Miscelánea 24/X/2024 (selección)

Del compañero y miembro de Espai Marx, Carlos Valmaseda.
1. Para la historia del operaísmo.
2. Más sobre el acercamiento Erdogan-Ocalan.
3. Entrevista a Rockström.
4. Una semana de combates en el sur de Líbano (observación de Joaquín Miras).
5. Holocausto.
6. El corazón partío de Hezbolá.
7. Terminar el trabajo.
8. BRICS Pay.

1. Para la historia del operaísmo

Más allá de los textos de Ranzieri, Tronti o Negri, un nuevo libro sobre la experiencia operaísta en el Véneto se basa en el estudio de sus políticas y actividades prácticas. En Contretemps han publicado esta reseña. https://www.contretemps.eu/

Organizar el poder de los trabajadores. Sobre el libro de Marie Thirion

Fabrizio Carlino 22 de octubre de 2024 Organiser le pouvoir ouvrier. À propos du livre de Marie Thirion

Fabrizio Carlino comenta aquí el libro de Marie Thirion:  Organiser le pouvoir ouvrier. Le laboratoire operaïste de la Vénétie (1960-1973), publicado por Agone hace unos meses. En él, repasa en particular la secuencia de luchas radicales que marcaron Italia desde principios de los años sesenta hasta finales de los setenta, el sentido del operaísmo, la articulación entre movilizaciones obreras y elaboración intelectual, o el lugar de la organización Potere Operaio.

Marie Thirion,  Organiser le pouvoir ouvrier. Le laboratoire operaïste de la Vénétie (1960-1973), Marsella, Agone, 2024.

Según una tradición historiográfica ya consolidada, el 68 italiano se caracteriza por su duración[1]. La » secuencia roja italiana «[2], con sus raíces en los primeros años sesenta, no terminaría hasta finales de los setenta. El operaísmo fue sin duda uno de los componentes matrices de este ciclo de luchas, que fue a la vez ampliamente » fantaseado » (p. 7) por los antiguos soixante-huitards, sobre todo franceses, pero también a menudo asociado, en la opinión pública y por los propios historiadores, a los «años de plomo» es decir, a un periodo de acción violenta de los «extremismos» opuestos, bombas neofascistas, atentados asesinos y secuestros, cuyo final fue el de Aldo Moro, ejecutado por las Brigadas Rojas en 1978.

La cuestión del uso de la violencia política, su necesidad, su legitimidad o su papel nefasto, corre así el riesgo de absorber gran parte de la reflexión sobre el legado de las luchas de los años setenta en Italia. Además, el prestigio intelectual de algunas de sus figuras emblemáticas ha contribuido a reforzar la representación del operaísmo como una corriente de pensamiento, una tendencia herética dentro de la historia del marxismo, de la que el filósofo político Mario Tronti es considerado, junto con Raniero Panzieri, uno de los padres fundadores.

La poderosa y duradera influencia de Toni Negri, que vivió y dio forma a las diversas metamorfosis del método operaísta desde los años sesenta hasta los movimientos de los años 2010, pasando por la Autonomía Obrera y las múltiples expresiones del posoperaísmo, es indicativa de esta doble reducción del operaísmo como origen intelectual y político de la temporada de lucha armada en Italia. Negri fue profesor de la Universidad de Padua entre los años sesenta y setenta, y la prensa italiana lo sigue calificando de «mal maestro». Se le considera no sólo como un filósofo que renovó el pensamiento marxista, sino también como uno de los responsables de la deriva sectaria y violenta del movimiento de protesta surgido en 1968.

El libro de Marie Thirion,  Organiser le pouvoir ouvrier. Le laboratoire operaïste de la Vénétie (1960-1973) constituye una importante contribución para cuestionar esta representación simplista y engañosa de lo que fue el operaísmo. Forma parte de una serie de estudios que, desde hace unos veinte años [3], han intentado escribir una «historia diferente» de la experiencia operística, basándose menos en los grandes textos teóricos (en particular los de Tronti y Negri) y más en los archivos (octavillas, actas de asambleas, documentos preparatorios de reuniones, etc.), en las encuestas militantes, etc.), en encuestas militantes de la época y en los testimonios no sólo de los protagonistas reconocidos, sino también de trabajadores y militantes de base.

Lo que emerge es un conjunto de experiencias heterogéneas y de cuerpos contradictorios, de trayectorias individuales y colectivas que pintan un cuadro complejo y diverso, lejos del de un movimiento que encontraría su unidad en una serie de axiomas -como los enunciados a principios de los sesenta por Tronti[4]– y cuyo principal resultado no sería otro que un enfrentamiento cada vez más violento e impotente, en forma de lucha armada, durante la década siguiente.

La autora participa en este esfuerzo de reconstrucción historiográfica añadiéndole su sensibilidad sociológica y un punto de vista territorial, que se revela particularmente fructífero para estudiar las diferentes traducciones de los principios operaístas en las prácticas de grupo y las interacciones que éstas tuvieron a su vez con las posiciones elaboradas por los intelectuales. Podemos entonces seguir sobre el terreno las paradojas que afectan a la «trayectoria»[5] operaísta desde el principio, en lo concreto de la dialéctica entre las diferentes realidades y los diferentes niveles de organización de las luchas, captados en su especificidad.

El término «operaísmo» deriva del italiano operaio (obrero) y se utilizaba, generalmente en sentido peyorativo, para indicar el reduccionismo de las posiciones que reducían la lucha de clases enteramente al terreno de las luchas fabriles. No fue hasta finales de la década de 1970 cuando la categoría comenzó a utilizarse para indicar una nueva línea de análisis e intervención política formulada a principios de la década de 1960 en torno a la revista Quaderni Rossi, editada por el socialista Raniero Panzieri. Fue en este «laboratorio» donde se sentaron las bases del operaísmo italiano.

En efecto, como escribe Thirion, » las ideas clave de la centralidad de la fábrica [y] la no neutralidad de la ciencia y la tecnología «. Pero, sobre todo, experimentó con un método militante de investigación conocido como conricerca (investigación-con), basado en el trabajo conjunto entre investigadores y trabajadores. El objetivo era producir conocimiento objetivo -sobre el funcionamiento de la fábrica y la condición de los trabajadores, por ejemplo- necesario para organizar las luchas, al tiempo que se desencadenaban procesos de subjetivación política. Así, el obrero, que inicialmente era objeto de la investigación, a través de su participación en la conricerca junto a los intelectuales se convertía en sujeto, en el sentido de que el objetivo de esta práctica era permitirle ser actor tanto en la elaboración teórica como en » su traducción en organización política » (ibid).

La cuestión de la organización ocuparía un lugar destacado en los trabajos del grupo de trabajo constituido en torno a otra revista, classe operaia, nacida en 1964 de una escisión interna en Quaderni Rossi. Los orígenes del operaísmo se encuentran en la necesidad de reinventar los instrumentos políticos existentes, considerados inadecuados para hacer frente a la nueva configuración económica, política y social determinada por el » milagro económico» que Italia había experimentado a partir de la década de 1950.

El resultado fue una crítica no sólo de las instituciones -los partidos y sindicatos de izquierda-, sino también de la ortodoxia marxista que justificaba diversas formas de estrategia reformista, consideradas cada vez más alejadas de la realidad de la clase obrera. En contra de toda una tradición del movimiento obrero, los operaístas afirmaron la necesidad de que los trabajadores crearan una organización autónoma en la que pudieran ejercer el «poder obrero». Es en este planteamiento donde se reivindica la parcialidad del «punto de vista obrero » como condición para la acción revolucionaria: sólo adoptando el punto de vista de la clase obrera es posible producir conocimientos adecuados y dirigir luchas capaces de derribar la sociedad existente.

Este axioma se justifica teóricamente por la inversión de la relación entre clase obrera y capital tal como Marx la había establecido : el motor del desarrollo capitalista es la clase obrera, que se coloca por tanto en una posición de primacía frente al capital. Las formulaciones más logradas de estos principios se las debemos a Tronti, quien, sin embargo, declaró que el operaísmo italiano, que comenzó con Quaderni Rossi, terminó con el fin de classe operaia, es decir, un año antes de la explosión contestataria de 1968, para la que los operaístas de los años sesenta habrían supuesto una crítica anticipada.

El punto de vista adoptado por Thirion en su estudio implica una periodización diferente, por varias razones.

En primer lugar, la autora se remite a una definición más amplia del operaísmo, entendido como «una experiencia colectiva y transversal del movimiento obrero» (p. 10), lo que le permite tener en cuenta la multiplicidad de experiencias vinculadas a este movimiento y seguir en la dirección indicada por ciertos historiadores que invitan a hablar de «operaísmos plurales». Estos movimientos se desarrollaron en parte independientemente unos de otros, y siguieron cronologías diferentes a lo largo de los años setenta.

En segundo lugar, el estudio se centró en un territorio limitado, el del Véneto, en el noreste de la península italiana. En la organización de las luchas obreras en esta región, la referencia al método heredado del operaísmo a principios de los años sesenta continuó ininterrumpidamente hasta finales de la década siguiente, aunque bajo formas diferentes y con distintos grados de éxito.

Por último, esta perspectiva territorial permite seguir los principios enunciados por los intelectuales tal y como fueron recibidos y aplicados -o rechazados- en la organización concreta de las luchas, en las decisiones tomadas en las asambleas, en las fábricas o en los comités de base, en las reuniones de barrio y en las células militantes más pequeñas.

Traducidos a realidades económicas y sociales profundamente diferentes, que este libro describe con detalle, las consignas y los análisis transmitidos por los escritos más teóricos se resignifican, incluso se transforman, y a menudo producen efectos contradictorios. Este libro también nos muestra cómo los resultados de las luchas en las fábricas y luego en los barrios -donde los operaístas habían empezado a extender sus acciones tras el impulso dado por el movimiento de 1968- ejercieron a su vez una gran influencia en las posiciones defendidas por los dirigentes, que intentaron adaptar su estrategia a la evolución de las relaciones de fuerza y a las exigencias de contextos territoriales específicos.

Desde este punto de vista, y contrariamente a las afirmaciones de Tronti, la experiencia de Potere operaio, el grupo fundado en 1967, se inscribe plenamente en la historia de los operaísmos: todas las variaciones y retrocesos de su línea política pueden captarse, como hace este estudio, como otros tantos intentos diferentes de aplicar un mismo proyecto de organización del poder obrero. Un proyecto que pretende transformar la fuerza de trabajo en clase obrera y, por tanto, en sujeto político, autónomo de las instituciones del movimiento obrero tradicional.

El verdadero punto de inflexión en esta historia sería, por tanto, 1973, no sólo por los efectos del golpe de Estado de Pinochet en Chile, que cambió el horizonte de la lucha para los grupos surgidos a partir de 1968, que veían en ello el riesgo inminente de la instauración de una dictadura fascista en la propia Italia, sino también porque esta fecha fue la de la disolución de Potere operaio.

El punto de vista territorial también arroja luz sobre la trayectoria del operaísmo veneciano en relación con la cuestión central de la autonomía. Para los operaístas, la autonomía era ante todo un » postulado teórico » utilizado para afirmar la «irreductibilidad » de la clase obrera » a los imperativos productivistas» del «sistema neocapitalista » (p. 299). El estudio de Thirion muestra cómo, en la década de 1960, esto condujo a un intento de organizar el impulso hacia la autonomía de los trabajadores, es decir, la independencia de las organizaciones de la izquierda institucional. Uno de los principales éxitos de esta primera fase fue la creación del Comité de Marghera, en una zona industrial cercana a Venecia, que resultó ser intensamente activo y duradero.

Sin embargo, tras las luchas obreras del otoño de 1969 (el autunno caldo), las organizaciones autónomas ya parecían haberse vuelto inadecuadas para la nueva situación. Dentro de Potere operaio, algunos intelectuales, entre ellos el propio Negri, declaran superada la fase de la autonomía, entendida como espontaneísmo. En esta segunda fase, se habla de un nuevo tipo de autonomía, la de la organización. Es en este momento cuando se produce un doble cambio, en cierto modo paradójico si pensamos en los orígenes del operaísmo: el terreno preferido de intervención ya no es la fábrica sino el territorio, y la dimensión decisiva de la lucha ya no es económica sino política. El resultado fue un giro voluntarista y subjetivista de la militancia y una centralización e institucionalización de la organización con vistas a transformarla en partido.

