Miscelánea 25/VIII/2023

Del compañero y miembro de Espai Marx, Carlos Valmaseda.
1.Mi imagen de hoy: Optimización de recursos
2. Exito de la agencia espacial india.
3. Resumen de dos días más de la cumbre de los BRICS
4. El resumen de Rybar.
5. No a la intervención militar en Níger.
6. Un pequeño hilo de Sapir sobre la ampliación de los BRICS.
7. ¿Quién mató a Prigozhin?
8. Más sobre transiciones.

1.Mi imagen de hoy: Optimización de recursos

Como un supermercado paki, pero con un servicio integral, literalmente hasta la tumba. Fuente: https://twitter.com/

2. Exito de la agencia espacial india.

La tenemos las primeras imágenes de la Luna.Chand, en hindi, por cierto. Por eso se llama así la expedición. La verdad es que el paisaje con cráteres es muy propio de India. https://twitter.com/i/status/

3. Resumen de dos días más de la cumbre de los BRICS

Ya os pasé un hilo del periodista Richad Medhurst. Sigo donde lo dejé, con las noticias de los dos siguientes días: el 23 de agosto y el 24.

https://twitter.com/

Presidente Lula: »En pocos años, pasamos de una coyuntura de multipolaridad benigna a volver a una mentalidad absoluta de guerra fría y competencia geopolítica. […] El mundo necesita comprender los riesgos que son […] inaceptables para la humanidad». https://twitter.com/i/status/ (vídeo con la intervención de Lula)

«La guerra de Ucrania muestra las limitaciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
Muchos otros conflictos y crisis no reciben la debida atención […]. Haitianos, yemeníes, sirios, libios, sudaneses y palestinos merecen vivir en paz.»

https://twitter.com/i/status/ (vídeo de Lula)

Putin arremete contra el excepcionalismo estadounidense, califica de neocolonialismo la política exterior de Occidente y les echa la culpa de la guerra de Ucrania.

https://twitter.com/i/status/ (vídeo de Putin)

Las normas internacionales no deben ser «dictadas por quienes tienen los músculos más fuertes o la voz más alta.
Unirse para formar grupos exclusivos y empaquetar sus propias reglas como normas internacionales es aún más inaceptable».

https://twitter.com/i/status/ (intervención de Xi)

Xi Jinping: muchos países han solicitado ingresar en el BRICS, debemos acelerar el proceso de expansión y hacer crecer la familia BRICS+.

https://twitter.com/i/status/ (vídeo)

Y termino con el hilo del día 24:

https://twitter.com/

LIVE THREAD | BRICS Día 3, 24 de agosto:
Estoy acreditado para cubrir la #BRICSSummit2023
ENORMES novedades hoy. Todas las noticias y actualizaciones a continuación. ¡Marca y comparte el hilo!

El BRICS acaba de incorporar seis nuevos países. Se convertirán en miembros formales en enero de 2024. En la lista figuran los principales productores de petróleo, así como otras grandes economías emergentes: Egipto, Etiopía, Argentina, EAU, Irán,
Arabia Saudí
https://twitter.com/

(A la luz de esta enorme noticia, quizá sería más sensato rebautizar la organización como BRICS+, que suena mejor que BRICSEEAUIS. Lol)

Es la primera vez que los BRICS suman nuevos Estados miembros desde 2010, cuando Sudáfrica se adhirió oficialmente. En un principio, la organización solo incluía a Brasil, Rusia, India y China.

Imagina ser uno de los imbéciles que pensó que sancionar a Irán lo aislaría
-Irán acaba de unirse al BRICS
-Irán se unió a la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS)

-Irán y Arabia Saudí han hecho las paces, gracias a la diplomacia china

https://twitter.com/

Estoy seguro de que el NYT conjurará algún artículo de opinión barato afirmando que el BRICS es irrelevante.
De todos modos, aquí está la enorme sala donde se reúnen más de 40 jefes de estado. #BRICSSummit2023

Putin: El BRICS no compite ni se opone a nadie. Pero también es obvio que este surgimiento de un nuevo orden mundial tendrá feroces oponentes que tratarán de frenar el proceso, de contener la aparición de nuevos centros independientes de desarrollo en el mundo.

El BRICS cuenta ya entre sus filas con 6 de los 10 mayores productores de petróleo del mundo (Rusia, China, Arabia Saudí, Irán, Brasil, EAU)

Putin en el BRICS: «Los países del llamado «lingote de oro» […] intentan sustituir el orden mundial por su «orden basado en reglas», aunque nadie ha visto esas reglas.»

https://twitter.com/i/status/ (vídeo con las declaraciones)

Putin denuncia el neocolonialismo occidental y las trampas de la deuda impuestas a los países en desarrollo. (Es obvio que se refiere al FMI/Banco Mundial)

https://twitter.com/i/status/ (vídeo)

Sólo un recordatorio de que Macron pidió una invitación a esta cumbre de los BRICS y se le dijo ‘no’ lol.
Sin embargo, otros 70 países fueron invitados. Probablemente porque no colonizaron la mitad de África.
https://twitter.com/

«Por nuestras venas latinoamericanas corre sangre africana, y sangre africana también fecundó nuestras luchas libertarias y de liberación» #Bolivia

https://twitter.com/i/status/ (vídeo con las declaraciones de Arce)

«Quisiera rendir homenaje a dos distinguidos patriotas africanos: Nelson Mandela, padre de la independencia sudafricana, y Patrice Lumumba, héroe nacional y primer ministro de la República Democrática del Congo, derrocado y asesinado por la infamia de los intereses imperialistas y colonialistas».

https://twitter.com/i/status/ (vídeo)

«La expansión del grupo BRICS es un nuevo hito en la historia de la humanidad, porque permite a las naciones acceder a los mercados internacionales sin necesidad de comprometer su dignidad, y sin condicionamientos políticos, sanciones o amenazas militares»

https://twitter.com/i/status/ (último vídeo de Arce)

«Tenemos que reformar el orden mundial. »
«África paga el coste de capital más alto del mundo»

https://twitter.com/i/status/ (vídeo del presidente de Zambia)

«A lo largo de los años, China ha sido solidaria con los países en desarrollo. China ha sido y siempre será miembro de los países en desarrollo».

https://twitter.com/ (vídeo de Xi)

«Los BRICS están desempeñando un papel fundamental en la dinámica geopolítica […]
Los países BRICS representan el 31,7% del PIB mundial, el 30% del territorio, el 43% de la población […], el 8,7% de las reservas mundiales de petróleo y el 25,2% de las de gas.»

https://twitter.com/i/status/ (vídeo de Maduro)

«Necesitamos que la cooperación fiscal internacional sea más inclusiva y eficaz para que los países puedan apoyarse mutuamente»

https://twitter.com/i/status/ (vídeo del presidente argentino)

«Avanzamos hacia un mundo multipolar. Y eso es positivo, pero la multipolaridad en sí misma no basta para garantizar una comunidad mundial pacífica o justa.»

https://twitter.com/i/status/ (intervención de Guterres)

Foto de familia

Medhurst ha publicado también este vídeo con sus impresiones finales de la cumbre:

Historic BRICS Summit as 6 New Members Join: Full Summary

4. El resumen de Rybar

Vídeo resumen de la situación militar en Ucrania del 24 de agosto: https://twitter.com/

5. No a la intervención militar en Níger

Una «alerta» publicada por el Tricontinental. No contiene demasiadas novedades, pero conviene ir interviniendo contra la salida de una invasión extranjera.

Alerta roja nº 17: No a la intervención militar contra Níger

Alerta roja nº 17: No a la intervención militar contra Níger

Agosto 24, 2023

6. Un pequeño hilo de Sapir sobre la ampliación de los BRICS

Ciertamente, la incorporación de Etiopía, que no estaba en muchas quinielas, y la de Argentina, que parecía haberse descolgado negociando con el FMI y no acudiendo el presidente a la cumbre de los BRICS, es el resultado más destacado. Sapir reflexiona sobre ello en este corto hilo.

https://twitter.com/

I. El bloque de miembros del #BRICS está formado por 6 países: Irán, Argentina, Egipto, Etiopía, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, como resultado de la #BRICSSummit2023.
Argentina y Etiopía son casos interesantes

http://infobrics.org/post/

II. Ayer se anunció Argentina pero, presionado por Estados Unidos (y el FMI) su Presidente se retiró.

La presión de #Brasil parece haber ganado la partida. El «Brics Bank» podría asumir la financiación de la deuda del FMI.

