Del compañero y miembro de Espai Marx, Carlos Valmaseda.
1. La paradoja de Oppenheimer.
2. Ferran Puig Vilar en defensa de Turiel.
3. Hermanos.
4. Tomaselli sobre el posible colapso ucraniano.
5. Lo que está ocurriendo en Níger no es un típico Golpe.
6. Los resúmenes de Rybar.
7. Mi vídeo del día: los jardineros en la selva.
8. El resumen anual del World Energy Outlook.
9. Más sobre la producción del petróleo.
10. Extralimitación y decrecimiento.
11. Bhadakrumar sobre las alianzas en el Indo-Pacífico.
12. Prashad sobre los BRICS.
13. Bhadrakumar sobre Níger.
1. La paradoja de Oppenheimer
Titular: La paradoja de Oppenheimer: el poder de la ciencia y la debilidad de los científicos. Por Prabir Purkayastha
Biografía del autor: Este artículo ha sido producido en colaboración con Newsclick y Globetrotter. Prabir Purkayastha es el editor fundador de Newsclick.in, una plataforma de medios digitales. Es un activista de la ciencia y del movimiento del software libre.
Fuente: Globetrotter
La nueva y taquillera película sobre Oppenheimer ha traído a la memoria el recuerdo de la primera bomba nuclear lanzada sobre Hiroshima. Ha planteado cuestiones complejas sobre la naturaleza de la sociedad que permitió que se desarrollaran y utilizaran tales bombas y el almacenamiento de arsenales nucleares que pueden destruir el mundo muchas veces. ¿Tuvo la infame era McCarthy y la caza de “rojos” por doquier alguna relación con la patología de una sociedad que reprimió su sensación de culpa por los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, sustituyéndola por la creencia en su excepcionalismo? ¿Qué explica la transformación de Oppenheimer, que emergió como el “héroe” del Proyecto Manhattan que construyó la bomba atómica, para pasar luego a ser el villano y luego a ser olvidado?
Recuerdo mi primer encuentro con la culpa estadounidense por las dos bombas atómicas lanzadas sobre Japón. Asistí a una conferencia sobre controles informáticos distribuidos en Monterey, California, en 1985, y nuestros anfitriones eran los Laboratorios Lawrence Livermore. Se trataba del laboratorio de armamento que había desarrollado la bomba de hidrógeno. Durante la cena, la mujer de uno de los científicos nucleares preguntó al profesor japonés de la mesa si los japoneses entendían por qué los estadounidenses tuvieron que lanzar la bomba sobre Japón: ¿entendían que salvó un millón de vidas de soldados estadounidenses y a muchos más japoneses? ¿A qué venía esa pregunta? ¿Buscaba la absolución de la culpa de todos los estadounidenses? ¿O buscaba la confirmación de que lo que le habían dicho y creía era la verdad? ¿Que esa creencia era compartida incluso por las víctimas de la bomba?
Este texto no se trata de la película de Oppenheimer; sólo la utilizo como punto de partida para hablar de por qué la bomba atómica representó múltiples rupturas en la sociedad. No sólo en el plano bélico, donde esta nueva arma cambió por completo los parámetros de la guerra; sino también el reconocimiento en la sociedad de que la ciencia ya no era sólo cosa de los científicos, sino de todas las personas. Para la comunidad científica, también se convirtió en una cuestión de que lo que hacían en los laboratorios tenía consecuencias en el mundo real, incluida la posible destrucción de la propia humanidad. También se puso de manifiesto que se trataba de una nueva era, la era de la gran ciencia que necesitaba megadólares.
Curiosamente, dos de los científicos más destacados del movimiento antinuclear después de la guerra también desempeñaron un papel importante en la puesta en marcha del Proyecto Manhattan. Leo Szilard, un científico húngaro refugiado primero en Inglaterra y luego en los Estados Unidos, buscó la ayuda de Einstein para solicitar al Presidente Roosevelt que la bomba se construyera en EE. UU. Temía que si la Alemania nazi la construía primero, conquistaría el mundo. Szilard se unió al Proyecto Manhattan, aunque no se encontraba en Los Álamos, sino en los Laboratorios Metalúrgicos de la Universidad de Chicago. Szilard también hizo campaña dentro del Proyecto Manhattan a favor de una demostración de la bomba antes de su uso en Japón. Einstein también intentó llegar al Presidente Roosevelt con su llamamiento contra el uso de la bomba. Pero Roosevelt murió, con la carta de Einstein sin abrir sobre su escritorio. Le sustituyó el vicepresidente Truman, que pensaba que la bomba daría a los Estados Unidos el monopolio nuclear y, por tanto, ayudaría a subyugar a la Unión Soviética en la posguerra.
Volviendo al Proyecto Manhattan; la escala del proyecto era asombrosa, incluso para los estándares actuales. En su punto álgido, dio empleo directo a 125.000 personas, y si incluimos las muchas otras industrias que directa o indirectamente producían piezas o equipos para la bomba, la cifra se acercaría al medio millón. Los costes también fueron enormes, 2.000 millones de dólares en 1945 (alrededor de 30.000-50.000 millones de dólares hoy en día). Los científicos formaban un grupo de élite que incluía a Hans Bethe, Enrico Fermi, Nils Bohr, James Franck, Oppenheimer, Edward Teller (el villano de la historia más adelante), Richard Feynman, Harold Urey, Klaus Fuchs (que compartió secretos atómicos con los soviéticos) y muchos más nombres rutilantes. Más de dos docenas de premios Nobel estuvieron asociados al Proyecto Manhattan en diversas funciones.
Pero la ciencia era sólo una pequeña parte del proyecto. El Proyecto Manhattan quería construir dos tipos de bombas: una con el isótopo uranio 235 y otra con plutonio. ¿Cómo separar el material fisible, el U 235, del U 238? ¿Cómo concentrar el plutonio apto para armas? ¿Cómo hacer ambas cosas a escala industrial? ¿Cómo establecer la reacción en cadena para crear la fisión, juntando el material fisible subcrítico para crear una masa crítica? Todo ello requiere metalúrgicos, químicos, ingenieros, expertos en explosivos y la fabricación de plantas y equipos completamente nuevos repartidos en cientos de emplazamientos. Todo ello a una velocidad récord. Se trataba de un “experimento” científico realizado, no a escala de laboratorio, sino a escala industrial. Por eso el enorme presupuesto y el tamaño del poder humano implicado.
El Gobierno estadounidense convenció a sus ciudadanos de que Hiroshima y, tres días después, los bombardeos de Nagasaki condujeron a la rendición de Japón. Basándose en pruebas de archivo y de otro tipo, está claro que, más que las bombas nucleares, fue la Unión Soviética declarando la guerra a Japón lo que provocó su rendición. También han demostrado que la cifra de “un millón de vidas estadounidenses salvadas” gracias a Hiroshima y Nagasaki, al evitar una invasión de Japón, no tenía ninguna base. Fue una cifra creada enteramente con fines propagandísticos.
Mientras el pueblo estadounidense recibía estas cifras como cálculos serios, lo que se censuraba por completo eran las fotografías reales de las víctimas de las dos bombas. La única fotografía disponible del bombardeo de Hiroshima – el hongo nuclear – fue la tomada por el artillero del Enola Gay. Incluso cuando se publicaron algunas fotografías de Hiroshima y Nagasaki meses después de los bombardeos nucleares, sólo eran de edificios destrozados, ninguna de seres humanos reales.
Los Estados Unidos, que se regodeaban en su victoria sobre Japón, no quería que ésta se viera empañada por las imágenes del horror de la bomba nuclear. Posicionaron la idea de que las noticias sobre gente que moría de una misteriosa enfermedad eran propaganda japonesa (aún cuando en los Estados Unidos sabían que era una enfermedad por radiación). Citando al general Leslie Groves, que dirigió el Proyecto Manhattan, se trataba de “cuentos de Tokio”. El número de víctimas humanas tardó siete años en hacerse visible, y sólo después de que los Estados Unidos cesaran su ocupación de Japón. Incluso esto fue sólo unas pocas imágenes, ya que Japón seguía cooperando con los Estados Unidos en el silenciamiento del horror de la bomba nuclear. El relato visual completo de lo que ocurrió en Hiroshima tuvo que esperar hasta los años sesenta: las imágenes de personas vaporizadas dejando sólo una imagen en la piedra sobre la que estaban sentadas, supervivientes con la piel colgando del cuerpo, gente muriendo por la enfermedad de la radiación.
La otra parte de la bomba nuclear fue el papel de los científicos. Se convirtieron en los héroes que habían acortado la guerra y salvado un millón de vidas estadounidenses. En esta creación de mitos, la bomba nuclear pasó de ser un gran esfuerzo a escala industrial a una fórmula secreta descubierta por unos pocos físicos que dio a los Estados Unidos un enorme poder en la posguerra. Esto fue lo que convirtió a Oppenheimer en un héroe para el pueblo estadounidense. Él simbolizaba la comunidad científica y sus poderes divinos. Y también el blanco de gente como Teller, que más tarde se combinó con otros para acabar con Oppenheimer.
