Sobre el análisis económico-social de Marx

Del compañero y miembro de Espai Marx Manuel Martínez Llaneza (con un intercambio en el que intervienen también Manuel Monleón Pradas y Joaquín Miras, miembros ambos también de Espai Marx).

Dos palabras, porque el tema es complejo y merece un análisis para el que no tengo fuerzas.

Hay, parece que en aumento, una serie de pensadores que consideran que el análisis económico-social de Marx no tiene vigencia porque dicen que el capitalismo que él analiza no tiene nada que ver con la estructura predominante hoy. Unos lo dicen explícitamente y ponen otro nombre a la estructura predominante, y otros, sin cambiar el nombre, añaden tantos ‘nuevos’ condicionamientos (capital financiero, IA, etc.) que desvirtúan la concepción económica y social clásica del capitalismo.

No conozco ningún planteamiento alternativo completo fuera de las diversas evoluciones y matizaciones del marginalismo, pero sí veo una dejación del concepto de ‘valor’ y su confluencia con el de precio de mercado, y, como consecuencia, de la plusvalía fundida en beneficio.

Creo que se confunde frecuentemente lo cuantitativo con lo cualitativo que tanto le costó aclarar a Marx (lo que está en la superficie). En su tiempo, no tanto como ahora, los bancos, que no producían valor, ya se llevaban un buen bocado de la plusvalía que obtenía el capitalista; también todos los demás servicios que hoy se han multiplicado excesivamente (¿es obligatorio decir ‘exponencialmente’?, me cuesta).

¿Significa esto que el valor del trabajo no tiene hoy relevancia? Para eso habría que describir, incluso asintóticamente, el funcionamiento de una sociedad y una economía en la que no hubiera trabajo y hacer ver cómo la IA y el capital financiero se repartían el producto de lo creado por los robots. Por cierto, que la lucha de clases sería como la de ‘La máquina del tiempo’ de Wells: comer los unos a los otros.

Por lo demás, nadie explica de dónde sale el dinero que se reparten los que no creen en el valor.

Entretanto, yo creo que lo más útil científicamente sería completar el análisis de las áreas que Marx no trató o no conoció (algunas las señales en mi libro, como la revisión del concepto ‘socialmente necesario’, que es obviamente histórico). Si este proceso lleva a invalidar algunas o todas sus concepciones, ya veremos. Hasta Einstein, Newton valía todo y hoy sigue valiendo mucho.

Observación de Joaquín Miras:
Querido Manuel en lo que tu nota pudiera hacer a lo que opina Lukács. Lukács considera que el valor trabajo explica bien el proceso productivo organizado por el capitalismo, la explotación capitalista. Su totalidad estudiada es la que se logra a esas relaciones sociales capitalistas de producción. Pero fuera queda toda una pléyade de actividades que son indispensables para la hominización inmediata del ser humano, sobre las que no se puede elaborar teoría, sino añadiendo retales. Actividades que, si producen valor, y son asalarizadas, sí se consideran trabajo, como el ser cocinero o ser enfermero o ser enfermera, pero si se desempeñan en el ámbito doméstico, no son considerados trabajo. Nos deja sin teoría sobre el resto de la totalidad del vivir humano o civilización, a la que hemos de elaborar, junto con el ámbito de la producción de valor, una alternativa frente al discurso neoliberal individualista. De lo contraio salen esas cosas que hemos editado: lo bueno que es no querer tener familia y vivir solo porque la familia es patriarcalista…luego hay que leer o que dicen los gerontólogos: el primer mal de la vejez es la soledad… pero en Barna que «solo» tienen hijos los latinos, los magrebíes y demás seres a odiar, hay más perros censados que niños menores de 14 años y la sociedad se reproduce por familias que es el ámbito de crianza y hominización… Etc.

