Del compañero Carlos Valmaseda, miembro de Espai Marx.
1.El brujo honesto.
Ya sé que un autor que tiene una página llamada «El brujo honesto» o firma solo con la letra B puede no ser muy fiable. Pero la verdad es que sus artículos suelen ser interesantes y en Espai Marx hemos publicado alguno. Este me ha parecido que valía la pena traducir. Recuerdo, una vez más, que los artículos suelen tener enlaces que no incluyo, porque no están en español.
Europe’s Demilitarization is Almost Complete
La desmilitarización de Europa está casi completada
Durante el último año hemos asistido a un colapso total de las antaño renombradas instituciones democráticas de la UE, enterrando bajo los escombros los últimos vestigios de independencia del continente, junto con su ética periodística y sus tradiciones de libre pensamiento. Se ha hecho más difícil que nunca quitar las muchas capas de propaganda triunfalista a favor de la guerra que inunda todos los canales de información y suprime la disidencia en cada oportunidad que se presenta, incluso si sus declaraciones están en conflicto directo con la realidad, por no hablar de la simple lógica. Sin embargo, la realidad ha empezado a filtrarse. Parafraseando a James Howard Kunstler: la historia es una serie de decisiones, todas las cuales parecían ser una buena idea en su momento… Y, si se me permite añadir, muchas de las cuales estaban arraigadas en una comprensión muy pobre de las realidades físicas de nuestro mundo. Como estamos a punto de experimentar de primera mano en Europa -y más tarde también en Estados Unidos-, el idealismo es un débil sustituto del pensamiento crítico basado en la realidad.
La energía es la economía: entiéndelo y será mucho más fácil comprender lo que está pasando en el mundo. Dado que los combustibles fósiles siguen cubriendo el 85% de nuestras necesidades energéticas y hacen posible el 15% restante, echemos primero un vistazo a este frente. A pesar de un invierno inusualmente cálido, resultado de la emisión de carbono a la atmósfera en los últimos siglos, las noticias no son muy halagüeñas para Europa. En el horizonte de este año se vislumbra una escasez de gas natural.
En un ambiente así, las industrias europeas tratan, comprensiblemente, de pasar desapercibidas por temor a que los precios vuelvan a subir. Seguro que a estas alturas a los industriales alemanes les están entrando los acúfenos de la famosa canción de The Clash: ¿Me quedo o me voy? Se enfrentan a un difícil dilema: a) reanudar la producción de fertilizantes y la fundición de metales, que consumen mucho gas natural, con el consiguiente riesgo de que los precios de la energía vuelvan a subir, o b) abandonar Europa e invertir en otros lugares, donde las empresas parecen tener bases más estables.
Esta indecisión deja a Europa con una industria dañada, pero con altos niveles de almacenamiento de gas natural y bajos precios del GNL. Me imagino las caras de los responsables políticos preguntándose: «¿Qué demonios hago ahora con todo este gas tan caro que almacené el año pasado? ¡No puedo venderlo por una miseria…! Por otro lado, tampoco puedo precargar el almacenamiento para el próximo invierno con el gas barato (más o menos) del mercado».
Sin embargo, los perforadores de gas estadounidenses no dudan tanto y ahora contemplan abiertamente la posibilidad de recortar la producción. Demasiado para sustituir las cantidades perdidas de los gasoductos por GNL… Aparte de las consideraciones políticas, hay otro factor en juego. Como los yacimientos ricos siguen agotándose poco a poco, no merece la pena explotar reservas más lejanas, lo que exigiría ampliar los gasoductos en suelo estadounidense y perforar en lugares cada vez más difíciles…
Obtener el siguiente lote de gas siempre será más intensivo en energía -y más caro- que el anterior. Seguirá haciendo falta (cada vez más) energía para obtener energía, y si los europeos no están dispuestos a pagar su precio, no la obtendrán. Canadá también se encuentra en una situación similar:
Ahora se espera que la industria energética canadiense disminuya un 19% en el transcurso de 2023, frente a las previsiones anteriores de un descenso más modesto del 8%. La principal razón de estas peores perspectivas es la caída de los precios del gas, que ha afectado especialmente a las empresas canadienses de petróleo y gas.
Nos acercamos rápidamente a un punto en el que los precios del gas natural (y también del petróleo) o son demasiado altos, lo que mata la demanda, o demasiado bajos, lo que desalienta la inversión en la oferta. Cada vez parece más claro que el mundo ya no puede tener precios bajos y una oferta estable (y mucho menos creciente).
Como ya he explicado antes:
Cuando la escasez golpea, los precios suben, entonces la demanda se destruye en un par de meses o años. Como consecuencia, los precios bajan, lo que frena la inversión en operaciones de extracción y perforación cada vez más complejas (¿alguien quiere aguas profundas?). A falta de proyectos de sustitución adecuados para reemplazar las viejas minas y pozos agotados, surge un nuevo cuello de botella en el suministro, y los precios vuelven a subir, matando a otro montón de empresas y hogares junto con los altos precios y las esperanzas de reemplazar las minas recién agotadas. Una y otra vez, hasta que tocamos fondo en un par de décadas, un siglo a lo sumo.
Tal es la naturaleza del agotamiento de los recursos. No se trata de un acontecimiento repentino que provoque una pérdida inmediata del suministro, sino de un largo y lento descenso hacia un futuro anterior a los combustibles fósiles. Hasta ahora, este proceso estaba oculto por una deuda barata y una relativa abundancia de alternativas de bajo coste. A medida que ambas se agoten lentamente, también cesará el crecimiento del uso de la energía, poniendo fin a un incesante aumento de la prosperidad económica. Parece que el capitalismo no se acaba con una gran crisis o un intento deliberado de inventar un sistema mejor, sino con simples decisiones de inversión. El funcionamiento de la civilización industrial deja lentamente de ser rentable y pronto ya no merecerá la pena continuarlo.
Esta es la parte de la realidad sobre la que ningún líder contemporáneo está dispuesto a reflexionar. Hemos quemado lo mejor del material barato y no hay sustituto. La energía es la economía y, a día de hoy, todos los sustitutos propuestos, como las energías renovables y la energía nuclear, dependen irremediablemente de los combustibles fósiles para existir. No es que no lo vayamos a intentar: seguiremos desplegando estas tecnologías mientras tengamos petróleo y metales lo suficientemente baratos para hacerlo, pero a medida que se nos vayan acabando ambos, abandonaremos estas ideas de una tecnutopía verde y limpia.
Las compañías petroleras son muy conscientes de ello, así como del hecho de que sus «productos» están provocando el cambio climático, y han empezado a reducir sus iniciativas «renovables», junto con la inversión en la ampliación del suministro de petróleo. En lugar de ello, prefieren recomprar sus propias acciones y aumentar la rentabilidad de sus accionistas.
«Drill, baby, drill» [«Perfora, cariño, perfora», un lema muy utilizado por los procombustibles fósiles hace unos años] ha muerto. Ahora nos encontramos en una fiesta de jubilación.
Ahora entran los sumos sacerdotes de la sagrada orden de la teoría monetaria, que tras poner fin definitivamente a la «hora feliz» del crédito barato, ahora predican cómo dominaron la inflación con su varita mágica, llamada tipos de interés. Sin embargo, hay malas noticias en el horizonte. Según un estudio reciente, y en contra de la ortodoxia más arraigada, los elevados tipos de interés están haciendo subir la inflación, no bajarla.
La razón es simple y se denomina modelo de coste incrementado. En pocas palabras, las empresas necesitan subir sus precios al ritmo de los tipos de interés para seguir siendo solventes. Tienen que incluirlos en sus costes (y añadir beneficios por encima, de ahí el nombre: plus valía), de lo contrario se enfrentan a la quiebra. Al mismo tiempo, recortan las inversiones en nueva producción, perforación, minería, etc., lo que retroalimenta la espiral de la muerte de los recursos y la energía explicada anteriormente.
Todo esto ocurre al mismo tiempo que los hogares se ven obligados a gastar menos debido al aumento de sus pagos hipotecarios y a la inflación galopante. No debería sorprendernos que este proceso que se refuerza a sí mismo esté llevando a la caída de las cantidades de producción, mientras que los ingresos parecen permanecer estables (es decir, vendiendo menos unidades por más) – manteniendo la falsedad del «crecimiento» del PIB a través de una inflación real subestimada… (Otra razón por la que medir el poder económico en divisas es una mala idea.) Mucho dinero está cambiando de manos como si nada malo estuviera pasando, pero la cantidad de bienes vendidos cae silenciosamente muerta entre bastidores.