A través de una reconstrucción detallada de los debates y conflictos entre las organizaciones de base y la dirección nacional de Potere operaio, Thirion muestra que estos pasajes, regidos por un retorno a un cierto leninismo, supusieron » una pérdida de independencia  de los colectivos y trabajadores del Véneto en la gestión de las luchas en las fábricas respecto a las directrices de los dirigentes de la organización. Por otra parte, gracias a la resistencia que opusieron los colectivos, se produjo un distanciamiento cada vez mayor entre «la ideología postulada a escala nacional y su traducción en la práctica local». Esto condujo a un distanciamiento progresivo entre los militantes de fábrica -que exigían una mayor libertad de acción para los colectivos locales- y los militantes profesionales. En esta tercera fase, la autonomía se convirtió en «una alternativa válida y viable al leninismo: descentralizada, difusa, cambiante, plural, informal» (p. 302).

Fue, además, en una concepción de la autonomía bastante similar a la que se desprende de esta tercera frase donde los herederos de la experiencia operaísta continuaron sus luchas después de 1973. En efecto, la organización acabó disolviéndose en ese » fatídico infinito » que uno de los dirigentes de Potere operaio, Franco Piperno, había querido evitar oponiéndole «la construcción del partido revolucionario «.[6]

La insurrección que muchos activistas creían inminente no se produjo, y los movimientos de los años setenta fracasaron por razones que, como sugiere Thirion, van mucho más allá de la ola de represión que se abatió sobre ellos en 1979. Sin embargo, su fracaso no puede atribuirse únicamente a errores de análisis, debilidades organizativas o limitaciones subjetivas de los líderes en cuanto a la estrategia a seguir.

En un intento de hacer un balance no sólo negativo de este periodo, el autor subraya, no obstante, que fue gracias a la contribución de los operaístas, y en particular a las luchas de los militantes de base, libradas a menudo con independencia de la organización central, que los trabajadores pudieron avanzar en el terreno de los derechos, las conquistas sociales y la emancipación colectiva. En este sentido, uno de los méritos de este estudio es poner de relieve en particular la labor de los operaístas venecianos sobre la cuestión de la contaminación industrial, subrayando la importante contribución del Comité Marghera al surgimiento de una «ecología obrera».

Continuar por el camino emprendido por el autor es sin duda necesario para situar la experiencia operística en un contexto más amplio, que abarque la evolución de la cuestión medioambiental dentro de la larga historia de luchas por los derechos de los trabajadores. También es deseable, a partir de estos resultados, seguir reflexionando sobre el papel de estas entidades locales que componen la constelación operística.

A la tendencia de los intelectuales a mitificar de una clase obrera desvinculada de toda determinación real, y a su búsqueda de un sujeto revolucionario que no se encontraba, opusieron la exigencia de volver a los obreros de carne y hueso, a sus necesidades reales, a sus condiciones de vida, a sus lugares de trabajo y a sus reivindicaciones concretas -que fue, por otra parte, el punto de partida de la obra de Quaderni Rossi y que no se abandonó hasta los años setenta, siguiendo una evolución paradójica.

Sin embargo, también sería necesario, en este planteamiento, no perder nunca de vista que las conquistas en materia de derechos de los trabajadores y los avances en el ámbito de la emancipación social, en la medida en que también son el resultado de un «estilo de trabajo «A los ojos de los operaístas de los años 60, las organizaciones del movimiento obrero tradicional eran fundamentalmente impotentes.

*

Fabrizio Carlino, doctor en filosofía (Université Paris-Sorbonne/Università del Salento), es miembro del Groupe de recherches matérialistes (GRM) y secretario de redacción de la revista Cahiers du GRM. Sus publicaciones se centran principalmente en la introducción del marxismo en Francia y en el pensamiento de Louis Althusser.

Notas

[1] Voir Marco Morra, Fabrizio Carlino, Traiettorie operaiste nel lungo ’68 italiano, Nápoles, La Città del Sole, 2020.

[2] Véase Andrea Cavazzini (ed.), » La Séquence rouge italienne «, Cahiers du GRM, n.º 2, 2011.

[3] Cf. entre otros : Giuseppe Trotta, Fabio Milana, L’operaismo degli anni Sessanta. Da «Quaderni rossi» a «classe operaia», Roma, DeriveApprodi, 2008 ; Steve Wright, A l’assaut du ciel. Una historia crítica del operaísmo, Ginebra, Entremonde, 2022.

[4] Reunidos en la obra considerada la piedra angular del operaísmo : Mario Tronti, Ouvrier et capital, prefacio de Andrea Cavazzini y Fabrizio Carlino, Ginebra, Entremonde, 2016 (1er edición 1966).

[5] Maria Turchetto, » Dall’operaio massa all’imprenditorialità comune: la sconcertante parabola dell’operaismo italiano « (2001). Versión francesa : » De l»ouvrier masse’ à l»entrepreneurialité commune’ : la trajectoire déconcertante de l’opéraïsme italien «, en Jacques Bidet, Stathis Kouvélakis (dir.), Dictionnaire Marx Contemporain, París, PUF, 2001, p. 295-306.

[6]« IV congresso nationale di Potere operaio », Potere operaio del lunedì, II, n. 57, 13 juin 1973, cit. par Thirion, p. 280.

2. Más sobre el acercamiento Erdogan-Ocalan

Parece que siguen los intentos de las autoridades turcas de un nuevo enfoque sobre el problema kurdo, llevando incluso a plantearse que Ocalan intervenga en el Parlamento y sea liberado. https://www.middleeasteye.net/

Turquía: El aliado nacionalista de Erdogan invita al encarcelado líder del PKK Ocalan a dirigirse al Parlamento

Por sorpresa, Devlet Bahceli pide a Ocalan que disuelva el grupo a cambio de la posibilidad de ser liberado

Por Ragip Soylu en Ankara Fecha de publicación: 22 de octubre de 2024

El líder nacionalista turco Devlet Bahceli invitó el martes a Abdullah Ocalan, líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) encarcelado desde hace tiempo, a comparecer en el Parlamento y pedir públicamente la disolución de su grupo, provocando una conmoción en todo el país;

El Partido del Movimiento Nacionalista (MHP) de Bahceli, aliado del presidente Recep Tayyip Erdogan, es un actor clave en la coalición gobernante, pero también se ha mostrado históricamente contrario a cualquier negociación o compromiso con el PKK y su líder.

«También hago un llamamiento a los que dicen que no pasará nada si el líder terrorista no está involucrado», dijo Bahceli en la reunión semanal del grupo de su partido, refiriéndose a Ocalan.

«Si se levanta el aislamiento del líder terrorista, que venga a hablar en la reunión del Partido Dem [pro-kurdo] en el Parlamento. Que grite que el terrorismo ha terminado por completo y que su organización se ha disuelto».

Bahceli añadió que si Ocalan pronuncia ese discurso, entonces podría haber una forma de excarcelarlo en virtud del artículo 3 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, conocido como «derecho a la esperanza», que prohíbe las penas de prisión indefinidas y las limita a 25 años

El Derecho a la Esperanza no está recogido en el ordenamiento jurídico turco, pero Sirri Sakik, legislador del Partido Dem, presentó en septiembre al Parlamento un proyecto de ley para codificarlo.

«Si Ocalan muestra esta determinación y perseverancia, el acuerdo legal sobre el uso del Derecho a la Esperanza debe hacerse y el camino debe estar abierto de par en par para que se beneficie de él», añadió Bahceli.

Al comienzo de su discurso, Bahceli dijo que sus comentarios pueden «cambiar el curso de la historia» y «romper los grilletes de Turquía». 

El líder del MHP también dijo que cada cuestión y cada crisis debe ser llevada al parlamento y las reformas necesarias y las enmiendas democráticas deben hacerse para satisfacer las preocupaciones de los ciudadanos kurdos. 

Aunque Bahceli dijo que se opone a iniciar nuevas conversaciones de paz, entre el PKK y el gobierno turco, que han fracasado repetidamente entre 2012-15, sus comentarios indican que el elemento más nacionalista de la asamblea está abierto a las negociaciones para resolver la cuestión a través del parlamento.  

También insinuó que las madres de los operativos del PKK deben reunirse con sus hijos, un eufemismo de que el PKK debe ser desarmado y a sus miembros se les debe permitir volver a sus vidas regulares 

Fin del aislamiento

Ozgur Ozel, jefe del principal partido de la oposición turca, el Partido Popular Republicano (CHP), expresó el martes sus reservas sobre los comentarios de Bahceli, pero afirmó que el Parlamento debe ser el principal foro para resolver la llamada cuestión kurda y que todo debe debatirse con transparencia;

Erdogan, por su parte, dijo en declaraciones televisadas que su coalición gobernante está ofreciendo una oportunidad única para acabar con el terror y que nadie debe sacrificar la nueva iniciativa por beneficios personales, indicando que Bahceli había coordinado su discurso de antemano.

Los recientes movimientos de Bahceli han desatado una serie de rumores en Turquía de que Ankara estaba considerando empezar a resolver la cuestión kurda con un nuevo comienzo.

Bahceli, en la ceremonia de apertura del Parlamento a principios de este mes, caminó hacia los miembros del Partido Dem, les estrechó la mano y mantuvo una breve charla.

Luego, la semana pasada, pidió a Ocalan que hiciera pública una declaración para disolver el PKK.
Ocalan permanece recluido en una remota isla del mar de Mármara desde 1999. Ostensiblemente un grupo militante de izquierdas, el PKK ha librado una guerra de guerrillas contra el Estado turco desde 1984, siendo su principal reivindicación una mayor autonomía para la población kurda del país.
Dos destacados diputados del Parlamento turco pertenecientes al partido prokurdo del país afirmaron la semana pasada que cualquier resolución de la cuestión kurda debe comenzar por poner fin al aislamiento de Ocalan.

Su familia y los abogados de Ocalan no han podido hablar con él ni visitarlo desde hace más de 44 meses.

3. Entrevista a Rockström

Por una vez, voy a pasar algo de El País. Es hasta divertido que una entrevista que vaticina un futuro desastroso si no cambiamos de sistema, esté patrocinada ni más ni menos que por «Abertis, Enagás, EY, Iberdrola, Iberia, OEI, Redeia, Santander, Telefónica y el partner estratégico Oliver Wyman.» https://elpais.com/proyecto-

Johan Rockström, científico climático: “Los países ricos deben hacer una gran transición hacia una dieta basada en plantas”

El director del Instituto Potsdam, reconocido por su trabajo sobre los límites de la salud planetaria, ha sido galardonado con el Premio Virchow 2024

Armando Quesada Webb San José (Costa Rica) – 18 OCT 2024 – 05:00 CEST

El científico Johan Rockström (Vaxholm, Suecia, 58 años) augura un futuro de muchas sombras y alguna luz. Por un lado, considera inevitable que el calentamiento causado por la acción humana supere el límite establecido en los Acuerdos de París de 2015, pero también cree que hay conocimiento y herramientas para evitar una completa catástrofe. Esto, sin embargo, requerirá de cambios radicales en la economía y en la vida cotidiana.

Rockström, director del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático, en Alemania, catedrático de la Universidad de Estocolmo y científico jefe de Conservation International, es especialmente conocido por su trabajo sobre los “límites planetarios”, un marco que identifica nueve procesos esenciales para mantener la estabilidad del planeta. Incluyen el uso de agua dulce, el agotamiento de la capa de ozono y la pérdida de biodiversidad. Cada uno de estos sistemas tiene lo que él denomina “puntos de inflexión”, momentos críticos en los que los procesos pueden desequilibrarse debido al aumento de la temperatura.

Galardonado con el premio Virchow 2024 ―distinción internacional que reconoce contribuciones excepcionales en la promoción de la salud global―, el experto climático recogió este miércoles el galardón y habla con en EL PAÍS por videollamada desde Potsdam.

