Recordando algunas reflexiones de Fernández Buey y Manuel Sacristán. “ LA NUEVA POLÍTICA: DE LA PALABRA AL HECHO…” por Ramón Qu

Ya nos lo advertía Francisco Fernández Buey: si hay algo que la gente no perdona – y con razón – es la distancia entre las palabras y los hechos. Sobre todo si esa distancia y falta de coherencia la tiene alguien que dice querer cambiar las cosas para construir un mundo más libre, igual y fraterno.

Circunscribiéndonos al espacio político conviene resaltar esta realidad: la hipocresía se perdona más a los políticos de derechas que a los de izquierdas.
Las razones de este doble rasero convendría rastrearlas. Después de todo, los de abajo están acostumbrados al cinismo de los poderosos de toda la vida, pero no están dispuestos a tolerar la hipocresía de aquellos que, haciendo gala de una ética superior, claman por transformar el mundo… aunque solo sea porque estos últimos con sus encendidas arengas les recuerdan su propia indiferencia y les crean mala conciencia.
El 15M significó entre otras cosas el surgimiento de una nueva generación política que tendría su buque insignia en Podemos. Dicha generación tenía un reto: no ser casta, protagonizar una nueva forma de hacer política. Lamentamos decir que no lo ha logrado. Su alejamiento de los de abajo, su jerarquización vertical interna, sus continuas divisiones y sus enfrentamientos cainitas así lo atestiguan.
¿Razones?:
Una estrategia inicial errada: “asaltar” electoramente los cielos en una operación relámpago que si por un lado significó un gran cúmulo de votos, por otro vació de mecanismos democráticos y jerarquizó la organización: el núcleo irradiador;
Una decisión de entrar en el gobierno con el PSOE que si bien impidió un gobierno de los socialistas con Ciudadanos y permitió unas pálidas políticas sociales, favoreció la abducción por el sistema de Unidas Podemos: el abrazo del oso socialista.
Si a ellos unimos la guerra sucia de los medios de comunicación y otras cloacas; la progresiva pérdida de contacto con los de abajo; el abandono de la construcción de una organización fuerte por la fascinación de la vía institucional; y, por último, las luchas internas por el liderazgo podremos ir componiendo una primera aproximación al problema.
La nueva política – en realidad la verdadera política para los de abajo – exige una “conversión” que diría Manuel Sacristán. No podemos pretender crear un mundo nuevo si en nuestra existencia cotidiana mantenemos un estilo de vida viejo: consumista, egoísta, posesivo; y mucho menos si no luchamos con los tics competitivos, hostiles y machistas que de una u otra forma colonizan nuestra conciencia.
La coherencia entre hechos y palabras es cimiento imprescindible para cualquier política emancipatoria. Para sacar a la gente de su indiferencia, de su comodidad, de sus miedos, de su lucha cotidiana individualista por la vida y atraerla a un proyecto colectivo transformador, que va a implicar dedicación, sacrificios y esfuerzos, no bastan los discursos: hay que predicar con el ejemplo. 

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *