Sobre el debate Bech-Gordillo (publicado en mientras tanto)

Del historiador y miembro de Espai Marx, José Luis Martín Ramos

Macron puede haber dicho lo quiera en determinada circunstancia (cuando se cita hay que contextualizar). Pero ese argumento de que la OTAN estaba «muerta» y la acción de Rusia la ha resucitado es un discurso tramposo, nada original por cierto; Bech debe desconocer el documento OTAN 2030, el desarrollo de maniobras militares con orientaciones políticas que coincidían con esas perspectivas 2030. Su texto es un desatino tal que me da vergüenza ajena.

De Gordillo hago algunos apuntes: eso de «imperialismo de proximidad», ¿cómo se come?, ¿es para decir que también Rusia es imperialista, pero no tanto como EEUU-OTAN? Gordillo se apoya en la doctrina de los dos demonios, por igual responsable del crimen cometido. Y su relato sobre el papel de las fuerzas ucranianas soslaya el hecho de que el conflicto de Ucrania -del que se deriva la actual guerra- es un conflicto vicario de los intereses «occidentales» (EEUU y Reino Unido al frente) contra Rusia.

Veo, también, que Gordillo asume el relato de la «invasión soviética de Afganistán». Gordillo parece temer sacar las consecuencias de lo que reconoce: que Maydan fue un golpe, «animado y asesorado» por EEUU. Pero su reconocimiento de los hechos se queda corto: no reconoce que la rebelión en Ucrania oriental fue una defensa frente al golpe y sus consecuencias y afirma, con toda superficialidad, que Rusia se anexionó Crimea, cuyo derecho de autodeterminación es negado por Bech y olvidado por Gordillo. Hay que sacar las consecuencias del reconocimiento del sabotaje político a los acuerdos de Minsk, aprovechado para formar un ejército ucraniano más competitivo en el futuro que se preveía, sobre quién es el responsable del empeoramiento del conflicto y de su orientación hacia una solución militar; no uno de los responsables, ni siquiera -quizás- el «principal responsable». Si se sabotea un acuerdo político internacional y al propio tiempo se prepara al ejército ucraniano para una guerra con Rusia, se está emprendiendo determinado camino, el camino de la guerra. Pero Gordillo de manera decepcionante insiste «hay responsabilidades compartidas en la génesis y continuidad de la guerra». Gordillo tendría que sacar las consecuencias de su reconocimiento (aunque lo mitiga con su «básicamente») de que fueron EEUU y Reino Unido quienes impidieron la paz en marzo-abril 2022, sabotearon un acuerdo entre Rusia y Ucrania en el que hay que hacer notar, de paso, que se puso de manifiesto que el objetivo de Rusia no era la destrucción de Ucrania, sino la resolución de la cuestión de Crimea y la consideración de una relación particular del Donbass con el estado ucraniano.

La OME de Rusia fue un ejercicio de diplomacia de cañonera, pero lo que convirtió esta decisión -¿de autodefensa?- de Rusia en guerra indefinida fue el sabotaje de ese acuerdo de paz.

Desde luego que deseo que la guerra acabe. Y mañana mejor que pasado. Pero la paz no será fruto del deseo, sino del reconocimiento del conflicto, que es la raíz de la guerra y no al revés. Y creo que por ahora, quien inició el camino de la guerra con el golpe del Maydán y ha insistido en él saboteando los acuerdos de Minsk e impidiendo la paz en la primavera de 2022, no está dispuesto a reconocerlo. Hay que llevarlo a ese reconocimiento, empezando por rechazar su relato interesado y también el falso relato de los dos demonios.

De todas maneras, esa paz no durará si no se sustituye la política internacional de bloques militares por parte de “occidente” por una política de seguridad colectiva que incluya a todos.

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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