III. Etiopía también es un caso interesante: en África, no es un país musulmán y sus vínculos con China son importantes. Aporta una verdadera diversificación al «bloque de la adhesión».

IV. Por lo demás, se esperaba la adhesión de Irán y Arabia Saudí.
Los EAU siguen a Arabia Saudí (sus vínculos con #Rusia son importantes).
Lo mismo ocurre con Egipto, que ha firmado un importante contrato con #Rusia para modernizar sus ferrocarriles.

V. La adhesión de estos 6 países cambia la naturaleza de los #BRICS . Hace más creíble su posición como «grupo de países del Sur».
Acelera el alejamiento de Oriente Medio de la órbita estadounidense.

VI. Sin embargo, faltan nuevos países asiáticos (Indonesia?, Tailandia?, Vietnam?, etc.).
Queda por ver cómo se completará esta lista en la próxima cumbre #BRICS que se celebrará en Kazán (Rusia).

7. ¿Quién mató a Prigozhin?

Curiosamente, me enteré de la muerte de Prigozhin cuando estaba a punto de coger un avión. Por suerte, no tengo una empresa de mercenarios, así que mis probabilidades de supervivencia son más altas. Bhadrakumar es uno de los primeros en especular sobre el «accidente». Bhadrakumar cree que la culpable no es Rusia…

https://www.indianpunchline.

Posted on agosto 25, 2023 by M. K. BHADRAKUMAR
¿Quién teme a Prigozhin y a Wagner?
Ha habido una avalancha de informes de los medios de comunicación occidentales a los pocos minutos u horas de la espantosa muerte el miércoles del jefe de la organización Wagner de contratistas militares rusos, Yevgeny Prigozhin, que señalaron con el dedo acusador al presidente Vladimir Putin como autor del crimen.
Es casi como si se hubiera pulsado un botón en algún centro de mando desconocido para lanzar una nueva narrativa que demonizara a Putin por servir el plato frío de la venganza a Prigozhin, tomando prestadas las recientes palabras del director de la CIA William Burns, por dar un golpe de Estado fallido en Rusia. Nadie se preocupó de presentar pruebas empíricas.
«Repite una mentira con la frecuencia suficiente y se convertirá en verdad»: la ley de la propaganda se atribuye a menudo al líder nazi Joseph Goebbels, que comprendió el poder de repetir falsedades. Ahora es la brújula de Occidente para «borrar» a Rusia.
Es cierto que Putin tenía motivos para estar molesto con Prigozhin -una «puñalada por la espalda», como él mismo dijo- cuando la nación libraba una guerra existencial contra enemigos jurados que buscan el desmembramiento de Rusia. Pero tres consideraciones desacreditan la hipótesis de la implicación de Putin.

En primer lugar, ¿por qué un método tan burdo que recuerda al asesinato del carismático general iraní Qasem Suleimani, punta de lanza del «Eje de Resistencia» de Teherán contra Estados Unidos, a manos del expresidente estadounidense Donald Trump?
En su célebre ensayo de 1827 titulado Sobre el asesinato considerado como una de las bellas artes, Thomas De Quincey escribió: «Todo en este mundo tiene dos asas. El asesinato, por ejemplo, puede asirse por su asa moral… y ése, lo confieso, es su lado débil; o también puede tratarse estéticamente, como lo llaman los alemanes, es decir, en relación con el buen gusto». La estética del asesinato de Prigozhin es, sencillamente, la menos atractiva por el principio del buen gusto del asesinato si la motivación fuera la venganza.
En segundo lugar, Prigozhin era hombre muerto por llevar a cabo semejante idiotez, después de que el Estado le retirara su cobertura de seguridad. Imagínense al ex presidente Barack Obama sin protección del servicio secreto tras el asesinato de Osama bin Laden, o a Mike Pompeo y Trump caminando sin seguridad tras asesinar a Soleimani.
Pero Putin dejó claro que Wagner seguiría teniendo futuro y que la nación recordará su papel en la guerra de Ucrania. Putin incluso invitó a Prigozhin a una reunión en el Kremlin. Podría decirse que los primeros comentarios de Putin sobre la muerte de Prigozhin delatan un rastro de piedad. (aquí y aquí)

Putin declaró: «Conozco a Prigozhin desde hace mucho tiempo, desde principios de la década de 1990. Era un hombre con un destino nada fácil. Cometió algunos errores graves en su vida, pero también logró los resultados necesarios, tanto para sí mismo como, cuando se lo pedí, para la causa común. Así fue en los últimos meses».
«Por lo que sé, regresó de África ayer mismo. Se reunió aquí con algunos funcionarios. No sólo trabajó en nuestro país, y lo hizo con éxito, sino también en el extranjero, especialmente en África. Allí se ocupó de petróleo, gas, metales preciosos y piedras», añadió Putin.
En el excesivo celo por centrarse en el asesinato de Prigozhin para demonizar a Putin, lo que se pasa por alto es que quienquiera que haya coreografiado el crimen también se ha asegurado de que toda la estructura de mando de Wagner haya sido eliminada. Adiós, África.
No va a haber nadie en un futuro previsible que pueda desafiar la hegemonía de la Legión Francesa en el Sahel o igualar la vasta red de 29 bases bajo el Mando de África del Pentágono repartidas por todo el continente desde Yibuti en el norte hasta Botsuana en el sur. Dicho de otro modo, el largo brazo del «poder inteligente» de Rusia ha sido cortado de un solo tajo. ¿Quién sale ganando?

En tercer lugar, el asesinato de Prigozhin se escenificó en un día especial que, desde una perspectiva histórica, debe considerarse el mejor momento de la diplomacia rusa desde la desintegración de la antigua Unión Soviética. La realidad de «un nuevo punto de partida para los BRICS» -como afirmó el presidente chino Xi Jinping- aún no se ha asimilado del todo, pero de lo que no cabe duda es de que Rusia sale ganando.
No nos equivoquemos: la unidad de los BRICS se ha mantenido firme y ha desmentido todos los pronósticos occidentales; la expansión de los BRICS significa que la cuestión de una moneda única de liquidación está sobre la mesa, y que el sistema financiero internacional no volverá a ser el mismo; la desdolarización está llamando a las puertas; está tomando forma un nuevo sistema de comercio mundial que deja obsoleto el régimen occidental explotador de hace cuatro siglos, orientado a transferir riqueza a los países ricos; los BRICS han pasado, por fin, de ser un club informal a una institución que eclipsará al G7.
El país anfitrión, Sudáfrica, cumplió a lo grande con la agenda rusa y china de la multipolaridad. La declaración conjunta de Sudáfrica y China y la incorporación de Etiopía (donde Occidente intentó un cambio de régimen) como miembro del BRICS ponen de relieve la alineación emergente en África. ¿No tiene todo esto algún sentido?

Y, sobre todo, el gran mensaje que sale de Johannesburgo es que, con todos los caballos del rey y todos los hombres del rey, la administración Biden ha fracasado estrepitosamente en su intento de «aislar» a Rusia: ahí está escrito en el resplandeciente brillo de la efusiva sonrisa del Ministro de Asuntos Exteriores Sergey Lavrov. Rusia está coronando sus logros en los campos de batalla de Ucrania con una extraordinaria victoria diplomática al situarse en el lado correcto de la historia junto a la mayoría mundial.
¿No es de sentido común que, de todos los días, Putin nunca habría elegido el miércoles para actuar como aguafiestas cuando el prestigio de Rusia estaba por las nubes en la comunidad internacional? Una vez más, surge la pregunta: ¿Quién sale ganando?
La verdad es que podría haber muchas personas que quisieran eliminar físicamente a Prigozhin. Dentro de la propia Rusia, Prigozhin había reclutado a criminales condenados a penas de prisión para que lucharan en Ucrania y así conseguir que se les conmutara la pena. Los desplegó sin la formación militar adecuada y, al parecer, más de 10.000 de ellos murieron. En Rusia existe un profundo sentimiento de repulsa por este asunto.
Luego están los enemigos exteriores, empezando por Francia, que ha sido prácticamente expulsada de la región del Sahel, su corralito, donde hacía su agosto hasta que llegó Prigozhin y le aguó la fiesta. Desde entonces, Francia apenas puede ocultar su rencor hacia Rusia.

