Miscelánea 3/VI/2023

Del compañero y miembro de Espai Marx, Carlos Valmaseda.
1. Entrevista a Jason Moore.
2. Rara avis india.
3. Educación y tecnología.
4. Alternativa forestal agroecológica.
5. Una guerra “barata” para Rusia.
6. Quemar 8800 cerdos para volar de París a Nueva York.

1. Entrevista a Jason Moore

Una bastante larga e interesante entrevista en El Salto a Moore, del que alguna vez hemos publicado algún artículo en Espai Marx.https://www.elsaltodiario.com/

«EL ecofascismo comparte muchas similitudes con el ambientalismo de los ricos”

En esta extensa entrevista realizada en el marco de un proyecto sobre populismo climático de derechas del The Center for the Advancement of Infrastructural Imagination (CAII), Moore enfatiza una lección a extraer del último medio milenio: el capitalismo y el imperialismo, cuando trabajan en tándem, tienden a enfrentar a los humanos contra la naturaleza.

2. Rara avis india

La prensa india al tratar la guerra de Ucrania es tan basura como la de nuestros lares, incluida la considerada más independiente y de la que a veces os paso artículos -Scroll, The Wire-. Llama por eso la atención que se publique un artículo como el que os paso ahora, aunque parece haberse publicado en una página de esas de economía de muy escasa circulación. Aún así, todos los pasos en esa dirección, bienvenidos sean. Independientemente de eso, me parece un buen análisis de la situación.

https://www.moneycontrol.com/

La gran apuesta de la OTAN en Ucrania ha fracasado

Nada ha salido bien para Estados Unidos y la OTAN desde la fase inicial de la guerra. Los intentos de aislar a Rusia han fracasado. Las economías europeas se han visto gravemente afectadas por la guerra, mientras que otras se han salvado a sí mismas y a Rusia comprando crudo ruso con descuento. Ni siquiera el escenario de la guerra en Ucrania tiene el aspecto previsto por la OTAN.

Zorawar Daulet Singh

03 de junio de 2023 / 07:39 AM IST

Quince meses después del inicio de la mayor guerra terrestre en Eurasia desde la Segunda Guerra Mundial, las tornas han cambiado. Estados Unidos y la OTAN empezaron confiando en que una guerra por poderes era la única forma de hacer retroceder la influencia rusa en Europa. Su objetivo era reducir a Rusia y acabar con el incipiente orden multipolar.

Sobre el papel era una estrategia ingeniosa, aunque diabólica. La sangre ucraniana y las armas de la OTAN serían más que un rival para Rusia. Como mínimo, suponían los responsables políticos occidentales, Rusia quedaría empantanada en otro prolongado «Afganistán» o «Vietnam» durante años, mientras que Estados Unidos se abalanzaría sobre el mundo como una superpotencia rejuvenecida.

Ha ocurrido todo lo contrario. En todos los frentes de esta guerra por poderes -es más apropiado clasificar el conflicto como una guerra limitada de grandes potencias- los objetivos estadounidenses se han quedado cortos.

La mano débil de Estados Unidos

La comunidad internacional ha evitado escrupulosamente alinearse detrás de Occidente. Aparte de sus leales Estados del G-6 a remolque, Washington ha sido testigo de un rotundo rechazo del plan de la OTAN para demonizar y contener a Rusia.
En cambio, el Sur Global ha descubierto una oportunidad para promover sus propios intereses y adoptar un orden mundial multipolar en el que los Estados más débiles puedan negociar mejores acuerdos con los principales actores. La política exterior de India ejemplifica esta tendencia que hoy puede verse en Sudamérica, África, Oriente Medio e incluso en partes de Asia Oriental.

Los alineamientos geopolíticos de las grandes potencias también han cambiado negativamente. China -la potencia basculante para Occidente- apenas ha variado su posición. Desde el estallido de la guerra de Ucrania, Washington ha intentado imaginar fisuras entre Moscú y Pekín que pudiera explotar para un nuevo acercamiento occidental a China.