Traducido a cifras de empleo, esto podría llevar fácilmente a despedir a personas que antes trabajaban en el segundo y tercer turno de producción, y a hacer funcionar la mayoría de las fábricas en un solo turno. Como resultado, no habría demasiadas ejecuciones hipotecarias, pero la gente perdería su trabajo en masa. Los gobiernos están pagando un montón de dinero para evitar que esto suceda, manteniendo las luces encendidas en muchas empresas y pagándoles para que mantengan una mano de obra innecesaria en planes de permisos. En otras palabras:
Nuestras élites están enterrando el problema -el suministro inadecuado de energía que conduce a la desindustrialización- bajo un montón de dinero en efectivo.
Nadie sabe cuánto tiempo podrán seguir haciéndolo.
El acceso a recursos baratos es clave para entender no sólo el desarrollo económico, sino también los avances militares en el campo de batalla. Dejando a un lado todas las consideraciones políticas, es seguro asumir que aquellos que tienen más recursos (minerales, energía, mano de obra, tecnología, etc.) a mano tienen muchas más posibilidades de ganar a largo plazo.
Lograr victorias rápidas en pastos de vacas y ciudades fantasma previamente evacuadas es un pobre sustituto del desgaste provocado por un implacable fuego de artillería e innumerables oleadas de misiles. Lo primero puede lograrse con un ejército improvisado que ataque puntos débiles temporales, lo segundo sólo puede conseguirse con una economía de guerra adecuada. Y cuando un bando utiliza más recursos (mano de obra, armas, proyectiles, misiles, equipamiento, etc.) de los que puede reponer, mientras que el otro no sufre ninguna escasez aparente, entonces el final decisivo del conflicto es sólo cuestión de tiempo.
Teniendo todo esto en cuenta (junto con el hecho de que Europa ha perdido permanentemente una buena parte de su suministro de gas junto con una parte considerable de su industria pesada, y que EE.UU. está a punto de experimentar lo mismo debido al agotamiento de los recursos) es bastante desconcertante leer las noticias hoy en día.
El Financial Times informa: «Un año de guerra en Ucrania ha dejado secas las armerías de Europa – La realidad de sostener al ejército de Kiev a través de un largo y sangriento conflicto está despertando en Occidente». O estos retazos de realidad de Reuters: «La guerra también ha puesto de manifiesto la falta de capacidad industrial necesaria para aumentar rápidamente la producción, después de décadas de disminución de los pedidos gubernamentales que han hecho desaparecer muchas líneas de producción».
«Pero el ritmo de las entregas a Ucrania, donde las tropas de Kiev están disparando hasta 10.000 proyectiles de artillería al día, ha agotado los inventarios occidentales y ha dejado al descubierto agujeros en la eficiencia, la velocidad y la mano de obra de las cadenas de suministro.»
«‘Si Europa luchara contra Rusia, algunos países se quedarían sin munición en días’, dijo un diplomático europeo a Reuters.»
El Royal United Services Institute (RUSI), «el think tank de defensa y seguridad más antiguo del mundo y líder en el Reino Unido» admite de hecho que Rusia está ganando la guerra de municiones contra todo Occidente combinado: «…Ucrania no está utilizando cantidades excesivas de proyectiles de artillería en comparación con los conflictos históricos. Esta escasez es más bien una clara demostración del vaciamiento de la OTAN desde el final de la Guerra Fría. Ahora bien, levantar la producción de municiones no se puede hacer con un interruptor de encendido y apagado – requerirá que se resuelvan varias cuestiones al mismo tiempo.…»
No soy un experto militar, pero ¿qué posibilidades tiene la OTAN sin munición?
¿Qué enviaremos entonces a Ucrania dentro de un par de meses para luchar contra Rusia? ¿Caballos y sables?
No es que Occidente no recibiera advertencias, ya en junio pasado. Sí, ya entonces estaba claro como la luz del día: Occidente simplemente no está equipado para luchar y ganar una guerra librada a escala industrial. Durante las últimas décadas, la fabricación de armas de Occidente estaba orientada a conflictos locales a pequeña escala contra gente pobre armada con ametralladoras de contrabando y camionetas Toyota, no a luchar contra una máquina de guerra que fabrica misiles, tanques, aviones de guerra y submarinos nucleares de última generación a escala industrial, al tiempo que tiene acceso a vastos recursos minerales y energéticos en su propio territorio para continuar así durante décadas.
No se trata de moral o de quién disparó primero (eso es un debate que merece la pena por sí solo). Se trata de lo más básico. La energía no es sólo economía. La energía es guerra, y la guerra es energía. Y sin acceso a combustibles fósiles baratos y a otros recursos minerales no habrá posibilidad en la Tierra de reconstruir las industrias necesarias para hacer estallar los proyectiles y la munición que faltan. No puede haber liderazgo responsable sin esta toma de conciencia. Tal vez, si esto hubiera llegado antes, todo el conflicto podría haberse evitado desde el principio (desde 2008, cuando la expansión de la OTAN fue seriamente empujada hacia el este).
Sin embargo, a pesar de esta simple lógica y de las innumerables advertencias, la negación, el pensamiento de grupo, el idealismo y la incapacidad de cuestionar la autoridad en Occidente han conducido a lo que estamos presenciando ahora: la desmilitarización completa de Europa y la destrucción total de una nación que sin duda merecía un futuro mejor. ¿Y qué hacen las élites europeas en respuesta a todo esto? ¿Investigar a Estados Unidos por volar Nordstream en un acto de guerra contra su economía (1)?
No, prohíben los inodoros para Rusia. Con eso basta.
Hasta la próxima,
B
Notas:
(1) Si aún tenías la ilusión de que la ONU es un organismo independiente que podría investigar el caso… entonces olvídalo.
2. Afganistán también es “selva”.
Este niño que llora es el que gana el pan en su familia, y no tiene nada de comida en su casa: https://twitter.com/
Algunos datos de un artículo reciente:
En Afganistán 6,6 millones de personas padecen hambre severa
«La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios dijo que el deterioro de la economía causa fuertes caídas en los ingresos, aumenta la deuda y el desempleo y debido al alza severa en los precios de los productos básicos la gente gasta el 71 por ciento de sus ingresos en comida.
Más de 28 millones de personas en Afganistán, casi la mitad niños, necesitarán ayuda humanitaria en 2023, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Después de años de conflicto e inestabilidad, la situación económica y política trajo más problemas al país centroasiático devastado por la guerra y afectado además por desastres naturales recurrentes, incluida la pandemia de Covid-19.
Junto con la sequía y el cambio climático, el bloqueo de activos bancarios por Estados Unidos y otros países occidentales, y el cierre de los sistemas financieros y bancarios, son factores que aumentaron el nivel de pobreza en Afganistán, dijo Abdul Rahman Habib, portavoz de la cartera de Economía.
La empresa estadounidense de análisis y asesoría Gallup señaló que el 90 por ciento de los afganos apenas puede encontrar ingresos y recursos del trabajo, y el 86 por ciento de ellos no puede obtener alimentos.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) alertó que 13,1 millones de niños afganos viven bajo la sombra de la guerra y las penurias y necesitan ayuda humanitaria.
Uno de cada dos infantes menores de cinco años sufre desnutrición aguda, mientras más de un millón padecen desnutrición aguda grave, y las autoridades consideran que 112 pequeños podrían morir cada día por falta de la atención primaria de salud.»
3. Reunión del G-20 en Bengaluru: el sur se niega a posicionarse a favor del norte.
Artículo de Vijay Prashad sobre la reunión que se está celebrando en la ciudad india de Bengaluru. Destaca cómo los países del sur global se niegan a ceder a las presiones para apoyar la postura occidental en la guerra de Ucrania.
El Sur Global rechaza la presión para ponerse del lado de Occidente frente a Rusia
VIJAY PRASHAD
A la reunión del G20 en Bengaluru (India), Estados Unidos llegó con una simple consigna. La secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, dijo en la cumbre de febrero de 2023 que los países del G20 debían condenar a Rusia por su invasión de Ucrania y que debían adherirse a las sanciones estadounidenses contra Rusia. Sin embargo, quedó claro que India, presidente del G20, no estaba dispuesta a ajustarse a la agenda estadounidense. Funcionarios indios afirmaron que el G20 no es una reunión política, sino una reunión para debatir cuestiones económicas. Impugnaron el uso de la palabra “guerra” para describir la invasión, prefiriendo calificarla de “crisis” y “desafío”. Francia y Alemania han rechazado este proyecto si no condena a Rusia.
Al igual que en Indonesia durante la cumbre del año anterior, los líderes del G20 de 2023 vuelven a hacer caso omiso de la presión de Occidente para aislar a Rusia, ya que los grandes países en desarrollo (Brasil, India, Indonesia, México y Sudáfrica) no están dispuestos a ceder en su opinión práctica de que el aislamiento de Rusia pone en peligro al mundo.
Las dos próximas cumbres del G20 tendrán lugar en Brasil (2024) y Sudáfrica (2025), lo que indicaría a Occidente que la plataforma del G20 no se subordinará fácilmente a la visión occidental de los asuntos mundiales.
La mayoría de los líderes de los países del G20 se desplazaron a Bengaluru directamente desde Alemania, donde habían asistido a la Conferencia de Seguridad de Múnich. El primer día de la conferencia de Múnich, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo que estaba “conmocionado por cuánta credibilidad estamos perdiendo en el Sur Global.” El “nosotros” en la declaración de Macron eran los estados occidentales, encabezados por Estados Unidos.
¿Cuáles son las pruebas de esta pérdida de credibilidad? Pocos de los Estados del Sur Global han estado dispuestos a participar en el aislamiento de Rusia, incluida la votación de resoluciones occidentales en la Asamblea General de las Naciones Unidas. No todos los Estados que se han negado a unirse a Occidente son “antioccidentales” en un sentido político. Muchos de ellos -incluido el gobierno de la India- se guían por consideraciones prácticas, como los precios rebajados de la energía en Rusia y los activos que venden a precio reducido las empresas occidentales que se marchan del lucrativo sector energético ruso. Ya sea porque están hartos de las presiones de Occidente o porque ven oportunidades económicas en su relación con Rusia, cada vez más países de África, Asia y América Latina han evitado las presiones de Washington para romper sus lazos con Rusia. Es este rechazo y esta evasión lo que llevó a Macron a hacer su contundente declaración de estar “conmocionado” por la pérdida de credibilidad de Occidente.
En una mesa redonda celebrada el 18 de febrero en la Conferencia de Seguridad de Múnich, tres líderes de África y Asia desarrollaron el argumento de por qué están descontentos con la guerra en Ucrania y la campaña de presión sobre ellos para que rompan lazos con Rusia. El Ministro de Asuntos Exteriores de Brasil, Mauro Vieira, que ese mismo día condenó la invasión rusa de Ucrania, instó a las distintas partes en conflicto a “construir la posibilidad de una solución. No podemos seguir hablando sólo de guerra”.
Los estados occidentales han enviado miles de millones de dólares en armas a Ucrania para prolongar una guerra a la que hay que poner fin antes de que se descontrole. Occidente ha bloqueado las negociaciones desde que surgió la posibilidad de un acuerdo provisional entre Rusia y Ucrania en marzo de 2022. El discurso de una guerra interminable por parte de los políticos occidentales y el armamento de Ucrania han provocado la retirada de Rusia el 21 de febrero de 2023 del Nuevo Tratado START, que -con la retirada unilateral de EEUU del Tratado de Misiles Antibalísticos en 2002 y del Tratado de Fuerzas Nucleares Intermedias en 2019- pone fin al régimen de control de armas nucleares.
El comentario de Vieira sobre la necesidad de “construir la posibilidad de una solución” es compartido por todos los países en desarrollo, que no ven la guerra interminable como algo beneficioso para el planeta. Como dijo la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, en el mismo panel: “No queremos seguir discutiendo quién será el ganador o el perdedor de una guerra. Todos somos perdedores y, al final, es la humanidad la que lo pierde todo”.
La declaración más contundente en Múnich fue la de la primera ministra de Namibia, Saara Kuugongelwa-Amadhila. “Estamos promoviendo una resolución pacífica de ese conflicto” en Ucrania, dijo, “para que el mundo entero y todos los recursos del mundo puedan centrarse en mejorar las condiciones de la gente en todo el mundo en lugar de gastarse en adquirir armas, matar gente y crear realmente hostilidades.” Cuando se le preguntó por qué Namibia se había abstenido en la votación de Naciones Unidas sobre la guerra, Kuugongelwa-Amadhila dijo: “Nuestra atención se centra en resolver el problema… no en echar culpas”. El dinero utilizado para comprar armas, dijo, “podría utilizarse mejor para promover el desarrollo en Ucrania, en África, en Asia, en otros lugares, en la propia Europa, donde mucha gente está pasando penurias”. Un plan chino para la paz en Ucrania -construido sobre los principios de la Conferencia de Bandung de 1955- absorbe los puntos planteados por estos líderes del Sur Global.
Los líderes europeos han hecho oídos sordos a los argumentos esgrimidos por personas como Kuugongelwa-Amadhila. El Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, ya se había disparado en el pie con sus desagradables declaraciones de octubre de 2022: “Europa es un jardín. El resto del mundo es una jungla. Y la jungla podría invadir el jardín… Los europeos tienen que comprometerse mucho más con el resto del mundo. De lo contrario, el resto del mundo nos invadirá”. En la Conferencia de Seguridad de Múnich de febrero de 2023, Borrell -de origen español- dijo que compartía “este sentimiento” de Macron de que Occidente tenía que “preservar o incluso reconstruir una cooperación de confianza con muchos de los llamados países del Sur”. Los países del Sur, dijo Borrell, nos “acusan de [un] doble rasero” a la hora de combatir el imperialismo, una postura que “debemos desacreditar.”
Una serie de informes publicados por importantes casas financieras occidentales repiten la inquietud de personas como Borrell. BlackRock señala que estamos entrando en “un mundo fragmentado con bloques en competencia”, mientras que Credit Suisse apunta a las “fracturas profundas y persistentes” que se han abierto en el orden mundial. La evaluación que hace Credit Suisse de estas “fracturas” las describe con precisión: “El Occidente global (países desarrollados occidentales y aliados) se ha alejado del Oriente global (China, Rusia y aliados) en términos de intereses estratégicos básicos, mientras que el Sur global (Brasil, Rusia, India y China y la mayoría de los países en desarrollo) se está reorganizando para perseguir sus propios intereses”.
Esta reorganización se manifiesta ahora en la negativa del Sur Global a doblar la rodilla ante Washington.
4. Nicaragua y la RDA
El último boletín de Prashad en el Tricontinental está dedicado a la colaboración de la RDA con la Nicaragua sandinista en temas de salud, con una reflexión más general sobre la importancia de la asistencia sanitaria universal.
https://thetricontinental.org/
La verdadera prueba de una civilización es la ausencia de ansiedad por la salud | Boletín (2023)
5. Propaganda de guerra y manifestaciones en Alemania
Ayer [25/2] se celebró la manifestación convocada, por abreviar, por el movimiento impulsado por S. Wagenknecht. A mí me da la impresión de que la asistencia no fue muy masiva. Ellos hablan de 50.000, pero cuando en las imágenes que difundes se puede ver la cara de la gente, es que no hubo mucha. Pero todo cuenta y crea poso…
Otra vista, con : https://twitter.com/
Y otra más:
Mass peace demonstration by Wagenknecht and Schwarzer in Berlin
Supongo que si no impulsado, apoyado por el gobierno alemán, al que como a todos, le encantan los gestos propagandísticos, se colocó estos días un tanque ruso destruido delante de la embajada rusa en Berlín. Aquí un propagandista ruso, antiguo putinista vendido a la prensa basura occidental, lloriquea porque ha acabado cubierto de flores y mensajes a favor de la paz y plegarias por los soldados rusos muertos:
Finalmente, arrojaron la bandera ucraniana que adornaba el tanque:
6. Más sobre el retardismo
Otra crítica al supuesto «retardismo» que aducen los partidarios del GND. Entrevista a Fernando Prieto, director del Observatorio de Sostenibilidad.
Fernando Prieto. «El retardismo no existe, se inventa un debate para seguir con el modelo especulativo de las renovables»
Al director del Observatorio de Sostenibilidad le parecen «ridículas» y «naif» las acusaciones de «retardistas» y «antirrenovables» que están recibiendo quienes plantean reparos al modelo de la transición energética.
7. Otra aportación al debate sobre seguir instalando renovables
Como hemos visto, los partidarios del NGD defienden a menudo la instalación generalizada de renovables -el último ejemplo que os pasé, el de Xan López-. Para algunos, como Turiel, como también hemos visto, no tiene demasiado sentido cuando ahora mismo tenemos un exceso de instalación y el consumo desciende cada vez más. Han publicado en Viento Sur un artículo interesante de Jorge Riechmann en esta línea, aunque más centrado en el debate general sobre transiciones. https://vientosur.info/sobre-
Sobre transiciones energéticas y transiciones ecológicas
8. Más intelectuales chinos
A raíz del hilo que os pasaba el otro día sobre Jiang Shigong, en La Casamata han recordado otro similar en el que hablaban de este y otros intelectuales chinos. Este contiene enlaces a textos y vídeos de los intelectuales reseñados. No he leído todavía ninguno de los artículos que citan -no me da la vida-.
Hilo con una serie de intelectuales orgánicos de China con textos o vídeos suyos 1/ Jiang Shigong
El imperio y el orden mundial según Jiang Shigong – El Grand Continent
2/ He Yiting
El pensamiento de Xi Jinping | Mundo | Pensamiento | El Viejo Topo
3/ Cheng Yawen
4/ Zhang Weiwei
The Chinese Way by Zhang Weiwei
5/ Cheng Enfu A partir del minuto 41 de este vídeo: State Capitalist or Market Socialist? The Social Character of the People’s Republic of China del que extraemos este gráfico
Adenda 1 Kevin Rudd ex-primer ministro laborista australiano, ahora analista chinologo. Interesante artículo que expone una visión del centro-izquierda socio-liberal progre anglo sobre algo así como: «¡¡tómense el marxismo de Xi y China en serio!!»
The World According to Xi Jinping: What China’s Ideologue in Chief Really Believes
Adenda 2 Un muy interesante artículo ahora de la vision de un conservador anglo sobre las diferencias ideológicas entre Dugin (Rusia) y, el autor con el que empezó hilo, Jiang Shigong (China) https://europeanconservative.
9. El fin de la globalización
Si todo va bien, en el futuro, para no hablar de medidas más drásticas, a los economistas jefes del Banco Mundial los enviaremos durante un tiempo a un centro de reeducación, pero mientras tanto os paso esta entrevista porque insiste en una cuestión que no para de repetirse últimamente: el fin de la globalización -que gente como él impulsaron con todas sus fuerzas-.
https://www.lavanguardia.com/
«La globalización ha llegado a su fin”
Entrevista a Branko Milanovic
El popular economista cree que se vive un punto de inflexión que apunta a aumentar el coste de la vida y la desigualdad.
Alexis Rodríguez-Rata
Branko Milanovic (Belgrado, 1953) es un experto en desigualdad y desarrollo que usa por igual la economía, la política y la historia aunque no siempre por este orden. Fue durante décadas economista jefe en el Banco Mundial. Hoy académico en Nueva York, acumula seguidores, recetas, polémicas. El nuevo mundo “de bloques” –explica él– amenaza con precios más caros y más desigualdad.
Hay guerra en Ucrania y lucha EE.UU.-China; incertidumbres por doquier. ¿Cuánto tiempo puede funcionar la economía en este contexto?
El nivel de incertidumbre es ahora mayor que nunca en el último medio siglo por la guerra, las trágicas relaciones de Europa con Rusia y su energía, el aumento de los precios de los alimentos en el mundo, sin poder olvidar la posibilidad de una guerra nuclear. Además, el momento que vive la relación EE.UU.-China probablemente sea el peor desde que Nixon fuera a Pekín en 1972. Es muy inestable. Incluso las aguas territoriales no quedan claras así que el número de posibilidades de un conflicto militar es alto y el conflicto económico ya está en marcha con todas las restricciones que EE.UU. impone a China en alta tecnología y más. Y luego puedes añadir a la covid, que no ha acabado. Todo esto hace que, personas como yo, seamos muy pesimistas sobre nuestro futuro económico y ciudadano.
El intervencionismo estatal está de vuelta, en Europa y fuera. ¿El mundo se desglobaliza?
El mundo se desglobaliza. En primer lugar por el nuevo telón de acero que se ha levantado contra Rusia. Pero también respecto a China con la reducción de los vínculos comerciales e intentos de eludirla e ir a India, Birmania, Vietnam… También por el intento real de EE.UU. de aumentar la compra de productos estadounidenses. Además ahora tenemos la superestructura ideológica de hacer una deslocalización amiga haciéndola solo –o invirtiendo solo– en los países llamados amigos, que es otra forma de crear bloques comerciales. Significa que el mundo no está unido y que la globalización ha llegado en esencia a su fin.
¿Tenemos que esperar por ello más nacionalismo, y más conflictos entre estados y dentro de los estados, como en tiempos pasados?
Estamos viviendo tiempos muy malos pero si nos fijamos en la vida ordinaria de la gente, excluyendo Ucrania, la vida sigue como si no pasara gran cosa. Es una situación peligrosa. Nos estamos acostumbrando a que sucedan cosas negativas y nuevas casi a diario, o semanalmente. Nos acostumbramos a la guerra, a la entrega de municiones, a la entrega de tanques, a luchar por pueblos de 500 personas, a que los globos sean derribados… Es potencialmente peligroso creer que el mundo puede explotar pero que en tu propio mundo mucho no va a cambiar. Es una ilusión.
La brecha de ingresos reales entre la orilla norte del Mediterráneo y la sur nunca ha sido tan grande en la historia
¿Quizá por eso el éxito del Make America great again y sus símiles en otros países que recuerdan más al pasado que al futuro?
Se tiene que aceptar el hecho de que España está dentro de la Unión Europea y que el número de cosas que puede hacer sola es muy limitado. Cuando se intenta hacer algo más radical, no sólo habrá problemas con la Unión Europea sino también con el capital extranjero. Así que, en mi opinión, no significa que los gobiernos no puedan hacer nada pero sí que están bastante limitados. La primera ministra italiana habló de ello cuando estaba en la oposición y, por supuesto, una vez llega al poder cambia. Incluso si alguna vez llegara al poder Le Pen también cambiaría. Los únicos que no lo aceptaron fueron los ingleses, con el Brexit, pero muchos de ellos ahora se arrepienten.
La inflación en Europa es muy alta y los salarios no crecen al mismo ritmo que los precios. ¿Qué consecuencias se pueden esperar?
La inflación no ha sido un problema desde hace unos 40 años y hay muchas razones para ello, entre ellas la política predictiva de la Reserva Federal de EE.UU. o poder comprar productos baratos gracias a la globalización. China realmente ha jugado aquí un papel clave. Recuerdo, por ejemplo, que comprar una televisión para la gente corriente suponía hasta un tercio del sueldo. El frigorífico, la aspiradora, el aire acondicionado, todo, incluso los coches, se han mantenido a un precio relativamente bajo por la globalización pero ahora se retira y vemos el retorno de la inflación en parte debido también al precio de la energía y los alimentos, porque Ucrania, aquí, importa. Y la desigualdad aumenta porque los pobres compran energía y alimentos en mayor proporción y guardan más en efectivo, que no genera ningún retorno.
Nuestro esfuerzo importa sobre el 20% en nuestra suerte económica y no creo vaya a cambiar
Las autocracias están en auge en el mundo, ¿por el éxito económico chino? ¿Porque la democracia no siempre ha mejorado la vida de los pobres?
El atractivo de China es su eficiencia económica, y si China lo hace mucho mejor en términos de tasas de crecimiento en los próximos 20 ó 30 años, sin duda el atractivo de su sistema será mayor. El dinero manda y es obvio que ciertos métodos que tienen éxito allí se imitarán en otros lugares. Pero, aún así, políticamente, no veo que China tenga gran atractivo, tan solo para algunos países que creen que si tuvieran una democracia más directa, con menos partidos o quizá uno solo, sería mejor. Pero es limitado.
Ha escrito mucho sobre que la desigualdad crece dentro de los países pero que decrece a nivel mundial. ¿Continúa siendo así?
Los últimos datos que tengo son del 2018, antes de la covid, y en ese momento la desigualdad global aún bajaba, básicamente, porque los países asiáticos, que son de ingresos medios o pobres, tenían mayores tasas de crecimiento que los occidentales. Luego vino la covid y durante dos años hizo un montón de cambios inusuales. Por ejemplo, si India pierde un 9% del PIB ,mientras Occidente estuvo realmente alrededor del 0%, la brecha entre Occidente e India aumenta y también lo hace la global. China, además, aunque crece más rápido que Occidente, ya no contribuye al descenso de la desigualdad: se ha enriquecido lo suficiente como para que la distancia con África sea mayor. Así que sin entrar en demasiados detalles se puede decir que desde la covid el descenso en la desigualdad global ha terminado.
Si ha terminado, ¿la polarización política actual es su reflejo?
Si el mundo es más igualitario y los ingresos se distribuyen de forma más equitativa, sin duda es un mundo mejor. La pobreza es menor. Las migraciones, si se entienden como un problema, son menos. Y probablemente sea un mundo políticamente más estable. El cambio es una mala noticia y pone de relieve el papel de África en este siglo y el próximo, porque no ha convergido y la cuestión es si será capaz de hacerlo. Aquí hablo de países grandes como Nigeria, Sudáfrica, Tanzania, Etiopía, Egipto, que necesitan crecer, al menos, un 5 o 6% al año. Si no se producirá un aumento de la desigualdad en el mundo. Su papel es crucial especialmente para Europa por las migraciones.
España lo sabe muy bien.
Lo sabe muy bien porque la brecha entre los ingresos reales en la orilla norte del Mediterráneo y la sur nunca ha sido tan alta en la historia. Es una anomalía histórica. La brecha en proporción ha aumentado. En términos de ingresos totales, obviamente, todo el mundo se ha enriquecido.
En el pasado destacó que el 60% de nuestra riqueza se debe al lugar donde nacemos y otro 20% al de nuestros padres. Ahora que las migraciones están tan restringidas, ¿esto ha cambiado?
No he vuelto a hacer los números pero los trabaja un colega con datos mucho mejores y creo que la cifra general no se ve muy afectada. Si la desigualdad global siguiera bajando, entonces la parte de la riqueza que se debe al lugar en el que se nace sería mucho menos relevante. Nuestro esfuerzo importa alrededor del 20% en nuestra suerte económica y no creo que vaya a cambiar de forma significativa. Por ahora. Lo que importa seguirá siendo el lugar donde se nace y el origen de los padres.
Si se habla de la economía del futuro, hay que hablar mucho de inteligencia artificial, digitalización… ¿La inteligencia artificial es una solución o un problema para la desigualdad?
Podrían suponer un gran cambio, pero no las veo diferentes al cambio que supusieron las máquinas del siglo XIX. Son una forma de hacer ciertas tareas sin que las hagamos nosotros. Pueden provocar un aumento del desempleo pero también ser de gran ayuda para una mayor productividad haciendo todo de forma mucho más rápida y eficiente. Su diferencia es que va a sustituir mano de obra relativamente cualificada. Y de ahí los temores.
10. Mi imagen del día: camino del Tibi dabo
Me gusta en esta imagen de un misal francés del siglo XV la cara de sorpresa de este Jesucristo llevado en volandas por el demonio a la cima de la montaña para que le ofrezca «todos los reinos del mundo y la gloria de ellos«:
Fuente: https://twitter.com/
11. Callejón sin salida.
Artículo de Enrico Tomaselli -os pasé uno anteriormente: «Después de la guerra»-, publicado en Giubbe Rosse y visto en Sinistra in rete.
Callejón sin salida
por Enrico Tomaselli
Mientras las clases dirigentes europeas muestran tristemente un temor desmesurado hacia Washington, en Estados Unidos crece el debate -y el enfrentamiento político- entre las dos facciones (transversales) actuales del belicismo imperialista: los rusófobos neoconservadores y los superfalconistas antichinos.
El punto de partida, aunque obviamente los primeros tienden a ocultarlo, es la constatación de que la estrategia aplicada en Ucrania contra Rusia ha resultado un fracaso, política y militarmente. Para los neoconservadores esto significa que es necesario relanzar, elevar el nivel de la confrontación, hasta llevarla -si es necesario- a los límites de un nuevo conflicto mundial. Mientras que para los segundos significa encontrar cuanto antes una salida al atolladero ucraniano, tratar de salvar la cara (y no sólo eso) y prepararse para el choque con Pekín.
Dos errores
Puede parecer trágicamente increíble, pero en la raíz de la prolongación del conflicto ucraniano hay dos errores flagrantes; uno, político, por parte de Moscú, y otro, militar, por parte de Washington.
A estas alturas está bastante claro que, en el momento en que Rusia lanzó la Operación Militar Especial, el objetivo era forzar la mano (no sólo a Kiev, sino también y sobre todo a los europeos y a Washington), llevándolos rápidamente a una mesa de negociaciones, con la intención de obtener lo que hasta entonces no había sido posible tener: autonomía para el Donbass, reconocimiento de Crimea como parte de la Federación Rusa y una garantía de seguridad (ninguna Ucrania en la OTAN).
Lo que Moscú no había comprendido es que en EEUU se había impuesto la corriente más extremista, que apuntaba a la confrontación militar, y que los países europeos no tenían capacidad para labrarse ninguna autonomía, por lo que la perspectiva era sencillamente irrealizable. Error político.
Por otro lado, los movimientos militares de la fase inicial del SPO, en cierto modo incomprensibles y confusos, generaron en los estados la convicción de que las fuerzas armadas rusas definitivamente no estaban a la altura de las circunstancias, y por tanto, en lugar de con la estrategia de guerrillas (con la que la OTAN pensaba que podría enfrentarse a los rusos, y que de hecho caracterizó las primeras tácticas ucranianas), se les podría derrotar en una guerra abierta. Error militar.
En ambos casos se trató de errores flagrantes, y no sólo por sus consecuencias. El hecho de que la cúpula del Kremlin, ciertamente no formada por gente desinformada, sino todo lo contrario (uno por encima de todos, una persona de indudable talla como Lavrov), pudiera no haber captado lo que se estaba moviendo en el campo occidental, en qué dirección y con cuánta determinación, es asombroso. Y sí, era una historia bastante larga en ese momento, desde el golpe de la plaza Maidan hasta el entrenamiento del ejército ucraniano por parte de la OTAN, desde los falsos acuerdos de Minsk hasta los tres grandes ejercicios de la OTAN en Ucrania solo en 2021, desde la agresión contra las repúblicas del Donbass hasta la obstinada negativa a aceptar cualquier debate sobre la seguridad en Europa.
Del mismo modo, es asombroso que el Pentágono haya sido tan descaradamente engañado sobre las capacidades militares de Rusia y, de hecho, de la propia Ucrania. Y, en consecuencia, incluso sobre las suyas propias y las de la OTAN en su conjunto.
La conclusión -desconcertante- es que ambas potencias han estado a un paso de una confrontación directa (que, por otra parte, aún no se ha descartado) sin conocerse ni comprenderse realmente.
A partir de esta estrepitosa incomprensión mutua se inició la peligrosa espiral en la que aún se encuentra sumida Europa. El único aspecto positivo es que, tal y como han ido las cosas, la perspectiva de la sirianización del conflicto ha quedado definitivamente anulada. Las posibilidades de cronificar la guerra, congelándola en una larga temporada de guerrilla ucraniana, con nazis locales haciendo el papel de Isis, se esfumaron cuando Washington (y Londres…) convencieron a Zelensky de que con el apoyo de la OTAN podría ganar, empujando a los ucranianos a un túnel sin salida. O mejor dicho, en cuyo fondo hay una picadora de carne gigante.
Pero si para Kyev el juego tiene ahora un alcance dramático, pues ya no es sólo la integridad territorial del país sino su propia supervivencia lo que está en juego (1), para sus patrocinadores el asunto también se pone serio. En palabras de Alastair Crooke (ex diplomático británico, fundador y director del Conflicts Forum de Beirut), «el globo ucraniano ha estallado». Los círculos militares y civiles de Washington lo saben. Reconocen el elefante en la habitación del inevitable éxito ruso (…). También saben que el globo de la OTAN (como fuerza formidable) ha estallado. Saben que el globo de la capacidad industrial occidental para fabricar armas -en cantidad suficiente y durante mucho tiempo- también ha estallado» (2).
Dos opciones
Mientras que Moscú, mostrando una gran flexibilidad y disposición, fue capaz de reorientar rápidamente no sólo su estrategia militar (e industrial), sino toda su dirección política, los círculos de la OTAN -intoxicados por la vehemencia extremista de los neocon, y la ideológica de los demócratas- llevaban mucho tiempo adormecidos en la ilusión de que su narrativa propagandística era la realidad, hasta que empezaron a darse de bruces con ella.
Básicamente, desde que la Operación Especial se puso bajo un mando unificado, y comenzó la ofensiva de misiles pesados sobre Ucrania, la OTAN ha estado procediendo por la fuerza de la inercia, sin ninguna idea estratégica real, ni sobre cómo lograr una victoria imposible, ni sobre cómo incluso evitar una victoria rusa.
Lo que la propaganda vende como una escalada mesurada y planificada de suministros militares (siempre demasiado escasos y demasiado tardíos para tener efecto alguno sobre el terreno), no es en realidad más que la persecución de los acontecimientos.
Pero como todas las narrativas alejadas de la realidad, tarde o temprano se desmoronan y dejan que esta aparezca.
A estas alturas, en Estados Unidos, no sólo se ha hecho evidente la polarización entre dos visiones estratégicas opuestas, sino que está surgiendo un verdadero enfrentamiento político en torno a ella, cuyo resultado es en estos momentos muy incierto.
Obviamente, el curso de la guerra y las dificultades a las que se enfrenta la OTAN para seguir apoyándola son elementos que juegan en detrimento de los círculos rusófobos, que han apostado por esta guerra. Pero por mucho que los datos reales debiliten su posición, hay otros que aún la hacen firme.
En primer lugar, el entorno presidencial y el Comité Nacional Demócrata (3), para quienes la inversión política en la guerra ha sido total, obviamente siguen teniendo muchos resortes de poder en sus manos. Y, por supuesto, además de poder contar con la influencia de los think tanks neoconservadores por parte del GOP (4), tienen el apoyo del poderoso lobby de la industria militar, que se está beneficiando generosamente de la guerra.
Por otra parte, una gran parte de los republicanos, especialmente los trumpianos, siempre se han mostrado escépticos ante la apertura de hostilidades con Rusia, teniendo en mente sobre todo el conflicto final con China. Este bloque político está flanqueado -por ahora muy discretamente, sobre todo a través de las intervenciones de exmilitares- por una parte importante del Pentágono, que tiene el dedo en el pulso de la situación, tanto en lo que se refiere a la evolución sobre el terreno como al impacto en las capacidades operativas de las fuerzas armadas estadounidenses (y de la OTAN en general). Probablemente podrían contar con el apoyo de algunos grandes fondos de inversión, que esperan el final de la guerra para abalanzarse sobre la colosal operación de reconstrucción de Ucrania, aunque el gigante Blackrock esté vinculado a la familia Biden.
Se trata actualmente de una situación fluida, en la que el enfrentamiento político está ya al descubierto, pero todavía en una fase blanda, y sin que todas las partes interesadas hayan tomado partido oficialmente. Mucho depende de los acontecimientos y de cómo se gestionen. Pero es indudable que el partido antichino está ganando puntos, hasta el punto de que puede permitirse criticar abiertamente la opción extremista de la administración.
Las dos facciones intercambian golpe tras golpe, señal de que la cuestión se está volviendo urgente para ambas. Así, en rápida sucesión, aparece primero una entrevista con el general Mark Malley, jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense, quien declara al Financial Times que «es muy difícil que Ucrania expulse a los rusos de todo el territorio», un eufemismo para decir que el objetivo de la victoria ucraniana es pura utopía. Inmediatamente, sin embargo, llegó la respuesta de Nuland (5), la verdadera alma negra de todo el dossier ucraniano, que volvió a sacar el tema, declarando públicamente (en el Carnegie Endowment for International Peace) que Washington apoya los ataques de Ucrania contra las instalaciones militares rusas en territorio de Crimea.
Pero fue la Conferencia de Seguridad de Múnich el escenario elegido por los rusófobos para montar una bronca notable. Desde los alemanes (Pistorius, ministro de Defensa: «Ucrania debe ganar la guerra»; Baerbock, ministro de Exteriores: «se presentará una resolución antirrusa ante la ONU») a los británicos (Sunak, primer ministro: «el Reino Unido enviará misiles de largo alcance a Ucrania»), y por supuesto la OTAN (Stoltenberg, secretario general: «el riesgo de una escalada del conflicto en Ucrania para la OTAN es incomparable con el peligro de una victoria rusa»).
Estados Unidos, por supuesto, es el que deja caer la carga de once libras, representado al más alto nivel; el Secretario de Estado Anthony Blinken: «no tenemos dudas sobre la victoria y el éxito de Ucrania», la Vicepresidenta Kamalah Harris: «Estados Unidos ha establecido formalmente que Rusia ha cometido crímenes contra la humanidad».
El mensaje es una especie de win-win mussoliniano, que suena más a entrenamiento autógeno que a un verdadero programa político-militar. Desde cierto punto de vista, la Conferencia de Múnich parece haber sido una gigantesca manifestación de autismo por parte de Occidente, que sigue representando (y representándose a sí mismo) a Rusia como una entidad casi demoníaca (¿cuándo revivirá el imperio del mal del recuerdo de Reagan?), al tiempo que oblitera su existencia, casi como si lo único posible para Moscú fuera la rendición incondicional. Paradigmática de este autismo occidental es una frase pronunciada de nuevo por Blinken, según la cual «todos los lazos de Rusia con el mundo han sido cortados uno a uno». Para los cortesanos y vasallos del imperio, reunidos en la colonia germánica, ellos son el mundo entero.
Una realidad
Sin embargo, lo que ambas líneas tienen que afrontar es la realidad del conflicto. Para los neoconservadores, esto debe resolverse -precisamente- con un relanzamiento continuo; con el suministro de tanques pesados y sistemas antimisiles, con el suministro de aviones de combate y, si es necesario, con la búsqueda de medios para proporcionar importantes refuerzos de personal de combate, utilizando para ello los cazas polacos. La esperanza es que, gracias a esta ayuda, Ucrania consiga no derrumbarse, mantener no sólo una apariencia de Estado y de estructura política, sino también una capacidad de combate, al menos para frenar en lo posible el avance ruso. En una especie de carrera contrarreloj, el plan consistiría en nutrir al ejército ucraniano con una dosis de medios y sistemas de armamento occidentales, para que fuera capaz de intentar algún tipo de contraofensiva en verano, quizá recuperando trozos de territorio aquí y allá; o al menos, para que no se viera desbordado por la prevista ofensiva rusa (que, sin embargo, nadie tiene ni idea de cómo y cuándo se desplegará). En ese momento, aprovechando la posterior calma otoñal, apuntar a algún tipo de acuerdo (una especie de Minsk III), que daría a Kyev tiempo y forma para recuperar el aliento.
Evidentemente, este planteamiento tiene dos grandes limitaciones: esencialmente no tiene en cuenta a los rusos (lo que harán sobre el terreno y su disposición a llegar a acuerdos), y se juega en el filo de la navaja, con la posibilidad de que las cosas se pongan tan mal que ya no puedan dar marcha atrás y se vean directamente implicados en un enfrentamiento con la Federación Rusa.
El mismo problema, y la misma dificultad, para los partidarios de la retirada. Porque la cuestión crucial sigue siendo cómo salir del callejón sin salida, cómo poner fin al conflicto sin parecer que se ha perdido -algo que, tras la derrota afgana, y la (sustancial) siria, correría el riesgo de tener enormes repercusiones en la credibilidad de EE.UU. y la OTAN, tanto ante amigos y aliados, como (aún más) ante el resto del mundo que ya los mira con fastidio y desconfianza. Obviamente, éste es el mayor obstáculo, pero no el único. De hecho, hay que tener en cuenta que, además de los mencionados adversarios internos, una retirada (relativamente) rápida (6) encontraría obstáculos tanto en Kyev como en Londres y Varsovia. Y aunque el reemplazo de Zelensky no sería ciertamente un problema (los candidatos ya están calentando los músculos, empezando por Arestovyč (7)), el resquebrajamiento de las relaciones con los ultras británicos y polacos no le haría ningún bien a la OTAN.
Una retirada gradual sería obviamente la situación ideal, teniendo en cuenta además que -en la perspectiva del choque con China- EEUU debe recuperar toda su capacidad ofensiva, sin perder nunca la disuasoria (8).
Por todo ello, los próximos seis meses serán decisivos. No sólo porque en ellos es posible que se produzcan cambios significativos (en una u otra dirección) en el campo de batalla, sino porque es también la ventana temporal en la que deben resolverse algunas cuestiones fundamentales de la política estadounidense, para las que 2024 es año de elecciones presidenciales.
Que Biden vuelva a presentarse o no dependerá en gran medida de las decisiones que tomen los demócratas; el actual presidente podría ser considerado un chivo expiatorio útil, y por tanto hundido en favor de otro candidato, o podría ser que se considerara más útil agruparse en torno a él. Igualmente, habrá que ver si los republicanos vuelven a nominar a Trump, o si optan por una candidatura más libre de conflictos. O si tal vez Trump decida seguir su propio camino.
Sólo una cosa es segura, y es que en todo esto los europeos seguirán actuando como espectadores, esperando a ver adónde les llevan a continuación, y los ucranianos seguirán siendo masacrados en una serie de batallas sin esperanza.
Notas
1 – Incluso sin contar con la cada vez más probable partición (con polacos y húngaros dispuestos a tomar porciones más o menos grandes de territorio), existe la combinación de un país prácticamente destruido por la guerra, privado de sus regiones más ricas y productivas, desangrado – entre la guerra y la huida al extranjero – de su mano de obra, y con una deuda sencillamente espantosa – destinada a aumentar día a día.
2 – Véase Alastair Crooke, «Endgame for Ukraine: America vs America», strategic-culture.org
3 – Órgano colegiado que dirige el Partido Demócrata estadounidense
4 – Good Old Party, el Partido Republicano
5 – Victoria Jane Nuland, Subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos
6 – El factor tiempo es decisivo, bien porque juega a favor de Moscú, bien porque cuanto más tiempo pase, más difícil se hace la situación de los países de la OTAN, bien porque se hace cada vez más complicada de desenmarañar.
7 – Oleksij Mykolajovyč Arestovyč es un político, militar y psicólogo ucraniano de ascendencia bielorrusa, antiguo asesor externo para estrategias de defensa y comunicación de seguridad nacional de la Oficina de Estado de Ucrania.
8 – Aunque Pekín no quiera resolver militarmente la cuestión de la reunificación de Taiwán, es obvio que si viera que se abre una ventana de oportunidad, en la que podría llevar a cabo la operación a salvo de cualquier reacción real estadounidense, también podría considerarlo.
12. China, las dos sesiones.
Como últimamente sale mucho China por aquí, quizá interese conocer un poco más su estructura política. En este boletín, «Dongsheng Explica», vemos el funcionamiento de «Las Dos Sesiones» en que se reúnen conjuntamente la Asamblea Nacional y la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino. Que conste que es de un órgano de prensa chino y, por lo tanto, la «visión oficial».
Las Dos Sesiones (Lianghui) | 24.02.2023
https://dongshengnews.org/es/ds-explains/
https://www.youtube.com/@DongshengNews/about
13. O todos o ninguno.
Uno de esos extraños momentos que genera la diplomacia. En el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas los ucranianos piden un minuto de silencio por las víctimas de la «agresión rusa». Se hace, aunque los rusos se oponen, que piden a su vez un minuto de silencio por «todas las víctimas desde 2014». Así acabó: https://twitter.com/
14. Visión desde Malasia.
Así ve las cosas Mahathir Mohamad, un político, exprimer ministro, nada proclive a la izquierda. https://twitter.com/
TERCERA GUERRA MUNDIAL
1. Dudo en escribir este artículo. Se me puede acusar de hacer apología de los rusos. No lo hago. Creo que la guerra actual entre Ucrania y Rusia está causada por el amor de los europeos a la Guerra, a la hegemonía, a la dominación.
2. Rusia fue el socio de los europeos occidentales (incluidos Estados Unidos y Canadá) en la guerra contra Alemania. En el momento en que Alemania fue derrotada, los occidentales declararon que Rusia, su socio era su nuevo enemigo.
3. Así que debían prepararse para la guerra contra Rusia. Y se creó la OTAN para formar una alianza militar contra Rusia. Rusia creó entonces el Pacto de Varsovia. Y sobrevino una guerra fría. Y el mundo tuvo que elegir entre Occidente y Oriente.
4. Después de que los rusos disolvieran el Pacto de Varsovia y permitieran a los países de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas abandonar el bloque, la OTAN no se disolvió.
En lugar de ello, se instó a los países liberados de la hegemonía rusa a unirse a la OTAN como enemigos de Rusia. La presión contra la debilitada Rusia se intensificó.
5. A medida que las antiguas repúblicas socialistas se unían a la OTAN y aumentaba la amenaza contra Rusia, ésta reconstruyó sus capacidades militares y se enfrentó a la poderosa alianza occidental. La tensión aumentó a medida que las fuerzas de la OTAN realizaban maniobras cerca de Rusia.
6. Provocada, Rusia se adelantó con la invasión de Ucrania. Esa invasión puede interpretarse como el inicio de la Tercera Guerra Mundial. Se habla de utilizar armas nucleares. El mundo ya tiene que soportar la escasez de suministros debido a las sanciones contra Rusia y a las represalias rusas
7. También hay provocaciones en Extremo Oriente. La visita de un alto funcionario estadounidense a Taiwán provocó un aumento de la tensión entre China y Taiwán. Ambos se están armando y Estados Unidos ha vendido muchas armas a Taiwán, mientras que China se volvió más beligerante.
8. Incluso Malasia está sufriendo escasez e inflación. Es importante que el país prepare planes de contingencia para hacer frente a lo que puede ser el comienzo de una Tercera Guerra Mundial.
DR MAHATHIR BIN MOHAMAD
24 Feb 2023
15.Siguen los apoyos a Colau por romper con Israel.
En un comunicado, grupos e individuos judíos de 15 países celebran la decisión del alcalde de Barcelona de cortar lazos con Israel, afirmando que hasta que no se compartan ciudades «no debemos normalizar la violencia estructural del apartheid». https://twitter.com/
16. El fracaso de la política estadounidense hacia Corea del Norte
Según el artículo que os paso, citando a expertos estadounidenses, en algún momento de los años 90, los dirigentes de Corea del Norte pensaron que era posible un acercamiento a EEUU ofreciéndose como un «amortiguador» frente a China y Rusia. La política beligerante sin tregua de la dirigencia estadounidense lo ha imposibilitado. http://english.hani.co.kr/
Los expertos estadounidenses suspenden la política de Biden sobre Corea del Norte
Publicado el : Feb.24,2023 17:26 KST Modificado el : Feb.24,2023 17:26 KST
La apuesta de Biden por la presión y las sanciones ha sido ineficaz a ojos de estos expertos
Expertos en Corea del Norte de EE.UU. instan a la administración de Biden a elaborar una política más proactiva y seria para tratar con Pyongyang. En su opinión, la política norcoreana de Biden en los últimos dos años, centrada principalmente en la presión y las sanciones, ha sido ineficaz.
El Centro Stimson de EE.UU. organizó el martes un seminario en línea titulado «Un balance intermedio de la política de Biden hacia Corea del Norte». Entre los ponentes se encontraba Robert Gallucci, ex enviado especial del Departamento de Estado de EE.UU. para Corea del Norte y actual profesor distinguido de la Escuela de Servicio Exterior de la Universidad de Georgetown.
Gallucci, que desempeñó un papel clave en el Marco Acordado firmado en 1994 entre EE.UU. y Corea del Norte, argumentó que la combinación de presión y sanciones para que Corea del Norte vuelva a la mesa de negociaciones «no funciona y no ha funcionado».
Afirmó que calificaría con un suspenso la política hacia Corea del Norte de la administración Biden, afirmando que «sentados ahí, simplemente desnudos, nuestro objetivo como país de llegar a la desnuclearización de la península coreana es bastante estéril», y añadió que este objetivo debería «situarse en el contexto de una política dirigida a la normalización de las relaciones entre la RPDC y EE.UU.», utilizando el acrónimo del nombre oficial de Corea del Norte.
También dijo que, aunque EE.UU. mantiene que no tiene «ninguna intención hostil» hacia Corea del Norte, sus acciones, como los simulacros militares conjuntos con el Sur, «pueden parecer muy hostiles» para Pyongyang.
Robert Carlin, ex jefe de la división del Noreste Asiático en la Oficina de Inteligencia e Investigación del Departamento de Estado de EE.UU., también dijo que Corea del Norte, que apenas disparó misiles en el primer año de mandato de Biden en 2021, ha cambiado su enfoque en 2022.
Según Carlin, hay motivos para temer que Corea del Norte haya renunciado al objetivo que tenía desde la época de Kim Il-sung, en los años 90, de normalizar las relaciones con EEUU para servir de amortiguador frente a China y Rusia. «Me temo que eso ya no existe», dijo Carlin. También señaló el cambio de gobierno en el Sur y su uso de un lenguaje provocador como un factor que puede haber provocado aún más al Norte.
A continuación, Susan Thornton, ex secretaria de Estado adjunta en funciones para Asuntos de Asia Oriental y el Pacífico, también predijo que las sanciones contra Corea del Norte, que ya está aislada del mundo exterior, «no marcarán ninguna diferencia».
«Corea del Norte solía ver a Estados Unidos como un potencial equilibrador frente a una China que les preocupaba por ser demasiado dominante», afirma, y añade que ahora, Corea del Norte cree que «puede contar con el apoyo incondicional de China» en el contexto de este «choque entre las dos superpotencias».
Jenny Town, investigadora principal del Centro Stimson, compartió un análisis similar de la situación.
Town no ve la «voluntad política de Washington» para perseguir activamente un tratado de paz o un gran acuerdo de ese calibre. Aunque algunos sostienen que Estados Unidos debería dar el primer paso dado su mayor poder militar, dijo, en el entorno actual es difícil que eso ocurra.
Los expertos abogaron por una política mucho más proactiva para responder a la escalada de la crisis en la península y al excesivo giro de Corea del Norte hacia China.
Gallucci pidió que Estados Unidos haga pronto una propuesta seria, y no las mismas propuestas una y otra vez. Según Gallucci, es necesario ser más creativo y proactivo que en el pasado, dado que nada de lo que EE.UU. ha intentado a lo largo de los años ha funcionado hasta ahora.
Del mismo modo, Carlin pidió a Washington «una revisión seria de las políticas» que difiera de la que el país ha visto desde 2001 o 2002. Según Carlin, EE.UU. debería llevar a cabo una revisión larga y pública de su política para demostrar a Corea del Norte que va en serio y, una vez hecha, el responsable de la política debería ir a Pyongyang y presentarla a los norcoreanos.
