Miscelánea 23/1/2024

Del compañero y miembro de Espai Marx, Carlos Valmaseda.
1. Es por su bien.
2. La explicación de Hamás de la Operación Inundación Al-Aqsa.
3. Los dueños del cortijo.
4. Vergüenza en Ayodhya.
5. El monopolio en las industrias tecnológicas.
6. Nunca aceptarán dos estados.
7. Conferencia de prensa de Lavrov (observación de Joaquín Miras).
8. 2025

1. Es por su bien

Una muestra más de la hipocresía occidental. https://www.elsaltodiario.com/

Bombardeos compasivos

Suministramos las bombas, pero nos compadecemos de las víctimas que causan. Y luego nos sorprende que el Sur global considere hipócrita a Occidente.

Marco D’Eramo 18 ene 2024 05:35

Desde hace tres meses desayuno por las mañanas entre los escombros. Sorbo mi café con leche entre los gemidos de los heridos que salen de la televisión. En la cena, el tenedor lleno de verduras es ingerido junto a los niños despedazados por las bombas. Mujeres que gritan su desesperación me acompañan mientras pelo la manzana. Uno se pregunta si todos estos horrores no nos estarán engordando demasiado. ¡Sin darnos cuenta, todos nos hemos convertido en discípulos del chevalier de Dolmancé, el maestro de ceremonias al que Sade hace presidir la educación inmoral de Justine, cuando cierra La philosophie dans le boudoir (1795) con estas palabras inmortales: «Voilà une bonne journée! Je ne mange jamais mieux, je ne dors jamais plus en paix que quand je me suis suffisamment souillé dans le jour de ce que les sots appellent des crimes» [¡Ha sido realmente una jornada excelente! Jamás como mejor, jamás duermo con mayor paz que cuando me he refocilado lo suficiente durante el día en lo que los lerdos llaman crímenes].

Nos estamos acostumbrando a la bestialidad cotidiana. Luego nos preguntamos cómo los alemanes podían ignorar el genocidio que se perpetraba, a su alrededor. Nos deleitamos con el genocidio a temperatura ambiente. Nosotros, los inflexibles guardianes de los «valores de Occidente», los implacables defensores del «derecho internacional» que creamos «tribunales internacionales» para juzgar los «crímenes de guerra» (pero sólo de nuestros adversarios). Nos compadecemos realmente de «las víctimas civiles», lamentamos realmente las «muertes de inocentes». Nos apesadumbramos por los hospitales arrasados. Nos sentimos realmente apenados por esos desarrapados sin futuro, que asaltan los pocos camiones que llegan hasta ellos. Nos afligen las decenas de periodistas acribillados. Pero la «catástrofe humanitaria» no nos impide dormir por las noches, aunque la situación «se deteriore día a día».

La «catástrofe humanitaria» recuerda a la «emergencia climática». La desesperada impotencia de los trabajadores de la ONU y de las ONG entre los escombros de la Franja de Gaza no puede sino recordarnos a la de los activistas medioambientales empeñados en limpiar litorales interminables convertidos en inmensos cubos de basura repletos de plástico, unos y otros dispuestos a vaciar el océano con una cucharilla, incapaces de aliviar lo que, en cambio, querrían y deberían en realidad sanar. Simétricamente, cuando las meditabundas reuniones de las potencias mundiales se inclinan comprensivamente «ante el desastre humanitario» de Gaza, reproducen como clones las cumbres sobre la salvaguardia medioambiental. Del mismo modo que la voluntad de los gobiernos de reducir las emisiones de CO2 se expresa mediante la organización de cónclaves en las capitales de los mayores potentados petroleros del mundo a los que asisten 2.456 lobistas de las compañías de combustibles fósiles y al igual que los presidentes de las mayores compañías petroleras son llamados a presidir estas cumbres medioambientales, idénticamente en el caso de Gaza es el presidente de la potencia que el día de hoy ha organizado el consabido puente aéreo para enviar ilimitadamente armas a Israel quien pide a este país que actúe con moderación y no efectúe «bombardeos indiscriminados», todo ello en un contexto en el que, según la CNN, al menos 22.000 de las 29.000 bombas (guiadas o no) lanzadas sobre Gaza hasta el pasado 13 de diciembre han sido suministradas por Estados Unidos.

Asistimos en este caso a un «bombardeo compasivo», o parafraseando el «greenwashing» con el que ahora nos machacan todos los días en la televisión, a un «goodwashing». Suministramos las bombas, pero nos compadecemos de las víctimas que causan. Y luego nos sorprende que el Sur global considere hipócrita a Occidente. La hipocresía reside en los motivos declarados de Israel y sus partidarios. De hecho, sería menos grave que el gobierno israelí y Washington afirmaran que Israel tiene derecho a vengarse por el atroz ataque terrorista que ha sufrido. En parte porque desear vengarse tiene una antigua aunque poco gloriosa tradición, consagrada en la propia Biblia: «Ojo por ojo, diente por diente» y, podríamos añadir en este caso, «niño por niño». Y en parte porque la venganza define sus propios límites como tal: por definición, debe ser proporcional a la ofensa sufrida. Ahora, por el contrario, el ratio de esta arroja una proporción de casi veinte palestinos muertos por cada israelí muerto. Pero cuando se proclama que el objetivo no es la venganza, sino el derecho a la defensa, entonces se elude el problema de la magnitud, de la medida: se puede seguir matando ad libitum, porque Israel tan solo se está «defendiendo» con vehículos blindados y una total superioridad aérea frente a un enemigo que no dispone en absoluto de armamento pesado.

II. El problema radica en que hoy resulta imposible afirmar públicamente que una colectividad quiere vengarse. La venganza constituye el motor narrativo de una serie interminable de películas de acción (el pacífico ciudadano que se transforma en un feroz verdugo para vengar la masacre de su familia, de su amada esposa y de su prole inocente). Pero fuera de la gran y de la pequeña pantalla, la venganza se ha convertido en un sentimiento reprobable, literalmente indecible, reprimido en el discurso público. La cancelación inconsciente está en la raíz de lo que el sociólogo Pierre Bourdieu llama denegación. La denegación se ejerce, cuando las acciones sólo pueden realizarse si nos negamos a nosotros mismos que las estamos realizando. La negación puede ejercerse en campos relativamente inocentes como el mercado del arte: el artista sólo puede obtener recompensa económica por su obra, si cree sinceramente que está operando en nombre del desinterés gratuito del arte. Pero otros campos son mucho menos inocentes. El SS que vigila el lager de Auschwitz no puede hacer bien su trabajo, si cree que es una mierda humana que está exterminando inocentes. Dicho de otro modo: incluso el SS debe ser capaz de mirarse al espejo por la mañana mientras se afeita. Expresado en términos más amables: para ser realmente un buen carcelero, hay que haber asimilado y compartido la crítica foucaultiana de los sistemas disciplinarios.

Mi larga experiencia de contacto con dirigentes políticos, por mucho que haya sido esporádica y superficial, me permite decir que la hipótesis del cinismo (es decir, que los políticos son unos cínicos que mienten sabiendo que mienten) es a menudo demasiado laudatoria, les otorga un crédito excesivo: casi siempre los políticos acaban creyéndose la bullshit que cuentan. Por otra parte, en muchas situaciones engañarse a uno mismo es la única manera de no salir realmente destruido. Se trata de ese estadio en el que el hipócrita se miente a sí mismo hasta tal punto que ya no es consciente de su propia hipocresía. Realmente cree que posee las virtudes que finge tener, que defiende los valores que pisotea. Vemos aquí que la hipocresía es un comportamiento ineludible en muchas situaciones, porque nos permite reconciliarnos con lo cancelado inconscientemente y vivir con esa parte de nosotros mismos que no nos gusta, pero de la que no podemos prescindir. Y lo que vale en el ámbito personal, vale en el terreno de los valores, de la ideología, de lo que es socialmente decible y de lo que se convierte en impronunciable. La hipocresía se hace más necesaria, cuando tiene que justificarse ante la opinión pública. De hecho, puede decirse que el crecimiento del uso de la hipocresía es un fruto, un resultado de la formación de la opinión pública. Por eso la hipocresía se ha convertido en una herramienta indispensable en la política. Por eso, aunque la acusación de hipocresía de los poderosos es antigua y casi manierista, el término «hipocresía» aplicado a la política ha sido poco estudiado, circunscribiéndose a una condena moral y por ende a un criterio ajeno a la propia política. Tal vez haya llegado el momento de profundizar con más determinación en este término.

III. Aunque la definición lapidaria de La Rochefoucauld («L’hypocrisie est un hommage que le vice rend à la vertu» [La hipocresía es un homenaje que el vicio rinde a la virtud]) es más pertinente y convincente, comencemos por la más convencional que da el diccionario de la Real Academia Española: «Fingimiento de cualidades o sentimientos contarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan». El hipócrita no es, pues, un mentiroso genérico, ni un simple embustero. Los estafadores mienten, pero no son hipócritas. El Príncipe, tal y como lo describe Maquiavelo, miente todo el tiempo, pero no es un hipócrita. El espía que para recabar información finge no entender chino, disimula, pero no es un hipócrita (técnicamente la hipocresía es una subespecie de la simulación: se simula lo que no se es, se disimula lo que se es). Hipócrita es quien realiza actos inmorales pretendiendo defender la virtud, quien en nombre de la paz desata guerras, quien se erige en paladín de la democracia en el momento mismo en que la socava.

La expresión más lograda, más sarcástica, de esta actitud nos la ofrece A Modest Proposal, de Jonathan Swift: la continuación del título abre a un horizonte de reformas virtuosas: For preventing the children of poor people in Ireland, from being a burden on their parents or country, and for making them beneficial to the public [Para evitar que los hijos de los pobres de Irlanda sean una carga para sus padres o para el país, y para que sean beneficiosos para la ciudadanía]. Su propuesta encuentra «un método justo, barato y fácil de convertir a estos niños en miembros sanos y útiles de la Commonwealth»; este método tiene la gran ventaja «de que evitará esos abortos voluntarios y esa horrible práctica de las mujeres de asesinar a sus hijos bastardos, ¡ay! demasiado frecuente entre nosotros, sacrificando a los pobres bebés inocentes». Swift enuncia seriamente otras ventajas: su propuesta otorgaría «un gran aliciente al matrimonio, que todas las naciones sabias han fomentado mediante recompensas o impuesto mediante leyes y castigos. Aumentaría el cuidado y la ternura de las madres hacia sus hijos, dado que les garantizaría una solución de por vida para los pobres bebés» y «disminuiría consistentemente el número de papistas» además de restablecer las cuentas nacionales y la balanza comercial. Que la propuesta de Swift consista en vender los niños de un año como lechones o corderos para ser cocinados (en varias recetas) se convierte sólo en un detalle técnico, en una cuestión de viabilidad práctica. Por último, Swift nos asegura que lanza esta propuesta no por interés propio, ya que sus hijos hace tiempo que superaron el año de edad.

El humor negro de Swift no es un fin en sí mismo. Nos dice que lo que llamamos hipocresía no debe juzgarse con criterios morales, porque es precisamente así como la hipocresía desea ser entendida y juzgada, en el terreno de la ética. Y los estudios dedicados al tema, por ejemplo Political Hypocrisy (2008) de David Runciman, o The Virtues of Mendacity: On lying in Politics (2010) de Martin Jay, discuten si la hipocresía es buena o mala o en qué casos es buena y en cuáles es mala. La modesta propuesta implica, en cambio, que la hipocresía debe juzgarse por su éxito o su fracaso. ¿Y en qué consiste el éxito del comportamiento hipócrita? En conseguir que no se revele como tal. Una mentira es eficaz, si se toma como verdadera. La hipocresía es útil siempre y cuando no parezca hipócrita.

Aquí reside la utilidad de la «buena hipocresía»: que debe ofrecer una apariencia de verosimilitud. Como en la relación entre dos personas que se detestan, pero que en público se comportan como si se estimaran y se gustasen. La ficción se sostiene siempre que esté bien representada. Por otra parte, esta ficción aligera el ambiente y hace más vivible la interacción social: mejor una buena dosis de hipocresía que un mundo en el que la gente empieza a pegarse nada más que siente aborrecimiento por el prójimo. Cuando una tiranía pretende ser humana, no engaña a nadie si es ferozmente despótica: la pretensión de humanidad debe ir acompañada al menos de una pizca de humanidad.

IV. En este sentido, la hipocresía es un factor de civililidad (ésta es la conclusión de Martin Jay). La afirmación de que basta con que un régimen sea electivo para que se convierta automáticamente en democrático es claramente hipócrita. Como se desprende del relato de James Madison sobre los trabajos de redacción de la Constitución americana, los padres fundadores de Estados Unidos querían efectivamente establecer una república, pero en absoluto una democracia (recuérdese que durante gran parte del siglo XIX la palabra «democracia» tenía las mismas connotaciones subversivas y criminales que tiene hoy el término «terrorismo»). No basta con que una república sea electiva para que sea el pueblo el que detente el poder. Es una evidencia que salta a los ojos de todo el mundo: no hay más que echar un vistazo los estatutos de los bancos centrales a los que se garantiza la más estricta autonomía e «independencia» del poder político, es decir, del voto popular. Así pues, en estas repúblicas parlamentarias (o presidenciales) el pueblo tiene teóricamente el poder sobre todo excepto sobre las decisiones económicas más importantes, que son tomadas por un órgano «independiente» y «autónomo».

En realidad, el régimen electoral, con sus alternancias, constituye simplemente una limitación de armamentos en la lucha política: garantiza que quien pierda la contienda no acabe siendo arrojado al océano desde un avión (como hicieron los militares sudamericanos durante la década de 1970), o que el adversario no sea encerrado en la cárcel, sus bienes confiscados y su familia vendida como esclava, como ha ocurrido durante milenios en tantas sociedades humanas. De ahí el gran mérito de las repúblicas representativas: nos hacen abandonar el Estado hobbesiano. Nadie puede subestimar este hecho, sobre todo si ha sufrido encarcelamiento o persecución a causa de su disidencia.

El problema es que el tratado de limitación de armamentos sólo permanece en vigor mientras la lucha política se limite al enfrentamiento entre las distintas facciones del mismo bloque social dominante, mientras no se cuestione el dominio de ese bloque social. En cuanto se pone en peligro su poder, el tratado de limitación de armamentos (resultado de la votación «democrática») deja de aplicarse. Por eso se encerró a opositores en estadios en Chile o se les hizo desaparecer en Argentina, Uruguay y Brasil. La hipocresía del modelo «democrático» sale a la luz cuando su ficción, esto es, que «es el pueblo quien gobierna», no se sostiene. De hecho, se acusa de «socavar la democracia» a quienes no refrendan el tratado de limitación de armamentos políticos y, al mismo tiempo, el compromiso de garantizar la permanencia en el poder del mismo bloque social dominante.

El mismo razonamiento puede aplicarse a la expresión «imperialismo humanitario». Para ser convincente debe proporcionar al menos algún tipo de ayuda, aliviar alguna penuria, del mismo modo que la república electiva debe conceder al «pueblo» una esfera, por estrecha, secundaria e irrelevante que sea, en el que realmente es capaz de decidir. Pero en el caso del «imperialismo» se añade una complicación ulterior para la hipocresía «humanitaria». Y es que esta «narrativa» (el término ya muestra su lado fabulador) debe ser convincente para dos públicos diferentes. En palabras de Erwin Goffmann, este discurso tiene que persuadir a dos audiencias distintas: uno es el público de los imperialistas (persuadiéndoles así de que merece la pena invertir recursos, dinero y poder en esta misión «imperial humanitaria»); el otro es el público de los súbditos del imperio, que deben ser convencidos de que el poder al que están sometidos es el mejor de todos los imperios posibles, el más humano, el que más alivia la pobreza y el sufrimiento.

En algunos casos, estas dos representaciones son incompatibles. Cuando a finales del siglo XIX Gladstone hablaba de «imperialismo liberal» (el progenitor del «imperialismo humanitario»), sonaba convincente a los oídos británicos, porque les hacía sentirse bien, orgullosos de soportar la inmensa carga de civilizar a unos súbditos ingratos, como expresaba el estremecimiento desasosegado de Rudyard Kipling en su poema The Burden of the White Man [La carga del hombre blanco] publicado en 1899. Ciertamente todo ello no convenció a los indios y otros pueblos colonizados, que eran exterminados por las hambrunas artificiales inducidas por el colonialismo, magníficamente presentadas por Mike Davis.

En otros casos, la ficción de que el imperio gestionaba el poder en beneficio de los países subalternos resulta más convincente, al menos durante un tiempo. Después de la Segunda Guerra Mundial y durante toda la Guerra Fría, Estados Unidos garantizó una prosperidad sin precedentes a sus vasallos para asegurarse su lealtad y evitar deserciones. De hecho, hicieron todo lo posible para que las marcas fronterizas del imperio (Corea del Sur, Alemania, Japón, Italia) experimentaran un auténtico milagro económico. Se llegó incluso a teorizar la estrategia de las «success stories at the borders» [historias de éxito en las fronteras]. Pero en cuanto terminó la Guerra Fría, esta narrativa empezó a resquebrajarse. Hace más de treinta años que los PIB de Japón e Italia no crecen en términos reales ni una décima, mientras el rostro hosco del imperio ha empezado a mostrarse a través del chantaje de la deuda, del uso de sanciones y del recurso cada vez más frecuente y cada vez más inmediato a las armas.

V. Resulta obvio que la narración del Estado de Israel se dirige también a públicos claramente distintos. Esta narración nunca se ha dirigido a los palestinos, quienes, et pour cause, la han rechazado por siempre y jamás teniendo en mente la Nakba de 1948 y la matanza de a Sabra y Shatila en 1982, las guerras de 1967 y 1973 y las dos Intifadas hasta llegar al día de hoy.

Un segundo público es el del G7: es decir, incluye a toda esa parte de la humanidad implicada, de un modo u otro, en la Shoah. Es el público que durante las décadas de 1950 y 1960 admiraba la vocación socialista de los kibutz. El caso más ejemplar es el de Alemania, donde la interiorización de la culpabilidad hitleriana condujo, como escribe Moshe Zimmermann, a la paradoja de que el Holocausto se convirtiera en una eficaz herramienta de relaciones públicas para los alemanes:

Los alemanes descubrieron otra sorprendente ventaja de relacionarse con el Holocausto como parte de su presente en proceso evolución: la intensa labor de memoria y arrepentimiento y la omnipresencia del recuerdo del Holocausto (por ejemplo, las Stolpersteine, esto es, las piedras conmemorativas del judeocidio del artista alemán Gunter Demnig, o la conmemoración de la Kristallnacht el 9 de noviembre de cada año) son interpretadas por los observadores de esta sociedad como claros signos de fortaleza, respetabilidad y honestidad. Incluso en China existe una admiración generalizada por Alemania por mor de su política de “superación del pasado” y reconciliación con las víctimas históricas de los alemanes, los judíos. Los chinos desean, pues, que Japón se comporte del mismo modo con China, Corea o cualquier otra víctima de la beligerancia japonesa exhibida durante la primera mitad del siglo XX. En otras palabras, por paradójico que parezca, el Holocausto es en la actualidad un instrumento de buenas relaciones públicas para los alemanes.
El tercer público son los propios israelíes y la diáspora, en particular la estadounidense, que es la mayor y la más poderosa. Aquí, la narración del Holocausto tiene otro objetivo: «La aceptación de la conexión monocausal entre antisemitismo y Holocausto no sólo respalda el argumento de que las críticas a las políticas israelíes deben categorizarse automáticamente como antisemitismo, sino que el resultado de esas críticas está predestinado a reeditar la perpetración de otro Holocausto» (Zimmermann).