Pero si Oppenheimer era un héroe hace sólo unos años, ¿cómo lograron derribarlo?
Es difícil imaginar que los Estados Unidos tuviera un fuerte movimiento de izquierda antes de la II Guerra Mundial. Aparte de la presencia de los comunistas en los movimientos obreros, el mundo de la intelectualidad – la literatura, el cine y los físicos – también tenía una fuerte presencia comunista, como puede verse en la película de Oppenheimer. La idea de que la ciencia y la tecnología pueden planificarse – como defendía Bernal en el Reino Unido – y deben utilizarse para el bien público, era lo que habían abrazado los científicos. Por eso los físicos, en aquel momento a la vanguardia de la vanguardia de las ciencias – relatividad, mecánica cuántica – estaban también a la vanguardia de los debates sociales y políticos en la ciencia y sobre la ciencia.
En este espacio de la ciencia, una visión crítica del mundo chocó con el “nuevo mundo” en el que los Estados Unidos debía ser la nación excepcional y el único hegemón mundial. Cualquier debilitamiento de esta hegemonía sólo podría ocurrir porque algunas personas, traidores a esta nación, habrían delatado “nuestros” secretos nacionales. Cualquier desarrollo en cualquier otro lugar sólo podía ser resultado del robo, y nada más. A esta campaña también contribuyó la creencia de que la bomba atómica era el resultado de unas pocas ecuaciones que los científicos habían descubierto y que, por tanto, podía filtrarse fácilmente a los enemigos.
Esta fue la génesis de la era McCarthy, una guerra contra la comunidad artística, académica y científica estadounidense. Una búsqueda de espías debajo de la cama. El complejo militar-industrial estaba naciendo en los Estados Unidos y pronto se apoderó del establishment científico. Fueron los militares y el presupuesto energético-nuclear los que determinarían en adelante el destino de los científicos y sus subvenciones. Oppenheimer debía ser castigado como ejemplo para los demás. Los científicos no debían oponerse a los dioses del complejo militar industrial y a su visión de la dominación del mundo.
La caída en desgracia de Oppenheimer sirvió a otro propósito. Fue una lección para la comunidad científica de que si se cruzaba con el estado de seguridad, nadie era lo suficientemente grande. Aunque los Rosenberg – Julius y Ethel – fueron ejecutados, eran figuras relativamente menores. Julius no había filtrado ningún secreto atómico, sólo había mantenido a la Unión Soviética al corriente de los avances. Ethel, aunque comunista, no tuvo nada que ver con el espionaje. La única persona que filtró “secretos” atómicos fue Klaus Fuchs, miembro del partido comunista alemán, que escapó al Reino Unido, trabajó en el proyecto de la bomba primero en el Reino Unido y luego en el proyecto Manhattan como parte del equipo británico allí. Hizo importantes aportes al mecanismo de activación de la bomba nuclear y las compartió con la Unión Soviética. La contribución de Fuchs habría acortado la vida de la bomba soviética posiblemente un año. Como han demostrado numerosas naciones, una vez que sabemos que una bomba fisible es posible, es fácil para los científicos y tecnólogos duplicarla, como han hecho países tan pequeños como Corea del Norte.
La tragedia de Oppenheimer no fue que fuera víctima de la era McCarthy y perdiera su autorización de seguridad. Einstein nunca tuvo autorización de seguridad, así que eso tampoco tuvo que haber sido una gran calamidad para él. Fue su humillación pública durante las audiencias cuando desafió la retirada de su autorización de seguridad lo que le quebró. A los físicos, los chicos de oro de la era atómica, se les había mostrado por fin su verdadero lugar en el emergente mundo del complejo industrial militar.
Einstein, Szilard, Rotblatt y otros habían previsto este mundo. Ellos, a diferencia de Oppenheimer, emprendieron el camino de construir un movimiento contra la bomba nuclear. Los científicos, después de haber construido la bomba, tenían que actuar ahora como guardianes de la conciencia del mundo, contra una bomba que puede destruir a toda la humanidad. La bomba que aún pende como una espada de Damocles sobre nuestras cabezas.
Observación de Manuel Martínez Llaneza:
“Interesante artículo. Dos comentarios tontos. 1) Es la primera vez desde hace tiempo que veo escrito ‘masa crítica’ para referirse a la masa crítica. La palabra ‘crítica’, tan usada en los antiguos debates políticos junto a ‘autocrítica’, ha pasado a unirse en el periodimo actual a ‘masa’ como ‘recta’ a ‘final’ (y otros mucho dobletes sin sentido). 2) Me ha recordado la propaganda de posguerra que reducía la competencia atómica de las dos únicas potencias (antes de UK y Francia) a un asunto de espionaje sobre “la fórmula de la bomba atómica”. Se decía así, tal cual: sugería un mundo de buenos y trabajadores inteligentes (USA) frente a una banda de ladrones que entraban en los laboratorios a copiar la fórmula para entregarla –por dinero o por maldad- a los malos (URSS); el suspense por si la encontraban o, después, cómo la habían encontrado, lo mantuvieron muchos años.”
2. Ferran Puig Vilar en defensa de Turiel
Uno de los mejores divulgadores españoles sobre el cambio climático participa en el debate Santiago-Turiel en defensa de este último. Lo de insistir en el ecofascismo de Santiago me sigue pareciendo un terrible error.
https://ustednoselocree.com/
En defensa de Antonio Turiel
3. Hermanos
Un par de vídeos, divulgados por la propaganda rusa, pero que al menos intentan demostrar que los rusos no tienen animadversión hacia los ucranianos, un mensaje que me parece muy acertado. En el primero, una ucraniana que vive en Rusia nos cuenta sus impresiones desde un restaurante ucraniano que opera con completa normalidad -y siempre ha sido una cadena muy popular en Rusia-: https://twitter.com/
En el segundo, un ruso y un ucraniano, a pesar de las distancias políticas, comparten un momento de fraternidad gracias a la a menudo melancólica música de Viktor Tsoi (de origen coreano), muy popular durante el hundimiento de la URSS: https://twitter.com/
4. Tomaselli sobre el posible colapso ucraniano
Enrico Tomaselli también habla de colapso, pero en este caso de otro tipo, el del ejército ucraniano… https://www.sinistrainrete.
Colapso por Enrico Tomaselli
Ucrania se niega a aceptar la imposibilidad de la victoria. La OTAN está atrapada en su inversión política y propagandística en esta guerra y Rusia no tiene ninguna prisa por poner fin al conflicto. Llegados a este punto, quizá la salida más rápida (y sobre todo segura) sería un colapso repentino del ejército ucraniano. Hipótesis nada infundada.
* * * *
Ya el año pasado me pregunté cuánto duraría el ejército ucraniano antes de derrumbarse. De hecho, creía que el impacto de las fuerzas rusas -tanto material como psicológico-, combinado con el conocimiento de la imposibilidad de la victoria, acabaría provocando una ruptura del frágil equilibrio que siempre mantiene unido a un ejército.
En la antigüedad, era casi siempre una batalla decisiva la que ponía fin a las guerras; y lo que decidía esa batalla era, a su vez, casi siempre el momento en que uno de los dos ejércitos lograba romper las filas enemigas, produciendo primero la ruptura de las líneas enemigas, luego la huida desordenada de las filas contrarias -o, en el mejor de los casos, su retirada. Las batallas y las guerras, por tanto, se decidían muy a menudo cuando se determinaba el derrumbe de uno de los dos bandos.
Por supuesto, hoy en día este tipo de determinación prácticamente ha desaparecido. Las guerras no sólo se ganan en el campo de batalla. Pero, si el ejército se derrumba, todo lo demás deja de tener valor, y sobreviene la derrota.
Llegados a este punto, por lo tanto, se plantea la cuestión de por qué no se derrumbó el ejército ucraniano, y si existen elementos (previsibles desde un punto de vista realista) que pudieran provocar este acontecimiento. No se trata aquí, por supuesto, de establecer una relación causal determinista entre este hipotético colapso y el final del conflicto, pero ciertamente -dada la determinación de los actuales dirigentes ucranianos de rechazar cualquier hipótesis de negociación, y la incapacidad de la OTAN para fijarse un objetivo estratégico viable- éste sigue siendo uno de los escenarios posibles capaces de poner fin a la guerra, así como (como veremos) de alterar en no poca medida su desenlace.
Para empezar, podemos preguntarnos cuáles fueron los elementos que provocaron que el acontecimiento no se materializara. En mi opinión, hay al menos tres factores que (hasta ahora) lo han impedido.
El primero, obvio, es motivacional: para una gran parte de los militares que sirven en el frente, e independientemente de las opiniones individuales sobre las razones del conflicto (y en el conflicto), se trata de defender la patria de un ataque exterior.
