Hoy lo que está en juego es asegurar la vida en nuestro planeta y con ello también la continuidad del homo sapiens. Todo aquel que recomiende continuar o incluso aumentar el actual despilfarro de energía es, por lo tanto, lo sepa o no, cómplice de un complot genocida universal contra las generaciones futuras, contra sus propios hijos y nietos. Desde esta consideración yo creo que a la gente que se aferra a las soluciones llamadas atractivas hay que hacerle esta pregunta: ¿Cómo? ¿Exigís que aún quede algo para vosotros caso de que tengáis la fortuna de salvar las vidas de vuestros hijos e hijas? ¿No os morís de vergüenza al cobrar consciencia de ello? Pero todo esto, lo admito, es demasiado moralista y no cuenta con una formulación excesivamente política, y este es el error que cometí, sin duda, en 1974-1975 en la elaboración de mi libro sobre estas cuestiones, Comunismo sin crecimiento.
Wolfgang Harich (1977)
La visita de un grupo de eurodiputados para analizar la inmersión lingüística escolar obligatoria y la posible vulneración de derechos fundamentales ha levantado una reacción de urticaria en el nacionalismo. Para esquivar el fondo del problema, la imposición de una escuela “solo en catalán”, con exclusión del castellano como lengua vehicular, los argumentos se centran en la adscripción política de los visitantes, que mayoritariamente son de derechas, y en la repetición de una serie de consignas. El artículo de las consejeras Simó y Serret es un ejemplo de ese discurso, según el cual, el cuestionamiento del monolingüismo es una ofensiva nada menos que “contra Catalunya”. Seguidamente se enumeran los mantras de siempre, “modelo de éxito”, “consenso social, político y pedagógico”, “garantía de cohesión”, etc. El problema con la inmersión es que todo es mentira. La escuela catalana no es ningún de modelo éxito, sino de fracaso palmario, los datos son irrefutables, aunque evidentemente no solo por culpa del monolingüismo.
Joaquim Coll (2023)
No sé ustedes (aunque también probablemente), pero yo me siento a día de hoy mucho más sudafricano que español, catalán u oscense-barcelonés.
Carlos Jiménez Villarejo me ha llamado la atención sobre una noticia del pasado 16 de diciembre que nos debería avergonzar a todos (especialmente a un gobierno que se dice progresista y que se muestra en apariencia no servil a la política colonial-criminal de Israel-USA): Miguel González, “El Gobierno español autorizó el año pasado exportaciones de armas a Israel por valor de 9,3 millones”. Las entregas de armamento superaron los 2,3 millones. España fue el sexto país de la UE que aprobó más ventas militares a Tel Aviv y el octavo que más le suministró, según un informe del Consejo Europeo [en énfasis es mío]
Sobre la primera cita (que sé fuera de tema): una buena ocasión para llamarles la atención (y recomendarles) la reedición (más cartas, reseñas y entrevistas) de todo un clásico del comunismo ecologista, publicado en 1978 en castellano, con prólogo de Manuel Sacristán, por la editorial Materiales: Wolfgang Harich, ¿Comunismo sin crecimiento? Babeuf y el Club de Roma, Madrid: Verso, 2023, con presentación (excelente) de Àngel Ferrero.
Fuera de tema también: ¿de verdad es razonable que una izquierda que dice ser transformadora (así dice Podemos de sí misma) llegue a la conclusión de que la mejor opción de izquierdas en las elecciones gallegas es votar a un grupo nacionalista (muy poco de izquierdas) como el BNG? ¿Hasta ahí hemos llegado? ¿No estamos un poco perdidos?
La segunda cita se enlaza con el hilo de esta página herida. ¡Cuánta razón tiene Coll! Su reflexión sigue en términos tan razonables y críticos como los de la cita. La inmersión lingüística obligatoria en la escuela pública (no así en la privada-concertada ni en la privada-privada) “es una aberración pedagógica y un contra sentido en una sociedad que quiere ser bilingüe”. La defensa y promoción del catalán no pasa por la exclusión del castellano como lengua vehicular, sostiene Coll (y con él muchos otros ciudadanos catalanes). Lo que revela “la cerrazón de los nacionalistas al impedir un mínimo del 25%, tal como estableció el TSJC” es una profunda hispanofobia. “Es evidente que se están vulnerando derechos lingüísticos. ¡Qué no diríamos con razón si fuera al revés!”
Con la misma sensatez: “No se trata en ningún caso de separar a los alumnos por lengua materna, sino de que ambos idiomas se utilicen con normalidad”. Afortunadamente, añade, “la salud del catalán es buena, y no necesita del monolingüismo forzado”. La finalidad de la inmersión es esencialmente política (aunque muchos compañeros de izquierda que no viven en Cataluña se nieguen a aceptarlo): “extranjerizar al castellano, cuando es la otra lengua de los catalanes, al igual que el catalán es tan español como el castellano”.Es contradictorio, sostiene Coll (y yo con él), “reclamar el plurilingüismo en España y no aceptar el bilingüismo en Catalunya, que también pasa por la escuela”.
Empero, y aunque pueda parecer un sin sentido (lo es de hecho), tanto da que sea contradictorio o no para el nacional-secesionismo. No hay discusión posible. Cualquier matiz apuntado con la mejor intención del mundo es considerado un ataque al catalán y a Cataluña. Y no solo por el nacionalismo, sino por fuerzas como el PSC (digan lo que digan en fiestas de guardar) o En Comú Podem (más papistas que el Papa nacionalista en ciertos asuntos, en este por ejemplo).