La crisis actual no hace más que exponer la hipocresía subyacentes a tales narraciones. En cierto modo, esta hipocresía se está desvelando, porque ha dejado de ser suficientemente hipócrita, porque detrás del derecho a la defensa ha mostrado el despiadado derecho a la venganza infinita. Los palestinos recordarán durante siglos el intento en curso de cancelación de la faz de la tierra de todo un pueblo. Tanto para los judíos de la diáspora como para los israelíes será difícil de ahora en delante considerarse a sí mismos como descendientes de los «justos»: recuerdo lo mucho que me conmovió la novela de André Schwarz-Bart El último de los justos (1959) (tanto más dado que mi madre había estado internada en Dachau), pero hoy, precisamente cuando la ferocidad del ataque de Hamás podría volver a justificar el uso del Holocausto del que habla Zimmermann, la sanguinaria reacción israelí ha puesto en entredicho la legitimidad de este tipo de defensa de Israel. Los alemanes se ven obligados a preguntarse si la tesis, enunciada por Angela Merkel, de que la existencia de Israel constituye la Staatraison [razón de Estado] del Estado federal alemán, sigue sosteniéndose bajo las bombas de Gaza. Y quizá hoy los occidentales, y no sólo los alemanes, deberían empezar a preguntarse por qué demonios, casi ochenta años después, son los palestinos quienes tienen que pagar por los crímenes de Hitler.

Sidecar

Artículo original: Denegation publicado por Sidecar, blog de la New Left Review y traducido con permiso expreso por El Salto. Véase Alexander Zevin, «Gaza and New York», NLR 144.

2. La explicación de Hamás de la Operación Inundación Al-Aqsa

A través de este tuit he visto un documento en el que Hamás explica sus objetivos el 7 de octubre y su visión del desarrollo de los acontecimientos ese día, más sus propuestas de futuro. Os paso también el documento en inglés en PDF

https://twitter.com/

Nuestra Narrativa… Operación Inundación Al-Aqsa
En el nombre de Alá, el Clemente, el Misericordioso
Nuestro firme pueblo palestino
Las naciones árabes e islámicas;
Los pueblos libres de todo el mundo y quienes abogan por la libertad, la justicia y la dignidad humana

A la luz de la actual agresión israelí contra la Franja de Gaza y Cisjordania, y mientras nuestro pueblo continúa su batalla por la independencia, la dignidad y la liberación de la ocupación más larga de la historia, durante la cual ha dado las mejores muestras de valentía y heroísmo al enfrentarse a la maquinaria asesina y a la agresión israelíes. Quisiéramos aclarar a nuestro pueblo y a los pueblos libres del mundo la realidad de lo ocurrido el 7 de octubre, los motivos que hay detrás, su contexto general relacionado con la causa palestina, así como una refutación a las acusaciones israelíes y poner los hechos en perspectiva.
Primero:
¿Por qué la Operación Inundación de Al-Aqsa?

1. La batalla del pueblo palestino contra la ocupación y el colonialismo no comenzó el 7 de octubre, sino que empezó hace 105 años, incluyendo 30 años de colonialismo británico y 75 años de ocupación sionista. En 1918, el pueblo palestino poseía el 98,5% de la tierra de Palestina y representaba el 92% de la población de la tierra de Palestina. Mientras que los judíos, que fueron llevados a Palestina en campañas de inmigración masiva en coordinación entre las autoridades coloniales británicas y el Movimiento Sionista, consiguieron hacerse con el control de no más del 6% de las tierras de Palestina y ser el 31% de la población antes de 1948, cuando se anunció la Entidad Sionista en la tierra histórica de Palestina. En aquel momento, se negó al pueblo palestino el derecho a la autodeterminación y las bandas sionistas emprendieron una campaña de limpieza étnica contra el pueblo palestino con el objetivo de expulsarlo de sus tierras y zonas. Como resultado, las bandas sionistas se hicieron con el control por la fuerza del 77% de la tierra de Palestina, donde expulsaron al 57% del pueblo palestino y destruyeron más de 500 pueblos y ciudades palestinas, y cometieron docenas de masacres contra los palestinos que culminaron con el establecimiento de la Entidad Sionista en 1948. Además, como continuación de la agresión, las fuerzas israelíes ocuparon en 1967 el resto de Palestina, incluyendo Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén, además de territorios árabes alrededor de Palestina.
2. Durante estas largas décadas, el pueblo palestino sufrió todas las formas de opresión, injusticia, expropiación de sus derechos fundamentales y las políticas de apartheid. La Franja de Gaza, por ejemplo, sufrió a partir de 2007 un bloqueo asfixiante durante 17 años que la convirtió en la mayor prisión al aire libre del mundo. El pueblo palestino de Gaza también sufrió cinco agresiones de guerra destructivas, en todas las cuales «Israel» fue la parte ofensiva. El pueblo de Gaza en 2018 también inició las manifestaciones de la Gran Marcha del Retorno para protestar pacíficamente contra el bloqueo israelí, sus condiciones humanitarias de miseria y para exigir su derecho al retorno. Sin embargo, las fuerzas de ocupación israelíes respondieron a estas protestas con una fuerza brutal por la que murieron 360 palestinos y otros 19.000 resultaron heridos, entre ellos más de 5.000 niños, en cuestión de pocos meses.
3. Según cifras oficiales, en el periodo comprendido entre (enero de 2000 y septiembre de 2023), la ocupación israelí mató a 11.299 palestinos e hirió a otros 156.768, la gran mayoría de ellos civiles. Lamentablemente, la administración estadounidense y sus aliados no prestaron atención al sufrimiento del pueblo palestino en los últimos años, sino que dieron cobertura a la agresión israelí. Se limitaron a lamentar la muerte de los soldados israelíes el 7 de octubre, incluso sin buscar la verdad de lo ocurrido, y se escudaron erróneamente en la narrativa israelí al condenar un supuesto ataque contra civiles israelíes. La administración estadounidense proporcionó el apoyo financiero y militar a las masacres de la ocupación israelí contra los civiles palestinos y la brutal agresión a la Franja de Gaza, y aún así los funcionarios estadounidenses siguen ignorando lo que las fuerzas de ocupación israelíes cometen en Gaza de asesinatos en masa.
4. Las violaciones y la brutalidad israelíes fueron documentadas por muchas organizaciones de la ONU y grupos internacionales de derechos humanos, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, e incluso documentadas por grupos israelíes de derechos humanos. Sin embargo, estos informes y testimonios fueron ignorados y la ocupación israelí aún no ha rendido cuentas. Por ejemplo, el 29 de octubre de 2021, el embajador de Israel ante la ONU, Gilad Erdan, insultó al sistema de la ONU al romper un informe para el Consejo de Derechos Humanos de la ONU durante un discurso ante la Asamblea General, y lo arrojó a un cubo de basura antes de abandonar el estrado. Aun así, fue nombrado al año siguiente -2022- vicepresidente de la Asamblea General de la ONU.
5. La administración estadounidense y sus aliados occidentales siempre han tratado a Israel como un Estado por encima de la ley; le proporcionan la cobertura necesaria para seguir prolongando la ocupación y reprimiendo al pueblo palestino, y también permiten que «Israel» explote esta situación para expropiar más tierras palestinas y judaizar sus santuarios y lugares sagrados. A pesar de que la ONU había emitido más de 900 resoluciones en los últimos 75 años a favor del pueblo palestino, «Israel» se negó a acatar ninguna de estas resoluciones, y el VETO de EE.UU. siempre estuvo presente en el Consejo de Seguridad de la ONU para impedir cualquier condena a las políticas y violaciones de «Israel». Por eso vemos a EE.UU. y a otros países occidentales cómplices y socios de la ocupación israelí en sus crímenes y en el continuo sufrimiento del pueblo palestino.
6. En cuanto al «proceso de solución pacífica». A pesar de que los Acuerdos de Oslo firmados en 1993 con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) estipulaban el establecimiento de un Estado palestino independiente en Cisjordania y la Franja de Gaza, «Israel» destruyó sistemáticamente toda posibilidad de establecer el Estado palestino mediante una amplia campaña de construcción de asentamientos y judaización de las tierras palestinas en Cisjordania y Jerusalén ocupadas. Después de 30 años, los partidarios del proceso de paz se dieron cuenta de que habían llegado a un punto muerto y de que dicho proceso tenía resultados catastróficos para el pueblo palestino.
Los funcionarios israelíes confirmaron en varias ocasiones su rechazo absoluto a la creación de un Estado palestino. Apenas un mes antes de la Operación Inundación de Al-Aqsa, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, presentó un mapa del llamado «Nuevo Oriente Próximo», en el que «Israel» se extendía desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo, incluyendo Cisjordania y Gaza. El mundo entero en ese podio de la Asamblea General de la ONU guardó silencio ante su discurso lleno de arrogancia e ignorancia hacia los derechos del pueblo palestino.
7. Después de 75 años de implacable ocupación y sufrimiento, y después de fracasar todas las iniciativas de liberación y retorno a nuestro pueblo, y también después de los desastrosos resultados del llamado proceso de paz, ¿qué esperaba el mundo del pueblo palestino en respuesta a lo siguiente:
◦ Los planes israelíes de judaización de la bendita mezquita de Al-Aqsa, sus intentos de división temporal y espacial, así como la intensificación de las incursiones de los colonos israelíes en la santa mezquita.
◦ Las prácticas del gobierno extremista y derechista israelí que prácticamente está dando pasos hacia la anexión de toda Cisjordania y Jerusalén a la llamada «soberanía de Israel» en medio de los planes sobre la mesa oficial israelí de expulsar a los palestinos de sus hogares y zonas.
◦ Los miles de detenidos palestinos en cárceles israelíes que sufren la privación de sus derechos básicos así como agresiones y humillaciones bajo la supervisión directa del ministro fascista israelí Itamar Ben-Gvir.
◦ El injusto bloqueo aéreo, marítimo y terrestre impuesto a la Franja de Gaza desde hace 17 años.
◦ La expansión de los asentamientos israelíes por Cisjordania en un nivel sin precedentes, así como la violencia cotidiana perpetrada por los colonos contra los palestinos y sus propiedades.
◦ Los siete millones de palestinos que viven en condiciones extremas en campos de refugiados y otras zonas y que desean regresar a sus tierras, y que fueron expulsados hace 75 años.
◦ El fracaso de la comunidad internacional y la complicidad de las superpotencias para impedir la creación de un Estado palestino.
¿Qué se esperaba del pueblo palestino después de todo eso? ¡Que siguiera esperando y que siguiera contando con la impotente ONU! O que tomara la iniciativa en la defensa del pueblo, las tierras, los derechos y las santidades palestinas; sabiendo que el acto de defensa es un derecho consagrado en las leyes, normas y convenciones internacionales.
Partiendo de lo anterior, la Operación Inundación de Al-Aqsa del 7 de octubre fue un paso necesario y una respuesta normal para hacer frente a todas las conspiraciones israelíes contra el pueblo palestino y su causa. Fue un acto defensivo en el marco de deshacerse de la ocupación israelí, reclamando los derechos palestinos y en el camino hacia la liberación y la independencia como hicieron todos los pueblos del mundo.
Segundo
Los acontecimientos de la Operación Inundación de Al-Aqsa y las respuestas a las acusaciones israelíes

A la luz de las acusaciones y alegaciones fabricadas por Israel sobre la Operación Inundación de Al-Aqsa del 7 de octubre y sus repercusiones, en el Movimiento de Resistencia Islámica – Hamás aclaramos lo siguiente:
1. La operación «Inundación de Al-Aqsa» del 7 de octubre tuvo como objetivo los emplazamientos militares israelíes y pretendía detener a los soldados del enemigo para presionar a las autoridades israelíes para que liberaran a los miles de palestinos detenidos en cárceles israelíes mediante un acuerdo de intercambio de prisioneros. Por lo tanto, la operación se centró en destruir la División Gaza del ejército israelí, los emplazamientos militares israelíes estacionados cerca de los asentamientos israelíes alrededor de Gaza.
2. Evitar dañar a civiles, especialmente a niños, mujeres y ancianos, es un compromiso religioso y moral de todos los combatientes de las Brigadas Al-Qassam. Reiteramos que la resistencia palestina estuvo plenamente disciplinada y comprometida con los valores islámicos durante la operación y que los combatientes palestinos sólo atacaron a los soldados de ocupación y a quienes portaban armas contra nuestro pueblo. Mientras tanto, los combatientes palestinos se esforzaron por evitar dañar a los civiles a pesar de que la resistencia no posee armas precisas. Además, si hubo algún caso de atentado contra civiles, ocurrió accidentalmente y en el transcurso del enfrentamiento con las fuerzas de ocupación.
Desde su creación en 1987, el Movimiento Hamás se comprometió a evitar daños a civiles. Después de que en 1994 el criminal sionista Baruch Goldstein cometiera una masacre contra fieles palestinos en la mezquita de Al-Ibrahimi, en la ciudad ocupada de Hebrón, el Movimiento Hamás anunció una iniciativa para evitar que todas las partes se cebaran con los civiles, pero la ocupación israelí la rechazó e incluso no hizo ningún comentario al respecto. El Movimiento Hamás también repitió estos llamamientos en varias ocasiones, pero recibió oídos sordos por parte de la ocupación israelí, que continuó con sus ataques deliberados y asesinatos de civiles palestinos.
3. Es posible que se produjeran algunos fallos durante la ejecución de la Operación Inundación Al-Aqsa debido al rápido colapso del sistema militar y de seguridad israelí, y al caos provocado a lo largo de las zonas fronterizas con Gaza.
Como han atestiguado muchos, el Movimiento Hamás trató de forma positiva y amable a todos los civiles que han estado retenidos en Gaza, y trató desde los primeros días de la agresión de liberarlos, y eso es lo que ocurrió durante la tregua humanitaria de una semana de duración, en la que esos civiles fueron liberados a cambio de liberar a mujeres y niños palestinos de las cárceles israelíes.
4. Lo que la ocupación israelí promovió de alegaciones de que las Brigadas Al-Qassam el 7 de octubre estaban atacando a civiles israelíes no son más que completas mentiras e invenciones. La fuente de estas alegaciones es la narrativa oficial israelí y ninguna fuente independiente probó ninguna de ellas. Es bien sabido que la narrativa oficial israelí siempre ha tratado de demonizar a la resistencia palestina, al tiempo que legalizaba su brutal agresión contra Gaza.
He aquí algunos detalles que van en contra de las acusaciones israelíes:
◦ Los vídeos grabados ese día -7 de octubre-, junto con los testimonios de los propios israelíes que se hicieron públicos más tarde, demostraron que los combatientes de las Brigadas Al-Qassam no atacaron a civiles, y que muchos israelíes murieron a manos del ejército y la policía israelíes debido a su confusión.
◦ También se ha refutado firmemente la mentira de los «40 bebés decapitados» por los combatientes palestinos, e incluso fuentes israelíes desmintieron esta mentira. Lamentablemente, muchas de las agencias de medios occidentales adoptaron esta acusación y la promovieron.
La sugerencia de que los combatientes palestinos violaron a mujeres israelíes fue totalmente desmentida, incluso por el movimiento Hamás. Un informe del sitio web de noticias Mondoweiss del 1 de diciembre de 2023, entre otros, dijo que no hay ninguna prueba de la «violación masiva» supuestamente perpetrada por miembros de Hamás el 7 de octubre y que Israel utilizó tal alegación «para alimentar el genocidio en Gaza.»
◦ Según dos informes del diario israelí Yedioth Ahronoth del 10 de octubre y del diario Haaretz del 18 de noviembre, un helicóptero militar israelí mató a muchos civiles israelíes, especialmente a los que estaban en el festival de música Nova, cerca de Gaza, donde murieron 364 civiles israelíes. Según los dos informes, los combatientes de Hamás llegaron a la zona
del festival sin conocimiento previo del mismo, donde el helicóptero israelí abrió fuego tanto contra los combatientes de Hamás como contra los participantes en el festival. El Yedioth Ahronoth dijo también que el ejército israelí, para impedir nuevas infiltraciones desde Gaza y evitar que los combatientes palestinos detuvieran a ningún israelí, atacó más de 300 objetivos en zonas que rodean la Franja de Gaza.
◦ Otros testimonios israelíes confirmaron que las incursiones del ejército israelí y las operaciones de los soldados mataron a muchos cautivos israelíes y a sus captores. El ejército de ocupación israelí bombardeó las casas de los asentamientos israelíes en cuyo interior se encontraban combatientes palestinos e israelíes, en una clara aplicación de la famosa «Directiva Aníbal» del ejército israelí, que dice claramente
que «mejor un rehén civil o soldado muerto que cogido vivo» para evitar comprometerse en un canje de prisioneros con la resistencia palestina.
◦ Además, las autoridades de ocupación revisaron el número de sus soldados y civiles muertos de 1.400 a 1.200, tras descubrir que 200 cadáveres quemados habían pertenecido a los combatientes palestinos muertos y mezclados con cadáveres israelíes. Esto significa
que el que mató a los combatientes es el que mató a los israelíes, sabiendo que sólo el ejército israelí posee aviones militares que mataron, quemaron y destruyeron zonas israelíes el 7 de octubre.
◦ Las fuertes incursiones aéreas israelíes por Gaza que provocaron la muerte de casi 60 cautivos israelíes también demuestran que a la ocupación israelí no le importa la vida de sus cautivos en Gaza.
5. También es un hecho que varios colonos israelíes de los asentamientos alrededor de Gaza estaban armados y se enfrentaron a combatientes palestinos el 7 de octubre. Esos colonos fueron registrados como civiles mientras que el hecho es que eran hombres armados que luchaban junto al ejército israelí.
6. Al hablar de civiles israelíes, hay que saber que el servicio militar obligatorio se aplica a todos los israelíes mayores de 18 años -varones que cumplieron 32 meses de servicio militar y mujeres que cumplieron 24 meses-, donde todos pueden portar y usar armas. Esto se basa en la teoría de seguridad israelí de un «pueblo armado» que convirtió a la entidad israelí en «un ejército con un país adjunto.»
7. La brutal matanza de civiles es un enfoque sistemático de la entidad israelí, y uno de los medios para humillar al pueblo palestino. La matanza masiva de palestinos en Gaza es una prueba clara de dicho enfoque.
8. El canal de noticias Al Jazeera dijo en un documental que en un mes de la agresión israelí a Gaza, la media diaria de asesinatos de niños palestinos en Gaza fue de 136, mientras que la media de asesinatos de niños en Ucrania -en el curso de la guerra ruso-ucraniana- fue de un niño cada día.
9. Los que defienden la agresión israelí no analizan los acontecimientos de manera objetiva, sino que justifican la matanza israelí de palestinos diciendo que habría víctimas entre los civiles al atacar a los combatientes de Hamás. Sin embargo, no utilizarían tal suposición cuando se trata del suceso de la inundación de Al-Aqsa el 7 de octubre.
10. Confiamos en que cualquier investigación justa e independiente demostrará la veracidad de nuestro relato y demostrará la magnitud de las mentiras y la información engañosa de la parte israelí. Esto incluye también las acusaciones israelíes relativas a los hospitales de Gaza de que la resistencia palestina los utilizaba como centros de mando; una acusación que no fue probada y fue refutada por informes de muchas agencias de prensa occidentales.
En tercer lugar
Hacia una investigación transparente