Pregunta: El premio reconoce su contribución tanto a la salud planetaria como a la humana. ¿Cree que estos dos elementos están entrelazados?

Respuesta: Sí, definitivamente. Hoy tenemos muchas pruebas científicas de que la violación de los límites planetarios tiene un impacto directo en el ser humano. En el Instituto Potsdam investigamos mucho, por ejemplo, sobre el impacto de las olas de calor en la salud humana y sobre la inseguridad alimentaria relacionada con la escasez de agua provocada por el cambio de los ecosistemas. También, entre ocho y nueve millones de personas mueren prematuramente cada año a causa de la contaminación atmosférica. Así que hay un vínculo muy estrecho entre la salud del planeta y la salud humana.

P: Su idea científica más conocida es el marco de los límites planetarios y los puntos de inflexión. ¿Qué pasa si se superan?

R: Un planeta sano es capaz de amortiguar las emisiones y enfriarse. Al quemar combustibles fósiles, sin embargo, el océano absorbe el 90% del calor que surge de este proceso, el océano absorbe el 25% del dióxido de carbono y otro 25% lo absorben los sistemas forestales. Si la selva amazónica, por ejemplo, supera el punto de inflexión, cambiará a un nuevo estado que será más como uno de sabana, y entonces liberará una gran cantidad de carbono, dañaría el ciclo geológico y tendrá importantes efectos perjudiciales para el calentamiento. Los límites planetarios están ahí para protegernos. Es probable que estos crucen sus puntos de inflexión con un calentamiento de 1,5 grados de media global en la superficie. Por eso fijamos como límite climático planetario ese valor.

P: De estos sistemas, usted ha mencionado en otras ocasiones que hay algunos que están al borde del precipicio.

R: Sí, es muy dramático. Se trata de la capa de hielo de Groenlandia y la capa de hielo de la Antártida Occidental, el descongelamiento abrupto del permafrost, el colapso de todos los sistemas de arrecifes de coral tropicales, que proporcionan sustento a cientos de millones de personas en todo el mundo, y el colapso de la corriente marina del Labrador. Es probable que crucen sus puntos de inflexión ya en 1,5 grados de calentamiento y estamos hablando de impactos en todo el mundo. Nos estamos acercando a un punto en el que corremos el riesgo de desencadenar una serie de puntos de inflexión.

P: Muchos científicos dicen que ya es imposible evitar el calentamiento de 1,5 grados. Esto significa que esos sistemas que usted mencionó inevitablemente pasarán los puntos, ¿no es así?

R: El 1,5 es la mediana de la evaluación, pero hay incertidumbre. La mayoría de los científicos han concluido que ya no es posible permanecer por debajo. Esto significa, y yo también he llegado a esa conclusión, que nuestra única posibilidad hoy es mantenernos en 1,5 después de haberlo sobrepasado. Muy probablemente llegaremos en algún momento entre 2030 y 2035, y luego tendremos un largo periodo de rebasamiento de unos 30 a 40 años y potencialmente volveremos a 1,5 a finales de este siglo, sobre el 2100. En el mejor de los casos, durante el rebasamiento estaremos entre 1,6 y 1,8 grados por encima del límite establecido. Y la pregunta es: ¿lo soportaremos?

P: ¿Y la respuesta?

R: La respuesta es que no lo sabemos. Hay algunas investigaciones del Instituto Potsdam que indican que en realidad podemos hacer frente a ese periodo de rebasamiento si es corto. Pero no podemos estar seguros de poder evitar el cruce permanente de más puntos de inflexión durante ese periodo. Eso es muy aterrador, pero también es otra razón por la que debemos minimizar el tiempo de rebasamiento a toda costa.

P: ¿Podrá el planeta volver a los 1,5 grados después del rebasamiento?

R: Esto requiere la eliminación gradual de los combustibles fósiles. Así que es absolutamente necesario llegar a cero emisiones en 2050. Pero, además, significa que tenemos que volver al espacio seguro de los límites planetarios. Necesitamos el océano y los sistemas forestales intactos para que sigan siendo capaces de absorber dióxido de carbono. Necesitamos biodiversidad. Necesitamos agua dulce. Necesitamos tierra. Necesitamos nitrógeno y fósforo para estar en el lado seguro y no como ahora, en el lado peligroso. No volveremos después del rebasamiento si no nos encargamos de esto. Nos enfrentamos a un futuro muy, muy peligroso porque hasta ahora no hemos resuelto ninguno de estos límites.

P: Entonces, durante varias décadas, viviremos consecuencias ya inevitables del desequilibrio del planeta.

R: En la ciencia es muy raro poder hablar sin ninguna incertidumbre y este es uno de esos pocos casos. Sabemos con un 100% de certeza que todo va a empeorar antes de que mejore. Los años 2023 y 2024 son los peores años de la humanidad en términos de eventos climáticos extremos. Nunca hemos tenido tantos huracanes, deslizamientos de tierra, sequías, inundaciones y olas de calor letales. Es una magnitud que no hemos visto antes. Y esto es solo el principio. Por cada décima de grado aumentan los eventos extremos y se vuelven más feroces. Por eso vemos que el huracán Milton es el más fuerte jamás registrado en golpear Florida. Sabíamos que esto iba a suceder. Pero lo que también podemos decir ahora es que sucederá de nuevo y empeorará.

P: Además de lograr las cero emisiones en 2050 y deshacerse de los combustibles fósiles, ¿cuáles son otros objetivos clave que debe alcanzar la humanidad para que la situación mejore eventualmente?

R: Lo principal es la transformación del sistema alimentario, que es la primera causa de la superación de los límites planetarios. El sistema agrícola es el mayor emisor de gases de todos los sectores económicos. Es responsable de entre el 25 y el 30% de las emisiones. Es, con diferencia, la principal causa de pérdida de biodiversidad. También es el mayor consumidor de agua dulce: el 70% de las extracciones de agua en ríos, lagos y aguas subterráneas proceden de la agricultura. Y la sobrecarga de nitrógeno y fósforo se debe al uso excesivo de fertilizantes. La expansión de la tierra está causada principalmente por la agricultura. Por eso este tema es lo primero. La transición energética es lo segundo y después la economía circular.

P: ¿Cómo se aborda un cambio que abarca tanto?

R: Lo que necesitamos ahora es liderazgo y políticas. Tenemos que establecer precios que hagan más caro destruir el agua dulce, el aire, los océanos, la biodiversidad y el clima. La mayor subvención a la economía mundial es que permitamos gratuitamente que se dañe el planeta sin que eso se tenga en cuenta en los precios de consumo. Permitimos que el 50% de nuestras emisiones de gas sean absorbidas por el océano. Esto tiene implicaciones masivas. El océano se vuelve más y más ácido. Los niveles de pH han bajado un 30%. Provoca una pérdida masiva de carbonato cálcico, que es el componente fundamental de todos los esqueletos y caparazones duros, desde el plancton animal hasta los corales. Y, en la tierra, provoca una aceleración artificial de la fotosíntesis. Eso es un factor de estrés para todas las formas de vegetación.

P: En cuanto a la alimentación, ¿qué encabeza la lista de cambios?

R: Reducir el número de cabezas de ganado, en particular en la industria de la carne roja intensiva. Debemos reducir el consumo de carne roja en los países ricos del mundo. En lugar de comer de 600 a 700 gramos por persona por semana, deberíamos bajar a los 150 gramos, lo que significa pasar de tres porciones a la semana a una porción. Eso no es muy dramático. Se necesita una gran transición hacia dietas más basadas en plantas, una dieta flexitariana. Estamos hablando de menos arado, más uso circular de nutrientes, menos fertilizantes producidos industrialmente, una reducción del uso del agua, más cultivos intercalados, mucha más diversidad de intensificación ecológica basada en el paisaje.

P: ¿Y los países pobres?

R: No podemos tener más tierras agrícolas. Y esto tiene que ser comunicado de una manera constructiva a los países en vías de desarrollo del sur global. Países como Brasil, Colombia, Venezuela, República Democrática del Congo o Indonesia deben ser apoyados financieramente para que puedan convertirse en administradores de estos grandes sistemas forestales, lo que yo llamo bienes comunes globales, para que generen un servicio a la humanidad al mantener estos sistemas intactos. Y, por lo tanto, deberían tener derecho a una compensación.

P: ¿Y esa compensación cómo se regula?

R: Nadie está sugiriendo que debería ser de alguna manera algo regulado por otros. El Amazonas es una propiedad brasileña. Sin embargo, el mundo tiene derecho a decirle al presidente Lula que no puede permitir que perdamos este sistema porque tendrá un impacto en el clima. Entonces el mundo le compensará a cambio de que él prometa mantener el bosque intacto. Y sabemos cómo hacerlo. Ya tenemos un tratado legal para la Antártida, tenemos un tratado legal para alta mar y tenemos un tratado legal para el espacio exterior. Son tratados jurídicos de los que forman parte todos los países del mundo y que regulan los sistemas que están fuera de las jurisdicciones nacionales. Necesitamos exactamente lo mismo para los sistemas de puntos de inflexión.

P: Estas acciones, como poner un límite a la agricultura, implican cambios en los sistemas económicos. ¿Se puede apuntar por el desarrollo económico sin destruir el planeta?

R: Yo apoyo la idea de alternativas a nuestro actual modelo neoclásico de crecimiento de la economía mundial basado en el PIB. Sin embargo, la situación es tan urgente que no veo que la solución sea reformar la economía mundial en un nuevo sistema y luego resolver el problema climático. Creo que tenemos que resolver el problema dentro de nuestro sistema económico actual. Hacer que el paradigma económico neoclásico basado en el PIB trabaje a nuestro favor, no en nuestra contra. Esto es posible poniendo precio a todo lo que daña a los límites planetarios. Y el primer paso es, por supuesto, poner precio al carbono. Tenemos una amplia investigación sobre cómo hacerlo y cuál es el coste. La Unión Europea tiene el precio sobre el carbono más alto de todos.

Pero la economía no lo es todo. A veces pensamos que es lo único que mueve el mundo y no lo es. Por ejemplo, Noruega dijo que para 2035 no permitirá más motores de combustión interna en la economía. Punto. Eso no tiene nada que ver con la economía ni con el crecimiento económico.

P: Los científicos llevan años advirtiendo de muchos de estos peligros a los que nos enfrentamos ahora. Aunque hoy tenemos más conocimiento que nunca, este rara vez se transforma en acción política. ¿Cómo se puede corregir eso?

R: Sabemos qué políticas se necesitan. El problema es muy simple: intereses. Hay demasiados actores que aún se benefician de mantenerse en el sistema antiguo. Pero incluso los políticos más dispuestos y mejor informados cometen el error de ver la crisis climática como un problema más entre todos los otros problemas.

Tienes la crisis climática, luego la guerra en Ucrania, luego el empleo, luego la inflación, luego algo de criminalidad, y luego la migración y todo lo demás. Pero no son iguales. Los líderes políticos deben reconocer que el planeta va primero. Esa es la fuerza mayor, ese es el punto de emergencia. No hay espacio para discutir sobre paz o seguridad o salud, o lo que sea que quieras discutir como aspiración del futuro de la humanidad si cruzamos los puntos de inflexión en el sistema terrestre.

Tendencias es un nuevo proyecto de EL PAÍS, con el que el diario aspira a abrir una conversación permanente sobre los grandes retos de futuro que afronta nuestra sociedad. La iniciativa está patrocinada por Abertis, Enagás, EY, Iberdrola, Iberia, OEI, Redeia, Santander, Telefónica y el partner estratégico Oliver Wyman.

