Del compañero y miembro de Espai Marx, Carlos Valmaseda.
1. Zonas de sacrificio.
2. Lenin y la lucha contra la extrema derecha.
3. Señales de alarma en Palestina y Ucrania.
4. Unidad palestina en Moscú.
5. Otro paso hacia la guerra.
6. Resumen de la guerra en Palestina, 4 de marzo.
7. Guerra de liberación contra guerra de genocidio.
8. Putin no está para bromas (con una observación de Joaquín Miras).
9. La autodestrucción de Europa.
1. Zonas de sacrificio
El autor, arqueólogo muy conocido en Twitter como «Guerra en la universidad», recurre a un término que hasta ahora había visto utilizado más bien para las zonas devastadas por el extractivismo. Pero puede tener razón al extender su sentido.
Zona de sacrificio: Gaza
Alfredo González-Ruibal Investigador científico Incipit-CSIC 04/03/2024
En el oeste de Estados Unidos existen extensos territorios convertidos en tierra muerta. Lugares tan devastados que resulta imposible que en un futuro cercano puedan desarrollarse en ellos formas de vida que no estén condenadas de antemano a la degradación y la enfermedad. A esos territorios se los viene denominando zonas de sacrificio: espacios de excepción donde el capitalismo depredador y el complejo militar-industrial se han aplicado a fondo y sin límite. Las zonas de sacrificio incluyen terrenos aniquilados por las industrias más contaminantes o la minería a cielo abierto, vertederos gigantes y áreas de pruebas militares.
Las zonas de sacrificio existen porque el funcionamiento del sistema capitalista requiere de territorios que puedan ser infinitamente devastados. Nos tratan de convencer de que es una devastación necesaria, dado que nos libra de otras aún peores (la justificación del sacrificio militar) o garantiza nuestro bienestar económico (la justificación del sacrificio capitalista).
Su creación se retrotrae, en última instancia, al colonialismo, puesto que son los territorios de los otros los que se suelen destruir. No es casual que desde Canadá a Chile se encuentren sobre todo en tierras indígenas: las fronteras de expansión donde todo es permisible.
Las zonas de sacrificio tienen actualmente más vigencia que nunca gracias al auge de la ultraderecha y el capitalismo nihilista (mal llamado capitalismo libertario o anarcocapitalismo). Son zonas de sacrificio todos los territorios desregulados donde reina la destrucción: los yermos tóxicos de la minería a gran escala y la industria pesada, los vertederos del Sur Global, los espacios de tránsito de la migración.
Países enteros pueden transformarse hoy en zonas de sacrificio. Argentina es un buen ejemplo de ello: no es casual que «sacrificio» sea la palabra más utilizada para referirse a los planes de Milei –y no necesariamente por parte de sus críticos. Al igual que en el caso de los vertederos tóxicos y los campos de pruebas nucleares, el principio que subyace es el de necesidad: hay que inmolar el país (es decir, a los ciudadanos de las clases medias y populares, a las comunidades indígenas y ecosistemas enteros) para alcanzar un bien mayor.
En el siglo XXI, las zonas de sacrificio han dejado de ser el espacio de excepción para convertirse en la norma del espacio.
Gaza representa en la actualidad la zona de sacrificio por excelencia: un territorio abierto a la devastación total en el que se puede experimentar con nuevas armas, poner en práctica estrategias eliminacionistas (etnocidio, genocidio, ecocidio, hambrunas provocadas), destruir el derecho internacional humanitario, reimponer la censura y jugar a la peor geopolítica. Hemos decidido colectivamente que en ese espacio de excepción los palestinos pueden ser asesinados en masa y sin consecuencias y su tierra transformada en un desierto inhabitable.
El filósofo Giorgio Agamben utilizó el concepto de homo sacer para referirse a gente como los palestinos hoy: históricamente y desde un punto de vista jurídico, homo sacer era cualquiera que se encontraba más allá de la ley humana y divina, hacia el que no existía responsabilidad alguna y que podía ser infinita e impunemente aniquilado. Agamben defendió que el espacio absoluto de excepción que correspondía al homo sacer en el siglo XX era el campo de concentración o exterminio. Ya no. En el siglo XXI, el espacio absoluto de excepción es la zona de sacrificio.
Como tantas zonas de sacrificio, Gaza es un campo de pruebas, solo que en este caso lo que se pone a prueba es un nuevo orden mundial. Un orden en el que todo, de nuevo, vuelve a estar permitido. Quizá no sea casual que esto suceda en un momento en que la palabra «libertad», pervertida hasta el extremo, se ha elevado a concepto fetiche entre los movimientos populistas y de ultraderecha. Libertad para actuar con impunidad, sin normas legales ni morales.
Lo que sucede en Gaza es una advertencia. Porque cuando la excepción se convierte en regla, no existe lugar seguro. Y la próxima zona de sacrificio nos la podemos encontrar a la puerta de casa.
2. Lenin y la lucha contra la extrema derecha
Una nueva aportación a las jornadas trotsquistas sobre Lenin.
Claridad estratégica y flexibilidad táctica en Lenin
Traducción: Rolando Prats
Lecciones leninistas para el combate contra la extrema derecha.
En esta alocución pronunciada en español el pasado 3 de febrero de 2024 en la serie internacional de eventos Leninist Days/Jornadas leninistas, Valerio Arcary reactiva cuatro giros tácticos efectuados por Lenin entre febrero y octubre de 1917, transformándolos en eficaz herramienta metodológica directamente aplicable al análisis de las condiciones, los actores, las apuestas y los objetivos —pero también los distintos momentos, fases, tiempos, de toda política—de la lucha contra el auge de la extrema derecha en América Latina y en todo el mundo.
El legado leninista —apunta Arcary— tiene un peso enorme en el marxismo, pero en el debate sobre las tácticas del combate contra la extrema derecha la cuestión decisiva radica en el hecho de que en Rusia, en 1917, no habría podido consolidarse un régimen liberal-democrático. La disyuntiva real era entonces Lenin o Kornilov, revolución socialista o dictadura contrarrevolucionaria. No nos encontramos hoy ante la misma disyuntiva. No porque no exista peligro alguno de que se instauren regímenes de extrema derecha, sino porque no estamos en una fase de revolución inminente.
Persiste, sin embargo —nos advierte Arcary—, el peligro de que después de tantas décadas subestimemos el peso de nuestra propia inercia mental. ¿Y si fuéramos víctimas de un autoengaño? La pregunta que podemos o debemos hacernos es si los actuales regímenes democráticos están gravemente amenazados por el avance arrollador de la extrema derecha, en sentido general, y, más concretamente, de la influencia de las corrientes neofascistas en su seno y si —en contra de la fórmula marxista clásica— la extrema derecha pudiera desembocar en el neofascismo en ausencia de todo peligro de revolución.
El texto que sigue es la traducción de la versión original en portugués, ampliada y revisada por el autor, con ocasión de su publicación en Jacobin América Latina [Nota del traductor].
La izquierda subestima el peligro de la extrema derecha
Sincericidio. Sinceridad al borde del suicidio, impulso autodestructivo. En el seno de la izquierda las polémicas suelen ser ásperas, pero a la hora de la aspereza en los debates nadie supera a los argentinos. Recomiendo pensárselo dos veces. Lo cierto es que la situación en Argentina ha ido de mal en peor. La solidaridad internacional con la resistencia popular contra las embestidas del gobierno de Javier Milei desempeña un papel sumamente importante. No obstante, esta vez el blanco de mis críticas será un sector de la izquierda marxista argentina —sin que por ello ese sector deje de ser acreedor de todo nuestro respeto— que se abstuvo de votar en la segunda vuelta. El voto nulo —que se abstrajo de lo que significaba la candidatura de extrema derecha de Milei— me pareció un gesto antileninista. Algo más cercano al trotsko-anarquismo que a otra cosa.
Permítaseme hacer dos prudentes aclaraciones sobre la ola de extrema derecha actualmente en ascenso. En primer lugar, la cuestión central del análisis no puede ser otra que el reconocimiento del peligro real e inminente de que movimientos de inspiración neofascista obtengan nuevas victorias. Toda política supone una sucesión de coyunturas, momentos, flujos, reflujos, secuencias. ¿Quién está a la ofensiva y quién a la defensiva? El grueso de la burguesía argentina no subestimó al peronismo, pues lo conoce bien. Fue una fracción de esa burguesía la que subestimó a Milei, porque hasta la víspera de las elecciones creyó en la posibilidad de que Patricia Bullrich se alzara con la victoria. Milei aparecía como un aliado instrumental. El hecho de que la contienda se desenvuelva en el marco de democracias liberales no atenúa el peligro autoritario que amenaza las libertades democráticas si para triunfar en las elecciones tiene que ocurrir —en virtud de un gradual endurecimiento bonapartista— lo que ha ocurrido en Argentina.
Hasta hace un año, la estrategia consistente en no votar «ni por uno ni por otra» —ni por Sergio Massa ni por Bullrich— no dejaba de tener lógica, porque ello significaba luchar por constituir un tercer campo: el de la oposición de izquierda al gobierno de Alberto Fernández. Desde el punto de vista táctico, sin embargo, esa estrategia dejó de ser válida ante el peligro inminente de la victoria de Milei en la segunda vuelta.
Un posicionamiento estratégico que tenga como divisa «ni una cosa ni la otra» no debería convertirse en táctica permanente e indefinida que gire en torno a ese eje. Sobre todo cuando la situación ha dado un giro, como me parece que ha sido el caso, al menos desde lejos. Massa no merecía que se le diera apoyo alguno, pero la lucha contra Milei pasó a ocupar el centro. Denunciar a Milei como al mayor de los peligros, incluso llamando a votar en su contra, no es lo mismo que apoyar políticamente a Massa.
La situación habría sido mucho mejor, por supuesto, si una oposición de izquierda hubiese conquistado una posición de mayor peso en el seno de la clase trabajadora. Desafortunadamente, no fue así.
Lenin en 1917
La claridad estratégica de Lenin se puso de manifiesto en cuatro giros tácticos durante el dramático intervalo transcurrido entre febrero y octubre de 1917. En primer lugar, cuando postula en las Tesis de abril el paso a la fase insurreccional de la revolución, con las que el bolchevismo reclama su independencia respecto del gobierno provisional, reafirma su compromiso con los obreros y soldados de los soviets y con el campesinado y lanza las consignas de «Paz, pan y tierra» y «Todo el poder a los soviets». En segundo lugar, cuando se pronuncia contra el precipitado intento de derrocar al gobierno de Kerensky durante las Jornadas de Julio. En tercer lugar, cuando propugna la formación del frente unido con Kerensky contra el golpe de Kornilov. En cuarto, cuando de nuevo aboga por la necesidad de la insurrección.
Echaré mano de una extraña metáfora. Lenin cambia de velocidad cuatro veces en función del trazado de una carretera que tiene no una sino numerosas curvas, subidas y bajadas. Se pronuncia por avanzar en abril, por mantener posiciones en julio, por retroceder en agosto y, finalmente, por activar el cuarto engranaje y acelerar en septiembre, tras el fracaso del Pre-parlamento. Leninismo no significa avanzar, avanzar, avanzar, a cualquier precio, sin que importen los riesgos. Tampoco es quietismo, ¡cuidado, cuidado, cuidado!
Hay un primer momento, de abril a julio, en que se impone la paciencia a fin de salvaguardar la propia independencia y ejercer presión; hay un segundo momento, en que de lo que se trata es de abstenerse de aventuras y mantener posiciones; hay un tercer momento, en que la situación exige la retirada y formar un frente unido contra Kornilov y, por último, hay un cuarto momento, en el que ha llegado otra vez la hora de contraatacar en toda la línea y pasar a la insurrección. La verdadera línea leninista —no su idealización simplificada— jamás consistió en «ninguna confianza en los reformistas»—como hizo bien en recordar Martín Mosquera en un reciente artículo para Jacobin América Latina—, «sino en romper con la burguesía».
Desde ese posicionamiento por reivindicaciones concretas en diálogo con una mayoría del pueblo que seguía confiando en los mencheviques y eseristas, la línea leninista conoció diferentes inflexiones, movimientos, curvas. Los dos ejemplos más «espectaculares» fueron el giro en favor de la defensa de la táctica de un frente único obrero o de izquierda contra el peligro de un golpe korniloviano o fascista y el giro en favor de la insurrección. El primero inspiró más tarde las decisiones de la III Internacional en su tercer y cuarto congresos. Escribió Lenin:
Es posible que estas líneas lleguen demasiado tarde, pues a veces los acontecimientos se suceden con una velocidad verdaderamente vertiginosa. Escribo esto el miércoles 30 de agosto; sus destinatarios no lo leerán antes del viernes 2 de septiembre; con todo, y por si acaso, considero mi deber escribir lo siguiente:
La sublevación de Kornilov representa un viraje de los acontecimientos en extremo inesperado (inesperado por el momento y por la forma) e increíblemente brusco.
Como todo viraje brusco, exige una revisión y un cambio de táctica. Y, como toda revisión, con ésta hay que ser muy prudente para no faltar a los principios. (…)
¿En qué consiste, entonces, el cambio de táctica tras la sublevación de Kornilov? Consiste en que ha cambiado la forma de nuestra lucha contra Kerensky. Sin que se haya debilitado ni un ápice nuestra hostilidad contra él, sin retractarnos de una sola palabra dicha en su contra, sin renunciar al objetivo de derrocar a Kerensky, hoy decimos: hay que tomar en cuenta el momento; no vamos a derrocar a Kerensky de inmediato; ahora encaramos de otra manera la tarea de luchar contra él; es decir, haciendo ver al pueblo (que lucha contra Kornilov) la debilidad y las vacilaciones de Kerensky. Antes también lo hacíamos, pero ahora esa tarea pasa a ser la fundamental: en eso consiste el cambio.
El cambio consiste, además, en que ahora hacemos pasar a un primer plano la tarea de intensificar la agitación en favor de lo que podríamos llamar «exigencias parciales» a Kerensky: que arreste a Milyukov, que arme a los obreros de Petrogrado, que llame a Petrogrado a las tropas de Kronstadt, de Viborg y de Helsingfors, que disuelva la Duma de Estado, que arreste a Rodzyanko, que legalice la entrega de las tierras de los terratenientes a los campesinos, que implante el control obrero sobre el trigo y las fábricas, y así sucesivamente. Y esas exigencias no las debemos presentar sólo a Kerensky, no tanto a Kerensky como a los obreros, a los soldados y a los campesinos, ganados por la marcha de la lucha contra Kornilov[[1]].
Hay leninistas que todavía concuerdan con el segundo y tercer giros, pero no con el primero y el cuarto, que se les antojan sectarios. A la inversa, están quienes reivindican el legado de las Tesis de abril y la insurrección de Octubre, pero no tanto el del segundo giro —la resistencia a la radicalización de julio y el papel de la contención—, ni el de la unidad con Kerensky contra Kornilov. Prefiero a quienes concuerdan con todos ellos.
La política es el arte de la flexibilidad táctica. Ésta debe tener como punto de apoyo el análisis de la correlación de fuerzas que establece un límite a las posibilidades, siempre que ese análisis esté anclado en principios firmes. Mal vamos cuando prevalecen la rigidez táctica y la insolencia estratégica. Frente al peligro de la extrema derecha, el más importante de esos cuatro giros hechos por Lenin es el tercero, ya que el factor decisivo fue la actitud favorable de los soviets hacia la formación de un frente único con la mayoría que aún apoyaba a Kerensky, lo que allanó el camino para su transformación en mayoría. En Rusia, todo se aceleró por la gravedad y la urgencia de una situación objetiva extrema: las consecuencias desesperadas de la derrota militar ante el ejército alemán.