1. Palestina es un Estado miembro de la Corte Penal Internacional (CPI) y se adhirió a su Estatuto de Roma en 2015. Cuando Palestina pidió que se investigaran los crímenes de guerra israelíes cometidos en sus territorios, se encontró con la intransigencia y el rechazo israelíes, y con amenazas de castigar a los palestinos por la petición a la CPI. También es lamentable mencionar que algunas grandes potencias, que afirman defender los valores de la justicia, se pusieron completamente del lado de la narrativa de la ocupación y se opusieron a los movimientos palestinos en el sistema de justicia internacional. Estas potencias quieren mantener a «Israel» como Estado por encima de la ley y asegurarse de que escapa a la responsabilidad y a la rendición de cuentas.
2. Instamos a estos países, especialmente a la administración estadounidense, Alemania, Canadá y el Reino Unido, a que, si su intención es que prevalezca la justicia como afirman, anuncien su apoyo al curso de la investigación de todos los crímenes cometidos en la Palestina ocupada y presten todo su apoyo a los tribunales internacionales para que hagan efectivamente su trabajo.
3. A pesar de tener dudas de que estos países estén al lado de la justicia, seguimos instando al Fiscal de la CPI y a su equipo a que acudan inmediata y urgentemente a la Palestina ocupada para investigar los crímenes y violaciones cometidos allí, en lugar de limitarse a observar la situación a distancia o estar sujetos a las restricciones israelíes.
4. En diciembre de 2022, cuando la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución solicitando la opinión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre las consecuencias legales de la ocupación ilegal por parte de «Israel» de los territorios palestinos, aquellos (pocos) países que respaldan a «Israel» anunciaron su rechazo a la medida que fue aprobada por casi 100 países. Y cuando nuestro pueblo – y sus grupos legales y de derechos – trataron de perseguir a los criminales de guerra israelíes ante los tribunales de los países europeos – a través del sistema de jurisdicción universal – los regímenes europeos obstruyeron los movimientos a favor de que los criminales de guerra israelíes siguieran libres.
5. Hay que situar los acontecimientos del 7 de octubre en su contexto más amplio y evocar todos los casos de lucha contra el colonialismo y la ocupación en nuestra época contemporánea. Estas experiencias de lucha demuestran que al mismo nivel de opresión cometido por el ocupante; habría una respuesta equivalente por parte del pueblo bajo ocupación.
6. El pueblo palestino y los pueblos de todo el mundo se dan cuenta de la escala de mentiras y engaños que estos gobiernos que respaldan la narrativa israelí practican en sus intentos por justificar su ciega parcialidad y encubrir los crímenes israelíes. Estos países conocen las causas profundas del conflicto, que son la ocupación y la negación del derecho del pueblo palestino a vivir con dignidad en sus tierras. Estos países no muestran ningún interés por la continuación del injusto bloqueo sobre millones de palestinos en Gaza, y tampoco muestran ningún interés por los miles de detenidos palestinos en cárceles israelíes recluidos en condiciones en las que se les niegan en su mayoría sus derechos básicos.
7. Saludamos a las personas libres del mundo de todas las religiones, etnias y orígenes que se reúnen en todas las capitales y ciudades del mundo para expresar su rechazo a los crímenes y masacres israelíes, y para mostrar su apoyo a los derechos del pueblo palestino y a su justa causa.
Cuarto
Un recordatorio al mundo, ¿quién es Hamás?
1. El Movimiento de Resistencia Islámica «Hamás» es un movimiento islámico palestino de liberación nacional y resistencia. Su objetivo es liberar Palestina y enfrentarse al proyecto sionista. Su marco de referencia es el Islam, que determina sus principios, objetivos y medios. Hamás rechaza la persecución de cualquier ser humano o el menoscabo de sus derechos por motivos nacionalistas, religiosos o sectarios.
2. Hamás afirma que su conflicto es con el proyecto sionista y no con los judíos a causa de su religión. Hamás no libra una lucha contra los judíos porque sean judíos, sino que libra una lucha contra los sionistas que ocupan Palestina. Sin embargo, son los sionistas quienes identifican constantemente el judaísmo y a los judíos con su propio proyecto colonial y su entidad ilegal.
3. El pueblo palestino siempre ha estado en contra de la opresión, la injusticia y la comisión de masacres contra civiles, independientemente de quién las cometa. Y basándonos en nuestros valores religiosos y morales, manifestamos claramente nuestro rechazo a lo que los judíos fueron expuestos por la Alemania nazi. A este respecto, recordamos que el problema judío era en esencia un problema europeo, mientras que el entorno árabe e islámico fue -a lo largo de la historia- un refugio seguro para el pueblo judío y para otros pueblos de otras creencias y etnias. El entorno árabe e islámico fue un ejemplo de coexistencia, interacción cultural y libertades religiosas. El conflicto actual es causado por el comportamiento agresivo sionista y su alianza con las potencias coloniales occidentales; por lo tanto, rechazamos la explotación del sufrimiento judío en Europa para justificar la opresión contra nuestro pueblo en Palestina.
4. El Movimiento Hamás, de acuerdo con las leyes y normas internacionales, es un movimiento de liberación nacional que tiene unos objetivos y una misión claros. Obtiene su legitimidad para resistir a la ocupación del derecho palestino a la autodefensa, la liberación y la autodeterminación. Hamás siempre ha querido limitar su lucha y resistencia a la ocupación israelí en el territorio palestino ocupado, pero la ocupación israelí no lo ha respetado y ha cometido masacres y asesinatos contra los palestinos fuera de Palestina.
5. Subrayamos que resistir a la ocupación con todos los medios, incluida la resistencia armada, es un derecho legitimado por todas las normas, las religiones divinas, las leyes internacionales, incluidos los Convenios de Ginebra y su primer protocolo adicional y las resoluciones de la ONU relacionadas, por ejemplo, la Resolución 3236 de la Asamblea General de la ONU, adoptada por la 29ª sesión de la Asamblea General el 22 de noviembre de 1974, que afirmó los derechos inalienables del pueblo palestino en Palestina, incluido el derecho a la autodeterminación y el derecho a regresar a «sus hogares y propiedades de donde fueron expulsados, desplazados y desarraigados.»
6. Nuestro firme pueblo palestino y su resistencia están librando una heroica batalla para defender su tierra y sus derechos nacionales contra la más larga y brutal ocupación colonial. El pueblo palestino se enfrenta a una agresión israelí sin precedentes que cometió atroces masacres contra civiles palestinos, en su mayoría niños y mujeres. En el curso de la agresión a Gaza, la ocupación israelí privó a nuestro pueblo de Gaza de alimentos, agua, medicinas y combustible, y simplemente lo privó de todos los medios de vida. Mientras tanto, los aviones de guerra israelíes atacaron salvajemente todas las infraestructuras y edificios públicos de Gaza, incluidas escuelas, universidades, mezquitas, iglesias y hospitales, en una clara señal de limpieza étnica destinada a expulsar al pueblo palestino de Gaza. Sin embargo, los partidarios de la ocupación israelí no hicieron nada más que mantener el genocidio en curso contra nuestro pueblo.
7. El uso por parte de la ocupación israelí del pretexto de la «autodefensa» para justificar su opresión contra el pueblo palestino es un proceso de mentira, engaño y tergiversación de los hechos. La entidad israelí no tiene derecho a defender sus crímenes y su ocupación, sino que es el pueblo palestino quien tiene ese derecho para obligar al ocupante a poner fin a la ocupación. En 2004, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) emitió una opinión consultiva en el caso relativo a las «Consecuencias jurídicas de la construcción de un muro en el territorio palestino ocupado» en la que afirmaba que «Israel» -la brutal fuerza de ocupación- no puede ampararse en el derecho de legítima defensa para construir dicho muro en territorio palestino. Además, según el derecho internacional, Gaza sigue siendo un territorio ocupado, por lo que las justificaciones para llevar a cabo la agresión contra Gaza carecen de fundamento y de capacidad jurídica, así como de la esencia de la idea de legítima defensa.
Quinto
¿Qué se necesita?
La ocupación es ocupación independientemente de cómo se describa o denomine a sí misma, y sigue siendo una herramienta para quebrar la voluntad de los pueblos y seguir oprimiéndolos. Por otro lado, las experiencias de los pueblos a lo largo de la historia sobre cómo romper con la ocupación y el colonialismo confirman que la resistencia es el enfoque estratégico y el único camino hacia la liberación y el fin de la ocupación. ¿Se ha liberado alguna nación de la ocupación sin lucha, resistencia o sacrificio?
Los imperativos humanitarios, éticos y jurídicos obligan a todos los países del mundo a respaldar la resistencia del pueblo palestino y a no actuar en connivencia con él. Se supone que deben hacer frente a los crímenes y agresiones de la ocupación, así como apoyar la lucha del pueblo palestino para liberar sus tierras y ejercer su derecho a la autodeterminación como todos los pueblos del mundo. Basándonos en ello, pedimos lo siguiente
1. El cese inmediato de la agresión israelí sobre Gaza, los crímenes y la limpieza étnica cometidos contra toda la población de Gaza, abrir los cruces y permitir la entrada de la ayuda humanitaria en Gaza incluyendo las herramientas de reconstrucción.
2. Responsabilizar jurídicamente a la ocupación israelí por el sufrimiento humano que ha causado al pueblo palestino, y acusarla de los crímenes que ha cometido contra civiles, infraestructuras, hospitales, centros educativos, mezquitas e iglesias.
3. El apoyo a la resistencia palestina frente a la ocupación israelí con todos los medios posibles como un derecho legitimado por las leyes y normas internacionales.
4. Hacemos un llamamiento a los pueblos libres de todo el mundo, especialmente a aquellas naciones que fueron colonizadas y que son conscientes del sufrimiento del pueblo palestino, para que adopten posiciones serias y efectivas contra las políticas de doble rasero adoptadas por las potencias que respaldan la ocupación israelí. Llamamos a estas naciones a iniciar un movimiento global de solidaridad con el pueblo palestino y a enfatizar los valores de justicia e igualdad y el derecho de los pueblos a vivir en libertad y dignidad.
5. Las superpotencias, especialmente EE.UU., el Reino Unido y Francia entre otros, deben dejar de proporcionar a la entidad sionista cobertura para que no tenga que rendir cuentas, y dejar de tratarla como un país por encima de la ley. Este comportamiento injusto de estos países ha permitido a la ocupación israelí cometer durante más de 75 años los peores crímenes jamás cometidos contra el pueblo, la tierra y los bienes sagrados palestinos. Instamos a los países de todo el mundo, hoy y más que nunca, a que asuman sus responsabilidades ante el derecho internacional y las resoluciones pertinentes de la ONU que exigen el fin de la ocupación.
6. Rechazamos categóricamente cualquier proyecto internacional o israelí destinado a decidir el futuro de Gaza que sólo sirva para prolongar la ocupación. Insistimos en que el pueblo palestino tiene la capacidad de decidir su futuro y de organizar sus asuntos internos, por lo que ninguna parte del mundo tiene derecho a imponerle ninguna forma de tutela ni a decidir en su nombre.
7. Instamos a oponerse a los intentos israelíes de causar otra oleada de expulsiones -o una nueva Nakba- a los palestinos, especialmente en las tierras ocupadas en 1948 y en Cisjordania. Insistimos en que no habrá expulsión al Sinaí ni a Jordania ni a ningún otro lugar, y si hay alguna reubicación para los palestinos, será hacia sus hogares y las zonas de las que fueron expulsados en 1948, como afirman numerosas resoluciones de la ONU.
8. Llamamos a mantener la presión popular en todo el mundo hasta poner fin a la ocupación; llamamos a oponerse a los intentos de normalización con la entidad israelí y a un boicot integral a la ocupación israelí y a quienes la respaldan.

3. Los dueños del cortijo

Este es el estado actual de la propiedad de las tierras agrarias en España.
https://ctxt.es/es/20240101/

Los nuevos señoritos del campo

Los fondos de inversión están detrás de casi todas las operaciones de compraventa de fincas rústicas en Andalucía. El Gobierno del PP y Vox se lo está poniendo fácil. También a las grandes corporaciones energéticas

Óscar García Jurado / Yayo Herrero 21/01/2024

Cuando imaginamos el tejido rural, Marinaleda es un emblema. Un municipio sevillano en el que viven 2.626 personas, según el censo de 2018, con muy escaso desempleo y en el que la población más joven quiere seguir viviendo. Los pilares de este proyecto son la planificación comunitaria, la gestión pública de la tierra y autogestión cooperativa.

La política municipal ha sido desde 1979 la herramienta política de transformación social en Marinaleda. La lucha por el acceso a la tierra, la construcción de viviendas destinadas a las jornaleras, jornaleros y sus familias, la consecución del pleno empleo… Y, en general, las políticas que han actuado como dique frente a las lógicas de explotación, de seres humanos y de la tierra, propias de lo que se llama desarrollo en los contextos capitalistas.

Un total de ocho cooperativas trabajan en las 1.200 hectáreas de El Humoso, una finca que la lucha y la desobediencia de la gente del campo consiguió arrebatar en 1992 al duque del Infantado. El pueblo y las cooperativas no son propietarios de la tierra, porque, tal y como defienden, la tierra no debe ser de nadie, y solo existe la posibilidad de trabajarla. Esas tierras son el principal sustento económico de todo el pueblo. En ellas se trabaja por turnos, compartiendo las labores y su fruto.

Ahora ese modelo está bajo amenaza. El Gobierno andaluz quiere vender la finca. La normativa que aprobó el Gobierno andaluz sobre los usufructos de la finca de El Humoso otorga al Ayuntamiento de Marinaleda una opción de compra preferente, pero los precios que se marcan son abusivos y se corre el riesgo de que solamente grandes inversores puedan comprar. En junio de 2021, la Junta de Andalucía, gobernada por PP y Vox, los partidos que más sacan pecho en la defensa de las y los agricultores, emitió una orden de desalojo que las cooperativas recurrieron. Por el momento las cooperativas resisten.

Es la lógica del capitalismo del desastre. Se intenta sacar tajada y convertir la destrucción en beneficios y nuevas oportunidades para el lucro. Estamos en una profunda crisis ecosocial y asistimos de forma cada vez más violenta a la pugna por los recursos naturales. La tierra fértil es uno de los más importantes. La pérdida de suelo fértil provoca que el terreno agrícola productivo aumente su precio en los mercados capitalistas. La inversión en tierra se convierte de este modo en un “activo rentable” para los fondos financieros especulativos y los grandes inversores. Estos, cuando llegan al campo, intentan sacarle jugo de la forma más rápida posible a través de la superintensificación productiva. Pero la conversión de la agricultura en una industria extractiva agudiza la erosión y empobrecimiento de los suelos, la pérdida de nutrientes y de biodiversidad. La aplicación masiva de agroquímicos empeora la fertilidad de los terrenos y contamina las masas de agua dulce.

Acaparamiento de tierra fértil escasa, destrucción medioambiental, degradación de los suelos y contaminación de las aguas, que provocan mayor escasez de tierra viva. Una escasez inducida que supone una oportunidad de negocio. Un círculo vicioso y nefasto que demuestra que cuanto mejor le va al capital, peor parada sale la vida en su conjunto y en particular la humana.

El agronegocio financiero, la política monetaria y los agentes especulativos

En los últimos 15 años, los fondos de inversión especulativos se han lanzado a comprar fincas agrícolas y empresas del sector primario y agroindustrial en todo el mundo. El campo, como activo alternativo al tradicional ladrillo, ofrece una alta rentabilidad con relación al riesgo. Se convierte en un paraguas contra la inflación, al estar algo más alejado de los sobresaltos de los mercados financieros. Según datos de la consultora inmobiliaria CBRE, en este período se ha multiplicado por diez el número de inversores que compran terrenos agrícolas, y por 15 los que entran en empresas agroalimentarias.

Estos fondos especulativos se han beneficiado de la política monetaria impuesta en los últimos lustros por las supuestamente “neutras” autoridades monetarias y los bancos centrales. Tras la crisis de 2008, se pusieron en marcha “políticas monetarias no convencionales”, entre las cuales, la principal fue la denominada “flexibilización cuantitativa” (Quantitative Easing, QE). La política de QE consistió en inyectar dinero en el sector financiero con el fin de que los bancos pudiesen prestar y mantener los tipos de interés cercanos al cero (o incluso por debajo). Posteriormente, la crisis inducida y agravada por la pandemia mundial de covid empujó a los bancos centrales a ampliar sus programas de compra de activos, así como a inyectar ingentes sumas de liquidez al sistema financiero. Para autores como Chesnais, la QE es el elegante nombre que esconde la creación de moneda. Es lo que en otros tiempos se conocía como la puesta en marcha de la maquinaria de hacer billetes.

Andalucía, la tierra para quien especula

Andalucía está siendo víctima de este proceso. Con la pandemia, las inversiones de capital foráneo en la agricultura andaluza aumentaron. Los fondos de capitales buscan fincas “buenas y grandes”, de 500 hectáreas o más, y con posibilidades de regadío, fundamentalmente para cultivos leñosos. Mientras una buena parte de la actividad económica estaba seriamente afectada por la pandemia, el olivar aumentó en 2021 casi 10.000 hectáreas en Andalucía. Un 2% respecto a la superficie total de este cultivo.

En 2021, según el Instituto Nacional de Estadística, Andalucía se situó a la cabeza de las comunidades autónomas españolas en la lista de compraventas de fincas rústicas, con 2.211 operaciones. Durante 2022 se alcanzaron las cotas más altas de los últimos 15 años en las compraventas de terreno rústico.

Los fondos de inversión están detrás de prácticamente todas las operaciones de mayor envergadura y de la mayor parte de las nuevas plantaciones, superintensivas o intensivas. Las entradas de estos capitales son muy fuertes también en empresas que forman parte de la cadena de valor agrícola o en la industria agroalimentaria andaluza. Es el caso de la conservera ALSUR. Los fondos de inversión Acon Southern Europe y Quarza Inversiones se han hecho con la mayoría de Sola de Antequera, empresa especializada en la fabricación de conservas vegetales, principalmente de alcachofa, judías, habitas y pimientos.

El traspaso de tierras desde quienes tradicionalmente han mantenido la agricultura a los fondos de inversión está provocando cambios drásticos en la configuración del campo. Hay menos explotaciones agrarias, cada vez más grandes y menos familiares. En Andalucía, se convierten en los “nuevos amos”.

Son tres los factores que despiertan la voracidad inversora: el agua, el despliegue de las energías renovables y la cercanía a los grandes núcleos urbanos. Esos tres factores están relacionados con tres usos distintos: el puramente agrícola, el relacionado con las nuevas megaplantas de energías renovables, y el dedicado únicamente al ocio.