Mientras tanto, la crisis en ciernes en Níger alertó a Estados Unidos de que Prigozhin estaba al acecho. La temible secretaria de Estado en funciones Victoria Nuland, artífice del golpe de Estado de 2014 en Ucrania, viajó a Niamey para suplicar a los golpistas que no se relacionaran con Wagner.
Sin embargo, al parecer Prigozhin se había colado en el país vecino, Mali, donde Wagner está bien establecido, con vistas a establecer contacto con los nuevos gobernantes de Níger y ofrecer los servicios de Wagner. Basta decir que Prigozhin amenazaba con hacer con el Pentágono lo que antes hizo con la Legión Francesa en el Sahel.
Es perfectamente concebible que la administración Biden decidiera que ya era suficiente y que Wagner debía ser decapitado. Por supuesto, ser la marcha de Prigozhin junto con sus altos mandos debilitará a Wagner.
Dentro de Rusia, la despiadada inteligencia uraniana opera a diferentes niveles. Los ataques con drones contra Moscú están siendo organizados por saboteadores dentro de Rusia. Y Ucrania también tiene una cuenta pendiente con Wagner, que está presente en Bielorrusia.
Sin duda, existe una congruencia de intereses entre la inteligencia ucraniana y sus mentores occidentales para destruir a Wagner y eliminarlo por completo del tablero geopolítico.

8. Más sobre transiciones.

En realidad este artículo de Riechmann no es nuevo, pues parece una pequeña reformulación de otros anteriores, pero vuelve a valer la pena.

https://ecohabitar.org/sobre-

Sobre transiciones energéticas y transiciones ecológicas

El mundo necesita que los científicos se centren en los grandes objetivos de detener la destrucción catastrófica del medio ambiente y mejorar el bienestar.

Todo el mundo que quiere saberlo lo sabe ya: no se puede seguir viviendo como se ha vivido en las últimas décadas, por encima de las posibilidades de la economía real y contra la naturaleza.[1] Francisco Fernández Buey

Transición justa tiene varios significados: como mínimo, el relativo a las desigualdades dentro de las sociedades opulentas y el relativo a la opulencia de las sociedades opulentas. Señalar que no debemos dejar de subrayar ninguno de los dos de cara a la configuración de una cultura política útil para este tiempo no es un mero ejercicio de reconfortante purismo moral, y quizá tampoco una violación de las reglas del juego del realismo político.[2] Asier Arias

El surgimiento de una nueva forma de sociedad ⸺o la caída de una forma antigua no es un problema de matemáticas en el que, tras aplicar las fórmulas correspondientes, se ha de introducir a la derecha, junto al signo igual, un valor correcto. Hay problemas que no tienen solución, y situaciones que son y serán siempre trágicas. Precisamente en una situación trágica es importante no creer en lo que nos procura una sensación de comodidad, sino tener las cosas claras al máximo.[3] Philipp Blom

La noción actual de transición energética hace que un problema de civilización parezca un simple cambio de infraestructura energética. Se trata de un error categorial.[4 Jean-Baptiste Fressoz

¿Cómo puede un joven (en especial el de la gran ciudad) afrontar los problemas más profundos, la miseria de la sociedad, sin sucumbir al menos temporalmente al pesimismo? Ahí no hay ningún contra-argumento, ahí sólo puede y debe ayudarnos la consciencia: por malo que sea el mundo, tú has nacido para enderezarlo. Esto no es arrogancia, sino sólo consciencia del deber.[5]  Walter Benjamin (en “La Bella Durmiente”, un texto de juventud)

Nature editorializa

Un notable editorial de Nature, en marzo de 2022, reivindica el estudio de 1972 The Limits to Growth (el primero de los informes al Club de Roma) y señala que “aunque ahora existe un consenso sobre los efectos irreversibles de las actividades humanas sobre el medio ambiente, los investigadores no se ponen de acuerdo sobre las soluciones, especialmente si éstas implican frenar el crecimiento económico. Este desacuerdo impide actuar. Es hora de que los investigadores pongan fin a su debate. El mundo necesita que se centren en los grandes objetivos de detener la destrucción catastrófica del medio ambiente y mejorar el bienestar”.[6] El editorial de Nature continúa arguyendo que el debate hoy, una vez aceptada la existencia de límites biofísicos al crecimiento, se centra en dos posiciones principales, crecimiento verde versus decrecimiento, y que éstas deberían hacer un esfuerzo por dialogar entre ellas.[7]

Una situación trágica

Un debate central, sin duda, que se modula y reitera a diferentes niveles. Por ir a lo cercano: un amigo (y compañero de militancia en Ecologistas en Acción) me decía en junio de 2022 que el debate sobre la transición ecológica (y la transición energética en particular) es extraordinariamente complicado. Nos divide también dentro de los mismos movimientos ecologistas. “La cuestión es si a donde queremos llegar (una sociedad que respete los límites biofísicos) se puede llegar a partir de un sistema industrializado, modificándolo y reduciéndolo, o se puede hacer directamente. Y no parece que tengamos mucho tiempo para ninguna de las dos opciones”.[8] El planteamiento es el mismo que en el editorial de Nature.

Diría que la situación, en el tercer decenio del tercer milenio, es así de trágica: no podemos evitar un clima infernal sin una contracción económica de emergencia (en el Norte global), saliendo rápidamente de relaciones de producción capitalistas.[9] Y cabe dudar, claro, de que semejante transformación esté en nuestro horizonte… Pero vayamos por partes.

¿Qué es una transición ecológica?

Dado que las sociedades industriales avanzan a toda prisa hacia escenarios catastróficos, necesitamos una transición ecológica. César Rendueles escribe: “Debemos luchar conjuntamente por una transición ecológica justa, planificada y pública. Pero teniendo claro que una transición lenta y óptima es infinitamente peor que una rápida pero menos justa”.[10] Bueno, tratemos de ponernos en claro sobre qué es una transición ecológica y de qué opciones ⸺óptimas o subóptimas⸺ disponemos.

¿Qué es una transición ecológica? Yo diría que una transformación socioeconómica que, partiendo de la evidencia de la extralimitación ecológica (overshoot), libera espacio ecológico para que sean posibles las vidas dignas de los hoy explotados, marginados y humillados; y para que podamos convivir bien con la miríada de seres vivos con quienes compartimos la casa común que es la biosfera de la Madre Tierra. La idea ⸺básica⸺ de satisfacer las necesidades humanas fundamentales dentro de los límites planetarios sigue resultando iluminadora.

La “prueba del algodón”, el test para identificar una transición ecológica de verdad, es que lograría evitar (o al menos atenuar significativamente) los horizontes de ecocidio más genocidio hacia los que nos encaminamos.

