MISCELÁNEA 29/01/2025
DEL COMPAÑERO Y MIEMBRO DE ESPAI MARX CARLOS VALMASEDA.
INDICE
1. Tocados florentinos ilegales.
2. Tropas europeas en Ucrania.
3. La crisis de la física.
4. Más sobre la postura de Trump sobre Ucrania (observación de Joaquín Miras).
5. Momento para la contrainformación.
6. Scholtz como Bob Hope.
7. Bifo sobre Auschwitz.
8. Más sobre DeepSeek.
1. Tocados florentinos ilegales
Desconocía absolutamente esta historia sobre el «dressing code» florentino, y me ha fascinado este hilo en Blue Sky.
https://bsky.app/profile/
Es hora de compartir mi actual obsesión histórica: ¡EL SOMBRERO EXTREMADAMENTE ILEGAL de Clarice Orsini de Medici! Una reflexión genial sobre la clase social y parte de mi cuenta atrás para el estreno de «Inventing the Renaissance». 1/?
Clarice Orsini, esposa de Lorenzo de Medici «el Magnífico», procedía de la gran familia romana Orsini, una poderosa familia de nobles cuyos antepasados se remontaban a los antiguos senadores y pares romanos, los césares, pasando por papas, caballeros y duques; una de sus primas mayores fue reina de Nápoles. 2/?
Su sombrero es un escoffion, un tipo de hennin, sombreros altos en forma de cono hechos de tela gruesa almidonada. Los sombreros de cono de las princesas y el sombrero de Maléfica son formas de hennin. El de Clarice está cubierto de costoso brocado, bordados y perlas. Vale. 3/? buff.ly/4aB8ZRd
Lorenzo de Medici, su marido, era una escoria de mercader. Todos los florentinos tenían que ser escoria de mercader, era obligatorio. Después de muchas guerras civiles y de ver cómo los vecinos caían ante los conquistadores, la República Florentina decidió asegurar sus libertades *masacrando a todos los nobles y poniendo sus cabezas en picas*. 4/?
A algunos nobles pacíficos/queridos se les perdonó la vida con la condición de que renunciaran efectivamente a su nobleza y tuvieran mucho, mucho cuidado de evitar cualquier atavío noble; la madre de Lorenzo procedía de uno de estos, Lucrezia «definitivamente ya no somos la noble familia Tornaquinti» Tornabuoni. 5/?
Florencia se convirtió así en una república *mercantil*. Las repúblicas normales de la época (Venecia, Génova, Siena, Suiza) eran repúblicas *nobles*, dirigidas por senados formados por familias nobles, como lo había sido Roma antes de los césares. La de Florencia era muy diferente, su consejo de gobierno se formaba… 6/?
Poniendo los nombres de los miembros del gremio de comerciantes (propietarios de negocios, el dueño del edificio lleno de telares, no los hombres que los trabajan) en una bolsa y sacar nombres al azar, y hacer que compartan el poder en una rotación compleja. 7/?
En el siglo XV, para formar parte del gobierno de Florencia, *tenías* que ser un mercader de mala muerte, *especialmente* si eras rico. Todos los ojos estaban puestos en las familias más importantes en busca de señales de «ambición principesca», por lo que era vital *mostrar* humildad mercantil, en el lenguaje, el comportamiento y, especialmente, en la vestimenta. 8/?
Los florentinos vestían largas túnicas de lana (que anunciaban la principal industria de Florencia, la lana), especialmente en la época de Lorenzo, el lucco o «toga florentina», un manto sin mangas, abierto por delante y por los lados, cuya holgura era menos calurosa en verano y se suponía que evocaba la toga republicana romana. 9/?
Ahora, el padre y el abuelo del joven Lorenzo habían hecho que la familia fuera *muy* poderosa, de manera extraoficial, pero todo el mundo lo sabía, dirigiendo el estado, y los contactos extranjeros ayudaron a que eso sucediera. El abuelo Cosimo era amigo del duque Francesco Sforza de Milán, y cuando se planteó el matrimonio de Lorenzo 10/?
Los padres de Lorenzo buscaban forjar un vínculo con la Roma papal, la ciudad donde sucedían las cosas. Los Médici eran tan *ricos* como los duques y tan poderosos, pero traer a una princesa noble a la ciudad como esposa era muy arriesgado en una ciudad que temía a la nobleza y a cualquiera que pareciera quererla. Eligieron con cuidado. 11/?
La familia Orsini no era monarca de una región o ciudad-estado, tenían castillos y tierras dispersas en Roma, nobleza *republicana*, héroes de la (¡desaparecida pero nunca olvidada!) República Romana y a menudo líderes de la resistencia de la ciudad *contra* papas impopulares o que se excedían (¡SPQR!) 12/?
También fueron jefes del poderoso Partido Güelfo, una de las dos grandes facciones cuya disputa dividió la península italiana en lo que Guido Ruggiero acertadamente llama la Guerra de los 300 Años de Italia. Los güelfos eran el bando papal y antiimperial (mnemotécnico: Papa y Güelfo tienen 2 sílabas, Emperador y Gibelino 3) 13/?
Florencia era una ciudad *apasionadamente* güelfa. Había masacrado a sus gibelinos y puesto sus cabezas en picas poco después de hacer lo mismo con sus nobles, y tenía el escudo de armas güelfo y la bandera de guerra güelfa en todos los edificios cívicos. Los Orsini eran los nobles líderes de *su* partido, un aliado muy estratégico. 14/?
Si Lorenzo se hubiera casado con una princesa Sforza de Milán, probablemente se habrían producido disturbios inmediatos. Un noble republicano güelfo Orsini fue… aceptado con cautela. (Comentario de Maquiavelo: «Cuando no sientes que debes casarte con tus vecinos, significa que crees que son tus sirvientes»). 15/?
En 1469, cuando Clarice se casó con Lorenzo, todas las miradas estaban puestas en ellos en busca de signos reveladores de ambición principesca (para aquellos familiarizados con el intento de asesinato de la conspiración de los Pazzi contra Lorenzo 9 años después, ¡Clarice fue uno de los motivos nombrados!). Lo que nos lleva a… ¿16/?
Las leyes suntuarias eran normales en la Europa del Renacimiento, las restricciones en la vestimenta se justificaban como una forma de evitar el gasto excesivo en vanidad. Restringían los gastos (oro, perlas, terciopelo) y reforzaban el estatus social. Las personas de rango X solo podían llevar una cantidad X de oro, una cantidad Y de tela elegante y un corte Z de prenda. 17/?
También marcaban la identidad. La ley florentina *exigía* que los cargos públicos como Lorenzo llevaran el lucco; los no florentinos *no podían* a menos que se lo concedieran como privilegio, un paso hacia la ciudadanía. Los extranjeros y los nobles eran inmunes a tales leyes, reconocibles a simple vista, sobre todo por su *costosa* moda. 18/?
Como la mayoría de las leyes que regulan el cuerpo, las leyes suntuarias centraron su lado moralista más en los cuerpos de las mujeres que en los de los hombres, denunciando el gasto inútil y vano de la ropa de las mujeres y, en Florencia (entre otras cosas), prohibiendo el oro y las perlas en los sombreros de las mujeres… 19/?
… así que, naturalmente, las mujeres florentinas dejaron de llevar sombreros para ponerse el oro y las perlas directamente en el pelo, que es en gran parte la razón por la que las pinturas renacentistas de mujeres nos parecen tan hermosas, los únicos retratos renacentistas que no tienen sombreros cónicos o parecen como si sus cabezas estuvieran metidas en un hotel de Monopoly. 20/?
Ahora lo ves. Este es un sombrero PROHIBIDO. Los vecinos florentinos de Clarice NO PODÍAN usarlo. Pero ella era noble. Ella era inmune. Ella *podía* usarlo, pero sería señal de *principestía* y provocaría indignación al caminar junto a su esposo, que todavía vestía como una escoria de comerciante. 21/?
¿Llevaba este sombrero? Probablemente no en público. Los otros dos retratos de Clarice están en frescos de amigos y asociados de los Médici, retratos en lugares *públicos* (iglesias) donde Clarice lleva con cuidado ropa de moda, cara, pero de la *clase mercantil*, incluido un modesto velo blanco. 22/?
Su retrato ilegal del sombrero es *póstumo*, encargado por el viudo Lorenzo para recordar a su difunta esposa. Colgaba *dentro* del Palazzo Medici, en una exposición privada. Esta fue la elección de Lorenzo, su recuerdo, con Clarice luciendo tan real y poco florentina como su familia Orsini. ¿Por qué? 23/?
¿Clarice era dueña de este sombrero? ¿Lo había usado en Roma? ¿En secreto en casa? ¿En viajes? ¿Odiaba la ropa común que su matrimonio le había impuesto? Ciertamente, creció vistiendo como la princesa que era. ¡Tantos riesgos políticos y misterio personal detrás de un sombrero no tan simple! 24/?
Espero que hayan disfrutado compartiendo mi fascinación por la elección de Lorenzo de recordar a Clarice (y animar a sus hijos a recordar a su madre) con su sombrero extremadamente ilegal. Para más historias como esta, de Clarice, Lorenzo, sus hijos, etc. «Inventando el Renacimiento» ¡próximamente!buff.ly/4j6qkoS25/25
2. Tropas europeas en Ucrania
Amar cree que los europeos quieren enviar tropas a Ucrania para que Trump les haga casito. https://swentr.site/news/
He aquí por qué los líderes de la UE realmente quieren enviar tropas a Ucrania
Por temor a ser excluidos por Trump, los partidarios europeos de Kiev ven las «botas sobre el terreno» como un punto de apoyo político en la crisis
Por Tarik Cyril Amar, historiador alemán que trabaja en la Universidad Koç de Estambul sobre Rusia, Ucrania y Europa del Este, la historia de la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría cultural y la política de la memoria @tarikcyrilamartarikcyrilamar. tarikcyrilamar.com
Nada es seguro en el conflicto de Ucrania. Salvo dos cosas: Rusia está ganando y, bajo una nueva dirección, el liderazgo estadounidense está buscando un enfoque novedoso. Como ha señalado el peso pesado de la política exterior rusa, Sergey Ryabkov, ahora hay una ventana de oportunidad para un compromiso que, en esencia, ayude a poner fin a este conflicto sin sentido y a restaurar cierta normalidad en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia y, por tanto, también en la política global. Pero esa ventana es pequeña y no estará abierta para siempre.
Más allá de eso, las cosas siguen siendo turbias. ¿Está finalmente a la vista el final de esta locura? ¿Traducirá ahora Washington su declarada intención de cambiar de rumbo en posiciones negociadoras que Moscú pueda tomar en serio? Estas tendrían que incluir, como mínimo, pérdidas territoriales y una neutralidad genuina para Ucrania, así como un sólido sentido de que cualquier paz está hecha para durar.
Por último, pero no menos importante, ¿obligará Occidente a Kiev a aceptar un acuerdo tan realista? «Nada sobre Ucrania sin Ucrania» puede sonar terriblemente bien para aquellos lo suficientemente egoístas como para confundir la política internacional con un concurso de belleza que muestra virtudes. Sin embargo, como la tonta e hipócrita expresión de «agencia», nunca fue cierta en primer lugar, ha servido para proteger el abuso occidental de Ucrania y los ucranianos, y debe abandonarse si se quiere poner fin a esta trituradora de carne que es el conflicto.
¿O podría ser todo al revés? ¿Podrían los partidarios de la línea dura de Occidente y especialmente de EE. UU. seguir prevaleciendo? ¿Susurrarle al oído a Trump que «ganar» solo requerirá un empujón más grande y trumpiano, con aún más dinero y armas para el régimen de Kiev y más guerra económica contra Rusia, y que hacer las paces en realidad costaría más que continuar la guerra por poderes? Sí, lo primero es una mera ilusión, que va en contra de toda la experiencia reciente; lo segundo es un argumento absurdo que se asienta sobre una montaña de premisas falsas; y, sin embargo, estas tonterías siguen siendo demasiado populares en Occidente, que tiene la costumbre de construir su política exterior sobre ilusiones.
Las recientes señales de Washington han sido lo suficientemente ambiguas, ya sea por diseño o por torpeza, como para despertar esperanzas entre los muchos intransigentes que quedan en Occidente. El Telegraph de Londres, por ejemplo, fantasea con «el manual de Trump para poner a Putin de rodillas»; el Washington Post interpreta el reciente discurso (en línea) del nuevo presidente estadounidense en el Foro Económico Mundial de Davos como «echar la culpa a Rusia»; y el New York Times busca desesperadamente en las palabras de Trump cualquier cosa que sea dura con Rusia o su presidente, Vladimir Putin.
Al final, todo lo anterior probablemente resultará ser un mero recurso desesperado. Si bien cualquier negociación entre Washington y Moscú será complicada, es poco probable que se vuelva al mutismo demencial de la administración Biden. La comunicación volverá a ser la norma, como debería ser entre adultos cuerdos. Y mientras no haya juego sucio (un asesinato de Donald Trump, por ejemplo), Estados Unidos se sacará del conflicto de Ucrania de una forma u otra. Aunque solo sea porque Trump es, en el fondo, un hombre de negocios y no tirará el dinero. Es un razonamiento duro y frío, pero si conduce a los resultados correctos (el fin de una lucha sin sentido y de muertes innecesarias), entonces tendrá que ser así.
Esa liberación de EE. UU., cabe destacar, no tiene por qué esperar a un acuerdo con Rusia o incluso al inicio de negociaciones serias. De hecho, la liberación no es una cosa sino un proceso, y ya ha comenzado. En primer lugar, inmediatamente después de la toma de posesión de Trump, se redujo el apoyo a Ucrania, pero se mantuvo la ayuda militar. Pero no por mucho tiempo. Solo unos días después, el diario Politico informó de que una segunda orden general de suspender los flujos de ayuda durante 90 días también se aplicaba a la asistencia militar a Kiev.
Pero hay una trampa. Si EE. UU. se distancia de su guerra por poderes perdida, eso no significa necesariamente que sus clientes y vasallos en la UE y la OTAN le sigan, al menos no de inmediato. Es contradictorio, hay que admitirlo. Si los líderes de la UE fueran racionales y actuaran en el mejor interés de sus países —y, de hecho, también en el de Ucrania—, ni siquiera considerarían actuar por su cuenta. Pero entonces, si fueran racionales, se habrían negado a unirse a la guerra de poder de Estados Unidos desde el principio y hace tiempo que habrían dejado de escuchar tímidamente las diatribas autoritarias del pasado presidente de Ucrania, Vladimir Zelensky. Y, sin embargo, acaban de hacerlo de nuevo en Davos.
Así que, en lugar de racionalidad, ahora vemos afirmaciones interminables de que la paz no llegará ni debe llegar pronto. Lo sentimos, ucranianos, vuestros «amigos» europeos creen que aún no habéis muerto lo suficiente.
El presidente francés Emmanuel Macron, por ejemplo, parece estar pasando por una fase maníaca, de nuevo. En clara referencia a las ideas tan diferentes de Trump, el cómicamente impopular líder, cuyos índices de popularidad acaban de caer a su nivel más bajo en seis años, ha declarado que el conflicto de Ucrania no terminará pronto, «ni hoy ni pasado». La ministra de Asuntos Exteriores alemana, Annalena «360 grados» Baerbock, está haciendo rabietas porque no puede tener tantos miles de millones para Ucrania como quiere. El primer ministro británico, Keir Starmer, otro europeo en el poder que camina sobre hielo muy fino en su país y con índices de audiencia pésimos, ha hecho su primera peregrinación a Kiev y ha concluido un acuerdo de asociación de 100 años con Ucrania, que incluye una parte secreta y, de nuevo, miles de millones de libras. Porque, como ven, Gran Bretaña lo está haciendo increíblemente bien en casa, aunque en realidad no. Tomemos solo un dato: las fábricas británicas acaban de registrar su peor caída en los pedidos desde la COVID.
En este contexto de euroconga en el Titanic, otra consecuencia de la persistente negativa europea a ser realistas es el resurgimiento de las conversaciones sobre el envío de un gran número de fuerzas terrestres occidentales a Ucrania, concretamente de países de la OTAN y la UE. Es cierto que las demandas de Zelensky en Davos de 200.000 soldados (es decir, más de los que desembarcaron en Normandía el Día D de 1944), pero ¿por qué ser modesto cuando se está en la cima en Kiev? son ridículas. Sin embargo, todavía se está considerando un número menor, pero sustancial: unos 40.000.
Sigue sin estar claro qué harían exactamente estas tropas en Ucrania. No serían una fuerza de mantenimiento de la paz porque estarían del lado de una de las partes en conflicto, Ucrania. Y, sin embargo, los defensores de estos planes prometen que no estarían en primera línea luchando contra Rusia porque o bien se introducirían solo después del fin de los combates, o bien permanecerían de alguna manera en el interior, liberando así a las fuerzas ucranianas para el frente.
Nada de lo anterior tiene sentido. Mientras continúen los combates, no hay retaguardia en el sentido de que las tropas se librarían de luchar y morir de verdad, porque los ataques aéreos rusos pueden alcanzarlas en todas partes incluso ahora y, dependiendo de la evolución de los acontecimientos, también las fuerzas terrestres rusas en el futuro. Además, una vez que estas tropas entren en el país, Kiev, por supuesto, hará todo lo posible para que se vean envueltas en un gran derramamiento de sangre, incluso mediante provocaciones y operaciones de bandera falsa. El objetivo sería arrastrar a estos «aliados» tan profundamente en el atolladero que no puedan salir de él.
Introducir tropas de países de la OTAN y la UE en el terreno después de los combates tampoco funcionará. Rusia está luchando por tener una Ucrania genuinamente neutral y no estará de acuerdo; y mientras Rusia no esté de acuerdo, no habrá fin a los combates. Si estas tropas aparecieran de todos modos, el conflicto comenzaría de nuevo. De hecho, Kiev tendría un incentivo para reiniciarlo una vez que estén en Ucrania (ver arriba).
Por supuesto, los estados de la OTAN y la UE ya tienen operativos de operaciones encubiertas y mercenarios sobre el terreno. Pero, aunque Moscú ha decidido sabiamente no tomar este grado de intervención como motivo para atacar más allá de Ucrania, las fuerzas regulares en grandes cantidades serían obviamente un asunto diferente. Los defensores de este tipo de despliegue argumentan que el contingente estadounidense en Corea del Sur y las tropas de la KFOR en Kosovo (¡de todos los lugares!) demuestran que estos despliegues son posibles sin una mayor escalada. Esto también es una tontería. La presencia de la KFOR se basa en varios acuerdos de 1999 y, lo que es más importante, en una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU (1244). Su triste pero muy bajo número de víctimas mortales (213 en 2019), algunas causadas por accidentes, no puede compararse ni remotamente con lo que le sucedería a las tropas de la OTAN y la UE si se enfrentaran al ejército ruso; por último, las bajas de la KFOR que no se debieron a accidentes y no fueron infligidas por las fuerzas regulares de un Estado, sino por manifestantes e irregulares. Un escenario en el que miles de soldados de la UE mueren en un enfrentamiento con el ejército regular de una Rusia con armas nucleares es incomparable.
En cuanto a las tropas estadounidenses en Corea del Sur, su presencia se basa en un tratado de defensa mutua firmado en 1953. Una vez más, exactamente el tipo de acuerdo que Moscú no aceptará. Y también uno que los europeos de la OTAN harían muy bien en evitar, porque, una vez más, los arrastraría a la próxima guerra. Por último, algo obvio pero que vale la pena señalar: esas fuerzas estadounidenses en Corea del Sur cuentan con el respaldo de Estados Unidos. Son un clásico detonador. Atáquelos y enfréntese a todo el ejército estadounidense. Las fuerzas de la UE no tendrían el respaldo de EE. UU., y si los europeos quieren suscribir tal alarma con sus propios ejércitos endebles, están cometiendo un suicidio.
Si el despliegue a gran escala de tropas de la UE sobre el terreno es una idea tan obviamente mala, ¿por qué no desaparece de una vez? En realidad, solo hay dos respuestas posibles: o los que sueñan con esas cosas son realmente tan cortos de miras e irresponsables (piense en Kaja Kallas y otros intelectuales ligeros similares) o no son del todo honestos con sus motivos. En realidad, es probable que estemos ante ambas cosas.
En cuanto a los genuinamente confundidos, no perdamos el tiempo con ellos. Pero, ¿qué pasa con los que realmente buscan otra cosa? ¿Qué podría ser? Aquí hay una suposición plausible. La conversación sobre el envío de importantes contingentes a Ucrania tiene dos objetivos reales, uno dirigido al nuevo liderazgo estadounidense y el otro, a la política interna ucraniana.
En lo que respecta a Washington, el verdadero propósito de especular sobre las tropas terrestres de la UE es un intento desesperado de asegurar a Bruselas una voz en las próximas negociaciones entre Estados Unidos y Rusia. Y en eso, los europeos tienen razón en una cosa: es muy posible que queden excluidos, lo que será un resultado irónico después de su obediencia autodestructiva hacia la administración Biden. Pero ahora hay un nuevo sheriff en la ciudad, y es muy posible que los deje libres, al igual que a Ucrania.
En Ucrania, el verdadero propósito es ejercer influencia externa en el doloroso asunto de la movilización: Ucrania se está quedando sin carne de cañón, como admiten ahora observadores tan diferentes como el nuevo secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, y la revista alemana Spiegel, servilmente pro OTAN. La movilización de los que todavía están allí es una catástrofe progresiva; su violencia y la evasión masiva practicada por sus víctimas demuestran cada día que muchos ucranianos ya han tenido suficiente. La respuesta propuesta por el régimen de Zelensky es reducir aún más la edad de movilización, a los 18 años. Es importante destacar que se supone que esto debe suceder incluso si hay paz.
¿Y no sería conveniente que este tipo de política apunte a las tropas de Occidente y les diga a los reclutas reacios y a sus familias: Miren, si incluso esos extranjeros vienen a ayudar, ¿cómo pueden quedarse en casa? Sin embargo, es poco probable que aparezcan. Una vez más, los ucranianos serán alimentados con retórica hinchada sobre y por falsos amigos de Occidente, para, al final, quedarse solos para seguir muriendo y perder más territorio. La salida de esto no es más de lo mismo. Incluso si pudiera funcionar, lo cual no puede, el despliegue masivo de la OTAN y la UE solo empeoraría las cosas. Porque la verdadera salida de esto es un compromiso con Rusia, y el despliegue de tropas occidentales impediría ese compromiso.
3. La crisis de la física.
Ni idea si lo que dice es solvente, y no sé porqué aparece Marx en el título porque luego no vuelve prácticamente a citarlo, pero el artículo me ha interesado. Y como habla mucho de Rovelli, en la misma página reproducen también una entrevista con el físico italiano: https://www.youtube.com/watch?
Marx y la crisis de la física por Paolo Di Marco
a) Tecnología y lucha de clases.
En una entrevista/debate en YouTube con Varoufakis, David Wengrow, arqueólogo y uno de los dos autores de ‘El amanecer de todo‘(v. 1), aporta una crítica radical a la teoría de la evolución humana basada en saltos tecnológicos (bronce, hierro, agricultura…) que no es compatible, dice, con los datos que hemos acumulado en los últimos veinte años.
Los verdaderos puntos de inflexión se han producido, en cambio, en las formas de organización social, a partir de hace veinte mil años; y lo interesante, señala, es el hecho de que no han seguido un camino lineal (como en la vulgata del siglo XVIII-XIX: de cazadores primitivos pobres y enfermos a agricultores con excedentes y de ahí ascendiendo triunfalmente al capitalismo), sino que han seguido muchas ramas distintas, a menudo de forma cíclica (una rama es abundantemente cubierta por un bando y retomada por otro).
Sólo en la época moderna coincide con la afirmación de Marx, «la historia es la historia de las luchas de clases», que si por un lado es una confirmación por otro muestra el empobrecimiento de la propia historia, su aplanamiento en términos de grados de libertad.
Y es precisamente la fase capitalista la que ve el vínculo más estrecho entre las relaciones sociales de producción y la ciencia y la técnica: si la larga fase de acumulación primitiva crea la fuerza de trabajo libre para las fábricas, es la máquina de vapor la que crea el dominio de la industria; aunque con un poco de ayuda imperial, ya que la competencia de las tejedurías bengalíes es eliminada no por la «mano invisible del mercado» sino cortando los pulgares a los jefes de familia. Esta combinación de fuerza técnica-fuerza militar es un carácter peculiar del capitalismo, aunque en dosis diferentes en épocas diferentes. Con respecto a la técnica, la ciencia es a la vez madre e hija: el conocimiento científico genera técnicas, la técnica propone las cuestiones de las que se alimenta la ciencia; aunque a lo largo del siglo XIX se produce una continua vorágine que mezcla científicos, inventores, artesanos, llegando sólo a finales de siglo a una clara distinción de papeles y ubicaciones.
Y es en el mismo periodo en el que se abre y se cierra la epopeya de la Primera Internacional, que comienza intentando transformar las reivindicaciones de los obreros especializados en conciencia y lucha de clase; que incluye reapropiarse de la técnica que les había sido expropiada en los pasajes de la acumulación originaria (ver 2 ) y transformarla en eso otro que son las máquinas (prácticamente toda la tecnología del siglo XIX está orientada al ahorro de trabajo (ver 3).
La Comuna de París es el mayor éxito político de la lucha proletaria y al mismo tiempo su primera y mayor derrota; para Marx es la señal de que el viejo continente ya no reúne las condiciones para generar la vanguardia del proletariado, y traslada la sede de la Internacional a Estados Unidos. (v. 6).
Para la ciencia, y la Física en particular, sin embargo, parece abrirse una edad de oro: llegamos a la sistematización completa de la Mecánica, la Termodinámica y, sobre todo, de la nueva rama, el Electromagnetismo. Algunos piensan que a estas alturas ya se conocen todos los conocimientos. Para los más astutos, sin embargo, queda un pequeño problema: en Mecánica y Electromagnetismo, las leyes relativistas, es decir, cómo transformar la descripción de un acontecimiento visto por un observador en la de otro que se mueve respecto al primero, son diferentes. La Mecánica utiliza las tablas (matrices es el término técnico) de Galileo, el Electromagnetismo las de Lorentz.
Pero esta pequeña discrepancia dará lugar a una revolución completa en la visión del mundo, la relatividad, al principio especial y luego general. Mientras que antes dábamos por sentada la existencia de un mundo físico objetivo independiente de nosotros, que sólo teníamos que descubrir sus leyes, ahora el mundo exterior cambia con el observador/visión de la realidad que aún no ha entrado en la conciencia común. (Y al parecer ni siquiera de la Academia Sueca del Nobel, que nunca lo ha concedido por la Relatividad, salvo indirectamente en 2020 a Penrose). Por no hablar de las paradojas cuánticas y su aparente incompatibilidad con la lógica. Todos desarrollos que tienen dos fuegos, uno doble a principios de siglo con el annus mirabilis de Einstein (1905) y 1895 (el descubrimiento de la radiactividad) y otro después de la guerra (1925) con la teoría cuántica de Heisenberg (que completó el trabajo de Planck y Einstein). Tras estos 100 años de silencio… o casi.
Quién es el sujeto de estas cosmovisiones se convierte entonces en una consideración que ya no puede eludirse, sobre todo a la luz del hecho de que el aspecto más influyente de la Relatividad parece haber sido como generador de armas, reforzando la combinación mortífera de tecnología y fuerza militar.(v.9)
La fuerza propulsora de la burguesía, su ser revolucionaria de las relaciones sociales también a través de la incorporación de la ciencia y la técnica en el proceso de producción, parece que ya no se manifiesta, al menos en Occidente; y quizá haya un vínculo entre esto y lo que está ocurriendo en la ciencia.
b) ¿Crisis en la física?
Hace ya 100 años que los físicos, empezando por los de entonces, intentan salir del embrollo creado por las dos nuevas y formidables teorías modernas, la Relatividad y la Cuántica: ambas confirmadas experimentalmente con enorme precisión y en muchos ámbitos, y sin embargo incompatibles entre sí.
No es algo que pueda manifestarse fácilmente, y por tanto de efectos prácticos limitados, sino teóricamente insostenible; ante todo, también filosóficamente: mientras que la Mecánica Cuántica mantiene el marco del espacio como soporte sobre el que se desarrollan los acontecimientos, la Relatividad lo elimina, y el espacio-tiempo es una entidad dinámica, modificada por los propios acontecimientos.
Por no hablar de elementos extraños como la «acción fantasmagórica a distancia» del entrelazamiento cuántico entre partículas. O el hecho de que hay elementos centrales de la teoría cuántica que van contra la lógica, como el famoso gato de Schrødinger que está vivo y muerto al mismo tiempo.
Los intentos de solución, la búsqueda de una teoría (la «teoría del todo») que incluya la cuántica y la relatividad dentro de ella como casos especiales, han dado lugar a diversas teorías, las más prometedoras de las cuales son la Teoría de Cuerdas y la Gravedad Cuántica de Bucles. Pero aquí se plantean más problemas de los que a uno le gustaría resolver, sin relación con el hecho de que las condiciones de verificación experimental son muy difíciles, y sólo en parte porque están fuera del alcance de nuestras capacidades técnicas actuales.
a) El primer problema está relacionado con un término muy de moda en las revistas populares, la energía oscura. Se supone que, a medida que el universo se expande, existe una fuerza a la que está ligada una energía de expansión que, al no poder verse, se denomina energía oscura. Muchos investigadores trabajan en este tema, e incluso se les han concedido dos premios Nobel. Salvo que el problema es que la energía oscura no sólo es tan oscura que ni siquiera existe; de hecho, la expansión del universo ya está incluida en la ecuación fundamental de Einstein en forma de una pequeña constante, cuyo valor también se ha medido recientemente. (v. 4)
Ahora bien, Einstein había metido un poco la pata en esto, porque como en aquel momento se pensaba que el universo era estacionario, la quitó, sólo para volverla a poner más tarde (y calificó esta chapuza como su mayor error). Pero interpretando su comentario al revés, muchos investigadores han hecho la vista gorda y han seguido buscando la misteriosa energía, que quizá no explique la expansión del universo (véase 8)… pero que sin duda contribuye a que los presupuestos de financiación de la investigación sean cada vez menores y, por tanto, a las carreras financieras (incluso recompensadas por la respetada Academia Sueca de las Ciencias, que confirma que sólo acierta una de cada tres veces).
Esto es un problema para la ciencia, porque significa que la famosa comprobación popperiana de la validez y falsabilidad de las teorías puede saltarse con seguridad, al menos durante un tiempo.
b) La situación empeora, sin embargo, si nos vamos a la Teoría de Cuerdas: matemáticamente elegante, es creada por Veneciano para explicar la fuerza fuerte (como una vibración de cuerdas), luego, adquiriendo una dimensión (de cuerdas a membranas), se convierte en una teoría unificada de la Relatividad y la Cuántica. El problema es que, a pesar de su elegancia matemática, es físicamente desconcertante, ya que no hay forma de verificarla -o falsificarla- experimentalmente. Sin embargo (o para los malintencionados precisamente por ello) se ha convertido en la teoría preferida en el mundo académico, llegando a ocupar la mayoría de las cátedras de Física Teórica de las universidades más prestigiosas. Y esto le otorga una inercia considerable (como resistencia a las fuerzas de los demás). Sin embargo, tiene un punto débil: supone la existencia de supersimetría entre las partículas elementales. Y el experimento del CERN en el que se descubre el bosón de Higgs (un resultado bastante obvio) junto con otro experimento posterior (en el que también participa Rovelli) arroja un resultado mucho menos obvio: no hay rastros de supersimetría. (v. 4). Lo que significa que todo el edificio de las cuerdas se derrumba, como reconoce incluso uno de los fundadores, Susskind (en una entrevista en You Tube).
Salvo que casi todo el mundo hace como si no pasara nada: el propio Susskind dice que debemos abandonar esta versión… pero no cualquier otra; muchos otros no dan muestras de darse cuenta, y no es casualidad que este resultado del experimento del CERN no encuentre amplificación mediática.
Y en este punto, el control popperiano se va realmente por el desagüe. Al menos hasta donde podemos ver ahora.
c) Al mismo tiempo, Carlo Rovelli hace algo muy grosero: indiferente a la fascinación que ejercen sobre el gran público las paradojas cuánticas, publica en el 97 un artículo en el que proporciona una elegante interpretación relativista de la mecánica cuántica, resolviendo sus paradojas sin necesidad de saltos mortales ni renuncias a la lógica. Si su inspiración es Nagarjuna y la «vacuidad»budista (v. 7), el razonamiento es muy sencillo; en otra ocasión lo había resumido así: pensemos en una dama del siglo XVIII que, en un salón, mira coquetamente a una persona y juega a la coqueta con otra, mira a una en posición traspuesta y guiña un ojo a otra, presentando cada una un rostro distinto que pone de relieve la diferente relación; pues bien, como decía, Rovelli quiere que sepamos que los electrones también hacen lo mismo.
O en términos más directos el gato de Schrødinger, encerrado en una jaula con un frasco venenoso que o bien cae y se rompe, matando al gato, o bien permanece intacto y con él el gato según un acontecimiento aleatorio (como la desintegración de un átomo); en lugar de dejarnos llevar por la (superflua) función de onda de Schrødinger a un resultado que es simultáneamente verdadero y falso (del gato vivo) nos limitamos a constatar que un observador fuera de la jaula puede tener una visión (y por tanto un valor) diferente a la de uno dentro; en otras palabras, que no existen estados absolutos/objetivos de la realidad independientemente de las mediciones y del conjunto de relaciones que tejen. Por tanto, una realidad algo menos rígida pero mucho más lógica.
El problema es que este artículo se discute, en efecto, pero «al margen», mientras que otros académicos pasan a discutir la interpretación de Copenhague u otros actos de equilibrio; lo que apoya aún más la hipótesis de que la mayoría de los académicos están más interesados en el lugar en el que están sentados que en aquello en lo que deberían estar trabajando. Lo cual, sumado al problema del control «popperiano» -que, subrayamos, es lo que nos permite hoy distinguir la ciencia de los cuentos de hadas blancos o negros que circulan por los tubos y las redes sociales- hace muy difícil reivindicar y mantener el estatus privilegiado de la ciencia como ojo sobre el mundo.
c) Abrazos mortales
Debemos remontarnos a principios del siglo XX y a la relatividad: tres personas trabajaban en el problema, entre ellas el mayor físico de la época, Poincarè, que también llegó a una solución; pero era imprecisa y forzada. La razón por la que es Einstein quien llega a la solución correcta reside en el método: no parte de un problema que intenta resolver por medios físico-matemáticos, como hizo Poincarè, sino que por el contrario parte de una intuición física general diferente (hija también del relativismo de Mach) y desde ahí hace descender la solución. La clave es, pues, filosófica.
Que es también el camino seguido en los grandes virajes de la física, de Anaximandro a Galileo.
Y en todos estos casos existe una relación con el sustrato social y su dinámica. Galileo no habría sido aceptado si la burguesía no hubiera necesitado también una visión diferente del mundo para afirmar su autonomía frente al papado y el imperio.
Hoy, cien años después de la relatividad, se sentiría la necesidad de un empuje similar; pero la atmósfera opresiva que nos rodea, centrada en guerras y conquistas, muestra la peor cara del imperialismo y pone de manifiesto toda su insuficiencia. El propio planeta que garantiza la vida a los humanos está siendo puesto en crisis, y el año en que se supere el límite de 1,5° de aumento de la temperatura será también el de mayor emisión del dióxido de carbono que lo genera. No es la ciencia como entidad separada la que está siendo apaleada, es la ciencia como nuestra mejor forma de conocer el mundo la que está siendo cegada. El beneficio demuestra una vez más que no sólo es un maestro miope, sino también estúpido.
Así lo demuestra también la desaparición de las escuelas, la columna vertebral tradicional de la investigación en física, donde el físico brillante creaba a su alrededor un círculo de colegas, ayudantes, doctorandos y estudiantes que perduraba en el tiempo, produciendo resultados gracias a la concentración de muchos talentos. El elemento perturbador fue, una vez más, el dinero: en EE.UU., los jóvenes ayudantes o profesores más prometedores reciben ofertas que no pueden rechazar y abandonan el grupo, que pronto se deshace; y en ninguna parte el talento permanece el tiempo suficiente para sembrar semillas duraderas; añádase a esto la financiación mayoritariamente privada de la investigación, confiada a organizaciones, subvenciones y personalidades que sólo en raras ocasiones tienen continuidad.
Incluso los proyectos de investigación a largo plazo se convierten en asuntos individuales.
Y este entorno estadounidense no sólo absorbe el talento de otros países del mundo, sino que también perturba la planificación a largo plazo de otros países.
Siguen existiendo lugares emblemáticos como el Instituto Perimeter, pero sólo utilizan el talento establecido y, por tanto, no sustituyen a las escuelas.
Un efecto no desdeñable de este camino es el aumento de los «abrazos mortales»; si en tiempos la NASA y la DARPA fueron el detonante y el punto de avivamiento de la investigación, en este entorno de competencia y búsqueda del mejor lugar para el dinero y la fama su influencia se congestiona, drenando los riachuelos que antes fluían hacia la investigación teórica.
Si se adentra en un bosque en otoño, después de la lluvia, le golpea una miríada de colores, olores, ruidos, sensaciones bajo las manos y los pies y sobre la piel; hay quien dice que en las ciudades se estimulan otros sentidos en el trato social, aunque a quienes viajan en metro, rodeados de miles de zombis foninos, les cueste creerlo; ahora imagine ese bosque sin más sonidos ni olores ni colores, reducido a un cómic en blanco y negro: es el hombre unidimensional creado por el capitalismo. La física necesita imaginación para generar imágenes del mundo, pero un mundo que contiene personas unidimensionales genera sueños muy pobres.
Pero volviendo al plano estructural, un capitalismo que sigue las leyes parasitarias del capital financiero, atado a las rentabilidades trimestrales y a los juegos de poder no tiene ningún respeto ni interés por la ciencia, y menos aún por la física teórica; como mucho se apropia de las secuelas bélicas de E=mc2; y esta forma de ver se extiende a toda la sociedad: la ciencia es lo que hacen «los de allí», los científicos, ya no es, como dice Rovelli, la mejor forma que tenemos todos de conocer el mundo.
Sólo otro sujeto, colectivo y cooperativo, puede hacernos avanzar incluso en este terreno.
Notas bibliográficas
- Graeber, Wengrow, ‘El amanecer de todo’ Rizzoli, 2022
- Giovanni Arrighi, L’accumulazione originaria, en ‘Teoria e prassi nel Movimento operaio 1830-1929’. Sapere, 1971
- Paolo Di Marco, La formazione della classe operaia, en ‘Teoria e prassi nel Movimento operaio 1830-1929’. Sapere, 1971
- Carlo Rovelli, ‘Consideraciones sobre la fenomenología de la gravedad cuántica , Arxiv 2021
- Carlo Rovelli, ‘Mecánica cuántica relacional’, Arxiv 1997, 2011
- La premiere Internationale’, Recueil des documents, Tome II, IHUEI, Droz ’62
- Carlo Rovelli, Helgoland, Adelphi, 2020
- recientemente, algunas mediciones de la velocidad de expansión del universo parecen indicar que ésta no es constante; esto abre una cuestión interesante, pero no invalida las observaciones relativas al estado de las cosas hasta la fecha («dudas» del Nobel incluidas)
- Para comprender mejor la fórmula de Einstein, recordemos que c (velocidad de la luz) es una constante muy grande; al cuadrado aún más. Así pues, una masa pequeña equivale a una enorme cantidad de energía; lo que aplicado a lo que se sabía sobre la desintegración de los átomos pesados, en los que aparecía un «defecto de masa», es decir, desaparecía la masa, también decía que de esta desintegración podía derivarse una gran cantidad de energía. Y como esto también lo sabían los físicos alemanes, esto explica, aunque no justifica, la invitación de los físicos emigrados al gobierno estadounidense para fabricar primero la bomba.
4. Más sobre la postura de Trump sobre Ucrania
Las especulaciones de Crooke sobre la postura de Trump ante unas negociaciones con Rusia sobre Ucrania.
https://www.unz.com/acrooke/
¿Se está posicionando Trump para un «no acuerdo» con Rusia, o no?
Alastair Crooke -28 de enero de 2025
La idea de infligir «derrotas estratégicas» a Rusia ha sido una piedra angular de la política estadounidense durante tanto tiempo que trasciende las líneas partidistas.
Después de pregonar el millón de muertos rusos, Trump sugiere entonces que Putin está destruyendo a Rusia por no llegar a un acuerdo. Añadiendo (aparentemente como inciso), que Putin puede haber tomado ya la decisión de no hacer un trato.
En su lugar, de forma curiosamente desinteresada, Trump comenta que las negociaciones dependerían totalmente de si Putin está interesado o no. Afirma además que la economía de Rusia está en ruinas, y sobre todo dice que consideraría sancionar o imponer aranceles a Rusia, si Putin no llega a un acuerdo. En un posterior Truth Social post, Trump escribe, “Voy a hacerle a Rusia, cuya Economía está fallando, y al Presidente Putin, un gran FAVOR».
Esto -dicho claramente- es una narración de un orden totalmente distinto: Ya no es su enviado Kellogg u otro miembro del equipo quien lo dice; son las propias palabras de Trump como presidente. Trump responde a la pregunta de un periodista: «¿Sancionaría a Rusia si Putin no acudiera a la mesa de negociaciones? A lo que responde: «eso suena probable«.
¿Cuál es, podríamos preguntarnos, la estrategia de Trump? Más bien parece que es Trump el que se está preparando para un «no acuerdo». Debe ser consciente de que Putin ha dejado claro en repetidas ocasiones que está interesado y abierto a mantener conversaciones con Trump. No hay ninguna duda al respecto.
Sin embargo, Trump contradice posteriormente el «discurso del perdedor» en otra aparente reflexión posterior: «Quiero decir … es una gran máquina, así que, al final pasarán cosas …».
Aquí parece estar diciendo que la «gran máquina» rusa al final ganará. Rusia será un ganador – y no un perdedor.
Tal vez Trump esté pensando simplemente en dejar que se desarrolle la dinámica de la «prueba de fuerza» militar. (Si ese es su pensamiento, no puede pronunciar tal sentimiento en voz alta -explícitamente- ya que los euro-élites se hundirían aún más en una patológica caída en barrena).
Alternativamente, si Trump estuviera buscando seriamente negociaciones productivas con Putin, ciertamente no es una buena manera de empezar siendo profundamente irrespetuoso con el pueblo ruso, describiéndolos a ellos y al presidente Putin como «perdedores» que necesitan desesperadamente un acuerdo; mientras que la realidad era que fue Trump quien antes había promocionado conseguir un acuerdo en 24 horas. Su falta de respeto molestará, no sólo a Putin, sino a la mayoría de los rusos.
La «narrativa del perdedor» simplemente endurecerá la oposición rusa a un compromiso sobre Ucrania.
El telón de fondo es que Rusia, en cualquier caso, rechaza colectivamente la idea de cualquier compromiso que «se reduzca a congelar el conflicto a lo largo de la línea de enfrentamiento: eso dará tiempo para rearmar a los restos del ejército ucraniano, y luego comenzar una nueva ronda de hostilidades. O sea, que hay que volver a luchar, pero esta vez desde posiciones políticas menos ventajosas», como ha señalado el profesor Sergei Karaganov.
Además, «la administración Trump no tiene ninguna razón para negociar con nosotros en los términos que nosotros [Rusia] hemos establecido. La guerra es económicamente beneficiosa para Estados Unidos … y [posiblemente] también para eliminar a Rusia como poderoso apoyo estratégico del principal competidor de Estados Unidos? China».
El profesor Dmitri Trenin predice de forma similar que, «El intento de Trump de asegurar un alto el fuego a lo largo de las líneas de batalla de Ucrania fracasará. El plan estadounidense ignora las preocupaciones de seguridad de Rusia y desatiende las causas profundas del conflicto. Mientras tanto, las condiciones de Moscú seguirán siendo inaceptables para Washington, ya que significarían efectivamente la capitulación de Kiev y la derrota estratégica de Occidente. En respuesta, Trump impondrá sanciones adicionales a Moscú. A pesar de la fuerte retórica antirrusa, la ayuda estadounidense a Ucrania disminuirá, trasladando gran parte de la carga a las naciones de Europa occidental».
Entonces, ¿por qué presentar a Rusia como despreciables «perdedores», a menos que esto forme la estrategia de Trump para alejarse de la cuestión de Ucrania? Si la «narrativa de la victoria» de Estados Unidos parece inalcanzable, ¿por qué no invertir la narrativa? La «misión cumplida» se ve obstaculizada únicamente por la «racha de perdedores» de Rusia.
Esto lleva inevitablemente a la pregunta de qué significa -exactamente- el regreso del «acusado criminal más famoso de Estados Unidos a la Casa Blanca», y su promesa de una «revolución del sentido común«.
«No hay duda de que es revolucionario», Matt Taibbi argumenta: «Trump galvanizó el resentimiento [por la mala distribución de los ingresos], creando una marcha política de Sherman que dejó a la América institucional humeante. La prensa corporativa está muerta. El Partido Demócrata está en cisma. El mundo académico está a punto de tragarse un frasco gigante de píldoras amargas, y después de las órdenes ejecutivas firmadas el lunes: un montón de instructores de DEI tendrán que aprender a codificar» [es decir, se quedarán sin trabajo]. .
Sí, Taibbi observa, «me pone nervioso ver a una fila de asesinos de directores ejecutivos censuradores (en particular Bezos, Pinchai y el repulsivo Cook) sentados frente a Trump, junto a otras luminarias de Wall Street.… no obstante, si el trato era el apoyo a Trump a cambio de que las plataformas volvieran a ser meros sacacuartos interesados en obtener beneficios, lo acepto por encima de la cábala anterior. El Wall Street Journal fue probablemente el que más se acercó a captar la esencia de esa idea del evento con el titular de ayer, «La nueva oligarquía es una enorme mejora de la vieja«».
Sin embargo, para muchos rusos, la impresión que deja el discurso «perdedor» de Trump es que «nada cambia»: la idea de infligir «derrotas estratégicas» a Rusia ha sido una piedra angular de la política estadounidense durante tanto tiempo que trasciende las líneas partidistas y se aplica independientemente de la administración que ocupe la Casa Blanca. Y hoy, un nuevo ímpetu es evidente -como Nikolai Patrushev advierte, Moscú espera que Washington fomente artificialmente la fricción entre Rusia y China.
Steve Bannon, sin embargo, en su habitual lenguaje florido, explica en cierto modo el enigma de un Trump revolucionario y su decepcionante «discurso de perdedor».
Bannon advierte que Ucrania corre el riesgo de convertirse en «el Vietnam de Trump», en caso de que Trump no logre hacer una «ruptura limpia», y se deje absorber más profundamente por la guerra de Ucrania. «Eso es lo que le pasó a Richard Nixon. Acabó siendo el dueño de la guerra y pasó a la historia como su guerra, no la de Lyndon Johnson», señaló Bannon.
Bannon «aboga por poner fin a la importantísima ayuda militar de Estados Unidos a Kiev, pero teme que su antiguo jefe caiga en una trampa tendida por una improbable alianza de la industria de defensa estadounidense, los europeos e incluso algunos de los propios amigos de Bannon, a los que argumenta que ahora están mal asesorados».
La premisa subyacente de Bannon quedó clara durante su llamada de Zoom con Alex Krainer. Confirmó que Trump y su equipo pasarán a la ofensiva desde el primer día en el cargo: «Los días del trueno comienzan el lunes«. Sin embargo, Bannon no estaba hablando de que Trump pasara a la ofensiva contra los chinos, los iraníes o los rusos. Trump y su equipo se preparan para enfrentarse a «ellos»»..
«Ellos«, en palabras de Bannon, «son las personas que controlan el imperio más poderoso del mundo y, con elecciones o sin ellas, con democracia o sin ella, no renunciarán voluntariamente a sus privilegios y al control: habrá lucha».
Sí, la «verdadera guerra» es la interna -no la que se libra contra Rusia, China o Irán, que podrían convertirse en distracciones de la batalla principal.
A efectos comparativos, si el objetivo de Trump fuera realmente acordar un «compromiso» negociado sobre Ucrania, tenemos que contrastar su descarada burla retórica de «perdedor» con la del intento de John F. Kennedy, hace 59 años, de romper el ciclo de antipatía mutua que había congelado las relaciones entre Oriente y Occidente desde 1945. En 1962, tras la crisis de los misiles en Cuba, Kennedy quiso romper un paradigma anquilosado. Kennedy -al igual que Trump- buscaba «Poner fin a las guerras»; quedar registrado en la historia como un «pacificador».
En un discurso pronunciado en la American University de Washington el 10 de junio de 1963, JFK elogió a los rusos. Habló de sus logros en la ciencia, las artes y la industria; saludó sus sacrificios en la Segunda Guerra Mundial, donde perdieron 25 millones de personas, un tercio de su territorio y dos tercios de su economía.
No fue un ejercicio de retórica vacía. Kennedy propuso el Tratado de Prohibición Limitada de Pruebas Nucleares, el primero de los acuerdos de control de armas de las décadas de 1960 y 1970.
Bueno, puede haber indicios de un tentativo comienzo de «ruptura limpia» inspirado por Bannon – como Larry Johnson notas: «Al parecer, el Pentágono ha despedido o suspendido a todo el personal directamente responsable de gestionar la ayuda militar a Ucrania. Todos ellos se enfrentarán a una investigación sobre el uso del dinero del presupuesto estadounidense.
«Laura Cooper, subsecretaria adjunta del Pentágono para Rusia, Ucrania y Eurasia, ya ha dimitido, marcando el inicio de lo que algunos ven como un pivote estratégico. Cooper fue una figura clave en la supervisión de 126.000 millones de dólares en ayuda militar a Ucrania. Su marcha, unida a lo que parece ser una limpieza del personal del Pentágono vinculado al esfuerzo bélico de Kiev, arroja dudas sobre si Ucrania seguirá disfrutando de la espita abierta de armas y financiación estadounidenses que recibió bajo el mandato de Biden.
«La reestructuración también arroja una sombra sobre el Grupo de Contacto de Defensa de Ucrania, que bajo el mandato de Lloyd Austin se había ampliado hasta convertirse en una coalición de 50 naciones que apoyan a Kiev». Estados Unidos ha retirado todas las solicitudes de apoyo logístico a través de Rzeszow, Constanza y Varna.
Según los informes, Estados Unidos ha retirado todas las solicitudes a los contratistas para la logística a través de Rzeszow, Constanta y Varna. En las bases de la OTAN en Europa, todos los envíos a Ucrania han sido suspendidos y cerrados. Esto cae bajo la Orden Ejecutiva de Trump que detiene la asistencia global de Estados Unidos durante 90 días -a la espera de una auditoría y un análisis de costo-beneficio.
Mientras tanto, Moscú y China se preparan debidamente ante la perspectiva de un nuevo compromiso diplomático con el ahora presidente Trump. Xi y Putin mantuvieron una videollamada de 95 minutos pocas horas después de la improvisada conferencia de prensa de Trump en el Despacho Oval: Xi dio a Putin los detalles de su conversación con Trump (que no se hizo coincidir con la toma de posesión de Trump, sino que se había programado para diciembre).
Ambos líderes parecen estar enviando un mensaje común a Trump: la alianza entre China y Rusia no es efímera. Están unidos en una causa común para trabajar conjuntamente en la afirmación de sus respectivos intereses nacionales. Están dispuestos a hablar con Trump y a entablar negociaciones serias. Sin embargo, se niegan a dejarse intimidar o amenazar.
Nikolai Patrushev, asesor de Putin y miembro del Consejo de Seguridad de Rusia, dio el contexto ruso a esta videollamada entre los dos líderes: «Para la administración Biden, Ucrania era una prioridad incondicional. Está claro, [dice Patrushev], que la relación entre Trump y Biden es antagónica. Por lo tanto, Ucrania no estará entre las prioridades de Trump. Le preocupa más China».
Apuntando, Patrushev advirtió: «Creo que los desacuerdos de Washington con Pekín empeorarán, y los estadounidenses los inflarán, incluso artificialmente. Para nosotros, China ha sido y sigue siendo el socio más importante con el que nos unen relaciones de cooperación estratégica privilegiada».
«En cuanto a la línea rusa en relación con Ucrania, no ha cambiado. Para nosotros es importante que se resuelvan las tareas de la Operación Especial. Son conocidas y no han cambiado. Creo que las negociaciones sobre Ucrania deben llevarse a cabo entre Rusia y Estados Unidos sin la participación de otros países occidentales».
«Quiero subrayar una vez más que el pueblo ucraniano sigue estando cerca de nosotros: hermanado y unido por lazos centenarios con Rusia, por mucho que los propagandistas de Kiev obsesionados con la «ucranianidad» afirmen lo contrario. Nos importa lo que ocurre en Ucrania. Resulta especialmente inquietante [por ello] que la coacción violenta a la ideología neonazi y la ardiente rusofobia destruyan las otrora prósperas ciudades de Ucrania, como Kharkiv, Odessa, Nikolaev, Dnipropetrovsk».
«Es posible que el año que viene Ucrania deje de existir por completo» .
(Reeditado de Strategic Culture Foundation con permiso del autor o su representante)
Observación de Joaquín Miras:
Ojalá Ucrania sea el Vietnam bis de EEUU -no de…«Trump».
Entre tanto, los rusos se preparan para una nueva contraofensiva ucraniana e informan constantemente de aglomeraciones de tropas ucras en la retaguardia, y en la constitución de un nuevo grupo ucro de ataque. Esto ha hecho que la ofensiva sobre Pokrovsk se haya hecho con muchas cautelas, y recelos, y que, a pesar de que los rusos acaban de abrir un nuevo frente en torno al norte de Jarkov -creo que, al Norte de, no al Sur…- haya dos grandes cuerpos de ejércitos rusos en la retaguardia el ejercito de tanques número ¿1? y el ¿6? de armas combinadas, y se aglomeren nuevas unidades para crear uno o dos más cuerpos de ejército, o grupos/agrupaciones de combate.
Estas infos son habituales en los medios rusos, y pueden dar la medida sobre el grado de creencia en las negociaciones de los rusos: esperan una ofensiva, seguramente en el Donbass.
Ayer el presidente de la Federación rechazó la intervencion del presidente ucraniano en las negociaciones, porque su participacion sería ilegal, y tampoco tiene ya capacidad de derogar la ley que él promulgó, según la cual estaba prohibido negociar con la Federación. Todo ello haría que siempre se pudiera impugnar por ilegal, desde lo que quedara de Ucrania en los acuerdos firmados. Paralelamente Rusia ha propuesto crear un foro, por ahora de bajo nivel de participantes -no conocemos, hasta ahora, si aceptado o no-, que incluiría a rumanos, húngaros y polacos…sobre…los… «territorios históricos» que integran la actual Ucrania (¿…oveja muerta?).
5. Momento para la contrainformación
De la misma manera que la gestión de la electricidad, el agua, etc. debería ser pública, también deberíamos pensar en redes sociales y medios de comunicación fuera de las manos de los oligarcas. Artículo de Poch sobre la contrainformación.
https://rafaelpoch.com/2025/
La contrainformación tiene el viento a favor
Crear y potenciar medios y redes sociales públicos e independientes es un imperativo del momento actual.
Con un genocidio en Palestina, una guerra en Europa y tensión entre potencias nucleares, no tenemos muchas buenas noticias que dar, pero hay una, deducida del general desastre, que quizá merezca reseñarse: se están creando condiciones bastante favorables para la contrainformación, la información independiente, la denuncia de la propaganda, o como se quiera llamar.
El derecho a una información libre e independiente, fuente del criterio ciudadano, es básico. Es imperativo actuar y legislar contra su asumida y general corrupción. Que un puñado de magnates controle el grueso de los medios de comunicación y que las redes sociales transmitan su ideología al conjunto de la población en condiciones de práctico monopolio, es algo tan manifiestamente obsoleto como lo fue en el pasado excluir del voto a las mujeres o a los no propietarios, o que el estrato superior de la sociedad disfrutase por nacimiento del privilegio de no pagar impuestos, como ocurría en el antiguo régimen. Poner coto a esta manifiesta irregularidad, legislando en consecuencia, regulando las incompatibilidades entre intereses privados y el derecho a una información independiente, y desarrollando medios de comunicación y redes sociales bajo control ciudadano, debería formar parte de los programas de cualquier proyecto de reforma social.
En este contexto hay que observar el considerable cortocircuito que se ha producido en la propaganda de guerra, tanto la relativa a la guerra en Ucrania como a la masacre en Palestina.
El nuevo presidente de Estados Unidos, primero en la cadena de mando de la guerra entre la OTAN y Rusia que tiene lugar en Ucrania, declara “comprender” los intereses rusos alegados por el Kremlin para justificar su agresión, lo que equivale a reconocer un cuadro compartido de responsabilidades en el conflicto. Trump ha dicho que Biden fue responsable de esa guerra, que con él al frente nunca habría sucedido, y expresa cierta comprensión hacia Rusia por su oposición a la ampliación de la OTAN. Trump repite que no quiere empezar nuevas guerras. Unido al fracaso de las sanciones occidentales contra Moscú, que han tenido como efecto boomerang la recesión de Alemania, y al hecho de que, de momento y no sin esfuerzo, Rusia esté ganando la guerra –y es sabido que el que gana obtiene alas para su argumentario– todas esas circunstancias, han quebrado los ejes mismos de la propaganda occidental en Occidente, lanzando un torpedo en su misma linea de flotación política y mediática.
El efecto de las ambigüedades de Trump sobre la estabilidad de la OTAN recuerdan al desconcierto y la desorientación que la perestroika, la reforma soviética de Mijaíl Gorbachov, sembró en su día en las filas del Pacto de Varsovia, el bloque militar soviético de la guerra fría. Con todas las diferencias que se quiera alegar entre el impulso ético humanista de aquel gran hombre hijo de un humilde muzhik de la Rusia meridional, y el errático e imbécil narcisismo del actual presidente de Estados Unidos, un millonario reaccionario enriquecido en los negocios mafiosos del inmobiliario neoyorkino, es la común crisis del mismo principio de obediencia debida, lo que distorsiona la lógica de sumisión de los vasallos hacia su señor, los llena de congoja y confusión, y siembra el desconcierto.
¿Qué será de la OTAN si su gran jefe reniega de ella? ¿Cómo queda la versión canónica de la infame invasión rusa que la reduce a una fechoría “no provocada” –el énfasis sobre ese aspecto ha sido reiterado– violadora del derecho internacional y animada por un lider malvado deseoso de reconstruir un imperio? Cualquier intento de situar el conflicto en un contexto serio, es decir en términos de intereses elitarios y geopolíticos contrapuestos, ha sido rechazado durante años como “propaganda rusa”. ¿Cómo dar marcha atrás ahora sin reconocer las propias responsabilidades en la génesis de la guerra ni perder la cara?
Perder Ucrania supone una derrota estratégica mayor para Estados Unidos y las potencias centrales europeas. El asunto es demasiado grave para ser consentido. Una negociación realista supone admitir la derrota de Occidente y regresar a la idea de una seguridad europea integrada. Es decir, a lo que se pactó en noviembre de 1990 en la conferencia de París de la OSCE que es lo que Rusia ha venido reclamando los últimos treinta años. Ceder es inconcebible, así que es imperativo profundizar la guerra le advierten los estrategas del neoconservadurismo americano al nuevo Presidente (Trump Is Facing a Catastrophic Defeat in Ukraine – The Atlantic).
El ex presidente Biden ya lo formuló muy claro en junio en su entrevista con la revista Time: “si dejamos caer a Ucrania, todas esas naciones junto a la frontera de Rusia, desde los Balcanes hasta Polonia y Bielorrusia, empezarán a hacer sus propias componendas”. Eso ya está ocurriendo con Eslovaquia, Hungría, incluso Bulgaria y Georgia. Es la posibilidad de una autonomía europea y de su integración en un marco euroasiático con motor chino, lo que está en disputa. Abrirle la puerta a esa derrota es un atentado a intereses vitales de la “seguridad nacional” que comporta riesgos para quien lo intente. Esa advertencia debe leerse tanto en el contexto general de la historia de Estados Unidos -que incluye excepcionalmente la eliminación de presidentes y líderes políticos torcidos- como en el ambiente concreto de la campaña presidencial de 2024, en la que Trump sufrió dos intentos de asesinato.
Naturalmente, antes de esos recursos extremos es la enorme presión disuasoria del establishment nacional la que impone prudencia y cautela a cualquier presidente torcido. Por todo eso, es extremadamente improbable que el nuevo presidente pueda cumplir su declarado propósito de evitar nuevas guerras. Dicho propósito es completamente contradictorio con el anuncio de tarifas, barreras comerciales y sanciones contra todos, adversarios y aliados, por lo que más allá de este reformismo disparatado es más bien la imprevisibilidad y la hipótesis de un gran desbarajuste interno en Estados Unidos lo que está por venir. Sea como fuere, la Unión Europea espera, preocupada y confusa, que se aclare hasta donde llega la “comprensión de Putin” expresada por Trump. Espera, se rearma, e intenta dificultar al máximo (véase lo que está pasando en el Báltico) Gcualquier atisbo de negociación para detener la carnicería.
En Palestina todo es aún más burdo y dramático. La comparación entre la indignación occidental ante la invasión rusa de Ucrania, con su reacción de sanciones y ayuda de guerra directa sin precedentes, con la cooperación con Israel, ha mostrado por completo la desnudez moral de Occidente y la falacia de sus lecciones sobre “derechos humanos”. Se tachó como “terrorismo” la violencia del ataque de la resistencia palestina del 7 de octubre de 2023. Se pasó por alto lo que tenía de escapada del “mayor campo de concentración a cielo abierto del mundo”, según la definición de los propios responsables de la seguridad de Israel. Se ignoró el carácter desesperado y suicida de la incursión palestina, un clásico de la historia de los movimientos anticoloniales, y se amplificaron sus atrocidades con la falsificación de los más horribles relatos de crueldades sobre bebés decapitados y mujeres desventradas. Se ocultó de paso la demostrada aplicación de la llamada “doctrina Aníbal”, que permite al ejército israelí eliminar a sus propios ciudadanos antes de consentir a que caigan presos, lo que incrementó las cuentas de la matanza. Con 10.000 rehenes palestinos en cárceles israelíes, solo contaba el destino de los 250 israelís. Largas décadas de violencia colonial, apropiación ilegal de territorio y expulsión de la población indígena desaparecieron del relato. A partir de ahí se proclamó el “derecho de Israel a defenderse”, masacrando indiscriminadamente a decenas de miles de civiles inocentes -la cuenta puede llegar a 200.000, según la proyección de muertes directas e indirectas barajada este mes por expertos en la revista The Lancet – (Traumatic injury mortality in the Gaza Strip from Oct 7, 2023, to June 30, 2024: a capture–recapture analysis – The Lancet ) con una abultada mayoría de niños y mujeres, arrasando ciudades, hospitales, lugares de culto, infraestructuras vitales y asesinando selectivamente a más periodistas y funcionarios de las agencias de las Naciones Unidas que todos los muertos en el mundo en el ejercicio de esas profesiones a lo largo de muchos años. Todo eso ha tenido lugar en medio de una elocuencia y transparencia sin precedentes por parte de quienes están al mando de la masacre y subrayan abiertamente su propósito exterminador ante las cámaras y micrófonos de la publicística global, justificándolo con una ideología supremacista envuelta en primitivas escenas bíblicas.
Cuando la máxima institución de “justicia internacional”, un tribunal creado por las potencias occidentales en el apogeo de su dominio que casi nunca ha cuestionado sus crímenes, dictaminó como plausible “genocidio” el alegado “derecho de Israel a defenderse”, todo se hundió también en ese frente. Ni la cómplice manipulación de los grandes medios de comunicación occidentales y de sus profesionales -que no expresaron la menor empatía hacia sus colegas premeditada y selectivamente asesinados por el ejército israelí- ni las acusaciones israelís de “antisemitismo” dirigidas contra la ONU, sus castigadas agencias y su mismo secretario general, o contra cualquiera que protestara, incluida, en el colmo del absurdo, la juventud estudiantil judía de Estados Unidos, ni la criminalización de la solidaridad con Palestina en Alemania, Francia e Inglaterra, han podido remediarlo: se ha hecho evidente la negación occidental de la igualdad entre seres humanos y su raíz colonial y racista.
Después del veredicto de la Corte Internacional de Justicia, las principales organizaciones occidentales de derechos humanos, Human Rights Watch, Médicos sin Fronteras y Amnistía Internacional, frecuentes defensoras de la “política de derechos humanos” del hegemonismo contra sus adversarios y competidores en el mundo, han coincidido en señalar que la política israelí en Palestina está diseñada para la eliminación de un pueblo a cuyos ciudadanos se les niega su condición de seres humanos. Que todo esto haya sido marginado del informe mediático, no ha hecho más que evidenciar la quiebra moral de Occidente y sus medios de comunicación en el conjunto del mundo.
El capitalismo global y el imperialismo oligárquico conducen a la humanidad hacia el suicidio vía el caos climático y la guerra. La acción mediática intenta impedir que la gente reaccione ante la evidencia del peligro. Que esa propaganda de guerra esté hoy enfrentada a tantas contradicciones, abre colosales oportunidades a su cuestionamiento. Las turbulencias que la propaganda de guerra atraviesa en estos convulsos tiempos, ofrecen oportunidades que es necesario aprovechar. Crear y potenciar medios y redes sociales públicos e independientes es un imperativo del momento actual.
(Publicado en Ctxt)
6. Scholtz como Bob Hope
La visión de Michael Hudson sobre la guerra comercial que quiere impulsar Trump, comparándola con las películas de Bing Crosby y Bob Hope de los años 40.
https://michael-hudson.com/
El camino al caos: una guerra mundial de balanza de pagos
Martes, 28 de enero de 2025
La guerra de Trump contra México y el mundo entero por la balanza de pagos
En la década de 1940 se estrenaron varias películas con Bing Crosby y Bob Hope, empezando por Camino a Singapur en 1940. La trama era siempre similar. Bing y Bob, dos estafadores o cómicos parlanchines, se metían en un lío en algún país, y Bing se salía de él vendiendo a Bob como esclavo (Marruecos en 1942, donde Bing promete recomprarlo) o comprometiéndolo a ser sacrificado en alguna ceremonia pagana, y así sucesivamente. Bob siempre acepta el plan, y siempre hay un final feliz al estilo de Hollywood en el que escapan juntos, con Bing siempre consiguiendo a la chica.
En los últimos años hemos visto una serie de escenificaciones diplomáticas similares con Estados Unidos y Alemania (en representación de Europa en su conjunto). Podríamos llamarlo el camino al caos. Estados Unidos ha traicionado a Alemania al destruir Nord Stream, con el canciller alemán Olaf Scholtz (el desafortunado personaje de Bob Hope) dándole la razón, y con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, interpretando el papel de Dorothy Lamour (la chica, el premio de Bing en las películas de Hollywood Road) exigiendo que toda Europa aumente su gasto militar en la OTAN más allá de la demanda de Biden del 2 % hasta la escalada de Trump al 5 %. Para colmo, Europa va a imponer sanciones al comercio con Rusia y China, obligándolas a trasladar sus principales industrias a Estados Unidos.
Así que, a diferencia de las películas, esto no terminará con Estados Unidos corriendo a salvar a la crédula Alemania. En cambio, Alemania y Europa en su conjunto se convertirán en ofrendas sacrificiales en nuestro esfuerzo desesperado pero inútil por salvar el Imperio estadounidense. Aunque es posible que Alemania no acabe inmediatamente con una población que emigre y se reduzca como Ucrania, su destrucción industrial está en marcha.
Trump dijo en el Foro Económico de Davos el 23 de enero: «Mi mensaje a todas las empresas del mundo es muy sencillo: vengan a fabricar su producto en Estados Unidos y les ofreceremos uno de los impuestos más bajos de cualquier nación del mundo». De lo contrario, si continúan intentando producir en casa o en otros países, sus productos estarán sujetos a aranceles del 20 % que Trump ha amenazado con imponer.
Para Alemania esto significa (parafraseando): «Lo siento, sus precios de la energía se han cuadruplicado. Vengan a Estados Unidos y consíganlos a un precio casi tan bajo como el que pagaban a Rusia antes de que sus líderes electos nos permitieran cortar Nord Stream».
La gran pregunta es cuántos otros países serán tan tranquilos como Alemania cuando Trump cambie las reglas del juego: el orden basado en reglas de Estados Unidos. ¿En qué momento se alcanzará una masa crítica que cambie el orden mundial en su conjunto?
¿Puede haber un final de Hollywood para el caos que se avecina? La respuesta es no, y la clave está en el efecto sobre la balanza de pagos de los aranceles y las sanciones comerciales que Trump ha amenazado con imponer. Ni Trump ni sus asesores económicos entienden el daño que su política amenaza con causar al desequilibrar radicalmente la balanza de pagos y los tipos de cambio en todo el mundo, haciendo inevitable una ruptura financiera.
La restricción de la balanza de pagos y el tipo de cambio en la agresión arancelaria de Trump
Los dos primeros países a los que Trump amenazó fueron los socios estadounidenses del TLCAN, México y Canadá. Trump ha amenazado con aumentar los aranceles estadounidenses a las importaciones de ambos países en un 20 % si no obedecen sus exigencias políticas.
Ha amenazado a México de dos maneras. En primer lugar, con su programa de inmigración de exportación de inmigrantes ilegales y la concesión de permisos de trabajo de corta duración para que la mano de obra mexicana estacional trabaje en la agricultura y los servicios domésticos. Ha sugerido deportar a México la oleada de inmigrantes latinoamericanos, alegando que la mayoría ha llegado a Estados Unidos a través de la frontera mexicana a lo largo del Río Grande. Esto amenaza con imponer una enorme carga de bienestar social a México, que no tiene muro en su propia frontera sur.
También existe un fuerte coste de balanza de pagos para México y, de hecho, para otros países cuyos ciudadanos han buscado trabajo en Estados Unidos. Una importante fuente de dólares para estos países ha sido el dinero remitido por los trabajadores que envían a sus familias lo que pueden permitirse. Esta es una importante fuente de dólares para las familias de América Latina, Asia y otros países. La deportación de inmigrantes eliminará una fuente sustancial de ingresos que ha estado apoyando los tipos de cambio de sus monedas frente al dólar.
La imposición de un arancel del 20 % u otras barreras comerciales a México y otros países sería un golpe fatal para sus tipos de cambio al reducir el comercio de exportación que la política estadounidense ha promovido tradicionalmente. Esto comenzó bajo el mandato del presidente Carter, que promovió la subcontratación del empleo estadounidense mediante el uso de mano de obra mexicana para mantener bajos los salarios estadounidenses. La creación del TLCAN bajo Bill Clinton dio lugar a una larga fila de plantas de montaje de maquiladoras justo al sur de la frontera entre Estados Unidos y México, que emplean mano de obra mexicana con salarios bajos en líneas de montaje establecidas por empresas estadounidenses para ahorrar costes laborales. Los aranceles privarían abruptamente a México de los dólares recibidos para pagar pesos a esta mano de obra, y también aumentarían los costes para sus empresas matrices estadounidenses.
El resultado de estas dos políticas de Trump sería una caída en la fuente de dólares de México. Esto obligará a México a tomar una decisión: si acepta pasivamente estos términos, el tipo de cambio del peso se depreciará. Esto encarecerá las importaciones (cotizadas en dólares a nivel mundial) en términos de pesos, lo que provocará un aumento sustancial de la inflación interna.
Alternativamente, México puede poner su economía en primer lugar y decir que la interrupción del comercio y los pagos causada por la acción arancelaria de Trump le impide pagar sus deudas en dólares a los tenedores de bonos.
En 1982, el impago de México de sus bonos tesobono denominados en dólares desencadenó la bomba de impagos de la deuda de América Latina. Las acciones de Trump parecen estar forzando una repetición. En ese caso, la respuesta compensatoria de México sería suspender el pago de sus bonos en dólares estadounidenses.
Esto podría tener efectos de gran alcance, porque muchos otros países de América Latina y del Sur Global están experimentando una presión similar en su balanza de pagos y comercio internacional. El tipo de cambio del dólar ya se ha disparado frente a sus monedas como resultado de la subida de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal, atrayendo fondos de inversión de Europa y otros países. La subida del dólar implica un aumento de los precios de importación del petróleo y las materias primas denominadas en dólares.
Canadá se enfrenta a una situación similar de restricción de la balanza de pagos. Su contrapartida a las plantas maquiladoras de México son sus plantas de piezas de automóviles en Windsor, al otro lado del río desde Detroit. En la década de 1970, los dos países acordaron el Pacto del Automóvil, que asignaba en qué plantas de montaje trabajarían en su producción conjunta de automóviles y camiones estadounidenses.
Bueno, «acordado» puede que no sea el verbo apropiado. Yo estaba en Ottawa en ese momento, y los funcionarios del gobierno estaban muy resentidos por haber sido asignados a la parte más corta del acuerdo automotriz. Pero sigue vigente hoy, cincuenta años después, y sigue siendo un importante contribuyente a la balanza comercial de Canadá y, por lo tanto, al tipo de cambio de su dólar, que ya ha estado cayendo frente al de Estados Unidos.
Por supuesto, Canadá no es México. La idea de suspender el pago de sus bonos en dólares es impensable en un país dirigido en gran medida por sus bancos e intereses financieros. Pero las consecuencias políticas se sentirán en toda la política canadiense. Habrá un sentimiento antiamericano (siempre burbujeando bajo la superficie en Canadá) que debería acabar con la fantasía de Trump de convertir a Canadá en el estado 51.
Los fundamentos morales implícitos del orden económico internacional
Hay un principio moral ilusorio básico en juego en las amenazas arancelarias y comerciales de Trump, y subyace en la amplia narrativa mediante la cual Estados Unidos ha tratado de racionalizar su dominación unipolar de la economía mundial. Ese principio es la ilusión de reciprocidad que apoya una distribución mutua de beneficios y crecimiento, y en el vocabulario estadounidense se entrelaza con los valores democráticos y la charlatanería sobre los mercados libres que prometen estabilizadores automáticos bajo el sistema internacional patrocinado por Estados Unidos.
Los principios de reciprocidad y estabilidad fueron fundamentales en los argumentos económicos de John Maynard Keynes durante el debate a finales de la década de 1920 sobre la insistencia de Estados Unidos en que sus aliados europeos en tiempos de guerra pagaran las fuertes deudas por las armas compradas a Estados Unidos antes de su entrada formal en la guerra. Los Aliados acordaron pagar imponiendo reparaciones alemanas para trasladar el coste al perdedor de la guerra. Pero las exigencias de Estados Unidos a sus aliados europeos, y a su vez de estos a Alemania, superaban con creces la capacidad de cumplimiento.
El problema fundamental, explicó Keynes, era que Estados Unidos estaba subiendo sus aranceles contra Alemania en respuesta a la depreciación de su moneda, y luego impuso el arancel Smoot-Hawley contra el resto del mundo. Eso impidió que Alemania ganara la moneda fuerte para pagar a los aliados, y que estos pagaran a Estados Unidos.
Para que el sistema financiero internacional de servicio de la deuda funcione, señaló Keynes, una nación acreedora tiene la obligación de proporcionar a los países deudores la oportunidad de recaudar el dinero para pagar exportando a la nación acreedora. De lo contrario, se producirá un colapso monetario y una austeridad paralizante para los deudores. Este principio básico debe estar en el centro de cualquier diseño de cómo debe organizarse la economía internacional con controles y contrapesos para evitar tal colapso.
Los opositores de Keynes —el monetarista antialemán francés Jacques Rueff y el defensor del comercio neoclásico Bertil Ohlin— repitieron el mismo argumento que David Ricardo expuso en su testimonio de 1809-1810 ante el Comité de Bullion de Gran Bretaña. Afirmó que el pago de las deudas externas crea automáticamente un equilibrio en los pagos internacionales. Esta teoría económica basura proporcionó una lógica que sigue siendo el modelo básico de austeridad del FMI en la actualidad.
Según la fantasía de esta teoría, cuando el pago del servicio de la deuda reduce los precios y los salarios en el país que paga la deuda, aumentarán sus exportaciones al hacerlas menos costosas para los extranjeros. Y, supuestamente, el cobro del servicio de la deuda por parte de las naciones acreedoras se monetizará para aumentar sus propios precios (la Teoría Cuantitativa del Dinero), reduciendo sus exportaciones. Se supone que este cambio de precios continuará hasta que el país deudor que sufre una salida monetaria y austeridad sea capaz de exportar lo suficiente para poder pagar a sus acreedores extranjeros.
Pero Estados Unidos no permitió que las importaciones extranjeras compitieran con sus propios productores. Y para los deudores, el precio de la austeridad monetaria no fue una producción de exportación más competitiva, sino una perturbación económica y el caos. El modelo de Ricardo y la teoría neoclásica estadounidense fueron simplemente una excusa para una política de acreedores de línea dura. Los ajustes estructurales o la austeridad han sido devastadores para las economías y los gobiernos a los que se les han impuesto. La austeridad reduce la productividad y la producción.
En 1944, cuando Keynes intentaba resistirse a la demanda estadounidense de comercio exterior y sumisión monetaria en la conferencia de Bretton Woods, propuso el bancor, un acuerdo intergubernamental de balanza de pagos que exigía a las naciones acreedoras crónicas (es decir, Estados Unidos) que perdieran su acumulación de derechos financieros sobre los países deudores (como se convertiría Gran Bretaña). Ese sería el precio a pagar para evitar que el orden financiero internacional polarizara el mundo entre países acreedores y deudores. Los acreedores tenían que permitir que los deudores pagaran, o perderían sus derechos financieros de cobro.
Keynes, como se ha señalado anteriormente, también hizo hincapié en que si los acreedores quieren que se les pague, tienen que importar de los países deudores para poder pagar.
Se trataba de una política profundamente moral, y tenía la ventaja adicional de tener sentido desde el punto de vista económico. Permitiría a ambas partes prosperar, en lugar de que una nación acreedora prosperara mientras los países deudores sucumbían a la austeridad, lo que les impedía invertir en la modernización y el desarrollo de sus economías mediante el aumento del gasto social y de los niveles de vida.
Bajo Donald Trump, Estados Unidos está violando ese principio. No existe un acuerdo keynesiano tipo bancor, pero sí las duras realidades de su diplomacia unipolar, donde Estados Unidos es lo primero. Si México quiere salvar su economía de la austeridad, la inflación de precios, el desempleo y el caos social, tendrá que suspender el pago de sus deudas externas denominadas en dólares.
El mismo principio se aplica a otros países del Sur Global. Y si actúan juntos, tienen una posición moral para crear una narrativa realista e incluso inevitable de las condiciones previas para que funcione cualquier orden económico internacional estable.
Las circunstancias, por tanto, están obligando al mundo a romper con el orden financiero centrado en EE. UU. El tipo de cambio del dólar estadounidense se disparará a corto plazo como resultado de que Trump bloquee las importaciones con aranceles y sanciones comerciales. Este cambio en el tipo de cambio presionará a los países extranjeros que tienen deudas en dólares de la misma manera que se presionará a México y Canadá. Para protegerse, deben suspender el servicio de la deuda en dólares.
Esta respuesta a la sobrecarga de la deuda actual no se basa en el concepto de deudas odiosas. Va más allá de la crítica de que muchas de estas deudas y sus condiciones de pago no eran en interés de los países a los que se impusieron estas deudas en primer lugar. Va más allá de la crítica de que los prestamistas deben tener cierta responsabilidad a la hora de juzgar la capacidad de pago de sus deudores, o sufrir pérdidas financieras si no lo han hecho.
El problema político del exceso de deuda mundial en dólares es que Estados Unidos está actuando de una manera que impide a los países deudores ganar el dinero para pagar las deudas externas denominadas en dólares estadounidenses. La política estadounidense representa, por lo tanto, una amenaza para todos los acreedores que denominan sus deudas en dólares, al hacer que estas deudas sean prácticamente impagables sin destruir sus propias economías.
La suposición de la política estadounidense de que otros países no responderán a la agresión económica estadounidense
¿Sabe Trump realmente lo que está haciendo? ¿O su política de descontrol simplemente está causando daños colaterales a otros países? Creo que lo que está en juego es una profunda y básica contradicción interna de la política estadounidense, similar a la de la diplomacia estadounidense en la década de 1920. Cuando Trump prometió a sus votantes que Estados Unidos debía ser el «ganador» en cualquier acuerdo comercial o financiero internacional, estaba declarando la guerra económica al resto del mundo.
Trump le está diciendo al resto del mundo que deben ser perdedores y aceptar el hecho gentilmente como pago por la protección militar que brinda al mundo en caso de que Rusia pueda invadir Europa o China envíe su ejército a Taiwán, Japón u otros países. La fantasía es que Rusia tendría algo que ganar al tener que apoyar una economía europea en colapso, o que China decida competir militarmente en lugar de económicamente.
La arrogancia está presente en esta fantasía distópica. Como potencia hegemónica mundial, la diplomacia estadounidense rara vez tiene en cuenta cómo responderán los países extranjeros. La esencia de su arrogancia es suponer de manera simplista que los países se someterán pasivamente a las acciones de Estados Unidos sin repercusiones. Esa ha sido una suposición realista para países como Alemania, o aquellos con políticos clientes de Estados Unidos similares en el poder.
Pero lo que está sucediendo hoy en día es de carácter sistémico. En 1931 se declaró finalmente una moratoria sobre las deudas entre aliados y las reparaciones alemanas. Pero eso fue dos años después del crac bursátil de 1929 y las hiperinflaciones anteriores en Alemania y Francia. En la misma línea, en la década de 1980 se cancelaron las deudas de América Latina mediante los bonos Brady. En ambos casos, las finanzas internacionales fueron la clave del colapso político y militar general del sistema, porque la economía mundial se había financiarizado de forma autodestructiva. Algo similar parece inevitable hoy en día. Cualquier alternativa viable implica la creación de un nuevo sistema económico mundial.
La política interna de EE. UU. es igualmente inestable. El teatro político de Trump de «Estados Unidos primero» que le llevó a la presidencia puede hacer que su banda pierda el poder a medida que se reconozcan y se sustituyan las contradicciones y consecuencias de su filosofía operativa. Su política arancelaria acelerará la inflación de precios en EE. UU. y, lo que es aún más fatal, provocará el caos en los mercados financieros estadounidenses y extranjeros. Las cadenas de suministro se verán interrumpidas, lo que afectará a las exportaciones estadounidenses de todo tipo de productos, desde aviones hasta tecnología de la información. Y otros países se verán obligados a hacer que sus economías dejen de depender de las exportaciones estadounidenses o del crédito en dólares.
Y tal vez, a largo plazo, esto no sea algo malo. El problema está en el corto plazo, ya que las cadenas de suministro, los patrones comerciales y la dependencia se reemplazan como parte del nuevo orden económico geopolítico. La política estadounidense está obligando a otros países a adaptarse.
Trump basa su intento de romper los vínculos existentes y la reciprocidad del comercio y las finanzas internacionales en la suposición de que, en un caótico saco de sorpresas, Estados Unidos saldrá victorioso. Esa confianza subyace en su voluntad de retirarse de las interconexiones geopolíticas actuales.
Él piensa que la economía estadounidense es como un agujero negro cósmico, es decir, un centro de gravedad capaz de atraer hacia sí todo el dinero y el excedente económico del mundo.
Ese es el objetivo explícito de America First. Eso es lo que convierte el programa de Trump en una declaración de guerra económica al resto del mundo. Ya no existe la promesa de que el orden económico patrocinado por la diplomacia estadounidense hará prósperos a otros países. Las ganancias del comercio y la inversión extranjera deben enviarse y concentrarse en Estados Unidos.
El problema va más allá de Trump. Él simplemente está siguiendo lo que ya ha estado implícito en la política estadounidense desde 1945. La imagen que tiene Estados Unidos de sí mismo es que es la única economía del mundo que puede ser completamente autosuficiente económicamente. Produce su propia energía y también su propia comida, y suministra estas necesidades básicas a otros países o tiene la capacidad de cerrar el grifo.
Lo más importante es que Estados Unidos es la única economía sin las limitaciones financieras que restringen a otros países. La deuda de Estados Unidos está en su propia moneda, y no ha habido límite en su capacidad de gastar más allá de sus posibilidades inundando el mundo con dólares excedentes, que otros países aceptan como sus reservas monetarias como si el dólar siguiera siendo tan bueno como el oro. Y debajo de todo esto está la suposición de que casi con un simple interruptor, Estados Unidos puede llegar a ser tan autosuficiente industrialmente como lo fue en 1945. Estados Unidos es la Blanche DuBois del mundo en Un tranvía llamado deseo de Tennessee Williams, viviendo en el pasado sin envejecer bien.
La narrativa neoliberal egoísta del Imperio Americano
Para obtener la aquiescencia extranjera en la aceptación de un imperio y vivir en paz en él, se requiere una narrativa tranquilizadora que describa al imperio como un motor de progreso para todos. El objetivo es distraer a otros países para que no se resistan a un sistema que en realidad es explotador. Primero Gran Bretaña y luego Estados Unidos promovieron la ideología del imperialismo de libre comercio después de que sus políticas mercantilistas y proteccionistas les hubieran dado una ventaja de costes sobre otros países, convirtiendo a estos países en satélites comerciales y financieros.
Trump ha levantado este telón ideológico. En parte, esto se debe simplemente al reconocimiento de que ya no puede mantenerse frente a la política exterior de EE. UU./OTAN y su guerra militar y económica contra Rusia y las sanciones contra el comercio con China, Rusia, Irán y otros miembros del BRICS. Sería una locura que otros países no rechazaran este sistema, ahora que su narrativa empoderadora es falsa para todos.
La pregunta es: ¿cómo podrán ponerse en posición de crear un orden mundial alternativo? ¿Cuál es la trayectoria probable?
Países como México realmente no tienen más remedio que actuar por su cuenta. Canadá puede sucumbir, dejando caer su tipo de cambio y subir sus precios internos, ya que sus importaciones están denominadas en dólares de «moneda fuerte». Pero muchos países del Sur Global están en la misma situación de presión sobre la balanza de pagos que México. Y a menos que tengan élites de clientes como Argentina (siendo su élite los principales tenedores de bonos en dólares de Argentina), sus líderes políticos tendrán que detener los pagos de la deuda o sufrir austeridad interna (deflación de la economía local) junto con la inflación de los precios de importación a medida que los tipos de cambio de sus monedas se hunden bajo las tensiones impuestas por un dólar estadounidense en alza. Tendrán que suspender el servicio de la deuda o ser destituidos.
No muchos políticos destacados tienen el margen de maniobra que tiene la alemana Annalena Baerbock para decir que su Partido Verde no tiene que escuchar lo que los votantes alemanes dicen que quieren. Las oligarquías del Sur Global pueden contar con el apoyo de Estados Unidos, pero Alemania es sin duda un caso atípico en cuanto a su disposición a cometer un suicidio económico por lealtad a la política exterior estadounidense sin límites.
Suspender el servicio de la deuda es menos destructivo que seguir sucumbiendo al orden de «Estados Unidos primero» de Trump. Lo que bloquea esa política es la política, junto con el temor centrista de embarcarse en el gran cambio político necesario para evitar la polarización económica y la austeridad.
Europa parece tener miedo de utilizar la opción de simplemente poner en evidencia a Trump, a pesar de que es una amenaza vacía que sería bloqueada por los propios intereses creados de Estados Unidos entre la clase donante.
Trump ha declarado que si los países no aceptan gastar el 5 % de su PIB en armamento militar (en gran parte procedente de Estados Unidos) y comprar más energía de gas natural licuado (GNL) estadounidense, impondrá aranceles del 20 % a los países que se resistan. Pero si los líderes europeos no se resisten, el euro caerá quizás un 10 o un 20 por ciento. Los precios nacionales subirán y los presupuestos nacionales tendrán que recortar programas de gasto social, como el apoyo a las familias para que compren gas o electricidad más caros para calentar y suministrar energía a sus hogares.
Los líderes neoliberales de Estados Unidos acogen con satisfacción esta fase de guerra de clases de las exigencias estadounidenses a los gobiernos extranjeros. La diplomacia estadounidense ha estado activa en paralizar el liderazgo político de los antiguos partidos laboristas y socialdemócratas en Europa y otros países de manera tan exhaustiva que ya no parece importar lo que quieran los votantes. Para eso está la National Endowment Democracy de Estados Unidos, junto con su propiedad y narrativa de los principales medios de comunicación. Pero lo que se está sacudiendo no es solo el dominio unipolar de Estados Unidos en Occidente y su esfera de influencia, sino la estructura mundial del comercio internacional y las relaciones financieras, e inevitablemente, también las relaciones y alianzas militares.
7. Bifo sobre Auschwitz
Tras las celebraciones por el aniversario de la liberación de Auschwitz -a las que no se ha invitado a los liberadores pero sí a sus creadores-, Bifo reflexiona sobre el exterminio.
https://francoberardi.
Auschwitz no se olvida: está en todas partes
El exterminio está a la orden del día, la deportación también, el racismo es política gubernamental.
franco berardi Ene 27, 2025
La senadora Liliana Segre dice temer que la memoria de la Shoah desaparezca o quede reducida a unas pocas líneas en los libros escolares del futuro. Yo diría que no existe tal peligro, porque el horror del internamiento, la limpieza étnica, la deportación y el exterminio está más a la orden del día que nunca.
El exterminio es planeado por LavenderAI, y ejecutado sistemáticamente en la Franja de Gaza, en los territorios ocupados de Cisjordania, en las aldeas del sur del Líbano. Deportación es la palabra clave del triunfante presidente estadounidense. Los campos de concentración para inmigrantes florecen en todo el Mediterráneo. Los torturadores que pasan por Italia, después de ver el partido, son llevados de vuelta a sus hogares en vuelos estatales.
Nazis sin Hitler
Alice Weidel, líder del AfD, el partido que aplica una política racista de deportación en Alemania, reveló que Hitler era comunista. Los historiadores podrían recordarle que Hitler mató a trescientos mil comunistas y que el nazismo fue derrotado gracias a los comunistas, pero los historiadores no cuentan nada frente al poder de X, la red mundial propiedad de un racista sudafricano.
Hitler es perro muerto para los hitlerianos de hoy. No porque fuera comunista, sino por un par de razones fáciles de entender: la primera es que Hitler fue derrotado, y los nazis de hoy sólo toleran a los vencedores por autodefinición trumpiana. No les gusta que se les identifique con el derrotado Hitler o con el derrotado Mussolini.
La segunda razón la explica el que podemos considerar como el teórico de la ultraderecha global: Anders Breivik, un noruego que el 11 de marzo de 2011 asesinó a setenta y siete jóvenes socialistas en la isla de Utoja, tras haber detonado una bomba en el centro de Oslo. Breivik había publicado en Internet un Manifiesto de la Independencia Europea que ahora podrían adoptar muchos partidos gubernamentales de Europa y Norteamérica.
Ese manifiesto hablaba de la sustitución étnica, de la superioridad de la raza blanca y acusaba a las mujeres de ser aliadas de los invasores islámicos….. En resumen, todo lo que ahora se ha convertido en sentido común en la política occidental. Pero Hitler, explicó Breivik, se equivocó porque pensaba que los judíos eran los enemigos de la raza blanca. Por el contrario, dice Breivik, los judíos son aliados en la defensa de la civilización superior, cuyos enemigos son todos los demás, empezando por los musulmanes y siguiendo por los inmigrantes de todos los orígenes.
En su Discours sur le colonialisme de 1951, Aimée Cesaire explicaba desde otro punto de vista por qué Hitler fue abandonado por los colonialistas: «Lo que los europeos no perdonan a Hitler no es el crimen en sí, el crimen contra la humanidad, la humillación de lo humano en sí, sino el crimen contra el hombre blanco, la humillación del hombre blanco. Lo que no se perdona a Hitler es que aplicara en Europa las técnicas coloniales aceptadas con los árabes en Argelia, los coolies de la India y los negros de África».
Y los pueblos indígenas de América del Norte y del Sur, debo añadir.
8. Más sobre DeepSeek
A estas alturas ya se ha comentado ampliamente, hasta en la prensa basura, lo de DeepSeek. Esta es la opinión de Michael Roberts.
https://thenextrecession.
La IA en DeepSeek
La mayoría de los lectores ya conocerán la noticia. DeepSeek, una empresa china de IA, lanzó un modelo de IA llamado R1 que es comparable en capacidad a los mejores modelos de empresas como OpenAI, Anthropic y Meta, pero fue entrenado a un costo radicalmente menor y utilizando menos que los chips GPU de última generación. DeepSeek también ha hecho públicos suficientes detalles del modelo como para que otros puedan ejecutarlo en sus propios ordenadores sin coste alguno.
DeepSeek es un torpedo que ha alcanzado a las Siete Magníficas empresas estadounidenses de alta tecnología por debajo de la línea de flotación. DeepSeek no utilizó los últimos y mejores chips y software de Nvidia; no requirió un gasto enorme para entrenar su modelo de IA, a diferencia de sus rivales estadounidenses; y ofrece otras tantas aplicaciones útiles.
DeepSeek construyó su R1 con los chips más antiguos y lentos de Nvidia, que las sanciones estadounidenses habían permitido exportar a China. El gobierno estadounidense y los titanes tecnológicos pensaban que tenían el monopolio del desarrollo de la IA debido a los enormes costes que suponía fabricar mejores chips y modelos de IA. Pero ahora el R1 de DeepSeek sugiere que las empresas con menos dinero pronto podrán explotar modelos de IA competitivos. R1 puede utilizarse con un presupuesto muy reducido y mucha menos potencia de cálculo. Además, R1 es tan bueno como sus rivales en «inferencia», la jerga de la IA para cuando los usuarios cuestionan el modelo y obtienen respuestas. Y funciona en servidores para todo tipo de empresas, de modo que no necesitan «alquilarlo» a precios enormes a empresas como OpenAI.
Y lo que es más importante, el R1 de DeepSeek es de «código abierto», es decir, sus métodos de codificación y entrenamiento están abiertos a todo el mundo para que los copie y desarrolle. Esto supone un duro golpe para los secretos «patentados» que OpenAI o Gemini de Google encierran en una «caja negra» para maximizar sus beneficios. La analogía aquí es con los productos farmacéuticos de marca y los genéricos.
El gran problema para las empresas estadounidenses de IA y sus inversores es que parece que la construcción de enormes centros de datos para albergar múltiples y costosos chips puede no ser necesaria para lograr resultados suficientemente satisfactorios. Hasta ahora, las empresas estadounidenses han estado acelerando enormes planes de gasto y tratando de recaudar ingentes cantidades de financiación para hacerlo. De hecho, el mismo lunes en que el R1 de DeepSeek saltaba a las noticias, Meta anunciaba otra inversión de 65.000 millones de dólares, y solo unos días antes el presidente Trump anunciaba subvenciones gubernamentales de 500.000 millones de dólares a los gigantes tecnológicos como parte del llamado proyecto Stargate. Irónicamente, el director ejecutivo de Meta, Mark Zuckerberg, dijo que invertía porque «Queremos que Estados Unidos establezca el estándar mundial de IA, no China.» Oh cielos.
Ahora a los inversores les preocupa que este gasto sea innecesario y, lo que es más importante, que afecte a la rentabilidad de las empresas estadounidenses si DeepSeek puede ofrecer aplicaciones de IA a una décima parte del coste. Cinco de los mayores valores tecnológicos orientados a la IA -el fabricante de chips Nvidia y los llamados «hiperescaladores» Alphabet, Amazon, Microsoft y Meta Platforms- perdieron en conjunto casi 750.000 millones de dólares de su valor bursátil en un solo día. Y DeepSeek amenaza los beneficios de las empresas de centros de datos y los operadores de agua y electricidad que esperan beneficiarse de la enorme «escalada» de los Siete Magníficos. El boom bursátil estadounidense está muy concentrado en los «Siete Magníficos».
¿Ha pinchado DeepSeek la enorme burbuja bursátil de los valores tecnológicos estadounidenses? El inversor multimillonario Ray Dalio cree que sí. Dijo al Financial Times que «los precios han llegado a niveles que son altos al mismo tiempo que hay un riesgo de tipos de interés, y esa combinación podría pinchar la burbuja…Donde estamos en el ciclo ahora mismo es muy similar a donde estábamos entre 1998 o 1999,» dijo Dalio.«En otras palabras, hay una nueva tecnología importante que sin duda cambiará el mundo y tendrá éxito. Pero algunos confunden eso con que las inversiones tengan éxito».
Pero puede que no sea así, al menos de momento. Puede que las acciones de la empresa de chips de inteligencia artificial Nvidia se hayan desplomado esta semana, pero su lenguaje de codificación «propietario», Cuda, sigue siendo el estándar de la industria estadounidense. Aunque sus acciones cayeron casi un 17%, eso solo las devuelve al nivel (muy, muy alto) de septiembre.
Lo que debe enfurecer a los oligarcas de la tecnología que adulan a Trump es que las sanciones de EE.UU. a las empresas chinas y las prohibiciones a las exportaciones de chips no han impedido que China siga avanzando en la guerra de la tecnología y los chips con EE.UU. China está logrando dar saltos tecnológicos en IA a pesar de los controles a la exportación introducidos por la administración Biden con la intención de privarla tanto de los chips más potentes como de las herramientas avanzadas necesarias para fabricarlos.
Huawei, el campeón tecnológico chino, se ha convertido en el principal competidor de Nvidia en China en chips de «inferencia». Y ha estado trabajando con empresas de IA, incluida DeepSeek, para adaptar modelos entrenados en GPU de Nvidia para ejecutar inferencia en sus chips Ascend. «Huawei está mejorando. Tienen un hueco, ya que el Gobierno está diciendo a las grandes empresas tecnológicas que tienen que comprar sus chips y utilizarlos para inferir», afirmó un inversor en semiconductores en Pekín.
Esta es una demostración más de que la inversión planificada en tecnología y competencias tecnológicas dirigida por el Estado chino funciona mucho mejor que depender de enormes gigantes tecnológicos privados dirigidos por magnates. Como dijo Ray Dallo: «En nuestro sistema, en general, nos estamos moviendo hacia un tipo de política más industrial-compleja en la que va a haber actividad ordenada por el gobierno e influenciada por el gobierno, porque es tan importante… El capitalismo por sí solo -el motivo del beneficio por sí solo- no puede ganar esta batalla.»
No obstante, los titanes de la IA aún no son el titanic. Siguen adelante con su «escalada» invirtiendo más y más miles de millones en centros de datos y chips más avanzados. Esto aumenta exponencialmente la potencia de los ordenadores.
Y, por supuesto, no se tiene en cuenta lo que a los economistas convencionales les gusta llamar educadamente «externalidades». Según un informe de Goldman Sachs, una consulta ChatGPT necesita casi 10 veces más electricidad que una búsqueda en Google. El investigador Jesse Dodge hizo algunos cálculos aproximados sobre la cantidad de energía que consumen los chatbots de IA. «Una consulta a ChatGPT consume aproximadamente tanta electricidad como la que podría encender una bombilla durante unos 20 minutos,«, afirma. «Así que, puedes imaginarte con millones de personas usando algo así cada día, eso suma una cantidad realmente grande de electricidad». Más consumo de electricidad significa más producción de energía y, en particular, más emisiones de gases de efecto invernadero de origen fósil.
Google tiene el objetivo de alcanzar las emisiones netas cero para 2030. Desde 2007, la empresa ha afirmado que sus operaciones eran neutras en carbono gracias a las compensaciones de carbono que compra para igualar sus emisiones. Pero, a partir de 2023, Google escribió en su informe de sostenibilidad que ya no iba a «mantener la neutralidad operativa de carbono». La empresa afirma que sigue presionando para alcanzar su objetivo de cero emisiones netas en 2030. «La verdadera motivación de Google aquí es construir los mejores sistemas de IA que puedan», afirma Dodge.«Y están dispuestos a dedicar muchos recursos a ello, por ejemplo entrenando sistemas de IA en centros de datos cada vez más grandes hasta llegar a superordenadores, lo que supone un enorme consumo de electricidad y, por tanto, emisiones de CO2».
Luego está el agua. Mientras Estados Unidos se enfrenta a sequías e incendios forestales, las empresas de IA están succionando aguas profundas para «enfriar» sus megacentros de datos y proteger así el chip. Más que eso, las empresas de Silicon Valley están tomando cada vez más el control de la infraestructura de suministro de agua para satisfacer sus necesidades. Las investigaciones sugieren, por ejemplo, que podrían haberse utilizado unos 700.000 litros de agua para refrigerar las máquinas que entrenaron a ChatGPT-3 en las instalaciones de datos de Microsoft.
Entrenar modelos de IA consume 6.000 veces más energía que una ciudad europea. Además, aunque minerales como el litio y el cobalto se asocian más comúnmente a las baterías del sector del motor, también son cruciales para las baterías utilizadas en los centros de datos. El proceso de extracción suele implicar un uso importante de agua y puede provocar contaminación, lo que socava la seguridad hídrica.
Sam Altman, el anterior héroe sin ánimo de lucro de Open AI, pero que ahora busca maximizar los beneficios de Microsoft, argumenta que sí, que por desgracia hay «compensaciones» a corto plazo, pero que son necesarias para alcanzar la llamada AGI; y que la AGI nos ayudará a resolver todos estos problemas, por lo que la compensación de las «externalidades» merece la pena.
¿AGI? ¿Qué es? La inteligencia artificial generalizada (IAG) es el santo grial de los desarrolladores de IA. Significa que los modelos de IA llegarían a ser «superinteligentes», muy por encima de la inteligencia humana. Cuando eso se consiga, promete Altman, su IA no sólo podrá hacer el trabajo de un solo trabajador, sino el de todos ellos: «La IA puede hacer el trabajo de una organización». Este sería el colmo de la maximización de la rentabilidad mediante la supresión de los trabajadores en las empresas (¿incluso en las empresas de IA?), ya que las máquinas de IA se encargan de operarlo, desarrollarlo y comercializarlo todo. Este es el sueño apocalíptico del capital (pero una pesadilla para los trabajadores: sin trabajo, sin ingresos).
Por eso Altman y los demás magnates de la IA no dejarán de ampliar sus centros de datos y desarrollar chips aún más avanzados sólo porque DeepSeek haya rebajado sus modelos actuales. La empresa de investigación Rosenblatt pronosticó la respuesta de los gigantes tecnológicos: «En general, esperamos que el sesgo esté en la mejora de la capacidad, esprintando más rápido hacia la inteligencia general artificial, más que en la reducción del gasto» Nada debe detener el objetivo de la IA superinteligente.
Algunos ven la carrera hacia la consecución de la AGI como una amenaza para la propia humanidad. Stuart Russell, profesor de informática de la Universidad de California en Berkeley, afirmó que «Incluso los directores ejecutivos que participan en la carrera han declarado que quienquiera que gane tiene una probabilidad significativa de causar la extinción humana en el proceso, porque no tenemos ni idea de cómo controlar sistemas más inteligentes que nosotros mismos»,dijo. «En otras palabras, la carrera AGI es una carrera hacia el borde de un precipicio».
Puede ser, pero sigo dudando de que la «inteligencia» humana pueda ser sustituida por la inteligencia de las máquinas, principalmente porque son diferentes. Las máquinas no pueden pensar en cambios potenciales y cualitativos. El nuevo conocimiento procede de tales transformaciones (humanas), no de la ampliación del conocimiento existente (máquinas). Sólo la inteligencia humana es social y puede ver el potencial de cambio, en particular el cambio social, que conduce a una vida mejor para la humanidad y la naturaleza.
Lo que la aparición de DeepSeek ha demostrado es que la IA puede desarrollarse hasta un nivel que puede ayudar a la humanidad y a sus necesidades sociales. Es gratuita y abierta y está a disposición del menor usuario y desarrollador. No se ha desarrollado con ánimo de lucro ni para obtener beneficios. Como dijo un comentarista: «Quiero que la IA me lave la ropa y los platos para poder dedicarme al arte y la escritura, no que la IA me lave la ropa y los platos para poder dedicarme al arte y la escritura». Los directivos están introduciendo la IA para «facilitar los problemas de gestión a costa de las cosas para las que mucha gente no cree que deba utilizarse la IA, como el trabajo creativo…..». Para que la IA funcione, tiene que venir de abajo arriba, o será inútil para la inmensa mayoría de las personas en el lugar de trabajo».
En lugar de desarrollar la IA para obtener beneficios, reducir los puestos de trabajo y el sustento de los humanos, la IA bajo propiedad y planificación común podría reducir las horas de trabajo humano para todos y liberar a los humanos del trabajo para que se concentren en el trabajo creativo que sólo la inteligencia humana puede realizar. Recordemos que el «santo grial» fue una ficción victoriana y más tarde también de Dan Brown.