(Página herida) Los restos de Cipriano Martos

1. Aunque el pensamiento, como pensaba y cantaba Aute, no puede tomar asiento y lo suyo sea estar de paso, siempre de paso [https://www.youtube.com/watch?v=yptVUbn3QZg], sigo pensando que Trias-Junts no debe ser el nuevo alcalde de Barcelona. Los resultados obtenidos no apuntan en esa dirección, no justifican su Alcaldía. El voto de la ciudadanía barcelonesa del pasado 28M no debería traducirse en un consistorio en manos de una opción (que ha jugado al escondite de siglas, a la estafa política) que representa la gente rica, los poderes empresariales, las trescientas o cuatrocientas familias con mando en plaza, y que ha obtenido poco más del 20% de los votos.

Otras opciones, otras alianzas, son mucho más representativas. No desde luego una vuelta a la socioconvergencia (con arista secesionista en suspenso). A ningún votante del PSC se le pasó por la imaginación que sus votos servirían para pactar Trias alcalde. Eso sí, un amigo (y maestro) de toda la vida, ante los múltiples acuerdos Junts-PSC que se anuncian (por ejemplo, revalidar el de Diputación de Barcelona) ha observado con muy buen criterio: “Está en el ADN sociológico de la burguesía catalana. Pueden variar las dosis respectivas, pero los ingredientes siempre son los mismos: autocomplacencia catalanista y un discreto look progresista. Som i serem.”

(Por otra parte, el PP ha decidido facilitar la nueva llegada de Trias a la alcaldía: se votarán a sí mismos. Valls no les sirve de ejemplo. Prefieren que una opción nacional-secesionista conservadora tome las riendas de la ciudad que lo haga un gobieno no nacionalista (o no tan nacionalista) con otra orientación social. Coincidencia de clase, comparten un proyecto parecido de ciudad, los negocios les hermanan).

2. Nada sustantivo puede decirles de Sumar-Podemos. Nada se sabe con seguridad del acuerdo en el momento en que cierro esta página herida. Sí sé, como ustedes ya saben, que algunas voces y colectivos, con voz tenora o a media voz, no han estado en posición deslumbrante. Un “espectáculo político” poco estimulante, no se consigue así la movilización electoral de la ciudadanía de izquierdas. Ni que decir tiene que el “no acuerdo” sería un desastre político-electoral y que las continuas divisiones regionales o identitarias (que parecen en ocasiones chiringuitos al servicio de ambiciones políticas con nombres y apellidos) de la llamada “izquierda de la izquierda” no anuncian nada bueno para el futuro (ni para el presente). ¡Que la suerte nos acompañe!

Queda pendiente un asunto central, el asunto del “programa, programa, programa”. ¿Qué proyecto de país tiene Sumar en mente? No sabría responder Por lo que respecta al “asunto territorial”, si mi información es correcta, no logro ver ningún cambio positivo: más de lo mismo (o incluso peor). Sobre asuntos geopolíticos, el atlantismo, la subordinación, el seguidismo, el “no molestar”, el “ahora no toca” o el silencio (muy silencioso) parecen imponerse.

3. Mejor cambio de tercio y les hablo de algo más importante: la arriesgadísima entrega de muchos militantes antifranquistas y el olvido que habita sobre algunos nombres, sobre “héroes obreros”. Un ejemplo de estos días:

Los restos del militante antifranquista (FRAP, PCE (m-l)) Cipriano Martos (1942-septiembre 1973), que empezó a trabajar a los 11 años (como mi hermana Marta), descansan finalmente en el cementerio de Huétor-Tajar, su pueblo natal, en Granada [1], después de que fueran identificados en una fosa común en el cementerio de Reus como parte del Plan de fosas de la Generalitat de Cataluña.

Cipriano Martos fue detenido y torturado salvajemente por la Guardia Civil en 1973 y murió tras ingerir ácido sulfúrico durante un interrogatorio. Fue enterrado en una fosa común sin que su familia pudiera asistir. Tampoco entonces pudieron llevarse el cuerpo a su tierra de origen.