4. Una semana de combates en el sur de Líbano

El resumen del corresponsal militar de The Cradle de la situación militar en Líbano la semana pasada. A tomar siempre con un punto de escepticismo. https://thecradle.co/articles/

El frente de la guerra: Semana del 14 de octubre de 2024
A pesar de las afirmaciones israelíes de avances militares en el sur del Líbano, la escalada de operaciones y el nuevo armamento de Hezbolá revelan una feroz resistencia, desafiando la narrativa de la ocupación y señalando otro giro de 180 grados en el equilibrio de poder de la guerra.
El corresponsal militar de La Cuna 23 DE OCTUBRE DE 2024
La semana pasada, el ejército de ocupación israelí intentó proyectar una imagen de victoria -o al menos de progreso militar- en el frente del sur de Líbano. Publicaron vídeos que mostraban bombardeos de pueblos fronterizos e imágenes de soldados izando banderas israelíes, intentando transmitir una sensación de poder y control a pesar de una 
historia de fracasos militares en el sur.
Pero la realidad sobre el terreno cuenta otra historia. Esta imagen no es más que otra maniobra mediática destinada a desmoralizar a Hezbolá y tranquilizar a los colonos israelíes diciéndoles que su ejército está haciendo progresos para fomentar su regreso a los asentamientos del norte. Pocos días antes de su asesinato, el difunto secretario general de Hezbolá, Hassan Nasrallah 
juró impedir su regreso mientras el Estado de ocupación continúe su agresión contra Gaza.
Aumento de las operaciones de Hezbolá
El 22 de octubre, Hezbolá llevó a cabo el mayor número de operaciones contra Israel desde el 8 de octubre de 2023, cuando lanzó campañas militares transfronterizas en apoyo de Gaza y la resistencia palestina.
En declaraciones oficiales, Hezbolá reivindicó la autoría de 39 ataques, incluida la destrucción de seis tanques Merkava cerca de la frontera, numerosos ataques con misiles guiados antitanque y cohetes contra las fuerzas de ocupación a lo largo de la frontera, y algunos ataques que se adentraron hasta 100 kilómetros en territorio israelí.
Tres de los ataques más significativos tuvieron como objetivo los suburbios de Tel Aviv: un complejo militar-industrial, el asentamiento de Nirit y
la Unidad 8200, el cuerpo de inteligencia militar para operaciones clandestinas. Además, la base naval de Stella Maris, al norte de Haifa, fue blanco de misiles Naser 2, mientras que drones lanzados hacia las 19:00 hora de Beirut apuntaron a la base de Elyakim, al sur de Haifa, eludiendo tanto la Cúpula de Hierro como las defensas de la fuerza aérea israelí.
Las sirenas sonaron desde la frontera libanesa hasta 50 kilómetros al sur de Haifa cuando estos drones sobrevolaron el país, obligando a casi un millón de israelíes a refugiarse, desatando el pánico y poniendo aún más en aprietos al ejército después de que un dron de Hezbolá alcanzara la casa del primer ministro 
Benjamin Netanyahu. Las redes sociales están plagadas de vídeos que muestran drones volando durante más de 40 minutos antes de alcanzar su objetivo.
Intentos israelíes de entrar en el sur del Líbano
Durante más de un año, las líneas del frente en el sur de Líbano se han enfrentado a miles de incursiones después de que Hezbolá abriera un frente de apoyo a la resistencia palestina en Gaza. A pesar de ello y del asesinato de numerosos altos cargos militares de Hezbolá, los misiles antiblindaje de la resistencia libanesa siguen alcanzando a vehículos y soldados israelíes desde la región fronteriza.
Tras los intensos bombardeos del ejército israelí, los combatientes de Hezbolá se replegaron a posiciones defensivas, desde las que han estado
haciendo frente a los intentos israelíes de invadir el sur de Líbano. Las imágenes y filmaciones difundidas por el ejército israelí, que supuestamente muestran a soldados entrando en instalaciones de Hezbolá cerca de la frontera, no son más que propaganda bélica.
Estas posiciones -construidas bajo la atenta mirada de Tel Aviv- no tienen ningún valor defensivo y han sido bombardeadas en innumerables ocasiones sin ningún impacto estratégico real en la guerra.
Estas instalaciones fronterizas fueron utilizadas anteriormente por la élite de Hezbolá 
Fuerzas Radwan para lanzar ataques contra posiciones israelíes. La zona al sur del río Litani alberga miles de instalaciones de este tipo, más grandes, profundas y de mucha mayor importancia estratégica. La pregunta sigue siendo: ¿puede el portavoz del ejército israelí Daniel Hagari visitarlas a voluntad? No.
A pesar de los continuos intentos, el ejército israelí aún no ha conseguido afianzarse en el sur del Líbano. Avanzan a mayor profundidad, sólo para enfrentarse a una feroz resistencia que les obliga a retroceder bajo el fuego. La profundidad máxima alcanzada por las fuerzas de ocupación ha sido de unos dos kilómetros en la zona de 
Al-Qouzah pero se vieron obligadas a retroceder rápidamente, sufriendo graves bajas y perdiendo tanques y excavadoras en el proceso.
Ventajas sobre el terreno de Hezbolá
Por lo general, el ejército israelí evita aventurarse en pueblos y zonas urbanas, incluso después de su destrucción sistemática, para minimizar los enfrentamientos directos o el riesgo de caer en las emboscadas de Hezbolá. En su lugar, prefiere avanzar por las afueras de los pueblos, manteniéndose lejos de los ojos vigilantes de los combatientes de la resistencia, excepto en las regiones donde los pueblos se fusionan, como Maroun al-Ras, Al-Adaysa y Yaroun.
Las aldeas fronterizas de Kfar Kila, Aita al-Shaab, Khiam, Maroun Al-Ras, Yaroun y otras se han enfrentado a ataques aéreos violentos de la fuerza aérea de ocupación durante el último año.
Aunque las fuerzas israelíes respaldadas por Estados Unidos están bien entrenadas y equipadas con algunos de los mejores equipos militares del mundo, no son rivales para el terreno del sur de Líbano, que favorece las tácticas de guerrilla adoptadas por los combatientes de Hezbolá.
A diferencia de los invasores, estos combatientes son nativos de los pueblos donde se libran las batallas. Conocen el terreno íntimamente y utilizan cada árbol, valle, montaña y roca en su beneficio, defendiendo su hogar con una resistencia que ninguna tecnología puede superar fácilmente.

El terreno elevado les proporciona control visual y de fuego, dificultando el avance de las fuerzas enemigas. También es importante señalar que no existe una única «aldea estratégica», sino que el control de diferentes zonas proporciona ventajas tácticas variadas.

Por ejemplo, Maroun al-Ras ofrece el control sobre Bint Jbeil, una localidad simbólicamente importante para Israel por ser el lugar de la legendaria batalla que lleva su nombre, y del famoso discurso de Nasrallah «red de araña» tras la retirada de Israel de Líbano seis años antes, en 2000.

En aquel momento, las fuerzas de la resistencia libanesa, dirigidas por el fallecido Jaled Bazzi, se enfrentaron con éxito al ejército israelí y le impidieron llegar al lugar donde Nasralá pronunció su discurso.

Arsenal mejorado: las nuevas capacidades de Hezbolá.

Tras semanas de silencio, Hezbolá acaba de difundir imágenes que muestran un ataque contra una unidad israelí de siete soldados con dos misiles guiados Almas en la localidad de Ramyeh. Las secuelas sugieren que al menos dos soldados murieron y varios resultaron heridos, aunque Israel no ha informado de ninguna baja, lo que confirma las sospechas de que Tel Aviv ha estado disimulando sus pérdidas en el sur del Líbano y en otros lugares a lo largo de la guerra.

Además, Hezbolá ha puesto en servicio este mes cuatro nuevas armas: el misil balístico Qader 2, los misiles Naser 1 y Naser 2 y el lanzacohetes antipersonal M80. El Qader 2 tiene un alcance de 250 kilómetros con una ojiva de 405 kilos, mientras que los Naser 1 y 2 tienen alcances de 100 kilómetros y 150 kilómetros, respectivamente, cada uno con una precisión milimétrica. Estas incorporaciones ponen de manifiesto las avanzadas capacidades de Hezbolá tanto en materia de objetivos como de potencia de fuego.

Tras impedir que el ejército israelí controle o asegure las aldeas del sur, aumentar el volumen y la calidad de los ataques diarios y desplegar nuevas armas estratégicas, parece claro que la resistencia libanesa está poco a poco recuperándose tras recibir duros golpes con los asesinatos de sus líderes y los ataques terroristas con buscapersonas de Israel el mes pasado.

Observación de Joaquín Miras:
Creo que es una información muy fidedigna. Coincide con lo que los que estamos tratando de documentar lo que pasa, contrastando medios y viendo videos, señalan. Los últimos ataques de ayer con los bombardeos nuevos a bases militares, incluida la de inteligencia militar, en los arravales sur de Tel Aviv, y a la flota -stela maris- no sólo son ataques «milimétricos», y que no son detectados por los sistemas antiaéreos o, cuando lo son, no resultan parables, debido a que hoy día ningún sistema -ninguno, ni los más modernos que acaba de enviar EEUU- puede detener un misil hipersónico, y estos lo son- sino que además, revelan un sistema de informacion de la Resistencia -¿drones, espionaje convencional, control de telefonía móvil del enemigo?- que es muy eficaz, aunque no se sepa cuál es. Para la poblacion isarelí, saber que desde la misma frontera, Hezbolá dispara no sólo drones, sino hipersónicos, es bastante aterrador. No hay tiempo de respuesta de ningún tipo: ni suenan las alarmas, es cuestion de menos de un minuto. No todos los muyahidisnes son de los pueblos de la zona. Anteayer murió uno que era tatuador en Beiruth. Estuvo deteniendo él solo a los israelies durante horas -con un AK y con un antitanque clásico, no ATGM, de los estilo ruso antiguo, pero de doble cono en tándem, el primero perfora y/o provoca la defensa y el segundo penetra, se usaron ya en la anterior ocasión- y tuvieron que matarlo desde el aire, con una bomba colosal para él solo. Los israelies, cada vez que ocupan una localidad, la arrasan, no la emplean para aglomerar tropas y equipo, protegiéndose en ella porque se retiran, a su lado de frontera. La frontera está muy bien delimitada, es un muro de cemento como el que los sionistas han construido en la Cisjordania ocupada. En estos momentos, los merkaba son, tal como dice 38, son piezas de cornamenta grande, piezas a cobrar, pero parte blindados transporte de tropas estilo TOA y estilo jeep blindado -hamby- han caído muchos más. las tropas USA están combatiendo sobre el terreno -los Delta Force-, pero nada. Hay algún video sobre ATGM, el que daban era un misil antitanque ingenieria inversa de los iraníes sobre los sionistas -el Almas, que no es un protector gástrico- con cámara -se ve la detonación- y con cable: un larguísimo cable seguramente de fibra de vidrio, que guía y bloquea los sistemas de guerra electrónica. Luego están los ATGM modelo ruso, de los que ya nos han contado que disparan dos misiles uno tras otro, para aprovechar los 20 segundos en los que el Merkaba -esto sólo es defensa de los merkaba- se quedan indefensos, una vez se han disparado las defensas activas que lleva y hasta que el sistema de defensa activa se recarga o actualiza de nuevo. Bueno, hay más arsenal moderno. Los de Hez han optado por la guerra de desgaste.

5. Holocausto

Yo no le pondría número porque, por desgracia, holocaustos o genocidios ha habido bastantes en la historia reciente, pero parece claro que sí podemos hablar de genocidio, y no simplemente de crímenes de guerra -que también son graves-. Entrevista a un vicesecretario de las Naciones Unidas. https://www.lantidiplomatico.

El Segundo Holocausto y las Naciones Unidas – Pino Arlacchi
El AntiDiplomático entrevista al ex vicesecretario de la ONU: ‘Aquí no hay cámaras de gas, pero funcionan los mismos mecanismos infernales del primer Holocausto’

por Alessandro Bianchi

«Me he vuelto pesimista sobre el resultado del juego Israel-Palestina.»Pino Arlacchi, ex vicesecretario general y director del programa antidroga y contra la delincuencia de la ONU, vuelve a dialogar con Hegemonía. Uno de los sociólogos y criminólogos más conocidos del mundo, experto en temas internacionalistas y en particular en la dinámica de las Naciones Unidas, y autor de importantes ensayos sobre terrorismo y finanzas, le pedimos a Pino Arlacchi que nos ayudara a enmarcar la masacre israelí en curso a la luz del derecho internacional y, sobre todo, que ofreciera propuestas concretas que podrían adoptarse para dar al régimen de Tel Aviv la presión internacional de la que hoy carece.