En cuanto a las medidas de creación de confianza acordadas por los líderes de EEUU y Corea del Norte en Singapur en 2018, Joel Wit, director de 38 North y que también participó en el Marco Acordado, dijo que puede haber «espacio para fortalecer el acuerdo de 2018, que probablemente, creo, está bajo cierta amenaza ahora.»
Por Lee Bon-young, corresponsal en Washington
17. Vamos a no hacernos daño.
Sabemos que Occidente ha secuestrado trescientos mil millones de dólares rusos, aunque a la hora de la verdad nadie sabe dónde están -después de todo, la mayoría son bits en un ordenador-. Lo que no sabía, es cuánto había congelado Rusia en valores occidentales en represalia. Parece que es más o menos la mitad, 150 mil millones. https://finance.yahoo.com/
La creciente pila de efectivo en Moscú que los inversores no pueden tocar
Sujata Rao
Thu, February 23, 2023 at 10:11 PM GMT+8-4 min read
(Bloomberg) — Miles de millones de dólares se acumulan en Moscú fuera del alcance de sus propietarios extranjeros.
Dividendos de acciones, pagos de intereses de bonos y cualquier otra cosa que los inversores occidentales no vendieran antes de la guerra: todo forma parte del montón de dinero que ha quedado atrapado por las sanciones.
Las cuentas son restos de lo que queda de los vínculos de Rusia con el mundo de las finanzas internacionales, y otro marcador de su creciente aislamiento. Mientras la invasión rusa de Ucrania inicia su segundo año y esta semana se celebran manifestaciones contra la guerra, persisten las dudas sobre qué ocurrirá con el dinero atrapado en Moscú.
Legalmente, el dinero pertenece a algunas de las mayores casas de inversión, como JPMorgan Asset Management y Schroders Plc, pero en privado la mayoría reconoce que no hay esperanzas de recuperarlo. Al menos, no mientras Vladimir Putin siga siendo el líder.
«Lo han marcado a cero, tienen que olvidarse de ello», dijo Tim Love, de GAM Investment Management, que poseía acciones rusas como parte de un fondo de renta variable emergente. «El mercado sigue ahí, pero cuando se habla de repatriar dividendos o acceder al valor subyacente, todo se reduce a las sanciones».
En las conversaciones, los gestores de dinero hablan del tema con cierta frustración, y muchos no quieren hablar oficialmente de poseer activos rusos mientras haya una guerra. A menos que estén dispuestos a poner a prueba los límites de las sanciones, no pueden hacer nada con el dinero en efectivo.
En una rueda de prensa celebrada este mes, la gobernadora del Banco Central, Elvira Nabiullina, se negó a revelar cuánto dinero hay en cuentas bancarias especiales de no residentes, conocidas como Tipo C, pero dijo que sigue creciendo.
Interfax informó en noviembre de que estas cuentas tienen más de 280.000 millones de rublos (3.700 millones de dólares), citando fuentes reguladoras. Representantes del Banco de Rusia declinaron hacer comentarios.
Antes de la guerra, las inversiones extranjeras en Rusia eran considerables, y ascendían a unos 150.000 millones de dólares en acciones y bonos del Estado, según datos de la Bolsa de Moscú y el Banco de Rusia.
Los gestores de activos han suspendido sus fondos rusos, pero algunos siguen calculando un valor teórico de cuánto valen los activos para los clientes.
Por ejemplo, el fondo de inversión Emerging EMEA de JPMorgan Asset Management comunicó a sus clientes que las empresas rusas que mantenía seguían pagando dividendos, con aproximadamente 6,3 millones de libras (7,6 millones de dólares) congelados en cuentas C a 4 de enero, aunque subrayó que el dinero no era accesible.
En el caso de BlackRock Inc, ha puesto fin al ETF iShares MSCI Russia. La empresa dijo que sigue hablando con los reguladores y otros agentes del mercado sobre cómo salir de las posiciones.
«Los valores rusos se liquidarán en algún momento en el futuro, si es posible, factible y apropiado», dijo la empresa en una publicación en línea en septiembre.
Otro gestor de activos, East Capital, dijo que tenía un total de 13 millones de euros (13,8 millones de dólares) en las cuentas especiales a partir de febrero.
«Tenemos que ser cautos sobre lo que podemos decir a nuestros clientes», dijo Alexandra Morris, directora de inversiones de la gestora de activos noruega Skagen AS. «Podemos mostrarles que estos son los valores cotizados actualmente, pero la probabilidad de que podamos acceder a ellos es baja, de hecho podrían ser confiscados cualquier día».
Morris dijo que tenían el 9% de su fondo de mercados emergentes en acciones rusas antes de la invasión, calificándolo de «sobreponderación importante.»
Puestos a cero
Algunos gestores de fondos tienen esperanzas, aunque lejanas, de recuperar parte de su dinero. En un informe de diciembre, East Capital afirmaba que «seguimos creyendo que hay valor en la mayoría de nuestras participaciones en cartera, porque sabemos que están generando flujo de caja libre y pagando dividendos». Añadió que ha puesto los activos a cero.
Mientras tanto, otros están buscando ayuda legal para recuperar aunque sea una fracción de su efectivo. Grigory Marinichev, socio del bufete de abogados Morgan Lewis & Bockius de Nueva York, dice que está hablando con clientes que buscan explorar lagunas técnicas.
Una posibilidad es transferir el efectivo en varias etapas a cuentas similares de inversores que Rusia no considera «hostiles». Otra es convertir las cuentas C en paquetes de valores que puedan venderse a inversores no sujetos a sanciones.
«Todas estas opciones implicarán importantes pérdidas», dijo Marinichev. «Pero algo es mejor que nada».
–Con la colaboración de Stephanie Bodoni.
18. Adiós a la industria química europea.
Hilo del periodista Bruno Sgarzini, recopilación de algunos datos interesantes:
Por la guerra en Ucrania, casi la mitad de las empresas químicas de Alemania reducirán sus inversiones. Basf, la más grande, despedirá a 2.600 empleados y se irá a China. En un año, su factura de energía aumentó 2.200 millones. Alemania se desindustrializa.
Basf anunció recortes de 500 millones de euros porque no «cree que el valor del gas vaya a bajar», según informa Bloomberg. El gigante químico perdió 7 mil millones por las explosiones de los gasoductos Nord Stream, que había financiado.
BASF to Cut 2,600 Jobs to Save Costs in Energy Crisis
«Una encuesta de la asociación química VCI de Alemania a fines de enero reveló que casi la mitad de las empresas químicas planean reducir la inversión en Alemania este año debido a los costos de energía», informa Bloomberg.
La producción de productos químicos en la Unión Europea se desplomó casi un 16% durante el cuarto trimestre, y las operaciones de BASF en Alemania registraron pérdidas durante el segundo semestre, según una presentación de la empresa. Un panorama desolador.
El fabricante de productos químicos Lanxess AG destinarán sus inversiones a lugares más competitivos, como Estados Unidos, mientras que los fabricantes extranjeros con operaciones en Alemania han anunciado miles de reducciones de puestos de trabajo.
El sector químico de Alemania, que abastece a las empresas automotrices, farmacéuticas y agrícolas, es particularmente intensivo en gas y representaba alrededor del 15% del uso anual total de combustible del Alemania antes de la guerra, según Bloomberg.
Y así lo presenta el periodista de Bloomberg Javier Blas:
BASF, primera empresa química mundial, anuncia el cierre definitivo de plantas en su sede de Ludwigshafen y la pérdida de 2.600 puestos de trabajo, la mayoría en Europa.
«La competitividad de Europa se resiente cada vez más», ha declarado Martin Brudermüller, Presidente de BASF.
Esta línea del comunicado de BASF es brutal:
«Los clientes europeos de BASF seguirán recibiendo un suministro fiable de TDI [un producto químico] de la red mundial de producción de BASF con plantas en Geismar, **Louisiana**; Yeosu, **Corea del Sur**; y Shanghai, **China**».
(Mi **énfasis**)
19.Minutos musicales.
En estos extraños tiempos que recuerdan épocas pasadas, me ha gustado esta versión de clásicos del pop interpretados como si estuviésemos en un cabaret alemán del periodo de entreguerras. Es Max Raabe y la Palast Orchester.
Aquí tenemos, por ejemplo, su versión de «We Will Rock You»:
Max Raabe – We Will Rock You
Si tenéis ganas de más, está en una lista de reproducción con otros éxitos como «Tainted love», «Supreme», o una curiosa versión que creo que queda muy bien de «Bongo King», de Manu Chao.