasiado tarde.
Por mucho que la moderación rusa tenga, como se ha dicho, razones muy válidas, existe un fuerte riesgo de que acabe, por el contrario, conduciendo a donde nadie quiere ir. Resulta demasiado evidente que establecer continuas líneas rojas y luego dejar que se crucen es absolutamente contraproducente y acaba haciendo creer al enemigo que puede cruzar la siguiente indemne, animándole de hecho a hacerlo. Además, esta moderación también corre el riesgo de convertirse en un despilfarro. Uno piensa en la campaña de bombardeos sobre las instalaciones energéticas ucranianas. Cientos y cientos de misiles y drones, sin duda grandes daños infligidos, pero estratégicamente no movieron nada. Había que llegar hasta el final, colapsando el sistema completa y definitivamente, para conseguir el resultado, y por eso fue un trabajo a medias.
A pesar de los numerosos ataques terroristas, en Rusia y en los territorios liberados, no hubo básicamente ninguna respuesta, mientras que habría sido obvio esperar -como mínimo- la destrucción de la sede de los servicios secretos ucranianos. No hubo ningún intento serio de destruir todos los aeropuertos, al menos los que tenían pistas adecuadas para aviones de combate. No hubo interrupción de las líneas de comunicación por carretera y ferrocarril. Todos los ataques estratégicos fueron parciales, sin llegar nunca al resultado completo.
Está claro que Rusia ha contado con una guerra incluso de larga duración, con todo lo que ello conlleva en términos de pérdidas humanas y materiales, para evitar el riesgo de una gran deflagración. Pero, también a la vista de las lógicas que animan a la coalición adversaria, sin que se establezca -y se mantenga- una verdadera línea roja, las posibilidades de que el juego se les vaya de las manos aumentan día a día. Aunque de vez en cuando ha habido señales eficaces (la más reciente, la destrucción del búnker subterráneo conjunto de Ucrania y la OTAN), el hecho de que luego los propios rusos pusieran un poco de cizaña demuestra que no tienen muy claro cómo funcionan las cosas en el campo occidental. De hecho, debería adoptarse una línea opuesta, enfatizándolas al máximo, para tocar la fibra sensible de la opinión pública europea y estadounidense, que los gobiernos de la OTAN deben tener en cuenta de alguna manera.

En esencia, la coalición occidental debe tener una percepción concreta de que el riesgo no es abstracto ni aún lejano.
Y además, cuando tienen que entender, entienden. No hay más que ver cómo han acortado el radio de vuelo de los aviones espía sobre el Mar Negro….
Un plano inclinado
Estamos en un plano inclinado. Quizá los únicos que hoy lo ven claro son los chinos. Desgraciadamente, Pekín solo no puede hacer nada, necesita encontrar un bando.
Para Estados Unidos, que identifica a China como su principal enemigo y ya está irritado por el éxito de la mediación china entre Irán y Arabia Saudí, es absolutamente impensable conceder este otro éxito diplomático a la República Popular. La posición occidental -entre la hipocresía y la estupidez- es pedir a Pekín que convenza a Moscú para que se detenga. Algo que China no sólo no puede hacer, sino que no tiene ningún interés en hacer, en estos términos.
Desbloquear la situación requeriría, por tanto, un tercer interlocutor con China. Que no puede ser Turquía (suponiendo que Erdogan supere el obstáculo electoral), ni siquiera Brasil. Ni India. Estos dos últimos, además, están en el BRICS+ con Rusia y China, así que…
En esto brilla la espantosa ausencia, o más bien latitud real, de Europa. No la de la UE, por supuesto, porque a estas alturas se ha plegado totalmente a los deseos de Washington, reduciéndose al megáfono político de la OTAN.
Por el contrario, la UE se está embarcando -con una temeridad desconcertante- en un camino terrible, el de ampliar el conflicto en Europa. Sean o no conscientes de ello, los dirigentes de Bruselas están operando en esta dirección, en total acuerdo tanto con los peores belicistas del continente (Londres y Varsovia) como con aquellos sectores del establishment estadounidense que realmente creen en la posibilidad de vencer a Rusia en el campo de batalla.
En los últimos tiempos se han producido muchos cambios en esta dirección. La decisión de utilizar el fondo europeo de «paz» para financiar la compra de armas para Ucrania; Josep Borrell diciendo que hay que invertir en mejorar la infraestructura viaria de Europa para adecuarla a las necesidades de transporte militar; Thierry Breton argumentando que Europa debe iniciar la transición hacia una economía de guerra; la decisión de utilizar también fondos del PNRR para comprar municiones para Kiev… (2)
Y luego viene Rob Bauer (jefe del Comité Militar de la OTAN): debemos estar preparados para una guerra.