Ante la escasez de agua, el Gobierno andaluz se pone al servicio del capital. Ante la demanda de los nuevos terratenientes de fincas muy grandes, bien comunicadas, con agua y cerca de vías de comunicación, la Junta de Andalucía anunció en octubre de 2022 la puesta en marcha del “Plan SOS” (de soluciones y obras frente a la sequía), que dotará 4.047 millones de euros para impulsar obras hídricas hasta el año 2027.

Respecto a las nuevas megaplantas de energías renovables, el neoliberalismo andaluz también pone las cosas fáciles a los intereses de las grandes empresas energéticas. Las grandes corporaciones del “oligopolio energético” están acaparando tierras en muchos pueblos de Andalucía para instalar megaplantas que dejarán pocos beneficios al conjunto de la economía y población local. Decenas de ayuntamientos se organizaron para presentar una Iniciativa Legislativa de los Ayuntamientos (ILA) ante el Parlamento de Andalucía para suspender temporalmente el “tsunami de megaproyectos”. La intervención pública en este ámbito da lugar a hablar de “burbuja especulativa con las cartas marcadas” pues las promotoras juegan con la declaración de utilidad pública y, en última instancia, conseguir que el Estado expropie los terrenos.

Resistir desde la política de los comunes

Ante esta situación, resulta importante defender y sostener los proyectos e iniciativas consolidadas alrededor de lo común, de la economía política de los comunes o la economía social transformadora. Un común reúne a coproductores que actúan conjuntamente dándose a sí mismos reglas colectivas. La economía política de los comunes hace de la cooperación el antídoto contra la lógica capitalista. Es ahí donde se pueden enmarcar dos alternativas de economía social transformadora que a continuación se muestran, y que hacen frente a los procesos anteriormente descritos.

Por un lado se encuentra el proyecto cooperativo de Marinaleda, experiencia que ha resistido a las relaciones capitalistas de poder asimétricas que destruyen los bienes comunes. La planificación pública comunitaria del proyecto cooperativo siempre se ha guiado por las actividades productivas que permitan generar el mayor número de jornales posibles. La gestión (cooperativa) no tiene por finalidad la maximización de los beneficios o aumentar los salarios de unas determinadas personas, sino alcanzar los objetivos planificados de crear el máximo número de empleos posibles para las personas que habitan el pueblo.

Uno de los elementos fundamentales del proyecto es la consideración de la tierra como un bien común; la tierra, por la que se luchó colectivamente, no debe ser privatizada, mercantilizada. Se apuesta por la creación de una fundación que imposibilite la privatización de la tierra; que la haga indivisible, invendible, inespeculable y gestionada por las cooperativas de Marinaleda.

La oferta de compra de la tierra por parte de las cooperativas para posteriormente vincularlas a una fundación recibió como respuesta, por parte del Gobierno andaluz, una orden de desalojo. Frente a la creación de empleo y riqueza para todo un pueblo y su comarca, la intervención neoliberal prefiere vender a los fondos de inversión.

Otra experiencia valiosa de economía social transformadora que queremos mostrar es la creación de la Comunidad Energética Local de Alcalá del Valle. El proceso tiene como fin crear una cooperativa de consumo energético que permita la participación abierta y voluntaria, el control efectivo por las personas socias y la priorización absoluta de los beneficios medioambientales y socioeconómicos de la ciudadanía frente a las ganancias financieras. A partir de ahí, se están realizando los estudios técnicos y financieros para poder contar con la infraestructura necesaria para generar la energía que requiere la localidad. En este sentido, la infraestructura que generará la energía a partir del sol se considera como un bien común gestionado de modo cooperativo y con una propiedad colectiva.

Son proyectos que funcionan. En el caso de Marinaleda, la eficiencia, desde el punto de vista del bienestar de las personas del pueblo, está demostrada desde hace más de cuarenta años. Tienen valor en sí mismo y como faro para iluminar e inspirar muchos otros.

No les dejemos solos en esta lucha. Cada espacio que se abandona al capital se traduce en menos oportunidades para disfrutar de vidas buenas, ya y en el futuro.

Óscar García Jurado es economista y forma parte de Talaios Kooperatiba.

4. Vergüenza en Ayodhya

La demolición de la Babri Masjid cambió todo en la India. Esta semana se produjo uno de los resultados más vergonzosos con la inauguración en su lugar de un templo dedicado a Ram. Espero que, con el tiempo, sea demolido y se construya allí una escuela, un parque, o cualquier otra cosa que no sea esa basura. El problema es que es «mayoritarismo» hindú puede llevar el país a la ruina e incluso a su fragmentación y desaparición. Ellos sabrán. https://scroll.in/article/

¿Qué aspecto tendrá la India como Hindu rashtra?
Un boletín sobre política india de Scroll.in. Shoaib Daniyal
El lunes, India fue testigo de un espectáculo poco frecuente en el mundo moderno: una fusión total de religión, Estado y -quizá lo más importante- espectáculo mediático.
El primer ministro del país protagonizó una ceremonia religiosa para inaugurar un templo de Ram en la ciudad de Ayodhya, en Uttar Pradesh. Describió al dios hindú Ram como la «conciencia nacional» de la India. La ceremonia del lunes fue retransmitida sin interrupción por todos los canales de noticias indios en hindi e inglés y por muchos de los canales en lenguas estatales.
Asistió la élite de la India: estrellas de cine, deportistas e industriales. Esta cobertura se vio acompañada de una serie de señales que la convirtieron en una fiesta casi nacional. Muchos gobiernos estatales, por ejemplo, lo declararon festivo, al igual que algunas escuelas y oficinas privadas.
La imagen de Modi a la manera de un soberano hindú medieval, participando en una ceremonia que fusionaba Estado y fe, es la señal definitiva de que la India es ya de facto un hindu rashtra o Estado hindú. Este momento lleva décadas gestándose. La destrucción de la Babri Masjid en 1992 fue su mayor victoria. El 22 de enero inaugura una segunda república para la Unión India.
Una nueva república
Ahora que ya está aquí, ¿qué aspecto tiene el rashtra hindú?
A diferencia del Islam político, que tiene varios modelos históricos a los que recurrir y una larga historia como religión de Estado, el rashtra hindú es un proyecto completamente moderno. La idea de que un primer ministro electo, al frente de un gobierno que gobierna gran parte del sur de Asia, inaugure un templo cuya existencia ha sido decretada por un tribunal no tiene precedentes en la historia. De hecho, es algo con lo que pocas personas habrían siquiera soñado.
Por tanto, los contornos del rashtra hindú se están esbozando ante nuestros ojos, modelados por los acontecimientos actuales. Sin embargo, una década después de la era Modi, podemos discernir sus contornos definitorios.
Por un lado, obviamente, significa una drástica reducción de los derechos de sus minorías religiosas, especialmente los musulmanes, que son el principal Otro para el rashtra hindú. Incluso algo tan banal como pedir el voto de los musulmanes se tacha ahora de «apaciguamiento». En muchos estados, la ley y el orden básicos son un privilegio para los musulmanes.
Sin embargo, para la mayoría de los indios -es decir, los hindúes- no significa ningún cambio drástico. A diferencia de las ideologías políticas radicales de otros lugares y épocas de la historia, la India no ha sufrido cambios cataclísmicos. Las agitaciones masivas que anunciaron el ascenso del partido nazi en la Alemania de entreguerras o las sangrientas guerras civiles que vieron a los partidos comunistas tomar el poder en Rusia y China están ausentes en India.

Revolución pasiva

De hecho, el ascenso del Hindutva ha sido en gran medida una revolución pasiva, efectuada a través de las urnas. Incluso ahora, en su momento de mayor gloria, los partidarios del Hindutva no hablan de poner fin al proceso electoral. Esto es obvio, dado que las elecciones son las que han otorgado el poder al Hindutva. Cualquier cambio drástico en la estructura del Estado podría dar lugar a consecuencias imprevistas que incluso el Partido Bharatiya Janata podría ser incapaz de controlar.
Sin embargo, el auge de este populismo de derechas significa que, aunque se mantengan las elecciones, casi todas las demás características de la democracia se han debilitado considerablemente. Los controles sobre el ejecutivo -el Parlamento, el poder judicial y el federalismo- son ahora débiles o incluso ineficaces.
Sorprendentemente, todo esto ha sucedido sin ningún cambio de jure. En Estados Unidos, por ejemplo, el control judicial requiere una agitada politización y que los políticos se apresuren a nombrar a los jueces de su elección. En la India, los jueces se nombran a sí mismos alegando que la independencia judicial se vería afectada si los nombramientos estuvieran controlados por cargos electos.
¿Cómo ha permitido la Constitución actual un rashtra hindú?
Sin embargo, en un proceso que sigue rodeado de misterio, los tribunales han sido el principal pilar del surgimiento del rashtra hindú. De hecho, Modi, en su discurso del lunes sobre el Templo de Ram, se aseguró de dar las gracias al poder judicial por su veredicto de 2019, que concedió al templo el terreno sobre el que se levantaba la mezquita de Babri. De hecho, el hecho de que el templo fuera una adjudicación judicial le daba mucha más legitimidad y poder que si lo hubiera decidido un gobierno electo.
En un retroceso al movimiento contra la Ley de Enmienda de la Ciudadanía en 2019 y 2020, el Preámbulo fue adoptado el lunes por algunas de las pequeñas islas de oposición al nuevo templo. Sin embargo, al igual que con los nombramientos judiciales, el rashtra hindú también se ha creado sin ningún cambio en la Constitución. Esto contrasta fuertemente con transformaciones similares en otros países, donde los cambios políticos significativos van invariablemente acompañados de cambios legales.
En Israel, por ejemplo, cuando el Primer Ministro Benjamin Netanyahu quiso más poder para sí mismo, intentó cambiar las leyes para limitar el poder del poder judicial. Del mismo modo, en Turquía, cuando Recep Tayyip Erdoğan -un populista religioso notablemente similar a Modi- cimentó su poder, modificó drásticamente la Constitución. Pero la India ha pasado de ser una república laica nehruviana a una rashtra hindú sin cambios legales significativos. Así que, aunque los opositores al hindutva invocan la Constitución como marca de resistencia, curiosamente es esta misma Constitución la que constituye también la base legal del inmenso poder de Modi.
Gran parte del actual rashtra hindú ha sido posible gracias a la figura de Modi, que ahora domina la política india. La ceremonia religiosa del lunes, en la que Modi fue tratado casi como un rey, lo dejó bastante claro.
Un rashtra disputado
Sin embargo, el hecho de que el rashtra hindú haya sido creado por la política de masas también pone en tela de juicio su forma actual.
Como quedó claro el lunes, la principal oposición al Hindu rashtra de Modi no procedía de instituciones formales como el poder judicial, sino de la política de masas. Los políticos fueron, de hecho, uno de los pocos bloques que no se alinearon para la inauguración del templo: todos los principales partidos de la oposición boicotearon la ceremonia.
Tanto el Dravida Munnetra Kazhagam, partido gobernante en Tamil Nadu, como el Congreso Trinamool, que controla el gobierno de Bengala, publicaron declaraciones en las que recordaban a los indios la destrucción de la mezquita de Babri en 1992. La ministra principal de Bengala, Mamata Banerjee, incluso participó en una marcha interreligiosa el lunes, visitando templos, mezquitas, iglesias y gurdwaras, en un retroceso al antiguo laicismo nehrviano de unidad en la diversidad.
La eficacia de este tipo de política popular se desprende del hecho de que el gobierno de Assam, dirigido por el BJP, impidiera a Rahul Gandhi visitar un templo al mismo tiempo que Modi llevaba a cabo los rituales de Ayodhya. Esto significa que el efecto del Hindu rashtra sobre los derechos de las minorías podría diferir drásticamente de un Estado a otro. Las experiencias de los musulmanes bengalíes y del sur de la India, por ejemplo, son ahora muy diferentes de las de los del cinturón hindi.
De hecho, la importancia que el rashtra hindú concede a la política queda patente en el hecho de que el gran espectáculo del templo de Modi se programó para las elecciones de 2024. (Faltan años para que el templo propiamente dicho esté terminado).
¿Significará el templo una victoria segura para el BJP? Incrementalmente, sumará pocos votos para el BJP. Es poco probable que alguien que vote por Ayodhya ya no vote al BJP. Pero el aumento de la estatura de Modi, por supuesto, ayudará al BJP, dado que a los votantes indios les gusta votar a los ganadores, dado su sistema de mayoría relativa (winner-take-all first-past-the-post system).
Con el aumento de lo que está en juego en las elecciones -ahora son un concurso por la idea de la propia India y no simplemente para formar el próximo gobierno-, los indios deberían estar preparados para más y más desacuerdos sobre los procedimientos y normas de votación. Ya podemos ver el comienzo de esto con amargos desacuerdos sobre las máquinas de votación e incluso acusaciones de que los gobiernos estatales dirigidos por el BJP están suprimiendo el voto musulmán.

5. El monopolio en las industrias tecnológicas

Fuera del sector financiero, las grandes empresas mundiales son las tecnológicas, junto con las energéticas. En este artículo se analizan sus relaciones de producción. Es un texto aparecido originalmente en la New Left Review, pero lo he visto en Contretremps. https://www.contretemps.eu/

¿Capitalismo a la antigua? Las consecuencias de los monopolios intelectuales

Cecilia Rikap 22 de enero de 2024

¿Hacia qué tipo de economía nos dirigimos? ¿Está experimentando el capitalismo una transformación cualitativa hacia lo que Cédric Durand ha denominado «tecnofeudalismo»? La economista Cecilia Rikap aborda estas cuestiones desde una nueva perspectiva, centrándose específicamente en las relaciones de producción en el seno de los gigantes del sector digital.
¿Qué tipo de régimen de acumulación se está configurando hoy en día? Los rasgos distintivos de la economía atlántica contemporánea -estancamiento prolongado, producción globalizada, financiarización, redistribución ascendente de la riqueza, revolución digital en curso- han dado lugar a diversas respuestas.
En Techno-feudalism, Cédric Durand sostiene que se está produciendo una mutación cualitativa del capitalismo en su frontera digital, en la que la depredación se está convirtiendo en la principal modalidad para extraer beneficios, como en el caso de las rentas o los monopolios resultantes de decisiones políticas. Ve una analogía con las relaciones feudales de expropiación, que difiere de la restricción económica de «acumular innovando» típica de la explotación capitalista.
Evgeny Morozov se ha opuesto a esta tesis formulando una serie de críticas a los intentos, tanto de derechas como de izquierdas, de entender la evolución actual, en el sector digital o más ampliamente, por referencia a la época feudal. El capitalismo», insiste, «se mueve en la dirección en la que siempre se ha movido; está aprovechando todos los recursos que es capaz de movilizar, y con mayor gusto porque son más baratos». Dado que el capital siempre se ha basado, hasta cierto punto, en métodos extraeconómicos de acumulación, no es necesario, para comprender su dinámica contemporánea, desarrollar conceptos innovadores -o incluso no tan innovadores[1].
¿Estamos asistiendo a un desplazamiento hacia formas no capitalistas, al advenimiento de un nuevo modo de producción? ¿O, como afirma Morozov, estamos sólo ante los últimos avatares del capitalismo de viejo cuño?
Nos proponemos contribuir a estos debates centrándonos en un elemento clave del paisaje contemporáneo: las nuevas relaciones de producción vigentes en el sector digital, que el economista italiano Ugo Pagano ha denominado «capitalismo monopolista intelectual»[2]. Los gigantes de la economía digital, tanto estadounidenses -Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft- como chinos -Baidu, Alibaba, Tencent, Huawei- están a la vanguardia de estos cambios, aunque puedan identificarse tendencias similares en otras industrias. A pesar del golpe asestado a sus acciones a finales de 2022 por el fin de las políticas de flexibilización cuantitativa, los gigantes tecnológicos siguen siendo actores dominantes en el escenario del siglo XXI.
De hecho, es sorprendente observar que las empresas que tanto han prosperado en 2022 -ya sean los gigantes del petróleo (Big Oil), los gigantes farmacéuticos (Big Pharma) o los gigantes tecnológicos (Big Tech)- tienen una cosa en común: ejercen un poder de monopolio sobre otras empresas. Su diferencia radica en la naturaleza de lo que controlan -de lo que privan a los demás-, lo que tiene importantes implicaciones: los que monopolizan sistemáticamente el conocimiento y los datos ejercen un poder global de exclusión que los hace aún más resistentes.
A continuación examinaremos la novedad del poder monopolístico de los gigantes tecnológicos, los factores que lo originan y los mecanismos utilizados para consolidarlo. Me centraré en particular en Microsoft, que está codo con codo con Apple y Aramco en el podio de las tres mayores empresas del mundo en términos de capitalización bursátil.
El monopolio como relación de poder
La propiedad privada es una relación entre los que tienen y los que no tienen, a los que se priva de lo que necesitan. Como tal, la propiedad privada es la forma más general de monopolización en el capitalismo. Por lo tanto, los derechos de propiedad deben entenderse, no simplemente en términos de sujeto y objeto de propiedad, sino como una relación social. Como escribe David Graeber, pueden reducirse a «acuerdos o compromisos hechos por personas sobre cosas» -por «personas» podemos entender individuos, pero también colectivos, clases o empresas. En esta relación desigual, una de las partes puede ser la inmensa mayoría de la sociedad.
Desde este punto de vista, el monopolio, como relación de poder, incluye tanto a los que se benefician como a los que se ven privados de lo monopolizado. Esta es la concepción que se encuentra en el Estatuto de Monopolios inglés de 1623,[3] que abolió la concesión de monopolios debido a los «grandes agravios e inconvenientes» que infligían a los súbditos de Jacobo I. Estos «agravios» consistían en que los monopolios no se concedían a los súbditos. Estos «agravios» consistían en restricciones a la libertad de comprar (lo que se conoce como «monopsonio») o vender (la definición convencional de «monopolio»). Como Edward Coke, fiscal general del rey Jaime, se esforzó en señalar, la capacidad de dominar la fabricación, explotación o uso de una cosa también constituía un monopolio[4].
Como ha puesto de relieve la literatura reciente sobre el tema, el poder de monopolio no puede reducirse a un fenómeno de mercado; los sistemas jurídicos desempeñan un papel crucial en este sentido[5]. Sin embargo, también es crucial destacar los efectos de la monopolización como relación de poder. Esta fue una de las principales preocupaciones de los teóricos del «capital monopolista», que en la década de 1960 describieron una nueva etapa del desarrollo capitalista caracterizada por la existencia de gigantescas corporaciones, como General Electric, con suficiente poder de mercado para fijar los precios. El capitalismo, según la definición de Paul Sweezy, se produce «mediante la constitución, por un lado, de una clase de trabajadores sin propiedad y, por otro, de una clase capitalista de propietarios»[6]. Estos son los dos polos de una relación basada en el monopolio de los medios de producción por parte de los capitalistas, verdadera condición de posibilidad de la explotación de los trabajadores y de la apropiación del valor que crean.
Los medios de producción son heterogéneos, de modo que a la del capital sobre el trabajo pueden superponerse otras relaciones definidas por el poder del monopolio. Las particularidades de ciertas industrias, en términos de tamaño mínimo de la explotación o, más generalmente, de economías de escala, son capaces de crear monopolios naturales. La monopolización también puede referirse a un recurso, como es el caso de las empresas que monopolizan los combustibles fósiles -pensemos en Aramco y Exxon Mobil- en detrimento de quienes dependen de ellos. Los Estados modernos también son capaces de crear formas de relaciones monopolísticas, como las basadas en los derechos de propiedad intelectual (DPI).
La especificidad de este último tipo de monopolio, que se refiere a la propiedad intelectual, es doble. En principio, es posible que varios individuos hagan uso simultáneo de un mismo conocimiento sin privar a nadie más de él -mejor aún, se trata de una forma de multiplicar sus beneficios, como en el caso de la alfabetización universal- y sin que este uso esté circunscrito espacialmente. De este modo, la propiedad privada, cuando se refiere al conocimiento, genera un monopolio global sobre todas las aplicaciones que de él se derivan. Se producirá entonces una diferenciación estructural en la capacidad de las empresas para absorber nuevos conocimientos y aprender de ellos, de modo que las que se encuentren en la vanguardia del conocimiento concentrarán las mejores oportunidades de innovación futura. En segundo lugar, dado que el conocimiento interviene en todos los procesos de producción, es probable que se monopolice en cualquier sector o industria de la economía.