Altos responsables políticos estadounidenses, incluido el Presidente, junto con una serie de líderes europeos, han intentado cortejar al régimen de Xi Jinping para alejar a China de Rusia. Pero ha sido en vano. Los chinos no parecen dispuestos a poner en peligro su asociación con Rusia. Con Taiwán ante sus propias narices, Pekín teme correr la misma suerte en el futuro.

Repercusiones económicas imprevistas

La verdadera baza en manos occidentales siempre ha sido la economía: el dominio heredado del dólar estadounidense, el control de las cadenas de suministro internacionales y la capacidad de imponer arbitrariamente sanciones colectivas y aislar a un país. Se trata de ventajas únicas que ninguna otra gran potencia puede afirmar poseer a día de hoy. Aquí es donde Estados Unidos sintió realmente que tenía la sartén por el mango. No sólo podía desestabilizar a Rusia, tal vez incluso fatalmente, sino también reescribir un nuevo capítulo de la globalización.

Sin embargo, una vez más, y a pesar de la dramática ruptura de los vínculos energéticos e industriales de Europa con Rusia, las consecuencias para Occidente han sido más graves que el impacto previsto en la economía rusa. Las economías europeas se tambalean por la inflación y el espectro de la desindustrialización, alimentados por una crisis de la oferta de energía y materias primas causada por las sanciones occidentales.

Gigantes industriales como Alemania han entrado en recesión. Los economistas ya no pueden negar hasta qué punto el vínculo ruso con las materias primas y la energía, así como el acceso al mercado, eran fundamentales para la prosperidad y la vitalidad industrial europeas.

Cómo escapó Rusia y también la India

Pero, ¿cómo escapó Rusia a su propio estrangulamiento económico? Muy sencillo, el mundo no occidental no se hizo el harakiri. China y la India, junto con otras economías en desarrollo, sustituyeron rápidamente a los mercados occidentales, proporcionando no sólo un salvavidas a las exportaciones rusas, sino que también obtuvieron beneficios inusuales para su propio crecimiento gracias a los descuentos del crudo.

Rebosante de ingresos, Moscú ha podido adquirir componentes industriales, maquinaria y bienes de consumo necesarios para su estabilidad económica básica. Se calcula que el comercio con China alcanzará los 200.000 millones de dólares en 2023, emulando el papel desempeñado por Alemania en el pasado.

Como consecuencia, Rusia desafió la recesión de dos dígitos prevista para ella en 2022 al contraerse sólo un 2,1%. Incluso el FMI prevé un crecimiento positivo del PIB para la economía rusa en 2023 y 2024.

El teatro de la guerra: Ventaja para Rusia

Por último, es en el propio teatro de la guerra donde se han desarrollado los acontecimientos que han puesto en tela de juicio toda la apuesta geopolítica de Occidente. Tras la fase inicial en la que Rusia recibió un duro golpe sobre el alcance total de la penetración de la OTAN y la acumulación sistemática de las fuerzas armadas ucranianas desde 2014, Moscú cambió a una estrategia de desgaste.

Esto significaba que ocupar territorio -generalmente el objetivo principal de una guerra- se volvió menos importante (aparte, por supuesto, del Donbass y Crimea dominados por los rusos étnicos) que degradar y destruir la fuerza construida por la OTAN dentro de Ucrania.

La clásica guerra de maniobras con grandes batallas de tanques en vastos campos abiertos o asaltos directos a posiciones ucranianas atrincheradas -escenarios que la OTAN esperaba y para los que entrenó al ejército ucraniano y para los que invirtió en importantes líneas de defensa alrededor del Donbass- fueron sustituidos por agotadoras y sangrientas luchas por ciudades estratégicas y pueblos de entrada.