Esto no es una transición ecológica

Se nos dice que “deberíamos poner paneles y aerogeneradores como si no hubiera un mañana”,[11] pero la mera adición desordenada de molinos de viento y placas fotovoltaicas a nuestro sistema eléctrico no es una transición ecológica. Y hay que empezar por señalar que la visión de túnel de carbono es una clase de reduccionismo que no podemos permitirnos.[12] Pero la ausencia de un enfoque sistémico conduce a que en los debates sobre transiciones ecológicas siempre se reduzca el problema ecológico-social al cambio climático, el problema energético a la generación eléctrica y la destrucción de la trama de la vida a nada (pues por lo general la ignoramos: preferimos mirar hacia otro lado). El colmo del reduccionismo se alcanza cuando se pretende limitar la crítica al modelo actual de despliegue de renovables hipertecnológicas ¡a un asunto de protección del paisaje! [13]

Lo que padecemos no es sólo una crisis climática que pueda resolverse con transformaciones tecnológicas impulsadas por un “capitalismo verde”. ¡Ojalá fuese así; tendríamos mucho más margen de maniobra! Pero nuestra situación real es mucho más apurada. Se trata de una crisis de civilización: una crisis sistémica y global cuya autoría básica recae en un capitalismo generador de inmensos costes externos de los que no se hace cargo,[14] y cuya dinámica autoexpansiva pretende que crezca la economía mercantil indefinidamente sin tener en cuenta los límites biofísicos planetarios. Mientras eso no cambie, mientras no seamos capaces de cambio sistémico, va a dar igual cuántos parches tecnológicos coyunturales apliquemos.[15]

Huida hacia adelante

Hace unos años, en mi libro Ecosocialismo descalzo, sugerí una imagen que me parece capta bien la situación en que nos encontramos. En su huida hacia adelante, las sociedades industriales se parecen a un corredor en una carrera de obstáculos, pero con vallas que van acercándose y aumentando de altura (¡rendimientos decrecientes condicionados por la segunda ley de la termodinámica!)… y el corredor lo fía todo a sus zapatillas mágicas, que la multinacional del ramo ya está a punto de construirle –le aseguran.[16] Una valla es el cénit del petróleo (peak oil), pero un poco más allá está la valla aún más temible del “pico” conjunto de todas las formas no renovables de energía. Y después el agotamiento de los fosfatos (con consecuencias devastadoras para el modelo dominante de agricultura industrial; éste es un asunto de trascendental importancia casi del todo ausente del debate público).[17] La esquilmación de los acuíferos, la de las pesquerías mundiales.

Así mismo, igualmente, los “picos” de metales y minerales esenciales para las economías industriales, desde el neodimio al litio pasando por el tantalio y el teluro. Las múltiples vallas vinculadas con la degradación de los ecosistemas y la Sexta Gran Extinción de especies vivas… Las terribles vallas del calentamiento global, claro está, con sus múltiples consecuencias (entre ellas la acidificación de los océanos). Un horizonte que, según las previsiones optimistas, se tornará apocalíptico en la segunda mitad del siglo XXI; y según las previsiones pesimistas, antes de esas fechas (dentro de lustros, no de decenios).

¿Pesimismo energético injustificado?

Pero ¿no podría ser cierto que tengamos más margen de maniobra del que percibimos los pesimistas? A lo largo de 2022, en España, tuvo lugar una controversia intelectual en forma de ataque contra las posiciones heterodesignadas como “colapsistas” que insistía sobre supuestas debilidades de análisis en investigadores como Antonio Turiel o Luis González Reyes.[18] Entre esas debilidades estaría un pesimismo energético injustificado, que se traduciría en que los colapsos ecosociales son más improbables y los plazos de la crisis ecosocial más largos de lo que los llamados “colapsistas” estiman.

Ahora bien, es cierto que no se han producido a escala global las escaseces energéticas a corto plazo que los estudiosos y activistas del peak oil anticipaban a comienzos de los años dos mil. La extracción y elaboración de hidrocarburos no convencionales (sobre todo gracias a las técnicas de fracking o hidrofractura en EEUU) ha permitido comprar algo de tiempo: seguir la huida hacia delante de las sociedades centrales del sistema durante algunos años más. La menor TRE (tasa de retorno energético) de estos líquidos y gases parecidos al petróleo se diluye en el mix energético global y, según aventuraba Juan Carlos Barba, “puede asegurar varias décadas de viabilidad energética al modelo económico actual”.[19] Tal es también el resultado que sugerían los estudios de prospectiva de Jorgen Randers en el decenio de 2010.[20]

Capitalismo fosilista

¿Se trata realmente de una buena noticia? Lo mínimo que cabe expresar es un sentimiento de inquietud agridulce. Pues esa posible mayor viabilidad del capitalismo fosilista (durante un tiempo limitado) aumenta la probabilidad de un colapso mucho peor, por degradación de la biosfera hasta el extremo de una Tierra inhabitable (para seres como nosotros). Aumenta en particular el peligro de que las mayores emisiones de GEI nos hagan bascular hacia el runaway climate change y, con este calentamiento rápido y descontrolado, conduzcan a una indecible devastación de la biosfera. Se aplazaría el colapso a costa de agravarlo.

Casi huelga señalar que la guerra en Ucrania y el “regreso de la geopolítica” militarista (que en realidad nunca se había ido) implica que los combustibles fósiles se seguirán empleando hasta su completo agotamiento económico (pues nada puede sustituirlos para mover la maquinaria pesada de los ejércitos y de las sociedades que quieren ser superpotencias); y que la energía nuclear continuará su camino, pero no porque resulte ventajosa para producir electricidad (es ruinosa en ese sentido), sino por su íntima asociación con la fabricación de bombas atómicas.[21]

Adición en vez de reemplazo

La larga fase de descenso energético en cuyos prolegómenos ya nos encontramos nos llevará, o por las buenas o por las malas, a sociedades energética y materialmente más austeras.[22] Pero de momento seguimos tratando de crecer por todos los medios. Richard Heinberg ha sintetizado adecuadamente nuestra tesitura: las energías renovables no están reemplazando la energía de los combustibles fósiles, sino sumándose a ella.[23] Como Jean-Baptiste Fressoz ha señalado desde hace años, y Jaume Franquesa reitera ahora, en rigor la transición energética no existe: no se van sustituyendo fuentes, sino añadiendo nueva capacidad energética de fuentes nuevas, mientras el uso mundial de energía no deja de crecer.[24] Y a pesar de todas las inversiones e instalaciones de energía renovable, las emisiones globales de GEI siguen aumentando.[25]

Eso se debe en gran parte al crecimiento económico: si bien los suministros de energía renovable se han expandido en los últimos años, el uso mundial de energía se ha disparado aún más, y la diferencia la proporcionan los combustibles fósiles. Cuanto más crece la economía mundial, más difícil es que las adiciones de energía renovable cambien el rumbo reemplazando realmente la energía de los combustibles fósiles, en lugar de simplemente aumentarla.[26]

Decrecimiento

En el año 2000, la dependencia mundial de los combustibles fósiles rondaba el 90% y veinte años después este porcentaje sólo se redujo a 83%. Que la participación de estos combustibles en el mix energético se haya reducido sólo 7% en veinte años no quiere decir que hoy consumamos menos hidrocarburos que antes, al contrario: el consumo actual es un 40% superior al de aquel entonces. Esto muestra otra de las características de la historia de las transiciones energéticas hasta acá: nunca reemplazamos una fuente por otra, sino que más bien agregamos nuevas fuentes a las anteriores. La historia de las transiciones energéticas ha sido una historia de adiciones.[27]

No habrá transición energética real sin un horizonte de fuerte decrecimiento (en el uso de energía y materiales) que de momento nuestras sociedades ni se plantean. Y, por otra parte, seguir añadiendo generación eléctrica con renovables sin tocar los demás elementos del sistema nos sume con más fuerza en el control corporativo sobre la energía (y a través de éste en el control sobre la sociedad entera)[28] y en las dinámicas de extractivismo colonial/ neocolonial que ya hoy son muy poderosas.[29]

Lo llaman transición ecológica y no lo es

Xan López, un proponente del Green New Deal desde el colectivo madrileño Contra el Diluvio, sugiere que hemos de llamar retardismo climático a “la postura que niega la necesidad de una acción urgente o agresiva para mitigar o adaptarse a los efectos de ese cambio climático” (postura que, desde luego, sitúa de entrada tal retardismo en el ámbito de la irracionalidad, y pone al grueso del movimiento ecologista fuera de cualquier acusación de retardismo) y apunta que en el retardismo pueden confluir una infinidad de inquietudes, muchas de ellas no sólo legítimas, sino fáciles de comprender y apoyar.

Pienso en la preocupación por el impacto medioambiental, por la profundización de la desigualdad territorial, en la desconfianza hacia las empresas energéticas, el Estado, y en general a la intromisión en nuestras localidades o regiones de poderes ajenos; otras pueden tener menos gancho, pero ser capaces de movilizar a una cantidad importante de personas, como el impacto en intereses empresariales muy concretos, o el simple deseo de rechazar los costes de una transición energética sin rechazar sus beneficios.[30]

De manera harto significativa, entre las “inquietudes legítimas” identificadas falta la más importante de las razones que pueden hacer enunciar el lema renovables sí, pero no así: que lo que se presenta como transición energética (ese mero añadir módulos solares fotovoltaicos y molinos eólicos) no lo es. Que cualquier supuesta transición energética que no apunte en primer lugar, en el Norte global, hacia formas de vida buena con fuerte decrecimiento en el consumo de energía y materiales no es una transición ecológica.