Observación de Manuel Monleón Pradas:
Simpatizo absolutamente con el comentario de Manuel (ML). Sólo apuntar dos cosas. Como bien sabéis, el problema que Manuel llama “cuantitativo”, el de la “transformación de valores en precios” es tan antiguo como el propio tomo I de El Capital. Lo curioso es que hoy muchos autores, después de décadas y décadas de descalificación “académica” de la teoría del valor-trabajo, se encuentran, analizando los datos de hoy, convergencia en promedio entre ambos (se me ocurre ahora el trabajo de Machover-Farjoun, Kliman, Peter Fleissner, Georg Quaas, o Bertram Schefold, pero hay muchos otros contemporáneos: Roberts cita muchos, y ha escrito un libro con Carchedi sobre ello).
Concuerdo también con tu comentario acerca de la dificultad del concepto “socialmente necesario”, y que es la clave, pero no puedo entrar en ello ahora.
Creo que hay, y ha habido, muchos soi-disants marxistas cuyo principal empeño vital es desmarcarse de (negar) lo esencial del marxismo, en vez de producir algún análisis nuevo…
Y respecto del comentario de Joaquín: creo que hay en él una confusión entre el concepto que Marx tiene (desde muy temprano, ya lo largo de toda su obra) de “trabajo” como productor de valores de uso (actividad social, “metabolismo social”: ver su carta a Kugelmann de 11 de julio de 1868), y la teoría del valor-trabajo, que se refiere al trabajo que produce “valor de cambio” en el sistema capitalista, al empleo de la mercancía “fuerza de trabajo”. Si El Capital lleva por subtítulo “Crítica de la Economía Política” no es en última instancia porque lo que Marx está criticando (o desvelando) precisamente es que en el sistema capitalista “el trabajo abstracto (productor de valor [de cambio]) domina sobre el trabajo concreto” (el productor de valor de uso), en el sentido de que el sistema somete éste a aquel (para ejemplo, las patentes: una “utilidad” social no puede llegar a ser tal si no es patentada, es decir, convertida en mercancía). Es decir: no es que Marx no tenga más concepto que el de trabajo productivo capitalista (productor de valor de cambio), sino todo lo contrario: es capaz de distinguir lo que en el sistema capitalista se llama “trabajo” de lo que es el trabajo como actividad social… Desde mi punto de vista, es su lección más permanente.
Manolo, esta vez (para no confundir)

Observación de Manuel Martínez Llaneza:
Me reconforta el acuerdo-coalición de los manolosmanueles, pero no me duermo la siesta si no aclaro un punto, por lo del conceto (si alguien desconoce todavía lo que es el ‘conceto’, ahí va la referencia: https://www.youtube.com/watch?).
No pretendí que se entendiera por ‘cuantitativo’ el problema de la ‘transformación de valores en precios’. Considero cuantitativo lo que es una mera relación entre cantidades, sin que se encuentre la ley o razón por la que esta relación existe. Por ejemplo, el hallazgo de Galileo de la relación entre los tiempos y las longitudes en la caída de graves, que no tiene una razón hasta que se formula la ley de gravitación. Pongo este ejemplo de un avance importantísimo y genial de la ciencia para señalar que no empleo ‘cuantitativo’ en sentido despectivo ni mucho menos. Lo que quiero indicar es que el abuso de los números y gráficos (a veces sobre datos discutibles) y sus múltiples posibles relaciones para justificar ad hoc una afirmación a priori (estoy latinista o cursi hoy), permite toda clase de imposturas y de afirmaciones arbitrarias, muchas veces intencionadamente, que se convierten en leyes muchas veces vigentes tiempo después de ser contradichas. Esto puede pasar en cualquier ciencia alguna vez, pero la multitud de ‘leyes’ contradictorias que rigen las publicaciones económicas actualmente da verdadero miedo. En ese sentido usé ‘cuantitativo’.
Me parece muy pertinente, Manuel(MP), tu recordatorio final de qué está analizando Marx para los que le echan culpas no justificadas por no considerar trabajo (productivo en esta sociedad) cualquier actividad. Pero me temo que no he entendido la formulación inmediatamente anterior: el trabajo abstracto (productor de valor [de cambio] domina sobre el trabajo concreto” (el productor de valor de uso), porque siempre he considerado que el valor de cambio de una mercancía viene condicionado por SU valor de uso, concepto más lógico que cuantitativo. Tampoco veo la necesidad de patentar un producto para convertirlo en mercancía.
No sé si estos matices son importantes.
Manuel (MLL)

Observación de Manuel Monleón Pradas:
Bueno, aún a riesgo de que acabe siendo esto un poco académico-marxológico, simplemente por aclarar lo que pides al final: “siempre he considerado que el valor de cambio de una mercancía viene condicionado por SU valor de uso, concepto más lógico que cuantitativo. Tampoco veo la necesidad de patentar un producto para convertirlo en mercancía”.
Ad 1: para Marx una mercancía necesita tener valor de uso (Gebrauchswert) (condición necesaria), de lo contrario no encontraría mercado, pero su “valor” (Wert) económico (cuya manifestación es el “valor de cambio”, Tauschwert) no tiene nada que ver con su valor de uso, sino con el valor (económico, Wert) de los medios invertidos en su producción (inclusive la fuerza de trabajo), es decir, en última instancia, por el “tiempo de trabajo socialmente necesario” para su producción, que es ya un concepto metrizable fijando una unidad (de igual manera como se hace con la temperatura o con tantas otras magnitudes físicas).
Ad 2: De acuerdo. Era un ejemplo, traído a cuento por su relación con la temática de la llamada “sociedad del conocimiento”, y que es particularmente sangrante en el caso, por ejemplo, de la investigación biomédica, demostrando, además, la tesis marxiana: sólo pasando el trámite de convertirse en “valor de cambio” puede un “valor de uso” entrar en el circuito social del intercambio capitalista (mercantil).

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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