Hay mucho debate sobre la definición de la masacre en curso por parte de Israel. ¿Cómo la definiría usted a la luz del derecho internacional?

«La ruptura del último tabú en este sentido fue la sentencia del Tribunal Internacional de Justicia que calificó las masacres de Gaza de intento de genocidio. Pocos se dieron cuenta de las consecuencias de este avance. Los medios de comunicación y los gobiernos occidentales -así como el Palacio de Cristal- echaron inmediatamente el telón sobre el tema. El punto de inflexión fue, en realidad, el reconocimiento de un hecho tan vergonzoso que ni siquiera muchos críticos del sionismo podían aceptarlo antes. Ya no se puede negar que lo que está ocurriendo ante nuestros ojos es un intento de exterminio de un pueblo y no la venganza por una catástrofe sufrida hace un año. No se trata de un exceso de legítima defensa. Estoy de acuerdo con quienes definen la carnicería de los palestinos como un segundo Holocausto. Las proporciones son aún diferentes de los 6 millones de víctimas de la época de Auschwitz, pero es sólo cuestión de tiempo. No me refiero sólo a las atrocidades que aún están por suceder, sino también a las de hace 76 años.»

¿Un segundo holocausto? ¿Cuáles son las principales similitudes con el primero?

Aquí no hay cámaras de gas, pero actúan los mismos mecanismos infernales del primer Holocausto. El padre de los estudios sobre el genocidio, Lemkin, enumeró nueve características del genocidio, todas ellas observables en el comportamiento del gobierno y el ejército israelíes en Gaza. Lo que me duele especialmente es la aniquilación de la dimensión humana, la asimilación de sus víctimas a animales. Un panfleto nazi de 1941 expresaba así un estado de ánimo generalizado en el ejército alemán: «Insultaríamos a los animales si describiéramos a estos hombres judíos como bestias. Son la encarnación del odio satánico hacia toda la raza humana”. Nos recuerda algo…
El ministro de Defensa Gallant, 82  años después, dijo: “Estamos luchando contra animales humanos, y debemos comportarnos en consecuencia”. Netanyahu discrepó y dijo que no llamaba animales humanos a los militantes de Hamás porque eso sería insultar a los animales. El vicepresidente de la Knesset escribió que Gaza debía ser borrada de la faz de la tierra, y a continuación declaró que en Gaza «no hay personas ajenas, debemos ir allí y matar, matar, matar. Debemos matarlos antes de que nos maten’. Un veterano de guerra de 95 años -al recibir un premio del presidente Herzog por haber dado un «maravilloso ejemplo a generaciones de soldados»- instó a las tropas que están a punto de invadir Gaza a «borrar sus recuerdos, sus familias, sus madres y sus hijos».

El uso de la violencia total para destruir a toda una población reducida a una entidad infrahumana subyace en la lógica genocida de Israel. Pero, ¿no es ésta una lógica que comienza el 7 de octubre?
Si adoptamos la clave de lectura genocida, tenemos que reconocer que el exterminio palestino comienza a partir de Nabka, la catástrofe de 1948 de la que nació el Estado de Israel. En su acto fundacional 700.000 palestinos fueron expulsados violentamente de sus hogares y de sus tierras por la milicia sionista que se convirtió en el ejército de Israel. Esto se burló de los planes de asentamiento establecidos por la ONU e inauguró una cadena de crímenes y anarquía que llega hasta nuestros días. Y que está en la raíz de la fundación del Estado de Israel, así como de Al Fatah, Hamás, Hezbolá y similares. A las 700.000 víctimas de la Nabka hay que añadir las de las masacres posteriores: 1956 Kafr Qassim, 1982 Sabra y Shatila,  1999 Kafr Qana, 2002 Yenín, más los tres asaltos anteriores a Gaza, las tres invasiones de Líbano y el goteo de muertes palestinas durante la Intifada, en Cisjordania, Jerusalén, Israel. La limpieza étnica y el abuso de la vida cotidiana durante 76 años seguidos. Pronto se alcanza la cifra de al menos 900.000 muertos y un par de millones de heridos. No estamos en los 6 millones del primer Holocausto, pero la calidad es la misma.

En este punto, sin embargo, la propaganda que pretende legitimar el exterminio en curso en Gaza utiliza el mantra «también hay víctimas israelíes». ¿Qué es lo que dice?

Las bajas israelíes son una fracción de esta cifra. En los enfrentamientos con los palestinos y sus partidarios ha habido muy pocas bajas israelíes. En 1967, durante la guerra de los 6 días, hubo 15.000 bajas en el bando árabe y entre 700 y 800 en el israelí, incluidos sólo 20 civiles. La guerra del Yom Kippur de 1973 supuso otras 15.000 bajas árabes y 2.600 israelíes. En Gaza, el 7 de octubre del año pasado, hubo 1.200 víctimas civiles israelíes más 350 bajas militares por primera vez en el último año, frente a 42.000 civiles palestinos, incluidos un par de miles de combatientes de Hamás. La proporción es de 1 a 27. Pero el genocidio según el derecho internacional no sólo se mide por el número de víctimas.Se trata de una típica guerra occidental posterior a 1945, con pocas bajas en el bando más fuerte y devastación en el bando contrario. Desde la Segunda Guerra Mundial, los occidentales siempre han librado guerras con un bajo coste de vidas para ellos, frente a un coste muy elevado para sus adversarios. Guerras todas inútiles, sucias, obscenas, regularmente perdidas por los perpetradores militar o políticamente. La guerra de Irak que comenzó en 2003 costó menos de 5.000 bajas en el bando estadounidense y un millón de muertos civiles y militares iraquíes. Una baja estadounidense contra 200. El cálculo para la guerra de Afganistán es de aproximadamente una contra 90.

Muchos más muertos, porcentualmente hablando, que en Gaza hoy…
Ya se sabe que los americanos siempre hacen las cosas a lo grande. Pero después del genocidio de los indios, sólo hicieron un acto similar, en 1945, utilizando el instrumento genocida por excelencia en Hiroshima y Nagasaki. Hubo «sólo» 200.000 muertos, pero fue en esas circunstancias cuando se hizo realidad la idea de la aniquilación de la propia humanidad
Hablando de energía nuclear. La gran incógnita de hoy es la posibilidad de que Israel llegue a utilizar la bomba atómica en sus delirios de violencia. ¿Considera ésta una opción creíble?

Hay quien lo dice y lo desea. Pero se trata, afortunadamente, de rumores paranoicos y psicopáticos de la extrema derecha de Tel Aviv. Por ahora, no creo en esta hipótesis. Pero con cautela. Porque antes de Gaza ni siquiera creía en la hipótesis del genocidio contra los palestinos. Como estudioso de las relaciones internacionales, conocía y conozco las consecuencias jurídicas de la definición de genocidio. En caso de genocidio certificado, la obligación de intervenir se dispara para los países que han firmado la Convención contra el Genocidio. Y esto es precisamente lo que estos países se negaron a hacer en 1994 ante el caso de Ruanda, que se parecía al de Gaza precisamente porque tuvo lugar ante los ojos de todos. La cobarde estratagema utilizada para no mover un dedo fue que se trataba de meras masacres.

Repito la pregunta. Podría Israel llegar a utilizar la bomba atómica.

Israel no utilizará la bomba atómica a menos que quiera acabar como los nazis, con su propia autodestrucción física. Quien utilice la bomba atómica se expone a un contraataque atómico. La guerra nuclear no se puede ganar. Pero Netanyahu intenta empujar a Irán en esa misma dirección. Sin reflexionar sobre la dimensión suicida de un enfrentamiento atómico entre un país de apenas 10 millones de habitantes contra uno de 91 millones, que puede procurarse cabezas nucleares en cuestión de meses y que en situaciones extremas puede contar con el apoyo de todas las naciones que rodean a Israel.

Usted es sin duda uno de los mejores expertos de la ONU en Italia. Usted ha ocupado altos cargos en esa organización y conoce bien los mecanismos de toma de decisiones que la mueven desde dentro. Su incapacidad para dar respuestas respecto a la masacre de Gaza indigna tanto que cada vez más gente se pregunta, con razón, qué sentido tiene hoy la ONU. ¿Qué papel cree que debe desempeñar la ONU y qué decisiones debe tomar?

La ONU escribió en Ruanda quizá la página más vergonzosa de su historia. La ONU estaba allí con un contingente militar capaz de cortar de raíz un baño de sangre que costó 800.000 vidas en pocos meses. Pero se trataba de una misión de «mantenimiento de la paz» y no de «imposición de la paz»: ésta fue la increíble versión que ofreció el cuartel general de la ONU para rechazar la petición de intervención del general canadiense que comandaba los cascos azules. Al llegar a la ONU en 1997, tuve que tomar nota inmediatamente de la prohibición absoluta de hacer preguntas sobre Ruanda. Si lo intentaba, me decían que me ocupara de mis asuntos de drogas y mafia, sin tener en cuenta que, como Vicesecretario General, tenía derecho a meter las narices donde me pareciera oportuno.
¿Podría el caso Israel-Palestina acabar también como Ruanda?

Es más difícil. Está la sentencia del Tribunal Internacional de Justicia del pasado julio que también puede acabar en una condena a Israel. Y hay una mayoría mundial de países y personas horrorizadas por la matanza de inocentes en Gaza. Cuánto puede durar la cobertura mediática estadounidense y occidental ante una opinión mundial que se pone cada vez más del lado de los palestinos?

Entonces, ¿qué puede hacer la ONU?

Ya estoy proponiendo expulsar a Israel de la Asamblea General, como se hizo con la Sudáfrica del apartheid en 1974. Hay que establecer un embargo mundial sobre el suministro de armas a Israel. Terminar con una conferencia internacional para determinar una solución al conflicto entre Tel Aviv y el resto del mundo mediante métodos que incluyan el uso de la fuerza. También soy pesimista porque no hay líderes, ni estadistas a la altura de la situación. En Sudáfrica hubo un hombre de la talla de Nelson Mandela, que llegó tan lejos, como antiguo líder del ala terrorista del CNA, que obligó a su pueblo a reconciliarse con los torturadores blancos para lograr la paz. Nethaniau es certificable. Biden, bueno, no importa. Y dejemos en paz también a Von der Layen. Trump tiene poco sentido de la realidad porque cree que si gana gobernará América, a pesar de las tres advertencias que ya le ha enviado el Estado Profundo. El Secretario General de la ONU ha hecho que Israel le declare persona non grata sólo por hacer el 10% de lo que podría haber hecho usando sus prerrogativas. El Papa Francisco es el único que se salva, pero la suya es una autoridad moral que no puede ir demasiado lejos.

Ante la incapacidad de la comunidad internacional para dar respuestas eficaces a corto plazo, nos vemos obligados a depender de las locuras extremistas del régimen de Tel Aviv. ¿Cuáles cree que serán los próximos movimientos del gobierno de Netanyahu? ¿Y tendrán éxito?

Buscan la autodestrucción, física y política. En la política ya van muy por delante, siendo la paria-estado del planeta. Corea del Norte puede contar al menos con Rusia y China. Israel sólo cuenta con Estados Unidos. Sus dirigentes tienen dos cosas en mente, ambas imposibles de conseguir. La primera es quitarse a los palestinos de en medio, exterminándolos y/u obligándolos a huir de Gaza, Cisjordania y Jerusalén. Pero hay 5 millones de palestinos residentes. Y hay otros 6 millones fuera, en la diáspora. Son demasiados para ser eliminados. Una solución final exigiría enormes recursos técnicos -de exterminio y desposesión- fuera del alcance de Israel. Por no hablar de la reacción de los pueblos vecinos, que acabarían obligando a sus gobiernos a tomar medidas a favor de los palestinos mucho más concretas que las tomadas hasta ahora. La segunda idea es la del «Gran Israel», el viejo delirio sionista de un Israel desde el río Jordán hasta el Mediterráneo retomado de vez en cuando por Netanyahu -que muestra los mapas pertinentes en televisión- y otros lunáticos que hablan de llegar hasta el Éufrates anexionándose un buen trozo de Arabia Saudí.