El segundo factor es la propaganda machacona. Todo el sistema mediático occidental (en el que Ucrania está completamente integrada) ha trabajado duro durante el último año y medio para ocultar derrotas y pérdidas, ensalzar el apoyo de la OTAN y pintar a los rusos como los villanos por excelencia. Este último elemento, conviene recordarlo, se inscribe en un contexto de feroz rusofobia, que se desarrolla en Ucrania desde hace una década, entre el nacionalismo gubernamental y el nacionalismo feroz de las grandes formaciones nazis. Además, la idea de que la OTAN intervendría directamente en el peor de los casos, alimenta la confianza en un posible cambio de suerte.
En tercer lugar, el hecho de que Rusia concentrara sus ataques en la retaguardia, sobre instalaciones militares, permitió a la población civil continuar una vida casi normal (en Kiev y Lviv, los jóvenes acuden a piscinas y discotecas, como si no hubiera guerra) [1], mientras que la estricta censura del número de bajas oculta la magnitud de las pérdidas. De ello se deduce que la sociedad ucraniana, en su conjunto, no sufre exageradamente el conflicto, y sus militares siguen privados de una visión de conjunto, que les devuelva la dimensión del desastre.
Y, por supuesto, el hecho de que la línea del frente se mantenga en cierto modo estable, y no registre cambios estrepitosos, tranquiliza a los combatientes en el sentido de que su compromiso y sacrificio están produciendo resultados tangibles; convencidos de que Rusia quiere invadir todo el país, creen que están impidiendo que eso ocurra. Al fin y al cabo, como se ha examinado en análisis anteriores, ésta es la distorsión de perspectiva que ciega a todo el Occidente colectivo, e incluso a sus dirigentes políticos y militares, por lo que no es de extrañar.
Si pasamos en cambio a examinar los factores críticos, para la resistencia del ejército ucraniano, encontramos varios, y ciertamente no insignificantes.
El principal es, obviamente, la incidencia de las bajas. A estas alturas, incluso las fuentes occidentales semioficiales coinciden en una cifra de alrededor de 400.000 hombres perdidos, incluyendo muertos y desaparecidos confirmados. A éstos hay que añadir los heridos, que sólo podemos calcular de forma aproximada, basándonos en la relación normal entre bajas y heridos, que oscila entre 4:1 y 3:1, lo que nos lleva a una estimación de entre 1.200.000 y 1.600.000. A la hora de evaluar el impacto, sin duda hay que tener en cuenta que el primero es el total de los fallecidos, mientras que el segundo (que podemos establecer como media en torno a 1.400.000) es el total de los heridos. En pocas palabras, la primera es una cifra que marca las pérdidas definitivas, la segunda es una cifra que sólo recoge temporalmente dichas pérdidas.
Por qué puede ocurrir
Naturalmente, una parte de los heridos queda incapacitada para el servicio [2], otra parte requiere una larga estancia hospitalaria antes de poder reincorporarse a su unidad, mientras que para otros basta con un vendaje in situ o un breve paso por un hospital de campaña en la retaguardia. En el transcurso de esta guerra, los ucranianos tuvieron a menudo dificultades logísticas para recuperar a los heridos, tanto por la intensidad del fuego ruso como por la escasez de medios, lo que evidentemente aumentó la incidencia tanto de las muertes como del agravamiento de las heridas.
En cualquier caso, tanto los muertos como los heridos (estos últimos incluso temporalmente) restan efectivos de combate a las unidades, y afectan no sólo a la eficacia operativa sino también a la moral de las tropas.
También hay otro aspecto a tener en cuenta a este respecto. Como está empezando a quedar cada vez más claro, el conflicto ucraniano ha sido el caldo de cultivo perfecto para diversas actividades delictivas, desde el tráfico de armas al de niños, pasando por el de órganos [3].
Como es bien sabido, las condiciones previas para la extracción de órganos son la inmediatez (inmediatamente después de la muerte) y un lugar acondicionado para ello. Aunque el gobierno de Zelensky se ha preocupado de dar cobertura legislativa, haciendo posible la extracción de órganos incluso en ausencia del consentimiento de los familiares, estas dos condiciones materiales previas son ineludibles. Por lo tanto, está claro que esto significa dos cosas muy simples: la presencia de centros de explantación cerca de la línea del frente, y la posibilidad de desviar rápidamente a los heridos más graves, con suerte aquellos que no se consideren aptos para el triaje.
Estos dos elementos por sí solos requieren una red subyacente de complicidad entre médicos, enfermeras y personal sanitario militar. Y es impensable creer que tal red pueda permanecer completamente desconocida durante mucho tiempo; como mínimo, la sospecha debe haber llegado a los departamentos de línea. Así como el temor a que uno se inicie con demasiada precipitación hacia estos centros. Todo ello no favorece en absoluto la estabilidad psicológica de los hombres en el frente.
Siguiendo con la cuestión de las pérdidas humanas, hay que tener en cuenta que éstas tienen un impacto directo en la capacidad de combate, no sólo cuantitativamente, sino también cualitativamente. Cada vez que un soldado experimentado muere o resulta herido, es sustituido (lo antes posible…) por un recluta sin experiencia de combate. El impacto sobre la eficacia operativa es evidente, y es aún más significativo cuando se trata de suboficiales y oficiales de tropa, para quienes la formación y la experiencia son mucho más importantes.
Por último, hay un último factor en el empobrecimiento del ejército ucraniano: los prisioneros de guerra. A pesar de que debería ser práctica normal que los nombres y números de registro de los prisioneros se comunicasen a la Cruz Roja Internacional (que a su vez los transmite al país al que pertenecen), es extremadamente difícil disponer de cifras siquiera aproximadas. Los pocos elementos sobre los que podemos hacer estimaciones hipotéticas están, por supuesto, del lado ruso. Lo que sí sabemos con certeza es que, sólo en la rendición de Azovstal, se hizo prisioneros a más de dos mil ucranianos; y hace poco más de un año, las autoridades de las repúblicas de Donetsk y Lugansk declararon que tenían retenidos a unos 8.000. Entretanto, se han producido varios intercambios de prisioneros, aunque casi siempre se ha tratado de pequeños grupos, normalmente unas docenas o un centenar de hombres. Por último, desde que los ucranianos lanzaron su contraofensiva, parece haber aumentado el número de casos de divisiones ucranianas enteras que se entregan voluntariamente a los rusos. En resumen, se puede suponer una cifra de entre 10.000 y 20.000 hombres actualmente en poder de los rusos.
En conjunto, estas cifras nos dan una idea del impacto de las pérdidas en el potencial bélico ucraniano. Podemos pensar razonablemente en un total -incluyendo muertos, desaparecidos, heridos graves y prisioneros- de unos 500.000 hombres sustraídos a las fuerzas combatientes (y al país). Desde cierto punto de vista, puede no parecer una cifra exageradamente significativa, sobre todo si se compara con otros conflictos modernos. Sin embargo, hay que ponerla en relación con las condiciones específicas del país.
Esta relación adquiere gran relevancia, no tanto en lo que respecta a la población residual total [4], de la que aún sería posible extraer una gran cantidad con nuevas movilizaciones (en teoría, incluso hasta 4 millones de personas) [5], sino en lo que respecta a la capacidad/posibilidad de entrenarla y armarla.
Notoriamente, estos son -ya hoy- los factores críticos a los que se enfrenta el ejército ucraniano. Desde este punto de vista, por tanto, la cuestión crucial no es si se dispone o no de carne de cañón adicional, sino si es posible convertirlos -aunque sea sumariamente- en una fuerza de combate.
Y con esto llegamos a los aspectos materiales de la cuestión.
La guerra de Ucrania, como se ha dicho muchas veces, es un conflicto de alto consumo, y las pérdidas materiales no son menos cruciales que las humanas, aunque ciertamente menos dolorosas. Estamos, por tanto, ante una guerra en la que la producción bélica, y la capacidad de repararla, son factores decisivos. Esto coloca a Ucrania en una posición aún más inferior, ya que su capacidad -en ambas áreas- es muy limitada; y en cualquier caso estaría (y está) expuesta a los golpes de las fuerzas aeroespaciales rusas, que tienen un dominio total del aire.
El hecho de llevar a cabo entonces una guerra por delegación, y de encontrarse por tanto en la situación de un ejército dopado por los suministros de la OTAN, ha complicado aún más la situación, ya que tanto la producción como las reparaciones se trasladan a otros lugares (lo que, por lo que respecta a estas últimas, implica plazos de entrega más largos), y en cualquier caso dependen por completo de la disponibilidad y voluntad de los países de apoyo.
En la actualidad, este flujo se está ralentizando, cuando no está realmente en crisis, tanto por el agotamiento de las capacidades inmediatas de los países de la OTAN como por la creciente insatisfacción de estos países con el uso que se hace del material bélico suministrado.
