Del compañero y miembro de Espai Marx, Carlos Valmaseda.
1.Euráfrica.
2. Acaparamiento de tierra.
3. Putin premia a Ziuganov.
4. En los orígenes del Frente Popular en Francia (observación de José Luis Martín Ramos).
5. Los ecologistas franceses contra la extrema derecha.
6. Haredim.
7. Introducción a Fanon.
8. Cómo acabar con la confrontación Rusia-OTAN.
9. Resumen de la guerra en Palestina, 28 y 29 de junio
1. Euráfrica
La introducción de un curioso libro que intenta presentar el proyecto de unión europea como una adaptación del colonialismo de sus países miembros a las circunstancias de los años 50. https://www.contretemps.eu/
La Unión Europea también fue un proyecto colonial
Peo Hansen y Stefan Jonsson 26 de junio de 2024
En un libro publicado hace dos años por La Découverte, titulado Eurafrique, Peo Hansen y Stefan Jonsson ofrecen un análisis inédito de las negociaciones que condujeron a la firma del Tratado de Roma en 1957. Sabemos que la Unión Europea fue un proyecto capitalista, vinculado al imperialismo estadounidense, pero los dos historiadores revelan una parte poco conocida de la historia de la Unión Europea: sus orígenes coloniales.
Introducción – El pasado olvidado de Europa
Si observa un mapa oficial de la Unión Europea, quizá le llame la atención la multitud de pequeños puntos diseminados por el globo que marcan territorios que hoy forman parte integrante de la UE. Agrupados bajo el nombre oficial de «Regiones Ultraperiféricas», incluyen los departamentos franceses de Guadalupe, Guayana Francesa, Reunión, Martinica, Mayotte y la colectividad francesa de ultramar de San Martín; pero también las regiones autónomas portuguesas de Madeira y Azores, así como las Islas Canarias, comunidad autónoma española. Aunque no figuran en la lista de «regiones ultraperiféricas», los controvertidos enclaves (o colonias) españoles de Ceuta y Melilla merecen una mención, ya que también forman parte de la Unión Europea. Además, hay trece «Países y Territorios de Ultramar» (PTU) no soberanos asociados a la UE por sus vínculos constitucionales con determinados Estados miembros (Dinamarca, Francia y Países Bajos)[1]. Aunque los PTU no forman parte integrante de la UE, la mayoría de los habitantes de estos territorios aún no descolonizados son, no obstante, ciudadanos europeos y, como tales, pueden votar en las elecciones europeas, por ejemplo.
Los territorios en cuestión apenas se mencionan en la vasta literatura dedicada a la integración europea[2]. Dada su supuesta insignificancia, no es de extrañar. Pero resulta que muchos de estos pequeños territorios están en el centro de importantes cuestiones económicas y geopolíticas, tanto para los Estados miembros individuales como para la Unión Europea en su conjunto. Además de su evidente interés estratégico por albergar bases navales y otras instalaciones militares, las numerosas posesiones de ultramar de la UE le proporcionan fronteras marítimas y aguas territoriales que representan derechos y acceso a los recursos marítimos actuales y futuros (como la pesca, el petróleo o los minerales)[3]. Además, mientras que las posesiones españolas de Ceuta y Melilla, en el norte de África, sirven de plataforma para las operaciones militares europeas de control de la inmigración procedente de África, la Guayana Francesa ha proporcionado durante décadas a la Agencia Espacial Europea, estrechamente vinculada a la UE, un lugar ideal para el lanzamiento de sus cohetes. Así pues, la «Base Espacial Europea» se encuentra en Kourou (Guayana Francesa).
Teniendo en cuenta que la propia existencia de estos territorios es totalmente contraria a la imagen que la UE tiene de sí misma, cabe preguntarse cómo es posible que un simbolismo tan fuerte y contradictorio haya pasado desapercibido para los investigadores dedicados al estudio de la UE. De hecho, desde la fundación de la actual Unión Europea en 1957, los tratados europeos siempre han incluido un párrafo que estipula que sólo los «Estados europeos» pueden convertirse en miembros; que sepamos, este párrafo sólo se ha utilizado una vez, para rechazar la solicitud de adhesión de Marruecos en 1986 [4]. Así pues, para «unirse a Europa», un país debe ser primero europeo. Pero si es así, ¿qué hacer con los Estados miembros que siguen establecidos en continentes diferentes, o más exactamente con los Estados que son simultáneamente europeos y africanos, europeos y sudamericanos, etc.?
En cierto modo, este libro nació de esa curiosidad. Sospechamos que la negligencia o reticencia de los académicos europeos y de la propia Unión Europea a reconocer la existencia de estos puestos avanzados de ultramar es sintomática de su renuencia a abordar la historia y el legado del colonialismo. Para que los investigadores y los responsables políticos reconozcan estos territorios «no europeos», la Unión Europea tendría que estar dispuesta a aceptar, explicar y debatir la relación histórica y actual entre el colonialismo europeo y la integración europea. En otras palabras, investigar el paradero de los puestos avanzados olvidados de la comunidad europea nos lleva necesariamente a considerar una historia igualmente olvidada de la integración europea. Hasta la fecha, esta historia nunca se ha estudiado con rigor[5].
Nuestro libro analiza esta falta de investigación histórica. Sin embargo, no pretende simplemente llenar un vacío en el estudio de Europa y la integración europea. El objetivo de nuestra investigación es situar la historia de la integración europea sobre una base nueva y sólida, restableciendo sus dimensiones coloniales y geopolíticas. Al hacerlo, refutamos la narrativa dominante de la historia de la UE, a menudo respaldada oficialmente.
No debe sorprender que la historia oficial de la Unión Europea promovida por Bruselas haga hincapié en la aprobación popular que acompañó a su fundación tras la Segunda Guerra Mundial, un periodo en el que los líderes políticos pretendían, a través de la integración europea, fomentar la paz y la cooperación y superar así las rivalidades nacionalistas y las aspiraciones imperiales. Esto queda patente en la promoción por parte de la Comisión Europea de diversas narrativas sobre las etapas históricas de la integración europea, los padres fundadores y otros tropos históricos, todo ello diseñado para dar a los ciudadanos europeos de hoy la imagen de una organización que defiende una causa noble y que no tiene otro propósito histórico que hacer el bien[6]. Esta estrategia fue especialmente flagrante durante las celebraciones del cincuentenario de la UE en 2007. Por supuesto, el Premio Nobel de la Paz concedido a la Unión Europea en 2012 no hizo sino reforzar esta imagen.
Más sorprendente es la correspondencia tácita entre esta historia oficial y los supuestos que suelen guiar la investigación sobre la UE. De hecho, pocos trabajos sobre la historia de la integración europea consiguen mantener una distancia crítica con el tipo de «europeísmo» que sustenta el relato positivo de Bruselas sobre los orígenes de la UE, una distancia que los historiadores y científicos sociales aprendieron hace tiempo a adoptar al abordar los diversos proyectos nacionalistas o de construcción de naciones en la Europa de finales del siglo XIX. Esta actitud crítica es igualmente necesaria en el caso de la UE, no como Estado-nación, de hecho o en ciernes, sino porque, en su búsqueda de legitimidad popular, utiliza los mismos métodos y estrategias que los Estados-nación durante su construcción. Dado que la historiografía es una de las más poderosas de estas estrategias, resulta crucial considerar la complicidad de los historiadores e investigadores especializados en temas europeos a la hora de establecer una interpretación selectiva y sesgada del pasado de la UE. Está surgiendo una tendencia general en la forma de narrar el proceso de integración europea: se disocia de los procesos de colonialismo y descolonización, y se describe como un proyecto no colonial, a-colonial o a veces incluso anti-colonial.
Sostenemos que esta interpretación selectiva sirve sobre todo de mito, de relato fundador de los orígenes puros, de la Inmaculada Concepción, que pone en pie los principales elementos de una identidad europea ingenua e idealizada. Aunque no se refiere a la cuestión del colonialismo como tal, el historiador Mark Gilbert plantea un punto importante cuando afirma que los estudios europeos aún no han conseguido deshacerse de una visión cándida de la historia de su tema[7]. Con demasiada frecuencia, los estudios europeos asumen que la integración europea es un fenómeno imbuido de un espíritu y una teleología progresistas, más o menos como los intelectuales nacionalistas que en el pasado se negaron a echar un vistazo crítico a los orígenes históricos de los proyectos nacionales. La sustitución de la historia por el mito es peligrosa. Se está enseñando a los estudiantes y al público en general a ver el proyecto europeo de una forma que en realidad es muy poco europea si se desvincula de una de las cuestiones históricas más importantes de Europa: el proyecto imperialista.
La integración europea como proyecto euroafricano
El propósito del estudio que proponemos en este libro es establecer y analizar la relación entre la integración europea y el colonialismo. Más concretamente, pretendemos poner de relieve un proyecto político y una constelación geopolítica largo tiempo olvidados o reprimidos que consideramos esenciales para comprender adecuadamente la historia de la integración europea y las historias conexas de África y Europa en el siglo XX. Esta constelación se llamó «Eurafrica», y es su historia la que vamos a contar.
Numerosos libros han analizado Europa, la Unión Europea y África como formaciones políticas, culturales y económicas. Más recientemente, importantes obras han trazado también la relación histórica entre África y Europa y han descrito cómo ambos territorios, partes indivisibles de una misma cultura mediterránea en la antigüedad, se separaron para convertirse en unidades continentales aparentemente autónomas con características contrastadas, incluso antitéticas, al final de un lento y violento proceso de cruzadas, exploraciones, conquistas, esclavitud y colonización. Este largo proceso se ha sustentado en un poderoso imaginario que presenta a los pueblos del Norte como vectores del progreso, la civilización y los valores universales, y a los del Sur como la encarnación de la ignorancia, la oscuridad y el salvajismo. El modo en que África y Europa se han ido configurando ideológica, política y económicamente de acuerdo con estas pautas es hoy un tema bien estudiado[8].
Sin embargo, estas publicaciones prestan poca atención al proyecto euroafricano que reforzó la desigualdad colonial a mediados del siglo XX y la perpetuó en el orden mundial contemporáneo. Nuestra contribución pretende documentar este aspecto de la cuestión. Examinamos una compleja historia del siglo XX en la que los intentos de unificar Europa siempre han coincidido con los esfuerzos por estabilizar, reformar y reinventar el sistema colonial en África. ¿Qué podemos deducir de esta fuerte correlación? Demostramos que Eurafrica, incluso cuando pasó del estatus de representación geopolítica con connotaciones utópicas en los años veinte al de realidad política en los cincuenta, siempre ha sido el lugar por excelencia en el que el interés por la integración europea coincidió con las ambiciones coloniales. Según el principio eurafricano, la integración europea sólo podía lograrse mediante la explotación coordinada de África, y África sólo podía explotarse eficazmente si los Estados europeos cooperaban y combinaban sus competencias económicas y políticas.
Nuestro estudio esboza los orígenes y el desarrollo de Eurafrica como concepto geopolítico en el periodo de entreguerras, defendido entonces ferozmente por la Unión Paneuropea Internacional, entre otras muchas organizaciones. A continuación muestra cómo Eurafrica se convirtió en una realidad política con la fundación en 1957 de la Comunidad Económica Europea (CEE), precursora de la actual Unión Europea. En el momento de su creación, la CEE incluía no sólo a Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo, los Países Bajos y Alemania Occidental, sino también las principales posesiones coloniales de sus Estados miembros. En la jerga oficial, estas últimas se denominaban «Países y Territorios de Ultramar» (PTU), y comprendían principalmente el Congo Belga, el África Occidental Francesa (AOF) y el África Ecuatorial Francesa (AEF). Argelia, que entonces formaba parte integrante de la Francia metropolitana como departamento, se integró oficialmente en la CEE, aunque quedó excluida de ciertas cláusulas del tratado.
Así pues, a ojos de los promotores de la integración europea, su comunidad iba mucho más allá de las fronteras del continente europeo y constituía una nueva esfera de influencia geopolítica. Informal u oficialmente, las negociaciones de la CEE se referían a esta esfera como «Eurafrica», y una de las principales intenciones de los defensores de la integración europea era precisamente dar vida a esta entidad. Se trataba ante todo de resolver el problema colonial, que Francia en particular, pero también Bélgica, encontraban cada vez más difícil de resolver. Se trataba también de consolidar los intereses europeos en un orden mundial en el que su campo de acción se reducía. «Hacia Eurafrica» titulaba Le Monde el 21 de febrero de 1957, un día después de que los seis dirigentes europeos hubieran concluido con éxito las negociaciones preliminares del Tratado de Roma[9]. Unos días más tarde, el Primer Ministro francés Guy Mollet bajaba de su avión en Washington para visitar al Presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower y anunciar que no sólo los europeos habían decidido unirse, sino que «había nacido una unión aún mayor: Eurafrica»[10 ].
Como demostraremos más adelante, el proyecto euroafricano no se limitó a Europa o África, ni fue simplemente un esfuerzo por salvar la distancia entre ambas. Más bien, Eurafrica debe considerarse como una formación más amplia dentro de la cual se replanteó la relación entre Europa y África durante la mayor parte del siglo XX. En otras palabras, nuestro estudio reafirma la importancia de una causalidad histórica olvidada, constitutiva tanto del proyecto de integración europea, o de la propia Unión Europea, como de la fundación del África poscolonial. Es necesario «reafirmarla», porque en la misma época en que se desarrollaba el concepto de Eurafrica, de los años veinte a los cincuenta, su realización parecía a muchos una cuestión de curso histórico, una cuestión de curso a realizar. Como señaló el gran historiador del colonialismo francés René Girault: «Cuando se releen los artículos y discursos de los principales dirigentes franceses de hoy, sorprende la omnipresencia y la intensidad del tema euroafricano[11].
Dependiendo del contexto, Eurafrica se presentaba a veces como una necesidad, a veces como una posibilidad, una tarea común europea, un futuro utópico, un interés estratégico, un imperativo económico, un proyecto pacífico, la carga del hombre blanco, la última oportunidad de Europa o la única esperanza de África. Los politólogos, políticos y otros participantes en el debate público que defendían el proyecto solían hacer hincapié en su importancia histórica; Eurafrica era sencillamente esencial para la supervivencia geopolítica y económica de Europa. Por supuesto, no todo el mundo era de esta opinión. El proyecto se enfrentó a una feroz oposición desde múltiples campos, y ni que decir tiene que los africanos prácticamente no tenían voz ni voto en el asunto. «En aquel momento, nadie les pidió su opinión sobre el asunto, porque no tenían voz independiente», escribió Schofield Coryell en 1962 en un número de Africa Today[12]. Pero se impuso la mayoría europea, encabezada por eurafricanistas acérrimos como el Primer Ministro francés Guy Mollet, el Ministro de Asuntos Exteriores belga Paul-Henri Spaak y el Canciller alemán Konrad Adenauer, y se creó la flamante CEE en forma de lo que Business Week llamó, en un reportaje posterior a las ceremonias de firma del tratado en Roma: «Un nuevo trato para el continente negro»[13].
Al volver a poner en primer plano esta entidad antaño primordial, desplazamos el terreno en el que la investigación acaba de concentrarse en su análisis del desarrollo político, económico e ideológico de los dos continentes. Eurafrica define un espacio geopolítico que, una vez reconstruido, nos permite dilucidar o responder a una serie de cuestiones históricas y políticas cruciales. ¿Por qué se aceleró la integración europea en los años cincuenta? ¿Por qué el panafricanismo nunca llegó a despegar realmente en África tras la independencia? ¿Cómo y con qué fines se concibieron los acuerdos y tratados entre la Unión Europea y la Unión Africana? Es evidente que la historia de Eurafrica no basta por sí sola para responder a todas estas preguntas. Pero las respuestas seguirán siendo incompletas mientras la historia de Eurafrica no se incluya en la ecuación.
Europa como potencia mundial
Un libro de este tamaño no puede abarcar todas las iniciativas, organizaciones y controversias que rodean el proyecto euroafricano. En su lugar, pretendemos presentar las líneas maestras de nuestra argumentación histórica y la documentación que la sustenta.
Desde un punto de vista teórico, sostenemos que la historia de Eurafrica revela la necesidad de considerar Europa y África desde el ángulo de una teoría de la globalidad y las relaciones internacionales, liberada de categorías nacionales, continentales y eurocéntricas. Hace veinte años, África era vista como una periferia estancada y monótona, un agujero negro en la red globalizada de nuestra sociedad hiperconectada[14]. Hoy en día, alabamos a un África en auge, ese «continente del futuro», tomado al asalto por Estados, organizaciones internacionales y grandes multinacionales ávidas de beneficios y recursos. La historia de Eurafrica es fundamental para entender esta «nueva carrera por África»: cómo puede ocurrir, qué está en juego y qué papel está desempeñando la Unión Europea en este fenómeno.