El peligro contrarrevolucionario
La rusificación de la III Internacional favoreció una universalización de modelos y de políticas que contaminaron los propios análisis, pues las fórmulas inspiradas en la idea de que existen patrones que se repiten a lo largo de la historia son sumamente tentadoras. En efecto, existen patrones. Pero ¿qué era universal y qué peculiar, específico o incluso exclusivamente ruso? El peligro está en considerar universal lo que era estrictamente ruso. Y perder de vista lo que de hecho terminó siendo universal.
¿Qué se ha llegado a reconocer como universal? La táctica insurreccional basada en la dualidad de poderes, precipitada por la autoridad de los soviets en una situación revolucionaria. Hasta la puesta en marcha de la restauración capitalista en la URSS, esa estrategia prevaleció como paradigma en la izquierda radical de todo el mundo.
Pero con el fin de la URSS, la mayoría de la izquierda mundial descartó esa posibilidad que habría sido expresión de la excepcionalidad rusa: una revolución contra una dictadura tiránica y anacrónica, a la cabeza de un imperio decadente que oprimía a decenas de naciones como colonias internas, un inmenso continente euroasiático de economía agraria, pero que también era la quinta potencia industrial del mundo. La revolución rusa habría sido única.
El hecho es que en los países centrales, sobre todo en Europa —si fuéramos a resumir una historia más bien larga—, los regímenes liberal-democráticos se consolidaron desde hace ya generaciones. En algunos países, como en Portugal, España y Grecia, ello ocurrió más tardíamente, pero en todo caso hace ya medio siglo. Ante esa realidad, se hizo inevitable poner al día la estrategia. Surgieron no pocas hipótesis, algunas más prometedoras, otras menos. Se extrajeron lúcidas conclusiones.
Persiste, sin embargo, el peligro de que después de tantas décadas subestimemos el peso de nuestra propia inercia mental. ¿Y si fuéramos víctimas de un autoengaño? La pregunta que podemos o debemos hacernos es si los actuales regímenes democráticos están gravemente amenazados por el avance arrollador de la extrema derecha, en sentido general, y, más concretamente, de la influencia de las corrientes neofascistas en su seno.
El legado leninista tiene un peso enorme en el marxismo. Pero en el debate sobre las tácticas en la lucha contra la extrema derecha, a mi juicio la cuestión decisiva es el hecho de que jamás se haya planteado la cuestión de que si hubiese podido consolidarse o no un régimen liberal-democrático en Rusia. La disyuntiva real era Lenin o Kornilov, revolución socialista o dictadura contrarrevolucionaria. Esa conclusión no debe llevarnos a creer que hoy nos encontramos ante la misma disyuntiva. No es ese el caso. Pero no porque no exista el peligro de que se instauren regímenes bonapartistas de extrema derecha, sino porque no estamos ante una fase de revolución «inminente».
No fue la burguesía rusa la que lanzó la insurrección para derrocar al Estado semifeudal de los Romanov en febrero de 1917, pero fue esa burguesía la que impidió que el gobierno provisional del príncipe Lvov firmara por separado la paz con Alemania: los capitalistas rusos se mostraron demasiado débiles, por un lado, para romper con sus socios europeos, y, por el otro, para asegurarse su dominación por métodos electorales en la república que nacía de manos de la insurrección proletaria y popular. No fue por descuido que se no empeñaron en convocar a elecciones a la Asamblea Constituyente. Fue por cálculo.
Tampoco esa burguesía fue la que envió a sus hijos a las trincheras a que fuesen masacrados, pero sí fue la que apoyó a Kerensky cuando éste insistió en lanzar a campesinos uniformados a ofensivas suicidas contra el ejército alemán. La presión de Londres y París exigía que se mantuviera el Frente Oriental, pero la presión de un proletariado poderoso y combativo —en relación proporcional con una burguesía con poco «instinto de poder» por causa de su sumisión a la monarquía— exigía el fin de la guerra; las corrientes más fuertes de la izquierda socialista —mencheviques y eseristas— se rehusaban a hacerse con el poder por sí solas, pues no deseaban romper con la burguesía, al tiempo que los bolcheviques, en minoría hasta septiembre, se negaron a unirse al gobierno de colaboración de clases y a romper con las exigencias populares. Aunque tampoco los bolcheviques estaban interesados en derrocar a ese gobierno sin poder asumir las consecuencias de ese acto. Ni tenían interés en aventurarse a hacerlo mientras no se asegurasen una mayoría entre los trabajadores en todo el país. Y esa posición resultó a la postre decisiva, especialmente durante las Jornadas de Julio.
Cuando Kerensky perdió el apoyo de las clases trabajadoras, la burguesía rusa apeló al general Kornilov para que resolviera con las armas lo que no podía resolverse con argumentos. Había quedado atrás el tiempo de las elecciones a la Asamblea Constituyente. La burguesía rusa perdió la paciencia con Kerensky y rompió con la democracia, dos meses antes de que el proletariado perdiera la paciencia con sus dirigentes y recurriera a una segunda insurrección para poner fin a la guerra.
El fracaso del putsch selló el destino de la burguesía rusa. En las terribles horas de agosto, el proletariado y los soldados encontraron en los bolcheviques el partido dispuesto a defender con su vida las libertades conquistadas en febrero. Sin el apoyo de la burguesía y sin el apoyo de las masas, suspendido en el aire, el gobierno de Kerensky—con sus aliados reformistas—buscó ayuda en el Pre-parlamento, pero la legitimidad de la democracia directa de los soviets pesaba más que la representación indirecta de cualquier asamblea: se había agotado el tiempo de las negociaciones con la Entente, se había desaprovechado la oportunidad histórica de la república burguesa. Ya era demasiado tarde.
El engranaje de la revolución permanente empujaba a los sujetos sociales interesados en el fin inmediato de la guerra —el grueso del ejército y de los obreros— hacia una segunda revolución y jugaba a favor de los bolcheviques, quienes en el espacio de unos meses vieron aumentar su influencia. Por su parte, no fue sino hasta después del intervalo transcurrido entre febrero y octubre que el proletariado y los campesinos pobres vieron desvanecerse sus ilusiones respecto del gobierno provisional —en el que habían depositado sus esperanzas aquellos partidos, como los mencheviques y los eseristas, que eran incapaces de garantizar la paz, la tierra y el pan— y depositaron su confianza en los soviets en cuyo seno se afirmaba el liderazgo de Lenin y de Trotsky.
Años después, Martov —líder de los mencheviques internacionalistas— y Kautsky —líder de la socialdemocracia alemana— insistieron en que Octubre había sido una aventura voluntarista. Acusaron de golpistas a los bolcheviques por haber hecho la revolución: querían que los bolcheviques construyeran el régimen liberal-democrático cuando la burguesía rusa había apoyado los métodos de la guerra civil para defender la propiedad privada.
Por ironías de la historia, en la Rusia de 1917 —anticipándose a un movimiento histórico que más tarde se generalizaría en Europa— los partidos menchevique y socialista revolucionario (eserista), que habían nacido como organizaciones obreras y populares, se convirtieron en portavoces de la pequeña burguesía y de las incipientes clases medias urbanas: colchón de amortiguamiento de la lucha de clases entre el Capital y el Trabajo, y en los posteros defensores de un régimen liberal-democrático, incluso después de que la burguesía hubiera abrazado el plan de una dictadura fascista, la cual podría adornarse con una corona monárquica.
Sería más prudente, sin embargo, concluir que una vacilación bolchevique en octubre, o su derrota en la guerra civil entre 1918 y 1920, habría llevado al poder —apoyado por las democracias de Washington y Londres— a un fascismo ruso. Y nadie debería desear tener qué imaginar cómo habría sido un «Hitler» en el Kremlin.
¿Contrarrevolución sin revolución?
Deberíamos buscar hipótesis que nos ayuden a explicarnos por qué lo mejor de la izquierda marxista mundial subestima al neofascismo. No sé cuántos concurran con este juicio, pero creo que ese es el caso. Como en cualquier problema complejo, sin duda son muchos los factores. El dogma que hemos heredado, entre otras muchas herencias, es que el apoyo de las fracciones burguesas al fascismo surge como respuesta al peligro real e inminente de una crisis revolucionaria. O, lo que es peor, al peligro de una revolución. Si no hay peligro de revolución, ¿por qué existiría entonces el peligro de una ola neofascista?
¿Acaso no estaremos exagerando? ¿Existirá algún objetivo que sea común a Bolsonaro y a Milei, а Chega en Portugal, a Vox en el Estado español, a Marine Le Pen en Francia y a Trump en Estados Unidos? ¿No urgirá la tarea de dilucidar la circunstancia de que nos encontramos ante una oleada de movimientos de extrema derecha que obedecen a un proyecto estratégico incompatible con los regímenes democráticos?
¿Y si la extrema derecha pudiera desembocar en el neofascismo en ausencia de todo peligro de revolución? ¿Y si esa fórmula «clásica», heredada de los años treinta del siglo pasado —el peligro de nuevos octubres— no fuera acertada o hubiese dejado de serlo por los enormes cambios que se han producido en los últimos treinta años desde la restauración capitalista?
Es más, me pregunto: ¿Y si esta fuera una conclusión unilateral inspirada por la autoridad del «modelo bolchevique», por el peso de la herencia histórica? ¿Y si no fuera sólo ante el peligro de revolución que el neofascismo se gana el apoyo de una fracción de la burguesía? ¿Y si no hiciera falta tanto, ni algo tan grave como una revolución?
¿Y si a la necesidad de subversión autoritaria de los regímenes democráticos se une la necesidad de ajustes que reduzcan o incluso anulen las conquistas sociales de las generaciones que nos precedieron? ¿Y si el objetivo estratégico de la ultraderecha es destruir las reformas logradas en los países centrales en los treinta años transcurridos desde la guerra? Derechos que en algunos países latinoamericanos llegaron muy tarde, y a cuentagotas, pero que fueron conquistas de la durísima lucha contra las dictaduras de los años sesenta y setenta ¿Y si la crisis del capitalismo occidental, y la rivalidad que provoca el ascenso de China, exigiera una rotación más rápida del capital y una acumulación igualmente más rápida que garantice tasas de inversión más elevadas, como explica Michael Roberts?
Consideremos la siguiente hipótesis. ¿Y si una fracción de la burguesía mundial hubiese llegado a la conclusión de que con los regímenes democrático-electorales no es posible llevar hasta el final los ajustes económico-sociales necesarios para que la Troika mantenga su liderazgo en el sistema internacional de Estados? ¿Y si temieran más a China que a una revolución proletaria mundial?
¿Una crisis estructural de la democracia burguesa?
Décadas de golpes de Estado parecían haber dado la razón al pronóstico hecho por Trotsky en conversaciones con Mateo Fossa, dirigente sindical argentino, en los años 30, en las que advertía de que la estabilización de regímenes democrático-electorales duraderos era improbable, incluso en América Latina, por no hablar de África y Asia. Además de dogmatismo, creo que deberíamos tener el valor de preguntarnos si esa subestimación del peligro de la extrema derecha no reside también en la idealización de la estabilidad de los regímenes democráticos.
Vengo de una generación que dudó apasionadamente, durante los años setenta y hasta finales de los ochenta, de la posibilidad de regímenes democráticos liberales duraderos en América Latina. Sin embargo, desde los años ochenta, en cierta medida esos regímenes se han estabilizado. Más en Argentina que en Brasil, más en Brasil que en Perú o Bolivia. ¿No deberíamos ahora abrir los ojos y despejar la mente; en otras palabras, abrazar un sano empirismo leninista? Trotsky era demasiado aficionado a las fórmulas y a los modelos teóricos. Lenin tardaba más en sacar conclusiones y se cuidaba de hacer predicciones.
Tenemos como antecedente a Fujimori, quien luego de ganar las elecciones en los años noventa, en plena insurgencia de Sendero Luminoso, procede a dar un «autogolpe» para imponer un régimen bonapartista, al que siguieron golpes institucionales en Honduras, Paraguay y, por último, y de forma mucho más severa, en Brasil.
¿Acaso no podemos concluir que existe al menos el esbozo o la posibilidad de un patrón? Brasil es un ejemplo de máxima gravedad. Porque Brasil ocupa en el mundo un lugar importante. Sin el golpe que tomó la forma «legal» del enjuiciamiento político (impeachment) del gobierno de Dilma Rousseff, después de cuatro victorias presidenciales sucesivas del PT y la probable victoria de Lula en 2018, es imposible entender la victoria de Bolsonaro, quien durante sus cuatro años de gobierno trabajó tanto con la hipótesis del golpe como con la táctica de la reelección.
Por tanto, se nos revela con toda claridad el dilema ante el cual nos encontramos: ¿no debería el leninismo de nuestra época dar prioridad a la lucha contra la extrema derecha? Por supuesto, no podemos dejar de denunciar el peligro del calentamiento global. No podemos dejar de denunciar la masacre que el Estado de Israel está llevando a cabo en Gaza. No podemos dejar de lado la solidaridad con las luchas populares que tienen lugar en nuestros países. No podemos dejar de denunciar las amenazas racistas, sexistas y LGTBUIfóbicas que nos rodean.
Todas esas causa son justas y necesarias. Pero no podemos luchar con la misma intensidad en todos los frentes. Allí donde la extrema derecha se acerque peligrosamente al poder, no podemos dejar de librar el combate político que se requiere para derrotarla.
El neofascismo nos coloca frente una emergencia.
El leninismo exige una respuesta a la cuestión del poder.
Notas
[1] Véase «Al Comité Central del POSDR», en https://www.marxists.org/. Se ha modificado la traducción. Escrito el 30 de agosto (12 de septiembre) de 1917. Publicado por primera vez el 7 de noviembre de 1920, en el número 250 de Pravda. [Nota del T.]
Valerio Arcary
Historiador, militante del PSOL (Resistencia) y autor de O Martelo da História. Ensaios sobre a urgência da revolução contemporânea (Sundermann, 2016).
3. Señales de alarma en Palestina y Ucrania
El artículo de Crooke de esta semana se centra en las «señales de alarma» por la situación internacional en Ucrania y Palestina.
«Posiciones insostenibles»: abundan las señales de alarma
Alastair Crooke 4 de marzo de 2024
La base del Partido Republicano no está a favor de dar más dinero a Ucrania – habrá pocas o ninguna perspectiva de que pueda imponerse.
«Las elecciones locales del martes fueron una luz de advertencia intermitente para Israel. Los partidos ultraortodoxos, los grupos sionistas religiosos y los partidos racistas de extrema derecha se organizaron en unas pocas comunidades y obtuvieron ganancias desproporcionadas en relación con el tamaño real de los grupos que representan. Por el contrario, el campo democrático [mayoritariamente liberal laico ashkenazi], que durante casi un año acudió semanalmente a manifestaciones multitudinarias en la calle Kaplan de Tel Aviv y en docenas de localidades de todo el país, no consiguió en la mayoría de los casos traducir la indignación en ganancias electorales en los gobiernos locales».
«Otra conclusión que se puede sacar de las elecciones», continúa el editorial de Haaretz, «es la creciente similitud entre el partido gobernante, el Likud, y [el partido de Ben Gvir] el partido de extrema derecha Otzma Yehudit (Supremacía Judía). En Tel Aviv, los dos partidos se presentaron juntos, en un movimiento inimaginable en el Likud anterior a Benjamín Netanyahu … Podemos aprender de esto que el Likud está cambiando: Meir Kahane [fundador de la derecha radical judía y del partido Kach] derrotó a Ze’ev Jabotinsky; la supremacía judía y el traslado forzoso de población sustituyeron a la libertad».
Dicho crudamente, Israel está girando cada vez más a la derecha.
Otra señal de alarma: En unas primarias (prácticamente) sin oposición en Estados Unidos, «una coalición de grupos pro-palestinos se había fijado un modesto objetivo de 10.000 votos no comprometidos -el margen de victoria de Trump en Michigan en 2016- para enviar el mensaje de que la frustración de los votantes por el respaldo de Biden a la campaña militar de Israel podría costarle en noviembre… ‘No comprometidos’, sin embargo, superó el objetivo de 10.000 y alcanzó casi 101.400 votos -alrededor del 13% del recuento. Biden obtuvo más del 80% de los votos, pero el número de votos no comprometidos fue suficiente para enviar a dos delegados ‘no comprometidos’ a la convención nacional del Partido Demócrata en agosto».
«El mayor peligro para el presidente no es que demasiada gente haya votado ‘no comprometido'», dijo el ex congresista demócrata Andy Levin, que apoyó la iniciativa. «El mayor peligro es que no capte el mensaje».
Una tercera señal de alarma: Con su plan para Gaza una vez que cesen las operaciones militares, Netanyahu ha declarado formalmente la guerra a Biden y a su campaña para la reelección: «Lejos de avanzar hacia [la] solución de dos Estados que promulga Biden, Netanyahu está pidiendo una ocupación israelí mayor y por tiempo ilimitado no sólo de Gaza sino también de Cisjordania y de todas las demás zonas de lo que de otro modo constituiría un Estado palestino independiente. En efecto, Netanyahu está pidiendo la conquista total por parte de Israel de lo que queda de Palestina, exactamente lo contrario de lo que Biden y el resto del mundo están sugiriendo».
Dicho claramente: Netanyahu está poniendo a Biden «entre la espada y la pared». El primero sabe que Biden depende en gran medida no sólo del voto judío, sino, lo que es aún más importante, del dinero judío para su posible reelección. Netanyahu parece considerar que tiene margen de maniobra para ignorar a Biden y, durante los próximos ocho meses más o menos, perseguir su ambición sin obstáculos: hacerse con el control del «Gran Israel» (hasta el río Litani, en el sur de Líbano) y consolidar una Jerusalén judía.
Incluso Tom Friedman, del New York Times, muestra signos de pánico: «Al menos a mí me pareció que el mundo estaba dispuesto, en un principio, a aceptar que iba a haber víctimas civiles significativas si Israel iba a erradicar a Hamás y recuperar a sus rehenes … Pero ahora tenemos una combinación tóxica de miles de víctimas civiles y un plan de paz de Netanyahu que sólo promete una ocupación sin fin …. Así que toda la operación Israel-Gaza está empezando a parecer -a cada vez más gente- una picadora de carne humana cuyo único objetivo es reducir la población para que Israel pueda controlarla más fácilmente … Y, repito, va a poner a la administración Biden en una posición cada vez más insostenible».
El pánico aumenta también con respecto a Ucrania: En Europa, los líderes fueron convocados con 24 horas de antelación al Palacio del Elíseo para escuchar al presidente Macron advertir a los estados de la UE que la situación sobre el terreno en Ucrania era tan crítica, y lo que estaba en juego para Europa tan alto, que: «Estamos en un punto crítico del conflicto en el que debemos tomar la iniciativa: Estamos decididos a hacer lo que haga falta durante el tiempo que haga falta».
Macron subrayó las crecientes dudas sobre la continuidad del apoyo de Estados Unidos a Kiev y advirtió de una posible nueva ofensiva rusa y de ataques brutales planeados para «conmocionar» a los ucranianos y a sus aliados. «Estamos convencidos de que la derrota de Rusia es esencial para la seguridad y la estabilidad de Europa» (…) «Europa está en juego».
Sin rodeos, Macron estaba grandilocuente con el fin de arrebatar el liderazgo de defensa y seguridad de Europa a Alemania, que está construyendo afanosamente un eje militar vinculado a Estados Unidos en alianza con Polonia, los países bálticos y la presidenta de la Comisión Europea, la ex ministra de Defensa alemana Ursula von der Leyen, y capturarlo para Francia.
En cualquier caso, la apuesta de Macron fue «un fracaso». Su llamamiento se enfrentó al repudio inmediato, tanto dentro de Francia como por parte de otros líderes europeos. Ninguno de los líderes afines a Macron estuvo de acuerdo con él (excepto, posiblemente, los holandeses). Sin embargo, detrás del precipitado «teatro» del Elíseo se esconde un objetivo más serio: centralizar aún más el control de la UE mediante un proceso común de adquisición de defensa de la UE.
Para financiar esta capacidad de defensa unificada europea, la Comisión pretende iniciar la emisión de bonos unitarios de la UE y un mecanismo fiscal centralizado (ambos prohibidos por los Tratados de la UE). Estos son los proyectos tácitos que se esconden tras la narrativa del «miedo» a la «intención» rusa de invadir Europa.
En medio de esto, en Europa, tanto la desesperación como el reparto de «culpas» por la debacle de Ucrania han comenzado en serio: el canciller Scholtz, al defender la decisión de Berlín de no suministrar misiles Taurus de largo alcance a Kiev, echó a Francia y al Reino Unido «debajo del autobús».
Scholtz dijo que para suministrar misiles Taurus se necesitaría la ayuda de tropas alemanas sobre el terreno: «como hacen británicos y franceses, en términos de control de objetivos [de misiles] y de asistencia en el control de objetivos. Los soldados alemanes no pueden en ningún momento, y en ningún lugar, estar vinculados a los objetivos que alcanza este sistema [de largo alcance]», insistió Scholz.
Ni que decir tiene que su admisión explícita de que ya hay tropas europeas sobre el terreno en Ucrania provocó un alboroto en Europa. El hecho, largamente sospechado, es ahora oficial.
Pero, ¿qué es lo que ha provocado la histeria europea generalizada (más allá de la teatralidad de Macron)?
Probablemente dos cosas: En primer lugar, la derrota de las fuerzas ucranianas de Avdeevka, además de la repentina conmoción de darse cuenta de que no hay líneas defensivas ucranianas reales detrás de Avdeevka – sólo unas pocas aldeas y luego campos.
Y en segundo lugar, el épico ensayo concomitante del New York Times The Spy War: How the C.I.A. Secretly Helps Ukraine Fight Putin, de Adam Entous y Mitchell Schwirtz, que describe una década de cooperación entre la CIA y Ucrania, y recuerda a todos que Estados Unidos podría separarse de Kiev muy pronto (a menos que se apruebe una ley de gastos).
Adam Entous también fue coautor del artículo de 2017 del Washington Post titulado, La lucha secreta de Obama para castigar a Rusia por el asalto electoral de Putin, que, como señala Matt Taibbi, contó la cinematográfica historia de cómo John Brennan [entonces jefe de la CIA] entregó en mano a Barack Obama una «bomba de inteligencia» de una preciada fuente «muy dentro del gobierno ruso.»
«La narración desgarradora reveló cómo la CIA no sólo se enteró de la participación directa de Vladimir Putin en una campaña para «dañar» a Hillary Clinton y «ayudar a elegir a su oponente, Donald Trump», sino que entregó con seguridad la noticia secreta sólo para los ojos del Presidente (antes de contársela al mundo entero, por supuesto)».
Era, por supuesto, una tontería: La narrativa de siembra para el desarrollo del Rusiagate.
Esta nueva pieza del New York Times de narrativa revisionista sobre Ucrania -llena de afirmaciones cuestionables; bocanadas para la CIA y para el papel de John Brennan en particular- probablemente fue entendida por los servicios de inteligencia occidentales como una carta de ruptura «Querido John», antes de un divorcio inminente. La CIA se preparaba para abandonar Ucrania.
Como es de esperar en cualquier misiva del tipo «Querido John», el texto está enmarcado para exonerar al «autor» de toda culpa y responsabilidad legal (por asesinato y atentado): «Un leitmotiv poco sutil recorre el texto detallando a la civilizada América rogando continuamente a los ucranianos que dejen las atrocidades».
A medida que la asociación se profundizó «después de 2016», informa el Times, los ucranianos «comenzaron a organizar asesinatos y otras operaciones letales, que violaban los términos que la Casa Blanca pensaba que los ucranianos habían acordado.» Los estadounidenses se «enfurecieron» y «amenazaron con cortar el apoyo», pero nunca lo hicieron. (Notas de Taibbi).
No está claro si el presidente Johnson mantendrá la línea de negarse a llevar el proyecto de ley de ayuda exterior al pleno de la Cámara, proporcionando 60.000 millones de dólares para Kiev; o si no será capaz de perseverar.
Sin embargo, «la escritura está en la pared», como observó agudamente el líder de la minoría del Senado, McConnell, al anunciar su próxima retirada como líder del Senado: «La política ha cambiado, puedo verlo», dijo.
La base del Partido Republicano no está a favor de dar más dinero a Ucrania, y hay pocas o ninguna posibilidad de que prevalezca.
El punto aquí -que claramente asusta a los servicios de inteligencia europeos- es que gran parte del éxito que Ucrania ha disfrutado hasta ahora se deriva de un factor clave: el exceso occidental en ISR (Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento). El armamento de la OTAN ha decepcionado; la doctrina militar de la OTAN ha sido criticada por las fuerzas ucranianas; pero la ISR ha sido clave.
El ensayo del New York Times es claro: «un discreto pasadizo desciende a un búnker subterráneo donde equipos de soldados ucranianos rastrean satélites espías rusos y escuchan a escondidas conversaciones entre comandantes rusos…». ¿Se trata de «soldados ucranianos» o de técnicos de la OTAN?
Cuando la CIA se marche al recortarse el dinero, no será sólo su personal el que se vaya. La CIA no dejará atrás material sensible y equipos de interceptación para que las fuerzas rusas los invadan y se los lleven para una autopsia forense. ¿Ha ocurrido ya? ¿Estaban por casualidad esos búnkeres secretos en Avdeeka? ¿Están a punto de filtrarse detalles sensibles?
En cualquier caso, la «ayuda» de los servicios de inteligencia europeos a Ucrania se verá en gran medida destruida por la retirada del personal y los equipos de la CIA. En ese caso, ¿qué les quedará por hacer a los europeos? Pueden vigilar desde el aire; pueden utilizar los satélites de la OTAN, pero no de forma omnipresente.
Y entonces, ¿podrían los furiosos y abandonados ucranianos hilar sus propias narrativas? El jefe de los servicios de inteligencia ucranianos, Kirill Budanov, acaba de echar por tierra la versión occidental de que «Putin mató a Navalny»: Preguntado por la muerte, Budanov dijo: «Puede que le decepcione, pero sabemos que murió de un coágulo de sangre. Está más o menos confirmado. Esto no está sacado de Internet».
Budanov también desmontó otras versiones estadounidenses: La semana pasada, Reuters citó seis fuentes que informaban de que «Irán ha proporcionado a Rusia un gran número de potentes misiles balísticos tierra-tierra». Budanov respondió a esto diciendo que los misiles iraníes «no están aquí» y que esa información «no se corresponde con la realidad». También contradijo las declaraciones sobre el despliegue de misiles norcoreanos por parte de Rusia, otra noticia reciente de Estados Unidos: «Aunque se utilizaron unos pocos misiles norcoreanos», dijo, «las afirmaciones sobre un uso generalizado no son ciertas».
Aquí radica el quid de la cuestión del artículo del New York Times: El miedo a las consecuencias de los funcionarios ucranianos descontentos. «Especialmente en un año electoral, cualquier guerra de palabras entre antiguos aliados podría ponerse fea en un santiamén».
Biden está advertido. Sin embargo, ¿quizás ya sea demasiado tarde?
4. Unidad palestina en Moscú.
Sigue el acercamiento entre las diferentes organizaciones palestinas, como se informa tras la reunión en Moscú. Noticia de prensa de la agencia turca. https://www.aa.com.tr/fr/
Las facciones palestinas acuerdan en Moscú proseguir el diálogo para lograr una unidad nacional global
– Al término de su reunión en la capital rusa, las facciones palestinas acordaron trabajar para »lograr la unidad nacional integral en el marco de la OLP, única representante legítima del pueblo palestino»
Dilara Afıfı | 01.03.2024 Estambul AA / Gaza / Dilara Afıfı
Las facciones palestinas anunciaron, el viernes, en una declaración conjunta hecha pública al término de su reunión en la capital rusa, Moscú, que seguirán trabajando para lograr una »unidad nacional integral» que incluya a todas las fuerzas y facciones palestinas.
La reunión interpalestina duró dos días (jueves 29 de febrero y viernes 1 de marzo). El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, asistió a la primera sesión del jueves.
Las facciones palestinas acordaron «proseguir el diálogo para lograr una unidad nacional global que incluya a todas las fuerzas y facciones palestinas en el marco de la Organización para la Liberación de Palestina, única representante legítima del pueblo palestino».
Según el texto de la declaración conjunta, todas las facciones acordaron «hacer frente a la criminal agresión israelí y a la guerra genocida contra nuestro pueblo en la Franja de Gaza, así como resistir, detener y frustrar los intentos de desplazar al pueblo palestino de su patria, Palestina, particularmente en la Franja de Gaza, o en Cisjordania y Jerusalén».
En sus conversaciones, las facciones palestinas acordaron trabajar juntas para «obligar al ejército (israelí) de ocupación a retirarse de la Franja de Gaza e impedir los intentos de establecer su ocupación o control sobre cualquier parte de la Franja de Gaza -con el pretexto de establecer zonas tampón- o sobre el resto de los territorios ocupados».
También reiteraron su posición de principio respecto a la unidad de todos los territorios palestinos de acuerdo con la Ley Básica y la creación de un Estado de Palestina.
El 16 de febrero, Rusia anunció una nueva iniciativa destinada a reunir a las facciones del movimiento nacional palestino, incluidos los dos rivales, Hamás y Al Fatah, organizando una reunión interpalestina en Moscú del 29 de febrero al 2 de marzo, según declaraciones del enviado presidencial para Oriente Próximo y África, Mikhaïl Bogdanov.
Desde 2007, Palestina está dividida de facto en dos entidades dirigidas por dos gobiernos distintos: la Autoridad Palestina, dominada por Al Fatah y dirigida por Mahmoud Abbas en Cisjordania, y el gobierno de Hamás en la Franja de Gaza.
Se han celebrado varias reuniones entre las facciones palestinas con el objetivo de poner fin a la división y restablecer la unidad nacional. En octubre de 2022 se intentó reunir a las facciones palestinas en Argel, por iniciativa del Presidente Abdelmadjid Tebboune. La reunión más reciente se celebró en la ciudad egipcia de El Alamein el 30 de junio de 2023, pero no produjo ninguna medida práctica seria para alcanzar sus objetivos.
Las nuevas conversaciones tienen lugar en medio de una guerra sin cuartel emprendida por Israel en la Franja de Gaza desde el 7 de octubre, con el apoyo de Washington, que se ha cobrado más de 30.000 vidas, la mayoría niños y mujeres.
El conflicto también ha causado «una destrucción masiva y una catástrofe humanitaria sin precedentes», según la ONU.
5. Otro paso hacia la guerra.
Desde hace unos meses Ucrania ha estado firmando acuerdos militares bilaterales con varios países occidentales. El último, Italia. Es un paso más hacia una escalada militar para la que nuestra prensa basura ya nos está preparando -véase la portada de El País del 3 de marzo https://elpais.com/hemeroteca/-. Según este autor italiano, se trata de la construcción de un verdadero «sistema de guerra». https://www.sinistrainrete.
La construcción de un sistema de guerra
por Alfonso Gianni
Desde enero estamos asistiendo a una sucesión de acuerdos de cooperación en materia de seguridad entre Ucrania y diversos Estados europeos, formen o no parte de la UE, y también del otro lado del Atlántico. Desde el 12 de enero de este año, estos acuerdos bilaterales, que de forma más apropiada y realista deberíamos llamar alianzas militares, han sido firmados por Gran Bretaña, Francia, Alemania, Dinamarca y, más recientemente, Italia y Canadá. La característica común de estos acuerdos, que revela abiertamente su propósito, consiste en la referencia a una cooperación inmediata y reforzada entre ambas partes con un sistema de respuesta de emergencia de 24 horas que se activará a petición de cualquiera de las dos partes del pacto en caso de un futuro ataque armado por parte de Rusia. De hecho, el artículo 11.1 del acuerdo entre Italia y Ucrania establece: «En caso de un futuro ataque armado ruso contra Ucrania, a petición de uno de los participantes [es decir, Italia o Ucrania], se consultarán en un plazo de 24 horas para determinar las siguientes medidas necesarias para contrarrestar o disuadir la agresión».
Para entender de qué medidas estamos hablando, se puede seguir leyendo el texto del acuerdo que compromete a nuestro país:
«Italia afirma que en tales circunstancias […] proporcionará a Ucrania, según proceda, un apoyo rápido y sostenido en el ámbito de la seguridad y la defensa, la creación de capacidad militar y la asistencia económica, buscará un acuerdo en el seno de la UE para imponer costes económicos y de otro tipo a Rusia o a cualquier otro agresor, y consultará con Ucrania sobre sus necesidades en el ejercicio de su derecho de legítima defensa consagrado en el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas.»
Así que apoyo a la economía, armas, tecnología militar, endurecimiento de las sanciones económicas contra el país agresor, así como cualquier otra cosa que pudiera resultar de una interpretación expansiva del derecho de legítima defensa. Algunos acuerdos incluyen la medida exacta de la asignación económica, como el firmado por el Primer Ministro canadiense Trudeau, que promete 2.250 millones de dólares para el año en curso. Italia se ha mostrado más evanescente sobre las cifras a asignar. El artículo 17 del acuerdo excluye cualquier «coste adicional para el presupuesto estatal de la República de Italia y Ucrania», pero la contribución financiera de nuestro país en el pasado ya ha sido, como sabemos, muy sustancial.
En conjunto, los cálculos oficiales estiman que los acuerdos firmados por estos seis países superan ya la cifra de 20.000 millones de dólares. Pero los acuerdos no se limitan a reiterar lo que ya se ha hecho y dado. Estamos ante un salto cualitativo, pero negativo. Es decir, la estructuración de un sistema de guerra que va más allá del eventual alto el fuego y la conclusión de una negociación consecuente entre Rusia y Ucrania, cuyas premisas, por otra parte, no se ven ahora, aunque la guerra en ese frente se encuentre en un estado de estancamiento. No satisfecha con lo conseguido hasta ahora, Ucrania mantiene «negociaciones activas» con Japón, al tiempo que ha abierto negociaciones con otros países, como Rumanía, Países Bajos, Suecia y posiblemente Polonia, según declaró a un periodista de Euractiv.com Ihor Zhovkva, asesor de política exterior del presidente ucraniano.
Estos acuerdos tienen una duración de diez años. Por un lado, se multiplican ante la imposibilidad actual de aceptar a Ucrania en la OTAN sobre la base del artículo 10 de su estatuto, que prevé la posibilidad de invitar a nuevos países europeos a adherirse al tratado siempre que esté condicionado a la posibilidad de que éstos «contribuyan a la seguridad de la región del Atlántico Norte». Lo que no podría ser el caso de un país en estado de beligerancia. Por otra parte, favorecidos por su duración de diez años, estos acuerdos pretenden sentar un precedente para facilitar aún más el ingreso de Ucrania en la OTAN, en cuanto las condiciones lo permitan. A este respecto el Acuerdo Meloni firmado es explícito, pues su Artículo 14 afirma: «Los Participantes [ es decir, los firmantes del Acuerdo] cooperarán para ayudar a Ucrania a alcanzar las formas necesarias en su camino hacia la futura integración en la OTAN».
En resumen, estos acuerdos de alianza militar son tanto sustitutivos, en lo inmediato, como preparatorios, en un futuro no muy lejano, de la entrada de Ucrania en la Alianza Atlántica. Al mismo tiempo, su fin y efecto más próximo es prolongar la guerra, impidiendo un alto el fuego y la apertura de conversaciones de paz. Así lo demuestra también la jugada del habitual Macron, que habló inmediatamente de la posibilidad de enviar tropas europeas al tablero ucraniano, ante el fracaso de la contraofensiva contra los agresores rusos, en la que Zelensky había basado su propaganda en sus giras europeas, y ante la dificultad de desplegar fuerzas frescas en el frente por parte de Kiev. La boutade del Primer Ministro francés provocó reacciones negativas y desmentidos inmediatos, incluso por parte italiana, pero está claro que no se trata de una distracción o de un comentario ingenioso, sino de un nuevo impulso hacia la exacerbación del clima de guerra en el que Europa está inmersa desde hace tiempo.
El actual estado de estancamiento del conflicto ruso-ucraniano no es ninguna sorpresa. El antiguo Jefe del Estado Mayor estadounidense, Mark Miley, lo predijo hace tiempo y extrajo de ello la convicción de que en la primavera de este año comenzarían, casi como algo natural, las negociaciones para concluir de algún modo una guerra imposible de ganar para cualquiera de las partes. Esta predicción está ligada al curso de la confrontación en el campo de batalla y a la evaluación de la potencia de las armas y la cantidad de municiones en manos de Ucrania, que, a diferencia de Rusia, que las produce a un ritmo constante, se ve obligada a pedirlas a todo el mundo. A esto hay que añadir la incertidumbre del marco político estadounidense con la obstinada presencia de Trump en la contienda electoral presidencial del 5 de noviembre. En este contexto, la continuidad del apoyo financiero y militar estadounidense a Ucrania está en entredicho. Es otra de las razones de los acuerdos bilaterales deseados y obtenidos por Zelensky tanto dentro como fuera del contexto europeo.
Pero hay más. Crear y exacerbar un clima de guerra, construir un verdadero sistema de guerra, desde lo cultural a lo económico, desde la producción de armas a la tecnología orientada a usos bélicos, es funcional a algo que va más allá del conflicto actual. Tiene que ver directamente con la posibilidad -que muchos analistas estadounidenses consideran inevitable- de un conflicto de proporciones mucho más catastróficas entre EEUU y China. Los analistas militares lo llaman «la trampa de Tucídides», que se ha producido cada vez, desde el enfrentamiento entre Esparta y Atenas hace más de dos mil años, que una potencia emergente desafía la supremacía sobre un determinado territorio, en este caso el mundo entero, de la dominante, en la que los signos de decadencia son evidentes. Y esta es la situación y la relación en la que se encuentran actualmente EEUU y China. No sé si un incidente bastará para deflagrar el conflicto entre dos potencias nucleares. Lo que es seguro es que un estado psicológico de poblaciones preparadas para tal perspectiva de guerra mundial, después de tantas décadas de aparente paz, es funcional a tal designio. El hábito del estado de guerra favorece su extensión y agravamiento desde todo punto de vista. Lo que se necesita, por tanto, es una Europa, una Unión Europea que, también en virtud de su masa crítica, actúe política y económicamente para evitar este desenlace. La transición hegemónica mundial de Occidente a Oriente es probablemente un proceso histórico imparable. Pero no está escrito que deba producirse, como en anteriores transiciones, como resultado de una guerra, que en este caso, dejaría pocas esperanzas para la supervivencia de las especies vivas en este planeta nuestro.
6. Resumen de la guerra en Palestina, 4 de marzo.
Por desgracia, llegamos a los 150 días de guerra en Palestina. Os paso el resumen de Mondoweiss del día 4 de marzo y el de Rybar de los días 1 a 3.
Crónicas del conflicto palestino-israelí: 1-3 de marzo de 2024
- En el norte del enclave, las tropas israelíes siguen librando duros combates en el suroeste de Gaza. Unidades palestinas llevaron a cabo una serie de incursiones, informando de la destrucción de varias unidades de vehículos blindados de las FDI.
- Al este del cementerio de Yabalia, militantes de Hamás dispararon contra las posiciones de las FDI con cohetes de fabricación casera. La ciudad fronteriza de Sderot también estuvo bajo el fuego, no hubo daños significativos.
- Aviones estadounidenses realizaron el primer lanzamiento de contenedores con ayuda humanitaria sobre la Franja de Gaza. Tres aviones Hércules C-130 entregaron más de 35.000 raciones de alimentos. No había agua ni medicinas a bordo.
- En la parte central del enclave, las partes siguen sin emprender acciones ofensivas activas. Los israelíes se centran en atacar objetivos en los asentamientos de primera línea, como Nuseirat y Al-Bureij.
- Al mismo tiempo, edificios residenciales y suburbios de Deir al-Balah fueron objeto de fuego masivo. Probablemente, el mando israelí está preparando el terreno para un nuevo intento de atacar la ciudad.
- En el sur de la Franja de Gaza, continúan los combates en los distritos occidentales de Jan Yunis, que no han sido barridos por las IDF. Unidades palestinas llevan a cabo ataques en la zona de la mezquita de Al-Shafi’i, pero no consiguen un éxito significativo.
- Al noreste, las unidades israelíes se han vuelto más activas en la zona próxima al complejo residencial Hamad. Los vehículos blindados de las IDF se consolidaron en las afueras de la zona y se anunció la evacuación de los edificios residenciales.
Vídeo en el tuit
Día 150 de la «Operación Inundación Al-Aqsa»: Israel está «diseñando la hambruna» en Gaza
Amnistía Internacional afirma que Israel está «diseñando la hambruna» en Gaza. La directora de la organización, Agnes Callamard, añade que «todos los Estados que recortaron la financiación de la UNRWA, vendieron armas y apoyaron a Israel también son responsables.»
Por Mustafa Abu Sneineh 4 de marzo de 2024
Bajas
Más de 30.534 muertos* y al menos 71.920 heridos en la Franja de Gaza.
Más de 380 palestinos muertos en Cisjordania ocupada y Jerusalén Oriental.
Israel revisa a la baja su estimación de víctimas mortales del 7 de octubre, de 1.400 a 1.147.
586 soldados israelíes muertos desde el 7 de octubre y al menos 3.221 heridos.
*El Ministerio de Sanidad de Gaza confirmó esta cifra en el canal de Telegram. Algunos grupos de derechos humanos elevan la cifra de muertos a más de 38.000 si se tienen en cuenta los presuntos muertos.
** Esta cifra ha sido divulgada por el ejército israelí, mostrando los soldados cuyos nombres «se permitió publicar».
Acontecimientos clave
- Los palestinos de Gaza se sienten «humillados» por la forma en que Estados Unidos y Jordania entregaron la ayuda, tras semanas en las que las bombas israelíes caían sobre sus cabezas desde el cielo.
- Un palestino residente en Jabalia afirma que la ayuda lanzada desde el aire es «inútil», y que no pudo conseguir nada de ella tras perseguir cajas de ayuda durante cinco kilómetros.
- El Dr. Ashraf Al-Qudra afirma que las fuerzas israelíes han matado a 364 miembros del personal sanitario y detenido a otros 269 desde octubre.
- El Dr. Al-Qudra añade que «las fuerzas de ocupación israelíes han destruido 155 instituciones sanitarias y han puesto fuera de servicio 32 hospitales y 53 centros de salud» desde octubre.
- Save the Children informa de que las familias palestinas de Gaza «se ven obligadas a buscar restos de comida que dejan las ratas y a comer hojas por desesperación.»
- El Papa Francisco dice «¿De verdad creéis que así podréis construir un mundo mejor? ¿Realmente creen que lograrán la paz? ¡Basta, por favor! ¡Digamos todos basta por favor! Basta!»
- Aviones de guerra israelíes matan a 12 palestinos, bombardeando dos casas pertenecientes a la familia Madi, al norte de Rafah, y a la familia Al-Gharib, en el centro de la ciudad.
- Al-Jazeera informa de que las fuerzas israelíes destruyeron el cementerio recientemente construido en el campo de refugiados de Yabalia bombardeándolo repetidamente.
- Daniel Hagari, portavoz del ejército israelí, dimite junto con otros militares de alto rango de su unidad.
- Las fuerzas israelíes matan a Mustafa Abu Shalbak, de 16 años, durante una redada en el campo de Al-Amari, en Ramala.
Los niños mueren de desnutrición al dispararse los precios de los alimentos
Miles de familias de la Franja de Gaza apenas encuentran alimentos suficientes para cocinar una comida para sus hijos, mientras la agresión militar israelí y el bloqueo de la ayuda continúan por 150º día.
Al menos una cuarta parte de la población de Gaza está a un paso de la hambruna, y ya se han registrado muertes de bebés y niños en hogares y hospitales.
Los precios de las escasas frutas y verduras disponibles en el mercado se han disparado, y los productos no esenciales, como el café, se han disparado: un kilogramo se vende a 100 dólares (360 shekels).
La taza de café más cara no se encuentra ahora en París ni en las Maldivas, sino en Gaza, según un palestino en TikTok que invitó a dos de sus amigos a tomar café para agradecerles que estuvieran a su lado mientras se curaba de su pierna herida.
El café no estaba incluido en las pocas toneladas de ayuda que Estados Unidos lanzó desde el aire sobre el norte de Gaza en una operación conjunta con la fuerza aérea jordana durante el fin de semana.
Los palestinos de Gaza se sintieron «humillados» por la forma en que se entregó la ayuda, tras semanas de bombas israelíes lanzadas sobre sus cabezas desde el cielo, según declaró uno de ellos al corresponsal del periódico Al-Akhbar en Gaza.
Cuando los aviones jordanos lanzaron ayuda la semana pasada sobre el norte de Gaza, miles de palestinos del campo de refugiados de Yabalia esperaban que las cajas lanzadas en paracaídas aterrizaran en su territorio. Sin embargo, el viento las llevó hacia el oeste, cerca de la costa y sobre el mar, donde algunas aterrizaron en el agua.
Los palestinos caminaron casi tres kilómetros para llegar a la costa, sólo para descubrir que la gente ya había descargado las cajas de madera, cada una de las cuales contenía treinta comidas con una bolsa de harina, arroz, dátiles, una botella de agua, una lata de leche de fórmula para bebés, aceite de cocina, varios envoltorios de pasta y toallas sanitarias.
«Ibrahim, un vecino de Jabalia, declaró a Al-Akhbar: «Corrí cinco kilómetros [hasta la costa de Gaza], pero no pude conseguir nada. La gente luchaba entre sí para conseguir una bolsa de dátiles o un kilo de arroz».
Añadió con orgullo que los palestinos de Gaza «nunca han pasado hambre ni han mendigado, para que ustedes insulten nuestra dignidad de esta manera».
El hambre en Gaza es obra de las autoridades israelíes
En las últimas 24 horas, las fuerzas israelíes cometieron 13 «masacres» en diversas zonas de la Franja de Gaza, según informó el Ministerio de Sanidad de Gaza en Telegram, matando al menos a 124 personas e hiriendo a 210.
El Dr. Ashraf Al-Qudra dijo que las fuerzas israelíes mataron a 364 miembros del personal sanitario y detuvieron a otros 269 desde octubre.
«Las fuerzas de ocupación israelíes destruyeron 155 instituciones sanitarias y pusieron fuera de servicio 32 hospitales y 53 centros de salud; atacaron 126 ambulancias [y] las pusieron fuera de servicio», declaró Al-Qudra, portavoz del Ministerio.
Según él, los médicos han documentado «cerca de un millón de casos de enfermedades infecciosas, y no se dispone de la capacidad médica necesaria para atenderlos», mientras que en el norte de Gaza escasean los alimentos y el agua potable.
Save the Children informó de que las familias palestinas de Gaza «se ven obligadas a buscar restos de comida que dejan las ratas y a comer hojas por desesperación» debido al bloqueo de la ayuda a Gaza que mantiene Israel.
Durante el fin de semana, la muerte de 16 niños por desnutrición y deshidratación en el hospital Kamal Adwan, en el norte de Gaza, ha alarmado a varias organizaciones internacionales, entre ellas UNICEF.
«Ahora, las muertes infantiles que temíamos están aquí y es probable que aumenten rápidamente a menos que termine la guerra y se resuelvan inmediatamente los obstáculos a la ayuda humanitaria», declaró Adele Khodr, directora de UNICEF en Oriente Medio.
Agnes Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional, acusó a las autoridades israelíes de «diseñar la hambruna» en la Franja de Gaza.
«Conocían el resultado probable de sus acciones, pero persistieron, durante semanas y meses», dijo refiriéndose a las acciones israelíes. «Y todos los Estados que recortaron la financiación de la UNRWA, vendieron armas y apoyaron a Israel también son responsables».
UNRWA también describió la muerte de bebés y niños palestinos por desnutrición como «provocada por el hombre, predecible y totalmente evitable».
«Gaza se ha convertido en el infierno en la tierra. ¿Cuándo dirá el mundo «basta»?», escribió en la plataforma X.
La UNRWA opera en condiciones terribles y con un presupuesto ajustado después de que Estados Unidos y sus aliados occidentales suspendieran la financiación de la agencia a finales de enero, cuando Israel acusó a 12 miembros del personal de la UNRWA de participar en el ataque del 7 de octubre. La UNRWA despidió al personal y abrió una investigación sobre las acusaciones, pero la financiación aún no se ha reanudado.
«Avances significativos» en las conversaciones de alto el fuego en El Cairo
El Papa Francisco había instado al mundo a decir «¡Basta, por favor! Basta!», y a poner fin al conflicto en Palestina.
«Cada día llevo en el corazón con dolor el sufrimiento de las poblaciones en Palestina e Israel debido a las hostilidades en curso, miles de muertos, heridos, desplazados», dijo Francisco durante un discurso el domingo en la Plaza de San Pedro en la Ciudad del Vaticano.
Y añadió: «¿De verdad creéis que así podréis construir un mundo mejor? ¿Realmente creen que lograrán la paz? ¡Basta, por favor! Digamos todos basta, por favor. Basta!»
Hamás, la CIA, Qatar y funcionarios egipcios e israelíes se encuentran actualmente en El Cairo para mantener conversaciones indirectas con el fin de alcanzar un acuerdo de alto el fuego de seis semanas de tregua en la Franja de Gaza. Este es el segundo día de conversaciones en El Cairo.
Egipto, Qatar y Estados Unidos están impulsando los esfuerzos para lograr un alto el fuego antes del comienzo del Ramadán el domingo. Al-Qahera News, con estrechos vínculos con los servicios secretos egipcios, informó de que «Egipto continúa sus intensos esfuerzos para alcanzar una tregua antes del Ramadán».
«Se han producido avances significativos en las negociaciones», informó Al-Qahera News, citando a un funcionario no identificado.
Israel bombardea el cementerio de Yabalia
En las últimas 24 horas, las fuerzas israelíes bombardearon varias zonas de la Franja de Gaza, entre ellas cuatro viviendas de los barrios de Al-Zaytoun, Al-Sabra, Al-Rimal y Al-Janobi, en la ciudad de Gaza.
Las fuerzas israelíes también bombardearon dos casas en Beit Lahia, una casa en el campo de refugiados de Nuseirat y en Al-Bureij, y una tercera casa en Deir Al-Balah, informó Wafa news.
Varios miembros de la familia Radwan resultaron heridos cuando un ataque aéreo israelí bombardeó su casa en el campo de refugiados de Jabalia, dijo Wafa, mientras que en el sur de Gaza, aviones de guerra israelíes mataron a 12 palestinos, bombardeando dos casas pertenecientes a la familia Madi, al norte de Rafah, y a la familia Al-Gharib, en el centro de la ciudad.
El corresponsal de Al Jazeera, Anas al-Sharif, informó de que las fuerzas israelíes habían destruido un cementerio de reciente construcción en el campo de refugiados de Jabalia bombardeándolo repetidamente durante el fin de semana.
Los palestinos se apresuraron a volver a enterrar a sus familiares después de que sus cuerpos quedaran expuestos y salieran de la tierra tras el temblor de tierra y los intensos bombardeos, que dejaron un gran cráter en el cementerio.
Wafa informó de que las fuerzas israelíes dispararon el domingo contra palestinos que esperaban la llegada de camiones de ayuda en la rotonda de Kuwait, en la ciudad de Gaza.
Dimite el portavoz israelí de la agresión a Gaza
Daniel Hagari, portavoz del ejército israelí, ha dimitido junto con otros militares de alto rango de su unidad, según el Canal 14 de Israel.
Hagari ha sido uno de los spin doctors del genocidio israelí en la Franja de Gaza desde octubre, enviando líneas a medios de comunicación extranjeros para explicar los bombardeos israelíes contra hospitales y civiles. En noviembre, mostró un calendario de los días de la semana en árabe en el hospital Al-Rantisi, afirmando que era una «lista Khamas» utilizada con fines militares.
Hagari sirvió en las fuerzas navales israelíes. Su dimisión pone de manifiesto una nueva fisura en el gabinete de guerra del Primer Ministro Benjamin Netanyahu.
Junto a Hagari, Richard Hecht, portavoz internacional del ejército israelí, también ha dimitido de la unidad de Hagari.
Es cercano a Benny Gantz, el jefe de la alianza Unidad Nacional, y sirvió a sus órdenes como jefe del Estado Mayor del ejército. Hagari también fue ayudante de Gadi Eisenkot, antiguo jefe de Estado Mayor del ejército, cuyo hijo y sobrino fueron asesinados por combatientes palestinos en Gaza.
Gantz se encuentra actualmente de visita no autorizada en Estados Unidos, lo que enfureció a Netanyahu. Se reunirá con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, con la vicepresidenta Kamala Harris y con el consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, así como con miembros republicanos y demócratas del Congreso estadounidense.
El objetivo de Washington con la visita de Gantz es «fortalecer el eje moderado» en Israel, ya que el gobierno de Netanyahu parece inflexible en seguir bombardeando Gaza y permitir que los colonos construyan puestos avanzados dentro de la valla de Gaza.
Según un sondeo del Canal 13, el partido de Gantz obtendría 39 escaños en la Knesset si se convocaran elecciones generales este mes, mientras que el Likud de Netanyahu sólo lograría 17.
Gantz podría formar gobierno con Yair Lapid, líder del partido Yesh Atid, con lo que sumaría un total de 51 escaños, mientras que los nueve restantes podrían ser ocupados por otros partidos pequeños.
Las fuerzas israelíes matan a un palestino de 16 años y vuelan una casa en Nablús
En Cisjordania ocupada, las fuerzas israelíes mataron el lunes por la mañana a Mustafa Abu Shalbak, de 16 años, durante una redada en el campo de Al-Amari, en Ramala. Wafa informó de que Abu Shalbak, originario del campo de refugiados de Qalandiya, recibió disparos de bala real en el pecho y el cuello.
Los colonos israelíes irrumpieron en la ciudad de Naplusa durante la noche, golpeando a un hombre y atacándolo con gas pimienta mientras cantaban y bailaban en la calle de camino a la tumba de Yousef, una mezquita considerada por los colonos judíos el lugar de descanso de la figura bíblica de José.
Wafa también informó de que las fuerzas israelíes volaron una casa en Nablus en la madrugada del lunes en el barrio de Al-Makhfiya.
La casa pertenece a Moaz Al-Masry, asesinado por Israel en el interior de la Ciudad Vieja de Nablús en mayo de 2023. Al-Masry llevó a cabo un ataque a tiros el mes anterior, matando a tres colonos israelíes en el Valle del Jordán.
Wafa informó de que los soldados israelíes obligaron a evacuar a varias familias de la zona antes de colocar explosivos y volar la casa de Al-Masry.
Se prevé una escalada de la tensión en Cisjordania, ya que las fuerzas israelíes siguen deteniendo, disparando y atacando a palestinos en las ciudades de Hebrón, Jericó, Belén, Nablús, Jerusalén, Ramala y Yenín.
No pasa un día sin que se detenga a un palestino en Cisjordania y Jerusalén. Israel ha reunido a todos sus jefes de inteligencia interna y de policía para celebrar el domingo «una reunión de evaluación» antes del mes de Ramadán, que comenzará el domingo. Se espera que los palestinos se enfrenten a los colonos y fuerzas israelíes en Ramadán si intentan impedirles el acceso a Jerusalén y a la mezquita de Al Aqsa.
7. Guerra de liberación contra guerra de genocidio.
El autor considera que los palestinos han conseguido crear una estructura militar -un ejército híbrido- lo suficientemente potente como para que los colonizadores sionistas solo puedan responder con el genocidio.
Dos lógicas de guerra: liberación contra genocidio
04-03-2024 Bikrum Gill
La avalancha de propaganda occidental e israelí desde el comienzo de la Inundación de Al-Aqsa trata de confundir y tergiversar lo que de hecho son los términos muy claros de la lucha en Palestina. El conflicto entre colonizador y colonizado, entre ocupante y ocupado, ha alcanzado ahora, final y abiertamente, un «estado de guerra» general permanente que contiene en su seno una confrontación decisiva entre dos lógicas particulares de guerra. Por un lado, la resistencia palestina ha emprendido una creciente guerra anticolonial de liberación nacional para liberarse a sí mismos y a sus tierras tanto del colonialismo israelí como del orden imperial mundial occidental más amplio. En el otro lado se encuentra un proyecto colonial israelí abiertamente genocida que pretende restaurar los cimientos coloniales que han sido cuestionados por la guerra de liberación palestina. Es en la incapacidad cada vez más evidente del ejército israelí para derrotar a la resistencia armada palestina en el campo de batalla donde podemos encontrar el oscuro impulso para el retorno israelí y occidental a un enfoque abiertamente genocida que dirige la violencia del Estado colonial hacia la población palestina desarmada. Aunque la guerra colonial israelí de genocidio no tendrá éxito en su objetivo de eliminar a los palestinos de Gaza, desencadena masacres y destrucción a una escala espantosa.
La lógica de la guerra de liberación nacional se centra en anular la ecuación material de la fuerza que sustenta el colonialismo y el orden mundial imperialista más amplio. En este caso, el colonialismo y el imperialismo se basan, en primera y última instancia, en una «violencia mayor» que permite al colonizador usurpar la soberanía al colonizado. Esta ecuación material de fuerza genera una proyección ideológica secundaria de poder en la que el colonizador aparece como invencible en cualquier encuentro con el colonizado, capaz de ejercer cualquier grado de violencia con impunidad. La legitimación ideológica de esta impunidad consiste en una supuesta finalidad racional superior (por ejemplo, antiterrorista, civilizadora, promotora de la democracia, humanitaria, etc.) que se atribuye a la violencia del colonizador. Los colonizados, por el contrario, son inherentemente asesinables en cualquier conflicto con el colonizador debido al salvajismo irracional que se atribuye a su violencia. No hay ningún propósito racional superior que encontrar aquí, sólo violencia en aras de un salvajismo que amenaza a toda la humanidad. En la medida en que los colonizados permanezcan dentro de ese equilibrio de fuerza material e ideológica, se verán obligados necesariamente a buscar, o quizás dicho con más propiedad, a mendigar, el reconocimiento de sus derechos bajo el poder soberano del colonizador. Esta es la condición a la que Israel condenó a los palestinos en el marco del «proceso de paz» de los Acuerdos de Oslo.
La total incapacidad de la vía de Oslo para hacer valer los derechos nacionales palestinos y defender a cualquier nivel la vida y la tierra palestinas creó las condiciones para el retorno de formas de resistencia armada capaces de cuestionar la ecuación de fuerza que sustenta la negación de la soberanía palestina. La evolución de la resistencia armada posterior a Oslo hacia un ejército híbrido altamente eficaz, que combina tácticas de guerrilla con la disciplina y la organización de un ejército profesional, provoca una crisis existencial para el colonialismo sionista. Incapaz de derrotar a la resistencia armada palestina en sucesivas batallas, Israel ha recurrido en cambio a intensificar su violencia genocida contra los palestinos desarmados como medio de restablecer su necesaria ecuación de fuerza material e ideológica. Existen, por tanto, dos lógicas de guerra en juego en la Palestina actual: la lógica de una guerra de liberación frente a la lógica de una guerra colonial de genocidio.
La premisa desarmada de la vía de Oslo
El desarme de la lucha de liberación nacional palestina fue fundamental para la consolidación de un marco político que no podía ir más allá de ofrecer a los palestinos, en el mejor de los casos, un estatuto cuasi soberano, eternamente dependiente del poder soberano real efectivo del sionismo. Aunque la Primera Intifada (1987-1993) reavivó la lucha de liberación nacional palestina y obligó al mundo a volver a tomar nota de ella, la ausencia del poder material de la lucha armada dejó a los palestinos con una influencia limitada en el «proceso de paz» de Oslo que Estados Unidos e Israel emprendieron en respuesta a ese levantamiento. Para ser reconocida como sujeto político legítimo y socio en el proceso de paz, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) tuvo que renunciar permanentemente a la lucha armada como medio para lograr la liberación nacional del colonialismo sionista.1 En la medida en que la vía de Oslo no exigía un socio israelí desmilitarizado y desarmado, la concesión de la OLP sobre la lucha armada equivalía a una renuncia efectiva a la base material de la soberanía palestina. En el marco de Oslo, Israel detentaría exclusivamente el monopolio de la violencia que confiere el derecho soberano de facto, dejando la subjetividad política palestina como una subjetividad que sólo podría funcionar en la medida en que estuviera de acuerdo con los objetivos de la soberanía colonial israelí. La Autoridad Palestina que surgió de Oslo sólo ha sido reconocida como cuasi-soberana en la medida en que despliega violencia organizada, no contra el colonialismo sionista, sino más bien para controlar la resistencia palestina.2 La profundización de la ecuación colonial de la fuerza permitió a Israel disponer de los medios para acelerar su robo de tierras palestinas e imponer restricciones aún mayores a la existencia y el movimiento palestinos en la Palestina histórica en el período posterior a Oslo.
El marco de Oslo constituyó un intento de devolver permanentemente a los palestinos a la condición fundacional del colonialismo, la vía de la normalización en la que el monopolio colonial de la violencia se asume como eterno e irreversible. En este camino, como advirtió el revolucionario palestino Ghassan Kanafani, los palestinos se ven obligados a existir en un «mundo que no es el suyo».3 Es el colonizador israelí el que detenta el poder material que garantiza que la vida palestina sólo pueda ordenarse en contra de su propio florecimiento, al servicio del colonialismo israelí. Sin embargo, como en gran parte del Sur, un «fin de la historia» que tomara como premisa un dominio soberano colonial e imperial permanente se desharía en Palestina con el retorno del camino de la resistencia. En el tiempo posterior al «fin de la historia», el renovado desafío a la ecuación colonial de la fuerza ha demostrado ser irreversible y ha abierto ahora un camino claro hacia una Palestina liberada.
Más allá del fin de la historia: El retorno de la resistencia
El colonialismo no es una máquina pensante, ni un cuerpo dotado de facultades razonadoras. Es violencia en su estado natural, y sólo cederá cuando se enfrente a una violencia mayor «4. – Frantz Fanon
La contradicción de la ecuación colonial de la fuerza es que está constantemente en movimiento dialéctico con su propia negación. Desde su inicio, la imposición colonial de la fuerza siembra en el territorio colonizado una fuerza anticolonial de resistencia. En esta dialéctica en desarrollo, la ecuación colonial busca renovarse constantemente imponiendo una fuerza aún mayor con el objetivo de lograr una represión permanente de la negación anticolonial. La contradicción irreprimible para el colonizador es que la fuerza anticolonial que resurge en respuesta a cada ronda de renovada imposición colonial se hace más fuerte y se acerca a su objetivo final de devolver, para recordar a Fanon, una «violencia mayor» que sea la única que haga ceder al colonizador.
Podemos ver cómo se desarrolla esta dinámica en la invasión y ocupación del Líbano por Israel en la década de 1980. La lógica y las tácticas de la guerra colonial utilizadas para lograr el desarme de la OLP -bombardeos indiscriminados generalizados, guerra de asedio5- llegarían a constituir las condiciones para el resurgimiento de la vía de la resistencia sobre bases aún más firmes. En efecto, de las comunidades chiítas libanesas que sufrieron la guerra colonial de Israel junto con los palestinos6 surgiría una resistencia armada capaz de anular la ecuación de fuerza de Israel. Cabe destacar aquí que la resistencia libanesa surgió en alianza con la OLP, y su eventual consolidación como fuerza capaz de derrotar a Israel no puede disociarse de cómo se basó y aprendió de las bases y tácticas desarrolladas por los palestinos a lo largo de sus décadas de lucha contra el colonialismo sionista.
La resistencia armada libanesa a la invasión y ocupación israelíes llegaría a consolidarse bajo el liderazgo de Hezbolá, una organización política islamista chiíta fundada y centrada en el objetivo estratégico de la expulsión de Israel de Líbano y, lo que es aún más fundamental, la derrota definitiva de Israel como proyecto colonial mediante la liberación de Palestina.7 Durante un periodo de dos décadas, mientras se construía la vía de Oslo sobre la base de una ecuación israelí armada/palestina desarmada, Hezbolá se dedicó a perfeccionar y mejorar constantemente sus tácticas y capacidades para llevar a cabo una resistencia armada que fuera capaz de lograr una ecuación de fuerza conducente a la descolonización.8 Dichas capacidades se vieron reforzadas por la profundidad estratégica que Hezbolá adquirió gracias a su papel en el desarrollo de un emergente bloque de resistencia regional que incluía el respaldo del Estado revolucionario iraní.
A finales de la década de 1990, Hezbolá había adquirido la capacidad de exponer directamente los límites del poder militar israelí. Esto incluía el desarrollo y despliegue de armas antitanque que demostraban la capacidad de transformar la hasta entonces temida capacidad del poder duro israelí para imponer la fuerza -como el tanque Merkava- en objetivos para la demostración de la «mayor violencia» de la fuerza anticolonial. Al perforar el blindaje de los Merkava9 , Hezbolá no sólo puso en marcha el vuelco del componente material de la ecuación colonial de la fuerza. Igualmente crucial en este caso, la transformación material de la fuerza generó otra transformación en el componente ideológico o psicológico de la fuerza. Los soldados israelíes ya no podían creer en su propia invencibilidad y, por tanto, en su capacidad para infligir fuerza impunemente a quienes ocupaban. A partir de entonces, cuando los soldados israelíes se encontraban con combatientes de Hezbolá en el campo de batalla, su creciente incredulidad psicológica en su capacidad armada ponía de manifiesto la debilidad de su determinación combativa.10 Desde la otra dirección, la creciente fuerza de la capacidad armada de Hezbolá servía para demostrar la creencia y determinación de sus combatientes en el campo de batalla. Combinadas, la anulación de la ecuación material e ideológica de la fuerza haría imposible que Israel continuara su ocupación del sur de Líbano. En contraste, pues, con la ecuación de la vía de Oslo, que permitió a Israel acelerar su robo de tierras palestinas con el cambio de milenio, la vía de la resistencia preservada y profundizada por Hezbolá expulsó a Israel del Líbano y demostró a los palestinos cómo podían construir una capacidad soberana con la que reclamar sus tierras.
La derrota de Israel a manos de Hezbolá en el sur del Líbano intensificaría la crisis del paradigma de Oslo en Palestina e influiría significativamente en el surgimiento de una trayectoria de lucha armada posterior a Oslo que acabaría evolucionando hacia una creciente guerra de liberación nacional. En primer lugar, la derrota de Israel en el sur del Líbano supuso un golpe devastador para su cacareada capacidad de disuasión, que había sido fundamental para su proyección ideológica de un poder invencible que podía librarse impunemente contra cualquier forma de resistencia. La capacidad de acabar con la resistencia con un poder abrumador e invencible es esencial para mantener la creencia en un proyecto sionista basado en desposeer de sus tierras a los pueblos indígenas de Palestina. Los sionistas han reconocido desde hace mucho tiempo que los palestinos desposeídos nunca cejarían en su deseo de regresar a los hogares de los que fueron expulsados.11 Por lo tanto, era necesaria una poderosa capacidad de disuasión, tanto en el registro material como psicológico, para desincentivar a los palestinos de hacer efectivo su derecho al retorno y para proporcionar a los colonos sionistas la creencia de que podían sentirse seguros viviendo en tierras robadas. Al erosionar sustancialmente esta capacidad de disuasión, Hezbolá intensificó la crisis existencial del colonialismo sionista.
La frustración por el callejón sin salida del proceso de paz de Oslo, por un lado, y el evidente éxito de la estrategia de lucha armada de Hezbolá, por otro, convergieron para configurar de forma significativa el surgimiento y desarrollo de la Segunda Intifada (2000-2005).12 Al producirse el estallido de la Segunda Intifada sólo cuatro meses después de la expulsión de Israel del sur de Líbano, estaba ansioso por demostrar a los palestinos que aún poseía la capacidad de disuasión necesaria, o ecuación de fuerza, para suprimir de forma aplastante la resistencia palestina. Intentó hacerlo reprimiendo violentamente las tácticas en gran medida no violentas -por ejemplo, manifestaciones, marchas- que los palestinos estaban utilizando en las primeras fases de la segunda intifada.13 Sin embargo, aquí la contradicción de la ecuación de fuerza colonial se reveló una vez más, ya que los grupos palestinos más militantes, como Hamás y la Yihad Islámica Palestina, respondieron emprendiendo una resistencia armada que impondría mayores costes a Israel por su violenta represión de las acciones políticas palestinas desarmadas. El desplazamiento del cálculo de los costes de la guerra obligaría a Israel a abandonar los asentamientos que le quedaban en Gaza, donde los costes impuestos por la lucha armada se dejaban sentir con mayor intensidad. Por supuesto, esto no puso fin a la ocupación de Gaza, ya que Israel mantuvo el control de las fronteras terrestres, aéreas y marítimas del territorio, que en última instancia se utilizaría para imponer un bloqueo devastador. Sin embargo, volvió a poner de manifiesto cómo un cambio en la ecuación de la fuerza era fundamental para reclamar los derechos soberanos de los palestinos sobre sus tierras.
La ecuación de 2006
Tras expulsar a Israel de Líbano en 2000, Hezbolá siguió mejorando y desarrollando sus capacidades militares en previsión de una guerra posterior con la que Israel intentaría restaurar su erosionada capacidad de disuasión. La guerra llegó en el verano de 2006, cuando Israel rechazó las demandas de Hezbolá de un intercambio de prisioneros y, en su lugar, respondió llevando a cabo una guerra total contra Líbano con la intención expresa de eliminar la capacidad de fuerza de Hezbolá. Israel siguió mostrándose incapaz de derrotar a Hezbolá en combate directo durante su invasión terrestre de Líbano, y los combatientes de Hezbolá, una vez más, comentaron abiertamente la débil determinación de los combatientes israelíes con los que se encontraron en el campo de batalla.14 La continua inversión del componente ideológico-psicológico de la ecuación de fuerza se produjo al mismo tiempo que el componente material, y Hezbolá demostró una mayor capacidad para infligir daños al equipo militar israelí y disparar cohetes aún más profundamente hacia Israel.15 La capacidad de disuasión de Israel se vio afectada por la guerra de 2006. La capacidad de disuasión de Israel sufrió un nuevo revés no sólo por su fracaso a la hora de lograr su objetivo declarado de eliminar a Hezbolá, sino, lo que es aún más importante, por una nueva demostración de que la resistencia regional estaba aumentando su capacidad para anular de forma permanente la ecuación de fuerza constitutiva de Israel.
Aunque Israel sufrió una derrota histórica e irreversible en la guerra del verano de 2006, en el transcurso del conflicto formuló y aplicó una doctrina militar que pretendía restaurar su capacidad de disuasión atacando explícitamente a civiles desarmados para causarles la muerte y a infraestructuras civiles para destruirlas en el suburbio de Dahiya, en Beirut.16 El motivo de hacerlo era socavar el apoyo popular que sostenía la capacidad de resistencia de Hezbolá. Un comandante israelí articuló la doctrina Dahiya como una doctrina en la que «ejerceremos un poder desproporcionado… y causaremos inmensos daños y destrucción. Desde nuestro punto de vista, estos [barrios civiles] son bases militares… dañar a la población es el único medio de contener a Nasralá».17 Esta doctrina se aplicaría repetidamente en las posteriores guerras que Israel desencadenó periódicamente contra Gaza durante las dos décadas siguientes.
Lo que vemos, por tanto, a partir de 2006 es la capacidad de la creciente resistencia armada para reabrir la contestación de lo que durante mucho tiempo se dio por zanjado: la ecuación fundamental de la fuerza que subyace al proyecto colonial de Israel. Al anular esta ecuación, la resistencia armada ha abierto, de forma irreversible, el camino hacia la liberación e Israel ha respondido volviendo explícitamente a sus fundamentos genocidas. La muerte y destrucción masivas que Israel ha infligido sistemáticamente a Gaza no son daños colaterales de la guerra, sino el resultado previsto de una doctrina que pretende restaurar, mediante la lógica de la eliminación total, una capacidad de disuasión que se erosiona irreversiblemente.
La creciente guerra palestina de liberación nacional contra la guerra colonial israelí de genocidio
La capacidad de la resistencia armada palestina para avanzar en una ecuación de fuerza anticolonial quedó demostrada por primera vez durante el asalto militar de Israel a Gaza en 2014. En respuesta a la intensificación por parte de Israel de su represión en Cisjordania en el verano de 2014, y en particular del encarcelamiento de cientos de palestinos, la resistencia armada de Gaza lanzó cohetes contra Israel como señal de que dicha represión no continuaría impunemente. Israel trató de reprimir la resistencia armada, y restaurar la impunidad necesaria para su supervivencia como proyecto colonial, lanzando una invasión militar de Gaza. Es aquí, en la defensa contra esa invasión, donde la resistencia armada palestina aplicó las tácticas y el armamento que Hezbolá había demostrado anteriormente su eficacia para demostrar a Israel una nueva ecuación de fuerza. La resistencia palestina fue capaz de disparar cohetes de forma más persistente y profunda contra Israel, cuyo impacto se dejó sentir de forma más notable cuando interrumpió el tráfico aéreo en torno al aeropuerto Ben Gurion.18 Y lo que es aún más significativo, los combatientes palestinos demostraron la capacidad de lograr victorias tácticas contra unidades militares israelíes en combate directo. La nueva ecuación de fuerza se demostró de forma más contundente en una batalla directa que tuvo lugar en el campo de refugiados de Shuja’iyya durante la invasión israelí, donde la resistencia palestina desplegó tácticas de guerrilla para atacar y eliminar a más de una docena de soldados israelíes en una sola batalla.19 Israel, enfrentado aquí a la evidencia del mayor deterioro de su capacidad de disuasión, e incapaz de restaurarla en batalla directa con la resistencia armada palestina, recurrió de nuevo a su doctrina genocida Dahiya en un intento de restaurar su ecuación de fuerza.20 En la noche que siguió a su derrota en la batalla, Israel lanzó un ataque indiscriminado a gran escala contra el campo con la intención expresa de aterrorizar a los civiles desarmados y destruir la infraestructura civil.21 Casi un centenar de civiles fueron masacrados en el brutal ataque de Israel contra Shuja’iyya, y miles más fueron asesinados durante toda la guerra de 2014.22
Como ocurrió anteriormente en el Líbano, la muerte y la destrucción generalizadas impuestas por la doctrina Dahiya fracasaron en su objetivo de eliminar la voluntad palestina de resistir. Por el contrario, la resistencia palestina logró repeler la invasión israelí y obligar a Israel a aceptar las condiciones exigidas por la resistencia -como la relajación del bloqueo- como parte de un alto el fuego.23 Este desafío emergente a la ecuación de fuerza de Israel avanzó aún más durante la Intifada de la Unidad de 2021, en la que la resistencia armada de Gaza volvió a desafiar directamente la impunidad con la que Israel podía dedicarse al robo de tierras en Cisjordania y Jerusalén. Se dispararon cohetes desde Gaza con el objetivo de obligar a Israel a detener su limpieza étnica en el barrio Sheikh Jarrah de Jerusalén y sus continuos abusos contra los fieles de la mezquita de Al-Aqsa.24 Al responder, de nuevo, a los abusos israelíes contra los palestinos en Cisjordania y Jerusalén, la resistencia armada de Gaza desafió la división impuesta por el colonialismo y el apartheid israelíes con el fin de debilitar y aislar a los palestinos. En cambio, la operación «Espada de Al-Quds» proporcionó los medios para la unificación material de la lucha palestina en todas las zonas divididas de la Palestina ocupada. Aunque Israel intentó eliminar de nuevo la resistencia armada en Gaza con ataques aéreos que mataron a cientos de civiles palestinos, no emprendió una invasión terrestre en vista de los costes que sufrió su ejército durante la invasión de 2014. Este cambio en la ecuación de fuerzas se traduciría en una victoria aún más clara para Hamás, ya que impuso unos costes que obligaron a Israel a poner fin a su operación de limpieza étnica en Sheikh Jarrah y a sus ataques contra los fieles de Al Aqsa25.
En los dos años que siguieron a la Intifada de la Unidad, Israel, al que la administración Biden había concedido aún más cobertura diplomática, procedió a profundizar y acelerar su colonización de Cisjordania. Durante este tiempo, el ejército de ocupación israelí asesinó a cientos de palestinos26 y miles más fueron objeto de limpieza étnica27 y encarcelamiento28. Afirmando la unificación material de la lucha palestina que se avanzó durante la Intifada de la Unidad, las organizaciones de resistencia con base en Yenín, Cisjordania, tomaron la iniciativa de llevar a cabo la resistencia armada contra la aceleración de la colonización israelí. En julio de 2023, la resistencia armada de Yenín repelió un intento de incursión militar israelí en el campo, obligando a Israel a retirarse sin lograr su objetivo declarado de eliminar las Brigadas de Yenín.29 La resistencia de Yenín, al cambiar la ecuación material de la fuerza, tuvo el efecto adicional de atravesar la ecuación ideológica que durante tanto tiempo ha dado cobertura a Israel ante la «comunidad internacional». Al responder a sus derrotas en el campo de batalla volviendo a su doctrina Dahiya, arrasando la infraestructura civil y aterrorizando a los civiles desarmados de Yenín, Israel se expuso como un Estado que lleva a cabo crímenes de guerra al servicio de un proyecto de limpieza étnica.30 Los funcionarios de la ONU y la UE, normalmente bastante serviles a las exigencias israelíes, expresaron su conmoción y preocupación por el asalto israelí a Yenín, declarando abiertamente que probablemente constituía una violación del derecho internacional.31
La victoria de las Brigadas de Yenín el pasado mes de julio dio más fuerza al desafío planteado por la resistencia armada en Gaza a la ecuación fundamental de fuerza de Israel. En los meses siguientes, Israel transfirió recursos militares de su Mando Sur de Gaza a Cisjordania en un esfuerzo por restablecer su debilitada capacidad de disuasión en la zona.32 Esto resultó ser crucial para la operación de la inundación de Al-Aqsa cuando se lanzó poco después desde Gaza.33 Con Israel ocupado en vigilar y reprimir la resistencia armada en Cisjordania, las fuerzas gazatíes dispusieron de mayor cobertura y margen de maniobra para planificar y lanzar lo que, en parte, puede considerarse una ruptura histórica de las condiciones similares a las de un campo de prisioneros que Israel había impuesto en Gaza.34
Las reivindicaciones políticas vinculadas a la inundación de Al-Aqsa hacen hincapié en la unificación material de la lucha de liberación nacional palestina. La inundación de Al-Aqsa se lanzó con el propósito expreso de poner fin a la impunidad israelí y exigir a Israel que liberara a los palestinos retenidos y sometidos a tortura en las cárceles israelíes, que pusiera fin a su limpieza étnica en Cisjordania, a los abusos contra los fieles de la mezquita de Al-Aqsa y que pusiera fin al bloqueo de Gaza.35 La operación demostró la capacidad material de anular de forma permanente e irreversible la ecuación de fuerza que sustenta la soberanía colonial israelí. Si la lógica de la ecuación de fuerza colonial de Israel ha consistido en imponer un cálculo que desincentivaba a los palestinos desposeídos a regresar a las tierras de las que fueron expulsados en 1948, la ecuación de fuerza anticolonial actualiza una base material para un poder soberano palestino que pueda hacer valer el derecho al retorno, la recuperación de las tierras robadas y el fin del encarcelamiento y la limpieza étnica de palestinos en Cisjordania. La inundación de Al-Aqsa, sobre todo por la rapidez con que desbordó el mando sur de Israel, ha acelerado la crisis del componente ideológico de la ecuación de fuerza de Israel. Resulta extremadamente difícil prever cómo exactamente el colonialismo israelí puede restaurar su necesaria creencia en la invencibilidad de su poder para imponerse a los palestinos.
Concebiblemente, Israel, y sus patrocinadores occidentales, podrían haber respondido a la Inundación de Al-Aqsa reconociendo su racionalidad política y negociando un acuerdo de paz sobre la base de dicho reconocimiento. Sin embargo, en la medida en que Al-Aqsa Flood expresaba la lógica de una guerra de liberación nacional en ascenso, que anulaba la ecuación subyacente de la fuerza, tal reconocimiento equivaldría a una pérdida fatal de la creencia en la viabilidad de Israel como proyecto colonial de colonos. Es esta contradicción la que hace que la operación Inundación de Al-Aqsa resulte ininteligible para Israel y Occidente salvo como un acto de puro salvajismo irracional al que, por tanto, sólo se puede responder con la lógica de la eliminación total. Incapaz ya de derrotar a los palestinos en el campo de batalla, Israel ha recurrido, finalmente, a intentar restablecer su necesaria ecuación de fuerza con la aplicación de la doctrina Dahiya a enorme escala. La guerra colonial de genocidio que Israel ha lanzado tiene como objetivo y resultado previsto la destrucción de los palestinos como pueblo nacional con capacidad de reivindicación política. La política intencionada de bombardear hospitales, escuelas y hogares, con el resultado de decenas de miles de muertos en sólo unas semanas, junto con la intensificación del asedio que ha matado de hambre y deshidratado a los palestinos de Gaza, tiene como objetivo la destrucción de la voluntad palestina no sólo de resistir, sino de reclamar y ejercer un poder soberano real y efectivo. Mientras que la totalidad de los medios de comunicación y la clase política occidentales se han unido a Israel en la racialización de la violencia palestina como un salvajismo irracional al que hay que responder con una guerra de exterminio, la respuesta de la resistencia palestina ha sido instructiva en lo que respecta al horizonte a más largo plazo. En lugar de apelar a que el imperialismo occidental y el colonialismo sionista reconozcan su humanidad, la resistencia palestina, al seguir derrotando a Israel en el campo de batalla de Gaza, ha exigido que se reconozca su racionalidad política y ha llevado así el marco racializado del «salvajismo irracional» a un punto de crisis. Al hacerlo, ha abierto un camino más allá de la inhumanidad del colonialismo genocida que constituye la base del orden mundial occidental.
Notas
1 Joseph Massad, ‘The “Deal of the Century”: The Final Stages of the Oslo Accords’ Al Jazeera Center for Studies, November 6, 2018.
2 Dianne Buttu, ‘The Oslo Agreements – What Happened?’ in From the River to the Sea: Palestine and Israel in the Shadow of ‘Peace,’ edited by Mandy Turner. (Lexington, 2019), 17-40.
3 Abduljawad Omar and Louis Allday, ‘An unyielding will to continue: An interview with Abdaljawad Omar on October 7 and the Palestinian Resistance’ Ebb Magazine, November 16 2023.
4 Frantz Fanon, The Wretched of the Earth. (Grove Press, 1963).
5 Rashid Khalidi, ‘The Fourth Declaration of War, 1982’ in The Hundred Years War on Palestine: A History of Settler-Colonialism and Resistance, 1917-2017 (Picador, 2020), 140-167.
6 Rashid Khalidi, ‘The Fourth Declaration of War, 1982’.
7 Amal Saad-Ghorayeb, Hizbu’llah: Politics and Religion. (Pluto Press, 2001).
8 David Sousa, ‘Three Phases of Resistance: How Hezbollah Pushed Israel out of Lebanon’, E-International Relations, April 28 2014.
9 David Sousa, ‘Three Phases of Resistance: How Hezbollah Pushed Israel out of Lebanon’.
10 David Sousa, ‘Three Phases of Resistance: How Hezbollah Pushed Israel out of Lebanon’.
11 This realisation was most clearly expressed by Moshe Dayan in what has been referred to as the ‘defining speech of Zionism’. Arguing for the need for the Israeli state to maintain an ever present battle ready posture vis Gaza, Dayan began by noting of the Palestinians: ‘Why should we complain of their hatred for us? Eight years have they sat in the refugee camps of Gaza, and seen, with their own eyes, how we have made a homeland of the soil and the villages where they and their forebears once dwelt’. This initial understanding was made, however, for the purpose of warning that the Palestinians will forever long to return home, and that Israel must, thus, always be ready to repel them. Mitch Ginsburg, ‘When Moshe Dayan delivered the defining speech of Zionism’, Times of Israel, 28 April 2016.
12 Bader Araj and Robert J. Brym, ‘Opportunity, Culture, and Agency: Influences on Hamas and Fatah Strategic Action during the Second Intifada’ International Sociology, 25:6, 2010.
13 Bader Araj and Robert J. Brym, ‘Opportunity, Culture, and Agency: Influences on Hamas and Fatah Strategic Action during the Second Intifada’.
14 Andrew Exum, ‘The Israeli Military Wasn’t Ready for This: The notion of an Indomitable Israeli Defence Forces is overdue for a revision’, The Atlantic, October 2023.
15 Lara Khoury and Seif Da’na, ‘Hezbollah’s War of Position: The Arab-Islamic Revolutionary Praxis’, The Arab World Geographer 12:3-4, 2009.
16 Rashid Khalidi, ‘From the Editor: The Dahiya Doctrine, Proportionality, and War Crimes’, Journal of Palestine Studies 44:1, 2014.
17 Amos Harel, ‘Analysis: IDF Plans to Use Disproportionate Force in Next War’, Haaretz, 5 October 2008.
18 Jeffrey White, ‘The Combat Performance of Hamas in the Gaza War of 2014’, Combating Terrorism Center at West Point 7:9, 2014.
19 Jeffrey White, ‘The Combat Performance of Hamas in the Gaza War of 2014’.
20 Rashid Khalidi, ‘From the Editor: The Dahiya Doctrine, Proportionality, and War Crimes’.
21 Mark Perry, ‘Why Israel’s bombardment of Gaza neighbourhood left US officers stunned’, Al-Jazeera, 2014.
22 Sharif Abdel Kouddous, ‘Massacre in Shejaiya’, The Nation, 2014.
23 Josh Levs, Reza Sayah and Ben Wedeman, ‘Israel, Hamas agree to open-ended Gaza truce with core issues left unresolved’, CNN, August 27 2014.
24 Lina Alsaafin, ‘Hamas claims victory as Gaza celebrates ceasefire’, Al-Jazeera, May 21 2021.
25 Lina Alsaafin, ‘Hamas claims victory as Gaza celebrates ceasefire’.
26 Awad al-Rujoub, ‘172 Palestinians killed by Israeli forces in 2023: UN’, Anadolu Ajansi, August 28 2023.
27 OCHA, ‘The other mass displacement: while eyes are on Gaza, settlers advance on West Bank herders’, November 1 2023.
28 B’Tselem, ‘Statistics on administrative detention in the Occupied Territories’, November 20 2023.
29 Dalia Hatuqa, ‘Did Israel achieve its goals in Jenin?’, Al-Jazeera, July 6 2023.
30 Dalia Hatuqa, ‘Did Israel achieve its goals in Jenin?’.
31 United Nations, ‘Israeli air strikes and ground operations in Jenin may constitute war crime: UN experts’, July 5 2023 & Agencies, ‘EU envoy tours Jenin refugee camp, says IDF operation violated international law’, Times of Israel, July 8 2023.
32 Yaniv Kubovich and Jonathan Lis, ‘Why Israel’s Defences Crumbled in Face of Hamas’ Assault’, Haaretz, October 8 2023.
33 Yaniv Kubovich and Jonathan Lis, ‘Why Israel’s Defences Crumbled in Face of Hamas’ Assault’.
34 Tareq Baconi, ‘An Inevitable Rupture: Al Aqsa Flood and the End of Partition’, al-Shabaka, November 26 2023.
35 ‘Haniyeh outlines the context and objectives of Hamas Operation Al-Aqsa Flood’, MEMO, October 9 2023.
Bikrum Gill es profesor adjunto en el departamento de Ciencias Políticas y miembro del núcleo docente del programa de doctorado ASPECT de Virginia Tech. Es autor del libro de próxima publicación titulado The Political Ecology of Colonial Capitalism: Race, Nature, and Accumulation.
8. Putin no está para bromas
Ante la boutade de Macron y otros payasos de enviar -más- tropas occidentales a Ucrania, Putin avisa. Por suerte, hasta ahora siempre ha ido alejando las líneas rojas ante el aventurerismo occidental. Pero todo tiene un límite.
Posted on marzo 4, 2024 by M. K. BHADRAKUMAR
La advertencia nuclear de Putin es directa y explícita
El espectro del Armagedón se ha planteado con suficiente frecuencia durante los dos años de guerra en Ucrania como para que la referencia a él en el discurso sobre el estado de la Unión pronunciado el jueves por el presidente ruso Vladimir Putin resultara familiar. Ahí radica el riesgo de que el público occidental se equivoque al pensar que Putin sólo estaba «dando voces de alarma».
Para empezar, hay que señalar tres cosas. En primer lugar, Putin ha sido explícito y directo. Está avisando por adelantado de que está obligado a responder con capacidad nuclear si la condición de Estado de Rusia se ve amenazada. Sin insinuaciones ni oscuras indirectas, Putin ha hecho una sombría declaración de trascendental importancia.
En segundo lugar, Putin se dirigía a la Asamblea Federal ante la crème de la crème de la élite rusa y tomó la palabra a toda la nación ante la posibilidad de que el país se vea empujado a una guerra nuclear para su autoconservación.
En tercer lugar, se vislumbra un contexto específico precipitado por estadistas occidentales temerarios e impetuosos que están desesperados por evitar una derrota inminente en la guerra, que ellos iniciaron en primer lugar, con la intención declarada de destruir la economía de Rusia, crear inestabilidad social y política que llevaría a un cambio de régimen en el Kremlin.
En realidad, el pronóstico del secretario estadounidense Lloyd Austin el jueves en una audiencia del Congreso en Washington de que «la OTAN estará en una lucha con Rusia» si Ucrania era derrotada es la manifestación de un predicamento al que se enfrenta la Administración Biden después de haber llevado a Europa al borde de una derrota abismal en Ucrania que engendra graves incertidumbres en cuanto a su recuperación económica y desindustrialización debido al retroceso de las sanciones contra Rusia.
En pocas palabras, lo que Austin quería decir es que si Ucrania pierde, la OTAN tendrá que ir contra Rusia, ya que de lo contrario la credibilidad futura del sistema de alianzas occidentales estará en peligro. Es un llamamiento a Europa a unirse para una guerra continental.
Lo que el presidente francés Emmanuel Macron declaró a principios de la semana pasada, el lunes, también fue una articulación de esa misma mentalidad, cuando causó una tormenta al insinuar que el envío de tropas terrestres para ayudar a Kiev era una posibilidad.
En palabras de Macron: «Hoy no hay consenso para enviar oficialmente tropas terrestres, pero… no se descarta nada. Haremos todo lo necesario para que Rusia no pueda ganar esta guerra. La derrota de Rusia es indispensable para la seguridad y la estabilidad de Europa».
Macron hablaba tras una cumbre de 20 países europeos en París en la que un «documento restringido» sometido a debate había dado a entender «que varios Estados miembros de la OTAN y de la UE estaban considerando enviar tropas a Ucrania de forma bilateral», según el primer ministro eslovaco, Robert Fico.
Fico dijo que el documento «produce escalofríos», ya que insinuaba que «varios Estados miembros de la OTAN y de la UE están considerando la posibilidad de enviar tropas a Ucrania de forma bilateral».
La revelación de Fico no habría sorprendido a Moscú, que ahora ha hecho pública la transcripción de una conversación confidencial entre dos generales alemanes el 19 de febrero en la que se discutía el escenario de un posible ataque al puente de Crimea con misiles Taurus y el posible despliegue de combate de Berlín en Ucrania, desmintiendo todos los desmentidos públicos del Canciller Olaf Scholz.
Acertadamente, el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergey Lavrov, calificó la transcripción de «revelación estremecedora». Curiosamente, la transcripción revela que militares estadounidenses y británicos ya están desplegados en Ucrania -algo que Moscú lleva meses alegando- y también otros detalles por el estilo.
Es la hora de la verdad para Rusia. Después de haber aprendido a vivir con la constante mejora del armamento occidental suministrado a Ucrania, que ahora incluye misiles Patriot y aviones de combate F-16, después de haber señalado en vano que cualquier ataque a Crimea o cualquier ataque a territorio ruso sería considerado como una línea roja; después de eludir cautelosamente la participación de EE.UU. y el Reino Unido en las operaciones para llevar la guerra a territorio ruso – la declaración beligerante de Macron la semana pasada ha sido la gota que colmó el vaso para el Kremlin. Prevé el despliegue de combate occidental para combatir y matar a soldados rusos y conquistar territorios en nombre de Kiev.
En el discurso del jueves, dedicado casi en su totalidad a una hoja de ruta enormemente ambiciosa y con visión de futuro para abordar cuestiones sociales y económicas en el marco de la nueva normalidad que Rusia ha alcanzado incluso en condiciones de sanciones occidentales, Putin lanzó una advertencia a todo Occidente al poner sobre la mesa las armas nucleares.
Putin subrayó que cualquier (nueva) trasgresión de las reglas básicas no escritas será inaceptable: que mientras EE.UU. y sus aliados de la OTAN proporcionen ayuda militar a Ucrania pero no ataquen el suelo de Rusia ni entren directamente en combate, Rusia se limitaría a utilizar armas convencionales.
En esencia, la idea central de las declaraciones de Putin radica en su negativa a aceptar un destino para Rusia en términos existenciales dispuesto por Occidente. El razonamiento que subyace no es difícil de comprender. En pocas palabras, Rusia no permitirá ningún intento de Estados Unidos y sus aliados de remodelar la situación sobre el terreno incidiendo en las líneas del frente con personal militar de la OTAN respaldado por armamento avanzado y capacidades de satélite.
Putin ha puesto firmemente la pelota en el tejado de Occidente para decidir si la OTAN se arriesga a una confrontación nuclear, que por supuesto no es la elección de Rusia.