¿Pero no hay disidencia interna hacia esta locura?

Este es el aspecto de la cuestión que más estimula mi pesimismo. Me entristece profundamente constatar la absoluta incapacidad de la sociedad israelí para sentir empatía alguna por la población de Gaza. La gente en Israel no quiere saber, se niega a saber lo que está ocurriendo en Gaza. La televisión israelí sólo habla de los soldados-héroes caídos, del número de terroristas de Hamás «liquidados» ese día. Sólo de vez en cuando se refiere a los inocentes masacrados, y sólo para vincularlos a la propaganda enemiga y a la molesta presión internacional. Se acabaron los días en que las decenas de miles de israelíes salían a la calle para protestar contra la masacre de Sabra y Shatila cometida por las milicias cristiano-maronitas ayudadas por el ejército israelí.

La falta de empatía por parte de quienes no pueden no saber de todos modos es otro aspecto que nos devuelve al primer Holocausto….

Sí. Por supuesto. Es el aspecto más paradójico y escalofriante de los genocidios. La indiferencia semiconsciente, la reticencia a admitir lo que se presencia, la anestesia de las emociones más básicas que se desatan ante el mal y el dolor absolutos. Es un tema que estudio desde hace tiempo. Sobre este mismo tema, he leído recientemente el testimonio de un prisionero-torturador en el Kmer Rojo camboyano: «Me encontré en ese mismo lugar. ¡Una prisión enorme! Pero yo no quería saber ni ver los tormentos de los que estaban dentro. Me alejé. Estaba allí, pero no quería ver la angustia. Mis sentimientos me impedían verlo. Aunque lo tenía delante, no le presté atención.

6. El corazón partío de Hezbolá

Si seguís las publicaciones de orientación más o menos trotskista veréis que sobre Asia occidental todas publican como un solo hombre los análisis de Gilbert Achcar. Curiosamente, creo que no os había pasado hasta ahora ninguno de sus artículos. Este análisis de Achcar sobre Hezbolá me ha parecido interesante, si bien muy discutible. http://alencontre.org/

El dilema de Hezbolá 23 de octubre de 2024 Por Gilbert Achcar

El Hezbolá libanés es un fenómeno único, y cualquier intento de reducirlo a una de sus facetas sería injusto o excesivo en términos de santificación. La naturaleza complicada y compleja del partido queda patente en las propias circunstancias de su nacimiento. Comenzó como una escisión jomeinista del movimiento Amal, que pretendía establecer una «resistencia islámica» ideológicamente comprometida contra la ocupación israelí de Líbano en 1982, como alternativa a la «resistencia libanesa» que proclamaba Amal (el nombre de este último movimiento es el acrónimo en árabe de «Brigadas de Resistencia Libanesa»). La razón de la escisión que condujo a la fundación del partido fue doble: por un lado, la lealtad ideológica al régimen instaurado por la «revolución islámica» de 1979 en Irán, pero también, por otro, la aspiración a una postura decidida y radical contra la ocupación sionista, en contraste con la ambigua posición que Amal había adoptado frente a ella, sobre todo en el sur del Líbano.

Al crear un movimiento de resistencia afiliado a él en Líbano, el régimen jomeinista iraní había encontrado una importante arma ideológica en su guerra contra el régimen baasista iraquí que había invadido su territorio en 1980. El patrocinio de una auténtica resistencia contra el Estado sionista permitió a Teherán desenmascarar la falsedad de las pretensiones árabe-islámicas antipersas de Sadam Husein y salvar la brecha nacionalista entre árabes y persas, mediante la cual Bagdad intentó inmunizar a los chiíes iraquíes contra el contagio jomeinista, y que los Estados árabes del Golfo, con su numerosa población chií, explotaron con el mismo fin. Del mismo modo, el hecho de superar a todos los regímenes árabes en la cuestión de Palestina, en particular al reino saudí, permitió a Teherán romper el cordón sunní que Riad intentaba construir en torno a Irán para inmunizar a los sunníes en general contra la influencia de la «revolución islámica».

Hezbolá nació así al mismo tiempo como encarnación de la resistencia libanesa frente al ocupante sionista y como brazo armado de Teherán, parte integrante de la red ideológico-militar que Irán se propuso construir en el mundo árabe y que más tarde se ampliaría considerablemente. Lo hizo aprovechando el derrocamiento por Estados Unidos del régimen baasista iraquí y la instalación por Washington de partidarios de Teherán en el poder en Bagdad; después, el recurso del régimen baasista sirio a Irán para que lo salvara de la revuelta popular (esta paradoja histórica basta para mostrar la vaciedad de lo que quedaba de la ideología baasista tras la degeneración despótica de los regímenes de Bagdad y Damasco, pero también la prioridad dada por Teherán a las consideraciones sectarias sobre su propia ideología panislámica).

Hezbolá imitó naturalmente lo que el régimen de Jomeini había hecho en Irán, donde había aplastado a todos los demás grupos implicados en la lucha contra el régimen del sha, en particular a la izquierda iraní. El partido impuso por la fuerza su monopolio de la resistencia contra la ocupación israelí de Líbano, asestando dolorosos golpes al Frente de Resistencia Libanés, dirigido por los comunistas. Con el tiempo, aceptó una tensa coexistencia con lo que quedaba de sus competidores en las zonas donde se concentran los chiíes libaneses, desde Amal hasta el Partido Comunista Libanés, adaptándose así a la naturaleza específica de un país donde el pluralismo religioso se entrelaza con el pluralismo político. Bajo el liderazgo de Hassan Nasrallah, su Secretario General desde 1992, esta trayectoria ha llevado al partido a integrarse en el sistema político e institucional libanés en una combinación muy híbrida.

Por un lado, Hezbolá ha formado su propio Estado con todos sus componentes, incluidos el ejército, el aparato de seguridad y diversas instituciones civiles, dentro del Estado libanés, aumentando así considerablemente la fragilidad de este último. El sub-Estado de Hizbulá depende totalmente de Irán, ideológica, financiera y militarmente, y declara abiertamente su lealtad profesando el principio de Velayat-e faqih («tutela del jurista-teólogo») propio de la doctrina jomeinista, que legitima el poder autocrático-teocrático característico del régimen de los mulás.

Por otra parte, Hezbolá es una facción libanesa que se ha convertido en un elemento clave del mosaico del país, a pesar de haber importado costumbres que imitan al jefe iraní. Hassan Nasrallah encarnó muy bien esta dualidad: fue él quien una vez se jactó en un discurso de que su partido es el «Partido de la tutela del jurista», siendo al mismo tiempo un líder típicamente libanés, dirigiéndose a la base popular de su partido así como a todos los libaneses en el dialecto con el que están familiarizados.

Nasralá quiso preservar esta dualidad, reforzando su lado libanés mediante extrañas alianzas de un tipo peculiar de la política libanesa, en particular su alianza con Michel Aoun, el líder maronita que, hasta 2006, superaba a todos los demás en hostilidad al régimen sirio y se jactaba de su papel en la elaboración de la Resolución 1559 del Consejo de Seguridad de la ONU de septiembre de 2004, que exigía la retirada de las fuerzas sirias de Líbano y el desarme de Hezbolá. Hassan Nasrallah también demostró su preocupación por la base popular de su partido y por Líbano en general, especialmente cuando expresó su pesar por las consecuencias de la agresión israelí de 2006, que siguió a una operación llevada a cabo por su partido a través de la frontera sur de Líbano. Sin embargo, Hezbolá no dudó en responder a la invitación de Teherán de lanzar sus fuerzas a la batalla para salvar al régimen sirio de Assad, contradiciendo su principal argumento hasta entonces, que era que debía mantener sus armas independientes del Estado libanés con el único fin de defender el país.

Hezbolá ha alimentado esta última narrativa a lo largo de los años combinando su preocupación por no exponer al Líbano a la maquinaria sionista de matanza y destrucción mediante una empresa temeraria, como un nuevo cruce de la frontera sur, y reforzando al mismo tiempo su imagen de escudo del país contra esa maquinaria. El partido desempeñó el papel principal en la salida forzada de las tropas israelíes de Líbano en 2000 y demostró una vez más en 2006 su capacidad para resistir su agresión imponiéndoles un alto precio. Irán reforzó entonces considerablemente el arsenal de misiles y cohetes de Hezbolá hasta que el partido consideró que se había establecido un cierto grado de «equilibrio del terror» entre él y el Estado sionista. Describió su intervención en Siria como parte de su batalla contra Israel, destinada a preservar el «eje de resistencia». Sin embargo, desde el mes pasado, el Estado sionista ha logrado romper la «disuasión mutua pero desigual» entre él y Hezbolá, mediante una «guerra asimétrica» en la que ha utilizado su superioridad en inteligencia y tecnología además de su superioridad militar (véase artículo de Gilbert Achcar reproducido en alencontre.org).

Hezbolá se enfrenta ahora al dilema de su doble lealtad, de un modo que afecta a sus intereses vitales. Los hechos indican que algunos de sus dirigentes, en particular entre los líderes políticos implicados en las instituciones del Estado libanés, se inclinan por aceptar un alto el fuego, así como una retirada al norte del río Litani, de conformidad con la Resolución [1701] de 2006 del Consejo de Seguridad de la ONU a este respecto, y por facilitar la elección de un presidente de la República Libanesa por consenso, distinto del hombre leal a Damasco al que el partido ha apoyado hasta ahora. Teherán, sin embargo, se ha opuesto firmemente a esta tendencia, obligando al partido a adherirse al principio de hacer depender un alto el fuego en Líbano de un alto el fuego en Gaza, a pesar de que esto se ha vuelto absurdo desde que la principal fuerza de la agresión sionista se ha trasladado de Gaza a Líbano. Ahora sería más racional que Hamás insistiera en continuar los combates en la Franja de Gaza hasta que se alcance un alto el fuego en el Líbano, en apoyo de Hezbolá, a que Hezbolá insistiera en continuar los combates en el Líbano en apoyo de Hamás en Gaza, donde el movimiento se ve reducido a librar una guerra de guerrillas que, sin duda, continuará mientras se mantenga la ocupación, es decir, hasta un momento del que no se vislumbra el menor atisbo en la oscuridad del futuro previsible.

El hecho es que la insistencia de Teherán en mantener activo el frente libanés no tiene nada que ver con ninguna preocupación por la población de Gaza, ni siquiera por el propio pueblo libanés, incluidos los chiíes que más han sufrido y sufren los daños derivados de la agresión sionista en curso. Su objetivo es más bien mantener activo el papel disuasorio de Hezbolá mientras Irán se enfrente a la posibilidad de que el gobierno de Netanyahu lance una guerra a gran escala contra él. Esta es la razón por la que Hezbolá no ha utilizado las armas más potentes de su arsenal militar hasta la fecha, ya que están destinadas principalmente a la defensa de Irán, y no a la defensa del Líbano o incluso del propio partido.

El dilema y la paradoja se complican a medida que aumentan los asesinatos y la destrucción israelíes dirigidos contra la base popular de Hezbolá, ya que al partido le interesa obviamente dejar de luchar y retirarse, como debería hacer cualquier fuerza que se enfrenta a la agresión de una fuerza mucho más poderosa, especialmente cuando el enemigo ha sido capaz de eliminar a gran parte de sus dirigentes. Esto por no mencionar el hecho de que Hezbolá opera en un entorno social y político -el extremadamente frágil tejido libanés- que amenaza con estallarle en la cara. En tales circunstancias, tendría sentido llevar a cabo una retirada parcial para limitar las pérdidas y los daños y evitar el riesgo de que un revés se convierta en derrota. Sin embargo, otro interés evidente entra en conflicto con el anterior y se rige por la dependencia de Teherán: sin Irán, el partido sería incapaz de compensar financieramente a su base social y a su entorno para preservar su popularidad, y sin Irán tampoco puede reconstruir su fuerza militar, como hizo en ambos aspectos en 2006.

Gilbert Achcar, profesor en SOAS, Universidad de Londres. Traducción del autor de su columna semanal en el diario en lengua árabe Al-Quds al-Arabi, con sede en Londres. Artículo publicado el 22 de octubre en Internet y en la edición impresa del 23 de octubre.