De hecho, desde la caída de la Unión Soviética, y más aún desde principios del siglo XXI, se han multiplicado los llamamientos y los intentos concretos para que la Unión Europea adopte una política exterior y de seguridad común y asuma una misión y una responsabilidad internacionales. Se parte de la base de que, por primera vez en su historia, la UE se está posicionando como un actor importante en la escena internacional. Según este supuesto, la UE no era hasta hace poco más que una organización regional. Su papel y su función en el contexto de la Guerra Fría venían dictados por las superpotencias reales, y tuvo que esperar al fin del orden mundial bipolar para poder reivindicar por fin ser una potencia mundial y hablar con autoridad al resto del mundo. Pero si miramos más allá del simple marco de la Guerra Fría, nos damos cuenta de que desde el principio la Unión Europea tuvo una visión global y geopolítica, con los nombres en clave de «asociación», «interdependencia» y «Eurafrica». Para entender lo que puede significar que la UE se convierta en una potencia mundial, primero tenemos que ver lo que ocurrió la última vez que la integración europea tuvo la misma ambición. Del mismo modo, para comprender plenamente las actuales convulsiones en el norte de África y más allá como resultado de lo que comúnmente se ha denominado la «primavera árabe», y para hacer una evaluación adecuada de la actitud y la participación de la UE en estos acontecimientos, es importante recordar que la UE siempre ha estado muy implicada en la región desde su creación.
Eurafrique como método
La historia de Eurafrica es importante porque socava uno de los aspectos más perniciosos de los paradigmas geográficos e historiográficos nacidos en Occidente. Cualquier analista serio se habrá dado cuenta de que existe una categoría historiográfica específica que se impone a priori, por así decirlo, en cualquier descripción de África en el orden mundial moderno. Esta categoría presenta a África y Europa como los dos polos de una constelación binaria. Cualquiera que sea la forma que adopte esta binaridad constante, esta dicotomía imaginaria nos impide concebir África como otra cosa que, en palabras del historiador Paul Zeleza, «una masa inerte de ausencias que requiere la presencia de Europa»[15 ]. Una epistemología racista y colonial profundamente arraigada en la ideología dominante priva a África de toda posibilidad de escapar a su destino como eslabón débil de esta díada, al tiempo que impide a los europeos abandonar su misión civilizadora. Obliga tanto a africanos como a europeos a repetir el mismo escenario, en el que los primeros son reducidos a los papeles de villanos o víctimas, mientras que los segundos son retratados como cooperantes, diplomáticos, magnates del petróleo, banqueros o soldados, esperando entre bastidores, listos para corregir o erradicar a cualquiera que desafíe seriamente el patrón de complementariedad desigual en el que permanecen congeladas las relaciones afroeuropeas.
Revelar cómo esta binaridad colonial permitió y corrompió el proceso de integración europea y descolonización africana puede tener un efecto distanciador en este contexto. Al tratar de cuestionar la concepción tradicional de la relación entre «Europa» y «África», la historiografía crítica suele centrarse en desentrañar las operaciones discursivas que han construido estos dos continentes como entidades antitéticas. Aunque totalmente compatible con tales deconstrucciones anticoloniales, poscoloniales o decoloniales de las epistemologías coloniales europeas, nuestro método es diferente. Nos basamos en un análisis de las fuentes que conforman la historia de la construcción de Europa y de las relaciones euroafricanas, que en sí mismas contradicen empíricamente el discurso dominante sobre el progreso de Europa y África hacia la modernidad y la integración. En otras palabras, la imagen que Europa tiene de sí misma y los relatos que produce sobre su relación con África se hacen añicos cuando se confrontan con el registro histórico: este último, rico en documentación explícita y elocuente, traza la historia de un sujeto europeo que, inquieto por su futura viabilidad económica y geopolítica, se vuelve hacia elobjeto africano para ofrecerse un nuevo soplo de vida. Como comentaba un analista en 1955, dos años antes de la creación de la CEE: «Es en África donde se hará Europa»[16].
Por eso también debemos tener cuidado de interpretar correctamente los archivos. Nuestra argumentación se basa en una cuidadosa evaluación de las tendencias políticas que prevalecían a finales de la década de 1950, cuando se estaba desarrollando el proyecto euroafricano. Este enfoque dicta también la organización del libro.
El capítulo 1 sitúa los orígenes de Eurafrica en los debates de entreguerras sobre la «crisis de Europa». La inestabilidad de Europa y la superpoblación que parecía caracterizarla justo después de la Primera Guerra Mundial se consideraban consecuencias de su falta de Lebensraum (espacio vital) y de su compresión entre dos superpotencias imperiales emergentes, al este y al oeste. En este contexto, muchos destacados políticos, científicos e intelectuales europeos vieron en África un remedio para los males de Europa. Creían que los territorios y recursos que poseía sólo podrían desarrollar todo su potencial mediante «la unión de todas las naciones colonizadoras», como explicó Hubert Lyautey en 1931, y mediante la puesta en común de sus posesiones de ultramar «en interés moral y material de todos»[17].
El capítulo 2 muestra cómo estos puntos de vista se reavivaron y estos planes se pusieron gradualmente en marcha después de la Segunda Guerra Mundial. Las cuestiones coloniales ocuparon un lugar central en los intentos y esfuerzos por fomentar una cooperación más estrecha entre los países de Europa Occidental devastados por la guerra, ahora bien conscientes de su declive en la escena internacional. Este capítulo examina esta evolución hasta el proyecto de Comunidad Europea de Defensa (CED), abortado en 1954.
El capítulo 3 se abre con el relanzamiento de la integración europea iniciado por la Conferencia de Mesina en 1955, que condujo dos años más tarde a la creación de la Comunidad Económica Europea (CEE) y a la realización de Eurafrica mediante la asociación de los territorios coloniales de los Estados miembros al mercado común. Nuestro análisis concluye con la realización del régimen de asociación euroafricano mediante el Tratado de Roma de 1957.
El último capítulo concluye con un debate más amplio sobre las explicaciones históricas y las implicaciones futuras del proyecto euroafricano.
Nuestro relato combina así un estudio diacrónico de los debates euroafricanos de los años veinte a los cincuenta (Capítulos 1 y 2) con un análisis sincrónico de los años decisivos 1955-1957, en los que Eurafrica se impuso como condición necesaria para la creación de la CEE (Capítulo 3). Conscientes de que el tema sigue siendo controvertido en la investigación sobre cuestiones europeas, nos detenemos en las negociaciones que condujeron a la firma del Tratado de Roma. Fue aquí donde la idea euroafricana alcanzó su punto culminante y se hizo políticamente operativa. Nuestra investigación nos lleva a la conclusión de que Eurafrica hizo posible el proceso de integración europea y es, por tanto, una parte oculta de la historia de la Unión Europea. En una palabra, la UE no habría surgido en ese momento de la historia si no se hubiera concebido como una empresa de europeización del colonialismo.
El silencio que rodea al proyecto euroafricano obedece a varias razones: ya hemos esbozado algunas de ellas y profundizaremos en los capítulos siguientes. Sin embargo, conviene señalar de entrada los factores que han perpetuado la idea de que Eurafrica es un tema poco interesante. En primer lugar, la mayoría de los trabajos académicos sobre la historia de la Unión Europea se enmarcan en presupuestos eurocéntricos, y la historia de Europa y África casi siempre describe estos dos continentes como entidades aisladas. También hay que señalar que, en otro ámbito de investigación, la historia del colonialismo suele centrarse en los sistemas coloniales de los distintos Estados imperiales o nacionales, que aparecen así como realidades distintas. En esta lógica, la historia mundial y los procesos planetarios quedan truncados o revisados, y Eurafrica queda al margen, ya que pertenece a una constelación geopolítica que va más allá de las simples categorías continentales o nacionales. Pero el borrado del proyecto euroafricano, o su tergiversación, también se debe a que escapa a los dos paradigmas historiográficos que dominan el estudio de las relaciones entre Europa y África en la posguerra: el «prisma de la Guerra Fría», como lo denomina el historiador Matthew Connelly[18], y el de la «descolonización», demasiado a menudo retratado como un simple proceso de ruptura.
En diálogo con estas orientaciones historiográficas, nuestro libro propone un nuevo punto de partida teórico en el campo de la integración europea, así como en el de la historia del colonialismo. En primer lugar, rechazamos la idea de que el colonialismo europeo y la relación UE-África puedan resumirse como la suma de las historias coloniales nacionales europeas. También rechazamos la idea de que Europa y África puedan estudiarse como unidades continentales perfectamente disociables. En su lugar, proponemos una tercera opción, que hace de la unidad euroafricana el marco principal de nuestro análisis, a saber, el estado de ánimo y el ímpetu institucional que, a partir del periodo de entreguerras, hicieron de Europa el elemento inseparable de un todo euroafricano. Una vez más, no había Europa sin Eurafrica. Al volver a poner en primer plano la historia del proyecto euroafricano, se ofrece un nuevo concepto crítico a las ciencias humanas y sociales de nuestra era globalizada. Eurafrica reviste una importancia capital para el estudio de Europa, África, la Unión Europea, la globalización, el colonialismo y el poscolonialismo, precisamente porque revela una realidad olvidada en la frontera entre todos estos objetos.
Como explicamos en nuestro último capítulo, el proyecto euroafricano aparece como una fase de transición, una formación intermedia a través de la cual los estados europeos adaptaron y reconsideraron sus ambiciones coloniales para adaptarse a los equilibrios geopolíticos surgidos tras la Segunda Guerra Mundial. En este sentido, para los Estados europeos que fundaron la CEE en 1957, Eurafrica fue un acuerdo que les permitió asegurar su presencia y sus intereses en África mediante una nueva relación de asociación mutua, teniendo en cuenta oficialmente las demandas de los movimientos anticoloniales, sin renunciar en realidad a su papel de protectores y guardianes. Para los Estados africanos que empezaron a liberarse en 1957, Eurafrica permitió a las élites políticas de los Estados soberanos emergentes llegar a un compromiso con sus antiguos amos coloniales, mediante acuerdos que beneficiaban a ambas partes, pero en detrimento de la mayoría de los africanos, para quienes la descolonización no cambió nada o resultó ser un «no acontecimiento», según la expresión de Achille Mbembe[19].
Recuperar la importancia de la historia de Eurafrica nos ayuda a comprender por qué la descolonización no fue la ruptura con el pasado que a menudo se describe. En la mayor parte de África, el Estado poscolonial se limitó a establecerse dentro de las estructuras ya creadas por la autoridad colonial, reprodujo las rutinas de la administración colonial y siguió gestionando sus actividades económicas y comerciales según los viejos patrones. En este contexto, el programa euroafricano también demostró ser un antídoto eficaz contra el panafricanismo y todos los demás planes de integración y regionalización desarrollados de forma independiente en África. De hecho, ésta podría considerarse la verdadera función histórica del Acuerdo de Asociación de la CEE: ajustar las relaciones internacionales, la extracción económica y los medios de producción a un orden mundial compuesto por Estados africanos independientes sobre el papel, al tiempo que conservaban el control de los recursos del continente. Una vez cumplida esta tarea, Eurafrica desapareció de la agenda política a mediados de la década de 1960, ya que la CEE y otras organizaciones internacionales proporcionaron medios más eficaces y menos costosos de perpetuar la injerencia europea en los asuntos africanos, pero esta vez bajo la apariencia de ayuda al desarrollo y apoyo diplomático.
Es cierto que Eurafrica ha tenido una larga vida en la escena política internacional, y esta brevedad podría verse como una señal de que las políticas de asociación colonial ideadas por la CEE acabaron en fracaso cuando todos los países anteriormente bajo soberanía europea optaron finalmente por la descolonización. Pero este aparente fracaso oculta en realidad el éxito de la aventura euroafricana, cuyas repercusiones aún se dejan sentir hoy en día.
Notas
[1] Ver la página » Países y Territorios de Ultramar » en el sitio de la Comisión Europea (<https://ec.europa.eu/>).
[2] Pour quelques exceptions notables, voir notamment Peter Gold, Europe or Africa. A Contemporary Study of the Spanish North African Enclaves of Ceuta and Melilla, Liverpool University Press, Liverpool, 2000 ; Karis Muller, » «Concentric Circles» at the Periphery of the European Union «, Australian Journal of Politics and History, vol. 46, n° 3, 2000 ; Nic Maclellan et Jean Chesneaux, After Moruroa. France in the South Pacific, Ocean Press, Melbourne, 1998 ; et certains articles in Rebecca Adler-Nissen et Ulrik Pram Gad (dir.), European Integration and Postcolonial Sovereignty Games. The EU Overseas Countries and Territories, Routledge, Londres, 2012.
[3] Véase Johan Galtung, The European Community. A Superpower in the Making, George Allen & Unwin, Londres y Oslo, 1973, p. 64.
[4] Como señala Iver B. Neumann, cuando Marruecos solicitó su adhesión a la Unión Europea en 1986, «su solicitud fue tratada de forma inequívoca». Como señala Neumann, cuando Marruecos expresó su deseo de ingresar en la Unión Europea en 1986, «su solicitud fue tratada de forma inequívoca; a Rabat se le dijo simplemente que la organización estaba abierta sólo a los europeos, ni más ni menos. Así que no hubo ambigüedad, sino un rechazo categórico y la identificación de Marruecos como un Estado claramente «no europeo»». Véase Iver B. Neumann «European identity, EU expansion, and the integration/exclusion nexus», Alternatives, vol. 23, nº 3, 1998, p. 400.
[5 ] Hasta la fecha, no existe ningún estudio que rastree el vínculo entre la integración europea y el África colonial en toda su dimensión histórica. Lo más cerca que hemos llegado son los artículos de Marie-Thérèse Bitsch y Gérard Bossuat (eds.), L’Europe unie et l’Afrique. De l’idée d’Eurafrique à la convention de Lomé I, Bruylant, Bruselas, 2005; y Thomas Moser, Europäische Integration, Dekolonisation, Eurafrika. Eine historische Analyse über die Entstehungsbedingungen der Eurafrikanischen Gemeinschaft von der Weltwirtschaftskrise bis zum Jaunde-Vertrag, 1929-1963, Nomos Verlagsgesellschaft, Baden-Baden, 2000.
[6] Voir par exemple Peo Hansen, ¿Sólo europeos? Essays on Identity Politics and the European Union, Umeå University, Umeå 2000 ; Cris Shore, Building Europe. The Cultural Politics of European Integration, Routledge, Londres, 2000.
[7] Mark Gilbert, «Narrar el proceso. Questioning the progressive story of European integration», Journal of Common Market Studies, vol. II. 46, n° 3, 2008.
[8 ] Varias obras importantes han contribuido a aclarar esta cuestión, en particular los libros de Ali A. Mazrui y Valentin. Y. Mudimbe. Para Ali A. Mazrui, véase por ejemplo The African Condition. A Political Diagnosis, Heinemann, Londres, 1980 y Africa and Other Civilizations. Conquest and Counter-Conquest, The Collected Essays of Ali A. Mazrui, World Africa Press, Trenton 2002. Para V. Y. Mudimbe, véase L’Invention de l’Afrique. Gnose, philosophie et ordre de la connaissance, Présence africaine, París, 2021 [1988] y The Idea of Africa, Indiana University Press, Bloomington, 1994.
[9] «Première étape vers l’Eurafrique», Le Monde, 21 de febrero de 1957.
[10] AHUE (Archives Historiques de l’Union Européenne), EN 2735, «Discurso del Primer Ministro Guy Mollet a su llegada al aeropuerto de Washington», 25 de febrero de 1957.
[11] René Girault, «Les indépendances des pays d’Afrique noire dans les relations internationales», en Charles-Robert Ageron y Marc Michel (eds.), L’Afrique noire française. L’heure des indépendances, CNRS Éditions, París, 2010, p. 549.
[12] Schofield Coryell, «French Africa and the Common Market», Africa Today, vol. 9, noviembre de 1962, p. 12.
[13 ] » New Deal for the Dark Continent?», Business Week, 20 de abril de 1957, citado por Karis Muller, «Iconographie de l’Eurafrique», en Marie-Thérèse Bitsch y Gérard Bossuat (eds.), L’Europe unie et l’Afrique, op. cit. p. 29.
[14] Manuel Castells, La era de la información. Economy, Society and Culture, vol. 3 : End of Millenium, Blackwell, Oxford, 1998, p. 73.
[15] Paul T. Zeleza, » Africa : the changing meanings of «African» culture and identity «, en Elisabeth Abiri et Håkan Thörn (dir.), Horizons. Perspectives on a Global Africa, Museion/Université de Göteborg, Gotemburgo, 2005, p. 43.
[16] Jean-Michel de Lattre, «Les grands ensembles africains», Politique étrangère, vol. 20, n° 5, 1955, p. 543.
[17] Citado en Patricia Morton, Hybrid Modernities. Architecture and Representation at the 1931 Colonial Exposition, París, The MIT Press, Cambridge, 2000, p. 314.
[18] Véase Matthew Connelly, «Taking off the cold war lens. Visions of North-South conflict during the Algerian war for independence», American Historical Review, vol. 105, n° 3, 2000. 105, n° 3, 2000.
[19] Achille Mbembe, Sortir de la grande nuit. Essai sur l’Afrique décolonisée, La Découverte, París, 2010, p. 58.
2. Acaparamiento de tierra
A partir de la publicación del último IPES-Food Report, el autor analiza uno de los problemas más graves que afectan a los campesinos tanto del sur como del norte global: el acaparamiento de tierras por las grandes empresas de agronegocio. https://www.elsaltodiario.com/
El acaparamiento de tierras y los pobres rurales
Inversores, empresas agroalimentarias e incluso fondos soberanos han adquirido tierras de cultivo por todo el mundo. La adquisición exponencial de tierras ha asumido nuevas formas, pero la inmensa mayoría de las operaciones de más envergadura sustraen tierras a la producción de alimentos.
Jomo Kwame Sundaram 28 jun 2024 05:23
Desde 2008 las adquisiciones de tierras agrícolas han duplicado los precios de estas en todo el mundo, lo cual ha ejercido una enorme presión sobre las explotaciones agrícolas familiares y sobre innumerables comunidades rurales pobres. Tales adquisiciones esta empeorando los índices de desigualdad, de pobreza y de inseguridad alimentaria.
La extenuación de la tierra y de los agricultores
El nuevo IPES-Food Report pone de relieve los acaparamientos de tierras, incluidas las adquiridas supuestamente para lograr objetivos «verdes», los medios financieros utilizados para efectuarlos y otras implicaciones importantes. Los gobiernos, los financieros, los especuladores y el agronegocio, todos ellos dotados de un enorme poder, están obteniendo de forma oportunista el control de una superficie cada vez mayor de tierras cultivables. El informe señala que la subida de los precios de los alimentos y el colapso financiero de 2007-2008 catalizaron la adquisición ulterior de tierras, mientras que la flexibilización cuantitativa y la financiarización verificadas tras la crisis financiera mundial de 2008 permitieron ulteriores acaparamientos de tierras. Inversores, empresas agroalimentarias e incluso fondos soberanos han adquirido tierras de cultivo por todo el mundo. Las empresas agroalimentarias y los inversores quieren adquirir tierras para obtener más beneficios, por lo que instan a los gobiernos a permitir las adquisiciones. Las tierras cultivables se destinan en estos momentos a la explotación de cultivos destinados al mercado, a la extracción de recursos naturales, a la minería, al desarrollo inmobiliario y de infraestructuras, y a proyectos «verdes», como los biocombustibles. La adquisición exponencial de tierras ha asumido nuevas formas, pero la inmensa mayoría de las operaciones de más envergadura sustraen tierras a la producción de alimentos. De modo especular, la agricultura industrial, ambientalmente dañina, se ha extendido, empeorando la situación de la pobreza rural y provocando los consabidos flujos migratorios.
La nueva fiebre por la adquisición de tierras ha desplazado a los pequeños agricultores, a los pueblos indígenas, a los pastores y a las comunidades rurales o bien ha erosionado su acceso a la misma. Ha agravado la pobreza rural, la inseguridad alimentaria y la desigualdad en la distribución de la tierra. La marginación de los usuarios locales de esta ha hecho que la agricultura familiar sea menos viable. Las «adquisiciones verdes» implican que gobiernos y empresas se apropian de tierras para dudosas plantaciones de árboles a gran escala, proyectos de compensación de la biodiversidad, de secuestro de carbono, de conservación y de producción de biocombustibles, así como de otros proyectos relacionados con el «hidrógeno verde». Las demandas de agua y de otros recursos también amenazan la producción de alimentos. La fiebre por la tierra se ha frenado recientemente, pero las presiones y tendencias subyacentes continúan. La pandemia, las guerras de Ucrania y Gaza y las respuestas dadas por los gobiernos y por los mercados a este contexto han reavivado el discurso alarmista de la «escasez de alimentos», justificando más acaparamientos.
Invertir en la desposesión
Las inversiones agrícolas se multiplicaron por diez entre 2005 y 2018. En 2023 novecientos sesenta fondos de inversión especializados en activos agrícolas y alimentarios poseían propiedades por valor de más de 150 millardos de dólares. Casi el 45 por 100 de la totalidad de las inversiones en tierras agrícolas efectuadas en 2018, cuyo montante ascendió a 15 millardos de dólares, fueron realizadas por fondos de pensiones y compañías de seguros. Durante el periodo transcurrido entre 2005 y 2017, los fondos de pensiones, las compañías de seguros y los fondos dotacionales invirtieron 45 millardos de dólares en tierras agrícolas.
No resulta extraño, pues, que los precios de la tierra hayan subido continuamente durante dos décadas en América del Norte y durante tres en Canadá. En el periodo 2008-2022, los precios de la tierra casi se duplicaron en todo el mundo, ¡llegando a triplicarse en Europa Central y del Este! Los fondos de pensiones y otros vehículos de inversión privados duplicaron los precios de los terrenos agrícolas en el Reino Unido durante el periodo 2010-2015. Más recientemente, las inversiones en tierras agrícolas efectuados en Estados Unidos ¡se han duplicado desde la pandemia! El 1 por 100 de las mayores explotaciones agrícolas del mundo posee ahora el 70 por 100 de las tierras agrícolas totales. En América Latina el 55 por 100 de las explotaciones sólo posee el 3 por 100 de las tierras de cultivo.
Más de la mitad de las tierras de cultivo así obtenidas se destinan a cultivos de regadío. Aunque la quinta parte de las transacciones de tierras a gran escala afirman ser «verdes», el 87 por 100 se encuentran en zonas de alta biodiversidad. La minería, por otro lado, representó el 14 por 100 de las adquisiciones de tierras a gran escala durante la última década. La creciente demanda de tierras raras y otros minerales críticos está impulsando la minería en antiguas tierras de cultivo, empeorando la degradación ambiental y provocando conflictos. En lugar de proteger los intereses nacionales, sociales o comunitarios, la normativa vigente parece proteger a los culpables. Los términos de estas transacciones con frecuencia empeoran las cosas. Así, por ejemplo, las corporaciones extranjeras demandaron con éxito al gobierno colombiano por intentar detener su proyecto minero a gran escala.
Apropiaciones de tierras verdes
Algunos gobiernos y grandes empresas abogan por el cumplimiento de las normas ambientales, sociales y de gobernanza (ASG). Invocan, pues, la sostenibilidad, incluidos los objetivos climáticos, para justificar planes elitistas de conservación y compensación de carbono. Más de la mitad de los compromisos gubernamentales de eliminación de carbono afectan a tierras de pequeños agricultores y pueblos indígenas. Las promesas gubernamentales de absorber dióxido de carbono en la superficie terrestre comprometen casi 1.200 millones de hectáreas, lo cual equivale a la superficie mundial de tierras de cultivo. A pesar de los modestos beneficios para el clima, se prevé que los problemáticos mercados de compensación de carbono se cuadrupliquen en los próximos siete años, lo que impulsará aún más el acaparamiento de tierras. Sólo el gigante petrolero Shell ha destinado más de 450 millones de dólares a proyectos de compensación.
La tierra africana acaparada
El acaparamiento de tierras es un fenómeno de alcance mundial, que ha afectado a los distintos lugares de forma diferente, habiendo afectado de forma significativa al África subsahariana y a América Latina, mientras que la desigualdad de la distribución de la tierra crece en esta última región, en Europa Central y Oriental y en Asia Meridional. Susan Chomba y Million Belay han concluido que se han efectuado en torno a mil transacciones de tierras a gran escala en África desde 2000. Mozambique contaba con ciento diez transacciones de este tipo, seguido de Etiopía, Camerún y la República Democrática del Congo (RDC). Blue Carbon, dirigida por un miembro de la realeza de Dubái, opera con una posesión de aproximadamente 25 millones de hectáreas. La empresa ha comprado derechos sobre bosques y tierras de cultivo para vender compensaciones de carbono. La tierra procede de cinco gobiernos africanos anglófonos y afecta a la quinta parte de Zimbabue y a la décima parte de Liberia, Kenia, Tanzania y Zambia. Las transacciones de tierras a gran escala ponen en mayor riesgo a las comunidades indígenas y de pastores. En Etiopía, Ghana y otros países, la venta de tierras ha obligado a los agricultores a trabajar en parcelas más pequeñas y fragmentadas, a convertirse en asalariados o a emigrar, lo que ha mermado su capacidad para alimentarse a sí mismos, a sus comunidades y a otras personas.
Los pequeños propietarios, los pastores y las comunidades indígenas han protegido durante mucho tiempo su tierra y su biodiversidad. Sin embargo, la mayoría carece ahora de los derechos y de los medios para hacerlo de forma más eficaz, por no hablar de sus recursos para alimentar África y mejorar la acción climática. La crisis climática se está utilizando, pues, contra las comunidades rurales africanas.
Inter Press Service
Artículo original: Land Grabs Squeeze Rural Poor Worldwide traducido por El Salto con permiso expreso.
3. Putin premia a Ziuganov.
La reciente reunión entre Putin y Ziuganov con motivo del 80 cumpleaños de este último -debe llevar algo así como 40 como máximo dirigente del PCFR- lleva a Bhadrakumar a reflexionar sobre la democracia. https://www.indianpunchline.
Publicado el 29 de junio de 2024 por M. K. BHADRAKUMAR
Rusia da algunas lecciones de democracia
Recientemente hemos sido testigos del patético espectáculo de que, incluso después de 7 décadas de independencia y experiencia como democracia en la que cientos de millones de personas se sienten realmente empoderadas, la élite política pueda comportarse de manera infantil durante el ciclo electoral.
Pero antes no era así. Mi difunto padre solía recordar cómo Pundit Nehru, como primer ministro, se acercaba a los diputados comunistas en el Hall Central para charlar. Esto ocurría en los años 50 y 60, cuando mi padre era miembro del Lok Sabha.
Ese recuerdo salió del desván de mi mente cuando leí en la prensa rusa el extraordinario gesto del Presidente Vladimir Putin con el Secretario General del Partido Comunista Ruso, Gennady Zyuganov, con motivo de su 80 aniversario de nacimiento, el 26 de junio.
Putin honró a Ziugánov firmando un decreto presidencial por el que se concedía el título de Héroe del Trabajo de la Federación Rusa al venerable dirigente comunista.
El decreto decía que el premio era «por su destacada contribución al desarrollo del Estado ruso, la sociedad civil y su fructífera labor de muchos años». A continuación, Putin envió un mensaje personal de felicitación a Ziugánov, en el que se leía, en parte, lo siguiente:
«Se le conoce como un político experimentado y una persona honesta y de principios dedicada a los intereses de la Patria.”
«Seguís inmersos en la vida pública del país esforzándoos por defender los principios de la justicia social, aportando una contribución de peso a la labor legislativa y al parlamentarismo ruso, y abordando asuntos de importancia nacional. En particular, quisiera reconocer sus esfuerzos encaminados a mejorar el bienestar de la población y fortalecer la soberanía y las posiciones de nuestro país en el plano internacional. Estas actividades polifacéticas y tan necesarias merecen un profundo respeto.”
«Le deseo buena salud, mucho éxito en la ejecución de sus planes y todo lo mejor”.
«Una vez más, acepte mi más sincera felicitación por haber sido galardonado con el alto título de Héroe del Trabajo de la Federación Rusa».
Más tarde, Putin recibió a Ziugánov en el Kremlin. La lectura del Kremlin decía: «El Presidente agradeció al líder del Partido Comunista de la Federación Rusa sus muchos años de servicio a la Patria y señaló que su partido ha defendido invariablemente posiciones patrióticas.» [Énfasis añadido ]
Fueron palabras cuidadosamente elegidas. De hecho, Ziuganov es un hombre de fuertes convicciones y nunca dudó en articular sus posiciones sobre cuestiones políticas a través de comentarios públicos, sus declaraciones en la campaña presidencial y su historial de voto. Pero su amor sin fisuras por la Patria nunca estuvo en duda.
A menudo discrepaba de Putin. Pero éste nunca se lo tomó a pecho. En la década de 1980, Ziugánov, miembro del PCUS, llegó a criticar el programa de reformas del Secretario General Mijaíl Gorbachov, la «glasnost» y la «perestroika».
Puede parecer una paradoja, pero los buenos comunistas son en realidad grandes nacionalistas. Ziugánov se opuso a la participación occidental en Siria y apoyó las operaciones militares especiales de Rusia en Ucrania, acusando a la OTAN de planear «esclavizar a Ucrania» para crear «amenazas críticas a la seguridad de Rusia». Apoyó el llamamiento de Putin a la «desmilitarización y desnazificación» de Ucrania.
Ziugánov escribió una vez en un artículo de opinión en el New York Times: «Restauraríamos el poder del Estado ruso y su estatus en el mundo. Eso haría que sus políticas fueran incomparablemente más predecibles y responsables de lo que son hoy». Se podría decir que eso es «putinismo» puro y duro. Zyuganov cree que Rusia tiene el «papel único de pivote y punto de apoyo» de Eurasia.
Como era de esperar, Zyuganov se opuso a la privatización de las industrias estatales y prometió restaurar el control estatal de la economía. Pero en un refrescante cambio del dogma soviético, también hizo de la agricultura uno de los principales focos de atención del partido comunista, especialmente la falta de apoyo estatal a las regiones rurales.
El mérito de Putin es que no ha tenido reparos en tomar prestada la plataforma de Ziugánov, y se esfuerza por consultarle y seguir sus consejos, al tiempo que dirige Rusia descaradamente hacia un país capitalista que ha acabado con el socialismo.
Curiosamente, Ziuganov también defiende que Rusia debería aprender del exitoso ejemplo de China y construir el socialismo ruso. En una ocasión animó a los miembros del partido a leer las obras selectas de Deng Xiaoping. Y ha dejado constancia de que si su país hubiera aprendido antes del éxito de China, la Unión Soviética no se habría disuelto.
En retrospectiva, el mejor momento de Ziugánov se produjo a mediados de la década de 1990, cuando, agotado y desilusionado por la conmoción y el estupor provocados por el bandazo de Borís Yeltsin hacia el libre mercado y el capitalismo, que destrozó las vidas de amplias capas de la sociedad habituadas a una vida protegida y previsible, el pueblo ruso acudió en masa al partido comunista en las elecciones presidenciales de 1996.
De hecho, la candidatura de Zyuganov creció hasta el punto de que casi parecía que Rusia estaba recuperando el socialismo. En ese momento, Bill Clinton bajó a Moscú con su Man Friday, Strobe Albott. Alarmado por lo que vio, Clinton regresó a Washington y aprobó una hoja de ruta para garantizar la victoria de Yeltsin, incluso recurriendo al FMI. Clinton empleó a expertos estadounidenses como directores de campaña de Yeltsin, muy versados en el zen de las elecciones democráticas. El resto es historia.
Pero Ziugánov nunca mostró rencor ni amargura. De hecho, nunca ocupó un cargo público. Pero puede mirar hacia atrás con satisfacción, pues a sus 80 años se le considera la éminence grise de la política rusa, mientras que la reputación de Yeltsin está muy deteriorada.
La gran pregunta es: ¿en qué consiste la democracia? ¿Se trata de celebrar elecciones con regularidad? Acabo de visitar Irán durante una semana como parte de un grupo de observadores para presenciar las elecciones anticipadas del viernes. Lo que más me intrigó fue la lista de seis candidatos que el Consejo de Guardianes preparó cuidadosamente basándose en el compromiso de los posibles candidatos con la ideología nacional y el sistema de gobierno que Irán eligió sabiamente tras la tumultuosa Revolución Islámica de 1979.
El sutil proceso es quizá un reflejo de la mentalidad «islámica persa-chií», pero una vez anunciados los seis candidatos (entre los que hay un clérigo), se produce una igualdad de condiciones. Se celebraron cerca de media docena de debates televisivos para que la gente se familiarizara con los candidatos. Es una parodia de la verdad que sólo los conformistas puedan presentarse a las elecciones iraníes.
Es casi imposible organizar presidentes a medida. La experiencia demuestra que, una vez elegidos para un alto cargo, algunos de ellos tienden incluso a comportarse como Thomas Becket, que tras convertirse en arzobispo de Canterbury se tomó su trabajo demasiado en serio para la comodidad del rey Enrique II. Por supuesto, estas luchas épicas nunca terminan felizmente.