Una trampa civilizatoria

Vamos con decenios –por no decir más de un siglo de retraso. “El etanol se utilizó por primera vez en motores de combustión en 1826. Rudolf Diesel inventó el motor diésel en 1890 con la intención de que funcionara con combustible biológico. La primera batería práctica, la célula Daniell, se inventó en 1836. La primera célula de combustible de hidrógeno se inventó en 1839. La crisis energética de la década de 1970 llevó en EEUU al establecimiento del Departamento de Energía en 1977, y desde entonces miles de millones de dólares han financiado investigación sobre energía en universidades y Laboratorios Nacionales. El problema básico y no resuelto es que las fuentes de energía alternativas requieren combustibles fósiles para cada paso de su ciclo de vida”.[31]

Por ejemplo, producir polisilicio es un proceso altamente intensivo en electricidad. El analista alemán Johannes Bernreuter señala que las tres cuartas partes del polisilicio existente, componente esencial para la construcción de células fotovoltaicas, procede de fábricas chinas… cuya electricidad se genera sobre todo a partir de carbón.[32] Ahora que aumenta mucho la demanda de células fotovoltaicas para impulsar una “transición energética verde”, lo previsible es una explosión concomitante del uso de carbón.[33] De hecho, en 2022 China autorizó dos nuevas centrales de carbón cada semana (106 GW de nuevos proyectos autorizados en un año).[34] Así nos engañamos a nosotros mismos, fingiendo que los desplazamientos de impactos son reducciones reales de los mismos…

La dependencia

La dependencia de nuestras renovables de alta tecnología con respecto a los combustibles fósiles es un asunto central.[35] “La inversión en renovables es en sí misma muy intensiva en energía. Así que, a corto plazo, vamos a necesitar más crudo. (…) John Hess, jefe del productor independiente de petróleo de EE UU que lleva su nombre, predice que los 16 billones de inversiones verdes previstas ‘turboalimentarán’ la demanda de petróleo en un futuro próximo”.[36] O como lo explica Antonio Turiel: A día de hoy nadie ha sido capaz de construir una presa hidroeléctrica, un aerogenerador o una placa fotovoltaica de forma que en el proceso de fabricación, instalación, mantenimiento y desmantelamiento eventual no se utilicen combustibles fósiles. Nadie lo ha conseguido sólo con energía renovable porque no es evidente que se pueda hacer. A lo mejor se podría en una virguería técnica, pero seguramente gastaríamos más energía de la que el sistema nos devolvería, con lo cual tendríamos un sumidero energético y no una fuente de energía.

Por otra parte, no nos damos cuenta de que materiales que damos por garantizados, como el cemento y el acero, dependen críticamente de la existencia de combustibles fósiles. Nadie aborda este problema seriamente porque es un punto insalvable. No está en absoluto demostrado que estos sistemas se puedan hacer sin combustibles fósiles. De hecho, algunos autores dicen que los sistemas renovables actuales, los eléctricos, son solamente extensiones de los combustibles fósiles. Obviamente tienen menos huella de carbono, emiten menos CO2 por unidad de energía producida, pero sin CO2 fósil no se pueden poner en marcha.”[37]

Las renovables no tienen autonomía que las haga independientes de los combustibles fósiles

Y profundizando un poco más en el asunto: como señalan Óscar Carpintero y Jaime Nieto, la construcción de estos dispositivos renovables de alta tecnología implica poder alcanzar altas temperaturas en la industria: entre 1480ºC y 1980ºC para los paneles fotovoltaicos; entre 980ºC y 1700ºC para el cemento y el acero de los aerogeneradores.[38] Si pensamos en la gran escala, y en términos realistas, esto requiere el uso de combustibles de alta densidad como petróleo, carbón o gas (con la gran mayoría de las tecnologías renovables sólo cabe lograr temperaturas para procesos industriales en la franja baja: menos de 400ºC).

Aunque técnicamente es posible producir aquellas altas temperaturas utilizando tecnologías alimentadas por electricidad procedente de fuentes renovables, cabe preguntarse hasta qué punto sería práctico y asequible intentar producir de esa manera paneles fotovoltaicos y turbinas eólicas, a la escala masiva prevista por la transición energética “verde”. El físico Carlos de Castro, compañero de Carpintero y Nieto en GEEDS (el Grupo de Energía, Economía y Dinámica de Sistemas de la Universidad de Valladolid), sostiene: “En la práctica, es una locura intentar producir calor por encima de los 1.000ºC utilizando la fotovoltaica o la eólica. Este calor es mucho más caro que si quemamos gas, y su EROI no merece la pena”.[39]

Concluyamos. Al tratar de mantener nuestros niveles de sobreconsumo energético en un mundo que se halla en sendas de descenso energético, arrojaremos cada vez más costes externos sobre los pueblos y países periféricos (en un sistema mundial estructurado de forma neocolonial) y sobre la naturaleza (con zonas de sacrificio cada vez mayores, y consumando un ecocidio que es también un crimen contra nosotros mismos). Habrá un cambio relevante en la generación eléctrica en países como España (está en curso) y lo llamarán “transición ecológica”. Pero será un jugar con las palabras, porque por desgracia no superará la prueba de la práctica: evitar el ecocidio más genocidio hacia el que avanzamos. Y nos autoengañaremos (estamos en ello) como el borracho que busca las llaves debajo de la farola.[51]

Por desgracia, indican Carpintero y Nieto, “las renovables no tienen autonomía que las haga independientes de los combustibles fósiles”.[40] “Una electrificación renovable masiva de estos procesos (aparte de la reducción de la Tasa de Retorno Energético que conllevaría) exigiría también sustituir grandes cantidades de equipos y maquinaria industriales utilizados para estos procesos de calentamiento (hornos, etc.), que ahora funcionan en gran medida con carbón y combustibles fósiles.”[41]

Recetas factibles frente a tecnologías viables

Ahora bien, asumiendo que las fuentes de energía alternativas requieren combustibles fósiles para cada paso de su ciclo de vida, supongamos for the sake of the argument –es muchísimo suponer– que se lograra una transición al “100% renovable” (entendido convencionalmente) en los estrictos plazos impuestos por la tragedia climática, dos o tres decenios (en realidad, la urgencia que impone esa tragedia climática en curso es mayor, y las transiciones energéticas de la sociedad industrial han operado con plazos mucho más largos).[42] En ese período de transición las emisiones de GEI apenas menguarían o incluso podrían aumentar (por la dependencia de los combustibles fósiles ya mencionada y por el impulso del crecimiento económico que se sigue buscando).

Es lo que el profesor de la UPM Mariano Vázquez Espí (miembro del Grupo de Investigación en Arquitectura, Urbanismo y Sostenibilidad) ha propuesto (sólo medio en broma) llamar la “paradoja de Carpintero” (por el economista ecológico Óscar Carpintero, profesor de la Universidad de Valladolid) siguiendo la estela de la paradoja de Jevons (que venía a decir que el aumento de rendimiento de las máquinas de vapor, lejos de disminuir el consumo de carbón, en conjunto lo aumentaba). La enuncio, dice Vázquez Espí, “a mi manera, sin permiso de su autor: en la situación actual, construir todo lo necesario para una transición hacia el todo renovable para 2050 o así, lejos de disminuir las emisiones de GEI, las aumentará”.[43]

¿Tecnologías viables para la transición ecológica?

La vida útil de aerogeneradores y células fotovoltaicas se sitúa, a lo más, en ese plazo: dos o tres decenios. De manera que apenas completada la instalación de la primera generación de máquinas habría que empezar ya a sustituirlas. ¿Cómo se haría, si no disponemos de sistemas de alta tecnología para la captación de energía renovable que se reproduzcan a sí mismos? Y no se crea que nos hemos encontrado de repente con este problema: hace medio siglo, Nicholas Georgescu-Roegen ya lo formuló en estos términos.