Está claro que sin una ruptura del frente occidental, aunque sea pequeña, dondequiera y comoquiera que se manifieste, seguiremos deslizándonos hacia el abismo, con la única esperanza de que ocurra algo -cualquier cosa- para evitarlo. Desgraciadamente, si el gobierno europeo es ciego y cómplice y los de los distintos países son aún más cobardes y vasallos, la tragedia es que los pueblos callan. Afónicos, mudos. Como si tuvieran más miedo de levantarse contra la guerra que de meterse en ella hasta el cuello. Ellos también están hirviendo como la rana.
Así las cosas, tenemos que agradecérselo a la moderación de Putin, Lavrov y los demás; si los halcones estuvieran hoy en el Kremlin, es decir, los equivalentes del actual grupo dirigente estadounidense, Rusia se estaría preparando para lanzar un ataque preventivo contra la OTAN en Europa aprovechando su debilidad temporal y su falta de preparación.
Notas
1 – Resolver definitivamente la cuestión siria significa también liberar tropas experimentadas para desplegarlas en Ucrania.
2 – El gasto militar de la UE aumentó un 30% desde 2014.
Así lo afirmó el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, en la inauguración del foro UE-ATP (países de Asia Pacífico), al que también fue invitado el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, para pedir el apoyo de los países asiáticos.

5. El hidrógeno está verde.

La cosa está verde, pero en el mal sentido de la palabra. Claro que la asociación que lo dice lo hace para empujar en esa dirección.

https://www.lapoliticaonline.

Transición energética: el 95% de los proyectos de hidrógeno verde de Europa están «inmaduros»

Es la advertencia que hace Hydrogen Council, asociación que agrupa a directores ejecutivos de 150 empresas líderes en energía. Hay 102.000 millones de euros en el aire.

6. De cómo los verdes alemanes se hicieron atlantistas

La cosa empezó con la guerra en Yugoslavia, según este artículo.

How Nato seduced the European Left

Cómo la OTAN sedujo a la izquierda europea
El movimiento contra la guerra ha caído en un circo progresista
POR Lily Lynch
Jolie: Christophe Licoppe/Photonews via Getty
Lily Lynch es escritora y periodista afincada en Belgrado.
16 de mayo de 2023
En enero de 2018, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, celebró una rueda de prensa sin precedentes con Angelina Jolie. Aunque InStyle informó de que Jolie «iba vestida con un vestido negro con hombros descubiertos, una capa a juego y zapatos de tacón clásicos (también negros)», había un propósito más profundo en esta reunión: la violencia sexual en la guerra. La pareja acababa de ser coautora de un artículo para The Guardian titulado «Por qué la OTAN debe defender los derechos de las mujeres». El momento era significativo. En pleno auge del movimiento #MeToo, la alianza militar más poderosa del mundo se había convertido en una aliada feminista. «Poner fin a la violencia de género es una cuestión vital de paz y seguridad, así como de justicia social», escribieron. «La OTAN puede liderar este esfuerzo».
Esta era una cara nueva y progresista para la OTAN, la misma que ha utilizado desde entonces para seducir a gran parte de la izquierda europea. Anteriormente, en los países nórdicos, los atlantistas habían tenido que vender la guerra y el militarismo a públicos mayoritariamente pacifistas. Esto se consiguió en parte presentando a la OTAN no como una alianza militar rapaz y pro-bélica, sino como una alianza de paz ilustrada y «progresista». Como dijo Timothy Garton Ash en The Guardian en 2002, «la OTAN se ha convertido en un movimiento pacifista europeo» en el que se podía ver a «John Lennon conocer a George Bush». Hoy, por el contrario, tras la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, Suecia y Finlandia abandonaron sus antiguas tradiciones de neutralidad y optaron por la adhesión. La OTAN se presenta como una alianza militar -y Ucrania como una guerra- que incluso los antiguos pacifistas pueden apoyar. Lo único que parecen cantar sus defensores es «Dale una oportunidad a la guerra».
La campaña de Jolie supuso un giro radical en lo que Katharine A.M. Wright y Annika Bergman Rosamond denominan «la narrativa estratégica de la OTAN» en varios sentidos. En primer lugar, la alianza adoptó por primera vez el poder de las estrellas, imbuyendo a su marca de glamour y belleza elitista. El poder estelar de Jolie hizo que las seductoras imágenes del acontecimiento llegaran a un público apolítico con escaso conocimiento de la OTAN. En segundo lugar, la alianza parecía marcar el comienzo de una era en la que los derechos de la mujer, la violencia de género y el feminismo asumirían un papel más destacado en la retórica de la OTAN. Desde entonces, y especialmente en los últimos 12 meses, mujeres líderes telegénicas como la Primera Ministra finlandesa, Sanna Marin, la Ministra de Asuntos Exteriores alemana, Annalena Baerbock, y la Primera Ministra estonia, Kaja Kallas, han actuado cada vez más como portavoces del militarismo ilustrado en Europa. La alianza también ha intensificado su compromiso con la cultura popular, las nuevas tecnologías y los jóvenes influyentes.