En el otro extremo está la extraña variante que pasa por «pluralismo político» en Estados Unidos. Un candidato tiene 81 años y el otro 78, y ambos están obsesionados con lanzar calumnias contra el otro. La mejor apuesta de Trump es que Biden parece «torcido y senil», mientras que el estribillo de este último es que su oponente es congénitamente deshonesto.
Un tercer candidato, Robert Kennedy Jr., a pesar de ser un hombre de ideas y pensamiento fresco -o, debido a ello, ¡se le considera indigno de ser incluido en el debate nacional con el engañoso argumento de que es un «candidato independiente»!
El resultado es un reality show de la bancarrota del sistema político de EE.UU. Coincidencia o no, Putin concedió el honor nacional a Zyuganov el mismo día en que Trump y Biden tuvieron su pelea en nombre del pluralismo democrático.
4. En los orígenes del Frente Popular en Francia
En Terrestre publican la introducción de un libro reeditado recientemente sobre las movilizaciones obreras en Francia en febrero de 1934 como prolegómeno a la creación del Frente Popular. https://www.terrestres.org/
Hacer frente.
La historia del Frente Popular de 1936 comenzó en 1934 con una masiva manifestación obrera para evitar un golpe de fuerza fascista. ¿Cómo surgió esta alianza entre izquierdistas que se odiaban? Una mirada retrospectiva a un movimiento desde abajo que posteriormente obligó a las formaciones políticas y sindicales a entrar en acción.
Laurent Lévy 28 de junio de 2024
Estas páginas están tomadas de la introducción de Laurent Lévy a la reedición del libro de Marc Bernard, escrito al mismo tiempo que las jornadas obreras del 9 y 12 de febrero de 1934, Marc Bernard, Faire Front, París, La Fabrique, 2018, p. 48-60.
La jornada de huelgas y manifestaciones del 12 de febrero de 1934 fue un gran éxito, a pesar de que la crisis no favorecía las huelgas, como han señalado los historiadores del movimiento obrero y ha documentado Marc Bernard. El éxito de la jornada fue el de una huelga política. El libro cuenta la historia con todo detalle. Describe cómo se desarrolló en todo el país y, en particular, cómo en París, donde se manifestaron unas 150.000 personas, los «hermanos enemigos», los comunistas y los socialistas, se manifestaron por separado y cómo, al unirse sus desfiles, se temió un enfrentamiento entre ellos. No habría sido la primera vez: “Pienso en la manifestación del Mur des Fédérés, en honor de la Comuna, en las 30.000 personas fusiladas por los Versaillais, donde los hermanos rivales, animados por un odio sin nombre, se perseguían por las tumbas de Père-Lachaise, en esas innumerables reuniones donde se escuchaba en silencio a los peores adversarios pero donde bastaba la aparición en la tribuna de un orador de uno u otro partido para desencadenar los altercados más violentos.”
Y preocuparse: “¿Vamos a ver, en circunstancias de tanta importancia para nuestro futuro, a obreros socialistas y comunistas dirigirse insultos y llegar a las manos, como ha ocurrido tan a menudo, ¡ay! en los últimos años?”
7 de febrero de 1934.
Pero en lugar de los enfrentamientos esperados, los gritos de «¡Unidad! Unidad!» a una conmovedora confraternización de militantes. Tras los abrazos de militantes anónimos, la reunión final, en la Place de la Nation, vio a Léon Blum y Marcel Cachin, los dos opositores del Congreso de Tours, hablar uno tras otro desde la misma tribuna. En sus memorias, Léon Blum relató a su manera el momento en que las comitivas unieron sus fuerzas: “Desde la calle de los Pirineos, otra procesión, paralela a la nuestra, avanzaba hacia la derecha. Eran los obreros comunistas convocados por la C.G.T.U. Avanzaba al mismo tiempo que nosotros, separados de nosotros por una amplia acera, llevando las mismas banderas y cantando las mismas canciones. A medida que nos acercábamos a la plaza de la Nación, podíamos ver profundas masas de caballería en la avenida Daumesnil. Pero en el mismo momento, procedente del interior de París, otra columna emergió en la plaza, dirigiéndose a nuestro encuentro. Era la manifestación comunista, decidida en el último momento, y convocada al mismo tiempo en el mismo lugar. Marchando en direcciones opuestas, las dos procesiones se acercaron rápidamente. Pronto las dos cabezas iban a chocar. Aún puedo verme caminando en primera fila, detrás de las banderas de las secciones socialistas. Avanzábamos. La distancia entre las dos cabezas de columna se reducía por segundos y la misma ansiedad nos invadía a todos.”
¿Chocaríamos? ¿Acaso esta jornada organizada para la defensa de la República iba a degenerar en una lucha interna entre dos fracciones del pueblo trabajador de París? Los regimientos de caballería concentrados allí, en la avenida Daumesnil, estaban dispuestos a ponerlos de acuerdo haciéndoles sentir a ambos el peso brutal del orden. Las dos cabezas de columna estaban ahora frente a frente. De todas partes se oían los mismos gritos. Los mismos cánticos se retoman a coro. Se estrechan las manos. Las cabezas de columna se funden. No es una colisión, es una confraternización. Por una especie de marejada, el instinto y la voluntad populares habían impuesto a los trabajadores organizados la unidad de acción en defensa de la República. La asombrosa jornada termina así con la más inesperada de las victorias. El pueblo de París no sólo había demostrado su fuerza. Había dictado su deber a las formaciones políticas y sindicales que pretendían ser las suyas. La respuesta al ataque fascista fue completa. La República estaba salvada. Durante algo más de seis años.
Como hoy sabemos, este acontecimiento fundacional fue el origen directo del Front Populaire -que, a menudo se olvida, comenzó como un frente antifascista cuya prioridad era desarmar y disolver las Ligas. Pero habría que recorrer un largo camino para llegar a ello. Contrariamente a la evaluación pesimista de la Comintern sobre la inevitabilidad del deslizamiento hacia el fascismo -una evaluación que el éxito del 12 de febrero desmintió-, la portada de la edición del 13 de febrero de L’Humanité llevaba el titular «La unidad de acción detendrá al fascismo».»Pero refiriéndose a los seis manifestantes comunistas muertos a tiros por la policía el 9 de febrero, Paul Vaillant-Couturier, poco dado por temperamento al sectarismo y que pronto se convertiría en el representante típico del ethos unitario de los años siguientes, nos recordaba en un artículo del día 17 : «No olvidamos que nuestros camaradas fueron asesinados por balas pagadas con fondos votados por los electos socialistas».
En el bando socialista, del que la derecha constituía unos dos tercios -y del que una parte, los «neos» de Marcel Déat, se desviaba de los fundamentos mismos del socialismo-, había una gran reticencia a unir fuerzas. Más aún en la CGT, algunos de cuyos cuadros estaban fuertemente influidos por los «neos» de la SFIO, que pronto apoyarían con entusiasmo la «revolución nacional» de Vichy. Las proclamas de Doumergue sobre la «reforma del Estado» no les dejaron indiferentes. Pero el giro estratégico más espectacular fue claramente el del Partido Comunista: «Menos de quince días después de los acontecimientos», señala Serge Wolikow, «G. Monmousseau admitió ante el Presidium de Moscú que el partido se había equivocado al criticar a Daladier». Sin embargo, el PCF sólo saldría del «tercer periodo» con pasos mesurados, aunque es cierto que algunos de sus máximos dirigentes no se sentían muy cómodos con ello, en particular Maurice Thorez y Benoît Frachon. Los documentos citados por Marc Bernard muestran cómo, en el fragor de la acción, el PCF se aferró a sus posiciones sectarias; pero no mide hasta qué punto ello se debió en una medida decisiva a la presión de la Internacional, que acababa de criticar al PCF por no ser suficientemente firme en la aplicación de la política de «clase contra clase».
El cambio de línea que deseaba -y ésta es la lección esencial de su libro1 – sólo se produciría mediante negociaciones y discusiones internas en el seno de la dirección de la Comintern, y en particular con su nuevo Secretario General, Georges Dimitrov, cuya experiencia en Alemania le había hecho sensible a la necesidad de la unidad antifascista. Fue sobre todo a través de las organizaciones antifascistas como se logró la unidad de acción entre comunistas y socialistas, así como con ciertos sectores del partido radical. Así, poco después de la creación en febrero del Comité de vigilancia de los intelectuales antifascistas por varios escritores y universitarios, radicales como el filósofo Alain, o compañeros de viaje del Partido Comunista como el físico Paul Langevin, la dirección del PCF animó a sus intelectuales a reforzarlo, a pesar de la competencia entre este movimiento y el Comité Amsterdam-Pleyel.
La propia Internacional Comunista fue evolucionando gradualmente. Ya en mayo, planteó la posibilidad de que el PCF hablara con la dirección socialista. Uno de sus dirigentes, Manouilski, propuso: «Cuando los fascistas convoquen una reunión, enviad un llamamiento al CC de la socialdemocracia diciendo: aquí estamos, sobre esta base estamos dispuestos a entablar una lucha común contra el fascismo que amenaza a la clase obrera2«. En julio, tras varias vueltas y al final de negociaciones a veces tormentosas, los dos partidos firmaron un «pacto de unidad de acción»: unos meses más y, a pesar de las reticencias de la Comintern y de la SFIO, la lógica de la unidad de acción continuaría en la lógica del Frente Popular. Al principio, en agosto, se trataba simplemente de un acuerdo entre comunistas y socialistas para retirar su apoyo a las elecciones cantonales. Al día siguiente de las elecciones, y ante el éxito del acuerdo sin precedentes, Thorez declaró: «Estamos dispuestos a ayudar y apoyar cualquier esfuerzo real para mantener las libertades democráticas y resistir los ataques de las bandas fascistas. Hemos lanzado la idea de una vasta manifestación popular».
Al informar sobre esta propuesta, L’Humanité utilizó una nueva expresión en su titular: «À tout prix, battre le fascisme. Por un amplio Frente Popular antifascista». Esta expresión se utilizaría una y otra vez, hasta que formara parte de la conciencia de la gente. Por supuesto, se refería a los partidos obreros, pero como se centraba en el antifascismo, incluía incluso al Partido Radical, representante político de las clases medias, que lo estaba pasando mal con su participación en el gobierno de Doumergue. Para el PCF, se trataba de una innovación importante, y la Comintern temía que, con sus cerca de 40.000 miembros, pudiera estar mordiendo más de lo que podía masticar en la alianza que proponía. Pero el proceso siguió adelante y, en 1935, en el VIICongreso de la Comintern, Maurice Thorez fue la estrella y el principal portavoz, a través de la experiencia francesa, del nuevo rumbo que reconfiguraría la política comunista en todo el mundo. Entre 1934 y 1937, el PCF multiplicó por diez el número de sus miembros.
A medida que se acercaba la Segunda Guerra Mundial y la Resistencia comenzaba a luchar, el 90% de los comunistas franceses se hicieron comunistas sobre la base de esta nueva política antifascista unitaria, fuertemente marcada por las preocupaciones nacionales y democráticas, y que en la práctica dejaba en suspenso sus ambiciones revolucionarias. El lema de la manifestación del 9 de febrero, «Soviets por todas partes», ya no se oiría en sus desfiles. Y durante más de treinta años, los horizontes del Partido Comunista raramente se elevarían por encima de las ambiciones del Frente Popular. Durante el mismo periodo, la expresión «la izquierda» se inflexionó para designar lo que Marc Bernard llamaba la extrema izquierda en 1934, mientras que lo que él llamaba «la izquierda», la del Cartel, se convirtió rápidamente en una especie de centro-derecha. Lo que surgió en las batallas callejeras y las manifestaciones masivas de febrero de 1934 fue, por tanto, la configuración política que dominaría Francia durante el resto del siglo, aunque se siguiera contemplando a través del vocabulario del periodo precedente -como con la evocación del éxito de la República sobre el fascismo y otras tendencias revolucionarias.
En cuanto al propio fascismo, aunque la respuesta obrera le asestó un golpe decisivo, desalojándolo del poder y revelando su limitada base de masas, no sólo no desapareció por ello, ni desaparecería simplemente porque el Frente Popular disolviera las Ligas, sino que seis años más tarde se vengaría temporalmente con la «revolución nacional» del régimen de Vichy. Los representantes de la patronal que en 1936 habían proclamado con orgullo «Antes Hitler que el Frente Popular» estaban satisfechos. Pero incluso entonces, el gobierno estaba más asegurado por sectores de la derecha clásica, de la que Laval era un buen representante, que por los propios fascistas, que apoyaban al régimen mediante una reconfiguración paradójica, ya que incluían a nacionalistas de Action française, y hombres como Doriot, que en una evolución que sigue siendo misteriosa pasaron de luchar por la revolución mundial y la emancipación humana al entusiasmo por el nazismo y la complicidad activa en su empresa criminal.
Entre las lecciones políticas de las Jornadas Obreras del 9 y 12 de febrero, el relato de Léon Blum sobre la confraternización del 12 de febrero sugiere una de gran alcance cuando escribe: «Por una especie de marejada, el instinto popular y la voluntad popular habían impuesto la unidad de acción a los trabajadores organizados». De lo que estamos hablando aquí es del poder de la multitud, de las masas, en relación con las propias direcciones de las organizaciones que dicen representarlas. Marx, a quien se referían entonces tanto socialistas como comunistas, lo había dicho bien, pero sus discípulos declarados no siempre sacaron las conclusiones completas: son las masas las que hacen la historia; por eso no deja de ser paradójico que esas organizaciones se muestren siempre profundamente reacias a dejarse «arrollar»: las mayores victorias populares sólo se producen cuando se produce ese arrollamiento. Fue lo que ocurrió en Rusia en 1917, y fue lo que faltó en Alemania en los años veinte.
La unidad de acción obrera que se encuentra en el programa de los partidos obreros estaba dirigida precisamente a los trabajadores conscientes pero a menudo no organizados políticamente, es decir, a personas como las que marcharon el 12 de febrero: No eran simplemente militantes activos de las propias organizaciones, sino las masas que pretendían oponerse al intento de golpe de fuerza fascista, en parte sin duda como resultado de lo que Blum llamó su «instinto popular».»También eran claramente conscientes de que había dos bandos enfrentados y de que si su bando no ganaba, la burguesía no dudaría en utilizar la fuerza bruta para aplastarlo definitivamente.
Lo que enfrentaba a las organizaciones -la CGTU contra la CGT, la SFIC contra la SFIO- podía parecerles importante, y a veces lo era, pero para ellos no era lo esencial. Ese es el sentido de lo que dijo un manifestante, según recoge Marc Bernard: «No hay ningún interés real que nos enfrente; al contrario, mil vínculos deberían unirnos. ¿Cuándo entenderán esto los dirigentes políticos? La confraternización y los abrazos que cerraron la marcha del 12 de febrero y anunciaron el Front Populaire podrían parecer extraños, imprevistos, incluso estupefacientes para los observadores más politizados, ya fueran los propios dirigentes de las organizaciones obreras o atentos observadores externos como Marc Bernard. El sentimiento espontáneo de la multitud era de unidad. Y los mismos que querían ser la vanguardia del movimiento obrero iban a ser llevados a seguir a las masas. El sentimiento espontáneo de la necesidad de unidad prevalecerá sobre las razones articuladas y teorizadas para no lograrla. Sólo cuando el Partido Comunista esté en sintonía con la clase obrera resultará atractivo para ella.
Toda la dialéctica entre la estrategia razonada y el poder de las masas cuando una opción política adquiere la fuerza de la evidencia se manifiesta así en este acontecimiento fundador: cuando las masas se levantan, pueden mostrar más inteligencia política, ver con más claridad que sus autoproclamadas vanguardias. Los momentos de lucha y de movilización popular son aquellos en los que pueden surgir las mejores manifestaciones de la conciencia de clase: es entonces cuando corresponde a quienes se esfuerzan por pensarla seguir sus pasos, sin quedarse atrás, sin seguir, como deploraba el dirigente comunista Renaud Jean, «el ritmo de las masas», aunque ello implique rectificar su propio pensamiento frente a la realidad flamígera y obstinada de los acontecimientos.
Con las jornadas obreras del 9 y 12 de febrero de 1934, las masas hicieron historia. Escuchándolas, las fuerzas organizadas del movimiento obrero aprendieron una lección: la imperiosa necesidad de permanecer unidas.