Las tecnologías viables basadas en la radiación solar o en las reacciones nucleares requieren, para darles forma, una inmensa cantidad de materiales –en el primer caso, para concentrar su baja densidad; y en el último, para restringir su alta densidad–. Únicamente los combustibles fósiles pueden ser utilizados con instalaciones más pequeñas [debido a su elevada densidad energética], y en algunos casos virtualmente sin instalación alguna. (…) La materia es un factor tecnológico tan crucial [y restrictivo] como la energía.[44]

Como Ernest García ha recordado en numerosas ocasiones,[45] Nicholas Georgescu-Roegen formuló una distinción entre recetas factibles (cosas que sabemos hacer) y tecnologías viables (conjuntos de recetas factibles autosostenidas por un proceso de alimentación básico). Se podría hablar también de sistemas sociotécnicos autorreproducibles matrices técnicas durables. Las tecnologías viables han de ser autorreproductivas.

¿Cuál será la tercera tecnología viable?

Georgescu-Roegen decía que, a lo largo de la historia humana, sólo han existido dos tecnologías viables: el control del fuego –sociedades preindustriales, Prometeo I– y la máquina de vapor –sociedades industriales, Prometeo II–. Ahora que llega a su fin el modelo energético fosilista, ¿cuál será la tercera tecnología viable –si es que llega a haberla (Prometeo III)–?[46]

Como explica Art Berman, “una economía 100% renovable es un concepto correcto sólo en el caso de que estemos dispuestos a aceptar un nivel de vida más bajo y una población mucho menor que la actual. Los seres humanos nunca han pasado de una fuente de energía de mayor densidad a una de menor densidad. Un mundo de energías renovables tendría una economía más pequeña y menos productiva debido a la menor densidad energética de sus fuentes primarias. Soy un defensor de la energía solar y eólica, y me tomo el cambio climático muy en serio. Sin embargo, es fundamental que la gente sepa la verdad: el mundo será mucho más pobre cuando se abandone la energía fósil.”[47]

Dependencia profunda

Si no captamos la dependencia profunda de las sociedades industriales con respecto a los combustibles fósiles, infravaloraremos las dificultades de cualquier transición ecosocial poscapitalista en serio. Y si abrimos los ojos al profundo carácter fosilista del capitalismo, aparece una fenomenal dificultad estratégica: descarbonizar significa empobrecernos,[48] y parece harto difícil movilizar a la sociedad en pos de objetivos climáticos y ecológicos que van de la mano con cierto empobrecimiento. Tal es la dura píldora que hemos de tragar, no dorarla. (Y a continuación, por supuesto, podemos y debemos matizar sobre qué es pobreza y riqueza, qué es escasez y abundancia, y cómo son pensables vidas buenas para todo el mundo con un uso mucho menor de energía y materiales.)[49]


Dejar ir

La palabra clave para cualquier transición ecológica es menos (decrecimiento), pero nos empeñamos en seguir usando más. “Si no hay paneles fotovoltaicos” ⸺se nos dice⸺ “habrá carbón, gas y petróleo”. Lo excluido de antemano en el debate es lo único que de verdad nos sacaría de la trayectoria de ecocidio más genocidio: usar (mucha) menos energía…

El mero añadir (potencia de generación eléctrica con renovables) no es realizar ninguna transición. Es necesario también soltar, desprenderse, saber dejar ir. Eso nos cuesta horrores, casi siempre, en nuestra vida personal; también en nuestra vida colectiva.

Otra forma de enunciar la palabra clave para una verdadera transición ecológica, si estamos conversando en el Norte global, sería renuncia (o ascesis, si lo prefieren ustedes más bien en griego). Renuncia a segmentos del dominio humano; la apropiación de espacio ecológico; la explotación colonial que se nos convirtió en neocolonial; el abuso patriarcal sobre las mujeres; el entertainment que desvalija nuestra conciencia y atención; el confort que encubre las estructuras del crimen.

Ya sé que la renuncia no es una idea popular. Pero ¿qué va a pasar cuando, a pesar de la penetración de eólica y fotovoltaica en los sistemas eléctricos de algunos países, sigan aumentando las emisiones de GEI a escala planetaria ⸺como lo están haciendo ahora? ¿Qué sucederá cuando más y más países de la periferia vayan desplomándose? ¿Qué ocurrirá si entramos en la fase de runaway climate change y hay que dar casi todo por perdido?

¿Cómo reducimos y simplificamos nuestra civilización?

Como indicaba un investigador y divulgador en Twitter, las renovables de alta tecnología son aparatos admirables que no pueden sostener este modelo civilizacional ni ayudar con el overshoot ecológico. “El foco principal tendría que ser cómo reducimos y simplificamos nuestra civilización para vivir dentro de los límites ecológicos planetarios y a su vez cubrir las necesidades básicas de toda la población. Éste y no otro es el gran reto de la década. Dentro de esa transición ecológica real (reducción fuerte de la producción y el consumo), las renovables tienen un papel que jugar…”[50]

La pregunta clave de la transición ecológica no es cuántos MW de eólica y solar fotovoltaica vamos a poder enchufar a la red eléctrica,[52] sino: ¿qué niveles inéditos de amor, justicia y racionalidad vamos a ser capaces de desplegar? Y de momento no estamos respondiendo bien…


[1] Francisco Fernández Buey, “La gran perturbación: el mundo como mercado único”, en espai Marx, 30 de mayo de 2023; https://espai-marx.net/?p=

[2] Asier Arias, “¿El nuevo Consenso de Washington? Notas sobre estrategia ecologista”, mientras tanto.e, 30 de mayo de 2023; https://mientrastanto.org/224/ . Más abajo en el texto, en nota, Asier Arias señala: “Es claro que el realismo exige acusar recibo del auge de las derechas, adecuar mensajes a contextos y poner entre comillas todo maximalismo que pueda chocar con objetivos inmediatos cuya importancia no cabe minimizar —la reedición de un gobierno de coalición [de izquierda] sería aquí el ejemplo más inmediato—. Nada de esto habla, sin embargo, en contra de la necesidad de aprovechar todos los espacios posibles para atacar la idea de «transición ecológica» como sustitución tecnológica y para recalcar que no puede haber una «transición justa» sin un rápido abandono de la actual senda neocolonial y una drástica reducción del metabolismo económico del Norte, responsable —tanto histórica como actualmente— de la catástrofe ecosocial en curso…”

[3] Philipp Blom, Lo que está en juego, Anagrama, Barcelona 2021 (el original alemán es de 2017), p. 215.

[4] Jean-Baptiste Fressoz, “Les plus pessimistes étaient beaucoup trop optimistes”, terrestres, 5 de mayo de 2023; https://www.terrestres.org/

[5] Walter Benjamin, Obras, libro II, volumen 1, Abada eds., Madrid 2016, p. 10.

[6] Editoral de Nature: “¿Existen límites al crecimiento económico? Es hora de poner fin a una discusión de 50 años”, traducido en Viento Sur, 18 de junio de 2022; https://vientosur.info/ . Texto original en Nature 603, 361 (2022), 16 de marzo de 2022; https://www.nature.com/

[7] “Investigadores como Johan Rockström, del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam (Alemania), defienden que las economías pueden crecer sin hacer inhabitable el planeta. Señalan que hay pruebas, sobre todo en los países nórdicos, de que las economías pueden seguir creciendo aunque las emisiones de carbono empiecen a bajar. Esto demuestra que lo que se necesita es una adopción mucho más rápida de la tecnología, como las energías renovables.

Un movimiento de investigación paralelo, conocido como ‘post-crecimiento’ o ‘decrecimiento’, afirma que el mundo debe abandonar la idea de que las economías deben seguir creciendo, porque el propio crecimiento es perjudicial. Entre sus defensores se encuentra Kate Raworth, economista de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y autora del libro de 2017 Doughnut Economics, que ha inspirado su propio movimiento mundial (…).