Las fuerzas armadas ucranianas se enfrentan así a la perspectiva de que, mientras la guerra mantiene sus altos niveles de consumo, sus propias capacidades para mantener el ritmo están menguando.
Además -y la cúpula militar ucraniana no puede sino ser consciente de ello- se encuentran en la difícil situación de tener que consumir hombres y material sólo para satisfacer las exigencias políticas y propagandísticas de los países de la OTAN. Baste decir que en sólo dos meses de intentos ofensivos se perdieron tanques y vehículos blindados equivalentes a cerca del 30% del total recibido en 2023. Y todo por una penetración que, en el mejor de los casos, no superó el kilómetro de profundidad [6].
También está claro que este tipo de preparación occidental se está agotando, en parte debido a la falta real de medios para enviar, en parte debido a una creciente reticencia a pasar de los anuncios rimbombantes al envío real. Alemania, por ejemplo, que había prometido enviar 100 Leopard 1, hasta ahora sólo ha enviado una docena…
Se ha dicho en repetidas ocasiones que las transferencias de material bélico de la OTAN a Ucrania siempre han sido de calidad media-baja, insuficientes en cantidad y demasiado escalonadas en el tiempo. Pero, con la oleada de transferencias de primavera que iban a ser utilizadas para la contraofensiva, el flujo ha alcanzado ahora su punto álgido. Por lo tanto, como la posibilidad de enviar tanques MBT, vehículos acorazados de combate y artillería (por no hablar de la munición) se está agotando, la atención se está desplazando lentamente hacia otros tipos de sistemas de armas.
Ahora es la fase de los misiles de largo alcance, como el Storm Shadow británico y sus homólogos franceses (SCALP), pronto llegará el Taurus alemán, y quizás el año que viene el F-16.
La cuestión es que se trata de sistemas de armas cuyo suministro es aún más limitado (además de más caro) [7], y que sobre todo tiene un impacto prácticamente nulo en las posibilidades reales del ejército ucraniano.
El suministro de cazabombarderos F-16, por ejemplo, que se pregonará por enésima vez como la panacea decisiva, será absolutamente irrelevante. No sólo porque – es noticia reciente – los pilotos ucranianos que serán entrenados son sólo ocho (problemas de conocimiento suficiente del inglés…), sino porque – si todo va bien – serán transferidos unos diez.
Diez cazas, pilotados por oficiales sin experiencia de combate con ese avión específico, que tendrán que enfrentarse a la fortísima antiaérea rusa, a la capacidad del enemigo para atacar incluso el aeropuerto más remoto del país, y que en cualquier caso ¡deberían contrarrestar eficazmente la segunda flota aérea del mundo (4.173 aviones)! La inutilidad absoluta es demasiado evidente. Lo que Kiev necesitaría, en todo caso, son 5/600 modernos tanques MBT, un millar de vehículos blindados, cientos de piezas de artillería y millones de balas; y todo junto, no por partes [8]. Salvo que es sencillamente imposible, aunque quisiera (y no tiene intención de hacerlo) la OTAN no podría proporcionar tal cantidad de medios ni siquiera en un plazo de cuatro a cinco años.
Estamos, por tanto, y cada vez más, en el terreno de la pura propaganda.
Pero mientras la capacidad y la voluntad de la OTAN de seguir apoyando a las fuerzas armadas ucranianas siguen una tendencia a la baja, el consumo al que las somete la guerra de desgaste emprendida por Rusia no cesa. Más allá de la resistencia psicológica y moral de las tropas (y no son pocos los indicios de ello), la pregunta fundamental es: ¿hasta cuándo mantendrá el ejército ucraniano una capacidad de combate tal que al menos no se vea desbordado por las fuerzas rusas?
Aparte de los movimientos de efecto, como intentar golpear de nuevo el puente de Kersh, atacar a la flota rusa en el Mar Negro o golpear a Moscú con unos cuantos drones -todo lo cual aparece en los titulares de las noticias occidentales, pero va seguido de una devastadora respuesta rusa [9]-, el problema está claramente sobre el terreno. El ejército ucraniano ya no tiene una capacidad ofensiva, ni siquiera a nivel táctico, de peso. El esfuerzo que sigue haciendo, casi por inercia, y que está pagando amargamente, parece responder más a la necesidad de mantener abierto el cordón umbilical con la OTAN (y retrasar una posible ofensiva rusa) que al convencimiento de que puede cambiar el marco estratégico.
Hasta ahora, las fuerzas armadas rusas han montado una guerra de desgaste, que mantiene unidos el máximo ahorro de fuerzas propias y el máximo consumo de fuerzas enemigas. Estratégicamente, siguen arrastrando a las fuerzas ucranianas a batallas tácticas, de las que estas últimas salen muy mermadas.
Entre la reducción gradual del apoyo militar occidental, por un lado, y el consumo de su propio potencial humano y material, por otro, el ejército ucraniano se encuentra entre la espada y la pared [10].
Y está claro que, en esta situación, tarde o temprano se producirá un colapso, en algún punto a lo largo de los mil kilómetros de la línea del frente. Quizás sea este invierno, o la próxima primavera; o quizás incluso más adelante. Pero en algún momento un sector del frente cederá y las fuerzas rusas abrirán una brecha. Y entonces se producirá, de hecho, el colapso [11]. El colapso se extenderá como un reguero de pólvora, afectando a toda la línea de contacto. Las fuerzas armadas ucranianas dejarán de ofrecer una resistencia organizada, y los ejércitos rusos llegarán tan lejos como quieran.
Sencillamente, si no negocian antes de que el ejército ucraniano se acerque al punto de equilibrio -y tendrán que hacerlo en los términos de Rusia, cuanto más tarde lleguen, más tendrán que ceder-, Ucrania y la OTAN se encontrarán en la condición ahora provocativamente deseada por Medvédev, el vae victis. Pero cuidado, el punto de inflexión no es el colapso ucraniano, sino el momento en que quede claro que es inminente e inevitable.
A partir de ese momento, Moscú ya no tendrá ningún interés en negociar. Y si, incluso hoy, sigue manteniendo que su objetivo no es extenderse más allá de los cuatro oblasts anexionados a la Federación Rusa, podría en cambio considerar útil y factible empujar hacia el oeste hasta el oblast de Odessa, que entonces sería fácil de liberar, a diferencia de ahora. Al fin y al cabo, asegurar el Mar Negro, y la propia flota, eliminando cualquier posibilidad de que la OTAN tenga allí una orilla, sería la coronación del esfuerzo sostenido.
Notas
1 – La ONU contabiliza algo más de ocho mil víctimas civiles en Ucrania, aunque -haciendo caso a la propaganda occidental- estima que son muchas más. Si tenemos en cuenta que durante la guerra civil (2014-2022) hubo 17.000 bajas civiles en el Donbass, y que -al contrario de lo que hace con las bajas militares- Ucrania tiene todo el interés en inflar esta cifra, aunque queramos estimarla en 10.000, queda claro que estamos a años luz de las bajas civiles causadas por las guerras de la OTAN. Y que, en cualquier caso, el impacto psicológico sobre la población civil es, a este respecto, casi irrelevante.
2 – Según algunas fuentes, por ejemplo, durante los dos últimos meses de los intentos de ofensiva, el número de soldados que se han quedado sin al menos un miembro, principalmente como consecuencia de los vastos campos de minas rusos, ha aumentado considerablemente. Las estimaciones hablan de 20-30.000 hombres (50.000 desde el comienzo del conflicto).
3 – Según informes no verificados, existe, entre otras cosas, un tráfico hacia Turquía, que pasaría por una triangulación con Italia, donde funcionarían clínicas conformes. La hipótesis, al menos en lo que se refiere al papel de las clínicas italianas, parece poco probable, aunque sólo sea por razones logísticas.
4 – La población ucraniana, entre 1991 -año de la independencia- y 2022, perdió casi 20 millones de habitantes, todo ello como consecuencia de la fuerte emigración. Esta situación se vio agravada, tras el conflicto, por la huida de los refugiados y la puesta bajo autoridad rusa de varios millones de habitantes.
5 – Aunque todavía no ha llevado a cabo una verdadera movilización general (sino una serie de movilizaciones parciales, a menudo territorializadas), y la amplitud de las clases movilizadas es reducida y variable, entre 2022 y 2023 las fuerzas armadas ucranianas contaban con cerca de un millón de hombres en servicio (aproximadamente tres veces más que los rusos implicados en el conflicto).
6 – Zelensky y el Estado Mayor ucraniano alardean continuamente de una reconquista de unos 60 kilómetros cuadrados (casi todos dentro de la zona gris), cuando los rusos, en apenas unos días de su ofensiva en el sector de Liman, liberaron unos 40 kilómetros cuadrados en este mismo periodo.