Ganancia de influencia

Este concepto de poder monopolístico es fundamental para entender cómo funciona hoy el capitalismo monopolístico intelectual. Pero antes debemos preguntarnos: ¿qué transformaciones institucionales, jurídicas, políticas y tecnológicas han permitido su aparición? En igualdad de condiciones, las empresas que innovan se encuentran en una posición favorable para seguir innovando en el futuro, lo que significa que una creación exitosa puede desencadenar un ciclo en el que la empresa que está detrás monopoliza el conocimiento a expensas del resto de la economía.
Esta dinámica, caracterizada por bucles de retroalimentación positiva, se fue reforzando en Estados Unidos y el Reino Unido a partir del siglo XIX, a medida que se erigían barreras en torno al conocimiento y la información. El proceso comenzó con la desvinculación de los conocimientos relativos al «oficio», que se transferían del trabajador a la organización en la que trabajaba; los secretos industriales pasaron gradualmente a formar parte del derecho de sociedades; las relaciones laborales evolucionaron hasta desembocar en acuerdos contractuales que contenían una cláusula de secreto industrial. En los albores del siglo XX, la aparición de la sociedad mercantil como entidad jurídica vino acompañada de un derecho de propiedad sobre cualquier conocimiento creado por un trabajador durante su jornada laboral[7].
Pero la evolución clave se produjo en la década de 1980, cuando una oleada de cambios jurídicos e institucionales creó un régimen de derechos de propiedad intelectual más estricto y completo en Estados Unidos. La protección legal se extendió al software, que había dejado de integrarse en el hardware después de que IBM lo separara de él casi una década antes, con la esperanza de protegerse contra posibles acciones judiciales del Departamento de Justicia por prácticas anticompetitivas, y contener así las demandas de indemnización de sus competidores[8]. Este sistema se internacionalizó a mediados de los años 90, con la firma del ADPIC (Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio)[9] -redactado inicialmente por IBM, Pfizer y Microsoft- y otros tratados posteriores[10].
Los aspectos del conocimiento utilizados para la producción se convirtieron en módulos autónomos y apropiables, otorgando monopolios intelectuales a quienes los poseían, poseían o controlaban. Los derechos de propiedad intelectual se utilizaron y abusaron ampliamente en la industria farmacéutica y en el sector de las nuevas tecnologías -basta pensar en el fenómeno de los «patent thickets», que consiste en subdividir una única innovación en una miríada de patentes para dificultar su imitación por parte de los competidores (práctica a la que recurrió Apple para su iPhone)[11]. Hoy en día, los monopolios intelectuales son lo suficientemente poderosos como para infringir los derechos de propiedad intelectual de organizaciones subordinadas a ellos, como en el caso de la infracción por parte de Apple de las patentes de Qualcomm.
El crecimiento de los monopolios intelectuales en el sector de las nuevas tecnologías en las décadas de 1990 y 2000 también fue posible gracias a una serie de lagunas jurídicas, que van desde una regulación inadecuada de la recopilación de datos -sobre todo en lo que se refiere a determinar el tipo de agentes autorizados a recopilar datos y el tipo de datos que pueden recopilarse- hasta las políticas comerciales de los servicios digitales. Por ejemplo, todavía no existen medidas normalizadas para contabilizar el valor de los activos que representan los datos en poder de una empresa como Google. Desde la administración Reagan, los monopolios intelectuales se han beneficiado de los golpes asestados por el neoliberalismo a la normativa antimonopolio, que ha pasado a tomar como único criterio el bienestar del consumidor.
El impacto fue inmediato y positivo para las grandes empresas farmacéuticas, cuyos elevados precios no eran soportados directamente por los consumidores, sencillamente porque sus principales clientes eran los gobiernos. Varias décadas después, esta debilidad regulatoria también beneficia a los gigantes tecnológicos, que ofrecen productos gratis -o mejor dicho, por un precio que se puede medir en datos y atención- o que los ofrecen a precios reducidos en comparación con sus equivalentes offline. Este marco normativo permisivo ha permitido a estas empresas consolidar su posición también de otras maneras: pueden deslocalizar su propiedad intelectual, así como sus ingresos, a paraísos fiscales, pero también, a medida que crece su influencia, asegurar su posición aprovechando el poder político. Apple, Amazon, Google y Facebook, por ejemplo, gastaron el año pasado un total de más de 55 millones de dólares en ejercer presión sobre el Gobierno federal estadounidense[12].
La geopolítica también fue un factor importante. Las empresas estadounidenses de más éxito pueden contar entre sus aliados al hegemón mundial. En Estados Unidos, la financiación estatal de las mejores universidades que trabajan con -o, mejor dicho, para- la industria ha sido decisiva para lograr avances en biotecnología o tecnologías de la información y la comunicación, como lo fue la aplicación de una política industrial tácita durante la Guerra Fría[13]. El Estado ha desempeñado un papel igualmente importante en la aparición de monopolios intelectuales en Asia, desde Samsung en Corea del Sur hasta TSMC en Taiwán.
Al mismo tiempo, las políticas proteccionistas de China, como el Gran Cortafuegos, se han complementado con iniciativas científicas, tecnológicas y centradas en la innovación, destinadas a animar a las universidades y otros organismos públicos de investigación a colaborar con la industria. El Gobierno chino también ha encargado la construcción de infraestructuras digitales en varios países en desarrollo -la Autopista Digital de la Seda- como parte de su proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, allanando el camino para la internacionalización de sus gigantes tecnológicos.

Monopolios basados en datos

Defendiendo hace unos años las ventajas del poder monopolístico en el sector de las nuevas tecnologías, Peter Thiel, cofundador de PayPal y Palantir, explicaba en el Wall Street Journal:
Cuando digo «monopolio», me refiero a un tipo de empresa que es tan buena en lo que hace que ninguna otra empresa es capaz de ofrecer ni siquiera un sustituto aproximado de su producto. Google es un buen ejemplo de empresa que ha pasado de 0 a 1[14]: no tiene rivales en el segmento de los motores de búsqueda desde principios de la década de 2000, cuando superó definitivamente a Microsoft y Yahoo[15].
Pero, ¿qué es exactamente lo que permite a una empresa como Google ser «tan buena» que «ninguna otra empresa es capaz de ofrecer ni siquiera un sustituto aproximado de [sus] productos»? Solíamos pensar que una vez que una empresa había introducido una innovación tecnológica -ya fuera una nueva mercancía o procesos de producción más eficientes- obtenía beneficios adicionales o una renta intelectual hasta que era imitada o se extendía por toda la industria. El cambio fundamental de nuestro tiempo es, por el contrario, la proliferación de monopolios intelectuales que se consolidan y amplían sistemáticamente.
En este sentido, la relación simbiótica entre Big Data e inteligencia artificial es absolutamente crucial. Disponer de un acceso exclusivo a los datos recopilados confiere a los monopolios intelectuales una ventaja permanente sobre sus competidores. Esta formidable concentración de información digitalizada representa una barrera de entrada prácticamente infranqueable para otras empresas, tanto más cuanto que los activos materiales necesarios para recopilar y tratar los datos se concentran cada vez más en unas pocas manos. Esta masa de datos no sólo es inmensa, sino también variada, lo que permite realizar economías de escala; las oportunidades de monetización de los datos se multiplican gracias al cruce de diversas fuentes de datos.
Estos datos son procesados por algoritmos de inteligencia artificial de vanguardia, que se mantienen cuidadosamente en secreto. Estos algoritmos son capaces de aprender y mejorar de forma autónoma a medida que procesan más datos, lo que acelera el ciclo de innovación. El resultado es una industria de alta velocidad en la que las tecnologías patentadas quedan obsoletas en cuanto las empresas rivales consiguen duplicarlas. En términos económicos, los algoritmos de aprendizaje automático son medios de producción que se mejoran a sí mismos; su uso, lejos de ser una fuente de depreciación, los hace más valiosos. En consecuencia, funcionan como mecanismos para automatizar la consolidación del poder monopolístico de las empresas que los utilizan[16].
La industria de la nube digital -casi el 65% de cuyo mercado está controlado por Amazon, Microsoft y Google- ofrece una buena ilustración de cómo puede consolidarse el poder monopolístico sobre las tecnologías digitales. En la nube, los activos intangibles de los que se apropian los gigantes tecnológicos, al menos en parte, a expensas de otras empresas, se ofrecen en forma de servicios. El «software como servicio» se vende como una caja negra, lo que significa que las organizaciones que pagan por su uso no tienen acceso al código original, por lo que sólo pueden extraer de él conocimientos muy limitados. Los costes marginales de producción de estos servicios son casi nulos[17], y siempre que el software en cuestión utilice un algoritmo de aprendizaje profundo, el servicio que presta mejora en función de la cantidad de datos procesados; tanto es así que el cliente paga por el uso de un servicio a cuya sofisticación contribuye.
En una configuración así, el monopolista intelectual, no contento con capturar valor en forma de rentas, aprovecha también su acceso privilegiado a los datos y las tecnologías digitales para perseguir el cercamiento de los espacios digitales. Amazon, Microsoft y Google (pero también Alibaba, que tiene su propia estructura jerárquica en el contexto de los gigantes tecnológicos chinos) están en la cúspide de esta pirámide, seguidos por empresas multinacionales de diversos sectores, cuya posición dominante también se basa en el ejercicio de monopolios intelectuales en detrimento de otras empresas, pero que se encuentran en una situación de dependencia de los servicios de esta caja negra que es la nube. En palabras de Pierre Dockès, su subordinación significa que están en condiciones de dominar a los que están por debajo de ellos[18].
Algunas iniciativas recientes de los gigantes tecnológicos para limitar la recopilación de datos y promover entornos de código abierto chocan aparentemente con esta dinámica de consolidación automatizada. En 2021, Apple cambió la configuración de privacidad de su sistema operativo iOS, obligando a las aplicaciones de terceros a solicitar el consentimiento de los usuarios antes de recopilar sus datos. Del mismo modo, Microsoft parece haberse convertido al código abierto, adquiriendo la mayor plataforma de desarrollo de código abierto, GitHub, por 7.500 millones de dólares en 2018. Sin embargo, esta es la misma empresa cuyo ex CEO, Steve Ballmer, dijo en 2001 que el sistema operativo de código abierto Linux era «un cáncer que, en términos de propiedad intelectual, corroe todo lo que toca». Si se lee entre líneas, queda claro que el único objetivo de estas maniobras es consolidar los monopolios intelectuales tanto de Apple como de Microsoft, limitando las posibilidades de que otras empresas se pongan a su altura.
Apple, por su parte, no se abstiene en absoluto de recopilar datos; sólo limita la recopilación de datos que terceros pueden llevar a cabo en sus dispositivos. En cuanto a la adopción de entornos de código abierto por parte de Microsoft, esto refuerza su poder de monopolio de varias maneras. Al insertar software de código abierto en proyectos de mayor envergadura de forma ad hoc, la empresa puede aprovechar el trabajo gratuito de los desarrolladores sin poner en riesgo su monopolio intelectual. Entre los proyectos más populares en GitHub se encuentra Microsoft/vscode, un editor de código fuente para aplicaciones web y en la nube modernas.
En 2018, este proyecto de plataforma de desarrollo contaba con 19.000 colaboradores, de los cuales solo 7.700 estaban registrados como empleados de Microsoft. Al hacer que estos kits de desarrollo y bibliotecas sean de código abierto, su popularidad está garantizada para crecer, y algunos de ellos pueden incluso convertirse en estándares de codificación a largo plazo. Esto amplía el número de desarrolladores que diseñan productos que funcionan en la plataforma del monopolista. Definir las normas para escribir código equivale a fijar las técnicas de producción vigentes en la industria y, por tanto, en última instancia, a determinar el perímetro del campo del conocimiento legítimo.

Patentes y autores

La apropiación de los resultados de la investigación es otro aspecto fundamental de este fenómeno creciente de apropiación cognitiva, y de la dinámica de poder que instituye. Esto puede verse analizando la autoría de las publicaciones científicas que dan lugar a patentes. La Figura 1 traza un mapa de la red de coautores más frecuentes de Microsoft en el periodo comprendido entre 2012 y 2021[19]. Se pueden identificar siete grupos de I+D poco interconectados, subdivididos en temas relativamente independientes entre sí. En el centro está la informática, mientras que otros clústeres más pequeños representan trabajos sobre temas como los estudios sobre la mujer, la genética o la aplicación de la robótica a la cirugía.
Microsoft fue el líder mundial en patentes de IA durante la mayor parte del periodo estudiado (desde entonces ha sido superado por Tencent). La innovación en IA requiere laboratorios, capacidades de absorción muy grandes, gran potencia de cálculo y habilidades para traducir y aplicar modelos de IA, todo ello al alcance de unas pocas empresas. Dentro de cada cluster, las relaciones están internacionalizadas, pero con un claro predominio de instituciones situadas en países del centro de la economía mundial.
Es interesante observar que entre los coautores de Microsoft hay una amplia representación de organizaciones chinas, incluidos los tres gigantes tecnológicos Huawei, Tencent y Alibaba[20]. Microsoft es el único gigante tecnológico estadounidense que mantiene buenas relaciones con la administración china. En 2010, la empresa abrió su primer gran campus de I+D fuera de Estados Unidos, un parque industrial de alta tecnología en Shanghái. Entre las redes de I+D que orbitan en torno a Microsoft, la investigación sobre IA llevada a cabo en colaboración con la Universidad Nacional de Tecnología de Defensa, una institución bajo el control de la Comisión Militar Central de la República Popular China, ha preocupado especialmente a Washington. También hay indicios de cooperación tecnológica entre Microsoft y otros gigantes tecnológicos estadounidenses como Google, Amazon y Meta.
En total, entre 2012 y 2021, los equipos de Microsoft coeditaron artículos con científicos e investigadores afiliados a 4.515 organizaciones. Para 473 de ellas, dicha colaboración se ha traducido en al menos diez publicaciones conjuntas. Los trabajos así producidos se han presentado en algunas de las conferencias más prestigiosas, como la AAAI Conference on Artificial Intelligence[21], o se han publicado en influyentes revistas internacionales, como Communications of the ACM (Association for Computing Machinery)[22].
Sin embargo, como muestra la Tabla 1, Microsoft ha compartido muy poco la titularidad de sus patentes con las instituciones a las que pertenecen sus coautores. La universidad con la que la empresa comparte más patentes es la Universidad de Washington, con apenas dos patentes en copropiedad. Los diez mayores copropietarios son todas pequeñas empresas, con la excepción de Uber (13 patentes en copropiedad) y la multinacional aeroespacial y de defensa Northrop Grumman (21 patentes en copropiedad). Entre estas patentes se encuentra Veveo, un sistema para optimizar los resultados de los motores de búsqueda, que es un caso interesante porque pertenece en parte a la empresa matriz de Google, Alphabet.
Aportar capital inicial a las startups es una forma de ejercer control sobre ellas sin tener que adquirirlas (una práctica igual de habitual). En 2019, por ejemplo, Microsoft inyectó 1.000 millones de dólares en la empresa sin ánimo de lucro OpenAI. Desde entonces, la compañía ha obtenido una licencia exclusiva sobre algunas de las innovaciones de esta empresa, incluido el vanguardista modelo de IA de aprendizaje profundo «GPT-3». En el momento de escribir estas líneas, se espera que Microsoft inyecte otros 10.000 millones de dólares en el desarrollo del chatbot de IA ChatGPT.
En última instancia, lo que revela este análisis es el alcance de la depredación del conocimiento por parte de Microsoft a través de la propiedad intelectual. Aunque la empresa depende en gran medida del trabajo de los académicos y de la financiación pública para llevar a cabo sus investigaciones, en el 99% de los casos obtiene la propiedad exclusiva de todas las innovaciones producidas de este modo. En el seno de las redes jerárquicas de innovación creadas por los gigantes tecnológicos, los especialistas producen los componentes de los procesos de innovación controlados por los monopolistas, que son los únicos en captar los beneficios resultantes de su explotación comercial. Resulta sorprendente que Microsoft no se viera afectada por la reciente investigación del Congreso estadounidense sobre posibles abusos de posición dominante por parte de los gigantes tecnológicos, a pesar de ser la segunda empresa más grande del mundo: el 77,3% de los ordenadores de sobremesa del mundo funcionan con Windows, y Microsoft Office 365 proporciona más del 48% del software de productividad ofimática[23]. Y ello a pesar de que, como muestran nuestros datos, el control del mercado es sólo la punta del iceberg de las prácticas monopolísticas[24].
Tabla 1: Coautores frente a copropietarios, el caso de las publicaciones y patentes de Microsoft
Total de publicaciones científicas 15.170
Publicaciones escritas con coautores 13.343
Proporción de publicaciones escritas con coautores 88
Total de patentes 35.233
Patentes en cotitularidad 518
Proporción de patentes en cotitularidad 1% (%)
Índice de apropiación del conocimiento[25] 59,83