Ambas comunidades deben esforzarse más por hablar entre ellas, en lugar de hacerlo contra ellas. No será fácil, pero el aprecio por la misma literatura podría ser un punto de partida. Al fin y al cabo, los límites inspiraron tanto a la comunidad del crecimiento verde como a la del poscrecimiento, y ambas se vieron igualmente influidas por el primer estudio sobre los límites planetarios (J. Rockström et al. Nature 461, 472-475; 2009), que intentó definir los límites de los procesos biofísicos que determinan la capacidad de autorregulación de la Tierra”.

[8] Yo contesté: o si no se puede hacer de ninguna de las dos formas, querido amigo –que es, me temo, nuestra situación real. Pero quede esbozada esa reflexión aporética y aparcada para mejor ocasión.

[9] Para esto véase por ejemplo Petrocalipsis de Antonio Turiel (ed. Alfabeto, Madrid 2020), p. 117-123.

[10] https://twitter.com/

[11] Francisco Valverde, consultor de Menta Energía, en Ignacio Fariza y Tereixa Constenla, “Las renovables sitúan a la Península en el mapa energético mundial”, El País, 19 de mayo de 2023; https://elpais.com/economia/

Se respira verdadero entusiasmo en este artículo: “La electricidad barata —a precio de derribo, incluso, los fines de semana y festivos— se está convirtiendo en la nueva norma en las horas centrales del día, cuando los paneles solares y los aerogeneradores unen sus fuerzas. Esta semana, España ha ido un paso más allá en su carrera hacia un modelo 100% renovable: el martes, entre las diez de la mañana y las siete de la tarde, la trilogía verde (sol, viento, agua) generó más energía de la necesaria para cubrir la demanda nacional. Un hito al alcance de muy pocos países grandes (casi 50 millones de habitantes), con permiso de Australia. El futuro ya está aquí, y la Península está en una situación privilegiada para afrontarlo. (…)

Tras perder el tren de la primera y la segunda revolución industrial, Madrid y Lisboa —dos importadores netos de energía, lastrados por la pesadísima losa fósil— se encuentran ahora ante una ocasión de oro para subirse a tiempo a este otro proceso de cambio acelerado, en este caso energético. Con uno de los mayores índices de irradiación del Viejo Continente y mucho terreno disponible, España reúne las condiciones necesarias para que florezca la fotovoltaica. Portugal, por su parte, parte con varios cuerpos de ventaja en eólica —también mar adentro— e hidroeléctrica, una característica que eleva la complementariedad entre ambos. ‘Ustedes están bendecidos con el sol y el viento’, sintetizaba esta misma primavera el hombre más poderoso de la Bolsa mundial, Larry Fink, en una entrevista con EL PAÍS…” Lejos de plantearse ninguna transición ecológica, ¡lo que se exalta es la reindustrialización con empresas electro-intensivas!

[12] “¿Qué es el túnel de carbono? Es ver la realidad únicamente a través de las emisiones de carbono. Considerar un producto o servicio (una manzana, una chaqueta o el suministro de electricidad de nuestro hogar) únicamente en función de cuántos gramos de dióxido de carbono se hayan generado por el hecho de producirlo. En el caso particular de las plantas solares, esta visión de túnel nos está llevando a disfunciones muy serias sobre la ordenación territorial.

La transición ecológica, aunque algunos la constriñan por interés o desconocimiento, va mucho más allá de la transición energética, y esta excede a su vez el simple hecho de cambiar el enchufe fósil por uno renovable. ¿Dónde se produce la energía? ¿Qué coste de oportunidad tiene para el territorio? ¿Quién se beneficia de ella? ¿Cómo se reparte? ¿Qué poder de decisión tienen los habitantes? ¿Impulsa o corrige los desequilibrios territoriales? ¿Dónde queda la biodiversidad, dónde la agricultura, dónde los paisajes? ¿En qué medida participan las ciudades de ese esfuerzo? ¿Condicionaremos la demanda o únicamente apostaremos por aumentar la oferta?” Andreu Escrivà, “Un deslumbrante túnel de carbono”, El País/ Comunidad Valenciana, 1 de octubre de 2022; https://elpais.com/espana/

[13] Alejandro Tena, “El despliegue de renovables abre un cisma en la lucha climática: ¿cómo acelerar la transición energética y proteger el paisaje?”, Público, 17 de diciembre de 2022; https://www.publico.es/

[14] Como ha señalado en más de una ocasión Nate Hagens, “ninguna industria en el mundo sería rentable si se incluyese el coste completo de todos los costes externalizados (por ejemplo, un coste completo de 0’38 $ de los impactos dañinos del kWh obtenido mediante la quema de carbón, en lugar de 0’04 $)” (Hagens, “¿A dónde vamos? Los cuarenta tipos de gris”, revista digital 15-15-15, 13 de julio de 2018; https://www.15-15-15.org/ ).

Impresiona releer hoy textos como los del institucionalista Karl William Kapp, un economista alemán que se exilió y trabajó en EE.UU., que en 1950 publica la primera edición de Los costes sociales de la empresa privada (edición en la colección CLÁSICOS DEL PENSAMIENTO CRÍTICO de Los Libros de la Catarata, Madrid, 2006). Hace más de siete decenios Kapp, en ese libro, escribe sobre la ubicuidad y enorme magnitud de las “externalidades”, sobre la destructividad socioecológica del capitalismo y sobre sostenibilidad: no con el lenguaje con el que estamos hablando ahora, pero con enorme lucidez sobre estas cuestiones que ahora a muchos les parecen “nuevas”.

[15] Estamos hablando de extralimitación ecológica, crisis energética, desgarro de la trama de la vida, pérdida de biodiversidad, extractivismo (con explotación intensiva de recursos renovables y no renovables), sobrepesca, desforestación, destrucción del suelo fértil, desertificación, escasez de agua dulce, calentamiento global, alteración de grandes ciclos biogeoquímicos (como los del nitrógeno y el fósforo), contaminación química persistente, dependencia alimentaria de recursos finitos, aumento de enfermedades de origen zoonótico, incremento de las resistencias bacterianas…

[16] En 2016, Adidas y Nike prometían a los corredores de fondo construir “zapatillas mágicas” para posibilitar récords mundiales en maratón que rebajen la barrera de las dos horas (el récord estaba en 2 horas, 2 minutos y 57 segundos en 2016-17). Parece que Nike ha avanzado más en el asunto con su modelo Vaporfly Elite (¡ná menos!), que reduciría un 4% el gasto energético necesario para correr. Véase C. Arribas: “La polémica está en la mediasuela”, El País, 20 de marzo de 2017; http://deportes.elpais.com/

[17] En junio de 2023, la compañía noruega Norge Mining hizo público el descubrimiento en su territorio de un gran yacimiento de rocas fosfatadas que podría alejar un poco esa valla en nuestra carrera de obstáculos: https://www.euractiv.com/

No obstante, y según comenta Aurora Despierta, no tenemos aún suficiente información para calibrar en sus justos términos esa novedad (téngase presente que en apenas un par de semanas la propia empresa minera Norge Mining rebajó a la mitad la cuantía del nuevo yacimiento): https://kaosenlared.net/

[18] Véase, entre otros textos, Emilio Santiago Muíño, Jaime Vindel y César Rendueles: “Colapsismo. La cancelación ecologista del futuro”, Corriente cálida, 14 de noviembre de 2022; https://corrientecalida.com/ . Respondí en Jorge Riechmann: “¿Buscar las llaves bajo la luz de la farola, aunque las hayamos perdido en otro lugar? Algunas reflexiones sobre colapsismo”, Viento Sur8 de diciembre de 2022; https://vientosur.info/una- . Reeditado en kalewche, abril de 2023: http://kalewche.com/una-

[19] Intervención en el Instituto de Transición Romper el Círculo, Móstoles, 11 de noviembre de 2018.

[20] Jorgen Randers, 2052 – A Global Forecast for the Next Forty Years, Chelsea Green Publishing 2012.

[21] Escribe José María Lasalle: “La seguridad se ha colado en el inconsciente europeo por la puerta de atrás del miedo. Esto cambia la solidaridad continental de un eje de consenso Norte-Sur a otro Este-Oeste. Modifica el diseño de una economía verde a otra armamentista y geopolítica” (“Mackinder, China y el imperio gamberro”, El País, 16 de marzo de 2022).