7 – Por ejemplo, uno de los sistemas de armamento transferidos a Ucrania el año pasado son modernos complejos de defensa antiaérea como los sistemas Patriot, Nasam, IRIS-T alemán y Crotale francés. Pero -como escribe The Times citando a un coronel ucraniano- estos sistemas «se ven obstaculizados por un enorme problema de escasez de municiones. (…) No se puede planificar una guerra con una producción anual de 150-160 misiles Patriot. Los agotamos en un mes (…)
No se puede planificar una guerra con una producción anual de 150-160 misiles Patriot. Los agotamos en un mes…».
8 – Por supuesto, estas cifras (indicativas) sólo tendrían sentido si fuera posible utilizar tales fuerzas concentradas en el tiempo y en el espacio. Incluso al margen de la potencia de la industria bélica rusa, enormemente superior a la occidental), Moscú puede contar con inmensos arsenales de la era soviética. Mientras que los países de la OTAN, por ejemplo, prácticamente han vaciado sus arsenales de viejos vehículos retirados del servicio, en los rusos todavía hay al menos 60.000 tanques.
9 – Tras los últimos ataques ucranianos de este tipo, comenzó una oleada de bombardeos y ataques con misiles sobre toda Ucrania, que se prolongó durante más de dos semanas seguidas.
10 – Esta es también la expresión utilizada para referirse a una maniobra táctica típica de Alejandro Magno: mientras la famosa falange macedonia avanzaba hacia el centro, con su muralla de sarisas, en el ala derecha la caballería pesada rompía las defensas enemigas del ala izquierda e inmediatamente después convergía hacia el centro, empujando al grueso de las fuerzas contrarias contra la falange, y así -precisamente- aplastándola entre ésta (el yunque) y la caballería (el martillo).
11 – «Un ejército derrotado y uno destruido son dos cosas diferentes. Un ejército simplemente derrotado en batalla puede a menudo retirarse con éxito, reformarse y reconstruir su fuerza, como hizo Roma tras la humillación de Cannae, destruyendo finalmente a su gran rival, Cartago. Pero cuando ejércitos enteros se desmoronan, cuando pierden la voluntad de luchar, la nación entera también puede desmoronarse. Esto es lo que les ocurrió a los grandes imperios en la Primera Guerra Mundial y es también el destino que le espera al ejército ucraniano», en: Michael Vlahos, «El ejército ucraniano se rompe», Compactmag.com
5. Lo que está ocurriendo en Níger no es un típico Golpe
Titular: Lo que está ocurriendo en Níger no es un típico Golpe
Por Vijay Prashad
Biografía del autor: Este artículo fue producido para Globetrotter. Vijay Prashad es un historiador, editor y periodista indio. Es miembro de la redacción y corresponsal en jefe de Globetrotter. Es editor en jefe de LeftWord Books y director del Instituto Tricontinental de Investigación Social. Ha escrito más de 20 libros, entre ellos The Darker Nations y The Poorer Nations. Sus últimos libros son Struggle Makes Us Human: Learning from Movements for Socialism y The Withdrawal: Iraq, Libya, Afghanistan, and the Fragility of U.S. Power (con Noam Chomsky).
Fuente: Globetrotter
Etiquetas: Opinión, Política, Europa, África, Coyuntural, Noticias, Comercio, Norteamérica/Estados Unidos, Europa/Francia, África/Níger, Guerra
[Cuerpo del artículo:]
El 26 de julio de 2023, la guardia presidencial de Níger se movilizó contra el presidente en ejercicio (Mohamed Bazoum) y dio un golpe de Estado. Una breve contienda entre las distintas fuerzas armadas del país concluyó en un acuerdo entre todas las partes involucradas sobre la destitución de Bazoum y la creación de una junta militar dirigida por el general Abdourahamane “Omar” Tchiani, comandante de la Guardia Presidencial. Con Níger, son cuatro los países de la región africana del Sahel que han sufrido un golpe de Estado. Los otros tres son Burkina Faso, Guinea y Malí. El nuevo Gobierno anunció que no permitiría que Francia siga extrayendo uranio de Níger (una de cada tres bombillas francesas funciona con el uranio del yacimiento de Arlit, en el norte de Níger). El Gobierno de Tchiani revocó toda cooperación militar con Francia, lo que significa que 1.500 soldados franceses tendrán que empezar a empacar (como ya hicieron en Burkina Faso y Mali). Mientras tanto, no ha habido ninguna declaración pública sobre la Base Aérea 201, la instalación estadounidense de Agadez, a mil kilómetros de Niamey, la capital del país. Se trata de la mayor base de aviones no tripulados del mundo y es clave para las operaciones estadounidenses en todo el Sahel. Por ahora, la instrucción para las tropas estadounidenses ha sido permanecer en la base. Se han suspendido los vuelos de drones. No cabe duda de que los golpistas están en contra de la presencia francesa en Níger, pero este sentimiento antifrancés no ha envuelto a la huella militar estadounidense en el país.
Intervenciones
Horas después de que se estabilizara el Golpe, los principales Estados occidentales – especialmente Francia y los Estados Unidos – lo condenaron y pidieron la restitución de Bazoum, que fue detenido inmediatamente por el nuevo Gobierno. Pero ni Francia ni los Estados Unidos parecían querer liderar la respuesta al Golpe. A principios de año, ambos Gobiernos se preocuparon por una insurgencia en el norte de Mozambique, que afectaba a los activos del yacimiento de gas natural de Total-Exxon frente a la costa de Cabo Delgado. En lugar de enviar tropas francesas y estadounidenses, lo que habría polarizado a la población y aumentado el sentimiento antioccidental, Francia y los Estados Unidos llegaron a un acuerdo para que Ruanda enviara sus tropas. Las tropas ruandesas entraron en la provincia septentrional de Mozambique y acabaron con la insurgencia. Ambas potencias occidentales parecían estar a favor de una solución “tipo Ruanda” para el Golpe en Níger, pero en lugar de que Ruanda entrara Níger, la esperanza era que la CEDEAO (la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental) enviara sus fuerzas para restaurar a Bazoum.
La CEDEAO condenó el Golpe un día después de su ejecución. Esta agrupación engloba a quince Estados de África Occidental, y en los últimos años ha suspendido de sus filas a Burkina Faso y Malí a causa de los golpes de Estado. Níger también fue suspendido de la CEDEAO pocos días después del Golpe. Formada en 1975 como bloque económico, la agrupación decidió, en 1990, (y a pesar de no contar con un mandato en su misión original) enviar fuerzas de mantenimiento de la paz al corazón de la guerra civil de Liberia. Desde entonces, la CEDEAO ha enviado sus tropas de mantenimiento de la paz a varios países de la región, entre ellos Sierra Leona y Gambia. Poco después del Golpe en Níger, la CEDEAO impuso un embargo al país que incluía la suspensión de su derecho a realizar transacciones comerciales básicas con sus vecinos, la congelación de los activos del banco central de Níger depositados en bancos regionales y la interrupción de la ayuda exterior (que supone el 40% del presupuesto de Níger). La declaración más llamativa fue que la CEDEAO tomaría “todas las medidas necesarias para restablecer el orden constitucional”. El plazo del 6 de agosto dado por la CEDEAO expiró porque el bloque no pudo ponerse de acuerdo para enviar tropas al otro lado de la frontera. La CEDEAO pidió que se reuniera una “fuerza de reserva” lista para invadir Níger. Entonces, la CEDEAO dijo que se reuniría el 12 de agosto en Accra (Ghana) para estudiar sus opciones. Esa reunión se canceló por “razones técnicas”. Las manifestaciones masivas en países clave de la CEDEAO (como Nigeria y Senegal) contra una invasión militar de Níger por parte de la CEDEAO han confundido a sus propios políticos en cuanto a la decisión de apoyar una intervención. Sería ingenuo sugerir que no es posible ninguna intervención. Los acontecimientos se están precipitando y no hay motivos para sospechar que la CEDEAO no vaya a intervenir antes de que acabe agosto.
Golpes de Estado en el Sahel
Cuando la CEDEAO sugirió la posibilidad de una intervención en Níger, los Gobiernos militares de Burkina Faso y Malí dijeron que sería una “declaración de guerra” no sólo contra Níger, sino también contra sus países. El 2 de agosto, uno de los principales líderes del Golpe en Níger, el general Salifou Mody, viajó a Bamako (Malí) y Uagadugú (Burkina Faso) para discutir la situación en la región y coordinar su respuesta ante la posibilidad de una intervención militar de la CEDEAO – o de Occidente – en Níger. Diez días más tarde, el general Moussa Salaou Barmou viajó a Conakry (Guinea) para solicitar el apoyo de este país al jefe del Gobierno militar de Níger, Mamadi Doumbouya. Ya se ha sugerido que Níger (uno de los países más importantes del Sahel) forme parte de las conversaciones de una federación que incluya a Burkina Faso, Guinea y Malí. Se trataría de una federación de países que han dado golpes de Estado para derrocar a Gobiernos considerados prooccidentales que no han respondido a las expectativas de una población cada vez más empobrecida.