Por supuesto, la OTAN siempre ha sido consciente de sus relaciones públicas, y lleva mucho tiempo comprometida con la cultura, el entretenimiento y las artes. ¿Quién podría olvidar el álbum de 1999 Distant Early Warning del dúo electrónico Icebreaker International, grabado con financiación de la extinta «NATOarts» e inspirado en las estaciones de radar construidas a lo largo de Alaska y la periferia septentrional de Canadá para alertar a la OTAN de un ataque nuclear soviético inminente? ¿O el largometraje de 2007 HQ, producido por la división de diplomacia pública de la OTAN, que muestra la vida dentro de la alianza y un simulacro de respuesta diplomática a una crisis en el estado ficticio de Seismania? Resulta que casi todo el mundo. Pero lo que hace que el reciente giro estratégico de la OTAN sea tan eficaz es que se ha hecho eco de las tradiciones e identidades progresistas de los países candidatos.
Ningún partido político en Europa ejemplifica mejor el cambio del pacifismo militante al ardiente atlantismo pro-guerra que los Verdes alemanes. La mayoría de los Verdes originales habían sido radicales durante las protestas estudiantiles de 1968; muchos se habían manifestado contra las guerras estadounidenses. Los primeros Verdes abogaban por la retirada de Alemania Occidental de la OTAN. Pero cuando los miembros fundadores entraron en la madurez, empezaron a aparecer fisuras en el partido que un día lo desgarrarían. Los «Realos» eran los Verdes moderados, políticamente pragmáticos. Los «Fundis» eran los radicales, intransigentes; querían que el partido se mantuviera fiel a sus valores fundamentales pasara lo que pasara.
Como era de esperar, los Fundis creían que la paz europea se conseguiría mejor con la retirada de Alemania Occidental de la alianza y tendían a favorecer la neutralidad militar. Mientras tanto, los Realos creían que Alemania Occidental necesitaba a la OTAN. Incluso argumentaban que la retirada devolvería las cuestiones de seguridad al Estado-nación alemán y correría el riesgo de reavivar el nacionalismo militarista. Su OTAN era una alianza posnacional y cosmopolita, que hablaba numerosas lenguas y enarbolaba multitud de banderas, protegiendo a Europa de los impulsos más destructivos de Alemania. Pero la pertenencia a la OTAN al final de la historia era una cosa. Que Alemania volviera a la guerra -el más prohibido de los tabúes tras la Segunda Guerra Mundial- era algo totalmente distinto.
Kosovo lo cambió todo. En 1999 -50 aniversario de la fundación de la OTAN- la alianza inició lo que el académico Merje Kuus ha denominado una «metamorfosis discursiva». De la mera alianza defensiva que fue durante la Guerra Fría, se estaba convirtiendo en un pacto militar activo preocupado por difundir y defender valores como los derechos humanos, la democracia, la paz y la libertad mucho más allá de las fronteras de sus Estados miembros. Los 78 días de bombardeos de la OTAN sobre lo que quedaba de Yugoslavia, aparentemente para detener los crímenes de guerra cometidos por las fuerzas de seguridad serbias en Kosovo, transformarían para siempre a los Verdes alemanes.