7. Terminar el trabajo

Un repaso de David Hearst a la situación actual en la guerra de Palestina. A diferencia de él, no creo en la vida eterna, así que no me consuela esperar que Netanyahu y los suyos paguen sus crímenes en el más allá. https://www.middleeasteye.net/

Exterminio de Gaza: Netanyahu está ‘terminando el trabajo’ mientras el mundo mira

David Hearst 23 de octubre de 2024

Netanyahu está enterrando cualquier posibilidad de que los judíos israelíes puedan vivir en paz con sus vecinos árabes en las próximas décadas

El 19 de noviembre de 1995 se hizo pública la acusación del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia contra el líder serbio Ratko Mladic.

Decía que entre el 12 y el 13 de julio de 1995 aproximadamente, Ratko Mladic llegó a Potocari, donde miles de hombres, mujeres y niños bosnios musulmanes se habían refugiado en el complejo militar de la ONU y sus alrededores, acompañado por sus ayudantes militares y un equipo de televisión.

El general serbobosnio se filmó a sí mismo diciendo a los musulmanes que serían transportados fuera de Srebrenica de forma segura. Mladic subió a un autobús de refugiados aterrorizados y se dirigió a ellos.

«Buenas tardes. Habéis oído hablar de mí durante mucho tiempo. Ahora me estáis viendo (el conductor interrumpe). Cállate tú. Tu trabajo es conducir.

«Soy el General Mladic. Hay gente sana entre ustedes. Todos están a salvo. Y todos ustedes van a ser transportados a Kladanj. Os deseamos un buen viaje. Vosotros que estáis en edad militar, no volváis a ir al frente. Se acabó el perdón. Ahora te regalo la vida».

En Potocari, los hombres y los niños fueron separados de las mujeres, conducidos a Bratunac y asesinados a tiros por soldados serbobosnios.

En las mismas fechas y en torno a ellas, según la acusación continuaba, los hombres y mujeres musulmanes que se habían refugiado en el recinto de la ONU fueron ejecutados sumariamente y sus cuerpos quedaron tendidos en los campos y edificios del recinto.

Casi tres décadas después, lo mismo -si no peor- ocurre a diario en el campo de refugiados de Yabalia, en el norte de Gaza.

La matanza está igual de organizada.

Los hombres están siendo separados de las mujeres y son conducidos hacia un destino desconocido, algunos para no volver a ser vistos. Los cuerpos se esparcen por las calles de Jabalia.

Las calles del campo están sembradas de pruebas de ejecuciones sumarias; cadáveres de hombres, mujeres y niños con las cabezas arrancadas yacen en las entradas de los edificios. 

A diferencia de los campos de exterminio de Srebrenica, todo está documentado en vídeo.

Mientras tanto, un soldado israelí es filmado repartiendo caramelos a los niños que esperan ser transportados.

Lo que está ocurriendo hoy en el norte de Gaza es cualitativamente diferente a cualquier horror visitado Gaza en el último año.

Peor que la Nakba

Lo que está ocurriendo ante nuestros ojos es peor que la Nakba (la Catástrofe) de 1948, cuando 700.000 palestinos fueron convertidos en refugiados, porque lo que ocurrió en Deir Yassin o Tantura está ocurriendo cada noche en el norte de Gaza.

La tecnología de matar ha cambiado. La intención de no dejar supervivientes no ha cambiado.

Hoy en día, se está llevando a cabo un asedio total.

No llega ni comida, ni agua, ni atención médica. Lo que queda del sistema sanitario tras un año de bombardeos está siendo sistemáticamente desmantelado. Las escuelas están siendo bombardeadas. El norte de Gaza se está volviendo inhabitable.

Como en Srebrenica, las víctimas civiles están siendo trasladadas a «zonas seguras» y luego asesinadas.

Está organizado a escala industrial.

«El olor a muerte está por todas partes», escribe Philippe Lazzarini, responsable de Unrwa«ya que los cadáveres quedan tirados en las carreteras o bajo los escombros. Se deniegan las misiones para retirar los cadáveres o proporcionar ayuda humanitaria.»

Más de 8.000 hombres y niños musulmanes bosnios fueron asesinados en Srebrenica.

Hay hasta 400.000 palestinos en el norte de Gaza, decenas de los cuales mueren cada noche por fuego de artillería, ataques de drones o de cerca en ejecuciones sumarias.

Esto lleva ocurriendo tres semanas y no hay presión internacional sobre Benjamin Netanyahu para que se detenga. No hay declaraciones de condena por parte de ningún líder occidental.

Los dos casos ante la Corte Penal Internacional (CPI) y la Corte Internacional de Justicia (CIJ) incluyen algunas de las acusaciones más graves de violación del derecho internacional de los tiempos modernos, como genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra. Sin embargo, siguen estancadas.

Han pasado cinco meses desde que Karim Khan, fiscal de la CPI, solicitó una orden de detención contra Netanyahu y su ministro de Defensa, Yoav Gallant. Los dirigentes de Hamás buscados por crímenes de guerra, Ismail Haniyeh y Yahya Sinwar están muertos, y según Israel, también lo está Mohammed Deif

Eso deja sólo a los funcionarios israelíes que se enfrentan a órdenes de detención y, sin embargo, no se ha emitido ninguna. 

La espera media para que los jueces de la Sala de Cuestiones Preliminares aprueben una orden de detención solicitada por el fiscal es de dos meses.

El Estatuto de Roma dice que el objetivo del tribunal no es sólo que los responsables de crímenes de guerra rindan cuentas, sino impedir que se cometan nuevos crímenes.

Pero este tribunal lleva cinco meses paralizado mientras se cometen crímenes de guerra a diario.

Acabar el trabajo

Lejos de enfrentarse a una orden de arresto, Netanyahu hace una reverencia ante el aplauso general.

En casa, la muerte de Sinwar está siendo tomada como una reivindicación de su política de desafiar a su principal armador, el presidente estadounidense Joe Biden, quien le dijo que detuviera la guerra hace muchos meses.

Amit Segal, comentarista del Canal 12 de la televisión israelí, afirmó que el «éxito» en el asesinato de Sinwar se debió a que Israel no escuchó a nadie durante todo un año y continuó con su estrategia militar, evitando un alto el fuego a pesar de todas las presiones internacionales.

En el extranjero, un papel de fumar divide los campos tradicionales del centro izquierda y la derecha sobre Palestina.

Biden dice una cosa, pero como todos sabemos sigue armando a Israel hasta los dientes. Donald Trump tiene la dudosa distinción de decir lo que piensa.

Ambos son totalmente aquiescentes con su silencio. En todo caso, los Keir Starmers y Anthony Blinkens de este mundo son peores que exsecretarios de Estado como Mike Pompeo o el yerno y asesor de Trump Jared Kushner.

En su undécima gira por la región, Blinken dijo a Netanyahu que existía «la percepción» de que se estaba poniendo en marcha un plan concebido por generales retirados para obligar a la población del norte de Gaza a abandonar la zona por inanición. Netanyahu se limitó a mentirle, como ha hecho con Biden en repetidas ocasiones.

¿La percepción de una masacre? Es lo que informamos todos los días.

Las matanzas en Gaza están ocurriendo ahora porque Netanyahu sabe que Biden está a dos semanas de unas elecciones presidenciales y se ha quedado sin capital político para detenerlo.

Lo admitan públicamente o no, Netanyahu ha estado persuadiendo a todos ellos de que está cambiando el rumbo de esta guerra en Gaza y Líbano y que se le debe permitir «terminar el trabajo».

Pero, ¿qué significa eso? ¿Dónde termina el trabajo?

Para los sionistas religiosos del partido del Poder Judío, el final de la guerra es el desalojo de todos los palestinos y la toma total de Gaza por los colonos.

Para subrayar su «poder»,se celebró el lunes una conferencia a tres kilómetros de la frontera con Gaza, y bajo el sonido de los bombardeos. Acudió un buen número de miembros del Likud Knesset.

Muchos de los asistentes llevaban pegatinas celebrando a Meir Kahane, el rabino nacido en Estados Unidos y terrorista convicto que dijo que todos los palestinos debían ser expulsados de Israel.

La líder de los colonos extremistas, Danielle Weis, afirmó que su organización Nahala ya había cerrado un acuerdo por valor de «millones de dólares» para la construcción de viviendas temporales como paso previo a la colonización de la franja. «Serán testigos de cómo los judíos van a Gaza y los árabes desaparecen de Gaza», afirmó Weis.

Ver arder Gaza

Los partidarios de Israel en Gran Bretaña tachan este tipo de reuniones de coloridas chifladuras, no representativas del Estado que siguen llamando «Israel propiamente dicho». La mayoría de los israelíes rechazan el plan de reocupar Gaza, dicen.

Pero la mayoría de los israelíes son testigos de un plan para vaciar Gaza y no hacen nada para impedirlo. Todo esto es un autoengaño.

Más revelador que la presencia del ministro israelí de Seguridad, Itamar Ben Gvir, en una conferencia en la que los judíos bailaban y celebraban el colapso de Gaza, fueron los miembros de la Knesset del Likud que acudieron.

Netanyahu niega que su plan sea vaciar Gaza, pero su MK, Tally Gotliv, conoce mejor al líder de su partido. Ella dijo a MEE: «No me cabe duda de que apoya el asentamiento de Gaza porque aportará más seguridad, no sólo para la zona que rodea la Franja de Gaza, sino para Israel.»

Gotliv apoya plenamente lo que está ocurriendo en el norte de Gaza: «La población del norte de Gaza permitió el paso de los combatientes de Hamás el 7 de octubre», declaró. «No tengo piedad. La única misericordia que tenemos es darles la oportunidad de irse… Deberían marcharse e ir al sur».

Ver arder Gaza es un deporte para espectadores. Los israelíes se habían reunido en sus coches en un mirador.

Nunca ha sido tan grande la brecha de entendimiento entre conquistador y súbdito. Nunca los israelíes han sido tan inconscientes de las fuerzas que están despertando en los corazones de los árabes, independientemente de su origen, clan o credo.

La opinión en los dos países árabes que han firmado tratados de paz con Israel, Egipto y Jordania, no puede ser más clara.

Mortada Mansour es un político egipcio que calificó la revolución de 2011 como «el peor día de la historia de Egipto». Odiaba a los Hermanos Musulmanes y apoyó ardientemente el golpe militar de Sisi. No es islamista.

Pero él escribe sobre la muerte de Yehia Sinwar: «El martirio del combatiente palestino Yahya Sinwar a manos de los criminales sionistas y su herida en la cara confirman que era un soldado valiente que se enfrentó a la muerte con valentía en defensa de su patria ocupada y no huyó ni se escondió en un túnel como pretendían los sionistas árabes.

«No huyó a París o a Londres, donde algunos árabes ricos se afanan en salas de juego y clubes nocturnos gastando millones de dólares en sus caprichos mientras los hijos del hermano pueblo palestino no encuentran ni un vaso de agua. Por el contrario, permaneció en su patria ocupada resistiendo hasta ser martirizado».

El nasserita Hamdeen Sabahi fue otro feroz crítico de  difunto presidente egipcio Mohamed Morsi.

Dirigiéndose al fallecido líder de Hamás escribe: «La imagen de tu martirio tirará piedras a los escépticos. Fuiste martirizado como todo el heroico pueblo de Gaza, no escondido en túneles ni rodeado de sus prisioneros. Estabas con tus hombres frente al enemigo. Tu sangre pura es un apoyo inspirador para la resistencia hasta la liberación de Palestina. Que vivas mucho en esta vida y en el más allá».

Es lo mismo en Jordania.

No se hace justicia

Las familias de los dos combatientes que protagonizaron un ataque transfronterizo en la zona sur del Mar Muerto, hiriendo a dos soldados israelíes, fueron acosadas por simpatizantes.
El padre de uno de ellos, Amer Qawas, fue llevado a hombros por la multitud durante una 
manifestación en Ammán. Nasser Qawas dijo que la sangre de su hijo no era más valiosa que la sangre del pueblo palestino.