El sábado pasado, 3 de junio, Gemma Ubasart, la consellera de Justicia, Derechos y Memoria del gobierno de la Generalitat de Cataluña, ha entregado los restos identificados a su hermano, Antonio Martos, una persona admirable se mire por donde se quiera mirar. Los familiares han enterrado los restos en el panteón familiar, junto a los de sus padres.

(Dicho sin ambages: yo también militaba en aquellas fechas en el mismo partido, en el PCE(m-l), en el FRAP. Con menos entrega que Cipriano, seguramente, con menos riesgos (aunque eran muchos para todos). Cipriano, con una muerte-asesinato horrible que a nadie deseo, apenas vivió 31 años (menos que Ernesto Guevara, casi lo mismo que Miguel Hernández). Yo sigo aquí y me acerco a los 70).

Hace cinco años (junio de 2018) entrevisté a Roger Mateos, autor de un libro, Caso Cipriano Martos. Vida y muerte de un militante antifranquista (Barcelona, Anagrama-Crónicas), que merece lectura y relectura. Selecciono algunos de los pasajes de la conversación. Creo que serán de su interés:

1. [Un buen hombre] Cipriano provenía de una familia de campesinos muy pobres, que había sobrevivido a una infancia de penurias en un pueblecito de la Granada de la posguerra. Los testimonios de familiares, amigos y compañeros de partido consultados coinciden en describirlo como persona tímida, sensible, pacífica, un bonachón. Una vez politizado, sus camaradas lo recuerdan por su firmeza, su compromiso y su generosidad. Más allá de empatizar con el sufrimiento de la víctima, quienes lo conocieron le guardan un cariño extraordinario.

2. [Sus camaradas] Sin el testimonio de los compañeros de partido de Cipriano que he conseguido localizar, este libro habría quedado cojo. Sus aportaciones, rompiendo el silencio que hasta ahora ha pesado sobre el caso, son fundamentales para arrojar luz sobre lo que pasó. Algunos siguen traumatizados por lo que vivieron aquellos días de finales de verano de 1973, les resulta muy doloroso recordar todo aquello, pero han accedido a hablar, en un gesto de responsabilidad y homenaje a Cipriano, para acabar con el olvido que se quiso imponer sobre el asunto. También los antiguos dirigentes del partido con los que contacté para recabar información me pusieron todas las facilidades.

3. [Antonio Martos] También han colaborado sus familiares. Antonio, su hermano, ha sido fundamental para desenterrar el caso. Fue él quien en 2014 se puso al frente de la querella presentada ante la jueza argentina que instruye la causa. Otro de sus hermanos, Juan José, me ayudó a reconstruir los orígenes de Cipriano en Loja y Huétor Tájar, en la Granada rural. Y Dolores, su prima, aportó datos sobre los primeros tiempos de Cipriano tras emigrar a Sabadell y convertirse en obrero.

4. [Detención, torturas y muerte] Todo arranca de una acción en Igualada. Cipriano y dos de sus camaradas en Reus acudieron a repartir material de propaganda a las puertas de una fábrica textil… Su detención posterior en Reus podría haberse evitado, pero de nuevo Cipriano cometió un error que le costó muy caro. En las 50 horas que permaneció detenido, hay razones para pensar que Cipriano vivió un calvario. Fue sometido a torturas, hasta que ingirió unos tragos de ácido sulfúrico. Uno de los objetivos de la investigación era aclarar qué ocurrió a continuación, durante esos 21 días en que permaneció en el hospital, hasta que murió.

Gracias a la documentación de que disponemos, ahora sabemos que el origen de las detenciones fue justamente ese reparto de material del partido entre los obreros que salían del turno de tarde de una fábrica en Igualada. Un confidente observó la escena, tomó nota y transmitió la información a la Guardia Civil.

5. [Nadie pudo verlo] Fue ingresado en el Hospital de Sant Joan de Reus, permaneció en la sala de beneficencia masculina, pero no era un paciente cualquiera, estaba allí en calidad de detenido. Las 24 horas del día era vigilado por una pareja de agentes de la Guardia Civil. No se permitió que fuera visitado por nadie de su entorno, ni tan siquiera su abogado pudo verlo. Tampoco lo logró el vicario de una parroquia de Reus a quien le llegaron rumores de lo que había pasado y se dirigió al hospital para interesarse por él. Nadie pudo verlo. Menos aún su familia, que ni siquiera fue avisada de que había sido detenido, y mucho menos hospitalizado.