En una caótica conferencia del partido celebrada en mayo de 1999 en Bielefeld, los Realos y los Fundis se enfrentaron amargamente por el bombardeo. El ministro de Asuntos Exteriores de los Verdes, Joschka Fischer, el realista más destacado, apoyó la guerra de la OTAN; por ello, los asistentes a la conferencia le lanzaron pintura roja. La propuesta de los Fundis pedía el cese incondicional de los bombardeos, lo que también habría supuesto el colapso del gobierno de coalición de los Verdes y el Partido Socialdemócrata (SDP). La propuesta de paz fracasó, aplastando a la facción antibelicista del partido, que abandonaría a los Verdes en masa. En cambio, la resolución moderada de los Realos triunfó por un cómodo margen. Tras una breve pausa, se permitió que continuaran los bombardeos sobre Yugoslavia. Con el apoyo crucial de los Verdes, la Luftwaffe sobrevoló Belgrado, 58 años después de su último bombardeo aéreo de la capital serbia. Fue la primera operación militar alemana en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Tras el inicio de la guerra a gran escala en Ucrania, la ministra de Asuntos Exteriores de los Verdes alemanes, Annalena Baerbock, ha seguido la tradición de Fischer, regañando a los países con tradición de neutralidad militar e implorándoles que se unan a la OTAN. Ha invocado la frase de Desmond Tutu: «Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor». Y los Verdes incluso han ventrilocuado a sus propios miembros fallecidos, como Petra Kelly, icono antibelicista y defensora durante mucho tiempo de la no alineación, que murió en 1992. El año pasado, la cofundadora de Los Verdes, Eva Quistorp, escribió una carta imaginaria a Petra Kelly en el periódico FAZ. La carta toma prestadas las posturas morales de Kelly y las invierte para justificar el apoyo de los Verdes a la guerra. Quistorp quiere que pensemos que si Kelly viviera hoy, habría sido partidaria de la OTAN. Dirigiéndose al ya fallecido Kelly, Quistorp afirma: «Apuesto a que gritarías que el pacifismo radical hace posible el chantaje».
A principios de este año, el Ministerio Federal de Asuntos Exteriores de Alemania también puso en marcha una nueva «Política Exterior Feminista», el último de varios Ministerios de Asuntos Exteriores europeos en hacerlo. Esta nueva orientación, adoptada también por Francia, Países Bajos, Luxemburgo y España, pinta el militarismo cosmopolita con un brillo feminista falsamente radical, abriendo el dominio de la guerra y la seguridad a las activistas de los derechos de la mujer. Las líderes feministas se presentan como el complemento ideal de los «hombres fuertes» autoritarios.
Suecia fue el primer país que adoptó esta política en 2014, lo que le permitió proyectar su feminismo de Estado en el extranjero y asumir una nueva postura moral en la escena internacional. A nivel nacional, se publicaron artículos atlantistas positivos en revistas femeninas. En la sección «Mamá» del periódico sueco Expressen, dirigida a las lectoras femeninas, una entrevista con Angelina Jolie destacaba que la OTAN puede proteger a las mujeres de la violencia sexual en la guerra. Jolie también subrayó que hay poca diferencia entre los trabajadores de ayuda humanitaria y los soldados de la OTAN, ya que «luchan por el mismo objetivo: la paz».

La académica Merje Kuus ha escrito que la ampliación de la OTAN implica una estrategia de «doble legitimación». En primer lugar, la OTAN se convierte en algo ordinario y anodino, común y corriente, y en segundo lugar, se presenta como algo irreprochable, vital, un bien moral absoluto. El efecto de esto, dice, es la banalización y glorificación simultáneas de la OTAN: se vuelve tan anodinamente burocrática que está por debajo del debate, y tan «existencial y esencial» que está por encima del debate. Y esta estrategia de legitimación ha quedado patente en el limitado y estrechamente controlado debate sobre la integración euroatlántica en los países nórdicos, ninguno de los cuales celebró referendos sobre la adhesión. Tras décadas de resistencia popular a la alianza, parece que la OTAN está por encima de la democracia. Pero, como escribe Kuss, eso no significa que la OTAN se imponga a una sociedad. El objetivo es, por el contrario, «integrarla en el ocio, la educación y la vida cívica en general».
Hay pruebas de ello por todas partes. En febrero, la OTAN celebró su primer evento de juegos. Un joven empleado de la alianza se unió al popular streamer de Twitch ZeRoyalViking para jugar a Among Us y charlar casualmente sobre el peligro que la desinformación supone para la democracia. Con ellos estaba una influencer del montañismo y activista medioambiental llamada Caroline Gleich. Mientras sus avatares astronautas navegaban por una nave espacial de dibujos animados, hablaron de la OTAN en términos elogiosos. Al final del acto, la retransmisión se convirtió en una campaña de reclutamiento: el empleado de la Alianza habló de las ventajas de su trabajo y animó a los espectadores a consultar el sitio web de la OTAN para encontrar oportunidades de empleo en campos como el diseño gráfico y la edición de vídeo.
El acto formaba parte de la campaña «Proteger el futuro» de la OTAN. Este año incluía un concurso de novela gráfica para jóvenes artistas. La alianza también cortejó a decenas de personas influyentes con gran número de seguidores en TikTok, YouTube e Instagram, y las llevó a la sede de Bruselas. Otros influencers fueron enviados a la Cumbre de la OTAN del año pasado en Madrid, donde se les pidió que crearan contenidos para sus audiencias.
La izquierda europea ha quedado totalmente cautivada por este espectáculo. Siguiendo el camino emprendido por los Verdes alemanes, los principales partidos de izquierda han abandonado la neutralidad militar y la oposición a la guerra y ahora defienden la OTAN. Es un cambio radical. Durante la Guerra Fría, la izquierda europea organizó protestas masivas a las que asistieron millones de personas contra el militarismo dirigido por Estados Unidos y el despliegue de Pershing-II y misiles de crucero de la OTAN en Europa. Hoy queda poco más que la retórica radical hueca. Apenas queda oposición a la OTAN en Europa, y la expansión de la alianza más allá de la zona euroatlántica hace que su hegemonía sea casi absoluta.

7. El ministro húngaro de exteriores sigue hurgando en la herida

El tuitero Yurii Kazakov resume la última rueda de prensa de Péter Szijjártó. No tiene desperdicio. https://twitter.com/

(1) Bueno, ya que tengo tiempo, transcribo el comunicado de prensa de Péter Szijjártó, ministro de exteriores de Hungría, hoy en Viena, tras su reunión con el ministro de AAEE de Austria. Por cierto, Szijjártó ha reconocido que éste no está de acuerdo con la postura húngara.

(2) Ha sido un poco difícil porque está como medio improvisada (Szijjártó tenía apuntes y los miraba a menudo, además repetía las ideas como cuando uno improvisa, vamos, que muy preparado de antemano no estaba, supongo que venía directamente de hablar con el austríaco). Aquí va:

(3) «(…) La guerra en Ucrania es cada vez más brutal, y también son cada vez más brutales sus consecuencias. Y eso, el que las consecuencias sean cada vez más brutales, en gran parte es producto de la política equivocada de Bruselas. Y también de una especie de psicosis(…)

(4) (…) de guerra que se vive en Europa entre los políticos europeos. Y por esa psicosis les falta sensatez en la toma de decisiones. Y esto hace todavía más graves las consecuencias de la guerra. Y ahora hay propuestas cada vez más graves en el orden del día en Bruselas (…)

(5) (…) Así pues, estamos discutiendo en los foros europeos dentro de la UE medidas que exigen nuevos sacrificios financieros y económicos a los ciudadanos europeos y entre ellos, a nosotros, los húngaros. Y que van a provocar más dificultades económicas en Europa (…)

(6) (…) y mientras, esas propuestas no nos acercan ni un centímetro a la paz. Para empezar está el 11º paquete de sanciones, que se opone al sentido común, porque cualquier persona racional, si algo fracasa diez veces, no lo va a intentar una 11ª vez, pero en Bruselas piensan.

(7) que si ya ha fallado 10 veces, vamos a intentarlo una vez más, por si acaso. Yo creo que es el momento de enfrentarse sinceramente a la realidad en Bruselas respecto a los efectos de la política de sanciones. Y que veamos los daños que han causado las sanciones a la economía

(8) europea y que, aunque la política de sanciones va dirigida contra Rusia, en realidad golpea a la misma Europa. Respecto a la discusión sobre el 11º paquete de sanciones, les puedo decir que, aunque hemos conseguido que no se incluya la energía nuclear en el paquete,

(9) hay miembros que insisten en que se incluya. Aunque lo cierto es que, por lo que parece que hemos conseguido evitarlo. Otro fenómeno preocupante en el paquete de sanciones es que la UE pretende poner bajo control la actividad exportadora de 8 empresas chinas,

(10) y seguramente esto va a provocar un empeoramiento de las relaciones entre China y la UE y quizás incluso un grave daño a estas, ya que si la UE impone sanciones a 8 empresas chinas, la parte china no se va a quedar de brazos cruzados y va a reaccionar.

(11) Lo cual seguramente provocará la reacción de la UE y luego de nuevo la de China. Y esto va a ser la pescadilla que se muerde la cola. Y esto puede provocar graves daños en Europa. Si ya hemos volado las relaciones económicas con Rusia, solo faltaba hacer lo mismo con China,

(12) sería extremadamente peligroso. Nosotros pensamos que el interés estratégico de Europa exige la colaboración con China. Hay que ver que China nos ha adelantado. Hay un dato evidente, como es el peso de China en el PIB global. En 2010 la UE producía un 22% del PIB global,

(13) China el 9%, Ahora China tiene el 18%, nosotros el 17%. Lo que significa que si queremos rivalizar con China, vamos a salir perdiendo con toda seguridad. Así que el interés de Europa sería colaborar. Hungría es un claro ejemplo de lo que se puede ganar con esa colaboración.

(14) Eso por lo que respecta a las sanciones. Hay también una nueva propuesta en la mesa de la UE: el envío de una nueva ayuda de 500 millones de euros a Ucrania dentro del Marco por la Paz para armamento. No quiero detenerme en el contraste de hablar de la Paz,

(15) y que los fondos se usen para comprar armamento, algo que no va a llevar a la paz, sino a una escalada del conflicto. Solo quiero resaltar, que hasta ahora el 80% de los fondos del Marco para la Paz se han usado para financiar armamento para Ucrania.

(16) Y, mientras, esperan que asumamos nuevos sacrificios, esperan que asumamos más daño en nuestra economía, mientras, Ucrania tiene una actitud cada vez más hostil contra Hungría y cada vez toma decisiones más hostiles contra nosotros. Y ahora ya directamente suenan graves

(17) amenazas desde la parte ucranianan en los últimos días. Y es curioso que en estos casos, la solidaridad europea, la unanimidad, el apoyo entre los miembros y ese tipo de cosas de las que se habla en Europa no existen, es como si los miembros fueran sordos.

(18) Y la UE se comporta como si no se hubiera enterado del tema. Ni de las graves amenazas, ni de las medidas hostiles contra Hungría. Y ni siquiera han hecho el menor esfuerzo en mostrar un mínimo apoyo a Hungría. ¿Y cuáles son esos pasos hostiles?

(19) Desde el 1 de septiembre las escuelas húngaras de Ucrania no van a poder funcionar como escuelas de las minorías. Llevamos años avisando de este problema en todos los foros de decisión de la UE y nadie ha mostrado la menor inclinación a ocuparse en serio del problema,

(20) con alguna que otra excepción. Los foros internacionales cierran los ojos y hacen como si el problema no existiera. Pero la realidad les lleva la contraria, ya que si no hay un cambio radical en la legislación ucraniana,

(21) el 1 de septiembre esas escuelas de Transcarpatia tendrán que cerrar. Además, los ucranianos han decidido incluir el principal banco, el OTP, en la lista de financiadores internacionales de la guerra. Es escandaloso, inaceptable, los ucranianos no pueden permitirse actos

(22) así. OTP no ha violado ninguna ley en Ucrania, ni ninguna reglamentación internacional, no ha violado ningún sanción. Y no hay la menor base legal para lo que han hecho los ucranianos.

(23) Y si por si esto fuera poco, los últimos días ha salido la noticia según la cual el presidente de Ucrania quería bombardear el oleoducto que lleva petróleo a Hungría. Y todos sabemos que el principal medio por el que Hungría recibe petróleo es ese oleoducto.

(24) Si dejara de llegar petróleo a Hungría por ese medio,sería imposible físicamente para Hungría sustituir esa ruta por otra para asegurarse el abastecimiento de petróleo. Y eso, por no hablar de que Hungría no sería el único país afectado. Esa amenaza va evidentemente dirigida

(25) contra la soberanía de Hungría, ya que el abastecimiento de petróleo es una cuestión de soberanía nacional. Si alguien pone en peligro el abastecimiento energético de Hungría está atacando nuestra soberanía nacional. Teniendo todo esto cuenta:

(26) el cierre de las escuelas húngaras si no hay un cambio en la legislación ucraniana, el caso de OTP, incluido en la lista de patrocinadores de la guerra, las amenazas de volar el oleoducto “Amistad”; creo que es totalmente justa la sensación de que basta ya.