Lo mismo ocurre con el otro eje del marco político-cultural del nacional-secesionismo, el que llaman derecho a decidir, que ahora esgrime ERC, desde el gobierno catalán, el Parlamento o desde las reuniones con el gobierno español, siempre que tiene ocasión, venga o no venga a cuento para sacar pecho frente a Junts y sus votantes. ¿Su argumento? El sabido por todos: 1. Cataluña es una nación oprimida por España. 2. Todas las naciones tienen derecho a autodeterminarse. 3. Luego, por tanto, Cataluña, la Cataluña oprimida de la que hablan, tiene derecho a ejercer su derecho a decidir. Y ahí seguimos. (y seguiremos). Conclusión política: referéndum referéndum, referéndum, no hay otra. Después del referéndum: el paraíso .Cat
A este propósito, Siscu Baiges [SB] de El Triangle ha escrito un artículo: “Un referéndum no resolverá el conflicto catalán. Ni en 2024 ni nunca” [2] que merece comentario.
La vida es conflicto, sostiene SB recordando Heráclito. Hay que acostumbrarse a vivir en conflicto. “A veces, los conflictos derivan en violencia y guerras. ¡Hemos tenido tantas a lo largo de la historia de la Humanidad! Y ahora tenemos una horrible [está hablando de la guerra contra Palestina] llamando a la puerta de nuestros móviles, ordenadores y televisiones, con miles de niños muertos en plenas fiestas de Navidad y de bienvenida al 2024”.
Los conflictos no se desvanecen sin más. “A lo sumo se van suavizando y a eso es lo máximo que podemos esperar en todos los que hay en el mundo”. Empezando por el que vive Cataluña “desde que estalló la pasión independentista hace una docena de años”.
No era un conflicto nuevo. Que parte de la sociedad catalana reclame la independencia viene de lejos, aunque normalmente había sido una reivindicación minoritaria que a menudo se hacía oír. Para SB la crisis de 2008, los intereses políticos de CiU y el PP, la sentencia del TC, el apoyo incondicional a la causa independentista de TV3 y de un buen puñado de medios de comunicación subvencionados desde el poder de la Generalitat, “hicieron que ese apoyo se disparara y el conflicto subió de tono y de seguidores”.
La guinda del conflicto, “la puso la minoría ajustada del Parlament que proclamó la independencia de Catalunya basándose en un referéndum en el que sólo participaron los partidarios de la independencia y unos cuantos inocentes”. Después de muchos giros de guión, “incluido el encarcelamiento y el indulto de algunos de los que lideraron el proceso independentista y la ley de amnistía que se debatirá en breve en el Congreso de los Diputados hay quien dice que el conflicto se resolverá con un referéndum”.
No es la opinión de SB (tampoco la mía). El conflicto estaba aquí y lo seguirá estando, haya referéndum o no lo haya. “La gente no deja de ser independentista o antiindependentista en función del resultado de una consulta popular. Muchos independentistas dicen que dejarán de serlo el día que Catalunya sea independiente”. Seguirán siéndolo si pierden el referéndum. “Los demás, igual. Si un referéndum se resuelve con un Sí a la independencia, los que viven en Catalunya y creen más en los puentes que en las barreras seguirán defendiendo más solidaridad entre territorios y menos fronteras.”
La posición final de SB: “Los conflictos humanos no se resuelven echando una moneda al aire o en la tanda de los penaltis. Se resuelven hablando entre los implicados y con buena voluntad por parte de todos. Esto es lo que le podemos pedir a 2024. Para el conflicto catalán y para todos los conflictos grandes y pequeños que hay en nuestra escalera de vecinos, Gaza o en el rincón más perdido del planeta.”
Se impone la duda: ¿y qué pasa cuándo no hay buena voluntad por parte de todos? ¿Y qué pasa cuando algunos quieren levantar sea como sea, viven (muy bien) de ello, un nuevo muro de Estado? ¿Y qué pasa cuando muchos consideran que los catalanes, los verdaderos catalanes, son ellos y solo ellos? Pues que no hay acuerdo posible y que el guión y la escena se repiten una y otra vez. Y ahí seguimos y seguiremos.
PS. Hablemos de Gaza, sigamos contribuyendo con nuestro granito de arena, sigamos denunciando los crímenes del Estado colonialista.
Les copio las palabras que la periodista palestina y activista por los derechos humanos Yara Eid, originaria de Gaza, escribió el 1 de diciembre: “Sigo escribiendo y borrando porque no encuentro palabras para describir el nivel de pérdida que sentimos los gazatíes en estos momentos. ¿Te imaginas que todo tu mundo desapareciera? Todo. El nivel de destrucción que estamos viendo va más allá de cualquier palabra. Nuestras casas, nuestros monumentos, nuestras escuelas, nuestras universidades, nuestros restaurantes, literalmente todo. La intención de Israel siempre fue borrar a Gaza del mapa. Destruyeron nuestra ciudad intencionadamente. Bombardearon nuestros monumentos antiguos para eliminar cualquier prueba de la historia palestina… No puedo explicar lo que siento cuando veo todos mis lugares favoritos arrasados. Toda mi ciudad arrasada. Todo aquello con lo que crecí arrasado.”
¿Se imaginan que escribiría Yara a 13 de enero de 2024?
Notas.