Del historiador y compañero de Espai Marx, José Luis Martín Ramos, 23/03/2022.
Sacando conclusiones entre líneas. Los envíos de armas de la OTAN a Ucrania alargan la resistencia, pero no les permiten pasar a contraofensiva, eso es un horizonte de cronificación en el aspecto militar. La artillería ucraniana es el mayor problema para los rusos, por eso les rinden homenaje; pero, si no hay capacidad de contraofensiva, la artillería solo puede fijar líneas de defensa y no sé por cuánto tiempo, si siguen entrando en acción los misiles hipersónicos. Nuevo factor de cronificación.
No parece que Rusia se haya planteado en ningún momento la invasión total y menos se lo debe plantear en estos momentos. Los combates, la guerra de movimientos, se produce en el Este, que es el territorio que sí quieren controlar los rusos y las milicias de las repúblicas independientes. Sobre Kiev solo se le plantea el mayor cerco posible, que nunca podrá ser total, sobre todo si sus amigos de Polonia toman posiciones activas. Y me da que en Jarkov puede acabar pasando lo mismo que en Kiev. Además la guerra en el Este tiene para los rusos y para una parte de la población del Donbás las características de una guerra de liberación, que en el espacio OTAN no se va a admitir, pero que es una baza importante de Rusia fuera de ese espacio.
Lo último. Los partes de bajas son, como todo parte de guerra, una mezcla de verdad y propaganda; la propaganda casi siempre se refleja en los números. El saldo de víctimas reales no podrá saberse hasta el final; más allá de las cifras habrá de considerarse, para tener en cuenta el impacto de las bajas en las retaguardias, que las bajas ucranianas son casi todas ucranianas -hay voluntarios/mercenarios pero no parece que todavía en gran número- mientras que las «rusas» se reparten entre las unidades estrictamente rusas, las chechenas y las milicias de la Repúblicas separadas del Donbás, y estas últimas parecen estar llevando un peso importante en la guerra en el Este, en lo que para ellos es una guerra civil.