Rusia ha prevalecido en todas estas grandes batallas urbanas que le ayudarán a asegurar el este de Ucrania. Al mismo tiempo, Rusia ha utilizado su potencia de fuego ofensiva para atacar libremente objetivos militares, logísticos, de infraestructuras de gran valor y de mando y control en toda Ucrania, incluida Kiev. Rusia se ha adaptado para librar una guerra inteligente y con relativamente pocas bajas, a su elección, y no la que la OTAN había planeado para empantanarla.

Ucrania-OTAN: Sin personal ni preparación

Algunos temas están cada vez más claros. El grueso de las fuerzas militares ucranianas ha quedado prácticamente destruido en los últimos 12 meses de guerra. Las unidades de reemplazo que se están incorporando tras la última ronda de adiestramiento de la OTAN en el Reino Unido y otros países no pueden restaurar esas enormes pérdidas.

La capacidad industrial para librar una guerra grande y larga se ha visto gravemente dañada, no sólo en Ucrania sino también en la OTAN. Los países de la OTAN ya han enviado material militar por valor de entre 70.000 y 80.000 millones de dólares, la mayor parte procedente de Estados Unidos. La verdadera limitación ahora es la capacidad de producción occidental, porque los planificadores de la OTAN nunca previeron una guerra con un competidor similar que pudiera superar unas pocas semanas de intenso combate.

Para hacernos una idea de la diferencia, Rusia dispara en una tarde en Ucrania proyectiles de artillería equivalentes a por lo menos dos meses de producción norteamericana. Los sistemas de armamento de la OTAN que se desplegaron para alterar el curso de la guerra se han quedado cortos. El ejército ruso parece estar por delante de la OTAN al menos en las siguientes capacidades: defensa aérea, guerra electrónica, artillería/contraartillería y misiles hipersónicos.

Es probable que la tan cacareada contraofensiva ucraniana se prolongue hasta la famosa estación de los monzones antes de chocar con cualquier formación rusa. Lo que podría seguir después de eso es otro jadeo de combates alimentados por la OTAN antes de que Rusia inflija su propia contraofensiva.

El retroceso en Ucrania es real y constituye la tendencia geopolítica más significativa del último año.

3. Educación y tecnología.

No estoy necesariamente ni a favor ni en contra de la utilización de tecnologías informáticas en la escuela. Como siempre, dependerá de multitud de factores que sean útiles o no. Creo que los alumnos deben aprender a escribir a mano… y a aprovechar las nuevas herramientas. Ya que habláis de memoria, un especialista que me gusta mucho en este campo es Héctor Ruiz Marín. Están muy bien sus libros sobre «cómo aprendemos». Y precisamente acaba de publicar un hilo en Twitter que me parece bastante equilibrado y ofrece abundante bibliografía sobre el tema que nos ocupa. Os lo paso: https://twitter.com/

Por favor, dejemos de dar bandazos en educación. Parece que ahora le toca a la tecnología educativa. Ni la tecnología es la panacea, ni tampoco es funesta. Y si para huir del abuso caemos en el desuso, nos estaremos perdiendo lo que puede aportar. Mini-hilo 

No, introducir tecnología sin una buena planificación, sin sopesar en qué usos nos aportará un valor realmente y en cuáles será más bien un obstáculo, sin contar con los recursos que den contenido de valor a dicha tecnología… no tiene vistas de dar buenos resultados.

No, el uso de la tecnología no es igual de recomendable en todas las etapas educativas. Cuanto mayores son los estudiantes, mayores acostumbran a ser las ventajas que puede proporcionar. En Infantil y primeros años de Primaria quizás es donde menos oportuna resulta.

No, las pantallas no son perjudiciales per se; lo pueden ser determinados contenidos y aplicaciones a los que se accede por medio de las pantallas. Pero cuando se usan para acceder a propuestas de calidad, sobre todo a partir de Secundaria, pueden aportar diversos beneficios.

Así lo muestran varias revisiones de la investigación que analizan el uso de recursos digitales en clase. En el caso que mejor conozco, la enseñanza de la ciencia, los recursos digitales de calidad suelen aportar beneficios difíciles de lograr de otro modo (e.g. ver referencias).

Si en educación no entramos a analizar las cosas con un poco más de profundidad, no dejaremos de dar estos bandazos y nunca avanzaremos ni un paso. En una cuestión tan compleja como es la educación, la respuesta no suele estar en los extremos ni en las simplificaciones.

REFERENCIAS: 

En ciencias: Cheung, A., Slavin, R. E., Kim, E., & Lake, C. (2017). Effective secondary science programs: A best‐evidence synthesis. Journal of Research in Science Teaching, 54(1), 58-81.

Y siguen toda una serie de referencias más que no os paso porque si los interesan podéis ir directamente al hilo.

Termina el hilo, por cierto, con el enlace a otro artículo que me parece muy interesante. Es sobre ese mito que tanto a circulado de que los jefes de grandes empresas en Silicon Valley prohiben a sus hijos el uso de nuevas tecnologías. Es falso. Como todo, el diablo está en los detalles:

¿Tienen sentido las escuelas antitecnología en un mundo digital?

4. Alternativa forestal agroecológica.

Una propuesta interesante de Veci de la Fuente publicada en Kaos en la Red.

https://kaosenlared.net/el-

El bosque protector

Publicado el 2 de junio de 2023 / Por Jesús María Veci de la Fuente

5. Una guerra “barata” para Rusia.

Basándose en un artículo de The Economist, el autor afirma que Rusia se está gastando relativamente poco en la guerra de Ucrania. Vendría a ser una cuarta parte de lo que llevan gastado los occidentales en la misma.

https://markets.

Rusia gasta sorprendentemente poco en su guerra contra Ucrania

Phil Rosen

1 de junio de 2023, 22:31 GMT+8

La invasión rusa de Ucrania ha tenido un alto coste geopolítico y decenas de miles de personas han muerto, pero un nuevo análisis de The Economist (https://www.economist.com/) sugiere que el país está gastando realmente poco en el esfuerzo bélico.

Según el informe, el coste fiscal directo de la guerra, es decir, el gasto en soldados y maquinaria, se estima en un 3% del PIB ruso, unos 67.000 millones de dólares al año. Esta cifra procede de una comparación entre las previsiones de gasto en defensa y seguridad de Moscú antes de la invasión y lo que realmente gastó.

En términos históricos, la guerra actual palidece en comparación. Durante la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, la Unión Soviética gastó alrededor del 61% de su PIB, y en la misma época Estados Unidos destinó alrededor del 50% de su PIB al conflicto.
Sin embargo, el 3% es sustancialmente superior al 0,4% del PIB que la Unión Soviética gastó en su guerra de Afganistán.

Una de las razones del gasto relativamente bajo en Ucrania es política, ya que el gobierno ha calificado repetidamente la guerra de «operación militar especial», lo que podría impedir utilizar un porcentaje exorbitante del PIB.

También hay razones económicas. Imprimir dinero adicional para financiar la guerra elevaría la inflación y lastraría a los ciudadanos rusos. Cargar a los bancos con la deuda de la guerra podría hacer lo mismo, y ambas opciones, a su vez, podrían perjudicar los objetivos políticos de Vladimir Putin.

Además, la tecnología en la que se basan las fuerzas armadas hoy en día es más avanzada que nunca, lo que significa que los ejércitos necesitan menos personas y máquinas para un esfuerzo bélico.

Sin duda, la guerra ha dado lugar a sanciones generalizadas que han reconfigurado los flujos mundiales de petróleo y el comercio, y han recortado la supremacía energética de Rusia. Los países occidentales han prohibido o boicoteado los productos rusos, lo que ha obligado a Moscú a buscar destinos alternativos para su petróleo y otros productos.

6. Quemar 8800 cerdos para volar de París a Nueva York.

Solemos pensar que los biocombustibles estan -mal-hechos con aceite de palma. Pero puede ser aún peor…https://www.publico.es/
Matar cerdos para fletar aviones ‘sostenibles’
Una publicación de la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente revela cómo ha incrementado la producción de biocombustibles a partir de grasas animales. Los ecologistas alertan de los impactos ambientales de esta práctica.

Alejandro Tena

Cerdos muertos y aviones. Dos elementos inconexos que, sin embargo, han acabado entrelazados gracias a las políticas energéticas de la Unión Europea. Bruselas apuesta por combustibles alternativos a los hidrocarburos fósiles. La mayoría –y los más conocidos– son los biocombustibles vegetales, compuestos por aceites de palma y otras sustancias que requieren de bastas plantaciones en otras partes del planeta. Pero no son los únicos. En los últimos años, la industria del transporte y Europa han potenciado el uso de carburantes compuestos por grasas animales bajo la excusa de transitar hacia un modelo de movilidad más sostenible. En resumen, matar cerdos para fletar aviones e impulsar coches y furgonetas.

Los impactos de este auge son evidentes. En 2006 la industria del transporte, en especial la aviación y el interés de volar con biocombustibles, requirió de 30.000 toneladas de animales muertos para fabricar sus carburantes, mientras que en 2021 la cifra se elevó hasta 1,4 millones de toneladas. La publicación, realizada por la consultora Cerulogy por encargo de Transport & Environment, estima que actualmente un avión que se nutre de estos carburantes compuestos por grasas animales y que viaja desde París hasta Nueva York consume el equivalente a 8.800 cerdos.

«Aunque por si solos pueden parecer una buena opción, lo que vemos es que el uso de estas materias primas no nos permiten cumplir con los objetivos climáticos. Hay que tener en cuenta que todo esto va ligado a macrogranjas con emisiones de metano y con otros impactos ambientales en el territorio», opina Carlos Rico, de la oficina española de Transport & Environment. Aunque las granjas de cerdos y de otros animales no se crean exclusivamente para producir biocarburantes, sino que se aprovechan las grasas de los animales que van a matadero, desde la organización europea entienden que la creciente demanda de estos carburantes condiciona la producción ganadera y fomenta un modelo de producción que deja graves problemas como los vertidos de purines y la contaminación de los acuíferos. 

Si los biocombustibles ya absorben cerca de la mitad de la producción de grasas animales, las proyecciones del mercado no hacen prever una caída. La publicación recoge los pronósticos de demanda estiman que, para 2030 triplique la demanda de biocombustibles de origen animal en Europa y se llegue a las 3,9 millones de toneladas, según los datos del informe y las previsiones de crecimiento de mercados de Stratas Advisors.

«Si aumenta la demanda el resto de industrias van a tener que verse obligadas a migrar su abastecimiento. Tendrán que buscar otro aceite vegetal y lo más probable es que esta sustitución sea gracias al aceite de palma, del que hay ya grandes evidencias de los problemas que conlleva su producción, asociados a la deforestación o el aumento de emisiones de CO2″, analiza Marta García Pallarés, portavoz de Ecologistas en Acción.

Mal uso de grasas animales

La legislación europea establece tres categorías para la grasa animal en función de los usos prioritarios que se les debe dar y la calidad del producto. Las categorías 1 y 2 son las que hacen referencia a aquellas a los derivados animales que se pueden utilizar para usos industriales y para fabricar biocombustible. La categoría 3, por su parte, al ser de mejor calidad se perfila como un producto destinado a otras industrias como la producción de alimentos para animales.

Pese a ello, la publicación revela que el uso de la categoría 3 se ha incrementado mucho más que el resto de categorías de grasas animales, coincidiendo con el despunte de los biocombustibles: un 160% frente a un 36%. 

«Lo que hemos visto es que los países europeos declaran el doble de grasas animales de categoría 1 y 2 de las que la propia industria ha declarado producir. Puede estar dándose un caso de fraude en la que se categoricen grasas 1 y 2 cuando son de categoría 3, solo porque 1 y 2 y tienen una mayor recompensa de créditos de descarbonización», denuncia Rico.

 

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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