Observación de José Luis Martín Ramos:
Hay, para mí, un error importante en la descripción y la interpretación del proceso. Reduce el Frente Popular a una ampliación de la unidad entre socialistas y comunistas hacia los radicales. El FP es una propuesta nueva, aunque implique y necesite la unidad obrera. Lo que se produjo en febrero de 1934 en Francia es una reacción de defensa unitaria de socialistas, comunistas y sindicalistas que se echaron a la calle ante el intento de asalto a la Asamblea Nacional de la extrema derecha, que buscaba un cambio de gobierno y constitucional para transformar la Tercera República en una república autoritaria; defensa ante la policía que reprimió a los manifestantes de izquierda como antes no había hecho con los de la derecha. Una reacción que ha tenido antecedentes; por ejemplo un giro hacia el antifascismo unitario por parte de la dirección del movimiento comunista, que se puso de manifiesto en el Congreso contra el fascismo y la guerra de la Sala Pleyel, Paris, de junio de 1933. Con ese antecedente las militancias y las direcciones parisinas del PCF y de la SFIO, que están ya en una predisposición unitaria, reaccionan sumando sus fuerzas y eso tiene la traducción política de la línea de unidad obrera que se va asentando hasta el acuerdo formal de julio.
La movilización obrera y su unidad en febrero frenó el control de la calle por la extrema derecha y desalentó momentáneamente el giro autoritario, que necesitaba, además del apoyo de la extrema derecha, el de una parte de la derecha tradicional, la Alianza Democrática. A raíz de los sucesos de febrero se formó un gobierno de coalición de la Alianza Democrática y el Partido Radical que no resolvió la crisis de fondo. El peligro de involución autoritaria se mantuvo, y se puso de relieve en octubre de 1934 con el asesinato del ministro de Exteriores, Barthou, odiado por la derecha por haber impulsado una política de acuerdo con la URSS. La opción autoritaria ganaba posiciones entre la derecha liberal y el Partido Radical tenía la llave para decantar la situación política.
Para decirlo rápidamente, la unidad obrera era necesaria pero no suficiente para evitar el giro autoritario y fascistizante, como el que se había producido en Austria en el mismo febrero de 1934. A eso respondió Thorez, la dirección del PCF, en una reflexión autónoma que el artículo no reconoce -y me temo que tampoco el libro que comenta-; en ese momento, Dimitrov está recién incorporado al CE de la IC, y está centrado en impulsar la línea de unidad con los socialistas, que sigue teniendo reticencias en el seno del CEIC y vacilaciones por parte de Stalin. No se puede explicar, ni en Francia ni en España, la historia del FP sin explicar el proceso político que se está produciendo; como si el FP fuera una emanación lineal de Frente Obrero. Es un salto político que corresponde a la situación concreta que se está dibujando en cada país desde el verano de 1934 y a lo largo de 1935. Ante los límites del frente obrero y el peligro de que el Partido Radical -y con el las clases medias populares- se decante hacia la salida autoritaria, Thorez hace pública la propuesta de un Frente Popular al Partido Radical en vísperas de su congreso de Nantes; propuesta que no fue recogida entonces. El Partido Radical se dividió; Herriot, quien había hasta entonces figurada como principal líder del ala izquierda se decantó por la alianza con la derecha y con el aventurero Laval, Daladier representante del sector centrista del partido acabó aceptando la propuesta del Frente Popular, que recibió su bautizo de masas en las celebraciones del 14 de julio de 1935.
En Francia, como en España, hubo una importante resistencia en la izquierda al Frente Popular. Estuvo en contra el ala izquierda de la SFIO, Marcel Pivert, los trotsquistas; de la misma manera que tampoco compartió la propuesta Largo Caballero. Todos ellos defendían quedarse en la línea estricta del frente obrero y en la consigna del socialismo como alternativa presenta al fascismo. Pivert quedó en minoría y acabó abandonando la SFIO. Largo Caballero se resignó, al quedar también en minoría en el PSOE, pero aceptó circunstancialmente el Frente Popular con el objetivo de conseguir la amnistía de los represaliados de octubre. El Frente Popular no era una variante, ni un añadido al FO, era otra cosa; no solo la apertura de la política de alianzas hacia el Partido Radical, también hacia la masonería de centro-izquierda, la Liga de Derechos del Hombre y hacia el campesinado, un tema éste se olvida habitualmente en los relatos obreristas del Frente Popular (a excepción de Jean Vigreux que en su libro de 2016, Histoire du Front populaire. L’échappée belle, incluye la cuestión).
5. Los ecologistas franceses contra la extrema derecha
La gente de Reporterre organizaron una velada con organizaciones ecologistas con motivo de las próximas elecciones en Francia. El vídeo creo que está solo en francés, con subtítulos, pero han publicado un resumen de las principales intervenciones. Echo a faltar organizaciones como Les soulèvements de la terre, pero, en general, estuvo bien. https://reporterre.net/
Philippe Descola, Claire Nouvian, Malcom Ferdinand… «La ecología está en contra de la extrema derecha»
Bloom, Greenpeace, Amigos de la Tierra, el antropólogo Philippe Descola, el investigador Malcom Ferdinand… El movimiento ecologista se unió contra la extrema derecha en París el 24 de junio. Reviva este encuentro en texto y vídeo.
Bloom, Attac, Terres de luttes, Greenpeace Francia, Philippe Descola, Malcom Ferdinand… Todo el movimiento ecologista se reunió el 24 de junio, invitado por Reporterre, para demostrar que » la ecología está en contra de la extrema derecha». Ante la posibilidad de que el Ressemblement National (RN) gane las elecciones legislativas anticipadas del 30 de junio y el 7 de julio, llamaron a arremeter contra la extrema derecha.
Estos son algunos de los discursos de la velada, que también puede escuchar a continuación o en la plataforma de audición que prefiera.
– Claire Nouvian (Bloom): » La dictadura está sobre nosotros » .
«Un gobierno de extrema derecha peor que el de Macron sería catastrófico. Se trata del hundimiento simultáneo de la democracia y de la ecología. Estoy muy enfadado con el gobierno Macron y con todo el personal político que gestiona sus rentas y sus escaños cuando se trata de democracia, de libertades y de luchar para que el planeta sea habitable. No estamos ahí en absoluto en términos de visión, dignidad y coraje. En 2024, en un momento en que el clima se hunde, los animales desaparecen y la biodiversidad está muy mal, vivimos una situación en la que quienes luchan por el planeta son tratados no sólo comoecoterroristas, ¡sino como terroristas! Y la situación podría empeorar aún más con la extrema derecha [en el poder], porque las garantías democráticas corren el riesgo de desmoronarse. Les Soulèvements de la Terre [la punta de lanza de la protesta ecologista en Francia ] es un modelo de resistencia y coraje del que tenemos que aprender. Vamos a necesitar cada vez más de nosotros, porque sólo en número seremos capaces de hacer retroceder la dictadura que se cierne sobre nuestras cabezas.
– Victor Vauquois (Terres de luttes): » Tenemos que estar presentes en las zonas rurales».
«La situación en las zonas rurales es cada vez más difícil debido a la proliferación de proyectos contaminantes. En estas zonas, el Estado y los promotores privados consideran que se pueden sacrificar las tierras de cultivo y los bosques, del mismo modo que el Estado ya ha sacrificado muchos servicios públicos. El legítimo sentimiento de abandono y desprecio que sienten muchas personas está alimentado por la Agrupación Nacional[RN]. Hoy, el miedo y la vergüenza han cambiado de bando. Los camaradas ya no se atreven a hablar de ecología en el campo porque son objeto de demasiada violencia, insultos, difamaciones y a veces amenazas físicas. Por otra parte, la retórica racista y xenófoba de la RN es cada vez más abierta y libre. Ante esta situación, debemos resistir. El 7 de julio, la RN no desaparecerá. Tendrá que volver a las zonas abandonadas por la izquierda y los ecologistas. Tenemos que educar a la gente, apoyarnos mutuamente y construir un frente unido. La solución es sencilla y complicada a la vez: estar presentes en las zonas rurales para volver, convencer y luchar.
– Jean-François Julliard (Greenpeace Francia): «Bardella como Primer Ministro es la política de lo peor » .
«La primera razón por la que digo que Jordan Bardella es el político de peor toque, a los valores. El movimiento ecologista defiende la solidaridad, la dignidad humana, las fronteras abiertas y la acogida a todo el mundo. La RN es lo contrario de todo eso. En segundo lugar, la RN no comprende los problemas medioambientales, a veces incluso niega su intensidad y magnitud. Cuando no se dedica al escepticismo climático, no tiene ninguna visión de la lucha contra el cambio climático. La tercera razón se refiere a sus medidas. Las pocas cosas que tiene que decir sobre cuestiones ecológicas nos harían retroceder años. La RN significa más centrales nucleares con una negación de la realidad del tiempo que lleva construirlas, significa un parón total al desarrollo de las energías renovables, significa más pesticidas y más inversión en combustibles fósiles, significa el regreso de los neonicotinoides y la reautorización permanente del glifosato » .
– Juliette Renaud (Amigos de la Tierra): «Las experiencias de los gobiernos de extrema derecha de todo el mundo son aterradoras » .
«Mis compañeros de Brasil, Rusia, Hungría, Estados Unidos y Argentina son testigos de una violencia constante: discursos de odio contra las minorías, la comunidad LGBT+, los extranjeros y los pueblos indígenas. La extrema derecha tiene leyes para frenar nuestras libertades individuales y la libertad de asociación, y para desmantelar la legislación social y medioambiental. En Hungría, se ha suprimido el Ministerio de Medio Ambiente y los principales medios de comunicación están en manos de los amigos de [Viktor] Orbán. En Francia, algunos dicen que si gana la extrema derecha, pasaremos a la resistencia. Pero hay que tener espacio para resistir. Con la extrema derecha en el poder, las luchas sociales y medioambientales serán aún más criminalizadas y reprimidas. Para terminar, me gustaría citar a un camarada ruso: «Entiendo que no os guste el actual estado de cosas, pero dejar que la extrema derecha llegue al poder nos llevaría a una situación en la que no habría vuelta atrás. Por favor, vayan a votar«.
– Lou Chesné (Attac): «La extrema derecha agravaría las desigualdades sociales y climáticas » .
«La semana pasada ardieron 30 hectáreas de bosque en la isla de Hidra (Grecia). El incendio fue provocado por fuegos artificiales disparados desde un yate. La tripulación está siendo juzgada, mientras que los ricos pasajeros han escapado. Esta historia ilustra la doble paradoja que une la injusticia social y la injusticia climática. Los mayores responsables del empeoramiento del cambio climático son los que menos consecuencias sufrirán. Y los que más pueden permitírselo son los que proporcionalmente menos contribuyen económicamente a la transición ecológica. Attac propone medidas para reducir estas injusticias: limitar el impacto medioambiental de los ultrarricos y las multinacionales prohibiendo sus actividades perjudiciales para el clima. Hay que reorientar nuestro sistema fiscal para que los ricos y las multinacionales contribuyan a los esfuerzos financieros de la transición ecológica. Y, por último, tenemos que reforzar nuestros servicios públicos. Pero el programa racista y liberal de la extrema derecha va en contra de todo esto: agravaría las desigualdades sociales y, por tanto, las desigualdades climáticas » .
– Martin Kopp (GreenFaith): » Hacemos un llamamiento a cristianos y creyentes judíos, musulmanes y budistas para que derroten a la extrema derecha en las urnas » .
«Tenemos que reconocer que las personas empapadas del Evangelio que conocen la parábola del buen samaritano están votando a la extrema derecha. Es un fracaso espiritual y pastoral. Al mismo tiempo, está claro que la extrema derecha es antisemita, islamófoba y, más ampliamente, racista. La amenaza es la llegada al poder de un supremacismo blanco que separa, jerarquiza y conduce a la agresión verbal, simbólica y física. Mi mensaje es ante todo ecológico. La ecología es la ciencia de la Tierra como hogar común. Es la conciencia de que todo está ligado, de que yo soy porque nosotros somos, de que mi bien depende del tuyo y del nuestro. La extrema derecha, que categoriza y excluye, no quiere crear una casa compartida. Quiere construir una casa aislada. En este sentido, es antiecológica. Por ello, pedimos a los cristianos y a las personas de fe judía, musulmana, budista y espiritual que derroten a la extrema derecha en las urnas. Porque sabemos y profesamos que estamos fuera del sol y de la lluvia, del helecho y de la hormiga, del extraño y del amigo más íntimo. En definitiva, no hay salvación sin los demás.
– Malcolm Ferdinand (investigador): » ¿Cuántas veces voy a ser uno de los únicos negros de la sala?
«En las Antillas, como en todas partes, la extrema derecha está en alza. Pero no se trata sólo de los defectos del Gobierno Macron. Se trata también de una visión del mundo a la que puede aferrarse la extrema derecha. Mi discurso sincero y amistoso de esta noche va dirigido a nuestros amigos ecologistas. Tenemos un problema que no se resolverá el 30 de junio o el 7 de julio, aunque gane el Frente Popular. ¿Cuál es ese problema? ¿Cuántas veces voy a llegar a una reunión como ésta y encontrarme con que soy uno de los únicos negros de la sala? ¿Qué se puede hacer para que la ecología no se parezca a una reunión de extrema derecha? Habrá que tomar medidas enérgicas, incluso dentro de nuestras propias filas: acciones decoloniales para luchar contra la violencia policial, cuotas en la investigación y en el acceso a la universidad, la derogación de la ley Cazeneuve que es un cheque en blanco para matar a nuestros seres queridos. Sea cual sea el resultado de las elecciones, las cosas tienen que cambiar. Tendremos que luchar, y eso empieza por nuestra organización.
– Tiphaine Lagarde (269 Libération animale): «Nuestro voto es la promesa de una conflagración por venir » .
«Para los animales, como para todos los cuerpos dominados, la relación política es íntima. Es una cuestión de vida o muerte que les afecta hasta la médula. Miles de millones de vidas están condenadas a desaparecer sin una respuesta antifascista acorde. Sí, la cuestión animal es política. El antiespecismo es un movimiento igualitario con una visión de transformación social, parte de una lucha contra los sistemas de dominación. Donde el fascismo cree que sólo ciertas vidas merecen ser vividas, gritemos que todas las vidas cuentan. Devolvámosle a la izquierda su lado revolucionario. Las poses no bastan. El antifascismo no debe quedarse en un eslogan, es un mandato práctico. Nuestro voto no es más que la promesa de una conflagración por venir. Se nos insta a esperar el compromiso, a fomentar la ausencia de tensión. Pero el conflicto también acelera la historia. No esperaremos, y en esta construcción de una Internacional de los Oprimidos, los animales estarán ahí, se lo prometemos.
– Marion Rivet (Réseau Sortir du nucléaire): » El programa nuclear de la RN ataca a los más pobres y contamina el campo » .
«El plan de RN de construir veinte EPR rápidamente no es realista. En primer lugar, porque construir veinte reactores nucleares rápidamente costaría unos 224.000 millones de euros de dinero público. El propio director general de EDF ha dicho que 2035 es un objetivo ambicioso para la puesta en servicio del primer reactor nuclear. Acelerar este tipo de proyectos aumenta el riesgo de accidentes. Además, el precio de la electricidad de origen nuclear es superior al de la electricidad renovable. Al mismo tiempo, la RN quiere hacer posible el alquiler de viviendas que consumen mucha energía. Pero éstas son coladeros para los bolsillos de los inquilinos que viven en ellas. Renovar estas viviendas reduciría nuestras necesidades energéticas y nuestras facturas. La energía nuclear también produce residuos radiactivos peligrosos que tienen una vida útil de varios millones de años. La transición energética puede y debe prescindir de la energía nuclear. El programa nuclear de RN, pero también el de los republicanos y de Renacimiento, ataca por tanto a los más pobres y contamina nuestros paisajes » .
– Amine Messal (La Voie est libre): «Un gobierno de extrema derecha intensificaría una represión ya brutal » .
«Me gustaría señalar hasta qué punto fuimos reprimidos por la policía en Occitanie durante la movilización contra la A69. Este colectivo pacífico y legalista está formado en su gran mayoría por neomilitantes, gente que pensaba que los jóvenes eran demasiado radicales cuando decían que la policía era violenta. Al ver cómo la represión del Estado puede con ellos, están cambiando de opinión. La represión política nos ha afectado a varios niveles. El primer nivel es sobre el terreno. Los activistas se aferraban pacíficamente a los árboles para manifestarse contra la tala ilegal. Conseguimos retrasar las obras seis meses. Pero para conseguirlo, los activistas tuvieron que sufrir privación de agua, comida y sueño a manos de la policía. El segundo nivel es la violencia de los procedimientos. El tercer nivel son las sentencias alucinantes dictadas por los jueces de libertad, cada vez más inclinados a escuchar a los fiscales, bajo la autoridad del Ministro de Justicia. Con un gobierno de extrema derecha, esta falta de independencia entre el poder ejecutivo y el judicial se intensificará.
– Philippe Descola (antropólogo): » Promovemos la idea de territorio como entorno vital libre de racismo y discriminación » .
«Hay varias formas de habitar los territorios. La primera y más común, la del liberalismo económico, ve la Tierra como una mercancía y todo lo que contiene como una oportunidad de obtener beneficios. Otra forma de habitar la tierra, la que propone la extrema derecha, es peor que la primera, aunque comparta con ella muchos puntos en común. Es peor porque pretende basar la legitimidad de esta apropiación utilitaria en relaciones que se reputan históricamente fundidas entre una población humana y un espacio caracterizado por la exclusión. Por último, existe otra forma de habitar los territorios, ejemplificada por las poblaciones indígenas o los colectivos alternativos del Norte global. Consiste en tratar un territorio como un entorno vivo que nos acoge y donde florecen formas de vida que nos permiten imaginar un mundo libre de racismo, explotación y discriminación. Esta es la visión que llevamos con nosotros esta noche y que nos corresponde compartir con el ejemplo, con la persuasión y, dentro de unos días, con el voto.
Vea el vídeo de la velada: https://www.youtube.com/watch?
6. Haredim
Uno de los conflictos internos de la sociedad israelí es el que plantean los ultraortodoxos haredíes -haredim en hebreo-, que no quieren que sus jóvenes sean alistados en el ejército pero sí que el estado los mantenga a todos. A los «laicos» y sectores también ultraortodoxos, pero de extrema derecha, por alguna razón, esta situación no les convencía. Los haredíes acaban de recibir un palo jurídico que les afecta en ambos aspectos. https://www.middleeasteye.net/
Los líderes ultraortodoxos de Israel han fracasado. Por eso puede que sigan con Netanyahu.
Los haredim esperaban que el tribunal reclutara a sus jóvenes, pero aún más preocupantes son los recortes presupuestarios que sostienen a su comunidad
Por Yisrael Frey en Bnei Brak, Israel Fecha de publicación: 28 de junio de 2024
El público y los dirigentes ultraortodoxos de Israel estaban preparados para el veredicto del Tribunal Supremo del martes.
No les sorprendió que el tribunal dictaminara que los miembros de su comunidad no estaban exentos del servicio militar.
Esperaban esta decisión, sabían por dónde iba, y algunos incluso preveían un resultado peor.
El tribunal también dictaminó que el Estado no podía seguir financiando los servicios educativos de los ultraortodoxos, un duro golpe para una comunidad que depende de esa ayuda. Pero algunos judíos ultraortodoxos, conocidos en hebreo como haredim, temían que el tribunal impusiera severas sanciones a los alumnos de los seminarios religiosos, yeshivas, que se negaran a alistarse.
Al final, el tribunal no impuso penas tan duras a los estudiantes. No hay indicios de que se vaya a prohibir a los refuseniks salir del país. Los jeeps militares no van a aparecer en las calles de Bnei Brak, el centro de los haredim israelíes, para reclutar por la fuerza a los jóvenes de la comunidad.
Desde la creación de Israel en 1948, los jóvenes israelíes han sido reclutados para el servicio militar al terminar la escuela, excepto los ciudadanos palestinos, considerados una amenaza y difíciles de alistar, y los haredim, cuyos jóvenes deseaban continuar su educación religiosa.
El verano pasado expiró la ley que concedía a los haredim la exención del servicio militar obligatorio. Pocos meses después llegó el atentado del 7 de octubre dirigido por Hamás y la guerra de Israel contra Gaza. El cansancio de la guerra aumentó las peticiones de más mano de obra, y creció la presión sobre las autoridades para que reclutaran a los 63.000 estudiantes de yeshiva que se calcula que hay en el país para el servicio militar.
La sociedad ultraortodoxa ha navegado por esta lucha con los ojos abiertos. Aunque la guerra contra Gaza intensificó la cuestión, los haredim llevan mucho tiempo atrapados en este aprieto, agravado por las malas decisiones y la negligencia.
El Tribunal Superior lleva unos 20 años resolviendo peticiones sobre el reclutamiento de haredim.
En las primeras décadas de Israel, existía un entendimiento no oficial entre los ultraortodoxos y el Estado. Los haredim querían -y en gran medida siguen queriendo- dedicar su vida a la religión, despreocupados de los asuntos de Estado.
Sin embargo, hace unos 20 años surgieron en la sociedad israelí dudas sobre la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, argumentos que minaron la confianza entre el Estado y los haredim.
Los críticos de los haredim se preguntaban cómo se podía considerar iguales a todos los israelíes si unos enviaban a sus hijos al ejército, con todo el peligro que ello conllevaba, mientras que otros no lo hacían.
Tácticas opuestas
Los ultraortodoxos tenían un problema fundamental con la introducción de este principio en el discurso. A la sociedad haredí le costó ponerse de acuerdo sobre cómo enfocar la cuestión. Algunos defendían un enfoque pragmático, mientras que otros eran más radicales.
Los pragmáticos creían en una cierta cooperación con el Estado. Pensaban que los ultraortodoxos debían entablar un diálogo con el Estado e incluso se convocó un comité de redacción para estudiar la forma de alistar a algunos de los haredim. Pero nada de esto condujo realmente a ningún reclutamiento.
Los pragmáticos intentaron crear una fachada de conformidad, trabajando con el Estado para elaborar leyes que parecieran abordar el principio de igualdad. Este esfuerzo dio lugar a la fundación de Netzah Yehuda, un batallón etiquetado como ultraortodoxo pero que en realidad incluía a todo tipo de jóvenes descontentos, muchos de los cuales no eran verdaderamente haredíes.
Los pragmáticos jugaron el juego haciéndose eco del lenguaje de las exigencias del Estado. Todo era un farol.
El bando radical optó por la resistencia, empleando diversos argumentos. Los principales rabinos haredíes predijeron que si los ultraortodoxos se sometían a las reglas del Estado, estos últimos acabarían imponiéndose, lo que daría lugar a la anulación de los acuerdos preexistentes y causaría un perjuicio considerable a la comunidad ultraortodoxa. Este argumento se ha confirmado hasta cierto punto.
Otros insistían en que se podía proteger a los haredim si se preservaba la solidaridad dentro de la comunidad ultraortodoxa. Se sospechaba que los estudiantes de las yeshivas de élite de Bnei Brak, Jerusalén y Ponevezh evitarían el alistamiento, mientras que los de comunidades más marginadas, como los judíos mizrahi de las zonas periféricas, serían reclutados.
Aunque la mayoría del público ultraortodoxo se inclinaba por el lado pragmático del argumento, al final cedieron ante los radicales, que se negaron a apoyar cualquier ley de reclutamiento o incluso a defender la idea de boquilla.
En cualquier caso, a medida que se asienta el polvo de la sentencia del martes, está claro que tanto los pragmáticos como los radicales han fracasado por completo.
Aliados insolidarios
A pesar de esperar la sentencia del tribunal, los haredim están muy frustrados.
Suponían que las cosas cambiarían tras el establecimiento de un gobierno totalmente de derechas, que creían que garantizaría que cada partido obtuviera lo que quería.
Los colonos conseguirían más asentamientos en la Cisjordania ocupada, partes de la cual serían anexionadas por el Estado israelí. El primer ministro Benjamin Netanyahu prevalecería en sus luchas contra el sistema judicial y superaría los cargos de corrupción a los que se enfrenta.
Mientras tanto, los haredim creían que obtendrían una solución para el problema del reclutamiento, con Netanyahu doblegando el sistema judicial a su voluntad y asegurando un mayor presupuesto para sus comunidades.
En realidad, este gobierno de ensueño no benefició a los haredim. Los socios de coalición de derechas de los partidos haredíes decidieron rápidamente apoderarse de lo que podían, mientras Netanyahu ponía diversos obstáculos para que los haredíes alcanzaran sus objetivos.
Entonces llegó el 7 de octubre. La demanda pública de reclutamiento militar obligatorio de reclutas ultraortodoxos creció como la espuma a pesar de que apenas se consideró cuando los partidos laicos, militaristas y más de izquierdas estaban en el poder entre 2021 y 2022.
Hoy, incluso dentro del gobierno, los ultraortodoxos carecen de apoyo a su oposición a la ley de reclutamiento.
Netanyahu ha sido incapaz de conseguir el apoyo de sus socios haredíes porque choca con los intereses de la extrema derecha, que de repente se han convertido en caballeros de brillante armadura para los militaristas y liberales que llevan mucho tiempo resentidos con los haredíes por no servir en el ejército.
Los partidos de extrema derecha están en un aprieto: quieren preservar su gobierno, pero eximir a los haredim contradice la visión que venden a sus seguidores.
La narrativa de la extrema derecha exige fidelidad a la santidad de las armas y el servicio militar y a todo lo que produzca más soldados que maten a más palestinos.
El campo liberal de la oposición ve esta lucha como una oportunidad para derribar al gobierno, pero permanece pasivo. Los partidos de la oposición están bien versados en gritar sobre los diversos fracasos de Netanyahu, pero no pueden ofrecer una nueva idea o narrativa para resolver la situación actual con los haredim y persuadirles de que abandonen la coalición de gobierno.
Netanyahu es la única figura política que mueve actualmente las piezas del tablero. Todos los demás están ocupados reaccionando ante él o bailando a su son, por lo que no se vislumbra ninguna solución alternativa al gobierno actual.
Receta para la destrucción
A pesar de centrarse en el servicio militar obligatorio, el problema de los haredim va más allá. Una preocupación más acuciante es el presupuesto para la sociedad haredí, dado que el servicio militar obligatorio no supone una amenaza legal real para la comunidad ultraortodoxa.
Los presupuestos, sin embargo, son un asunto completamente distinto. La dependencia de la sociedad haredí de los ingentes presupuestos estatales es tan importante que la gente se moriría de hambre sin esa financiación. Los haredim nunca se imaginaron en tal situación, y menos bajo este gobierno.
Los presupuestos para los sistemas educativos haredíes están en peligro debido a los conflictos con el Ministerio de Hacienda, dirigido por la figura de extrema derecha Bezalel Smotrich, y el fiscal general.
El presupuesto de educación haredí es la savia de su sociedad, ya que proporciona un río infinito y no regulado de financiación para diversos fines. Sin embargo, las disputas con el Ministerio de Finanzas obstaculizan la liberación de grandes sumas.
Las presiones ejercidas sobre los dirigentes ultraortodoxos a raíz de la ley de reclutamiento y la congelación presupuestaria podrían desembocar en la disolución del gobierno.
Las reacciones de los líderes políticos haredíes a la sentencia judicial sugieren que esto es posible, con pocas probabilidades de que este gobierno restablezca una financiación significativa de la educación y apruebe una ley que exima a los haredíes del servicio militar obligatorio.
Pero la debilidad de los dirigentes ultraortodoxos también podría conducir en sentido contrario a su permanencia en el Gobierno.
En la actualidad, el liderazgo político haredí es relativamente débil en comparación con el liderazgo rabínico, espiritual y de la Torá de la comunidad. Además, el vínculo entre los ultraortodoxos y los demás elementos de la actual coalición de gobierno es ahora mucho más fuerte que el control que los dirigentes haredíes ejercían tradicionalmente sobre su rebaño.
Antes, los ultraortodoxos siempre se distanciaron de la política israelí. Se centraban únicamente en sus propios asuntos y nunca aspiraron a comprometerse con los pilares de la democracia israelí ni con las cuestiones constitucionales. Ahora, se encuentran en el centro del debate político israelí, lo que les resulta problemático.
El reclutamiento masivo de estudiantes de yeshiva en el ejército es actualmente poco realista. El ejército simplemente no está equipado para atender las necesidades específicas de decenas de miles de jóvenes altamente religiosos.
Mientras tanto, ha surgido un amplio consenso entre la opinión pública israelí, que traspasa las fronteras políticas de la derecha y la izquierda, sobre el reclutamiento de los ultraortodoxos. Este consenso les dificulta salir de la situación actual.
Además, los haredim necesitan urgentemente llegar a un acuerdo con el Ministerio de Hacienda de Smotrich sobre la financiación de la educación.
Los viejos métodos que la comunidad ultraortodoxa utilizaba para tratar con la política y la sociedad israelíes ya no son suficientes para lograr sus objetivos. Si bien estos factores crean una dinámica que podría conducir a la disolución del gobierno, también podrían significar lo contrario.
7. Introducción a Fanon
Un repaso al pensamiento de Frantz Fanon. El autor trabaja para TNI, pero el artículo está publicado en el blog Africa is a country. https://africasacountry.com/
La psicología de la opresión y la liberación
¿Qué diría Fanon sobre el genocidio en curso en Palestina?
Por Europa, por nosotros mismos y por la humanidad… debemos elaborar nuevos conceptos e intentar poner en marcha un hombre nuevo.
– Frantz Fanon, Los condenados de la tierra
El pensamiento dinámico y revolucionario de Frantz Fanon, siempre centrado en la creación, el movimiento y el devenir, sigue siendo totalmente profético, vívido, inspirador, analíticamente agudo y moralmente comprometido con la desalienación y la emancipación de todas las formas de opresión. Fanon defendió enérgica y convincentemente el camino hacia un futuro en el que la humanidad «avance un paso más» y rompa con el mundo del colonialismo y el molde del «universalismo» europeo. Representó la maduración de la conciencia anticolonial y fue un pensador decolonial por excelencia. Como auténtica encarnación de l’intellectuel engagé, transformó los debates sobre la raza, el colonialismo, el imperialismo, la alteridad y lo que significa que un ser humano oprima a otro.
A pesar de su corta vida (murió de leucemia a los 36 años), el pensamiento de Fanon es muy rico y su obra prolífica, desde libros y trabajos científicos hasta periodismo y discursos. Escribió su primer libro, Piel negra, máscaras blancas, dos años antes de la batalla de Dien Bien Phu en Vietnam (1954), y su último libro, el famoso Los condenados de la tierra, obra canónica sobre la lucha anticolonialista y tercermundista, un año antes de la independencia de Argelia (1962), durante el periodo de descolonización africana. En su trayectoria y a través de su obra podemos ver interacciones entre la América Negra y África, entre el intelectual y el militante, entre el pensamiento/teoría y la acción/práctica, entre el idealismo y el pragmatismo, entre el análisis individual y los movimientos colectivos, entre la vida psicológica (se formó como psiquiatra) y la lucha física, entre el nacionalismo y el panafricanismo y, por último, entre las cuestiones del colonialismo y las del neocolonialismo.
No es ni una sorpresa ni una coincidencia que estemos presenciando un renovado interés por Fanon y sus ideas desde los ataques del 7 de octubre de Hamás contra la entidad sionista y la colonia de colonos ocupantes de Israel y el consiguiente genocidio contra los palestinos. Sin lugar a dudas, su análisis y pensamiento siguen siendo muy pertinentes y esclarecedores, debido a la perdurabilidad de la colonialidad (que él analizó) en sus innumerables formas, desde el colonialismo de colonos en Palestina hasta el neocolonialismo en diversas partes del Sur global. Sin embargo, parte de este renovado interés -especialmente en relación con la situación en Palestina- sucumbe a críticas simplistas y lecturas erróneas e insidiosas de su obra que tienden a distorsionarla y a desconectarla de su praxis anticolonial y revolucionaria, así como de su inquebrantable compromiso con la liberación de los «condenados de la tierra». Estos esfuerzos supuestamente «críticos» no pueden disociarse de los ataques más amplios contra el derecho de los palestinos a resistir al colonialismo utilizando cualquier medio necesario y de la actitud desdeñosa hacia las personas que muestran una solidaridad intransigente con su lucha de resistencia y liberación. En algunos casos, toda esta empresa equivale a un racismo disfrazado de discurso intelectual.
Esto no es nuevo: existen muchas interpretaciones reductivas de Fanon, interpretaciones que eliminan la dimensión histórica/política o la dimensión filosófica/psicológica de su obra, dependiendo de los imperativos sociales del momento. Fanon fue un pensador político, un militante revolucionario y un psiquiatra, y todos estos aspectos de su vida formaron una unidad coherente: dialéctica, complementaria y enriquecedora entre sí. Al fin y al cabo, el suyo era un proyecto de lucha contra la alienación en todas sus formas: social, cultural, política y psicológica. Fanon vivió la vida de un revolucionario, un embajador y un periodista, pero es imposible separar estas muchas vidas de su práctica científica y clínica. Del mismo modo, sus expresiones y articulaciones no fueron sólo las de un médico psiquiatra, sino también las de un filósofo, un psicólogo y un sociólogo. Fanon fue un pionero precisamente porque combinó el compromiso con la transformación social con el compromiso con la liberación psicológica de los individuos. Su objetivo esencial era pensar y construir la libertad como desalienación, que tiene lugar dentro de un proceso necesariamente histórico y político.