El líder de un país de la OTAN, el primer ministro húngaro Viktor Orban, ha enmarcado de forma concisa el contexto en el que se está desarrollando todo esto al dirigirse a un foro de altos diplomáticos en Antalya, en la Riviera turca, el fin de semana, cuando subrayó que «los europeos, junto con los ucranianos, están perdiendo la guerra y no tienen ni idea de cómo encontrar una salida a esta situación».
Orban afirmó: «Nosotros, los europeos, nos encontramos ahora en una posición difícil», y añadió que los países europeos se tomaron el conflicto de Ucrania «como su propia guerra» y se dan cuenta tarde de que el tiempo no está del lado de Ucrania. «El tiempo está del lado de Rusia. Por eso es necesario detener las hostilidades inmediatamente».
En su opinión, «si piensas que esta es tu guerra, pero el enemigo es más fuerte que tú y tiene ventajas en el campo de batalla, en este caso, estás en el bando de los perdedores y no será tarea fácil encontrar una salida a esta situación». Ahora, los europeos, junto con los ucranianos, estamos perdiendo la guerra y no tenemos ni idea de cómo encontrar una salida a esta situación, una salida a este conflicto. Es un problema muy grave».
Este es el quid de la cuestión. Dadas las circunstancias, la conclusión es que sería una especificidad catastrófica por parte de los dirigentes occidentales y de la opinión pública no captar todo el significado de la dura advertencia de Putin de que Moscú quiere decir lo que ha estado diciendo, es decir, que considerará cualquier despliegue de combate occidental en Ucrania por parte de los países de la OTAN como un acto de guerra.
Sin duda, si Rusia se enfrenta al riesgo de una derrota militar en Ucrania a manos de las fuerzas de la OTAN en despliegue de combate y las regiones de Donbass y Novorossiya corren el riesgo de ser subyugadas una vez más, eso amenazaría la estabilidad y la integridad del Estado ruso -y pondría en entredicho la legitimidad de los propios dirigentes del Kremlin-, con lo que la cuestión del uso de armas nucleares podría quedar más abierta.
Para dejar claro este punto, Putin echó un vistazo al inventario ruso que refuerza su superioridad nuclear actual, que Estados Unidos no puede igualar. Además, desclasificó información de alto secreto: «Continúan los esfuerzos para desarrollar otros nuevos sistemas de armas, y esperamos oír aún más sobre los logros de nuestros investigadores y fabricantes de armas».
Observación de Joaquín Miras:
De hecho, lo que estamos viendo es que los rusos han decidido oficializar que la OTAN ha cruzado una línea roja, al hacer patente que los misiles modernos enviados por ingleses, franceses y alemanes son activados por soldados ingleses y franceses y alemanes, y que la información para guiarlos viene de los awacs y los Poseidon que vuelan en el mar Negro. Lo ha hecho con la divulgación de la charla de los generales alemanes sobre el ataque con misiles alemanes al puente de Crimea. Lo había hecho, antes con los franceses, aunque no se secuestró la info. Macrón lleva desatado bastante tiempo, y había mandado últimamente tropas de elite, entre ellos, hijos de generales de brigada. Nada más fácil que detectar dónde se alojan gentes que van por la calle hablando en otra lengua y las redes prorusas en territorio ucro funcionan. En resumen, los rusos lanzaron una andanada de misiles sobre la residencia de los franceses y mataron a más de 40, heridos aparte. Como NO eran mercenarios, funcionarios del ministerio de defensa francés fueron a recoger los cadáveres: para dejar clara su opinión, los rusos bombardearon el hotel de los funcionarios y mataron a bastantes. Macron, luego, dijo que no viajaría a Ucrania debido a que no tenía seguridad, claro, y como es un canalla inútil, quiso subir la apuesta con las declaraciones sobre el envío de armas. Los rusos, como vemos, ha decidido no hacer la vista gorda ante el cruce de líneas rojas, tal como estaba haciendo hasta ahora. Qué pasará si, usando misiles alemanes, disparados por soldados alemanes y guiados por los Awacs de la OTAN, se ataca Crimea o algo asimbólico muy importante. Lo que señalaba un comentarista Kancelado es que puede ser que acepten la apuesta y se «bajen» un AWACS y con ello digan: Bueno, ¿ahora qué?
9. La autodestrucción de Europa
Hace un par de semanas que no os envío los articulos de B, que han seguido divagando sobre la entropía, pero este porno doom y el dilema de los gnomos de los calzoncillos me ha hecho gracia. https://thehonestsorcerer.
La tragedia se desata, Una amarga diatriba sobre la autoimplosión de Europa
B 4/3/2024
Ya es la segunda vez que tengo pensamientos tardíos al publicar un artículo. Después de escribir sobre cómo la iniciativa medioambiental europea, bienintencionada pero desastrosamente planificada, nos encamina hacia una desindustrialización permanente, no dejaban de surgirme pensamientos sobre por qué los responsables políticos no ven esto como un problema. Tal vez entender los paralelismos con lo que está ocurriendo en Europa del Este podría ayudar a disipar la niebla.
En Europa se avecina un declive civilizatorio derivado de la pérdida de energía condensada barata. Sin embargo, la negación y la esperanza, junto con sus eternos resortes, siguen reinando en las altas esferas del poder. Parece existir la firme creencia de que, por inalcanzables que sean los objetivos que nos fijemos, alguien, en algún lugar, seguro que se le ocurrirá algo. ¿»Renovables» intermitentes? ¿Baterías costosas, pesadas, que requieren mucho material y energía? Seguro que alguien, en algún lugar, está trabajando en una solución de almacenamiento (o más) para superar esos pequeños detalles técnicos. ¿No hay recursos suficientes para construir todo eso? Oh, seguro que alguien en algún lugar abre una nueva mina… Al fin y al cabo, la demanda y una buena cantidad de subvenciones siempre engendran más oferta, ¿no?
Pues no. Ese nivel de pensamiento mágico es un insulto a todos los practicantes de la brujería, y deja verdes de envidia incluso a los gnomos de los calzoncillos. Ya no quedan recursos baratos y fáciles de obtener que extraer, y lo que es aún más preocupante, ya no quedan hábitats que destruir en este planeta. Explotar el lecho marino y remover todo el carbono almacenado en los sedimentos es una de las ideas más desastrosas… Ah, y por otra parte, ya no queda energía excedente del petróleo para excavar, fundir, transportar y fabricar, pero eso es sólo una puntualización mía sobre algunos detalles menores.
Un rápido vistazo a la obra de Simon Micheux, Vaclav Smil o William E. Rees debería convencer a cualquier persona sensata de que la supuesta transición ecológica no sólo es físicamente imposible de llevar a cabo, sino que sólo aceleraría el declive civilizatorio y ecológico mundial, y eso no quiere decir que nuestro modo de vida actual sea más sostenible. Una reducción bien planificada y ejecutada del uso de la energía, junto con una gran simplificación, podría al menos suavizar el golpe, pero incluso eso parece llegar un poco tarde. Aún así, sigue siendo un misterio cómo todo eso no llega a calar en las mentes de los supuestos expertos, que redactan políticas y ordenan un recorte del 90% en el uso de combustibles fósiles y su posterior sustitución por «renovables» en apenas dieciséis años.
Para entender mejor por qué es así, sugiero echar un vistazo a un problema algo más simple (y más agudo): ¿qué hacer cuando tu política exterior fracasa de forma devastadora? La respuesta es fácil: redoblar las inversiones fallidas y seguir presionando con la esperanza de que la magia pueda producirse en cualquier momento. Enviar más dinero, armas, incluso tropas. Y si nada de eso ha funcionado antes, pues otra razón más para intentarlo; al diablo las lecciones de las guerras napoleónicas y de la Segunda Guerra Mundial. Y cuando todo fracase, culpar del colosal fracaso a los que se opusieron a la idea desde el principio de forma racional (y a los que usted se ha dedicado a insultar de todas formas).
Aunque la idea pueda parecer descabellada, es importante ver que tanto el concepto de política verde como el de política exterior de la UE tienen la misma raíz. No importa si hablamos de sanciones y fabricación de armas, o de emisiones cero y economía del hidrógeno: todas esas ideas parten de la base de que los combustibles fósiles son una fuente de energía fácil de sustituir y que las alternativas podrían suplirla en cuestión de años, junto con la creación de un conjunto de capacidades industriales que la respalden. Ni que decir tiene que nada más lejos de la realidad.
Nosotros, y no sólo los europeos sino todos los humanos modernos, nos hemos convertido en detritívoros, alimentándonos de la luz solar fosilizada capturada por plantas y algas hace eones. Casi literalmente comemos petróleo y gas en forma de fertilizantes, pesticidas y herbicidas, por no mencionar el hecho de que quemamos gasóleo para cosechar y repartir lo que comemos cada día. (La agricultura y la industria alimentaria queman entre ocho y diez calorías por cada caloría que comemos). Lo mismo ocurre con la industria manufacturera, la construcción y otras innumerables empresas, incluida la fabricación de «energías renovables».
Los combustibles fósiles son esenciales para nuestra existencia y, al mismo tiempo, nos están matando. Por eso ninguna nación se desprende de ellos voluntariamente, y todas las que pueden aumentar su consumo lo hacen. Así pues, las «energías renovables» a escala mundial sólo vienen a sumarse a una montaña de emisiones de carbono, y no como sustituto. Claro que es posible mantener la civilización sin combustibles fósiles, pero no ésta… En un mundo sano, nos estaríamos preparando activamente para un aterrizaje forzoso tras un rebasamiento ecológico; equipando a las comunidades y a las personas con las habilidades y conocimientos necesarios para tener al menos una pequeña posibilidad de sobrevivir a lo que se avecina. Para evitar una caída brusca, también trabajaríamos para prolongar el descenso todo lo posible y hacerlo menos pronunciado, sin pretender que pueda evitarse…
Nuestras élites, por supuesto, hacen la vista gorda ante esta situación tan inconveniente, y ponen todas sus esperanzas en un milagro de energía verde que se producirá en los próximos años. Una utopía con paneles solares, coches eléctricos y servicios digitales por todas partes… Y hasta que llegue ese futuro, toda su confianza está puesta en el hada de los mercados dentales para que les busque otras fuentes de combustibles fósiles y empuje al colapso económico a quienes tienen un excedente masivo de esos recursos contaminantes. Sí, seguro que suena perfectamente lógico. Que se alegren los gnomos de los calzoncillos.
A pesar de todo eso, y a pesar de todas las protestas y de un panorama económico realmente desolador, las personas que dotan de personal a las instituciones, como las que tenemos en el viejo continente, sólo pueden fracasar hacia arriba. El pensamiento crítico y la capacidad de razonamiento ya no forman parte de los criterios de selección, por no hablar de tener una formación en un campo científico o de ingeniería. ‘¡Oh, que Dios nos ayude, esos molestos empollones podrían presentar algún argumento técnico que tendríamos que tomar en serio!’. No. Eso no puede ocurrir.
Hay un, y sólo un examen que uno necesita pasar para tener éxito en un entorno político tan enterrado en la negación: la prueba de la lealtad. Una vez que uno se las arregla para entrar en el círculo íntimo, primero por haber nacido en la familia adecuada, y luego por demostrar su lealtad a la causa demostrando una firme creencia en una realidad alternativa, no importa en absoluto lo fracasado que resulte ser en el trabajo. No es de extrañar que la oposición sea cada día más fuerte (¿quién lo iba a decir?) y que las malas noticias sean cada vez más numerosas.
Llamar desinformación y desinformación a todo lo que pueda apuntar hacia una comprensión más matizada de la realidad funciona durante un tiempo, pero al final puede resultar infructuoso. Sin embargo, mientras los medios de comunicación, las universidades y los grupos de reflexión influyentes estén de tu lado, nada puede salir mal… ¿Verdad? Bueno, el problema es que este es el ejemplo de libro de texto sobre cómo acabar en una cámara de eco, con las élites discutiendo ideas únicamente entre ellas. Como escribió Aurelien recientemente «la gente en una burbuja política y estratégica sólo habla entre sí, sólo oye repetir sus propios pensamientos, sólo lee la reafirmación de sus propias opiniones, y constantemente se aseguran unos a otros que todo va a ir bien».
Encerrados en su universo alternativo, sin embargo, no se dan cuenta de que la otra parte (por no hablar de la realidad física) podría tener algo que decir sobre cómo se desarrollan sus magníficos planes… Ejemplos históricos sobran, y rara vez acaban en un feliz para siempre. Fingir que no se está produciendo un colapso, ya sea económico, social o militar, no es, como mínimo, una receta para el éxito. Pero bueno, esto es lo que hay con la actual cosecha de élites. No digo que ya no queden personas cuerdas, bien formadas e inteligentes en los pasillos del poder, pero a esas personas les resulta cada vez más difícil superar cierto nivel. Son los funcionarios de rango bajo y medio que intentan por todos los medios dar sentido a las órdenes que se les dan, y hacer oír su voz, pero aparte de que se les permite publicar uno o dos artículos bien informados en revistas con un público experto muy reducido, no se les deja hablar.
Los que entendieron desde el principio que un subcontinente de Eurasia privado de energía y recursos, con una economía vaciada y un PIB muy sobrevalorado, no podría ganar una guerra económica (y mucho menos de disparos) contra un vecino bien industrializado y relativamente rico en recursos (que, por cierto, hizo todo lo posible para evitar este desafortunado giro de los acontecimientos) fueron rápidamente apartados. Incluso hoy, cuando todo esto se ha hecho evidente, la línea del partido sigue insistiendo en que ganar es sólo cuestión de dinero y voluntad política, y de cruzar aún más líneas rojas… Noticia de última hora: no se puede comprar lo que ya no existe, ni enviar tropas entrenadas para un tipo de guerra totalmente diferente, y esperar tener éxito. Además, invertir más dinero en una base industrial y de recursos limitada sólo conduce a la inflación, y de nuevo, es difícil no ver el paralelismo con las políticas de energía verde.
Ante este punto muerto, en el que las cuestiones de física, geología, matemáticas o ciencia militar se someten a pruebas de lealtad, es difícil imaginar cómo se podría presentar un plan realista. Tal vez no sea sorprendente que, en lugar de planificar un futuro radicalmente distinto, veamos un creciente impulso hacia una mayor centralización y el endurecimiento de las estructuras existentes. En otras palabras: aumento de la burocracia y la complejidad. Sin embargo, en un mundo en el que la energía y los recursos están a punto de escasear aún más, esto es lo diametralmente opuesto a lo que suelen hacer los sistemas a los que se permite hacer su trabajo. El aumento de la complejidad siempre engendra el correspondiente aumento del consumo de energía, por lo que cuando los insumos energéticos resultan insuficientes, lo que suele seguir es la simplificación y la descentralización. Y cuanto más se retrase esa descomplejización, más fuerte será el estruendo. Sin embargo, la insensatez humana suele ir en contra de las tendencias naturales, así que, al igual que otras civilizaciones que se encontraron con más dificultades de las que podían pretender, la nuestra en Europa va camino de la autoimplosión. Como Arnold Toynbee observó astutamente en una ocasión:
Las civilizaciones mueren por suicidio, no por asesinato.
Hemos alcanzado un nivel de distanciamiento de la realidad en el que un colapso político total no sólo se ha convertido en algo inevitable, sino en algo cada vez más cercano. Así que, al igual que no pudimos evitar caer directamente en la tragedia que se está desarrollando en los frentes de batalla orientales, es muy poco probable que podamos salvarnos del colapso económico derivado de una privación totalmente autoimpuesta de combustibles fósiles, en lugar de una retirada estratégica y una planificación activa para un futuro post-industrial. Europa está a punto de demostrar el punto de Toynbee de una manera espectacular, que sólo podemos esperar que no termine en una guerra continental.
Hasta la próxima,
B