6. [Crueldad] Hay infinidad de militantes antifranquistas que sufrieron la tortura en centros de detención. Los malos tratos podían ser más o menos brutales, pero en todo caso eran una práctica habitual en esos años. Se aplicaba la tortura como método para obtener confesiones, para arrancar delaciones y poder multiplicar el número de detenidos hasta desmantelar las células y los comités clandestinos. Hay casos que sobresalen por su crueldad. El de Cipriano Martos es uno de ellos. Y eso viene agravado por el manto de silencio que impuso sobre él el régimen. Todo apunta a que fue un crimen atroz y, además, fue decretado el secreto para evitar un escándalo nacional e internacional.

7. [Sabadell, Ca n’Oriac] ¿Por qué un muchacho como él, sin ningún bagaje político ni cultural, se introduce en la organización marxista-leninista más combativa del antifranquismo y se entrega a una militancia clandestina llena de sacrificios personales? La respuesta la encuentro en Sabadell, ciudad a la que emigró en 1969. Fue allí donde descubrió todo un mundo para él deslumbrante de reivindicación obrera y vecinal. En el barrio de Ca n’Oriac, donde residía, el PCE (ml) estaba arraigando con cierta energía. Su etapa en Sabadell es de las más interesantes de su biografía. El Sabadell obrero hervía de activismo político. En los barrios periféricos aparecidos con el desarrollismo, las condiciones de vida de los inmigrantes procedentes de zonas más depauperadas de España solían ser muy deficientes. El PCE (ml) era simplemente una más de las organizaciones en expansión en esos ambientes, pero con sus acciones callejeras, ya fueran pintadas, siembra de octavillas o manifestaciones relámpago en vía pública, consiguió hacerse visible y generar desasosiego entre las autoridades locales.

8. [Familia] La familia no fue alertada ni de la detención ni de la hospitalización de Cipriano en Reus, solo fue avisada una vez muerto, y entonces su madre y dos de sus hermanos emprendieron un viaje relámpago de Huétor Tájar a Reus en una sola noche, pero cuando llegaron al hospital para ver el cadáver, antes de que fuera trasladado al cementerio, fueron repelidos violentamente por dos agentes que al parecer tenían órdenes de no dejar que nadie se acercara al cuerpo de Cipriano. Fue dramático. La familia quedó en estado de shock […] Cuando se dirigieron al cementerio para averiguar si ya lo habían trasladado allí para darle sepultura, se llevaron el último mazazo: el entierro ya había tenido lugar, lo habían arrojado secretamente, sin la presencia de nadie de la familia, a una fosa común del cementerio. Su deseo de llevarse los restos mortales de Cipriano al sur se estrelló contra los planes del régimen para sepultar urgentemente el caso en el olvido.

9. [Secreto] En el caso de Puig Antich y el de los fusilados del 27 de septiembre de 1975, el régimen incluso proyectó esas ejecuciones como represalias vengativas, como puñetazos sobre la mesa después de encajar algunos golpes sangrientos. En cambio, la muerte de Cipriano Martos se gestó en la penumbra de un cuartel, no hubo intención ejemplarizante a nivel público, fue una monstruosidad ocurrida en secreto. Y las autoridades franquistas quisieron taparla, probablemente para evitarse reacciones en la calle y en el extranjero.

Hay más, mucho más. Pero dejémoslo aquí.

¡Para que no habite en nosotros el olvido! ¡Ni de Cipriano Martos ni de aquellos tantos luchadores/as antifascistas que se dejaron la piel y la vida!

Notas

1) https://www.eltriangle.eu/es/2023/06/04/los-restos-de-cipriano-martos-vuelven-a-granada-cerramos-un-ciclo-de-injusticia-y-abandono-que-ha-durado-50-anos/

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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