El ejercicio de la hegemonía

Todos estos mecanismos garantizan que empresas como Microsoft tengan poder no sólo sobre porciones cada vez mayores del conocimiento producido por la sociedad, sino también sobre otras empresas. Tal monopolio genera una verdadera estratificación: mientras que la empresa monopolizadora disfruta sistemáticamente de un acceso privilegiado a conocimientos e información cruciales, otras empresas u organizaciones que se ven privadas de ellos se ven reducidas a posiciones de subordinación.
Las empresas que dependen del acceso a activos intangibles para producir nuevos conocimientos, como suele ser el caso de las nuevas empresas tecnológicas, están subordinadas a las empresas monopolísticas a las que suministran innovación. Para las empresas que necesitan acceder a información capturada para producir sus bienes, competir con empresas monopolísticas no es una opción. Por lo tanto, la subordinación sigue siendo la mejor estrategia alternativa a la que pueden recurrir para acumular capital, aunque esto signifique acumularlo en beneficio del monopolista.
Las cadenas de valor mundiales ilustran desde hace tiempo las relaciones que resultan de tales configuraciones, ya que las empresas en posición dominante poseen conocimientos exclusivos sobre cómo integrar la red de producción internacional[26]. Para decirlo en los proféticos términos utilizados por Samir Amin al escribir sobre la persistencia del subdesarrollo, «el control directo de los medios de producción» se vuelve superfluo cuando el capital de los países del centro está en condiciones de dominar las industrias del Tercer Mundo gracias a su superioridad tecnológica, y puede «extraer de ellas beneficios sustanciales sin ni siquiera financiar su instalación»[27].
Aquí, extracción y explotación contribuyen simultáneamente a la acumulación. La unidad del proceso de acumulación de capital se extiende más allá de la propiedad legal del monopolista a todo el subsistema que depende del acceso a sus activos intangibles. El monopolista no sólo ejerce el control sobre los procesos de producción que tienen lugar en las empresas y organizaciones subordinadas, sino que también puede utilizar su poder para definir las cláusulas de exclusividad, las condiciones de concesión de créditos comerciales y las normas de calidad, todo lo cual, a su vez, estructura los mercados a su favor[28].
En determinadas circunstancias, también puede recurrir a la coordinación directa o al control de sus subcontratistas para garantizar que la producción se desarrolle de acuerdo con sus especificaciones. Recientemente se anunció, por ejemplo, que el fabricante chino Luxshare Precision se encargaría de ensamblar los iPhones de gama alta, asumiendo algunas de las operaciones realizadas anteriormente por Foxconn. Para facilitar la transición, Apple realizó inversiones específicas destinadas a integrar a Luxshare en su cadena de valor; como resultado, la empresa sólo tardó unos meses en poder asumir pedidos de última hora[29].
Las empresas de este tipo son independientes, pero sólo ejercen un control de iure, no de facto, sobre sus medios de producción. Es el monopolista quien fija los precios, normalmente basándose en su profundo conocimiento de los procesos de producción. Las empresas subordinadas intentarán a menudo compensar esta situación sobreexplotando a sus trabajadores, como ocurre en los talleres clandestinos donde se ensamblan los aparatos electrónicos (por supuesto, no se trata de una estrategia exclusiva de las empresas subordinadas, como ilustran los almacenes de Amazon).
Por supuesto, estas empresas también dependen de monopolios intelectuales cuando se trata de garantizar que los consumidores tengan acceso a sus productos: pensemos en los desarrolladores que dependen de los gigantes tecnológicos para vender sus aplicaciones. La economía colaborativa está llena de plataformas de segundo nivel que dependen de las tecnologías e infraestructuras de los gigantes tecnológicos. Para que sus aplicaciones funcionen, plataformas como las que reservan VTC o reparten comidas no tienen más remedio que posicionarse como subordinadas de los gigantes tecnológicos.
Contrariamente a lo que se suele creer, la planificación -o más bien las cuestiones de quién planifica y a quién se imponen esos planes- es absolutamente decisiva en el capitalismo contemporáneo. En los periodos jacobino e isabelino de la historia inglesa, la concesión de un monopolio no sólo se refería a lo que ahora denominamos derechos de propiedad intelectual; también implicaba una delegación de gobierno y, por tanto, del poder, en determinados contextos, de dictar a otros[30].
Hoy en día, los monopolios intelectuales disfrutan de un poder del mismo orden, en la medida en que se han convertido en los planificadores del capitalismo global, por encima del capital del que son propietarios legales. Una masa de información digital sin precedentes dota a los monopolios intelectuales de capacidades de planificación a una escala que habría sido inconcebible para cualquier Estado o corporación en el pasado. Según James C. Scott, la planificación estatal estaba condenada al fracaso porque implicaba procedimientos de simplificación que no podían tener en cuenta los conocimientos locales esenciales [31].
Al procesar datos individualizados recogidos de individuos y organizaciones de todo el mundo, los algoritmos de los gigantes tecnológicos alimentan constantemente su proceso de aprendizaje con la información más localizada, lo que permite planificar vastas franjas de la sociedad sin ignorar toda granularidad. La propiedad exclusiva de las fuentes de datos más exhaustivas y diversas y de las tecnologías de aprendizaje profundo permite a las empresas que se benefician de ellas extender su monopolio intelectual a ámbitos inéditos -desde la sanidad a las energías renovables- y hacerlo no como simples proveedores de tecnología, sino como verdaderos protagonistas. Los conflictos entre los gigantes tecnológicos y los Estados que les han permitido desarrollarse se entrelazan con el enfrentamiento entre Estados Unidos y China, y con la rivalidad y la cooperación entre los gigantes tecnológicos de cada uno de estos dos bloques.

La intensificación del estancamiento

El capitalismo monopolista intelectual puede definirse, por tanto, como un proceso de creciente apropiación del conocimiento producido por la sociedad, que da a los monopolistas la posibilidad de ejercer su poder sobre otras empresas y organizaciones. Así pues, la acumulación de capital se ve impulsada y renovada en gran medida por la transformación en activos de los recursos inmateriales que previamente han sido objeto de estrategias depredadoras.
Huelga decir que las rentas siempre han sido parte integrante de la dinámica del capitalismo realmente existente. Pero las consecuencias para la acumulación del tipo de rentas analizadas aquí son bastante particulares, en el sentido de que un monopolista intelectual es un rentista proactivo. Debe seguir invirtiendo constantemente en I+D para mantener su posición dominante, basada en la transformación sistemática de la ganancia temporal del innovador en una ventaja permanente.
Para perpetuar sus rentas, también necesita asegurarse un acceso privilegiado a nuevos intangibles, ya sean producidos internamente o capturados a expensas de otros. Todo ello implica potencialmente inversiones a muy gran escala en la construcción de infraestructuras digitales, esenciales para la recogida, el transporte y el almacenamiento de intangibles digitales. Microsoft ocupa el cuarto lugar en gasto en I+D de las empresas privadas -después de Amazon, Apple y Huawei- y está invirtiendo masivamente en infraestructuras digitales. No cabe duda de que la empresa seguirá invirtiendo tanto en intangibles como en infraestructuras digitales, o se arriesgará a perder su monopolio intelectual.
El poder de monopolio intelectual tiene varios efectos sobre la acumulación global. Uno de ellos está relacionado con los niveles de inversión realizados. En el caso de Microsoft, sus reservas de efectivo e inversiones financieras a corto plazo ascendieron al 95% de sus ingresos en 2020, y al 78% en 2021, tras la adquisición de la start-up de la nube Nuance por 19.700 millones de dólares[32]. Esta liquidez excesiva podría utilizarse para la acumulación. Pero está claro que Microsoft no necesita realizar inversiones productivas de este tipo para consolidar su monopolio intelectual; después de todo, la empresa ya es uno de los cinco mayores inversores privados en I+D.
En segundo lugar, los monopolios intelectuales interrumpen el ciclo que va desde la producción de una innovación hasta su difusión. Normalmente, una innovación genera crecimiento económico a través de la difusión de nuevos métodos, cuya adopción no se limita a una simple adaptación, sino que también genera innovaciones complementarias, ya que se producen nuevos conocimientos sobre la base del proceso de aprendizaje puesto en marcha por esta innovación inicial. Al romper este ciclo, la monopolización intelectual frena el crecimiento económico. Así pues, la dinámica a largo plazo de esta forma de capitalismo se caracterizará probablemente por el tríptico de la financiarización, la desigualdad y el estancamiento.
¿Sigue siendo esto capitalismo al viejo estilo? En absoluto. Con esto no quiero decir que estemos asistiendo a una ruptura total con el pasado. La explotación del trabajo persiste, aunque ahora la acumulación esté impulsada por empresas que ejercen un monopolio intelectual sobre otras empresas, y en una medida nunca vista. Pero las formas contemporáneas de explotación del trabajo son uno de los temas que hay que estudiar de nuevo. Si hay una certeza que puede extraerse del caso de los monopolios intelectuales, es que el conocimiento es acumulativo: descuidar los análisis de nuestros predecesores sería negarnos la comprensión del capitalismo contemporáneo; pero esto no significa que debamos tratar estas contribuciones como textos sagrados que ya contienen todas las respuestas a las preguntas del orden del día.
*
Este texto apareció originalmente en la New Left Review (2023, n°139). Traducido por Guillaume Dreyer para Contretemps.
Notas
*Traducido de Rikap (C.), «Capitalism As Usual? Implications of Digital Intellectual Monopolies», New Left Review, (139), 2023.
[1] Durand (C.), Techno-feudalism. Critique de l’économie numérique, París, La Découverte, 2020; Morozov (E.), «Critique de la razón tecnofeudal», New Left Review, (133/134), 2022, p. 126; véase también la respuesta de Durand (C.), «Scouting Capital’s Frontiers», New Left Review, (136), 2022.
[2] Pagano (U.), «The crisis of intellectual monopoly capitalism», Cambridge Journal of Economics, 38 (6), 2014; Rikap (C.), Capitalism, Power and Innovation. Intellectual Monopoly Capitalism Unconvered, Londres, Reino Unido, Routledge, 2022; Durand (C.), Rikap (C.), «Intellectual monopoly capitalism – challenge of our times».
[3] Literalmente, la Ordenanza del Monopolio.
[4] Coke (E.), The Third Part of the Institutes of the Laws of England, Londres, Reino Unido, 1628, p. 181.
[5] Palermo (G.), «Competition: a Marxist view», Cambridge Journal of Economics, 41 (6), 2017; Vasudevan (R.), «Digital platforms: monopoly capital through a classical-marxian lens», Cambridge Journal of Economics, 46 (6), 2022; Christophers (B.), The Great Leveler: Capitalism and Competition in the Court of Law, Cambridge, MA, 2016.
[6] Baran (P. A.), Sweezy (P. M.), Monopoly Capital. An Essay on the American Economic and Social Order, Nueva York, NY, Monthly Review Press, 1966, p. 53; Baran (P. A.), Sweezy (P. M.), Monopoly Capitalism. Un essai sur la société industrielle américaine, París, François Maspero, 1968, p. 64-65; Sweezy (P. M.), Four Lectures on Marxism, Nueva York, NY, Monthly Review Press, 1981, p. 27.
[7] Fisk (C.), Working Knowledge: Employee Innovation and the Rise of Corporate Intellectual Property, 1800-1930, Chapel Hill, Carolina del Norte, EE.UU., University of North Carolina Press, 2009.
[8] Grad (B.), «A personal recollection: IBM’s unbundling of software and services», IEEE Annals of the History of Computing, 24 (1), 2002.
[9] En inglés, el acrónimo correspondiente es TRIPS, por Trade-Related Aspects of Intellectual Property Rights.
[10] Coriat (B.), Orsi (F.), «Establishing a New Intellectual Property Rights Regime in the United States: Origins, Content and Problems», Policy Research, 31 (8-9), 2002; Dreyfuss (R.), Frankel (S.), «From Incentive to Commodity to Asset: How International Law Is Reconceptualizing Intellectual Property», Michigan Journal of International Law, 36 (4), 2014.
[11] The impact of the acquisition and use of patents on the smartphone industry, OMPI y Center on Law and Information Policy at the Fordham University School of Law, 2014.
[12] Bimbaum (E.), «Tech Spent Big on Lobbying Last Year», Politico. Sobre la misma estrategia desplegada en Europa, véase Big Tech’s Web of Influence in the EU, Corporate Europe Observatory, 2021; Goujard (C.), «Big Tech Accused of Shady Lobbying in EU Parliament», Politico.
[13] Block (F.), «Swimming Against the Current: The Rise of a Hidden Developmental State in the United States», Politics & Society, 36 (2), 2008; Weiss (L.), ¿América S.A.? Innovation and Enterprise in the National Security State, Ithaca, Cornell University Press, 2014.
[14] Zero to One es un libro de 2014 escrito conjuntamente por Peter Thiel y Black Masters. Trata de las start-ups y de cómo, según el subtítulo, están ayudando a «construir el futuro».
[15] Thiel (P.), «La competencia es para los perdedores», Wall Street Journal.
[16] Cockburn (I. M.), Henderson (R.), Stern (S.), The Impact of Artificial Intelligence on Innovation, National Bureau of Economic Research, coll. «National Bureau of Economic Research Working Paper», 2018.
[17] En economía, el coste marginal de un bien o servicio se define como el coste adicional en el que se incurre por la producción de una unidad adicional.
[18] Dockès (P.), «Pouvoir, autorité et convention d’obéissance», Journal of World-Systems Research, 6 (3), 2000.
[19] La base de datos utilizada incluye toda la información de 87 oficinas de patentes, incluidas la USPTO, la OMPI, así como las oficinas europeas, japonesas, australianas, británicas, canadienses, francesas, alemanas, rusas, coreanas y chinas.
[20] Huang (S.), Wang (C.), Ding (B.), Chaudhuri (S.), «Efficient Identification of Approximate Best Configuration of Training in Large Datasets», Proceedings of the AAAI Conference on Artificial Intelligence, 33 (01), 2019; Luo (X. ), Lin (Z.), Wang (Y.), Nie (Z.), «CoChat: Enabling Bot and Human Collaboration for Task Completion», Proceedings of the AAAI Conference on Artificial Intelligence, 32 (1), 2018.
[21] Las siglas AAAI significan Asociación para el Avance de la Inteligencia Artificial.
[22] Literalmente, las comunicaciones de la Association for Computing Machinery.
[23] «Market share of major office productivity software worldwide in 2022», Statista.com (
https://www.statista.com/).
[24] Rikap (C.), Durand (C.), «Capitalism in the Age of Intellectual Monopoly», IT for Change, 2022.
[25] Este índice se calcula como la relación entre la proporción de publicaciones en coautoría y la proporción de patentes en cotitularidad.
[26] Durand (C.), Milberg (W.), «Intellectual monopoly in global value chains», Review of International Political Economy, 27 (2), 2020.
[27] Amin (S.), Accumulation on a World Scale: A Critique of the Theory of Underdevelopment, Nueva York, NY, Monthly Review Press, 1974, p. 154; se trata de una traducción al inglés del original francés: Amin (S.), L’accumulation à l’échelle mondiale. Critique de la théorie du sous-développement, París, Anthropos, 1970.
[28] Graz (J.-C.), The Power of Standards: Hybrid Authority and the Globalisation of Services, Cambridge, Cambridge University Press, 2019.
[29] Liu (Q.), «Foxconn’s biggest Chinese rival wins premium iPhone contract», Financial Times.
[30] Dent (C.), «»Generally Inconvenient»: The 1624 Statute of Monopolies as Political Compromise», Melbourne University Law Review, 33 (2), 2009. Originalmente, estas concesiones iban acompañadas de ciertas obligaciones para con quienes las obtenían, como la creación de empleo. Cabe señalar que esta perspectiva aún se utilizaba en el siglo XX para justificar la existencia de empresas gigantescas, como las de la industria automovilística. Otra justificación comúnmente esgrimida en la época en que Baran y Sweezy teorizaron sobre el capitalismo monopolista era la afirmación de que las empresas gigantes eran indispensables para la producción de innovaciones, cuya difusión generaría en última instancia el crecimiento económico. La llegada de los monopolios intelectuales echó por tierra ambas esperanzas.
[31] Scott (J. C.), Seeing Like a State. How Certain Schemes to Imporve the Human Condition Have Failed, New Haven, Connecticut, Yale University Press, 2008; esta obra se beneficia de una traducción al francés: Scott (J. C.), L’oeil de l’Etat. Moderniser, uniformiser, détruire, París, La Découverte, 2021.
[32] Esta empresa, que contaba con un sistema basado en la nube que ofrecía servicios de transcripción médica, estaba considerada a la vanguardia de la tecnología de reconocimiento de voz. Su adquisición dio a Microsoft acceso a una cartera de más de 1.000 patentes y conocimientos secretos. Véase Dans (E.), «There’s Nothing Nuanced About Microsoft’s Plans For Voice Recognition Technology», Forbes.

6. Nunca aceptarán dos estados

Los sionistas nunca aceptarán los dos estados. La única solución es acabar políticamente con los sionistas como tales, no necesariamente con la población israelí, por supuesto. https://strategic-culture.su/