Escribe Cecilia Carballo: “Corremos el riesgo de perder el tren de la transición ecológica por la crisis de seguridad derivada de la invasión de Ucrania. Lo que la pandemia colocó en la agenda y aceleró podría ser ahora relegado y postergado como consecuencia de la crisis militar y de seguridad. Pese a llevar décadas hablando de transición energética, los combustibles fósiles representan todavía el 80% de la energía primaria y lamentablemente, el despliegue de renovables solo ha servido para cubrir una demanda adicional que no deja de crecer” (“Si Europa quiere, puede”, El País, 22 de marzo de 2022).

[22] Dos libros densos y breves para explicar esta perspectiva: el de Alice J. Friedemann ya antes citado (Life After Fossil Fuels) y Petrocalipsis de Antonio Turiel (ed. Alfabeto, Madrid 2020). Véase también Megan Seibert y William E. Rees, “Por el ojo de una aguja. Una perspectiva eco-heterodoxa sobre la transición a las energías renovables”, revista 15-15-15, 11 de diciembre de 2021; https://www.15-15-15.org/ . Así como el número 156 (monográfico sobre crisis energética) de Papeles de Relaciones Ecosociales y Cambio Global, Madrid, invierno 2021-22.

[23] Este destacado investigador estadounidense muestra que las energías renovables de alta tecnología no pueden considerarse la solución definitiva a nuestra crisis climática y ecosocial (pero tampoco son una causa perdida). Arguye que necesitamos desarrollar un plan realista para el descenso energético, en lugar de insistir en sueños ilusos de abundancia eterna para el consumidor por medios distintos a los combustibles fósiles. Después de que la febril etapa de los combustibles fósiles haya terminado, señala Heinberg, volveremos a la energía renovable, de una forma u otra.

Sería preferible hacer una transición parcial a las energías renovables que nos permitiera mantener algo de lo mejor que hemos logrado en las últimas décadas de uso intensivo de energía: pero esto no es una cuestión de enunciar buenos deseos, sino de evaluar posibilidades de forma realista. Y por desgracia tal conservación de logros sociotécnicos será imposible sin redes eléctricas en funcionamiento, que resultan difíciles de mantener. Si pudiéramos usar energía hidroeléctrica, solar, eólica y geotérmica para alimentar redes reducidas, locales y de baja tensión, eso facilitaría enormemente la transición que ha de abandonar de los combustibles fósiles… El autor desarrolla esta línea de razonamiento en Richard Heinberg, “A realistic ‘energy transition’ is to get better at using less of it”, Resilience, 17 de febrero de 2023; https://www.resilience.org/

Su conclusión es que “en la actualidad, la insistencia política en mantener el crecimiento económico está desalentando la búsqueda de la verdad y la planificación seria acerca de cómo vivir bien con menos recursos”.

[24] Jean-Baptiste Fressoz, “Pour une histoire désorientée de l’énergie”, Entropia. Revue d’étude théorique et politique de la décroissance 15, otoño de 2013.

En una entrevista explica Franquesa: “El concepto de transición energética nos remite a una historia de sustituciones, o presuntamente sustituciones, de fuentes energéticas. Tendríamos una especie de secuencia donde habríamos pasado de unas fuentes a otras. Pero si uno mira la historia de consumo, y hablo a nivel mundial pero lo podríamos bajar a nivel nacional o continental, esta sustitución no existe.

Es decir, cuando el petróleo adelanta al carbón como primera fuente energética a nivel mundial el consumo de carbón sigue subiendo. Ahora mismo lo que se da es una adición, una suma. Incluso si pensamos en términos de renovables, la reducción de consumo fósil en los últimos años es mínima y se da en un contexto de decrecimiento del consumo energético a nivel mundial. Con lo cual, lo que tenemos es que las nuevas fuentes que se van utilizando lo que hacen es añadir a lo que ya teníamos para suplir una demanda creciente. Con lo que la transición energética no existe…” Jaume Franquesa, “La transición energética no existe” (entrevista), El Salto, 12 de febrero de 2023; https://www.elsaltodiario.com/ . El autor está presentando tesis de su libro Molinos y gigantes: la lucha por la dignidad, la soberanía energética y la transición ecológica (Errata Naturae, 2023).

[25] En 2022, tras el parón económico inducido por la respuesta a la covid-19 en 2020, se alcanzó el máximo récord de emisiones de CO2 de combustibles fósiles: 37.500 millones de toneladas, un 48% superiores a las del año 2000 (y en aumento). Datos de https://www.

[26] “Por transición energética deberíamos entender el hecho de que el crecimiento de las energías renovables conlleve decrecimiento en el consumo de combustibles fósiles, algo que justamente no está ocurriendo. Más bien, lo que sucede es que, por mucho que crecen las energías renovables, también crecen los combustibles fósiles. ¿Por qué ocurre tal cosa? Para entender esa paradoja debemos tener en cuenta el punto del que partimos. Según el último Statistical Review of World Energy de BP, el del 2022, del conjunto de la energía primaria que gastamos en el mundo (595,15 exajulios), sólo el 6,7 % es energía renovable (39,91 exajulios), y eso incluye la biomasa y otras fuentes que la AIE considera renovables, que, si las excluimos, resulta que las renovables solar y eólica solo son el 1,7 % (10,4 exajulios).

Los combustibles fósiles representan todavía el 81,4 % de la energía primaria que consumimos. Éste es el punto de partida, de modo que por muy alto que sea el porcentaje de crecimiento de las energías solar y eólica, que lo es, necesitará mucho tiempo para comenzar a sustituir a los combustibles fósiles.

Pero la paradoja se explica por algo más, y es el hecho de que el crecimiento económico, elemento central en el funcionamiento del sistema capitalista, demanda incremento del gasto energético; y eso es algo que no hemos logrado corregir pese a que haya muchos tecnooptimistas que afirmen que la eficiencia energética nos llevará a crecer económicamente sin incrementar el gasto de energía.

Lo cierto es que se está cumpliendo la paradoja de Jevons, que dice que una mejora de la eficiencia energética genera una mayor actividad y no supone ningún ahorro de energía. Los datos lo demuestran con contundencia: desde 1990, la eficiencia energética ha crecido notablemente, pero el gasto energético no solo no ha disminuido sino que ha aumentado un 75 % (de 340 a 595 exajulios)…” Miguel Pajares, “La moto que nos venden sobre la transición energética”, Público, 17 de junio de 2023; https://blogs.publico.es/

[27] Delfina Godfried y Juan Ignacio Arroyo: Elefantes en la transición energética, CEPE Di Tella, octubre de 2022; https://www.utdt.edu/ver_

[28] Véase al respecto Álvaro Campos-Celador: “15 tesis para el debate sobre la transición energética”, eldiario.es, 4 de febrero de 2023; https://www.eldiario.es/

[29] Sobre este punto ya argumenté en mi extenso artículo “El descenso energético (y la necesidad de decrecimiento): implicaciones para las transiciones ecosociales”, web de Contra el Diluvio, el 7 de noviembre de 2022; https://contraeldiluvio.es/el-

Véase también “Manifesto for an ecosocial energy transition from the peoples of the south”, 9 de febrero de 2023; https://fpif.org/manifesto- . Donde leemos:

La novedad de este momento son las ‘transiciones energéticas limpias’ del Norte, que han presionado aún más al Sur global para que ceda cobalto y litio para la producción de baterías de alta tecnología, madera de balsa para turbinas eólicas, terrenos para grandes paneles solares y nuevas infraestructuras para megaproyectos de hidrógeno. Esta descarbonización de los ricos, basada en el mercado y orientada a la exportación, depende de una nueva fase de expolio medioambiental del Sur global que afecta a la vida de millones de mujeres, hombres y niños, por no hablar de la vida no humana. Las mujeres, especialmente las de las sociedades agrarias, se encuentran entre las más afectadas. De este modo, el Sur global se ha convertido de nuevo en una zona de sacrificio, una cesta de recursos supuestamente inagotables para los países del Norte…”

Hay versión en castellano: “Manifiesto de los pueblos del Sur -por una transición energética justa y popular”;

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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