La historia del Golpe en Níger se convierte en parte en la historia de lo que la periodista comunista Ruth First llamó “el contagio del Golpe” en su notable libro, El cañón de un arma: el poder político en África y el golpe de Estado (1970). En el transcurso de los últimos treinta años, la política de los países del Sahel se ha desecado gravemente. Los partidos con una historia en los movimientos de liberación nacional, incluso los movimientos socialistas (como el partido de Bazoum) se han hundido hasta convertirse en representantes de sus élites, que son conductos de una agenda occidental. La guerra franco-estadounidense-OTAN en Libia en 2011 permitió que los grupos yihadistas salieran de Libia y entraran en tropel en el sur de Argelia y en el Sahel (casi la mitad de Mali está en manos de formaciones vinculadas a Al Qaeda). La entrada de estas fuerzas dio a las élites locales y a Occidente la justificación para endurecer aún más las limitadas libertades sindicales y extirpar a la izquierda de las filas de los partidos políticos establecidos. No es que los líderes de los principales partidos políticos sean de derecha o de centro-derecha, sino que, sea cual sea su orientación, no tienen independencia real de la voluntad de París y Washington. Se han convertido en “títeres” de Occidente.
A falta de instrumentos políticos fiables, los sectores rurales y pequeñoburgueses descartados del país recurren a sus hijos en las fuerzas armadas en busca de liderazgo. Personas como el capitán burkinés Ibrahim Traoré (nacido en 1988), criado en la provincia rural de Mouhoun, y el coronel Assimi Goïta (nacido en 1988), procedente de Kati, una ciudad ganadera y reducto militar, representan a la perfección estas amplias fracciones de clase. Sus comunidades han quedado totalmente al margen de los duros programas de austeridad del Fondo Monetario Internacional, del robo de sus recursos por las multinacionales occidentales y de los pagos de las guarniciones militares occidentales en el país. Poblaciones descartadas sin una verdadera plataforma política que hable en su nombre, estas comunidades se han unido en torno a sus jóvenes militares. Se trata de “golpes de coronel” (grupos de gente corriente que no tienen otra opción) y no de “golpes de general” (grupos de las élites para frenar el avance político del pueblo). Por eso el Golpe en Níger está siendo defendido en concentraciones masivas desde Niamey hasta las pequeñas y remotas ciudades fronterizas con Libia. Cuando viajé a estas regiones antes de la pandemia, estaba claro que el sentimiento antifrancés no encontraba otro cauce de expresión que la esperanza en un golpe militar que trajera a líderes como Thomas Sankara, de Burkina Faso, asesinado en 1987. El capitán Traoré, de hecho, lleva una boina roja como Sankara, habla con la franqueza izquierdista de Sankara e incluso imita su dicción. Sería un error considerar a estos hombres como personas de izquierda, ya que les mueve la rabia por el fracaso de las élites y de la política occidental. No llegan al poder con una agenda bien elaborada a partir de tradiciones políticas de izquierda.
Los líderes militares de Níger han formado un gabinete de veinte personas encabezado por Ali Mahaman Lamine Zeine, un civil que había sido ministro de Finanzas en un Gobierno anterior y había trabajado en el Banco Africano de Desarrollo en Chad. Los líderes militares ocupan un lugar destacado en el gabinete. Está por ver si el nombramiento de este gabinete dirigido por civiles dividirá las filas de la CEDEAO. Sin duda, a las fuerzas imperialistas occidentales – en particular los Estados Unidos, con tropas sobre el terreno en Níger – no les gustaría que este par de golpes de Estado se mantuvieran. Europa (a través del liderazgo francés) había desplazado las fronteras de su continente desde el norte del mar Mediterráneo hasta el sur del desierto del Sáhara, subyugando a los Estados del Sahel en un proyecto conocido como G-5 Sahel. Ahora, con Gobiernos antifranceses en tres de estos Estados (Burkina Faso, Malí y Níger) y con la posibilidad de problemas en los dos Estados restantes (Chad y Mauritania), Europa tendrá que replegarse a su costa. Aumentarán las sanciones para mermar el apoyo masivo de los nuevos Gobiernos, y la posibilidad de una intervención militar se cernirá sobre la región como un buitre hambriento.
6. Los resúmenes de Rybar.
Como hace muchos días que no os los paso, aquí tenéis los últimos vídeos de Rybar. Os recuerdo que los fines de semana no suelen publicarlos:
18 de agosto: https://twitter.com/
17 de agosto: https://twitter.com/
16 de agosto: https://twitter.com/GeromanAT/
15 de agosto: https://twitter.com/GeromanAT/
14 de agosto: https://twitter.com/
13 de agosto: https://twitter.com/
11 de agosto: https://twitter.com/GeromanAT/
7. Mi vídeo del día: los jardineros en la selva
Un recordatorio más de la tarea civilizadora europea por el mundo. Un impactante vídeo documental de 25 minutos de RT sobre el genocidio en Namibia perpetrado por los colonialistas alemanes: https://twitter.com/
8. El resumen anual del World Energy Outlook
Antonio Turiel desde hace años publica una entrada en la que nos resume uno de los informes sobre energía más destacados, el World Energy Outlook de la Agencia Internacional de la Energía. Suele hacerlo a finales de año, poco después de su publicación, pero este año se ha retrasado bastante. Aún así, vale la pena.
https://crashoil.blogspot.com/
viernes, 18 de agosto de 2023
World Energy Outlook 2022: Atropellados por la crisis energética
Queridos lectores:
El 27 de octubre del año pasado, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) sacó su informe anual, el World Energy Outlook (WEO) 2022. Cada año dedico un post a su análisis detallado, y este año no podía ser menos. Como bien sabrán, he tenido mi blog bastante abandonado por unos meses por razones personales y de sobrecarga de trabajo. Tenía pendiente desde octubre pasado sacar este post, y aunque ya está desactualizadísimo me gustaría igualmente publicarlo por completitud, aunque sea en una versión más breve que la que hubiera querido sacar.
Un año más, el informe está accesible de manera gratuita: pueden acceder a él a partir de esta página de la web de la AIE. Se trata de un informe relativamente corto para lo que se estila la AIE, 529 páginas, de las cuales 40 son las tablas (donde, por cierto, podemos encontrar alguna información bastante interesante)…
9. Más sobre la producción del petróleo.
Pedro Prieto presenta en la página de Crisis energética una actualización sobre la producción petrolífera mundial.
https://www.crisisenergetica.
Evolución de las exportaciones netas de petróleo mundiales
10. Extralimitación y decrecimiento.
No aporta novedades, pero es, una vez más, un buen resumen del estado de la cuestión sobre la necesidad del decrecimiento ante la situación de overshoot en la que nos encontramos.
https://ctxt.es/es/20230801/
¿Crisis o colapso? Extralimitación y decrecimiento
La Agencia de la Energía estima que la transición verde exigirá que, durante dos décadas, la extracción de tierras raras se multiplique por siete, la de níquel por 19, la de cobalto por 21 y la de litio por 42
Asier Arias 15/08/2023
11. Bhadakrumar sobre las alianzas en el Indo-Pacífico
Hoy doblete de Bhadrakumar con este análisis sobre otra zona geopolítica ‘caliente’ y la alianza occidental contra China.
Posted on agosto 16, 2023 by M. K. BHADRAKUMAR
AUKUS, QUAD transformando la alianza
Esta semana augura una aceleración de los reajustes estratégicos entre las grandes potencias en medio de los crecientes indicios de una nueva guerra fría a escala mundial, con especial atención a la estrategia de contención de Estados Unidos contra China que se desarrolla en la región del Indo-Pacífico. Dos acontecimientos consecutivos del viernes pueden considerarse importantes en este sentido.
En primer lugar, el presidente estadounidense, Joe Biden, celebra el viernes una cumbre trilateral en Camp David con el primer ministro japonés, Fumio Kishida, y el presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol, que se espera desemboque en la firma de un acuerdo de cooperación en materia de defensa, seguridad y tecnología entre los tres aliados en relación con el Indo-Pacífico.
En segundo lugar, el viernes comienzan las maniobras anuales Malabar, en las que participan las armadas de EE.UU., India, Japón y Australia, organizadas por primera vez por Canberra, rodeadas de mucho bombo y platillo sobre el surgimiento de una alianza de defensa marítima colectiva QUAD en el Indo-Pacífico.
Al parecer, el acuerdo trilateral que se firmará mañana en la cumbre de Camp David incluye sistemas de defensa contra misiles balísticos y el desarrollo de otras tecnologías de defensa de alta gama. Desde la elección de Yoon el año pasado como presidente, las relaciones entre Corea del Sur y Japón han mejorado notablemente, lo que contribuye a impulsar su cooperación a tres bandas con Washington. Evidentemente, la administración Biden espera aprovechar la recuperación de las relaciones entre Tokio y Seúl para institucionalizar algunos de los avances en el diálogo que los tres países han logrado.
La relación a tres bandas sigue siendo frágil, ya que los esfuerzos de Yoon no gozan de gran popularidad en Corea del Sur, y Tokio, como era de esperar, mantiene la cautela de que el proceso dista mucho de ser irreversible. No obstante, es posible que en las conversaciones de Camp David, Biden, Yoon y Kishida reconozcan el imperativo de la seguridad colectiva para los tres países y acuerden que una amenaza para uno de ellos se consideraría una amenaza para todos.
Es concebible que las conversaciones de Camp David signifiquen un esfuerzo de Estados Unidos por formar un nuevo bloque militar en Asia y un intento de animar a Japón y Corea del Sur a unirse al minibloque militar conocido como AUKUS [Australia-Reino Unido-Estados Unidos]. La intensificación de la cooperación técnico-militar y científico-tecnológica de Washington con Seúl y Tokio facilita su interacción con los proyectos de AUKUS.
En cuanto al ejercicio Malabar, su principal objetivo parece ser desarrollar la capacidad operativa de la QUAD dentro de una estrategia colectiva de seguridad marítima en cinco áreas de alta prioridad, incluyendo la guerra antisubmarina y el conocimiento del dominio marítimo.
Sencillamente, al igual que AUKUS, QUAD también se está transformando, ya que el ingenio estadounidense está creando una estructura de defensa al estilo de una alianza sobre una plataforma de agrupación no militar, reforzando diversos modos de cooperación militar con la intención de que sirva a los intereses de Washington. Intrínseca a esto es la halagadora atención que el presidente Joe Biden ha estado prestando últimamente a India, y personalmente al primer ministro Narendra Modi.
El nuevo activismo de India
Curiosamente, Estados Unidos y Australia perciben que los dirigentes indios están mostrando por primera vez un «activismo [que] desafía el escepticismo convencional de que la preferencia de Nueva Delhi por la no alineación y sus prioridades geoestratégicas militan en contra de una cooperación militar más profunda con sus socios de la Quad», como escribió recientemente en Nikkei Asia Tom Corben, investigador australiano del establishment.
Es decir, citando a Corben, los ejercicios Malabar «han evolucionado para centrarse en formas cada vez más sofisticadas de cooperación naval de alto nivel, en particular el conocimiento del dominio marítimo y la guerra antisubmarina… [y] existe una oportunidad política y estratégica para que los cuatro países aprovechen este potencial». Corben es optimista y cree que «los esfuerzos bilaterales siguen abriendo la puerta a una cooperación tangible en defensa marítima entre los cuatro países».
Corben hace volar algunas cometas, como la integración de India en las «iniciativas de postura de fuerza» de EE.UU. y Australia. Anteriormente, en junio, había sido coautor, junto con dos colegas estadounidenses de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, de un estudio titulado Bolstering the QUAD: The case for a collective approach to maritime security, en el que lamentaba que la QUAD no estuviera «a la altura de su potencial como contribuyente a la seguridad y defensa regionales en el ámbito marítimo. Esto es un problema para la seguridad del Indo-Pacífico».
En una referencia oblicua al gobierno de Modi y a la creciente curva de alienación India-China, el estudio estadounidense-australiano, sin embargo, señalaba que mientras que las sensibilidades políticas y las preocupaciones geoestratégicas habían impedido hasta ahora que los países de la QUAD adoptaran una agenda de seguridad colectiva, «estas limitaciones están empezando a disminuir… a medida que sus miembros reconocen a China como un desafío militar común que requiere cierto grado de acción colectiva y coordinación de la seguridad».
El estudio recomendaba que «la QUAD debería aprovechar esta oportunidad diplomática y este imperativo geoestratégico para aplicar una estrategia colectiva de seguridad marítima en cinco áreas de alta prioridad: conocimiento del dominio marítimo; guerra antisubmarina; logística marítima; cooperación industrial y tecnológica en defensa; y desarrollo de capacidades marítimas».
Cabe destacar que las actividades propuestas por QUAD serían las siguientes
trabajar en la elaboración de un protocolo de interfaz que rija el intercambio de información entre todos los socios de la Quad, prestando especial atención a la puesta en común de hardware y software o, como mínimo, a la interoperabilidad de las distintas herramientas;
integrar de forma selectiva las instalaciones costeras, los territorios insulares y los puntos de acceso regional de los países de la Quad para llevar a cabo operaciones de MDA [Conocimiento del Dominio Marítimo] más persistentes y coordinadas; y evaluar conjuntamente los requisitos de acogida y reabastecimiento mutuo de los activos de MDA, como los aviones de patrulla marítima;
crear una capacidad colectiva de guerra antisubmarina desarrollando niveles más altos de interoperabilidad que incluyan el seguimiento y el «traspaso» de la responsabilidad de vigilancia de los submarinos chinos que transiten por las zonas geográficas de responsabilidad;
Desarrollar la capacidad colectiva de repostar, reabastecer y reparar sin fisuras los activos marítimos de cualquier miembro en un plazo breve, y comprometerse formalmente con este programa a nivel político y operativo;
establecer una Célula de Coordinación Logística QUAD en el seno del Comandante de la Marina estadounidense, Grupo Logístico del Pacífico Occidental, que incorpore a los cuatro socios y lleve a cabo la planificación logística para los océanos Índico y Pacífico, utilizando regularmente capacidades combinadas de mantenimiento y reabastecimiento; y
apoyar un marco y unos requisitos para colocar enlaces QUAD en los buques logísticos de los demás.
Maquiavelismo radical
Evidentemente, en contra de la teatral diplomacia pública del gobierno de Modi que defiende la autonomía estratégica de India, se ha generado una percepción totalmente diferente a nivel político y diplomático con los socios del QUAD de que »Barkis está dispuesto». No se trata de un logro menor para la política exterior india. Me viene a la mente la famosa descripción de Max Weber del Arthasastra de Kautilya, uno de los mayores libros políticos de la antigua India, como »maquiavelismo verdaderamente radical».
Lo paradójico es que, con este complejo telón de fondo de opacidad o doble lenguaje -según se mire-, el fin de semana puede haber empezado a soplar un viento contrario que presagie algún avance en la 19ª ronda de la Reunión a Nivel de Comandantes de Cuerpo India-China, celebrada en el punto de encuentro fronterizo de Chushul-Moldo, en el lado indio, los días 13 y 14 de agosto de 2023.
Por ahora, las pruebas se consideran demasiado conjeturales, pero la declaración conjunta destila un tono de optimismo. Las dos partes consideraron necesario prolongar durante la noche la discusión, que ha sido calificada de »positiva, constructiva y en profundidad».
Los protagonistas »intercambiaron puntos de vista de forma abierta y con visión de futuro» y también »acordaron resolver las cuestiones pendientes de forma expeditiva y mantener el impulso del diálogo y las negociaciones a través de canales militares y diplomáticos».
Es razonable pensar que ni India ni China desean una guerra y que ambas mantendrán un contacto más constante entre sí mientras buscan la manera de encontrar una solución de la que ambas puedan salir ganando. El núcleo de la orientación proporcionada por los dirigentes es que los dos países se consideren mutuamente un socio, no un adversario.
Ahora bien, este equilibrio inestable alcanzado en el punto de encuentro fronterizo de Chushul-Moldo no durará si las maniobras Malabar se convierten en una herramienta geopolítica de Washington para transformar la QUAD. Hasta ahora, China había asumido alegremente que la QUAD es un mero. tigre de papá.
Evidentemente, Estados Unidos está atascado en el viejo surco de la Guerra Fría a pesar de los drásticos cambios que se han producido en las relaciones internacionales desde el colapso de la Unión Soviética, especialmente los que exigían el desarrollo de nuevos enfoques para mantener la estabilidad estratégica y construir una nueva arquitectura de seguridad internacional.
Pero el pensamiento de bloque de Estados Unidos es lo contrario del desarrollo de unas relaciones estables, igualitarias, constructivas y mutuamente beneficiosas, basadas en la consideración de los intereses de cada uno y encaminadas a garantizar una seguridad igual e indivisible para todos. Por lo tanto, su mantenimiento como principal herramienta intelectual para dar forma a la política exterior no hace sino subrayar que Estados Unidos no está preparado, no es capaz o no tiene intención de entablar ese tipo de relaciones con los principales actores mundiales, como Rusia y China. Lleva implícito también un duro mensaje para la India: ha llegado el momento de que dé la cara como aliado.
No cabe duda de que Estados Unidos prevé una marcada dimensión militar-estratégica de AUKUS y QUAD, lo que significa una alta probabilidad de transformación de estas asociaciones interestatales en engranajes de un bloque político-militar de pleno derecho más pronto que tarde. Su base ideológica es un percibido interés común de sus participantes por contrarrestar el ascenso de China [que hoy Delhi denomina eufemísticamente «Asia multipolar»].