(27) Los húngaros ya hemos estado pagando el precio de esta guerra y todavía esperan que paguemos más todavía, eso sí, luego no asumen ni la menor responsabilidad. Por eso, son sorprendentes los pasos hostiles de Ucrania hacia Hungría, sus amenazas y sus actos.

(28) Y me gustaría dejar claro que mientras siga pasando todo esto, mientras OTP siga en la lista de patrocinadores de la guerra, Hungría no puede estar de acuerdo con ninguna medida que exija más sacrificios financieros o económicos a Hungría, ni a la población de la UE

(29) ni a los países miembros. Es decir, que no vamos a poder apoyar la ayuda de 500 millones de euros del Marco por la Paz para armamento en Ucrania, ni vamos a dar luz verde a eso, y la situación es la misma respecto a las sanciones, que exigirían nuevos sacrificios para Europa

(30) Mientras OTP siga en la lista es muy difícil en relación con las sanciones que Hungría dé el visto bueno a eso. Por no hablar de que vemos un gran riesgo de que se incluya en las sanciones también a empresas chinas. Y, lo repito, (…)

(31) eso llevaría a un empeoramiento de las relaciones de Pekín y Bruselas a una situación muy difícil , lo que es totalmente contrario a los intereses europeos. Hungría no puede tomar parte en la ayuda a Ucrania mientras siga esta situación.

(32) [aquí Szijjártó menciona varias veces el tema de OTP, yo no me repito] Y me gustaría dejar claro que el asunto de las minorías étnicas no es un cuestión bilateral. La defensa de las minorías étnicas es una cuestión europea.

(33) Hay una legislación internacional y también, dentro de ella, de la propia Unión Europea, que protege a las minorías étnicas. Así que es evidente que los ucranianos solo podrán avanzar en el camino de la integración europea, en las negociones de adhesión a la UE,

(34) si garantizan que los húngaros reciban los derechos que tenían antes. No queremos ningún derecho extra para los húngaros de Ucrania, solo que les devuelvan los derechos tenían antes y que les han ido quitando desde el 2015.

(35) Solo podrá haber un avance en la negocación de entrada en la UE de Ucrania si este país cumple todas las leyes de la UE, y dentro de ellas, naturalmente, las leyes que protengen a las minorías étnicas. Los ucranianos tienen que devolver los derechos que le han quitado

(36) a las minorías húngaras de Transcarpatia. Solo en ese caso podrá haber un avance en las negociaciones de ingreso de Ucrania en la UE». (luego habla brevemente de la integración de los Balcanes y de su reunión con el ministro de AAEE austríaco, yo paro aquí)

(37) Creo que es evidente que el gobierno húngaro está muy cabreado con el tema. Más allá de cuestiones de derechos humanos y minorías y eso, creo que somos mayorcitos – o deberíamos- para saber que en las sociedades capitalistas lo que importa es el dinero (…)

(38) y el interés económico, y que los derechos humanos y esas cosas se usan solo cuando interesa, así que creo que los dos temas fundamentales que son la gota que colma el vaso son las amenazas a desestabilizar toda la economía húngara volando el oleoducto Amistad,y el asunto de

(39) de OTP, que es poco menos que el buque insignia del capitalismo húngaro. Las sanciones contra OTP, que está extendido por toda la región, tiene bancos en Ucrania también, son un ataque directo a los intereses económicos de Hungría. No en vano, Szijjártó repite

(40) continuamente el tema de OTP en su comunicado. Si a eso añadimos el asunto de las minorías étnicas húngaras en Ucrania y el trato vejatorio y la represión continua, creo que está claro el tema….

(41) Tengo curiosidad por ver qué respuesta va a haber a esto, porque hay acusaciones graves de Szijjártó hacia la UE. Ucrania, supongo que como es habitual, soltará alguna nueva amenaza, pero, ¿y la UE?

(42) Por lo demás, a mí personalmente me parece que Szijjártó tiene toda la razón: ¡basta ya!

(43) Fuente (la página facebook de Szijjártó): Bejelentések Bécsből élőben | Bejelentések Bécsből élőben | By Szijjártó Péter | Facebook

8. Imagen del día: chistes filosóficos

AMENAZA EXISTENCIAL

Entrégueme el dinero o explicaré lo absurdo de toda actividad humana.

Fuente: https://twitter.com/AJDieguez/

 

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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