Todo el mundo ha olvidado al hombre que dio nombre a las Brigadas Qassam.

Fue un predicador sirio, Ezzedine al-Qassam, que murió en un levantamiento contra los colonizadores europeos en el Levante durante el Mandato en 1936. Cincuenta y seis años después de su muerte, Hamás creó su ala militar -que lleva su nombre-, que libró una guerra contra Israel más larga que la de todos los ejércitos árabes juntos.

En Yahya Sinwar, Israel ha creado una leyenda de resistencia aún más poderosa que Qassam en las mentes palestinas y árabes.

Como señala acertadamente el comentarista Fadi Quran, cuanto más se cobra Israel la vida de estudiantes como Sha’ban al-Dalou, quemado vivo en el patio de un hospital, o Hanan Abu Salami, la mujer de 59 años asesinada por un soldado israelí mientras cosechaba sus olivos en Cisjordania, más cientos de miles de Qassams y Sinwars se lanzarán para contraatacar.

Netanyahu cree que está ganando esta guerra enterrando a sus enemigos en escombros. Está enterrando cualquier posibilidad de que los judíos israelíes puedan vivir en paz con sus vecinos árabes en las próximas décadas.

Karadjic y Mladic tuvieron su día en los tribunales, y ahora cumplen cadena perpetua en La Haya y Parkhurst. 

Este año, la Asamblea General adoptó una resolución designando el 11 de julio como «Día Internacional de Reflexión y Conmemoración del Genocidio de Srebrenica de 1995», que se observará anualmente.

Dudo que Netanyahu, Gallant y todos los que han creado este genocidio sean llevados alguna vez en su vida ante la justicia.

Quizá tengan algunas preguntas que responder en la próxima.

8. BRICS Pay

Uno de los grandes temas de la actual reunión de los BRICS+ en Kazán es el establecimiento de un nuevo sistema de pagos internacional. Este artículo de Pascual Serrano nos explica alguna de sus claves.  https://globalter.com/un-

Un fantasma recorre el mundo financiero: el BRICS Pay

PASCUAL SERRANO

Una de las consecuencias de las sanciones occidentales a Rusia fue su exclusión del sistema de comunicación financiera SWIFT. Este sistema, acrónimo de Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication, es una red internacional de comunicaciones financieras entre bancos y entidades financieras en la que participan 3.500 miembros. Gracias a él podemos hacer transferencias internacionales. Lo supervisa un consejo formado por los bancos centrales del Grupo de los Diez (Alemania, Bélgica, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Países Bajos, Reino Unido, Suecia y Suiza) y el Banco Central Europeo. Su sede legal está en Bélgica.

Se trata, por tanto, de una institución de regulación comercial internacional bajo control de Occidente y que ha sido utilizado como mecanismo de intervención y sanción internacional. Hasta hace unos años, monopolizaba entre el 80% y el 90% de todas las operaciones del sector a nivel mundial, indica El Economista. Actualmente hay 11.000 entidades financieras y 200 países registrados en esta enorme red.

A pesar de que legalmente se trata de una institución operada desde Bélgica, la realidad es que su gobernanza está basada en los volúmenes de actividad de sus miembros. Es por ello que prácticamente siempre está presidida por una empresa estadounidense y, de hecho, a día de hoy JP Morgan Chase preside la junta, con Lloyds Bank en la vicepresidencia. La influencia de EEUU en la institución es prácticamente total.

Este control del SWIFT por parte de EEUU le da varias ventajas estratégicas. En primer lugar, puede excluir a bancos a los que quiera sancionar, imponiéndoles costes extra y obligándoles a buscar métodos alternativos más caros, menos seguros y que no todos los operadores aceptan, afectando a la inversión y dañando directamente a su sistema financiero. Rusia estimaba en 2014 que la desconexión total supondría un impacto del 5% a su PIB. Además permite tener información sobre todas las transacciones que quedan registradas. Al ser prácticamente de uso universal se puede seguir ‘el rastro del dinero’ para ver donde fallan sanciones (como las impuestas a Rusia) y poder solucionar los ‘agujeros’ por los que los países sancionados evitan las imposiciones, recalca también El Economista.

En los últimos años hemos asistido al uso político sancionador de este sistema bancario de comunicación. El propio sistema SWIFT informó de que en 2012 fueron expulsados los bancos iraníes sancionados por la UE. Y en 2022, se anunciaba la expulsión de Rusia y Bielorrusia.

El Banco Central de Rusia creó un nuevo servicio de mensajería financiera, el Sistema de Transferencia de Mensajes Financieros (SPFS). En junio de este año, la UE anunciaba que “las entidades de la UE que operan fuera de Rusia tendrán prohibido conectarse con el SPFS o servicios especializados de mensajería financiera equivalente. Además, se prohibirá a los operadores de la UE realizar transacciones con entidades específicamente cotizadas que utilicen SPFS fuera de Rusia”. La persecución no cesaba.

Los mecanismos de comunicación financiera internacional se habían convertido en objetivo militar. Todas las potencias emergentes percibían que con el sistema SWIFT estaban a merced de las potencias occidentales, que podían estrangular su relaciones comerciales internacionales solo con darle al botón de expulsión del código SWIFT.

Los BRICS lo entendieron desde sus inicios y crearon una empresa conjunta entre los cinco países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que fue lanzada en 2018 por el Consejo Empresarial BRICS entre las principales prioridades del Informe Anual. Allí se anunciaba un sistema propio de pago común para ser utilizado por cualquiera de sus cinco monedas locales.

Ahora, la guerra de Ucrania y las sanciones a Rusia han precipitado el definitivo cisma entre Occidente y el resto del mundo, y es ahí donde los BRICS están siendo fundamentales para un nuevo orden financiero que necesitaba un nuevo sistema de mensajería financiera internacional. Sería el BRICS Pay, un sistema de pago diseñado para facilitar las transacciones transfronterizas entre las naciones BRICS, para empezar, en la primera fase, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.

Mientras estas naciones buscan reducir su dependencia de las redes financieras tradicionales dominadas por Occidente, BRICS Pay ya no las necesitaría y podría revolucionar los pagos internacionales ofreciendo una alternativa más eficiente, segura e inclusiva.

Esta iniciativa forma parte de un esfuerzo más amplio de las naciones BRICS para fortalecer su cooperación económica y reducir su dependencia del dólar y otros sistemas financieros dominados por Occidente.

BRICS Pay será una plataforma digital que permitiría a los consumidores y empresas de los países asociados hacer pagos y transferir fondos a través de fronteras con facilidad, precisamente lo que hasta ahora hacemos con SWIFT, con la diferencia de que no lo harían bajo el dominio occidental.

El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, señaló hace unos días que estos sistemas de pago permiten a los países gestionar sus economías de manera más independiente, reduciendo el riesgo de sanciones de EEUU y sus aliados. Dijo que el cambio está impulsado por el creciente uso de monedas occidentales como herramientas de intervencionismo político y destacó la creciente preocupación entre las naciones sobre la amenaza de sanciones por parte de las potencias occidentales: “Todos los países del mundo entienden que cualquiera ellos puede terminar siendo víctima de las sanciones de EEUU o sus socios occidentales”.

En su opinión, las plataformas de pago BRICS ofrecen una solución viable para los países que buscan reducir su exposición a los riesgos geopolíticos y mantener autonomía y soberanía en sus transacciones financieras.

La propuesta no solo supone romper con SWIFT y su dependencia, sino que también afectará a la línea de flotación del predominio del dólar. Ahora esas transacciones se realizarán en las monedas locales de los BRICS o incluso en una nueva moneda digital que desarrollen. Ya no habrá que convertir a dólar para hacer las transferencias internacionales, se reducirían los costos, tiempos y riesgos cambiarios porque se eliminan intermediarios, y aumentaría la independencia financiera de los BRICS. El policía aduanero de las monedas se quedaría fuera de este circuito.

Michael Maharrey, experto de Money Metals, explicaba en un medio especializado que el BRICS Pay sí supone un impacto indirecto sobre el dólar. “Un nuevo sistema podría acelerar la desdolarización pues SWIFT, al final sirve como una ‘superautopista’ del comercio mundial y este SWIFT, por lo tanto, refuerza el papel del dólar como eje del comercio global”.

Los daños para Estados Unidos son múltiples. Recordemos que SWIFT ofrece a Washington otra gran ventaja estratégica en la guerra económica y de sanciones. Al tratarse de un sistema de intercambio de información, según el Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS, por sus siglas en inglés) “permite monitorear el cumplimiento de sanciones de terceros”. Un factor clave para detectar empresas y países que burlan las imposiciones de Estados Unidos. Más motivos para que la mayoría de las potencias emergentes intenten sacudirse el yugo del SWIFT.

Las publicaciones especializadas señalan que el nuevo sistema podría “no solo transformar las relaciones económicas entre los países BRICS, sino también redefinir los equilibrios financieros mundiales”.

El anuncio de la creación de BRICS Pay puso tan nerviosos a los centros financieros internacionales que el ministro de Finanzas de Sudáfrica tuvo que salir a tranquilizarlos diciendo que no estaba “previsto que reemplazara al sistema Swift”. Es evidente que la sustitución dependerá de cada país. Si bien Sudáfrica o India no tienen ninguna intención de abandonar el Swift, Rusia e Irán ya están fuera, y Brasil ha expresado sus deseos incluso de crear una moneda común. Por su parte, aunque China utiliza SWIFT, las expectativas de que dispare el uso de BRICS Pay son indiscutibles, funcionando con los dos.

Tras varios años de estudio, parece que el proyecto pronto será realidad. Valentina Matviyenko, presidenta del Consejo de la Federación de Rusia, confirmó que el proyecto está en buen camino. Esto ya no es solo una idea, está avanzando con concreción, declaró.

Si bien en la cumbre de los BRICS de Johannesburgo el 22 y 24 de agosto de 2023 se descartó una moneda común entre los diversos miembros para plantar cara al dólar, la opción de un sistema de pagos alternativo se vio perfectamente viable y de esta reunión sí salió la firme decisión de abordar el proyecto lo más pronto posible.

Más de 50 países ya han manifestado su interés en unirse a esta iniciativa antes de la cumbre de los BRICS de 2024, que tiene lugar estos días en la ciudad rusa de Kazán. La mayoría de ellos provienen de Asia, África, América del Sur y Europa del Este.

Pero la idea puede ir mucho más lejos a medio plazo. El pasado mes de mayo, la gobernadora del Banco Central de Rusia, Elvira Nabiullina, defendió ante la agencia Xinhua que la posibilidad de un sistema común de mensajes financieros se extienda por 159 países. “Estamos teniendo conversaciones para la integración de las diferentes plataformas nacionales”. En ese sentido, a falta de “la preparación técnica”, Nabiullina sentenciaba que “cuando todo esté listo esperamos una respuesta (afirmativa) de los mismos y tanto el SWIFT como el dólar podrían encontrarse pronto con una gran competencia de Rusia y nuestra alianza”.

En la cumbre de Kazán habrá sin duda novedades sobre el BRICS Pay.

Es evidente que hay muchos retos por delante para lograr el éxito de este proyecto. Habrá que cumplir las regulaciones nacionales de los diferentes países, garantizar la seguridad en las transacciones y buscar la interoperabilidad con los sistemas globales ahora existentes.

Pero teniendo en cuenta que en el lado BRICS habría más población, más recursos naturales y más PIB, quizá entonces se den cuenta en Estados Unidos y Europa que los sancionados han acabado siendo ellos al quedarse fuera del BRICS Pay.

Pascual Serrano es periodista y escritor. Su último libro es “Prohibido dudar. Las diez semanas en que Ucrania cambió el mundo”
Cedido por VN News La Revista.

II. Según Escobar, que de esto normalmente sabe, se confirma la incorporación de 13 nuevos miembros: «Buenos días desde Kazán. Y bienvenidos al futuro. Especialmente a los nuevos 13 socios BRICS: Argelia Bielorrusia Bolivia Cuba Indonesia Kazajstán Malasia Nigeria Tailandia Turquía Uganda Uzbekistán Vietnam».

https://x.com/RealPepeEscobar/

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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