Fanon, el psiquiatra revolucionario
La ciencia despolitizada, la ciencia al servicio del hombre, es a menudo inexistente en las colonias. – Frantz Fanon, Un colonialismo moribundo
A su llegada al hospital psiquiátrico Blida-Joinville de Argelia en 1953, Fanon se dio cuenta rápidamente de que la colonización, en su esencia, era una de las principales productoras de locura, de ahí la necesidad de hospitales psiquiátricos en los países colonizados. Se dedicó con entusiasmo a revolucionar la práctica psiquiátrica dominante, de acuerdo con la enseñanza «desalienista» del manicomio de Saint-Alban y del profesor Tosquelles. Vio cómo la psiquiatría colonial naturalizaba los trastornos mentales determinados por factores sociales y culturales. El reduccionismo científico floreció en las colonias, en particular bajo la autoridad de Antoine Porot y su influyente «escuela de Argel». Fanon presentó una crítica incisiva de la etnopsiquiatría colonial al exponer su crudo racismo y su justificación de la opresión colonial. Sostuvo que la psiquiatría colonialista en su conjunto tenía que ser desalienada.
Como han avanzado Jean Khalfa y Robert J.C. Young, la actividad política de Fanon estaba anclada en una epistemología asombrosamente lúcida y en un trabajo científico y una práctica clínica innovadores. Sus artículos científicos constituyeron una crítica al biologismo de la etnopsiquiatría colonial y le permitieron reevaluar la cultura en su relación tanto con el cuerpo como con la historia. Esto queda patente en su famosa conferencia sobre la cultura nacional, que pronunció en el Segundo Congreso de Artistas y Escritores Negros, celebrado en Roma en 1959.
Durante este periodo, Fanon experimentó con enfoques que le convertirían en uno de los pioneros de la etnopsiquiatría moderna. Finalmente se distanció de la terapia institucional tras llegar a la firme convicción de que la terapia debía, ante todo, devolver la libertad a los pacientes y debía llevarse a cabo dentro del entorno cultural y social normal del paciente. Sostenía que la psiquiatría establecida y las instituciones de salud mental «amputaban, castigaban… rechazaban, excluían y aislaban» a los pacientes.
El proyecto de Fanon era hacer accesibles a los pacientes las actividades creativas, culturales y manuales que pudieran permitirles volver a ser seres humanos, con aspiraciones personales. Quería que sus pacientes tomaran las riendas de su propia vida y se expresaran. Con este objetivo en mente, Fanon creó en el hospital Blida-Joinville talleres de cestería y alfarería, celebró fiestas religiosas (tanto musulmanas como cristianas), organizó un cineclub, eventos deportivos y excursiones y, quizás lo más importante de todo, fundó una pequeña publicación semanal llamada Notre Journal, lanzada en diciembre de 1953, que recogía la evolución y los progresos en el tratamiento de los pacientes del hospital.
Durante sus últimos años, que pasó en Túnez, además de sus actividades políticas dedicó una energía considerable a la creación y gestión de un centro psiquiátrico de día, que dirigió de 1957 a 1959 y que fue una de las primeras clínicas psiquiátricas abiertas del mundo francófono. La hospitalización de día es hoy en día un componente tan común de la atención psiquiátrica en los países industrializados que es difícil apreciar suficientemente la importancia de adoptar este enfoque en Túnez durante la década de 1950.
Fanon, la violencia y la psicología maniquea de la opresión
El colonialismo sólo afloja cuando se le clava el cuchillo en la garganta. – Frantz Fanon, Los condenados de la tierra
No podemos hablar de Fanon sin abordar su análisis de la violencia y la psicología de la opresión, especialmente durante la actual era de destrucción y muerte. ¿Qué diría Fanon sobre el genocidio colonial y la «avalancha de asesinatos» que tienen lugar actualmente en Gaza y otros lugares? ¿Qué diría sobre los efectos traumáticos y atormentadores en los niños, mujeres y hombres palestinos? ¿Cómo analizaría la violencia y la contraviolencia actuales?
En su obra, Fanon describe minuciosamente los mecanismos de violencia puestos en marcha por el colonialismo para subyugar a los oprimidos. Escribe: «El colonialismo no es una máquina pensante, ni un cuerpo dotado de facultades razonadoras. Es violencia en estado natural». Según él, el mundo colonial es un mundo maniqueo, que procede hacia su conclusión lógica: «deshumaniza al nativo, o para hablar claro, lo convierte en un animal». Para Fanon, la colonización es una negación sistemática del otro y una negativa frenética a atribuirle cualquier aspecto de humanidad. A diferencia de otras formas de dominación, la violencia colonial es total, difusa, permanente y global. Tratando tanto a los torturadores como a las víctimas, Fanon no pudo escapar a esta violencia total, cuyas dimensiones estructurales, institucionales y personales analizó con audacia. En 1956 esto le llevó a dimitir de su puesto de Jefe de Servicio en el Hospital Blida-Joinville y a unirse al Frente de Liberación Nacional (FLN) argelino.
La vida y el trabajo en la Argelia colonial, así como el modo despiadado en que se desarrolló la guerra de Argelia, con su violencia y su contraviolencia y sus inmensas pérdidas humanas, llevaron a Fanon a reformular sus ideas sobre la opresión y la salud mental y a hacer de la cuestión de la violencia el centro de su interés y del primer capítulo de su última obra clásica, Los condenados de la tierra. En este libro, describe la psicología maniquea que subyace a la opresión y la violencia humanas.
Como ha argumentado Hussein Abdilahi Bulhan, las observaciones de Fanon en Argelia y en otros lugares subrayan el hecho de que el colonialismo, al igual que los hombres que dirigen esa máquina violenta, es impermeable a los llamamientos a la razón y se niega obstinadamente a reconocer la humanidad del otro, engendrando así una violencia incalculable. Fanon no sólo demuestra las feas manifestaciones de la violencia, sino que también explica su papel liberador en situaciones en las que todos los demás medios han fracasado. El colonizador sólo depende de la violencia y sólo la entiende, y hay que enfrentarse a él con una violencia mayor: «Sólo la violencia, la violencia cometida por el pueblo, la violencia organizada y educada por sus dirigentes, hace posible que las masas comprendan las verdades sociales y les da la clave». Durante la lucha por la independencia de Argelia, Fanon y el pueblo argelino tuvieron claro que cuando todas las medidas pacíficas fracasaban sólo quedaba un recurso: luchar. Los palestinos de hoy están haciendo precisamente eso, con un valor y un heroísmo formidables, pero a un coste increíblemente alto.
Fanon ha sido acusado injusta e injustamente de ser el profeta de la violencia. En realidad, lo que hace es describir y analizar la violencia del sistema colonial. Lejos de hacer apología de la violencia, la juzga inevitable como respuesta a la violencia de la colonización, de la dominación, de la explotación del hombre por el hombre.
La carta de dimisión de Fanon del hospital Blida-Joinville es un documento conmovedor y de principios de un tipo poco frecuente en la literatura psicológica. Muestra la integridad y el coraje del hombre y resume el impulso revolucionario y humanista de su psiquiatría. En él escribe: «El árabe, alienado permanentemente en su país, vive en un estado de despersonalización absoluta». Añade que la guerra de Argelia fue «la consecuencia lógica de un intento frustrado de descerebralizar a un pueblo».
A lo largo de su trabajo profesional y sus escritos militantes, Fanon cuestionó los enfoques y discursos culturalistas y racistas dominantes sobre los nativos, como lo que él denominó el «síndrome norteafricano», según el cual «El norteafricano es un simulador, un mentiroso, un malintencionado, un perezoso, un ladrón…». Y avanzó una explicación materialista, situando los síntomas, los comportamientos, el odio a sí mismo y los complejos de inferioridad dentro de la vida de opresión y la realidad de las relaciones coloniales desiguales. Explicó que la solución a estos problemas pasaba por cambiar radicalmente las estructuras sociales.
Fanon y la psicología de la liberación
Yo, el hombre de color, sólo quiero esto: Que la herramienta nunca posea al hombre. Que cese para siempre la esclavitud del hombre por el hombre.
-Frantz Fanon, Piel negra, máscaras blancas
Fanon entendía que la psiquiatría debía ser política. Sus esfuerzos por situar la locura en su perspectiva sociohistórica y cultural y por devolver la integridad al cuerpo y la mente del nativo eran coherentes con el proyecto más amplio de instituir la justicia política y social. Así pues, defendió una psiquiatría de la liberación.
La guerra de liberación de Argelia fue claramente un punto de inflexión para el trabajo de Fanon como psiquiatra. La pérdida física y la dislocación psíquica causadas por la guerra cimentaron la convicción de Fanon de que la psiquiatría establecida y las instituciones mentales en las sociedades opresivas son lugares de violencia, no de curación, y le llevaron a fusionar su psiquiatría radical con la crítica más fuerte y práctica posible de la dominación, a saber, la lucha popular por la liberación.
El compromiso activo de Fanon con la liberación social también implicaba un compromiso con la liberación psicológica. De hecho, fue su capacidad para conectar la psiquiatría con la política y los problemas privados con los problemas sociales, y para actuar en consecuencia, lo que le convirtió en pionero de la psiquiatría radical. Lo que vio en los centros de salud del FLN, con toda la angustia acumulada de los refugiados argelinos desplazados, le convenció de que la centralidad de la liberación y la libertad para los pacientes psiquiátricos y para los colonizados son dos caras de la misma moneda. Esta fue la psiquiatría de Fanon hasta su muerte: un noble proyecto de devolver la libertad a los cautivos del colonialismo y del establishment psiquiátrico, y un compromiso total con los seres vivos y con cualquier acción/práctica clínica, escritura y violencia revolucionaria que pudiera rehabilitar la integridad de las personas y de los valores humanos básicos.
Hussein Abdilahi Bulhan ha resumido elocuentemente el enfoque de Fanon sobre la psiquiatría:
una psicología adaptada a las necesidades de los oprimidos daría primacía a la consecución de la ‘libertad colectiva'» y, puesto que dicha libertad sólo la alcanzan los colectivos, haría hincapié en la mejor manera de fomentar la conciencia y la acción organizada del colectivo.
Por lo tanto, la interdependencia humana y la cooperación, en lugar del individualismo y la mercantilización, deben estar en el centro de la psicología de la liberación, que debe consistir en capacitar a las personas para cambiar las instituciones y transformar radicalmente las estructuras sociales, en lugar de ajustarse y someterse al statu quo mientras se obtiene un beneficio.
Según Fanon, en situaciones de opresión, debemos tratar las causas profundas y no sólo los síntomas; debemos prevenir las enfermedades, no sólo tratarlas; debemos capacitar a las víctimas para resolver sus problemas, en lugar de mantenerlas dependientes e impotentes; y debemos fomentar la acción colectiva, no una individualización contraproducente de las dificultades. Aquí radica una de las contribuciones más importantes de Fanon. Una psicología de la liberación como la que propone Fanon da primacía al empoderamiento de los oprimidos a través de la actividad organizada y socializada, para restaurar las historias individuales y colectivas que han sido descarriladas y atrofiadas por la opresión y el colonialismo. Ya sea por medios pacíficos o violentos, sólo a través de la lucha organizada pueden los oprimidos cambiarse a sí mismos y superar las dificultades a las que se enfrentan.
Hamza Hamouchene es un investigador y activista argelino afincado en Londres. Actualmente es coordinador del programa para África del Norte en el Transnational Institute (TNI).
8. Cómo acabar con la confrontación Rusia-OTAN.
El título dice que «esta es la única forma de acabar con la confrontación», pero luego no dice cuál es esa forma… De hecho, acaba diciendo que «no existe ni asociación ni paz entre la OTAN y Rusia». A no ser que se considere como forma de acabar que la OTAN «abandone su principal objetivo y función«. Editorial del editor de Russia in Global Affairs publicada originalmente en RT.
Esta es la única forma de acabar con la confrontación entre Rusia y Occidente
Fyodor A. Lukyanov Rusia en los asuntos mundiales Redactor jefe
El 22 de junio de 1994, el entonces Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Andrey Kozyrev, firmó en Bruselas su adhesión al programa de la Asociación para la Paz de la OTAN. Esto marcó el inicio de las relaciones oficiales entre la Federación Rusa y el bloque liderado por Estados Unidos (antes de eso, la URSS y la OTAN mantenían un diálogo político en el marco del Consejo de Cooperación del Atlántico Norte, pero éste se creó sólo unos días antes de la disolución de la Unión Soviética).
La historia de la cooperación entre Rusia y la OTAN fue bastante rica e interesante. A lo largo de los años hemos asistido a una extraña mezcla de buenas intenciones, hipocresía política y malentendidos mutuos que unas veces surgían de forma natural y otras eran deliberados. Los expertos suelen hablar de oportunidades no aprovechadas entre ambas partes, pero esto es discutible. De hecho, nunca existió una posibilidad real de establecer una verdadera asociación entre Rusia y la OTAN, aunque en algún momento hubo ciertas ilusiones al respecto.
El programa de la Asociación para la Paz tenía originalmente un doble objetivo: era una alternativa al ingreso en la OTAN, pero también un paso preparatorio para la adhesión a la organización (al menos para algunos países). Cuando se lanzó el programa todavía no se había tomado una decisión definitiva sobre la ampliación de la OTAN. Los debates en Washington continuaban, pero la balanza se inclinaba en general a favor de la extensión de sus tentáculos.
Rusia se opuso a la idea, pero no fue consecuente. Kozyrev advirtió sobre las consecuencias de la expansión, pero afirmó repetidamente que la OTAN no era enemiga de Rusia. El Presidente ruso Boris Yeltsin disuadió a los dirigentes occidentales del crecimiento del bloque, pero al mismo tiempo le dijo al Presidente polaco Lech Walesa que Moscú no se oponía a la adhesión de Varsovia. En aquel momento, la iniciativa de la Asociación para la Paz parecía un compromiso salvador. Sin embargo, dos años después, la OTAN anunció finalmente que admitiría al primer grupo de antiguos países comunistas.
En la actualidad, la opinión predominante en Rusia es que, tras la disolución de la URSS, EEUU y sus aliados se embarcaron en un proceso de toma de control militar y político de la antigua esfera de influencia soviética, y la OTAN se convirtió en el principal instrumento para conseguirlo. Aunque esto es lo que finalmente ocurrió, la motivación inicial podría no haber sido tan directa. El éxito fácil e inesperado de Occidente en la Guerra Fría creó una sensación de victoria incondicional: un éxito político y económico, pero sobre todo moral.
Occidente sentía que, como bando vencedor, tenía derecho a determinar la estructura de Europa y sabía exactamente cómo hacerlo. No se trataba simplemente de una muestra de arrogancia consciente, sino más bien de alegre euforia. Parecía que, de ahora en adelante, las cosas siempre serían así.
El concepto adoptado al final de la guerra fría afirmaba que la OTAN garantizaba la seguridad europea, y una OTAN más grande significaba un continente más seguro. Como primer paso para conseguirlo, todo el mundo (incluido Moscú) acordó que una Alemania reunificada seguiría siendo miembro del bloque en vez de recibir un estatus neutral, como algunos habían sugerido anteriormente. Además, se dio a entender que cada país tenía derecho a elegir si se unía o no a cualquier alianza. En teoría, eso es lo que implica la soberanía. Pero en la práctica, el equilibrio geopolítico de poder siempre había impuesto restricciones que obligaban a las alianzas a considerar la reacción de los países no miembros. Sin embargo, el triunfalismo que reinó en Occidente tras la Guerra Fría redujo considerablemente la voluntad de tener en cuenta esas reacciones.
En otras palabras, la OTAN tenía la sensación de que podía hacer cualquier cosa sin recibir respuesta.
La situación podría haber cambiado radicalmente si Rusia se hubiera planteado la posibilidad de ingresar en la OTAN, y si el propio bloque se hubiera planteado tal escenario. Entonces, el principio de la indivisibilidad de la seguridad, proclamado en la Carta de París para una Nueva Europa de 1990, se habría respetado en el marco del bloque. Sin embargo, era imposible que Rusia ingresara en la OTAN, ya que, incluso en su momento de mayor debilidad, seguía siendo una de las mayores potencias militares del mundo y poseía el mayor arsenal nuclear. La hipotética adhesión de un Estado de estas características a la OTAN supondría la aparición de una segunda fuerza dentro del club que estaría a la altura de EEUU y, por tanto, no le obedecería al mismo nivel que a los demás aliados. Esto cambiaría la esencia misma de la organización, y alteraría sus principios de atlantismo (simplemente por la situación geográfica de Rusia). Nadie estaba preparado para esto. La transformación cualitativa de la OTAN nunca estuvo en la agenda.
El resultado fue que la expansión de la OTAN, que en cierto modo se automatizó, empujó a Rusia cada vez más hacia el este. Los intentos de Moscú de regular este proceso -primero mediante la participación en instituciones conjuntas (como el Consejo OTAN-Rusia de 2002, que fue una ampliación del Acta Fundacional OTAN-Rusia de 1997) y luego mediante una oposición cada vez mayor (a partir del Discurso de Múnich de Putin en 2007)- no dieron los resultados deseados. Además de la inercia del planteamiento inicial de Occidente (que implicaba que la propia existencia del bloque es seguridad en sí misma), Occidente creía que Moscú no tenía derecho a poner condiciones y sólo debía seguir las reglas establecidas por la comunidad occidental, más fuerte y con más éxito. Así es como la UE acabó involucrándose en la actual guerra de Ucrania.
¿Podrían haberse desarrollado de otra forma las relaciones entre la OTAN y Rusia? Occidente cree que la persistencia de Rusia, que siguió considerando a la OTAN una amenaza para su seguridad, condujo a la actual crisis militar. Y, de hecho, esto se convirtió en una profecía autocumplida. Pero incluso suponiendo que esto fuera cierto, la rapidez y facilidad con la que la OTAN volvió a una fuerte confrontación con Rusia demuestra que se había preparado para ello.
El memorando ruso de diciembre de 2021 y la operación militar de 2022 en Ucrania tenían por objeto acabar con la idea de la expansión incontestable de la OTAN como único medio de garantizar la seguridad europea. Dos años y medio después, vemos que la magnitud del conflicto ha superado todas las expectativas iniciales. A juzgar por las declaraciones de Moscú, es posible que el enfrentamiento sólo llegue a su fin cuando se reconsideren en profundidad los principios en los que se basa la seguridad europea.
No se trata de un conflicto territorial, sino de un conflicto que sólo puede terminar cuando la OTAN abandone su principal objetivo y función. De momento, no se vislumbra ningún compromiso en el horizonte.
La parte occidental no está dispuesta a aceptar que se reconsideren los resultados de la Guerra Fría, y la parte rusa no está dispuesta a retirarse sin esta garantía. Treinta años después de la firma del programa de Asociación para la Paz, todavía no existe ni asociación ni paz entre Rusia y la OTAN. Y tampoco existe una comprensión clara de por qué ambas partes fueron incapaces de alcanzarla.
9. Resumen de la guerra en Palestina, 28 y 29 de junio.
Ayer publicaron muy tarde el resumen de Haaretz en Acro-polis, y no hubo de Mondoweiss, así que os envío hoy los dos últimos del periódico israelí. https://www.acro-polis.it/
HAARETZ: Esto es lo que hay que saber 266 días después del inicio de la guerra de A D
Las FDI afirmaron haber lanzado una operación «por encima y por debajo del suelo» en el barrio de Shujaiya de la ciudad de Gaza. El Tribunal Superior de Justicia de Israel ordenó al Estado que respondiera en el plazo de un mes a una petición en la que se solicitaba la creación de una comisión estatal de investigación sobre los sucesos del 7 de octubre. Estados Unidos está acercando sus activos militares a Israel y Líbano, por si fuera necesario evacuar a estadounidenses de la región.
Lo que ha pasado hoy
ISRAEL-LÍBANO: El ministro de Defensa, Yoav Gallant, declaró durante una reunión del gabinete de seguridad que había dejado claro a los funcionarios estadounidenses que Israel «no es quien quiere la guerra en el norte» y que si se llega a un acuerdo con Hezbolá que incluya la retirada de las fuerzas del grupo de la frontera «será aceptable», según dijeron a Haaretz fuentes conocedoras de la reunión.
Las IDF declararon que aviones de combate de la Fuerza Aérea atacaron objetivos de Hezbolá en el sur de Líbano durante la noche y el viernes, y que se interceptó un objetivo aéreo que sobrevolaba Israel desde Líbano. Durante todo el viernes sonaron sirenas en el norte de Israel.
Estados Unidos está acercando sus activos militares a Israel y Líbano, por si fuera necesario evacuar a estadounidenses de la región, informó NBC News.
«Al menos de momento, y partiendo de la hipótesis incierta de que Irán y Hezbolá no están llevando a cabo prácticas de engaño y disimulo como las de Hamás en los años previos al atentado terrorista del 7 de octubre, no hay indicios destacados de su deseo de desencadenar una conflagración a gran escala» – Amos Harel
GAZA: Las FDI informaron de que fuerzas de su 98 División lanzaron una operación en Shujaiya «por encima y por debajo del suelo» en respuesta a información de inteligencia sobre la presencia de terroristas e infraestructura terrorista en el barrio de la ciudad de Gaza.
Los residentes y los medios de comunicación de Hamás informaron de que los tanques israelíes avanzaron hacia el oeste hasta el barrio de Shakoush, en Rafah, obligando a miles de desplazados a abandonar sus tiendas de campaña y dirigirse hacia el norte, a la cercana Khan Younis.
Los montones de basura que se pudren por el calor se acumulan cerca de los lugares donde se refugian los desplazados en Gaza, declaró a la prensa un funcionario de la ONU, lo que hace temer una mayor propagación de enfermedades.
El Secretario de Estado Antony Blinken se reunió con la Coordinadora Superior de la ONU para la Ayuda Humanitaria y la Reconstrucción en Gaza, Sigrid Kaag, en Washington, DC. para discutir la necesidad de más ayuda humanitaria y abordar los problemas de seguridad que dificultan su entrega dentro de Gaza, dijo el portavoz del Departamento de Estado Matthew Miller.
Según el Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por Hamás, al menos 37.765 palestinos han muerto y 86.429 han resultado heridos desde el comienzo de la guerra.
REHENES: Durante el primer debate presidencial de Estados Unidos para las elecciones de 2024, el presidente Biden señaló el acuerdo de tres fases sobre rehenes y cuotas aprobado por «todo el mundo, desde el Consejo de Seguridad de la ONU hasta el G7, los israelíes y el propio [Benjamin] Netanyahu», y añadió que «el único que quiere que continúe la guerra es Hamás. Son los únicos que siguen resistiendo».
Biden añadió que «seguimos presionando para que se acepten. Lo único que he negado a Israel son las bombas de 2.000 libras, que no funcionan en zonas densamente pobladas porque matan a muchos inocentes. Estamos proporcionando a Israel todas las armas que necesita, y cuando las necesita».
En respuesta, Trump dijo: «En realidad, Israel es el que quiere continuar, y usted debería dejarles ir y dejarles terminar el trabajo. Él [Biden] no quiere hacer eso. Se ha convertido en un palestino, pero no les gusta porque es un mal palestino, es débil». A la pregunta de si apoyaría la creación de un Estado palestino independiente, Trump respondió: «Tengo que verlo.
Las familias de los ciudadanos estadounidenses retenidos como rehenes por Hamás en Gaza criticaron tanto a Biden como a Trump en un comunicado por no mencionar directamente en el debate a «los rehenes de Israel en Gaza, incluidos estos ocho ciudadanos estadounidenses», y añadieron que «la liberación de nuestros seres queridos debe seguir siendo una prioridad absoluta. Esta es una cuestión bipartidista y humanitaria».
ISRAEL: La juez del Tribunal Superior Gila Canfy-Steinitz ordenó al Estado que respondiera en el plazo de un mes a la petición de creación de una comisión estatal de investigación sobre los hechos del 7 de octubre, presentada por los padres de los rehenes y los padres de los muertos en la matanza de Hamás.
Durante una reunión del gabinete de seguridad, el ultraderechista ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, dijo al jefe de las FDI, Herzl Halevi: «Ella no quiere que diga quién estaba dormido el 6 de octubre. Estoy comprometido con la seguridad de Israel, no menos que ella». Halevi pidió a Smotrich que se retractara de su comentario, y el ministro de Defensa, Yoav Gallant, dijo al primer ministro Netanyahu que «no puede permitir que los ministros del Gabinete ataquen regularmente a las IDF y al Shin Bet», ya que «pone en peligro a Israel en la guerra».
El ministro de Finanzas, Smotrich, está a punto de dar marcha atrás en su decisión de congelar la transferencia a Ramala de los ingresos fiscales que Israel recauda en nombre de la Autoridad Palestina, dijeron fuentes a Haaretz, añadiendo que también se espera que Smotrich anule la congelación de la transferencia de garantías a los bancos israelíes que trabajan con la AP.
Las Fuerzas de Defensa de Israel anunciaron que el sargento Eyal Shynes, de 19 años, murió el jueves combatiendo en el sur de la Franja de Gaza.
CISJORDANIA: El grupo de derechos humanos Yesh Din hizo públicas las imágenes de las cámaras de seguridad en las que tres hombres enmascarados irrumpen en el patio de una casa y causan daños materiales en la localidad palestina de Turmus Ayya, al noreste de Ramala.
HUZÍES: El Consejo de Seguridad de la ONU ha aprobado una resolución en la que pide a los rebeldes huzíes de Yemen que pongan fin a todos los ataques contra buques en el Mar Rojo y les insta a abordar urgentemente la perturbación de la seguridad marítima en una vía fluvial fundamental de Oriente Próximo.
Fonte: Haaretz, 28-06-2024
HAARETZ: Esto es lo que hay que saber 267 días después del comienzo de la guerra. De A D
El expresidente estadounidense Donald Trump acusó al líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, de «convertirse en palestino» para ganar votos, un día después de acusar burlonamente de lo mismo al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, durante el debate presidencial del jueves.
El ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, declaró: «No buscamos una guerra [con Hezbolá], pero estamos preparados para ella». Tres drones y decenas de misiles disparados desde Líbano provocaron incendios en la Galilea israelí. Al parecer, Estados Unidos presentó un «nuevo lenguaje» para partes de la propuesta de alto el fuego/liberación de rehenes entre Israel y Hamás. La misión iraní ante la ONU ha advertido de que «se desencadenará una guerra destructiva» si Israel «emprende una agresión militar a gran escala» contra Líbano.
Lo que ha pasado hoy
ISRAEL-LÍBANO: En el norte de Israel, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, declaró el viernes que «estamos preparando nuestras capacidades defensivas y ofensivas» contra Hezbolá, al tiempo que «trabajamos en una alternativa diplomática», que según él es «siempre preferible». El responsable de Defensa añadió que «no buscamos una guerra, pero estamos preparados para ella».
Las FDI declararon que el viernes explotaron tres drones de Hezbolá en Galilea Occidental y se dispararon 25 cohetes en la zona, así como en los alrededores de Galilea. No se informó de víctimas, pero se provocaron varios incendios. El ejército israelí dijo que respondió al incidente con fuego de artillería contra los lugares de lanzamiento en Líbano.
El ejército israelí dijo que tres misiles antitanque lanzados desde Líbano alcanzaron las comunidades de Misgav Am y Tel-Hai, en el norte de Israel, y que las FDI respondieron con artillería hacia la zona de lanzamiento.
Las IDF también afirmaron haber alcanzado emplazamientos de Hezbolá el viernes en la zona de Jabal Safi, en el sur de Líbano, donde se dispararon misiles tierra-aire contra un avión de la Fuerza Aérea israelí, así como otras infraestructuras operativas de Hezbolá en el sur de Líbano.
CESE DEL FUEGO/REHENES: Axios informó el sábado de que EE.UU. había presentado «un nuevo lenguaje para partes del acuerdo propuesto sobre rehenes y alto el fuego entre Israel y Hamás». Los cambios se propusieron en cooperación con los mediadores qataríes y egipcios y se centran en las conversaciones para garantizar las condiciones para la aplicación de la segunda fase del acuerdo.
Hamás declaró el sábado que el líder político del grupo, Ismail Haniyeh, había hablado con el jefe de los servicios de inteligencia de Egipto sobre las negociaciones para un alto el fuego en Gaza.
«La actuación de Biden [en el debate presidencial del jueves], que hizo que los expertos nacionales especularan abiertamente sobre su eventual salida de la candidatura… fue tan preocupante que eclipsó el uso que hizo Trump de la palabra «palestino» como un insulto en el mejor de los casos y un insulto racista en el peor.» – Ben Samuels
GAZA: El ejército israelí declaró el sábado que decenas de terroristas habían muerto en combates cuerpo a cuerpo y aire-aire en el barrio de Shujaiyeh de la ciudad de Gaza. Las FDI afirmaron que durante las operaciones terrestres en Shujaiyeh se encontró un alijo de armas en una escuela y que los soldados hallaron túneles en el barrio. Las IDF también dijeron que sus fuerzas aéreas atacaron túneles y otros lugares en el sur de Gaza, en la zona de Rafah.
Fuentes de Hamás informaron el viernes de un «intenso intercambio de disparos» con las fuerzas israelíes en Rafah, así como en los barrios de Tuffah y Shujaiyeh de la ciudad de Gaza.
El muelle construido por el ejército estadounidense para llevar ayuda a Gaza ha sido retirado en previsión de mar gruesa, y Estados Unidos se está planteando no volver a instalarlo a menos que la ayuda empiece a llegar a los necesitados, según informaron funcionarios estadounidenses. La mayor parte de la ayuda sigue almacenada debido a las dificultades que han tenido las agencias para trasladarla a donde más se necesita en Gaza, y el almacén está casi lleno.
Según el Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por Hamás, al menos 37.834 palestinos han muerto y 86.858 han resultado heridos desde el comienzo de la guerra.
«Se espera que Irán siga utilizando su red de apoderados regionales… [que] le han permitido plantear una amenaza estratégica convencional y exigir un alto precio a Occidente y a los países de Oriente Próximo, sin necesidad de una implicación militar directa, aparte del ataque de abril contra Israel, y por tanto sin verse obligado a pagar ningún precio. Y nada de esto cambiará por los resultados de las elecciones [presidenciales iraníes]». – Zvi Bar’el
IRÁN: La misión iraní ante las Naciones Unidas escribió en X el sábado que si Israel se «comprometiera en una agresión militar a gran escala, se desencadenaría una guerra destructiva. Todas las opciones, incluida la plena participación de todos los Frentes de Resistencia, están sobre la mesa».
Irán ha instalado cuatro de las ocho centrifugadoras previstas en su planta de enriquecimiento de uranio de Fordow, pero aún no las ha puesto en funcionamiento, según ha declarado el Organismo Internacional de Energía Atómica en un informe visto por Reuters.
Irán celebrará una segunda vuelta de las elecciones presidenciales el próximo viernes para sustituir al difunto presidente de línea dura Ebrahim Raisi, según ha anunciado un funcionario este sábado, ya que ningún candidato obtuvo más de la mitad de los votos. La elección enfrentará al candidato reformista Masoud Pezeshkian con el ex negociador nuclear de línea dura Saeed Jalili.
ISRAEL: El sábado por la noche tendrán lugar en todo el país protestas contra el gobierno de Netanyahu y en apoyo del acuerdo sobre los rehenes.
Einav Zangauker, cuyo hijo Matan permanece secuestrado en Gaza, afirmó en una declaración de familiares de los rehenes ante el cuartel general de las FDI en Tel Aviv que Israel está «a un paso de la guerra en el norte, y ésta puede ser la última oportunidad de llegar a un acuerdo».
En el mismo acto, Ayala Metzger -cuyo suegro Yoram Metzger murió en cautiverio de Hamás- dijo también: «Lo que se interpone entre nosotros y nuestros seres queridos es la insistencia de Netanyahu en no poner fin a la guerra como parte de un acuerdo. La continuación de la guerra implica el asesinato de rehenes por parte del gobierno israelí».
CISJORDANIA: La Unión Europea condenó la decisión del gabinete de seguridad israelí de legalizar cinco puestos avanzados de colonos en Cisjordania, anunciada el jueves por el ministro de Finanzas de extrema derecha, Bezalel Smotrich. La UE calificó la medida de «otro intento deliberado de socavar los esfuerzos de paz» y subrayó que «deben cesar las acciones que debilitan a la Autoridad Palestina».
ISRAEL-EEUU: El expresidente estadounidense Donald Trump ha acusado al líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, de «convertirse en palestino» para ganar votos, un día después de acusar burlonamente de lo mismo al presidente de EEUU, Joe Biden, durante el debate presidencial del jueves.
Dos funcionarios estadounidenses informados sobre una lista actualizada de envíos de armas afirmaron que la administración Biden ha enviado grandes cantidades de municiones a Israel desde el 7 de octubre, incluidas más de 10.000 bombas de 2.000 libras altamente destructivas y miles de misiles Hellfire.
EUROPA: El Ministerio del Interior serbio declaró que un atacante con una ballesta hirió el sábado a un agente de policía serbio que custodiaba la embajada israelí en Belgrado. El agente respondió disparando mortalmente al agresor.
Fuente: Haaretz, 29-06-2024