Baste decir que, como en el caso de la OTAN en el teatro europeo, la función de confrontación está sembrada en el AUKUS y en el QUAD, lo que aumentará inexorablemente el potencial militar de Australia y Estados Unidos en la región Asia-Pacífico, provocando un grave cambio en el equilibrio de fuerzas y generando un repunte de las tensiones regionales y globales.
India corre el riesgo de verse atrapada en el ojo del huracán, por así decirlo, aunque sus problemas con China no son ni de rivalidad geopolítica ni de ser un guardián de la hegemonía occidental.
12. Prashad sobre los BRICS
Ante la futura cumbre de los BRICS a finales de este mes, Vijay Prashad hace para el Tricontinental un repaso histórico de su formación y de los temas que pueden ser más importantes en esta reunión.
https://thetricontinental.org/
Los BRICS han cambiado el equilibrio de fuerzas, pero no cambiarán el mundo solos | Boletín 33 (2023)
13. Bhadrakumar sobre Níger
Bhadrakumar anailza las últimas novedades en Níger tras el golpe de estado y la amenaza de intervención de la CEDEAO.
https://www.indianpunchline.
Publicado el 17 de agosto de 2023 por M. K. BHADRAKUMAR
El legado colonial de Francia y las preocupaciones de seguridad de Estados Unidos se cruzan en Níger; los rusos a las puertas buscan nuevos cotos de caza
El golpe militar en Níger dura ya tres semanas. Los golpistas están consolidando su dominio, tras haberse impuesto en el juego de sombras con la Comunidad Económica de Estados de África Occidental [CEDEAO], respaldada por antiguas potencias coloniales que asolan este Estado de África Occidental, desesperadamente pobre y rico en riquezas minerales.
Las perspectivas de que el Presidente prooccidental de Níger, Mohamed Bazoum, sea restituido en su cargo parecen poco halagüeñas. Se trata de un árabe étnico con una pequeña base de poder en un país predominantemente africano, procedente de la tribu migrante Ouled Slimane, que tiene un historial de ser la quinta columna de Francia en la región del Sahel.
La CEDEAO perdió la iniciativa una vez que los golpistas desafiaron su plazo del 6 de agosto para liberar a Bazoum y restituirlo so pena de una acción militar.
El golpe de Estado en Níger ha sido un revés humillante también para Francia, y un terrible drama para el presidente Emmanuel Macron personalmente, ya que perdió a su mejor partidario en África por las políticas neocoloniales de Francia. Macron incitó a la CEDEAO a invadir Níger y rescatar a Bazoum. Malinterpretó la corriente que respaldaba el golpe y apostó a que los militares nigerinos se escindirían. Su reacción exagerada tuvo un efecto bumerán: de la noche a la mañana, los golpistas anularon los pactos militares con Francia. Y la animadversión latente hacia Francia se disparó, obligando a Macron a ceder el liderazgo a Washington.
No solo Francia, sino las potencias occidentales en general, no comprenden que los pueblos africanos tienen una mentalidad muy politizada, gracias a los violentos y encarnizados movimientos de liberación nacional. Como era de esperar, África no ha tardado en adaptarse al espacio que se le abre en el escenario multipolar para negociar con los antiguos amos coloniales.
El pasado lunes, el general Abdourahmane Tchiani, jefe titular del golpe, se negó a reunirse con la vicesecretaria de Estado en funciones de Estados Unidos, Victoria Nuland. Nuland y otros funcionarios estadounidenses pidieron ver a Bazoum en persona, pero esa petición también fue rechazada. En su lugar, Nuland tuvo que negociar con el comandante de las Fuerzas de Operaciones Especiales de Níger y uno de los líderes del golpe, el general de brigada Moussa Salaou Barmou, que ejerce de jefe de Defensa.
Curiosamente, Barmou había asistido a la Universidad de Defensa Nacional de Estados Unidos y se había formado en Fort Benning, en Georgia. Obviamente, la junta esperaba entablar relaciones con Washington. The Intercept ha revelado que Barmou no fue el único general nigeriano entrenado por Estados Unidos que participó en el golpe.
Dos semanas después del golpe de Níger, el Departamento de Estado todavía no ha facilitado una lista de los amotinados relacionados con Estados Unidos, pero otro funcionario estadounidense confirmó que hay «cinco personas que hemos identificado como que han recibido entrenamiento [militar estadounidense]». Es posible que Washington se esté guardando las cartas y esté manteniendo a los rusos a la expectativa.
Estados Unidos se enfrenta a una situación complicada en Níger. Sus prioridades son dos: una, bloquear cualquier movimiento ruso para que los combatientes Wagner sustituyan al contingente francés en Níger y, dos, mantener sus tres bases en Níger pase lo que pase. Si el gobierno de Biden no ha calificado formalmente de golpe de estado la toma del poder militar en Níger, es porque tal designación no permitirá más asistencia de seguridad a Níger, donde Estados Unidos tiene una presencia militar de 1.100 efectivos y, lo que es más importante, una base de aviones no tripulados, conocida como base aérea 201, cerca de Agadez, en el centro de Níger, construida con un coste de más de 100 millones de dólares, que se ha utilizado desde 2018 para operaciones en el Sahel.
Un informe de Reuters afirmó: »Uno de los funcionarios estadounidenses dijo que si los combatientes de Wagner aparecen en Níger no significaría automáticamente que las fuerzas estadounidenses tendrían que irse.» El funcionario dijo que un escenario en el que unas pocas docenas de fuerzas Wagner se asientan en la capital de Níger, Niamey, es poco probable que afecte a la presencia militar de EE.UU., pero «si miles de combatientes Wagner se extienden por todo el país, incluso cerca de Agadez, podrían surgir problemas debido a las preocupaciones de seguridad para el personal de EE.UU. … En cualquier caso, EE.UU. pondrá un listón alto para cualquier decisión de abandonar el país».
En este extraño juego de sombras entre Washington y Moscú, es posible que EEUU no presione para que la CEDEAO intervenga militarmente en Níger, no sea que su presencia militar en Níger se haga insostenible. Por supuesto, los golpistas de Niamey también han sido lo suficientemente inteligentes como para no exigir hasta ahora la retirada de las tropas estadounidenses de Níger.
Con este turbio telón de fondo, no sorprende el anuncio hecho el miércoles por el Departamento de Estado de Estados Unidos de que la nueva embajadora estadounidense en Níger, Kathleen FitzGibbon -anteriormente número dos de la embajada en Nigeria-, llegará a Niamey a finales de esta semana. Es una señal de la confianza de Washington en seguir comprometiéndose con la situación. El portavoz adjunto del Departamento de Estado, Vedant Patel, declaró a la prensa que no está previsto que la nueva embajadora presente sus credenciales a los líderes golpistas.
Mientras tanto, el Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana, órgano encargado de hacer cumplir las decisiones del bloque, se reunió el lunes en Addis Abeba y rechazó una propuesta de la CEDEAO sobre una intervención militar en Níger. Varios países miembros del sur y el norte de África se mostraron «ferozmente en contra de cualquier intervención militar».
En conjunto, estos acontecimientos han puesto a la CEDEAO en una situación difícil. Por si fuera poco, los golpistas han anunciado su intención de juzgar a Bazoum por «alta traición» y atentar contra la seguridad del Estado. Curiosamente, el régimen militar afirma haber «reunido las pruebas necesarias para procesar ante las autoridades nacionales e internacionales competentes al presidente derrocado y a sus cómplices locales y extranjeros».
Se acusa a Bazoum a raíz de sus intercambios posteriores al golpe con políticos de alto rango de África Occidental y «sus mentores internacionales», a quienes los golpistas acusan de hacer acusaciones falsas e intentar desbaratar una transición pacífica para justificar una intervención militar.
Estos acontecimientos, unidos a la creciente oposición interna en Nigeria, que actualmente encabeza la CEDEAO, han obligado al aparente presidente Bola Tinubu a cambiar su postura sobre la intervención militar. Una poderosa delegación nigeriana compuesta por altos clérigos islámicos viajó a Níger para entablar conversaciones con la junta, que rápidamente aceptó dialogar con la CEDEAO sobre el camino a seguir en el país. Con el paso del tiempo, la CEDEAO está perdiendo la iniciativa, lo que favorece a los golpistas.
Básicamente, aunque la mala gobernanza, la corrupción rampante, el aumento de la pobreza y la inseguridad han creado las condiciones para los golpes en la región del Sahel, un factor más profundo es la geopolítica del acceso a los recursos y su control. Las potencias extranjeras compiten por explorar y controlar los abundantes recursos minerales de las naciones de África Occidental.
Las crecientes tensiones en Níger y en toda la subregión se ven sin duda exacerbadas por la rivalidad geopolítica y económica entre Oriente y Occidente. El fantasma que acecha a África Occidental es que la guerra por poderes entre Rusia y Estados Unidos puede colarse fácilmente en África, donde los mercenarios rusos y las fuerzas especiales occidentales ya están destinados para nuevas misiones.