El cambiante «juego final» de Netanyahu no es una estratagema, sino una reversión de la anterior estrategia sionista
Alastair Crooke 22 de enero de 2024
La difuminación del espacio establecido y demarcado ha ido calando gradualmente desde el ámbito militar a la esfera política israelí, escribe Alastair Crooke.
El difunto Ariel Sharon, líder militar y político israelí durante muchos años, le confesó en una ocasión a su íntimo amigo Uri Dan que «los árabes nunca habían aceptado de verdad la presencia de Israel… y, por tanto, la solución de los dos Estados no era posible, ni siquiera deseable».
En la mente de estos dos -así como en la de la mayoría de los israelíes de hoy- está el «nudo gordiano» que se encuentra en el corazón del sionismo: cómo mantener derechos diferenciales sobre un terreno físico que incluye una gran población palestina.
Los dirigentes israelíes creían que con el enfoque poco convencional de Sharon de la «ambigüedad espacial», Israel estaba cerca de encontrar una solución al enigma de gestionar los derechos diferenciales dentro de un Estado de mayoría sionista, que incluye minorías sustanciales. Muchos israelíes creían (hasta hace poco) que los palestinos estaban siendo contenidos con éxito en un espacio político y físico estriado -e incluso estaban siendo «desaparecidos» de importancia- sólo para que Hamás, el 7 de octubre, hiciera saltar por los aires todo ese elaborado paradigma.
Este acontecimiento ha desencadenado un temor generalizado y existencial a que el proyecto sionista pueda implosionar, si sus fundamentos excepcionalistas sionistas fueran rechazados por una amplia resistencia dispuesta a llevar la cuestión a la guerra.
El reciente artículo del periodista estadounidense Steve Inskeep -Israel’s Lack of Strategy is the Strategy (La falta de estrategia de Israel es la estrategia)- pone de relieve la aparente paradoja de que, mientras Netanyahu tiene muy claro lo que no quiere, al mismo tiempo se mantiene obstinadamente opaco sobre lo que sí quiere como futuro para los palestinos que viven en un terreno compartido.
Para quienes piensan que la paz en Oriente Medio podría (o debería) ser el objetivo de Netanyahu, esta opacidad aparece como un grave «defecto» para resolver la crisis de Gaza. Sin embargo, si Netanyahu (respaldado por su gabinete y por la mayoría de los israelíes) no ofrece ninguna estrategia para la paz con los palestinos, entonces quizá su omisión no sea «un defecto», sino su característica.
Para entender el oxímoron subyacente, hay que comprender por qué Ariel Sharon y Uri Dan ‘dijeron lo que dijeron’, y entender cómo la experiencia militar de Sharon de la Guerra de 1973 ha dado forma efectivamente a todo el paradigma palestino. En 2011, escribí un artículo en Foreign Policy en el que postulaba que la noción de Sharon de Ambigüedad Permanente Palestina era -y ha sido- la principal respuesta de los sionistas a cómo eludir la paradoja inherente al sionismo. Treinta años después, sigue acechando en todos los pronunciamientos recientes de Netanyahu (y de los líderes israelíes de todo el espectro político).
Incluso en 2008, la ministra de Asuntos Exteriores (y abogada), Tzipi Livni, explicaba por qué «la única respuesta de Israel (a la cuestión de cómo mantener el sionismo) era mantener indefinidas las fronteras del Estado -al tiempo que se aferraba a los escasos recursos hídricos y terrestres- dejando a los palestinos en un estado de incertidumbre permanente, dependientes de la buena voluntad israelí».
Y señalé en otro artículo «Livni decía que quería que Israel fuera un Estado sionista, basado en la Ley del Retorno y abierto a cualquier judío. Sin embargo, para garantizar ese Estado en un país con un territorio muy limitado, la tierra y el agua deben mantenerse bajo control judío, con derechos diferenciados para judíos y no judíos, derechos que afectan a todo, desde la vivienda y el acceso a la tierra hasta los puestos de trabajo, los subsidios, los matrimonios y la migración».
Por tanto, una solución de dos Estados no resolvía intrínsecamente el problema de cómo mantener el sionismo, sino que lo agravaba. La inevitable demanda de plena igualdad de derechos para los palestinos supondría el fin de los «derechos especiales» de los judíos y del propio sionismo, argumentaba Livni, una amenaza con la que coinciden la mayoría de los sionistas.
Sin embargo, la respuesta de Sharon a esta paradoja final era diferente:
Sharon tenía un plan alternativo para gestionar un gran «grupo exterior» no judío, físicamente presente dentro de un Estado sionista de derechos diferenciados. La alternativa de Sharon consistía en frustrar una solución de dos Estados con fronteras fijas.
Esto sugería una forma de pensar muy diferente, en desacuerdo con lo que durante mucho tiempo ha supuesto el consenso internacional, a saber: que la solución de los dos Estados acabaría surgiendo -pasara lo que pasara- porque era lo que más interesaba a Israel desde el punto de vista demográfico.
Las raíces de la «alternativa» de Sharon se encuentran en su pensamiento militar radicalmente heterodoxo sobre cómo defender el Sinaí, entonces ocupado, del ejército egipcio durante la guerra con Egipto en 1973.
El resultado de la guerra árabe-israelí de 1973 reivindicó plenamente la doctrina de Sharon de una defensa en red basada en una matriz de puntos fuertes elevados repartidos por toda la profundidad del Sinaí, un marco que actuaba como una «trampa» espacial ampliada que proporcionaba a los israelíes un alto nivel de movilidad, al tiempo que paralizaba al enemigo atrapado dentro de su matriz de puntos fuertes entrelazados.
(Si el lector advierte la similitud del planteamiento con los locii estratégicos israelíes de «puntos fuertes» de asentamientos diseminados hoy por Cisjordania, ¡no es coincidencia!).
Sharon concebía la profundidad de Cisjordania en su totalidad como una «frontera» extensa, permeable y temporal. Así pues, este planteamiento podía hacer caso omiso de cualquier línea de lápiz de trazo fino, trazada para denotar alguna frontera política. Este marco pretendía dejar a los palestinos en un estado de incertidumbre permanente, atrapados en una matriz de asentamientos entrelazados y sujetos a la intervención militar israelí a discreción exclusiva de Israel.
En 1982, Sharon elaboró su matriz del plan «H» de asentamientos de puntos fuertes para Cisjordania, que reflejaría la estrategia del Sinaí. Esta estrategia defensiva, sin embargo, también tuvo el efecto de imbuir al «sionismo de colonos» de un nuevo propósito y legitimidad.
El éxito de esta estrategia hizo que pasara de ser una estructura defensiva esencialmente militar (para paralizar a los palestinos dentro de una matriz de puntos fuertes de las IDF) a convertirse posteriormente en la base para gestionar a los palestinos de forma más amplia. Con el paso de los años, se hizo más represiva, más inicua y más resentida. Y, en última instancia, sembró el apartheid de la solución de los dos Estados.
Cuando Ariel Sharon «arrastró» los bordes mismos de la línea fronteriza de Israel y los «soltó» a ambos lados de Cisjordania, en realidad estaba diciendo que los colonos de Cisjordania son la línea fronteriza espacialmente extendida del territorio anterior a 1967, tanto como había extendido la frontera de Israel a través de las matrices de puntos fuertes en el Sinaí.
Este era precisamente el sentido de su visión: No importa si Israel es el territorio anterior o posterior a 1967 – todas las fronteras eran fluidas y cambiantes, en su opinión. La «frontera» ampliada, elástica, permeable, matriz-trampa de Sharon inició así el proceso -en la esfera militar- de difuminar las distinciones entre un interior y un exterior políticos. Esto, junto con el concepto de Sharon de espacio «no respetado», se convirtió en la doctrina militar israelí establecida.
«Queremos hacer frente al espacio estriado de la práctica militar tradicional y anticuada con una suavidad que permita el movimiento a través del espacio y que atraviese cualquier frontera y barrera sin impedimentos. En lugar de contener y organizar nuestras fuerzas según las fronteras existentes, queremos movernos a través de ellas», señalaba un alto oficial israelí en 2006.
De manera crucial, la difuminación del espacio establecido y demarcado ha ido calando gradualmente desde la esfera militar a la política israelí. Además, el principio de difuminar lo que está dentro con lo que está fuera se ha extendido al espacio político y jurídico de los Territorios Palestinos Ocupados. Ha permitido la creación de un espacio de dos niveles, sometiendo a los judíos israelíes y a los árabes palestinos a diferentes matrices de movilidad y tratamiento administrativo.
El espacio jurídico y administrativo diferenciado solidificó así también el principio político sionista de derechos políticos diferenciados. Este sistema de dos niveles prevé la exclusión política palestina, pero mantiene la dependencia y la inclusión legal palestinas bajo el aparato de control israelí. En esencia, se trata de un sistema de excepción soberana del que se han ocupado filósofos como Carl Schmitt y Giorgio Agamben.
Avancemos rápidamente hasta hoy: Una vez que se explicita que el objetivo primordial es mantener el sionismo, todo lo que hace Netanyahu tiene sentido. El quid del problema no ha cambiado: la contradicción inherente a un Estado sionista excepcionalista que incorpora un importante grupo externo no judío sin derechos -ya sea en el gueto vallado de Gaza o en una «matriz de bastión de colonos» en Cisjordania- se ha vuelto insostenible.
Una vez que el «sistema» de bifurcación de Ariel Sharon se rompa (como ocurrió el 7 de octubre), nociones como las propuestas de «un día después» de Blinken para Gaza ponen en duda la viabilidad del proyecto sionista per se. En pocas palabras, habrá que replantearse el sionismo o abandonarlo.
También habrá que replantearse las respuestas políticas de Occidente. Los tópicos bienintencionados sobre una «solución» de dos Estados llegan años tarde. Ya ha pasado demasiada agua bajo el puente. Por el contrario, Occidente podría empezar a considerar las implicaciones de la derrota para quienes han abrazado un bando en este conflicto. En el banquillo de los acusados de La Haya no sólo se encuentra Israel en Gaza, sino también muchas otras partes (desde la perspectiva del Sur Global).
¿Podría haber persistido realmente esta «inclusión excluyente» israelí? Después de todo, el sistema político tecnoespacial sharonita, a pesar de su pretensión de legitimidad filosófica, no es en el fondo más que una evolución del paradigma asociado a un estratega sionista clave, Vladimir Jabotinsky: es decir, una forma diferente de hacer «desaparecer» a los palestinos.
Y si no se puede hacer «desaparecer» al grupo exterior palestino mediante construcciones tecnoespaciales, no sería sorprendente que la lógica de la situación llevara a Netanyahu y a su gobierno de vuelta a la estrategia original de Sharon de falta de respeto radical por el espacio militar y las fronteras políticas: sorprender y crear una trampa espacial ampliada para los palestinos (de forma muy parecida a lo que hizo Sharon con el ejército egipcio).
«Israel es el Estado del pueblo judío», subrayó Livni en 2008 -insistiendo en el «fondo» sionista- «y me gustaría hacer hincapié en que el significado de «su pueblo» es el pueblo judío, con Jerusalén como capital unida e indivisa de Israel y del pueblo judío desde hace 3007 años».

7. Conferencia de prensa de Lavrov

A partir de una conferencia de prensa del ministro de exteriores ruso, el periodista Patrick Lawrence reflexiona sobre la relación de Rusia con Occidente.
https://consortiumnews.com/

El giro de Rusia (alejada de Occidente)
22 de enero de 2024
Los recientes comentarios de Sergei Lavrov son un caso en el que el subtexto es mucho mayor que el texto.
Por Patrick Lawrence Especial para Consortium News
Sergei Lavrov, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, firme, capaz e intelectualmente rápido, celebró la semana pasada una de esas conferencias de prensa de amplio alcance que él y su jefe favorecen. Los comentarios de Lavrov son sutiles pero de una importancia que no debemos pasar por alto.
Tass publicó un útil resumen el 18 de enero.
He aquí algunos de los comentarios más concisos de Lavrov. El primero de ellos apareció bajo el subtítulo «Sobre los amigos de Rusia». Me tomo la libertad de corregir ligeramente la traducción inglesa:
«Las relaciones entre Rusia y China atraviesan actualmente el mejor momento de sus siglos de historia.
Sus relaciones son más firmes, más fiables y más avanzadas que una unión militar tal y como las entendíamos en la anterior época de la Guerra Fría.
En todos los casos, los intereses de Rusia y China alcanzan un denominador común tras la negociación, y esto es un ejemplo para la resolución de cualquier asunto por parte de cualquier otro participante en la comunicación global.
Las relaciones de cooperación especialmente privilegiada con India se desarrollan gradualmente. Rusia también lleva las relaciones con los Estados africanos a un nivel verdaderamente estratégico. Desarrolla relaciones con el continente latinoamericano. El círculo cercano de Rusia también incluye a Irán, Turquía, Arabia Saudí, los EAU y Qatar».
A continuación, Lavrov habla del grupo BRICS-Plus, que se amplió el año pasado a partir de sus miembros originales, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica:
«Unos 30 Estados están interesados en acercarse al BRICS. Esta asociación tiene un gran futuro. Al ser una estructura global suprarregional, el BRICS simboliza la diversidad de un mundo multipolar».
En un momento dado, Lavrov se refirió, inevitablemente, al conflicto en Ucrania:
«No corresponde a Ucrania decidir cuándo parar y cuándo hablar seriamente de condiciones previas realistas para el fin de este conflicto. Es necesario hablar de ello con Occidente.
Occidente no quiere ninguna resolución constructiva que tenga en cuenta las legítimas preocupaciones de Rusia. Así lo indican la incitación y la coerción de Kiev para el uso cada vez más agresivo de armas de largo alcance para golpear Crimea, con el fin de hacerla inadecuada para la vida, así como en lo profundo del territorio ruso, y no sólo la incitación, sino también la entrega de las armas correspondientes.»
Tres cuestiones prácticas tal y como las interpretó el máximo diplomático ruso en una revisión de «la labor diplomática de Rusia en 2023», tal y como lo expresó TASS. Esto está muy bien, pero los comentarios de Lavrov son un caso en el que el subtexto es mucho más amplio que el texto. El objetivo de Rusia en 2024 -es TASS de nuevo- es «eliminar cualquier dependencia de Occidente».
Estoy seguro de que conoce el viejo adagio, derivado de un himno cristiano del siglo XVIII, «Dios se mueve de maneras misteriosas». También lo hace la historia. Examinemos, pues, brevemente esta historia. La conferencia de prensa de Lavrov rebosa de referencias implícitas a ella.
Nociones de progreso
Rusia está considerada entre los eruditos como «un desarrollador tardío». Tales naciones se denominan así porque iban un siglo o más por detrás de Occidente cuando éste entró en la era de los avances científicos e industriales y luego -lamentablemente, diría yo- en la Era del Materialismo. Ferrocarriles, líneas telegráficas, barcos de vapor, fotografía, acero Bessemer y todo lo demás: Los desarrolladores tardíos, rezagados en estas tecnologías, miraban hacia Occidente con envidia bien mezclada con un sentimiento de inferioridad.
El principal caso de desarrollo tardío es Japón. Tanto entre los rusos como entre los japoneses, la condición de «atrasados» produjo una profunda confusión en cuanto a su identidad y su lugar en el mundo moderno. Esta confusión sigue siendo fácil de detectar. En su núcleo se encuentran dos malentendidos muy importantes.
En primer lugar, la fraudulenta noción occidental de «progreso», que se convirtió en ortodoxia a partir de mediados del siglo XIX. Digo «fraudulenta» porque la historia no avanza en línea recta y en Occidente el progreso se mide estrictamente en función de los avances materiales. En cuestiones de ética, humanidad, igualdad, protección del medio ambiente, resolución de conflictos y espíritu humano en general, Occidente sigue siendo más primitivo que muchas sociedades «primitivas».
En segundo lugar, y esto es lo más importante, a partir del siglo XIX sólo hubo una forma de modernizarse. Todos los pueblos colonizados que eligieron el camino capitalista entendieron el imperativo de esta manera: modernización = occidentalización. De repente, avanzar, labrarse un futuro en el mundo moderno, significaba repudiar lo que uno era e imitar ser otro.
¿Es difícil imaginar las profundas perturbaciones y distorsiones -en el fondo psicológicas, pero también políticas, sociales, económicas y culturales- que surgieron como consecuencia de este equívoco? Cuento la equiparación de modernización con occidentalización, medida por el extravagante daño que causó, entre los errores más graves de finales del siglo XIX y de todo el siglo XX hasta nuestros días.
Rusia ha pasado casi tres siglos en este estado de agitación y -tal vez no sea un término demasiado fuerte- desorientación. A periodos de conservadurismo ortodoxo han seguido ciclos de liberalización orientada hacia Occidente, seguidos de un retorno a tradiciones previamente abandonadas, que han incluido durante muchos años una vuelta a la reacción y una nueva valorización de uno u otro tipo de nativismo y nacionalismo.
Un nuevo rumbo  
Hay otro factor a tener en cuenta. Desde la década de 1830 en adelante hasta las expansiones de la OTAN tras la Guerra Fría, el horrible programa liderado por Estados Unidos para convertir la Federación Rusa en una avaricia capitalista tras el colapso de la Unión Soviética, y ahora el conflicto de Ucrania, la lucha de Rusia por entenderse a sí misma ha ido acompañada de esfuerzos occidentales más o menos incesantes por remodelar Rusia a imagen y semejanza de Occidente.
No podemos entender la conferencia de prensa de Lavrov, ni muchas, muchas de las cosas que Vladimir Putin ha dicho estos últimos años, sin este contexto histórico. Con muchas palabras, todas ellas bien elegidas, el ministro de Asuntos Exteriores y el presidente han anunciado que Rusia ya no mirará hacia Occidente a medida que avance en el siglo XXI. La modernización ya no significará occidentalización.
Sería del todo imposible exagerar la magnitud histórica de lo que Rusia ha fijado como su nuevo rumbo. Vivimos tiempos muy interesantes, por decirlo de otro modo, aunque la mayoría de nosotros, hipnotizados por la propaganda de la eterna superioridad occidental, no podamos ver a metro y medio de distancia cómo se desarrollan los acontecimientos más significativos de nuestro tiempo.
Muchas cosas se pondrán ahora en su sitio. Lavrov, al enumerar a los miembros del «círculo cercano» de Rusia, describe, un par de años después, el «nuevo orden mundial» al que con frecuencia hacen referencia los chinos.
La carta de 5.000 palabras que Putin y el presidente chino Xi Jinping hicieron pública hace dos años el mes que viene, «Declaración conjunta de la Federación Rusa y la República Popular China sobre las relaciones internacionales que entran en una nueva era y el desarrollo global sostenible», puede entenderse ahora como lo que su columnista calificó entonces: el documento político más importante publicado en lo que va de siglo XXI.
Gordon Hahn, el consumado estudioso de Rusia y Eurasia, ofreció la semana pasada una magnífica historia de las relaciones de Rusia con Occidente durante una aparición la semana pasada en The Duran, el programa web diario producido por Alexander Mercouris y (en este caso) Glenn Diesen. En el curso de esta larga y rica entrevista, Hahn señala: «Putin, como ha declarado una y otra vez últimamente, las élites [rusas] demuestran rutinariamente que ya no confían en nadie en Occidente». Y profundiza: «Para Rusia, según parece ahora, Occidente ya no es su ‘Otro’… Rusia siempre se ha identificado, motivado e impulsado a sí misma en relación con Europa. Ahora Putin se aleja de eso. Ha dicho que ya no vamos a definirnos, a mirarnos, a través del prisma europeo. Por ahora, pondremos todos los huevos en la misma cesta, que es Eurasia…. Esta estrecha relación bilateral, de Europa como el Otro de Rusia, está llegando a su fin, y por tanto el ciclo [del conservadurismo a la occidentalización y vuelta] probablemente esté terminando».
Este momento se ha hecho esperar. Un somero repaso al pasado nos lleva a 1990-91, cuando Michail Gorbachov aceptó la garantía de Washington -sin un documento firmado, imprudentemente- de que la OTAN no se expandiría hacia el este desde la Alemania reunificada.
Como es bien sabido, siguieron 30 años de traiciones y deshonestidad diplomática mientras Moscú buscaba una nueva arquitectura de seguridad que proporcionase a la Federación Rusa un lugar en ese «hogar común europeo» que tanto anhelaba Gorbachov.
«Soy extremadamente pesimista», dice Hahn sobre las perspectivas de las relaciones ruso-estadounidenses. «No veo que, incluso con un acuerdo entre Rusia y Ucrania, Occidente deje de intentar ampliar la OTAN. Intentarán repetir el mismo escenario a menos que algo cambie en el propio Occidente, en Washington».
El mundo gira, aunque Occidente decaiga o sea incapaz de girar con él. El teaser del segmento de The Duran con Gordon Hahn dice: «Rusia pone fin a 300 años de política exterior centrada en Occidente». Esto es grande. Rara vez se hace más grande. Los misteriosos caminos de la Historia están ante nosotros.
Patrick Lawrence, corresponsal en el extranjero durante muchos años, principalmente para el International Herald Tribune, es columnista, ensayista, conferenciante y autor, el más reciente de ellos Journalists and Their Shadows, disponible en Clarity Press o a través de Amazon.  Otros libros suyos son Time No Longer: Americans After the American Century. Su cuenta de Twitter, @thefloutist, ha sido censurada permanentemente.

Comentario de Joaquín Miras:

Este resumen me parece muy interesante. Lástima que no sea toda la conferencia. Me parece publicable en nuestra web porque entre otras cosas plantea la crisis de civilización actual y además hace un análisis de países que entran por detrás en el progresismo progresista de progreso por detrás. Es el caso de España. Querer entrar en occidente es querer entrar en un cuadro al óleo, un imposible porque las nociones geográficas no dicen nada ni occidentalismo ni orientalismo, con perdón de Said. El mundo anglosajón está ahí, absolutamente bien perfilado, mientras el mundo hispanoamericano o latinoamericano y el mundo latino-mediterráneo-magrebí, son mundos que estamos en el guindo. Lo que sabemos es que la OTAN quiere volver a los ejércitos de quintas y a la producción de armas para poder llevar una guerra con Rusia en los próximos 10 años, eso sí lo sabemos porque lo dicen la elite de la UE. Otra cosa que es un fantasma que recorre Europa, en el peor sentido. Bueno, que es un artículo que no obliga a nadie a compartir nada, pero sí nos saca de esa continua celebración de los «25 años de paz» que el dictador colectivo de occidente nos impone y, además, ahora nos induce a la guerra.

8. 2025

El artículo semanal de B se atreve a poner fecha al inicio del declive civilizatorio fosilista: 2025. https://thehonestsorcerer.

2025: Un punto de inflexión civilizacional
B
Cada vez hay más pruebas de que el periodo 2024-2030 nos deparará una coyuntura crítica que pondrá fin a una era de crecimiento económico que ha durado siglos. No, no tendrá nada que ver con el cambio climático o los nuevos virus: esos dos vendrán algo más tarde. Sin embargo, hay un aspecto de nuestra situación que se ha pasado por alto y que pondrá en marcha un bonito «juego de las sillas musicales», probablemente hacia 2025. Abróchense los cinturones mientras puedan.
Vivimos en un sistema complejo supermasivo, a menudo denominado modernidad, civilización industrial o economía mundial. Este enorme organismo tiene vida propia, con sus propias entradas (recursos) y salidas (contaminación), así como su propio ciclo vital. Es algo que se entiende mejor a través de la lente de la dinámica de sistemas, un método de modelización desarrollado a finales de los años sesenta. Los primeros resultados se publicaron en 1972, en un estudio titulado Los límites del crecimiento. Sin entrar demasiado en detalles, los autores rastreaban las numerosas interconexiones entre cinco factores clave: recursos naturales no renovables, contaminación persistente, población, producción alimentaria y producción industrial, y establecieron varios escenarios. Uno de ellos era World3, o Business As Usual (BAU).

El estudio original fue objeto de múltiples seguimientos, todos ellos publicados en revistas científicas revisadas por expertos. Todos demostraron que el concepto original era correcto y confirmaron que, efectivamente, estamos siguiendo el escenario BAU establecido en el modelo World3. La última iteración de estos estudios de seguimiento se tituló…

Si se observa el gráfico anterior de la ejecución más reciente del modelo, se comprende fácilmente la naturaleza interrelacionada del sistema. Basta con concentrarse en las líneas continuas: a medida que los recursos (rosa) disminuyen y se agotan, tanto la producción industrial (rojo) como la alimentaria (verde) atraviesan un punto de inflexión y empiezan a disminuir. Como consecuencia, la población mundial (naranja) alcanza su máximo y disminuye. Sin embargo, la contaminación (azul) seguirá aumentando a medida que la gente recurra a tecnologías menos limpias y queme casi todo lo que pueda para mantenerse caliente en invierno.
Ni que decir tiene que ningún modelo es perfecto, pero algunos pueden ser bastante útiles. Dado que nuestro mundo es infinitamente más complejo de lo que muestran estos cinco factores, es imposible hacer predicciones precisas sobre cuándo y dónde exactamente se torcerán las cosas. (Lo mismo cabe decir de la modelización del clima.) Sin embargo, estas herramientas son increíblemente útiles para descodificar las relaciones de causa y efecto entre factores individuales, ayudándonos a comprender mejor hacia dónde nos dirigimos como civilización. Los autores del estudio concluyen
Al igual que el escenario [Business As Usual] de la publicación [Limits to Growth], el nuevo escenario Recalibration23 refleja el modo de rebasamiento y colapso debido a la escasez de recursos. […] Aquí, los resultados del modelo indican claramente el final inminente de la curva de crecimiento exponencial. El consumo excesivo de recursos por parte de la industria y la agricultura industrial para alimentar a una población mundial creciente está agotando las reservas hasta el punto de que el sistema ya no es sostenible. La contaminación va por detrás del crecimiento industrial y no alcanza su punto máximo hasta finales de siglo. A los picos les siguen descensos bruscos de varias características. Este colapso interconectado, o, como lo han llamado Heinberg y Miller (2023), policrisis, que se produce entre 2024 y 2030 está causado por el agotamiento de los recursos, no por la contaminación. El aumento de la contaminación ambiental se produce más tarde y con un pico más bajo.
El mensaje principal aquí es que cada vez parece más seguro que nos quedaremos sin recursos antes de que el próximo deterioro del clima pueda poner fin a nuestro estilo de vida. (Y eso es todo un logro, sabiendo cómo un creciente desequilibrio energético de la Tierra ha acelerado el calentamiento recientemente…) El modelo también asigna un plazo no tan lejano en el que todo el modelo económico que creíamos relevante para los siglos venideros podría salir mal.
En cuanto a la razón por la que esto podría ser así, y como corroboración independiente del estudio anterior, sugiero echar un vistazo al estado de la industria petrolera. ¿Por qué? Bueno, la energía sigue siendo la economía, como puede atestiguar el caso perdido de Alemania, y a pesar de toda la palabrería el petróleo sigue siendo el recurso principal, que hace que todos los demás recursos energéticos y minerales estén disponibles. La minería, la agricultura, la construcción, el transporte de larga distancia, los plásticos, todo depende irremediablemente del petróleo. La energía hidráulica, la nuclear y las «renovables» también son posibles gracias al uso de vehículos que queman diésel y gasolina para transportar a las personas, las materias primas y los equipos. Si el petróleo dejara de estar disponible, todos los demás recursos y la producción de energía acabarían disminuyendo con él.
En las últimas entradas ya he insinuado que el auge del esquisto en EE.UU. pronto llegará a su fin, y también he mencionado el predicamento energético neto que acosa a la industria petrolera y minera. El proceso de sustitución de yacimientos de alto rendimiento y bajo coste energético por otros cada vez más costosos es un «secreto» bien conocido de la industria, pero ni una sola alma habla de ello fuera de los círculos de geólogos. No es que nos vayamos a quedar sin petróleo de un día para otro, catapultando a toda nuestra sociedad a la edad oscura que se avecina, sino que la extracción de petróleo devolverá cada vez menos energía neta con el paso del tiempo… Hasta el punto de los rendimientos decrecientes, lo que provocará una contracción económica implacable, haciendo imposible cualquier transición a cualquier otra fuente de energía. El Journal of Petroleum Technology, la revista insignia de la Society of Petroleum Engineers ha publicado un artículo en 2023 que dice precisamente eso: «La energía necesaria para la producción de líquidos petrolíferos está creciendo a un ritmo exponencial, representando el 15,5% de la producción energética de líquidos petrolíferos en la actualidad y se prevé que alcance una proporción equivalente a la mitad de la producción energética bruta en 2050 (Delannoy et al. 2021).
Si se tiene en cuenta la energía necesaria para la extracción y producción de estos líquidos, se prevé que el pico energético neto se produzca en 2025 a un nivel de 400 PJ/d [1]. En un futuro previsible, la energía necesaria para producir líquidos petrolíferos podría acercarse a niveles insostenibles, un fenómeno denominado «canibalismo energético».
El concepto de canibalismo energético es cada vez más relevante, ya que el creciente uso de energía en la producción de petróleo significa que los propios recursos necesarios para la transición a las energías renovables pueden verse limitados, sobre todo si se considera desde una perspectiva de energía neta y en términos de crecimiento económico».
El pico de energía neta significa que, por mucho que intentemos sustituir nuestras reservas tradicionales de petróleo, cada vez más escasas y fáciles de explotar, por arenas bituminosas o pozos ultraprofundos perforados en el fondo del mar, a partir de cierto punto ya no podremos aumentar la cantidad de petróleo disponible para otros usos (como la fabricación, el transporte, la minería, la agricultura, etc.). Sin embargo, el «canibalismo energético» no se detiene en el pico: seguirá haciendo falta cada vez más energía para mantener la extracción de petróleo a medida que «maduren» los yacimientos existentes. El funcionamiento de los equipos de perforación, el bombeo de agua de mar o CO2 en pozos envejecidos para mantener la producción, el transporte de la arena utilizada en la fracturación de los pozos existentes, etc., seguirán consumiendo una parte cada vez mayor del petróleo producido -así como otras formas de energía-, dejando cada vez menos para el resto de la economía (2). ¿No es de extrañar entonces que las compañías petroleras hayan optado por pagar a sus inversores en lugar de perforar nuevos pozos, y lo hayan dado por terminado?
Y no se trata sólo de la energía neta, sino de la disponibilidad global de petróleo (3). Durante la mayor parte de la segunda mitad del siglo XX, las petroleras descubrieron más crudo que el consumo mundial, unas cinco veces el volumen de la demanda. Esta proporción de recursos descubiertos frente a la demanda ha disminuido en las últimas décadas, situándose actualmente en torno al 25%. (Esto significa que cada año quemamos cuatro veces más petróleo del que encontramos). Una vez más, todo esto está relacionado con el aumento de la demanda de energía para encontrar y perforar en zonas petrolíferas cada vez más pequeñas y remotas. Entonces, ¿para qué invertir en métodos de perforación y exploración cada vez más intensivos en energía, si la economía ya no puede soportar el aumento de los costes energéticos de sacar más petróleo al mercado? Un rápido vistazo a cómo gasta sus beneficios la industria del petróleo y el gas confirma todo lo anterior. Como señal ominosa de lo que está por venir, el Director General de Occidental Petroleum ya advirtió a la multitud de Davos: «A partir de 2025 es cuando el mundo va a estar escaso de petróleo».
Me cuesta imaginar que alguien la tome en serio. Sin embargo, a pesar de todos los aspavientos, cada vez hay más pruebas que apuntan a esa fecha. El estudio Recalibrated23 , los cálculos del EROEI (Delannoy et al. 2021), los patrones de inversión, por no mencionar las estimaciones de un pico y una caída en la producción de petróleo de esquisto, todo indica que estamos a sólo un año de un pico neto en la producción de petróleo. Y tras una breve meseta, todos los modelos sugieren un declive cada vez más acelerado.
Sabiendo cómo afecta la producción de petróleo a todo lo que hacemos, nunca se insistirá lo suficiente en la importancia de superar este punto de inflexión de la civilización. Una vez más, esto tiene muy poco que ver con las subvenciones o las finanzas: estamos a punto de pasar un punto de rendimientos decrecientes desde una perspectiva energética y geológica. Y entonces realmente no importará si perforamos más pozos, ya no proporcionará ninguna energía adicional al resto de la economía. De hecho, la perforación de más pozos más allá de este punto actuará cada vez más como un lastre para el sistema energético.
Salvo que se produzca un milagro energético, cada vez parece más probable que a partir de 2025 ya no seamos capaces de mantener la cantidad de material transportado, extraído, los alimentos cultivados, etc. a nivel mundial. Algo tendrá que ceder.
El petróleo sigue siendo la economía, por muy contaminante que sea. Cuando la energía neta procedente del petróleo alcance su punto máximo y empiece a descender durante esta década, se traducirá directamente en un descenso de la producción económica. Odio ser portador de malas noticias, pero esto significa una nueva escasez de materias primas, costes de transporte por las nubes, inflación y un declive económico general (4).
Y aquí es donde el panorama se vuelve más turbio. Si bien es posible que se produzcan algunos aumentos de la producción de petróleo aún no aprovechados, que se encuentre aquí y allá una gema oculta de una zona petrolífera fácil de perforar, una cosa es segura. El petróleo es un recurso finito y sólo es cuestión de tiempo que alcancemos el pico y nos embarquemos en un largo declive. Dicho esto, cruzar ese punto de inflexión no está ligado a una sola fecha. Al principio, puede que ni siquiera se note durante meses, si no un año. También podría quedar enmascarado por la desindustrialización y el declive económico en curso en Europa, o por una gran crisis financiera. (Ambas están estrechamente relacionadas con la disponibilidad de combustibles fósiles, por decir algo).
Pero tarde o temprano, la crisis del petróleo llegará y la música dejará de sonar. Todo el mundo buscará desesperadamente un asiento (excepto Europa, que ya se está desangrando en el suelo). Sin embargo, cuando pase la primera oleada de pánico, la gente de todo el mundo empezará a adaptarse a esta nueva realidad, pero actualmente no existen modelos para predecir cómo se desarrollará exactamente. Nos encontraremos en un territorio completamente desconocido. Citando de nuevo a los autores del estudio Recalibrate23:
Sin embargo, es importante señalar que las conexiones del modelo y la recalibración sólo son válidas para el borde ascendente, ya que muchas de las variables y ecuaciones representadas en el modelo no son físicas, sino socioeconómicas. Es de esperar que las complejas relaciones socioeconómicas se reorganicen y vuelvan a conectarse en caso de colapso. World3 mantiene constantes las relaciones entre las variables. Por lo tanto, no es útil extraer más conclusiones de la trayectoria tras los puntos de inflexión. Más bien, es importante reconocer que existen grandes incertidumbres sobre la trayectoria a partir de entonces, construir modelos para esto podría ser todo un nuevo campo de investigación.
Hablando del «reordenamiento de las complejas relaciones socioeconómicas»… ¿Qué tal el fin del mundo unipolar y el surgimiento de nuevos bloques comerciales (BRICS+)? ¿Quizás un conflicto mundial sobre quién quemará los últimos barriles de petróleo disponibles para la exportación? ¿O una gran crisis financiera que ponga patas arriba el actual sistema financiero?
Los tiempos convulsos están casi garantizados en las próximas décadas. En el plano económico local, los grandes proyectos de construcción podrían cancelarse debido a la escasez y al aumento vertiginoso de los costes, dejando las infraestructuras en un estado cada vez más deficiente. El trabajo a distancia podría convertirse (de nuevo) en la norma, al menos para los que aún conservan su empleo. Las grandes empresas manufactureras quebrarán, una tras otra. Los efectos nocivos del cambio climático desencadenado por la quema de todo ese petróleo, carbón y gas natural serán imposibles de combatir.
Ya no será posible seguir como hasta ahora. Bienvenidos al colapso de la modernidad, un largo declive.
A menos energía, menos complejidad. Al cabo de unos años, quizá una década, ya no será posible mantener las instituciones y las grandes estructuras políticas actuales. Las razones, como siempre: la brecha entre los intereses es demasiado grande, los costes de mantener el control central son demasiado elevados… Estados Unidos, por ejemplo, podría desmoronarse fácilmente a lo largo de sus muchas fallas ya existentes, una vez que la realidad de la pérdida de su estatus de superpotencia económico-militar cale en la población. Texas podría declarar su independencia, seguida de la costa noreste, la costa oeste, el sureste, dejando un poco de tierra de nadie en el medio… La UE y la Bundesrepublik alemana también podrían dividirse en estados independientes.
Tras la primera oleada de colapso, se liberarían tantos recursos previamente inmovilizados que incluso podrían volver a ser posibles unos pocos años de crecimiento económico renovado. Sin embargo, el canibalismo energético seguirá siendo una lacra y exigirá una cuota cada vez mayor de la producción de energía para mantener lo que quede de extracción de petróleo. Así pues, este momento de relativa calma también acabaría rápidamente, esta vez provocando la caída del poder central en muchos Estados más débiles. Tras unas décadas en esta nueva era económica de «decrecimiento» involuntario, y con una mayor caída de la producción neta de energía, la red eléctrica junto con muchos servicios se volverán gradualmente intermitentes y poco fiables. Si vives en el Norte global y quieres saber cómo vivirás dentro de unas décadas, sólo tienes que fijarte en cómo vive la gente a un par de cientos de kilómetros al sur de ti. El tiempo será mucho más caluroso, las precipitaciones menos previsibles y sus perspectivas económicas aún menos.
Con una cantidad cada vez menor de energía neta procedente del petróleo, con el tiempo todas nuestras tecnologías se volverán inviables -no es que cualquier tecnología basada en un conjunto de minerales finitos fuera viable a largo plazo…
No hay absolutamente nada nuevo en esto. Todas las civilizaciones -incluida la nuestra- han crecido a base de vivir de su herencia única, ya fuera tierra fértil o petróleo, sobrepasando tanto la capacidad de carga natural de su entorno como la base de recursos no renovables de la que dependían. Luego, cuando los recursos se agotaron por debajo de un nivel crítico, todas atravesaron sus respectivas fases de colapso.
El declive es una parte perfectamente normal y fácil de entender de la vida de toda sociedad. Una vez que se deja atrás la negación y la negociación, resulta más claro que el agua que tiene sus causas en la biología, la física y la geología de la Tierra. No hay nadie a quien culpar. Tampoco existe una supertecnología que sea la clave para salvar la civilización. Era una propuesta totalmente insostenible desde el principio. En este momento, si tuviéramos acceso a una IA verdaderamente general capaz de comprender nuestro mundo con todas sus interrelaciones, sólo diría lo siguiente:
«No deberías haberte embarcado en este viaje, y haber destruido el planeta en el proceso para preguntarme al final qué hacer. No queda nada por hacer para evitar el colapso. Ahora, es el momento de prepararse para un aterrizaje largo, duro y lleno de baches. Ah, y traten de no exterminarse en el proceso. Buenos días y buena suerte».
Aún así, desde la perspectiva de una persona individual, el fin de la modernidad tardará muchísimo tiempo en desarrollarse. Sin embargo, también nos dará muchas oportunidades para volver a conectar con nuestro entorno, vecinos y familia, o desarrollar nuevas habilidades y rasgos. Quizá nos enseñe un par de cosas sobre lo que es importante en la vida y dé un nuevo sentido a nuestra corta existencia en este planeta. Sea como fuere, uno ya no puede esconder la cabeza bajo la arena.
Hasta la próxima,
B
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Notas:
(1) Para contextualizar, Estados Unidos consumió 100.000 petajulios de energía en 2021. Por supuesto, no toda procedía del petróleo, «sólo» 35.330 PJ/año, pero al resto se accedía utilizando productos derivados del petróleo (sobre todo gasóleo), como el carbón, o se accedía a través de pozos petrolíferos (gas natural).
(2) En este punto es importante mencionar el rendimiento realmente pésimo de los petróleos manufacturados (petróleos de esquisto extraídos, gas a líquidos, carbón a líquidos, biocombustibles o biomasa a líquidos y ganancias de refinería) a la hora de «abordar» este predicamento. En muchos casos, hasta el 50% de la energía empleada en la fabricación de estos combustibles se pierde durante la conversión, lo que agrava aún más el canibalismo energético.
(3) La demanda adicional de petróleo y gas en la próxima década requeriría nuevas inversiones masivas para compensar las tasas de declive anual del 5-7%.
(4) El principal factor limitante es el gasóleo, no la gasolina que se quema en los vehículos personales. La producción y el consumo de gasóleo son la clave para entender el colapso de la modernidad. Los camiones eléctricos no son una solución por multitud de razones. Como alguien que trabaja en la industria del automóvil, íntimamente involucrado en el desarrollo de vehículos eléctricos, sólo puedo dar fe de ello. (Lea el artículo completo de Alice Friedemann, autora de «When Trucks Stop Running: La energía y el futuro del transporte» para hacerse una idea completa). Utilizar GNL como combustible para camiones y tractores sólo sería una solución provisional. Según un estudio sobre el tema, «la eficiencia global del combustible es similar a la del gasóleo en términos de equivalente energético, pero el almacenamiento de combustible a bordo limita la autonomía del vehículo». Incluso si se pudiera mantener la producción de GNL, habría que establecer una red nacional de recarga en un tiempo récord para sustituir, al menos parcialmente, al gasóleo en el transporte por carretera. (Suponiendo que todos los camiones pudieran convertirse mágicamente para quemar GNL de la noche a la mañana). Si todo esto se hiciera realidad, y todo el GNL exportado pudiera acabar en los camiones, la reserva probada de gas natural de EE.UU. (unos 625 billones de pies cúbicos) aún se agotaría en menos de 17 años (calculando con una tasa de producción de 36,4 billones de pies cúbicos/año).

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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